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"Sueños Traviesos" (Nick y Tu) Terminada

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"Sueños Traviesos" (Nick y Tu) Terminada - Página 6 Empty Re: "Sueños Traviesos" (Nick y Tu) Terminada

Mensaje por ElitzJb Dom 30 Dic 2012, 7:05 pm

por favor sigue con mas capitulos :(
ElitzJb
ElitzJb


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"Sueños Traviesos" (Nick y Tu) Terminada - Página 6 Empty Re: "Sueños Traviesos" (Nick y Tu) Terminada

Mensaje por aranzhitha Dom 30 Dic 2012, 7:56 pm

mañana subo vale :( es que no tengo nada adaptado
pero mañana pongo si puedo un mini maraton si ;)
aranzhitha
aranzhitha


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"Sueños Traviesos" (Nick y Tu) Terminada - Página 6 Empty Re: "Sueños Traviesos" (Nick y Tu) Terminada

Mensaje por aranzhitha Lun 31 Dic 2012, 1:06 pm

Capítulo 6
No la llevó al hotel, tal como dijo. No recordaba que Nick fuera tan malditamente testarudo. Ni que pudiera hacerle sudar tinta a la proverbial mula. Pero prácticamente raptarla no era algo que él hubiera hecho antes.
— ¿Por qué me traes aquí, Nick? —le preguntó mientras entraban en el cómodo salón del barco, y miraba alrededor con interés.
—Porque no hemos terminado. —Cerró la puerta, la trancó y volvió a conectar el sistema de seguridad.
Ella sintió que su corazón se aceleraba ante el sonido del bajo pitido de la consola de seguridad. De alguna manera, el barco parecía mucho más íntimo de lo que había sido el apartamento. No era sólo que el espacio fuera más pequeño y menos abierto; era como si una parte del mismo Nick estuviera impregnada en el interior.
Marrones oscuros y tonos del desierto componían la combinación de colores de los muebles. La alfombra era de un blanco cremoso. Almohadones granate oscuro descansaban contra los brazos del sillón, y una alfombrilla del mismo color yacía delante de la puerta. Las ventanas estaban cubiertas por cortinas de intenso color marrón oscuro, y el salpicado de luz dorada que salía de las lámparas de mesa, suavizaban el ambiente.
La cocina estaba separada por una combinación de mesa y barra. El suelo contrachapado se extendía hasta la escalera metálica de caracol, en el extremo más alejado de la cocina, y más allá, lo que ________ asumía que eran los dormitorios.
Se giró hacia Nick cuando no le dio más explicaciones, y lo observó con cautela. Le recordaba a una bestia enjaulada luchando contra sus restricciones. Estaba allí, en el brillo salvaje de sus ojos verde oscuro, en los tensos planos y ángulos de su rostro.
— ¿Por qué diablos tuvo que mandarte Cranston? —le preguntó finalmente, el tono gutural de su voz causando que ella se estremeciera.
—Esa también fue mi pregunta —se encogió de hombros, mirándolo detenidamente mientras caminaba por delante de ella hasta la nevera de la cocina—. Su respuesta fue que yo era su mejor apuesta. No me dijo de qué se trataba la apuesta.
— ¿Volverme loco hasta el maldito extremo? —le preguntó mientras abría la tapa de una cerveza y la llevaba hasta sus labios.
Observarlo beber de la botella de cuello largo era más sexy de lo que debería ser.
—Probablemente. —Finalmente admitió que esa razón era uno de los porqués Timothy la había enviado a ella en vez de a otro agente—. Él no estaba contento ni con Kevin ni contigo, el año pasado. Y verdaderamente disfruta con sus jueguecitos mezquinos de venganza.
En realidad, normalmente tenía una razón de peso para esos juegos, sólo que esos juegos eran irritantes como el infierno.
Pero la conversación verdadera que Nick y ella estaban teniendo, yacía debajo de las palabras en sí, vibrando con tensión.
_______ no podía olvidar. Cada vez que estaba cerca de Nick, cada vez que estaba a una distancia como para tocarlo, los recuerdos y el dolor volvían. Y la necesidad. La misma necesidad que antes había tenido a la erección de él enterrada entre sus labios. La necesidad de tocar y ser tocada era más fuerte que el dolor.
Habían pasado cinco años. Perder a Beth casi la había vuelto loca, pero los años la habían ayudado a cerrar las heridas desgarradoras que la pérdida le había dejado. Algunas veces todavía lloraba; todavía le dolía la mayor parte del tiempo. Pero había aprendido seguir adelante. Beth se había ido; no había manera de traerla de vuelta.
Pero _________ siempre había sabido que Nick todavía estaba vivo. Y la culpa que sentía ante el pensamiento de ir hacia él siempre la había hecho contenerse.
Mientras Nick había bromeado con ella en el hospital, seduciéndola, haciéndola reír, su hija había estado en peligro. Mientras ella hacía planes para el futuro que no incluían a su esposo traidor, su hija tal vez había estado llorando por su madre. Y mientras había estado riendo con Nick, alguien había estado planeando el bombardeo al edificio donde Craig había llevado a su niña.
Hambre, culpa, ira, y necesidad competían dentro de ella ahora, igual que los cinco años anteriores. Se arremolinaban en su interior, haciendo imposible ver más allá de lo que había perdido hacía tiempo para decidir de qué estaba huyendo. Y ahora no tenía más remedio que enfrentarlo.
Quién fuera la organización sin rostro que se las había arreglado para autentificar el código de lanzamiento sobre ese hotel en Irak, debía ser detenida. Era demasiado peligrosa, su influencia se estaba volviendo demasiado corrupta. Había topos en el Servicio de Inteligencia, y Cranston los había rastreado hasta esta operación.
—Voy a matar a Cranston cuando esto termine.
Nick apoyó la botella en la barra, su mirada de párpados pesados posándose sobre ella otra vez.
Esa mirada la hacía chisporrotear. Podía sentir todas las terminaciones nerviosas de su cuerpo volver a la vida. Esa mirada podía hacer que a las mujeres de todo el mundo se les debilitaran las rodillas. Él podía embotellarla y hacer billones.
—Buena suerte. —Ella puso las manos en los bolsillos de sus vaqueros para evitar que temblaran. Para evitar que toda ella temblara.
—Sácate la ropa.
_________ parpadeó, segura de que no había escuchado lo que sabía que sí.
— ¿Piensas que es tan fácil? —sacudiendo la cabeza, deseando que lo fuera—. Nick, lo siento, no estoy aquí para ser tu juguete. Estoy aquí para trabajar.
—Entonces ahora puedes hacer las dos cosas. —Agarró su cerveza y la terminó antes de arrojarla al cubo de basura de la esquina—. Puedes ser la agente Greta Dane durante el día y mi juguete de noche. Te prometo que en el último no vas a ser descuidada, ________.
Oh… apostaba que no lo sería. Y cuándo llegara el momento en que Timothy decidiera soltarlos a todos en el pequeño juego que estaba tramando, ¿qué pasaría? ¿La haría a un lado como lo había hecho con todos sus otros juguetes?
—Tienes muchos otros juguetes; no me necesitas —quiso sonar frívola, indiferente, pero podía sentir en dolor construyéndose en su interior.
Cinco años. Habían pasado cinco años desde que él la había tomado. Entonces había estado tan llena de dolor que no había sido capaz de apreciar el placer que la había desgarrado.
Pero lo recordaba. Recordaba las lágrimas de él mezclándose con las suyas mientras la besaba, al igual que recordaba la facilidad con que le había sonsacado más de un orgasmo explosivo.
Lo observaba con inquietud. Él simplemente no iba a aceptar un no por respuesta, y ella no sabía si tenía la fuerza para contenerse si la tocaba de nuevo.
Y él iba a tocarla. ________ sacó lentamente las manos de los bolsillos de los vaqueros mientras él avanzaba hacia ella, con la expresión predadora.
—Nick —susurró su nombre en advertencia.
—Allí está la puerta; corre, conejita —sugirió con voz maliciosa mientras señalaba con la cabeza hacia la puerta que conducía hacia el escape—. Hazlo. ¿O tienes el coraje para realmente tomarme sin excusas?
Los dedos de ella se curvaron contra su palma mientras la desafiaba. La oportunidad de volver a tocarlo, de sentir lo que fuera que hubiera sentido esa noche que no había sido capaz de olvidar. Después de eso, no había sido capaz de tocar a otro hombre.
—Eso no va a funcionar —le replicó ella y deseó que su voz sonara con más fuerza, deseaba que tuviera más convicción.
Podía sentir que se preparaba para él a pesar de las protestas. Sus senos estaban sensibles e hinchados, con los pezones erectos. Y entre sus muslos, podía sentirse humedeciéndose, su clítoris hinchándose.
Ella lo deseaba. Le dolía. Le había estado doliendo con una intensidad en estas últimas semanas, que la habían obligado a masturbarse varias veces. Y no había sido suficiente. Nunca era suficiente cuando pensaba en Nick.
—Me deseas. —Ahora él estaba muy cerca, parado frente a ella, forzándola a mirar hacia arriba.
Era tan malicioso. Un pícaro. Así lo había llamado una vez, y él se había reído y guiñado el ojo mientras coincidía con ella.
— ¿Sólo desear lo hace todo correcto? —susurró, agarrando las muñecas de él cuando se posaron en las caderas de ella—. Desear no siempre es suficiente, Nick.
—Será suficiente esta noche. —No había ruego en sus palabras, sólo pura demanda—. No estoy pidiendo un para siempre, _______. No me atrevería.
Y antes de que pudiera cuestionarse el tono enojado de esas últimas palabras, la estaba besando. Los labios de él cubrieron los suyos, su lengua presionó entre ellos, tomando lo que deseaba. No se cuestionaba el entregárselo, porque él no pedía ni una maldita cosa.
Este no era el seductor burlón que había conocido hace cinco años. Era un conquistador. Era el hombre que se negaba a pedir. Sabía lo que quería, y Dios la ayudara, también parecía saber exactamente lo que ella necesitaba.
_______ sintió que el mundo se inclinaba; pudo haber jurado que el suelo se sacudió. Fuera lo que fuera, era Nick abrazándola, los labios sobre los suyos, sus gemidos sordos y hambrientos vibrando contra los labios de ella mientras su boca se inclinaba en ellos y la lengua tentaba y provocaba a la de ella en un duelo excitante y erótico.
Este beso era fuego y relámpagos. Estaba siendo el despertar de una vida de pesadillas y finalmente veía la luz. Era como volver a nacer.
________ se escuchó gritar, sintió sus brazos agarrarse al cuello de él, su cuerpo arqueándose contra él, necesitando más. Más contacto. Más toque. Oh, Dios, no podía obtener bastante de él, y la necesidad la destruiría. Esta necesidad la convulsionaba hasta el mismísimo núcleo de su ser, hasta el centro de ese espíritu solitario y casi roto, que la había hecho huir con anterioridad. Porque no podía soportar perder a nadie más. No podía soportar perder también a Nick.
Ella tembló mientras sentía las manos de él acariciándola, recorriéndole la espalda, pasando las manos debajo del top y tocando la piel desnuda. Él se movió contra ella, presionando sus muslos entre los de ella, meciéndola contra él.
_______ sintió inflamarse la carne delicada y sensible entre sus muslos. Un incendio sin control, malicioso y avaricioso se extendía a través de ella, y nada importaba salvo más. Más de su beso. Si no obtenía más de su beso, podía volverse loca por la necesidad. Más de su toque. Quería estar desnuda en sus brazos. Desnuda y estremeciéndose y rodeada por Nick. Rodeándolo. Ardiendo como sólo lo hacía en sus sueños.
—Ahí lo tienes, _______. —La atrajo más cerca, una mano en su culo, forzándola a montar el músculo duro de su muslo mientras se frotaba contra él—. ¿Ves, nena, lo bueno que es? ¿Recuerdas lo caliente que es?
Oh, sí, lo recordaba. Se recordaba rogándole por más, gritando por más. Los recuerdos eran confusos, porque el dolor había sido insoportable esa noche. Pero recordaba lo suficiente para saber por qué había sufrido en la oscuridad de la noche después de abandonar Irak. Recordaba suficiente para saber qué, una vez que él la tomara, nunca más iba a ser la misma.
No más sonambulismo. En los pasados cinco años había existido, obligándose cada día, rehusándose a reconocer que una parte de ella, ese núcleo oculto y femenino, estaba aquí mismo. En los brazos de Nick.
—Nick, déjame respirar. Déjame pensar —dijo jadeando mientras los labios de él se deslizaban de los suyos —perezosos, seguros— y mordisqueaban la línea de su mandíbula. Las terminaciones nerviosas se elevaron en un crescendo de placer.
—No está permitido pensar. —El roce de la barba de un día envió fragmentos del más increíble placer barriendo a través de su cuerpo—. Ahora, deshagámonos de estas malditas ropas.
Era sexy. Era erótico. Era el acto de intensidad sexual más gentil que pudiera imaginar. Él le sacó los brazos que ella tenía alrededor de su cuello, entonces, mirándola, con los ojos verde bosque oscureciéndose hasta tomar un color musgo, las palmas tocándole la piel a lo largo del camino, le sacó la chaqueta de los hombros y de los brazos.
_______ lo miró, incapaz de romper el contacto, la conexión. Él le había hecho esto antes, recordó. Mirarla, observar sus ojos mientras la desvestía.
—Esto no es una buena idea —trató de protestar, pero sonó más como una invitación. Era una invitación. Todos sabían que Nick hacía lo que los demás consideraban una mala idea. Y cuánto más erótica, más maliciosa era esa mala idea, más rápido la llevaba a cabo.
— ¿Quién necesita buenas ideas? Ven aquí, nena. Déjame ver esas bonitas tetas sólo una vez más. Levanta tus brazos para mí.
Le levantó el dobladillo de la camiseta pasándola por la cabeza, y fuera de sus brazos. Cayó al suelo mientras un gruñido hambriento abandonaba los labios de él y sus largas y pobladas pestañas caían sobre sus ojos.
Cuando la miraba así, se derretía. Luego sintió sus manos en el cinturón de sus vaqueros.
Estaba desnuda de la cintura para arriba, o prácticamente desnuda, porque el sostén que usaba no escondía mucho de la vista.
—Nick, no creo que pueda permanecer en pie.
Y no podía. Sus rodillas se debilitaban. Podía sentir las piernas volviéndose una masa blanda, junto con sus objeciones. Este era Nick. Malvado y erótico. Sus besos eran una llama que derretía el núcleo helado en ella. Su toque era un infierno, calentándola desde el interior.
Y necesitaba estar caliente. Sólo por un momento. Necesitaba ser calentada por él, sólo una vez más.
Mientras los labios de él se movían sobre su cuello, los brazos de ella encontraron la fuerza. Cuando las manos de él pasaron bajo la cinturilla de los vaqueros, ella forcejeó contra él, abalanzándose en sus brazos.
—Con calma, _______.
—No.
Le mordisqueó el cuello, sorprendiéndolo claramente mientras tiraba de su camiseta. También lo quería desnudo. Quería sentirlo contra ella, piel con piel. Lo necesitaba.
Él se sacó rápidamente la camiseta y la arrojó a un lado mientras las manos de ella iban hacia su cinturón. Temblando, vacilantes, sus dedos tironearon de él.
—Ahí lo tienes, _______. Ponte traviesa para mí.
Ella abrió el botón de metal, luego bajó el cierre sobre la dura y erecta longitud de su polla. Lo bajó lentamente, trabajándolo sobre la cresta rígida mientras un duro gruñido salía a través de sus labios.
¿La quería traviesa? No era atrevida; se moría por él. Cinco años de hambre contenida ardían a través de ella, entrando en erupción desde un pozo de necesidad que no tenía idea que existiera en su interior.
Esos recueros distantes de hacía cinco años no se comparaban con esto. La sensación del cuerpo de él, tan grande y amplio, duro y musculoso, curvándose en ella, casi como protegiéndola. Los labios de él en su cuello, sus dientes rozándola con aspereza. Las manos pasándole los vaqueros por las caderas mientras el hambre, parecía impregnar el aire.
_______ podría sentir la transpiración acumulándose sobre su cuerpo, el calor aumentando dentro de ambos, fluyendo alrededor de los dos, mientras ella empujaba los vaqueros de él, frenética por alcanzar la ardiente carne de su polla.
—Así, corazón; arde por mí —gruñó mientras sus manos se deslizaban alrededor del trasero de ella, aferrándola, alzándola.
La levantó contra su cuerpo, apartándola de su meta mientras un grito de protesta dejaba los labios de ella. Un segundo después, sintió la fría parte superior de la encimera baja, oyó caer al suelo una silla cuando él la pateó fuera del camino, y luego Nick la besaba nuevamente.
No tenía suficiente de sus besos o de su toque. No le podía devolver los suficientes besos, ni tocarlo lo suficiente. Estaba consumida, por dentro y por fuera, por una necesidad tan abrasadora que no tenía esperanzas de controlar.
—Ya, quítate esto.
Él se separó de ella, a pesar de sus intentos de sostenerlo y del sonido como un maullido que salió de sus labios.
El cabello de Nick estaba enredado, despeinado por los dedos de ella y enmarcando su pícaro rostro. Un erotismo oscuro afilaba sus rasgos y sus ojos. Su pecho desnudo brillaba por la transpiración, el vello pinchando sus dedos mientras corría sus manos hacia abajo.
Ahora sufría por él. Lo deseaba con tal fuerza que la tenía arqueándose mientas luchaba por respirar, mientras él le sacaba las botas y tiraba de sus pantalones bajándoselos por las piernas.
Estaba desnuda salvo por el sostén y las bragas. Pedazos de tela que no hacían nada para escudarla de sus ojos. Y él estaba mirando. Su mirada fue lentamente sobre ella mientras sus manos subían suavemente por sus piernas y la parte interna de los muslos, separándolos mientras se centraba en el húmedo núcleo de su cuerpo.
— ¿Todavía te afeitas? —Pasó el dorso de sus dedos sobre el algodón húmedo que protegía los pliegues hinchados de su sexo.
_______ tragó con fuerza.
—Cera.
Placer y anticipación corrieron por los rasgos de él, y la mirada provocó que su útero convulsionara en respuesta. Él estaba excitado, peligrosamente excitado. Lo podía ver en su rostro, sentir en su cuerpo.
—Cinco años —su voz era gutural—. He soñado con esa noche, _______, durante cinco jodidos años. Atormentado por ella. Volviéndome malditamente loco por ella.
Los labios de _______ se separaron ante la intensidad detrás de esas palabras. Por ser deseada de esa manera. Nunca había sido tan desesperadamente deseada por un hombre como Nick lo hacía. Y sólo una vez —hacía cinco años—, había sentido esa clase de deseo por un hombre.
Cinco años. Demasiado tiempo. Demasiados recuerdos, tantos sueños y fantasías alimentando esa hambre.
—Yo… yo sufrí. Cada día —surgieron espontáneamente de ella las palabras, la presión del intento de contenerlas causó que un sollozo pasara su garganta—. Nick... vas a destruirme.
Los dedos de él se engancharon en el elástico de sus bragas, y las pasó lentamente sobre las caderas con la suave orden:
—Levanta.
Ella arqueó las caderas, observando su rostro, observando el hambre crecer en él y sintiéndolo también en ella.
Él tiró el pedazo de tela al suelo, una mueca crispaba sus facciones mientras obligaba a su mirada a apartarse de la carne brillante entre los muslos y la miraba.
_______ se sintió cautiva, atrapada y eso la aterrorizó. El poder que este hombre tenía sobre ella. ¿Cómo se suponía que lo combatiera? ¿O controlara?
—Ahora esto. —Los dedos de él se movieron hasta el broche delantero de su sostén.
La respiración de _______ se quedó atrapada en la garganta cuando abrió el pequeño broche con un movimiento rápido, luego separó las copas de los senos y le sacó los tirantes de los hombros. Los dedos de ella se clavaron en el mostrador mientras se inclinaba hacia atrás ante la insistencia de sus manos contra sus hombros.
—Tan bonitos.
Las manos de él enmarcaron los montes henchidos, sus dedos oscuros contra su piel más clara mientras los levantaba y acariciaba.
Las puntas callosas de sus dedos acariciaban sobre los pezones endurecidos. Su útero convulsionó, y ella sintió derramarse el calor húmedo de sus jugos.
—Nick.
Se arqueó hacia él, recuerdos distantes de él inclinándose hacia ella, tomando su pezón en la boca, relampaguearon a través de su mente un segundo antes que las acciones siguieran a sus recuerdos.
Y la realidad era mejor. Se arqueó y lloriqueó ante la sensación de su boca, caliente y hambrienta, devorando su pezón. Su lengua lo azotó, raspando sobre él mientras chupaba, enviando exquisitas chispas de pura sensación explotando a través de su cuerpo.
—Oh, Dios, Nick.
Su cabeza cayó hacia atrás mientras sentía a sus brazos debilitarse.
Como si él lo supiera, percibiera su incapacidad para sostenerse, un brazo se curvó alrededor de la espalda, se tensó y le permitió a las manos de ella levantarse del mostrador mientras él la bajaba, los brazos de _______ curvándose alrededor de los hombros de él, clavándole las uñas.
La boca de Nick era tan caliente, su lengua como un hierro candente quemando a través de su pezón. Primero uno, después el otro. Chupaba con avaricia los duros picos mientras ella se encontraba perdida en un vórtice de placer del que sabía que no podía escapar nunca.
—Ah, sí, esa es mi _______.
Le pasó su lengua por el valle entre los senos.
Ella tembló ante la caricia, sus muslos tensándose contra los de él, sus caderas ondulando ante la presión sutil de la punta de su polla contra los pliegues resbaladizos de su sexo.
Lo necesitaba allí. Necesitaba que la tomara. Duro. Rápido. Profundo.
—Extrañaba esto —canturreó él mientras sus labios empezaban a besar una senda que bajaba por su estómago—. Extrañaba tocarte, sentirte contra mí.
La espalda de ella se arqueó mientras lanzaba un grito tembloroso.
— ¿Lo recuerdas, _______? ¿Tan caliente que nos quemaba vivos? Tanto placer que pensamos que estábamos muriendo.
Ella lo recordaba. Lo recordaba todo. Como una llamarada del infierno de la que se había convencido que no era más que su necesidad de escapar al dolor. Aunque había sido mucho más. Porque era más caliente esta vez, le dolía más profundamente. Era Nick. Su toque era como una adicción, y la necesidad solo crecía cuánto más larga la separación. No había recuperación. No había escape a sus efectos.
—Ahhh…tan dulce.
La lengua lamió sobre la parte superior del monte entre sus muslos. Tan cerca del clítoris. Tan cerca que podía sentir el calor, anticipar el éxtasis salvaje que le podía ofrecer.
Cuando llegó, la hizo pedazos. Porque era incluso más brillante y caliente de lo que recordaba, el placer arremolinándose a través de su miedo y disipándolo. Evaporando la necesidad de control. Estaba perdida en el placer, y no había otro lugar para estar. Ningún lugar en el que alguna vez quisiera estar.
La lengua se deslizó alrededor del clítoris, y él gruñó contra este.
—Tan dulce, _______. Sabes como el verano.
Las manos de ella se clavaron en el cabello de él, las hebras sedosas enroscándose entre sus dedos mientras luchaba por presionarlo contra ella.
Y él se rió contra su carne, un sonido oscuro, avaricioso. Su lengua lamía lenta y tranquilamente a través de la estrecha hendidura tan rica con las sensaciones que se despertaban. Las terminaciones nerviosas se pusieron en alerta máxima, demasiado cerca de la superficie de su piel, deleitándose en su toque.
Ella gritó su nombre, su voz enronquecida por la necesidad, rogándole que la tomara. Las manos de él separaron sus muslos aún más, descendió la cabeza, y su lengua la llenó. El éxtasis casi la destroza por dentro. Tan cerca. Estaba tan cerca.
—Por favor —gimió, sintiendo su liberación, tan cerca, casi ahí. Oh, Dios, necesitaba correrse. Necesitaba esa explosión salvaje desgarrando a través de ella, la liberación que sólo había conocido en otra oportunidad, sólo con Nick.
— ¿Eres mía, _______? —canturreó con una voz oscura y seductora, tirando de ella mientras la lamía, arrastrando su sabor hacia él, enviándola a un abismo de placer y sensaciones.
Le podía dar cualquier cosa por esto. Ser cualquier cosa que quisiera mientras ella tuviera esto.
—Tuya. —Apenas era consciente de las palabras que salían de sus labios—. Siempre tuya, Nick. Oh, Dios, siempre he sido tuya.
Él hizo una pausa, un breve instante de quietud en el que ella contuvo el aliento, y entonces los labios le rodearon el clítoris, lo atrajeron al calor de su boca para que lo amamantara, para que lo lamiera con la punta de su lengua, y la llevó al límite.
Sintió la explosión rasgando a través de ella, levantándola, arqueándola contra él mientras un grito ahogado dejaba sus labios y ella se disolvió en él.
Se fundió. Por un momento, solo por un momento, se sintió hundirse en los mismos poros de la piel de él, y entendió que era allí dónde pertenecía. Esto era la adicción que era Nick. Pertenecerle tan profundamente que formaba parte de él.
Y había durado un momento eterno. Luego él levantó la cabeza, abriéndole las piernas, y antes de que las oleadas finales de su liberación barrieran a través de ella, empezó a meter la dura longitud de su erección en su interior.
—Mírame, maldita seas.
Los ojos de _______ se abrieron bruscamente ante la orden. Aturdidos, casi desenfocados, miró hacerse realidad el oscuro sueño de fantasía sexual de toda mujer.
El cabello oscuro enmarcaba unos rasgos salvajes, los ojos verdes casi brillando en su cara bronceada por el sol, las aletas de la nariz ensanchadas por el hambre desesperada mientras los labios revelaban sus dientes.
Puro placer erótico rasgó a través de ella ante la visión. Este hombre, su intensidad sexual, centrada en ella. En la sencilla _______ Dane, y sólo Dios sabía que Nick era más hombre del que ella tuviera alguna esperanza de controlar.
Y ahora no había necesidad de controlarlo. El placer inundaba al control. No había pensamiento de control, sólo sensaciones: la sensación de él metiendo su polla dentro de ella, la gruesa cresta separando los tejidos sensibles mientras la transpiración empezaba a formarse en sus hombros y pecho, corriendo en pequeños regueros a lo largo del centro de su cuerpo.
—Mírame, _______ —dijo con voz profunda y ronca—. Déjame verte, nena. Déjame ver si te estoy haciendo sentir bien. ¿Se siente bien, _______?
¿Sentirse bien? La estaba haciendo pedazos con el placer. Los labios se separaron para decírselo, pero todo lo que pudo hacer fue gemir su nombre y volver a mirarlo. Y sentirlo. Sentirlo estirándola, quemándola. Estaba encerrada en un agarre de éxtasis; vibrando a través de sus venas, calentándole la sangre y atormentando sus terminaciones nerviosas.
—_______, mírame —endureció la voz cuando ella hubiera querido tener los ojos cerrados.
Obligándose a abrirlos, lo volvió a mirar. La mandíbula de él estaba apretada, la transpiración chorreaba por su sien y bajaba por su rostro. Sus hombros estaban tensos y sintió que los muslos de él se tensaron más cuando retiró su erección y luego la metió aún más, más profundo dentro de ella, tomándola hasta que estuvo tratando de no gritar, hasta que se quemaba a su alrededor, y con un gruñido estrangulado, enterró completamente su longitud en su interior.
Fuertes manos le apretaron las caderas cuando la penetró completamente, y alguna oscura emoción destelló en sus ojos.
— ¿Hubo alguien más?
Ella lo observó hablar, escuchó las palabras y trató de encontrarles sentido.
— ¿Qué?
—Otro hombre. ¿Otro hombre tomó lo qué es mío, maldición?
Pura dominación masculina relampagueó en su expresión, en sus ojos.
¿Otro hombre? Ella sacudió la cabeza; no podía soportar el toque de otro hombre. No lo deseaba. Nunca, ni siquiera pensarlo.
Sacudió nuevamente la cabeza.
—Ninguno. Nadie más que tú...
Quería decirle que sólo lo deseaba a él, sólo lo necesitaba a él, pero mientras las palabras trataban de deslizarse por sus labios, él se movió.
Como si la admisión rompiera lo último de su control, se movió dentro de ella, zambulléndose, follándola con golpes rápidos y feroces que la arrojaron casi inmediatamente al orgasmo.
Con Nick era así. Tan salvaje que no había esperanza de contenerse. Tan caliente que no había oportunidad de no quemarse viva.
Se arqueó y gritó su nombre. Sus ojos se cerraron, levantó el cuello y lo sintió tensarse, escuchó su exclamación ronca entes de sentirlo derramarse dentro de ella. Chorros de semen caliente e intenso, chorrearon dentro de las temblorosas profundidades de su vagina y la empujaron a otra liberación destructiva, y a un filo de miedo. Sólo la más diminuta chispa de preocupación porque allí había algo que debería haber recordado, algo que debía temer de este placer. Un placer que la dejó satisfecha, saciada, y de alguna manera, supo, irrevocablemente atada a Nick de una forma que nunca había estado antes.
aranzhitha
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"Sueños Traviesos" (Nick y Tu) Terminada - Página 6 Empty Re: "Sueños Traviesos" (Nick y Tu) Terminada

Mensaje por aranzhitha Lun 31 Dic 2012, 1:11 pm

Capítulo 7
Nick no estaba seguro de qué lo despertó apenas hubo amanecido. El sol aún no brillaba a través de las ventanas, y había un ligero fresco en el aire.
Al final de octubre, el agua podía estar fría. Aunque su cama estaba tibia, estaba somnoliento y buscando el tacto del cuerpo de _______ cuando esto lo golpeó.
Ella no estaba en la cama.
Escuchó atentamente y no pudo oírla moviéndose por la casa flotante o en la ducha. La irritación lo inundó al instante, así como una dosis saludable de rabia.
Se sentó en la cama, con los ojos entrecerrados ante la penumbra que llenaba la gran habitación mientras le echaba un vistazo al reloj.
Apenas eran las siete, maldición, demasiado temprano para levantarse y andar por ahí, a menos que tuviera la intención de ir al garaje. La cual no tenía. Pretendía pasar el día retozando felizmente en la cama con _______.
Mientras se movía para destaparse, vio el papel en la almohada de ella y lo agarró antes de leerlo en silencio.
Esta mañana tengo una reunión con el Sheriff Mayes. Tengo trabajo que hacer. Te llamaré esta tarde.
¿Lo llamaría esta tarde?
Arrugó lentamente la nota en su mano, y por un segundo, sólo por un segundo, una sonrisa con algo de humor tocó su mente. ¿Cuántas veces él había escrito o dicho eso para nunca hacerlo?
Oh, si ella pensó por un solo momento que podría alejarse tan fácilmente, entonces él tendría que mostrarle la diferencia. Había dejado que se fuera dos veces. La tercera es la vencida, corazón, pensó furiosamente. Esta vez, estaba atada, y se aseguraría de que lo entendiera. Directamente al alma. Sin importar lo que costara.
Saliendo bruscamente de la cama, fue a la ducha. Si conocía a Zeke Mayes, y lo hacía, entonces el día de la dulce y pequeña _______ no empezaría hasta después de las diez. Zeke tenía que hacer sus rondas, su papeleo, y luego alrededor de las nueve y media o diez iba a la cafetería para desayunar. Suficiente tiempo para que Nick se preparara y fuera hasta el hotel de _______. La arrastraría hasta la casa flotante y le mostraría exactamente cómo iba a funcionar esta relación de aquí en adelante.
Hizo una pausa mientras permanecía debajo de la ducha. Relación. Diablos, nunca había tenido una. Hasta ahora. Hasta _______. Nunca permaneció con una mujer durante mucho tiempo, nunca quiso, pero estaba empezando a sospechar que quería quedarse con _______ para siempre.
Terminó su ducha, se vistió y estaba abajo en el salón poniéndose las botas cuando un puño aporreó la puerta en una exigencia imperativa.
Su cabeza se levantó de golpe, luego la bajó y la sacudió con resignación. Conocía ese golpe.
Levantándose, fue hasta la puerta, levantó la persiana y miró a Kevin mientras abría la puerta.
— ¿Crista no está arrastrando tu culo hasta la tienda de maderas? —sonrió con suficiencia. La esposa de Kevin lo tenía con la correa corta. Ropas limpias y planchadas en vez de las anteriores agujereadas. Un corte de pelo decente. Pero el ceño fruncido en el rostro de su primo mayor no había cambiado mucho.
—Crista no se siente bien esta mañana. —Kevin se encogió de hombros mientras entraba en el barco—. ¿Dónde vas tan temprano? Pensé que ahora te tomabas libres los viernes.
Nick observó curiosamente mientras Kevin merodeaba por el salón y la cocina.
— ¿Desde cuándo me empezaste a controlar? —Nick se apoyó contra la pared y cruzó los brazos sobre el pecho mientras observaba a Kevin.
—Desde que volviste de Irak y empezaste a comportarte como un zoquete —gruñó mientras giraba para enfrentarlo—. Sabes, siempre me he preguntado qué demonios te pasó cuando estuviste fuera, que te hizo ser mucho más duro. ¿Qué te hizo ella? ¿Jugó contigo? ¿Y te vuelves a meter otra vez en líos con ella?
Nick permaneció quieto.
—Kevin, no quieres ir por ahí —le dijo cuidadosamente—. _______ no es la razón por cómo demonios estaba actuando o haciendo lo que sea que hice. No meto mi nariz en tus jolgorios con Crista, por lo que te sugiero que permanezcas alejado de mi relación con _______.
—¿Relación? —Kevin entrecerró sus ojos en él—. Nick, nunca has tenido una relación en tu vida. ¿Estás seguro que sabes qué mierda haces?
Nick descruzó sus brazos lo suficiente como para rascarse la mandíbula y recordar el hecho de que había olvidado afeitarse. Otra vez. Pero la actitud de su primo lo molestaba más que la barba que crecía en sus mejillas. Kevin había estado actuando raro aún antes de que supiera que _______ estaba de nuevo en el pueblo.
—¿Sabías qué mierda hacías con Crista? —le preguntó finalmente—. Kevin, vamos; la chantajeaste para que se acostara contigo. ¿Te di la lata con eso?
Kevin sonrió ante eso. De pié allí con sus vaqueros, las botas y esa camisa de manga larga perfectamente planchada y miró otra vez hacia Nick.
—¿Y de todas formas, porqué está la agente Dane de vuelta?
Nick se encogió de hombros.
—Tratando de atar cabos sueltos es lo que oí. ¿Qué escuchaste?
—Escuché que Cranston tiene otra operación —le lanzó—. Y la agente Dane está justo en medio. ¿Te dio esa pequeña pieza de información?
—Exactamente no tuvimos tiempo de discutirlo —le informó—. Primero Joe y tú tiraron abajo la puerta de mi agradable y tibio apartamento y una vez que volvimos aquí, no estaba exactamente de humor para pelear con ella. ¿Y de todas maneras cuál es tu jodido problema? Estás actuando como un padre preocupado. Exactamente no me quedé fuera pasado el toque de queda —sonrió con suficiencia ante al pensamiento—. Hombre, Crista te ha domesticado tanto que hasta es gracioso.
Y maldito si un relámpago de orgullo no golpeó la expresión de Kevin, en vez de la rabia de lo que una vez hubiera tomado como un insulto.
—Mira —largó con irritación Nick—. Sé que Joe y tú me han estado siguiendo como espías detrás de secretos. Pueden parar, ¿está bien? Ya soy mayorcito. Lo hago realmente bien por mi cuenta.
—¿Hasta que la agente Dane irrumpió en tu vida? —le lanzó Kevin—. Estuve haciendo algunas comprobaciones. Antes de que esa bala te diera en el hombro, Nick, te estabas autodestruyendo a marchas forzadas. Aceptando cualquier asignación suicida de mierda que pudieras encontrar. ¿Por qué? ¿Y qué diablos pasó justo meses después de que rescataras a una agente rubia de un hoyo del infierno en el desierto iraquí? Dime que esa agente no es la misma que está ahora llevándote de cabeza.
Nick estuvo callado por unos largos y silenciosos momentos. Miró a su primo, prometiéndose que no iba a perder su temperamento. Si lo perdía, entonces, perdería a _______. Y por encima de eso, Kevin y él podrían terminar dándose una paliza con suficiente fuerza como para dejarlos con moretones y cojeando por unos días. No. Eso no iba a pasar.
—Cierra cuando te vayas. —Se giró y salió por la puerta antes de caminar por la pequeña cubierta hacia la pasarela.
Escuchó maldecir detrás de él a Kevin y lo ignoró. Su primo estaba pescando y él no iba a picar. Era la manera favorita que tenía de obtener respuestas de Nick, y solía funcionar. Hacerlo enojar y pelearse. Le importaba un pimiento lo que les decía entonces a Kevin o a Joe. Podía tan solo escupir sus entrañas justo en el medio de una pelea.
Nick sonrió ante el pensamiento. Diablos, esos eran los días. Antes de los Marines, cuando eran jóvenes y salvajes y repletos de demasiado maldito ego. Hacía ya mucho tiempo. Más de ocho malditos años.
Mientras sacaba sus llaves del bolsillo e iba desde los muelles hasta el estacionamiento, volvió la mirada hacia el puerto, le lanzó una sonrisa a Kevin, y levantó su mano para saludarlo. Su primo estaba parado allí con las manos en las caderas, y aún desde dónde estaba parado, Nick podía ver ceño fruncido en su rostro.
A Kevin nunca le había gustado _______, y Nick sabía por qué. Su primo mayor había pasado muchos años tratando de proteger a sus primos más jóvenes. Ver de nuevo a _______ el año anterior había desgarrado las entrañas de Nick. Lo había desgarrado saber que no estaba lista para apartar el dolor que tenía dentro, sabiendo que todavía no era el momento para reclamarla. Y desafortunadamente, Kevin había sido testigo de la lucha de Nick; sólo que no había identificado con seguridad quién era la mujer.
