Sentimientos Mutuos[Logan Lerman] Terminada.

La pequeña siesta que había tomado después de clases, se volvió en una de tres horas donde descansó todo su cuerpo y su mente. Aun no quería levantarse, quería seguir soñando ese lindo sueño sobre ella y Logan juntos. Ya estaba anocheciendo y de seguro en una hora cenaría y luego tendría que hacer su tarea por desgracia.

Decidió levantarse para comenzar la tarea. Prendió su ordenador y busco información sobre las consignas que debía completar. Estuvo allí media hora y cuando finalizo sonrió por haberla completado toda, orgullosa de ella misma. La guardo en su carpeta y la dejo a un costado. Inicio su cuenta en el Messenger y trato de recordar el e-mail de Logan.

Su mente estaba algo borrosa, ella lo sabía de memoria, hasta era capaz de aprenderse de una sola ojeada el número de documento de él, pero no lograba recordar el e-mail. De repente un puntazo atravesó su cabeza provocándole un insoportable dolor. Madison gimió y de inmediato se levanto de su asiento para acercarse a su cama y acostarse con cuidado. Cada vez le dolía más hasta que dio un corto grito para que alguien pudiera escucharla. Natalie a los pocos minutos apareció y vio a su hermana menor con las manos en su cabeza y echa un bollito. Lo primero que hizo fue correr a avisarle a su mama para que viniera a ayudarla. Estaba asustada y no entendía porque Madison estaba así.

"No puedes aprovecharte de las cosas que sabes por el presente. Si quieres algo debes buscarlo en el pasado" Escucho la voz de Sabina en su mente. ¿Qué quería decir con aquello? ¡Ella solo quería el e-mail! ¡Nada más que eso, tan sencillo! El dolor siguió aumentando y la voz seguía repitiendo lo mismo, como si esperara a que ella asintiera. Cuando Madison se rindió y acepto el trato, el dolor desapareció a los pocos segundos que su hermana y su madre entraron preocupadas a su habitación con una pastilla y un vaso de agua. Estaba sudando, con la garganta seca y con el corazón latiendo a mil por el susto.

- ¿Estás de acuerdo con mi condición, Madison?- insistió Sabina parada en el marco de la puerta.

Madison asintió con la cabeza al mismo tiempo que tomaba el agua tragando la pastilla.

-¿Estás bien hija? - pregunto su madre con un tono de preocupación.

- Si, lo estoy - contesto asintiendo.

- Me diste un gran susto, boba ¿Que sucedió? - inquirió Natalie.

- Me dio un gran dolor de cabeza que era insoportable - Madison puso una mano en su cabeza y se volvió a acostar en la cama - Será mejor que me quede en cama al menos un rato.

- Te traeremos la cena a la cama - dijo Gina caminando hacia la puerta.

- ¿Apago tu ordenador? - pregunto Natalie un poco preocupada aun.

Madison miro la pantalla de su ordenador en el que estaba abierto el Messenger. Largo un suspiro. No iba a permitir otro dolor de cabeza así, por lo que mañana buscaría con desesperación alguien que le pasara el Messenger de Logan. Asintió con la cabeza y Natalie obedeció.

Mañana seria un día mejor, se repitió muchas veces. Y solo esperaba no equivocarse.

- ¡Oh, si que lo será! - bailo energéticamente la estrella.

- ¿De que te ríes? - pregunto Natalie al ver las carcajadas que Madison largaba.

- Nada, nada - se levanto los hombros.

- Bien, estas loca - comento su hermana mayor saliendo de la habitación.

Madison siguió riéndose cuando observo como Sabina le hacia burla a Natalie. Se levanto y cerró la puerta una vez que vio a su hermana entrar en su habitación.

- ¿Que fue todo ese dolor? - pregunto cruzándose de brazos.

- Cariño, te dije que no podías usar las cosas del pasado. - Respondió Sabina haciendo aparecer dos potes de helado grande. - Cada vez que me desobedezcas pasara eso.

- Lo siento, Sabina - se disculpo Madison con una expresión de arrepentimiento - No lo volveré a hacer.

- Esta bien, linda. Se que no lo harás - sonrío Sabina. - Bien, veamos una película. – Por cierto, te tengo una mala noticia…

- ¿¡Que sucedió!? – exclamo horrorizada la castaña.

- Bueno… resulta que estuve husmeando en tus cosas y encontré… ugh…

- ¿Qué encontraste? – pregunto Madison levantándose, mirándola con los ojos entrecerrados segura de si misma que degollaría a la estrella.

- Tu diario. Y lo perdí ¡Pero hice que nadie pueda abrirlo ademas de nosotras! – finalizo Sabina sonriendo con nervios.

Y Madison quiso morir.

Lo que más odiaba era llegar tarde a la escuela, y sobre todo un viernes, tenia Literatura, Física, Geografía y Música, su materia preferida. Definitivamente, el autobús escolar se había ido hace unos instantes. No iba a correr detrás de él, quedaría como una completa perdedora y más al frente de Sheila. Deseaba en esos momentos más que nunca, que a Natalie le compraran un auto para que pudiera llevarla a la escuela cada vez que una situación así se presentara.

