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Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
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"Un soltero díficil" Nick Jonas y tu
O W N :: Archivos :: Novelas Abandonadas
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Página 5 de 11. • 1, 2, 3, 4, 5, 6 ... 9, 10, 11
Re: "Un soltero díficil" Nick Jonas y tu
aww se besaron yeiii :arre:
y quien le robo la cartera??? :o
siguela :)
y quien le robo la cartera??? :o
siguela :)
aranzhitha
Re: "Un soltero díficil" Nick Jonas y tu
jajajaja
pobre nick ....
le paso de todo en una sola noche :P
en verdad ... menuda cita la de ellos dos ...
pero ..
por lo menos comporbaron que la tia sophie nunca se equivoca ...
y menos con eso de las almas gemelas
como no tengo una tia asi ? u.u :(
jajajaja
amee los caps
siiguelaaaaaaaaaaaa
pobre nick ....
le paso de todo en una sola noche :P
en verdad ... menuda cita la de ellos dos ...
pero ..
por lo menos comporbaron que la tia sophie nunca se equivoca ...
y menos con eso de las almas gemelas
como no tengo una tia asi ? u.u :(
jajajaja
amee los caps
siiguelaaaaaaaaaaaa
Ciin :)
Re: "Un soltero díficil" Nick Jonas y tu
exactamente la tía tenía razón
Ven como no se equivoca par de tontos jejejeje
Son tal para cual no entiendo por que lo negaban
Y ahora Nick esta celoso amo cuando se pone así
Jejejejeje hac que me de risa
SIGUELA!!
Ven como no se equivoca par de tontos jejejeje
Son tal para cual no entiendo por que lo negaban
Y ahora Nick esta celoso amo cuando se pone así
Jejejejeje hac que me de risa
SIGUELA!!
Karli Jonas
Re: "Un soltero díficil" Nick Jonas y tu
golpeado con un chihuahua de escayola; además, le había robado la cartera.
Menudo día.
—¿Me creería si le digo que alguien me ha robado la cartera?
—Qué original. He echado a adolescentes con más imaginación.
Antes de que Nick pudiera replicar, _______ se acercó.
—¿Qué pasa?
—No te metas, _______. Deja que yo lo solucione.
—¿Es esa forma de hablarle a tu novia? —dijo el cachas.
—No soy su novia —replicó ella.
—Ah, estupendo. Te invito a una cerveza y luego podremos charlar «en
privado».
—De eso nada —protestó Nick.
—Oye...
Pero aquella vez Nick no pensaba dejar que _______ lo interrumpiese.
—Esta mujer es mía. Y si tienes un problema, lo resolveremos fuera.
El cachas sonrió, la luz reflejándose en un diente dorado.
—Tú primero.
—¡Nadie va a ninguna parte! —gritó _______, colocándose entre los dos—. ¿Cuál es
tu problema, Viper?
—¿Viper? —repitió Nick.
—Es mi primo. Viper D'0nofrio, te presento a Nick Callahan.
—Otro niño bonito —suspiró el cachas—. ¿Por qué no te buscas un tío de verdad,
mi abogado por ejemplo? De eso quería hablarte. Me ha dicho que le gustaría
salir contigo.
—Tu abogado es un cerdo.
—Pero piensa lo bien que nos vendría en la familia. Consejo legal gratuito
veinticuatro horas al día.
—¿Por qué no sales tú con él si tanto te gusta? Además, no he venido aquí para
hablar de mi vida amorosa. Estoy buscando a Ramón.
—¿Tu hermano?
_______ levantó una ceja.
—¿A cuántos Ramones conoces?
Viper se encogió de hombros.
—No lo he visto por aquí. Pero si lo hubiera visto, no te lo diría. No soy un soplón.
—Entonces tendré que preguntarle a Ducky. ¿Dónde está?
—¿Y qué pasa con este tío? —insistió Viper, señalando a Nick—, Dice que le han
robado la cartera. ¿Cómo sé yo que no es un poli?
—Si fuera policía te detendría por gorila —replicó Nick—. Y no te preocupes. En
cuanto encontremos a Ramón encontraremos mi cartera.
—Nick, mi hermano no te la ha robado.
—Claro que sí. O eso o se la ha comido el chihuahua.
Viper soltó una carcajada.
—Parece que, por fin. Ramón está haciendo honor al apellido D'0nofrio. Claro
que mi prima _______ es otra historia. Ella es limpia como una monjita. Cada vez que
hacíamos algo se chivaba... ¡Ay!
Una mujer de pelo gris estaba retorciendo la oreja del gigantón.
—Ya está bien, Virgil D'0nofrio. Te he dicho que no molestes a mis clientes.
—Pero Ducky...
—Si no tienes nada mejor que hacer ponte a fregar el suelo de los lavabos. Y
quiero que brillen.
—Pero Ducky...
—Si vuelvo a oir «pero Ducky» voy a limpiar los suelos con tu lengua —lo
interrumpió ella.
Nick no pudo evitar una sonrisa. La mujer parecía un ángel del infierno, pero
tenía gracia.
Y Viper pareció tomarse en serio la amenaza.
—Sí. Ducky.
—¡Y no entres en el lavabo de señoras sin llamar! —gritó la mujer—. Bienvenido a
Ducky's, señor...
_______ sonrió.
—Nick, te presento a mi abuela, Ducky D'0nofrio.
Menudo día.
—¿Me creería si le digo que alguien me ha robado la cartera?
—Qué original. He echado a adolescentes con más imaginación.
Antes de que Nick pudiera replicar, _______ se acercó.
—¿Qué pasa?
—No te metas, _______. Deja que yo lo solucione.
—¿Es esa forma de hablarle a tu novia? —dijo el cachas.
—No soy su novia —replicó ella.
—Ah, estupendo. Te invito a una cerveza y luego podremos charlar «en
privado».
—De eso nada —protestó Nick.
—Oye...
Pero aquella vez Nick no pensaba dejar que _______ lo interrumpiese.
—Esta mujer es mía. Y si tienes un problema, lo resolveremos fuera.
El cachas sonrió, la luz reflejándose en un diente dorado.
—Tú primero.
—¡Nadie va a ninguna parte! —gritó _______, colocándose entre los dos—. ¿Cuál es
tu problema, Viper?
—¿Viper? —repitió Nick.
—Es mi primo. Viper D'0nofrio, te presento a Nick Callahan.
—Otro niño bonito —suspiró el cachas—. ¿Por qué no te buscas un tío de verdad,
mi abogado por ejemplo? De eso quería hablarte. Me ha dicho que le gustaría
salir contigo.
—Tu abogado es un cerdo.
—Pero piensa lo bien que nos vendría en la familia. Consejo legal gratuito
veinticuatro horas al día.
—¿Por qué no sales tú con él si tanto te gusta? Además, no he venido aquí para
hablar de mi vida amorosa. Estoy buscando a Ramón.
—¿Tu hermano?
_______ levantó una ceja.
—¿A cuántos Ramones conoces?
Viper se encogió de hombros.
—No lo he visto por aquí. Pero si lo hubiera visto, no te lo diría. No soy un soplón.
—Entonces tendré que preguntarle a Ducky. ¿Dónde está?
—¿Y qué pasa con este tío? —insistió Viper, señalando a Nick—, Dice que le han
robado la cartera. ¿Cómo sé yo que no es un poli?
—Si fuera policía te detendría por gorila —replicó Nick—. Y no te preocupes. En
cuanto encontremos a Ramón encontraremos mi cartera.
—Nick, mi hermano no te la ha robado.
—Claro que sí. O eso o se la ha comido el chihuahua.
Viper soltó una carcajada.
—Parece que, por fin. Ramón está haciendo honor al apellido D'0nofrio. Claro
que mi prima _______ es otra historia. Ella es limpia como una monjita. Cada vez que
hacíamos algo se chivaba... ¡Ay!
Una mujer de pelo gris estaba retorciendo la oreja del gigantón.
—Ya está bien, Virgil D'0nofrio. Te he dicho que no molestes a mis clientes.
—Pero Ducky...
—Si no tienes nada mejor que hacer ponte a fregar el suelo de los lavabos. Y
quiero que brillen.
—Pero Ducky...
—Si vuelvo a oir «pero Ducky» voy a limpiar los suelos con tu lengua —lo
interrumpió ella.
Nick no pudo evitar una sonrisa. La mujer parecía un ángel del infierno, pero
tenía gracia.
Y Viper pareció tomarse en serio la amenaza.
—Sí. Ducky.
—¡Y no entres en el lavabo de señoras sin llamar! —gritó la mujer—. Bienvenido a
Ducky's, señor...
_______ sonrió.
—Nick, te presento a mi abuela, Ducky D'0nofrio.
