"Chico travieso" (Joe y tú)

Sigueelaa!

uuuhh! bue esperemos hastala tarde, porque aqui en Maracaubo tambien es temprano -.-

Aquí estoy para traerles su merecidisimo cap, espero sus coments!





—No me hagas amordazarte. —Le miró asombrada mientras su voz retumbaba peligrosamente.
— ¿Qué?
—Vas a intentar correr. Lo puedo ver en tus ojos. Hazlo y te tiraré sobre mi hombro y te acarrearé fuera de aquí como un saco de jodidas patatas. No me empujes.
Sus labios se curvaron enseñando los dientes en un gruñido poderoso mientras sus ojos ardían con un fuego miel. El shock la golpeó ante la advertencia mortal que vio en su mirada, así como la confianza de que llevaría a cabo su advertencia.
—No lo… —Trató de protestar, luchar contra la pura fuerza que podía sentir envolverse a su alrededor.
—Hablo en serio, ______ —gruñó, poniéndose lentamente de pie mientras la empujaba detrás de él—. No luches contra mí. No en este momento.
Ella se sentía aturdida, sobrepasada, su mente agobiada por el peligro y la certeza de que si intentaba huir de él, entonces la perseguiría. No la dejaría ir. No ahora, todavía no. No antes de que derramara sangre.

Capítulo 13

El sheriff Ezekiel Mayes había inspeccionado la destrucción del Nauti Buoy después de que lo llevaran a la dársena. Sus ayudantes fueron al interior mientras ______, Joe, Kevin y Nick se sentaban dentro de los pequeños cuartos de empleados del puerto deportivo.
Paul y Maria estaban a un lado del cuarto mientras el Sheriff Mayes les tomaba declaración. _____ podía ver el conocimiento en los ojos del sheriff mientras la interrogaba, su mirada moviéndose a los primos Jonas, una insinuación de desaprobación se encendía en las profundidades dorado-marrones de sus ojos.
— ¿No visteis nada? —Su mirada repasó a los cuatro una vez más—. Es difícil de creer que tres exmarines duros permitirían a un acechador saltar sobre ellos, especialmente teniendo en cuenta que esos mismos marines estaban bien enterados del peligro de la situación.
_____ apretó los labios mientras apretaba las manos en su regazo. Tuvo que rechinar los dientes para evitar defender a los hombres. Para evitar revelar el hecho de que sabía que Joe había planeado esto. Sabía que lo había hecho y la enfurecía.
—Vamos, Zeke, lo sabes mejor que eso —ladró Joe—. ______ necesitaba algún tiempo fuera. Pensé que la ensenada sería segura…
—No soy tonto, Joe —gruñó el sheriff—. No me creo esa mierda ni tampoco tu padre. —Cabeceó a donde Paul miraba fijamente a su hijo con un ceño.
—Soy lo suficientemente mayor para que la opinión de mi padre no me influya, Zeke —dijo Joe bruscamente—. Ahora por qué no me permites que lleve a _____ a descansar a casa…
—______, permitir que estos tres te mezclen en algún esquema loco para agarrar a este acechador es una idea mala. —El sheriff se encorvó delante de la silla, mirándola atentamente mientras ella luchaba por respirar—. Déjame a mí manejar esto. Lo atraparemos.