No sabía donde diablos estaba Sabina para ayudarla, pero aseguro que se encontraría con ella en pocos minutos. Aunque seguía un poco molesta ante su descuido y por husmear en sus cosas.

Definitivamente no era su día, aun le costaba acostumbrarse a su viejo look y sus viejas cosas. Todo lo sentía un deja vu, hasta mirar a sus padres como eran le hacía sentir extraña y algo molesta sin saber por qué. Y también el descuido de su estrella, aunque esta le aseguro que le había vuelto a colocar el candado y que muy pronto lo encontraría, lo raro es que no le había dicho donde lo había perdido…

Alejo todos los problemas de su mente. Solo quería llegar a la escuela para que la hora del receso sucediera y así buscar a Logan con la mirada por toda la escuela, tendría que conseguir lo que fuera para tener contacto con él. Era tímida y sobre todo a lo que se refería a él, pero dejaría esa timidez a un lado para poder concentrarse en su gran objetivo de una buena vez antes de que se le adelantaran.

Los pies le dolían, solo faltaban cinco cuadras y al diablo. Ella amaba correr, se sentía como un pájaro en libertad, pero tenía el bolso colgando y llevaba puesta una campera y un Jean, algo que la obligaba a seguir caminando. Deseaba con todas sus fuerzas que alguien apareciera con su auto y la llevara pero ¿Quién iba a aparecer en esos momentos? ¿Su mama? ¡Ella ni siquiera sabía manejar! Sabina, tenía que aparecer Sabina.
Detestaba no tener una motoneta o aunque sea una bicicleta para montarla y pedalear lo mas rápido hasta la escuela, pero Jake no quiso prestársela ya que se había enojado por el nuevo apodo que le había puesto," Ñoño de jardín con poco bello”.

Cinco cuadras no eran nada ¿No? Aunque fueran súper larguísimas, lograría llegar sin dudas.

Cuando justo comenzó a correr rápidamente llegando hacia la calle casi atravesándola, un auto paro de repente y ella por el susto callo hacia atrás. Todo había pasado tan rápido y ni cuenta se había dado en que había un auto pasando por la pequeña calle. Entro en un estado de Shock por unos segundos, estaba aun aterrorizada ¿Y si hubiera muerto? ¡Qué imbécil la persona que no uso moderadamente el uso de velocidad! Aunque ella también fuera algo culpable, Madison solo cruzaba la calle - corriendo - como cualquier otra persona.

Se levanto lentamente y tomo su bolso que había caído en el suelo.

- Gracias por casi matarme - mascullo mientras levantaba las cosas que habían caído del bolso.

La persona se acerco hasta ella, Madison se negaba a ver su rostro, aun estaba enojadísima y era capaz de desfigurarlo. Vio unas zapatillas convers, unos pantalones azules y supo que era un hombre. El muchacho la ayudo a levantar las cosas que le habían caído. El aun no le pedía disculpas, lo que más le quemaba los pelos.

Cuando justo iba a levantar una pequeña foto que tenia con Debbie, Mía, Rouse, Lucy y Sheila, el muchacho la levanto y quedo viéndola. Ella la arrebato de sus manos para meterla de nuevo al bolso. Era una en que Rose estaba abrazando a Debbie, Mía con Lucy, mientras que Madison y Sheila solo sonreían. Nunca se abrazaban, jamás lo habían hecho y menos ahora.

- ¿Son tus amigas las de las fotos? - pregunto.

Se quedo totalmente paralizada al reconocer la voz ¿Cómo no iba a hacerlo? Soñaba diariamente con esa voz que pertenecía a ese chico que tanto la volvía loca. Su corazón latió con demasiada fuerza como de costumbre cada vez que escuchaba su voz, cada vez que miraba sus hermosos ojos, y cada vez que el estaba cerca. No quiso levantar la mirada y encontrarse con esos ojos azules observándola. Se derretiría en un instante en ellos sin lugar a duda. Pero lo hizo, levanto su cabeza y se encontró con esos ojos que tanto amaba.

Dicen que los ojos son las puertas del alma, y ella definitivamente vio lo que en su alma habitaba; dolor, soledad, sinceridad y mucho amor para dar sin dudas.

Como lo amaba, cada pequeña cosa de el lo amaba. Ya sea su maldito mal humor, su estúpido sarcasmo o sus acciones erróneas, amaba cada una de esas cosas como su sentido del humor, su voz cuando cantaba, su sonrisa perfecta que deslizaba en su bello rostro. Amaba cada centímetro de él sin dudar ni un segundo.

Ella amaba a Logan Lerman, con su lado oscuro y su lado bueno.

- ¿Estás bien? - pregunto el muchacho observando a Madison.

- Si - contesto ella al instante.

Se paro rápidamente y mascullo una disculpa para salir corriendo directo hacia la escuela.

Logan la miro irse sin comprender porque esa actitud agresiva y luego que se marchara de esa forma. Cuando comenzó a caminar hacia su auto, piso algo. Su mirada se dirigió en el suelo y se agacho a levantar una foto, en la que estaban ella y otra muchacha, que según sabia se llamaba Sheila. Ella estaba con una bella sonrisa en su rostro y con las manos en su cintura, mientras que Sheila estaba cruzadas de brazos con una sonrisa falsa y las cejas levantadas, como toda una típica engreída.

La guardo de inmediato en su bolsillo asegurándose de cuando la vea se la devolvería. Se dirigió a su auto rápidamente, ya estaba llegando demasiado tarde a la escuela, y todo porque se había olvidado de poner el despertador. Al llegar a su asiento cerró la puerta con fuerza y encendió el motor. Se concentro en sus pensamientos, en lo que recién había sucedido cuando la luz del semáforo pasó a rojo.

El también se había pedido en sus ojos color esmeralda, había sentido una presión en el pecho que le hacía doler hasta lo más profundo de su ser.

Era la muchacha que estaba quedando en ridículo en el patio de la escuela por animar a su amiga que pasaba malos momentos. Era la que había ayudado a Richard cuando se había caído de su silla de ruedas y nadie se había atrevido a ayudarlo, solo ella. La persona que dejo que Katherine le contara sobre sus experimentos raros solo para complacerla. La única que le sonreía a la asquerosa comida que preparaba la cocinera los martes, en un intento de preparar cosas nuevas. La que constantemente ponía de buen humor al profesor de Historia cuando tenía problemas. Era la muchacha que el admiraba desde lejos.

Y desde lejos no podía faltar Sabina, quien había echo que el conductor del autobús se fuera antes, quien quito la alarma del reloj a Logan, quien ayudo a que ellos dos pudieran encontrarse. Y quien hizo que Logan encontrara la foto de las dos chicas. Ahora todo dependía de el. Madison o Sheila.

Madison llego a la escuela para el primer receso. Demasiada tarde, pero más tarde que nunca, como dice el dicho. Coloco sus cosas en el casillero y saco los libros que usaría en su siguiente clase. Una vez echo, pudo divisar a lo lejos a Aarón, su amigo, quien estaba coqueteando con una muchacha mientras Mía pasaba a su lado y se le llenaban los ojos de lagrimas.

Sintió la inmensa necesidad de voltear la vista hacia atrás. Y allí se encontraba el, pocos metros de ella guardando las cosas en su casillero. ¿Qué demonios hacia el allí si el casillero que le pertenecía estaba del otro lado de la escuela? Un nombre se le paso por la cabeza, y estaba cien por ciento segura que su estrella tenia que ver en aquello.

¿Qué debía hacer? ¿Ir con Logan o tratar de solucionar el amor de Aarón y Mía? Después de segundos de tanto pensar, eligió la segunda opción, porque sabía que si ella no hubiera tratado de tal forma a Debbie, la pareja seguiría feliz y contenta. Camino con pasos decididos hacia donde estaba el pelinegro. Carraspeo cuando este no le presto atención por la rubia voluptuosa.

- ¿Se te perdió algo? – dijo esta fulminándola con la mirada.

- Hola Aarón – le sonrió medianamente a su amigo, ignorando a la rubia.

- Hola Madi – le saludo Aarón algo apenado - ¿Co-como estas?

- Bien, gracias por preguntar – asintió amablemente - ¿Podría hablar unos segundos contigo?

- Esta conmigo – replico la muchacha – Solo lárgate, estas estorbando.

- Hey, espera. No le hables así, es mi amiga – dijo el pelinegro molesto. La rubia abrió los ojos bien en grande – Vamos, Madi – tomo del brazo a la castaña y la llevo hasta el patio de afuera - ¿Qué querías hablar conmigo? Aunque ya me imagino de que…

- Aarón, no le puedes creer a Sheila – suspiro Madison cruzándose los brazos – Se que no tengo que meterme en tu relación con Mía pero…

- ¿Si ya lo sabes por que lo haces? – replico enojado.

- Porque son mis amigos, y es mi culpa de que los dos estén separados.

- ¿Qué? – negó con la cabeza confundido. - ¿Sabes que? Hoy trabajo en Starbucks por la tarde hasta la noche ¿Qué tal si me pasas a buscar y lo charlamos bien? – propuso una vez que el timbre toco.

- ¿Y por que no en el almuerzo?

- Porque… bueno, hay algo importante que debes saber – respondió ruborizado.

Aarón se despidió rápidamente de ella con un beso en la mejilla, dejándola totalmente confundida ¿Qué es lo que ella tenia que saber?

- Bien, chica. Lo flechaste, y encima era el novio de tu amiga – comento Sabina colocando su codo en su hombro.

Madison abrió los ojos en grande, ahora si estaba en problemas.