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Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
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"Sombras en la noche" {Joe & tu}
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Re: "Sombras en la noche" {Joe & tu}
mmmm....joe siendo vampiro
seguro q le quedaria genial ese papel :L:
me encanto los caps q subiste tan hot :twisted: jajaja
bueno tenes q subir mas espero el caps :cheers:
seguro q le quedaria genial ese papel :L:
me encanto los caps q subiste tan hot :twisted: jajaja
bueno tenes q subir mas espero el caps :cheers:
Invitado
Invitado
Re: "Sombras en la noche" {Joe & tu}
My god :| me shokie denuevo :|
jajajaj seguila!!
uh dios... joe vampiro... CHUPAME LA SANGRE! jjajaj SEGUILA!
jajajaj seguila!!
uh dios... joe vampiro... CHUPAME LA SANGRE! jjajaj SEGUILA!
Invitado
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Re: "Sombras en la noche" {Joe & tu}
olga escribió:Hola! nueva lectora!! :cheers:
oh! madre mia, me encantan las noves de vampiros, y esta es fantástica!! me han encantado todos y cada uno de los caps, y quiero saver que mas va a pasar con Joe! :twisted: xddd
-ah, jaja me encanta cuando Maxie(creo que se escribia asi) habla con Lue(o era Luc?¿?(que mal con los nombrs..x.x)) y le hace pasar un mal rato!! jjaj :tongue:
Bueno, pues eso..jajaj que me encanta esta novela, y siguela cuando puedas! :D
Besitos! :heart:
PD: Ahh! y tambien me encanta este Joe Cupasangres!! porqe tendrà que ser tan condenadamente SEXI??!! Urg! :¬w¬:
JAJAJA si, maxie lo vuelve loco a Lou y no te preocupes a mi también se me olvida el nombre, creo qe si no me equivoco era lou JAJA
JJAJAA me alegro qe te gusta la novela y bienvenida, ayer antes de subir cap te iba a reponder pero como era tarde tenia sueño x) y subi cap antes de qe me agarre la fiaca y me valla a dormir.
Joe vampiro o no sera siempre sexy. JAJAJA me puede me puede. Haay qe admitir qe los vampiros son los más sexy qe hay (BABA) X)
Invitado
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Re: "Sombras en la noche" {Joe & tu}
Ahora narra Maxie. Para su alegriaa. x) Ustedes y Joe tienen qe respirar, vieron. JAJAJA
Invitado
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Re: "Sombras en la noche" {Joe & tu}
—Personalmente —dijo Lou—, creo que Lydia ha estado viendo demasiadas películas. Estas tonterías paranormales están muy de moda.
—¿De verdad? —Max le echó una mirada desde el asiento del copiloto. Iban en el viejo coche de Lou.
—Sí —respondió él—. ¿Es que no lo sabías? Yo me imaginaba que verías todas las películas de monstruos al minuto de estrenarlas.
—No me gustan las que están mal hechas —replicó ella—. Ya no es lo que era. No hay más que cuchilladas y golpes, y ninguna clase. ¿Me entiendes?
—Sí, claro.
—Además —continuó ella—. No me gusta ir al cine sola. Y no es que tenga exactamente un batallón de hombres dispuestos a salir conmigo.
Él sacudió la cabeza.
—No entiendo por qué no.
—¿No? Bueno, eso es muy agradable por tu parte, Lou. Pero la verdad es que no soy muy guapa.
Él soltó un gruñido y le dijo:
—Y un cuerno que no.
Max volvió la cara, fingiendo que miraba por la ventanilla, para que él no pudiera ver su sonrisa perversa.
—Bueno, quizá sea pasablemente mona —se arriesgó—. Pero mona no es lo mismo que sexy. Los hombres no me ven como alguien sexy.
—Los ciegos, quizá.
Ella sonrió aún más, pero después se obligó a disimular, arqueó las cejas como si estuviera sorprendida y se volvió para mirarlo.
—¿Quieres decir que tú piensas que soy sexy, Lou?
—¿Yo? —cerró la boca, frunció el ceño y entonces se dio cuenta de que le estaba tomando el pelo—. ¿Sabes? No deberías burlarte de un viejo. No está bien.
—Yo no...
—Mira, ya hemos llegado —le dijo, y detuvo el coche para aparcar—. Y ahora recuerda, cariño. Esta señora es una vieja amiga mía, muy querida. Me importa mucho. Acaba de perder a su mejor amiga y tengo que decirte que no es la única cosa que ha perdido en la vida. Así que pórtate bien. Estoy hablando de tus modales, Maxie. Demuéstrale respeto.