—Todavía no lo has hecho —susurró ella, sacudiendo la cabeza mientras la ira y el temor chocaban dentro de ella.
Malditos todos. Se sentía como un hueso en medio de una manada de perros salvajes.
La compasión llenó los ojos del sheriff.
—No soy un vigilante, cariño. Cuándo lo atrape, necesitaré la ley de mi lado, no de la suya. ______, si estos chicos sospechan de alguien, necesito saberlo.
—Si sospechara de alguien, lo sabrías, Zeke. —La voz de Joe fue dura, fría—. Ahora déjala sola.
—Dios, parad de gritar alrededor de mí. —______ se puso en pie de un salto, haciendo que el sheriff se enderezara y la mirara ceñudo—. Todos vosotros. He tenido bastante por esta noche. No vi a nadie. No oí nada. Estábamos en el lago para conseguir alejarnos de las llamadas telefónicas del bastardo. Eso fue todo.
Se pasó los dedos por el pelo, consciente del silencio tenso que llenó el cuarto. Echó un vistazo a su madre y vio el conocimiento allí. Sabían por qué estaba en el lago con los tres primos. Ella y Paul lo sabían, y aunque _____ no sentía bochorno, ninguna vergüenza ante el conocimiento, lo que sintió fue la certeza repentina de que esta no era una relación que pudiera aguantar.
No por el conocimiento. No por la moralidad. Porque no los amaba. Amaba a Joe, y el descontento, la ira sutil que se construía dentro de ella desde hace días sobre sus esperanzas le arañaba el corazón. El ataque sólo lo había reforzado. Estaba cansada de ser controlada. Punto. Primero por un maldito acechador y luego por su necesidad de complacer a Joe.
—Estoy lista para regresar a casa. —Sacudió la cabeza antes de levantar el mentón y mirar fijamente alrededor del cuarto—. Ahora. Necesito dormir y necesito pensar.
—Puedes regresar a casa. —Asintió el sheriff Mayes—. Pero puedo necesitar hacerte algunas preguntas más mañana.
—Bien. Lo que sea.
—Un momento y te llevaré… —empezó Joe.
—Iré con mamá y Paul —le dijo, ignorando la sorpresa que barrió por su cara—. Necesito pensar, Joe. Podemos hablar después.
—_____. —La agarró por el brazo mientras ella daba un paso a su lado—. Estaremos justo detrás de vosotros.
Nosotros. Ella movió la mirada sobre sus primos. Había estado en sus brazos, sentía su hambre y su lujuria, y a pesar del placer, podía sentir la ira construyéndose. Eran como niños desesperados por mantener su juguete más nuevo cerca a ellos.
Inhaló profundamente.
—Lo que sea que quieras hacer, Joe.
Liberó el brazo de su agarre antes de moverse hacia Paul y su madre.
— ¿Seguro? —le preguntó Paul calladamente.
—Solo quiero regresar a casa —murmuró—. Ahora.
Joe, Nick y Kevin salieron de la tienda con ellos. Ella fue consciente de cómo se colocaron a sí mismo alrededor de ella, en actitud protectora, protegiéndola. Se sentía sofocada mientras entraba al asiento trasero del Laredo de su padrastro.

