Poniéndolos En La Cornisa [LP] - Terminada

Capítulo 2

Nunca he puesto un chico en La Cornisa. Tampoco mis mejores amigas, Alanna Moretti o Natalie Page.

Pero, ¿Ellie? Puede que sólo tenga quince años como el resto de nosotras, pero ha aprendido mucho de su hermana mayor, Claire.

Ellie ha puesto a un montón de chicos en La Cornisa. Por supuesto, todo lo que tiene que hacer es caminar en público y no sonreírle a ningún chico, y todos están en La Cornisa.

Ellie es hermosa. Fácilmente, podría lucir como una chica de veintiún años. Tiene grandes pechos, caderas curvilíneas y ese largo pelo rubio que tiene el espesor adecuado. Los chicos la aman. Los hombres también la aman. Pero Claire la ha convencido de que siga poniendo chicos en La Cornisa, por ahora, en vez de involucrarse con cualquiera de ellos. Creo que Ellie hasta usaría a Claire como una excusa, y la verdad es que simplemente no está interesada en estar con cualquier tipo todavía. Lo cual está bien para el resto de nosotras. Si Ellie saliera y consiguiera un novio, interferiría gravemente con el tiempo para nosotras. Hemos sido un grupo de cuatro personas durante once años, y odiaría pensar en Ellie yéndose con un chico y dejándonos como un trío.

Alanna también es hermosa. Su madre es de Hawaii y su padre es italiano, así que tiene esa mirada oscura y exótica. Nunca usa maquillaje y no importa. Tiene unas pestañas largas y gruesas, y no las aprecia, ya que Alanna no está interesada en chicos. O al menos eso dice. Ellie, Natalie y yo no le creemos. Vamos a tratar de tentarla para que admita que le gustan los chicos. Es nuestra agenda actual.

Natalie también es preciosa. Ella corre a campo traviesa y en pista, y es muy flaca, con unas piernas que suben hasta sus oídos. Claire nos dice que los hombres adoran a las mujeres con piernas largas, en tal caso Natalie no va a tener muchos problemas para poner hombres sobre La Cornisa.

Entonces llegamos a mí. _____ Blueberry Tomlinson. ¿Podía tener un nombre peor? Mis padres son excéntricos, y he sufrido terriblemente por ello. ¿Qué clase de padres nombran a su hija Blueberry? Prefería _____, o incluso Blue, pero me seguían mirando extraño. ¿Y Tomlinson? ¿Qué clase de apellido era ese? Creo que me voy a casar apenas cumpla los dieciocho para poder tener un nuevo apellido. Podría cambiar mi nombre de pila también.

Así que aquí estoy. _____ Tomlinson. No hay nada exótico o sofisticado en mí. Sin piernas kilométricas, ni pechos que atraigan a hombres de todas las edades. Sólo pelo lacio y castaño, pecas y ojos azules. Un cuerpo normal de quince años de edad. Mis pechos han crecido un poco, pero no lo suficiente como para llamar la atención de algún chico, a menos que use una camisa muy apretada y un sujetador enormemente acolchado, pero mi mamá nunca me dejaría hacerlo. La única ventaja física que tengo es que soy pequeña. Claire dice que los chicos aman a las chicas pequeñas. Bueno, esperemos que sea así, o no tendré muchas oportunidades para poner chicos en La Cornisa.

Así que aquí estamos. Un mes después de que comenzáramos nuestro primer año en la Secundaria Mapleville, en la aburrida ciudad de Mapleville, Massachusetts. Nuestro primer año en la escuela secundaria.

Y ningún chico de último año se ha fijado en nosotras. O de penúltimo año.
O de segundo año.
Bueno, está bien, ni ningún chico de primer año.

No hemos aportado nada a la población de La Cornisa. No hay corazones que se hayan llevado al hospital para un trasplante de órganos de emergencia.

La escuela secundaria no ha cumplido con las expectativas hasta el momento.

Claire jura que va a mejorar, pero así es Claire. Es el tipo de persona que podría convertir un sábado por la tarde de doblar la ropa con mi hermana pequeña en un evento social.

Estamos decididas a seguir los pasos de Claire. Hasta dijo que podía arreglárselas para conseguirnos unas invitaciones para una fiesta.

Ahora, eso sería genial.

Capítulo 3

Mientras tanto, Natalie ha estado entrenando con el equipo de cross-country, y yo me decidí a audicionar para el musical escolar. Por supuesto, no puedo cantar, pero hay una parte donde no cantan. Y cuando estaba en las audiciones, vi al chico más increíble.

Fue una media hora después de que llegué a las pruebas que lo vi. Natalie estaba en la práctica de cross-country, así que no podía ir conmigo. Ellie y Alanna asisten a una escuela diferente, así que no podían audicionar, pero son mis mejores amigas, así que vinieron a darme apoyo moral. Además, ya que van a una escuela sólo para chicas, les encanta cualquier oportunidad que tengan para pasar el rato conmigo y Natalie en nuestra escuela. Piensan que es tan impresionante que haya chicos deambulando por los pasillos y esas cosas.

De todos modos, estábamos sentadas en la última fila, como siempre lo hacemos, porque si estás en la fila de atrás puedes mantener un ojo en todo, pero nadie te está mirando. O si alguien quiere verte, tiene que darse vuelta en su silla, y entonces lo veríamos por completo.

Claro, si estuviéramos tratando de hacernos notar, como por un chico o algo así, entonces querríamos sentarnos más cerca del frente. Entonces él tendría que mirarnos todo el tiempo.

Pero esta tarde en particular estábamos en el modo sigilo, evaluando y acosando. Por eso la última fila.

¿Por qué estábamos en modo sigilo? Porque no había decidido si realmente tenía el coraje de audicionar.

Por supuesto, había firmado en cuanto llegué la primera vez, pero había una distinguida posibilidad de que cuando mi nombre fuera llamado, pretendería que no existía. O que no lo había oído. O que estaba en el baño.

Independientemente de mi excusa, probablemente no respondería. Pero en caso de que quisiera hacerlo, pondría mi nombre en la lista.

De hecho, había un montón de gente allí; la mayoría de ellos parecían ser estudiantes de último año. Le di un codazo a Alanna.

—Creo que somos las únicas estudiantes de primer año aquí.

—Shh. Estoy tratando de trabajar —Alanna tenía su libro de pre-álgebra abierto en su regazo, como siempre. Alanna estaba en su escuela con una beca, y siempre estaba trabajando muy duro para mantener sus calificaciones—. Tengo que terminar esta asignación primero.

Bien. Es por eso que las traje a ambas conmigo, para que, por lo menos una de ellas, estuviera prestando suficiente atención como para darme apoyo moral.

—Ellie.

—¿Qué? —Ellie estaba mirando el escenario, donde una chica estaba cantando una canción sobre un arcoíris. En realidad, era bastante buena.

—Creo que deberíamos irnos. —Había tomado una decisión. Había muchos chicos allí que parecían saber lo que estaban haciendo. No había necesidad de que hiciera el ridículo.

Ellie me miró.

—¿Por qué?

—Porque sí. —No quería admitirle a Ellie que mis rodillas estaban temblando. Después de todo, Ellie siempre hablaba de la confianza en uno mismo. No se puede poner chicos en La Cornisa si no tenías confianza en ti misma, y, como he dicho antes, Ellie ya había entregado unas cuantas entradas a La Cornisa—. Porque he decidido que no quiero estar en el musical. Parece aburrido.

—No te dejes intimidar por ellos. Esa chica no es una muy buena cantante.

De acuerdo, está bien. Cuando tus mejores amigas te han conocido desde que tienes tres años, no puedes ocultarles muchas cosas. Como el hecho de que estás demasiado asustada como para subir al escenario en frente de un grupo de talentosos estudiantes de último año y leer las líneas de una obra.

—¿Crees que no es muy buena?

