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"Chico travieso" (Joe y tú)
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Re: "Chico travieso" (Joe y tú)
ForJoeJonas escribió:F l r e n c i a. escribió::O
ME ENCANTÓ EL CAAAAAAAAAAAP!
JOE SE PUSO CELOSO DE NICK Y KEVIN
SEGUIIIIIIIIIIIIILA
:bounce:
Y NO ME HABLES DE ESA PENDEJA
LA VOY A CAGAR A PIÑAS :caliente2:
(?
JAJAJAJAJA
NO, POSTA, AYER LEI QUE ESTAN PENSANDO EN CASARSE :|
TE JURO QUE SI ESO LLEGA A SER VERDAD NO SE COMO PERO LE VOY A ARRANCAR TODAS LA EXTENSIONES(? Y A JOE LO SECUESTRO(?
:face:
Me das el placer de ayudarte a arrancarle las extensiones baratisimas que tiene? De paso las uñas tb :caliente:
Es mas, le arrancamos lo que podamos!
yo me les uno....:)
andreita
Re: "Chico travieso" (Joe y tú)
Bieeeeeeeeeen Kathe! Gracias por unirte a esta buena causa!!!
Nuestros esfuerzos serán recompensados :twisted:
La vamos a dejar con la cabeza como el globo terráqueo! xDDDD
Nuestros esfuerzos serán recompensados :twisted:
La vamos a dejar con la cabeza como el globo terráqueo! xDDDD
ForJoeJonas
Re: "Chico travieso" (Joe y tú)
Aaaw ade ame el capítulo me encanta que mi joey se ponga celoso :$ akja bueno siguela bye :hi:
S I G U E L A ! !
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Paaly
Re: "Chico travieso" (Joe y tú)
siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :)
Invitado
Invitado
Re: "Chico travieso" (Joe y tú)
ADE, ASH* (TE JURO QUE NO LA PUEDO NOMBRAR) LO ESTÁ LLEVANDO POR EL MAL CAMINO :|
MIRÁ ESTA FOTO: http://www.flickr.com/photos/sweetflowerjb/5036986128/sizes/l/in/photostream/
OSEA, JOE NO ES ASÍ, NUNCA LO VI HACER ESE GESTO U_U
TE JURO QUE LA ODIO
MIRÁ ESTA FOTO: http://www.flickr.com/photos/sweetflowerjb/5036986128/sizes/l/in/photostream/
OSEA, JOE NO ES ASÍ, NUNCA LO VI HACER ESE GESTO U_U
TE JURO QUE LA ODIO
F l ♥ r e n c i a.
Re: "Chico travieso" (Joe y tú)
COMO ESTOY MUY ENOJADA :caliente2: NECESITO QUE SUBAS CAP(?
(?
JAJAJAJAJA, LO SE, ES UNA ESCUSA MUY PEDORRA PERO LO NECESITO U_U(?
(?
JAJAJAJAJA, LO SE, ES UNA ESCUSA MUY PEDORRA PERO LO NECESITO U_U(?
F l ♥ r e n c i a.
Re: "Chico travieso" (Joe y tú)
Ay Flor... No habia visto esa foto o.O
Yo sinceramente estoy un poco que no sé que decir. Obviamente odio a esa tipa. Antes la admiraba pero ahora mismo lo que era admiración se volvió en todo lo opuesto.
Está haciendo con él lo que le da la gana y le está dando una reputación muy "bonita" ¬¬ (Que se note mi ironía!!)
Ahora mismo subo cap, y por favor, sube tu en la tuya. Te voy a subir un capi completo!!
Flor... lloremos juntas por favor!
Yo sinceramente estoy un poco que no sé que decir. Obviamente odio a esa tipa. Antes la admiraba pero ahora mismo lo que era admiración se volvió en todo lo opuesto.
Está haciendo con él lo que le da la gana y le está dando una reputación muy "bonita" ¬¬ (Que se note mi ironía!!)
Ahora mismo subo cap, y por favor, sube tu en la tuya. Te voy a subir un capi completo!!
Flor... lloremos juntas por favor!
ForJoeJonas
Re: "Chico travieso" (Joe y tú)
Capitulo dedicado a mi querida Flor, te animará. Lo necesitamos, no?
Envolvió los brazos en su cuello, empujando los dedos por su pelo mientras una mano dura le agarraba por la cadera, sosteniéndola en el lugar mientras él se movía. El otro brazo se curvó bajo ella mientras se apoyaba en el codo.
La rodeó. La poseyó. El placer llegó a ser una ardiente, consumidora necesidad mientras la follaba con un hambre que barrió por su alma. Ella casi podía tocar su alma. Entonces los ojos de Joe se abrieron, de par en par, la sorpresa y el éxtasis estallaron por ella cuando el orgasmo que la alcanzó le robó parte de su espíritu. Lo robó y lo unió con el de él. Mezclados juntos mientras él se tensaba sobre ella, su polla hinchándose y luego pulsando mientras su liberación lanzaba chorros dentro de ella. Profundo, casi violentos chorros de su semilla la calentaron, provocando otro orgasmo más profundo, enviando estrellas a estallar alrededor de ella mientras chillaba sin ruido en su beso.
— ¡Mía! —El gruñido duro y gutural que dejó la garganta tuvo que haber sido su imaginación—. Mía.
Posesiva. Apasionada. Suya.
Capítulo 14
—Joe, no podremos mantenerla aquí. —Kevin se movió por el salón, verificando las ventanas y los picaportes a la mañana siguiente—. El sistema de seguridad de tu padre es bueno, pero no parará una bala.
—No conozco muchos que lo hagan —murmuró Joe, acallando su impaciencia mientras se pasaba los dedos por el pelo e inspeccionaba el salón.
Había estado en el resto de la casa, mientras Kevin y Nick habían ido a la colina. El bastardo se estaba ocultando allí de noche, mirando la casa y tenía un disparo claro de cada cuarto desde un punto u otro, si uno de ellos lo estropeaba y no se acercaba a la cortina lo bastante.
Y eso no cambiaba el hecho que de que su padre y Maria se negaban a irse. Al igual que ______.
—Regresará lo bastante rápido para evitar que avancemos en la seguridad aquí —dijo Nick arrastrando las palabras desde la entrada—. Estuvo en el claro frente a su cuarto anoche. Yo nunca lo vislumbré, pero le podía sentir. Estuvo allí. Y es malditamente bueno.
Mierda.
—Tenemos que conseguir sacarla de aquí, Joe —reiteró Kevin—. Ahora. Mis tripas se vuelven locas con esto. Quienquiera que sea el bastardo, ha perdido su condenada mente. No le preocupará a quien mate para llegar a ______.
— ¿Tu casa? —Los ojos de Joe se estrecharon en la expresión de Kevin. Podía ver la expectativa allí, el entusiasmo.
La casa de Kevin era una obra maestra subterránea construida por sus padres. El exterior era de cemento y piedra cubierto con un revestimiento de madera áspera. Las ventanas eran extra gruesas y después del regreso de Kevin de los Marines, antibalas. Por lo que cualquiera supiera, sólo había un camino de entrada o salida. Nadie sabía de la entrada oculta excepto ellos tres.
Kevin asintió.
—Es la más segura.
Joe se reforzó. Podía sentir la tensión sexual que comenzaba a calentar el cuarto. Sus primos habían esperado años para esto. Infierno, todos lo habían hecho.
—No la voy a compartir. —Las palabras salieron de la boca Joe antes de que pudiera pararlas.
