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Pasado Imborrable [Joe&Tu]
O W N :: Archivos :: Novelas Abandonadas
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Página 2 de 9. • 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9
Re: Pasado Imborrable [Joe&Tu]
Ahhh NUEVA LECTORA!!!
Dioos como lo puedes dejar ahi!?
Que le dira!! ?
Esto es mucho para mi corazon haha
Muchas gracias por subir la novela!!
Espero la conti con ansias ;)
Dioos como lo puedes dejar ahi!?
Que le dira!! ?
Esto es mucho para mi corazon haha
Muchas gracias por subir la novela!!
Espero la conti con ansias ;)
Augustinesg
Re: Pasado Imborrable [Joe&Tu]
¡ MARATÓN!
Capítulo II
____ sabía que no podía salir corriendo porque era evidente que Joe Jonas había querido encontrarla. ¿Por qué?, se preguntó.
Sólo tenía que pensar en la mujer con la que estaba por la noche en el restaurante y, en comparación, ella no quedaba muy bien parada.
Aquel día llevaba sus habituales vaqueros anchos, varias capas de jerséis de lana para evitar el frío de enero, zapatillas de deporte, una parka de segunda mano y un gorro de lana para controlar su pelo. Él, por otro lado, parecía el magnate que era, con un elegante abrigo de cachemir negro.
Sin duda, ya estaba lamentando la impetuosa decisión de ir a buscarla al verla con esa pinta, pensó ____. Pero entonces Joe miró el cochecito de Lola...
Su hija. ¿Se daría cuenta?
Inmediatamente, se dijo a sí misma que era imposible que supiera nada. ¿Por qué iba a pensar que Lola era hija suya?
Además, en cuanto le dijera que era su hija, Joe Jonas movería cielos y tierra para demostrar que estaba mintiendo. Eso era lo que había hecho en otras ocasiones.
Pero cuando la paternidad quedase demostrada, intentaría controlar la vida de su hija. Exactamente lo mismo que había hecho su padre.
Lo sabía porque Joe pertenecía al mismo mundo que John Bastion, un mundo de hombres poderosos y despiadados, hombres que dominaban todo lo que había a su alrededor.
En cuanto supo su nombre pensó que era increíble que no lo hubiera reconocido. Incluso recordaba a su padre hablando amargamente de Joe Jonas en más de una ocasión: «si crees que yo soy despiadado, espero que no te encuentres nunca conJoe Jonas. Ese hombre es de hielo. Si pudiese arruinarlo, lo haría, pero el canalla no descansaría hasta que hubiera resucitado de entre los muertos para destrozarme. Algunas peleas no merecen la pena, pero daría cualquier cosa por ver que alguien machaca a ese arrogante».
Su padre había sido un hombre obsesivo y el recuerdo de la admiración que, en el fondo, sentía por Joe Jonas, habría matado cualquier posibilidad de que se pusiera en contacto con él.
Lo único que podía hacer era escapar con Lola, ir a algún otro sitio, lejos de Londres, hasta que pudiera decidir qué iba a hacer con su vida.
Y se alegraba de su horrible aspecto porque gracias a eso, seguramente Joe Jonas subiría a su lujoso coche y desaparecería de su vida hasta que ella volviera a ponerse en contacto con él... cuando estuviera lista para hacerlo. Pensando eso, ____ siguió caminando.
Joe observó a la mujer que se acercaba al portal. Por un segundo, tuvo dudas. ¿Era____? A distancia y sin ningún artificio, no parecía muy atractiva. Y su cuerpo estaba oculto por varias capas de ropa... nada elegante, por cierto.
Y tenía un hijo, además. Sintió entonces algo sospechosamente parecido a la desilusión, pero de inmediato se dijo que era una tontería. Un hijo era una complicación innecesaria.
Aunque tal vez se había equivocado de persona, tal vez el nombre era una extraña
coincidencia.
Pero entonces ella se detuvo a su lado y cualquier pensamiento sobre hijos o complicaciones se esfumó de su mente porque volvió a sentir esa extraña punzada de deseo.
Era ella.
A pesar de su aspecto, podía ver sus preciosos ojos verdes rodeados de largas pestañas, la delicada estructura ósea, sus generosos labios. Y su pelo, los rebeldes rizos escapando del gorro de lana le recordaron el momento que la vio en la discoteca.
Estaba enfadado consigo mismo por haber ido allí, odiando haberse dejado llevar por una extraña inquietud, y entonces la vio. Con un pantalón vaquero ajustado y un chaleco sin mangas, nada que ver con las demás mujeres que llenaban el sitio. Bailaba con una expresión intensa, como empujada por demonios interiores, y algo en ella lo había atraído de manera inmediata.
Joe no podía dejar de mirar sus firmes pechos, marcados bajo la delgada tela del chaleco, mientras bailaba con total abandono.
Él había visto a muchas mujeres guapas, vestidas y desnudas, pero algo en aquella chica le había parecido increíblemente atractivo. Con ese pelo tan rizado tenía un aspecto salvaje, libre, que lo atraía a un nivel básico, primitivo.
Le había parecido exquisita. Era exquisita. Aunque se daba cuenta de que había perdido peso en esos dos años.
Además del alivio que sintió al saber que no se había equivocado de persona, sintió también una rabia absurda al ver que vivía en una zona tan peligrosa.
Y esa rabia lo sorprendió. Las mujeres no solían despertar en él sentimientos protectores. Los chicos que estaban sentados en los escalones habían intentado intimidarlo cuando salió del coche para llamar al portero automático, pero después de fulminarlos con la mirada parecían haber reconocido que era un peligro y lo habían dejado en paz.
Había estado a punto de marcharse al no encontrarla en casa, pero allí estaba. Y no pensaba ir a ningún sitio.
____ decidió fingir que no sabía quién era, que no había vuelto a verlo la noche anterior. Era una cobardía, por supuesto, pero contaba con que él quisiera escapar de alguien que parecía una indigente.
–¿Me deja pasar?
Él no se apartó. Sus penetrantes ojos grises estaban clavados en ella con una intensidad que la asustaba y que hacía que se pusiera colorada hasta la raíz del pelo. Sin poder evitarlo, en su mente se formaron imágenes de esa noche, de sus cuerpos cubiertos de sudor moviéndose al unísono para llegar al clímax...
–¿Por qué saliste corriendo anoche?
Su voz ronca interrumpió tan turbadoras imágenes.
–Mi hija... tenía que volver a casa con mi hija.
Después de decirlo se mordió los labios. Había caído en la trampa como una tonta.
En ese momento empezó a llover y los chicos que estaban en los escalones corrieron a buscar refugio. Joe Jonas señaló el portal.
–Deja que te ayude con el cochecito.
____ protestó.
–No hace falta, puedo hacerlo sola...
Pero mientras hablaba, él sujetó el cochecito y lo levantó como si no pesara nada. Y ____ tuvo que soltarlo o habrían terminado peleándose.
