"Cambiaste mi crudo invierno"

[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]


Capítulo 11: “¿Mejorando convivencia?”

Desperté pensando en la noche de la fiesta de disfraces, simplemente mágica… Para ser, mas que sincera, hubiera deseado volver a besar a mi misterioso Luis XVI… y aun me pregunto porque escogí eso de Antoniette. En fin, baje a desayunar, solo estaba el abuelo leyendo el diario…
-Buenos días abuelo. –le salude-
-Buenos días Miranda.
-¿Dónde esta Skandar? –Pregunto mi abuelo a Maggie-
-Esta en su recamara señor, subí para avisarle que el desayuno estaba listo, pero él respondió que se sentía mal. –Contesto Maggie, mientras acomodaba la mesa-
-¿Tanto como para no bajar a desayunar? –Le interrogo mi abuelo-
-Así es señor, también dijo que no podía si quiera apoyar un pie. En verdad se veía mal. –Dijo Maggie por último-
-Muy bien, gracias Maggie, puedes retírate. –Dijo mi Abuelo- Y que esperamos entonces, comencemos. –Dijo Albert dirigiéndose a mí, yo asentí con la cabeza y di el primer bocado-
A mitad del desayuno, note dudoso a mi querido abuelo.
-¿Estas bien abuelo? –dije-
-Si, eso solo que quería avisarles a Skandar y a ti, que saldré de viaje en unas horas. Pero estoy dudando en hacerlo ya que Skandar no se encuentra bien. –respondió-
-¿Y es muy importante? –interrogue nuevamente-
-Si… será un poco largo, como de 7 días, ya que será hasta Canadá, pues cerrare otro negocio. –Dijo- Cuando terminemos, ¿me acompañarías a ver a tu primo? –preguntó-
-Eh… abuelo yo… Amm… -dije dudando-
-Oh vamos, hazlo por mi, ¿si? –Dijo Albert-
-De acuerdo. –respondí resignada-
Sólo me faltaban pocos bocados para terminar, Albert ya había terminado, sólo bebía su café matutino, como todas las mañanas lo hacía. Sinceramente no quería visitar al odioso de “mi primo”… Pero no tenía ninguna otra opción, después de todo, ¿que le diría a Albert?... “Oh abuelo, no quiero ver al estúpido de tu nieto, porque me cae mal, es un idiota y no lo soporto”, claro que no le diría eso, así que no me quedo más que aceptar. Cuando termine mi desayuno, Albert y yo subimos con dirección a la habitación de Skandar. Entre enseguida de Albert, me quede parada en la puerta, mientras observaba como Albert se acercaba a su adorado nieto, también escuchaba los quejidos de Skandar, por inercia mis piernas comenzaron a moverse, y me vi avanzando, hasta estar frente a la cama de “mi primo”… Y se veía realmente mal, tenía piel un poco amarillenta, ojos entrecerrados –ya que según esto, le molestaba la luz-y su voz estaba ronca.
-Skandar, ¿cómo te sientes? –Le pregunto el abuelo-
-Francamente mal. –respondió-
-¿Quieres que llame al doctor? –Interrogo Albert-
-No sería mala idea –dijo Skandar-
-Ah, yo lo hago. –dije-
Camine hacia el teléfono que estaba en el buró de Skandar, busque en el directorio que tenía el teléfono “Doctor Hundley”, después de tres tonos, me respondió la voz de una mujer,- seguramente la asistente- dijo que el doctor llegaría en veinte minutos. Colgué y avise al abuelo. El doctor llego en menos tiempo de lo esperado, reviso a Skandar y dijo que padecía un severo resfriado, le interrogó si había estado expuesto a la lluvia o al frío clima, a lo que Skandar se negó, fue entonces cuando recordé una de las múltiples peleas que tuve con el estos últimos días, una en la que lo deje afuera mientras llovía y hacia un frío terrible. Por un momento me sentí culpable y lo compadecí, aunque también agradecí no estar en su lugar.
-Bien muchacho, con buenos cuidados, reposo y sin hacer tanto esfuerzo, te recuperaras rápido, aquí esta la receta. Come y descansa bien. –Dijo el doctor-
Salí a despedir al doctor y acompañarlo hasta la puerta.
Cuando iba subiendo los escalones, me tope con Maggie.
-Necesito que vengas. –dijo-
-¿Adónde? –interrogué-
-Sígueme. –Dijo por último-
Le seguí como me indico, bajamos los escalones, caminamos por el extenso pasillo, pasando por la biblioteca, seguidas varias puertas, Maggie paró en seco frente a una.
-Bien, ¿lista? –dijo-
-¿Para que? –le pregunté confusa-
Maggie, esbozo una sonrisa…
-Uno, dos… -decía mientras abría la puerta-
Me lleve una sorpresa, al abrir la puerta, estaban enseguida unos escalones en forma de espiral, aunque se podía apreciar que era una especia de mini taller de pintura. Baje los escalones –que eran pocos- y admire el lugar. Era maravilloso, había todo lo necesario para pintar, desde paletas y pintura hasta marcos y cuadros de distintos tamaños.
