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"Sueños Traviesos" (Nick y Tu) Terminada

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"Sueños Traviesos" (Nick y Tu) Terminada - Página 7 Empty Re: "Sueños Traviesos" (Nick y Tu) Terminada

Mensaje por ElitzJb Sáb 26 Ene 2013, 6:23 pm

coloca mas por favor
ElitzJb
ElitzJb


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"Sueños Traviesos" (Nick y Tu) Terminada - Página 7 Empty Re: "Sueños Traviesos" (Nick y Tu) Terminada

Mensaje por aranzhitha Dom 27 Ene 2013, 6:22 pm

espero mañana subirles aunque sea uno :lloro:
aranzhitha
aranzhitha


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"Sueños Traviesos" (Nick y Tu) Terminada - Página 7 Empty Re: "Sueños Traviesos" (Nick y Tu) Terminada

Mensaje por ElitzJb Dom 27 Ene 2013, 6:28 pm

siiiii por favor
ElitzJb
ElitzJb


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"Sueños Traviesos" (Nick y Tu) Terminada - Página 7 Empty Re: "Sueños Traviesos" (Nick y Tu) Terminada

Mensaje por JB&1D2 Dom 27 Ene 2013, 7:10 pm

Por favor !!!
JB&1D2
JB&1D2


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"Sueños Traviesos" (Nick y Tu) Terminada - Página 7 Empty Re: "Sueños Traviesos" (Nick y Tu) Terminada

Mensaje por ElitzJb Mar 29 Ene 2013, 6:48 pm

mas...
ElitzJb
ElitzJb


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"Sueños Traviesos" (Nick y Tu) Terminada - Página 7 Empty Re: "Sueños Traviesos" (Nick y Tu) Terminada

Mensaje por JB&1D2 Miér 30 Ene 2013, 3:56 pm

Esperando
JB&1D2
JB&1D2


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"Sueños Traviesos" (Nick y Tu) Terminada - Página 7 Empty Re: "Sueños Traviesos" (Nick y Tu) Terminada

Mensaje por aranzhitha Miér 30 Ene 2013, 4:24 pm

Sooky escribió:Nueva lectora!!!

Siguela!!!!!!!!!!!
Bienvenida, en un momento les subo gracias por leerla
y por la paciencia de estar esperando capi nuevo :P
aranzhitha
aranzhitha


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"Sueños Traviesos" (Nick y Tu) Terminada - Página 7 Empty Re: "Sueños Traviesos" (Nick y Tu) Terminada