—Eeeh. Parece que te crees que voy a entrar y voy a escupir en el suelo, o algo así.
— Sólo quiero que la tranquilices. Eso es todo. Quiero que la convenzas de que no hay nada de vampiros, y que seas elocuente. ¿De acuerdo?
Ella bajó la cabeza, levantó la mirada y lo abanicó con las pestañas.
—Lo que tú digas, Lou.
Lou miró al cielo como si estuviera pidiendo resignación, y salió del coche.
JAJAJJA adoro este capitulo. Entre ellos adoro esa historia, adoro a Maxie.
—¿De verdad? —Max le echó una mirada desde el asiento del copiloto. Iban en el viejo coche de Lou.
—Sí —respondió él—. ¿Es que no lo sabías? Yo me imaginaba que verías todas las películas de monstruos al minuto de estrenarlas.
—No me gustan las que están mal hechas —replicó ella—. Ya no es lo que era. No hay más que cuchilladas y golpes, y ninguna clase. ¿Me entiendes?
—Sí, claro.
—Además —continuó ella—. No me gusta ir al cine sola. Y no es que tenga exactamente un batallón de hombres dispuestos a salir conmigo.
Él sacudió la cabeza.
—No entiendo por qué no.
—¿No? Bueno, eso es muy agradable por tu parte, Lou. Pero la verdad es que no soy muy guapa.
Él soltó un gruñido y le dijo:
—Y un cuerno que no.
Max volvió la cara, fingiendo que miraba por la ventanilla, para que él no pudiera ver su sonrisa perversa.
—Bueno, quizá sea pasablemente mona —se arriesgó—. Pero mona no es lo mismo que sexy. Los hombres no me ven como alguien sexy.
—Los ciegos, quizá.
Ella sonrió aún más, pero después se obligó a disimular, arqueó las cejas como si estuviera sorprendida y se volvió para mirarlo.
—¿Quieres decir que tú piensas que soy sexy, Lou?
—¿Yo? —cerró la boca, frunció el ceño y entonces se dio cuenta de que le estaba tomando el pelo—. ¿Sabes? No deberías burlarte de un viejo. No está bien.
—Yo no...
—Mira, ya hemos llegado —le dijo, y detuvo el coche para aparcar—. Y ahora recuerda, cariño. Esta señora es una vieja amiga mía, muy querida. Me importa mucho. Acaba de perder a su mejor amiga y tengo que decirte que no es la única cosa que ha perdido en la vida. Así que pórtate bien. Estoy hablando de tus modales, Maxie. Demuéstrale respeto.
—Eeeh. Parece que te crees que voy a entrar y voy a escupir en el suelo, o algo así.
— Sólo quiero que la tranquilices. Eso es todo. Quiero que la convenzas de que no hay nada de vampiros, y que seas elocuente. ¿De acuerdo?
Ella bajó la cabeza, levantó la mirada y lo abanicó con las pestañas.
—Lo que tú digas, Lou.
Lou miró al cielo como si estuviera pidiendo resignación, y salió del coche.
JAJAJJA adoro este capitulo. Entre ellos adoro esa historia, adoro a Maxie.
Invitado
Invitado
Re: "Sombras en la noche" {Joe & tu}
Habían ido a una cafetería enorme que tenía varios ambientes y que estaba bastante vacía a media mañana. Max se figuró el motivo por el que Lou había elegido aquel lugar. Los dos subieron las escaleras que llevaban a la puerta principal, que estaba abierta, y entraron. Había una mujer sentada en un sofá junto a una mesita, que escudriñó rápidamente a Max y que, guando vio a Lou, se levantó y esbozó una sonrisa débil, temblorosa. Max, probablemente, habría sentido cierta simpatía por cualquier persona que hubiera sonreído como ella, pero aquella mujer era una rubia teñida y pechugona que estaba sonriéndole así a su policía. Max reprimió el impulso de ponerle mala cara mientras Lou la acompañaba hasta allí.
—Lydia —le dijo Lou—. ¿Qué tal estás, cariño? — le dijo, y le dio un cariñoso abrazo, que hizo que Max sintiera la sangre golpeándole en las sienes.
—Estoy bien. Gracias por venir, Lou —le dijo. Después miró a Maxine.
—Lydia, esta es Maxine Stuart, la chica sobre la que te hablé. Maxie, Lydia Morgan.
La sonrisa de Lydia no vaciló, no se transformó en una forzada y tensa, como Max se esperaba. Seguramente pensaba que Max era demasiado joven como para representar una competencia para ella. Bien, pues ya podía pensárselo mejor.