Podía sentir las gotas de lluvia cayendo sobre su gorro de lana, de modo que no tuvo más remedio que seguirlo hasta el portal.
Una vez en su apartamento, Joe Jonas dejó el cochecito en el suelo con una suavidad que momentáneamente desarmó a ____. Seguía atónita, en realidad.
–¿Tienes una toalla?
–¿Una toalla? –repitió ella tontamente.
–Sí, una toalla. Estoy empapado y tú también.
–Una toalla –repitió ____ de nuevo. Y luego, por fin, salió de su estupor–. Sí, claro.
«Dale la toalla para que se seque y luego se marchará».
____ entró en el dormitorio que compartía con Lola y poco después volvió al salón con una toalla en la mano, intentando no pensar que Joe Jonas era tan grande que el salón parecía diminuto.
–Primero tú, estás empapada. Imagino que tendrás más de una toalla...
–Sí, claro. Sécate con ésa, yo voy a buscar otra.
¿Por qué no se iba?
Cuando volvió al salón vio que estaba secándose el pelo con movimientos bruscos. Se había quitado elabrigo, que había colgado en el respaldo de una silla, y el impecable traje que llevaba la hizo tragar saliva al recordar el fabuloso cuerpo que había debajo.
Brillaba de vitalidad y fuerza, haciendo que ella se sintiera pálida y débil por comparación.
–Deberías quitarte la parka y el gorro... están mojados. ¿No tienes calefacción?
Con desgana, ____ se quitó el gorro y la parka. Su melena rizada caía sobre sus hombros y podía imaginar lo encrespada que estaría por culpa de la lluvia. Le gustaría hacerse una coleta o algo... y le daba rabia que Rico la hiciera sentirse tan incómoda.
–Se ha estropeado esta mañana, pero vendrán a repararla enseguida.
Joe Jonas pareció cómicamente sorprendido.
–¿No tienes calefacción? Pero tienes un hijo y hace un frío terrible...
–Es el primer día que estamos sin calefacción, pero vendrán a arreglarla enseguida. ¿Quieres un café?
Rico clavó su mirada en ella, esbozando una sonrisa al reconocer su capitulación.
–Me encantaría tomar un café. Solo, sin azúcar.
Como él, pensó ____ mientras iba a la cocina. Lo único que esperaba era que Lola no despertase y que Joe Jonas hubiera satisfecho la sorprendente curiosidad que parecía sentir por ella y se marchase de una vez.
Joe miró alrededor conteniendo un escalofrío de horror. Sin tener a ____ delante, su
cerebro parecía funcionar con normalidad... más o menos. Pero, de nuevo, cuestionó la sensatez de ir allí, sobre todo al ver el cochecito.
El impulso sensato era encontrar una excusa más o menos plausible para marcharse, pero otro impulso, más poderoso, lo obligaba a quedarse. Aunque hubiese un niño inesperado. **
____ sabía que no podía salir corriendo porque era evidente que Joe Jonas había querido encontrarla. ¿Por qué?, se preguntó.
Sólo tenía que pensar en la mujer con la que estaba por la noche en el restaurante y, en comparación, ella no quedaba muy bien parada.
Aquel día llevaba sus habituales vaqueros anchos, varias capas de jerséis de lana para evitar el frío de enero, zapatillas de deporte, una parka de segunda mano y un gorro de lana para controlar su pelo. Él, por otro lado, parecía el magnate que era, con un elegante abrigo de cachemir negro.
Sin duda, ya estaba lamentando la impetuosa decisión de ir a buscarla al verla con esa pinta, pensó ____. Pero entonces Joe miró el cochecito de Lola...
Su hija. ¿Se daría cuenta?
Inmediatamente, se dijo a sí misma que era imposible que supiera nada. ¿Por qué iba a pensar que Lola era hija suya?
Además, en cuanto le dijera que era su hija, Joe Jonas movería cielos y tierra para demostrar que estaba mintiendo. Eso era lo que había hecho en otras ocasiones.
Pero cuando la paternidad quedase demostrada, intentaría controlar la vida de su hija. Exactamente lo mismo que había hecho su padre.
Lo sabía porque Joe pertenecía al mismo mundo que John Bastion, un mundo de hombres poderosos y despiadados, hombres que dominaban todo lo que había a su alrededor.
En cuanto supo su nombre pensó que era increíble que no lo hubiera reconocido. Incluso recordaba a su padre hablando amargamente de Joe Jonas en más de una ocasión: «si crees que yo soy despiadado, espero que no te encuentres nunca conJoe Jonas. Ese hombre es de hielo. Si pudiese arruinarlo, lo haría, pero el canalla no descansaría hasta que hubiera resucitado de entre los muertos para destrozarme. Algunas peleas no merecen la pena, pero daría cualquier cosa por ver que alguien machaca a ese arrogante».
Su padre había sido un hombre obsesivo y el recuerdo de la admiración que, en el fondo, sentía por Joe Jonas, habría matado cualquier posibilidad de que se pusiera en contacto con él.
Lo único que podía hacer era escapar con Lola, ir a algún otro sitio, lejos de Londres, hasta que pudiera decidir qué iba a hacer con su vida.
Y se alegraba de su horrible aspecto porque gracias a eso, seguramente Joe Jonas subiría a su lujoso coche y desaparecería de su vida hasta que ella volviera a ponerse en contacto con él... cuando estuviera lista para hacerlo. Pensando eso, ____ siguió caminando.
Joe observó a la mujer que se acercaba al portal. Por un segundo, tuvo dudas. ¿Era____? A distancia y sin ningún artificio, no parecía muy atractiva. Y su cuerpo estaba oculto por varias capas de ropa... nada elegante, por cierto.
Y tenía un hijo, además. Sintió entonces algo sospechosamente parecido a la desilusión, pero de inmediato se dijo que era una tontería. Un hijo era una complicación innecesaria.
Aunque tal vez se había equivocado de persona, tal vez el nombre era una extraña
coincidencia.
Pero entonces ella se detuvo a su lado y cualquier pensamiento sobre hijos o complicaciones se esfumó de su mente porque volvió a sentir esa extraña punzada de deseo.
Era ella.
A pesar de su aspecto, podía ver sus preciosos ojos verdes rodeados de largas pestañas, la delicada estructura ósea, sus generosos labios. Y su pelo, los rebeldes rizos escapando del gorro de lana le recordaron el momento que la vio en la discoteca.
Estaba enfadado consigo mismo por haber ido allí, odiando haberse dejado llevar por una extraña inquietud, y entonces la vio. Con un pantalón vaquero ajustado y un chaleco sin mangas, nada que ver con las demás mujeres que llenaban el sitio. Bailaba con una expresión intensa, como empujada por demonios interiores, y algo en ella lo había atraído de manera inmediata.
Joe no podía dejar de mirar sus firmes pechos, marcados bajo la delgada tela del chaleco, mientras bailaba con total abandono.
Él había visto a muchas mujeres guapas, vestidas y desnudas, pero algo en aquella chica le había parecido increíblemente atractivo. Con ese pelo tan rizado tenía un aspecto salvaje, libre, que lo atraía a un nivel básico, primitivo.
Le había parecido exquisita. Era exquisita. Aunque se daba cuenta de que había perdido peso en esos dos años.
Además del alivio que sintió al saber que no se había equivocado de persona, sintió también una rabia absurda al ver que vivía en una zona tan peligrosa.
Y esa rabia lo sorprendió. Las mujeres no solían despertar en él sentimientos protectores. Los chicos que estaban sentados en los escalones habían intentado intimidarlo cuando salió del coche para llamar al portero automático, pero después de fulminarlos con la mirada parecían haber reconocido que era un peligro y lo habían dejado en paz.
Había estado a punto de marcharse al no encontrarla en casa, pero allí estaba. Y no pensaba ir a ningún sitio.
____ decidió fingir que no sabía quién era, que no había vuelto a verlo la noche anterior. Era una cobardía, por supuesto, pero contaba con que él quisiera escapar de alguien que parecía una indigente.
–¿Me deja pasar?
Él no se apartó. Sus penetrantes ojos grises estaban clavados en ella con una intensidad que la asustaba y que hacía que se pusiera colorada hasta la raíz del pelo. Sin poder evitarlo, en su mente se formaron imágenes de esa noche, de sus cuerpos cubiertos de sudor moviéndose al unísono para llegar al clímax...
–¿Por qué saliste corriendo anoche?
Su voz ronca interrumpió tan turbadoras imágenes.
–Mi hija... tenía que volver a casa con mi hija.
Después de decirlo se mordió los labios. Había caído en la trampa como una tonta.
En ese momento empezó a llover y los chicos que estaban en los escalones corrieron a buscar refugio. Joe Jonas señaló el portal.
–Deja que te ayude con el cochecito.
____ protestó.
–No hace falta, puedo hacerlo sola...
Pero mientras hablaba, él sujetó el cochecito y lo levantó como si no pesara nada. Y ____ tuvo que soltarlo o habrían terminado peleándose.
Podía sentir las gotas de lluvia cayendo sobre su gorro de lana, de modo que no tuvo más remedio que seguirlo hasta el portal.
Una vez en su apartamento, Joe Jonas dejó el cochecito en el suelo con una suavidad que momentáneamente desarmó a ____. Seguía atónita, en realidad.
–¿Tienes una toalla?
–¿Una toalla? –repitió ella tontamente.
–Sí, una toalla. Estoy empapado y tú también.
–Una toalla –repitió ____ de nuevo. Y luego, por fin, salió de su estupor–. Sí, claro.
«Dale la toalla para que se seque y luego se marchará».
____ entró en el dormitorio que compartía con Lola y poco después volvió al salón con una toalla en la mano, intentando no pensar que Joe Jonas era tan grande que el salón parecía diminuto.
–Primero tú, estás empapada. Imagino que tendrás más de una toalla...
–Sí, claro. Sécate con ésa, yo voy a buscar otra.
¿Por qué no se iba?
Cuando volvió al salón vio que estaba secándose el pelo con movimientos bruscos. Se había quitado elabrigo, que había colgado en el respaldo de una silla, y el impecable traje que llevaba la hizo tragar saliva al recordar el fabuloso cuerpo que había debajo.
Brillaba de vitalidad y fuerza, haciendo que ella se sintiera pálida y débil por comparación.
–Deberías quitarte la parka y el gorro... están mojados. ¿No tienes calefacción?
Con desgana, ____ se quitó el gorro y la parka. Su melena rizada caía sobre sus hombros y podía imaginar lo encrespada que estaría por culpa de la lluvia. Le gustaría hacerse una coleta o algo... y le daba rabia que Rico la hiciera sentirse tan incómoda.
–Se ha estropeado esta mañana, pero vendrán a repararla enseguida.
Joe Jonas pareció cómicamente sorprendido.
–¿No tienes calefacción? Pero tienes un hijo y hace un frío terrible...
–Es el primer día que estamos sin calefacción, pero vendrán a arreglarla enseguida. ¿Quieres un café?
Rico clavó su mirada en ella, esbozando una sonrisa al reconocer su capitulación.
–Me encantaría tomar un café. Solo, sin azúcar.
Como él, pensó ____ mientras iba a la cocina. Lo único que esperaba era que Lola no despertase y que Joe Jonas hubiera satisfecho la sorprendente curiosidad que parecía sentir por ella y se marchase de una vez.
Joe miró alrededor conteniendo un escalofrío de horror. Sin tener a ____ delante, su
cerebro parecía funcionar con normalidad... más o menos. Pero, de nuevo, cuestionó la sensatez de ir allí, sobre todo al ver el cochecito.
El impulso sensato era encontrar una excusa más o menos plausible para marcharse, pero otro impulso, más poderoso, lo obligaba a quedarse. Aunque hubiese un niño inesperado. **
Ed Sheeran
Re: Pasado Imborrable [Joe&Tu]
¡MARATON!
Capitulo II (Continuación)
Era una niña, comprobó Joe, mirando por encima de la capota transparente. Y muy pequeña, de modo que debía haberla tenido después de que ellos se conocieran. Y aunque sabía que no tenía ningún derecho a enfadarse por eso, se enfadó.
Incluso verla quitarse el gorro y la parka había hecho que casi olvidase la presencia de la niña. El movimiento de sus manos le había recordado sus caricias en la parte más sensible de su anatomía hasta que tuvo que suplicarle que parase...
Joe frunció el ceño. ¿Por qué había querido negar ____ que lo conocía? Aunque se hubiera marchado por la mañana, él sabía que el encuentro había sido tan sorprendente para ella como para él. La expresión atónita en su rostro después del primer orgasmo se lo había dejado claro.
Él sabía que era un buen amante, pero lo que había experimentado esa noche con ____ había sido algo desconocido. Y que no había vuelto a experimentar nunca más. ¿Era por eso por lo que necesitaba verla de nuevo? ¿Para averiguar si había sido su imaginación o... algo más?
Él nunca había querido «algo más» de una mujer, pero esa noche ____ lo había afectado de tal modo que desde entonces se sentía insatisfecho. Esa insatisfacción había destrozado las pocas relaciones que había tenido desde entonces y después de volver a verla la noche anterior quería estar con ella de nuevo.
Cuando oyó que ____ volvía a entrar en el salón se volvió para mirarla. Pero ella apartó la mirada, nerviosa.
¿Por qué estaba tan nerviosa?
____ intentó escapar de la mirada de Joe ocupándose de Lola que, afortunadamente, seguía durmiendo, sus mejillas rojas y su boquita de piñón haciendo un puchero. Sus largas pestañas negras caían sobre las mejillas regordetas y el corazón de ____ se llenó de amor, como le pasaba siempre que miraba a su hija. Y, en ese momento, sintió una punzada de remordimientos al saber que estaba negándole al padre de Lola la verdad cuando estaba a un metro de ella.