—De ninguna manera. Ni siquiera puede alcanzar las notas altas, y está fuera de sus octavas. —Por supuesto, Ellie era una cantante muy talentosa, pero aun así me hizo sentir mejor. De todas formas, no audicionaría para una parte cantada, así que no tendría que compararme con ella.

Luego, subió otra chica al escenario, y era buena. Además, era hermosa. Y era mayor.

Eso hizo que quisiera irme.

—No haré esto. De ninguna manera. Tal vez cuando esté en segundo año. Somos las únicas estudiantes de primer año aquí. —Tiré del libro de Alanna—. Guarda tus cosas. Nos vamos.

Alanna se quejó, pero como hacen los verdaderos amigos empezó a guardar sus libros, mientras Ellie corría hacia el baño previniéndose en caso de que la urgencia aparecería de camino a casa. Justo me había agachado para tomar mi mochila cuando lo oí.

Su voz era como caramelo caliente derritiéndose a través de mi cuerpo, haciendo que mis piernas oscilaran. Creo que el salón completo quedó en silencio.

Y cuando miré el escenario, él era perfecto. Hermoso. Pelo oscuro que se rizaba un poco en los extremos, pantalones vaqueros que se ajustan a sus caderas correctamente, una chaqueta de cuero que abrazaba sus anchos hombros y ojos que penetraron mi corazón desde el otro lado de la habitación.

Oh, Dios mío. De esto se trataba la secundaria.

—¿Lista? —Alanna tiró de mi brazo, pero sacudí mi cabeza.

—¡Shh! —Sacudí mi mano, para que se callara. Tenía que escucharlo cantar. Tenía que mirarlo. Era perfecto. Sin duda era de último año. Y una estrella. Estaría en películas para cuando tuviera veinticinco años.

Era vagamente consciente del regreso de Ellie, pero me alejé un poco de mis amigas para que no me distrajeran.

Él estuvo increíble. Cuando terminó de cantar, aplaudí, durante aproximadamente un segundo, antes de Ellie agarrara mis manos. —Nadie más está aplaudiendo —dijo en un siseo.

—Pero él estuvo fabuloso —protesté. Merecía ser animado. ¡Cambiaría vidas con esa voz!

Ellie no soltó mis manos.

—¿Recuerdas La Cornisa?

—Uh-huh. —Ni siquiera la estaba escuchando. Todo lo que quería hacer era mirarlo. Estaba de pie, con los brazos a los lados, hablando con el director. Debe ser bastante alto, ya que el director apenas le llegaba a los hombros.

—No puedes poner chicos en La Cornisa si saben que les gustas —me recordó Ellie.

¿Y estropear ese rostro totalmente increíble con huellas de neumáticos? ¿Y qué pasaría con su voz si perdía su corazón?

—No quiero ponerlo en La Cornisa.
Ellie me dio un suave golpecito en un lado de mi cabeza.

—Sí, sí quieres. Confía en mí. Especialmente a un chico tan lindo como ese. Él necesita el doble de tiempo en La Cornisa.

¿Por qué iba a querer convertirlo en un panqueque en Storrow Drive? Quería que se acurrucara en el sofá junto a mí, sin marcas negras de neumáticos.

—No, definitivamente no lo quiero en La Cornisa.

Alanna había cruzado los brazos sobre su pecho, el cual no eran tan grande como el de Ellie, pero definitivamente era más grande que el mío. Estaba inspeccionando cuidadosamente al chico. Mi chico. Estaba observando al chico que yo había notado y que había reclamado.

—¿Creen que es de último año? Se ve de por lo menos diecisiete —dijo.

—Oh... —¿Diecisiete? Un chico de diecisiete años no estaría interesado en una niña de quince años de edad, con pechos pequeños y pecas.

El director le dio la espalda al chico y miró sus notas. Luego levantó la vista hacia el auditorio.

—_____... Blueberry? Tomlinson, por favor.

Capítulo 4

Oh, Dios mío. Me agarré del brazo de Alanna. —¿Acaba de decir mi nombre?

Alanna estaba sonriendo.
—Sí que lo hizo. Creo que quiere que leas con él.

—De ninguna manera. —No podía hacer eso. ¿Subir al escenario? ¿Junto a él? ¿Y leer? De ninguna manera mi cerebro sería una unidad funcional estando cerca del chico más perfecto que jamás había visto.

—¿_____ Tomlinson? ¿Estás aquí? —El director sonaba un poco molesto ahora, y el chico se movió en el escenario, mirando al auditorio.

Buscando a _____ Tomlinson, sin duda.

Esa era yo.

Él me estaba buscando.

Santo cielo. El chico más perfecto que jamás había visto me estaba buscando.

Tiempo de desmayarse. Y esconderse. Y hacerme una cirugía estética antes de que pudiera verme.

—Está aquí —gritó Ellie, levantando mi mano y agitándola hacia el escenario. —¡Ellie! —Alejé mi mano fuera de su alcance, pero no antes de que el director asintiera con la cabeza hacia mí y me ordenara subir al escenario. Miré a Ellie.
—Iba a escaparme por la puerta trasera.
 —Ella rió.

—No seas ridícula. No puedes poner a un chico en La Cornisa si ni siquiera sabe que existes.

Crucé los brazos sobre mi pecho.

—No subiré allá.

—¿En serio? Casi me engañas. —Y entonces mi antigua amiga plantó sus manos en mi espalda y empezó a empujarme hacia el escenario, mientras Alanna se acomodaba en su silla luciendo bastante entretenida y sin ayudarme.

Me recosté contra Ellie y resistí con una fuerza impresionante, por lo que ella estaba haciendo progresos muy lentos hacia el escenario. El director y Chico Perfecto se cansarían de esperar tanto tiempo.

—_____ —dijo en voz baja.

—¿Qué? —Me sentí un poco petulante. Sin duda ella estaba a punto de renunciar a maniobrarme hacia el escenario—. Te ves como una idiota en este momento, y ese chico está mirándote.

En contra de mi voluntad, miré el escenario. Efectivamente, Chico Perfecto estaba mirándome fijamente, una tonta chica de primer año que estaba siendo literalmente empujada hacia el escenario por su amiga. Mi humillación era completa.

Pero ya era demasiado tarde para huir. Sólo treinta metros del escenario, sin duda, estaba lo suficientemente cerca para que pudiera ver mi cara. No tuve más remedio que fingir que era agradable y sofisticada y esperar a que fuera medio ciego y que no había sido capaz de ver claramente a Ellie empujándome hacia él.

De inmediato, comencé a caminar hacia adelante por mi propia voluntad, como si no hubiera estado tratando de escapar. Pronto estuve a sólo veinte metros de distancia del escenario. Y de él. Oh, Dios mío. Me estaba mirando. Y sonriendo.

Oh, no. ¿Qué significa esa sonrisa? ¿Se estaba riendo de mí? ¿Sonriendo a Ellie? ¿Coqueteando con alguna de las muchas chicas bellas pululando por aquí?

—Creo que mis piernas van a colapsar —le susurré a Ellie, esperando que ella me diera seguridad, pero lo único que hizo fue darme palmaditas en el hombro y desviarse para tomar asiento.

Definitivamente, no era más mi amiga.

¿Cómo se atrevía a dejarme por mi cuenta?

Con un chico.

Quién era totalmente lindo.

Levanté la barbilla. No, podría hacer esto. Era una guerrera solitaria. Si lograba salir viva de esto, Ellie y Alanna pagarían por obligarme a hacer esto.

Definitivamente, iba a pasar por alto el hecho de que las había arrastrado allí en primer lugar con órdenes específicas de que no dejaran que me acobardara. Sí, claro, les había dicho eso, pero se tendrían que haber dado cuenta cuando era tiempo de ajustar los planes.

Todas las reglas cambiaron cuando un chico se involucró. Ni siquiera había tenido tiempo de ver mi cabello. Y ya era demasiado tarde. El director me estaba apuntando hacia el escenario y Chico Perfecto estaba extendiendo su mano para ayudarme a subir.

Oh, Dios mío. ¿Debo tomar su mano? ¿O debo ir por el camino largo y usar las escaleras? O tal vez debería fingir que no hablo inglés y que estoy buscando el baño.