A veces preocupaba a Nick, la manera en la que sabía cosas con respecto a _______. Saber cuándo presionarla, cuando simplemente sostenerla. Estaba en los ojos de ella, esas necesidades que tenía, remolineando en las profundidades doradas. Y con cuanta más fuerza ella luchaba contra ellas, más necesitaba.
La noche pasada, había sido como un petardo listo para explotar antes de que siquiera la tocara. Esos preciosos ojos marrón-dorados habían estado glaciales, inexpresiva, cada línea de su cuerpo tensa para mantener la distancia entre ellos. Porque lo que sentía la asustaba, la asustaba hasta el fondo de su alma, y ella lo sabía.
Abrió el jeep y puso la llave en el encendido mientras lo consideraba, y a las implicaciones de eso. Tal vez Kevin tuviera razón en preocuparse, porque Nick tenía el presentimiento que solo estaba en el comienzo de saber lo mucho que le superaba el estar con _______. Se temía que tal vez pudiera estar enamorándose de ella.
* * *
Kevin observó a Nick alejarse y sacudió la cabeza antes de saltar la corta distancia entre la cubierta de Nick y la suya. Y Crista estaba esperándolo, parada en la puerta, observándolo con curiosidad mientras Kevin fruncía el ceño a Nick.
—Bueno, de cualquier manera todavía estás de una pieza. —Lo miró de arriba abajo, con sus ojos chispeantes en su rostro todavía pálido.
—Deberías estar echada. —Ahora dejó que su mirada la barriera, su corazón suavizándose en el pecho aún cuando su polla se endurecía en los vaqueros. Maldita sea lo que esa mujer podía hacerle.
—Me siento un poco mejor. —Ella se encogió de hombros, mirando a lo lejos antes de girar y volver dentro de la casa flotante.
—Hace demasiado frío para que estés parada así en la entrada. —Cerró la puerta antes de fruncir el ceño.
Tal vez fuera tiempo de mudarse a la casa. Estaba casi terminada. Podía presionar a los contratistas y tener la alfombra puesta antes de la fecha que le habían dado para primavera. Un poco de dinero extra y se irían antes. El año anterior no había sido muy frío, pero lo suficiente para que ella insistiera en usar demasiada ropa. Y la pasarela se había congelado unas cuantas veces. No quería arriesgarse a que se cayera al agua.
Hizo una nota mental para llamar a los contratistas esa mañana, decidiendo que no quería pasar otro invierno en el agua. Verano y otoño podía ser, si decidían que la casa no les iba para vivir todo el año.
—Kevin, estaré bien.
Él gruñó ante eso mientras se movía hacia la nevera.
— ¿Ya estás lista para desayunar?
Estaba callada; se giró hacia ella, y juró que estaba más pálida de lo que había estado un momento antes.
—Me parece que necesito volver a acostarme. —Se dirigió hacia las escaleras.
—Me parece que necesitas ver a un médico. —Entonces algo chasqueó dentro de él. Miedo. Él raramente había conocido el miedo, pero tampoco nunca había visto enferma a Crista—. Llámalo esta mañana, Crista.
—Estaré bien. —Sacudió la cabeza mientras se dirigía a las escaleras, la voz tensa.
—Sí, claro —murmuró él, yendo detrás de ella y alcanzándola cuando se estaba tapando con las mantas.
Sentándose a su lado, le tocó la frente. Se sentía un poco húmeda, pero no tenía fiebre. Aunque estaba pálida, y eso lo preocupó.
—Es solo un bicho —suspiró ella—. Todos están enfermos en la tienda, Kevin. Sólo porque no puedas coger un virus no quiere decir que el resto de nosotros no pueda.
Ella sonaba celosa, y él tuvo que sonreír.
—Antes de que te des cuenta te tendremos bien y saludable —le prometió—. Sólo por vivir conmigo se te pegarán todos esos saludables buenos genes.
Ella resopló ante eso.
—Vete y déjame dormir. Y esta tarde necesitas revisar las entregas. No lo olvides.
Él frunció el ceño.
—Tengo al marido de Layla revisándolas. Me quedo aquí contigo.
—Mmm. —Ella lo observó, su mirada agudizándose por un momento—. ¿Por qué estás tan molesto con la mujer que pasó la noche con Nick?
No sonaba celosa; sonaba preocupada. La pregunta lo hizo frotarse la nuca con irritación.
—Ella está tras algo. Es la mascota de Timothy Cranston, la agente Greta Dane. Y eso no me gusta.
— ¿Eso es todo?
—Maldición, es poco atractiva —murmuró, sabiendo que ella no entendería más que Joe.
Los labios de ella se curvaron con diversión.
—No eres tú el que se acuesta con ella; ¿entonces por qué te importa?
Él le echó una mirada a la oscura alfombrilla en el piso antes de levantar la mirada de vuelta hacia ella.
—No lo sé. Me molesta.
—En realidad es una mujer muy bonita —le dijo Crista—. No es su aspecto lo que te molesta.
Un ceño se formó entre sus cejas.
—Reconozco a una mujer bonita cuando la veo.
Y ella sonrió ante eso. Una sonrisa que él no entendió del todo. Era paciente y divertida y lo hizo apretar los dientes.
—Sabes, son las madres las que se supone que protestan por el aspecto de las chicas, no los primos paternalistas.
El comentario le hizo mirarla con incredulidad.
—Estás loca.
Y ella sacudió la cabeza.
—Alguna vez tienes que dejarlos ir, Kevin. Nick está totalmente crecido. Déjalo que pruebe un poco más sus alas. Tal vez no será tan malo como crees. —Estaba a un paso de reírse de él.
—Obviamente tienes un virus extraño —gruñó, sacándolo de quicio que se estuviera riendo de él, que sólo no entendiera lo que él mismo no entendía—. Duérmete.
Ella no protestó. Sólo bostezó un poco y acercó las mantas hacia su barbilla.
—Aquí hace frío.
Sí, tal vez era el momento de mudarse a la casa. Definitivamente iba a llamar a esos contratistas. Luego iba a hacer otra llamada para averiguar qué demonios estaba haciendo la agente Dane de vuelta en el pueblo.
* * *
________ se aseguró de no pasar más tiempo del necesario en el cuarto de hotel. Apostaba a que Nick era muy madrugador. Se duchó, vistió, secó su cabello, y lo peinó en una cola de caballo, y en menos de una hora estaba fuera. Y sin perder un minuto. Cuando entró en la interestatal con su sedán alquilado, juró que vio el jeep de Nick dirigiéndose hacia el hotel.
Le echó un vistazo al reloj y exhaló bruscamente. Tenía una hora para matar antes de reunirse con el sheriff en la cafetería. Iba a ser una hora larga, considerando el hecho de que tenía que asegurarse de evitar correr hacia Nick.
¿Y a quién estaba engañando? Una hora más tarde, estacionó en la cafetería y miró al malvado jeep negro estacionado a un lado del sedán del sheriff, y apretó el volante del coche.
Él estaba ahí dentro esperándola. Esta mañana había huido, aterrorizada de lo que había pasado la noche anterior, dejando sólo una nota. Al menos esta vez había dejado una, se aseguró a sí misma. Le había puesto que lo llamaría esta tarde ¿verdad?
De un tirón agarró su portafolio del asiento del acompañante y salió del coche. Se obligó a levantar la barbilla, miró el estacionamiento y también vio los vehículos de Joe y Kevin. ¿Ninguno de esos malditos Jonas trabajaba? ¿No tenían algo mejor que hacer esta mañana que acosarla?
Evidentemente no.
Cuando entro a la cafetería, le echó un vistazo a la mesa de al lado de la que estaba sentado el sheriff Mayes, y reprimió las ganas de hacer una mueca. Los tres Jonas bebiendo café. Joe parecía divertido, Kevin enojado y oh Dios, Nick parecía listo para subirse por la maldita pared.
El sheriff Mayes, el bastardo, ni siquiera se molestó en disimular la risa cuando ella entró.
Atravesó la cafetería, agradecida de que hubiera muy pocos clientes, y se detuvo frente a Nick.
—¿Hoy también me estás siguiendo?
Él bajó las gafas que llevaba hasta la punta de la nariz y la miró hacia arriba por sobre sus lentes oscuros. Casi se estremeció ante la furia ardiendo en las profundidades verde bosque. Estaba lívido.
—Voy contigo —declaró—, tan pronto como le digas a Mayes que ese es el trato.
Mierda. Ese no era el trato. Eso estaba prohibido, con un rotundo NO.
—No puedo hacer eso, Nick. —Se obligó a no mostrar su propio nerviosismo, o una reacción. No podía, no allí. Él tomaría cualquier debilidad e iría a por ello.