A los pocos minutos se dirigían a la casa, un jodido convoy de vehículos. Kevin y Nick iban delante del Laredo con Joe cerrando la marcha.
—______… —empezó su madre suavemente.
—No ahora, mamá. —Se acurrucó en el asiento trasero, deseando poder dar sentido a las emociones que le nublaban el corazón, la mente. Tratar de poner sentido a su ira.
Joe la tomaba. Fuerte. Dominante. Era tan seguro que sabía lo que ella necesitaba, pero _____ había visto lo que necesitaba, y no era lo que él ofrecía.
Fue la razón de que no pudo tomar la elección. Por qué luchaba contra Joe cada vez que la empujaba a tomar una decisión consciente acerca de sus necesidades. Era por lo qué había querido ser seducida, porque sabía que no era una elección que ella podría tomar.
Quizá no era lo bastante traviesa para el hombre que amaba o para sus primos.

******

Él era tonto. Joe siguió al Laredo, sus pensamientos tan confundidos como las emociones que había vislumbrado rabiando en los ojos de ______. Le dolió y no fue a causa del ataque. Eso solo lo cabreaba. No, dolía porque el ataque había sido una distracción por la que había empezado a rezar justo antes de que sucediera. Una manera de sacar a _____ de los brazos de Kevin, de asegurarse de que los dedos que le llenaban el apretado trasero se fueran, que el toque a su clítoris no fuera de nadie excepto el suyo.
Los celos habían comenzado a estropear el placer aún antes de los sonidos de disparos y el zumbido de las balas atravesando el camarote que les habían enviado a todos contra el suelo.
¿Qué demonios se suponía que haría ahora? Kevin y Nick la habían protegido durante los pasados cuatro años de los bastardos desesperados por entrar en sus bragas. Sus dos primos no la habían tocado a causa de la comprensión de la relación que evolucionaría más tarde. Aunque Joe sabía que habían tenido hambre por ella casi tan desesperadamente como él.
Si no hubiera estado abstraído en esos cuatro años, o en estar seguro de lo que quería, el ataque no habría sucedido. Habría estado allí para protegerla, para evitar que ese bastardo la tocara. ¿Pero qué habría sucedido a la relación que siempre había imaginado?
Se dio cuenta ahora de que el cambio en sus deseos había empezado antes de volver a casa. Infierno, antes de tomar el último tour de los marines. No había querido encararlo y ahora se estrellaba contra su cara con la fuerza de un mazo.
Estaba arriesgando todo por lo que había vuelto a casa y no se había dado cuenta. Su propia arrogancia, su propia certeza de que no cambiaría, de que no podría. Que los placeres sexuales que siempre habían sido parte de su vida permanecerían igual.
______ cambiaba las reglas. Ella le cambiaba.
Joe se froto el cuello con cansancio, resoplando frustrado mientras entraba en el camino de entrada al hogar de su padre, los ojos escudriñaban el exterior bien iluminado. Kevin y Nick estaban a los lados del camino de entrada, manteniendo al Laredo de Paul entre sus vehículos con Joe cerrando la marcha.
Apagando el motor, Joe abrió la puerta y salió de su furgoneta mientras Paul, Maria y ______ bajaban lentamente del Laredo.
Con un golpecito de los dedos envió a Nick delante de ellos a comprobar la casa antes de que _______ entrara. Sus ojos continuaron escudriñando el exterior, los cabellos de la nuca le hormigueaban mientras se acercaba a ______.
Ella se inclinó en él cuando su brazo la rodeó. Maldición, estaba agotada, aterrorizada. ¿Qué demonios iba a hacer acerca de ella? Cuando el calor de ella barrió por su cuerpo, la actitud posesiva que crecía dentro de él pareció expandirse, reforzarse.
La dirigió hacia la casa, manteniendo sus sentidos en alerta mientras Nick se deslizaba delante de ellos, con Kevin siguiéndolo de cerca por detrás.
