Lo que la distancia ocasiono (Harry Styles)

Harry venía hacia mí con su pedido y el mío. Puso el desayuno en la mesa y se sentó en frente. Me dio mi cappuccino y mis galletitas pero no mi sándwich.

—¿Harry mi sándwich? —pregunté molesta.

—Ya no hay Hannah, lo siento —dijo —pero me dieron esto. Sacó de las típicas bolsas de Starbucks un bocadillo en forma de corazón.

—¿Qué se supone que es esto? —pregunté mirando lo que me había dado Harry.

—No lo sé, es un bocadillo, solo cómelo.

—Si me hace daño caerá en tu conciencia —le advertí. Sonó su celular que estaba en su jean y lo saco rápidamente.

Su conversación fue “Alo… si… ok… todo bien… no sé… pero… ya te dije que no sé… puede ser… ajá… esta bien… adiós.” Cuando hablaba no dejaba de mirarme, trataba de desviar mi mirada de la de él pero me fue imposible no mirar esos ojos verdes que siempre he amado.

Guardo su celular y no dijo nada durante unos segundos. No tenía idea quién era la persona del otro lado de su celular. Aunque lo más probable que haya sido Gemma o Louis, por la forma como contestaba.

—¿A qué museo quieres ir primero? —preguntó de repente.

—Pensaba en el Tate Modern —di un sorbo a mi cappuccino.

—O al British Museum —agrego Harry.

—Primero al Tate Modern y luego al British Museum —sonreí — primero las damas.

—Graciosa, esta bien —rió Harry.

Conversamos unos minutos más como si fueras amigos de toda la vida y como si nunca me hubiera ido a Italia. Harry era muy amable conmigo durante estos minutos que pasamos juntos en el Starbucks.
Terminamos nuestro desayuno y salimos. Una gran corriente de aire pasó por mi cara haciendo que mí cabello terminara en mi cara. Ambos no pudimos evitar la risa, por lo que reímos. Me arregle el cabello y seguimos con nuestro camino que era hacia Tate Modern.

Mi reloj marcaba las 9:30 de la mañana, por lo que decimos caminar hasta el museo. Estamos en un esquina apunto de cruzar hacia la otra calle, cuando voltee y vi a la pequeña que pregunto si Louis y yo éramos novios cuando estábamos en el London Eye. Al parecer ella me reconoció y no dudo en mostrarme una hermosa sonrisa, jaló el brazo de su madre y esta se acerco para escucharla mejor, volteo hacia mi y también me mostro un sonrisa. Yo hice lo mismo con ambas.

—¿Las conoces? —preguntó Harry.

—Algo así —respondí meneando la cabeza de lado.

—No entiendo a lo que te quieres referir —no era el momento adecuado para coger el tema sobre Louis.

—Hable con ellas solo una vez, nada más —dije mientras cruzábamos otra pista.

—Bueno…

En el camino tuvimos que pasar por el Trafalgar Square, por mi cabeza pasó la imagen de mi hermano mirándose en la pileta y Louis corriendo como niño. Los extrañaba ambos, aunque desde que me fui de Homes Chapel ninguno me ha llamado para saber como estoy y eso me pone triste. Paré y saqué de mi cartera que llevaba colgada en mi brazo mi cámara para tomar una foto a la pileta. Harry al ver que no seguía su paso paro y volteo, miro con atención lo que iba hacer. Miré las fotos y la guardé.

—¿Eres fotógrafa? —preguntó.

—Amo la fotografía —se asombró.

—Entonces te gusta el arte —concluyó mientras seguimos caminando.

—Entiendo que esta en mi sangre.

—¿Sabes algo? A mi me gusta la música.

—¿Tocas algún instrumentos o cantas? —pregunté curiosa.

—Si, toco la guitarra, pandero, un poco la batería y tengo una banda.

—¡Wow! Eres muy talentoso Harry —él sonrió halago por mi comentario.

—Gracias.

—De nada —sonreí —¿Cómo se llama la banda?

—White Eskimo —respondió y se detuvo por la luz roja.

—Imagino que algún te escucharé cantar con toda la banda.

—Lo mismo espero —dijo —nos hemos alejado mucho que ya ni sabemos lo que cada uno hace.