Mariel Jonas
Re: "Un soltero díficil" Nick Jonas y tu
Capítulo 5
_______ disimuló una risita al ver la expresión de Nick. Debería habérselo dicho
antes, pero aquel hombre parecía despertar lo peor en ella. Especialmente,
después de haber acusado a su abuela de matar a sus maridos.
Ducky no era precisamente un ángel, pero tampoco era peligrosa. O, al menos,
no tan peligrosa.
—Hace siglos que no pasabas por aquí, cariño. A ver que te vea... no estás mal
—sonrió Ducky, bajando el escote de la blusa—. Pero así está mejor. ¿Y este
joven?
—Es un amigo.
—Ah, un amigo. ¿A que no parezco su abuela?
—Pues...
Ducky miró a su nieta.
—¿Siempre es así de lento o es que está obnubilado por una ración doble de
bellezas D'0nofrio?
_______ le dio un beso en la mejilla.
—Llevas cuarenta años dejando a los hombres sin palabras, Ducky. ¿Qué
esperabas?
—Es una pena que nunca te hayas querido meter en el negocio, chica. Tienes
mucha labia.
—¿Ah, sí? Pues invítanos a una cerveza.
Ducky soltó una carcajada.
—Sentaos en mi mesa especial. Enseguida voy para allá.
Nick la miraba, atónito. Normal. Enfrentarse a más de un D'0nofrio a la vez
ejercía ese efecto en la gente. Especialmente si uno de ellos era Ducky. Y _______
sentía mucho cariño por su abuela, a pesar de que a menudo estaba al otro lado
de la ley.
Ducky la ayudó mucho cuando su madre acabó en la cárcel. Fue ella quien los
cuidó y la animó a estudiar diseño. No era una abuela típica, pero la quería mucho.
—¿De verdad es tu abuela? —murmuró Nick.
—La madre de mi padre.
—Podrías haberme avisado.
—Pero... pensé que tú lo sabías todo —replicó _______, pestañeando inocentemente.
Antes de que él pudiera contestar, Ducky apareció con las cervezas.
—No podemos quedamos mucho tiempo —le advirtió _______.
—El tiempo suficiente para que Nick me diga cuáles son sus intenciones —
replicó su abuela.
—Mis intenciones son absolutamente honestas.
—Una pena —replicó Ducky—. Un hombre con intenciones honestas no es nada
divertido. ¿La has besado ya?
—¡Ducky! Es nuestra primera cita. Además, no hemos venido aquí a hablar de
besos. Hemos venido buscando a Ramón.
—¿Qué ha hecho ahora?
—Se ha metido en un buen lío y tengo que encontrarlo —suspiró _______—. ¿Ha
estado aquí esta noche?
—No, pero estuvo ayer. Con una chica.
—¿Una chica?
—Una amazona, más bien. Ramón no sabía ni por dónde agarrarla.
—¿Quién era?
—Ni idea.
—¿El primo Viper no le pidió identificación?
—No, Viper estaba muy ocupado observando otras «estadísticas vitales». Era una
rubia oxigenada de esas que llevan demasiado maquillaje y demasiado perfume.
Espero que Ramón no se haya colado por ella —contestó Ducky, tomando un sorbo
de cerveza.
_______ sacudió la cabeza.
—Ni siquiera sabía que saliera con alguien.
—La rubia estuvo ligando con tu primo toda la noche, pero Ramón estaba
demasiado nervioso como para darse cuenta.
—Pobrecillo —murmuró _______—. No tiene mucha suerte con las mujeres. Ahora
entiendo que estuviese tan raro últimamente.
—¿Raro? ¿Qué me dices? —murmuró Nick, irónico.
Ella no le hizo caso.
—¿Sabes algo más, Ducky?
—Es hora de que le dejes vivir su vida, _______. Ramón es un hombre maduro y no
necesita que lo vigiles todo el tiempo.
Ella parpadeó, sorprendida.
—Pero es mi hermano.
—Claro que sí. Pero en la vida hay más cosas que ocuparse de un hermano —dijo
Ducky entonces, haciendo una mueca—. Mírate, sales con un tío guapísimo y estás
preocupándote por Ramón.
_______ suspiró. ¿Cómo iba a disfrutar con Nick o cualquier otro hombre sabiendo
que su hermano se había metido en un lío? ¿Cómo no iba a hacer nada?
—Nick cree que Ramón le golpeó en la cabeza esta noche, cuando fue a
buscarme a casa.
—Imposible —dijo Ducky—. Ramón no es así. No es una persona violenta.
—Casi me cortó un dedo el otro día —replicó Nick—. Y esta noche abrió la
puerta con un cuchillo en la mano.
—Qué va, le pone histérico ver sangre. No puede ser.
—Tengo cinco puntos que lo prueban —insistió él—. Pero eso no es todo. Hemos
encontrado una bolsa con...
—Patatas fritas —lo interrumpió Chioe—. Estaban tiradas en el suelo de la
cocina y Ramón ha desaparecido. Por eso creo que le ha pasado algo.
Mentía fatal, pero era demasiado tarde como para dar marcha atrás.
—Ya sabes cuánto le gustan a Ramón las patatas fritas. Aunque quizá no es para
tanto... —dijo ella entonces, levantándose—. ¿Nos vamos. Nick?
Él miró su cerveza, que no había tocado.
—Sí, claro.
—Adiós, Ducky. Sé buena —dijo _______, besando a su abuela en la mejilla.
—Seré buena si tú eres un poco mala —sonrió Ducky. Luego se volvió hacia Nick
—. Prométeme que cuidarás de mi nieta.
—Ducky...
—Prométemelo.
— Se lo prometo —dijo él.
—Gracias. Me gusta. Creo que deberías quedártelo.
—Pero si esta es nuestra primera cita...
Y la última, seguramente. Le sorprendía que Nick Callahan no se hubiera
marchado todavía, pero dudaba que aquello fuera a repetirse.
—Además, es de los que cree que las mujeres deben ser vistas, pero no oídas.
—Yo nunca he dicho eso —protestó Nick—. Sólo he dicho que algunas mujeres
no saben lo que es bueno para ellas.
Ducky soltó una carcajada.
—Y algunos hombres tampoco.
—¿Por qué le has contado eso? —preguntó Nick mientras iban hacia
el coche. Había empezado a llover y las luces de las farolas se
reflejaban en la acera mojada.
—¿Qué?
—Lo de las patatas fritas.
—No quería que Ducky supiera nada de los diamantes.
—¿Porqué?
—Porque me los habría pedido.
—Lo dirás de broma.
—Desgraciadamente, no. Mira, los D'0nofrio no son exactamente una familia
normal,
Eso sí que era un eufemismo. Nick no había conocido a nadie como Ducky
D'0nofrio. Y, desde luego, no le gustaría encontrársela en un callejón oscuro.
—¿De verdad crees que se quedaría con los diamantes?
—Para protegerme —suspiró _______—. Pero luego los vendería en el mercado
negro. Hace tiempo que no pisa la cárcel, pero tiene una mesa de juego ilegal en la
parte trasera del bar. Lo lleva en la sangre. Una bolsa con diamantes sería
irresistible para ella.
—¿Ducky lo lleva en la sangre, pero tú no?
—Yo debo ser una mutación genética.
—Afortunadamente para ti —suspiró Nick, abriendo la puerta del coche—.
¿Desde cuándo hay delincuentes en tu familia?
—Creo que empezó con mi tatarabuelo. Era un jugador profesional al que
dispararon por la espalda... porque estaba haciendo trampas en una partida de
póquer. Con los años, la historia se ha ido haciendo más romántica... y hasta mi
hermano se llama como él.
—¿Era un tahúr?
—No lo sé y me da igual. Lo único que me importa es evitar que mi hermano se
meta en líos.
—Pero sabemos que robó los diamantes. O que, al menos, los escondió.
—Puede que sea el primer sospechoso, pero no podemos estar seguros de nada —
suspiró _______—. Y aunque los hubiera robado... podría devolverlos.
—Ese no era parte del acuerdo —dijo Nick, poniendo el coche en marcha.
Hicieron el camino en silencio, pero cuando llegaron a casa de _______ vieron que la
puerta estaba abierta.
—¿No cerré al salir?
—Sí, con llave. Lo cual significa...
—Significa que es hora de aclarar este asunto de una vez por todas —lo
interrumpió ella.
Nick la siguió a toda prisa. No quería dejarla sola con Ramón. Si estaba
desesperado podría hacer cualquier barbaridad.
_______ se detuvo de golpe en el porche y él lo hizo también al ver el interior de la
casa. Estaba destrozada, como si hubiera pasado un tomado.
Los muebles fuera de su sitio, papeles por todas partes, la tela del sofá hecha
jirones... hasta habían quitado la tapa de la televisión.