—No puedo explicarte lo agradecida que estoy porque hayas accedido a venir, Maxine —dijo Lydia, y tomó una mano de Max entre las suyas—. Lou dice que tú sabes más acerca de este tipo de cosas que ninguna otra persona. Y yo necesito la opinión de alguien como tú, alguien en quien pueda confiar por completo.
Max parpadeó, un poco sorprendida. Así que Lou había estado halagándola, ¿eh? Estupendo. Estaba muy bien saber eso. Le echó una mirada a Lou, pero él la evitó y miró a una silla.
Max se sentó en un extremo del sofá, Lou en el otro y Lydia en medio. Fantástico. Después apareció una camarera que les dejó los menús sin decir una palabra y se marchó.
—Vaya, qué habladora —comentó Max.
—Les he dicho que necesitábamos privacidad — explicó Lydia, tragando saliva como si tuviera un nudo en la garganta. Miró a Max a los ojos y continuó—: Creo que Lou ya te ha contado algo. Mi compañera... mi... mi mejor amiga, Kimbra Sykes... fue asesinada cuando volvía a casa por la noche, hace dos semanas.
—Lou me ha enseñado sus notas sobre el caso — dijo Max, en voz baja, por si acaso alguien los estaba escuchando. No querría por nada del mundo que Lou se metiera en problemas por aquello—. Encontraron su cuerpo a la mañana siguiente, en un callejón.
Lydia asintió. Llevaba demasiado maquillaje, pensó Max con crueldad. Las mujeres mayores solían hacer aquello. Era un esfuerzo por disimular las huellas del tiempo.
—Lou se va a enfadar mucho conmigo por esto, Max, pero... —Lydia sacó un sobre de un maletín de cuero negro que tenía a sus pies y se lo dio—. Conseguí copias de las fotografías de la escena del crimen y del informe de la autopsia antes de que el FBI se hiciera cargo del caso.
— ¡Oh, por Dios, Lydia! ¿Cómo demonios...? —le dijo Lou; mientras Max empezaba a abrir el sobre y Lydia levantaba la mano para indicarle que esperara.
—Yo voy a ir a la otra habitación a descansar, y así os daré tiempo para que veáis todo esto con más tranquilidad.
—Oh, lo siento, no me había dado cuenta... —se disculpó Max, deteniéndose.
—No importa. Adelante, eso es lo que yo quería — se levantó y se fue hacia el otro ambiente de la cafetería.
—¿No sabías que tenía esto? —le preguntó Max a Lou mientras sacaba los documentos y las fotografías del sobre.
—No, no tenía ni idea. Los del FBI llegaron, se llevaron las pruebas y destruyeron todas las copias que había.
Max lo miró fijamente.
—¿De verdad?
—Sí. Ocurrió así. Ocurre algo raro, Max, pero no sé qué puede ser. Mi teoría es que debe de haber un asesino en serie suelto, que tiene este modus operandi. Pero si dices una palabra de esto, yo lo negaré.
—Gracias a Dios que el Gran Hermano mantiene a la opinión pública bien informada —farfulló ella. Dejó que el contenido del sobre se extendiera sobre la mesa y miró las fotografías. En ellas aparecía una mujer de unos cuarenta años, tirada en el suelo. Llevaba unos pantalones marrones, una camiseta verde y el pelo recogido en un moño.
—No se le ha despeinado ni un pelo —murmuró Max—. Y mira la ropa, Lou. No está sucia ni rota. Y su maquillaje, ni siquiera se le ha corrido el carmín.
—Lo sé.
Después miró las fotografías de la autopsia, que incluían primeros planos del cuello de la mujer. Había dos perforaciones diminutas en su piel blanquísima. Max tomó el informe de la autopsia y lo leyó.
—Lydia —le dijo Lou—. ¿Qué tal estás, cariño? — le dijo, y le dio un cariñoso abrazo, que hizo que Max sintiera la sangre golpeándole en las sienes.
—Estoy bien. Gracias por venir, Lou —le dijo. Después miró a Maxine.
—Lydia, esta es Maxine Stuart, la chica sobre la que te hablé. Maxie, Lydia Morgan.
La sonrisa de Lydia no vaciló, no se transformó en una forzada y tensa, como Max se esperaba. Seguramente pensaba que Max era demasiado joven como para representar una competencia para ella. Bien, pues ya podía pensárselo mejor.
—No puedo explicarte lo agradecida que estoy porque hayas accedido a venir, Maxine —dijo Lydia, y tomó una mano de Max entre las suyas—. Lou dice que tú sabes más acerca de este tipo de cosas que ninguna otra persona. Y yo necesito la opinión de alguien como tú, alguien en quien pueda confiar por completo.