El comentario de Harry me dejo helada, era cierto lo que decía. Tal vez me dijo una indirecta porque por mi fue que nos separamos y recordarlo en estos momentos que íbamos bien no era lo mejor que podía hacer. Cuando estábamos en Starbucks hablamos de cualquier cosa menos a lo que nos dedicábamos ahora, un error de ambos… quizás.

Siguió caminando dejándome atrás con las otras personas dispuestas a cruzar la calle. No le iba a contestar porque sería malograr el momento aún más, acaso que él volviera con el tema, pero por el hecho de haberme dejado atrás dudo que quisiera oír mi respuesta a su comentario.

Acelere el paso para acercarme a él, ni siquiera volteo para ver donde estaba. Se encontraba molesto, sin haber visto su cara lo sentía. No quise interrumpir, tal vez sus pensamientos, solo lo seguí sin decir nada más.

Luego de unos minutos de seguir caminando, interrumpió mi paso hablándome.

—Llegamos —avisó señalando el Tate Modern que estaba en frente de nosotros.

Voltee a mi derecha y quede asombrada por lo que veía. El museo era más hermoso que en fotos. En frente de el había un gran río donde pasaban varios botes y encima de este un puente. Crucé la calle al igual que él y sentí su perfume al pasar por mi lado. El viento movía sus rulos, algo que lo hacía verse más varonil y apuesto.

En la entrada del Tate Modern había un jardín muy verdoso con personas a su alrededor. Harry solo me había dedicado la palabra para avisarme que ya habíamos llegado. Entramos y me quede un shock total, el museo era aún más hermoso por dentro, absolutamente todo era modernos allí.

Me percate que había un araña gigante, fui corriendo hacia ella y tome una foto. Por un momento olvide que venia con Harry y solo estaba en mi mundo de querer tomar foto a todo lo que se me cruzara en este museo. Y eso fue lo que hice. Iba a entrar a un cuarto donde había varios cuadros, cuando iba a tomar otra foto, mi cámara ya no daba más, no tenía más espacio para tomarlas y aún faltaba mitad de museo.

—¡Maldita sea! —gruñí en voz alta.

No quería que nadie se de cuenta de mi estado de ánimo en estos momentos pero fue imposible.

—¿Te encuentras bien? —preguntó alguien que no conocía.

—Ehm n-no mi cámara ya no tiene espacio, se me acabo el rollo.

—Tienes suerte, acá traigo un rollo que no creo utilizar hoy —me sonrío una señora aproximadamente de unos 45 años sacando de su cartera un rollo muy envuelto en su paquete.

—No, no señora, muchas gracias pero no podré aceptársela —dije devolviéndoselo en sus manos.

—A los turistas hay que tratarlos bien cariño, tómalas —volvió a insistir la señora.

—El problema es que no soy turista, soy de aquí —la señora insistía con su rollo en mis manos a pesar de lo que acababa de decir.

—¿De Londres?

—No, de Homes Chapel pero es casi lo mismo —dije.

—Claro que no cariño, tómalas como regalo de bienvenida aquí a Londres —perdí antes su insistencia.
—Un dura batalla, muchas gracias, espero algún día devolverle el favor que me está haciendo usted ahora.

—No tienes por qué cariño, te las doy con mucho gusto —dijo amable.

—Muchas gracias —le repetí.

La señora no me dijo su nombre solo se despidió dejándome con su rollo en mano. Me fui a un banco, me senté en el y saqué el rollo que traía en mi cámara para colocar el nuevo que traía en manos. Antes de introducir el rollo nuevo, levanté mi cabeza y miré hacia ambos lados para ver su encontraba a Harry por algún lado, pero no di señal con él.

Estaba sola en un lugar donde no conocía a nadie y no tenía idea de cómo iba a regresar al hotel. Solo se me ocurría la idea de mandarle un mensaje a Erick, que probablemente este trabajando, pero era mi única salida.

“Hola Erick, soy Hannah y necesito tu ayuda por favor” fue lo que le mandé, esperé unos 5 minutos y mi celular sonó con un mensaje suyo.

“¿Y Harry, tú amigo?” ¿por qué me tiene que hacer recordar que me abandono en este lugar?

“¿Me vas ayudar o no?” le respondí con otra pregunta.

“¿Qué paso Hannah?” preguntó.