No es de extrañar que todo el mundo diga que la secundaria es muy estresante.

Capítulo 5

—Vamos para arriba. —El chico perfecto me sonrió.

A mí.

Me sonrió.
Y fue una bonita sonrisa.

Y estaba bastante segura de que no se estaba riendo de mí.
O tal vez era una alucinación. Tal vez mi mamá deslizó una de sus nuevas hierbas de claridad mental en mis galletas esta mañana y todo le salió por la culata, enviándome a un estado delirante. Tal vez estaba realmente sentada en la oficina del director a punto de meterme en problemas por pasar notas en clase y me había metido en una realidad alternativa para evitar enfrentarme a la miseria que era mi vida.

—Soy Harry —dijo. Su voz era profunda y rica, y puso la piel de gallina en mis brazos.

Harry. El Chico Perfecto tenía un nombre. Era Harry. Oh, Dios mío.

Ese era el nombre más sexy que jamás había escuchado. Y me dijo a mí cómo se llamaba.

Voluntariamente. No podía estar horrorizado de mí si admitió su nombre.

A menos que su nombre fuera en realidad Patrick y había mentido, así que nunca sería capaz de dar con él.

—Vamos. —Todavía estaba sosteniendo su mano, y sonriendo.

Bien. Yo era una estudiante de primer año ahora. Era totalmente digna de estar en el escenario con el sexy Harry. Y aún más digna de ser arrastrada al escenario con él. Así que todo lo que tenía que hacer era poner mi mano en la suya... pero mi brazo parecía congelado.

Levanta tu mano.

En una impresionante demostración de obediencia, mi mano se levantó, y alcancé a ver las uñas desnudas mientras pasaban por mi cara. ¿Por qué no había ido a la tienda de la mamá de Natalie la noche anterior y me había hecho las uñas? Harry no estaría impresionado por una joven de quince años de edad, con pecho pequeño y las uñas desnudas.

Pero antes de que pudiera tirar de mi mano y guardarla en mi bolsillo de los jeans fuera de la vista, él la tomó.

O, mejor dicho, instaló sus dedos largos y fuertes alrededor de mi mano, infundiendo calor a través de todos los poros de mi cuerpo. Él apretó su agarre, sonrió una vez más, y asintió.

—Te tengo.

Él me tiene.

Oh, no tenía idea.

Con una asombrosa falta de torpeza, me las arreglé para que Harry me ayudara a subir hacia el escenario. Mi cadera rozó su pierna cuando me detuve.

Nunca lavaré estos jeans de nuevo.

El director metió un guion en mi mano.

—Soy el señor Howland. Harry, vas a leer la parte de Vladimir. _____, leerás a su madre.

¿Su madre? ¿Tenía que ser su madre? Él nunca sería capaz de mirarme sexualmente de nuevo. ¡Sería como incesto! ¿Por qué no puedo leer a su amante sexy? Tal vez hasta conseguir un buen beso en el guión.

Oh, Dios mío. ¿Un beso? Él sabría de inmediato que no tenía ni idea de lo que estaba haciendo. ¿Podía haber algo peor que mi primer beso real sucediera en el escenario? ¿Y si lo hacía mal, y todo el mundo estaba viendo? Bueno, no importaba, el papel de madre estaba bien.

No habría besos involucrados allí. O al menos, no besos reales.

De los cuales estaba preocupada.

Agarré el guion del señor Howland y empecé a escanear las palabras... aunque no podía concentrarme en las palabras. Todo mi ser se consumía de lo increíblemente bien que Harry olía. Como... como un hombre. Como si utilizara loción de afeitar o algo así.

Mientras que el señor Howland recitaba instrucciones, robé una sutil mirada a la cara de Harry. ¡Estaba segura de que podía ver barba! ¡Se afeitó! ¡Era tan grande! ¡Y yo estaba de pie junto a él!

Harry me miró y levantó una ceja.
Oh, Dios mío. Él totalmente sabía que había estado olfateándolo como un perro. ¿Cuánto más indecorosa podría ser?

—Está bien, empecemos desde la parte superior de la página tres. —El señor Howland saltó del escenario y se dirigió de nuevo a la primera fila de sillas—. Cuando estén listos.

¿Listos? ¿Para qué? No tenía ni idea. Obviamente, hubiera sido un plan mucho mejor escuchar las instrucciones del señor Howland en lugar de olfatear a Harry.

— ¿Esta es tu primera vez? —preguntó Harry, mirando directamente hacia mí.

Oh, Dios mío. Harry me estaba hablando directamente a mí, haciéndome una pregunta personal, como si de verdad le importaba... ¿o estaba leyendo el guión? Revisé la página tres, pero yo no vi esas palabras escritas en cualquier lugar. ¿Así que simplemente estaba me hablando? ¿Por su cuenta?

Alcé la vista y sonrió. Una vez más. ¿Eran, como, diez sonrisas que había recibido? Eso tenía que calificar como coquetear, ¿verdad?

—¿Estás hablando conmigo? —le pregunté.

Oh, genial. Vaya manera de ocultar el hecho de que yo era una estudiante de primer año no sofisticada que nunca había puesto ningún tipo ni siquiera cerca de la cornisa.

Harry sonrió.

—Te ves nerviosa. Relájate. Basta con leer las palabras como si fueran realmente en serio. Vas a estar bien.

¿Él pensó que me veía nerviosa? No podía decir: "Dios, te ves como una estrella de cine". O, " wow, no puedo creer que nunca te hubiera visto antes." O, "no creo que pueda permanecer un momento más sin tu número de teléfono." En cambio, me dijo que parecía nerviosa.

Al menos no hizo ningún comentario sobre las uñas desnudas. Luego me tocó el brazo. A propósito.
—¿Lista?

Capítulo 6

¡Me tocó! Yo quería enloquecer, saltar del escenario y correr hacia Ellie gritando que me había tocado. Pero, eso no sería probablemente la mejor cosa que hacer, ¿verdad? Mantente tranquila, _____. Por lo menos finge que tu cerebro no se ha fundido en una pila de baba. Logré una sonrisa en su lugar. Estaba tan contenta de haberme quitado mis aparatos antes de empezar las clases. Una de las cosas a mi favor.

—Claro. Estoy lista.

Él asintió con la cabeza. —Vamos a golpear.

¿A golpear? Eso era: "¿Vamos a hacer las cosas bien"? ¿O era la manera en que el teatro decía "Deja de molestarme"? ¿O un código para: "Eres la chica más hermosa que he visto y estoy muy impresionado por tu belleza como para saber cómo decírtelo?"

Luego miró hacia abajo y empezó a leer su primera línea.

Yo podría hacer esto. Había estado leyendo desde que era... bueno, antes de que yo pudiera recordar. Yo sabía leer. Yo podía hablar. Incluso podía contar historias divertidas. Por lo tanto, era perfectamente capaz de leer en voz alta las líneas de expresión.

Él levantó la vista.

Whoops. Me toca a mí. Miré hacia abajo, leí las palabras, y abrí la boca. Y Gloria, todo funcionaba como debía.

Los siguientes siete minutos fueron los mejores siete minutos de mi vida.

Harry y yo tuvimos química. Nos cansamos el uno del otro de energía.

Estábamos destinados a jugar frente a frente. Se había acabado su línea, y yo estaba allí con la mía. Era como si cada uno de nosotros sabía lo que el otro iba a decir antes de que lo dijera.

Está bien, lo sabíamos.

Aun así era increíble.

Entonces el viejo señor Howland nos despidió. Sólo tomó nuestros guiones y nos envió por nuestro lado.

Harry saltó el primer escalón, entonces se giró y levantó la mano para ayudarme a bajar.

Como si fuera a rechazar esa oferta.

Toqué su mano una vez y sobreviví sin mi cuerpo explotando en chispas y cenizas. Era una refrescante, mujer sofisticada, con experiencia, que era completamente capaz de manejar ese tipo de estimulación dos veces en diez minutos sin perder la compostura.

