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Memoria del olvido - Nick & tú -
O W N :: Archivos :: Novelas Abandonadas
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Re: Memoria del olvido - Nick & tú -
Continuación...
-¿Puedes ver quién es?
-Todavía no –Nick reflexionó sobre las opciones que tenía. El otro coche no había infringido ninguna norma de tráfico, así que no podía denunciarlo. Lo más seguro habría sido detenerse en una gasolinera o en un lugar público, pero solo había bosque a ambos lados de la carretera. Que además, era demasiado estrecha para intentan un cambio de sentido.
Lo más gracioso de todo era que el coche le resultaba familiar. Aquel modelo en particular, aquel color beige... Lo único que sabía a ciencia cierta era que el tipo que estaba al volante no parecía tan alto y corpulento como Chet. Quizá se tratara de otro residente. Aunque las casas se encontraban lejos de la carretera, incluidas las cabañas de vacaciones, vacía en aquella época del año, era posible que viviera cerca. Pero pasaron por delante de un desvío, y otro más. Y el vehículo seguía sin girar.
Al final fue Nick quien giró a la izquiera. Y el otro lo imitó.
-Parece que vamos a tener visita.
-¿No puedes llamar a alguien? –sugirió-. Los polis también llama al teléfono de emergencias, ¿no?
-Claro. Y también podría usar la radio. Pero me he metido en una investigación contraviniend órdenes explícitas de mi jefe, y tengo la sensación de que quien nos está siguiendo quiere decirnos algo al respecto. No estoy dispuesto a implicar al resto del departamento a no ser que las cosas se pongan verdaderamente feas.
-Entendido –repuso Tn_________-. Yo no quería causarte problemas...
-Si hay algún problema, ten por seguro que me lo he causado yo mismo.
Esperaba que su decisión de no pedir ayuda no la estuviera colocando en un riesgo innecesario. La carretera serpenteaba colina arriba, así que hizo unos rápidos cálculos.
-Cuando lleguemos, será mejor que te escondas en la habitación. Tengo otra pistola allí, en un cajón de la mesilla.
-No me gustan las armas.
-¿Has disparado una alguna vez?
-Sí, mi padre me llevó a un campo de tiro en un par de ocasiones. Decía que necesitaba aprender a protegerme.
-Ten cuidado con el retroceso. Es una treinta y ocho.
-Me estás asustando.
-Cuando apague el moteto, te entregaré las llaves. Son dos, una es del coche, la otra de la puerta de la casa. Quédate agachada mientras yo te lo diga, luego corre hacia la casa. Puede que no te haya visto, así que nos beneficiaremos del factor sorpresa. El dormitorio es la primera puerta de la derecha.
-Gracias por haberme contado el plan. Ahora me siento más segura.
Parecía firme y decidida. Nick respetaba enormemente a la gente capaz de conservar la cabeza en una situación de emergencia. Una vez en lo alto de la colina, la cabaña apareció a la vista. Había un claro grava delante del edificio levantando con piedras y troncos, el pequeño garaje adosado.
-Voy a detenerme delante del porche –meterse en el garaje habría sido más seguro, pero Tn______ también se habría expuesto más-. No salgas hasta que yo te lo diga.
-Tranquilo.
Inesperadamente, el otro coche se acercó tanto que casi cocho contra el parachoques de Nick. Por el espejo retrovisor, sus miradas se encontraron. Ahora sabía por que le había resultado tan familiar. El hombre que estaba al volante era Edgar Norris.
A jusgar por su gesto furioso, estaba más que molesto de que su subordinado hubiera desobedecido sus órdenes. Pero eso no explica por qué había salido disparado de la boda para salir en su persecución. O por qué acababa de detenerse y salir del coche con la mano peligrosamente cerca de su arma.
