Lo que la distancia ocasiono (Harry Styles)

Iba caminando hacia la puerta de mi casa, no se oída ruido más que mis pasos y mi respiración. Cuando por fin llegue a mi objetivo, pude notar a mis dos mejores amigas, Francesca y Elisa, ambas muy tristes. Sabía que estaban destruidas al igual que yo, pero lo mejor era irme de aquí. No lo vi a cuando salí, ese era mi último día en Italia y él lo sabía. No sabía que pensar. Mi padre ya se encontraba con mi madre en el auto para llevarme al aeropuerto.

Cerré mis ojos y suspiré. Este sería mi último día en Milán. Odio las despedidas. Tuve experiencia en una cuando apenas tenía 8 años y sufrí mucho.

—¡Te vamos a extrañar! —exclamó con los ojos cristalizados una de mis mejores amigas.

—Y yo ustedes Elisa, saben lo importante que son para mí —me acerqué y la abrace.

—¿Por qué te tienes que irte? Dejas todo lo que hemos vivido durante 10 años ¿Por qué te vas ahora y no lo hiciste hace tiempo? ¿POR QUÉ? —me preguntó Francesca muy alterada. Iba de un lado al otro, estaba dolida y lloraba, la entendía. Pero cuando me dijo eso, recordé las palabras de aquel chico, el que era como mi hermano.

—Francesa por favor, no me hagas arrepentirme de esto. También me duele dejarlas, no es fácil. Tal vez tengas razón, debí ir me hace tiempo, pero las cosas ya están hechas y me voy ahora —respondí al igual que ella, dolida.

—Francesca cálmate, sí Hannah no se fue hace tiempo fue por nosotras y Martin. A mi también me duele que se vaya, pero es su decisión volver a Inglaterra, no la atormentes más —dijo Elisa defendiéndome. Lo menos que quería era irme a Italia con una discusión entre nosotras.

—No Elisa, déjala. En una parte tiene razón, debí ir me hace tiempo. Pero ya no importa. Lo que menos quiero es irme de acá peleada —dije entristecida. Mi mirada era de tristeza, no quería alejarme de ellas.
Hubo un silencio incómodo, donde fue interrumpido por Francesca.

—Hannah, lo siento, está será tu última vez en Milán y eso me duele. Hemos compartido tantas cosas juntas que no quiero que me dejes. Sé el motivo de tu regreso a Inglaterra y me comporto como una egoísta. No quiero que te vayas y me quede con el remordimiento de que en tu despedida hayamos discutido. En tus planes no está en volver, solo espero que sí lo hagas y no te olvides de nosotras. Y sí no lo haces tú, viajaré yo –dijo Francesca muy arrepentida por lo que me dijo. Empezó a sollozar al igual que yo.

—No viajarás sola, viajaremos las dos —interrumpió Elisa a lo que soltamos pequeñas carcajadas.

—En primero, no tengo nada que perdonarte Francesca, sé que como eres, odias todo esto, te comprendo. En segundo me será imposible olvidarme de ustedes, son mis hermanas. Las únicas que me recibieron bien cuando llegue por primera vez a Milán. Jamás las olvidaré, las llamaré todas las veces que pueda. Y en tercero las estaré esperando si deciden viajar, solo espero volver, puede que no me vaya tan bien allá como lo pensé y vuelva con ustedes —me abalancé abrazarlas. Me harían mucha falta está mas que obvio.

—Te queremos Hannah, espero que recuperes lo que perdiste —me susurró Elisa y nos separamos. Aunque no sea la que mas demuestra sus sentimientos, lo estaba haciendo ahora.

—También las quiero mucho —les sonreí, esta sería nuestra despedida.

—Hannah, vamos... El vuelvo va a partir en 2 horas —dijo mi papá desde el auto.
Las mire y sentí como me separaba de las personas que más quería, les volví a sonreír y me acerque a darles otro abrazo. Me separé de ellas y entre al auto.
Mi mamá iba de copiloto y yo en la parte de atrás. El auto entro en movimiento. Me iba alejando cada vez de ellas, cuando hicieron gestos con sus manos en forma de saludo e hizo lo mismo.
Durante todo el camino fuimos en silencio. Nadie hablaba. Yo me la pasé pensando en Martin, me hacía varias preguntas que retumbando en mi cabeza ‘Por qué no fue?’ ‘¿Le habrá pasado algo?’ ‘¿Se enfermo?’ ‘¿Acaso se olvido que me iba?’. Me dolía no verlo de nuevo. Al igual que las chicas, él también era importante para mí, él era mi novio. Me tomo meses pensar si irme y terminar con él, lo amaba demasiado. Ahora no sabía que pensar sobre todo esto.

