ESTOY AQUÍ [Harry y Tu] TERMINADA

Habían pasado dos días que Invitado había quedado en completo estado de coma. La madre sabía lo peligroso que podría ser para el bebé, en un futuro éste podría padecer de epilepsia y de distintas enfermedades, pero lo único que ella pensaba en esos momentos es que su hija despertara, aunque sea diera un leve movimiento, saber que está bien y que no morirá, miles de preocupaciones le abundaban en la cabeza, Harry al enterarse de lo sucedido quedó atónito, no sabía qué hacer, si llorar o simplemente quedarse tranquilo y no desesperarse, la madre de Invitado le explicó paso por paso todo lo ocurrido, pero sin embargo éste no decía nada. 2 días, 2 estúpidos y eternos días, para todos los que se encontraban en la clínica, la Sra. Raquel, Harry, Zayn y Liam que había ido con Louis y Frann. Mientras tanto Mari se había quedado sola en su casa, al fin Harry le había dado algo de espacio, ella tan solo esperaba una llamada o un simple mensaje de su adorado irlandés pero nada que llegaba.

– Maldi’ta la hora en que llegaste a gustarme –repetía mil veces en su mente.

Pasaron 5 días y todo seguía exactamente igual, caras largas debido a los trasnochos, tristeza y apatía. Mari había asistido al instituto y como cosa rara Niall la ignoraba por completo. Ese Domingo por la noche no aguantó tanta desesperación, al ver que su primo no estaba en casa, cogió su bolso y caminó a casa del rubio, eran como las 9:30 pm algo muy tarde para que una chica caminara por un callejón deshabitado, sin embargo no le importó, quería demostrarle a Niall lo ruda que podía ser, para ver si así podía llamar la gran atención de él. Temblaba como una hoja, sentía el frío de la noche, y los saltamontes no dejaban de chillar, su corazón estaba acelerado, por dentro se maldecía así misma por estar tan embobada por ese estúpido irlandés que le marcó el corazón ¿obsesión?, no lo sabía, lo único que entendía es que cuando estaba con él todo era mejor, y siempre lograba sacarle una sonrisa, el promedio de llegar a casa de él era de 20 minutos y ya entonces habían pasado 10 cuando pudo estar en la puerta de su casa, algo muy rápido para una chica que está acostumbrada a caminar lento, comenzó a tocar desesperadamente la puerta, sin importar si los padres de él estuvieran allí solo quería saber miles de cosas, tenía que ejecutar miles de preguntas, ¿Ya no gusta de ella? ¿Ya no le importa? ¿Por qué le hizo caso a su primo? ¿Todos los besos eran una mentira?

– Hola –abrió con la mayor antipatía posible. Un trueno es escuchó en todo el callejón, lo que causó un inmenso miedo en la chica.
– ¿Puedo pasar? –Preguntó ésta con un nudo en la garganta.
– Claro, pero hazme un favor –habló con voz gruesa, como si estuviese ronco.
– Sí, dime –dijo dudosa.
– Trata de hacer el menor ruido posible, por si no sabes mis padres están durmiendo y por poco los despiertas.
– Niall, solo dime una cosa –se acercó a él.
– ¿Qué?
– ¿Qué es lo qué te pasa a ti conmigo? –Preguntó algo molesta pero a la vez curiosa.
– Nada –respondió seco.
– ¿Por qué me haces esto? Un día me hablas, me besas y dices miles de cosas hermosas y al otro día me ignoras y haces como si no te importara ¿qué rayos pasa por tu mente? ¿sufres de algún trastorno de personalidad?
– Mira, ¡relájate! –susurró– te dije que no hicieras bulla y es lo primero que haces –dijo en tono brusco– salgamos mejor –la sujetó por el brazo.
– ¡Suéltame! –le ordenó.
– Haz caso –la siguió agarrando hasta salir de la casa, otro trueno se sintió aquella noche.
– Niall, no quiero estar aquí afuera –le suplicó.
– Pero ¿cuál es el problema con qué estés aquí afuera a qué estés adentro? –Preguntó exaltado.
– Tengo miedo –habló despacio.
– Discúlpame –ésta vez comentó más calmado– ¿qué era lo que ibas a decirme?
– ¿Qué es lo qué quieres de mí? –Preguntó llorosa.
– Mari, tu primo me dejó muy claro que no puedo estar contigo ¿satisfecha?
– ¿Y qué? –Gritó– ¿Acaso a ti te importa lo que diga mi primo? ¿No y qué eres el malote del callejón? O al menos eso es lo que creen los demás.
– ¡Cálmate por favor!, yo me prometí no tener problemas con nadie más y los tendré con tu primo si sigo estando contigo.
– Pero si le dices que quieres algo conmigo en serio no creo que se ponga obtuso.
– Ese es el problema.
– ¿Cuál Niall? ¿Cuál?
– Que no quiero nada serio contigo –mintió.
– Eres un imbécil –la castaña se sentía mal por completo, se dio la media vuelta para irse cuando una fuerte lluvia comenzó a caer– lo que faltaba –susurró para sus adentros.
– No te vayas por favor –habló el rubio.
– Déjame en paz –dijo mientras seguía caminando en dirección a su casa.
– Vamos –la volvió a agarrar y la apegó hacía él– quédate aunque sea ésta noche conmigo.
– No quiero Niall, déjame tranquila –intentó zafarse.
– No dejaré que camines sola por ahí a estas horas y con ésta lluvia –ambos se quedaron mirando fijamente, sus latidos se iban intensificando y los sentimientos estaban a flor de piel–. Me gustas demasiado chiquilla.
– Deja de mentir, hace rato me dijiste una cosa y ahora…
– Shh –tapó sus labios con su diminuto dedo– no hables, puedo decirte miles de cosas pero porque mejor no hacer lo que queremos en este preciso instante.
– ¿Y qué e-es lo que que-e-ere-mos? –Estaba temblando.
– Besarnos –al decir eso unieron sus labios en un gran beso lleno de cariño, ambos sentían lo mismo en aquél beso, a Mari no le importaron las palabras anteriores del rubio solo se dejó llevar como él lo pidió, las gotas caían en sus cabelleras, resbalándose hasta quedar esparcidas por todo su cuerpo, completamente impregnados de estas, las palabras sobraban, simplemente nada pero nada importaba, ni la orden de Harry, ni Zayn, nada. Al separarse se miraron de nuevo para luego formar una sonrisa en sus rostros.
– No quiero que le hagas caso a Harry –una lágrima se le escapó.
– Acabo de incumplir la orden –pasó sus manos por la mejilla de la castaña para secar aquella lágrima– eres hermosa llorando, pero te ves aún mejor sonriendo –le besó la nariz.
– Tengo que irme a casa.
– Ya te llevo –el rubio se dirigió a la moto y ambos salieron rumbo a casa de Mari.