-¡Esto es maravilloso! –exclame-
-Si, lo se… es un obsequio de tu abuelo, acaba de pedirme que te lo mostrara… -dijo Maggie-
-Bueno, iré a agradecerle. –dije-
Salí en busca de Albert, supuse que estaría en la habitación de Skandar, y no me equivoque… llame a la puerta, y salió el abuelo.
-¡Gracias abuelo!, el taller es maravilloso –dije-
-Me da gusto, que sea de tu agrado. Sabía que te gustaba pintar. No lo olvide, aun recuerdo cuando eras una pequeña, estabas dibujando en un block, con múltiples lápices, y me comentaste que adorabas la pintura.-dijo-
-Si, me encanta –dije- ¿Cómo esta Skandar? –Dije más por cortesía que por preocupación-
-Esta dormido. Miranda, ¿podría pedirte un favor? –Dijo Albert-
-¡Claro abuelo!, ¿de que se trata? –dije-
-¿Podrías cuidar a Skandar mientras yo no estoy? –me preguntó-
-Eh… abuelo… -dudaba, cuando recordé mi sentido de culpabilidad- ¡Por supuesto! –respondí-
-¡Gracias! –Dijo Albert- Bueno, iré a prepararme para el viaje, gracias pequeña. –Dijo por último-
“Genial Miranda, siete días con el estúpido ese, ¡nada sería mejor!” –pensé irónicamente-
Horas después, me encontraba despidiendo a Albert con la mano desde el gran ventanal de la sala, mientras él se alejaba hacia la entrada, en el coche que lo llevaría al aeropuerto conducido por Roger.
-¿Y cuidaras al maravilloso guapo primo que tienes? –Decía Maggie con sarcasmo-
Me gire, para verla…
-Para mi desgracia… -respondí-
-Oh vamos… al mal paso darle prisa, solo son siete días. –dijo-
-Siete días de tortura –respondí-
-Bueno, en fin… por nada del mundo permitas que Lilith, se le acerque –decía Maggie-
-¿Por qué? –le interrogué-
-No lo se, pero no quiero que estén cerca. –Respondió- Además tu abuelo, dijo que lo cuidaras exclusivamente tú. –dijo por último-
Yo solo suspire.
-Bueno, me iré a mis deberes, sino mi madre me regañara. Nos vemos al rato. –dijo-
-Muy bien. –respondí-
Unos minutos después, me encontraba en la habitación de mi querido primo.
-¿Necesitas algo? –le pregunte-
-No gracias. –respondió-
-Bien, estaré aquí por si algo se te ofrece –dije sentándome en uno de los sofás que estaba en su varonil y espaciosa habitación.
-¿Por qué lo haces? –Pregunto Skandar-
¿Hacer que? –interrogue-
-Esto, “cuidarme”… -respondió-
-Bueno, porque el abuelo, me lo pidió –conteste-
-No me engañas, ¿acaso no será remordimiento? –dijo-
-¿Remordimiento?... No se a que te refieres. –dije-
-Oh lo sabes bien… no creas que he olvidado aquel día que me dejaste bajo la lluvia… por cierto, me las pagaras –dijo-
-Mira como tiemblo –dije irónica-
Acto seguido, me pare del sofá, y fui a la biblioteca, releí las primeras paginas de una extraordinaria novela antigua: “Cumbres borrascosas”. Pasaron unas horas, era hora de comer. Fui hacia el comedor, espere a que Judith, sirviera la apetecible pasta que había preparado, la comí despacio. Después nuevamente regrese a la lectura, cuando de pronto recordé que tenía un “primo” enfermo. Maldecí no poder quedarme a disfrutar de aquella maravillosa novela.
Fui hacia la recamara de Skandar, estaba durmiendo.
-Skandar… -susurre- ¡Skandar! –Eleve la voz-
-¡Que quieres! –Dijo abriendo los parpados de manera repentina, por lo que deduje que no estaba dormido-
-¿Quieres algo de comer? –dije-
-No gracias. –Respondió- ya he comido.
-¿Necesitas algo? –pregunte-
-No, bueno si… ¿podrías traerme un libro de Sherlock Holmes? –dijo-
-Claro, ahora lo traigo.
Y así lo hice, le lleve su libro de Sherlock Holmes… no me hacia mucha gracia tener que atenderlo, pero los días fueron pasando y me fui adaptando, por lo menos, hablábamos sin elevar la voz, y hacíamos el esfuerzo por no discutir. Faltaban dos días para el regreso de Albert.
Estaba en la habitación de Skandar, mientras leía la misma novela de Emily Brontë que comencé hace unos días… Skandar leía el tercer tomo de Sherlock Holmes… La convivencia era menos tensa…
-¿Cómo te sientes? –Le pregunté, como ya era costumbre estos cinco días-
-Un poco mejor. Gracias. –dijo-
-Que bien, ¿te traigo algo?... iré a la cocina. –dije-
-Amm… coctel de fruta, por favor. -dijo-
-Bien, ahora vuelvo.
Increíble como nos soportábamos, ¿no?... hasta “por favor” y “gracias”. En fin, iba riendo por tal ironía, cuando escuche una discusión en el vestíbulo, baje rápidamente los escalones, y me encontré con que era la chica que vi la otra vez besándose con Skandar apasionadamente en la biblioteca, discutiendo con Maggie...