Once años atrás, cuando era teniente, Norris había dirigio la investigación de un atraco con asesinato en la joyería de Binh Nguyen. Fue Norris quien tuvo en su mano las evidencias que incriminaron a Paul Jonas y quien apoyó las acusaciones del fiscal durante el juicio. Nick nunca le había caído bien, pero siempre lo habí tratado con respeto. A cambio, él estaba seguro de que su padre había sido acusado injustamente, había dado por supuesto que Norris se había equivocado, sin obrar de mala fe.
Ahora, sin embargo, se cuestionaba esa suposición. Y se preguntaba si faltaba de clarividencia no estaría a punto de costarle la vida a Tn_______ y a él mismo.
Fin del capitulo 4
MichelleWilliams♥JB
Re: Memoria del olvido - Nick & tú -
ooohh esto esta mas que interesaaaanteeee!!!!
siguelaaa porfiiisss
siguelaaa porfiiisss
chelis
Re: Memoria del olvido - Nick & tú -
Capitulo 5
Nick se detuvo frente al porche.
-Acuérdate del plan –le dijo a Tn________ en voz baja.
-Descuida. ¿Quién es?
-El comisario.
-¿Por qué nos habrá seguido?
Desvió la mirada mientras Norris se acercaba, para que yo no los viera conversando.
-No lo sé. Parece bastante enfadado.
-No nos disparará, ¿verdad?
-Eso espero.
Después de entregarle las llaves a Tn__________ abrió la puerta y bajó para enfrentarse con su jefe. Era bastante más alto que él, pero un hombre como Edgar Norris no podía medírsele por su tamaño. Su lenguaje corporal era lo que más le impresionaba. En aquel momento descargo un puñetazo sobre el maletero del coche de Nick.
-¿Qué diablos estabas haciento tú en la habitación de Tn___________ Marshal media hora antes de su boda?
-Sólo quería felicitar a una antigua amiga –respondió con tono firme.
-No me mientas –masculló-. Te dije que dejaras en paz el caso de Alice. Estás molestando a una de las principales familias del pueblo, y ahora, para colmo, has estropeado la boda del año.
-Necesitaba aclarar algunas cuestiones para mi informe. No esperaba descubrir, por ejemplo, que su prometido la había manipulado miserablemente.
-Nadie puede obligar a una mujer a ponerse un vestido de novia.
-Hay muchas maneras distintas de obligar a alguien a hacer algo.
-Veo que no tienes ni idea de las consecuencias que va a tener esto. La humillación a la que has sometido a Chet Dever perjudicará seriamente su campaña electoral.
-¿Y qué tiene que ver la campaña de Chet Dever con el departamento de policía de Sundown Valley, aparte del echo de su hijo sea asesor suyo? –le espetó Nick
No fue el comentario más inteligente que pudo haber echo, dadas las circunstancias. Aunque su expresión se oscureció, Edgar Norris logró mantener el control.
-Estás mezclando tus sentimientos personales con el trabajo. Te has creado enemigos en todo el pueblo, has avergonzado a la fuerza pública y contravenido órdenes directas. A partir de este momento vuelves a patrullar.
-¡Espere un momento! –una medida así frenaría la promoción de Nick en aquel departamento o, para el caso, en cualquier otro. Afortunadamente, sin embargo, los miembros de la policía tenían sus derechos-. Tengo derecho a impugnar esa decisión.
-Oh, te acusaré de más cosas si así me convine. No hay problema –declaró, satisfecho-. Como, por ejemplo, de que ahora mismo me estás apuntando con una arma.
-¡Pero si no la he tocado!
-Es mi palabra contra la tuya. ¿A quién te parece que creerá la gente?
Para su sorpresa, la puerta del pasajero se abrió de pronto. Y Tn________ se encaró directamente con Norris:
-Pues a mí me parece que me creerán a mí.
-Oh, señorita Marshall... no la había visto.
-Ya lo suponía –lo fulminó con la mirada.
-Este oficial a desobedecido órdenes directas mías –declaró, recuperándose-. Tengo obligación de castigarlo.
-Lo que no entiendo es por que lo ha acusado de haberlo apuntado con su pistola cuando puedo ver que aún sigue en su sobaquera.
El comisario rechinó los dientes. No estaba acostumbrado a que lo desafieran abiertamente, y Nick sabía que se vengaría tarde o temprano.
-Cuentas con un permiso administrativo por un mes, Jonas –pronunció al fin-. Con sueldo –añadió, mirando a Tn__________-. Tendrás que reflexionar sobre lo que has hecho. Y decidir si quieres respetar la cadena de mando o buscarte un trabajo en otra parte. No tomaré ninguna acción contra ti a no ser que me des más motivos para ellos.
Dando por terminada la conversación, volvió a su coche. Encendió el motor, metió la marcha atrás y se alejó en medio de una nube de polvo.
Nick suspiró aliviado. Estaba de permiso forzado. Había perdido el control de sus casos actuales, incluido el de Alice Bolding. Pero al menos no lo había mandado a patrullar de nuevo.
-¿He hecho más que bien? –inquirió Tn_________.
-En absoluto. Gracias a ti he conseguido un mes de vacaciones pagadas. ¿De qué me puedo quejar?
Sacó su maleta y su saco de dormir mientras pensaba en las palabras de su jefe. Chet Dever no era la única persona a la que había humillado aquel día. Para el lunes, todos y cada uno de los agentes de Sundown Valley sabrían que el hijo del más infame ex policía del pueblo lo había estropeado todo.
Tn__________ encontró el interior de la cabaña era mucho más cálido y luminoso de lo que había esperado. Desde afuera se había formado una imagen mental de varias habitaciones iguales, pero lo que Nick le enseñó fue una única y amplia sala con una pared toda de cristal al fondo. El enorme ventanal daba a un patio de césped salpicado de flores. Detrás se podían ver las paredes de un pronunciado cañón y, al otro lado, una sola ladera boscosa. A la luz del atardecer, aquel paisaje quitaba el aliento.
La decoración interior estaba presidida por colores pastel, desde los modernos muebles hasta la estantería de libros que dividía la sala en dos espacios.
-Es fantástica... No me digas que la has decorado tú mismo.
-No toda. He tenido una sesora femenna. Mi madre.
-Por cierto, ¿cómo esta?
-Terriblemente ocupada. Y feliz también, creo.
Metió su equipaje por una puerta que se habría a la derecha. Su dormitorio, se dijo Tn___________, si no recordaba mal las instrucciones que antes le había dado. Tan pronto como se quedó sola, varias escenas de las últimas veinticuatro horas asaltaron su mente. Chet, todo prepotente y orgulloso. Lance avasallando a su madre. El comisario amenazando a Nick. ¿Quién de ellos sería su enemigo? ¿Quién había querido matarla? “Otra vez te estás poniendo paranoica. Contrólate”, se ordenó.
Cuadrando los hombros, siguió a Nick al dormitorio. Evidentemente era el suyo: resultaba evidente por sus muebles sobrios, austeros. O por sus trofeos deportivos colgados en la pared. O por el aroma masculino que impregnaba el aire.
Había dejado sus cosas sobre la cama y estaba despejando el escritorio. Y se había quitado la chaqueta. La camisa blanca destacaba aún más sus anchas espaldas. La tentación de abrazarlo por detrás fue sencillamente abrumadora, pero tuvo que reprimirla.
-Yo puedo quedarme en el otro dormitorio.
-No hay más –Nick sacó varios artículos de un cajón y los dejó sobre la cama-. El anterior propietario tiró el tabique de la habitación del fondo para ampliar el salón.
-Pues dormiré en el salón, entonces.
-No –su tono no admitía discusión-. Me resultará más fácil protegerte si yo me quedo allí. Por cierto no abras la puerta a nadie ni respondas al teléfono. Cuanta menos gente sepa que estás aquí, mejor.
-No creo que a nadie se le ocurra atacarme aquí...
-Siempre hay un riesgo –apartó su ropa a una lado del armario-. Quiero que mantengas las persianas en todo momento cerradas, para que no puedan apuntarte.
-¿Apuntarme? ¿Con un rifle, quieres decir?
-Olvídate de todo lo que te he dicho.
¡Como si fuera posible! Tn__________ se dejó caer en el borde de la cama, exhausta. Esa mañana se había despertado con la cabeza llena de plenas de boda, con un luminoso futuro ante ella. Había estado soñando despierta, por supuesto.
-¿Asustada? –preguntó Nick.
-Petrificada más bien. Tu último comentario no ha sido muy reconfortante.
-No estoy a tu lado para reconfortarte, sino para mantenerte viva –le dijo, acercándose.
-No me había dado cuenta de que te habías convertido en mi fiel guardespaldas... –luchó contra el impulso de girar la cabeza y besarlo en los labios. Vio que se apartaba al instante, como si él también hubiera experimentado el mismo impulso.
-Estar de permiso posee una ventaja. Como no tengo que ir a trabajar, no tendré que dejarte aquí sola.
-¿Quiere eso decir que podré quedarme también la semana que viene? –inquirió Tn___________ con tono eufórico, para luego añadir, algo culpable-. Pero no te quitaré tu cama . Una vez que hable con Stanley, intentaré trasladarme a otro lugar...
-Si quieres, puedo pasarte el contacto de un servicio de alta seguridad –extendió una mano para recogerle un mechón detrás de la oreja-. O puedes quedarte aquí, si así lo prefieres.
Lo prefería. Desde luego.
-Sí. Prefiero quedarme aquí contigo.
-Llevaremos la investigación juntos. Visto el comportamiento de Chet al precipitar la boda de esa manera, es evidente que están pasando cosas muy extrañas. Sea lo que sea, lo averiguaremos.
-Pero puede que te despidan –exlamó, levantándose-. Tardaría días en ponerse en funcionamiento. Además, éste es mi caso. Contigo o sin ti, ya había decidido emplear mi tiempo en averiguar lo que está pasando. Y cuanto más empeño ponga el comisario en apartarme en del mismo, más ganas me entrarán de descubrir lo que oculta.
-Ésta es mi batalla –insistió ella-. Y puede que no esté ocultando nada. Él siempre ha procurado ponerse del lado de mi familia.
Nick agarró una silla y se sentó a horcadas, frente a ella.
-Antes, ahí afuera, vi algo en la cara de mi jefe que me dejó petrificado. Cólera. El tipo de cólera que nace de un temor íntimo, secreto. Quiero saber por qué.
-¿De qué podría tener miedo el comisario?
-Fue él quien dirigió la investigación que acabó enviando a mi padre a la cárcel. ¿Y si no se limitó a hacer su trabajo? ¿Y si hizo algo en aquel entonces de lo que se avergüenza... y yo soy la única persona que puede sacarlo a la luz?
-¿Crees que él acuso injustamente a tu padre? –aunque Edgar Noris nunca le había caído bien, tampoco había dudado de su integridad-. ¿Y que eso de alguna manera tiene que ver con su oposición a que sigas investigando el accidente de Alice y mío? –apoyó las manos en la cama, como si temiera perder el equilibrio. Las implicaciones de aquella posibilidad resultaban tan extravagantes como aterradoras.
-Supongo que suena descabellado –comentó Nick.
-Y yo espero que lo sea –se dio cuenta de que le pesaban los parpádos. Al parecer, la siesta en el coche no había logrado acabar con su cansancio-. Que el tipo tenga tan mal gusto no lo convierte en un criminal.
-Tengo que admitir que Norris no necesita ninguna excusa para caerme mal. No es ningún secreto que no me quería en el departamento de policía. Supongó que penso que de tal padre, tal hijo. Y con tu padre, lo mismo...
-¿Cómo? –aquellas palabras la dejaron helada-. ¿Estás diciendo que mi padre se opuso a que el departamento de policía te contratara? No puedo creerlo. Quiero decir que... eso fue unos seis años después del juicio del tuyo, ¿no? Y a ti mi padre nunca te culpó.