Levantó la cabeza, la mandíbula apretada mientras Kevin y Nick le miraban fijamente con sorpresa.
— ¿Es tu decisión o la de _____? —Nick inclinó la cabeza de lado y le miró curiosamente.
—No importa de quien sea la decisión. —Joe empujó las palabras por los labios, procurando contener la ira que se alzaba ante la pregunta de su primo—. No va a suceder. Nos mudaremos a la casa, pero las manos lejos. Punto.
Kevin suspiró pesadamente, una mueca retorció su expresión.
—Ahora hijo de puta, ¿cómo sabía que ibas a ir y ponerte jodidamente celoso? —Se quejó, los ojos verdes estrechados con irritación—. Infierno Joe, hablo sobre exceso de excitación aquí.
—Hablar es condenadamente malo —murmuró Joe mientras sus músculos se flexionaban y tensaban bajo la carne. Maldición, esta mierda apestaba. Como si la actitud posesiva, las emociones que sentía por ella fueran un ente separado dentro de la carne y el hueso.
—Infiernos, podemos discutir sobre esto más tarde —gruñó Nick por último—. Después de que me desquite en ese hijo de puta que la acecha. Luego podemos luchar sobre los derechos de compartir.
—No hay derechos de compartir. Punto. —Dijo bruscamente Joe. Lo único que lo refrenó de desmembrar a sus primos fue el hecho de que los conocía. No estaban cabreados, por lo menos todavía no. Pero Joe admitió que él lo estaba consiguiendo rápidamente.
—Tranquilízate, tío —exhaló Kevin rudamente—. Infierno, habría sido agradable, pero nadie empuja aquí. No valdría una mierda si vosotros dos no lo desearais de todos modos.
Joe entrecerró los ojos en su primo mayor. Había una vaga inquietud en su voz y se dio cuenta de que había estado allí durante un rato.
— ¿Qué demonios creéis que vas a hacer? ¿Crecer? —Dijo bruscamente Nick entonces, el asco bordeando su voz—. Si quisiera crecer habría permanecido en los jodidos Marines.
Joe puso los ojos en blanco. La confianza de Nick para llegar a lo esencial.
—Adivino que tenía que ocurrir finalmente —suspiró Kevin—. Anda, vamos a esconder a la pequeña alborotadora en la casa y ver lo que podemos hacer para hacer su vida un poco más segura antes de que ella tome al refunfuñón aquí presente. —Ondeó la mano hacia Joe.
—Esta gilipollez de enamorarse apesta realmente —comentó Nick mientras se giraba y se dirigía fuera de la sala—. Recordadme evitar esto, ¿vale tíos? Sólo Dios sabe en que clase de tonto acabaría convirtiéndome si cometiera ese error. —Su mueca hizo que una sonrisa tironeara de los labios de Joe.
—Cuidado, Nick, sabes lo que sucede cuando tentamos al destino. —Cuántas veces se habían asegurado a sí mismos que la diversión y los juegos nunca terminarían. Y ahora mira donde estaban.
—El destino puede besar mi culo —gruñó—. Mejor todavía, puede chupar mi polla. Soy libre y sin compromiso, tío. Y así es cómo permaneceré.
Joe miró a su primo cautelosamente. Había unos rayos golpeando en algún lugar, estaba seguro, y en ese momento decidió que no quería estar en ningún lugar alrededor de Nick cuando finalmente lograra enamorarse.
*****
El sol estaba alto en el cielo esa mañana antes de que llegaran a la casa de Kevin. _____ supo en el momento en que vio la casa por qué habían escogido la de Kevin como una ubicación segura. Se había olvidado de la casa subterránea, construida por los padres de Kevin, asentada en la base de la montaña que corría por su propiedad a las afueras de Somerset.
Había sido una casa de vacaciones, privada, fuera del camino, y tan extraordinaria como sus padres habían sido. La fachada de la casa era de cálida madera, cubriendo acero y cemento, con grandes ventanas que miraban a la cocina por la izquierda y al gran salón por la derecha.
No era opulenta, ni amueblada por todo lo alto, pero era una morada subterránea inmensa con cuatro dormitorios, acompañados de baños privados. Había un cuarto de ejercicios y una bodega más grande que algunos apartamentos en los que había estado.
La casa estaba construida en tres niveles —la cocina, el salón y el gimnasio en el primer nivel, dos dormitorios encima y debajo, y el sótano en un tercer nivel. Ella comprendía ahora por qué el padre de Kevin, Chandler Jonas, había sido considerado uno de los mejores arquitectos de la nación.
Había sido sorprendente cuando Kevin entró en el Ejército, y luego empezó su propia empresa de seguridad después de ser dado de baja. Todos habían esperado que siguiera los pasos de su padre.
Joe la guió por el gran salón al pasillo ancho que se abrió detrás. Allí, dos conjuntos de escalones de madera curvos llevaban a los otros niveles. Se apartó mientras alcanzaban la escalera que llevaba al nivel superior, permitiéndole moverse delante de él.
Los pasillos eran estrechos, pero cómodos, y se dirigían a otro pasillo corto y dos puertas abiertas.
—La izquierda. —Con un golpecito del codo la dirigió hacia la puerta abierta, su voz no admitía discusión mientras se movían a la habitación.
Una cama inmensa tomaba el centro del cuarto, cubierta con finas cortinas que colgaban de un anillo de acero en el centro del techo y atadas en cada rincón de la cama.
Un tocador de madera oscura y una cómoda, un escritorio y un neceser estaban contra las paredes. Imágenes escénicas enmarcadas que parecían ventanas en el lado distante de la cama. Detrás de ello, otra puerta se abría a lo que obviamente era un cuarto de baño grande.
—Agradable —murmuró ella mientras Joe se movía detrás de ella y cerraba la puerta antes de poner sus bolsas en el piso. Debía haber empacado todo lo que ella tenía antes de dejar la casa de su padre.
—Le pega a Kevin. —Se encogió de hombros con negligencia—. Sigue y acomódate, toma una siesta si lo necesitas. Saldremos a cenar más tarde.
— ¿Solo nosotros dos? —Se giró hacia él lentamente, manteniendo su expresión cuidadosamente en blanco.
—Si eso es lo que quieres. —Cruzó los brazos sobre el pecho mientras la miraba, la camiseta gris marengo que llevaba se estiró sobre los músculos tensos.
—Quiero estar sola. —Apretó los labios firmemente—. Te lo dije.
La discusión había rabiado durante horas.
—Y te dije que puedes olvidarlo —repitió, no por primera vez mientras dejaba caer los brazos y se acercaba. ______ retrocedió, ignorando su ceño oscuro—. _____, nena, no tienes que hacer esto, todo estará bien.
—Seguro que si. —Sonrió apretadamente—. Por eso permanecemos en una casa que probablemente puede defenderse contra el ataque de un gobierno extranjero y tus primos empacan suficientes armas para defenderse contra un ejército.
—Son solo por precaución —le aseguró—. Tenemos un plan, lo prometo.
— ¿Cómo anoche?
—No, anoche fue solo para ver cuan tonto del culo podía ser ese bastardo. Es lo bastante tonto para necesitar ayuda para respirar en este punto. No será tan difícil agarrarlo.
La confianza brillaba en sus ojos, aún mientras el terror le quemaba el vientre.
—Ya habría sido capturado si fuera fácil. —Se pasó los dedos por el pelo mientras sacudía la cabeza—. Lo subestimas, Joe.
—Quizá tu me subestimas —gruñó él mientras sacaba las manos, empujándola a su abrazo antes de que pudiera evitarle.
El calor crepitó instantáneamente a través de su cuerpo, casi cortándole la respiración mientras presionaba la dura longitud de su erección contra su vientre.
— ¿Quieres que te ayude con la ducha? —Le acarició con la nariz el cuello, la lengua lamiéndole el pulso eróticamente mientras los dedos se apretaban en las caderas.
______ se agarró a sus hombros, insegura de si la debilidad en las rodillas iba a convertirse en permanente sino dejaba de tocarla tanto. Necesitaba pensar, no necesitaba a su mente obstruida por su beso, su pasión.
—Puedo arreglármelas sola. —Su voz era ronca, a pesar de la fuerza que intentaba inyectar en ella.
—Hmm. —El levantó la cabeza, mirándola fijamente, astutamente antes de cuchichear—, apuesto a que puedes, pero ¿puedes manejar esto sola?
Los labios capturaron los suyos antes de que ella pudiera hacer algo más que jadear, cubriéndolos, tomándolos mientras la lengua le lamía las curvas, tentándola a jugar con él.
Cuanto había deseado siempre jugar con Joe de esta manera. Los labios de Joe tironearon de los de ella mientras la miraba fijamente, los ojos pesados y oscurecidos con el hambre sexual. La lengua acarició la de ella, retirándose, luego regresando por más hasta que estuvo gimiendo y estirándose hacia él, desesperada por el beso con el que la estaba excitando.
— ¿Hambrienta de mí, nena? —Su voz era terciopelo oscuro, raspando contra sus sentidos mientras ella se arqueaba contra él.
—Siempre he estado hambrienta de ti —susurró ella, pellizcando sus labios mientras los ojos de él se estrechaban, su expresión volviéndose primitiva, profundizando con energía sexual mientras las manos de ella le acariciaban los hombros, el pecho y más abajo.
Ella le necesitó. Nunca había fingido otra cosa. Necesitaba todo lo que él era, todo lo que él quería y deseara darle.
Ella agarró la tela de su camiseta, sacándola rápidamente de la pretina de sus vaqueros para poder arañarle la carne con las uñas. La respuesta temblorosa que le recorrió la carne envió hormigueos eróticos al calor entre los muslos.
—Quítate la camiseta, Joe. —Empujó el dobladillo por el pecho antes de bajar la cabeza, los labios presionando la piel salpicada de vello y bajando al pezón masculino, duro y plano que atrajo su atención—. Te quiero desnudo. Te quiero contra mí, dentro de mí.
La camisa fue sacada de un tirón de su cuerpo y tirada aparte.
_____ murmuró su aprobación al lamer alrededor del pezón apretado y duro que la fascinaba. Cuanto amaba los labios de Joe en los senos, los dientes raspando sus propios picos duros.
Arañó sobre el punto apretado con un pequeño pellizco tentativo.
Envolvió los brazos en su cuello, empujando los dedos por su pelo mientras una mano dura le agarraba por la cadera, sosteniéndola en el lugar mientras él se movía. El otro brazo se curvó bajo ella mientras se apoyaba en el codo.
La rodeó. La poseyó. El placer llegó a ser una ardiente, consumidora necesidad mientras la follaba con un hambre que barrió por su alma. Ella casi podía tocar su alma. Entonces los ojos de Joe se abrieron, de par en par, la sorpresa y el éxtasis estallaron por ella cuando el orgasmo que la alcanzó le robó parte de su espíritu. Lo robó y lo unió con el de él. Mezclados juntos mientras él se tensaba sobre ella, su polla hinchándose y luego pulsando mientras su liberación lanzaba chorros dentro de ella. Profundo, casi violentos chorros de su semilla la calentaron, provocando otro orgasmo más profundo, enviando estrellas a estallar alrededor de ella mientras chillaba sin ruido en su beso.
— ¡Mía! —El gruñido duro y gutural que dejó la garganta tuvo que haber sido su imaginación—. Mía.
Posesiva. Apasionada. Suya.
Capítulo 14
—Joe, no podremos mantenerla aquí. —Kevin se movió por el salón, verificando las ventanas y los picaportes a la mañana siguiente—. El sistema de seguridad de tu padre es bueno, pero no parará una bala.
—No conozco muchos que lo hagan —murmuró Joe, acallando su impaciencia mientras se pasaba los dedos por el pelo e inspeccionaba el salón.
Había estado en el resto de la casa, mientras Kevin y Nick habían ido a la colina. El bastardo se estaba ocultando allí de noche, mirando la casa y tenía un disparo claro de cada cuarto desde un punto u otro, si uno de ellos lo estropeaba y no se acercaba a la cortina lo bastante.
Y eso no cambiaba el hecho que de que su padre y Maria se negaban a irse. Al igual que ______.
—Regresará lo bastante rápido para evitar que avancemos en la seguridad aquí —dijo Nick arrastrando las palabras desde la entrada—. Estuvo en el claro frente a su cuarto anoche. Yo nunca lo vislumbré, pero le podía sentir. Estuvo allí. Y es malditamente bueno.
Mierda.
—Tenemos que conseguir sacarla de aquí, Joe —reiteró Kevin—. Ahora. Mis tripas se vuelven locas con esto. Quienquiera que sea el bastardo, ha perdido su condenada mente. No le preocupará a quien mate para llegar a ______.
— ¿Tu casa? —Los ojos de Joe se estrecharon en la expresión de Kevin. Podía ver la expectativa allí, el entusiasmo.
La casa de Kevin era una obra maestra subterránea construida por sus padres. El exterior era de cemento y piedra cubierto con un revestimiento de madera áspera. Las ventanas eran extra gruesas y después del regreso de Kevin de los Marines, antibalas. Por lo que cualquiera supiera, sólo había un camino de entrada o salida. Nadie sabía de la entrada oculta excepto ellos tres.
Kevin asintió.
—Es la más segura.
Joe se reforzó. Podía sentir la tensión sexual que comenzaba a calentar el cuarto. Sus primos habían esperado años para esto. Infierno, todos lo habían hecho.
—No la voy a compartir. —Las palabras salieron de la boca Joe antes de que pudiera pararlas.
Levantó la cabeza, la mandíbula apretada mientras Kevin y Nick le miraban fijamente con sorpresa.
— ¿Es tu decisión o la de _____? —Nick inclinó la cabeza de lado y le miró curiosamente.
—No importa de quien sea la decisión. —Joe empujó las palabras por los labios, procurando contener la ira que se alzaba ante la pregunta de su primo—. No va a suceder. Nos mudaremos a la casa, pero las manos lejos. Punto.
Kevin suspiró pesadamente, una mueca retorció su expresión.
—Ahora hijo de puta, ¿cómo sabía que ibas a ir y ponerte jodidamente celoso? —Se quejó, los ojos verdes estrechados con irritación—. Infierno Joe, hablo sobre exceso de excitación aquí.
—Hablar es condenadamente malo —murmuró Joe mientras sus músculos se flexionaban y tensaban bajo la carne. Maldición, esta mierda apestaba. Como si la actitud posesiva, las emociones que sentía por ella fueran un ente separado dentro de la carne y el hueso.
—Infiernos, podemos discutir sobre esto más tarde —gruñó Nick por último—. Después de que me desquite en ese hijo de puta que la acecha. Luego podemos luchar sobre los derechos de compartir.
—No hay derechos de compartir. Punto. —Dijo bruscamente Joe. Lo único que lo refrenó de desmembrar a sus primos fue el hecho de que los conocía. No estaban cabreados, por lo menos todavía no. Pero Joe admitió que él lo estaba consiguiendo rápidamente.
—Tranquilízate, tío —exhaló Kevin rudamente—. Infierno, habría sido agradable, pero nadie empuja aquí. No valdría una mierda si vosotros dos no lo desearais de todos modos.
Joe entrecerró los ojos en su primo mayor. Había una vaga inquietud en su voz y se dio cuenta de que había estado allí durante un rato.
— ¿Qué demonios creéis que vas a hacer? ¿Crecer? —Dijo bruscamente Nick entonces, el asco bordeando su voz—. Si quisiera crecer habría permanecido en los jodidos Marines.
Joe puso los ojos en blanco. La confianza de Nick para llegar a lo esencial.
—Adivino que tenía que ocurrir finalmente —suspiró Kevin—. Anda, vamos a esconder a la pequeña alborotadora en la casa y ver lo que podemos hacer para hacer su vida un poco más segura antes de que ella tome al refunfuñón aquí presente. —Ondeó la mano hacia Joe.
—Esta gilipollez de enamorarse apesta realmente —comentó Nick mientras se giraba y se dirigía fuera de la sala—. Recordadme evitar esto, ¿vale tíos? Sólo Dios sabe en que clase de tonto acabaría convirtiéndome si cometiera ese error. —Su mueca hizo que una sonrisa tironeara de los labios de Joe.
—Cuidado, Nick, sabes lo que sucede cuando tentamos al destino. —Cuántas veces se habían asegurado a sí mismos que la diversión y los juegos nunca terminarían. Y ahora mira donde estaban.
—El destino puede besar mi culo —gruñó—. Mejor todavía, puede chupar mi polla. Soy libre y sin compromiso, tío. Y así es cómo permaneceré.
Joe miró a su primo cautelosamente. Había unos rayos golpeando en algún lugar, estaba seguro, y en ese momento decidió que no quería estar en ningún lugar alrededor de Nick cuando finalmente lograra enamorarse.
*****
El sol estaba alto en el cielo esa mañana antes de que llegaran a la casa de Kevin. _____ supo en el momento en que vio la casa por qué habían escogido la de Kevin como una ubicación segura. Se había olvidado de la casa subterránea, construida por los padres de Kevin, asentada en la base de la montaña que corría por su propiedad a las afueras de Somerset.
Había sido una casa de vacaciones, privada, fuera del camino, y tan extraordinaria como sus padres habían sido. La fachada de la casa era de cálida madera, cubriendo acero y cemento, con grandes ventanas que miraban a la cocina por la izquierda y al gran salón por la derecha.
No era opulenta, ni amueblada por todo lo alto, pero era una morada subterránea inmensa con cuatro dormitorios, acompañados de baños privados. Había un cuarto de ejercicios y una bodega más grande que algunos apartamentos en los que había estado.
La casa estaba construida en tres niveles —la cocina, el salón y el gimnasio en el primer nivel, dos dormitorios encima y debajo, y el sótano en un tercer nivel. Ella comprendía ahora por qué el padre de Kevin, Chandler Jonas, había sido considerado uno de los mejores arquitectos de la nación.
Había sido sorprendente cuando Kevin entró en el Ejército, y luego empezó su propia empresa de seguridad después de ser dado de baja. Todos habían esperado que siguiera los pasos de su padre.
Joe la guió por el gran salón al pasillo ancho que se abrió detrás. Allí, dos conjuntos de escalones de madera curvos llevaban a los otros niveles. Se apartó mientras alcanzaban la escalera que llevaba al nivel superior, permitiéndole moverse delante de él.
Los pasillos eran estrechos, pero cómodos, y se dirigían a otro pasillo corto y dos puertas abiertas.
—La izquierda. —Con un golpecito del codo la dirigió hacia la puerta abierta, su voz no admitía discusión mientras se movían a la habitación.
Una cama inmensa tomaba el centro del cuarto, cubierta con finas cortinas que colgaban de un anillo de acero en el centro del techo y atadas en cada rincón de la cama.
Un tocador de madera oscura y una cómoda, un escritorio y un neceser estaban contra las paredes. Imágenes escénicas enmarcadas que parecían ventanas en el lado distante de la cama. Detrás de ello, otra puerta se abría a lo que obviamente era un cuarto de baño grande.
—Agradable —murmuró ella mientras Joe se movía detrás de ella y cerraba la puerta antes de poner sus bolsas en el piso. Debía haber empacado todo lo que ella tenía antes de dejar la casa de su padre.
—Le pega a Kevin. —Se encogió de hombros con negligencia—. Sigue y acomódate, toma una siesta si lo necesitas. Saldremos a cenar más tarde.
— ¿Solo nosotros dos? —Se giró hacia él lentamente, manteniendo su expresión cuidadosamente en blanco.
—Si eso es lo que quieres. —Cruzó los brazos sobre el pecho mientras la miraba, la camiseta gris marengo que llevaba se estiró sobre los músculos tensos.
—Quiero estar sola. —Apretó los labios firmemente—. Te lo dije.
La discusión había rabiado durante horas.
—Y te dije que puedes olvidarlo —repitió, no por primera vez mientras dejaba caer los brazos y se acercaba. ______ retrocedió, ignorando su ceño oscuro—. _____, nena, no tienes que hacer esto, todo estará bien.
—Seguro que si. —Sonrió apretadamente—. Por eso permanecemos en una casa que probablemente puede defenderse contra el ataque de un gobierno extranjero y tus primos empacan suficientes armas para defenderse contra un ejército.
—Son solo por precaución —le aseguró—. Tenemos un plan, lo prometo.
— ¿Cómo anoche?
—No, anoche fue solo para ver cuan tonto del culo podía ser ese bastardo. Es lo bastante tonto para necesitar ayuda para respirar en este punto. No será tan difícil agarrarlo.
La confianza brillaba en sus ojos, aún mientras el terror le quemaba el vientre.
—Ya habría sido capturado si fuera fácil. —Se pasó los dedos por el pelo mientras sacudía la cabeza—. Lo subestimas, Joe.
—Quizá tu me subestimas —gruñó él mientras sacaba las manos, empujándola a su abrazo antes de que pudiera evitarle.
El calor crepitó instantáneamente a través de su cuerpo, casi cortándole la respiración mientras presionaba la dura longitud de su erección contra su vientre.
— ¿Quieres que te ayude con la ducha? —Le acarició con la nariz el cuello, la lengua lamiéndole el pulso eróticamente mientras los dedos se apretaban en las caderas.
______ se agarró a sus hombros, insegura de si la debilidad en las rodillas iba a convertirse en permanente sino dejaba de tocarla tanto. Necesitaba pensar, no necesitaba a su mente obstruida por su beso, su pasión.
—Puedo arreglármelas sola. —Su voz era ronca, a pesar de la fuerza que intentaba inyectar en ella.
—Hmm. —El levantó la cabeza, mirándola fijamente, astutamente antes de cuchichear—, apuesto a que puedes, pero ¿puedes manejar esto sola?
Los labios capturaron los suyos antes de que ella pudiera hacer algo más que jadear, cubriéndolos, tomándolos mientras la lengua le lamía las curvas, tentándola a jugar con él.