Mensaje por aranzhitha Miér 30 Ene 2013, 4:42 pm

Capítulo 8
—Hola, señor Winston. Gracias por acceder a conversar conmigo. —________ se sentó en un sofá desgastado y desteñido dentro de la deteriorada casa de una planta en las afueras de Somerset.
Clayton Winston era viudo, y su hijo era un traidor. Su hijo, Christopher Winston, había sido arrestado junto con el mercenario sueco y la alegre banda de hombres durante la redada en el depósito que contenía los misiles robados.
El señor Winston estaba encorvado, su rostro marcado por la pena y el dolor. La artritis reumatoide tenía un agarre feroz en sus articulaciones y una enfermedad del corazón lo drenaba con rapidez.
El sheriff Mayes se paró en el otro lado de la habitación, observando en silencio a Winston, su expresión era sombría y compasiva.
—No crié a Chris para que fuera un traidor —lloriqueó el anciano—. Todavía es mi hijo, pero no tenía derecho a hacer eso.
Se frotó sus mejillas llorosas con una mano temblorosa antes de sacar un pañuelo del bolsillo de sus pantalones y secarse los ojos. Esos ojos azul pálido anegados de lágrimas.
—Les ofrecería café o algo —le dijo a ella—. Pero el frío hace que aquí sea difícil moverse.
—Clay, traeré el café. —Mayes se dirigió hacia la espartana cocina.
—Es un buen hombre el sheriff Mayes —asintió Clayton—. Mejor que su padre. Ese siempre estaba más preocupado en ganar de nuevo las elecciones que por hacer lo que estaba bien. Zeke también lo sabe. Y lo compensa.
—Clay, no hables de mí —le dijo Zeke desde la cocina—. O le hablaré a la señorita Willa sobre ti.
La sonrisa de Clayton fue triste.
—Me gusta presumir del muchacho. Es un buen muchacho.
—El sheriff Mayes es un hombre muy amable. —Asintió ________, su corazón contrito por el hombre sentado frente a ella.
Clayton Winston había servido durante dos períodos en Vietnam. Tenía una medalla al valor y un expediente lleno de elogios. El corazón de ________ se partió por él mientras pensaba en el hijo que le había dado la espalda a la vida en la que su padre había creído.
—Me imagino que quieres hablar de Christopher —su voz se puso áspera—. ¿Cómo está? Lo trasladaron a ese lugar en D.C. dónde me dijeron que lo podía visitar si quería, pero no soy capaz de ir a verlo. Y él no puede recibir llamadas. —Encogió los hombros mientras la desesperación parpadeaba en su mirada.
Los labios de ________ se separaron para contestarle cuando sonó un golpe en la puerta.
—Clay, yo atiendo. —Zeke salió de la cocina, lanzándole una mirada impaciente a Chaya mientras iba hacia la puerta.
—Qué tal, Zeke. Qué casualidad verte por aquí. —Nick lo empujó para poder pasar y entró en la habitación—. Y la agente Dane. Hoy luces linda.
______ se puso de pie lentamente.
—Nick, se supone que no debes estar aquí.
Tuvo que hablar entre sus dientes apretados. No podía creer que hubiera irrumpido en su entrevista.
—Esto es culpa mía. —Las manos temblorosas de Clayton se estiraron hacia Nick mientras éste se arrodillaba a un lado de su sillón reclinable desgastado—. Lo llamé cuando los chismes dijeron que tú estabas haciendo preguntas. Le pedí que estuviera aquí.
Los labios de ________ se apretaron en una delgada línea. Volviéndose a sentar lentamente, miró furiosa a Nick.
—No me lo mencionaste —declaró, con voz brusca.
—No tuvimos oportunidad de discutirlo. Te fuiste. —La acusación en su voz la hizo inspirar profundamente.
— Nick se puede quedar si esa es su decisión. —Se giró hacia el anciano, observando cómo se agarraba a la mano de Nick con sus dedos torcidos.
—Otro buen muchacho con un asqueroso padre —la voz de Clayton tembló—. Solía darle dulces a escondidas cuando el viejo Dayle no miraba.
_______ observó el rostro de Nick, sus ojos. Este anciano significaba algo para él, y había muy pocas personas por las que se preocupara.
— Nick, ven aquí y ayúdame con el café —le dijo bruscamente Zeke.
—Clay, estaré en la otra habitación. — Nick se levantó, mirando hacia abajo al gigante lloroso y amable que lo observaba cariñosamente—. Escucharé cada palabra, ¿está bien?
Clayton asintió mientras Nick le lanzaba una dura mirada de advertencia y entraba en la otra estancia.
— ¿Piensa que lo voy a acusar de algo, señor Winston? —le preguntó bajito—. No es por eso que estoy aquí.
El labio inferior le tembló durante un breve segundo antes de que se recompusiera y sus hombros se enderezaran.
—Christopher es mi muchacho. En lo que se convirtió, pesa sobre mis hombros, agente Dane. Lo sé, pero... —Bajó la cabeza y la sacudió—. Algunas veces no pienso tan claramente como antes. Le pregunté a Nick si le importaba estar aquí para asegurarme de que, si soy arrestado, mi gato tenga quién se ocupe de él.
El gato estaba enroscado en el respaldo del sofá y parpadeó hacia ella perezosamente. Parecía tan viejo como Clayton Winston e igual de cansado.
—Señor Clayton, no estoy aquí para arrestarlo, no hay motivo —le dijo ________ dulcemente—. No estoy aquí para acusarlo de nada, porque lo que su hijo hizo fue su elección. Usted escogió defender a su país, señor. Su hijo hizo otra elección. Estoy tratando de descubrir por qué las tomó y quién más pudo haberlo influenciado para que las hiciera. Eso es todo.
Por el rabillo del ojo, vio como Zeke salía con dos tazas. Puso la de _________ en la mesa frente a ella. La otra, una térmica cerrada, la puso en la mano de Clayton.
—Está justo en su punto, sabroso y tibio, Clay. Le puse hielo, tal como te gusta.
Clayton asintió, y la garganta de ______ se estranguló por la emoción. No podía recordar una entrevista que hubiera sido como esta. Nick y Zeke era tan protectores con el anciano, como una madre con su hijo.
—Clayton, te dije que la señorita Dane te trataría bien —le dijo Nick desde la puerta.
—Lo hizo —asintió Clayton—. Pero me siento mejor contigo y Zeke aquí. Si me tiene que arrestar, entonces el viejo Hisser, podría pasar hambre; no podemos permitirlo. —Cuando el gato se puso sobre su hombro, levantó la mano y le acarició la cola, Chaya quiso llorar.
—Señor Winston, tengo algunas preguntas. Si prefiere no contestarlas, o si el señor Jonas cree que no es bueno para usted responderlas, quiero que sepa que no habrá consecuencias. No estoy aquí para hacerle más daño. Simplemente necesito aclarar algunas cosas y asegurarme que no dejo cabos sueltos.
Clayton asintió, mientras levantaba su taza con ambas manos, y tomaba un sorbo.
Este hombre, tan patriótico y amable, estaba enfrentándose a lo que debía ser su mayor pesadilla. Las preguntas que le había dado Cranston no eran recriminatorias o acusatorias. Eran simples preguntas sobre los amigos de Christopher, si formaba parte de un grupo de caza, o si sus amigos eran militares. Le preguntó sobre la adolescencia de su hijo, y por sus amistades en ese tiempo. Extrañamente, él y Johnny Grace no habían sido amigos. Aún así, había terminado involucrado con Grace en el robo de esos misiles.
—Christopher siempre estaba predicando sobre América, los políticos y como toda la nación vivía para el dinero. —Clayton sacudió la cabeza cansadamente—. Decía que necesitábamos una revolución para despertar a la gente. Ese muchacho, nunca entendió. —Una lágrima bajó por su mejilla mientras la volvía a mirar—. En Vietnam perdí amigos y un hermano. Estaba dispuesto a dar mi vida para entregarle esta gran nación, agente Dane. Muchos grandes hombres derramaron su sangre por mi muchacho, y nunca me di cuenta de lo poco que él apreciaba el sacrificio. Lo crié mal. Yo soy el que debería estar en esa celda. —Le tembló la barbilla—. Encerrado tan lejos, sin poder escuchar su voz, ni ver si queda algo de mi muchacho. —Cayó otra lágrima mientras Natches se adelantaba y agarraba la taza térmica antes de que Clayton la dejara caer—. No le enseñé bien —susurró—. Y lo siento por eso.
________ tuvo que parpadear para contener sus propias lágrimas. Ignorando a Nick y a Zeke, se estiró y cubrió la mano del anciano, y esperó hasta que él se concentrara en ella.
—Señor Winston, los sacrificios de usted y sus amigos aseguraron su libertad de elección. Lo que hizo pesa sobre sus hombros, señor, no en los de usted.
— ¿Lo cree? —susurró él.
—Lo creo con todo el corazón. Usted, señor, es y ha sido, uno de los grandes valores de la nación.
— ¿No va a arrestarme? —le preguntó entonces.
—Ni en un millón de años —le susurró—. Pero voy a arreglar esa llamada telefónica para usted. Se lo prometo. Me aseguraré que pueda hablar con su hijo.
No era por el hijo, a quién le gustaría ver que lo desollaran vivo. Era por el padre. El soldado quién había salvado a incontables otros, quién había dado todo menos su vida por la libertad que su hijo nunca había apreciado.
Clayton parpadeó y sus ojos se llenaron nuevamente de lágrimas.
—Eso me gustaría —susurró—. Sólo por un minuto, escuchar la voz de mi muchacho.
Ella asintió y se levantó, haciéndose otra promesa. Cuando esto hubiera terminado, si le podía preparar el viaje, si quería hacerlo, ella se aseguraría que fuera a ver a su hijo. Y maldita sea si se aseguraría de que ese hijo le demostrara a su padre el respeto que se merecía.
—Ella es una buena muchacha, tal como dijiste, Nick. —Winston levantó la vista y lo miró, con una sonrisa temblorosa en los labios—. No dejes que esta se te escape. Es lo suficientemente fuerte para plantarte cara.
—Sí, lo es Clay. —Apretó delicadamente el hombro del anciano mientras la miraba, y ella no quería sentir esa calidez que florecía a través de su cuerpo ante esa mirada—. Lo es.
Clayton se enderezó y asintió, dirigiéndose hacia la puerta.
—Agente Dane.
Ella se giró hacia Clayton mientras Nick se movía hacia un lado detrás de ella.
—Sí, señor.
Él frunció el ceño, sus ojos reumáticos pensativos mientras se frotaba la barbilla barbuda.
—Sólo pensé... Christopher, no era para nada amigo de Johnny. O de ese tipo, Bedsford. Pero una vez mencionó a unos amigos, llamándolos por un nombre. Llamándolos sus compatriotas, diciendo que estaban empezando su propio club o algo así. Los muchachos de la Libertad o algo parecido. Ahora no recuerdo.
— ¿Si lo recuerda, podría contactarme? Sólo se lo diga al sheriff, y vendré enseguida.
Él asintió.
—Pensaré en eso. Veré lo que puedo recordar.
—Adiós, señor Winston.
— ¿Y usted recordará conseguirme esa llamada? —Su voz estaba llena de esperanza—. Sólo por un minuto. Sólo para que pueda escuchar su voz una vez más.
Ella iba a llorar. Oh, Dios, no dejes que llore aquí, delante de este anciano orgulloso.
—El Departamento de Seguridad Nacional se pondrá en contacto con usted mañana. Lo prometo.
Él asintió nuevamente, alcanzó su taza de café y la llevó hasta sus labios temblorosos. Ella quería aullar ante la injusticia, y no podía. Todo lo que podía hacer era caminar hacia la puerta y moverse hasta el coche del sheriff.
—Me quedaré por aquí para asegurarme que Clay cene. — Nick capturó su brazo y la hizo detenerse—. Te veré esta noche.
Ella sacudió la cabeza.
—Esta noche no.
—Claro que sí. Esta noche, _______ y eso es todo. No sé si la señorita Willa va a venir esta noche para ocuparse de la cena de Clay y tengo que arreglarlo. Pero puedes apostar a que me verás esta noche.
Ella se soltó y siguió a Zeke hasta el coche, entró y cerró de un portazo mientras continuaba luchando contra sus lágrimas. Prefería interrogar a una habitación llena de terroristas que otra vez enfrentarse a ese anciano con tan sólo una pregunta respecto a su hijo.
