Red De Mentiras [James Maslow & Tú] CANCELADA

—Si, pero…—Drake se sienta y nos miramos fijamente— Los humanos, olvidando los defectos, pueden llegar a ser muy seductores sin siquiera ellos darse cuenta. Cuando conozcas a un humano me entenderás—suspira y su mirada se desvía a otro lado— Aun así, lo de Sheryl ya paso y ya no siento nada por ella—su mirada de nuevo picara y su sonrisa ladeada y maliciosa vuelven a su rostro—Seguro que ahora esta infestada de arrugas—Drake fuerza una carcajada—Tendrá un marido y dos hijos. Yo ya no pinto nada en su vida—aunque su expresión es la de siempre en sus ojos noto una pizca de tristeza.
—Aunque digas eso…—noto como si fuera a vomitar al pensar en un romance entre humano y demonio—Es inaceptable y repugnante que te enamoraras de un humano. A mi se me ha revuelto el estómago de solo pensarlo—y lo decía en serio. Drake no dice nada y baja la mirada.
—No se lo digas a Lucifer—dice finalmente. Me mira con ojos suplicantes—Por favor Nyx. Me torturará.
—Y con razón—digo cruzándome de brazos.
—No se lo digas por favor.
—Dame una razón—no se lo pensaba a decir a mi padre, pero me apetecía jugar.
—Soy tu mejor amigo. Tú me has confiado muchos secretos, y yo no he dicho nada—sonrío. Drake adopta una expresión de alivio.
—No se lo pensaba decir tranquilo, pero sigue pareciéndome inaceptable y sobre todo repugnante.

Estuvimos una hora hablando entre nosotros. Me estuvo explicando como iba todo el rollo del instituto y las reglas que debíamos seguir. Debíamos actuar con cautela. Los dos ya llamábamos bastante la atención con nuestro aspecto. Yo con mi pelo castaño oscuro, mis ojos negros en los que no se distinguía donde acababa el iris y donde empezaba la pupila, mi piel pálida pero que a la luz terrestre adoptaba un tono más oscuro volviéndola algo morena, mis rasgos perfectos y bien definidos y con una belleza agresiva al igual que la de Drake. Éramos perfectos, al igual que los ángeles, pero la belleza de un ángel y la belleza de un demonio no tenían nada que ver, para entenderlo solo bastaba con compararlos. Los ángeles con sus rasgos perfectos, poco definidos, suaves y majestuosos, y los demonios con nuestros rasgos perfectos, definidos y agresivos. No teníamos nada que ver, aunque fuéramos criaturas perfectas ambos.

Nos acabamos durmiendo los dos en mi cama.
Pensé que me costaría más acostumbrarme, pero la realidad era que ya había pasado una semana y hacía ya tres días que me sentía bien y con fuerzas. Pero el instituto tenía la idea de que empezaríamos el instituto una semana después, y no podíamos presentarnos ahí sin más, llamaríamos mucho la atención.
Un día que Drake había ido a comprar, estaba aburrida de quedarme todo el día en casa sin hacer nada, por lo que salí hacia la playa que se encontraba junto a nuestra casa.

Era por la tarde y el sol, ya se estaba escondiendo por fin. El crepúsculo es el único momento en que me siento a gusto con el, el resto del día me resulta agotador esta más tiempo de necesario bajo el.

— Mola, ¿verdad?—esa voz me sobresalta. Miro detrás de mí y veo un chico alto acercarse a mí. Este dirige su mirada del sol a mi rostro y levanta las cejas levemente y sonríe— ¿Eres nueva verdad?—se queda ahí mirándome esperando mi respuesta.
—Si—digo cortante. Le miro de arriba abajo una vez más y le doy la espalda poniéndome a caminar. No quería hablar con un humano, me producía arcadas de solo verlos. Con sus imperfecciones y su ignorancia. Aunque había que admitir que en las dos veces que le había recorrido con la mirada su rostro y cuerpo no había encontrado casi ningún defecto.
— ¿No te enseñaron tus padres que es de mala educación darle la espalda a la gente?—el chico se pone delante de mí y sonríe. Suspiro y rodeo los ojos.
—Pues no—trato de esquivarlo y seguir adelante pero el humano en un rápido movimiento consigue no dejarme pasar— ¿Qué quieres?—digo impaciente.
—Hablar contigo. Creo que es evidente—me resulta inquietante la mirada del humano. No aparta la mirada de mis ojos en ningún momento— ¿Cómo te llamas?
—Nyx—vuelvo a intentar esquivarlo pero me gana de nuevo. Si no fuera porque no debo llamar la atención me hubiera podido ir hace mucho.
— ¿Nyx qué?—le miro confundida— ¿No tienes apellido?
—Oh—aparto la mirada del chico y miro al suelo buscando la respuesta—No tengo porque decírtelo—digo finalmente al darme cuenta que no me acuerdo del apellido que me había dicho Drake para usar en el instituto. Nosotros los demonios no teníamos apellidos y no se me venía ninguno a la cabeza para inventar. El humano levanto una ceja— ¿Tú como te llamas?—pregunto tratando de esquivar el tema de mi apellido.
—James Maslow—dice sonriente— ¿Por qué no me quieres decir tu apellido? ¿Acaso eres la hija de un asesino en serie? —me muerdo el labio tratando de que no se me escape ninguna sonrisa al pensar en la ironía que acaba de decir y no se ha dado ni cuenta.
—No. Simplemente no quiero. No te conozco—aprovechó ese momento para escapar y sigo mi camino.
—Sabes mi nombre y yo el tuyo, en todo caso somos conocidos—miro detrás de mí y veo a James sonriendo. Hace un gesto de despedida con la mano y se va.
No puedo evitar que se me escape una sonrisa.

