You're Perfect To Me |Niall Horan|

—Hey, no me he presentado como es debido— susurró el rubio sentado a mi lado, por supuesto que sabía quién era, así que sólo me limité a seguir mirando al frente e ignorarlo — Mi nombre es Niall ¿Y el tuyo?— yo solté un gruñido débil — veo que no eres de hablar mucho...— dijo tomando un mecho de mi cabello y depositándolo detrás de mi oreja, eso si no me gustó, así que de inmediato me alejé

—Déjame ¿de acuerdo? El ser tu guía para la universidad durante todo este año, no significa que me interese obtener tu amistad— le susurré cortante, sin mirarlo a los ojos, al contrario, mi vista se dirigía al suelo, él se sorprendió, pude ver que no se esperaba esa reacción de parte mía.

—Solo quería ser amable, además pareces ser una buena persona— susurró él, parecía que lo decía honestamente, pero no podía volver a confiar, la última vez que lo hice me causó una gran depresión de la que me costó salir, todo por un chico; si quería ser mi amigo debía ganarse mi confianza, si no que no se moleste siquiera en notar mi existencia...

(...)

—Wow, miren a quien tenemos aquí— dijo una voz femenina a mi espalda, Payton... La conocía desde el año anterior y desde ahí, nunca se había molestado en disimular que me despreciaba, me odiaba, no le había dado algún motivo lógico, sólo me odiaba...

—Déjenme— dije sin voltear, sabía que estaría acompañada de Tiffany y Gina, nunca iba a ningún lado sin ellas, caminé más rápido, me dirigía hacia los apartamentos estudiantiles porque todo lo que quería era descansar, mañana pasaría el día con los tres chicos, aunque no me gustara la idea, debía ayudarlos... Sabía que ellas aún me seguían, escuchaba el sonido de sus tacones de diseñador chocando con el piso, ellas eran hijas de padres millonarios, asumía que la razón de su odio era porque no estaba a su nivel social y no poseía las mismas posesiones millonarias que ellas sí, nunca les había dicho lo contrario porque sabía que era verdad y estaba acostumbrada al odio de la gente, sólo les tenía miedo porque el año anterior fueron capaces de echarme encima un recipiente de pintura para molestarme.

Estaba ya entrando al edificio donde se encontraba mi apartamento, a diferencia de mis pertenencias, el lugar donde vivía era muy lujoso, mi abuela invertía una gran cantidad de dinero cada mes, costeando mi estadía allí, quería darme ese obsequio como recompensa por la beca que había obtenido, estaba muy en deuda con ella.

—¡Ahora Mike!— gritó Payton, me asusté y miré hacia arriba, pude ver como él me volteaba un recipiente de agua, dejando caer su contenido hacia abajo, dejándome totalmente mojada, ellas estallaron en risas, yo me quede inmóvil congelándome de frío, el agua estaba helada y soplaba un fuerte viento, esto provocaba que se me congelaran los huesos, comencé a temblar— ¿Quieres otro más Annie?— dijo con burla— Aprenderás a obedecernos ¿de acuerdo? No me agrada que estés aquí— dijo mientras caminaba hacia mí con maldad— juro que haré todo lo que pueda para que te expulsen y...

—¿Y qué más? —la interrumpió una voz grave que provenía de mis espaldas, volteé y visualicé al chico de rizos, no sabía su nombre, ni tampoco había hablado con él, pero estaba retando a Payton, me estaba defendiendo, aquello me agradó, pero seguía nerviosa, me quedé inmóvil cuando comenzó la tormenta y grandes gotas de lluvia caían sobre mi cabello, ya mojado.

—Hola Harry — dijo Payton, mientras trataba de seducirlo con su sonrisa— tú no entiendes, esta es mi venganza por todo lo mala que ella ha sido conmigo

—Deja a Annie en paz Payton— dijo el morocho, empujando a Mike fuera del edificio— Ella no te ha hecho absolutamente nada para que la maltrates así

—Ni tampoco a éste imbécil— dijo Harry señalando a Mike— que es capaz de hacer daño a una mujer sin ninguna razón.

Payton me miró furiosa, había logrado sin querer que dos chicos la comenzaran a odiar, luego le susurró algo a Tiffany y las tres. Dieron media vuelta y comenzaron a alejarse hacia el campus, junto con Mike, quien sostenía un pañuelo con sangre en su nariz, al parecer el moreno, que aún no sabía su nombre, lo había golpeado.

—¿Te encuentras bien?— dijo el moreno, mientras se desprendía de su chaqueta y me la entregaba para que me abrigara

—Sí, no es nada— mentí, por supuesto que todo lo que me hacían ellas, me dolía, pero me costaba admitirlo— muchas gracias — los tres estábamos mojados y la tormenta cada vez se hacía más fuerte, sabía que estaba a punto de cometer una torpeza que iba en contra de mi postura hacia brindarle confianza demasiado pronto a los demás, pero estaba en deuda con ellos, y era lo correcto para compensarlos por defenderme— ¿Quieren... — solté un gran suspiro, mi lado frío con las personas iba a salir en flote, y no quería ser descortés con ellos— ¿Quieren pasar a mi departamento a secarnos y tomar un chocolate caliente?— pregunté de pronto y rápido