Se estaba ablandando. Hubo un tiempo en que ella podía haberlo interrogado y hacer a un lado su simpatía, su compasión. Era para lo que había sido entrenada. Era una especialista en interrogatorios. Sabía cómo hacer su trabajo sin preocuparse por las consecuencias.
Al menos, lo solía saber.
—Uno más para terminar —dijo Zeke mientras entraba al auto y la miraba—. Creo que es la madre viuda de otro de esos muchachos.
Ella asintió. Un hombre que había pagado las cuentas de su madre, comprado su comida, y se había ocupado de ella, y ahora su madre estaba sufriendo.
Sus dedos se curvaron formando un puño, y la furia se le clavó caliente y dura.
—No. Por hoy terminamos.
Zake hizo una pausa mientras ponía el coche en marcha.
—Mañana no será más fácil, agente Dane. Confíe en mí, se lo puedo decir de primera mano.
Ella miró hacia la ventana, ignorando su propio reflejo, temerosa de lo que pudiera ver. Sabía que mañana no iba a ser más fácil.
—Interrogué a docenas de terroristas. Interrogué a familias de sospechosos. Fui una perra y recordé por lo que estaba luchando desde hace años. —Entonces tenía veintidós años. Había ingresado en el Servicio de Inteligencia justo después de un campamento de entrenamiento de reclutas y había trabajado por su ascenso. Sabía lo que estaba haciendo, sabía cómo hacerlo, y no podía soportar el pensamiento de un padre más obligado a enfrentar las elecciones que había hecho su hijo.
—Sí, escuché que era verdaderamente buena en su trabajo —murmuró él.
— ¿Lo soy? —susurró, rehusando mirarlo mientras él salía del camino de entrada.
El jardín alrededor de la casa de los Winston estaba lleno de maleza. El único hijo de Clayton Winston solía tener el césped cortado y en buenas condiciones. Los árboles necesitaban una poda, y ahora no había nadie que la hiciera.
—Sabe, usted no hizo las elecciones que el muchacho hizo, más de lo que Clay las realizó —le dijo Zeke mientras se alejaban de la casa—. Nuestro trabajo es detenerlos, su trabajo es asegurarse de que los detenemos a todos. Puede doler como el infierno; puede partirnos hasta que nada ayude salvo un trago de whisky y una lágrima o dos. Pero hacemos lo que debemos.
—Durante el tiempo que podamos soportarlo —dijo ella en voz baja—. Lléveme de vuelta a mi coche, sheriff. Se lo dije, terminé por hoy.
Ella volvió a su hotel y pidió una botella de vino. Se duchó, se puso una bata y se acurrucó en el sofá, desde dónde llamó a Cranston. Dos horas más tarde, sufriendo los efectos de una discusión violenta y caldeada sobre la llamada que le prometió a Clayton Winston, la arregló. Mañana al mediodía, él iba a tener diez minutos con su hijo.
El bastardo. Chistopher no se merecía escuchar la voz de su padre. No se merecía saber que el hombre que había perdido un hermano e incontables amigos al servicio de su país, todavía lo amaba.
A Chistopher Winston le podría traer más consuelo del que le podía traer a su padre, pero aún un poco de consuelo era razón suficiente.
¿Y qué haría con la viuda? Se preguntó. ¿Qué le iba a prometer? ¿Y con respecto a la esposa con dos hijos pequeños de otro de los hombres que habían atrapado? Un hombre con una carrera que prometía, que los había puesto a todos en peligro por traicionar a su país.
Se pasó los dedos por el cabello y luchó por aguantar el grito que tenía en la garganta. ¿Qué iba a pasar con esos niños que habían perdido a su papá y no entendían por qué? ¿Con la esposa cuyos ojos estaban angustiados en las fotos de vigilancia? Que se escondió en su casa y trató de ignorar los chismes que rondaban en este pequeño pueblo.
Se puso de pie y caminó hacia la ventana. Miró hacia la oscuridad que caía sobre las montañas, a las luces del pueblo que la rodeaban, y pudo sentir las lágrimas dentro de sí.
¿Antes cuándo le había importado? Los hombres que habían arrestado habían tomado sus propias decisiones, y ella se castigaba sobre el hecho de que tenía que interrogar a sus familias.
No eran esos hombres los que tenían que enfrentar las consecuencias de lo que le habían hecho a sus familias, mirando en sus ojos angustiados. Era ella. Ella y la gente que los había amado.
Mientras estaba parada allí, escuchó abrirse la puerta de la suite. A través del reflejo del cristal pudo ver a Nick entrar en la habitación, y tuvo que apretar los dientes para contener un sollozo.
La expresión de él mientras cruzaba la habitación era sombría, su mirada oscura, preocupada.
Esperaba que la castigara por el interrogatorio a Clayton Winston. Por empeorar su dolor. En vez de eso, se quedó sorprendida cuando le dio la vuelta contra su pecho.
—______, está bien llorar —le susurró al oído—. Clayton no podría pensar menos de ti por hacerlo. Y nadie lo haría.
Ella sacudió la cabeza, pero sintió las lágrimas formarse en su pecho. Llorar no ayudaba. No le devolvería el orgullo por su hijo a Clayton Winston, y no calmaría el dolor de una madre viuda o de una familia dañada por la traición.
Este hermoso pueblo. Esas personas que de alguna manera había dejado entrar en su corazón junto con Nick la estaban partiendo en dos.
—Se merecía más —susurró, aferrándose a Nick, desesperada por encontrar ahora alguna manera de controlar las emociones que no sabía manejar—. Esta es la razón por la que te odio —sollozó—. Cuando estoy alrededor tuyo, empiezo a sentir. Empiezo a reír por dos imbéciles que irrumpen en tu apartamento porque creen que de alguna manera voy a lastimarte. Lloro por un anciano que merece algo mucho mejor que saber la verdad. Y empiezo a querer cosas que nunca antes necesité. Te odio por esto.
Estaba temblando entre sus brazos, los sentía apretarse a su alrededor mientras le clavaba las uñas en la espalda y se sentía apreciada.
—_______, me amas —le susurró contra su cabello, su voz baja y profunda. Seguro. Maldito, siempre estaba tan seguro, con tanta confianza en sí mismo, y en este momento ella se sentía como si estuviera luchando sólo por aferrarse a la realidad.
—Me haces sentir demasiado —le susurró ella—. Nick, haz que pare.
Haz que se vaya el dolor.
Ella sacudió la cabeza contra su pecho y se apartó bruscamente.
—No quise decir eso. —Una vez ya le había hecho eso, le había pedido que se llevara el dolor. Nunca había olvidado el modo en que la miró. El pesar en sus ojos, la pena. Porque no era a él por quién pedía; buscaba consuelo.
—_______, vuelve aquí. —La llevó de vuelta a él, una mano le sostenía la cabeza contra el pecho mientras el brazo la envolvía—. ¿Piensas qué me importa ser tu escudo contra el mundo o contra el dolor? —Le inclinó la cabeza hacia atrás, forzándola a que lo mirara, y su visión se distorsiono por las lágrimas—. Amor, mis hombros son lo suficientemente anchos para tus lágrimas, tus puños, o esos pequeños dientes afilados. De cualquier manera que necesites sostenerte en mí. Aquí estoy.
— ¿Y qué hay de ti? —Su voz ahora temblaba casi tanto como antes lo había hecho la de Clayton Winston—. ¿Siempre un escudo pero nunca protegido, Nick?
Ante eso él se rió, con su tierna mirada.
— ¿Eso es lo que piensas? —Él tocó su mejilla, y le pasó el pulgar por sus labios—. ¿De qué no tengo escudo? ¿No lo sabes, ______? Tú lo has sido desde el día que te conocí, tanto si estabas aquí o no. Los recuerdos de tu risa, de tus lágrimas, el recuerdo de tu toque y tus besos. Me cambiaste, ______ y pienso que es justo que yo también te cambie.
Cambiándola, y ese cambio estaba destruyéndola. Antes de que él pudiera decir algo más, antes de que las lágrimas que le brotaban de dentro pudieran caer, ella se estiró, le agarró la cabeza y luchó por su beso.
Lo necesitaba. Necesitaba sentirlo ardiendo dentro de ella, sólo una vez más, porque podía sentir desenredarse partes de ella que no sabía cómo manejar.
Estaba siendo atacada por emociones que se había prometido desde que era una niña que nunca sentiría. Toda su vida, había mantenido las distancias, pero eso con Nick no era posible.
Él la levantó del suelo mientras sus labios controlaban el beso a pesar de la batalla de ella por liderarla. Él sonrió ante sus intentos por morder sus labios, y en cambio mordió los de ella. Él movió su boca sobre la suya, empujó la lengua hacia adentro, y encendió un fuego que sabía que la podía quemar hasta convertirla en cenizas.
Ella estaba desgarrándole la ropa mientras la dejaba sobre la cama y le sacaba la bata. No podía desvestirlo lo suficientemente rápido.
Luchó contra él mientras él forcejeaba por ponerla en la cama, los labios y su lengua quemando sobre un pezón, y luego sobre el otro. Chupó uno dentro de su boca, lo azotó con lamidas calientes de su lengua y la llenó de pasión.
Nunca había conocido la pasión hasta Nick. Nunca había conocido este calor, este fuego que se había convertido en un vacío de soledad y pérdida cuando se había apartado de su lado.
¿Cómo podía haberse ido alguna vez?
Se retorció debajo de él, jadeando, gritando su nombre.
—Necesito… —Ella se arqueaba mientras los dientes de él rastrillaban un pico endurecido, y gruñía contra este—. Te necesito, Nick.
—_______, estoy justo aquí. —Su voz era profunda y dura. Rallaba a través de sus sentidos y hacía más profundo y caliente el placer. Porque sabía que él lo sentía. Sabía que él estaba tan perdido como ella.
—Ahora. —Su cabeza se agitó contra el colchón mientras él la sostenía, los labios de él sorbiéndole la piel, y su lengua lamiéndola—. No me hagas esperar.
Le ahuecó entre los muslos con las manos, carne caliente y callosa encontrándose con pliegues hinchados y húmedos.
Ella se arqueó y gritó cuando él empujó dos dedos dentro, lanzándola más alto, más profundamente dentro de un remolino que la superaba.
Y dejó que la poseyera. Dejó que él la tuviera. Se arqueó, tirándole de los hombros, sintiéndolo ir hacia ella. La erección gruesa y dura, entrando en su interior, estirándola, aliviándola, construyendo sensaciones y emociones en un calidoscopio de color y placer.
Cuando estuvo enterrado hasta la empuñadura, con la respiración áspera, su expresión se retorció en líneas de hambre, y ella sintió dentro de sus mismos poros la desesperación de él unirse con la suya.
—Amor, sujétate a mí. —Él se movió y se arrodilló frente a ella, agarrándole las caderas y atrayéndola hacia él hasta que el trasero descansó contra sus muslos, su polla enterrada en toda su longitud.
Las manos de ella le agarraron las muñecas mientras la sonrisa de Nick, tensa por la necesidad, se gravaba en su cerebro.
—Ahora agárrate fuerte —canturreó él—. Voy a hacerte gritar.
Apoyó las manos a cada lado en la cama mientras ella le enroscaba las piernas alrededor de las caderas. Y se empezó a mover. Empujes duros y azotadores que enterraban su carne dentro de ella. Otra vez. Y otra vez. Enviando relámpagos, que se dispersaban a través de las terminaciones nerviosas, y construían un fuego dentro de su útero.
Ella se sostuvo, y tal como le prometió, gritó. Explotó alrededor de él, curvando la espalda, con las manos agarrándole las muñecas, y escuchó el grito de él haciendo eco a su alrededor. El calor la llenó cuando empezó a eyacular, las pulsaciones profundas y feroces de su liberación haciéndola arquearse en busca de más placer.
La destruyó. Y la volvió a crear. Y cuando se aliviaron los temblores finales, la atrajo entre sus brazos mientras una lágrima caía de sus ojos. Sólo una, se dijo. Podía permitirse derramar sólo una.
Y esa única lágrima parecía eterna.
aranzhitha
aranzhitha


