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Edmund Henry Foster
27
2 de febrero
Rusa
Heterosexual
Muerto
Soltero

Edmund es una persona que siente que debe proteger a los demás. Él era el héroe de su cuidad, todos los amaban y todos sabían que Edmund siempre estaría allí para ellos. En las malas y en las buenas, siempre todos acudían a Edmund. Dulce, bueno, tierno y como un corazón de león. Él era el hombre perfecto.

Nacio el dos de febrero en rusia, de padres Franceses. Nadie sabe como Edmund llego a parar a Rusia, pero solo llego, la familia que lo adopto no dudo un segundo en adoptarlo. Edmund fue el hijo que nunca pudieron tener y lo amaban el era su hijo. Él único rubio de ojos azules que había en su familia.
El tres de febrero de 2012 Edmund tuvo un accidente en el se quedo ciego. A los pocos dias despues de eso se habia recuperado y habia acepto de buena forma su ceguera y unos delicuentes lo asaltaran y le dieron una bala en el corazón, Edmund murió desangrado.

Edmund ama los animales.
Su serie favorita era Digimon.
Su libro favorito era Harry Potter.
Odiaba las personas hipócritas
Odiaba las matematicas, en especial álgebra

Madeleine Christine Everlark
21 años.
11 de Noviembre.
Estadounidense.
Heterosexual.
Muerta.
Soltera.

Cabello rubio dorado que cae en suaves ondas hasta su espalda, ojos color miel verdosos, tez blanca y saludable, delgada y sin nada muy prominente. De rasgos delicados. Estatura promedio.

Spoiler:

Responsable, severa, trabajadora y seria. Madeleine era la última persona a la que podías hallar en actos de infante, por que no estaba para tales tonterías. Siempre trabajaba, no le gustaba ganarse nada por que sí. Odiaba cualquier distracción. Amante del trabajo, y la seriedad. No le gustaba depender de nadie. Era competitiva y una ganadora. Pero, aunque ella no lo notaba, todo aquello podìa radicar en un defecto: amargura. Odiaba llorar y odiaba sentirse vulnerable y propensa a las debilidades. Astuta, inteligente y manipuladora.
Pero muy, muy en el fondo, sólo es una persona perdida.

Siempre tuvo todo lo que quiso, sin embargo, al tener la escasa edad de cuatro años, Suzanne, la madre de Madeleine, se fue de su casa, abandonándola a ella y a sus hermanos junto a su padre.
Se sobrepuso, toda la familia lo hizo. Madeleine la olvidó y fingía que no le importaba, pero la odiaba en silencio. Nunca contestaba a sus llamadas ni asistía a ningún lugar dónde su progenitora recurriera.
Por otra parte, siempre fue astuta. Era la mejor y más inteligente en clases, pero muy mala con los demás, no le pasaba las respuestas en los exámenes y siempre fue de fallarles. Pero venía de familia pues su padre y su hermano más grande eran iguales. Ganaba todas las competencias, dado que no le gustaba perder.
Aquel 13 de Septiembre todo parecía ir bien, le iba bien en el trabajo y tenía dinero sobrante, pero en un minuto lo perdió todo, pues un auto la arrolló cuando cruzaba la calle.
Y ella no quería morir.

—Odiaba perder. Uno de sus hermanos, el del medio, Dave, era un completo perdedor.
—Odiaba a los holgazanes.
—Es muy prolija y ordenada, o lo era por lo menos.
—No le gustaban los niños, ni los animales y la idea de casarse, o como ella le decía, depender de alguien más simplemente le resultaba repugnante.

Philip Lionel Winston
20 años.
29 de Agosto.
Británico.
Heterosexual.
Muerto.
Soltero.

Cabello castaño, rostro de color durazno y suave, ojos marrones, estatura promedio, lindos rasgos y bonita sonrisa.

Spoiler:

Philip es ese tipo de persona que nunca esperas encontrar haciendo algo malo, demasiado dulce y bondadoso, sin malicia, algo ingenuo y torpe. No es bueno con las palabras, siempre se traba al hablar y solo dice cosas ocasionalmente, sin embargo es bueno escuchando. Se siente inútil ante todo, y no cree en los halagos hacia él, demasiado modesto y piensa que las cosas que hace no es mucho ni nada de lo que sentirse orgulloso. Es sensible, pero no le gusta demasiado. Le importa mucho las opiniones y conceptos que los demás tengan de él.

Su padre era rico, pero nunca tuvo una relación demasiado fuerte con él, para el su madre importaba más. Muchas niñas gustaban de él cuando pequeño,

—Odiaba perder. Uno de sus hermanos, el del medio, Dave, era un completo perdedor.
—Odiaba a los holgazanes.
—Es muy prolija y ordenada, o lo era por lo menos.
—No le gustaban los niños, ni los animales y la idea de casarse, o como ella le decía, depender de alguien más simplemente le resultaba repugnante.