Max parpadeó, un poco sorprendida. Así que Lou había estado halagándola, ¿eh? Estupendo. Estaba muy bien saber eso. Le echó una mirada a Lou, pero él la evitó y miró a una silla.
Max se sentó en un extremo del sofá, Lou en el otro y Lydia en medio. Fantástico. Después apareció una camarera que les dejó los menús sin decir una palabra y se marchó.
—Vaya, qué habladora —comentó Max.
—Les he dicho que necesitábamos privacidad — explicó Lydia, tragando saliva como si tuviera un nudo en la garganta. Miró a Max a los ojos y continuó—: Creo que Lou ya te ha contado algo. Mi compañera... mi... mi mejor amiga, Kimbra Sykes... fue asesinada cuando volvía a casa por la noche, hace dos semanas.
—Lou me ha enseñado sus notas sobre el caso — dijo Max, en voz baja, por si acaso alguien los estaba escuchando. No querría por nada del mundo que Lou se metiera en problemas por aquello—. Encontraron su cuerpo a la mañana siguiente, en un callejón.
Lydia asintió. Llevaba demasiado maquillaje, pensó Max con crueldad. Las mujeres mayores solían hacer aquello. Era un esfuerzo por disimular las huellas del tiempo.
—Lou se va a enfadar mucho conmigo por esto, Max, pero... —Lydia sacó un sobre de un maletín de cuero negro que tenía a sus pies y se lo dio—. Conseguí copias de las fotografías de la escena del crimen y del informe de la autopsia antes de que el FBI se hiciera cargo del caso.
— ¡Oh, por Dios, Lydia! ¿Cómo demonios...? —le dijo Lou; mientras Max empezaba a abrir el sobre y Lydia levantaba la mano para indicarle que esperara.
—Yo voy a ir a la otra habitación a descansar, y así os daré tiempo para que veáis todo esto con más tranquilidad.
—Oh, lo siento, no me había dado cuenta... —se disculpó Max, deteniéndose.
—No importa. Adelante, eso es lo que yo quería — se levantó y se fue hacia el otro ambiente de la cafetería.
—¿No sabías que tenía esto? —le preguntó Max a Lou mientras sacaba los documentos y las fotografías del sobre.
—No, no tenía ni idea. Los del FBI llegaron, se llevaron las pruebas y destruyeron todas las copias que había.
Max lo miró fijamente.
—¿De verdad?
—Sí. Ocurrió así. Ocurre algo raro, Max, pero no sé qué puede ser. Mi teoría es que debe de haber un asesino en serie suelto, que tiene este modus operandi. Pero si dices una palabra de esto, yo lo negaré.
—Gracias a Dios que el Gran Hermano mantiene a la opinión pública bien informada —farfulló ella. Dejó que el contenido del sobre se extendiera sobre la mesa y miró las fotografías. En ellas aparecía una mujer de unos cuarenta años, tirada en el suelo. Llevaba unos pantalones marrones, una camiseta verde y el pelo recogido en un moño.
—No se le ha despeinado ni un pelo —murmuró Max—. Y mira la ropa, Lou. No está sucia ni rota. Y su maquillaje, ni siquiera se le ha corrido el carmín.
—Lo sé.
Después miró las fotografías de la autopsia, que incluían primeros planos del cuello de la mujer. Había dos perforaciones diminutas en su piel blanquísima. Max tomó el informe de la autopsia y lo leyó.
Invitado
Invitado
Re: "Sombras en la noche" {Joe & tu}
:twisted: :twisted: :twisted: ADORE LA NOVE :twisted: :twisted: :twisted:
WOOHOO
SIGUELA
WOOHOO
SIGUELA
MarieMoonLight
Re: "Sombras en la noche" {Joe & tu}
Siguee porfaa! me encantan las dos historias.. :D
Besitos!
Besitos!
Invitado
Invitado
Re: "Sombras en la noche" {Joe & tu}
olga escribió:Siguee porfaa! me encantan las dos historias.. :D
Besitos! :heart:
A mi también me encataan x)
Invitado
Invitado
Re: "Sombras en la noche" {Joe & tu}
Alguien quiere que deje otro capitulo? porqe estoy de malhumor, y esto hace qe se me pase x)
Invitado
Invitado
Re: "Sombras en la noche" {Joe & tu}
—La mujer murió por pérdida de sangre —le dijo a Lou—. Aquí dice que le quedó una cantidad de sangre ínfima, pero que no tenía ni una sola herida en todo el cuerpo. Ni un corte, ni un hematoma, ninguna lesión interna... nada, excepto estos dos pequeños puntitos en el cuello. Y tampoco había una gota de sangre en la escena del crimen.
Levantó la mirada y la clavó en los ojos de Lou.