—Entonces, gracias, Harry. —Puse mi mano en la suya y nunca salté con tanta gracia fuera del escenario. Es increíble pensar que había adquirido tal delicadeza sin años de danza.

Sin duda Harry estaba sintiendo la atracción.

Llegué a su lado y le sonreí, esperando que él hiciera el movimiento. Preguntar por mi número de teléfono. Invitarme a una película. Iniciar mi vida amorosa de golpe como me lo merecía.

—Te veré por ahí. —Y luego se alejó.
Sin mi número de teléfono.
Sin alguna forma de conseguir ponerse en contacto conmigo de nuevo.

¡¿Qué?!

Capítulo 7

—Tengo que admitir, _____, él es muy lindo. —Alanna estaba ya a mi lado, mirando a Harry mientras él se encontraba con un grupo de chicas. Incluso echó el brazo sobre el hombro de una de ellas.

¡Ese era mi brazo! No mío como mío, pero el mío como en, se supone que estuviera alrededor de mi hombro.

—Buen trabajo. —Ellie apareció en mi otro lado—. No sabía que podías actuar.

Él se iba.

Con esa chica.

Y ella se reía de algo que había dicho.

¿A qué tipo le gustaba una chica que hacía risitas tontas?

Alanna me tocó el brazo.

—¿_____? ¿Estás ahí?

—No pidió mi número.

Ellie y Alanna me miraron como si me hubiera vuelto loca. Luego sonrieron y Ellie le dio un codazo a Alanna.

—_____ está enamorada.

—No estoy enamorada. —Eso era ridículo. Nadie se enamoraba en siete minutos.

—¿No? ¿Alguna vez te importó si un chico tenía tu número de teléfono?

Harry desapareció por la puerta con esa chica, y finalmente me concentré en mis amigas.

—Huele increíble. Se afeita.
 —Alanna levantó sus cejas oscuras.
—Tiene una voz muy agradable también.


Ellie sonrió.
—Su nombre es Harry Styles. Es de último año. No tiene una novia seria en este momento. Y tiene un auto.

Miré boquiabierta a Ellie. Cuando se trataba de chicos, era un activo serio.

—¿Cómo encontraste eso?

—Mientras tú mirabas sus ojos magníficos, yo estaba trabajando. —Guiñó un ojo—. Es increíble el tipo de información que un escote puede conseguir.

Alanna frunció el ceño.
—¿Usas tu cuerpo para obtener información?

Ellie se echó el cabello hacia atrás con una sonrisa brillante, que nos dio un vistazo de cómo lo había hecho.

—Por supuesto. Los chicos son tan fáciles de manipular.

—Eso es inmoral. O no ético. O ilegal. O algo así. —Alanna puso su mirada de maestra de escuela—. Deberías salir adelante sólo con el trabajo duro.

Los padres de Alanna eran muy trabajadores, y habían hecho su misión de inculcar esa ética de trabajo en Alanna. Personalmente, me parecía que Alanna necesitaba aligerarse un poco. Ellie y Natalie estaban de acuerdo, y habíamos estado trabajando en un plan. O íbamos a trabajar en un plan. Había sido un poco loco con el comienzo de la escuela y esas cosas.

Y ahora que había conocido a Harry Styles, ¿cómo iba concentrarme en otra cosa?

Capítulo 8

Tenía que encontrar una manera de encontrarme con Harry de nuevo. Sólo que esta vez iba a asegurarme de que mis uñas estuvieran hechas y que yo fuera lo suficientemente coherente como para persuadirlo de que mi cerebro funcionaba realmente. Y necesitaba obtener senos más grandes.

No estaba segura de cuál de las dos últimas iba a ser más difícil. Ambas iban a ser un reto.

Media hora después, Ellie y yo estábamos en el final de mi camino. —Casi siete y media... —Hice una mueca—. La cena era a las siete.

—Tu mamá va a estar enojada —dijo Ellie.
Subestimación del año.

Mis padres creían que todos los problemas del mundo, como la pobreza y la guerra, se derivaban de la ruptura de la familia. Este desastre social incluía a los padres que no tienen tiempo para sus hijos, padres malos en general, y los niños que no se les enseñaba el valor de la familia. Por lo tanto, en el hogar Tomlinson, las cenas familiares eran requeridas. Una regla. Las únicas excusas aceptables para no alcanzarlas eran la muerte o el coma, ninguno de los cuales aplicaba en este caso particular.

Y puesto que Ellie había sido fija en las cenas de nuestra familia desde que sus padres se divorciaron y su madre llegó a la escena de citas, iba a estar en problemas tanto como yo.

Hace seis años, la madre de Ellie se divorció y pasó a una fase de “yo”. Traducción: ella no tenía tiempo para Ellie o Claire, dejándolas solas en casa casi todas las noches mientras que ella salía y trabajaba en su vida social. En el instante en que mi mamá se enteró de que Ellie estaba comiendo sola porque su madre estaba fuera en otra cita, le ordenó a Ellie a asistir a nuestras cenas familiares cualquier noche que su madre estuviera fuera.

Obviamente al traer a Ellie a nuestro círculo familiar era la única manera de garantizar que Ellie no se convertiría en una asesina en serie, que era lo que su destino hubiera sido sin comidas familiares regulares.

¿He mencionado que mis padres son excéntricos?

La puerta principal se abrió de golpe.

Salté. Ellie sonrió.

Ellie ama a mis padres. Ella realmente había admitido estar celosa de mí porque tenía gente que mantenía un registro de todo lo que hacía. Ella no tenía ningún aprecio por la suerte que tiene de poder hacer lo que quiera cuando quiera. Bueno, a excepción de cuando mi mamá interfiere en su vida. Entonces está sujeta a las mismas restricciones como yo.

—Hola, papá. —Llevaba una camisa teñida y un par de pantalones que estaban inflados alrededor de las rodillas. ¿Por qué no puedo tener un papá que trabaja en un bufete de abogados y lleva trajes todos los días?

—Entren. —Abrió la puerta y trató de parecer severo.

Mi papá tiene una disciplina terrible. Es demasiado blandengue. Mi mamá incluso le compró libros sobre el amor duro, pero realmente no parecen hacer una diferencia, por suerte. Por desgracia, no es un problema que tenga mi mamá.

Ellie y yo nos escabullimos pasando a papá, pero mamá estaba esperando. Las manos en las caderas, un legítimo ceño fruncido en su rostro. Ella vestía de negro. Ella siempre se ponía negro cuando estaba de mal humor.

¿He mencionado que mis padres pueden ser monstruos totales a veces?

¿Qué esperaban de padres que podían nombrar Blueberry a su hija? Yo no tenía ninguna posibilidad desde el principio.

—A la mesa.

Mi hermano de diecisiete años, Louis, y mi hermana pequeña, Marissa, ya estaban en la mesa. Marissa parecía preocupada, ella me idolatraba, por lo que no cabía duda de que estuviera preocupada por mi seguridad. Louis, por otro lado, se veía muy contento. Él probablemente pensó que mamá estaría muy enojada conmigo y con Ellie para notar su última aventura.

Le saqué la lengua a Louis mientras nos sentábamos, pero él sólo sonrió. Papá apareció detrás de mamá.
—¿Podemos comer ahora? Me muero de hambre.

Oh, genial. Ella detuvo la cena por nosotras. Sin duda, tratando de reunir a las tropas contra nosotros. Esa es otra de las teorías de mi madre acerca de la crianza efectiva. Enséñales a tus hijos a pensar sobre cómo sus acciones afectan a los demás. Al hacer que toda la familia sufriera porque era tarde, debería sentirme aún peor de mis acciones y no volver a hacerlo.

Como si alguna vez me sentiría mal porque Louis sufriera. Eso es para lo que son para hermanos, ¿no?
—Sí, puedes comer.

En menos de cinco segundos después de que la cena comenzar mamá fue a la ofensiva.
—Pensé que ustedes dos estaban muertas —dijo.

