Lo que la distancia ocasiono (Harry Styles)

—Cariño estoy yendo en 10 minutos, espérame como se debe —dijo Sarah con su voz chillona pero seductora haciendo que ya empeciese a excitar.

—Si claro, te espero —dije con la voz entre cortada, necesitaba de una gran paja, maldita sea.

—Adiós bebé —una de las mujeres mas deseas de la universidad estaría conmigo en la cama. Ella colgó, y cuando lo hizo algo me llamo la atención.

Me encontraba en la ventana de mi sala, cuando la vi salir, Hannah salía con un bolso colgando en su brazo derecho y en la mano izquierda llevaba un skate. Recuerdo que ese era su favorito, era de su hermano y siempre íbamos a las rampas del parque que se encontraba a tres cuadras de acá.

La primera vez que subió a uno se cayó, me comencé a burlar de ella lo que al parecer no le gusto. Se molesto conmigo por casi todo un mes, niñerías de ella.

La vi subir al skate y con cuidado iba avanzando, al paso que iba llegaría a las rampas en la noche. Se veía tan tierna y frágil, el bolso que llevaba en el hombro no la ayudaba. Estaba vestida simple, con un pantalón holgado gris con una camisa blanca tres cuartos en cuello u que se encontraba dentro de su pantalón y sus vans celestes e iba con un pequeño moño en la cabeza.

La vi voltear por la pequeña esquina, cuando sonó el timbre de mi casa, era Sarah, estaba muy maquillada para mi gusto, pero lo que más me llamo la atención, era el mini vestido que traía. La atraje hacía mí dándole un beso salvajemente, cerré con mi pie la puerta. Ella poso sus manos en mi nuca jugando con mis rulos. Caímos en el sofá cuando comenzó un juego bocal, metí mi lengua a su cavidad bocal para comenzar una guerra de lenguas. Así es como comenzaba la caza de Styles.

Hannah-.

Si pensaba llegar a ese parque tendría que acelerar paso. Ya había paso 20 minutos y recién llegaba a la 2 cuadra. Me aferré bien al bolso para no dejarlo caer ya que ahí traía mi cámara. Quería hacer un truco que Paul me había enseñado. Lo hice, pero fui interrumpida por el grito de un chico que gritaba “¡CUIDADO!” desde lo lejos. No me dio tiempo de reaccionar cuando ya me encontraba en el piso. No podría maldecir más aquel chico que me había hecho esto. Por suerte, mi cámara no se hizo nada, pero yo estaba con el tobillo torcido.

El chico no paraba de pedirme disculpas, este no dejaba de sobarse la cabeza que se había golpeado. Me extendió su mano para ayudarme a ponerme de pie. Al tratar de levantarme me queje mucho, el dolor de la torcida fue muy fuerte.

—¿Tu casa está lejos? Te puedo cargar y llevar hasta allá, no tengo problema —se ofreció muy amable el chico con una sonrisa tímida y dulce.

—Está cerca, pero no es necesario que me ayudes, yo ahora llamo a mi hermano y le cuento lo que paso —dije con una sonrisa de lado, lo que no soné nada convincente. Pues me volví a quejar por el dolor.

—No seas terca, te debo una y no pienso dejarte acá en el piso. Mi conciencia no me lo permitiría —volvió a replicar. Acepte su propuesta y lentamente me cargo.

Ya en brazos de él, empezó avanzar, pero nos estábamos olvidando de algo. Los skates. Si lo dejaba acá Paul me mataría por haber usado su skate sin su permiso.

—¡Espera! ¡Espera! —exclamé exaltada —, nos estamos olvidando de los skates ¿no piensas dejarlos acá, cierto? —pregunté asustada.

—Si tú lo llevas todo, entonces perfecto —dijo dándonos vuelta para acercarnos a ellos.

Me bajo leventemente. Aferré los skates a mí cuerpo y me volvió a cargar. Ahora estaba más tranquila pero incómoda, ahora con los skates encima pesaba más, pobre chico.

—Puedes bajarme aquí, solo falta una cuadra y puedo caminar sola —pero el chico parecía no escucharme, pues no me bajaba.

—¿Cuál es tu casa? —dijo ya estando en la esquina de la avenida de mi casa, su respiración sonaba algo agitada.

—Es esa, la de 2 pisos con azotea color blanca —dije señalando mi casa, él chico la percato y me dirigió hasta ella.

—Te bajaré para que puedas abrir la puerta —cuando me bajó, sentí su respiración de alivio ¿tanto pesaba? Tal vez en la mañana me excedí con los chocolates que comí después del desayuno.

—Te dije que me bajarás, pesaba mucho. Bueno pasa, ahora te trae… ¿qué haces? —no me dejo terminar de hablar cuando ya me tenía de nuevo entre sus brazos, llevándome hacía el sofá, dejándome en el delicadamente.

—¿Dónde está tu botiquín? Te vendaré ese tobillo —dijo mirando mi tobillo que lo tenía reposando sobre el sofá ¿abre hecho que su sistema se vuelva raro por haber chocado con él?