Entonces, más allá, vio que Lydia se acercaba lentamente, y metió los papeles y las fotografías en el sobre. Nadie debería ver a su mejor amiga de aquella manera.
—¿Y bien? —le preguntó Lydia, deteniéndose cerca de la mesa—. ¿Cuál es tu opinión?
—¿Puedo quedarme con esto? —le pidió Max, mostrándole el sobre—. Me gustaría estudiarlo más a fondo.
—Sí. Tengo unas copias. Pero... ¿qué piensas, Maxine? ¿Crees que estoy completamente loca por pensar que ha podido ser...?
—No estás loca en absoluto. O alguien ha intentando en serio que esto pareciera el trabajo de un vampiro, o lo ha sido en realidad.
—Maxie... —Lou la miró como si quisiera estrangularla.
—Lo siento, Lou, pero ¿tienes alguna teoría mejor?
— ¡Cientos! Demonios, Max, te he traído para que mejoraras las cosas, no para que las empeoraras.
—No le hables así —le dijo Lydia. Su tono de voz era suave, pero firme—. Quería que me diera su opinión más honesta, y lo ha hecho a pesar del hecho de que sabía que tú te enfadarías, Lou. Déjala —y volvió su atención hacia Maxine—. ¿Qué crees que debería hacer yo ahora?
Maxie se sintió un poco crecida. Aquella mujer le estaba pidiendo consejo como si ella fuera alguien cuya opinión importaba. Y en realidad, era cierto. Nadie podría ayudar a Lydia mejor que ella. Pero, demonios, aquel era un tema sobre el que había tenido la secreta esperanza de que nunca tendría que involucrarse de nuevo. Al menos, no todavía. Recordó al hombre desfigurado, y el sonido de su voz mientras amenazaba a las personas a las que ella quería por el teléfono.
Sintió un escalofrío y se dio cuenta de que Lydia estaba esperando una respuesta.
—Lo primero y lo más importante es que no le digas a nadie nada de esto. A nadie. Tienes que fingir que crees todas las historias que te cuenten acerca de la muerte de Kimbra. Dales las gracias y no les preguntes nada. Te prometo que eso es vital.
Lydia parecía sorprendida, pero asintió con vehemencia. Mientras, Lou miraba a Max con los ojos entrecerrados como si se hubiera vuelto loca.
—Aparte de eso, sigue con tu vida normal. No salgas a la calle por la noche y cierra bien las puertas de tu casa. Alguna compañía no sería mala idea. Sólo por si acaso.
—Sí, claro —dijo Lou—. Supongo que también vas a sugerirle que cuelgue ristras de ajos y crucifijos alrededor de su cama, ¿verdad, Max?
Ella le echó una mirada desdeñosa.
—No creo que funcionen mucho.
Él puso los ojos en blanco y suspiró.
—Lydia, vete a casa y olvídate de esta reunión. Debería haber tenido sentido común y no haber traído a Mad Maxie Stuart como si fuera la razón personificada. Deja que las autoridades se ocupen de esto y te prometo que tendrás respuestas a su debido tiempo. Sólo necesitas tener paciencia —después se volvió—. En cuanto a ti...
—Lou, por favor —le dijo Lydia.
Max se hundió en el sofá.
—No pasa nada, Lydia —le dijo—. Adelante, sigue con tu vida normal. Yo me ocuparé de esto —y después suspiró—. Quizá deberías irte ahora. Creo que Lou quiere gritarme a solas durante un rato.
Lydia la miró un instante y después asintió.
—Parece que puedes manejarlo.
—Sí.
—Gracias, Maxine. Gracias. Te llamaré.
Max se sacó una tarjeta del bolsillo y se la dio a Lydia.
—Es una de las antiguas. Todavía no he hecho las nuevas.
Lydia volvió a asentir, se guardó la tarjeta. Después le dio un abrazo a Lou y se marchó.
Max se puso de pie.
—Vamos, Lou.
—¿Adonde? —preguntó él.
—A mi casa. Quiero que veas algunas cosas. Y si todavía quieres gritarme después de ver lo que te voy a enseñar, eres libre de hacerlo. Pero si no, tienes que ayudarme a investigar sobre esto.
—No hay nada que puedas enseñarme que me convenza de que le has hecho un favor a esta mujer, Max. Nunca te lo perdonaré.
—Sí lo harás.
Invitado
Invitado
Re: "Sombras en la noche" {Joe & tu}
Él alargó el brazo para tomar el sobre de la mesa, pero ella fue más rápida.
—Eso es material clasificado —le dijo Lou.
—Lo sé —respondió Max—. Tengo mucho más en mi casa, así que esto no estará fuera de lugar.