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"Sueños Traviesos" (Nick y Tu) Terminada - Página 7 Empty Re: "Sueños Traviesos" (Nick y Tu) Terminada

Mensaje por aranzhitha Miér 30 Ene 2013, 4:42 pm

espero el fin de semana o a mas tardar el lunes subir un maraton!! es que el lunes no tengo clases y voy a tener tiempo :(
aranzhitha
aranzhitha


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"Sueños Traviesos" (Nick y Tu) Terminada - Página 7 Empty Re: "Sueños Traviesos" (Nick y Tu) Terminada

Mensaje por JB&1D2 Vie 01 Feb 2013, 10:56 am

Me encanto el cap
La rayis tiene que reconocer que lo ama
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"Sueños Traviesos" (Nick y Tu) Terminada - Página 7 Empty Re: "Sueños Traviesos" (Nick y Tu) Terminada

Mensaje por aranzhitha Lun 04 Feb 2013, 4:31 pm

Capítulo 9

Rehacer sus defensas contra Nick no iba a funcionar. La obligó a regresar a la casa flotante para cenar con él, entonces se aseguró de que estuviese tan cansada como para no volver al hotel esa noche.
Cayó dormida en sus brazos, drenada física y emocionalmente, y sabiendo que si no tenía mucho cuidado, Nick Jonas podría destruirla.
A la mañana siguiente, al igual que había hecho el día anterior, salió de su cama y de su barco. El taxi la esperaba en la oficina del puerto deportivo, y cuando abrió la puerta trasera y echó un vistazo hacia atrás, le vio de pie en la cubierta superior del Nauti Dreams. La niebla susurraba a su alrededor. Tenía el pecho desnudo. Por un segundo se preguntó por qué se molestaba en tratar de huir. Y por qué era tan condenadamente duro enfrentarse a él después del enorme cariño que le había dado.
Fue un problema que la persiguió durante todo el día, al igual que Nick la siguió de una entrevista a otra.
Las dos primeras entrevistas eran irrelevantes. Eran pruebas superficiales, no más. Los antiguos amigos de Johnny Grace que ya habían quedado libres de sospecha en la investigación. Pero tenía que hacerlo parecer bien. Timothy tenía una idea de cuál le importaba más, y a medida que el día avanzaba, ________ se iba poniendo más nerviosa por aquella entrevista en particular.
Porque Nick los seguía en su jeep negro, allí, siempre vigilándola.
En cuanto llegaron al camino de entrada de la casa de Nadine Grace, aproximadamente a las tres de esa tarde, ________ tuvo ganas de secarse las sudorosas palmas en los vaqueros antes de salir del coche.
— ¿Estás segura de esto? —El sheriff Mayes contempló la casa con expresión preocupada, antes de volverse hacia ella—. Johnny era su hijo. La única persona en este pueblo a la que realmente le gustaba. No va a ser educada.
Oh, había alguien más en la ciudad que le había gustado a Nadine, y el pensarlo la ponía enferma.
—No tengo que ganar ningún concurso de popularidad, sheriff —le dijo mientras agarraba su maletín y abría la puerta del coche—. Sólo vengo a obtener respuestas.
— ¿E irritar a los primos Jonas? —Preguntó al salir del vehículo—. Hace años que no veo a esos dos tan cabreados entre ellos como estaban ayer por la mañana. Acabaré por tener que encerrarlos esta noche si se meten en una pelea.
Ella le lanzó una desagradable mirada.
—No van a pelear.
— ¿Y cómo lo sabes? Estuvieron a punto de destrozar aquella cafetería hace aproximadamente dos años más o menos. Los tuve en una celda durante un fin de semana y, confía en mí, eso no es agradable.
Ella puso los ojos en blanco.
—Para empezar, Kevin no va a arriesgarse a que su esposa se enfade. Y Nick no está lo suficientemente enojado como para pelear ahora. Kevin tampoco quiere presionarle tanto.
Mayes le lanzó una mirada de incredulidad, pero no dijo nada más, entonces la puerta principal se abrió.
—Zeke. Esta es una puta Jonas, y no la quiero en mi propiedad. —La hermosa cara de Nadine Grace estaba retorcida de furia, sus verdes ojos, ardían de rabia—. Sácala de aquí.
Delgada, todavía atractiva en la cincuentena, y llena de cólera, la otra mujer le lanzaba dagas a _______ con la mirada.
—Lamento no poder, señora Grace. —Zeke suspiró, echando un vistazo a ______ mientras ésta le devolvía una mirada helada a la otra mujer.
—Señora Grace, soy la agente Greta Dane, del Departamento de Seguridad Nacional —sacó su insignia de la chaqueta y dirigió la identificación hacia la otra mujer—. Puta de Jonas hoy no es mi título. Pregúntame esta noche, y quizás aciertes.
Las fosas nasales de Nadine se ensancharon como si captase un olor asqueroso.
—Sal de mi propiedad.
—Sheriff —dijo _________ a Mayes—, por favor detenga a la señora Grace y llévela a su oficina. Cambiaremos esto de una entrevista a un interrogatorio. Llamaré a la oficina central y los informaré de la situación —dijo sin apartar los ojos de Nadine Grace.
—Bueno, agente Dane, realmente no queremos hacer esto —suspiró él.
—Por supuesto que queremos —sonrió forzada—. Si ella no quiere cooperar, no tengo por qué ser agradable. ¿Verdad?
La otra mujer ahora casi temblaba de rabia. Su mirada escupía furia, su cara pálida por ello.
—Nadine, sólo unos minutos de tu tiempo, y luego podemos marcharnos —le aseguró el sheriff Mayes—. La agente Dane tiene unas preguntas. Esto es todo.
La mujer iba a romperse la mandíbula, de lo apretada que la tenía.
—Tienes diez minutos —se alejó de la puerta, su vestido azul oscuro susurraba sobre sus piernas mientras andaba con paso majestuoso por la casa.
______ pasó dentro, temblando al instante entre las blancas y austeras paredes y mobiliario. El lugar parecía una cueva de hielo, de tanto blanco como había.
—Quitaros los malditos zapatos —escupió Nadine, fulminándolos con la mirada desde la sala de estar mientras tomaba asiento en el sofá blanco.
_______- miró hacia el sheriff antes de dejar su maletín y quitarse las botas. Mayes siguió su ejemplo, pero claramente no le gustaba eso.
Anduvo suavemente hacia la sala de estar y eligió la silla frente a Nadine mientras sacaba una grabadora de su maletín y la depositaba sobre su rodilla. Nadine lanzó una mirada al pequeño dispositivo. Sus labios se curvaron con mofa.
_________ la encendió, indicando fecha y hora.
—Para el registro, usted es Nadine Jonas Grace, la madre de Johnny Grace —declaró, luego miró fijamente a Nadine.
—Sí, lo soy —dijo bruscamente.
—Señora Grace, ¿era consciente, entonces, de que su hijo, Jonathan Ralph Grace, estaba implicado en actividades terroristas?
Los ojos de Nadine se estrecharon.
—Él no lo estaba. Johnny no estaba implicado en nada semejante.
—Hay pruebas concluyentes de que no sólo dirigió el robo de varios misiles del gobierno y chips de dirección, sino que también asesinó al conductor que transportaba aquellos misiles. Contrató y negoció la venta de los misiles. Le pegó un tiro y mató a Jim Bedsford, su amante y socio, e intentó matar a Crista Jansen. ¿Era consciente de aquellas actividades antes o durante el tiempo en que ocurrían?
Nadine respiraba bruscamente, sus puños se apretaron sobre sus rodillas, un rubor de furia salpicó su cara. Ahora no era tan bonita como lo había sido cuando entraron en la casa.
—No tengo por qué contestar estas ridículas preguntas —gruñó.
—Podemos contestarlas aquí, o podemos contestarlas bajo otros términos más formales —dijo ________ a la otra mujer—. Si quiere ponerse en contacto con su abogado, podemos leerle sus derechos y llevarla a la oficina del sheriff para interrogarla. ¿Por qué malgastar el tiempo, señora Grace?
—Mi hijo no hizo nada de eso —replicó Nadine con voz áspera—. Esos primos suyos, ellos hicieron todo eso y le tendieron una trampa. Esos bastardos hicieron parecer que él lo había hecho y así pudieron matarle.
Y Nadine sabía más. Mentía entre dientes. ________ la volvió a mirar silenciosamente, sus ojos sostuvieron la mirada de la otra mujer durante largos segundos antes de que Nadine apartase la mirada y pretendiera parpadear para secarse las lágrimas.
Aunque, ¿sobre qué mentía?
— ¿Señora Grace, era consciente del robo de aquellos misiles en cualquier momento antes de que su hijo fuese abatido?
—No —tembló con furia al contestar la pregunta, pero una vez más, no pudo sostener la mirada de ________. Se volvió hacia el sheriff—. ¿Aún no es suficiente?
________ no hizo caso de Mayes y siguió contemplando a Nadine hasta que la otra mujer volvió a mirarla.
— ¿Le dijo Johnny dónde fue escondido el dinero que obtuvo en depósito de aquellos misiles?
—No —como un animal, los labios de Nadine mostraron los dientes y sus ojos brillaron con malévolo regocijo.
— ¿A quién se lo habría dicho?
—A nadie. Él no lo hizo.
— ¿Dice que los primos Jonas le tendieron una trampa?
—Eso es exactamente lo que pasó —los dientes de Nadine se apretaron.
— ¿Por qué harían ellos eso, señora Grace?
—Siempre odiaron a Johnny. Siempre fue más inteligente; siempre hacía lo que era correcto. Le odiaban por ello.
— ¿Era Kevin Dawg Jonas consciente de que Johnny era también el hijo biológico de su padre, su hermano Chandler Jonas?
—Eso es mentira —Nadine casi gritó la palabra. El odio ardía claro y brillante en sus ojos.
________ la miró con cuidado ahora.
—Señora Grace, tenemos una declaración grabada de su hijo jactándose de esos delitos. Admitiendo ser el hijo de Chandler Jonas, su difunto hermano. Las pruebas de ADN de la sangre tomada tras su muerte y comparadas con Kevin Jonas, demuestran que esos son los hechos. ¿Declara, para el registro, que su hijo no fue concebido en una relación incestuosa entre usted y su difunto hermano, Chandler Jonas?
Esta era la parte que _______ odiaba. La parte por la que había discutido y peleado con Cranston durante días antes de ir a Somerset.
Nadine se quedó en silencio. Exhaló un cansado, profundo suspiro.
—Quiero llamar a mi abogado ahora —declaró.
________ paró la grabadora y la volvió a colocar en su maletín antes de ponerse en pie. El sheriff Mayes siguió su ejemplo, su expresión dura como el granito lanzó una mirada a Nadine Grace, luego a ________.
—Hágalo, señora Grace —dijo _______ suavemente—. Y cuando lo haga, quizás debería advertirle de que la informe de sus derechos de mentir bajo juramento. Porque la próxima vez que le preguntemos, será bajo juramento.
—No habrá una próxima vez —escupió Nadine tras ella.
________ sonrió y caminó hacia la puerta principal, donde se puso las botas antes de enderezarse y mirar fijamente a la otra mujer.
—Habrá una próxima vez, señora Grace. En su lugar yo me pondría en contacto con ese abogado. Va a necesitarlo.
No le dio tiempo a la otra mujer a protestar, salió de la casa y fue hacia el coche del sheriff. Nick todavía estaba sentado al otro lado de la calle, contemplándola. Tenía una expresión dura pero pensativa cuando ella y el sheriff entraron en el coche.
— ¿Quieres decirme qué demonios pasó allí? —le preguntó el sheriff Mayes cuidadosamente pero con frialdad—. No importa lo que él haya hecho, agente Dane, todavía es su madre. Y no mostraste ningún respeto por ello.
No, no lo había hecho, y eso no iba con ella, pero sabía las sospechas de Timothy y sabía las pruebas que él había acumulado hasta ahora. En este punto, no podía permitirse el preocuparse por el respeto.
—A veces, sheriff, todos tenemos que hacer cosas que no nos gustan en particular, como me recordaste ayer —contestó al final, observándolo mientras ponía marcha atrás por la calzada y adelantaba el jeep de Nick —. ¿Has tenido alguna vez que detener a un amigo? ¿El hecho de que era tu amigo te apartó de tu deber jurado de arrestarle?
Él le lanzó una breve y dura mirada.
—No, no lo hizo.