“Necesito que vengas por mi al Tate Modern, por favor. Harry me dejo y no sé en donde está”

“No sé por qué debería ir yo después que me dejaste por él. Llámalo a su celular en vez de mandarme un mensaje a mí, de seguro está por ahí en el museo” ¿Qué? ¿Yo dejarlo por Harry? Ok, ahora si no estaba entiendo que estaba pasando, ¿en qué momento lo deje por él?

“¿No entiendo a qué te refieres con que te deje a ti por Harry, Erick? Nunca lo haría por más que conozca a Harry más que a ti” mi respuesta fue la más sincera que pude haber escrito alguna vez.

“Vamos Hannah ¿no te acuerdas? Es increíble, Harry me dijo que ustedes iban a salir y visitar museos (lugar donde tú te encuentras ahora) y que por eso nosotros no saldríamos, me lo encontré con él en la entrada y eso fue lo que le mandaste a decir” Mierda, si vuelvo a ver a Harry juró que no las contará. Es un maldito por echarse esa mentira.

“Erick, es obvio que es mentira. En todo caso tu fuiste el que mando a mi habitación a Harry con qué tendrías que hacer algo más importante y me plantaste”

“Eso no es cierto, ¿no te basto con verme en la mañana para saber que no tenía otra cosa que hacer?”

“¿Vienes por mí al museo y hablamos mejor? Harry nos mintió a ambos y no quiero pelearme contigo por su culpa ¿ok?”

“Esta bien, estaré ahí en media hora. Espérame en la entrada”

“Gracias Erick” fue lo que finalizo nuestra conversación.

No quería volver a ver a Harry, era increíble lo que acaba de ocasionar. Tenía razón, el estaba planeando algo y de seguro su plan seguirá en pota, no creo que haya terminado así.

Me quedé pensando en aquella banca por varios minutos, en que cosas podría hacer Harry durante estos 2 meses, hasta que sentí que alguien se sentó a mi lado. Me sacó rápidamente de mis pensamientos y dirigí mi mirada a la persona de al lado.

—¡Increíble! —exclamé.

—¿Qué paso? —preguntó mientras reía.

—¿Todavía lo preguntas Harry? —dije molesta y me paré.

—Hey no te moleste, lo siento por haberte dejado aquí —dijo sínicamente sin entender.

—No me refería a eso Harry, me mentiste —lancé un gran grito.

—¿No te entiendo Hannah?

—Tú nunca entiendes nada Harry, me mentiste, hiciste que Erick y yo pensáramos cosas que no son por tu mentira —estaba muy exaltada.

—Hannah mejor hablamos en el hotel ¿si? —dijo mientras se acercaba a mí.

—No Harry, no quiero volver hablar contigo. Te haces el ofendido, te molesta conmigo, me dejas, me mientes y ahora vuelves ¿y piensas que te voy a perdonar así de fácil? Estas equivocado.

Harry solo calló, luego volteo la mirada a toda la gente que se encontraba mirando la situación de ambos.

—No te hagas la santa Hannah, tú sabes muy bien lo que me hiciste y en quién me convertiste —gritó él al igual que yo.

—No juntes las cosas Harry, yo me aleje de ti pero no te mentí en lo que te dije, tú si. Pequeña o grande, las mentiras son mentiras.

—Pequeña o grande, las mentiras son mentiras. Escucha tus propias palabras Hannah, hiciste que Louis me mintiera por ti, tal vez tú no, pero mi mejor amigo si.

Estaba con lágrimas en los ojos, sabía que Harry primero me llevaría al cielo para luego dejarme caer con unas cuantas palabras. Me encontraba desecha, él tenía razón. Me quedé parada sin nada más que decir mirándolo directo a sus ojos, él hizo lo mismo e estaba al igual que yo, pero luego se fue sin decir nada.

Me senté a esperar a Erick que apenas me vio, se acerco a mí corriendo para darme un fuerte abrazo. No me encontraba para nada bien, quería volver a Milan, estar con mis amigas y Martin, y jamás haber vuelto. Pero sabía que eso no era la solución a mis problemas.

No soy de esas personas que cuentan sus problemas a una persona que recién acaba de conocer, como me estaba pasando ahora con Erick, a pesar de esas limitaciones que tenía se lo contaría a él porque siento que es una gran persona y no tenía más argumentos pero se lo contaría.