—Joe, necesitamos hablar —cuchicheó ______ mientras subían al porche.
—Lo haremos, nena. —Dobló la cabeza, besándole la cima de la cabeza antes de dirigirla al pasillo, sus ojos encontraron a Kevin mientras avanzaba por lo alto de la escalera. Nick se había movido a la cocina, cada hombre verificaba los cuartos completamente mientras Joe guiaba a _______, y a sus padres, al oscuro salón.
—Deja las luces apagadas por ahora, papá —aconsejó a su padre mientras movía a ______ a la silla ancha al lado del cuarto—. Había signos de un observador en la colina con vistas a este lado de la casa la otra noche. Las luces recogerán sombras aquí dentro con las delgadas cortinas.
—Mierda —murmuró su padre, pero las luces permanecieron apagadas—. Necesito un trago.
Mientras Paul se encargaba de las bebidas para él mismo, Maria y _____, Joe atravesó la casa otra vez, verificando ventanas, asegurándose de que era segura durante las pocas horas de noche que quedaban. Kevin estaba actualmente en el cuarto de _____, armado con un telescopio de visión nocturna mirando a la colina a través del claro, vacía, mientras Nick se había deslizado fuera para vigilar.
Volviendo abajo, acompañó a ______ a su propio dormitorio. Ella estaba callada, retraída, y maldición si sabía que decirle.
—Coge una de mis camisas y vete a la cama, cariño. —No podía tocarla, si lo hacía, estaba garantizado que se humillaría completamente. ¿Cómo podía un hombre ser un tonto tan grande como él? Se preguntó. ¿Y ahora, cómo lo arreglaba?
Ella se movió a su armario mientras hablaba, sacando una de sus camisetas más cómodas. Tuvo que darle crédito por saber lo que ella quería.
Mientras estaba de pie en silencio mirándola, se desnudó hasta descubrir la piel desnuda y luego a atrajo la camiseta sobre la cabeza y la alisó hasta más allá de los muslos. Su ropa colgaba en ella, pero llevaban su olor durante semanas después de que ella las llevara. La insinuación suave y sutil de mujer que sólo él podía oler.
—Sigue y haz lo que tengas que hacer —le dijo, su voz fría mientras echaba hacia atrás las mantas y se arrastraba dentro—. Estoy demasiado cansada para tratar con ello esta noche.
El se movió a la cama, sabiendo que era para meterse dentro con ella, para sostenerla contra él. Su control estaba disparado, su necesidad por ella, por marcarla, por borrar el toque de sus primos con el propio le estaba volviendo loco.
—Duerme, nena. —Se acercó lo suficiente para inclinarse y dejar que los labios acariciaran las curvas todavía hinchadas de los suyos mientras ella lo miraba fijamente—. Cuidaré de ti, _______.
—Si, lo harás —suspiró pesadamente, sus ojos grises ensombrecidos—. Y mañana, yo cuidaré de ti.
El no creía que se refiera a sexualmente.
—______…
—Esta noche no, Joe. —Sacudió la cabeza firmemente—. Mañana. Estoy demasiado cansada para hablar esta noche.
Él podía ver la adrenalina chocando contra ella, agotándola. Estaba todavía en shock, luchando contra la realidad del ataque. Soñaría más tarde, lo sabía. Y las pesadillas podrían ser feas. Se prometió que regresaría para entonces, que la sostendría a través de ellas, aliviándola.
—Mañana. —Le acarició el pelo apartándoselo de la cara mientras la acomodaba en la cama—. Voy abajo un rato, nena. Dejaré la puerta abierta y no estaré mucho…
—Estaré bien, Joe —le aseguró, un hilo de burla le llenaba la voz—. Ve. Déjame dormir.
Joe anduvo por la casa. La tensión nerviosa era una puta, y sufrir por ello no era algo que normalmente hiciera. Pero maldición si no iba a cortarse la garganta para aliviar los pensamientos que lo atormentaban.
¿Qué demonios había hecho?