—El hecho de que ella es una madre no puede influir en el mío, y hay una diferencia entre ella y Clayton Winston —le informó—, Johnny Grace mató a un soldado inocente, robó aquellos misiles y sus chips de dirección y negoció un precio bastante bajo por ellos. El dinero falta, y la información pertinente en cuanto al trato entero falta. Él tenía a otro socio. Nadine Grace mentía por su hijo; Clayton Winston no lo hizo. Y quiero saber sobre qué mentía ella.
— ¿Y piensas que le ayudó su madre? —Él claramente no pensaba que lo hiciese, por lo que ella tampoco lo pensaba.
—Lo que pienso no importa. Tengo un grupo específico de preguntas para cada persona que entrevisto. Esas grabaciones serán transferidas al DSN, donde serán revisadas allí por los expertos y se tomarán las oportunas decisiones en cuanto a quién será interrogado formalmente. El DSN no lo dejará pasar.
El sheriff Mayes no era estúpido. Él no lo dejaba pasar tampoco, pero claramente no iba a decir nada más.
—Entonces, ¿quién es el siguiente en tu pequeña lista? —preguntó finalmente.
—Wenden Frakes —contestó ella.
—Mierda —exhaló—. El tío de Johnny.
—El hermanastro de Ralph Grace —asintió con la cabeza.
—Justo lo que necesito —gruñó mientras daba otra vuelta y tomaba la interestatal—. Un Wenden Frakes cabreado. Esto sólo va a redondear mi día.
Wenden Frakes no estaba cabreado. Y no terminó cabreado. Alimentaba al ganado cuando llegaron y acordó hablar con ellos después de un cauteloso silencio.
Sus respuestas fueron redactadas con cautela, su expresión desagradable, pero no les dio ningún problema. No le gustaba aquel pequeño bastardo de Johnny, declaró. Todos sabían que era el hijo de Chandler Jonas porque todos sabían que Nadine Grace hacía guarrerías con sus hermanos. No sólo un hermano, declaró, sino con ambos, con Chandler y Dayle Jonas.
Cuando abandonaron la granja de Frakes, el sheriff lazó un áspero suspiro.
—Vamos al puerto Jonas, ¿verdad?
_______ casi se sintió enferma por dentro.
—No tengo opción, sheriff.
El sheriff Mayes sacudió la cabeza.
—Realmente espero que sepas lo que estás haciendo.
Ella no lo sabía. Sólo conocía la lista, las preguntas y un vago sentido de inquietud que lentamente le embargaba. Timothy había planeado cada persona a interrogar y el orden de las entrevistas. Él sabía algo; presionaba a alguien, sólo que ella no podía entender a quién. Aunque sabía que se preocupaba cada vez más. Y por la mirada que Nick les había dirigido cuando le pasaron, él se enfadaba cada vez más con cada visita que habían hecho hoy.
Cuando el sheriff llegó al puerto Jonas, Nick exhaló un lento aliento, que restauró su control. Nick también había adivinado hacia dónde se dirigían, porque Joe Jonas estaba delante de la oficina del puerto deportivo con su esposa de pie a su lado.
Vieron como ella y el sheriff salían del coche y como Nick hizo entrar el jeep en el aparcamiento al lado de ellos. ______ se paró. No tenía ninguna intención de pelear con él por esto.
— ¿Qué haces, ________? —su voz era más dura ahora, suspicaz.
—Mi trabajo —dándose la vuelta, trató de apartar el dolor de su pecho cuando vio la sospecha en sus ojos—. Son sólo preguntas, Nick. Eso es todo. Lo juro.
— ¿Por qué?
—Aclaraciones. Comprobando que el DSN lo tiene todo. Timothy no apunta a Paul Jonas; puedo prometértelo.
— ¿A quién apunta? —Su voz adquirió un tono gélido.
Ella sacudió su cabeza, consciente del sheriff que los miraba con interés.
—No lo sé. Todo lo que tengo son las preguntas. Eso es todo.
Él no dijo nada durante un momento largo. Cruzó los brazos sobre el pecho cuando echó un vistazo al puerto deportivo, entonces volvió a ella.
— ¿Sólo preguntas? ¿O acusaciones?
—Preguntas, Nick. Y las preguntas no son ni lo más mínimo acusadoras.
Miró hacia la oficina del puerto deportivo otra vez, y ella siguió su mirada. Paul Jonas salió al exterior, su amplia y poderosa forma, su penetrante mirada y su expresión confiada. Todo igual como recordaba del año anterior. Este era el hombre que prácticamente había criado a Nick, el hombre que le había protegido de lo que obviamente había sido un infierno de infancia.
—Es un buen hombre —dijo suavemente, volviéndose hacia el enojado hombre que la miraba—. Nunca le haría eso. Y no dejaría a Cranston hacerlo tampoco, no sin advertirte primero. No sin luchar contra él sin descanso.
Él finalmente asintió con la cabeza, descruzando los brazos antes de que sus dedos se curvaran alrededor del brazo de _______ y caminase con ella hacia el puerto deportivo.
—Vosotros, jóvenes tontos —cuando le alcanzaron, Paul sacudió su cabeza antes de sonreírle a _______—. Nadine ha llamado a todo el condado, escupiendo veneno. Calculé que estarías aquí en cualquier momento.
—Hola, señor Jonas —extendió la mano saludando, contenta cuando él la tomó en un apretón firme—. Sólo tengo unas preguntas si puede. Solos, por favor.
—No hay ni una puta posibilidad —objetó Joe.
—Hijo, no necesito que me cubras las espaldas. —Paul fulminó con la mirada a su hijo con paternal reprobación—. Cálmate y haz compañía aquí a Nick y al sheriff. Yo y la señorita Dane tendremos una pequeña charla en la oficina.
—Maldición, papá...
—Y no blasfemes delante de las mujeres. Te eduqué mejor que eso. —Paul lo fulminó con la mirada otra vez antes de girarse hacia ______ e invitarla a la oficina del puerto deportivo—. Venga adentro, agente Dane. Estos muchachos pueden quedarse de pie aquí fuera al sol, soltando un poco de vapor mientras hablamos. Es lo mejor para ellos.
Le gustaba. Le había gustado el año anterior, las pocas veces que le había visto. Era protector con su hijo y sus sobrinos. Los había protegido tanto como pudo cuando eran niños, y siguió haciéndolo así después de que crecieran.
Paul Jonas, a todos los efectos, no tenía sólo un hijo, tenía tres.
—Enseguida vuelvo —abrió la puerta de la oficina mientras su esposa se quedaba allí, preocupada—. María acaba de hacer café. ¿Quiere uno?
—No, gracias —se sintió como basura mientras tomaba el asiento que le ofreció y esperó mientras cerraba la puerta y se situaba detrás de su escritorio.
Entonces la miró fijamente con unos ojos azules demasiado perspicaces y una expresión afectada.
—Seguro que estás creando problemas a mis muchachos —suspiró—. Oí que Kevin y Nick casi se liaron a golpes ayer en la cafetería. Y Nick está en condiciones para que lo aten ahora mismo.
________ asintió con la cabeza.
—Lo sé. No se podía evitar.
Paul Jonas era lo que ______ siempre había pensado que debería ser un padre. A sus cincuenta y nueve años, era esbelto, su pelo negro y plata y su cara curtida. Y con clase. Tenía una cara amable, lo que la hizo sentirse peor.
Cogió el dispositivo de grabación de su maletín insegura.
—Tengo que grabar esto —le dijo.
Él asintió con la cabeza en acuerdo.
Encendió la máquina, indicando la fecha y la hora, y alzó la vista hacia él.
—Su nombre es Raymond Douglas Jonas. Era el tío de Johnny Grace. Hermano de su madre, así como también de Chandler Jonas.
—Así es —asintió con la cabeza.
Ella tragó fuertemente.
— ¿Era consciente en cualquier momento de las actividades ilegales de Johnny Grace aquí en Somerset o fuera del condado? —miró sus ojos, y no los apartó de ella, no se movió.
—No, señora, no sabía que Johnny era capaz de tales actividades.
Ella asintió con la cabeza a eso.
—Señor Jonas, como declaró Johnny Grace, él es hermanastro de su primo Kevin Jonas. Un producto de la relación incestuosa entre su madre y su hermano Chandler Jonas. ¿Sabía eso?
—Lo sospeché una o dos veces —dijo suavemente—. Mis hermanos y mi hermana no fueron asunto mío después de que dejé la casa de mi madre, agente Dane. Viví mi vida, y me mantuve alejado de las suyas.
Ella asintió con la cabeza otra vez.
— ¿Sería capaz su madre de ayudarle en aquellas actividades ilegales? —le preguntó.
—Su madre habría ayudado al mismísimo diablo si eso significase destruir a Kevin. Si eso significase la destrucción de cualquiera de esos muchachos de ahí fuera. Ella los odiaba. Incluso más de lo que los odiaban los padres de Kevin y Nick.
— ¿También se acostaba con su hermano Dayle Jonas? ¿Le habría ayudado a ella y/o a su hijo en aquellas actividades?
Paul la miró silenciosamente durante un largo momento.
—Me gustaría decir que no —dijo finalmente.
— ¿Pero?
—Pero aprendí con Johnny que nada es imposible. Francamente, no lo sabría, agente Dane. Dayle, es ex-marine, siempre me pareció condenadamente patriótico. Él predica sobre ello, argumenta políticamente y vota en cada elección. Odia a los extranjeros, y mi primer pensamiento sería que nunca traicionaría a su país. Pero después de Johnny... —sacudió su cabeza—. ¿Qué demonios sé?
—Hay un millón de dólares en efectivo perdidos, y conexiones que Johnny o Jim Bedsford no podían haber tenido, ayudaron en la venta de aquellos misiles, señor Jonas. ¿Quién les podía haber ayudado?
Paul acarició su mejilla mientras pensaba, pero finalmente sacudió su cabeza.
—Simplemente no lo sé. Cosas como estas no pasan por aquí, agente Dane. Somerset es un pueblecito tranquilo, y todo este asunto... —movió su cabeza otra vez—. Esto ha asustado a mucha gente. Demonios, creo que esto me asustó a mí también.
—Wenden Frakes, el hermanastro de Ralph Grace, dice que Johnny pasó mucho tiempo en el lago el verano pasado. ¿Usó él alguno de los barcos de su puerto deportivo, señor Jonas?
—Ninguno de los míos —agitó su cabeza firmemente—. No dejé alquilar a Johnny Grace ninguno de mis barcos sin motivo. Tenía tendencia a destrozarlos. Esos barcos son difíciles de sustituir. Además, Dayle tenía un barco, en el que no dejaba entrar al camarote, un poco más arriba en el lago. Johnny lo usó algunas veces, creo.
Asintió con la cabeza otra vez y apagó la grabadora. Ya tenía todo lo que necesitaba aquí.
—Gracias, señor Jonas —dijo mientras él la miraba sorprendido—. Sé que las preguntas no eran cómodas, y pido perdón por ello. No eran preguntas que yo elegí, quiero que lo sepa.
Paul se reclinó hacia atrás en su silla y la miró ceñudamente con la intención de un hombre que conocía a la gente y, que a veces, los conocía demasiado bien.
—Kevin dice que usted es fría —declaró entonces, sorprendiéndola—. Que sólo usa a Nick para cualquier cosa que esté haciendo aquí el DSN. ¿Es verdad?
________ deslizó la grabadora de nuevo en su maletín antes de levantar sus ojos hacia Paul. Le dejó sostener su mirada, como él había permitido que ella sostuviera la suya.
—Nick es mi debilidad, señor Jonas —confesó finalmente—. Y algunas veces no acepta un no por respuesta.
—Eso no contesta mi pregunta —dijo con voz suave mientras le devolvía la sonrisa—. ¿Está usando a mi sobrino, agente Dane?
—No, señor Jonas. Trato de proteger a su sobrino.
Y ante esto, él asintió con la cabeza despacio.
—Y te creo. Ahora creo que tienes algunos puentes por reparar ahí fuera. Joe está hirviendo por dentro. No se enfada con facilidad, pero está cerca de hacerlo. Kevin está listo para pelear. Y Nick se interpondrá entre tú y ellos, pero lamentaría ver que eso sucede. Arréglalo, si no te importa.
— ¿Y cómo se supone que tengo que hacerlo?
—Siendo honesta, señorita Dane. Tan honesta como puedas serlo. Esos tres muchachos no son marionetas de nadie, no importa lo que tu compañero Cranston piense. Y después de hoy, van a ponerte obstáculos a menos que seas lo suficientemente lista como para trabajar con ellos.
— ¿Y si eso amenaza a Nick? —preguntó en voz baja.
—Entonces ahora es el momento de advertirle —se levantó de su asiento y la miró con aquella mirada paternal que exigía acción. La acción correcta—. Déjele ayudarte, señorita Dane. Te asombrarías de lo tratable que puede ser él entonces.
Y tenía razón. No podía decirles la verdad, porque ni ella misma sabía la verdad al completo. Pero podría decirles lo suficiente como para quizás conseguir que cedieran. Porque tenían que dejarle, sólo un poquito más de tiempo.


