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"Prohibido" - Joe Jonas y Tu
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Re: "Prohibido" - Joe Jonas y Tu
Capitulo 12
Joe no sabía cuánto tiempo llevaba vagando por las calles, pero de alguna manera terminó de vuelta en su apartamento cuando el sol estaba saliendo. Había caminado toda la noche, de los barrios ricos a través de la zona industrial del puerto, y luego a través del laberinto de viviendas del proyecto que habían surgido al lado. A pesar de que estaba solo y sin armas, nadie lo había molestado. Él hubiera querido que lo hubieran hecho. Tenía que luchar, hundir su puño en la cara de alguien y sentir la presión romper huesos y cartílagos. Para ver la sangre derramada rojinegra en el resplandor anaranjado de las farolas.
¿Qué hay de malo en mí? Yo no causo dolor. Yo lo calmo. Soy un sanador.Si tan solo pudiera aliviar el dolor en sí mismo. O curar la agonía que le había infligido a _____________. Dios, la expresión de su cara cuando la había dejado… tan rota, tan herida… Era peor que la primera vez que intentó sacarla de su vida. Mil veces peor.
Nunca debería de haber intentado dejarla volver. Debería haber sabido que iba a acabar así. ¿Por qué soy un monstruo?
Abrió la puerta de entrada para hablar con ella, para disculparse y pedirle perdón, pero ella ya se había ido. Y no solo por un día… su lado del armario estaba vacío y sus maletas no estaban.
_________________ se había mudado.
Ido. Así como así. Sintió como se le atascaba el aliento en el pecho mientras miraba a su lado de la cama. Vacío… justo como el interior de su pecho. Debido a que ____________ era su corazón. ¿Cómo podía seguir viviendo, respirando, existiendo sin ella? Pero sabía que tenía que intentarlo. No tenía otra opción.Él tenía una operación programada para hoy, se dio cuenta debidamente. Y varias reuniones y una consulta quirúrgica también. Iba a tener que darse una ducha e ir a trabajar y fingir que nada había pasado. Pretender que su mundo no había terminado la noche anterior. Pero primero tenía que descansar durante un minuto.
Se dejó caer en su lado de la cama y puso un brazo sobre sus ojos, intentando contener las lágrimas. Él no lloraba fácilmente ni con frecuencia, pero la idea de que no volvería a pasar la noche con ______________ otra vez… no tenerla entre sus brazos y no decirle lo mucho que la amaba… era demasiado, incluso para su férreo control. Incapaz de ayudarse a sí mismo, se volvió para enterrar su cara en la almohada. Quería oler a ___________ una vez más, el delicado aroma floral devastadoramente femenino que parecía flotar sobre su cabello como el sol. Pero a medida que apoyaba su cara en la suavidad de la almohada, notaba algo seco y arrugado debajo de ella. Era una nota que se había caído, probablemente de la almohada, donde la habría dejado antes de irse.
Con manos temblorosas, Joe la abrió para ver la familiar escritura de ___________.
Las palabras del papel se volvieron borrosas, y Joe lo arrugó con la mano, con sus ojos ardiendo. Oh Dios, duele. ¿Por qué tiene que doler tanto? ¿Por qué no puedo dejar de amarla aunque sé que está mal?
No había respuesta para esas preguntas. Solo una horrible, vacía pérdida. Un agujero negro que parecía llenar su pecho y chupar toda la felicidad y la luz, dejando solo desolación y oscuridad. ______________ se había ido, y nunca podría tenerla de vuelta. No importaba lo mucho que la amaba, nunca podría tenerla. Prohibida.
Estaba a punto de arrastrarse a la ducha cuando vio algo más en la cama, donde había estado la nota. Era una pequeña tarjeta, una tarjeta barata de negocios con las palabras Campus Lodge Apartments impresa en tinta negra. Debajo había una dirección y Ray Filcher, director general. Joe le echó un vistazo a la tarjeta. Alguien había garabateado #119 en la parte posterior. Vagamente recordó a ____________ hablando de un edificio de apartamentos de mala muerte que había visto y lo sombrío que era y probablemente infestado de cucarachas, pero era el único que podía pagar. ¿Se habría ido allí? ¿Se habría ido a ese lugar desagradable porque no tenía ningún lugar donde ir?
¡Dios, Leah, lo siento mucho! Tenía un impulso casi irresistible de ir a buscarla. Él conocía el área general donde se encontraban los apartamentos… no lejos del campus de la USF, y no muy lejos de la parte mala de la ciudad, tampoco. ¿Estaría a salvo? ¿No había dicho que sería un apartamento en la planta baja? Esos tenían más robos que ninguno. Y ______________ era tan hermosa y tan confiada. Sería el blanco perfecto para cualquier bastardo enfermo que se la cruzara.
Él ya estaba de pie y había agarrado las llaves del coche cuando un repentino pensamiento le golpeó. ¿Qué le voy a decir? ¿__________ tienes que venir a mi casa, no estás segura aquí? Como si ella fuera a estar más segura conmigo. Porque una vez que la traiga de vuelta al loft, ¿qué voy a hacer?
Joe ya conocía la respuesta a eso. Llevaría a ____________ a su cama para terminar lo que habían empezado. Podía haberse alejado de ella dos veces antes, pero era solo humano y no sería capaz de alejarse una tercera vez. Si él traía de regreso a ____________ a su apartamento terminarían haciendo el amor, no importaba lo bueno o noble de sus intenciones. Y esta vez la tomaría por completo. No puedo correr ese riesgo. No puedo. Porque una vez que la tome, una vez que sea totalmente mía, no voy a ser capaz de dejarla. Nunca. Y no podemos vivir así toda la vida. Con este horrible y sucio secreto toda nuestra vida. Será la ruina para los dos.
Joe se pasó las manos por el pelo y miró el reloj. Dios, se suponía que tenía una operación en 20 minutos. No tenía tiempo para una ducha. Tendría que llegar al coche e irse. Por un momento dudó, con las llaves aún en la mano. Todavía tenía un fuerte deseo de seguir a ____________, pero sabía que si lo hacía, lo lamentaría mas tarde. ¿Qué debía hacer?
Tengo que dejarla ir. No hay otro camino.
Sintiendo como si alguien hubiera metido su corazón en hielo, Joe salió por la puerta y se metió en el coche. Luego se dirigió al hospital.
—Esto está mal. Ella se ha ido y él no ha ido detrás.
—Lo sé. Me aseguré que encontrara la nota y la tarjeta y lo he estado empujando durante todo el día, pero no ha ido por ella. Está manteniendo la distancia no importa los pensamientos que le ponga en la cabeza.
Un profundo suspiro.
—Micah siempre se mostró inflexible. Pero la situación en el cielo es desesperada. Acabo de recibir un informe y las fuerzas del infierno están a punto de romper el muro final. Si no conseguimos abrir la sala del trono pronto…
—Lo sé, lo sé—Sombrío. —Pero, ¿qué podemos hacer? ¿Hay alguna forma de conseguir que Ariel vuelva con él? Tal vez hacerle recordar algo que dejó en el lugar, algo que necesita urgentemente y que tenga que tener enseguida.
—Lo pensé ya, pero ella empaquetó todo. Fue muy minuciosa. No va a regresar.
— ¿Qué hay de la carta, la que su madre le escribió? ¿Crees que tiene alguna información que pueda ayudar?
—No lo sé. No estaba allí cuando fue escrita, y Ariel no ha sido capaz de abrirla todavía; la muerte de su madre está muy reciente. Ha estado en el bolsillo de la maleta tanto tiempo, que creo que se ha olvidado de ella.
—Bueno, asegúrate que la encuentre. Si dice algo de todo… sé que su madre estaba siempre triste por la forma en que Micah se había alejado del resto de la familia. Tal vez les insta para que estén más cerca o algo así. O tal vez haya algo que Ariel quiera compartir con Micah. Cualquier excusa para que vuelvan a estar juntos es lo suficientemente buena.
—Tienes razón. Algo tiene que suceder pronto. No me gusta ese apartamento horrible en el que está ella.
Secamente.
—Ella pensó que no tenía otra opción. Era lo único que pusimos a su disposición.
—Sí, pero eso era cuando tratábamos de mantenerla junto a Micah. Ahora está en la parte mala de la ciudad, y va a oscurecer pronto.
—Tienes razón. Es mejor que vuelvas con ella. Voy a tratar de empujar un poco más a Micah.
—Hablaré contigo más tarde.
El silbido de dos alas potentes golpeando el aire y después silencio.
____________ puso la cabeza entre las manos y suspiró. El apartamento que se había visto obligada a alquilar no estaba amueblado, por lo que había gastado un poco de dinero que no tenía en comprar un futón barato y en unas sábanas gemelas de hilo flojo. Había hecho una cama improvisada, con la intención de meterse en ella y dormir, pero no podía. Durante todo el día había estado comprobando su teléfono móvil, con la esperanza de tener una llamada de Joe. Esperando que el cambiara de opinión y le pidiera que vuelva.
Pero no hubo nada. Ni siquiera un mensaje de voz.
No sé porque me sorprendo. No es que no me haya sacado de su vida antes. Y sé lo testarudo que puede llegar a ser. Si ha decidido que nunca deberemos vernos, no lo haremos. Nunca.
La idea la hizo sentirse dolida y la golpeó en el interior. Le dolía todo el cuerpo, como si estuviera enferma, pero esta vez no estuvo Joe para curarla. No estaba su hermano mayor para envolverla en sus brazos y quitarle el dolor.
Oh, Joe. Dios, te echo mucho de menos. Y lo siento. Lo siento mucho.
Se pregunto cómo iba a continuar. Oh, podía hacer una vida para ella aquí. Ella tenía la posición en la USF con la profesora Dobrev, y probablemente hiciera el curso de doctorado el próximo semestre. Pero nada de eso significaba nada sin Joe.
Lo amo. Realmente lo amo. A pesar que es un error, no puedo ayudarme a mí misma. Y creo que él me ama, pero no puede admitirlo. No puede dejarse ir mucho más allá de lo que la sociedad considera normal y correcto.
______________ sacudió la cabeza. Tengo que parar esto. No puedo seguir con esto o me volveré loca. Lo sé… me daré una ducha. Una ducha larga y caliente y voy a tratar de no pensar.
Se levantó, dándose cuenta de que había anochecido. ¿Cuánto tiempo había estado sentada en el futón barato pensando en Joe? Deben haber sido horas. Lo que no era bueno. Ella no podía perder el sentido de esa manera. Tenía que seguir adelante de alguna manera.__________ comenzó a dirigirse al baño y entonces recordó que necesitaba una toalla y algo de jabón. Suspirando, volvió y comenzó a buscar en sus maletas hechas a toda prisa. Ahora, ¿dónde está el maldito jabón? Sé que lo empaqué. De repente, sus dedos buscadores tocaron algo delgado y plano en el bolsillo de la maleta. Frunciendo el ceño, ______________ lo sacó. Era un sobre blanco, con su nombre en una letra familiar. ¡La carta de mama! Oh, Dios mío. Me olvidé por completo de ella.
La carta se la había dado el abogado de su madre, junto con una serie de documentos para firmar. ______________ la había mirado muchas veces después de la muerte de su madre, pero no fue capaz de abrirla. El dolor de perder a su madre era demasiado reciente, demasiado fresco.Podría abrirla también ahora. ¿Cuánto peor puede ser de lo que ya siento? Con mucho cuidado, abrió el sobre y encontró una sola hoja de papel llena de la elegante y curvada letra de su madre.
¿Qué? ___________ se quedó mirando la carta con confusión. ¡No podía ser! Simplemente no podía. Pero… Leyó la línea de nuevo. Sí, es verdad que dijo eso. En realidad, decía que Joe fue adoptado. Pero, ¿cómo? ¿Y por qué? Bueno, lee el resto de la carta, estúpida. Con entusiasmo, lo hizo.
_______________ arrugó la carta en el puño y respiró hondo, jadeando. ¿Qué podamos aprender amarnos? Oh, mama, si tú supieras.
Incapaz de ayudarse a sí misma, se puso a llorar… grandes, ásperos sollozos que sacudieron su cuerpo y que se sintieron como si la estuvieran rompiendo desde dentro hacia afuera. Durante todo este tiempo. Durante este tiempo ella y Joe habían estado luchando contra lo que era una atracción perfectamente natural. Rompiéndose -especialmente Joe- sobre lo que ellos pensaban que era un amor ilícito, incestuoso, cuando no había relación de sangre entre ellos en absoluto.
Y todo este tiempo he tenido la carta en la maleta. ¡Si no hubiera sido tan cobarde! ¡Si la hubiera abierto antes! Y el pobre Joe. ¿Cuánto lo va a afectar? Saber que mamá y papá en realidad no eran sus padres. Es tan extraño. Tan traumático. ¿Cómo puedo decirle nada sin hacerle daño? Todos esos años y nunca supo…
______________ respiró hondo, manteniendo el aire dentro y trató de calmarse. Olvidar el pasado; tenía que pensar en el futuro. Y lo más importante era que tenía la carta ahora. Se la podría mostrar a Joe y darle suavemente la noticia. Luego, una vez que la sorpresa pasara, tal vez podrían moverse a otros temas. Como el hecho de que su amor no era malo después de todo. Que podían estar juntos sin romper ningún tabú. Incluso contraer matrimonio, pensó con entusiasmo. Tener una boda pequeña solo para ellos dos. Ir de luna de miel y finalmente terminar lo que habían empezado en el loft de Joe.
Pero tendrían que recorrer un largo camino, estaba segura. En primer lugar,Joe tendría que superar el shock de saber que era adoptado. Y _____________ tenía la intención de estar allí para él en cada paso del camino. Quería apoyarlo, hacerle saber que lo amaba más que nunca, a pesar de la mala forma en que había terminado su último encuentro.