Él la miró, esperando a que soltara la bomba, pero al ver que no lo hacía, arqueó las cejas interrogativamente.
—Vamos —le dijo ella—. Te lo explicaré cuando lleguemos allí.
Lou se había quedado atónito cuando Max había corroborado las especulaciones de Lydia, en vez de demolerlas. Max era salvaje, sí. Impetuosa, también, Irreverente y un poco egocéntrica. Pero, demonios, él nunca hubiera pensado que iba a fallarle cuando la necesitara.
Estaba muy disgustado, pero tenía que haber pensado que ella era una niña. ¿Qué se podía esperar?
Sin embargo, cada vez estaba más preocupado. Cuando habían salido de la cafetería, se había comportado como si alguien los estuviera vigilando. Miró arriba y abajo en la carretera, debajo del coche antes de entrar, comprobó que no había nada extraño en el asiento trasero y durante todo el trayecto estuvo atenta de los espejos retrovisores.
—¿Qué demonios ocurre? —le preguntó.
Ella lo miró y sacudió la cabeza.
—Para en el banco. Necesito recoger una cosa.
—¿En el cajero?
—No, de la caja fuerte.
Aquello hizo que Lou se estremeciera. ¿En qué demonios se había metido Max? Aparcó mientras ella rebuscaba en su bolso y sacaba una llave. Después ambos entraron al banco, y al seguirla, se sintió totalmente alerta por su comportamiento. La había visto comportarse cínica, escéptica y ridículamente, pero nunca la había visto paranoica. Y sin embargo, había una parte de él, muy pequeña, que pensaba que quizá pudiera tener razón. Se comportó como si ella fuera su compañera de trabajo y acabaran de entrar en una habitación llena de asesinos.
Ella se dio cuenta, y entonces él notó que sus ojos desprendían calidez y agradecimiento. Tenía unos ojos enormes, verdes y brillantes. Le iban bien a su pelo rojo. Era una mujer en technicolor, física y espiritual-mente. Max le guiñó un ojo y esbozó una sonrisa hermética mientras el empleado del banco la guiaba hacia el depósito de seguridad. Lou apretó los dientes y se acercó, apoyándose en la puerta por la que ella acababa de desaparecer, intentando no prestar atención a su pulso, ligeramente acelerado.
Se dio cuenta de que Maxie no tenía ni idea de lo que le hacía cuando coqueteaba con él de aquella manera. Constantemente. Ella creía que él era demasiado viejo como para reaccionar, que no representaba un peligro ni una amenaza. Demonios, aquello no era precisamente halagador, pero para ser sincero, a Lou le gustaba que ella se sintiera segura con él. Estaba avergonzado por la manera en que reaccionaban su cuerpo y su mente, que no siempre podía evitar. Prefería que lo dispararan antes que admitirlo ante ella. No quería que pensara que era otro viejo verde.
Había dieciocho años entre ellos. Técnicamente, podría ser su padre. Un padre joven, pero de todas formas...
Ella volvió, y él no vio que llevara nada en las manos. Sin embargo, su bolso estaba más lleno de lo que estaba cuando había entrado. Estaba siendo muy cuidadosa.
Cuando volvieron al coche y él arrancó el motor, le dijo:
—¿Ya puedes decirme qué ocurre, Max?
—Tú eres la única persona en el mundo en quien confío lo suficiente como para hablarle de esto, Lou. Nadie puede saberlo. Nadie. Ni siquiera se lo he dicho a mi madre, ni a Stormy... A nadie.
—Entendido —respondió él.
—Quería decírtelo hacía mucho tiempo, pero estaba preocupada porque pudieras meterte en problemas. Además, podría resultar peligroso.
Él asintió.
—Vamos a tu casa, ¿de acuerdo? La mía no es segura. Storm siempre está allí, y además, ellos saben donde vivo.
—¿Quién sabe donde vives? Por Dios, Maxie, estás empezando a asustarme.
—¿Tienes ordenador en casa? ¿Con lector de cd-rom?
Él asintió. Había algo que tenía realmente asustada a Max, y ella no era tonta. Lou no creía que pudiera exagerar tanto por algo insignificante.
—¿Es eso lo que tenías en el banco, Max? ¿Un cd-rom?
— Y una tarjeta de identificación.
Él arqueó las cejas.
—¿Qué tipo de tarjeta?
—Parecida a la tuya, pero en vez de decir Policía Local, tiene las siglas DIP.
—Nunca lo había oído antes.
—Estoy segura de que era una unidad secreta dependiente de la CÍA, y que tenía su cuartel general aquí mismo, en White Plains. Antes de que se quemara, claro.