Él observó el identificador de llamada del teléfono antes de contestar, apretando la mandíbula con cólera.
— ¿Sí?
—Estuvieron aquí —la voz de Nadine temblaba de furia—. Tenemos que hacer algo ya.
Sus labios se estrecharon.
—Cálmate. Ahora no es hora de hacer nada, monina. Nos sentamos y le dejamos hacer sus preguntas. No puede hacernos daño.
—Ella sabe algo —silbó Nadine—. Lo juraría. Y conseguirá lo que necesita. Si encuentra algo, nos freirá.
—Si no te calmas, tú nos freirás. No sabes nada, recuérdalo. Johnny era un buen muchacho y tú eras su madre. Y punto.
—Grabaron a Johnny jactándose de ser hijo de Chandler. Hicieron pruebas de ADN. Ese bastardo de Ke les dio la sangre y ellos lo compararon. Saben que eso es verdad. Si siguen hurgando, encontrarán la conexión.
Ahora ese trozo de información era inquietante. No había contado con ello. Había logrado guardar esa información sepultada durante demasiados años, no le gustaba que saliese ahora. ¿No había contado con que Johnny tuviese que jactarse? Como si fuera algo de lo que sentirse orgulloso.
—La conexión está escondida, monina. Tómate una de tus píldoras y cálmate. Tan pronto como pueda estaré ahí y hablaremos. Lo aclararemos. Hasta entonces, recuerda, no pueden conseguir nada a menos que se lo digas —esperaba.
—Haz algo —susurró ella—. Tienes que hacer algo antes de que pregunten a alguien más. Ya han estado con Wenden y con Ray. Si siguen hurgando, podrían desenterrar algo más.
Si Johnny había revelado la verdad sobre Chandler, sólo Dios sabía qué más había soltado. Hizo una mueca al pensarlo. Demonios, habría jurado que Johnny era más listo que todo eso. Lamentó haberse equivocado.
—Estaré ahí tan pronto como pueda —le prometió otra vez—. Si vuelven otra vez, no abras la puerta. Finge que no estás en casa. Comprobaré las cosas y tendré algo cuando llegue ahí.
Él oyó su respiración, oyó el pequeño suspiro de alivio.
—¿Te quedarás por la noche esta vez? —preguntó ella entonces con un pequeño suspiro de esperanza que trajo una sonrisa a sus labios.
—Trataré de arreglarlo. Te llamaré cuando salga. Prométeme que te quedarás tranquila, monina.
—Lo prometo. Hasta que llegues aquí.
—Hasta que llegue.
Colgó el teléfono, golpeando un dedo contra él pensativamente y comenzó a hacer planes. Era antes de lo que le hubiese gustado, pero era hora de hacer limpieza.
aranzhitha
aranzhitha


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"Sueños Traviesos" (Nick y Tu) Terminada - Página 7 Empty Re: "Sueños Traviesos" (Nick y Tu) Terminada