-¿Qué ocurre Maggie? –interrogué-
-Miranda esta señorita, quiere hablar con Skandar, ya le explique que el esta indispuesto y aun así insiste –respondió Maggie-
-No seas igualada, señorita Miranda y joven Skandar, mal educada –dijo esa chica a Maggie-
-No le hables así… yo misma le pedí que dejara eso de los formalismos tontos a un lado –dije- Por cierto, ¿tu quien eres?
-Madisen D'Aubigne, encantada de conocerte… ¿tu eres la famosísima Miranda? –pregunto ella-
-Si, Miranda Coleman. Pero, como te decía Maggie, Skandar no se siente bien… -respondí-
-¡Mientes!, ¡Quítate!, ¡necesito ver a mi novio! –Exclamo ella, bastante escandalosa, mientras subía por los escalones-
Yo la seguí, cuando le alcance en el centro de los escalones le tome del antebrazo y la detuve.
-¡Entiende que esta enfermo! –Dije un poco exaltada-
-Déjame en paz, huérfana arrimada –dijo ella-
-¡Cállate zorra ofrecida! –dije furiosa-
Entonces vi como ella levanto su mano y me miro amenazante, mientras la palma de su mano estaba totalmente extendida lista para tirar una bofetada, cuando la vi venir tome bruscamente su muñeca y con el dorso de la mano que tenia libre la abofetee.
-¡Nunca intentes si quiera hacer eso! –Dije exaltada- ¡Lárgate! Si no quieres que te saquen a la fuerza, zorra arrastrada.
-Esto no se va a quedar así, juro que me voy a vengar –decía Madisen yendo hacia la puerta. Finalmente salió dando un portazo-
Entonces dirigí mi mirada a Maggie, ella me miraba con los ojos abiertos de par en par y con una de sus manos cubriendo su boca.
-¡Woow! –Dijo finalmente- Eso, eso fue… ¡genial!
Yo por mi parte no podía creer lo que acababa de hacer… sentía una grata sensación de gozo además de adrenalina y emoción.
-¿Enserio?, ¿crees que estuvo bien? –Quise saber-
-Estuvo perfecto, esa chica necesitaba alguien que la pusiera en su lugar –dijo Maggie-
-Pero, es la novia de mi primo –dije fingiendo preocupación- ¿Y si mi abuelo se entera?
-Punto numero uno, claro que no, no es la novia de Skandar, además sinceramente no creo que eso te preocupe, y punto numero dos, nadie tiene por que enterarse –dijo eso de forma cómplice-… además en todo caso ella se lo busco.
Yo sonreí por la forma secuaz con la que dijo aquello.
-Tienes razón. Por cierto mí querido primo desea coctel de fruta… y yo venía por un vaso de jugo –dije-
-Ok, vamos a la cocina, por la mañana mi madre preparo coctel especialmente para él, y el jugo esta en el refrigerador.
Ambas caminamos juntas hacia la cocina. Fui por un vaso mientras Maggie fue en dirección hacia el refrigerador, después ella me dio el jugo, vacié un poco en el recipiente que anteriormente había tomado, y a su vez también me entrego el coctel en una copa de cristal alta.
-¿Te ayudo con algo? –Me pregunto Maggie-
-No gracias, yo puedo… bueno, ¿te veo al rato? –dije-
-¡Claro! –respondió-
Después me dirigí a la habitación de Skandar con el jugo y el coctel uno en cada mano. Empuje la puerta que no estaba completamente cerrada, Skandar estaba recostado apoyando su espalda en un grande cojín mientras leía el tomo número tres de Sherlock Holmes.
-Aquí tienes –dije colocando el coctel en su mesa de noche-
-Gracias –respondió sonriendo-
-De nada –dije-
Finalmente me senté en el sofá, tome el libro “Cumbres borrascosas” y devoré las últimas páginas en un santiamén. Recargue mi codo derecho en el descansabrazos del sillón, recliné mi rostro en la palma de mi mano y di un suspiro de aburrimiento. Mire en dirección a Skandar, el libro que leía estaba en el piso y él estaba dormido, deje escapar un leve risita al imaginar la manera en la que el libro cayo.
Me paré del sofá, salí de la habitación, y entonces tuve la idea de ir a mi mini-taller de pintura, la idea me atrajo y por lo tanto lo hice. Abrí la puerta y baje los pequeños escalones pausadamente. Todo estaba indemne y reluciente.
Fui en dirección a un cuadro, cogí un pincel, tome un poco de pintura de la paleta tamaño mediano y comencé a trazar líneas… varios minutos después caí en cuenta que inconscientemente estaba pintando a mi “Luis XVI” rostro afilado, pupilas cafés intensas con un brillo especial, cejas bien definidas y gruesas, labios carnosos, suaves y rosados, nariz perfecta y piel pálida, además del antifaz negro con plata que portaba, el cual lo hacia misterioso e intrigante. Sin darme cuenta comencé a tararear una canción… su rostro me estaba quedando idéntico… Todo iba bien, el ambiente era inmejorable, perfecto, hasta que de pronto… percibí una presencia.