—Eso es material clasificado —le dijo Lou.
—Lo sé —respondió Max—. Tengo mucho más en mi casa, así que esto no estará fuera de lugar.
Él la miró, esperando a que soltara la bomba, pero al ver que no lo hacía, arqueó las cejas interrogativamente.
—Vamos —le dijo ella—. Te lo explicaré cuando lleguemos allí.
Lou se había quedado atónito cuando Max había corroborado las especulaciones de Lydia, en vez de demolerlas. Max era salvaje, sí. Impetuosa, también, Irreverente y un poco egocéntrica. Pero, demonios, él nunca hubiera pensado que iba a fallarle cuando la necesitara.
Estaba muy disgustado, pero tenía que haber pensado que ella era una niña. ¿Qué se podía esperar?
Sin embargo, cada vez estaba más preocupado. Cuando habían salido de la cafetería, se había comportado como si alguien los estuviera vigilando. Miró arriba y abajo en la carretera, debajo del coche antes de entrar, comprobó que no había nada extraño en el asiento trasero y durante todo el trayecto estuvo atenta de los espejos retrovisores.
—¿Qué demonios ocurre? —le preguntó.
Ella lo miró y sacudió la cabeza.
—Para en el banco. Necesito recoger una cosa.
—¿En el cajero?
—No, de la caja fuerte.
Aquello hizo que Lou se estremeciera. ¿En qué demonios se había metido Max? Aparcó mientras ella rebuscaba en su bolso y sacaba una llave. Después ambos entraron al banco, y al seguirla, se sintió totalmente alerta por su comportamiento. La había visto comportarse cínica, escéptica y ridículamente, pero nunca la había visto paranoica. Y sin embargo, había una parte de él, muy pequeña, que pensaba que quizá pudiera tener razón. Se comportó como si ella fuera su compañera de trabajo y acabaran de entrar en una habitación llena de asesinos.
Ella se dio cuenta, y entonces él notó que sus ojos desprendían calidez y agradecimiento. Tenía unos ojos enormes, verdes y brillantes. Le iban bien a su pelo rojo. Era una mujer en technicolor, física y espiritual-mente. Max le guiñó un ojo y esbozó una sonrisa hermética mientras el empleado del banco la guiaba hacia el depósito de seguridad. Lou apretó los dientes y se acercó, apoyándose en la puerta por la que ella acababa de desaparecer, intentando no prestar atención a su pulso, ligeramente acelerado.
Se dio cuenta de que Maxie no tenía ni idea de lo que le hacía cuando coqueteaba con él de aquella manera. Constantemente. Ella creía que él era demasiado viejo como para reaccionar, que no representaba un peligro ni una amenaza. Demonios, aquello no era precisamente halagador, pero para ser sincero, a Lou le gustaba que ella se sintiera segura con él. Estaba avergonzado por la manera en que reaccionaban su cuerpo y su mente, que no siempre podía evitar. Prefería que lo dispararan antes que admitirlo ante ella. No quería que pensara que era otro viejo verde.
Había dieciocho años entre ellos. Técnicamente, podría ser su padre. Un padre joven, pero de todas formas...
Ella volvió, y él no vio que llevara nada en las manos. Sin embargo, su bolso estaba más lleno de lo que estaba cuando había entrado. Estaba siendo muy cuidadosa.
Cuando volvieron al coche y él arrancó el motor, le dijo:
—¿Ya puedes decirme qué ocurre, Max?
—Tú eres la única persona en el mundo en quien confío lo suficiente como para hablarle de esto, Lou. Nadie puede saberlo. Nadie. Ni siquiera se lo he dicho a mi madre, ni a Stormy... A nadie.
—Entendido —respondió él.
—Quería decírtelo hacía mucho tiempo, pero estaba preocupada porque pudieras meterte en problemas. Además, podría resultar peligroso.
Él asintió.
—Vamos a tu casa, ¿de acuerdo? La mía no es segura. Storm siempre está allí, y además, ellos saben donde vivo.
—¿Quién sabe donde vives? Por Dios, Maxie, estás empezando a asustarme.
—¿Tienes ordenador en casa? ¿Con lector de cd-rom?
Él asintió. Había algo que tenía realmente asustada a Max, y ella no era tonta. Lou no creía que pudiera exagerar tanto por algo insignificante.
—¿Es eso lo que tenías en el banco, Max? ¿Un cd-rom?
— Y una tarjeta de identificación.
Él arqueó las cejas.
—¿Qué tipo de tarjeta?
—Parecida a la tuya, pero en vez de decir Policía Local, tiene las siglas DIP.
—Nunca lo había oído antes.