—________, no quieres hacerlo de esta manera —le advirtió entonces, y ella pudo sentir que su estómago se tensaba por el terror.
—No tengo opción. —Se rehusó a mirar a los otros dos hombres para ver sus reacciones—. Este es mi trabajo, y tú ya no eres parte del equipo.
Y entonces él sonrió. Ella pudo sentir como se le secaba la garganta, y juró que pudo sentir a su estómago caer con puro terror femenino. Este era un crecido y enojado macho alfa, y ella iba a pagar. Lo sentía hasta los huesos.
No dolorosamente. No con moretones, con sangre o insultos. Pero, oh cielos, la iba a tener por esto.
—Bueno Nick, me imagino que ella no es tan fácil como todos pensamos. —Kevin se reclinó en su silla y le envió una sonrisa forzada—. Nick parecía pensar que entendería las razones, agente Dane. Incluso dijo que usted era demasiado inteligente como para decirle no.
Ella giró su mirada hacia él, manteniéndola fría, indiferente.
—Oh, señor Jonas, entiendo bien las razones —le aseguró—. Y si fuera por mí, entonces su compañía sería bienvenida. Desafortunadamente, el agente especial Cranston lo dejó claro antes de que yo llegara. Y en este caso, eso prevalece.
Nick murmuró algo nada elogioso sobre Cranston con el que ella estaba muy de acuerdo.
Kevin sacudió la cabeza, su sonrisa ahora burlona.
— ¿Lealtad, agente Dane? ¿Dónde está su lealtad? ¿En su propio trasero o en esos que pueden cubrirle las espaldas?
—Kevin, es suficiente —la voz de Nick era dura y contenía una advertencia.
—Deja que conteste la pregunta. —Kevin le sostuvo la mirada—. Me gustaría oír su respuesta.
—Te diré esto. —La sonrisa de ella era benévola, sin emoción. A él no le gustaba ella. Nunca le había gustado, y a ella le importaba un pimiento—. ¿Por qué no lo intentas? Entonces puedes compartir conmigo una prisión federal cuando Cranston se entere de eso. Escuché que los tipos grandes y altos como tú son realmente populares allí. Kevin Jonas, eres mono. Allí les gustan los sureños monos con actitud. Considerados un desafío, ¿sabes?
Joe resopló, y ella podía haber jurado que el sheriff Mayes se estaba ahogando detrás.
Los ojos de Kevin se estrecharon.
—Pequeña, aquí estás jugando en las grandes ligas. No quieres seguir con esto.
— ¡Maldita sea, dije que era suficiente!
Aún ________ se estremeció cuando la mano de Nick golpeó la mesa y él se levantó un poco de la silla. Lo miró, estupefacta y sorprendida cuando él y Kevin se cernieron sobre la mesa, casi nariz con nariz.
—Chico, ten cuidado —gruñó Kevin—. Todavía recuerdo como barrer el suelo contigo.
—Y yo todavía recuerdo como encerrar a sus dos traseros en la cárcel del condado. —La voz del comisario Mayes era dura y autoritaria, mientras se levantaba de la mesa—. Vamos, agente Dane, antes de que causes que esos dos luchen como los demonios que solían ser en vez de los hombres maduros que pensé que eran.
________ miró a Nick, sorprendida, incrédula mientras él se enderezaba, con el cuerpo tenso, y la expresión furiosa.
—Si te metes en una pelea, no voy a estar contenta contigo —declaró fríamente.
— ¿Tan contenta como yo lo estoy ahora contigo? —le lanzó.
—Prueba con aún menos que eso. —Levantó la barbilla y dio rienda suelta a su rabia mientras se giraba hacia Kevin—. Y si no te sientas, tendré una charla con tu esposa. Tengo el presentimiento que ella está más inclinada a actuar como es debido de lo que tú estás en este momento. Me preguntó cómo se sentirá si se entera de este pequeño fiasco de la mañana.
—No me amenaces con mi esposa. —La volvió a mirar, pero algo del calor parecía haber abandonado su voz.
—Entonces no me presiones, ninguno de vosotros. Porque podría enfermar realmente rápido al tratar con cuellos-rojos cabeza dura. Kevin, a diferencia de ti, no muerdo y gruño; voy al corazón del problema y a la solución. Cuando desees decirme cuál es tu problema, entonces hablaremos. Hasta entonces, basta de golpear a Nick, o a la primera oportunidad hablaré con Crista. Caballeros, buen día.
Giró sobre sus talones, ignorando sus miradas sorprendidas antes de unirse con el sheriff en la puerta y dejar la cafetería. Y allí había esperado que con lo más que tuviera que tratar fuera con un Nick cabreado. Ahora tenía a un Nick cabreado, a un Kevin enojadísimo y a un Joe risueño. Su día no podía ponerse peor.
* * *
Kevin se volvió a sentar en la silla y miró con ceño fruncido hacia la puerta mientras Nick lentamente se sacaba esas malditas gafas y lo miraba.
—Hijo de puta, voy a patearte el culo —maldijo Nick.
Kevin sonrió despectivamente.
—Sí, seguro. Adelante. ¿Piensas que no vi encogerse tus pelotas cuando ella te lanzó esa miradita glacial? Hoy no vas a patear el culo de nadie.
Estaba cabreado. Muy cabreado. Hija de puta… ¿Había amenazado con contarle a Crista? ¿Como si él fuera un niño pequeño actuando mal, y ella amenazara con contárselo a mamá? ¿De todos modos, cuántos años se pensaba que tenía esa pequeña agente bocazas? Y en realidad también quería golpear el culo de Nick. Pequeña advenediza mordaz. Nunca podría seguir los consejos que valieran un carajo.
— ¿Cuál es tu maldito problema? —Nick sacó unos pocos billetes de su bolsillo y los tiró a la mesa por el café. Al menos esta mañana estaba pagando en vez de gorronearlos—. ¿Por qué infiernos no puedes salirte de su caso?
—Porque está mintiéndote —le lanzó a su vez, manteniendo la voz baja, la furia incitándolo—. No sé qué infiernos te hizo en Irak, y estoy en un punto en que me importa una mierda. Pero ahora, está mintiéndote, y esas mentiras pueden hacer que te maten. Y es jodidamente simplona.
Nick retrocedió bruscamente, parpadeó y miró a Kevin como si no lo conociera. Le echó un vistazo a Joe, pero éste parecía bastante interesado en algo que había encontrado en el techo y se rehusaba a mirar a otro lado. Nick sacudió la cabeza, como si estuviera confundido.
Observando a Nick, Kevin se dio cuenta de que estaba actuando como un maldito bastardo, y no lo podía evitar. Diablos, el reconocía una mentira cuando la veía, y todo este montaje en que la agente Dane estaba envuelta, lo era.
—Mira, Nick, hombre —exhaló bruscamente—. Esto te supera. Ella está detrás de algo; joder, lo puedo sentir. Como una comezón en la nuca cada vez que la veo. Ella es problema, y va a conseguir que te vuelen el culo.
Ese era el problema. Todo el asunto de la mira entre los ojos. Algunas veces, Kevin podía jurar que podía sentir a alguien con una mira entre los ojos de Nick, apuntando, preparándose para disparar. Y lo estaba preocupando como el infierno.
—Joe, llévalo a su casa con Crista —dijo Nick, su voz dura, y eso era una mala cosa. Ahora Nick tal vez podría dispararse el mismo—. Dile que necesita ayuda rápido. Antes de que le mate y la convierta en viuda. ¿Me entendiste?
—Claro, enseguida me pongo con eso. —Asintió lentamente Joe, sacando su mirada del techo para mirarlos a ambos—. Mientras hago eso... ¿Por qué no le preguntamos a la tía Nadine por qué diablos nos está observando con tanta atención a través de la ventana de esa tienda?
Ellos se voltearon. Al otro lado de la calle, en la amplia ventana de la tienda, estaba parada Nadine, el odio destellaba en su expresión antes de que volteara y se alejara a grandes zancadas.
—Mierda —maldijo Nick. Justo lo que necesitaba, la maldita Boca del Sur haciendo correr su boca viciosa.
Kevin murmuró algo que Nick estaba seguro que no quería entender, y Joe se levantó lentamente.
—Kevin tiene razón en una cosa —dijo—. Aquí hay un problema, y está empezando a rodear a tu agente Dane. Pero también está equivocado en una cosa.
— ¿Sí? ¿En qué? —Lanzó Nick.
—Ella no es simplona. En realidad es bastante bonita. Kevin no puede ver más allá de Crista. O de su propio complejo de papi.
Con eso, se alejó de la mesa y salió de la cafetería. Nick se volvió a sentar lentamente. Todavía quería patearle el culo a Kevin. Volvió a mirar a su primo y frunció el ceño.
Kevin echó una mirada hacia fuera de la ventana, hacia su taza de café y luego suspiró.
— ¿Realmente crees que se lo contará a Crista?
Y tal vez estuviera maldito, pero Kevin estaba preocupado.