AAAAAAY
POBRE JOE U_U
SIEMPRE ME DEJAS CON GANAS DE LEER MÁS ADE!
SEGUILAAAAAAAAAA
:bounce:
Y CON RESPECTO A MI AVATAR, SSSSSSSSSSSI *___*
ESTABAN RE CHIQUITOS, EXTRAÑO ESAS EPOCAS :(
IGUAL AHORA ESTAN HERMOSOS PERO NO QUIERO QUE SIGAN CRECIENDO U_U(?

me encanto
siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :)

aiii creoq ue me confundiii :S joe que es loq ue quiere???? que la toque o no????

seguilaaaaaaaaaaaaaaa!!!!! :D

sIGUEELA!

Les va a gustar la parte de casi el final *-* Enjoy it!






—Duerme, nena. —Se acercó lo suficiente para inclinarse y dejar que los labios acariciaran las curvas todavía hinchadas de los suyos mientras ella lo miraba fijamente—. Cuidaré de ti, _______.
—Si, lo harás —suspiró pesadamente, sus ojos grises ensombrecidos—. Y mañana, yo cuidaré de ti.
El no creía que se refiera a sexualmente.
—______…
—Esta noche no, Joe. —Sacudió la cabeza firmemente—. Mañana. Estoy demasiado cansada para hablar esta noche.
Él podía ver la adrenalina chocando contra ella, agotándola. Estaba todavía en shock, luchando contra la realidad del ataque. Soñaría más tarde, lo sabía. Y las pesadillas podrían ser feas. Se prometió que regresaría para entonces, que la sostendría a través de ellas, aliviándola.
—Mañana. —Le acarició el pelo apartándoselo de la cara mientras la acomodaba en la cama—. Voy abajo un rato, nena. Dejaré la puerta abierta y no estaré mucho…
—Estaré bien, Joe —le aseguró, un hilo de burla le llenaba la voz—. Ve. Déjame dormir.
Joe anduvo por la casa. La tensión nerviosa era una puta, y sufrir por ello no era algo que normalmente hiciera. Pero maldición si no iba a cortarse la garganta para aliviar los pensamientos que lo atormentaban.
¿Qué demonios había hecho?