Chioe tuvo que apoyarse en el quicio de la puerta. Estaban tan cerca que Nick
podía oler su champú de fresas. Y su cuello era tan tentador...
—¿Qué demonios ha pasado aquí? —exclamó, para controlar el absurdo deseo de
besarla.
—¿No es evidente? —suspiró ella.
Todas las habitaciones habían sido registradas y saqueadas. Y el dormitorio de
Ramón se llevó la peor parte.
Habían sacado toda la ropa del armario, los cajones de la cómoda estaban
rotos, el colchón había sido rajado con un cuchillo...
_______ se inclinó para tomar un payaso de trapo. El tiempo había desteñido su
pelo rojo y el vestido de lunares, pero la hendidura que lo abría de parte a parte
era nueva.
—Mi padre se lo regaló cuando tenía diez años —murmuró, con la voz preñada de
emoción—, Y Ramón prometió que lo guardaría para siempre.
Nick se lo quitó de las manos y lo dejó sobre el somier.
—Puedes llorar si quieres —murmuró, abrazándola.
_______ levantó la cabeza, con los ojos brillantes de furia.
—¿Llorar? Prefiero liarme a patadas. ¿Cómo se atreven a destrozar mi casa para
poner sus sucias manos en los diamantes?
—Quizá no los hayan encontrado.
—¡Claro que no!
—¿Cómo lo sabes?
—Porque los llevo en el bolso —contestó ella, tan tranquila.
Nick la miró, atónito.
Miles y miles de dólares en el coche, en el bar... y él no tenía ni idea.
—¿Tú estás loca?
—No, más bien soy prudente. Especialmente considerando lo que ha pasado.
—¿Y si nos hubiera parado la policía?
—¿Por qué iba a pararnos?
—Qué sé yo, para ponemos una multa... podrían haber mirado en tu bolso.
—¿Para qué, para buscar un lápiz?
Él dejó escapar un suspiro.
—¿Y si hubiéramos tenido un accidente y los hubiera encontrado una enfermera?
¿Y si nos hubieran robado en la puerta del bar?
—Tú estabas allí para protegerme, ¿no? —replicó _______, irónica.
—¡Podrías haberme dicho que llevabas los diamantes!
—¿Por qué estás tan enfadado? Soy yo quien debería estar histérica. Han
destrozado mi casa.
—Tu hermano ha destrozado tu casa.
—¿Crees que lo ha hecho Ramón?
—Por favor... no pensarás seguir defendiéndolo, ¿verdad? Incluso se ha
cargado a su payaso.
—¿Cuántas veces tengo que decirte que Ramón nunca haría nada violento?
Nick colocó el colchón sobre el somier para sentarse él.
—Lo que creo es que deberías enfrentarte con la realidad. Ramón se ha vuelto
loco.
—Que te haya rozado sin querer con una sierra eléctrica no lo convierte en un
sádico —replicó ella.
—Fue algo más que un roce, pero da igual. Cada vez es más peligroso. Esta
destrucción es obra de alguien que ha perdido la cabeza. No puedes dormir aquí,
_______.
—¿Es una orden?
—Sí. ¿No puedes dormir en casa de tu abuela?
—Por supuesto. Pero no tengo intención de hacerlo.
—Tienes que ser sensata.
Ella levantó los ojos al cielo.
—Me gustas mucho más cuando no abres la boca.
—Qué graciosa. Yo estaba pensando exactamente lo mismo.
«Excepto cuando me besas». Nick apartó la mirada de su boca. ¿Por qué lo hacía
todo tan difícil? ¿Por qué tenía cara de ángel y un cuerpo de pecado? ¿Por qué no
se iba de allí?
—Sé que prefieres a las mujeres discretas, pero a mí no me hicieron así.
—Créeme, no me quejo de cómo te han hecho.
_______ se puso colorada.
—Si prestaras un poco de atención a mi cabeza en lugar de... a lo que sea,
podríamos descubrir algo.
—Mira, _______, creo que eres una persona muy inteligente. Excepto cuando se
trata de tu hermano. Debes admitir que no atiendes a razones cuando se trata de
Ramón.
—Es posible, pero como te he dicho mil veces yo conozco a Ramón mejor que
nadie. Puede que hubiese escondido los diamantes, pero nunca haría esto —dijo
ella, señalando la habitación.
—Entonces, ¿quién lo ha hecho? ¿Otro D'0nofrio?
_______ negó con la cabeza.
—A menos que fuera mi tío Pete aunque ya no es mi tío porque mi tía Mary ha
pedido el divorcio. Nadie de la familia se relaciona con él desde que lo detuvieron
por... en fin, dirigir una casa de mala reputación. Hasta los D'0nofrio tienen un
límite.
—¿Crees que tu tío Pete ha registrado tu casa?
—No sé qué pensar. También es posible que todo esto no tenga nada que ver con
los diamantes. A lo mejor me han robado.
—¿Se han llevado algo?
— Sólo a mi hermano.
—Sí, seguro.
—¿Tienes una teoría mejor?
—Que Ramón sea el culpable es la única explicación que se me ocurre. Pero
podría tener un cómplice... o más de uno.
—No puede ser. Ramón no tiene muchos amigos.
—No tendrían por qué ser amigos. ¿Y la rubia de la que habló tu abuela?
—Sí, es posible —murmuró _______.
—Tenemos que llamar a la policía.
—Pero...
—Nada de peros. Ya nos hemos arriesgado suficiente esta noche. Sigo sin creer
que llevaras esos diamantes contigo...
—¿Otra vez con eso? Aunque la policía los hubiera descubierto, sólo tendríamos
que explicar la situación. No sospecharían de nosotros.
—A menos que uno de los dos hubiera estado en la cárcel.
— ¡Yo no he estado en la cárcel! —exclamó _______.
—Pero yo sí.
_______ lo miró, atónita. ¿Por qué la sorprendía tanto? Casi toda su familia
estaba o había estado en la cárcel.
¿Pero Nick Callahan?
—¿No me crees?
—Francamente... no. No das el tipo.
—¿Eso es un halago?
—Por supuesto. Bueno, ¿qué pasó? ¿Te detuvieron por un delito que no habías
cometido?
Él negó con la cabeza.
—No. Robé un coche con unos amigos.
—¿Cuántos años tenías?
—Dieciocho. Y ya tenía antecedentes por vandalismo, pequeños hurtos...
— ¿Por qué no me lo habías dicho?
—No es algo de lo que esté orgulloso, _______. Pero ya no soy el mismo. He
cambiado gracias a mi tía Sophie.
—¿Porqué?
—Ella convenció al juez para que me pusiera la sentencia mínima. Y me confesó
que mi madre no volvería nunca.
—Un poco duro, ¿no?
—Sí, pero yo necesitaba oírlo.
—¿Por qué?
—Mi madre nos abandonó cuando yo tenía seis años y tuve el primer problema con
la policía a los nueve.
—¿A los nueve? ¿Qué hiciste?
—Romper la ventana de un vecino con una piedra. Y con los años mi
comportamiento era cada vez más salvaje —suspiró Nick—. Lo que no entiendo
es por qué mi tía no me dio con una piedra en la cabeza.
—Estabas buscando atención —sonrió _______, recordando que Ramón siempre se
metía en líos cuando su madre estaba en la cárcel.
—Claro. Supongo que pensaba que mi madre iría a rescatarme.
—Pero no lo hizo.
Nick se encogió de hombros.
—Tenía a mi tía Sophie, que me trataba como si fuera su hijo. Y me quería lo
suficiente como para decir la verdad, que mi madre no volvería jamás y que yo
tenía dos opciones: hacer algo con mi vida o destrozarla.
—Y elegiste lo primero.
—Por supuesto. Pero sabía que ella siempre estaría ahí para ayudarme.
_______ se emocionó al imaginar a Nick de niño.
—¿Cómo puede una madre abandonar a sus hijos?
—Ella quería una vida diferente, por lo visto. Así que se marchó a Europa y
volvió a casarse con un millonario.
—Qué mala pécora. ¿Os escribía alguna vez, os enviaba regalos?
—No, nunca.
_______ apretó los labios. ¿Por qué aquella historia la afectaba tanto? Apenas
conocía a Nick.
Entonces lo entendió.
Su madre también la había abandonado. Ella no se fue a Europa, sino a la cárcel,
pero era lo mismo. Quizá Eileen no quería abandonar a sus hijos, pero llevaba una
vida al margen de la ley y ellos sufrieron las consecuencias.
Sin pensar, _______ tomó la mano de Nick. Era lógico que hubiese una conexión
entre ellos. Compartían muchas cosas, sobre todo la pérdida, el dolor, la
sensación de abandono.
Cuando lo miró a los ojos la rabia que sentía se convirtió en algo totalmente
diferente.
—_______ —murmuró Nick con voz ronca.
Ella no dijo nada; levantó la mano y acarició suavemente su pelo. Nick
acariciaba su cara, su cuello, el borde de la blusa. Sus ojos azules se habían
oscurecido y respiraba de forma agitada.
_______ cerró los ojos, dejándose llevar por las sensaciones, asombrada de que
un roce tan suave ejerciera en ella un efecto tan devastador.
El sonido del teléfono los sobresaltó a los dos y se miraron un momento, sin
saber qué hacer.
—Será mejor que conteste —dijo ella por fin, mirando alrededor. Encontró el
teléfono en el suelo, debajo de la cama—. ¿Dígame?
—¿Quién es? —murmuró Nick. _______ tapó el auricular con la mano.
—Es Ramón.
_______ disimuló una risita al ver la expresión de Nick. Debería habérselo dicho
antes, pero aquel hombre parecía despertar lo peor en ella. Especialmente,
después de haber acusado a su abuela de matar a sus maridos.
Ducky no era precisamente un ángel, pero tampoco era peligrosa. O, al menos,
no tan peligrosa.
—Hace siglos que no pasabas por aquí, cariño. A ver que te vea... no estás mal
—sonrió Ducky, bajando el escote de la blusa—. Pero así está mejor. ¿Y este
joven?
—Es un amigo.
—Ah, un amigo. ¿A que no parezco su abuela?
—Pues...
Ducky miró a su nieta.
—¿Siempre es así de lento o es que está obnubilado por una ración doble de
bellezas D'0nofrio?
_______ le dio un beso en la mejilla.
—Llevas cuarenta años dejando a los hombres sin palabras, Ducky. ¿Qué
esperabas?
—Es una pena que nunca te hayas querido meter en el negocio, chica. Tienes
mucha labia.
—¿Ah, sí? Pues invítanos a una cerveza.
Ducky soltó una carcajada.
—Sentaos en mi mesa especial. Enseguida voy para allá.
Nick la miraba, atónito. Normal. Enfrentarse a más de un D'0nofrio a la vez
ejercía ese efecto en la gente. Especialmente si uno de ellos era Ducky. Y _______
sentía mucho cariño por su abuela, a pesar de que a menudo estaba al otro lado
de la ley.
Ducky la ayudó mucho cuando su madre acabó en la cárcel. Fue ella quien los
cuidó y la animó a estudiar diseño. No era una abuela típica, pero la quería mucho.
—¿De verdad es tu abuela? —murmuró Nick.
—La madre de mi padre.
—Podrías haberme avisado.
—Pero... pensé que tú lo sabías todo —replicó _______, pestañeando inocentemente.
Antes de que él pudiera contestar, Ducky apareció con las cervezas.
—No podemos quedamos mucho tiempo —le advirtió _______.
—El tiempo suficiente para que Nick me diga cuáles son sus intenciones —
replicó su abuela.
—Mis intenciones son absolutamente honestas.
—Una pena —replicó Ducky—. Un hombre con intenciones honestas no es nada
divertido. ¿La has besado ya?
—¡Ducky! Es nuestra primera cita. Además, no hemos venido aquí a hablar de
besos. Hemos venido buscando a Ramón.
—¿Qué ha hecho ahora?
—Se ha metido en un buen lío y tengo que encontrarlo —suspiró _______—. ¿Ha
estado aquí esta noche?
—No, pero estuvo ayer. Con una chica.
—¿Una chica?
—Una amazona, más bien. Ramón no sabía ni por dónde agarrarla.
—¿Quién era?
—Ni idea.
—¿El primo Viper no le pidió identificación?
—No, Viper estaba muy ocupado observando otras «estadísticas vitales». Era una
rubia oxigenada de esas que llevan demasiado maquillaje y demasiado perfume.
Espero que Ramón no se haya colado por ella —contestó Ducky, tomando un sorbo
de cerveza.
_______ sacudió la cabeza.
—Ni siquiera sabía que saliera con alguien.
—La rubia estuvo ligando con tu primo toda la noche, pero Ramón estaba
demasiado nervioso como para darse cuenta.
—Pobrecillo —murmuró _______—. No tiene mucha suerte con las mujeres. Ahora
entiendo que estuviese tan raro últimamente.
—¿Raro? ¿Qué me dices? —murmuró Nick, irónico.
Ella no le hizo caso.
—¿Sabes algo más, Ducky?
—Es hora de que le dejes vivir su vida, _______. Ramón es un hombre maduro y no
necesita que lo vigiles todo el tiempo.
Ella parpadeó, sorprendida.
—Pero es mi hermano.
—Claro que sí. Pero en la vida hay más cosas que ocuparse de un hermano —dijo
Ducky entonces, haciendo una mueca—. Mírate, sales con un tío guapísimo y estás
preocupándote por Ramón.
_______ suspiró. ¿Cómo iba a disfrutar con Nick o cualquier otro hombre sabiendo
que su hermano se había metido en un lío? ¿Cómo no iba a hacer nada?
—Nick cree que Ramón le golpeó en la cabeza esta noche, cuando fue a
buscarme a casa.
—Imposible —dijo Ducky—. Ramón no es así. No es una persona violenta.
—Casi me cortó un dedo el otro día —replicó Nick—. Y esta noche abrió la
puerta con un cuchillo en la mano.
—Qué va, le pone histérico ver sangre. No puede ser.
—Tengo cinco puntos que lo prueban —insistió él—. Pero eso no es todo. Hemos
encontrado una bolsa con...
—Patatas fritas —lo interrumpió Chioe—. Estaban tiradas en el suelo de la
cocina y Ramón ha desaparecido. Por eso creo que le ha pasado algo.
Mentía fatal, pero era demasiado tarde como para dar marcha atrás.
—Ya sabes cuánto le gustan a Ramón las patatas fritas. Aunque quizá no es para
tanto... —dijo ella entonces, levantándose—. ¿Nos vamos. Nick?
Él miró su cerveza, que no había tocado.
—Sí, claro.
—Adiós, Ducky. Sé buena —dijo _______, besando a su abuela en la mejilla.
—Seré buena si tú eres un poco mala —sonrió Ducky. Luego se volvió hacia Nick
—. Prométeme que cuidarás de mi nieta.
—Ducky...
—Prométemelo.
— Se lo prometo —dijo él.
—Gracias. Me gusta. Creo que deberías quedártelo.
—Pero si esta es nuestra primera cita...
Y la última, seguramente. Le sorprendía que Nick Callahan no se hubiera
marchado todavía, pero dudaba que aquello fuera a repetirse.
—Además, es de los que cree que las mujeres deben ser vistas, pero no oídas.
—Yo nunca he dicho eso —protestó Nick—. Sólo he dicho que algunas mujeres
no saben lo que es bueno para ellas.
Ducky soltó una carcajada.
—Y algunos hombres tampoco.
—¿Por qué le has contado eso? —preguntó Nick mientras iban hacia
el coche. Había empezado a llover y las luces de las farolas se
reflejaban en la acera mojada.
—¿Qué?
—Lo de las patatas fritas.
—No quería que Ducky supiera nada de los diamantes.
—¿Porqué?
—Porque me los habría pedido.
—Lo dirás de broma.
—Desgraciadamente, no. Mira, los D'0nofrio no son exactamente una familia
normal,
Eso sí que era un eufemismo. Nick no había conocido a nadie como Ducky
D'0nofrio. Y, desde luego, no le gustaría encontrársela en un callejón oscuro.
—¿De verdad crees que se quedaría con los diamantes?
—Para protegerme —suspiró _______—. Pero luego los vendería en el mercado
negro. Hace tiempo que no pisa la cárcel, pero tiene una mesa de juego ilegal en la
parte trasera del bar. Lo lleva en la sangre. Una bolsa con diamantes sería
irresistible para ella.
—¿Ducky lo lleva en la sangre, pero tú no?
—Yo debo ser una mutación genética.
—Afortunadamente para ti —suspiró Nick, abriendo la puerta del coche—.
¿Desde cuándo hay delincuentes en tu familia?
—Creo que empezó con mi tatarabuelo. Era un jugador profesional al que
dispararon por la espalda... porque estaba haciendo trampas en una partida de
póquer. Con los años, la historia se ha ido haciendo más romántica... y hasta mi
hermano se llama como él.
—¿Era un tahúr?
—No lo sé y me da igual. Lo único que me importa es evitar que mi hermano se
meta en líos.
—Pero sabemos que robó los diamantes. O que, al menos, los escondió.
—Puede que sea el primer sospechoso, pero no podemos estar seguros de nada —
suspiró _______—. Y aunque los hubiera robado... podría devolverlos.
—Ese no era parte del acuerdo —dijo Nick, poniendo el coche en marcha.
Hicieron el camino en silencio, pero cuando llegaron a casa de _______ vieron que la
puerta estaba abierta.