Llevaba entre mis manos una mochila dónde tenía mi cámara, la saqué y empecé a tomar fotos de Milán. Era un lugar impresionante, tenía muchas cosas que durante el tiempo que estuve en Inglaterra, no vi.

Al llegar al aeropuerto sentí que gritaban mi nombre. Al principio no le tomé importancia pues no soy la única Hannah en este planeta.
Cada vez sentía esa voz cerca cuando la empecé a reconocer. Di la vuelta y vi como Martin venía corriendo hacia mí. Estaba muy agitado así que dejé de caminar y di unos cuantos pasos. Él llego hacia mí. Deje mi maleta en el suelo y no pude evitar llorar. Lo abracé haciendo que él me aferró a su pecho, después de unos segundos me cargo. Cuando me separé de él, pude notar que también lloraba. Con su dedo me secó tiernamente la cara. Después de eso nos besamos, habíamos vivido tantas cosas juntos, me costaba asimilar que nos íbamos a separar después de 4 años de relación.

—Ti amo principessa —dijo Martin con su dulce acento italiano lentamente.

—Ti amo più il mio amore —le respondí en italiano mirándole a los ojos. Delicadamente me bajó de su amarre.

—La mia principessa, mi mancherai molto —al finalizar con eso, me dio uno de sus besos más dulce y tierno.

—Pensé que no ibas a venir, que te habías olvidado que hoy me iba… —bajé la cabeza. Pero él cuidadosamente con sus manos me la levanto.

—Eso jamás, tuve un problema, no quise llamarte. Pero llamé a las chicas y me dijeron que ya te habías ido, vine como pude hacia acá. No quería que te vayas sin darte esto —sacó de su bolsillo una pequeña cajita y lo abrió.

—¿Es enserio? ¡Tú estás loco! —era un collar en forma de corazón partido en 2, en el había una “M”, se vía muy costoso.

—Estoy loco, pero por ti. No te imaginas cuanto te amo, no quiero que jamás me olvides —me voltio delicadamente y me lo puso.

—Pero no Martin, se nota que es muy caro, no lo puedo recibir —estaba a punto de quitármelo pero me lo impidió.

—Eso a mi no me importa —me miró a los ojos, lo que es mi punto débil.

—No hagas eso —él río —jamás te podré olvidar, significas mucho para mi. El collar está hermoso, gracias pero no había necesidad que me lo dieras para que me acordará de ti, tú siempre estarás en mi corazón —dije con firmeza.

—Perdón pero solo digo la verdad. No sé si vayas a conocer ha alguien más y te enamores de él —puede que me llegue enamorarme de otra persona, pero aún así, jamás lo olvidaré.

—Tienes razón, tampoco sé que vaya a pasar cuando esté allá. Pero aunque me enamoré de otra persona, jamás será como lo estoy de ti y mucho menos te olvidaré —lo besé. Odiaba tener que separarme de él.

—Te amo —me susurró entre besos.

Llegó la hora, una voz femenina empezó anunciar mi vuelo, debía ir me. Me despedí por última vez de mis padres. Cuando me despedí de Martin me dio un beso muy tierno, cálido y suave. Sus besos me hacían sentirme en el paraíso, eran únicos. Entregué mi boleto a la azafata. Ya dentro del avión empecé a buscar mi asiento. Noté que estaba al final, era la C24. Llegué y me senté, había otro haciendo que no pensé que fuera ocupado. Me abroché el cinturón, saqué mi Ipod y me puse los audífonos. Cerré los ojos y comencé a relajarme con la música de Ed Sheeran. Sentí que alguien se sentó a mi lado, pero no le di importancia por saber quien era. Luego de unos minutos sentí que el avión empezó a moverse.

Mi vida está apunto de cambiar... de nuevo.