Superhuman |Harry Styles| -Terminada-

La noche anterior, Milagros había despedido a su amiga y al hermano, recordándoles por ultima vez que hoy a la noche irían al mini recital. Ella los pasaba a buscar, por lo que Amy se alegró de no tener que sacar el auto. Lo disfrutaría, al igual que su hermano. Jake esperaba con muchas ansias divertirse, hacía tanto que no salía a algún lugar así.
La castaña se levantó con muchas energías, y decidió salir a caminar, ya que era temprano para levantar a Jake. Se vistió con ropa deportiva y salió con su IPod lleno de su música favorita. Salió del departamento, no sin antes dejar un papel avisando que salía un rato, por las dudas que su hermano se caiga de la cama. Se colocó los auriculares, apretó play y empezó a andar. Primero trotando, y después caminando recuperando el aire.
Al volver, primero se dio una ducha relajante. Todavía le quedaba tiempo de sobra, por eso es que hacía todo con tanta paciencia. Se cambió con ropa de trabajo, lo cual le costó unos minutos decidir que zapatos calzar. Debía ser alguno que combine con lo que llevaba puesto. Ella era de las que decidían todo en el momento, dejando todo a último momento. Algunas cosas las organizaba, otras, las dejaba pasar.
Cuando por fin se decidió, fue al cuarto de su hermano a despertarlo. Al verlo dormir como un angelito, no pudo evitar pensar en cuanto creció todo este tiempo. Ya se convertirá en hombrecito. Sacó sus pensamientos de la cabeza y antes de que sea tarde, lo llamó. Se aseguró de que ya estuviera levantado para ir a la cocina a preparar el desayuno. Jake era de los que esperaba que salieran del cuarto para seguir durmiendo. Con el tiempo, se acostumbró a que su hermana se quedara hasta que se desvelara. Era muy ingeniosa.

Después de dejarlo en el colegio, puso su total mentalidad en el trabajo. Hoy tenía que fotografiar a importantes artistas para una revista, con la que ese estudio estaba asociado. Así se pasó volando la mañana, entre fotos, cafés y fotos, alguna que otra sonrisa y risas de parte de los maquilladores y los propios artistas.
-Melissa, ¿Qué más hay anotado en mi agenda? –le preguntó a su secretaria, que la seguía como perrito faldero. Su cabellera rubia le llegaba hasta los hombros, pero le hacía falta que se peinara un poco. Al menos, para parecer un poco decente.
-A la tarde vendrán unos representantes, pero eso será pan comido.
-Sí, espero. No veo la hora de irme a casa –comentó Julianna, una morocha que trabaja con ella
-¿Noche pasional? –Melissa le guiña el ojo a la morocha
-Algo así. Más que nada mi novio me llevará a cenar afuera. Hoy cumplimos nuestro primer año –sonrió, con ojos de enamorada
-Los felicito –Amy dejó colgar la cámara en su pecho y la abrazó
-Gracias. La verdad, el año pasó rapidísimo.
-Hay que disfrutar el momento –comentó la castaña.
-Siempre lo hacés. Es tu frase.
-En realidad… es carpe diem –le corrigió, mostrándole su muñeca, donde tenía tatuado esa frase
-Eso. Te admiro. Por todo. – le aduló la rubia, poniéndole una mano sobre el hombro de Amy. Ella solo les sonrió a las dos
-¿Y qué hay de mañana? Recuerdame –le pide
-Mmm. –vacila, mirando su agenda. Con la lapicera va recorriendo los horarios y se detiene hasta donde tiene escrito- A la noche, hay una fiesta al que tenés que asistir.
-¿Cena anual?
-Supongo, mañana me dirás. Es sábado y esta familia es muy importante, así que … puede ser.
-Menos mal. Esta noche saldré… dormiré todo el día y mañana a la noche tendré energías para festejar lo que sea que estén… festejando –planeó la castaña, con voz pensativa
-¿A dónde irás? –le pregunta la morocha, interesantes
-Iré con mi hermano y una amiga a un canto bar. Será una noche divertida –contestó positivamente