Mensaje por aranzhitha Lun 04 Feb 2013, 4:33 pm

Capítulo 10
Nick la atrapó cuando salía de la oficina del puerto deportivo. Sus dedos la agarraron rodeando su brazo y antes de que pudiese hacer algo más que respirar una protesta, comenzó a arrastrarla hacia el Nauti Dreams.
No tenía ni idea de qué diablos estaba sucediendo, pero estaba decidido a enterarse. Si quería interrogar al resto del condenado pueblo, lo veía bien y correcto por su parte, pero cuando comenzó a interrogar a su familia, esperaba respuestas.
Y cuando comenzó a tratar con esa serpiente de Nadine, sin ninguna duda esperaba que esas respuestas estuviesen próximas.
—No me gusta ser arrastrada como si fuese una niña, Nick —le dijo mientras la empujaba hacia la cubierta del bote y abría la puerta.
La empujó al interior de la casa flotante, cerrando de un golpe la puerta corrediza tras él, luego caminó hacia la cocina a por una cerveza.
Aparte de toda esa mierda, hoy había visto una faceta nueva de ________. Por primera vez, esta mañana, había visto a la agente. Ojos de acero, conducta fría, sin retroceder. Y en vez de quitarle las ganas como debería hacerle, lo había puesto duro. Porque conocía a la mujer que había debajo, caliente líquido ardiendo sólo para él. Kevin la había llamado simplona, y quiso aplastar la cara de su primo por el comentario a pesar del hecho de que sabía que había visto la metamorfosis que ella, en cierta forma, experimentaba.
La agente, con el pelo recogido en una cola de caballo, los ojos fríos, duros y su expresión vacía, pasaba desapercibida para la mayoría de la gente. No simplona, pero fácilmente desapercibida por alguna razón. Nick, sin embargo, siempre había visto la mujer bajo esa apariencia, porque la conocía, en todas sus expresiones, en muchos de sus estados de ánimo, y sabía que nada acerca de ella era simple.
Era compleja, complicada y algunas veces demasiado brusca como para agradarle. Y era hábil en esconderse. Escondiéndose a sí misma y a sus secretos.
Se giró hacia ella tras beberse la mitad de la botella de cerveza que había sacado de la nevera, permaneciendo silencioso mientras la observaba.
Vestida con vaqueros porque sabía que hacía que las personas se sintiesen más cómodas y un suéter ligero debajo de una oscura chaqueta de sport. Y aquellas botas. Aquellas botas que hacían sus piernas más largas, más sexy. El suéter gris ponía destellos dorados en sus ojos, y suavizaba su delicada cara.
Y cuando ella cruzó los brazos sobre los pechos y le devolvió la mirada, su polla latió de anticipación.
—Los Jonas vais a tener que mantener vuestras narices apartadas de esto —escupió—. Tú y Kevin siguiéndonos por el pueblo todo el día, después apareciendo por aquí… De todas maneras, ¿qué coño pensabas que iba a hacer? Por el amor de Dios, Nick, sabes cómo funciona una investigación. Hay preguntas, cabos sueltos que atar y, considerando que hay un millón de dólares perdido y posibles cómplices, hechos que concluir. Tú no dejarías pasar un caso como este.
No dijo nada. Acabó la cerveza, la lanzó a la basura y entrecerró sus ojos sobre ella otra vez.
Y eso la enfurecía. Él podía ver la furia creciendo en sus ojos. La expresión distante que él llamaba “cara de poli” comenzó a desvanecerse. Un ligero rubor floreció sobre sus mejillas, sus labios perdieron esa delgada, fría y pequeña línea y la curva inferior se puso casi exuberante, definitivamente sensual.
Aquí llegaba su ________, la mujer.
—Timothy está practicando un pequeño juego muy bien planificado —dijo a continuación—. Puedo verlo en cada movimiento que haces y sé que tú también. ¿Te ordenó que no te acompañase a esos interrogatorios? ¿Te has preguntado por qué?
—Probablemente porque eres condenadamente curioso y no sabes cuándo parar —masculló.
Casi sonrió por la acusación.
—Porque sabe que va directo a mis asuntos —le informó—. Cualquier cosa que vaya a hacer aquí, me va a joder y no me quiere al tanto hasta que no tenga otra elección.
—Esto no va sobre Paul Jonas, Nick —le dijo otra vez, y él vio la verdad en ella, la sintió—. ¿Vas a subirte por las paredes cuando interrogue a Kevin? ¿A Joe? ¿Y a Crista Jonas? ¿Van a cerrar filas los primos Jonas contra mí?
Se detuvo y volvió a mirarla. ¿Era eso lo que ella realmente esperaba? ¿Qué se pusiese del lado de sus primos, o con cualquiera, en contra de ella? Joder, había arriesgado su condenado cuello por ella en Irak, no una vez, sino dos veces. ¿Pensaba que haría algo menos por ella ahora?
—Tengo un trabajo que hacer, Nick. No tengo la opción que tú escogiste el año pasado de decirle a Timothy Cranston que se jodiese. Y para ser honesta, esta vez, no quiero esa opción. Quiero saber quién coño pensó que podría salirse con la suya asesinando a ese chaval que conducía el vehículo de transporte. Quiero saber cómo Johnny Grace se escapó casi matando a la mujer de Kevin. Y quiero saber por qué coño este pequeño pueblo es de repente una colmena de actividad terrorista.
Sus cejas se arquearon ante esa declaración. Reconocía que en el último año, él y Kevin habían estado concentrados en sus vidas. ¿Se había, de alguna manera, perdido algo que estaba pasando y que deberían haber visto?
—No he visto muchos terroristas esta semana, _________ —dijo finalmente inclinando la cabeza y observándola con curiosidad—. ¿Hay algo que deba saber?
Ella inhaló lentamente.
—El año pasado tuviste casi una docena de terroristas cerca o alrededor de Somerset. El sueco que pagó la señal por aquellos misiles no era ningún pequeño excursionista feliz después de su arresto, y tiene amigos. Amigos que probablemente estén sentados aquí mismo simplemente esperando a ver a quién deberían mandar a recuperar ese dinero. Un millón de dólares es un montón de dinero, Nick, incluso para la economía de hoy en día.
Su ceja se arqueó.
—Esa ha sido una de tus excusas más frágiles —le dijo—. Inténtalo de nuevo.
________ le devolvió la mirada, reconociendo su vocalización lenta, pausada, arrastrando las palabras cuando pasaron a través de sus labios. No era lo que él dijo, fue cómo lo dijo. Fue el peligroso latido de sospecha tras el tono descuidado, la advertencia de que no se estaba tragando lo que ella le intentaba vender. Y ella le había advertido a Timothy de que él no lo iba a hacer. Sin importar la verdad de eso, Nick sabía que había algo más. De alguna manera, la lista de nombres a los que ella había entrevistado hoy, en ese pequeño grupo, había hecho sospechar a Nick, y no era simplemente por su interrogatorio a Paul Jonas.
—Alguien en Somerset estaba ayudando a Johnny —le dijo—. Alguien que tenía más contactos de los que Jim Bedsford podía haber logrado. Bedsford era un hombre de paja, Nick, nada más. Alguien más estaba manejando los hilos.
Él se apoyó contra la encimera, cruzó los brazos sobre el pecho y volvió a mirarla con esos atemorizantes y observadores ojos suyos. Algunas veces, juraría que él podía ver claramente hasta su alma con esos oscuros ojos verdes.
— ¿Qué pruebas tienes?
—Los contactos de Bedsford no podían haberlos reunido a él y al sueco el año pasado para el trato de los misiles. Ese grupo no negociaba con ladrones de poca monta. Son demasiado listos como para eso, no importa como de impresionante sea la mercancía. Alguien más organizó el trato, alguien de Somerset. Alguien a quien Timothy ha estado vigilando desde hace años. Eso es todo lo que sé.
— ¿El asunto de Irak? —le preguntó entonces—. ¿En el que Craig estaba involucrado? ¿Está relacionado? —El traslado ilegal de armas e información para terroristas, y el ataque no aprobado al hotel, la explosión que había matado a su hija.
Ella se sobresaltó ante la pregunta y contuvo los aspectos más personales entre ella y Nick ahora. Había cosas de las que tenían que ocuparse, pero más tarde. Ahora mismo, tenía que tratar con esto, y ella lo aborrecía.
—Está relacionado —dijo—. También está relacionado con varios robos que la gente desconoce, que sucedieron demasiado cerca de Somerset. Esos robos van más allá de Irak y los hilos de la sospecha vuelven de regreso a Somerset.
—Entonces, ¿para qué estás aquí? ¿Para vengar a Beth? —negó con la cabeza cansadamente mientras pasaba los dedos a través de su pelo y volvió a mirarla. Ella podía ver los recuerdos en sus ojos, también. La pérdida. El dolor.
—Estoy aquí para hacer las preguntas correctas y ver si puedo forzarlos a hacer algún movimiento. Timothy tiene a otros agentes observando a personas de interés —alzó su mano cuando él comenzó a hablar—. No tengo ni idea de a quién están vigilando. Estoy aquí para hacer preguntas, ellos están aquí para ver quién se mueve después de esas preguntas. Esto no tiene que ver con Beth, Nick. Esto es para detenerlo.
— ¿Así que él pone tu culo en la línea de fuego y está esperando atrapar a quienquiera que te ponga a tiro? —escupió—. ¡Será hijo de puta! ______, te está utilizando. Usa a tu hija y a tu dolor y te está utilizando.
A ella no le gustaba pensar de esa manera, pero inclinó la cabeza en acuerdo, porque siempre había esa posibilidad. Timothy era perfectamente capaz de eso.
—Él espera atrapar a quienquiera que esté vigilando a través de las preguntas que me dice que haga. Ha pasado años investigando esto, Nick. No va a detenerse ahora —suspiró.
— ¿Y crees que no espera que me involucre? —le lanzó una mirada de incredulidad mientras caminaba hasta el otro extremo del cuarto y se volvía para afrontarla, con las manos en las caderas, y expresión amenazante.
—Recibí instrucciones de mantenerte al margen de esto tanto como fuese posible. Él sabía que no querrías estar lejos de mí, pero esperaba que te mantuvieses apartado del resto.
—Pensaba que eras más inteligente que todo eso. Joder, pensaba que Timothy lo era —gruñó—. ¿Te crees toda esta puta mierda, _______?
—No. Pero de todos modos te estoy pidiendo que tú lo hagas —le dijo. No quería que se involucrase en eso. Lo quería tan lejos de los planes de Timothy Cranston como fuese posible. Ella sabía cómo trabajaba Timothy. Mentía, conspiraba y manipulaba a todo el mundo para obtener lo que quería, de la forma que él quería. No quería a Nick metido en las redes que Timothy había creado—. Todo lo que tengo que hacer es hacer las preguntas —repitió—. El peligro es limitado, Nick, y él vigila a quienquiera del que sospeche.
—Sospecha de alguien que sabe que yo intentaré proteger, o no te habría enviado —bufó—. Y ese alguien, tengo que admitir, me tiene muy confundido. Porque Timothy también me conoce, y sabe que hay muy pocas personas a las que yo protejo.
—Nadie a quien protegerías puede estar involucrado —discutió—. ¿Joe, Kevin, Paul, o sus esposas? Por el amor de Dios, sé a ciencia cierta que no están bajo sospecha. ¿Crees que no hago mis jodidos deberes? ¿Crees que le dejaría intentar crucificar a alguien a quien creo inocente?
—Timothy no intentaría crucificar a alguien que es inocente — Nick negó con la cabeza mientras clavaba los ojos en ella a través del cuarto.
Se veía peligroso, demasiado controlado, demasiado desconfiado.
—Timothy será un montón de cosas —continuó—, pero no hace una caza de brujas. De quienquiera que él sospeche, puedes apostar a que es culpable, sólo necesita pruebas de ello. Y sacrificará a cualquiera o cualquier cosa por esa prueba, _______. Incluso a ti.
Ya la había sacrificado, y ______ lo sabía. Él no podía haber sospechado que Nick no daría un duro por ella si sus primos se volviesen en su contra. Y parecía que eso era exactamente lo que estaba ocurriendo.
Y quizá Nick no la apoyaría. Estaba enojado, lo sabía. Desconfiado.
Ella le volvió la espalda y se movió hacia las puertas corredizas, mirando a través de ellas hasta las casi desiertas casas flotantes. El verano se había acabado. Había muy pocos residentes de todo el año. Y ella no los culpaba. El agua estaba condenadamente fría.
—Kevin, Joe y Paul no están bajo sospecha. Ni lo está Crista. Timothy me dio su palabra —le dijo quedamente—. Según él, no te quiere involucrado en esto porque llamas demasiado la atención y eres demasiado temperamental en lo que a los Jonas concierne. Las preguntas que él me hace decir involucran a la familia, las conexiones entre Chandler Jonas, Nadine y Johnny Grace. Grabo las respuestas y le devuelvo las grabaciones por medio del FTP5.
No sabía lo que andaba buscando Timothy, y comenzaba a preguntarse si realmente tenía importancia. Timothy sabía detrás de quién andaba. Las preguntas habían comenzado a cambiar, tomando una nueva dirección, conduciéndola directamente al corazón de demasiados secretos familiares. En este punto, él meramente se llevaba entre manos un pequeño y delicado juego diseñado para atrapar a su presa más escurridiza.
—Quiero ver los nombres y las preguntas antes de que salgas cada mañana.
Se dio media vuelta.
—Tengo órdenes directas de que no veas nada —y ella seguía las órdenes. La agencia había sido su vida los últimos cinco años. La había mantenido entera cuando nada más lo podía haber hecho.
Él sonrió.
_______ sintió como su estómago se contraía cuando él se movió a través del cuarto. Las ropas no escondían el cambio o el poder del músculo acechando debajo de ellas, ni escondía la pura arrogancia del animal masculino al que se enfrentaba ahora.
—He dicho que veré los nombres y las preguntas antes de dejes mi cama cada mañana —gruñó con los ojos oscureciéndose y su expresión desaprobadora, y por primera vez en diez años, __________ se enfrentó a una fuerza que hacía que los pelos se le pusieran de punta.
— ¿O qué?
—Oh, _____, cariño —cantó dulcemente—. No queremos ahora tratar eso, ¿verdad? Vamos a levantarnos en esa gran cama mía, de buen humor y calentitos cada mañana, y vamos a salir de esto juntos. Porque, si no salimos juntos de esto, vamos a pelear. A gritar. A enfrentarnos. A sacarnos de quicio. Y si nos sacamos de quicio, podrían pasar cosas muy malas. Podría seguirte a todos esos lugares donde estás interrogando gente. Podría complicar las cosas bastante.
Ella le devolvió la mirada confusa.
—¿Por qué? Te juro que tu familia no está involucrada en esto.
—Algo más importante que la familia está involucrado —dijo.
—¿Qué? —dijo alzando las manos incrédulamente, asombrada de que Nick pudiese encontrar algo más importante que la familia. Por lo que había visto desde que había llegado a Somerset, simplemente moriría por ellos, mataría por ellos—. ¿Qué podría ser más importante para ti que tus primos o tu tío?
—Tú.
Parpadeó, y juraría que sintió que el aire alrededor de ellos espesarse, detenerse, hacerse más denso por la tensión.
—No quieres decir eso —negó con la cabeza lentamente. Tenía que estar mintiendo. Él amaba a su familia, les era leal, lo suficientemente leal como para mentirle a ella.
Eso le rompió el corazón, pero lo aceptó. No tenía otra elección.
—No tienes porqué mentirme —susurró, rodeándolo mientras se ponía la mano en la frente y pasaba la palma sobre el sudor que allí se formaba—. Sé que tienes prioridades.
—Me alegro de que lo sepas. Y pienso que sabes, _______, que no me molesto en mentirle a nadie. Desperdicia demasiado de mi condenado tiempo.
Ella sostuvo en alto su mano mientras continuaba dándole la espalda. No podía manejar esto. Si necesitaba esto tanto como para mentirle, entonces bien. Podía tenerlo. Eso no era suficiente como para avisar a Timothy, y sabía que de todas maneras Nick iba a hacer lo que le diese la gana.
—Puedes ver la lista y las preguntas —susurró, recogiendo su maletín antes de girarse para afrontarle—. Nos encontraremos en el hotel por la mañana.
Una afilada risa abandonó su garganta.
—Tonterías. No me vas a dejar. No otra vez, _______. Te ataré a la condenada cama por la noche.
—Y yo no voy a permanecer aquí y permitir que me mientas para proteger a tu familia —algo se estaba formando en su interior, brillando como una nube rojo-sangre en su visión mientras veía que los ojos de él iban de la sombra a la luz, mientras veía el verde musgo volverse de verde brillante, como un bosque durante la primavera.
— ¿Crees de verdad que te estoy mintiendo en esto? —la miró furiosamente—. Nena, no tengo que mentirte para obtener esa lista, esas preguntas o cualquier otra cosa que necesite de ti. Todo lo que tengo que hacer es ponerte debajo de mí.
Y entonces algo irrumpió en su cabeza. ________ se sintió al borde de un shock. No había usado condón anoche o la noche anterior. Había estado desnudo, su semen saliendo a chorros dentro de ella, enviándola a colisionar contra otra ola de liberación mientras que una parte de su mente había susurrado la advertencia. Cada vez, y sus emociones habían estado en semejante desbarajuste que ella había ignorado las implicaciones.
No estaba protegida.
—No sin el condón que no quieres usar —izó la cabeza con mirada clara, pero el miedo surgió a través de ella—. Y no sin la verdad entre nosotros.
— ¿Qué coño quieres decir con eso?
— ¿La verdad? Es un concepto medianamente fácil...
—Quiero decir el condón —su mano cortó el aire—. Estoy sano, _____, y lo sabes tan bien como yo. Pude haber jugado un poco a lo largo de mi vida, pero siempre me protegí.
—Esto no va sobre ETS6 —escupió—. Yo no estoy protegida, Nick. Dejé el calendario de vacunaciones de la agencia el año pasado, cuando pensaba que iba a renunciar, y aún no he tenido tiempo de volver a incorporarme a él. Necesitas condones. No puedo creer que no usases ninguno la noche pasada.
Nick se giró para mirarla. Desde los ojos, a su estómago. Regresando a sus ojos y a su estómago otra vez mientras tragaba con dificultad.
¿No estaba protegida? Él la había llenado más de una vez con su semen la noche anterior, bombeando en su interior, gritando su nombre, sintiéndola tan suave y caliente, sintiendo como lo ordeñaba.
¿Usar un condón ahora? La primera vez que la había tomado, no había habido nada entre ellos tampoco, y recordó aquella última misión, preguntándose por la protección de la agencia que ella había usado. Deseando que ella no lo hubiese hecho. Deseando poder llenarla con su bebé, devolverle todo lo que ella había perdido.
Parpadeó entonces, sintiendo el sudor que se reunía en su espalda y el sentimiento de hambre que repentinamente rugió a través de su cuerpo. Habría calificado esos pensamientos como locos unos años antes. El dolor profundo de ella lo había marcado de una manera que no esperaba y para la que no había estado preparado, se había dicho a sí mismo.
Pero ahora eso no era dolor. Clavó los ojos en su barriga, viéndola crecer con su hijo, y el hambre por ella aumentó.
— ¿Estás bien? —Sus ojos se estrecharon sobre él cuando levantó la vista bruscamente hacia la de ella—. Ahora no hay riesgo, Nick, pero no será durante mucho tiempo. Consigue los condones. Y para de mentirme. Llegaremos mucho más lejos de esa manera.
—No —dijo moviendo lentamente la cabeza, apenas capaz de creer que la palabra se había escapado de sus labios. Estaban entumecidos, su garganta apretada, tensa por tantas emociones que no sabía cómo racionalizar.
— ¿Por qué? —apretó mortalmente su maletín y su alma se contrajo. Joder, ni él había sabido el control que ella tenía sobre él hasta ahora—. ¿Es tan condenadamente duro decir la verdad?
—Decir la verdad es fácil —tuvo que luchar contra sí mismo para contenerse, para no agarrarla, para no devorarla—. Quise decir, nada de condones.
______ permaneció en silencio. Incluso sus pensamientos parecieron detenerse en shock mientras volvía a mirar a Nick. No podía haber dicho eso. No podía simplemente haber dicho eso.
—Ya veo —humedeció los labios. ¿Había cambiado de opinión tan rápido? ¿Se estaba perdiendo algo importante en esta conversación?—. Si no quieres acostarte conmigo, puedo entender que...
—Quiero echarte en el suelo y lamer cada pulgada de tu cuerpo. Quiero ponerte encima de mí y ver cómo me montas. Quiero follarte de tantas maneras y tantas veces, que ninguno de nosotros pueda encontrar la energía suficiente como para gatear por el suelo y mucho menos dejar la cama. Oh, cariño, quererte es como una enfermedad, y nunca jamás se va a curar.
—Oh —su corazón corría a toda velocidad. Cada palabra que salía de su boca sensibilizaba su piel, hinchaba su clítoris—. Entonces, ¿cómo que nada de condones?
Entonces se acercó a ella. Lentamente. Su expresión era más salvaje de lo que podía recordar, sus ojos brillantes, sus pestañas cayendo sobre ellos. Se veía oscuro. Peligroso. Y algo en su mirada la aterrorizó.
—Quiero decir que si no quieres un hijo mío, mejor mueves tu culo a una clínica y te encargas del control de natalidad tu misma —puso su mano en el estómago de ella mientras _______ lo miraba en un estado de shock tan intenso, tan abrumador, que se preguntó cómo podía permanecer en pie—. Porque apuesto a que tengo los más rápidos y más astutos soldaditos del estado de Kentucky. La más mínima oportunidad, amor, y estás embarazada —su expresión, sus ojos se tensaron con posesividad. Con posesividad y lujuria—. Y yo podría asegurarme de que tengan un montón de oportunidades.
______ se tambaleó. Podía sentir la sangre subir a su cara, al mismo tiempo que comenzaba a tronar en sus oídos.
Podía sentir la mano de Nick en su barriga, sus ojos penetrando en su alma, como si con sólo su pensamiento pudiese hacerla concebir.
Y eso no tenía sentido. No podía entenderlo. No podía estar hablando en serio.
— ¿Por qué? —forzó las palabras a salir a través de sus entumecidos labios. ¿Por qué quería él amarrarse así a ella?
—Ay, Nick—susurró con suavidad, sólo una poquita, justo la cantidad adecuada para obligarla a mantener un sollozo en su pecho en vez de dar rienda suelta al grito que parecía hacer eco a través de su alma—. Cariño. ¿No sabes que daría todo lo que tengo para atarte a mí? Y el pensar en darte un hijo mío, el ver que ese bonito vientre crece con mi bebé, hace que mi polla se ponga tan dura que me extrañaría si no revienta la cremallera de mis vaqueros.
Sintió caer el maletín de sus dedos mientras lo miraba, buscando en sus ojos, yendo en busca de la mentira. Tenía que ser mentira. Pero mentir no tenía sentido. Conocía a Nick. Sabía que nunca jamás arriesgaría a un hijo suyo tan a la ligera. Era tan condenadamente protector con su familia que incluso Cranston le temía. Mataría por ellos. Ya lo había hecho.
—________ —suspiró su nombre contra sus labios, y ella sintió como se debilitaba. Sus rodillas. Su alma. Algo dentro de ella, algo que necesitaba como protección, para refrenar los sueños, la pérdida y los años que había huido, incluso de sí misma, comenzó a resquebrajarse—. Déjame tenerte así. Sólo nosotros. Simplemente la oportunidad de soñar juntos.