Tengo que decírselo. Tengo que llamarle ahora mismo y quedar con él. No puedo decírselo por teléfono, por supuesto. Tengo que convencerlo de vernos cara a cara. De esa forma, puedo tomarme las cosas con calma y darle algo de consuelo.
Justo cuando estaba buscando su teléfono móvil, un fuerte golpe resonó en la puerta endeble. _____________ saltó sobresaltada por el ruido que retumbó por el apartamento silencioso. Después de ir con cautela a la puerta, se asomó por la mirilla para ver al señor Filcher, su nuevo casero, de pie fuera con un fajo de papeles en la mano y una caja de herramientas en la otra mano.
Tenía el mismo aspecto que la primera vez que fue a ver el apartamento… calvo y desaliñado, con una barriga enorme y peluda sobre la parte delantera de su pequeñísimo pantalón negro. Llevaba una camiseta que debía haber sido blanca alguna vez. Ahora era amarillenta y estaba cubierta de las manchas. Mostraba trozos gruesos de sus brazos, y se veía un parche de pelo negro en el pecho desde la parte superior.
— ¿Señorita Jonas?—gritó, golpeando de nuevo con la mano que sostenía los papeles.—Tengo sus documentos de arrendamiento aquí.
La mano de _____________ se cernió sobre el pomo de la puerta. Por alguna razón no quería abrir la puerta. Había algo que no podía definir… un escalofrió en el aire. Un sentimiento de injusticia que se arrastró hasta su columna vertebral como un dedo helado. Pero era solo el señor Filcher, y aunque estaba sucio y muy poco atractivo, no lo veía como peligroso.
— ¿Señorita Jonas?—dijo de nuevo. —Mire, no tengo toda la noche.
Con un suspiro, _____________ abrió la puerta.
—Sí, señor Filcher
—Tenga sus papeles—Pero en lugar de entregárselos a ella, dio un paso más en la casa. —También vine a echar un vistazo a ese grifo que gotea demasiado.
— ¿El grifo?—_______________ casi había olvidado la llave del cuarto de baño con goteras del que se había dado cuenta la primera vez que vio el apartamento. Por supuesto, realmente no le importaba ahora, desde que estaba segura que se estaría mudando de nuevo casi tan rápido como había venido. Ella era positiva, Joe le pediría volver tan pronto como ella le dijera la buena noticia.
—Por supuesto, el grifo. Tengo que arreglarlo. Eleva la factura del agua si lo dejas correr. —La miró, con sus ojos azules un poco ansiosos—No me llevará más de un segundo.
_____________ frunció el ceño. ¿Qué hay de malo en sus ojos? ¿No eran marrones antes?
—Lo siento, pero yo me acabo de duchar ahora, así que no creo que pueda trabajar allí ahora mismo—mintió, pensando rápido. —Tal vez podría volver más tarde…—Después de que me vaya de este infierno.
—No, podemos dejarlo escurrir. Tengo tiempo—Antes de que pudiera decirle otra excusa o cerrar la puerta, había empujado al interior.
—Señor Filcher, realmente…—empezó ___________, pero él puso la caja de herramientas en el suelo y ya estaba cogiendo algo de su interior. Sus ojos se agrandaron cuando vio qué tenía entre las manos… un rollo de cinta adhesiva plateada y un trozo de cuerda de nylon amarilla.
¡Corre, ____________! ¡Vete! La voz en su oído era tan fuerte que casi era un grito.____________ no estaba segura de dónde venía ya que no había nadie de pie a su lado, pero no le importaba. El sentido de incorrecto se había convertido en una bola de aire frío que le envolvió todo el cuerpo.
Ella se volvió y saltó por la puerta entreabierta, con la intención de escapar lo más lejos posible de su nuevo casero tan rápido como pudo. Llegó, sus dedos rozando la madera barata de la puerta; casi estaba fuera…
Un puño duro la agarró del pelo y tiró con tanta fuerza que ______________ cayó a sus pies. El dolor la cegó, y ella aterrizó de espaldas con un suspiro sin aliento, porque todo el aire dejó los pulmones.De repente, el señor Filcher estaba a horcajadas sobre ella, mirándola de reojo con una sonrisa espantosa que dejaba expuestos los dientes marrones, que habían crecido de una manera larga y afilada. En sus ojos claros había llamas rojas bailando muy atrás.
—Ahora, pequeño coño de ángel—dijo con voz gruesa y distorsionada—Vamos a tener un poco de diversión.
Mucho para un solo capitulo... Pero bueno
ya falta poco para que termine así que disfruten
Wee re que es re feo lo que esta pasando ahora jajaj
Bueno besos
Joe no sabía cuánto tiempo llevaba vagando por las calles, pero de alguna manera terminó de vuelta en su apartamento cuando el sol estaba saliendo. Había caminado toda la noche, de los barrios ricos a través de la zona industrial del puerto, y luego a través del laberinto de viviendas del proyecto que habían surgido al lado. A pesar de que estaba solo y sin armas, nadie lo había molestado. Él hubiera querido que lo hubieran hecho. Tenía que luchar, hundir su puño en la cara de alguien y sentir la presión romper huesos y cartílagos. Para ver la sangre derramada rojinegra en el resplandor anaranjado de las farolas.
¿Qué hay de malo en mí? Yo no causo dolor. Yo lo calmo. Soy un sanador.Si tan solo pudiera aliviar el dolor en sí mismo. O curar la agonía que le había infligido a _____________. Dios, la expresión de su cara cuando la había dejado… tan rota, tan herida… Era peor que la primera vez que intentó sacarla de su vida. Mil veces peor.
Nunca debería de haber intentado dejarla volver. Debería haber sabido que iba a acabar así. ¿Por qué soy un monstruo?
Abrió la puerta de entrada para hablar con ella, para disculparse y pedirle perdón, pero ella ya se había ido. Y no solo por un día… su lado del armario estaba vacío y sus maletas no estaban.
_________________ se había mudado.
Ido. Así como así. Sintió como se le atascaba el aliento en el pecho mientras miraba a su lado de la cama. Vacío… justo como el interior de su pecho. Debido a que ____________ era su corazón. ¿Cómo podía seguir viviendo, respirando, existiendo sin ella? Pero sabía que tenía que intentarlo. No tenía otra opción.Él tenía una operación programada para hoy, se dio cuenta debidamente. Y varias reuniones y una consulta quirúrgica también. Iba a tener que darse una ducha e ir a trabajar y fingir que nada había pasado. Pretender que su mundo no había terminado la noche anterior. Pero primero tenía que descansar durante un minuto.
Se dejó caer en su lado de la cama y puso un brazo sobre sus ojos, intentando contener las lágrimas. Él no lloraba fácilmente ni con frecuencia, pero la idea de que no volvería a pasar la noche con ______________ otra vez… no tenerla entre sus brazos y no decirle lo mucho que la amaba… era demasiado, incluso para su férreo control. Incapaz de ayudarse a sí mismo, se volvió para enterrar su cara en la almohada. Quería oler a ___________ una vez más, el delicado aroma floral devastadoramente femenino que parecía flotar sobre su cabello como el sol. Pero a medida que apoyaba su cara en la suavidad de la almohada, notaba algo seco y arrugado debajo de ella. Era una nota que se había caído, probablemente de la almohada, donde la habría dejado antes de irse.
Con manos temblorosas, Joe la abrió para ver la familiar escritura de ___________.
Mi querido Joe,
Creo que lo mejor es que yo me vaya, ya que dijiste que no querías que nos viéramos otra vez. Yo no puedo decir lo mucho que siento el dolor que te he causado. No debería haberte empujado en la forma en que lo hice. Me dije que lo que hicimos fue acerca de cómo superar el pasado, pero ahora veo que no era cierto en absoluto. Yo estaba actuando por mis propios deseos, no por los tuyos. Quería todo, cada parte de tu corazón, y no sólo las partes que deberían haber sido reservadas para una hermana. Perdóname por eso, querido.
Sé que sientes que lo que hicimos juntos estuvo mal… muy mal. Sin embargo, salvo por el dolor que te causó, yo no puedo decidirme a lamentarlo. Esos momentos prohibidos contigo son los más dulces que he pasado, y nunca voy a olvidarlos.
Joe, no me importa cómo te sientes por mí. Quiero que sepas que te amo y siempre lo haré. Por favor cuida de ti mismo y espero que sepas que voy a estar pensando en ti y te amaré siempre.
Con amor, ____________
Sé que sientes que lo que hicimos juntos estuvo mal… muy mal. Sin embargo, salvo por el dolor que te causó, yo no puedo decidirme a lamentarlo. Esos momentos prohibidos contigo son los más dulces que he pasado, y nunca voy a olvidarlos.
Joe, no me importa cómo te sientes por mí. Quiero que sepas que te amo y siempre lo haré. Por favor cuida de ti mismo y espero que sepas que voy a estar pensando en ti y te amaré siempre.
Con amor, ____________
Las palabras del papel se volvieron borrosas, y Joe lo arrugó con la mano, con sus ojos ardiendo. Oh Dios, duele. ¿Por qué tiene que doler tanto? ¿Por qué no puedo dejar de amarla aunque sé que está mal?
No había respuesta para esas preguntas. Solo una horrible, vacía pérdida. Un agujero negro que parecía llenar su pecho y chupar toda la felicidad y la luz, dejando solo desolación y oscuridad. ______________ se había ido, y nunca podría tenerla de vuelta. No importaba lo mucho que la amaba, nunca podría tenerla. Prohibida.
Estaba a punto de arrastrarse a la ducha cuando vio algo más en la cama, donde había estado la nota. Era una pequeña tarjeta, una tarjeta barata de negocios con las palabras Campus Lodge Apartments impresa en tinta negra. Debajo había una dirección y Ray Filcher, director general. Joe le echó un vistazo a la tarjeta. Alguien había garabateado #119 en la parte posterior. Vagamente recordó a ____________ hablando de un edificio de apartamentos de mala muerte que había visto y lo sombrío que era y probablemente infestado de cucarachas, pero era el único que podía pagar. ¿Se habría ido allí? ¿Se habría ido a ese lugar desagradable porque no tenía ningún lugar donde ir?
¡Dios, Leah, lo siento mucho! Tenía un impulso casi irresistible de ir a buscarla. Él conocía el área general donde se encontraban los apartamentos… no lejos del campus de la USF, y no muy lejos de la parte mala de la ciudad, tampoco. ¿Estaría a salvo? ¿No había dicho que sería un apartamento en la planta baja? Esos tenían más robos que ninguno. Y ______________ era tan hermosa y tan confiada. Sería el blanco perfecto para cualquier bastardo enfermo que se la cruzara.
Él ya estaba de pie y había agarrado las llaves del coche cuando un repentino pensamiento le golpeó. ¿Qué le voy a decir? ¿__________ tienes que venir a mi casa, no estás segura aquí? Como si ella fuera a estar más segura conmigo. Porque una vez que la traiga de vuelta al loft, ¿qué voy a hacer?
Joe ya conocía la respuesta a eso. Llevaría a ____________ a su cama para terminar lo que habían empezado. Podía haberse alejado de ella dos veces antes, pero era solo humano y no sería capaz de alejarse una tercera vez. Si él traía de regreso a ____________ a su apartamento terminarían haciendo el amor, no importaba lo bueno o noble de sus intenciones. Y esta vez la tomaría por completo. No puedo correr ese riesgo. No puedo. Porque una vez que la tome, una vez que sea totalmente mía, no voy a ser capaz de dejarla. Nunca. Y no podemos vivir así toda la vida. Con este horrible y sucio secreto toda nuestra vida. Será la ruina para los dos.
Joe se pasó las manos por el pelo y miró el reloj. Dios, se suponía que tenía una operación en 20 minutos. No tenía tiempo para una ducha. Tendría que llegar al coche e irse. Por un momento dudó, con las llaves aún en la mano. Todavía tenía un fuerte deseo de seguir a ____________, pero sabía que si lo hacía, lo lamentaría mas tarde. ¿Qué debía hacer?
Tengo que dejarla ir. No hay otro camino.
Sintiendo como si alguien hubiera metido su corazón en hielo, Joe salió por la puerta y se metió en el coche. Luego se dirigió al hospital.
***
—Esto está mal. Ella se ha ido y él no ha ido detrás.
—Lo sé. Me aseguré que encontrara la nota y la tarjeta y lo he estado empujando durante todo el día, pero no ha ido por ella. Está manteniendo la distancia no importa los pensamientos que le ponga en la cabeza.
Un profundo suspiro.
—Micah siempre se mostró inflexible. Pero la situación en el cielo es desesperada. Acabo de recibir un informe y las fuerzas del infierno están a punto de romper el muro final. Si no conseguimos abrir la sala del trono pronto…
—Lo sé, lo sé—Sombrío. —Pero, ¿qué podemos hacer? ¿Hay alguna forma de conseguir que Ariel vuelva con él? Tal vez hacerle recordar algo que dejó en el lugar, algo que necesita urgentemente y que tenga que tener enseguida.
—Lo pensé ya, pero ella empaquetó todo. Fue muy minuciosa. No va a regresar.
— ¿Qué hay de la carta, la que su madre le escribió? ¿Crees que tiene alguna información que pueda ayudar?
—No lo sé. No estaba allí cuando fue escrita, y Ariel no ha sido capaz de abrirla todavía; la muerte de su madre está muy reciente. Ha estado en el bolsillo de la maleta tanto tiempo, que creo que se ha olvidado de ella.
—Bueno, asegúrate que la encuentre. Si dice algo de todo… sé que su madre estaba siempre triste por la forma en que Micah se había alejado del resto de la familia. Tal vez les insta para que estén más cerca o algo así. O tal vez haya algo que Ariel quiera compartir con Micah. Cualquier excusa para que vuelvan a estar juntos es lo suficientemente buena.