– Eres el tonto más tonto de todos –le dijo cuándo habían llegado.
– Tú me haces ser así –le sonrió pícaramente– déjame quedarme ésta noche contigo.
– ¿Y sí Harry viene?
– Me fuiste a buscar a la casa para saber qué era lo que pasaba conmigo y decirme que no le hiciera caso a Harry ¿ahora te importa si nos llega a ver?... digo, más peligroso era caminar sola por la noche. Después dices que el raro soy yo.
– Cállate tonto –sonrió a la vez que se acercaba a él para plantarle un beso del cuál no pudo escaparse esta vez.
– Acabas de robarme un beso –comentó cuando se separaron.
– No siempre los hombres dan el primer paso –dijo coqueta. Las manos del rubio rodearon su cintura apegándola más a su cuerpo, ambos entraron a la casa a la vez que se besaban, estaban temblando debido al frío que abundaba la noche y sumándole la lluvia que los dejó empapados por completo.




Hija, tal vez no he sido la mejor madre de todas, pero… he tratado hacer lo mejor posible, sé que tal vez te prohíbo cosas, pero solo lo hago por tu bien, por no querer perderte, a veces te veo triste y me pregunto ¿En qué fallé? ¿Qué fue lo que hice mal? Te amo hija, te amo y no quisiera perderte por nada del mundo, despierta por favor, no me perdonaría si te pasara algo, eres lo único que tengo, mi mayor tesoro, la luz de mis ojos, hija… si tú te vas yo me muero, no me dejes, por favor no me dejes, dame una señal, una simple señal de que todo volverá a ser como antes, prometo tener más confianza en ti, prometo hacerte la hija más feliz del mundo, pero no me dejes, te amo demasiado.



– ¿Qué tal todo? –le preguntó el ruloso.
– Igual, y no quiero perderla Harry –cayó en su hombro soltando miles de lágrimas. Zayn se unió al abrazo del ruloso y la madre de Invitado.


Pasaron 5 días y todo seguía exactamente igual, el doctor le advirtió que sí seguía así durante 2 semanas más tendría que provocar el aborto de el bebé, ya que eso podría causarle grandes problemas.

– Doctor, yo lo que quiero es que mi hija se salve.
– Tenga fe, no se desespere.

Pero ¿cómo no desesperarse? Si había pasado una semana que su hija no despertaba, ni siquiera daba alguna señal de que pronto iba a recuperarse, de que todo iba a estar bien. Mientras tanto en casa del ruloso todo estaba disperso, Harry se sentía horrible y Mari se encontraba en las nubes al lado de su irlandés, a la vez se sentía preocupada por su amiga, pero ella era demasiado optimista como para pensar que algo mala iba a sucederle. Aquella noche Niall y ella se quedaron durmiendo juntos en el sofá hasta que la luz del sol despertó al rubio para luego irse no sin antes dejarle una nota a la castaña que todavía seguía dormida. Me encantó pasar la noche contigo.