—Primero ¿cómo te llamas? —pregunté con intriga, había sido amable hasta traerme aquí, o como él dijo al principio, su conciencia.

—Primero, lamento tanto chocar contigo, tanto tú como yo íbamos distraídos.

—Pero más tú —el chico que aún desconocía el nombre rodeo los ojos y siguió hablando

—Y mi nombre es Matt Bush —sonrió mostrándome una perfecta sonrisa con hileras absolutamente blancas.

—Yo me llamó Hannah Sandler, lamento haber tenido que conocernos en estos estados —dije un tanto nerviosa a lo que baje la cabeza.

—No te preocupes, ahora si me dirás ¿dónde hay un botiquín? —dijo más tranquilo y despreocupado que antes. Podría decir que era menor que yo, tal vez 1 o 2 años.

—Oh claro, en el baño que se encuentra en la tercera puerta, hay un botiquín —se levantó y entro al baño.

Vino hacia mi con el botiquín y sus manos en la cabeza. Parece que le dolía mucho porque comenzó a quejarse.

—Será mejor que te curé rápido, necesito tomar una siesta —sobaba su cabeza lentamente por el dolor.

—En el botiquín hay una pastilla para el dolor de cabeza, tómatela, te hará mejor —comenzó a buscar en ella haber si la encontraba.

—Esta bien —afirmó y se acomodó en el sofá para comenzar a curarme.

—Y Matt ¿por qué ibas tan rápido? —dije mientras lo miraba detenidamente, él que estaba tan concentrado en mi tobillo. Levanto su cabeza muy rápido y me miro para contestarme.

—Yo no voy rápido, iba normal, pero como tú ibas lento y mirabas tus pies, no mirabas quién iba enfrente de ti. Se suponía que saldría con mi novia, pero con lo que paso tendré que cancelarlo —volvió a bajar su mirada para seguir con lo suyo. Mi tobillo.

—De verdad que lo siento Matt. ¡Ouch, ouch! tampoco te vengues que duele —dije con dolor, ya que me dolía muy fuerte el tobillo.

—No me estoy vengando, te tengo que hacer este masaje para que se pasé el dolor y luego vendarte el tobillo —ajá y yo soy Beyonce, sé que me quería ayudar pero me hacía el masaje muy fuerte que dolía.

—Pero más despacio por favor, de verdad que ¡ouuuch! ¡te dije que duele! —exclamé a lo que este se quejó.

—Ya ya, lo siento —dijo levantando las manos en forma de disculpas.

—Eso espero, ¿vives por acá cerca? —le pregunté, no creo que se venga desde tan lejos a la rampa de acá tres cuadras.

—Si, a una cuadra de la rampa. Que pena que tengas que vivir en frente de Styles —su voz ronca se torno en molestia ¿tan odio se había ganado Harry?

—¿Por qué? —pregunté con intrigada.

Por lo que me había contado Louis, Harry no era tan amable con los demás.

—¿Por qué? Ese tipo es un idiota, mujeriego, un patán, un imbécil, hijo de… —tuve que interrumpir para que no siguiera.

—¡Entendí! Lo siento pero recién vengo llegando, no lo sabía —dije más calmada, no podría creer el odio que Harry hacia que tengan por él —pero ¿qué te hizo?

—Hace dos años él era mi amigo en el instituto, los dos éramos uno de los mejores skaters de ahí, así que hicimos una apuesta donde yo la gané, pero como el querido Styles no sabe perder, dijo que se las cobraría y así lo hizo, pero jamás pensé que se las iba a cobrar de esa forma, de meterse con mi hermana y hacerla sufrir. Desde ahí Styles y yo no nos hemos vuelto a dirigir la palabra, ni tampoco lo haremos —no sabía que decir, nunca pensé que Harry llegará a tal punto de hacer eso.

Tratar de cambiarlo será un trabajo muy difícil.

—No lo sabía y de verdad que lo siento mucho, ¿cómo se llama tu hermana? —le pregunté, sonaba triste y molesto al hacerle recordar lo que paso hace dos años.

—Se llama Peace, apenas tenía 15 años cuando Styles la hizo sufrir —vi como hizo puños con sus manos y apretaba fuerte su mandíbula.

—Ahora entiendo, yo lo conocía, era mi mejor amigo cuando éramos pequeños, pero me fui y de ahí no supe más de él —dije a lo que él dejo de hacer lo suyo para mirarme fijamente haciendo que me intimide.

—¿Cómo podías ser amiga de ese? —dijo gritando sin aun entender lo que le decía, él no sabía que Harry no era así.

—Éramos niños, no sabía que iba a cambiar tanto —me quedé pensando en todo lo que me había dicho Louis aquella mañana, quería hablar con Harry, pero tenía miedo, miedo a su rechazo, a su trato brusco o grosero conmigo, simplemente tenía miedo de volver a rehacer nuestra amistad.