Cuándo fue abajo la primera vez en el Nauti Buoy, la vista de ______ de pie al lado de Kevin había enviado a su polla a una erección completa y la sangre le corrió por las venas. Como cuando su primo se movió detrás de ella, los labios moviéndose sobre las nalgas, abriéndolas, acariciándola.
Había hecho tanto calor como en el infierno, sintiendo el placer de ______ mientras su pequeña boca caliente rodeaba la cresta sensible de su polla. Refrenarse había sido dudoso. Las pelotas le habían dolido de torturante necesidad, desesperado por estallar mientras el placer de ello le había quemado las terminaciones nerviosas.
Había ignorado esa tensión no familiar que comenzaba a cernirse en el fondo de su mente. Luchaba contra ello. Luego, más tarde, mientras se amamantaba en su pezón apretado sus ojos habían mirado mientras Nick daba placer al otro, y oía las palabras que Kevin le susurraba. Cuán mojada estaba, cuán caliente, y la lujuria que llenaba la voz de su primo había golpeado a Joe.
Celos. Actitud posesiva. No estaba acostumbrado a esas emociones, pero ahora rabiaban dentro de él hasta que apretó los puños y la violencia hirvió a fuego lento justo bajo la superficie. Rogó por la oportunidad de poner sus manos sobre el pequeño hijo de puta que acechaba a ______. Para descargar la furia y la agresión que se alzaban dentro de él en alguien que lo mereciera. Ni Kevin ni Nick lo merecían, pero estaba construyéndose, creciendo dentro de él hasta que Joe no estuvo seguro de si podría contenerla.
Entró en el salón, se movió hacia el pequeño bar que Paul mantenía a un lado de la habitación y vertió una medida de whisky en uno de los vasos. El líquido ardió mientras bajaba pero no hizo nada por calmar a la bestia que rabiaba dentro de él.
—El licor no ayuda, chico.
Giró, la mano apretó la culata de la pistola que llevaba antes de reconocer a su padre. Paul se paró en la puerta, vestido en un par de oscuros pantalones de pijama de algodón y una camiseta desteñida. Su expresión era seria, con arrugas de preocupación y los ojos brillaban con conocimiento.
—Le agarraremos. —Joe se encogió de hombros—. Está perdiendo la concentración…
—No hablaba del acechador. —Entró en la habitación—. Estaba hablando sobre lo que sucedió en ese barco antes de que atacara.
Joe se llevó el vaso a los labios y tragó el resto del whisky antes de hacer una tensa mueca. Maldición, no necesitaba esta conversación con su padre.
—Déjalo ir, papá.
— ¿No pinta bien, verdad, hijo? —Paul se acercó a la barra, levantando uno de los vasos y vertiendo su propia bebida—. Empieza carcomiéndote el intestino primero, rompiéndote, haciéndote preguntarte a donde fue tu mente.
Joe entrecerró los ojos en su padre, oyendo el conocimiento en su voz, la certeza que sólo venía de la experiencia.
—Ellos no la tomaron —murmuró, preguntándose por qué infiernos se molestaba en explicárselo a su padre de todas las personas.
—Quizás no, pero algo sucedió. Algo suficientemente fuerte para asustarte, para mantenerte despierto. Para despedazar tus tripas con culpa.
Hijo de puta.
—Fue disparada, papá, eso es bastante para sacudir a cualquier hombre.
Paul sorbió su bebida, mirándole fijamente sobre el borde del vaso. Joe no podía ocultar el conocimiento, por más que de repente quisiera.
—Sé lo que pasa, hijo —suspiró pesadamente—. ¿Piensas que tú y esos dos primos tuyos cabezotas sois los únicos hombres en esta familia en pensar que saben lo que desean en una mujer? ¿Y en su placer? —Paul frunció el entrecejo, los ojos oscurecidos—. No lo eres. He intentado advertirte desde que vislumbré lo que pasaba, y nunca has querido escuchar.
Joe miró a su padre curiosamente entonces. Durante años, no había habido más que una insinuación de la experiencia sexual de su padre que había sido menos que normal.
Paul gruñó en tono burlón.
—Tu generación piensa que lo sabéis todo. No lo sabes. La mía sabía lo que era la reputación, y sabíamos lo que debía ser mantenido privado y lo que debía ser ostentado. Las mujeres como Calista James eran evitadas excepto para unos pocos. Sabíamos que nuestras acciones siempre serían contraproducentes, si no en aquel momento, más tarde, en nuestras mujeres, nuestros hijos. Pensé que te enseñé eso, pero quizá fallé ahí también.
Paul sacudió la cabeza mientras gesticulaba hacia las sillas donde Maria y _____ se había sentado antes.
—Ven aquí, Joe. Vamos a hablar.
— ¿De que hay que hablar?
—De guardar las apariencias —suspiró su padre—. Esos dos primos suyos han esperado casi desde siempre a que vengas por ______. No la aman como tú, pero cuando sacas algo como eso fuera de las manos de un hombre, se cabrean. Y no quieres esa clase de cabreo en hombres de los que has estado tan cerca como si fuerais hermanos.