— ¡Nyx!—gruño protestando. Cojo el borde la manta con los ojos y me tapo hasta la cabeza. Me relajo pero entonces Drake me quita la manta de encima— ¿Quieres llegar tarde el primer día?—me pregunta con un tono de voz más grave de lo normal.
— ¡Si te soy sincera me da igual!—cojo la manta de nuevo y me tapo pero Drake vuelve a molestar y me coge bruscamente de un brazo y me levanta a la fuerza. Le miro enfadada—Eso duele bruto—me sobo el brazo donde me ha dejado una marca roja de su agarre.
—Ya vamos a llegar tarde, no quiero aguantar tus estupideces y caprichos—sale de la habitación corriendo para vestirse con el uniforme del instituto.
¿Uniforme? ¿Por qué? Justo tenía que tener uniforme. Miro de reojo a la silla de la habitación dónde se encontraba la falda granate a rayas, la camiseta blanca, la chaqueta granate al igual que la falda, la corbata a rayas blancas y granates y los calcetines blancos. Que horrible.
Me pongo a regañadientes el uniforme dándole un toque personal. Aflojo la corbata para que quedara caída, me subo la falda, me desabrocho los primeros botones de la camiseta y los calcetines largos los bajo hasta el comienzo de los zapatos negros.
Al acabar de desayunar cogí la mochila negra que Drake había comprado y me la cuelgo de un solo hombro. Drake baja corriendo por las escaleras ya con el uniforme puesto excepto por la chaqueta que la lleva cogida en una mano.
El uniforme de los chicos y las chicas no cambiaba nada, excepto por que los chicos llevaban pantalones.
— ¿Quién iba a decir que acabaría antes que tu?—sonrió echándoselo en cara. El me mira mal y coge su mochila igual que la mía.
—Vamos. Ya llegamos tarde así que…—coge las llaves y las guarda en el bolsillo. Se pone la chaqueta y se cuelga al igual que yo la mochila de un solo hombro.
Salimos de casa y nos montamos en la moto.
— ¿De verdad te importa tanto llegar tarde?—Drake suspira.
—No quería que llamáramos la atención y cuando vayamos a entrar en la clase todos los ojos estarán puestos en nosotros—de repente me viene una idea a la cabeza por lo que justo cuando Drake va a arrancar le paro— ¿Qué pasa?
— ¿Si hay algún profesor de cuando tu viniste hace años y te recuerda y te ve con el mismo aspecto?
—No pasa nada. No me va a recordar. Les borre la memoria a todos… Bueno no a todos—ya sabía que de que hablaba.
—Arranca—le ordeno. El protesta por lo bajo y comienza a conducir a toda velocidad por la carretera.
Llegamos al instituto. Tiene un estilo moderno de pintura blanca, un gran patio y grandes ventanas por todo el sitio.
No hay nadie fuera, debían estar todos ya dentro.
—Genial—Drake aparca la moto. Me quito el casco y pongo los pies en el suelo.
Alzo la vista hacia el edificio y diviso en una ventana a todo un grupo de adolescentes asomados mirándonos expectantes.
—Hey Drake. Flipa—le digo señalando con una mano al grupo de adolescentes de la ventana.
Drake se pone a mi lado al acabar de dejar la moto y les mira con la nariz arrugada y el ceño fruncido.
—No hemos ni enterado y mira ya cuanto hemos llamado la atención—miro a todos esos humanos.
Me fije en uno especialmente que solo había mirado mientras pasaba por allí y después de haber sonreído se había ido, era el mismo chico que me había encontrado hacia días en la playa.
Entramos en el edificio y después de pasar por secretaría para que nos dieran el horario. Teníamos el mismo nos dirigimos a la clase de matemáticas.
— ¿Estas nerviosa?—me pregunta mientras caminamos por los pasillos buscando la clase que nos habían indicado.
—Siento un hormigueo en el estómago pero nada más—después de cinco minutos de una búsqueda desesperada por encontrar la clase damos con ella y sin picar ni nada entramos.
Todos los humanos de la sala clavan su mirada en nosotros y un silencio incómodo inunda la clase.
Me fijo en que en la mesa del profesor no hay nadie y la gente estaba por la clase de pie hablando hasta que llegamos.
Drake rompe el silencio.
— ¿Y el profesor?—me fijo en como las chicas le miran embobadas y fascinadas. Y en como los chicos me miran a mi. Un destello de excitación se cierne en sus ojos y sonríen maliciosamente.
—Esta enfermo. Es hora libre—busco al propietario de esa voz y me encuentro con un chico rubio alto de ojos verdes. Me mira con curiosidad y yo le devuelvo la mirada divertida, es como un juego para mí.
— ¿Te acuerdas?—me pregunta en un susurro Drake. Le miro algo confundida.
— ¿Lo de los novios?—los humanos habían vuelto a retomar su charla, excepto algunos que seguían mirándonos fascinados—No me hace mucha gracia—Drake me lanza una mirada de dolor fingido.
—Cualquier chica querría salir conmigo.
—Ya has encontrado a una que no—le digo sonriendo—Pero si lo voy a hacer—digo encogiéndome de hombros.
—Bien—Drake me coge la mano y caminamos con todos los ojos clavados en nuestras manos juntas hasta dos asientos al final de la clase vacíos.
Lo de los novios, era para que ningún humano se nos acercará con intenciones.
Hago un recorrido por toda la clase y entonces mi mirada tropieza con esos ojos miel del otro día.