—¿No cerré al salir?
—Sí, con llave. Lo cual significa...
—Significa que es hora de aclarar este asunto de una vez por todas —lo
interrumpió ella.
Nick la siguió a toda prisa. No quería dejarla sola con Ramón. Si estaba
desesperado podría hacer cualquier barbaridad.
_______ se detuvo de golpe en el porche y él lo hizo también al ver el interior de la
casa. Estaba destrozada, como si hubiera pasado un tomado.
Los muebles fuera de su sitio, papeles por todas partes, la tela del sofá hecha
jirones... hasta habían quitado la tapa de la televisión.
Chioe tuvo que apoyarse en el quicio de la puerta. Estaban tan cerca que Nick
podía oler su champú de fresas. Y su cuello era tan tentador...
—¿Qué demonios ha pasado aquí? —exclamó, para controlar el absurdo deseo de
besarla.
—¿No es evidente? —suspiró ella.
Todas las habitaciones habían sido registradas y saqueadas. Y el dormitorio de
Ramón se llevó la peor parte.
Habían sacado toda la ropa del armario, los cajones de la cómoda estaban
rotos, el colchón había sido rajado con un cuchillo...
_______ se inclinó para tomar un payaso de trapo. El tiempo había desteñido su
pelo rojo y el vestido de lunares, pero la hendidura que lo abría de parte a parte
era nueva.
—Mi padre se lo regaló cuando tenía diez años —murmuró, con la voz preñada de
emoción—, Y Ramón prometió que lo guardaría para siempre.
Nick se lo quitó de las manos y lo dejó sobre el somier.
—Puedes llorar si quieres —murmuró, abrazándola.
_______ levantó la cabeza, con los ojos brillantes de furia.
—¿Llorar? Prefiero liarme a patadas. ¿Cómo se atreven a destrozar mi casa para
poner sus sucias manos en los diamantes?
—Quizá no los hayan encontrado.
—¡Claro que no!
—¿Cómo lo sabes?
—Porque los llevo en el bolso —contestó ella, tan tranquila.
Nick la miró, atónito.
Miles y miles de dólares en el coche, en el bar... y él no tenía ni idea.
—¿Tú estás loca?
—No, más bien soy prudente. Especialmente considerando lo que ha pasado.
—¿Y si nos hubiera parado la policía?
—¿Por qué iba a pararnos?
—Qué sé yo, para ponemos una multa... podrían haber mirado en tu bolso.
—¿Para qué, para buscar un lápiz?
Él dejó escapar un suspiro.
—¿Y si hubiéramos tenido un accidente y los hubiera encontrado una enfermera?
¿Y si nos hubieran robado en la puerta del bar?
—Tú estabas allí para protegerme, ¿no? —replicó _______, irónica.
—¡Podrías haberme dicho que llevabas los diamantes!
—¿Por qué estás tan enfadado? Soy yo quien debería estar histérica. Han
destrozado mi casa.
—Tu hermano ha destrozado tu casa.
—¿Crees que lo ha hecho Ramón?
—Por favor... no pensarás seguir defendiéndolo, ¿verdad? Incluso se ha
cargado a su payaso.
—¿Cuántas veces tengo que decirte que Ramón nunca haría nada violento?
Nick colocó el colchón sobre el somier para sentarse él.
—Lo que creo es que deberías enfrentarte con la realidad. Ramón se ha vuelto
loco.
—Que te haya rozado sin querer con una sierra eléctrica no lo convierte en un
sádico —replicó ella.
—Fue algo más que un roce, pero da igual. Cada vez es más peligroso. Esta
destrucción es obra de alguien que ha perdido la cabeza. No puedes dormir aquí,
_______.
—¿Es una orden?
—Sí. ¿No puedes dormir en casa de tu abuela?
—Por supuesto. Pero no tengo intención de hacerlo.
—Tienes que ser sensata.
Ella levantó los ojos al cielo.
—Me gustas mucho más cuando no abres la boca.
—Qué graciosa. Yo estaba pensando exactamente lo mismo.
«Excepto cuando me besas». Nick apartó la mirada de su boca. ¿Por qué lo hacía
todo tan difícil? ¿Por qué tenía cara de ángel y un cuerpo de pecado? ¿Por qué no
se iba de allí?
—Sé que prefieres a las mujeres discretas, pero a mí no me hicieron así.
—Créeme, no me quejo de cómo te han hecho.
_______ se puso colorada.
—Si prestaras un poco de atención a mi cabeza en lugar de... a lo que sea,
podríamos descubrir algo.
—Mira, _______, creo que eres una persona muy inteligente. Excepto cuando se
trata de tu hermano. Debes admitir que no atiendes a razones cuando se trata de
Ramón.
—Es posible, pero como te he dicho mil veces yo conozco a Ramón mejor que
nadie. Puede que hubiese escondido los diamantes, pero nunca haría esto —dijo
ella, señalando la habitación.
—Entonces, ¿quién lo ha hecho? ¿Otro D'0nofrio?
_______ negó con la cabeza.
—A menos que fuera mi tío Pete aunque ya no es mi tío porque mi tía Mary ha
pedido el divorcio. Nadie de la familia se relaciona con él desde que lo detuvieron
por... en fin, dirigir una casa de mala reputación. Hasta los D'0nofrio tienen un
límite.
—¿Crees que tu tío Pete ha registrado tu casa?
—No sé qué pensar. También es posible que todo esto no tenga nada que ver con
los diamantes. A lo mejor me han robado.
—¿Se han llevado algo?
— Sólo a mi hermano.
—Sí, seguro.
—¿Tienes una teoría mejor?
—Que Ramón sea el culpable es la única explicación que se me ocurre. Pero
podría tener un cómplice... o más de uno.
—No puede ser. Ramón no tiene muchos amigos.
—No tendrían por qué ser amigos. ¿Y la rubia de la que habló tu abuela?
—Sí, es posible —murmuró _______.
—Tenemos que llamar a la policía.
—Pero...
—Nada de peros. Ya nos hemos arriesgado suficiente esta noche. Sigo sin creer
que llevaras esos diamantes contigo...
—¿Otra vez con eso? Aunque la policía los hubiera descubierto, sólo tendríamos
que explicar la situación. No sospecharían de nosotros.
—A menos que uno de los dos hubiera estado en la cárcel.
— ¡Yo no he estado en la cárcel! —exclamó _______.
—Pero yo sí.
_______ lo miró, atónita. ¿Por qué la sorprendía tanto? Casi toda su familia
estaba o había estado en la cárcel.
¿Pero Nick Callahan?
—¿No me crees?
—Francamente... no. No das el tipo.
—¿Eso es un halago?
—Por supuesto. Bueno, ¿qué pasó? ¿Te detuvieron por un delito que no habías
cometido?
Él negó con la cabeza.
—No. Robé un coche con unos amigos.
—¿Cuántos años tenías?
—Dieciocho. Y ya tenía antecedentes por vandalismo, pequeños hurtos...
— ¿Por qué no me lo habías dicho?
—No es algo de lo que esté orgulloso, _______. Pero ya no soy el mismo. He
cambiado gracias a mi tía Sophie.
—¿Porqué?
—Ella convenció al juez para que me pusiera la sentencia mínima. Y me confesó
que mi madre no volvería nunca.
—Un poco duro, ¿no?
—Sí, pero yo necesitaba oírlo.
—¿Por qué?
—Mi madre nos abandonó cuando yo tenía seis años y tuve el primer problema con
la policía a los nueve.
—¿A los nueve? ¿Qué hiciste?
—Romper la ventana de un vecino con una piedra. Y con los años mi
comportamiento era cada vez más salvaje —suspiró Nick—. Lo que no entiendo
es por qué mi tía no me dio con una piedra en la cabeza.
—Estabas buscando atención —sonrió _______, recordando que Ramón siempre se
metía en líos cuando su madre estaba en la cárcel.
—Claro. Supongo que pensaba que mi madre iría a rescatarme.
—Pero no lo hizo.
Nick se encogió de hombros.
—Tenía a mi tía Sophie, que me trataba como si fuera su hijo. Y me quería lo
suficiente como para decir la verdad, que mi madre no volvería jamás y que yo
tenía dos opciones: hacer algo con mi vida o destrozarla.
—Y elegiste lo primero.
—Por supuesto. Pero sabía que ella siempre estaría ahí para ayudarme.
_______ se emocionó al imaginar a Nick de niño.
—¿Cómo puede una madre abandonar a sus hijos?
—Ella quería una vida diferente, por lo visto. Así que se marchó a Europa y
volvió a casarse con un millonario.
—Qué mala pécora. ¿Os escribía alguna vez, os enviaba regalos?
—No, nunca.