Paul se inclinó hacia delante en su silla, mirando a Joe atentamente. Maldición, esa mirada tenía la capacidad de enviarlo de vuelta a sus años adolescentes y los recuerdos de los castigos de su padre.
Ya no era un adolescente, pero en ese momento se sentía tan inseguro como uno.
Joe giró su mirada a su bebida, preguntándose qué demonios se suponía que debía decir. Ya había averiguado que había cometido un error tremendo, no necesitaba a su padre para señalárselo.
—Es duro, estar tan cerca de los hombres como tu lo estás de Kevin y Nick —suspiró Paul—. Vosotros tres sois tan cercanos como hermanos, siempre lo habéis sido. —Sacudió la cabeza, mirando fijamente al vaso en la mano mientras hacía una mueca dolorosamente—. Tuve a un amigo así una vez, Joe. —Levantó los ojos entonces—. Un maldito buen amigo.
Joe le miró fijamente, sabiendo lo que venía. Sabiendo que no quería oírlo.
—Fue antes de tu madre —Paul se aclaró la garganta—. Y había una mujer. Una que hacía que la sangre hirviera en mis venas, me hacía desear tenerla para siempre. Pero fui tonto. Muy tonto. Pensé que siempre sería el hombre que era entonces. Que lo que deseaba sexualmente siempre sería una parte de mi vida. Y compartí a esa mujer. Porque pensé que ese placer era el regalo más grande que le podría dar…
Bebió el resto de su bebida antes de encontrar los ojos de Joe una vez más.
—_____ debería haber sido tu hermana, Joe. Si yo no hubiera sido tan estúpido, no habría perdido a Maria todo esos años. Ella escogió al amante dispuesto a amarla solo a ella, mas que su propio egoísmo. Dispuesto a darle todo de si mismo, sin la necesidad juvenil de tenerlo toda a su propia manera.
La mandíbula de Rowdy se tensó apretadamente.
—Padre, déjalo ir. —Joe sacudió la cabeza bruscamente.
—Lo estás entendiendo, lo puedo ver en tus ojos. De la misma manera que pensé que lo estaba entendiendo. Pero permití que ese vínculo que pensaba que tenía con mi compañero se interpusiera. Estuve dividido entre la pérdida de la amistad y mis propias necesidades. Y pensé que la mujer estaría allí de cualquier manera. No fue el amigo al que perdí, Joe. Fue la mujer. Y confía en mí, cuando eso ocurra, _____ no es diferente de su madre.
Joe aspiró profundamente. Maldición, había sabido que no quería oír esto. Levantó el whisky antes de agregar más el licor en su vaso.
Su padre estaba silencioso, terminando su bebida mientras Joe sorbía la suya.
—La amo —exhaló Joe por último rudamente—. Aunque no lo esperaba.
—El amor nos cambia, hijo. —Paul se puso de pie, cruzando el cuarto para poner lentamente su vaso vacío en la barra—. No cometas el mismo error que yo, Joe. Una vez que pase, una vez que permitas a otro hombre reclamar lo que es tuyo y solo tuyo, pierdes una parte de tu alma. Recuperarla es un infierno verdadero. Un infierno que espero que nunca conozcas.
Joe mirado fijamente a su padre en silencio, finalmente oyendo lo que el otro hombre siempre había tratado de enseñarle. Lo que era justo, lo que quería sólo, no era todo lo que importaba. Había empezado a aprenderlo en los Marines, pero le golpeaba dentro del corazón ahora.
—James Benton era todavía un amigo cuando murió, Joe. Y crecí y aprendí algunas lecciones malditamente duras. Maria me dio otra oportunidad, pero esa oportunidad vino con un costo. Un costo muy alto. La hija que debía haber sido mía vino de otro hombre y el hijo que amaba más que a la vida está a punto de joder no solo su propia vida, sino la de esa chica también. Mirarlo y saber que no puedo pararlo es un infierno. Recuérdalo mientras luchas entre lo que amas y lo que deseas.
Mientras Joe miraba a su padre dejar el cuarto, un suspiro pesado pasó por sus labios. Las objeciones de Maria a su relación tenían más sentido ahora. Sacudió la cabeza, dándose cuenta de cuán bien su padre, James Benton y Maria habían mantenido ese secreto. Reputaciones. Las suyas estaban intactas, pero la suya no. Y ahora, arriesgaba la de ______ también.
Inclinó el vaso a los labios una vez más y terminó la bebida haciendo una mueca tensa. Obviamente ______ no tenía la menor idea del pasado de su madre y no necesitaba saberlo, decidió. Ellos habían luchado para protegerse a sí mismos y a sus hijos y Joe no traicionaría la confianza. Pero maldición si no deseaba que su padre le hubiera metido algún sentido hace años.
Entonces él sonrió tristemente, sabiendo que las oportunidades de que eso hubiera funcionado habrían sido escasas. Algunos hombres tenían que aprender sus lecciones de manera difícil.