Cuanto había deseado siempre jugar con Joe de esta manera. Los labios de Joe tironearon de los de ella mientras la miraba fijamente, los ojos pesados y oscurecidos con el hambre sexual. La lengua acarició la de ella, retirándose, luego regresando por más hasta que estuvo gimiendo y estirándose hacia él, desesperada por el beso con el que la estaba excitando.
— ¿Hambrienta de mí, nena? —Su voz era terciopelo oscuro, raspando contra sus sentidos mientras ella se arqueaba contra él.
—Siempre he estado hambrienta de ti —susurró ella, pellizcando sus labios mientras los ojos de él se estrechaban, su expresión volviéndose primitiva, profundizando con energía sexual mientras las manos de ella le acariciaban los hombros, el pecho y más abajo.
Ella le necesitó. Nunca había fingido otra cosa. Necesitaba todo lo que él era, todo lo que él quería y deseara darle.
Ella agarró la tela de su camiseta, sacándola rápidamente de la pretina de sus vaqueros para poder arañarle la carne con las uñas. La respuesta temblorosa que le recorrió la carne envió hormigueos eróticos al calor entre los muslos.
—Quítate la camiseta, Joe. —Empujó el dobladillo por el pecho antes de bajar la cabeza, los labios presionando la piel salpicada de vello y bajando al pezón masculino, duro y plano que atrajo su atención—. Te quiero desnudo. Te quiero contra mí, dentro de mí.
La camisa fue sacada de un tirón de su cuerpo y tirada aparte.
_____ murmuró su aprobación al lamer alrededor del pezón apretado y duro que la fascinaba. Cuanto amaba los labios de Joe en los senos, los dientes raspando sus propios picos duros.
Arañó sobre el punto apretado con un pequeño pellizco tentativo.
ForJoeJonas
Re: "Chico travieso" (Joe y tú)
—Hijo de puta. —El se estremeció, las manos agarrándola del pelo, apretando los mechones antes de apretarla contra él otra vez—. Otra vez, _____. Dios, nena, hazlo otra vez.
Hizo eso y más. Lamió, chupó, arañó el lugar hasta que pudo sentir un brillo fino de sudor que le cubría el pecho y sintió su respiración pesada.
Movió los dedos más abajo, luchando con los botones de metal de sus vaqueros, soltándolos y abriendo la tela. No llevaba ropa interior. Joe no era un hombre del tipo de ropa interior, y ella lo sabía. Lo cual le venía bien. Hacía más fácil liberar la longitud dura de su polla, que subía casi hasta el ombligo, gruesa y pesada, la cabeza hinchada y húmeda por la sedosa gota que la cubría.
—Chupalo. —La voz de Joe era ronca mientras ellas lamía un sendero por su pecho a la carne endurecida de abajo.
—La paciencia es una virtud. —Ella apenas podía hablar por la lujuria que se alzaba dentro de ella.
—Que se joda la paciencia —gimió, las manos le tiraban sensualmente del pelo—. ¿Dios nena, sabes cuanto he soñado con mirarte envolver esa bonita boca alrededor de mi verga?
Un puñetazo de excitación le convulsionó la matriz y envió un espasmo de respuesta temblorosa por el coño.
—Debería haberlo sabido anoche —jadeó ella—. Quizá no quiero ahora.
Pero lo hizo. Agarró el pesado peso de su erección mientras utilizaba la otra mano para empujar la banda de sus vaqueros. Un gruñido de impaciencia salió de la garganta de Joe mientras se movía, quitándose los zapatos antes de deshacerse rápidamente de sus vaqueros.
Cada segundo que le tomó desnudarse, la palma acarició su polla, arriba y abajo, apretando en la base antes de aflojarse y subir por el miembro sedoso una vez más. Hasta que las manos de él estuvieron en el pelo otra vez, apretando los mechones, enviando dardos ardientes por su cabellera mientras la lujuria le azotaba la sangre. Punzadas de sensaciones, de necesidades corrieron por la carne de ______ mientras la emoción explotaba en su pecho.
Joe. Había soñado con él, le había deseado, esperado. Ahora, todo por lo que había rezado estaba amenazado a causa de un acto descuidado de su parte. Porque había esperado. Porque había deseado que Joe la sedujera más que la tomara. Si hubiera pertenecido a Joe antes de que él se fuera el último año, el violador nunca se habría concentrado en ella. Y ella podría haberle pertenecido. El había tratado de luchar contra ello pero la había deseado tanto como lo hacía ahora. Había estado hambriento tanto como ella.
_____ bajó los labios los últimos centímetros mientras se inclinaba sobre él, tomando la cabeza con forma de seta entre los labios mientras la lengua acariciaba la cresta que latía.
—Oh joder —gruñó él, las manos tironeando de su pelo, empujando lo justo para encender una repentina llama deslumbradora de necesidad dentro de ella.
Le gustaba el dolor. No el verdadero dolor, esa chispa de intensidad, la quemadura erótica que acentuaba el placer. Le gustaba y quería más.
______ envolvió los dedos alrededor del tallo de su verga, acariciando, bombeando con golpes lentos y medidos mientras comenzaba a amamantar la cabeza con hambre creciente que no podía controlar. Quería tomar todo de él. Quería sentir su polla latir en su boca, sentir el semen esparciéndose en su lengua.
—Aquí, cariño, déjame ayudarte a quitarte esas ropas.
Los dedos empujaban en su camisa, tirando de las manos y cabeza hasta que liberó la carne para quitarse la camisa del cuerpo.
—Ven aquí, cariño, gira a la derecha para mí. —Joe la giró mientras las manos le quitaban los vaqueros por los muslos antes de empujarlos por las piernas mientras le deslizaba los zapatos fuera de los pies.
Los labios tocaron el muslo mientras la desnudaba, la rodilla, la lengua lamió, los dientes rasparon.
Le llevaba demasiado y le estaba tomando mucho, ella estaba segura de que iba a chillar de entusiasmo mientras lo sentía empujándola a la cama, sus manos duras y callosas separando las nalgas poco antes de que los labios hambrientos comenzaran a acariciar la carne oculta.
No podía respirar. Los fríos dedos lubricaron la grieta estrecha, dieron masajes a la tensa entrada de su trasero mientras gritaba de placer.
—Aquí, nena —la voz de Joe susurraba a través de sus sentidos—. Solo soy yo. Se siente bien, cariño. Solo para mí.
Una mano la sostuvo en el lugar mientras la otra lentamente, preparaba metódicamente el trasero.
—Te deseo aquí, _____ —gimió Joe mientras ella sentía como su dedo resbalaba completamente dentro de ella antes de retirarse—. Te necesito aquí. Quiero apartar esas bonitas mejillas y mirar como tu dulce culo succiona mi polla.
Ella no pudo parar el ronco grito que salió por su garganta, ni el hambre arrolladora por él. Joe la hacía volverse loca. Sus dedos bombeaban dentro del ano ahora, dos, estirándola, haciéndola arder de maneras que nunca había imaginado.
Podía sentir los jugos que se derramaban del coño, espesos, sedosos, empapando las desnudas curvas mientras él excitaba su clítoris con un dedo, haciendo que sus caderas dieran tirones y enviaban garras de necesidad rasgando por su matriz.
Necesitaba… Oh, Dios necesitaba los dedos bombeando dentro de su coño, llenándola allí mientras las sensaciones explotaban por todo su cuerpo.
Podía sentir como su entrada trasera era estirada aún mas, hábil y fuertemente lubricada mientras Joe seguía presionando en su clítoris, manteniéndola rogando por más.