– Hola Sra. Raquel –entró entusiasta Frann al lado de Liam, Louis y Josefa que andaba agarrada de Liam, todo iba de maravilla entre ellos dos, coincidían en muchas cosas y eso les encantaba, pero preferían llevar todo despacio.
– Hola cariño –la saludó dándole un gran abrazo.
– ¿Cómo sigue Invitado? –Preguntó Liam ésta vez.
– No ha despertado.
– Todo saldrá bien –comentó Josefa.
– Yo a ti no te conozco –la señaló.
– Disculpa –se rió Liam– ella es Josefa, mi… bueno.
– Sí, ya entiendo –soltó una risotada– un placer conocerte, yo soy Raquel.
– El placer es mío –contestó Josefa.
– ¿Quiénes son los que van a entrar? –Llegó preguntando el Doctor.
– Nosotros –habló Liam.
– Recuerden que es uno por uno, ¿quién pasará primero?
– Él –dijeron todos al unísono señalando a Liam.
– Yo –habló el al instante.
– Ok, venga para acá –lo llevó hacía una sala– cámbiese aquí –le entregó una bata acompañado de un tapa bocas.

Después de hacer lo indicado entró a la habitación donde se encontraba ella. Al verla así se le partió el corazón. Se acrecó a ella tomándola de la mano.

Invitado, sé que tal vez no escuches lo que te estoy diciendo –se acercó– pero solo quiero decirte que eres la mejor amiga que cualquier persona pudiera desear, has estado allí cuando más lo necesito y a pesar de que tuve otras intenciones contigo seguiste a mi lado, demostrándome que el verdadero amor puede estar a la vuelta de la esquina y gracias a ti creo que lo encontré, gracias por todos los momentos que me has dedicado, por todas las peleas, tus consejos y regaños, ahora quiero decirte que te amo, pero solo te digo que sí todo no llega a salir de la manera correcta quiero que sepas que siempre te amaré, a ti y a tu bebé, que a pesar que tenga 3 meses y medio de vida le agarré cariño –culminó para darle un delicado beso en la frente.


– ¿Todo bien? –Le preguntó Josefa al verlo salir con lágrimas inundadas en sus ojos.
– No quiero que se vaya –susurró.
– Ay Liam, no se va a ir –lo abrazó para brindarle apoyo– todo saldrá bien como ya lo dije anteriormente –comentó mirando a la mamá de Invitado– ya verán que despertará, confíen en mí.
– Ojalá que tus palabras se cumplan –habló la Sra. Raquel.
– Claro que sí.

3 días y todo seguía igual. Zayn fue a la casa de Sophia, estaba completamente lleno de ira, furia sentía ganas de matarla, ella era la culpable de todo.

– ¿Qué haces aquí? –le preguntó al verlo.
– Necesito hablar contigo.
– Yo no quiero –iba a trancar la puerta pero inmediatamente la detuvo.
– Mi ex novia está a punto de morir –dijo a la vez que aguantaba las ganas inmensas de llorar. Sophia hizo fuerza para trancar la puerta pero éste se la arrebató–. ¿Por qué carajos lo hiciste? –gritó– ¿Por qué? –Preguntó desesperado.
– Vete de aquí.
– No Sophia –se adentró a la casa– no me iré hasta que me respondas lo que te pregunté, ¿por qué? ¿por tu puta envidia? Ella ni se merecía esto, primero la obligaste a abortar y luego le metes una patada, es que me provoca matarte.
– ¡Basta Zayn! Aléjate de mí.
– ¿Tienes miedo? –Al acercarse pudo sentir el inmenso olor a Marihuana que lo inundaba.
– Te ordeno que salgas.
– Eres el ser más despreciable, te mataría ahora mismo –sacó un cuchillo– pero eso no te dolería lo suficiente.
– Estás drogado, vete.
– ¿Y dejarte tranquila? Para nada.
– ¿Qué piensas hacerme? ¿Matarme? Adelante, inténtalo.
– A ti no pendeja –se apuntó el mismo.
– No entiendo nada.
– A tu obsesión –alzó el cuchillo para luego clavárselo en todo el estómago.
– Noooo –gritó para luego quitarle el cuchillo y mancharse de sangre.
– Ahora creo que debería llamar a la policía –agarró su teléfono– necesito ayuda –habló al teléfono–, ayúdenme por favor –Sophia vio como se le fueron los tiempos para luego caer en todo el piso golpeándose fuertemente en la cabeza.
– ¿Cómo adivinaraán que estás aquí?
– Fácil, rastrearán la llamada y que ni se te ocurra escaparte. Hasta aquí llegaste –la miró.