Pero aplastó esos remordimientos, diciéndose a sí misma que lo hacía por una buena razón.
–¿Qué quieres de mí? –le preguntó, cruzándose de brazos.
Joe se dejó caer sobre el viejo sofá y le hizo un gesto para que hiciese lo propio.
Dejando escapar un suspiro, más por miedo que por otra cosa, ____ se sentó en el sillón.
–Me gustaría saber por qué has fingido que no me conocías cuando tú sabes que nos conocemos íntimamente.
____ se puso colorada hasta la raíz del pelo.
–Sé muy bien que nos conocemos, pero no tengo la menor intención de volver a estar contigo.
Él la miró en silencio durante unos segundos antes de replicar:
–Puede que no lo creas, pero lamenté dejarte como lo hice esa mañana.
Ella apretó los labios para disimular un escalofrío de emoción. No lo creía, seguramente no había vuelto a pensar en ella. Pero tal vez al verla la noche anterior había pensado que sería muy fácil volver a seducirla.
–Pues yo no –le dijo–. Y olvidas que me dejaste una notita.
–No sé lo que pensarás de mí, pero no tengo costumbre de ligar con una desconocida en una discoteca e ir a un hotel a pasar la noche.
____ se encogió de hombros, como si no tuviera importancia. –No lo sé, no he pensado si era una costumbre para ti o no.
–Tal vez para ti las aventuras de una noche son algo habitual...
–¿Cómo te atreves a decir eso? Yo no había tenido una aventura hasta que te conocí.
Joe arqueó una ceja.
–Y, sin embargo, no tuviste ningún problema para acostarte conmigo, ____ Butler.
Ella lo miró, perpleja. Sabía su apellido... sí, claro, tenía que saberlo porque había encontrado su dirección. Y seguramente sería capaz de encontrarla fuese donde fuese.
–¿Entonces es tu nombre de verdad?
Ella asintió con la cabeza, nerviosa.
–Mi madre tenía obsesión por ____ Rose Lee, por eso me puso ese nombre.
No le contó que durante gran parte de su vida nadie la había llamado así. Esa parte de su vida había terminado cuando su padre murió.
–Dime qué es lo que quieres, tengo cosas que hacer.
–Veo que estás deseando escapar de mí. Y has tenido que pagar un precio muy alto... sé que anoche perdiste tu trabajo precisamente por salir corriendo.
–¿Cómo lo sabes?
Joe se encogió de hombros.
–A veces, los camareros son muy indiscretos. ¿Dónde está el padre de tu hija?
«Sentado delante de mí», pensó ____, pero enseguida levantó la barbilla en un gesto orgulloso.
–Estamos solas.
–¿No tienes más familia?
Ella negó con la cabeza, intentando ignorar la sensación de soledad que provocaban sus palabras.
–Pues eso demuestra que tengo razón, ¿no?
–¿A qué te refieres?
–Te acostaste conmigo y luego con otro hombre poco después... porque no creo que dejases a una niña recién nacida con un extraño la noche que estuviste conmigo.
____ negó con la cabeza.
–No, claro que no. Yo nunca haría algo así.
Joe sonrió, satisfecho. Aunque no sabía por qué.
–Mire, señor Jonas... Joe. No me gusta que estés aquí y quiero que te vayas.
–De modo que sabes quién soy. ¿Sabías quién era esa noche?
Ella negó con la cabeza de nuevo, sintiéndose enferma.
–No... no lo sabía. Lo supe a la mañana siguiente, cuando vi las noticias.
La televisión de la suite estaba encendida, aunque sin volumen. Joe debía haber estado viendo las noticias antes de marcharse y, para su sorpresa, ____ lo vio en la pantalla, afeitado y guapísimo con un traje oscuro, rodeado de fotógrafos frente a un edificio de aspecto estatal.
Atónita, había subido el volumen para ver quién era el hombre con el que se había acostado la noche anterior.
–Y sin embargo no te pusiste en contacto conmigo al saber quién era –dijo él.
____ imaginó que en su mundo habría pocas mujeres que no quisieran aprovecharse de un revolcón con alguien como él.
–No, me marché. Cuando desperté, vi que te habías ido sin decirme adiós, pero dejando una nota que me hizo sentir como una fulana... pero si quieres que sea sincera, no me apetece seguir hablando de esto. Me gustaría que te fueras ahora, por favor.
En ese momento, un gemido salió del cochecito... un gemido que se convirtió en el habitual alarido. Lola había despertado de su siesta y exigía atención.**
Era una niña, comprobó Joe, mirando por encima de la capota transparente. Y muy pequeña, de modo que debía haberla tenido después de que ellos se conocieran. Y aunque sabía que no tenía ningún derecho a enfadarse por eso, se enfadó.
Incluso verla quitarse el gorro y la parka había hecho que casi olvidase la presencia de la niña. El movimiento de sus manos le había recordado sus caricias en la parte más sensible de su anatomía hasta que tuvo que suplicarle que parase...
Joe frunció el ceño. ¿Por qué había querido negar ____ que lo conocía? Aunque se hubiera marchado por la mañana, él sabía que el encuentro había sido tan sorprendente para ella como para él. La expresión atónita en su rostro después del primer orgasmo se lo había dejado claro.
Él sabía que era un buen amante, pero lo que había experimentado esa noche con ____ había sido algo desconocido. Y que no había vuelto a experimentar nunca más. ¿Era por eso por lo que necesitaba verla de nuevo? ¿Para averiguar si había sido su imaginación o... algo más?
Él nunca había querido «algo más» de una mujer, pero esa noche ____ lo había afectado de tal modo que desde entonces se sentía insatisfecho. Esa insatisfacción había destrozado las pocas relaciones que había tenido desde entonces y después de volver a verla la noche anterior quería estar con ella de nuevo.
Cuando oyó que ____ volvía a entrar en el salón se volvió para mirarla. Pero ella apartó la mirada, nerviosa.
¿Por qué estaba tan nerviosa?
____ intentó escapar de la mirada de Joe ocupándose de Lola que, afortunadamente, seguía durmiendo, sus mejillas rojas y su boquita de piñón haciendo un puchero. Sus largas pestañas negras caían sobre las mejillas regordetas y el corazón de ____ se llenó de amor, como le pasaba siempre que miraba a su hija. Y, en ese momento, sintió una punzada de remordimientos al saber que estaba negándole al padre de Lola la verdad cuando estaba a un metro de ella.
Pero aplastó esos remordimientos, diciéndose a sí misma que lo hacía por una buena razón.
–¿Qué quieres de mí? –le preguntó, cruzándose de brazos.
Joe se dejó caer sobre el viejo sofá y le hizo un gesto para que hiciese lo propio.
Dejando escapar un suspiro, más por miedo que por otra cosa, ____ se sentó en el sillón.