Sus caderas se revolvían, conduciendo los dedos más profundo dentro de ella. El respiraba con dificultad, casi tan duramente como ella.
—Más, nena. —Otro dedo se unió a los primeros dos, trabajando dentro de ella, estirándola hasta que estaba ardiendo viva por más, preparada, dispuesta a implorar por más si solamente pudiera encontrar la fuerza para hablar.
— ¡Oh Dios! —Ella se estremeció, arqueándose ante la plenitud que la estiraba.
—Tres dedos, _____ —gruñó Joe mientras cerraba el brazo alrededor de la cintura, sosteniéndola recta—. Tres dedos enterrados en ese pequeño trasero apretado. Cuándo los saque, estarás preparada para mí. —Presionó sobre sus hombros hasta que ella se tumbó en la cama. Joe la movió, colocándola mientras la complacía, apoyando sus rodillas sobre el colchón y empujando sus hombros abajo.
Todo el tiempo trabajó los dedos dentro de ella, empujándolos casi fuera, esparciendo más del gel fresco sobre ellos antes de trabajar dentro de ella una vez más.
—Joder. Tan jodidamente bonito… —Ella sentía la mano acariciándole la nalga mientras él liberaba los dedos—. Tan bonito y tan malditamente dulce…
—Joe… —sus dedos apretaron la manta mientras sentía la cresta hinchada de su inflamada polla contra la entrada.
—Deja que duela, nena —susurró—. Solo un poco. Permítete sentir como el placer y el dolor se mezclan, cómo te puede hacer volar como nada más lo hace.
Presionó más cerca.
______ contuvo la respiración, sintiendo que el tejido nervioso comenzaba a separarse, para succionarlo dentro, curvándose alrededor de él mientras empezaba a arder.
Luchó por respirar a través del placer. A través del calor. A través de las sensaciones que rasgaban su mente y la dejaban aturdida con explosiones de calor ardiendo a través de su cuerpo.
—Maldición. Estás apretada, cariño. —Se echó para atrás y siguió adelante otra vez, llevando la cresta gruesa más allá con cada golpe.
Por debajo, los dedos rodearon su clítoris que latía, le acarició la abertura y masajeó la entrada a su vagina. Ella empujó hacia atrás, desesperada por sentirlo dentro de ella.
— ¡Joe! —Chilló su nombre mientras sentía la cabeza de su polla dentro de ella. Un duro, cegador tramo del tejido que la hizo arquearse, que hizo que sus terminaciones nerviosas ardieran mientras un dedo se hundía en las profundidades de su coño.
Joe se deslizó dentro de ella hasta la empuñadura. Las manos se apretaron en las caderas, sosteniéndola firme mientras su respiración ronca resonaba en sus oídos. Parte gruñido, parte gemido, su placer era ruidoso, físico, envolviéndose alrededor de ella y mezclándose con el suyo. Esto era lo que ella quería. Necesitaba. Solo esto. Solo con Joe. El se movió entonces, lentamente, arrastrando su polla hasta casi liberarla antes de presionar otra vez. El movimiento envió violentas ondas de placer a través de ella mientras rogaba a Joe por la liberación.
—Dios sí, nena. Eres tan dulce. Tan apretada. Tan caliente —dijo con voz ronca, su voz oscura y ruda mientras comenzaba a empujar dentro de ella lento y con calma.
—Sí. —Se estiró hacia atrás—. Por favor… —Lo necesitaba profundo dentro de ella. Necesitaba su erección agujereándola más duro mientras los dedos excitaban el coño—. Ahora…
Le dio lo que pedía. Lentamente. Excitantemente.
Los dedos acariciaron los pliegues hinchados del coño un segundo antes de retirar la mano, sólo para volver. Los ojos de ella se abrieron de repente, un grito asustado salió de sus labios cuando sintió la vibración y el zumbido del vibrador que él presionaba contra su apertura vaginal. La punta gruesa entró en el coño, quemándola aún más.
—Maldición, estas tan jodidamente apretada.
Ella podía sentir el sudor que le cubría la piel, que goteaba de él.
______ sacudió la cabeza.
—Tómame. Por favor…
Ella le oyó, sentía a Joe presionar el vibrador hacia arriba, trabajando dentro de ella lentamente. Los músculos anales se flexionaron alrededor de la verga invasora mientras su coño convulsionaba alrededor del vibrador que la llenaba. La cabeza estrecha del juguete siguió adelante, haciendo sitio en el túnel.
No era como algo que pudiera haber imaginado. Mientras Joe llenaba su ano con su polla, llenaba su coño con el vibrador, la llenaba hasta que estuvo segura de que no podía tomar más, solo para aprender que podía tomar más. Mucho más.
Cuando el juguete se hubo asentado completamente dentro de ella, sus chillidos de placer habían girado a súplicas roncas e incoherentes. El sudor revestía su cuerpo mientras sus jugos revestían los muslos. Estaba resbaladiza por todas partes, mojada, perforada y muriéndose por más.
— ¿Cómo es, nena? —Joe se inclinó sobre ella, el pecho presionaba contra ella levemente mientras la follaba lentamente y con calma—. ¿Puedes tomarlo?
—Por favor… —Ella lloraba, tan desesperada por correrse que estaba temblando de la necesidad—. Follame. Por favor. Por favor…
El se movió. Su polla y el vibrador comenzaron a empujar dentro de ella conjuntamente. La fricción, la intensidad arrolladora de placer la consumió. Al principio lento, tentativo, entonces más rápido, más duro, él comenzó a empujar dentro de ella con golpes fuertes y poderosos.
_____ se retorció entre Joe y el juguete, las sensaciones de la penetración doble, del placer que fluía entre ellos, solo ellos, nadie más, hizo que el éxtasis chillara por su sistema.
No podría sobrevivir a este placer. Quemaba, se intensificaba, robaba su mente, su cuerpo. Sentía cada golpe que tensaba su matriz, empujándola más cerca, más profundo en el remolino que la alcanzaba.
Iba a estallar. Podía sentirlo, volaba más cerca, sintiendo que el éxtasis crecía, el placer, tan profundo, tan intenso, tan abrumador…
El nombre de Joe estaba en sus labios. Un grito de temor, de éxtasis mientras sentía el orgasmo rasgar por ella. Le tensó el cuerpo, su vagina, rompió por ella y la lanzó a un placer contra el que no podía luchar, no podía resistir.
Sintió a Joe tensarse, sintió el calor de su liberación, los estremecimientos duros que se difundieron por su cuerpo y el calor, una llama cegadora de emoción que le hizo gritar su nombre.
Cuando los duros, asoladores estremecimientos aliviaron su cuerpo se desplomó contra él, agotada, exhausta, segura de que no podría abrir los ojos aunque su vida dependiera de ello.
Hizo eso y más. Lamió, chupó, arañó el lugar hasta que pudo sentir un brillo fino de sudor que le cubría el pecho y sintió su respiración pesada.
Movió los dedos más abajo, luchando con los botones de metal de sus vaqueros, soltándolos y abriendo la tela. No llevaba ropa interior. Joe no era un hombre del tipo de ropa interior, y ella lo sabía. Lo cual le venía bien. Hacía más fácil liberar la longitud dura de su polla, que subía casi hasta el ombligo, gruesa y pesada, la cabeza hinchada y húmeda por la sedosa gota que la cubría.
—Chupalo. —La voz de Joe era ronca mientras ellas lamía un sendero por su pecho a la carne endurecida de abajo.