-No te olvides de que mi padre era empleado suyo. Fue como una traición.
-¿Queé te hace pensar que tuvo que ver algo personal contra ti?
-Rick escuchó una conversación entre el antiguo comisario y Norris acerca de mi solicitud para ingresar en el cuerpo. Eso fue cuando Norris todavía era capitán.
Tn____________ recordaba que el comisario Manuel Lima se había jubilado hacía tres años.
-¿Discutieron abiertamente sobre si contratarte o no?
-Rick estaba en un rincón de la sala de descanso, haciendo café. Según Norris, había estado tratando el tema de mi solicitud con tu padre, en el campo de golf, y él se oponía. Así que le paso el asunto al comisario Lima.
-Tú siempre le caíste bien a mi padre –le aseguró ella-. Y eso que a los padres no suelen gustarle los hombres que salen con sus hijas... Además, entraste en el cuerpo de policía. Eso debería demostrarte algo.
-Demuestra que el comisario Lima no se dejaba intimidar por los poderes del pueblo como el propio Norris –repuso Nick-. Saqué la nota máxima en las pruebas y él me dio una oportunidad. Mira, no sé por qué tu padre reaccionó así. Quizá juzgaba preferible que me trasladara a trabajar a otra población. Tal vez pensó que así me estaba haciendo un favor.
Tn________ se frotó las sienes.
-Perdona, creo que estoy un poco cansada. Y afectada. Detesto pensar que mi padre pudo haber hecho algo así.
Nick se inclinó hacia delante y, por un momento, Tn___________ pensó que iba a tocarla. Quería que la tocara. Quería que le hiciera desaparecer aquel dolor... Pero, en lugar de ello, dijo:
-Tienes razón. Te estoy exigiendo demasiado. Necesitas dormir –al ver que abría la boca para protestar, añadió-: No discutas. Por cierto, ¿cuándo ha sido la última vez que has comido?
-Puede que no lo sepas, pero soy un gran cocinero.
-A mediodía, creo. Tomé una sopa en casa. Debería estar muerta de hambre.
-¿Te refieres a los copos de chocolate con leche? –sonrió.
-Tu escepticismo me abruma. Te sorprenderé –bajó su maleta al suelo-. Tendré la cena preparada para cuando te levantes.
-Mientras sea comestible, me conformaré.
Una vez que Nick se hubo marchado, se descalzó y se arrebujó bajo las mantas. Mientras su cuerpo se relajaba poco a poco, lamentó una vez más no poder recordar lo sucedido el día de su accidente. Si al menos pudiera describir al conductor de aquella furgoneta...
No lo recordaba, pero aquella mañana de sábado, mes y medio atrás, tenía que haberse despertado,vestido y marchado al carnaval. Obviamente debía de haber hablado con Bea en algún momento. A pesar de que nadie le había administrado anestesia alguna, tenía una enorme laguna en la memoria. ¿Por qué no recordaba haber dejado aquella caja de caudales en el suelo del aparcamiento? ¿Por qué no podía recordar absolutamente nada?
Chocolate. Y nueces. Una gruesa chocolatina. Casi la saboreó. Lo recordaba. Dudaba que tuviera algo que ver con aquel día, porque hacia mucho tiempo que había renunciado a esos caprichos de comida poco sana. Seguramente tendría que ver con las protestas de su estómago.
Pensando en la cena con que pretendía sorprenderla Nick, se quedó dormida.
MichelleWilliams♥JB
Re: Memoria del olvido - Nick & tú -
YA CAAASIIIIII!!!!.. BUENO UNA DECIMA PARTEEE!!!
JEJEJ SIGUELAA PORFIIISS
Y YO DIGO QUE ERA SU EXPROMETIDO EL DE LA CAMIONETA.. O SU PADRASTRO?????