Culpa lanzada por delante. Me moví en mi asiento.

—Lo siento. No estoy muerta —le dije.

—Tampoco lo está Ellie.

Ellie se limitó a sonreír, sin duda encantada de que un padre había notado su ausencia lo suficiente como para preocuparse por que ella estuviera muerta.

—La escuela terminó ayer —dijo mi mamá—. ¿Dónde estabas?

—Audiciones —anunció Ellie.

Supongo que debería haberle dicho que no iba a decirle a nadie acerca de las pruebas. No había necesidad de tener que explicar cuando no había obtenido el papel.

—¿De qué? —preguntó mi mamá.

—Musical —murmuré.

—No puedes cantar. —Louis lucía encantado de haber tenido la oportunidad de compartir ese pequeño aporte.
Realmente me hubiera gustado poder estallar en una sintonía magnífica y darle un espectáculo a todo el mundo. Por desgracia, este era el mundo de _____ Tomlinson y eso no iba a suceder.

—Es una parte donde no cantan —admití.

—¿Por qué no nos lo dijiste? —preguntó mamá—. Me hubiera encantado ir a ver. Marissa y yo las hubiéramos animado. La familia se apoya unos a otros, ya sabes.

Ouch. Habría muerto si hubieran estado allí. Probablemente se hubieran destacado en sus sillas y me hubieran dado una gran ovación y gritos de admiración cuando terminara mi prueba. Mi humillación hubiera sido completa. Mi reputación como una perdedora habría sido permanentemente atrincherada, y tendría que estar pegada a ella durante los próximos cuatro años. _____ Blueberry perdedora Tomlinson. Sí, eso era exactamente lo que había estado soñando que mi existencia en la escuela secundaria sería.

—Es por eso que no te lo dije —le dije—. No puedo permitir que ustedes me vieran audicionar. Estoy en la escuela secundaria, mamá. Necesito mi libertad.

Ella levantó la ceja.

—¿Eso es por lo que llegaste tarde a la cena de esta noche? ¿Para mostrar tu independencia?

—Um... —Por supuesto, yo no hubiera llegado tarde a propósito, pero tal vez sería una buena oportunidad para mostrarles a mis padres que yo era un adulto ahora, y que tenían que empezar a tratarme como tal. —Sí, sí, lo fue. Necesito más flexibilidad en mi vida.

—Tienes quince años —dijo como si quince años no fuera aún lo suficientemente mayor para cruzar la calle sola.

—Exactamente —dije como si a mis quince tenía la edad suficiente para salir de la casa y abandonar a los padres para siempre.

Mi madre se echó hacia atrás en su silla y me dio una mirada especulativa. No estaba exactamente enojada. Más como si estuviera tratando de anticipar el siguiente movimiento que iba a hacer y prepararse para manejarlo.

—Entonces, vas a empezar a decirme que quieres empezar a salir.

—Desearía ser tan afortunada —murmuré.

Ellie me dio una patada bajo la mesa, sin duda para recordarme de Harry. Como si hubiera una posibilidad de que me hubiera olvidado de él.

Mi mamá y mi papá se miraron entre sí.
—Tu padre y yo vamos a tener que discutir las repercusiones de esta noche. —Uh-oh. Las repercusiones nunca eran buenas.

—Mira, lo siento mucho. No va a suceder de nuevo. —Cogí mi servilleta y la puse sobre mi regazo, tratando de hacerles ver que no estaba en peligro de convertirme en una joven carente moralmente como resultado de llegar cuarenta y cinco minutos tarde para la cena.

—Si consigues participar en esta obra, ¿faltarás a la comida de manera regular? — Mamá no se veía muy feliz con esa idea.

—Um... probablemente.

Marissa se rió de mí y me dio un pulgar hacia arriba, sin duda pensando que era totalmente cool que su hermana mayor estuviera causando problemas.

Marissa me adoraba y creía que todo lo que hacía era impresionante.

La pobre chica iba a tener problemas en el futuro si trataba de modelar su vida sobre la mía, de eso estaba segura.

Mi madre apretó los labios y miró a papá, que estaba ocupado recogiendo algún puré de vegetales orgánicos en su plato.

—¿Estás escuchando esto?

Papá levantó la vista rápidamente. —Por supuesto.

—Ella quiere perderse la cena en una base regular —le dijo mi mamá, ya que todos sabíamos que lo más probable era que se había desconectado de toda la conversación una vez que se había dado cuenta de mi mamá la estaba manejando. Como ya he dicho, es un blando a la hora de ser padre, pero, por desgracia, él siempre apoya a mi mamá en su acercamiento de "amor duro".

—Dejas que Louis se pierda la cena por el fútbol americano —señalé.

—Sólo los viernes —dijo mi mamá—. El resto del tiempo retrasamos la cena por él después de la práctica.

—¿No quieres que me convierta en un individuo bien redondeado?

Oh, eso fue una buena. Mis padres estaban muy de acuerdo con que cada niño maximizara su potencial.

Mi madre entrecerró los ojos. —¿Y los animales?
Oh, cierto. Los animales.

Mi contribución al hogar era cuidando de nuestras cuatro vacas, dos caballos, un burro, unas diecisiete gallinas, dos cerdos y una cabra muy desagradable. Además, los perros y los gatos. Tomaba cerca de dos horas al día, y era una tarea importante. Lucky me heredó el trabajo cuando Louis se convirtió en un atleta estrella de tres deportes. A los ocho años de edad, Marissa era demasiado joven para asumir el control.

—No tengo tiempo —dijo papá—. Tengo que trabajar en la tienda.

—Yo tampoco —dijo mamá.

Mamá y papá llevaban una tienda de hierbas orgánicas y alimentos en el centro de la ciudad. En realidad, lo hacían bastante bien, pero no hacia maravillas para mi reputación de cool y sucedida diva.

—¿Por qué no contratamos a alguien? —intervino Ellie—. Quiero decir, ¿por qué no contratan a alguien?
Mamá le palmeó la rodilla de Ellie.

—Eres definitivamente parte de la familia, Ellie. No hay necesidad de que te corrijas. —Luego se volvió hacia mí —. No te puedes perder la cena por algún musical que ni siquiera quieres que veamos, y luego esperar que contratemos un remplazo para ti. Tu padre y yo vamos a discutir esto. Te haremos saber nuestra decisión el viernes.

Sin duda, consultarían algunos de esos libros para padres buenos para determinar cómo proceder. No es que realmente importaba si me decidía a rechazarlo o se negaban a contratar a una nueva persona para limpiar el establo.

No era como si fuera a conseguir el papel.

Capítulo 9

―¡Conseguí el papel! ―Oh, Dios mío. De ninguna manera. Era imposible. Leí la lista de nuevo, mi corazón palpitaba tan fuerte que apenas escuché el grito de Natalie. Miré muy de cerca la lista bien impresa, un papel blanco normal en el tablón de anuncios de teatro. Revisé mi nombre una vez más. Seguía ahí. _____ Tomlinson―. Me dieron el papel. ―Tiempo de vomitar.

―Eres la madre de Vladimir ―dijo Natalie―. ¿Quién consiguió el papel de Vladimir?

Las dos nos inclinamos hacia delante para mirar la hoja, y entonces mi estómago literalmente cayó fuera de mi cuerpo.

―¿Harry Styles? ―Natalie silbó.
―¿Ese es el Harry del que he oído hablar? ¿El que conociste en las pruebas?
Habíamos estado tratando de encontrar a Harry toda la semana en la escuela, pero era como si ni siquiera viniese a la escuela. Excepto que Louis sabía quién era, y admitió que Harry era agradable. Al parecer, durante el invierno, Harry fue uno de los jugadores estrella de baloncesto, pero durante el otoño siempre hacía el musical.
Una persona polifacética, como mi madre diría.

Mi mamá.


Uh-oh.

―¿Tu mamá te va a dejar aceptar el papel? ―me preguntó Natalie.

Hice una mueca.
―No lo creo. Ha estado vistiendo de negro toda la semana.