_______ apretó los labios. ¿Por qué aquella historia la afectaba tanto? Apenas
conocía a Nick.
Entonces lo entendió.
Su madre también la había abandonado. Ella no se fue a Europa, sino a la cárcel,
pero era lo mismo. Quizá Eileen no quería abandonar a sus hijos, pero llevaba una
vida al margen de la ley y ellos sufrieron las consecuencias.
Sin pensar, _______ tomó la mano de Nick. Era lógico que hubiese una conexión
entre ellos. Compartían muchas cosas, sobre todo la pérdida, el dolor, la
sensación de abandono.
Cuando lo miró a los ojos la rabia que sentía se convirtió en algo totalmente
diferente.
—_______ —murmuró Nick con voz ronca.
Ella no dijo nada; levantó la mano y acarició suavemente su pelo. Nick
acariciaba su cara, su cuello, el borde de la blusa. Sus ojos azules se habían
oscurecido y respiraba de forma agitada.
_______ cerró los ojos, dejándose llevar por las sensaciones, asombrada de que
un roce tan suave ejerciera en ella un efecto tan devastador.
El sonido del teléfono los sobresaltó a los dos y se miraron un momento, sin
saber qué hacer.
—Será mejor que conteste —dijo ella por fin, mirando alrededor. Encontró el
teléfono en el suelo, debajo de la cama—. ¿Dígame?
—¿Quién es? —murmuró Nick. _______ tapó el auricular con la mano.
—Es Ramón.
Mariel Jonas
Re: "Un soltero díficil" Nick Jonas y tu
fhdjghjfjh Nicholaaaaaaaaaaas un ex convictoooooooooooooooo? eso no me lo habia imaginado l:
Raaaaaaaaaaamon no se porque pero no lo creo culpable al menos culpable con todo el sentido de lña palabra
la nove es hermosa ya me atrapó por completo♥
Raaaaaaaaaaamon no se porque pero no lo creo culpable al menos culpable con todo el sentido de lña palabra
la nove es hermosa ya me atrapó por completo♥
WhoIam13
Re: "Un soltero díficil" Nick Jonas y tu
AAaaag no lo djees ahi siguela cuando puedas, pero urgente :B ajajajaja besos
Daiiiiaaa
Re: "Un soltero díficil" Nick Jonas y tu
AAAAAAAAAAAAA
como que ramon ?? :|
es un inoportuno !!!!!!!!!!!!!! ¬¬
lo que ubiera pasado si no llamaba ..
no podria haber esperado un poquito mas ? :P
jajajaja
buenisimos los caps
me encanta la relacion que estan teniendo la rayis y nick :L
siiguelaaaaaaaaaaaaa
como que ramon ?? :|
es un inoportuno !!!!!!!!!!!!!! ¬¬
lo que ubiera pasado si no llamaba ..
no podria haber esperado un poquito mas ? :P
jajajaja
buenisimos los caps
me encanta la relacion que estan teniendo la rayis y nick :L
siiguelaaaaaaaaaaaaa
Ciin :)
Re: "Un soltero díficil" Nick Jonas y tu
Jejewjejejeje ok me dio risa el pensar eh
Imaginar a Nick en prisión jejejejeje lo se no es lindo
Pero me ha dado risa
Y awww cada vez se van dando cuenta que tiene mas cosas
En común y aggg tenía que sonar el maldito teléfono
Estaba en una situación bastante linda
Ahhhh Plis siguelaaaaa!!
Imaginar a Nick en prisión jejejejeje lo se no es lindo
Pero me ha dado risa
Y awww cada vez se van dando cuenta que tiene mas cosas
En común y aggg tenía que sonar el maldito teléfono
Estaba en una situación bastante linda
Ahhhh Plis siguelaaaaa!!
Karli Jonas
Re: "Un soltero díficil" Nick Jonas y tu
tienes que subir mas porfitas! soy nueva lectora<3
RatoncitaJonas
Re: "Un soltero díficil" Nick Jonas y tu
Capítulo 6
_______ paseaba por la habitación, haciendo nudos con el cordón del teléfono. A
juzgar por su silencio, era Ramón el que hablaba.
Nick se pasó un dedo por el cuello de la camisa, nervioso por todo lo que estaba
pasando. Sentirse atraído por _______ D'0nofrio era una cosa, dejarse llevar por
esa atracción, otra muy diferente.
—Mira, Ramón... —empezó a decir ella exasperada.
También Nick estaba exasperado. Aquella cita no era lo que había planeado.
Todo lo contrario, de hecho. Sin querer, observaba los labios entreabiertos de
_______... esos labios que había besado poco antes. Y que le gustaría volver a besar.
Las últimas horas con _______ D'0nofrio habían sido las más emocionantes e
impredecibles de su vida. Ella no era como ninguna otra mujer.
Y no tenían nada en común.
Ella era una D'0nofrio, se recordó a sí mismo. Punto número uno, era la
hermana de Ramón. Punto número dos, lo sacaba de quicio. Punto número tres.
Nick quería controlar su vida, vivir tranquilo.
—Ramón, por favor... Escúchame.
—Deja que yo hable con él.
_______ negó con la cabeza, pero Nick le quitó el teléfono.
—Ramón, soy Nick Callahan.
—¿Qué demonios haces ahí? —le espetó el hermano de _______—. No, no me lo
digas. No quiero saberlo. Pero si le has puesto una mano encima a mi hermana...
—No es hora de jugar. Ramón. ¿Por qué no te entregas a la policía? Cuanto más
esperes...
Pero Ramón no le dejó terminar la frase.
—Me ha colgado.
—Qué sorpresa.
—¿Estás enfadada conmigo?
—No, no estoy enfadada. ¡Estoy furiosa! —gritó _______.
—Ramón suele enfurecer a la gente.
—No estoy furiosa con Ramón, estoy furiosa contigo.
—¿Conmigo? ¿Qué he hecho ahora?
—Para empezar, me has quitado el teléfono de las manos. Y luego seguramente le
habrás dado un susto de muerte a mi hermano pidiéndole que se entregase a la
policía.
—Tenía que hacer algo. Tú no estabas consiguiendo nada.
—¡Estaba escuchándole! Deberías intentarlo alguna vez, en lugar de meterte
donde no te llaman.
—Yo escucho —replicó Nick.
«Donde no te llaman». Eso le dolió. A lo mejor lo había imaginado todo, a lo mejor
no existía esa conexión con _______.
—No, tú no escuchas en absoluto. Tú vas a lo tuyo.
—Mira, lo siento. Ha sido una noche muy larga y los dos estamos muy cansados.
—Desde luego que sí. Y creo que deberías irte.
—¿No quieres que espere hasta que llegue la policía?
_______ parpadeó.
—¿La policía?
—Tienes que denunciar esto. Es allanamiento demorada.
—¿Quién lo dice?
Nick respiró profundamente, intentando armarse de paciencia.
—No estoy intentando decirte lo que debes hacer. Es tu casa, tu hermano, tu
problema. Pero cualquier persona razonable...
—Sabría que Ramón no aparecerá por aquí si ve un coche patrulla en la puerta —
terminó _______ la frase por él—. Además, creo que no han robado nada. Quien
fuera que sea, estaba buscando algo en concreto.
—Los diamantes, claro. Y eso significa que podrían volver en cualquier momento.
No puedes quedarte aquí, _______.
—Nick...
—Quiero decir, preferiría que no te quedases sola. Si no quieres marcharte, de
acuerdo. Me quedaré a dormir aquí.
—No —dijo ella—. No será necesario. Ya has hecho demasiado por mí.
No tanto como le gustaría. Y eso lo preocupaba más que los diamantes robados. Él
tenía fuerza de voluntad, pero era humano al fin y al cabo.
—Llamaré a mi primo Viper. No le importará dormir en el sofá.
—Muy bien.
—Buenas noches. Nick. Esta es una cita que nunca olvidaré.
—Yo tampoco —murmuró él—. Cierra todas las puertas y ventanas.
—Sí, señor —contestó _______, haciendo un saludo militar.
—Ya, bueno... Ya sé que a veces me paso dando órdenes. Intentaré contenerme la
próxima vez.
—Llevo demasiado tiempo viviendo sola como para aceptar órdenes de nadie.
Madame Sophie se equivocó con nosotros.
—Desde luego —suspiró Nick, dando un paso hacia ella—. ¿Nos veremos mañana?
_______ asintió con la cabeza, los ojos grandes y luminosos.
—Iré al Café Romeo después de comer. Tengo que medir las ventanas.
—Nos veremos allí —asintió él, intentando resistir el impulso de acariciar su
pelo.
—Buenas noches.
—Buenas noches —suspiró Nick, volviéndose hacia la puerta—. Un momento.
—¿Qué?
—No me has dicho qué te ha contado Ramón. ¿Te ha dicho dónde estaba?