—Estoy segura de que era una unidad secreta dependiente de la CÍA, y que tenía su cuartel general aquí mismo, en White Plains. Antes de que se quemara, claro.
Invitado
Invitado
Re: "Sombras en la noche" {Joe & tu}
No pude aguantar, tenia que subir esos caps x) JAJAJA voy a dejar uno más, solo porque el capitulo 10 el que viene después de este me encanta, pero lo voy a dejar para mañana, obvio narra Joe. Comenten, y esperan que me despierte mañana para sentarmé en la compu y subirles el cap x)
Última edición por Cammi el Vie 28 Mayo 2010, 9:44 pm, editado 1 vez
Invitado
Invitado
Re: "Sombras en la noche" {Joe & tu}
Él se quedó silencioso durante unos instantes, procesando todo lo que ella le había contado. Entonces lo entendió.
—¿Te refieres a esos laboratorios de investigación contra el cáncer que ardieron hace cinco años, más o menos?
Ella asintió.
—Sí. Pero no estaban investigando sobre el cáncer.
Él aparcó frente a su casa y se volvió a mirarla.
— Aquella noche, tú estabas allí, fisgando. Me acuerdo de que me pediste que... —se interrumpió al entenderlo todo—. Tomaste esas cosas del incendio aquella noche, ¿verdad, Max? Por eso necesitabas que te ayudara a salir sin que te registraran.
—Ahora lo has entendido. Y la cosa aún mejora, Lou. Alguien, aparte de ti, me vio curioseando por allí aquella noche.
—¿Quién?
—El tipo al que pertenecía la tarjeta de identificación, creo.
—Dios santo...
—Y esto es sólo la parte creíble de la historia. Vamos. Si te cuento el resto, me internarás en un sanatorio mental antes de que pueda escaparme. Tienes que ver esto por ti mismo.
Abrió la puerta del coche, salió y tomó su bolso. Lou salió también. La cabeza le daba vueltas. No podía creer que Max hubiera robado secretos de una agencia gubernamental. La gente iba a la cárcel por cosas mucho menos graves que aquella.
La tomó por el brazo y la guió hasta su apartamento.
—No sé en qué demonios te has metido esta vez, Max —le dijo suavemente—. Sólo espero que pueda sacarte.
Espero que les allan gustaado los caps, y principalmente a Olga, que a las dos nos gusta las dos historias, y como maxie vuelve locoa Lou JAJAJ Until tomorrow, good night.
—¿Te refieres a esos laboratorios de investigación contra el cáncer que ardieron hace cinco años, más o menos?
Ella asintió.
—Sí. Pero no estaban investigando sobre el cáncer.
Él aparcó frente a su casa y se volvió a mirarla.
— Aquella noche, tú estabas allí, fisgando. Me acuerdo de que me pediste que... —se interrumpió al entenderlo todo—. Tomaste esas cosas del incendio aquella noche, ¿verdad, Max? Por eso necesitabas que te ayudara a salir sin que te registraran.
—Ahora lo has entendido. Y la cosa aún mejora, Lou. Alguien, aparte de ti, me vio curioseando por allí aquella noche.
—¿Quién?
—El tipo al que pertenecía la tarjeta de identificación, creo.
—Dios santo...
—Y esto es sólo la parte creíble de la historia. Vamos. Si te cuento el resto, me internarás en un sanatorio mental antes de que pueda escaparme. Tienes que ver esto por ti mismo.
Abrió la puerta del coche, salió y tomó su bolso. Lou salió también. La cabeza le daba vueltas. No podía creer que Max hubiera robado secretos de una agencia gubernamental. La gente iba a la cárcel por cosas mucho menos graves que aquella.
La tomó por el brazo y la guió hasta su apartamento.
—No sé en qué demonios te has metido esta vez, Max —le dijo suavemente—. Sólo espero que pueda sacarte.
Espero que les allan gustaado los caps, y principalmente a Olga, que a las dos nos gusta las dos historias, y como maxie vuelve locoa Lou JAJAJ Until tomorrow, good night.
Invitado
Invitado
Re: "Sombras en la noche" {Joe & tu}
ahhhh!!!!!! por dios sigueeeeeee!!! plisssssss
no mee deejes con esta gran intriga!!!! :evil:
plis sigueee!!! :sad:
nop me digas q de verdad hay q llegar a la pag 10!! :sad:
bno lo intentare!!! :lol!:
no mee deejes con esta gran intriga!!!! :evil:
plis sigueee!!! :sad:
nop me digas q de verdad hay q llegar a la pag 10!! :sad:
bno lo intentare!!! :lol!:
*annie d' jonas*
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