—Tienes razón. Algo tiene que suceder pronto. No me gusta ese apartamento horrible en el que está ella.
Secamente.
—Ella pensó que no tenía otra opción. Era lo único que pusimos a su disposición.
—Sí, pero eso era cuando tratábamos de mantenerla junto a Micah. Ahora está en la parte mala de la ciudad, y va a oscurecer pronto.
—Tienes razón. Es mejor que vuelvas con ella. Voy a tratar de empujar un poco más a Micah.
—Hablaré contigo más tarde.
El silbido de dos alas potentes golpeando el aire y después silencio.
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____________ puso la cabeza entre las manos y suspiró. El apartamento que se había visto obligada a alquilar no estaba amueblado, por lo que había gastado un poco de dinero que no tenía en comprar un futón barato y en unas sábanas gemelas de hilo flojo. Había hecho una cama improvisada, con la intención de meterse en ella y dormir, pero no podía. Durante todo el día había estado comprobando su teléfono móvil, con la esperanza de tener una llamada de Joe. Esperando que el cambiara de opinión y le pidiera que vuelva.
Pero no hubo nada. Ni siquiera un mensaje de voz.
No sé porque me sorprendo. No es que no me haya sacado de su vida antes. Y sé lo testarudo que puede llegar a ser. Si ha decidido que nunca deberemos vernos, no lo haremos. Nunca.
La idea la hizo sentirse dolida y la golpeó en el interior. Le dolía todo el cuerpo, como si estuviera enferma, pero esta vez no estuvo Joe para curarla. No estaba su hermano mayor para envolverla en sus brazos y quitarle el dolor.
Oh, Joe. Dios, te echo mucho de menos. Y lo siento. Lo siento mucho.
Se pregunto cómo iba a continuar. Oh, podía hacer una vida para ella aquí. Ella tenía la posición en la USF con la profesora Dobrev, y probablemente hiciera el curso de doctorado el próximo semestre. Pero nada de eso significaba nada sin Joe.
Lo amo. Realmente lo amo. A pesar que es un error, no puedo ayudarme a mí misma. Y creo que él me ama, pero no puede admitirlo. No puede dejarse ir mucho más allá de lo que la sociedad considera normal y correcto.
______________ sacudió la cabeza. Tengo que parar esto. No puedo seguir con esto o me volveré loca. Lo sé… me daré una ducha. Una ducha larga y caliente y voy a tratar de no pensar.
Se levantó, dándose cuenta de que había anochecido. ¿Cuánto tiempo había estado sentada en el futón barato pensando en Joe? Deben haber sido horas. Lo que no era bueno. Ella no podía perder el sentido de esa manera. Tenía que seguir adelante de alguna manera.__________ comenzó a dirigirse al baño y entonces recordó que necesitaba una toalla y algo de jabón. Suspirando, volvió y comenzó a buscar en sus maletas hechas a toda prisa. Ahora, ¿dónde está el maldito jabón? Sé que lo empaqué. De repente, sus dedos buscadores tocaron algo delgado y plano en el bolsillo de la maleta. Frunciendo el ceño, ______________ lo sacó. Era un sobre blanco, con su nombre en una letra familiar. ¡La carta de mama! Oh, Dios mío. Me olvidé por completo de ella.
La carta se la había dado el abogado de su madre, junto con una serie de documentos para firmar. ______________ la había mirado muchas veces después de la muerte de su madre, pero no fue capaz de abrirla. El dolor de perder a su madre era demasiado reciente, demasiado fresco.Podría abrirla también ahora. ¿Cuánto peor puede ser de lo que ya siento? Con mucho cuidado, abrió el sobre y encontró una sola hoja de papel llena de la elegante y curvada letra de su madre.
Querida ______________,
Me iré pronto. El médico me lo confirmó cuando lo vi hoy. No llores mucho por mí, querida. Te quiero mucho y he vivido una buena vida. Siento como la mayoría de mis asuntos están en orden, pero hay una cosa que me inquieta… una cosa que siento la necesidad de enderezar antes de irme.
_____________, no puedo pensar una manera más sencilla de decir esto, así que voy a ir directa a ello. Tu hermano es adoptado.
_____________, no puedo pensar una manera más sencilla de decir esto, así que voy a ir directa a ello. Tu hermano es adoptado.
¿Qué? ___________ se quedó mirando la carta con confusión. ¡No podía ser! Simplemente no podía. Pero… Leyó la línea de nuevo. Sí, es verdad que dijo eso. En realidad, decía que Joe fue adoptado. Pero, ¿cómo? ¿Y por qué? Bueno, lee el resto de la carta, estúpida. Con entusiasmo, lo hizo.
Me imagino que estarás sentada con una mirada de asombro en la cara ahora mismo, lo que no es sorprendente. Nadie podría adivinarlo, lo sé. Tú y Joe se parecen tanto, ¿cómo podría alguien saber que no son verdaderamente hermanos de sangre? Pero es verdad.
Antes, cuando tu padre y yo nos casamos, queríamos formar una familia lo antes posible. Sin embargo, no importaba cuanto lo intentamos, nada pasó. Fui a un especialista en fertilidad, y me dijo que quizá nunca sería capaz de concebir. Fue entonces cuando empezamos a buscar una adopción. Apenas habíamos comenzado a mirar, cuando una joven encantadora se nos presentó con un hermoso niño que no podía cuidar. Nos dejó tenerlo libremente con una sola condición… que nunca, bajo ninguna circunstancia se le dijera a él o a nadie que era adoptado. Tu padre y yo incluso tuvimos que firmar un acuerdo jurídicamente vinculante en este sentido.
Bueno, he mantenido nuestra promesa todos estos años, pero siento la necesidad de romperla ahora. Una vez que me vaya, Joe tiene que saberlo. Sé lo que estás pensando… ¿por qué no le envié la carta a él? La respuesta es porque hemos estado lejos en estos últimos años. Sé que tu hermano ha estado ocupado en la escuela de medicina y su propia vida, pero siento que no soy capaz de hablar más con él. Y además, él necesita a alguien para tomarse esta noticia con suavidad. Que tendrás que ser tú, mi querida ________________.
Confieso que tengo otro motivo para enviarte esta carta en lugar de a Joe. También tenía la esperanza de juntaros de nuevo de algún modo. Estaban tan unidos de niños y me hirió ver la manera en que se fueron separando. Se necesitan el uno al otro ahora que yo me he ido, y espero y ruego que se encuentren de nuevo como adultos y que aprendan a amarse de la forma que solían hacerlo.
Con amor,
Mamá
Antes, cuando tu padre y yo nos casamos, queríamos formar una familia lo antes posible. Sin embargo, no importaba cuanto lo intentamos, nada pasó. Fui a un especialista en fertilidad, y me dijo que quizá nunca sería capaz de concebir. Fue entonces cuando empezamos a buscar una adopción. Apenas habíamos comenzado a mirar, cuando una joven encantadora se nos presentó con un hermoso niño que no podía cuidar. Nos dejó tenerlo libremente con una sola condición… que nunca, bajo ninguna circunstancia se le dijera a él o a nadie que era adoptado. Tu padre y yo incluso tuvimos que firmar un acuerdo jurídicamente vinculante en este sentido.
Bueno, he mantenido nuestra promesa todos estos años, pero siento la necesidad de romperla ahora. Una vez que me vaya, Joe tiene que saberlo. Sé lo que estás pensando… ¿por qué no le envié la carta a él? La respuesta es porque hemos estado lejos en estos últimos años. Sé que tu hermano ha estado ocupado en la escuela de medicina y su propia vida, pero siento que no soy capaz de hablar más con él. Y además, él necesita a alguien para tomarse esta noticia con suavidad. Que tendrás que ser tú, mi querida ________________.
Confieso que tengo otro motivo para enviarte esta carta en lugar de a Joe. También tenía la esperanza de juntaros de nuevo de algún modo. Estaban tan unidos de niños y me hirió ver la manera en que se fueron separando. Se necesitan el uno al otro ahora que yo me he ido, y espero y ruego que se encuentren de nuevo como adultos y que aprendan a amarse de la forma que solían hacerlo.
Con amor,
Mamá
_______________ arrugó la carta en el puño y respiró hondo, jadeando. ¿Qué podamos aprender amarnos? Oh, mama, si tú supieras.
Incapaz de ayudarse a sí misma, se puso a llorar… grandes, ásperos sollozos que sacudieron su cuerpo y que se sintieron como si la estuvieran rompiendo desde dentro hacia afuera. Durante todo este tiempo. Durante este tiempo ella y Joe habían estado luchando contra lo que era una atracción perfectamente natural. Rompiéndose -especialmente Joe- sobre lo que ellos pensaban que era un amor ilícito, incestuoso, cuando no había relación de sangre entre ellos en absoluto.
Y todo este tiempo he tenido la carta en la maleta. ¡Si no hubiera sido tan cobarde! ¡Si la hubiera abierto antes! Y el pobre Joe. ¿Cuánto lo va a afectar? Saber que mamá y papá en realidad no eran sus padres. Es tan extraño. Tan traumático. ¿Cómo puedo decirle nada sin hacerle daño? Todos esos años y nunca supo…
______________ respiró hondo, manteniendo el aire dentro y trató de calmarse. Olvidar el pasado; tenía que pensar en el futuro. Y lo más importante era que tenía la carta ahora. Se la podría mostrar a Joe y darle suavemente la noticia. Luego, una vez que la sorpresa pasara, tal vez podrían moverse a otros temas. Como el hecho de que su amor no era malo después de todo. Que podían estar juntos sin romper ningún tabú. Incluso contraer matrimonio, pensó con entusiasmo. Tener una boda pequeña solo para ellos dos. Ir de luna de miel y finalmente terminar lo que habían empezado en el loft de Joe.
Pero tendrían que recorrer un largo camino, estaba segura. En primer lugar,Joe tendría que superar el shock de saber que era adoptado. Y _____________ tenía la intención de estar allí para él en cada paso del camino. Quería apoyarlo, hacerle saber que lo amaba más que nunca, a pesar de la mala forma en que había terminado su último encuentro.
Tengo que decírselo. Tengo que llamarle ahora mismo y quedar con él. No puedo decírselo por teléfono, por supuesto. Tengo que convencerlo de vernos cara a cara. De esa forma, puedo tomarme las cosas con calma y darle algo de consuelo.
Justo cuando estaba buscando su teléfono móvil, un fuerte golpe resonó en la puerta endeble. _____________ saltó sobresaltada por el ruido que retumbó por el apartamento silencioso. Después de ir con cautela a la puerta, se asomó por la mirilla para ver al señor Filcher, su nuevo casero, de pie fuera con un fajo de papeles en la mano y una caja de herramientas en la otra mano.
Tenía el mismo aspecto que la primera vez que fue a ver el apartamento… calvo y desaliñado, con una barriga enorme y peluda sobre la parte delantera de su pequeñísimo pantalón negro. Llevaba una camiseta que debía haber sido blanca alguna vez. Ahora era amarillenta y estaba cubierta de las manchas. Mostraba trozos gruesos de sus brazos, y se veía un parche de pelo negro en el pecho desde la parte superior.
— ¿Señorita Jonas?—gritó, golpeando de nuevo con la mano que sostenía los papeles.—Tengo sus documentos de arrendamiento aquí.
La mano de _____________ se cernió sobre el pomo de la puerta. Por alguna razón no quería abrir la puerta. Había algo que no podía definir… un escalofrió en el aire. Un sentimiento de injusticia que se arrastró hasta su columna vertebral como un dedo helado. Pero era solo el señor Filcher, y aunque estaba sucio y muy poco atractivo, no lo veía como peligroso.
— ¿Señorita Jonas?—dijo de nuevo. —Mire, no tengo toda la noche.
Con un suspiro, _____________ abrió la puerta.
—Sí, señor Filcher
—Tenga sus papeles—Pero en lugar de entregárselos a ella, dio un paso más en la casa. —También vine a echar un vistazo a ese grifo que gotea demasiado.
— ¿El grifo?—_______________ casi había olvidado la llave del cuarto de baño con goteras del que se había dado cuenta la primera vez que vio el apartamento. Por supuesto, realmente no le importaba ahora, desde que estaba segura que se estaría mudando de nuevo casi tan rápido como había venido. Ella era positiva, Joe le pediría volver tan pronto como ella le dijera la buena noticia.
—Por supuesto, el grifo. Tengo que arreglarlo. Eleva la factura del agua si lo dejas correr. —La miró, con sus ojos azules un poco ansiosos—No me llevará más de un segundo.
_____________ frunció el ceño. ¿Qué hay de malo en sus ojos? ¿No eran marrones antes?
—Lo siento, pero yo me acabo de duchar ahora, así que no creo que pueda trabajar allí ahora mismo—mintió, pensando rápido. —Tal vez podría volver más tarde…—Después de que me vaya de este infierno.
—No, podemos dejarlo escurrir. Tengo tiempo—Antes de que pudiera decirle otra excusa o cerrar la puerta, había empujado al interior.
—Señor Filcher, realmente…—empezó ___________, pero él puso la caja de herramientas en el suelo y ya estaba cogiendo algo de su interior. Sus ojos se agrandaron cuando vio qué tenía entre las manos… un rollo de cinta adhesiva plateada y un trozo de cuerda de nylon amarilla.
¡Corre, ____________! ¡Vete! La voz en su oído era tan fuerte que casi era un grito.____________ no estaba segura de dónde venía ya que no había nadie de pie a su lado, pero no le importaba. El sentido de incorrecto se había convertido en una bola de aire frío que le envolvió todo el cuerpo.