–Me gustaría saber por qué has fingido que no me conocías cuando tú sabes que nos conocemos íntimamente.
____ se puso colorada hasta la raíz del pelo.
–Sé muy bien que nos conocemos, pero no tengo la menor intención de volver a estar contigo.
Él la miró en silencio durante unos segundos antes de replicar:
–Puede que no lo creas, pero lamenté dejarte como lo hice esa mañana.
Ella apretó los labios para disimular un escalofrío de emoción. No lo creía, seguramente no había vuelto a pensar en ella. Pero tal vez al verla la noche anterior había pensado que sería muy fácil volver a seducirla.
–Pues yo no –le dijo–. Y olvidas que me dejaste una notita.
–No sé lo que pensarás de mí, pero no tengo costumbre de ligar con una desconocida en una discoteca e ir a un hotel a pasar la noche.
____ se encogió de hombros, como si no tuviera importancia. –No lo sé, no he pensado si era una costumbre para ti o no.
–Tal vez para ti las aventuras de una noche son algo habitual...
–¿Cómo te atreves a decir eso? Yo no había tenido una aventura hasta que te conocí.
Joe arqueó una ceja.
–Y, sin embargo, no tuviste ningún problema para acostarte conmigo, ____ Butler.
Ella lo miró, perpleja. Sabía su apellido... sí, claro, tenía que saberlo porque había encontrado su dirección. Y seguramente sería capaz de encontrarla fuese donde fuese.
–¿Entonces es tu nombre de verdad?
Ella asintió con la cabeza, nerviosa.
–Mi madre tenía obsesión por ____ Rose Lee, por eso me puso ese nombre.
No le contó que durante gran parte de su vida nadie la había llamado así. Esa parte de su vida había terminado cuando su padre murió.
–Dime qué es lo que quieres, tengo cosas que hacer.
–Veo que estás deseando escapar de mí. Y has tenido que pagar un precio muy alto... sé que anoche perdiste tu trabajo precisamente por salir corriendo.
–¿Cómo lo sabes?
Joe se encogió de hombros.
–A veces, los camareros son muy indiscretos. ¿Dónde está el padre de tu hija?
«Sentado delante de mí», pensó ____, pero enseguida levantó la barbilla en un gesto orgulloso.
–Estamos solas.
–¿No tienes más familia?
Ella negó con la cabeza, intentando ignorar la sensación de soledad que provocaban sus palabras.
–Pues eso demuestra que tengo razón, ¿no?
–¿A qué te refieres?
–Te acostaste conmigo y luego con otro hombre poco después... porque no creo que dejases a una niña recién nacida con un extraño la noche que estuviste conmigo.
____ negó con la cabeza.
–No, claro que no. Yo nunca haría algo así.
Joe sonrió, satisfecho. Aunque no sabía por qué.
–Mire, señor Jonas... Joe. No me gusta que estés aquí y quiero que te vayas.
–De modo que sabes quién soy. ¿Sabías quién era esa noche?
Ella negó con la cabeza de nuevo, sintiéndose enferma.
–No... no lo sabía. Lo supe a la mañana siguiente, cuando vi las noticias.
La televisión de la suite estaba encendida, aunque sin volumen. Joe debía haber estado viendo las noticias antes de marcharse y, para su sorpresa, ____ lo vio en la pantalla, afeitado y guapísimo con un traje oscuro, rodeado de fotógrafos frente a un edificio de aspecto estatal.
Atónita, había subido el volumen para ver quién era el hombre con el que se había acostado la noche anterior.
–Y sin embargo no te pusiste en contacto conmigo al saber quién era –dijo él.
____ imaginó que en su mundo habría pocas mujeres que no quisieran aprovecharse de un revolcón con alguien como él.
–No, me marché. Cuando desperté, vi que te habías ido sin decirme adiós, pero dejando una nota que me hizo sentir como una fulana... pero si quieres que sea sincera, no me apetece seguir hablando de esto. Me gustaría que te fueras ahora, por favor.
En ese momento, un gemido salió del cochecito... un gemido que se convirtió en el habitual alarido. Lola había despertado de su siesta y exigía atención.**
Ed Sheeran
Re: Pasado Imborrable [Joe&Tu]
¡MARATÓN!
Capitulo III
DE MODO que estaba enfadada porque se había ido del hotel sin decirle adiós. Joe se daba cuenta de que no sabía si atender a la niña o empujarlo para que saliera de su apartamento.
–Mira, no es buen momento –dijo ____ entonces–. Por favor, déjanos en paz.
«Por favor, déjanos en paz».
Algo en esa frase, en el uso del plural, en su expresión casi asustada hizo que Joe clavase los talones en el suelo. Había alguna razón por la que quería que se fuera. Se sentía amenazada, eso estaba claro.
Y, para su sorpresa, los gritos de la niña no lo hacían salir corriendo en dirección contraria. Las palabras de ____ y su actitud lo tenían intrigado y últimamente nada lo intrigaba. Quería respuestas a su comportamiento, quería saber por qué estaba tan desesperada por echarlo de allí. Y el llanto de la niña no iba a hacer que se echase atrás.
Eso lo sorprendió, ya que los únicos niños con los que tenía trato eran su sobrina de cuatro años y su hermano pequeño. Aunque lo divertían de cuando en cuando, especialmente su precoz sobrina, la emoción de su hermanastro por ser padre lo dejaba perplejo.
Sencillamente, no entendía que a alguien le emocionasen tanto los niños. Él no tenía la menor intención de ser padre por el momento... sobre todo después de la infancia que su hermanastro y él habían soportado. Pero ese camino llevaba a amargos recuerdos que no estaba dispuesto a contemplar en ese momento.
Con una brusquedad provocada por esos pensamientos, Joe le espetó:
–¿No deberías atender a tu hija?
Suspirando, ____ se acercó al cochecito y apartó la capota transparente. De inmediato, la niña dejó de llorar y sonrió, contenta, cuando su madre la tomó en brazos.
En ese momento, el ruego de ____ de que «las dejase en paz» se repitió en la cabeza de Joe. Intuía que iba a pasar algo importante, lo cual era absurdo...
____ miró a su hija y, a pesar de todo, tuvo que sonreír al ver su carita. Lola era una niña feliz y sonriente, de modo que resultaba imposible no responder de la misma forma. ____ se había castigado a sí misma incontables veces por su comportamiento esa noche, pero ni una sola vez había lamentado tener a Lola.
Automáticamente, empezó a quitarle el abrigo, intentando olvidar que Joe Jonas estaba mirando a su hija por primera vez. Apartando de su mente tan aterrador pensamiento, rezó para que Joe se marchase de inmediato.
Un niño llorando no era precisamente el mejor escenario para discutir una aventura de una noche. Además, Joe debía darse cuenta de que no estaba dispuesta a repetirlo.