—No.
—¿Te ha dicho cuándo piensa volver? ¿O de dónde sacó los diamantes? ¿O por
qué estuvo a punto de descerebrarme?
—No he podido preguntarle. Decía cosas... sin sentido.
—¿A qué te refieres?
—Mira, estoy tan cansada que apenas puedo pensar. Te lo contaré mañana.
—_______, espera...
Pero _______ ya había cerrado la puerta.
Nick masculló una palabrota. Estaba seguro de que le escondía algo. Le habría
gustado golpear la puerta para exigir respuestas, pero sabía cuál sería su
reacción.
De modo que lo mejor sería marcharse y confiar en que Viper fuese a hacerle
compañía... o quedarse en el coche y vigilarla él mismo.
Con un poco de suerte, encontraría algo de regaliz en la guantera, pensó. Iba a
ser una noche muy larga.
Al día siguiente. Nick no podía dejar de mirar el reloj. Eran las cuatro y _______
no había aparecido por el Café Romeo.
Él era un hombre paciente. Incluso muy paciente. Por ejemplo, en su plan para
encontrar la esposa perfecta.
La búsqueda podía ser lenta, pero con su método estaba prácticamente
garantizado que encontraría a la mujer de su vida. Nada de romances locos, nada
de prisas. Antes de casarse habría calibrado los pros y los contras de todas las
candidatas.
Pero incluso un hombre paciente puede impacientarse. Especialmente uno que se
ha pasado toda la noche en el asiento de un coche. Todavía le dolía el cuello.
Al menos, no había visto a nadie intentando entrar en la casa. Y lo mejor era que
_______ no lo había descubierto. Pero no había llamado a Viper, la traidora.
A lo mejor tampoco pensaba ir al Café Romeo. Debería haber exigido respuestas
cuando tuvo oportunidad, pensó.
Nick cerró los ojos, recordando el momento en que estaban acariciándose, como
perdidos en un mundo que sólo les pertenecía a ellos... hasta que Ramón llamó por
teléfono. Recordaba los labios de _______, tan invitadores, tan generosos.
Afortunadamente, ella prácticamente lo había echado de casa.
No podía arriesgarse más, se dijo. Aquel lío con _______ había retrasado su cita
con Heidi y Evonne, las siguientes candidatas en su lista. Por quienes no tenía el
menor entusiasmo.
Y tampoco había llamado a la policía para hablarle de los diamantes.
El recuerdo de su voz lo alteraba: «Iré al Café Romeo después de comer».
Nick dejó caer la tabla que estaba lijando. Era las tres y _______ no había
aparecido.
Si fuera listo se alegraría. Pero no podía concentrarse en otra cosa. Había
medido la tabla tres veces.
De repente se levantó la lona que separaba la antigua pizzería del café,
haciendo que los planos que había sobre una silla salieran volando. _______ entró
como un soplo de aire fresco, con los ojos brillantes y una sonrisa en los labios.
—Siento llegar tarde. He comido en Julio's. Tienen la mejor comida mexicana de
la ciudad.
—No me gusta la comida mexicana.
—Ah, es verdad —dijo ella, guardando las gafas de sol en el bolso. Era como si lo
de la noche anterior no hubiese ocurrido nunca—. Bueno, el caso es que había un
atasco tremendo.
—No pasa nada —dijo Nick.
—¿Dónde está Madame Sophie?
—Un payaso la ha invitado a merendar.
—¿Un payaso?
—Es un auténtico bufón y...
—Eres increíble. Ningún otro hombre es tan alto como tú, ni tan guapo, ni tan
listo... ¡Puede que no todos tengan esos ojos de color zafiro que hacen que a una
le tiemblen las piernas, pero eso no significa que los demás hombres sean unos
payasos!
Nick se cruzó de brazos.
—Mi tía se ha ido a merendar con Bozo, un payaso con el que solía trabajar por
las ferias.
_______ se aclaró la garganta, avergonzada.
—Ah, perdón.
—¿Y qué era eso de mis ojos azules?
—Nada, nada, me refería a... Paúl Newman.
—Ya, bueno. Tenemos que hablar.
—Desde luego que sí —suspiró _______, sacando un cuaderno de diseño—. Aquí
están los dibujos preliminares. Como ves, he elegido líneas simples y tonos claros.
A Madame Sophie le gustó mucho, pero si quieres cambiar...
—Hay algo que deberías saber —la interrumpió Nick.
—¿Qué?
—No quiero hablar de tus diseños. Quiero hablar de tu hermano.
—Yo prefiero hablar de esto. ¿Qué te parecen los focos laterales?
—¿Perdona?
—Son más caros, desde luego, pero la iluminación ambiental es importante,
especialmente para un café tan especial como el Romeo. ¿No te gustan estos
focos?
—No me gusta que cambies de tema. Quiero saber para qué te llamó Ramón,
quiero que me cuentes toda la conversación, palabra por palabra.
_______ cerró el cuaderno.
—Soy una profesional. Nick. No hablo de temas personales durante las horas de
trabajo.
— ¡Otra vez estás cambiando de tema!
—Quizá debería volver cuando estuviese Madame Sophie.
—No vas a ir a ninguna parte hasta que me digas lo qué quiero saber —replicó
BIENVENIDAS A LAS NUEVAS.
Me agrada saber que les gusta tanto la novela :) a mi me mato hahaha la ame y espero que digan lo mismo cuando termine :3
_______ paseaba por la habitación, haciendo nudos con el cordón del teléfono. A
juzgar por su silencio, era Ramón el que hablaba.
Nick se pasó un dedo por el cuello de la camisa, nervioso por todo lo que estaba
pasando. Sentirse atraído por _______ D'0nofrio era una cosa, dejarse llevar por
esa atracción, otra muy diferente.
—Mira, Ramón... —empezó a decir ella exasperada.
También Nick estaba exasperado. Aquella cita no era lo que había planeado.
Todo lo contrario, de hecho. Sin querer, observaba los labios entreabiertos de
_______... esos labios que había besado poco antes. Y que le gustaría volver a besar.
Las últimas horas con _______ D'0nofrio habían sido las más emocionantes e
impredecibles de su vida. Ella no era como ninguna otra mujer.
Y no tenían nada en común.
Ella era una D'0nofrio, se recordó a sí mismo. Punto número uno, era la
hermana de Ramón. Punto número dos, lo sacaba de quicio. Punto número tres.
Nick quería controlar su vida, vivir tranquilo.
—Ramón, por favor... Escúchame.
—Deja que yo hable con él.
_______ negó con la cabeza, pero Nick le quitó el teléfono.
—Ramón, soy Nick Callahan.
—¿Qué demonios haces ahí? —le espetó el hermano de _______—. No, no me lo
digas. No quiero saberlo. Pero si le has puesto una mano encima a mi hermana...
—No es hora de jugar. Ramón. ¿Por qué no te entregas a la policía? Cuanto más
esperes...
Pero Ramón no le dejó terminar la frase.
—Me ha colgado.
—Qué sorpresa.
—¿Estás enfadada conmigo?
—No, no estoy enfadada. ¡Estoy furiosa! —gritó _______.
—Ramón suele enfurecer a la gente.
—No estoy furiosa con Ramón, estoy furiosa contigo.
—¿Conmigo? ¿Qué he hecho ahora?
—Para empezar, me has quitado el teléfono de las manos. Y luego seguramente le
habrás dado un susto de muerte a mi hermano pidiéndole que se entregase a la
policía.
—Tenía que hacer algo. Tú no estabas consiguiendo nada.
—¡Estaba escuchándole! Deberías intentarlo alguna vez, en lugar de meterte
donde no te llaman.
—Yo escucho —replicó Nick.
«Donde no te llaman». Eso le dolió. A lo mejor lo había imaginado todo, a lo mejor
no existía esa conexión con _______.
—No, tú no escuchas en absoluto. Tú vas a lo tuyo.
—Mira, lo siento. Ha sido una noche muy larga y los dos estamos muy cansados.
—Desde luego que sí. Y creo que deberías irte.
—¿No quieres que espere hasta que llegue la policía?
_______ parpadeó.
—¿La policía?
—Tienes que denunciar esto. Es allanamiento demorada.
—¿Quién lo dice?
Nick respiró profundamente, intentando armarse de paciencia.
—No estoy intentando decirte lo que debes hacer. Es tu casa, tu hermano, tu
problema. Pero cualquier persona razonable...
—Sabría que Ramón no aparecerá por aquí si ve un coche patrulla en la puerta —
terminó _______ la frase por él—. Además, creo que no han robado nada. Quien
fuera que sea, estaba buscando algo en concreto.
—Los diamantes, claro. Y eso significa que podrían volver en cualquier momento.
No puedes quedarte aquí, _______.