—La paciencia es una virtud. —Ella apenas podía hablar por la lujuria que se alzaba dentro de ella.
—Que se joda la paciencia —gimió, las manos le tiraban sensualmente del pelo—. ¿Dios nena, sabes cuanto he soñado con mirarte envolver esa bonita boca alrededor de mi verga?
Un puñetazo de excitación le convulsionó la matriz y envió un espasmo de respuesta temblorosa por el coño.
—Debería haberlo sabido anoche —jadeó ella—. Quizá no quiero ahora.
Pero lo hizo. Agarró el pesado peso de su erección mientras utilizaba la otra mano para empujar la banda de sus vaqueros. Un gruñido de impaciencia salió de la garganta de Joe mientras se movía, quitándose los zapatos antes de deshacerse rápidamente de sus vaqueros.
Cada segundo que le tomó desnudarse, la palma acarició su polla, arriba y abajo, apretando en la base antes de aflojarse y subir por el miembro sedoso una vez más. Hasta que las manos de él estuvieron en el pelo otra vez, apretando los mechones, enviando dardos ardientes por su cabellera mientras la lujuria le azotaba la sangre. Punzadas de sensaciones, de necesidades corrieron por la carne de ______ mientras la emoción explotaba en su pecho.
Joe. Había soñado con él, le había deseado, esperado. Ahora, todo por lo que había rezado estaba amenazado a causa de un acto descuidado de su parte. Porque había esperado. Porque había deseado que Joe la sedujera más que la tomara. Si hubiera pertenecido a Joe antes de que él se fuera el último año, el violador nunca se habría concentrado en ella. Y ella podría haberle pertenecido. El había tratado de luchar contra ello pero la había deseado tanto como lo hacía ahora. Había estado hambriento tanto como ella.
_____ bajó los labios los últimos centímetros mientras se inclinaba sobre él, tomando la cabeza con forma de seta entre los labios mientras la lengua acariciaba la cresta que latía.
—Oh joder —gruñó él, las manos tironeando de su pelo, empujando lo justo para encender una repentina llama deslumbradora de necesidad dentro de ella.
Le gustaba el dolor. No el verdadero dolor, esa chispa de intensidad, la quemadura erótica que acentuaba el placer. Le gustaba y quería más.
______ envolvió los dedos alrededor del tallo de su verga, acariciando, bombeando con golpes lentos y medidos mientras comenzaba a amamantar la cabeza con hambre creciente que no podía controlar. Quería tomar todo de él. Quería sentir su polla latir en su boca, sentir el semen esparciéndose en su lengua.
—Aquí, cariño, déjame ayudarte a quitarte esas ropas.
Los dedos empujaban en su camisa, tirando de las manos y cabeza hasta que liberó la carne para quitarse la camisa del cuerpo.
—Ven aquí, cariño, gira a la derecha para mí. —Joe la giró mientras las manos le quitaban los vaqueros por los muslos antes de empujarlos por las piernas mientras le deslizaba los zapatos fuera de los pies.
Los labios tocaron el muslo mientras la desnudaba, la rodilla, la lengua lamió, los dientes rasparon.
Le llevaba demasiado y le estaba tomando mucho, ella estaba segura de que iba a chillar de entusiasmo mientras lo sentía empujándola a la cama, sus manos duras y callosas separando las nalgas poco antes de que los labios hambrientos comenzaran a acariciar la carne oculta.
No podía respirar. Los fríos dedos lubricaron la grieta estrecha, dieron masajes a la tensa entrada de su trasero mientras gritaba de placer.
—Aquí, nena —la voz de Joe susurraba a través de sus sentidos—. Solo soy yo. Se siente bien, cariño. Solo para mí.
Una mano la sostuvo en el lugar mientras la otra lentamente, preparaba metódicamente el trasero.
—Te deseo aquí, _____ —gimió Joe mientras ella sentía como su dedo resbalaba completamente dentro de ella antes de retirarse—. Te necesito aquí. Quiero apartar esas bonitas mejillas y mirar como tu dulce culo succiona mi polla.
Ella no pudo parar el ronco grito que salió por su garganta, ni el hambre arrolladora por él. Joe la hacía volverse loca. Sus dedos bombeaban dentro del ano ahora, dos, estirándola, haciéndola arder de maneras que nunca había imaginado.
Podía sentir los jugos que se derramaban del coño, espesos, sedosos, empapando las desnudas curvas mientras él excitaba su clítoris con un dedo, haciendo que sus caderas dieran tirones y enviaban garras de necesidad rasgando por su matriz.
Necesitaba… Oh, Dios necesitaba los dedos bombeando dentro de su coño, llenándola allí mientras las sensaciones explotaban por todo su cuerpo.
Podía sentir como su entrada trasera era estirada aún mas, hábil y fuertemente lubricada mientras Joe seguía presionando en su clítoris, manteniéndola rogando por más.
Sus caderas se revolvían, conduciendo los dedos más profundo dentro de ella. El respiraba con dificultad, casi tan duramente como ella.
—Más, nena. —Otro dedo se unió a los primeros dos, trabajando dentro de ella, estirándola hasta que estaba ardiendo viva por más, preparada, dispuesta a implorar por más si solamente pudiera encontrar la fuerza para hablar.
— ¡Oh Dios! —Ella se estremeció, arqueándose ante la plenitud que la estiraba.
—Tres dedos, _____ —gruñó Joe mientras cerraba el brazo alrededor de la cintura, sosteniéndola recta—. Tres dedos enterrados en ese pequeño trasero apretado. Cuándo los saque, estarás preparada para mí. —Presionó sobre sus hombros hasta que ella se tumbó en la cama. Joe la movió, colocándola mientras la complacía, apoyando sus rodillas sobre el colchón y empujando sus hombros abajo.
Todo el tiempo trabajó los dedos dentro de ella, empujándolos casi fuera, esparciendo más del gel fresco sobre ellos antes de trabajar dentro de ella una vez más.
—Joder. Tan jodidamente bonito… —Ella sentía la mano acariciándole la nalga mientras él liberaba los dedos—. Tan bonito y tan malditamente dulce…
—Joe… —sus dedos apretaron la manta mientras sentía la cresta hinchada de su inflamada polla contra la entrada.
—Deja que duela, nena —susurró—. Solo un poco. Permítete sentir como el placer y el dolor se mezclan, cómo te puede hacer volar como nada más lo hace.
Presionó más cerca.
______ contuvo la respiración, sintiendo que el tejido nervioso comenzaba a separarse, para succionarlo dentro, curvándose alrededor de él mientras empezaba a arder.
Luchó por respirar a través del placer. A través del calor. A través de las sensaciones que rasgaban su mente y la dejaban aturdida con explosiones de calor ardiendo a través de su cuerpo.
—Maldición. Estás apretada, cariño. —Se echó para atrás y siguió adelante otra vez, llevando la cresta gruesa más allá con cada golpe.
Por debajo, los dedos rodearon su clítoris que latía, le acarició la abertura y masajeó la entrada a su vagina. Ella empujó hacia atrás, desesperada por sentirlo dentro de ella.
— ¡Joe! —Chilló su nombre mientras sentía la cabeza de su polla dentro de ella. Un duro, cegador tramo del tejido que la hizo arquearse, que hizo que sus terminaciones nerviosas ardieran mientras un dedo se hundía en las profundidades de su coño.