aranzhitha
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"Sueños Traviesos" (Nick y Tu) Terminada - Página 7 Empty Re: "Sueños Traviesos" (Nick y Tu) Terminada

Mensaje por aranzhitha Lun 04 Feb 2013, 4:34 pm

Capítulo 11
Nick podía sentir que temblaba internamente, por una necesidad, un hambre que no podía controlar, que no deseaba controlar, y que crecía dentro de él.
_______. Sólo su nombre invocaba el poder de debilitar sus rodillas, con fuerza, haciéndole querer creer en milagros y alcanzarlos.
El muchacho dentro de él que alguna vez había gritado en la oscuridad del bosque, aullando de furia por la soledad y el dolor que se mezclaban en su cuerpo, ahora aullaba con esperanza.
Porque ________ estaba aquí. Por un cortísimo tiempo en un desierto extranjero, en una tierra hostil, Nick había conocido la paz. Una noche, tan lejana que parecía un sueño, él la había abrazado y había sabido que le pertenecía. Sin importar lo que hubiera sucedido, sin importar a donde la vida los llevara, él había encontrado la única persona que era solamente suya.
________.
La miró a los ojos. Ojos color miel. Ojos que lo atraían y le prometían la vida, la alegría. Él podría encontrar la alegría con ella. Él había encontrado la alegría con ella.
—No hablas en serio —murmuró ella, su voz tan aturdida como él se sentía al bajar la mano una vez más sobre su vientre. Allí, su niño podría estar creciendo en ese mismo instante. Abrigado por el calor de su cuerpo, creciendo fuerte y seguro.
Por favor, Dios —la invocación se deslizó en su mente sin invitación—, permite que mi niño descanse allí. Dentro de la mujer que guardaba su alma.
—Moriría por ti —dijo él en voz baja—. Mataría por ti, _____. Me pondría de rodillas por ti.
Nunca voluntariamente se había puesto de rodillas por nadie, hombre o mujer, sin importar cuantas veces su padre había tratado de forzarlo.
Ella volvió a pestañear ante él. Esos claros ojos dorados suyos parpadeaban con sueños que luchaba por mantener a resguardo, con la esperanza, sabía él, que ella intentaba ocultar.
Ella era su esperanza, pero sabía, en el fondo de su alma era consciente, que él también lo era para ella.
— Nick. —Sacudió la cabeza, sus labios estaban abiertos, hinchados, lujuriosos ahora con la excitación que él sabía la recorría.
La humedeció, al igual que al él lo puso duro, el pensamiento de correrse juntos, desnudos, sin protección, derramándose el uno en el otro para crear algo nuevo. Algo inocente.
No debería haber sido de esa forma. Él lo sabía. Demonios, la última cosa en que necesitaba pensar con su infancia a rastras era en un hijo. ¿Pero un bebé con ______? Algo para ligarla a él para siempre, como él estaría atado a ella.
Su familia fue su salvación. Su tío Paul, sus primos, eran toda la familia que había tenido. Él nunca había tenido una propia. Hasta ahora, no había querido tener una propia.
—Me deseas así, ________, ¿no? —Le levantó el suéter, aplanó la mano contra la piel desnuda de su vientre y la miró a los ojos.
Eran los ojos de ________ los que velaban sus secretos. Allí, estos titilaban en esas dulces profundidades, el suave color dorado castaño lo caldeaba sin importar el humor de ella.
—Desnudo, ________. —Su mandíbula estaba tensa por el hambre—. Quiero empujar repetidamente dentro de ti y sentir que te corres junto a mí. Ordeñándome. Ese dulce y caliente cuerpo tomando mi semilla y nutriéndose de ella.
Al instante el rostro de ella enrojeció, caliente, mientras sus ojos parpadeaban de miedo y sueños.
—Quiero ver tu vientre ponerse redondo con mi bebé. Quiero apoyar mi cabeza contra él, y sentir el movimiento de nuestro hijo dentro de ti.
Ella tembló, se estremeció, y sus ojos se oscurecieron como siempre hacían cuando comenzaba a rendirse a él.
Él anhelaba esa rendición.
Antes de que sus rodillas le fallaran él la tomó en brazos ignorando su pequeño grito de protesta y la llevó atravesando la casa flotante hacia las escaleras. Subiendo la escalera caracol, hacia el dormitorio, hacia la gran cama que los esperaba, caldeada por el sol, les daba la bienvenida.
—Simplemente no podemos decidir tener un bebé. —Ella respiraba con dificultad, toscamente mientras él la ponía sobre sus pies y le quitaba la chaqueta por los hombros.
—Claro que podemos —canturreó él, sabiendo, como siempre había sabido, cuanto amaba ella ese sonido. Cuando su voz ronca se profundizaba ella temblaba en respuesta. Un sonido que él nunca había sabido hacer, ni nunca había dado a otra mujer.
—Es completamente irresponsable —protestó ella, pero una queja, llena de rendición mientras las manos de él le acariciaban los brazos para luego agarrar el borde de su suéter.
—Es el sueño que siempre he tenido —le dijo mientras le sacaba el suéter del cuerpo y ahuecaba esos lindos senos que llenaban el encaje de su sujetador—. Quiero verte amamantar a nuestro niño aquí. —Él besó los llenos montículos mientras estos se desbordaban de las copas del sujetador—. ¿_______, sabes que lo deseas, no es así, nena? ¿Ligada a mí? No serás capaz de alejarte más. Piensa en ello, amor. No más motivos para huir, y todas las razones para estar en mis brazos noche tras noche.
Ese era el temor de ________ y él lo sabía. Lo usó desvergonzadamente, porque también sabía que era su debilidad. Su ________. Tan resistente, tan decidida a nunca perder otra vez, a nunca sufrir como había sufrido antes. A nunca arriesgarse a tener lo que más apreciaba.
Ella había huido de él, porque no podía soportar perderlo. Él se lo había imaginado. Sabía eso sobre ella. Como ella seguramente sabía que él no permitiría que huyera nunca más si alguna vez volvía a Somerset.
El huir se había terminado.
— Nick, no es una buena idea. —Ella estaba pensando. Él podía sentirla pensar.
Los labios fueron hacia los de ella. Él bebió de sus labios cuando un gemido sin aliento los atravesó. Los acarició con su lengua mientras casi rasgaba su camisa de su propio cuerpo. Tomó esa lujuriosa curva entre sus labios y los lamió y mordisqueó. Observó cómo sus pestañas revolotearon sobre los ojos oscurecidos por el hambre.
Nada de pensar ahora mismo, decidió él. Esa pequeña y aguda mente suya tenía que descansar; necesitaba ser acariciada y amada, tentada y seducida. Y él era el único hombre para hacerlo.
Le aflojó el cinturón, consciente del peso del arma en la cadera, y casi sonrió al pensar en esto. Su mujer era una pequeña y resistente guerrera. Ella caminaría a su lado. No aguantaría sus humores, y le plantaría cara. Siempre. El pensamiento de eso lo encendió aún más. Era una compañera apropiada para la oscuridad en su interior porque ella lo iluminaba.
Él se aflojó los vaqueros, deslizó hacia abajo la cremallera, y, cuando soltó sus labios, deslizó la palma de la mano bajo sus bragas hacia la dulce y rica carne oculta allí.
Tan caliente que casi se quema. Hinchada, resbaladiza con sus dulces jugos. Su boca salivaba con el pensamiento de probarla otra vez. De sepultar su lengua dentro de ella, y lamerla como caliente y exquisito caramelo. Como néctar. Como la vida misma.
—Así, nena, déjame tenerte —urgió él cuando ella tembló, se estremeció, sus uñas se le clavaron en los hombros cuando él la abrazó—. ¿Recuerdas lo bueno que es esto? ¿Lo caliente que es?
Él le bajó los vaqueros y las bragas hasta las caderas, cuidando de conservar el contacto con los húmedos pliegues entre sus muslos, su dedo acariciaba, su palma frotaba su clítoris.
Y ella estaba ardiendo por él. Sus caderas cambiaron, moviéndose contra su mano, frotando el clítoris contra su mano mientras la colocaba sobre la cama.
El grito de protesta ardió por él cuando apartó la mano, para saborear su explosión contra la lengua mientras presionaba un beso contra la pequeña e inflamada perla de su clítoris.
Cuando la besó, la lamió suavemente, le quitó las botas de los pies y terminó de desnudarla. Cuando la tuvo suave, caliente y desnuda, estirada sobre su cama, inmersa en su excitación, hizo una pausa durante el tiempo suficiente para deshacerse de las botas de un tirón y terminar de desnudarse. Cuando regresó a ella, su sensual y pequeña gatita estaba de rodillas, los ojos dorados brillaban con hambre ahora, sus facciones ruborizadas, el deseo rabiando en sus ojos.
Esta era la mujer con la cual había soñado. La mujer que lo había llevado al cielo esa noche hacía tanto tiempo.
Echó la cabeza hacia atrás cuando ella vino sobre él, sus labios sobre los de él, sus manos deslizándose sobre los sudorosos hombros, las uñas arañándolo cuando él recorría con las manos su espalda y la preparaba para sostenerla en su cabalgata.
Recordó a la ______, salvaje y hambrienta, hace tanto tiempo ya. Había sufrido por aquella mujer, necesitándola cuando no había necesitado a nadie más, la había seducido y tentado y aquí estaba ella. El bálsamo para las heridas que se habían ulcerado en el interior de su alma.
____ sintió que Nick se acomodaba en la cama para ella, sintió su duro y musculoso cuerpo preparándose para ella, suyo para tomarlo, y esto era como volver a casa. Como estar en el frío y luego sentarse frente a un fuego que le llenaba el alma.
El fuego de Nick llenaba su alma. Y él se lo ofrecía con mucho gusto. Un sacrificio al hambre insoportable que rabiaba en ese instante en ella, indomable, liberándose del miedo que había albergado tantos años.
Oh, Dios, ¿cómo había podido permanecer lejos de él? Cinco años. Había estado sin él durante cinco años y cada día había sido una eternidad de necesidad y pérdida de la cual no había sido consciente hasta ese momento.
—Dios, _______ —gruñó, un profundo, rudo sonido que le acarició los sentidos mientras sus manos le acariciaban la espalda—. Así, nena. Ven a mí.
Ella le mordisqueó los labios, los acarició, y permitió que la devorara. Él no le dejó el control sobre su beso; nunca lo haría, lo sabía. Era poderoso, dominante, pero le daba su cuerpo libremente, y esta noche ella tenía la intención de tomarlo. Y tomarlo.
Tembló ante el pensamiento de tomar todo de él. De entregarse toda ella. Y sabía que era exactamente lo que haría, entregarse.
Alzando la cabeza bajó la mirada hacia él, a esos salvajes ojos verdes, la forma en que su espeso cabello negro caía sobre su rostro salvaje. La forma en que los músculos se flexionaban en sus hombros y brazos, el sudor que caía por su cuello. Y ella tenía que probarlo.
Lo lamió con la lengua, llenando sus sentidos con el sabor, y se enorgulleció del sonido de ese áspero gemido masculino.
—Te eché de menos. —El gimiente sollozo la impresionó cuando este escapó de sus labios, posados en su piel—. Oh Dios, Nick. Te necesité. Te necesité hasta arder. Hasta que pensé que moriría si no te veía, ni te oía.
Sus manos se aplanaron en su espalda, abrazándola más fuerte.
—Estaba aquí mismo, nena.
Aquí mismo. En su cama, esperándola.
A punto, duro y hambriento.
Los labios de _____ se deslizaron por su cuello hasta su pecho, rozando los duros pezones masculinos antes que sus dientes mordisquearan primero uno y luego el otro. Tembló bajo ella, y ella se estremeció ante la evidencia de su placer.
Otra cosa que le daba libremente, su placer. Ella no tenía que preocuparse de cómo complacerle, porque cada toque que le había dado, él la había animado, saboreándolo.
—Ah, _______, dulzura. —Sus manos se deslizaron por sus costados, hasta la curva de los pechos, y el reverso de sus dedos la acariciaron con su sutil calor.
Él no era tacaño con sus toques o palabras.
_______ disfrutó de su generosidad. De su calor, de la fricción del áspero vello masculino en su pecho contra sus henchidos pezones. La sensación de los tensos músculos, de su aliento saliendo de los pulmones mientras los labios de ella se deslizaban más abajo.
Ella le dio rápidos y acalorados besos bajando hasta el centro de su cuerpo, moviéndose con lenta avaricia, sobre el delicado y grueso eje, de puro acero que se alzaba sobre su bajo vientre, impaciente por su toque.
Nick se desplazó, sus manos le tiraron de las caderas cuando la cabeza de ella fue más abajo. Y ella lo recordaba. Recordó como lo había tomado en ese pequeño y húmedo cuarto en Irak. La noche en que sus lágrimas se habían mezclado con su liberación, y ellos habían bebido el uno del otro.
Ella saboreó la punta de su polla, su lengua lamiéndola, curvándose alrededor de la engrosada cresta mientras el pene se sacudía en respuesta.
Nick le levantó una pierna cuando ella se deslizó posicionándose, tirando sus caderas hacia la cara de él y soplando un aliento acalorado contra los pliegues mojados de su sexo.
Un quejido se escapó de sus labios, porque ella sabía lo que venía y no podía esperar. Ella misma se acercó a él, sintiendo la lengua deslizándose por su calor líquido y sensible tejido para anidarse dentro de su vagina. Los labios de ella se abrieron sobre la punta de su polla, sus manos acariciaron el engrosado eje y ________ se permitió tomarlo, mientras succionaba.
Ella sintió el empuje de la lengua de él contra su coño atormentándola con un diabólico placer. Y con la boca, por su parte, ella lo atormentó, lanzando un grito de placer, con una necesidad que lindaba con el dolor.
Las manos de Nick le acariciaron el trasero, entre las llenas curvas, jugueteando con la delicada carne de allí mientras le aplicaba la lengua por la hendidura de su coño, le rodeó el clítoris, y lo acarició eróticamente. Robándole el sentido.
No podía permitir que le robara el sentido. Aún no. Tenía que acariciarlo, tocarlo. Ella tenía que recuperar los cinco últimos años de pérdida y soledad con cada toque. Necesitaba tomarlo como había soñado hacer. Cabalgando juntos hacia el éxtasis.
Antes de que pudiera detenerla, no es que lo intentara con fuerza, ella se impulsó hacia atrás, alejándose de sus labios a pesar del gruñido de disgusto y su propio doloroso pesar.
No podía tocarlo como deseaba si le robaba las fuerzas mientras lo estaba haciendo. Cuando Nick la tocaba, ella se derretía. Esa noche, anhelaba que él se derritiera.
Y Nick se derretía. Él bajó la vista a su propio cuerpo, encajado estrechamente en el más increíble placer. Un placer que iba más allá del placer y lindaba con la agonía del sentir. _______ arrodillada sobre él, sentada a horcajadas sobre una dura pierna, frotando el resbaladizo calor de su coño contra esta mientras tenía en la boca la punta de su polla.
Chupó, lamió y gimió de placer mientras los dorados ojos color miel se oscurecieron aún más y brillaron con las necesidades que se elevaban dentro de ella.
Dios, él amaba esto. Verla de esa manera. La agente desapareció bajo las demandas de la mujer cuando esas exigencias tomaron el control.
Ella succionó avariciosamente la punta de su polla. Sus manos acariciaron su erección y luego las apretadas pelotas en su base.
En ese momento él estaba en un estado agónico de sensaciones. Las manos de ella eran seda caliente, su uñas le arañaban, su boca... Santo cielo, su boca era como una pira ardiente sobre su carne al igual que su acalorado y húmedo coño frotándose contra su pierna.
Lo complacía mientras se complacía a sí misma. Tomándolo y entrelazándolo más profundamente en su alma mientras lo hacía.
Nick se perdió en cada caricia, en cada lamida al duro cuerpo de Nick. Como si hubiera nacido para esto, para pertenecerle.
Retrocediendo le lamió la dura cresta una última vez antes de dejar que su lengua probara el grueso y sedoso eje. El hierro candente se encontró con sus labios, el sedoso calor se estiró tensamente. Las pesadas venas palpitaron por la anticipación bajo la carne, y con cada lamida, ella juraba que su polla se ponía más dura, latiendo con más fuerza.
—Me estás matando. —Su voz era ronca, gruesa y áspera mientras le besaba la base para luego lamerle las pelotas fuertemente apretadas más abajo.
Él se estremeció, forcejeó, y gimió prolongada y quedamente.
________ apretó las piernas alrededor del duro muslo que rozaba su coño y fue consciente de ahogarse en ese placer. Se hundió en una sensual tormenta y no tenía idea alguna de como salvarse. No quería salvarse. Quería montar las olas. Quería alcanzar la cima, rodeándolas, hundiéndose en ellas.
Levantó la cabeza y se arrastró sobre él, ajustando los músculos de las caderas de él con sus muslos y empalándose ella misma sobre la rígida y acalorada carne que se elevaba hacia a ella.
—Así, _______. Eso es, cariño; tómame. Todo yo, _____. Todo es tuyo.
Ella observó las angostas líneas de verde cuando la miró, su expresión crispada con líneas de salvaje lujuria y determinación.
No pudo contener un sollozo de placer. La sensación de él penetrándola lentamente, tomándola mientras sus manos subían por la espalda, bajaban por los brazos, para finalmente entrelazar sus dedos con los de ella.
—Tómame, ________ —exigió él—. Esta cabalgada es toda tuya, nena. —Él apenas si estaba enterrado dentro de ella, su palpitante polla estaba impaciente por tomarla.
—Móntame, ______, como ambos lo hemos soñado.
Ella se enderezó, echó de un tirón la cabeza hacia atrás ante el increíble placer que la recorrió, y lo tomó. Lenta y suavemente, luego con golpes rápidos y superficiales. Sus caderas se balancearon, se elevaron y bajaron y perdió ese trozo final de ella misma.
Nada importaba, salvo el placer. Nada importaba, excepto la sensación de volar dentro de su abrazo, sabiendo que él la sostendría si caía, que la abrazaría si vacilara, y que le entregaría las riendas cuando las necesitara.
Ella las necesitaba en ese instante.
Aferrada a sus manos lo tomó hasta la empuñadura, sintiendo todo el calor salvaje y la dureza que la penetraba, estirándola, quemándola con tal placer y dolor, que se glorificó en él.
Se balanceó contra él, y lo montó mientras él se alzaba bajo ella, guiando su erección más profunda y fuertemente en su interior. Sus transpiraciones se entremezclaron. Cayendo por los hombros de ella, corriendo en riachuelos en el pecho de él. Resbaladizos y calientes topaban uniéndose, balanceando y empujando, los golpes la atravesaron como una lanza directamente hasta su alma mientras el ritmo iba en ascenso, ahondando, calentándose hasta que ella explotó, fuera de control y gritó su nombre.
Un fuerte estremecimiento sacudió su tenso cuerpo mientras su matriz se contraía, su vagina convulsionaba, ordeñándolo cuando su fuerte y estrangulado grito fue seguido por los abundantes y acalorados chorros de su semilla que se derramaron dentro de ella.
Los ojos de _______ se abrieron abruptamente, se encontraron y se trabaron con los de él. Ella sintió la polla estirándose dentro de ella, sintió cada pulsación de su liberación, y sintió el calor de su cuerpo y su propio estremecimiento ante la sensación. Finalmente un colosal orgasmo se elevó en ella mientras le sostenía la mirada, cuando su alma acunó la suya. Obligándola a ver, saber, que nada en la vida podría ser tan correcto como ese preciso lugar en sus brazos.
Cuando los últimos y desesperados temblores la bañaron, se hundió lentamente contra su pecho, tratando de respirar, y entender a la mujer en que se convertía cuando Nick la tocaba. Porque ya no era la mujer que fue antes de conocerlo hacía cinco años.
Era como si él hubiera abierto algo en su interior durante ese tiempo en un pequeño agujero en el desierto. Él la había rescatado. Él la había protegido. Y cuando el peligro la había acechado él le había tomado el pelo y había hecho que quisiera luchar en una época en la que sintió que se le extirpaba todo atisbo de lucha.
Y así era como la hacía sentirse ahora. Una lucha. Como si pudiera derribar los obstáculos que ella sabía los separaban, y sabía que él podía hacerlo tan fácilmente.
Ella podía traicionar a Nick, o podía traicionar a las reglas que habían regido su vida. Y en ese momento, supo la opción que elegiría. Trajera lo que trajera el mañana, elegiría a Nick. El sueño travieso que la perseguía, el hombre que poseía su alma.
Te amo. Ella articuló las palabras contra su pecho porque aún no podía decirlas. Cuando la cordura comenzó a susurrar en su mente otra vez, un trozo de temor permaneció. En su vida sólo le había dicho a una persona que la amaba, y esa diminuta visión de pureza se había ido ahora, arrancada de ella de manera tan brutal que había temido no sobrevivir a eso.
Ese filo de miedo aún sostenía su puño sobre ella, estrangulándola con las palabras que no saldrían de sus labios y trayendo lágrimas a sus ojos mientras se apretujaba aún más a Nick.
—También te amo, _______ —dijo él, con voz ronca—. Todo está bien, nena, porque yo también te amo.

aranzhitha
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"Sueños Traviesos" (Nick y Tu) Terminada - Página 7 Empty Re: "Sueños Traviesos" (Nick y Tu) Terminada

Mensaje por aranzhitha Lun 04 Feb 2013, 4:36 pm

lo prometido es deuda, aqui esta su maraton!
pero comenten porque parece que nos les gusta la nove :(
aranzhitha
aranzhitha


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"Sueños Traviesos" (Nick y Tu) Terminada - Página 7 Empty Re: "Sueños Traviesos" (Nick y Tu) Terminada

Mensaje por JB&1D2 Vie 08 Feb 2013, 7:41 pm

Yo quiero un hijo de Nick
Siguelaaaaaaa
Please
JB&1D2
JB&1D2


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"Sueños Traviesos" (Nick y Tu) Terminada - Página 7 Empty Re: "Sueños Traviesos" (Nick y Tu) Terminada

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