AAII SIGUELAA
JEJEJ SIGUELAA PORFIIISS
Y YO DIGO QUE ERA SU EXPROMETIDO EL DE LA CAMIONETA.. O SU PADRASTRO?????
AAII SIGUELAA
chelis
Re: Memoria del olvido - Nick & tú -
Holaaa! Nueva y Fiel lectora!
Leí toda la novela, y me super encanto. Es muy interesante, y cada vez se pone mejor.
Por favor Siiguela! Me encanta! ♥
Leí toda la novela, y me super encanto. Es muy interesante, y cada vez se pone mejor.
Por favor Siiguela! Me encanta! ♥
|Mili#Jonas|
Re: Memoria del olvido - Nick & tú -
OWWW!!!!! Creo que cada vez se pone mejor!!
Siguela!!
Seguro Nick cocina super rico jaja!!
:)
Siguela!!
Seguro Nick cocina super rico jaja!!
:)
Pamm Jonas
Re: Memoria del olvido - Nick & tú -
Continuación...
Nick se dijo que ciertamente había exagerado sus talentos culinarios, pero tampoco eran tan malos, dadas las circunstancias. Sacó del armario una lata de de judías y una caja de arroz mexicano. Con un poco de crema, queso gratinado y una ensalada, pasaría por una cena bastante aceptable. Ya de mayor le había pedido a su madre que le diera clases de cocina, pero ella se había negado. Estaba demasiado ocupada, según le explicó a modo de disculpa. Entre trabajar como secretaria de un despacho de abogados y su trabajo en el Centro de apoyo escolar, ni siquiera cocinaba para sí misma.
De todas formas, Denisse siempre había sido una gran madre. Sin ella, Nick jamás habría podido superar el impacto provocado por lo que le sucedió a su padre. Denisse no se había amargado nunca, pese a la devastadora pérdida de su marido, que fue asesinado en prisión cuando intentaba mediar una pelea. Había sobrevivido porque no había tenido otra opción. O quizá sí: sentar un buen ejemplo para su hijo.
Una noche, cuando Nick contaba con dieciocho años, una joyero llamado Binh Nguyen, que diseñaba y vendía joyas a una de las empresas de Marshall Company, había recibido un encargo de gemas por valor de dos millones y medio de dólares. Las había guardado en depósito, a la espera de pagarlas con sus ventas.
Aparte de la familia Nguyen, solamente el cuerpo de policía y el servicio de vigilancia de Marshall Company habían estado enterados del envío. Para mayor seguridad, Binh Nguyen había tomado la precaución de quedarse a dormir todas las noches en su tienda. Lo cual se demostró que fue un fatal error. Aquella noche alguien desconectó la alarma y se metió en el edificio. El ladrón disparó el joyero y se llevó el botín. Por la mañana, la policía lo encontró muerto. En un callejón cerca descubrieron a Paul Jonas, con un alto grado de alcohol en la sangre y con una herida en la cabeza, que al parecer se había hecho al caer al suelo estando borracho.
Jonas declaró que había ido a la tienda para asegurarse de que todo estaba bien y que alguien lo había atacado. Atribuía su intoxicación a que alguien le había dado de beber alcohol estando inconsciente, pero el fiscal logró convencer al juez de que se había emborrachado la noche anterior. El vigilante del turno de noche, Alfonso Lorenz, testificó que Paul le había ordenado que se saltara aquel turno. Había relatado una historia tan vicente como coherente, sin apartarse de ella en ningún momento.
Cuando la policía encontró al padre de Nick en el callejón, llevaba una fotocopia de los planos de seguridad del edificio que incluían el código de alarma. El arma asesina, abandonada en el escenario del crimen, presentaba sus huellas. El fiscal había argumentado que tras un inesperado enfrentamiento, Jonas había matado a Nguyen y a continuación de había sentido tan culpable que se había emborrachado hasta quedar inconsciente. Y que su móvil para el robo había sido el de dar una buena educación universitaria a su hijo.