Joe se deslizó dentro de ella hasta la empuñadura. Las manos se apretaron en las caderas, sosteniéndola firme mientras su respiración ronca resonaba en sus oídos. Parte gruñido, parte gemido, su placer era ruidoso, físico, envolviéndose alrededor de ella y mezclándose con el suyo. Esto era lo que ella quería. Necesitaba. Solo esto. Solo con Joe. El se movió entonces, lentamente, arrastrando su polla hasta casi liberarla antes de presionar otra vez. El movimiento envió violentas ondas de placer a través de ella mientras rogaba a Joe por la liberación.
—Dios sí, nena. Eres tan dulce. Tan apretada. Tan caliente —dijo con voz ronca, su voz oscura y ruda mientras comenzaba a empujar dentro de ella lento y con calma.
—Sí. —Se estiró hacia atrás—. Por favor… —Lo necesitaba profundo dentro de ella. Necesitaba su erección agujereándola más duro mientras los dedos excitaban el coño—. Ahora…
Le dio lo que pedía. Lentamente. Excitantemente.
Los dedos acariciaron los pliegues hinchados del coño un segundo antes de retirar la mano, sólo para volver. Los ojos de ella se abrieron de repente, un grito asustado salió de sus labios cuando sintió la vibración y el zumbido del vibrador que él presionaba contra su apertura vaginal. La punta gruesa entró en el coño, quemándola aún más.
—Maldición, estas tan jodidamente apretada.
Ella podía sentir el sudor que le cubría la piel, que goteaba de él.
______ sacudió la cabeza.
—Tómame. Por favor…
Ella le oyó, sentía a Joe presionar el vibrador hacia arriba, trabajando dentro de ella lentamente. Los músculos anales se flexionaron alrededor de la verga invasora mientras su coño convulsionaba alrededor del vibrador que la llenaba. La cabeza estrecha del juguete siguió adelante, haciendo sitio en el túnel.
No era como algo que pudiera haber imaginado. Mientras Joe llenaba su ano con su polla, llenaba su coño con el vibrador, la llenaba hasta que estuvo segura de que no podía tomar más, solo para aprender que podía tomar más. Mucho más.
Cuando el juguete se hubo asentado completamente dentro de ella, sus chillidos de placer habían girado a súplicas roncas e incoherentes. El sudor revestía su cuerpo mientras sus jugos revestían los muslos. Estaba resbaladiza por todas partes, mojada, perforada y muriéndose por más.
— ¿Cómo es, nena? —Joe se inclinó sobre ella, el pecho presionaba contra ella levemente mientras la follaba lentamente y con calma—. ¿Puedes tomarlo?
—Por favor… —Ella lloraba, tan desesperada por correrse que estaba temblando de la necesidad—. Follame. Por favor. Por favor…
El se movió. Su polla y el vibrador comenzaron a empujar dentro de ella conjuntamente. La fricción, la intensidad arrolladora de placer la consumió. Al principio lento, tentativo, entonces más rápido, más duro, él comenzó a empujar dentro de ella con golpes fuertes y poderosos.
_____ se retorció entre Joe y el juguete, las sensaciones de la penetración doble, del placer que fluía entre ellos, solo ellos, nadie más, hizo que el éxtasis chillara por su sistema.
No podría sobrevivir a este placer. Quemaba, se intensificaba, robaba su mente, su cuerpo. Sentía cada golpe que tensaba su matriz, empujándola más cerca, más profundo en el remolino que la alcanzaba.
Iba a estallar. Podía sentirlo, volaba más cerca, sintiendo que el éxtasis crecía, el placer, tan profundo, tan intenso, tan abrumador…
El nombre de Joe estaba en sus labios. Un grito de temor, de éxtasis mientras sentía el orgasmo rasgar por ella. Le tensó el cuerpo, su vagina, rompió por ella y la lanzó a un placer contra el que no podía luchar, no podía resistir.
Sintió a Joe tensarse, sintió el calor de su liberación, los estremecimientos duros que se difundieron por su cuerpo y el calor, una llama cegadora de emoción que le hizo gritar su nombre.
Cuando los duros, asoladores estremecimientos aliviaron su cuerpo se desplomó contra él, agotada, exhausta, segura de que no podría abrir los ojos aunque su vida dependiera de ello.
ForJoeJonas
Re: "Chico travieso" (Joe y tú)
AVISO
Ésta novela tiene un total de 18 capítulos y ya vamos por el 14. Quiere decir que solo quedan 4 capitulos que divididos en 2 son 8 (Esto parece un clase de Mates xD)
¡Lo que quiero decir es que ya va quedando menos para saber que pasa!
Ésta novela tiene un total de 18 capítulos y ya vamos por el 14. Quiere decir que solo quedan 4 capitulos que divididos en 2 son 8 (Esto parece un clase de Mates xD)
¡Lo que quiero decir es que ya va quedando menos para saber que pasa!
ForJoeJonas
Re: "Chico travieso" (Joe y tú)
AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAH
ESTO DEFINITIVAMENTE ME LEVANTO EL ANIMO(?
JAJAJAJAJ
QUE CAAAAAAAAAAAAAP ADE, POR DIOOOOOOOOS!
SIGO EN SHOCK(?
:O
Y NO QUIERO QUE TERMINEEEEEEEEEEE :(
AMO DEMASIADO ESTA NOVE
GRACIAS PR DEDICARME SEMEJANTE CAP :D
ME ENCANTÓ
SEEEEEEEEEEGUILAAAAAAAAAAAAA
PD: DENTRO DE UN RATO SUBO CAP EN MI NOVE, DEDICADO A TÍ ;)
ESTO DEFINITIVAMENTE ME LEVANTO EL ANIMO(?
JAJAJAJAJ
QUE CAAAAAAAAAAAAAP ADE, POR DIOOOOOOOOS!
SIGO EN SHOCK(?
:O
Y NO QUIERO QUE TERMINEEEEEEEEEEE :(
AMO DEMASIADO ESTA NOVE
GRACIAS PR DEDICARME SEMEJANTE CAP :D
ME ENCANTÓ
SEEEEEEEEEEGUILAAAAAAAAAAAAA
PD: DENTRO DE UN RATO SUBO CAP EN MI NOVE, DEDICADO A TÍ ;)
F l ♥ r e n c i a.
Re: "Chico travieso" (Joe y tú)
Me alegro de que te haya subido el ánimo corazón!
Yo sabia que este capi iba a ser como medicina xD
Y semejante medicinaa!!
Como cantaría Carlos Baute: Eres mi medicina, mi mi vitamina (8) xD
Ya mismo me paso por tu nove *-*
Yo sabia que este capi iba a ser como medicina xD
Y semejante medicinaa!!
Como cantaría Carlos Baute: Eres mi medicina, mi mi vitamina (8) xD
Ya mismo me paso por tu nove *-*
ForJoeJonas
Re: "Chico travieso" (Joe y tú)
ForJoeJonas escribió:Ay Flor... No habia visto esa foto o.O
Yo sinceramente estoy un poco que no sé que decir. Obviamente odio a esa tipa. Antes la admiraba pero ahora mismo lo que era admiración se volvió en todo lo opuesto.
Está haciendo con él lo que le da la gana y le está dando una reputación muy "bonita" ¬¬ (Que se note mi ironía!!)
Ahora mismo subo cap, y por favor, sube tu en la tuya. Te voy a subir un capi completo!!
Flor... lloremos juntas por favor!
tambien me uno en estooo .( oajal joe se de cuenta que ella no es para él ...es que arggg la odio!!!! denudista esa :caliente2:
andreita
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