Skandar's Pov:

Con el paso de los días la forma de convivir entre Miranda y yo, se volvió, de alguna manera, mas ligera y un poco más amena, ella cuidaba de mi, todos los días me preguntaba como me sentía, o si necesitaba algo, se mostraba más amable, yo sabía que lo hacía por un tipo de remordimiento, también por petición de mi abuelo, sin embargo no se porque yo no me aprovechaba de eso, ya que parecía una buena oportunidad para vengarme por lo del “esclavo”, pero no, simplemente no lo hice, algo me decía que desistiera de esa idea.
En uno de los cinco días de mi enfermedad, Miranda me pregunto si necesitaba algo, entonces pedí coctel de frutas, ella de manera afable fue por el.
Mientras tanto yo leía tranquilamente el tercer tomo de la entretenida historia de Sherlock Holmes, repentinamente escuché una especie de discusión entre chicas, salí con un poco de dificultad y desde un punto observable al vestíbulo, contemple la discusión entre mi exnovia y mi prima. Madisen se puso como histérica e insistió verme, yo sabía que Miranda no se lo permitiría, entonces vi como la alcanzo a la mitad de los escalones, Madisen le dijo una gran insulto, a lo que Miranda no se quedo callada y le respondió con otro, yo estaba incrédulo a lo que veía y escuchaba, cuando entonces Madisen intento abofetear a Miranda, ella no lo permitió y la abofeteo con el dorso de la mano, fue totalmente divertido ver aquella escena, sinceramente me sentí orgulloso de “mi prima”, quizá ella no era tan odiosa como yo creía y a lo mejor nos podríamos llevar increíble, le dio un buen merecido a Madisen.
Regresé a mi habitación sonriente, y repetía en mi mente la escena varias veces, me producía gracia, orgullo y no lo se, fue genial. Inesperadamente Miranda llegó con mi coctel, entonces yo fingí no saber nada de lo ocurrido.
Los minutos transcurrieron y poco a poco yo me fui quedando dormido... Cuando desperté me di cuenta que Miranda ya no estaba y que el libro de Conan Doyle estaba en el piso, hice el intento de recogerlo cuando sentí un intenso dolor en el abdomen, trate de llamar a Miranda elevando la voz, pero se me dificulto un poco la respiración, por lo tanto elevar la voz me fue imposible.
Entonces se me ocurrió ir a buscarla, salí de mi habitación con escollo y con mucha dificultad bajé las escaleras, algo me dijo que fuera hacia el taller de pintura que mi abuelo le había obsequiado a Miranda, así lo hice, abrí la puerta desesperadamente y para mi sorpresa pero también serenidad ahí estaba ella, por un instante la vi con otros ojos, además de que ella parecía otra, se veía feliz, tranquila inspirada, pude apreciar la sutileza con la que deslizaba el pincel, ella estaba tan concentrada que a pesar de estar frente a mi, no se dio cuenta de que la miraba, por lo tanto al estar de frente no pude saber lo que pintaba con tanta alegría y apego. Como dije la mire por un momento con otros ojos, quizá fue por eso que me pareció bastante atractiva, fue entonces cuando recordé que yo había declarado que no existía chica mas hermosa que “Antoniette” y sacudí mi cabeza con intención de eludir aquellas ideas de mi mente, sin embargo aunque lo deseara no podía despegar la mirada de “mi prima”. Fue entonces cuando ella por fin advirtió mi presencia. Percibí una exaltación de su parte además de un nervosismo y posible disgusto.
-¿Qué haces aquí? –dijo ella algo alterada-
Ahora el que estaba nervioso era yo. ¿Qué iba a responderle? De pronto recordé la razón que me hizo llegar hasta aquí, el intenso dolor abdominal que ahora se había esfumado. Sin embargo aparente un fuerte dolor en el abdomen y me doble un poco colocando mi mano derecha en el.
-¡Me duele intensamente el abdomen! –dije-
-¡Oh!, iré por el medicamento, vamos, te ayudo a ir a tu habitación. –dijo ella con preocupación, después vino hacia a mi y me ayudo a caminar con dirección a mi recamara-

Miranda's Pov:

Y no me equivoque al levantar la vista Skandar estaba parado en el primer escalón delante de la puerta, de pronto me puse sumamente nerviosa, cubrí rápidamente la pintura, mientras Skandar tenía la mirada atenta en mi.
-¿Qué haces aquí? –Pregunte disgustada y un poco exaltada-
-¡Me duele intensamente el abdomen! –Respondió él haciendo gestos de dolor-
-¡Oh!, iré por el medicamento, vamos, te ayudo a ir a tu habitación. –dije preocupada-
-Gracias –dijo-
Le preste apoyo mientras lo sostenía y recargaba su brazo alrededor de mi cuello. Finalmente llegamos a su habitación, se recostó en el grande cojín de su cama, mientras yo buscaba el dichoso medicamento, por fin lo encontré, llene un vaso de agua de la jarra de cristal que se encontraba en la mesita de noche, y se los entregué, él tomaba rápidamente el agua como si quisiera desaparecer el dolor en una rápida fracción de segundo. Luego de unos minutos de silencio él dijo:
-Miranda… sé que no me he comportado de la mejor manera este tiempo contigo… mejor dicho nunca me he portado bien contigo… por eso, quisiera… disculparme…
Un momento, ¡Skandar disculpándose! En realidad parecía sincero, fue por eso que también le ofrecí una franca disculpa.
-Skandar, tienes razón, pero bueno, yo también no he sido la mejor persona… también he sido infame contigo, así que por eso también te ofrezco una disculpa.
-¿Te parece si iniciamos de nuevo?... después de todo el abuelo nos ha pedido eso todo el tiempo. –dijo-
-Me parece bien. Comencemos de nuevo –respondí-
-Bueno, me llamo Skandar Keynes y nací en Londres, Inglaterra el 5 de Septiembre de 1991… -decía bromista-
- Yo me llamo Miranda Coleman, nací igualmente en Londres el 5 de Diciembre de 1991 –dije continuando la broma, cuando después ambos nos miramos algo sorprendidos-
-¡Exactamente tres meses después de mi cumpleaños es el tuyo! –Dijo Skandar-
-Si, así es. –afirme-
Continuamos hablando por tres largas horas, cuando Lilith nos aviso que era hora de comer. Skandar dijo que su dolor abdominal se había esfumado, y bajamos al comedor.


Y hoy llegó el abuelo, dijo estar sorprendido por la buena convivencia que ahora manteníamos Skandar y yo.