Natalie levantó la ceja.
―¿Toda la semana?

―Cada instante.

―Eso no es bueno. ―Natalie sabe todo sobre mi madre y sus ropas negras. Ropa negra significa malas noticias para los niños en la familia. Lo que significaba que las probabilidades de que fuera capaz de pasar el rato con el chico de mis sueños no estaban en mi favor, en absoluto.

Una chica mayor vistiendo una minifalda de cuero ajustada y un par de botas altas me empujó a un lado para mirar la lista del elenco. Cuando gritó algo acerca de conseguir el papel de amante de Vladimir, decidí que la odiaba. Mucho. Él la iba a besar a ella con regularidad, mientras que yo iba a estar en casa limpiando los desechos de cabra.

¿Cómo es eso justo?

Nos dejamos empujar lejos del tablón de anuncios a medida que más estudiantes llegaban para inspeccionar la lista del elenco. Con todos esos aspirantes, el Sr. Howland no tendría problemas para reemplazarme si no podía aceptar el papel.

Y entonces, probablemente nunca vería a Harry de nuevo, ya que nuestros horarios en la escuela, aparentemente no encajaban.

―Tengo que encontrar una manera de estar en esta obra. ―Estaba diciendo lo obvio, pero no sabía qué otra cosa hacer. No era como si tuviera alguna idea magnífica. Negro era negro, y me esperaba esta noche.
Pero Natalie echó su brazo por encima de mi hombro.

―Vamos a pensar en algo. Voy a llamar al celular de Ellie y organizar una reunión después de la escuela. Tienes que estar en la obra. Ninguna otra cosa es aceptable.

Por desgracia, mi definición de aceptable no era necesariamente la misma que la de mi madre, y ella ponía las reglas en mi casa.

Esto no se veía bien.

Capítulo 10

Ellie, Alanna y yo estábamos pasando el rato en las escaleras de la secundaria Mapleville en el momento que Natalie finalmente salió de la práctica de esquí. Salió con tres chicos, todos ellos muy lindos y hasta nos dieron buena impresión, ya que se desviaron por el estacionamiento.

¿Guapos y se habían ido? ¿Y Natalie sabía de ellos? Nos los había estado ocultando. ―¿Por qué no nos presentaste a ellos? ―exigió Ellie.

―¿A quién? ―Natalie se dejó caer junto a Alanna, que estaba leyendo su libro de historia.
―Esos muchachos ―la acusó Ellie―. Esos tres chicos ardientes que eran sudorosos, atléticos y vigorosos.

Natalie miró en el estacionamiento.

―¿Ellos? No son chicos. Son... bueno... supongo que son chicos. Sólo están en mi equipo de esquí. No me ven como una chica, así que, ¿por qué debería de molestarme en verlos como chicos?

Ellie se quejó.

―¡No tienes ni idea de lo afortunada que eres! Corres con esos chicos lindos todos los días, y ni siquiera los notas. Estoy atascada con chicas en toda la escuela durante todo el día, sin acceso a los chicos en absoluto. Salvo mi profesor de latín, que en realidad es bastante sexy.

Whoa. No había oído hablar del profesor de latín. ―¿Qué maestro de latín?

―Sam.
―Alanna levantó la mirada del libro.

― Sam, ¿llamas al Sr. Horan por su nombre de pila?

―¿Quién es Sam? ―Eché un vistazo a Natalie, pero ella se encogió de hombros. Por lo menos yo no era la única que nunca había oído hablar del profesor de latín sexy.

Alanna entrecerró los ojos a Ellie.

―El Profesor Horan es nuestro nuevo profesor de latín. Acaba de salir de la universidad. Muy joven y no tan talentoso en la enseñanza.

―Pero es sexy. ―A Ellie se le erizó el pelo―. He estado en apuros en latín últimamente, así que a partir de la próxima semana va a darme clases una o dos veces a la semana.

―Creo que tenías una A el año pasado en latín ―le dije.

―Lo hice. Pero este año es mucho más difícil.

Eché un vistazo a Natalie y Alanna, y ambas parecían un poco preocupadas. Al igual que yo.

―Ellie. No puedes salir con un maestro.

―No lo hago. Estoy recibiendo clases particulares de él. ¿Y qué si alegra mi vista? No hay crimen en eso, ¿verdad?

Ellie nunca nos mentiría. Ninguna de nosotras podría mentirse unas a otras. Cuando has sido amiga de personas durante once años, hay un cierto protocolo sobre la amistad, una de las cuales es nunca mentirse la una a la otra. Al menos, no en las cosas grandes, o cualquier cosa que importase.

Está bien decirle a tu amiga que ella se ve bien justo antes de que se encuentre con un chico, incluso si no se ve bien, pero no tiene tiempo para cambiarse de ropa. Luciendo un poco menos que tu mejor forma de superarte si estás mentalmente confiada. Porque, como siempre nos dice Claire, ganarse a los chicos es cuestión de actitud. Si llevas la actitud correcta, están acabados, incluso si no sucede que se lleva el mejor look en ese momento en particular.

Pero entonces de nuevo, esa es Claire. Ella podría lucir bien incluso si estallara en un masivo ataque de granos y se hinchara como el chico rico de Pillsbury.

El resto de nosotras nos somos tan afortunadas. Bueno, yo, al menos. Supongo que tendré que averiguar cómo dominar La Actitud, porque mis miradas de seguro no van a mandar a ningún chico afuera en La Cornisa.

Pero primero, tenía un problema mucho más grande en mis manos.

―¿Así que nadie tiene ninguna buena idea para abordar a mi madre?

―Creo que estábamos en el derecho de realizar un seguimiento de la cena la otra noche cuando comenzaste a trabajar en el aspecto particular “bien-redondeada” ―dijo Ellie―. ¿No que tus padres se preocupan porque no tienes intereses?

Sonreí.

―Ellos están más preocupados porque en realidad coma carne y cosas que podrían haber sido tratadas con productos químicos. Creo que cuando estoy durmiendo, se meten a mi habitación para asegurarse de que no tengo otro brazo creciendo en mi espalda.

―Hmm... así que, ¿puedes trabajar en el musical en un acuerdo natural-orgánico? ―Alanna cerró su libro y lo puso en el escalón, su señal de que iba a darle a mi problema su total atención―. ¿Supongo que no tiene un mensaje ambiental o algo?

―No lo sé. No he leído el guión. Pero lo dudo. No, si Vladimir tiene una pareja.

Una pareja. Harry probablemente ha tenido escenas con esa chica. Y yo iba a hacer de su madre. Las probabilidades estaban definitivamente apiladas en contra de mí, incluso si me las arreglaba para conseguir que mis padres me dejaran estar en el espectáculo.

―Qué mal que no hayas conseguido el papel de la pareja ―dijo Ellie.

―Entonces habría tenido que cantar ―le indiqué.

―Oh. Supongo que no funcionaría entonces.

Todas mis amigas me habían escuchado cantar. Sólo digamos que no es una bonita vista. O sonido. Es simplemente del todo horrible. Nunca cantaré en frente de nadie que no sea Ellie, Natalie, y Alanna. Jamás.

―No estamos progresando aquí ―dijo Alanna―. Tenemos que permanecer concentradas.

Alanna era la ordenada entre nosotras. Siempre tenía una meta o plan, y siempre estaba concentrada en ello. Su tarea siempre estaba hecha el viernes por la noche, en caso de que tuviera una emergencia después, en el fin de semana, y no pudiera terminarla. No es que Alanna alguna vez se permitiera tener una emergencia, por supuesto.

―Sacaste a relucir la situación de Louis, ¿no? ―preguntó Natalie―. ¿Advertiste que hicieron ajustes para él?

―Sip.

―¡Ya lo tengo! ―Alanna se puso de pie―. Trabaja en el aspecto femenino.

―No creo que vaya a funcionar para _____ hacer alarde de su equipo a sus padres ―dijo Ellie―. Usualmente, eso sólo funciona en hombres con los que no estás relacionada.