Ella se volvió y saltó por la puerta entreabierta, con la intención de escapar lo más lejos posible de su nuevo casero tan rápido como pudo. Llegó, sus dedos rozando la madera barata de la puerta; casi estaba fuera…
Un puño duro la agarró del pelo y tiró con tanta fuerza que ______________ cayó a sus pies. El dolor la cegó, y ella aterrizó de espaldas con un suspiro sin aliento, porque todo el aire dejó los pulmones.De repente, el señor Filcher estaba a horcajadas sobre ella, mirándola de reojo con una sonrisa espantosa que dejaba expuestos los dientes marrones, que habían crecido de una manera larga y afilada. En sus ojos claros había llamas rojas bailando muy atrás.
—Ahora, pequeño coño de ángel—dijo con voz gruesa y distorsionada—Vamos a tener un poco de diversión.
Mucho para un solo capitulo... Pero bueno
ya falta poco para que termine así que disfruten
Wee re que es re feo lo que esta pasando ahora jajaj
Bueno besos
# TeamBullshit
Re: "Prohibido" - Joe Jonas y Tu
Por Dios me has matado con ese cap...
Es muy fuerte...
Siguelaaa
Es muy fuerte...
Siguelaaa
JB&1D2
Re: "Prohibido" - Joe Jonas y Tu
awwww santo cristo redentor no puede ser
Ya se entero que no son hermanos
Y ese tipo le quiere hacer daño ahhh
Debe de lleguer Joe a salvarla ahhhj
Que va a pasar ???
Siguela!!!
Ya se entero que no son hermanos
Y ese tipo le quiere hacer daño ahhh
Debe de lleguer Joe a salvarla ahhhj
Que va a pasar ???
Siguela!!!
aranzhitha
Re: "Prohibido" - Joe Jonas y Tu
OMG!!! DONDE ESTA JOE??!!! ,NO PUEDE DEJAR QUE PASE ESTO , DIOS!!!, ESE HOMBRE ES UN TESTARUDO, SERA SEXY, PERO ES TODO UN TESTARUDO, NO PUEDO CREER QUE ANA LE PERMITA HACER ESTAS COSAS , TENDRE QUE HABLAR SERIAMENTE CON ANA, Y TALVEZ CON CHIZY, PARA QUE ME AYUDE A HACER ENTAR EN RAZON A ANA, Y YA QUE ESTAMOS TAMBIEN A PANDU :P
ME GUSTO EL CAP :) , FUE TRISTE PERO ME GUSTO, GRACIAS POR SUBIR :D
ME GUSTO EL CAP :) , FUE TRISTE PERO ME GUSTO, GRACIAS POR SUBIR :D
Lola (la anguila)
Re: "Prohibido" - Joe Jonas y Tu
:O ..
Wee feliz por un lado ..
aunque por el otro estoy a punto de morirme Jajaja xD ..
Feliz porque al menos ya sabe ella que Joe es adoptado ..
y muriéndome porque Asmodeus está obteniendo su propósito ..
pero se que el ángel de la guarda de Ariel vendrá ..
bueno eso espero ..
Dios , espero que Joe no tome tan mal la noticia ..
SI-GUE-LAA ! ..
Wee feliz por un lado ..
aunque por el otro estoy a punto de morirme Jajaja xD ..
Feliz porque al menos ya sabe ella que Joe es adoptado ..
y muriéndome porque Asmodeus está obteniendo su propósito ..
pero se que el ángel de la guarda de Ariel vendrá ..
bueno eso espero ..
Dios , espero que Joe no tome tan mal la noticia ..
SI-GUE-LAA ! ..
Jess Jonas ..
Re: "Prohibido" - Joe Jonas y Tu
Jessi Jonas (: .. escribió::O ..
Wee feliz por un lado ..
aunque por el otro estoy a punto de morirme Jajaja xD ..
Feliz porque al menos ya sabe ella que Joe es adoptado ..
y muriéndome porque Asmodeus está obteniendo su propósito ..
pero se que el ángel de la guarda de Ariel vendrá ..
bueno eso espero ..
Dios , espero que Joe no tome tan mal la noticia ..
SI-GUE-LAA ! ..
CoteDreamer
Re: "Prohibido" - Joe Jonas y Tu
Capitulo 12
— ¿Jael? ¿Jael, puedes escucharme? Tengo un problema terrible aquí. Ariel ha sido capturada. Por uno de los demonios de las altas esferas, creo. Ha poseído a un ser humano, y la tiene, y no puedo llegar a ella. Porque hay muchos de ellos…muchos de ellos… entre ella y yo. Cada vez que quito a uno, aparecen veinte más.
Un silencio de escucha, pero no hubo respuesta.
— ¡Jael, por favor! Si me escuchas, ven. Y trae a quien puedas para ayudar. Hay muchos… muchos.
Más silencio, y de nuevo, nada.
— ¡Por favor, Jael… por favor!
Débilmente, desde muy lejos
—Te escucho, Elloria. ¿Estás bien?
— ¡No! Y tampoco lo está Ariel. Por favor, ven rápidamente.
—Estoy con Micah al otro lado de la ciudad.
—Tráelo. Vamos a necesitar a alguien con cuerpo verdadero para luchar con el poseído. Si logramos abrir un camino hacia la puerta, es este. Este lugar está lleno de demonios.
—No quiero sobrecargar su mente.
— ¿Prefieres ver a Ariel muerta o peor que muerta? Sé que no te gusta, pero tendrás que tomar una oportunidad. Solo tráelo. Y ven rápido. No sé cuánto tiempo más podré aguantar.
—En camino. Aguanta, Elloria.
—No estoy preocupada por mí. ¡El Todopoderoso me ayude, puedo oír sus gritos! ¿Qué le está haciendo? Date prisa, Jael. ¡Date prisa!
Capitulo 13
Joe caminaba por el pasillo del hospital en dirección a su oficina, después de lo que había sido la consulta quirúrgica más larga que recordara. Había tenido un día lleno y cuando estaba a punto de salir, le avisaron para una consulta de urgencia para un chico de diecisiete años que estaba mal. El chico había estado saltando en un trampolín en el patio de atrás, dio un mal salto, y trató de detenerse con sus manos cuando cayó fuera de la trampa. Había destrozado su radio derecho, una fractura expuesta, con el borde dentado del hueso asomando a través de la piel ensangrentada y desgarrada.
Joe supo nada más le puso las manos encima al muchacho, que la lesión estaba más allá de su capacidad de sanación secreta. No había forma que pudiera hacer crecer el tejido del hueso con un solo toque, de la forma que a veces podía suavizar fracturas más pequeñas y menos graves. De hecho, él estaba razonablemente seguro que tendría que usar un fijador externo para estabilizarlo.
Pero el problema no residía en la cirugía larga y difícil que estaba realizando; era el padre del chico. Al parecer el chico era el lanzador estrella del equipo de beisbol de la escuela, y Papá ya contaba con una carrera profesional. Había acorralado a Joe y exigido ver sus credenciales, preguntando a qué escuela de medicina había acudido, qué GPA había tenido y aun quería referencias de pacientes que había operado en el pasado. Joe había contestado con calma al principio, pero luego con creciente irritación. Cuando por fin había señalado que el chico tenía un intenso dolor, Papá había dicho con orgullo que “Junior” aguantaba bien el dolor.
—Aguanta, bien, ¿hijo? Olvídalo. Quítalo de tu mente—Revolvió el cabello del chico, sin darse cuenta que su cara estaba gris y sudorosa de agonía. —Podemos esperar si tenemos que hacerlo—le había dicho a Joe —Solo lo mejor para la futura estrella aquí. Si tiene que volar donde sea para tener el mejor especialista.
—Yo soy un especialista, Sr. Novak. Soy cirujano ortopedista. Ahora, ¿quiere que opere a su hijo o no?
El padre bramó y se quejó y en general perdió tiempo, pero finalmente estuvo de acuerdo en que sí, en que Joe le operara. Actuó como si estuviera haciéndole un favor a Joe confiándole un futuro lanzador del salón de la fama, y lo amenazó veladamente con los tribunales si el brazo de su hijo no quedaba como nuevo cuando sanara.
Mientras caminaba por el pasillo, Joe seguía escuchando la voz iracunda del padre en su cabeza.
— ¿Sabe lo que hace un lanzador top estos días, doctor? Millones. Eso es una gran responsabilidad. Una gran cantidad de ingresos perdidos si todo no resulta absolutamente perfecto.
Hijo de puta.Joe tenía casi decidido pasarlo a la enfermera de traje del doctor Beaker, el otro ortopedista de guardia. En realidad, teniendo en cuenta el día que había tenido, tenía derecho a hacer exactamente eso. Lo único que le impedía hacerlo era que solo le esperaba un apartamento vacío. Tenía los huesos cansados, pero sabía que no había forma en que pudiera dormir. Acabaría tumbado en una cama grande, vacía, mirando al techo y pensando en ella. En ______________.
Suspiró y se pasó una mano por el pelo. Podría quedarme. Si me voy a casa, lloraré por dentro. Al menos aquí tengo una distracción.
Solo estaba girando en el pasillo que le llevaría a quirófano cuando una voz conocida lo llamó. Girando sorprendido, vio a Jael corriendo hacia él, con una expresión sombría en el rostro.
— ¿Qué?—comenzó a preguntar, pero antes de que pudiera salir el resto de la pregunta, Jael lo había cogido por el brazo y tiraba de él en línea recta hacia el aparcamiento de los médicos. Joe trato de resistir, pero el otro era más fuerte de lo que parecía—casi sobrenaturalmente fuerte, parecía. —Jael, detente. Tengo que lavarme para cirugía- protestó.
—Beaker se hará cargo. Ahora, muévete…
— ¿Pero qué? ¿Qué pasa?
—Tu hermana está en problemas—Jael le informó mientras lo sacaba a la húmeda noche de Tampa. —No hagas preguntas. Solo conduce.
Arrastró a Joe a un cupé deportivo de baja altura que Joe había comprado el año anterior y le puso las llaves en la mano. Joe apenas tuvo tiempo de pensar que había dejado las llaves de su coche en su taquilla y se preguntó cómo diablos sabía Jael su combinación antes de que salieran a toda velocidad del aparcamiento.
— ¿Cómo sabes de ____________? ¿Qué le pasa?—Exigió mientras Jael le dirigía a coger la vía de acceso de la 275 Norte.
—Creo que ha sido atacada—Los ojos verdes de Jael brillaban con una extraña luz en la oscuridad del coche, y de alguna manera parecía que ocupaba más espacio del que debería un hombre de su tamaño. Mirando la espalda de Jael, Joe creyó ver un blanco vislumbre, extraño, un fantasma en la oscuridad de… ¿de qué? ¿Alas? Pero eso era una locura. Imposible. Solo la idea le provocó dolor de cabeza.
—¿Cómo lo sabes? ¿Alguien me llamó y tomaste un mensaje?—Fue la única explicación que Joe pudo encontrar. Aunque el porqué el operador del HGT simplemente no lo había localizado estaba más allá de él.
Jael se limitó a mirarlo.
—Algo por estilo—Su voz era un murmullo, ansioso. —Escucha Joe. Cuando lleguemos a la nueva casa de tu hermana, podrás ver algunas cosas más.
— ¿Qué cosas?—Joe lo miró con aprensión y luego a la carretera. Iba a más de 100 k/h, entrando y saliendo del movimiento más lento del tráfico, y era necesario prestar atención a la forma de conducir.
—Cosas que… bueno… cosas que pueden hacerte dudar de tu cordura—Suspiró Jael —Pero no lo hagas. Sólo concéntrate en ayudar a Ariel.
— ¿Quién?—Echó otro vistazo hacia Jael. ¿Sería posible que el otro hombre se estuviera volviendo loco y lo estuviera arrastrando?
—___________. Concéntrate en ___________—Jael exhaló profundamente y movió la cabeza. —Lo siento. Ha sido un ataque sorpresa. Nunca soñamos que se atreverían… Aquí ¡toma la salida de Fletcher!
Joe deslizó el pequeño Audi a la derecha, agradecido más que nunca de su excelente conducción. Por desgracia, tuvo que reducir la velocidad considerablemente hasta que sintió como el coche se arrastraba.
Durante todo el tiempo que estuvo conduciendo, Jael se quedó muy quieto, con la cabeza hacia un lado. Parecía como si estuviera escuchando una emisora de radio que solo él pudiera sintonizar y la expresión de su rostro era más sombría por momentos.
— ¿Qué?—Preguntó Joe finalmente, incapaz de ayudarse a sí mismo. — ¿Qué está pasando? Puedo decir que sabes… algo
Jael meneó la cabeza.
—No es bueno—Se volvió hacia Joe.
—Cuando lleguemos allí, necesitarás esto—Aparentemente de la nada, él sacó un largo y brillante cuchillo, no, era más como una espada, con una empuñadura de oro macizo. —Aquí—Él la sostuvo con la empuñadura primero hacia Joe. —Sé que no es mucho, pero es lo mejor que puedo hacer en este plano de existencia. Y se encenderá cuando te encuentres con el mal.
— ¿De qué estás hablando?—Joe miro la empuñadura de oro sin tomarla. —Mira hombre, no sé quién te crees que soy, pero no tengo ninguna formación de artes marciales o cualquier otra cosa.
—No necesitas ningún entrenamiento. Vendrá a ti cuando tomes la espada. Por lo tanto, cógela. Estamos aquí.
Joe volvió a mirar a la calle para ver que Jael tenía razón. Estaban aparcados frente a un raído, edificio de aspecto destartalado en la parte trasera de un gran complejo de apartamentos. Era extraño, ya no recordaba haber conducido por el complejo, pero ahora tenía otras cosas de qué preocuparse. Jael le puso la espada en la mano y salió.
—Sígueme—le dijo a Joe, con sus ojos claros intermitentes. —Mantente justo detrás de mí para que pueda despejar el camino. En el momento que me mueva fuera del camino, ve a la puerta y mata a la persona que tiene cautiva a tu hermana.
—Espera un momento. ¿Matar a quién? ¿Y por qué tienes que despejar el camino?
Jael frunció el ceño.
—Te lo dije antes. No es tiempo de preguntas. Haz lo que te digo si quieres mantener a la mujer que amas con vida y sin mancha.
—Jael—pero el otro ya estaba caminando hacia delante, dejando a Joe que lo siguiera, lo cual hizo porque le parecía que no tenía otra opción.
Fueron sobre la acera y sobre un parche de hierba seca de color marrón que crujía bajo sus pies. El leve sonido hizo notar a Joe que el complejo estaba extrañamente silencioso. No se escuchaban coches, ni personas fuera y dentro, a pesar que era un viernes por la noche. ¿Qué demonios está pasando? Miró a su alrededor con inquietud y agarró la empuñadura de la espada, preguntándose en qué se estaba metiendo.
Cuando llegaron a la parte de atrás del edificio, y escuchó algo, pero no con sus oídos. Era un sonido extraño, alguien gritando, como si alguien estuviera arañando con las uñas la pizarra más grande del mundo. El sonido hizo que apretara los dientes y le dio ganas de lucha. Fue como una señal que su cuerpo entendió aunque su cerebro no. Más extraño aun, parecía como si la temperatura hubiera disminuido. Joe tembló, sintiendo como si un viento frío hubiera soplado a través de él. Pero no lo había sentido en su cara o en su cuerpo, había sentido el frio en su mente. Frunció el ceño. ¿Qué demonios?Y después todo sucedió a la vez.
— ¡Vamos!—Jael gritó, su voz profunda elevándose sobre el estruendo del rugido ensordecedor del silencio. Había producido de alguna manera una espada para él, y la estaba balanceando de un lado a otro, cortando en… ¿en qué? Joe no lo sabía, pero definitivamente había algo que él no podía ver.
Era como si todo el patio trasero del edificio de departamentos estuviera lleno de sombras, como una piscina estaba llena de agua. De alguna manera,Joe supo que eran la fuente del frío que congelaba el ambiente. Nadaban alrededor de Jael, que estaba brillando. No, era la espada la que brillaba. La hoja era muy brillante ahora, que Joe no podía verla, y cada vez que Jael la balanceaba, cortaba las sombras en tiras. Pero entonces, más sombras se apresuraban a llenar el espacio, vertiéndose como agua negra malvada.
Había alguien más allí también, otra figura con una brillante espada, pero Joe apenas tuvo tiempo de echar un vistazo a todo antes de que estuvieran de pie delante de una puerta de madera en mal estado marcada con el 119.
Jael volvió la cabeza, con sus ojos verdes ardiendo en su rostro moreno.
— ¡Ve!—gritó, asintiendo hacia la puerta — ¡Date prisa! No puedo contenerlos mucho tiempo.
Joe no hizo más preguntas. Era evidente que estaba sucediendo algo más allá de su comprensión allí. Pero si ____________ estaba en algún lugar en medio de esto, siendo herida, por favor, Dios, no, entonces tenía toda la intención de meterse de lleno. Intentó abrir el picaporte, pero la puerta estaba cerrada con llave. Apoyó el hombro sobre la puerta, empujó con fuerza y la madera barata se astilló, el seguro se rompió bajo la presión. Se precipitó dentro del apartamento, con la espada que Jael le había dado sujeta en su puño y vio…
Nada.
No había nada en la sala de estar vacía, excepto unas trampas para cucarachas y un montón de ropa. Joe frunció el ceño y dio un paso adelante, con sus ojos parpadeando sobre la ropa dispersa, que le resultaba familiar. Una blusa polo morada, un par de jeans al revés, como si alguien hubiera tenido prisa en quitárselos. O tal vez como si alguien los hubiera arrastrado, susurró una pequeña voz en su mente. Y luego… Dios, no. Oh, no. Unas bragas rosa pálido. De ___________, estaba seguro.
Owen sintió crecer la rabia dentro de él como nunca la había sentido. Quería correr por el piso, gritando su nombre. Quería saber desesperadamente que ella estaba bien, ilesa. Pero tenía la sensación, un instinto dentro de él se lo decía en su cerebro, que la persona que la tenía era peligrosa. Muy peligrosa.
Obligándose a ir despacio, anduvo, con la espada en alto, a través del apartamento vacío. Nada en el área de la cocina, ni en el rincón del desayuno. Nada excepto un grifo que goteaba en el baño, sin usar. Solo quedaba el dormitorio.
Dio la vuelta por un pasillo corto y se encontró con una puerta cerrada. No hubo ningún ruido proveniente de la habitación tras la puerta, pero sintió algo. Una señal silenciosa de angustia. __________.
Con la espada agarrada firmemente en una mano, abrió la puerta, con la intención de coger por sorpresa a la persona que la tuviera.
Pero la única persona que había en la habitación era ___________.
Ella yacía en el suelo, desnuda, con las manos atadas a la espalda y los ojos cerrados. Encima de la boca tenía un trozo de cinta adhesiva, sin duda la razón por la que no había escuchado ningún grito. Su cabello dorado, desplegado alrededor de su cabeza sobre la alfombra marrón, estaba enmarañado y sucio. Parecía como si alguien la hubiera salpicado con una especie de alquitrán espeso, negro y pegajoso. De hecho, la sustancia aceitosa y viscosa estaba por todas partes, goteando por sus mejillas, salpicada sobre sus pechos, esparcida sobre sus muslos, y olía. No era un olor que podía detectar con su nariz, era algo peor. Un hedor psíquico que apestaba a corrupción. Le hizo apretar los dientes, sentirse enfermo e iracundo al mismo tiempo. ¿Qué demonios era eso? Pero lo que fuera, podría tratarlo más tarde. Ahora tenía que coger a _____________ y salir de allí lo antes posible. Y luego iba a matar al hijo de puta que le hubiera hecho esto.
Joe dio un paso hacia delante y sus ojos azules se abrieron. Estaban rojos e hinchados, como si hubiera estado llorando, pero se abrieron más cuando lo reconoció.Se acercó a ella.
—Todo está bien, cariño. Voy a sacarte de aquí.
Sus ojos se abrieron más aun y ella sacudió la cabeza violentamente. Miraba por encima del hombro de él, con el cuerpo rígido de miedo.¡Detrás de ti! No había necesidad de que ella dijera nada, lo sentía con cada fibra de su ser. Todo su cuerpo parecía vibrar como una cuerda pulsada y todo se movía a cámara lenta cuando se giró para ver quién -o qué- estaba detrás de él.
—Bien, bien. Parece que tenemos dos por el precio de uno esta noche. ¿Has venido para que te folle a ti también, angelito? ¿O para ver cómo me follo a tu chica?
La cosa que estaba hablando una vez podría haber sido humana. En el exterior se veía como un calvo, hombre de mediana edad con una tripa enorme y peluda, y con unos ojos pequeños y codiciosos. Pero había algo raro en él, algo deforme. Parecía menos una persona que un títere, una marioneta cuyos hilos estaban siendo sacados de su interior. Y sus ojos azules estaban llenos de llamas color sangre.
—Eres un enfermo hijo de puta—La voz de Joe salía ahogada. —¿Qué le has hecho?
— ¿Qué no le he hecho?—La cosa le sonrió y de repente, Joe se dio cuenta de repente que estaba desnudo—tan desnudo como ____________. Un pene grueso como un garrote, colgaba entre sus piernas, rezumando líquido negro aceitoso por uno de los muslos.
Y entonces Joe lo supo.
Con un rugido se lanzó hacia delante, y de repente, la espada estalló en llamas entre sus manos. Le clavó la espada ahora llameante a la cosa, pero esto bailaba torpemente fuera de su alcance, riendo obscenamente.
—Contaminada, contaminada—cantaba con voz agrietada, distorsionada.
—Has llegado demasiado tarde, angelito. Ella está arruinada ahora Contaminada…
Tendría que haber tenido la tentación de dejar caer la espada en llamas, pero no fue así. Las llamas se sentían frescas sobre su piel, heladas, de hecho, y de alguna forma, limpias. Todo lo contrario de la suciedad que saltaba frente a él.
“Portador del fuego purificador” No sabía de dónde habían venido las palabras, pero sonaron en su cabeza como una campana cuando fue tras el torturador de _______________.
La cosa tenía una hoja en su mano ahora, un cuchillo negro, torcido, cruel y absolutamente letal. La cosa clavó su mirada en él, y Joe saltó lejos, confiando de manera instintiva en la forma en que su cuerpo se movía, como si hubiera hecho este tipo de cosas antes.Otro golpe y se torció de nuevo y le cogió con la punta de su espada. Cortó el rostro de la cosa y de repente su mejilla se quedó colgando como dos alas, derramando sangre negruzca.
Puso las manos en su rostro, miró la sangre en sus dedos sucios y se echó a reír.
—No está mal, angelito. Siempre fuiste bueno con la espada—De repente, saltó a la izquierda, como si fuera hacia ____________. Joe se movió para protegerla.
El cuchillo negro salió como una flecha y una ardiente línea de fuego se deslizó por la parte superior de su brazo. Joe miró hacia abajo para ver que el color verde de su camisa de manga corta se estaba volviendo rojo oscuro. Pero no había tiempo para el dolor. Tengo que acabar con esto. Tengo que sacar a ____________ de aquí.
Moviéndose de una manera que era completamente extraña y completamente familiar a la vez, Joe hizo una finta hacia la derecha y fingió tropezar, bajando la guardia por un instante. La cosa vino a él de nuevo, con el cuchillo negro listo para aprovecharse de su debilidad, y Joe golpeó.Agachado, le clavó la punta hacia arriba, y con la hoja ardiente le cortó el vientre flácido. Derritió la grasa como la mantequilla, dejando que las tripas salieran en una maraña rojiza semejante a un delantal obsceno alrededor de sus rodillas.El golpe debería haberle matado. Pero a pesar de que la cosa que había capturado a ____________ estaba de rodillas, todavía lo miró, con la cara retorcida en una sonrisa.
—Vamos—dijo de forma áspera, con esa voz profunda y distorsionada. —Mata a esta vasija. Envíame de vuelta al infierno. Ya hice lo que vine a hacer, angelito.
Las palabras que salieron a la boca de Joe no las entendió, pero las dijo igualmente porque las sentía bien.
—Te voy a mandar de vuelta, pero no solo al infierno. Vete a la fosa, Asmodeus. Por todo lo que es santo, te voy a arrojar al lago de fuego, para no volver jamás.
Los ojos de la cosa se desorbitaron y gritó.
— ¿La fosa? ¡No! No puedes… no puedes…
Joe tomó fuertemente la espada con las dos manos y la levantó por encima de su cabeza. Luego la dejó caer con todas sus fuerzas. La llameante hoja dividió el cráneo de la criatura en dos, cortando el grito y matando al demonio para siempre.
La cosa estaba muerta antes de tocar el suelo, pero Joe no quería perder más tiempo con eso. Corrió hacia donde estaba ___________ temblando, todavía cubierta del aceitoso y horrible líquido. El hedor lo hizo lagrimear, pero no dudó en cortarle sus ataduras. Al principio, ella huyó de la hoja en llamas, pero después de dio cuenta, como Joe, de que no la quemaba. La sostuvo hasta que Joe cortó lo que quedaba de la cuerda amarilla que le había provocado grandes verdugones en la piel.
Tan pronto como sus manos estuvieron libres, se arrancó la cinta adhesiva de la boca. Hizo un ruido rasgado que dolía de escucharlo y Joe vio cómo sus labios sangraban por varios sitios donde el poderoso adhesivo había rasgado la piel.
—____________—comenzó pero ella sacudió la cabeza.
—Aléjate de mí…
— ¿Qué?—puso una mano delante de ella—____________, soy yo. No te hare daño. Te quiero…
— ¡No me toques!—Fue algo cercano a un grito.
Joe hizo un gesto con la mano hacia atrás y la miró con incertidumbre.
— ¿____________?
—No me toques—repitió, su voz era un susurro quebrado ahora. —Tú no…no me toques, Joe. Tú tendrás esto en ti…
Joe no tuvo que preguntar qué era “eso”. El nocivo líquido negro que la cubría de la cabeza a los muslos hablaba por sí solo.
—Está en shock.
La voz profunda de Jael detrás de él sobresaltó a Joe. Se giró, poniéndose delante de ___________ para proteger su desnudez y miró hacia arriba. El otro hombre respiraba con dificultad, la espada resplandeciente en una mano y un paquete de ropa en la otra, pero parecía estar en paz.
— ¿Va todo bien fuera?—preguntó Joe pensando en las sombras nadadoras y arremolinadas.
Jael asintió con la cabeza brevemente.
—Estuvo reñido por un rato. Había cientos de ellos. Pero cuando mataste a su maestro el resto de los impíos huyeron.
Joe no sabía de qué hablaba, pero no le importaba. Si el camino estaba despejado fuera, tenían que dar el siguiente paso.
—Necesitamos a la policía. Y una ambulancia—dijo, pero Jael movió la cabeza.
—Necesitas llevar a tu hermana a casa. Yo haré la limpieza.
—Pero maté a un hombre. Ellos querrán hacer preguntas. Y __________—bajó la voz un poco—____________ tiene que ir al hospital.
—No hay nada que puedan hacer por ella allí—dijo con firmeza Jael. —Y además, mírala. ¿De verdad quieres dejarla sola en un sitio tan grande e impersonal como un hospital mientras la policía te hace preguntas que no podrás contestar sin parecer un loco?
—Yo…—Joe miro hacia atrás brevemente para ver cómo su hermana pequeña había llevado sus rodillas hacia su barbilla y estaba temblando violentamente.