Lola estaba totalmente despierta y, al ver a un extraño, levantó la cabecita y lo miró tímidamente, apoyándose en su mamá mientras se metía un dedo en la boca, una costumbre que había adquirido cuando ____ decidió intentar abstenerse de usar chupete.
____ siguió la mirada de su hija, sabiendo lo que Joe estaría viendo: una niña de ojos grises rodeados por largas pestañas oscuras, una piel no tan pálida como la suya y unos rizos que resultaban difícil peinar. Era adorable. La gente la paraba por la calle
continuamente para decirle lo guapa que era.
En ese momento, Lola sacó el dedo de su boca y la miró mientras señalaba a Joe Jonas, diciendo algo ininteligible. Luego empezó a revolverse y ____ la dejó en el suelo... para ver cómo se acercaba de manera tentativa al extraño. Cuando él la miró con cara de sorpresa, Lola volvió con su madre, que la tomó en brazos.
–¿Cómo has dicho que se llama? –le preguntó Joe, después de unos segundos de silencio.
____ tuvo que controlarse para no cerrar los ojos, desesperada. Lo sabía. Tendría que ser ciego para no verlo. Tenían los mismos ojos y ahora que había vuelto a verlo se daba cuenta de que también tenían la misma barbilla... y la frente. Era como una versión femenina en miniatura de Joe Jonas, un sorprendente ejemplo de la naturaleza dejando la marca de un padre en su hijo para que no hubiese dudas.
–Lola –dijo por fin.
Como si tuviera que hacer un esfuerzo sobrehumano, y sin dejar de mirar a la niña, Joe preguntó:
–¿Cuántos años tiene?
____ cerró los ojos en ese momento. El peso del destino y de lo inevitable sobre sus hombros. Aunque pudiera salir corriendo, tendría que cambiar su identidad para alejarse de Joe Jonas. Algo imposible considerando sus precarias circunstancias.
–Quince meses...
Por primera vez, Joe la miró y en sus ojos ____ pudo ver sospecha, certeza, horror... todo mezclado.
–Pero eso es imposible –empezó a decir–. Porque si tiene quince meses, a menos que te acostases con otro hombre inmediatamente antes o después de mí, esa niña... sería hija mía. Y como no te has puesto en contacto conmigo, quiero pensar que no es mía. **
DE MODO que estaba enfadada porque se había ido del hotel sin decirle adiós. Joe se daba cuenta de que no sabía si atender a la niña o empujarlo para que saliera de su apartamento.
–Mira, no es buen momento –dijo ____ entonces–. Por favor, déjanos en paz.
«Por favor, déjanos en paz».
Algo en esa frase, en el uso del plural, en su expresión casi asustada hizo que Joe clavase los talones en el suelo. Había alguna razón por la que quería que se fuera. Se sentía amenazada, eso estaba claro.
Y, para su sorpresa, los gritos de la niña no lo hacían salir corriendo en dirección contraria. Las palabras de ____ y su actitud lo tenían intrigado y últimamente nada lo intrigaba. Quería respuestas a su comportamiento, quería saber por qué estaba tan desesperada por echarlo de allí. Y el llanto de la niña no iba a hacer que se echase atrás.
Eso lo sorprendió, ya que los únicos niños con los que tenía trato eran su sobrina de cuatro años y su hermano pequeño. Aunque lo divertían de cuando en cuando, especialmente su precoz sobrina, la emoción de su hermanastro por ser padre lo dejaba perplejo.
Sencillamente, no entendía que a alguien le emocionasen tanto los niños. Él no tenía la menor intención de ser padre por el momento... sobre todo después de la infancia que su hermanastro y él habían soportado. Pero ese camino llevaba a amargos recuerdos que no estaba dispuesto a contemplar en ese momento.
Con una brusquedad provocada por esos pensamientos, Joe le espetó:
–¿No deberías atender a tu hija?
Suspirando, ____ se acercó al cochecito y apartó la capota transparente. De inmediato, la niña dejó de llorar y sonrió, contenta, cuando su madre la tomó en brazos.
En ese momento, el ruego de ____ de que «las dejase en paz» se repitió en la cabeza de Joe. Intuía que iba a pasar algo importante, lo cual era absurdo...
____ miró a su hija y, a pesar de todo, tuvo que sonreír al ver su carita. Lola era una niña feliz y sonriente, de modo que resultaba imposible no responder de la misma forma. ____ se había castigado a sí misma incontables veces por su comportamiento esa noche, pero ni una sola vez había lamentado tener a Lola.
Automáticamente, empezó a quitarle el abrigo, intentando olvidar que Joe Jonas estaba mirando a su hija por primera vez. Apartando de su mente tan aterrador pensamiento, rezó para que Joe se marchase de inmediato.
Un niño llorando no era precisamente el mejor escenario para discutir una aventura de una noche. Además, Joe debía darse cuenta de que no estaba dispuesta a repetirlo.
Lola estaba totalmente despierta y, al ver a un extraño, levantó la cabecita y lo miró tímidamente, apoyándose en su mamá mientras se metía un dedo en la boca, una costumbre que había adquirido cuando ____ decidió intentar abstenerse de usar chupete.
____ siguió la mirada de su hija, sabiendo lo que Joe estaría viendo: una niña de ojos grises rodeados por largas pestañas oscuras, una piel no tan pálida como la suya y unos rizos que resultaban difícil peinar. Era adorable. La gente la paraba por la calle
continuamente para decirle lo guapa que era.
En ese momento, Lola sacó el dedo de su boca y la miró mientras señalaba a Joe Jonas, diciendo algo ininteligible. Luego empezó a revolverse y ____ la dejó en el suelo... para ver cómo se acercaba de manera tentativa al extraño. Cuando él la miró con cara de sorpresa, Lola volvió con su madre, que la tomó en brazos.
–¿Cómo has dicho que se llama? –le preguntó Joe, después de unos segundos de silencio.
____ tuvo que controlarse para no cerrar los ojos, desesperada. Lo sabía. Tendría que ser ciego para no verlo. Tenían los mismos ojos y ahora que había vuelto a verlo se daba cuenta de que también tenían la misma barbilla... y la frente. Era como una versión femenina en miniatura de Joe Jonas, un sorprendente ejemplo de la naturaleza dejando la marca de un padre en su hijo para que no hubiese dudas.
–Lola –dijo por fin.
Como si tuviera que hacer un esfuerzo sobrehumano, y sin dejar de mirar a la niña, Joe preguntó:
–¿Cuántos años tiene?
____ cerró los ojos en ese momento. El peso del destino y de lo inevitable sobre sus hombros. Aunque pudiera salir corriendo, tendría que cambiar su identidad para alejarse de Joe Jonas. Algo imposible considerando sus precarias circunstancias.
–Quince meses...
Por primera vez, Joe la miró y en sus ojos ____ pudo ver sospecha, certeza, horror... todo mezclado.