—Nick...
—Quiero decir, preferiría que no te quedases sola. Si no quieres marcharte, de
acuerdo. Me quedaré a dormir aquí.
—No —dijo ella—. No será necesario. Ya has hecho demasiado por mí.
No tanto como le gustaría. Y eso lo preocupaba más que los diamantes robados. Él
tenía fuerza de voluntad, pero era humano al fin y al cabo.
—Llamaré a mi primo Viper. No le importará dormir en el sofá.
—Muy bien.
—Buenas noches. Nick. Esta es una cita que nunca olvidaré.
—Yo tampoco —murmuró él—. Cierra todas las puertas y ventanas.
—Sí, señor —contestó _______, haciendo un saludo militar.
—Ya, bueno... Ya sé que a veces me paso dando órdenes. Intentaré contenerme la
próxima vez.
—Llevo demasiado tiempo viviendo sola como para aceptar órdenes de nadie.
Madame Sophie se equivocó con nosotros.
—Desde luego —suspiró Nick, dando un paso hacia ella—. ¿Nos veremos mañana?
_______ asintió con la cabeza, los ojos grandes y luminosos.
—Iré al Café Romeo después de comer. Tengo que medir las ventanas.
—Nos veremos allí —asintió él, intentando resistir el impulso de acariciar su
pelo.
—Buenas noches.
—Buenas noches —suspiró Nick, volviéndose hacia la puerta—. Un momento.
—¿Qué?
—No me has dicho qué te ha contado Ramón. ¿Te ha dicho dónde estaba?
—No.
—¿Te ha dicho cuándo piensa volver? ¿O de dónde sacó los diamantes? ¿O por
qué estuvo a punto de descerebrarme?
—No he podido preguntarle. Decía cosas... sin sentido.
—¿A qué te refieres?
—Mira, estoy tan cansada que apenas puedo pensar. Te lo contaré mañana.
—_______, espera...
Pero _______ ya había cerrado la puerta.
Nick masculló una palabrota. Estaba seguro de que le escondía algo. Le habría
gustado golpear la puerta para exigir respuestas, pero sabía cuál sería su
reacción.
De modo que lo mejor sería marcharse y confiar en que Viper fuese a hacerle
compañía... o quedarse en el coche y vigilarla él mismo.
Con un poco de suerte, encontraría algo de regaliz en la guantera, pensó. Iba a
ser una noche muy larga.
Al día siguiente. Nick no podía dejar de mirar el reloj. Eran las cuatro y _______
no había aparecido por el Café Romeo.
Él era un hombre paciente. Incluso muy paciente. Por ejemplo, en su plan para
encontrar la esposa perfecta.
La búsqueda podía ser lenta, pero con su método estaba prácticamente
garantizado que encontraría a la mujer de su vida. Nada de romances locos, nada
de prisas. Antes de casarse habría calibrado los pros y los contras de todas las
candidatas.
Pero incluso un hombre paciente puede impacientarse. Especialmente uno que se
ha pasado toda la noche en el asiento de un coche. Todavía le dolía el cuello.
Al menos, no había visto a nadie intentando entrar en la casa. Y lo mejor era que
_______ no lo había descubierto. Pero no había llamado a Viper, la traidora.
A lo mejor tampoco pensaba ir al Café Romeo. Debería haber exigido respuestas
cuando tuvo oportunidad, pensó.
Nick cerró los ojos, recordando el momento en que estaban acariciándose, como
perdidos en un mundo que sólo les pertenecía a ellos... hasta que Ramón llamó por
teléfono. Recordaba los labios de _______, tan invitadores, tan generosos.
Afortunadamente, ella prácticamente lo había echado de casa.
No podía arriesgarse más, se dijo. Aquel lío con _______ había retrasado su cita
con Heidi y Evonne, las siguientes candidatas en su lista. Por quienes no tenía el
menor entusiasmo.
Y tampoco había llamado a la policía para hablarle de los diamantes.
El recuerdo de su voz lo alteraba: «Iré al Café Romeo después de comer».
Nick dejó caer la tabla que estaba lijando. Era las tres y _______ no había
aparecido.
Si fuera listo se alegraría. Pero no podía concentrarse en otra cosa. Había
medido la tabla tres veces.
De repente se levantó la lona que separaba la antigua pizzería del café,
haciendo que los planos que había sobre una silla salieran volando. _______ entró
como un soplo de aire fresco, con los ojos brillantes y una sonrisa en los labios.
—Siento llegar tarde. He comido en Julio's. Tienen la mejor comida mexicana de
la ciudad.
—No me gusta la comida mexicana.
—Ah, es verdad —dijo ella, guardando las gafas de sol en el bolso. Era como si lo
de la noche anterior no hubiese ocurrido nunca—. Bueno, el caso es que había un
atasco tremendo.
—No pasa nada —dijo Nick.
—¿Dónde está Madame Sophie?
—Un payaso la ha invitado a merendar.
—¿Un payaso?
—Es un auténtico bufón y...
—Eres increíble. Ningún otro hombre es tan alto como tú, ni tan guapo, ni tan
listo... ¡Puede que no todos tengan esos ojos de color zafiro que hacen que a una
le tiemblen las piernas, pero eso no significa que los demás hombres sean unos
payasos!
Nick se cruzó de brazos.
—Mi tía se ha ido a merendar con Bozo, un payaso con el que solía trabajar por
las ferias.
_______ se aclaró la garganta, avergonzada.
—Ah, perdón.
—¿Y qué era eso de mis ojos azules?
—Nada, nada, me refería a... Paúl Newman.
—Ya, bueno. Tenemos que hablar.
—Desde luego que sí —suspiró _______, sacando un cuaderno de diseño—. Aquí
están los dibujos preliminares. Como ves, he elegido líneas simples y tonos claros.
A Madame Sophie le gustó mucho, pero si quieres cambiar...
—Hay algo que deberías saber —la interrumpió Nick.
—¿Qué?
—No quiero hablar de tus diseños. Quiero hablar de tu hermano.
—Yo prefiero hablar de esto. ¿Qué te parecen los focos laterales?
—¿Perdona?
—Son más caros, desde luego, pero la iluminación ambiental es importante,
especialmente para un café tan especial como el Romeo. ¿No te gustan estos
focos?
—No me gusta que cambies de tema. Quiero saber para qué te llamó Ramón,
quiero que me cuentes toda la conversación, palabra por palabra.
_______ cerró el cuaderno.
—Soy una profesional. Nick. No hablo de temas personales durante las horas de
trabajo.
— ¡Otra vez estás cambiando de tema!
—Quizá debería volver cuando estuviese Madame Sophie.
—No vas a ir a ninguna parte hasta que me digas lo qué quiero saber —replicó
BIENVENIDAS A LAS NUEVAS.
Me agrada saber que les gusta tanto la novela :) a mi me mato hahaha la ame y espero que digan lo mismo cuando termine :3
Mariel Jonas
Re: "Un soltero díficil" Nick Jonas y tu
hsjdkfhdkg la rayis y el Nichou son muy divertidos ''Puede que no todos tengan esos ojos de color zafiro que hacen que a una
le tiemblen las piernas'' jxchvjxvhifdh imaginarme a Nicholas con esos ojos no es sano aunque no cambio sus ojos color ambar por nada del mundo♥
Amo la noveeeee!♥
le tiemblen las piernas'' jxchvjxvhifdh imaginarme a Nicholas con esos ojos no es sano aunque no cambio sus ojos color ambar por nada del mundo♥
Amo la noveeeee!♥
WhoIam13
Re: "Un soltero díficil" Nick Jonas y tu
jajajaja ..
me mato la frase de la rayis
"¡Puede que no todos tengan esos ojos de color zafiro que hacen que a una
le tiemblen las piernas!"
ajajajaja
aii miv ida nick .. se preocupa por ella :L
me encantaaaaaaa !!
buenisiimoo el cap
siiguelaaaaaaaaaaaaaaa
me mato la frase de la rayis
"¡Puede que no todos tengan esos ojos de color zafiro que hacen que a una
le tiemblen las piernas!"
ajajajaja
aii miv ida nick .. se preocupa por ella :L
me encantaaaaaaa !!
buenisiimoo el cap
siiguelaaaaaaaaaaaaaaa
Ciin :)
Re: "Un soltero díficil" Nick Jonas y tu
ahiii no por quela has dejado ahi!!
siguelaaa plis!! jejejeje muero de risa con
esos dos, Nick ya debe aceptar que si le gusta
la rayis y si son tal para cual ejejejejejje
ahhh siguela pronto plis!!
siguelaaa plis!! jejejeje muero de risa con
esos dos, Nick ya debe aceptar que si le gusta
la rayis y si son tal para cual ejejejejejje
ahhh siguela pronto plis!!
Karli Jonas
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