—Ella te necesita a ti, y solo a ti, Joe—La profunda voz de Jael era suave. —Tienes un toque curativo; utilízalo para ayudarla. Pon tus manos sobre ella y hazla sentir mejor—Dejó caer el bulto que llevaba en la otra mano y vio que era la ropa descartada de ____________. —Llévala a casa.
Joe no quiso discutir más frente a su traumatizada hermana. Dando la espalda a Jael por un momento, le tendió la ropa.
—Aquí, _______________. ¿Puedes ponerte esto? Si necesitas ayuda…
— ¡No!—Ella le arrancó la ropa y se fue hacia atrás en un rápido movimiento. —No. Lo haré yo misma. Solo… dame un poco de privacidad.
Joe asintió y se volvió hacia Jael.
—Vamos. Al pasillo—Una vez allí, se volvió de nuevo hacia el otro hombre. —Mira, te agradezco la oferta de, uh, limpiar el desastre y tu preocupación por ______________. Pero ella es una víctima. Necesita más de lo que puedo hacer por ella. Asesoramiento, terapia…
Jael meneó la cabeza de nuevo.
—Ella es tu otra mitad; necesita tu tacto. Y tiene que saber que, pasara lo que pasara, aún la amas. ¿Entiendes?
Joe abrió la boca para protestar de nuevo y la cerró. Jael hablaba con tranquila autoridad, con una certeza que era difícil discutir.
—Muy bien—dijo al fin. —La llevaré a casa.
—Y hazle saber que la amas—dijo Jael empáticamente.
—Por supuesto…
—No importa lo que le haya pasado…
— ¿Qué? ¿Tú piensas que voy a dejar de amarla porque la han atacado?—demandó Joe. — ¿Qué clase de bastardo piensas que soy?
Jael frunció el ceño.
—Hay muchos de nuestra clase que no podrían amar después de tal ataque. Lo sentimos… demasiado fuerte cuando uno de los nuestros está contaminado.
—No sé qué quieres decir con ‘nuestra clase’ ni quiero saberlo—dijo Joe sin alterar la voz. —Pero no tienes que preocuparte. No voy a dejar de cuidar de ____________. No puedo. Aunque sé que debería hacerlo.
—Recuerda. Tu tacto y solo tu tacto pueden curarla—Joe asintió con la cabeza y se hizo a un lado cuando se abrió la puerta del dormitorio y ____________ salió con piernas temblorosas.
—Estoy lista—Ella miró hacia abajo en la alfombra, una forma evidente de evitar encontrarse con la mirada de Joe. Estaba descalza, y su camisa estaba la mitad fuera, solo la mitad dentro de sus pantalones vaqueros.Joe no mencionó la forma desordenada en que estaba vestida. Ahora no era el momento de preocuparse por los detalles de menor importancia.
— ¿__________?—Trató de tocarle el hombro, pero ella le rehuyó. —Cariño—le dijo en voz baja, sin inmutarse— ¿Estás bien?
—Estoy bien—Ella movió la cabeza y lo miró. —Por favor, Joe, no me hagas hablar. Solo llévame a casa.
Joe asintió.
—Está bien. Vamos—Miró a Jael y luego echó una mirada de incertidumbre de vuelta al dormitorio, donde el cadáver del atacante de ______________ estaba en un charco negro y rojo.
—No te preocupes por ello—le aseguró Jael. —Todos los restos habrán desaparecido en cuanto se vayan.
Joe volvió a asentir. No sabía cómo sería posible limpiar una escena tan desordenada y no dejar ningún rastro, pero confió en que Jael podría hacerlo. El hombre obviamente tenía habilidades que iban más allá de la cirugía.
—Vamos—le dijo a _______________ y la llevó a la salida del apartamento.
No estaba convencido totalmente de que fuera lo correcto, pero la llevaba a casa.
En algún lugar de la estratosfera, un suave susurro de alas.
—Bueno, está hecho. No queda nada. Nada para demostrar que algo de esto haya pasado.
—Gracias, Jael—Sonando tenue y cansada. —Fue un trabajo rápido—Ansiosamente.
— ¿Estás bien? ¿Fuiste herida, Elloria?
—Nada que no se cure. Yo estoy más preocupado por Ariel. Yo… yo no puedo creer que no pudiera salvarla.
Firmemente.
—La salvaste. Está viva. Y está con Micah ahora.
—Sabes lo que quiero decir. A pesar de que ahora pueden estar juntos sin el tabú en el camino.
— ¿Qué?—En shock. — ¿Qué quieres decir?
Un pequeño sollozo
—Es cierto. No tuve oportunidad de decírtelo. ¿Recuerdas la carta de su madre sobre la que querías llamar la atención de Ariel? Bueno, lo dijo todo sobre la adopción. Ahora Ariel sabe que ella y Micah…
—No tienen relación de sangre.
—Exactamente. ¿Pero cuánto bien hará tenerlos juntos ahora que ella ha sido contaminada?
— ¿Piensas que Micah no la amará más?
—No sé… yo solo no lo sé—Otro sollozo. —Es tan horrible, la máxima humillación. He conocido ángeles que han acabado con su existencia por no poder asumir las consecuencias.
—Ariel no tiene esa opción. No mientras esté en un cuerpo humano.
—Sí, la tiene. Los humanos lo llaman suicidio. Pero si muere por su propia mano, no podrá volver a su ser celestial, y…
—Lo sé. Y todo estará perdido—Un suspiro. — ¿Has escuchado algo del cielo? ¿Cuánto tiempo más podrán aguantar a las fuerzas demoniacas allí arriba?
—Un día de la tierra. Quizá dos. Necesitan a Ariel y Micah para abrir la sala del trono. Pero ahora… ahora no creo que vaya a suceder. Nunca…
—No sé. Tienes que tener algo de fe, Elloria. Dale una oportunidad a Micah. Hablé con él y todavía la ama, a pesar de lo que el demonio hizo.
—Pero… pero ella está contaminada. ¿Estás seguro?
—Da un poco de crédito a Micah. Ella es la otra mitad de la pareja de ángeles. Su vínculo es el más fuerte en el universo. Mientras ella todavía esté viva, él la amará.
— ¡Pero no va a actuar en consecuencia! Piensa que está mal.
—Si—Asintió. —Incluso ahora lo cree. Pero realmente creo que si él siente que ama a Ariel, la curará, irá en contra de todas las convenciones humanas y romperá el tabú de una vez por todas.
—Si solo le dijera lo que sabe. Pero temo que no lo hará. Ella no se sentirá digna de su amor después de lo que se hizo con ella.
Pensativamente.
—Tal vez lo haga. Su amor por él es tan fuerte como el de él por ella, no te olvides. Y si ella le dice…
—Si ella le dice. Si él la ama a pesar de que ha sido profanada. Si, si, si. ¡Estoy tan harta de ti, Jael! Necesitamos a la pareja de ángeles restaurada a su forma celestial. Necesitamos sus espadas para luchar contra las hordas del infierno. Necesitamos…
—Necesitamos ser pacientes, Elloria. Solo por un día o dos más. Ser pacientes y tener fe. Es lo único que podemos hacer.
Una respiración profunda y el crujido de las plumas alisándose.
—Hay otra cosa. Podemos darles un sueño curativo. Algo para ayudar a Ariel a superar el trauma y a Micah para saber qué decir, qué hacer.
—Tienes razón. No conseguirán nada esta noche, de todos modos. Y tal vez cuando se despierten…
—Sí, tal vez.
Alto capitulo les subi ... Re largo ... Muy al estilo Ana jjajja
Ok ... Momentos decisivos ... Solo faltan 3
capítulos creo no me fije , pero falta poco muy poco
Disfruten XD
— ¿Jael? ¿Jael, puedes escucharme? Tengo un problema terrible aquí. Ariel ha sido capturada. Por uno de los demonios de las altas esferas, creo. Ha poseído a un ser humano, y la tiene, y no puedo llegar a ella. Porque hay muchos de ellos…muchos de ellos… entre ella y yo. Cada vez que quito a uno, aparecen veinte más.
Un silencio de escucha, pero no hubo respuesta.
— ¡Jael, por favor! Si me escuchas, ven. Y trae a quien puedas para ayudar. Hay muchos… muchos.
Más silencio, y de nuevo, nada.
— ¡Por favor, Jael… por favor!
Débilmente, desde muy lejos
—Te escucho, Elloria. ¿Estás bien?
— ¡No! Y tampoco lo está Ariel. Por favor, ven rápidamente.
—Estoy con Micah al otro lado de la ciudad.
—Tráelo. Vamos a necesitar a alguien con cuerpo verdadero para luchar con el poseído. Si logramos abrir un camino hacia la puerta, es este. Este lugar está lleno de demonios.
—No quiero sobrecargar su mente.
— ¿Prefieres ver a Ariel muerta o peor que muerta? Sé que no te gusta, pero tendrás que tomar una oportunidad. Solo tráelo. Y ven rápido. No sé cuánto tiempo más podré aguantar.
—En camino. Aguanta, Elloria.
—No estoy preocupada por mí. ¡El Todopoderoso me ayude, puedo oír sus gritos! ¿Qué le está haciendo? Date prisa, Jael. ¡Date prisa!
Capitulo 13
Joe caminaba por el pasillo del hospital en dirección a su oficina, después de lo que había sido la consulta quirúrgica más larga que recordara. Había tenido un día lleno y cuando estaba a punto de salir, le avisaron para una consulta de urgencia para un chico de diecisiete años que estaba mal. El chico había estado saltando en un trampolín en el patio de atrás, dio un mal salto, y trató de detenerse con sus manos cuando cayó fuera de la trampa. Había destrozado su radio derecho, una fractura expuesta, con el borde dentado del hueso asomando a través de la piel ensangrentada y desgarrada.
Joe supo nada más le puso las manos encima al muchacho, que la lesión estaba más allá de su capacidad de sanación secreta. No había forma que pudiera hacer crecer el tejido del hueso con un solo toque, de la forma que a veces podía suavizar fracturas más pequeñas y menos graves. De hecho, él estaba razonablemente seguro que tendría que usar un fijador externo para estabilizarlo.
Pero el problema no residía en la cirugía larga y difícil que estaba realizando; era el padre del chico. Al parecer el chico era el lanzador estrella del equipo de beisbol de la escuela, y Papá ya contaba con una carrera profesional. Había acorralado a Joe y exigido ver sus credenciales, preguntando a qué escuela de medicina había acudido, qué GPA había tenido y aun quería referencias de pacientes que había operado en el pasado. Joe había contestado con calma al principio, pero luego con creciente irritación. Cuando por fin había señalado que el chico tenía un intenso dolor, Papá había dicho con orgullo que “Junior” aguantaba bien el dolor.
—Aguanta, bien, ¿hijo? Olvídalo. Quítalo de tu mente—Revolvió el cabello del chico, sin darse cuenta que su cara estaba gris y sudorosa de agonía. —Podemos esperar si tenemos que hacerlo—le había dicho a Joe —Solo lo mejor para la futura estrella aquí. Si tiene que volar donde sea para tener el mejor especialista.
—Yo soy un especialista, Sr. Novak. Soy cirujano ortopedista. Ahora, ¿quiere que opere a su hijo o no?
El padre bramó y se quejó y en general perdió tiempo, pero finalmente estuvo de acuerdo en que sí, en que Joe le operara. Actuó como si estuviera haciéndole un favor a Joe confiándole un futuro lanzador del salón de la fama, y lo amenazó veladamente con los tribunales si el brazo de su hijo no quedaba como nuevo cuando sanara.
Mientras caminaba por el pasillo, Joe seguía escuchando la voz iracunda del padre en su cabeza.
— ¿Sabe lo que hace un lanzador top estos días, doctor? Millones. Eso es una gran responsabilidad. Una gran cantidad de ingresos perdidos si todo no resulta absolutamente perfecto.
Hijo de puta.Joe tenía casi decidido pasarlo a la enfermera de traje del doctor Beaker, el otro ortopedista de guardia. En realidad, teniendo en cuenta el día que había tenido, tenía derecho a hacer exactamente eso. Lo único que le impedía hacerlo era que solo le esperaba un apartamento vacío. Tenía los huesos cansados, pero sabía que no había forma en que pudiera dormir. Acabaría tumbado en una cama grande, vacía, mirando al techo y pensando en ella. En ______________.
Suspiró y se pasó una mano por el pelo. Podría quedarme. Si me voy a casa, lloraré por dentro. Al menos aquí tengo una distracción.
Solo estaba girando en el pasillo que le llevaría a quirófano cuando una voz conocida lo llamó. Girando sorprendido, vio a Jael corriendo hacia él, con una expresión sombría en el rostro.
— ¿Qué?—comenzó a preguntar, pero antes de que pudiera salir el resto de la pregunta, Jael lo había cogido por el brazo y tiraba de él en línea recta hacia el aparcamiento de los médicos. Joe trato de resistir, pero el otro era más fuerte de lo que parecía—casi sobrenaturalmente fuerte, parecía. —Jael, detente. Tengo que lavarme para cirugía- protestó.
—Beaker se hará cargo. Ahora, muévete…
— ¿Pero qué? ¿Qué pasa?
—Tu hermana está en problemas—Jael le informó mientras lo sacaba a la húmeda noche de Tampa. —No hagas preguntas. Solo conduce.
Arrastró a Joe a un cupé deportivo de baja altura que Joe había comprado el año anterior y le puso las llaves en la mano. Joe apenas tuvo tiempo de pensar que había dejado las llaves de su coche en su taquilla y se preguntó cómo diablos sabía Jael su combinación antes de que salieran a toda velocidad del aparcamiento.
— ¿Cómo sabes de ____________? ¿Qué le pasa?—Exigió mientras Jael le dirigía a coger la vía de acceso de la 275 Norte.