*****

_____ estaba despierta cuando él volvió al dormitorio un poco después de medianoche. El sueño no venía, por mucho que ella lo buscara duramente. Cada vez que cerraba los ojos se veía… a sí misma… rodeada por los primos Jonas, las manos tocándola mientras el placer la golpeaba. Pero no era placer lo que sentía en la memoria. Sentía el remolino oscuro de la vergüenza.
Las mismas emociones que había sentido cada vez que juraba que no esperaría un día a Joe y que iba a encontrar a alguien que la amara. Para quedarse y estar con ella. Cada vez que lo había intentado, cada vez que había procurado permitir a otro hombre tocarla, la vergüenza la había comida viva días más tarde.
La puerta se cerró detrás de él, el clic de la cerradura hizo que abriera los ojos, para mirar fijamente la oscuridad mientras su sombra se movía hacia la cama.
Dios, le amaba. Si pudiera darle todos sus deseos lo haría en un segundo, pero algunas cosas sabía que no podía darle. Kevin y Nick, no podía. Y no tenía la menor idea de cómo decírselo. Ninguna idea de cómo comenzar a hablar de lo que sabía que podría destruir la relación con la que había soñado.
—Todo está tranquilo —dijo él suavemente mientras se quitaba la camisa.
El cuarto estaba oscuro, demasiado oscuro para distinguir alguna expresión, pero podía oír su voz, ver el brillo de los ojos.
—Te estaba esperando. —Ella podía sentir la tensión entre ellos, y deseaba saber porque estaba allí. ¿Era la suya o la de él?
Joe se sentó en la orilla de la cama, deteniéndose antes de suspirar cansadamente y doblarse para quitarse las zapatillas que se había atado en los pies antes de dejar el barco.
Su ancha espalda se movió, los músculos ondularon bajo la oscura carne cuando ella se incorporó en la cama.
— ¿Joe? —Cuchicheó su nombre, insegura de que decir, que hacer mientras él se ponía de pie y desabrochaba sus vaqueros.
Estaba desnudo. Cuando se giró hacia ella vislumbró la longitud pesada e hinchada de su erección un segundo antes de que fuera de repente tirada hacia él.
— ¿Joe? —Jadeó su nombre mientras sus labios cubrían los suyos, robándole el aliento, su grito asustado.
Y de allí, su fuerza. Las manos fueron duras, dominantes mientras Joe rompía la camisa de su cuerpo, tirándola descuidadamente al piso antes de que sus labios tomaran los suyos otra vez. Sus gritos mudos se construían en la cabeza de ______ mientras él la sujetaba en la cama, abriéndole los muslos, hundiéndose en ella.
No hubo preliminares. Ninguna caricia estimulante. Un momento estaba vacía, el siguiente estaba llena, el coño estirado a sus límites mientras él gimió en su boca.
Ella luchó por respirar y podía sentir su lucha también. Los duros sonidos que rasgaban la garganta de Joe eran casi bestiales en su hambre, su intensidad. Los labios refrenaban sus gritos cuando comenzó a moverse, golpes duros y furiosos dentro de ella, enviando sus terminaciones nerviosas en descarga, el placer rasgando por ella con la misma desesperación con que su erección empujaba en las profundidades resbaladizas y calientes de su cuerpo.
Envolvió los brazos en su cuello, empujando los dedos por su pelo mientras una mano dura le agarraba por la cadera, sosteniéndola en el lugar mientras él se movía. El otro brazo se curvó bajo ella mientras se apoyaba en el codo.
La rodeó. La poseyó. El placer llegó a ser una ardiente, consumidora necesidad mientras la follaba con un hambre que barrió por su alma. Ella casi podía tocar su alma. Entonces los ojos de Joe se abrieron, de par en par, la sorpresa y el éxtasis estallaron por ella cuando el orgasmo que la alcanzó le robó parte de su espíritu. Lo robó y lo unió con el de él. Mezclados juntos mientras él se tensaba sobre ella, su polla hinchándose y luego pulsando mientras su liberación lanzaba chorros dentro de ella. Profundo, casi violentos chorros de su semilla la calentaron, provocando otro orgasmo más profundo, enviando estrellas a estallar alrededor de ella mientras chillaba sin ruido en su beso.
— ¡Mía! —El gruñido duro y gutural que dejó la garganta tuvo que haber sido su imaginación—. Mía.
Posesiva. Apasionada. Suya.

:O
ME ENCANTÓ EL CAAAAAAAAAAAP!
JOE SE PUSO CELOSO DE NICK Y KEVIN
SEGUIIIIIIIIIIIIILA
:bounce:
Y NO ME HABLES DE ESA PENDEJA
LA VOY A CAGAR A PIÑAS :caliente2:
(?
JAJAJAJAJA
NO, POSTA, AYER LEI QUE ESTAN PENSANDO EN CASARSE :|
TE JURO QUE SI ESO LLEGA A SER VERDAD NO SE COMO PERO LE VOY A ARRANCAR TODAS LA EXTENSIONES(? Y A JOE LO SECUESTRO(?
:face: