ESTOY AQUÍ [Harry y Tu] TERMINADA

El ruloso se terminó de arreglar y se despidió de su adorada prima, a falta de una hermana la tenía a ella.

– Cuídate –le susurró y posó sus labios en la frente de ella.
– Lo haré –sonrió la chica tímida.

Harry le lanzó una mirada tierna y trancó la puerta, le daba cosa dejar a su prima sola pero lo que él no sabía era que no lo estaría, si tan solo se imaginase que su prima estaba a punto de salir con el mejor amigo de su gran rival no se atrevería a dejarla sola ni un momento.


Mari estaba ansiosa, pero después se acordó que no tenía su número, «rayos»… se quedó en la cama pensando que hacer para poder comunicarse con él o será qué se arriesgaba a llegarse hasta su casa, lo malo es que era de noche y caminar por esa calle sola era algo arriesgado, pero a ella no le importaba, era la típica chica que no veía los peligros a su alrededor solo buscaba un poco de diversión, a pesar de ser mayor que Invitado era mucho más atrevida.
Sin pensarlo dos veces agarró su cartera y se fue en dirección a la casa del querido duende, el camino estaba solo, al doblar por una calle se encontró con un grupo de motorizados, ella les calculó alrededor de unos 24 a 27 años, mucho mayores que ella, siguió caminando sin demostrar que estaba algo asustada, al pasar por allí sintió todas las miradas postradas en ella, tomo aire y siguió avanzando.

– ¿A dónde vas muñeca? –Volteó a ver de quien era la ronca voz y pudo ver a un chico, algo alto, completamente tatuado y un cigarro en la boca. Decidió ignorarlo y siguió su camino.
– ¿No escuchaste a mi amigo? –Preguntó otro de contextura gorda, chivoso y ojos negros intensos.

Mari no podía negar lo asustada que estaba, aceleró el paso y se prensó al sentir que uno de los chicos se encontraba siguiéndola. No mires atrás, no mires atrás, indicaba la chica en su mente, pero su cuerpo se tensó totalmente al sentir el brazo musculoso del chico que estaba siguiéndola, eran 7 en total.

- ¿Vas a tener qué aprender a escuchar a tus mayores? –Susurró el chico muy cerca de su oreja, pero tan fuerte que pudieron escuchar los demás, los cuales soltaron una tremenda carcajada maléfica.
- Suéltame, por favor –ordenó la castaña con voz cristalizada a punto de llorar.
- ¿Estás nerviosa? –Se apegó un poco más el chico.
- ¡QUÉ ME SUELTES! –Ordenó la chica un poco más duro al sentir el miedo por sus venas.
- No debiste hablarme así –habló muy fuerte aquél chico y la llevo casi arrastrada ante sus amigos.
- Pero ¿qué tenemos aquí? una nenita que no sabe respetar a los mayores –comentó el primer chico que le había hablado.
- Le pido que me dejen en paz –dijo Mari mirando al suelo encogida de hombros, quería salir de ese lugar lo más pronto posible.

Estaba punto de zafarse del musculoso para luego salir huyendo de aquél horrible lugar, del susto había olvidado por completo su cita con Niall.

- No vale la pena Craig –esta vez habló un castaño de cabellos ondulados y ojos verdosos, tenía un leve parecido con su primo, pero claramente Harry era más simpático.
- ¿Qué me quieres decir? –Atacó el chico que tenía por nombre Craig.
- ¡Qué la dejes en paz! –replicó el castaño.
- Suéltala Iván –le comentó Craig al musculoso que agarraba a Mari, el cual se llamaba Iván.
- Sal corriendo –indicó el castaño mirándola fijamente.

Ella sin pensarlo salió corriendo sin saber a dónde iba, dobló una calle y se sentó en un murito que encontró, se sentó a llorar y luego se acordó de su cita con Niall, se paró firmemente. Vamos Mari no seas cobarde, tienes que ir. Se secó las pocas lágrimas que había soltado y siguió caminando, justo cuando le faltaba una cuadra por llegar escuchó una moto acercarse a ella, no quiso voltear a ver, su corazón se aceleró, cuando sintió la moto justo al lado de ella, intentó ver de reojo pero el conductor poseía un casco, hizo como si no lo hubiera visto y siguió en dirección a su cita.
El chico que se encontraba en la moto aceleró un poco más y se adelantó. Inmediatamente se quitó el casco y ella pudo verlo.

– ¿Cómo se te ocurre caminar tan sola por aquí? –Era nada más y nada menos que su cita, le lanzó una mirada fulminante.
– Sí al menos me fueses dado un teléfono para comunicarme contigo tal vez te fuese avisado que estaba lista.
– Tú tampoco me dijiste, además yo sé dónde vives y te iba a buscar.
– ¿Ah? –Puso una expresión de confusión, «¿cómo sabía él?»
– Mi amigo fue un día para allá, así que le pregunté.
– ¿Qué amigo?
– Después te digo, ahora vamos a disfrutar de esta noche –se quitó la cazadora y se la colocó a ella.
– No sabes por el susto que pasé.
– ¿Qué te pasó?
– ¿Qué me pasó? –se exaltó– un grupo de motorizados intentaron hacerme algo, si no fuese sido por el castaño no sé que me hubiesen hecho Iván y Craig…

La chica iba a continuar hablando pero inmediatamente la interrumpió Niall.

– ¿Quién dijiste que te había hecho eso?
– Iván y Craig, así les llamó el castaño.

El chico se enfureció al escuchar esos nombres. Mari pudo ver como Niall apretaba sus puños fuertemente tratando de controlar la furia que cargaba.

– ¿Los conoces? –Preguntó Mari algo preocupada. Niall volteó a verla mientras prendía un cigarro.
– Son amigos –la castaña al escuchar eso soltó una risa sarcástica.
– ¿Amigos? ¿Entonces por qué te pusiste de esa manera cuándo los mencioné? ¿Por qué no me dijiste que tenías una moto? ¿Por qué me dejaste sola? ¿Acaso estabas viéndome cuando ellos me estaban agarrando? –Decía desesperada Mari tratando de conseguir una respuesta.
– ¡Cállate! –Gritó el chico– Disculpa... –se arrepintió totalmente de haberle gritado– pero es que andas muy alterada, me molesté porque los amigos no deben hacerle cosas indebidas a la chica de sus amigos.
– ¿La chica?
– Hagamos algo, no arruinemos esta noche y demos una vuelta ¿sí? no me gusta discutir y menos contigo, apenas estamos conociéndonos.
– Pero ya dijiste que era tu chica –le replicó.
– Móntate por favor.

La chica todavía estaba molesta por lo que había pasado anteriormente con los motorizados. Se montó y rodeó con sus brazos la cintura del rubio.

– Mari –comenzó a hablar el chico– no te quise decir que saldríamos en moto porque era una sorpresa, y si te hubiera visto con aquellos chicos fuese intervenido.
– Disculpa –esta vez se calmó– y… ¿cómo se llama el castaño?
– ¿Te gustó?
– No tonto, solo curiosidad.
– Solo quiero advertirte que él tiene una novia, muy celosa por cierto.
– Ajá…
– Su nombre es Erick.
– ¡Bonito nombre! –Exclamó la castaña– se parece a mi hermano –soltó una risita– por cierto, ¿qué amigo tuyo entró a mi casa?

El rubio se prensó, sabía que si le contaba iba hacer que ella se enojara de nuevo.

– No lo conoces –le contestó.
– Como digas –apoyó su quijada en la espalda del rubio, sus manos se aferraron más a su diminuta cintura.
– ¿Te gusta?

La chica se sonrojó.

– ¡Ya llegamos! –Exclamó el rubio.
– ¿Dónde estamos? –Preguntó confundida.

Niall estacionó la moto mientras ella se bajaba a observar el paisaje, era como un edificio abandonado.

– Tal vez no parezca bonito por fuera pero sígueme –le extendió la mano.

Ella le brindó una sonrisa y ambos entraron al edificio abandonado, por dentro no se veía nada pero sabía perfectamente que estaba subiendo las escaleras hasta llegar a la azotea, se quedó sorprendida al ver toda la ciudad, se veía perfectamente desde esa altura.

– ¿Para qué ir a los miradores si desde aquí se puede ver todo perfectamente? –Comentó el rubio.
– Es hermoso –comentó la chica.
– ¿Te gustó?
– Sí –se volteó a mirarlo.
– Ma-a-ri –titubeó.
– ¿Qué? –Lo miró.
– Hay algo que he querido hacer desde la primera vez que te vi.
– ¿Qué cosa?

El chico sin pensarlo tomó de su cintura y unió sus labios con la castaña, ella sintió miles de cosas al besarlo. Después de separar sus labios unieron sus frentes, y ese había sido el primer beso de Mari con el rubio, era tal y como se lo imaginaba, especial, único y además le gustaba demasiado aunque ella no supiese el terrible historial del él, pero como dijo Invitado cuando llega la chica ideal cualquier hombre puede cambiar. El celular de ella empezó a sonar insistentemente, se prensó al ver quien la llamaba.

– ¿Primo? –Contestó la chica nerviosa.

¿Para qué la estaría llamando?

– No, es Invitado, te venía a avisar que tu primo fue al baño y después irá para la casa y ya no sé que hacer para detenerlo.
– ¿Por qué me llamaste de su teléfono? Hiciste que me diera un susto terrible.
– Es que el mio no tiene saldo, disculpa… mira tengo que colgar, hablamos después.

Mari trancó y se quedó mirando al rubio.

– ¿Quién era? –Preguntó el chico preocupado.
– Invitado –respondió al instante.
– Ah… tengo tiempo que no hablo con ella ¿cómo está?
– Mejor, por suerte el bebé no está grave.
– ¿Qué bebé? –La miró confundido.
– Invitado no te dijo nada ¿verdad?
– ¿Qué cosa? –se prensó el rubio.

La chica quería que la tierra la tragara, seguramente si Invitado no le había mencionado algo a él era por algo, pero ya era demasiado tarde y el error ya estaba cometido.

– Ella –bajó la cabeza– está embarazada.

El rubio se quedó boquiabierto al enterarse, pero se molesto porque tanto Invitado como Zayn se lo ocultaron.

– ¿Pasa algo? –Lo miró Mari preocupada.
– Nada, solo que… esto me agarró desprevenido.

Era un momento incómodo para ambos.

– Tengo que irme a casa –dijo Mari para cambiar el tema que tenían anteriormente.
– Como digas, yo te llevo.
– Déjame a una cuadra antes –le suplicó.
– No te dejaré sola otra vez.
– Entonces vamos rápido, no quiero tener problemas con mi primo.
– Lo menos que quiero es causarte eso.

Ambos bajaron rápido el edificio y se montaron en la moto, el chico tenía girado todo el acelerador.

– Te dije que fuéramos rápido, pero no tanto –dijo nerviosa.
– No te preocupes –trató de calmarla.

Llegaron más rápido de lo esperado y más aún con la velocidad que iba el rubio.

– Me las pagarás –comentó Mari ya aliviada por pisar suelo.
– No iba a dejar que ganaras problemas con tu primo –dijo simpático.
– Gracias por todo –se acercó de forma atrevida hacia él– fue estupendo –susurró cuando ya estaba más cerca.
– Lo mismo digo –comentó el rubio mientras ella se acercaba más hacia él, quiso ser astuto y arrancó justo cuando ella estaba a punto de darle un beso.


– Tonto –lo miró intensamente.
– Hasta mañana –culminó y se fue.

Ella entró al apartamento algo exhausta y más por el susto que había pasado con esos tipos, subió a su cuarto y se quitó las botas de un tirón, al escuchar la puerta principal se abalanzó rápidamente sobre la cama haciéndose la dormida por si Harry pasase por su cuarto a ver como estaba, tal y como ella lo esperaba así fue, el ruloso se asomó por la puerta a chequear como se encontraba, él era un gran protector. Cuando sintió que había salido abrió los ojos y comenzó a rozar sus dedos por los labios suavemente recordando el beso de Niall, le estaba gustando más de la cuenta aquél simpático chico.

El ruloso se acostó y quiso llamar a Invitado para desearle una buena noche, estaba algo contento porque lo habían llamado para trabajar con su tío en una pastelería, algo que él le encantaba, cosas de cocina.

– Hola Harry ¿cómo está todo? –Contestó Invitado.
– Bien, ¿por qué lo preguntas?
– Cosas –rió.
– Te quiero demasiado Invitado –la chica se quedó callada.
– ¿Estás sonrojada verdad? –Preguntó el chico.
– ¿Cómo lo sabes? –Preguntó risueña.
– En el poco tiempo que llevo tratándote se puede decir que te conozco.
– Bueno creo que debo descansar –cambió el tema– mañana es mi primera ecografía.
– Ah, supongo que irá Zayn ¿no?
– Es su obligación –habló cortante.
– Entonces esperaré a que llegues mañana.
– Harry…
– ¿Qué?
– Yo también te quiero.
Harry se sonrojó–. ¡Buenas noches!
– Igual –respondió Invitado y trancó.




– ¡Buenos días princesita! –Se escuchó una voz tierna.
– Hola ma’ –respondí al verla.
– ¿Sabes qué día es hoy?
– Sí ma’ –me restregué el cabello– la cita con el doctor.
– Siii –dijo entusiasmada– te harán tu primera ecografía ¿no te emociona?
– Claro, ¿por qué lo mencionas? –Pregunté aún adormilada.
– Por tu cara –se quedó pensando– no pareces contenta.
– Sí lo estoy pero tengo sueño todavía –reí ante mi comentario porque ella sabía perfectamente lo floja que era, aunque también tenía esa cara debido a que Harry no estaría allí.

El timbre retumbó la casa.

– Creo que es Zayn –dijo mi madre algo desanimada.
– Es el padre –traté de recordarle.
– Por desgracia.
– ¡Mamá! –Le repliqué.
– Disculpa, no debía haber dicho eso –las palabras de mi mamá me habían molestado mucho, pero decidí ignorarlas y hacer como sí nunca las hubiera escuchado.
– No te preocupes –dije en palabras resumidas para no tener que discutir por su comentario anterior– debería irme vistiendo –comenté mientras iba al baño.
– Yo iré abrirle a… –la miré antes que fuera a decir otro comentario– Zayn iba a decir –me di la vuelta y fui al baño.

Tenía como dos días que no lo veía después del inconveniente en la sala de emergencias. Me bañé y vestí lo más rápido posible, no quería que Zayn se quedara mucho tiempo a solas con mi mamá, me coloqué los aretes y bajé. Al ver a Zayn mi corazón latió fuerte, lo saludé con la mano y una media sonrisa.

– Hola –respondió de forma seca.
– Bueno, deberíamos ir saliendo para llegar temprano –comentó mi madre.

Ambos asentimos. El camino en el taxi fue silencioso, pero a dios gracia corto, no soportaría tanto silencio. Entramos a la clínica, por suerte era la segunda, mis nervios estaban a millón y Zayn al igual que mi madre no había emitido ninguna palabra desde que llegaron, no tuve que esperar mucho, tan solo unos 15 minutos que a la vez fueron incómodos por el silencio de mi mamá y Zayn.

– Srta Invitado «tu apellido» –salió un señor de cabellos grisáceos y contextura gorda.

Miré a mi madre y pasé junto a ella a mi lado, podía sentir los pasos de Zayn atrás de nosotras.

– Debes colocarte esto querida –me pasó una bata azul muy finita y casi transparente.
– Iba ponérmelo cuando intervino.
– Debes desnudarte –se rió, en realidad nunca había ido a un lugar así, era mi primera vez, me sonrojé–. Allá hay un baño –lo señaló. Asentí con la cabeza y entré, me puse la bata algo rápido y salí de nuevo, miré a todos con timidez, absoluta timidez.
– Vamos a ver cómo está eso –habló el doctor y me recostó a la camilla, estaba temblando–. Tranquila que no pasará nada malo –dijo al sentir mi pulso acelerado. Me estremecí cuando cayó el gel frío en mi vientre, miré al monitor donde se reflejaba todo lo que él tocaba–. Como podemos ver –señaló la pantalla– ese punto blanco es el embrión y ese más chico es su corazón.

Podía verlo perfectamente, me entró una emoción increíble.

– Y ahora, vamos a escucharlo –utilizó un ultrasonido y se pudo escuchar claramente los latidos de su pequeñito corazón, las lágrimas de felicidad comenzaron a salir solas–. Está latiendo rápido y fuertemente.

Mire a mi madre que andaba al igual de emocionada que yo, pero me quedé sorprendida al ver una pequeña lágrima correr por la mejilla de Zayn. Lo miré y él me apretó fuertemente los brazos compartiéndome una sonrisa, las palabras sobraban en ese momento.

– ¿Ud. es el padre no? –Lo señaló el doctor.
– Si –respondió afirmativamente.
– Déjeme decirle que su bebé se encuentra en perfecto estado.

Todos estábamos felices, me sentía muy agradecida por la oportunidad que me brindó Dios al permitir que mi bebé siguiera con vida después de lo que había hecho.

Awww mi dios! mari y niall que ternuras *-*
Nunca me imagine que Zayn soltara una lagrima, eso fue algo totalmente inesperado
Me encantaron los 3 ultimos capitulo
Besitoooos