Las joyas había desaparecido. Sólo unas pocas fueron identificadas años más tarde: habían sido vendidas en Europa. Las pruebas y el testimonio de Lorenz habían bastado para convencer al jurado. Más tarde, Lorenz partió para una isla caribeña que carecía de tratado de extradición con los Estados Unidos. Aunque Nick estaba convencido de que había estado mezclado en el crimen, dudaba que fuera lo suficientemente listo para haberlo planeado todo solo.
El otro sospechoso era un ladronzuelo llamado Todd Wilde que, unos días antes del crimen, había salido de una prisión del condado tras cumplir una condena. La policía lo había interrogado de manera rutinaria sin hallar ningún vínculo con el asesinato de Binh Nguyen. En internet, Nick había descubierto que seis años atrás, Wilde había sido condenado en Los Ángeles por un robo de joyas. Como resultado había vuelto a prisión por una larga temporada.
Después de remover el arroz, fue a ver a Tn__________. Dormía con las batas hasta la barbilla, la melena castaña derramada en la almohada. Se suponía que aquélla era su noche de bodas. Si no hubiera sido por su intervención, en aquel momento sería la esposa de Chet Dever. Una esposa traicionada y engañada. Nick sabía que jamás se arrepentiría de lo que había hecho, aunque eso perjudicara a su carrera de policía. Pese a ello, se negaba a torturarse a sí mismo con ilusiones acerca de un hipotético futuro juntos. Aquella diadema y aquella gargantilla de diamantes se lo habían dicho todo. Él no pertenecía a aquel mundo, ni quería pertenecer. Mirando a Tn________, deseó que ambos fueran solamente dos personas, o mejor, dos cuerpos que se excitaran mutuamente al menor contacto. Sólo dos personas sin prejuicios ni inhibiciones. Dos personas que podían volverse a enamorar.
Negándose a pensar en lo que podría haber sido y no fue, volvió a la cocina a echar un vistazo al arroz. Acababa de entrar cuando oyó el motor de un coche. Debido al eco del cañón cercano, resultaba imposible saber si se estaba acercando a la casa o no. Tras apagar el fuego, salió al porche. Allá abajo, a la izquierda, distinguió un sedán, posiblemente verde, avanzando por la carretera a la cabaña más cercana, la de su vecino inmediato. La vivienda, de alquiler, llevaba semanas vacía. Quizá el dueño había encontrado un nuevo inquilino.
En la cocina, sonó el teléfono. Mientras corría a contestar, se dio cuenta de que debería haber desconectado el aparato del dormitorio. Tn___________ podía despertarse adormilada y responder por puro reflejo, olvidándose de lo que le había dicho antes. De hecho, eso fue precisamente lo que sucedió, porque oyó su voz una fracción de segundos antes de descolgar el teléfono.
-¿Diga?
Al otro lado de la línea, el autor de la llamada vaciló. Había alguien. Podía oírlo respirar. La llamada se cortó. Nick colgó, pensativo. Si había sido su madre o algún amigo confundido al escuchar una voz femenina, el teléfono volvería a sonar. No fue así.
Podía haber sido cualquiera. Tal vez no existiera relación alguna entre el coche que se había acercado a la cabaña vecina y la llamada de teléfono. O quizá sí. Buscó el número del vecino y lo marcó. El propietario, contento de tener un policía al lado, se lo había facilitado para que le avisara en caso en que algún inquilino pudiera causar problemas. Le aseguró que ni había alquilado la cabaña ni había autorizado a nadie a usarla. Por supuesto, el coche siempre podría pertenecer a alguien que había visto el letrero de alquiler y se había acercado a leerlo.
Después de prometerle que lo mantendría informado, colgó. Inquieto, se dirigió al dormitorio. Quienquiera que hubiera llamado antes, ahora sabía que Tn__________ estaba allí. Si eso significaba problemas... estaba preparado para hacerle frente.
Fin del capitulo 5
MichelleWilliams♥JB
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