La rutina de Harry es la misma de todos los días. Se despierta gracias al odioso ruido de la alarma. Se levanta derecho a ducharse y al salir se pone el perfume que todas las mujeres le notan irresistible. Se coloca una camisa cuadrillé roja y blanca, jeans ajustados y sus converse blancas.
Abre la puerta antes de que el mayordomo lo llame. Eso lo ha sorprendido. Ha aprendido a ser bastante rápido y ser astuto.
-¿Se ha caído de la cama niño? –pregunta con un tono de humor
-Creo que me levanté con el pie derecho. Hoy será un gran día, no sé por qué, pero… lo presiento –le responde, con su sonrisa característica.
-Que bueno que tenga esa positividad –concuerda – abajo lo esperan sus padres
-¿Los dos? –preguntó extrañado. Hoy sí que era un día raro. Gerard asintió.
-Niño… ¿No se piensa peinar?
-Uh. Sabía que algo me olvidaba. Ten, un minuto –le pide, dándole el celular y dos llaves. Hoy no llevaba los anteojos, estaba bastante nublado. Volviendo a él, se sacude el pelo y con el dedo índice se lo acomoda. Como lo hace siempre, ese movimiento enamora a todas. –Muchas gracias. Que tengas un buen día.
-Usted también –le devuelve la sonrisa

El ruloso baja las escaleras tatareando una canción de su banda, en una voz apenas audible. Cuando llegó al comedor, se encontró con su padre leyendo el diario seriamente –que raro- y a su madre untando queso en su tostada. La mujer, al ver que se acercaba el adolescente, le sonrió, saludándolo.
-¿Cómo has dormido? –le pregunta dulcemente
-Como siempre mamá, ¿y vos? –la mira, antes de tomar un sorbo de su café
-Bien.
-Harry, mañana es la cena anual –le recordó su padre, sin sacar la vista del diario, tomando el té
-¿Tengo la obligación de ir? –preguntó con un tono de esperanza
-Como todos los años. Vendrán los mismos de siempre. –le contestó su madre
-¿Puedo invitar a alguien?
-Que no sea esa especie de novia que tenés – bufó
-Caroline no es mi novia. Ya no –susurró – Estaba pensando en mis amigos.
-¿En los cuatro? –preguntó. Él asintió – Que vengan más tarde. No quiero que te distraigan al momento en que tienes que saludar a todos nuestros invitados.
-Esta perfecto, gracias – agradeció, comiéndose la ultima tostada antes de partir
-¿Estás listo? –preguntó su padre parado a un costado de la mesa. Le da un beso en la frente a su madre
-Sí, que tengas un buen día –le desea a su madre, dándole un abrazo por atrás

Eran las ocho y media de la noche y Jake aún no salía del baño. Amy estaba desde hace horas alentándolo a que salga, cosa que no hacía el mínimo caso. Ella estaba alterada, los nervios le consumían. Hacía mucho que no salía y no recordaba como era estar así. Trató de respirar profundamente, ya que eso la tranquilizaba. Tampoco olvidaba que su reproductor de música emitía las canciones de Ed Sheeran, justo en su canción favorita ‘Give me love’.
Jake salió de su baño relajador –en el que estuvo una hora- cuando Amy estaba maquillándose y poniéndose perfume. Le miró burlonamente y dejó escapar una risita. Cuando se calmó, le dijo:
-Al fin salís. ¡En el baño sos peor una mujer!
-Disculpa, lograr la perfección cuesta mucho tiempo –respondió este, suspirando largamente.
Dirigiéndole una sonrisa a su hermana se fue a cambiar, en dos minutos ya estaba listo. Incluso parecía que se había echado el frasco de perfume.
-¿Qué? ¿Va a ir tu novia esta noche que te producís tanto? –le dijo Amy, riéndose de la absurdez de Jake
-Vos no te quedás atrás eh. –le retrucó
Amy soltó una pequeña risa ante la mirada de su hermano, luego sonó el timbre. Pegó un salto y fue a abrirle la puerta. Se encontró con su amiga, sonriendo aunque se le notaba los nervios flotando.