aranzhitha
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Mensaje por ElitzJb Miér 02 Ene 2013, 3:49 pm

me encanto
siguela por el amor de cristo

cada vez va mas interesante eh intrigante
ElitzJb
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Mensaje por ElitzJb Jue 03 Ene 2013, 6:03 pm

sigue coloca mas
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Mensaje por HeyItsLupitaNJ Vie 04 Ene 2013, 10:04 am


OMJ! OMJ! OMJ! OMJ!

:wut: :wut: :wut: :wut: :wut: :wut:

Esto se pone cada vez mejor! ;)

:twisted: :twisted: :twisted: :twisted: :twisted: :twisted:

JAJAJAJAJ pobre de Kevin! xD pero eso te pasa por
amenazar a la rayiz! :evil:

Esperando el siguiente capitulo! *.*

X
HeyItsLupitaNJ
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Mensaje por ElitzJb Vie 11 Ene 2013, 5:13 pm

mas por favor :lloro:
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Mensaje por JB&1D2 Mar 15 Ene 2013, 8:40 pm

Sube mas
JB&1D2
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Mensaje por JB&1D2 Miér 16 Ene 2013, 5:55 pm

cuando vas a subir cap? :wut:
JB&1D2
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Mensaje por ElitzJb Miér 16 Ene 2013, 6:00 pm

sigue
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Mensaje por JB&1D2 Jue 17 Ene 2013, 1:49 pm

:lloro: :lloro: :lloro:

:wut:



:wut:



:wut:


:lloro: :lloro: :lloro:
JB&1D2
JB&1D2


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Mensaje por JB&1D2 Jue 17 Ene 2013, 1:50 pm

:lloro: :lloro: :lloro:

:wut:



:wut:



:wut:


:lloro: :lloro: :lloro:
JB&1D2
JB&1D2


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Mensaje por ElitzJb Jue 17 Ene 2013, 5:24 pm

MANDA COLOCA MAS CAPITULOS
ElitzJb
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"Sueños Traviesos" (Nick y Tu) Terminada - Página 6 Empty Re: "Sueños Traviesos" (Nick y Tu) Terminada

Mensaje por Sooky Miér 23 Ene 2013, 3:38 pm

Nueva lectora!!!

Siguela!!!!!!!!!!!
Sooky
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"Sueños Traviesos" (Nick y Tu) Terminada - Página 6 Empty Re: "Sueños Traviesos" (Nick y Tu) Terminada

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