–Pero eso es imposible –empezó a decir–. Porque si tiene quince meses, a menos que te acostases con otro hombre inmediatamente antes o después de mí, esa niña... sería hija mía. Y como no te has puesto en contacto conmigo, quiero pensar que no es mía. **
Ed Sheeran
Re: Pasado Imborrable [Joe&Tu]
¡MARATÓN!
Capitulo III (Continuación)
____ abrazó a Lola, que parecía notar la tensión entre los dos adultos. No podía negarle la verdad ahora que estaba allí, de modo que miró directamente a Joe Jonas y tragó saliva.
–No me acosté con nadie más. No he estado con nadie más desde entonces –la mataba, pero tenía que decirlo–. Y no había estado con nadie poco antes de estar contigo.
No le pareció necesario mencionar que sólo había tenido otro amante, en la universidad.
–¿Estás diciendo que la niña es hija mía?
____ asintió con la cabeza, sintiendo que su frente se cubría de sudor. Y en ese momento, aburrida por la falta de atención, Lola empezó a protestar.
–Tiene hambre, tengo que darle la merienda.
____ colocó a Lola en su trona, intentando disimular que estaba al borde de la histeria. Porque a unos metros de ellas había un hombre que podía destrozar sus vidas.
Joe nunca se había llevado una sorpresa tan grande, tan monumental. El control que daba por sentado, el que había intentado ejercer en su vida desde que se marchó de casa a los dieciséis años, había caído como una precaria pared de papel.
Sabía que debería estar furioso pero, por alguna razón, no sentía nada. Era como estar en
estado catatónico. En lo único que podía pensar era en esa frase: «por favor, déjanos en paz». Sólo podía pensar que cuando miró los ojos de esa niña fue como si diera un paso en falso, aunque ni siquiera estaba moviéndose.
Cuando levantó la mirada, su corazón había dado un vuelco dentro de su pecho y sintió como si estuviera cayendo por un precipicio.
Un precipicio de ojos grises exactamente del mismo color que los suyos. En aquel momento le ocurrió algo curioso, como si una esquiva pieza de sí mismo cayera en su sitio, algo que no había sabido que le faltara hasta entonces.
Era demasiado.
Sin pensar, actuando por instinto, salió del apartamento de ____ y bajó a la calle, donde su chófer esperaba apoyado en el coche. Joe abrió la puerta y buscó algo en el interior. Apenas se daba cuenta de que seguía lloviendo mientras sacaba una botella de whisky de la guantera y tomaba un largo trago.
Sujetando el cuello de la botella, Joe intentó entender lo que había pasado. ____ lo había engañado de la peor manera posible...
Él había creído que su padre biológico le había dado la espalda, pero en realidad no había sido así. Su madre y su padrastro se habían encargado de que lo creyera.
Y allí estaba ____ Butler, repitiendo la historia, sin decirle que había tenido una hija. Había intentado echarlo de su apartamento para que no lo averiguase...
Había jurado a los dieciséis años que nunca volverían a hacerle daño y ese juramento se había convertido en el lema de su vida cuando por fin encontró a su padre biológico y descubrió que les habían mentido a los dos... durante años. Desde entonces, la palabra «confianza» se había convertido para él en algo inservible.
La coincidencia de haber elegido precisamente ese restaurante la noche anterior hizo que sintiera un escalofrío. Qué cerca había estado de no saber nada sobre la existencia de su hija.
Joe miró hacia el portal, decidido, y volvió a guardar la botella de whisky en la guantera.
Sabía que su vida estaba a punto de cambiar para siempre y pensaba hacer que las vidas de ____ y Lola cambiasen a la vez. No iba a separarse de ellas nunca más. El sentimiento posesivo, y el deseo de castigar a ____ por lo que había hecho, eran como un incendio dentro de él.
____ tuvo que hacer un esfuerzo para calmarse mientras terminaba de darle el puré de frutas a Lola, rezando para escuchar el rugido del deportivo. La velocidad a la que Joe había salido del apartamento había sido un alivio y un disgusto a la vez. Aunque era absurdo porque su peor pesadilla era estar en aquella situación. ¿Pero cómo podía Joe rechazar a su hija de ese modo?
____ maldijo a Joe Jonas, aunque reconocía que había esperado que ésa fuera su reacción. Rechazarla, como había hecho su propio padre.
Se decía a sí misma que era lo mejor que podría haber pasado. Había tranquilizado su conciencia al contárselo a Joe y quería creer que era lo mejor. Al menos, podría decirle a su hija quién era su padre y que, sencillamente, la relación entre ellos no había funcionado. Tal vez la niña lamentaría vivir en tan precarias circunstancias teniendo un padre como él, pero
como ____ sabía bien, un multimillonario no siempre era un buen padre.
Su propia vida había cambiado para siempre cuando su madre, enferma y sin dinero, le había suplicado a su padre que se hiciera cargo de ella. Él era el propietario de la empresa donde Mary Butler trabajaba como limpiadora, un hombre tremendamente rico que se había aprovechado de su posición para acostarse con ella, después de hacerle todo tipo de promesas, y que la despidió en cuanto supo que estaba embarazada.
Incapaz de encontrar otro trabajo o pagar un alquiler, su madre se encontró en la calle. Y ____ había pasado sus primeros meses en un albergue para indigentes. Poco a poco, Mary había intentado rehacer su vida y, por fin, consiguió un piso subvencionado en una de las peores zonas de Londres.
____ había sabido desde siempre que su madre era incapaz de seguir adelante, de modo que tuvo que aprender a cuidar de ella, de las dos. Hasta que un día volvió del colegio y la encontró tirada en el sofá, con un frasco vacío de pastillas en el suelo.
Los servicios de emergencia lograron salvar su vida y lo único que impidió que la llevaran a ella, entonces una niña de seis años, a una casa de acogida fue la promesa de su madre de enviarla a casa de su padre.
De modo que ____ terminó viviendo con su padre, un hombre que nunca la había querido. Y no volvió a ver a su madre jamás. Años después, descubrió que su padre la había dejado fuera de su vida a propósito.
Intentando olvidar tan tristes recuerdos, aguzó el oído, pero no había escuchado el motor del coche. ¿Qué estaba haciendo?
La puerta del apartamento seguía abierta y salió de la cocina para cerrarla...
Entonces oyó pasos en la escalera. Joe Jonas volvía. Asustada, intentó cerrar, pero era demasiado tarde porque una mano firme sujetó la puerta.
–No pensarías que iba a ser tan fácil librarte de mí, ¿verdad?**
____ abrazó a Lola, que parecía notar la tensión entre los dos adultos. No podía negarle la verdad ahora que estaba allí, de modo que miró directamente a Joe Jonas y tragó saliva.
–No me acosté con nadie más. No he estado con nadie más desde entonces –la mataba, pero tenía que decirlo–. Y no había estado con nadie poco antes de estar contigo.
No le pareció necesario mencionar que sólo había tenido otro amante, en la universidad.
–¿Estás diciendo que la niña es hija mía?