Alanna arrugó la nariz a Ellie.

―Me refería a la cosa de igualdad de derechos. ―Ella me miró―. Tus padres están totalmente de acuerdo con lo de derechos iguales para todos y todo el que siempre ha sufrido en las manos de los más afortunados o poderosos, ¿no?

―Es por eso que, en casa, tenemos diecisiete animales previamente sin hogar. Ellos sufren; nosotros los salvamos.

―Exactamente. ―Alanna ahora estaba radiante―. Con que tus padres permitieran a Louis perseguir otros intereses pero que no te apoyen, están contribuyendo al prejuicio inherente de la sociedad en contra de que las mujeres sean iguales que los hombres. Sus acciones pueden ser extrapoladas al lugar de trabajo, a las posiciones de poder, e incluso la fuerza emocional e independencia. ―Cruzó los brazos sobre su pecho y sonrió con aire de suficiencia―. Si tus padres quieren que vivas en un mundo donde las mujeres puedan hacer lo que quieran, tienen que darte las mismas oportunidades y enseñarte que las mujeres son iguales que los hombres.

―Caray. ―No podía creerlo. Era perfecto.
Natalie y Ellie estaban mirando a Alanna con expresiones aturdidas.

―Eso es brillante ―dijo Ellie.

―Fenomenal ―añadió Natalie.

―Estoy tan alegre que pasaras todo tu tiempo estudiando ―dije.

―Es la influencia de las chicas de la escuela ―dijo Alanna―. Escuchamos sobre ese tipo de cosas todo el tiempo.

―De hecho, nuestra asamblea de la semana pasada era acerca de explotación sexual ―añadió Ellie―. Pero nunca he pensado en aplicarlo en la vida real. Quizás debería empezar a escuchar cuando la gente divaga sobre esa materia.

―¿Explotación sexual? ―Ahora, eso sonaba mucho más interesante que nuestra asamblea en el día de gobierno estudiantil―. ¿Qué es eso?

Ellie se encogió de hombros.

―Alanna probablemente puede explicarlo mejor. No estaba poniendo mucha atención. Sam, mi profesor de latín, estaba justo dos filas debajo de mí, así que estaba mirándolo.

―Explotación sexual es básicamente volver a las mujeres objetos sexuales ―dijo Alanna―. Vender cosas por sexo. Al igual que la mayoría de comerciales de cerveza.

―Personalmente, creo que no hay nada malo con usar la sexualidad para conseguir lo que quieres ―dijo Ellie―. Como mujeres, es una de nuestras armas más poderosas. Para un guerrero sería absurdo no utilizar una de sus armas por algún código moral.

―¿Quieres decir como en las películas? ¿Cuándo el héroe tiene una pistola, entonces en algún movimiento estúpido, machista, lo tira a un lado por una pela con el chico malo? ―preguntó Natalie.

―Exactamente ―dijo Ellie―. No es algo estratégico de hacer.

Natalie asintió. ―Yo siempre pensaba que era tonto. Sólo hay que disparar al chico malo, agarrar a la chica e irse a vivir felizmente para siempre.

―Totalmente de acuerdo ―dijo Ellie―. Usa tus armas.

Mi mamá estaría horrorizada por esta discusión. No por la conversación sobre sexo, sino por la conversación sobre guerreros y disparar gente. Como dije antes, mis padres no creen en la guerra. O la violencia de algún tipo. Es suficientemente alarmante, en realidad hay un letrero sobre nuestra chimenea que dice: “Haz el amor, no la guerra”.

¿Esperarías cualquier otra cosa de los padres que nombraron a su hija Blueberry? En caso de no lo hayas notado, tengo una cosa con mi nombre.

Si caminaba en mi casa y anunciaba que había demasiada violencia en la escuela, y que quería comenzar a hacer el amor con cada estudiante violento, ¿mis padres habrían quitado ese letrero? Podría ser interesante intentarlo alguna vez, como cuando ellos realmente me vuelven loca.

Pero primero tenía otra misión.

Capítulo 11

―Chicas, ¿quieren venir a cenar conmigo esta noche? Mis padres serían aún más vulnerables con todas ustedes allí y cuatro niñas impresionables que necesitan aprender que el mundo es un lugar donde podemos ser iguales.

―Me apunto ―dijo Natalie.

―Como siempre ―dijo Ellie.

―Tengo que estudiar. ―Alanna recogió su mochila sobrecargada.

Quería a Alanna allí. Sí, el estudio era importante, pero había estado albergando una creciente sospecha de que ella podría tener un punto débil oculto. Decidí probarlo.

―Luego podríamos conseguir que mis padres nos lleven al partido de fútbol de Louis.

Alanna frunció los labios.
―Supongo que puedo trabajar mañana por la mañana en su lugar.

Ah, sí. Estaba empezando a pensar que nuestra amiga muy seria Alanna, quien no tenían ningún interés en los chicos, pueda estar abrigando el más mínimo enamoramiento con mi hermano. Una situación seria que iba a tener que investigar. Louis no era generalmente agradable con las chicas. No pensaba que sería un buen partido.

Pero entonces de nuevo, este sería el primer interés de Alanna en un chico. ¿Realmente queremos desalentarla? Iba a tener que consultarles a Ellie y Natalie sobre esto.

Después de que acordamos con mis padres, por supuesto. No podía mentirme a mí misma; esto no iba a ser fácil.

Mamá estaba encantada por los huéspedes adicionales. Tener a otros uniéndosenos para una cena familiar le permitió difundir su influencia positiva y amorosa, incluso de manera más amplia en el mundo. Si tuviéramos bastantes huéspedes habituales en las cenas familiares, mi mamá probablemente pensaría que podría reducir la tasa de homicidios en Estados Unidos, y posiblemente del mundo.

Bueno, no del todo. Pero a veces pienso que ella realmente lo creía.

Y ella estaba realmente feliz de tener a mis amigas allí, así ella podría salvarlas del mal. Sobre todo porque creo que considera a Ellie, Natalie, y Alanna como sus hijas, quienes acaban de pasar a estar viviendo con otras familias en este momento. Siempre es bueno tener la oportunidad de la crianza positiva de su familia extendida.

Estábamos a mitad del tofu y la vegetariana lasaña completa de trigo cuando me lancé.

―Conseguí el papel en el musical.

Marissa, mi fiel seguidora, gritó y aplaudió con sus manos. ―¿Puedo llevarte flores a la función?
Tienen que amar a Marissa. Mis padres odiarían decepcionarla. Ella es aún más impresionable que yo.

Papá sonrió.

―Así se hace. Sabía que lo harías. Son esos genes Tomlinson. Te predisponen al éxito.

Tenía genes Tomlinson, y nunca los había considerado mis ingredientes clave para la vida que quería. Sólo los encontraba vergonzosos. Pero ahora no era el momento para expresar mi disgusto con que el destino era feo.
Mamá seguía vistiendo de negro, pero sonrió y me felicitó. Entonces parecía que iba a lanzarse a un debate sobre las "repercusiones" de mí estando tarde para la cena anteriormente en la semana.

No iba a darle una oportunidad.
―En la escuela, Alanna y Ellie tuvieron una asamblea sobre la explotación sexual.

Mamá levantó sus cejas.
―¿Y qué es la explotación sexual?

Algunos padres enviarían a Marissa fuera de la habitación si el sexo surgía a la mesa, pero no mis padres. Pensaron que podían influirla mejor si estaban presentes siempre que este tipo de temas surgieran. Mejor para Marissa oír hablar de sexo en torno a su mesa del comedor que debajo de las gradas de fútbol con un chico.

Teniendo en cuenta que yo tenía quince años y todavía no había experimentado un verdadero beso con un chico, pudo haber habido algunos indicios de que su enfoque era un éxito. Definitivamente iba a tener que hacer algo al respecto. Pero lo primero era lo primero. No podía poner en La Cornisa a Harry si nunca llegué a verlo.