—Creo que ha sido atacada—Los ojos verdes de Jael brillaban con una extraña luz en la oscuridad del coche, y de alguna manera parecía que ocupaba más espacio del que debería un hombre de su tamaño. Mirando la espalda de Jael, Joe creyó ver un blanco vislumbre, extraño, un fantasma en la oscuridad de… ¿de qué? ¿Alas? Pero eso era una locura. Imposible. Solo la idea le provocó dolor de cabeza.
—¿Cómo lo sabes? ¿Alguien me llamó y tomaste un mensaje?—Fue la única explicación que Joe pudo encontrar. Aunque el porqué el operador del HGT simplemente no lo había localizado estaba más allá de él.
Jael se limitó a mirarlo.
—Algo por estilo—Su voz era un murmullo, ansioso. —Escucha Joe. Cuando lleguemos a la nueva casa de tu hermana, podrás ver algunas cosas más.
— ¿Qué cosas?—Joe lo miró con aprensión y luego a la carretera. Iba a más de 100 k/h, entrando y saliendo del movimiento más lento del tráfico, y era necesario prestar atención a la forma de conducir.
—Cosas que… bueno… cosas que pueden hacerte dudar de tu cordura—Suspiró Jael —Pero no lo hagas. Sólo concéntrate en ayudar a Ariel.
— ¿Quién?—Echó otro vistazo hacia Jael. ¿Sería posible que el otro hombre se estuviera volviendo loco y lo estuviera arrastrando?
—___________. Concéntrate en ___________—Jael exhaló profundamente y movió la cabeza. —Lo siento. Ha sido un ataque sorpresa. Nunca soñamos que se atreverían… Aquí ¡toma la salida de Fletcher!
Joe deslizó el pequeño Audi a la derecha, agradecido más que nunca de su excelente conducción. Por desgracia, tuvo que reducir la velocidad considerablemente hasta que sintió como el coche se arrastraba.
Durante todo el tiempo que estuvo conduciendo, Jael se quedó muy quieto, con la cabeza hacia un lado. Parecía como si estuviera escuchando una emisora de radio que solo él pudiera sintonizar y la expresión de su rostro era más sombría por momentos.
— ¿Qué?—Preguntó Joe finalmente, incapaz de ayudarse a sí mismo. — ¿Qué está pasando? Puedo decir que sabes… algo
Jael meneó la cabeza.
—No es bueno—Se volvió hacia Joe.
—Cuando lleguemos allí, necesitarás esto—Aparentemente de la nada, él sacó un largo y brillante cuchillo, no, era más como una espada, con una empuñadura de oro macizo. —Aquí—Él la sostuvo con la empuñadura primero hacia Joe. —Sé que no es mucho, pero es lo mejor que puedo hacer en este plano de existencia. Y se encenderá cuando te encuentres con el mal.
— ¿De qué estás hablando?—Joe miro la empuñadura de oro sin tomarla. —Mira hombre, no sé quién te crees que soy, pero no tengo ninguna formación de artes marciales o cualquier otra cosa.
—No necesitas ningún entrenamiento. Vendrá a ti cuando tomes la espada. Por lo tanto, cógela. Estamos aquí.
Joe volvió a mirar a la calle para ver que Jael tenía razón. Estaban aparcados frente a un raído, edificio de aspecto destartalado en la parte trasera de un gran complejo de apartamentos. Era extraño, ya no recordaba haber conducido por el complejo, pero ahora tenía otras cosas de qué preocuparse. Jael le puso la espada en la mano y salió.
—Sígueme—le dijo a Joe, con sus ojos claros intermitentes. —Mantente justo detrás de mí para que pueda despejar el camino. En el momento que me mueva fuera del camino, ve a la puerta y mata a la persona que tiene cautiva a tu hermana.
—Espera un momento. ¿Matar a quién? ¿Y por qué tienes que despejar el camino?
Jael frunció el ceño.
—Te lo dije antes. No es tiempo de preguntas. Haz lo que te digo si quieres mantener a la mujer que amas con vida y sin mancha.
—Jael—pero el otro ya estaba caminando hacia delante, dejando a Joe que lo siguiera, lo cual hizo porque le parecía que no tenía otra opción.
Fueron sobre la acera y sobre un parche de hierba seca de color marrón que crujía bajo sus pies. El leve sonido hizo notar a Joe que el complejo estaba extrañamente silencioso. No se escuchaban coches, ni personas fuera y dentro, a pesar que era un viernes por la noche. ¿Qué demonios está pasando? Miró a su alrededor con inquietud y agarró la empuñadura de la espada, preguntándose en qué se estaba metiendo.
Cuando llegaron a la parte de atrás del edificio, y escuchó algo, pero no con sus oídos. Era un sonido extraño, alguien gritando, como si alguien estuviera arañando con las uñas la pizarra más grande del mundo. El sonido hizo que apretara los dientes y le dio ganas de lucha. Fue como una señal que su cuerpo entendió aunque su cerebro no. Más extraño aun, parecía como si la temperatura hubiera disminuido. Joe tembló, sintiendo como si un viento frío hubiera soplado a través de él. Pero no lo había sentido en su cara o en su cuerpo, había sentido el frio en su mente. Frunció el ceño. ¿Qué demonios?Y después todo sucedió a la vez.
— ¡Vamos!—Jael gritó, su voz profunda elevándose sobre el estruendo del rugido ensordecedor del silencio. Había producido de alguna manera una espada para él, y la estaba balanceando de un lado a otro, cortando en… ¿en qué? Joe no lo sabía, pero definitivamente había algo que él no podía ver.
Era como si todo el patio trasero del edificio de departamentos estuviera lleno de sombras, como una piscina estaba llena de agua. De alguna manera,Joe supo que eran la fuente del frío que congelaba el ambiente. Nadaban alrededor de Jael, que estaba brillando. No, era la espada la que brillaba. La hoja era muy brillante ahora, que Joe no podía verla, y cada vez que Jael la balanceaba, cortaba las sombras en tiras. Pero entonces, más sombras se apresuraban a llenar el espacio, vertiéndose como agua negra malvada.
Había alguien más allí también, otra figura con una brillante espada, pero Joe apenas tuvo tiempo de echar un vistazo a todo antes de que estuvieran de pie delante de una puerta de madera en mal estado marcada con el 119.
Jael volvió la cabeza, con sus ojos verdes ardiendo en su rostro moreno.
— ¡Ve!—gritó, asintiendo hacia la puerta — ¡Date prisa! No puedo contenerlos mucho tiempo.
Joe no hizo más preguntas. Era evidente que estaba sucediendo algo más allá de su comprensión allí. Pero si ____________ estaba en algún lugar en medio de esto, siendo herida, por favor, Dios, no, entonces tenía toda la intención de meterse de lleno. Intentó abrir el picaporte, pero la puerta estaba cerrada con llave. Apoyó el hombro sobre la puerta, empujó con fuerza y la madera barata se astilló, el seguro se rompió bajo la presión. Se precipitó dentro del apartamento, con la espada que Jael le había dado sujeta en su puño y vio…
Nada.
No había nada en la sala de estar vacía, excepto unas trampas para cucarachas y un montón de ropa. Joe frunció el ceño y dio un paso adelante, con sus ojos parpadeando sobre la ropa dispersa, que le resultaba familiar. Una blusa polo morada, un par de jeans al revés, como si alguien hubiera tenido prisa en quitárselos. O tal vez como si alguien los hubiera arrastrado, susurró una pequeña voz en su mente. Y luego… Dios, no. Oh, no. Unas bragas rosa pálido. De ___________, estaba seguro.
Owen sintió crecer la rabia dentro de él como nunca la había sentido. Quería correr por el piso, gritando su nombre. Quería saber desesperadamente que ella estaba bien, ilesa. Pero tenía la sensación, un instinto dentro de él se lo decía en su cerebro, que la persona que la tenía era peligrosa. Muy peligrosa.
Obligándose a ir despacio, anduvo, con la espada en alto, a través del apartamento vacío. Nada en el área de la cocina, ni en el rincón del desayuno. Nada excepto un grifo que goteaba en el baño, sin usar. Solo quedaba el dormitorio.
Dio la vuelta por un pasillo corto y se encontró con una puerta cerrada. No hubo ningún ruido proveniente de la habitación tras la puerta, pero sintió algo. Una señal silenciosa de angustia. __________.
Con la espada agarrada firmemente en una mano, abrió la puerta, con la intención de coger por sorpresa a la persona que la tuviera.
Pero la única persona que había en la habitación era ___________.
Ella yacía en el suelo, desnuda, con las manos atadas a la espalda y los ojos cerrados. Encima de la boca tenía un trozo de cinta adhesiva, sin duda la razón por la que no había escuchado ningún grito. Su cabello dorado, desplegado alrededor de su cabeza sobre la alfombra marrón, estaba enmarañado y sucio. Parecía como si alguien la hubiera salpicado con una especie de alquitrán espeso, negro y pegajoso. De hecho, la sustancia aceitosa y viscosa estaba por todas partes, goteando por sus mejillas, salpicada sobre sus pechos, esparcida sobre sus muslos, y olía. No era un olor que podía detectar con su nariz, era algo peor. Un hedor psíquico que apestaba a corrupción. Le hizo apretar los dientes, sentirse enfermo e iracundo al mismo tiempo. ¿Qué demonios era eso? Pero lo que fuera, podría tratarlo más tarde. Ahora tenía que coger a _____________ y salir de allí lo antes posible. Y luego iba a matar al hijo de puta que le hubiera hecho esto.
Joe dio un paso hacia delante y sus ojos azules se abrieron. Estaban rojos e hinchados, como si hubiera estado llorando, pero se abrieron más cuando lo reconoció.Se acercó a ella.
—Todo está bien, cariño. Voy a sacarte de aquí.
Sus ojos se abrieron más aun y ella sacudió la cabeza violentamente. Miraba por encima del hombro de él, con el cuerpo rígido de miedo.¡Detrás de ti! No había necesidad de que ella dijera nada, lo sentía con cada fibra de su ser. Todo su cuerpo parecía vibrar como una cuerda pulsada y todo se movía a cámara lenta cuando se giró para ver quién -o qué- estaba detrás de él.
—Bien, bien. Parece que tenemos dos por el precio de uno esta noche. ¿Has venido para que te folle a ti también, angelito? ¿O para ver cómo me follo a tu chica?
La cosa que estaba hablando una vez podría haber sido humana. En el exterior se veía como un calvo, hombre de mediana edad con una tripa enorme y peluda, y con unos ojos pequeños y codiciosos. Pero había algo raro en él, algo deforme. Parecía menos una persona que un títere, una marioneta cuyos hilos estaban siendo sacados de su interior. Y sus ojos azules estaban llenos de llamas color sangre.
—Eres un enfermo hijo de puta—La voz de Joe salía ahogada. —¿Qué le has hecho?
— ¿Qué no le he hecho?—La cosa le sonrió y de repente, Joe se dio cuenta de repente que estaba desnudo—tan desnudo como ____________. Un pene grueso como un garrote, colgaba entre sus piernas, rezumando líquido negro aceitoso por uno de los muslos.
Y entonces Joe lo supo.
Con un rugido se lanzó hacia delante, y de repente, la espada estalló en llamas entre sus manos. Le clavó la espada ahora llameante a la cosa, pero esto bailaba torpemente fuera de su alcance, riendo obscenamente.
—Contaminada, contaminada—cantaba con voz agrietada, distorsionada.
—Has llegado demasiado tarde, angelito. Ella está arruinada ahora Contaminada…
Tendría que haber tenido la tentación de dejar caer la espada en llamas, pero no fue así. Las llamas se sentían frescas sobre su piel, heladas, de hecho, y de alguna forma, limpias. Todo lo contrario de la suciedad que saltaba frente a él.
“Portador del fuego purificador” No sabía de dónde habían venido las palabras, pero sonaron en su cabeza como una campana cuando fue tras el torturador de _______________.
La cosa tenía una hoja en su mano ahora, un cuchillo negro, torcido, cruel y absolutamente letal. La cosa clavó su mirada en él, y Joe saltó lejos, confiando de manera instintiva en la forma en que su cuerpo se movía, como si hubiera hecho este tipo de cosas antes.Otro golpe y se torció de nuevo y le cogió con la punta de su espada. Cortó el rostro de la cosa y de repente su mejilla se quedó colgando como dos alas, derramando sangre negruzca.
Puso las manos en su rostro, miró la sangre en sus dedos sucios y se echó a reír.
—No está mal, angelito. Siempre fuiste bueno con la espada—De repente, saltó a la izquierda, como si fuera hacia ____________. Joe se movió para protegerla.
El cuchillo negro salió como una flecha y una ardiente línea de fuego se deslizó por la parte superior de su brazo. Joe miró hacia abajo para ver que el color verde de su camisa de manga corta se estaba volviendo rojo oscuro. Pero no había tiempo para el dolor. Tengo que acabar con esto. Tengo que sacar a ____________ de aquí.
Moviéndose de una manera que era completamente extraña y completamente familiar a la vez, Joe hizo una finta hacia la derecha y fingió tropezar, bajando la guardia por un instante. La cosa vino a él de nuevo, con el cuchillo negro listo para aprovecharse de su debilidad, y Joe golpeó.Agachado, le clavó la punta hacia arriba, y con la hoja ardiente le cortó el vientre flácido. Derritió la grasa como la mantequilla, dejando que las tripas salieran en una maraña rojiza semejante a un delantal obsceno alrededor de sus rodillas.El golpe debería haberle matado. Pero a pesar de que la cosa que había capturado a ____________ estaba de rodillas, todavía lo miró, con la cara retorcida en una sonrisa.