____ asintió con la cabeza, sintiendo que su frente se cubría de sudor. Y en ese momento, aburrida por la falta de atención, Lola empezó a protestar.
–Tiene hambre, tengo que darle la merienda.
____ colocó a Lola en su trona, intentando disimular que estaba al borde de la histeria. Porque a unos metros de ellas había un hombre que podía destrozar sus vidas.
Joe nunca se había llevado una sorpresa tan grande, tan monumental. El control que daba por sentado, el que había intentado ejercer en su vida desde que se marchó de casa a los dieciséis años, había caído como una precaria pared de papel.
Sabía que debería estar furioso pero, por alguna razón, no sentía nada. Era como estar en
estado catatónico. En lo único que podía pensar era en esa frase: «por favor, déjanos en paz». Sólo podía pensar que cuando miró los ojos de esa niña fue como si diera un paso en falso, aunque ni siquiera estaba moviéndose.
Cuando levantó la mirada, su corazón había dado un vuelco dentro de su pecho y sintió como si estuviera cayendo por un precipicio.
Un precipicio de ojos grises exactamente del mismo color que los suyos. En aquel momento le ocurrió algo curioso, como si una esquiva pieza de sí mismo cayera en su sitio, algo que no había sabido que le faltara hasta entonces.
Era demasiado.
Sin pensar, actuando por instinto, salió del apartamento de ____ y bajó a la calle, donde su chófer esperaba apoyado en el coche. Joe abrió la puerta y buscó algo en el interior. Apenas se daba cuenta de que seguía lloviendo mientras sacaba una botella de whisky de la guantera y tomaba un largo trago.
Sujetando el cuello de la botella, Joe intentó entender lo que había pasado. ____ lo había engañado de la peor manera posible...
Él había creído que su padre biológico le había dado la espalda, pero en realidad no había sido así. Su madre y su padrastro se habían encargado de que lo creyera.
Y allí estaba ____ Butler, repitiendo la historia, sin decirle que había tenido una hija. Había intentado echarlo de su apartamento para que no lo averiguase...
Había jurado a los dieciséis años que nunca volverían a hacerle daño y ese juramento se había convertido en el lema de su vida cuando por fin encontró a su padre biológico y descubrió que les habían mentido a los dos... durante años. Desde entonces, la palabra «confianza» se había convertido para él en algo inservible.
La coincidencia de haber elegido precisamente ese restaurante la noche anterior hizo que sintiera un escalofrío. Qué cerca había estado de no saber nada sobre la existencia de su hija.
Joe miró hacia el portal, decidido, y volvió a guardar la botella de whisky en la guantera.
Sabía que su vida estaba a punto de cambiar para siempre y pensaba hacer que las vidas de ____ y Lola cambiasen a la vez. No iba a separarse de ellas nunca más. El sentimiento posesivo, y el deseo de castigar a ____ por lo que había hecho, eran como un incendio dentro de él.
____ tuvo que hacer un esfuerzo para calmarse mientras terminaba de darle el puré de frutas a Lola, rezando para escuchar el rugido del deportivo. La velocidad a la que Joe había salido del apartamento había sido un alivio y un disgusto a la vez. Aunque era absurdo porque su peor pesadilla era estar en aquella situación. ¿Pero cómo podía Joe rechazar a su hija de ese modo?
____ maldijo a Joe Jonas, aunque reconocía que había esperado que ésa fuera su reacción. Rechazarla, como había hecho su propio padre.
Se decía a sí misma que era lo mejor que podría haber pasado. Había tranquilizado su conciencia al contárselo a Joe y quería creer que era lo mejor. Al menos, podría decirle a su hija quién era su padre y que, sencillamente, la relación entre ellos no había funcionado. Tal vez la niña lamentaría vivir en tan precarias circunstancias teniendo un padre como él, pero
como ____ sabía bien, un multimillonario no siempre era un buen padre.
Su propia vida había cambiado para siempre cuando su madre, enferma y sin dinero, le había suplicado a su padre que se hiciera cargo de ella. Él era el propietario de la empresa donde Mary Butler trabajaba como limpiadora, un hombre tremendamente rico que se había aprovechado de su posición para acostarse con ella, después de hacerle todo tipo de promesas, y que la despidió en cuanto supo que estaba embarazada.
Incapaz de encontrar otro trabajo o pagar un alquiler, su madre se encontró en la calle. Y ____ había pasado sus primeros meses en un albergue para indigentes. Poco a poco, Mary había intentado rehacer su vida y, por fin, consiguió un piso subvencionado en una de las peores zonas de Londres.
____ había sabido desde siempre que su madre era incapaz de seguir adelante, de modo que tuvo que aprender a cuidar de ella, de las dos. Hasta que un día volvió del colegio y la encontró tirada en el sofá, con un frasco vacío de pastillas en el suelo.
Los servicios de emergencia lograron salvar su vida y lo único que impidió que la llevaran a ella, entonces una niña de seis años, a una casa de acogida fue la promesa de su madre de enviarla a casa de su padre.
De modo que ____ terminó viviendo con su padre, un hombre que nunca la había querido. Y no volvió a ver a su madre jamás. Años después, descubrió que su padre la había dejado fuera de su vida a propósito.
Intentando olvidar tan tristes recuerdos, aguzó el oído, pero no había escuchado el motor del coche. ¿Qué estaba haciendo?
La puerta del apartamento seguía abierta y salió de la cocina para cerrarla...
Entonces oyó pasos en la escalera. Joe Jonas volvía. Asustada, intentó cerrar, pero era demasiado tarde porque una mano firme sujetó la puerta.
–No pensarías que iba a ser tan fácil librarte de mí, ¿verdad?**
Ed Sheeran
Re: Pasado Imborrable [Joe&Tu]
Hasta acá maratón chicas, espero que les haya gustado.
Comenten mucho mucho mucho, y si no me dan mucha tarea mañana les subo un capitulo largo largo largo ;)
Besitos :D
Comenten mucho mucho mucho, y si no me dan mucha tarea mañana les subo un capitulo largo largo largo ;)
Besitos :D
Ed Sheeran
Re: Pasado Imborrable [Joe&Tu]
ahhhhh
xfa sube mas cap para saber que va a hacer joe !!!
ahhhh
siguela!!!!!!!!!!!!!!!!
xfa sube mas cap para saber que va a hacer joe !!!
ahhhh
siguela!!!!!!!!!!!!!!!!
jamileth
Re: Pasado Imborrable [Joe&Tu]
siiiiiiiiiiiiiiiii te pase de pag!!!!
xfa!!!!!!!!!!!!!!!!
siguela!!!!!!!!!!!!!!!!!!
siguela!!!!!!!!!!!!!!!!!!
siguela!!!!!!!!!!!!!!!!!!
xfa!!!!!!!!!!!!!!!!
siguela!!!!!!!!!!!!!!!!!!
siguela!!!!!!!!!!!!!!!!!!
siguela!!!!!!!!!!!!!!!!!!
jamileth
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