No es que lo fuera a poner en La Cornisa. Iba a tenerlo justo a mi lado en el sofá. De ninguna manera quiero decir que era suficiente poner a un chico que me gustaba en La Cornisa. Ahora bien, si se trataba de un chico que no me gustaba o, quién era mezquino con mis amigos, esa era otra situación enteramente.

―Explotación sexual es convertir a las mujeres en objetos sexuales para vender cosas o agendas avanzadas. Se trata de hacer el único valor de las mujeres sexual ―dijo Alanna.

Mamá hizo una toma doble.

No estaba segura de que alguna vez había visto a nadie en realidad hacer una doble toma antes. Pero definitivamente me miró, luego tenía algún tipo de cosa desigual con la cabeza, luego me miró de nuevo. Debíamos haber golpeado un nervio.

Esto era bueno. Muy bueno.

―Sabes que el sexo es sólo sobre el amor y el respeto ―dijo mi mamá―. Marissa, lo sabes, ¿verdad?

Marissa se encogió de hombros y bebió su leche.

―En fin... ―Bueno, aquí fui a matar―. El tema de la explotación sexual me hizo pensar en lo que me dicen todo el tiempo que como una chica, soy igual a los chicos, y que nunca debo dejar que nadie pase sobre mí sólo porque soy una chica.

―Ninguna de ustedes debería. ―Mi padre negó con la zanahoria cocida hacia mis amigas―. Todas ustedes son valiosos seres humanos importantes.

Esto iba perfectamente. ―Tengo una pregunta.

―¿Qué es? ―Mamá realmente parecía un poco cautelosa. Esto iba espléndidamente.

―Si no me devaluó a causa de mi sexualidad, o menos dignidad porque soy mujer, ¿cómo es que hacen excepciones de la cena para Louis pero no para mí?

Un silencio absoluto cayó sobre la mesa.

Alanna estaba mezclando estudiosamente su lasaña, Ellie y Natalie estaban mirando expectantes a mis padres, como si estuvieran esperando alguna gran revelación, y Marissa estaba tejiendo los fideos de lasaña en una especie de decoración artística.

Y Louis no estaba allí, porque estaba preparándose para su partido de fútbol americano

Mamá miró a mi papá.

―Conferencia en la otra habitación.

Mi padre asintió con la cabeza, y los dos desaparecieron en la cocina. No nos atrevimos a decir nada, simplemente nos sentamos allí comiendo tranquilamente. Excepto Marissa, quien al parecer tenía algo de talento artístico, ya que volvió su comida en un arreglo muy interesante.

Tomó menos de dos minutos para que mis padres volvieran.

Estaban de pie en la cabecera de la mesa, el brazo de mi papá alrededor de mi mamá, en su demostración habitual de lealtad. El mensaje en nuestra casa: nunca tratar de ir en torno a uno de los padres para llegar al otro. Se trata de una unidad de amor y autoridad.

Mamá fue la que habló.

―Chicas, tenemos que admitir que por un momento hemos caído en la trampa de tratarlas de manera diferente que a Louis. Sí, como chicas, son más vulnerables. Pero es nuestro trabajo capacitarlas en lugar de protegerlas tratándolas diferente. Y si alguna vez alguien intenta decirles que su vulnerabilidad es la justificación para no darles las mismas oportunidades, no lo acepten.

Papá agregó:

―_____, puedes estar en la obra. Encontraré a alguien que se encargue por la tarde de las tareas con los animales mientras estás en los ensayos, y ajustaremos la hora de la cena familiar para asegurarnos que puedas hacerlo.

¡Sí! ¡Esto era fantástico!
―Pero... ―Mi madre hizo una pausa.

―Pero, ¿qué? ―solté. Oh, oh. Mi entusiasmo de repente fue atenuado por la desconfianza.

―Seguimos decepcionados que hayas llegado tarde sin avisarnos previamente en la semana. Estábamos preocupados que algo te hubiese pasado.

Me di cuenta que lo decía en serio, y me sentí mal. Odiaba cuando hacía preocupar a mis padres.

―Tendría que haber llamado, lo siento. ―Y lo estaba. Una vez estaba cuidando de Marissa y se había quedado dormida en el corral de las cabras, no pude encontrarla por una hora. ¡Estaba aterrada! No quería hacerles eso a mis padres. Eran raros, me pusieron de nombre Blueberry, pero los amaba.

―Por lo que te vamos a dar un teléfono celular ―anunció mamá.

―¿En serio? ―De pronto se estaba convirtiendo en mi mejor Noche de Viernes. ¡En años! Traté desesperadamente de no saltar de la mesa y ponerme a bailar como una loca, pero no pude evitar que mis pies dejaran de golpetear el suelo.

Papá inclinó su cabeza, sin dudas tratando de identificar el golpeteo de mis pies, mientras mamá continuó diciendo.

―Pero sólo lo usarás para emergencias y llamadas familiares. Además, deberás tenerlo todo el tiempo contigo, así podremos ubicarte en cualquier momento.

Está bien, había momentos en los que mis padres creían que educar con amor en vez de con rigurosa disciplina corría a mi favor. Razón por la cual no quería presionar.

―Es totalmente justo. No abusaré de él.

―¿Puede llamarnos a nosotras? ―dijo Ellie―. ¿Contamos como familia?

Oh, ¡eso fue brillante! Sonreí a Ellie y ella me guiñó un ojo.
Mamá y papá se miraron uno a otro, entonces asintieron.
―Claro que sí. Ustedes chicas son de la familia.

Papá sacudió el dedo. ―Pero nada de llamadas largas. Sólo avisos cortos.

―Entendido. ―Me recliné en la silla y dejé que mis pies bailaran bajo la mesa.

Vi que Natalie y Alanna chocaron los cinco debajo de la mesa, y Ellie parecía complacida mientras comía otro bocado de lasaña. Sabía que su expresión de felicidad no era por lo que estaba comiendo, estaba segura de eso. No podía creerlo. Iba a estar en el musical, como la madre de Harry.

Me preguntaba si llegaría a tocarlo. Además, iba a tener un celular. Incluso si no podía usarlo demasiado, seguiría viéndome a la moda. Harry tendría que estar impresionado.

Me preguntaba si iba a ir al partido de fútbol americano de esta noche. Todos iban al partido.

La última vez que me vio estaba sin esmalte en mis uñas y con mi cabello hecho un desastre. Esta vez me gustaría verme como una deslumbrante niña madura. Con celular. Y una parte en el musical.

―¿Ellie?
Tenemos menos de media hora para hacer de mí una sexy diva.

―¿Si? ―Me sonrió, sus ojos brillaban.

―¿Has traído tu maquillaje?

Ella sonrió.

―Claro que sí. Incluso he requisado las cosas de Claire.

―¿Se están maquillando para ir al partido de Louis? ―Mamá había estado vigilándome en exceso.

Me acomodé en mi asiento.
―Quizás.

Ella sonrió con complicidad.
―Bueno, será mejor que te prepares. Salimos en media hora.

Se había dado cuenta que había un muchacho de por medio. Y yo sabía que iba a interrogarme después, pero no me importó. Tenía otras cosas en mente. Como lucir bien para esta noche.

Realmente bien.

Había mucho en juego esta noche. Nunca me había maquillado para atraer a un muchacho antes. Iba a tener que depender de la experiencia de Ellie. Nunca hubiese pensado que atraer a un muchacho podía ser tan estresante. Quizás esto era como estar en La Cornisa. Quizás había metido un pequeño dedo del pie ahí fuera, a la espera de que Harry me empujara hacia el resto del camino.

¡Puaj! No es de extrañar que Claire siempre diga que son los chicos los que pertenecen allí.

¿Por qué alguien tiene que estar en La Cornisa?
¿Por qué no puede todo el mundo acurrucarse en un montón de felicidad?

Decidí que le iba a demostrar que estaba equivocada. Nadie necesitaba estar en La Cornisa. Ni yo. Ni Harry. Ni nadie.

Sip. Ya tenía todo resuelto. No podía esperar para esta noche. ¡Iba a ser genial!