Harry iba de un lado para el otro probando sus vocales. Siempre se ponía un poco nervioso antes del show. Le tiene terror a que algún solo le salga mal –lo cual es imposible-.
Nunca faltan sus botellitas de agua, ni sus jugos de manzana. Como una bolsa de comida para el rubio, el espejo del baño para Zayn… Solo que el más alterado de todos era Niall. Estaba nervioso porque esta noche la iba a ver ella.
-Creo que ya estamos listos –aseguró Liam- solo falta esperar que se haga la hora para salir
-¿Qué hora es? –preguntó Louis, intentando prender su Iphone, que se quedó sin batería
-No los pongas más nerviosos de lo que están –dijo Zayn, riendo
-Son las nueve. En media hora salimos –respondió Liam - ¿Harry? ¿Seguís vivo?
Harry vaciló. Dedicó una mirada a los otros cuatro y les sonrío. Luego asintió. Volvió su cabeza hacía un rubio que tenía su celular en la mano, moviendo rápidamente los dedos, como signo de nervios.
-¿Niall? ¿Estás bien? Parece que te fueras a desmayar –le preguntó, acercándose a él
-Sí, estoy bien… todos estamos nerviosos –mintió, más para él que para los otros cuatro.
-Mientes. Estas ansioso. Va a venir esta chica y quieres impresionarla –escupió Louis, colocándose al lado del ruloso.
-Parece que viene con compañía –contestó el rubio, omitiendo a Louis, sabiendo que tenía razón. Al decir esto, le guiñó el ojo a Harry, el único soltero que quedaba después de él.
-¿Compañía femenina? –preguntó Liam, lo cual Niall asintió, sin dejar de mirar al ruloso que le sonreía pícaramente
-Harry sigue ocupado –dice Zayn, desde el lado de la ventana
-Cierto, está Caroline Flack –Louis bufó. Esta mujer no le caía bien. Y mucho menos si despreciaba su presencia y la de Harry.
-Que no es mi novia. Ya no lo es –susurró Harry. Nadie entendía que hacía días que ella le había dejado por tercera vez, a causa de su indecisión. La verdad es que él estaba harto de que cortaran y volviesen, por lo que decidió que definitivamente no estarán más juntos.
-Me alegro por ti hermano –le dijo Louis, poniéndole una mano en su hombro
-Que no sea como siempre, que cortan y vuelven –reprochó Zayn, el muy sabio.
-No volveré con ella. Ya no será lo mismo. Nunca lo fue –contestó, mirando sus converse favoritas.

-Chicos, en minutos salen. Vayan a hacer sus necesidades –avisó la organizadora del evento
-Gracias. Nos prepararemos –le respondió Liam, tan cálidamente como lo es su persona.
-Abrazo grupal –pidió Louis, al ver que la chica salió y cerró bien la puerta
-A disfrutar la noche –dijo Zayn
-A vivir mientras seamos jóvenes –retrucó Louis, lo cual todos sueltan unas carcajadas.
-No sé ustedes, pero debo ir al baño –dijo Niall, con una mano en el pestillo de la puerta, a punto de salir

Habían llegado hace quince minutos. En esos quince minutos, se ha llenado las mesas. Por lo menos Mili reservó una mesa para nosotros, en primera fila, justo para ver a su chico. Su futuro novio si todo marcha bien.
-Hay mucha gente –comentó Amy.
-Debe ser un bar muy bueno –siguió Jake, mirando a su alrededor, a ver si pillaba a alguien.
-Es el mejor de la zona. Tal vez por eso es que los chicos decidieron cantar aquí.
-¿Cuántos son? –preguntó el único varón de la mesa
-Si mal no me acuerdo, creo que son cinco –respondió Milagros, turnando su mirada entre su celular, el escenario y la puerta que da el acceso a los baños y al camarín.
-¿Te puedes tranquilizar? Me pones nerviosa –le dijo Amy.
-Es que no puedo esperar a verlo. Lo entenderás cuando lo veas. Sabrás de lo que estoy hablando.
-Espero que tengas razón –Amy se esperanzó.
-Como siempre, lo tendré.
-¿No hay mozas que sirvan en las mesas? –preguntó Jake, buscando a quien pedirle la carta
-Jake, no seas desubicado –retó su hermana, sabiendo el doble sentido que tenía –y hablando en serio, ¿cuando vienen a atendernos?
-Morís de hambre… ¿verdad? –Mili rió –Tranquila, yo más que vos.
-Bueno, mientras esperan a que vengan con la carta, iré al baño –sonrió, levantándose lentamente, con su cartera colgando en su cintura.
Se encamina al baño, distraída en sus pensamientos. No notó que venían gente de atrás ni las voces que provenían de la sala. Ni cuando la presentadora comenzó a poner música lenta como para poner un clima. Ni tampoco cuando sintió que le chocaban.
-Perdón, venía distraído –se disculpó el chico.
-No impor…ta –le dijo, lo miró de cerca. Ese rubio de ojos celestes y con acento irlandés le recordaba a alguien. Hasta que cayó en la cuenta de que era él. Su amigo de toda la secundaria. -¿Nialler? ¿Niall Horan?
-¿Amanda Müller? –preguntó extrañado, a la vez que sonreía y la abrazaba.