—Vamos—dijo de forma áspera, con esa voz profunda y distorsionada. —Mata a esta vasija. Envíame de vuelta al infierno. Ya hice lo que vine a hacer, angelito.
Las palabras que salieron a la boca de Joe no las entendió, pero las dijo igualmente porque las sentía bien.
—Te voy a mandar de vuelta, pero no solo al infierno. Vete a la fosa, Asmodeus. Por todo lo que es santo, te voy a arrojar al lago de fuego, para no volver jamás.
Los ojos de la cosa se desorbitaron y gritó.
— ¿La fosa? ¡No! No puedes… no puedes…
Joe tomó fuertemente la espada con las dos manos y la levantó por encima de su cabeza. Luego la dejó caer con todas sus fuerzas. La llameante hoja dividió el cráneo de la criatura en dos, cortando el grito y matando al demonio para siempre.
La cosa estaba muerta antes de tocar el suelo, pero Joe no quería perder más tiempo con eso. Corrió hacia donde estaba ___________ temblando, todavía cubierta del aceitoso y horrible líquido. El hedor lo hizo lagrimear, pero no dudó en cortarle sus ataduras. Al principio, ella huyó de la hoja en llamas, pero después de dio cuenta, como Joe, de que no la quemaba. La sostuvo hasta que Joe cortó lo que quedaba de la cuerda amarilla que le había provocado grandes verdugones en la piel.
Tan pronto como sus manos estuvieron libres, se arrancó la cinta adhesiva de la boca. Hizo un ruido rasgado que dolía de escucharlo y Joe vio cómo sus labios sangraban por varios sitios donde el poderoso adhesivo había rasgado la piel.
—____________—comenzó pero ella sacudió la cabeza.
—Aléjate de mí…
— ¿Qué?—puso una mano delante de ella—____________, soy yo. No te hare daño. Te quiero…
— ¡No me toques!—Fue algo cercano a un grito.
Joe hizo un gesto con la mano hacia atrás y la miró con incertidumbre.
— ¿____________?
—No me toques—repitió, su voz era un susurro quebrado ahora. —Tú no…no me toques, Joe. Tú tendrás esto en ti…
Joe no tuvo que preguntar qué era “eso”. El nocivo líquido negro que la cubría de la cabeza a los muslos hablaba por sí solo.
—Está en shock.
La voz profunda de Jael detrás de él sobresaltó a Joe. Se giró, poniéndose delante de ___________ para proteger su desnudez y miró hacia arriba. El otro hombre respiraba con dificultad, la espada resplandeciente en una mano y un paquete de ropa en la otra, pero parecía estar en paz.
— ¿Va todo bien fuera?—preguntó Joe pensando en las sombras nadadoras y arremolinadas.
Jael asintió con la cabeza brevemente.
—Estuvo reñido por un rato. Había cientos de ellos. Pero cuando mataste a su maestro el resto de los impíos huyeron.
Joe no sabía de qué hablaba, pero no le importaba. Si el camino estaba despejado fuera, tenían que dar el siguiente paso.
—Necesitamos a la policía. Y una ambulancia—dijo, pero Jael movió la cabeza.
—Necesitas llevar a tu hermana a casa. Yo haré la limpieza.
—Pero maté a un hombre. Ellos querrán hacer preguntas. Y __________—bajó la voz un poco—____________ tiene que ir al hospital.
—No hay nada que puedan hacer por ella allí—dijo con firmeza Jael. —Y además, mírala. ¿De verdad quieres dejarla sola en un sitio tan grande e impersonal como un hospital mientras la policía te hace preguntas que no podrás contestar sin parecer un loco?
—Yo…—Joe miro hacia atrás brevemente para ver cómo su hermana pequeña había llevado sus rodillas hacia su barbilla y estaba temblando violentamente.
—Ella te necesita a ti, y solo a ti, Joe—La profunda voz de Jael era suave. —Tienes un toque curativo; utilízalo para ayudarla. Pon tus manos sobre ella y hazla sentir mejor—Dejó caer el bulto que llevaba en la otra mano y vio que era la ropa descartada de ____________. —Llévala a casa.
Joe no quiso discutir más frente a su traumatizada hermana. Dando la espalda a Jael por un momento, le tendió la ropa.
—Aquí, _______________. ¿Puedes ponerte esto? Si necesitas ayuda…
— ¡No!—Ella le arrancó la ropa y se fue hacia atrás en un rápido movimiento. —No. Lo haré yo misma. Solo… dame un poco de privacidad.
Joe asintió y se volvió hacia Jael.
—Vamos. Al pasillo—Una vez allí, se volvió de nuevo hacia el otro hombre. —Mira, te agradezco la oferta de, uh, limpiar el desastre y tu preocupación por ______________. Pero ella es una víctima. Necesita más de lo que puedo hacer por ella. Asesoramiento, terapia…
Jael meneó la cabeza de nuevo.
—Ella es tu otra mitad; necesita tu tacto. Y tiene que saber que, pasara lo que pasara, aún la amas. ¿Entiendes?
Joe abrió la boca para protestar de nuevo y la cerró. Jael hablaba con tranquila autoridad, con una certeza que era difícil discutir.
—Muy bien—dijo al fin. —La llevaré a casa.
—Y hazle saber que la amas—dijo Jael empáticamente.
—Por supuesto…
—No importa lo que le haya pasado…
— ¿Qué? ¿Tú piensas que voy a dejar de amarla porque la han atacado?—demandó Joe. — ¿Qué clase de bastardo piensas que soy?
Jael frunció el ceño.
—Hay muchos de nuestra clase que no podrían amar después de tal ataque. Lo sentimos… demasiado fuerte cuando uno de los nuestros está contaminado.
—No sé qué quieres decir con ‘nuestra clase’ ni quiero saberlo—dijo Joe sin alterar la voz. —Pero no tienes que preocuparte. No voy a dejar de cuidar de ____________. No puedo. Aunque sé que debería hacerlo.
—Recuerda. Tu tacto y solo tu tacto pueden curarla—Joe asintió con la cabeza y se hizo a un lado cuando se abrió la puerta del dormitorio y ____________ salió con piernas temblorosas.
—Estoy lista—Ella miró hacia abajo en la alfombra, una forma evidente de evitar encontrarse con la mirada de Joe. Estaba descalza, y su camisa estaba la mitad fuera, solo la mitad dentro de sus pantalones vaqueros.Joe no mencionó la forma desordenada en que estaba vestida. Ahora no era el momento de preocuparse por los detalles de menor importancia.
— ¿__________?—Trató de tocarle el hombro, pero ella le rehuyó. —Cariño—le dijo en voz baja, sin inmutarse— ¿Estás bien?
—Estoy bien—Ella movió la cabeza y lo miró. —Por favor, Joe, no me hagas hablar. Solo llévame a casa.
Joe asintió.
—Está bien. Vamos—Miró a Jael y luego echó una mirada de incertidumbre de vuelta al dormitorio, donde el cadáver del atacante de ______________ estaba en un charco negro y rojo.
—No te preocupes por ello—le aseguró Jael. —Todos los restos habrán desaparecido en cuanto se vayan.
Joe volvió a asentir. No sabía cómo sería posible limpiar una escena tan desordenada y no dejar ningún rastro, pero confió en que Jael podría hacerlo. El hombre obviamente tenía habilidades que iban más allá de la cirugía.
—Vamos—le dijo a _______________ y la llevó a la salida del apartamento.
No estaba convencido totalmente de que fuera lo correcto, pero la llevaba a casa.
****
En algún lugar de la estratosfera, un suave susurro de alas.
—Bueno, está hecho. No queda nada. Nada para demostrar que algo de esto haya pasado.
—Gracias, Jael—Sonando tenue y cansada. —Fue un trabajo rápido—Ansiosamente.
— ¿Estás bien? ¿Fuiste herida, Elloria?
—Nada que no se cure. Yo estoy más preocupado por Ariel. Yo… yo no puedo creer que no pudiera salvarla.
Firmemente.
—La salvaste. Está viva. Y está con Micah ahora.
—Sabes lo que quiero decir. A pesar de que ahora pueden estar juntos sin el tabú en el camino.
— ¿Qué?—En shock. — ¿Qué quieres decir?
Un pequeño sollozo
—Es cierto. No tuve oportunidad de decírtelo. ¿Recuerdas la carta de su madre sobre la que querías llamar la atención de Ariel? Bueno, lo dijo todo sobre la adopción. Ahora Ariel sabe que ella y Micah…
—No tienen relación de sangre.
—Exactamente. ¿Pero cuánto bien hará tenerlos juntos ahora que ella ha sido contaminada?
— ¿Piensas que Micah no la amará más?
—No sé… yo solo no lo sé—Otro sollozo. —Es tan horrible, la máxima humillación. He conocido ángeles que han acabado con su existencia por no poder asumir las consecuencias.
—Ariel no tiene esa opción. No mientras esté en un cuerpo humano.
—Sí, la tiene. Los humanos lo llaman suicidio. Pero si muere por su propia mano, no podrá volver a su ser celestial, y…
—Lo sé. Y todo estará perdido—Un suspiro. — ¿Has escuchado algo del cielo? ¿Cuánto tiempo más podrán aguantar a las fuerzas demoniacas allí arriba?
—Un día de la tierra. Quizá dos. Necesitan a Ariel y Micah para abrir la sala del trono. Pero ahora… ahora no creo que vaya a suceder. Nunca…
—No sé. Tienes que tener algo de fe, Elloria. Dale una oportunidad a Micah. Hablé con él y todavía la ama, a pesar de lo que el demonio hizo.
—Pero… pero ella está contaminada. ¿Estás seguro?
—Da un poco de crédito a Micah. Ella es la otra mitad de la pareja de ángeles. Su vínculo es el más fuerte en el universo. Mientras ella todavía esté viva, él la amará.
— ¡Pero no va a actuar en consecuencia! Piensa que está mal.
—Si—Asintió. —Incluso ahora lo cree. Pero realmente creo que si él siente que ama a Ariel, la curará, irá en contra de todas las convenciones humanas y romperá el tabú de una vez por todas.
—Si solo le dijera lo que sabe. Pero temo que no lo hará. Ella no se sentirá digna de su amor después de lo que se hizo con ella.
Pensativamente.
—Tal vez lo haga. Su amor por él es tan fuerte como el de él por ella, no te olvides. Y si ella le dice…
—Si ella le dice. Si él la ama a pesar de que ha sido profanada. Si, si, si. ¡Estoy tan harta de ti, Jael! Necesitamos a la pareja de ángeles restaurada a su forma celestial. Necesitamos sus espadas para luchar contra las hordas del infierno. Necesitamos…
—Necesitamos ser pacientes, Elloria. Solo por un día o dos más. Ser pacientes y tener fe. Es lo único que podemos hacer.
Una respiración profunda y el crujido de las plumas alisándose.
—Hay otra cosa. Podemos darles un sueño curativo. Algo para ayudar a Ariel a superar el trauma y a Micah para saber qué decir, qué hacer.
—Tienes razón. No conseguirán nada esta noche, de todos modos. Y tal vez cuando se despierten…
—Sí, tal vez.
Alto capitulo les subi ... Re largo ... Muy al estilo Ana jjajja
Ok ... Momentos decisivos ... Solo faltan 3
capítulos creo no me fije , pero falta poco muy poco
Disfruten XD
# TeamBullshit
Re: "Prohibido" - Joe Jonas y Tu
maldito hijo de puta la violo :caliente:
Pobre Ariel :crybaby: ahora no va a dejar que Joe la toque aww :sad:
No es justo maldito demonio :caliente2:
Que va hacer Joe ??? Que la ame solo asi la curaria
Siguela!! Ya falta poco para que termine :sad:
Pobre Ariel :crybaby: ahora no va a dejar que Joe la toque aww :sad:
No es justo maldito demonio :caliente2:
Que va hacer Joe ??? Que la ame solo asi la curaria
Siguela!! Ya falta poco para que termine :sad:
aranzhitha
Re: "Prohibido" - Joe Jonas y Tu
ahhhh nooo, no puedo creer que le alla hecho eso a _______, y ahora ella esta en shock, y no deje que joe la toque???, NO PUEDE SER !!!, obvio que joe la va a seguir queriendo, aunque la hayan contaminado :(
solo tres capitulos quedan??? OHHH no quiero que termine :( , pero me encanta la nove :) y gracias por subir el cap . tenes razon, es muy al estilo ana
solo tres capitulos quedan??? OHHH no quiero que termine :( , pero me encanta la nove :) y gracias por subir el cap . tenes razon, es muy al estilo ana
Lola (la anguila)
Re: "Prohibido" - Joe Jonas y Tu
WAAAAAA' ..
Este capi me hizo llorar ! ..
Asmodeus consiguió su propósito ! ..
Lo Odio ! ..
pero ya Joe lo mato ..
Ya no volverá nunca más ! ..
Quizá la haya contaminado ..
quizá el infierno esté en fiesta ..
pero estoy más que segura que Joe .. Micah ..
La sigue amando tan intensamente e incluso más de lo que ya lo hacía ..
Ahora depende de Ariel ..
que le diga a Joe que no son hermanos y que al fin ..
La llave entre en la cerradura ..
SI-GUE-LAA ! ..
Este capi me hizo llorar ! ..
Asmodeus consiguió su propósito ! ..
Lo Odio ! ..
pero ya Joe lo mato ..
Ya no volverá nunca más ! ..
Quizá la haya contaminado ..
quizá el infierno esté en fiesta ..
pero estoy más que segura que Joe .. Micah ..
La sigue amando tan intensamente e incluso más de lo que ya lo hacía ..
Ahora depende de Ariel ..
que le diga a Joe que no son hermanos y que al fin ..
La llave entre en la cerradura ..
SI-GUE-LAA ! ..
Jess Jonas ..
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