Viviendo el Sueño (Nick Jonas) 2da Temporada [TERMINANADA]

Recientemente acababa de salir de un programa de MTV, estas 2 semanas habían sido eternas o al menos así me parecieron, el paso de los días se hizo lento y tedioso. Luego de realizar algunos compromisos más, llegue al hotel donde me alojaba en Boston, la ciudad de Massachusetts era hermosa aunque al estar cansado y un poco desanimado no era como para aprovecharlo… quizás si mi esposa estuviera conmigo… pero no estaba, hace 12 días que no la veía y estaba un ‘‘poquito’’ ansioso.

Tan pronto entre a la recepción, Big me aviso que el último compromiso de el día se había cancelado, al parecer el presentador había tenido un accidente y estaba hospitalizado, lo que significaba que quedaba libre no solo por el resto del día, si no que también la gira había culminado!! Ya había cumplido con todos mis responsabilidades y podía volver a casa con mi Hanna.

No tuve que pensarlo dos veces, agarre mi teléfono, marque a la línea aérea y compre un boleto de avión a LA, hice mis maletas rápidamente y le informe a los chicos que nos veríamos en los Ángeles…. Era de esperarse las risas y burlas que se generaron en contra de mi persona, aunque sabía que solo bromeaban, al salir del hotel solo dijeron que le mande saludos a Hanna.

Big me llevo hasta el aeropuerto, me despedí con un abrazo y me fui a registrar, luego camine hasta mí terminal e ingrese al avión. Me senté y comencé a cavilar… no había que ser adivino para saber el motivo de mis pensamientos, extrañaba a mi esposa como los mil demonios. Necesitaba estrecharla entre mis brazos de manera urgente, por eso en estos momentos me encontraba sentado en un avión camino a casa, valga la redundancia… no le avise a nadie… y la verdad es que fue lo mejor, quería sorprender a mi princesa y pasar tiempo con ella a solas… sin molestias in deseadas. Ya me había bastado con las llamadas inoportunas de mi madre y las interrupciones de Joe y Big Rob. Llegue al aeropuerto de la ciudad en poco tiempo, tome un taxi con dirección al departamento. Cuando nos detuvimos frente al imponente edificio, le page al conductor, saque mi maleta de la cajuela, Salí disparado en dirección a la recepción, salude al portero y subí al ascensor.

Podría jurar que por poco y rompo uno de los botones del elevador… pero era desesperante ver como se detenía en cada uno de los pisos y por desgracia yo vivía en la última planta, me detuve en más de 15 niveles diferentes… yo solo quería llegar a casa!!!! Pensé desesperado, después de lo que parecieron eones, finalmente el aparatijo me dejo en mi piso y camine con prisa en dirección a la puerta de mi hogar. Saque el llavero de mi bolsillo e introduje la llave en la cerradura, eche un vistazo a la sala, la encontré vacía y en completo silencio... siempre que llegaba sin avisar pasaba lo mismo. Luego de afianzar la cerradura y colocar las maletas en la entrada, me fije en las croocs de Hanna, que como era costumbre estaban tiradas sobre el piso, su mochila estaba en la entrada de la cocina y algunos de los cojines del sillón estaban esparcidos sobre él, al parecer mi chica estaba en casa… el desorden la delataba, aunque ella intentaba ser organizada nunca lo lograba en su totalidad. Eso era parte de su encanto, de solo pensar en ella una enorme sonrisa se pinto en mi rostro. Revise algunas partes de la casa, el área de lavado, el balcón, la cocina… pero nada, mi pequeña no andaba por ningún lado.

Mis pies se encaminaron en dirección al cuarto, que era la única habitación que aun no había revisado, abrí la puerta con lentitud y también la encontré desierta, solo había un desfile de ropa tirada en el suelo, el rastro terminaba justo en la puerta del baño, negué divertido ante esto último, esta niña nunca cambiaria. Comencé a recoger las prendas una por una. El pantalón, la parte de arriba de su piyama medica, una camisilla de tirantes, un sostén… Que inmediatamente capto toda mi atención mientras y lo examinaba con la vista… era bonito, de seda y de color negro… Hanna y yo vivíamos prácticamente juntos hasta el momento, pero nunca me había topado con su ropa interior, es mas… ni siquiera sabía donde rayos la escondía… de ahora en adelante le pondría más atención a eso… un pensamiento nada casto me paso por la cabeza… me la imagine con eso puesto y me encendí de inmediato… umm era un maldito pervertido!!! Y rayos no me importaba, estaba en mi pleno derecho, podía imaginarme a mi mujer como se me diera la gana verdad?

Di unos cuantos pasos más, me encontré la puerta del baño entre abierta y unas pequeñas bragas negras adornaban la cerradura… trague en seco… Salía un poco de vapor y se oía el sonido de la regadera abierta… tome la prenda intima que colgaba de la puerta, y la observe detalladamente… mi cuerpo no respondía… estaba como congelado, sabía muy bien lo que había tras la puerta… bueno al menos me lo imaginaba… no había que ser un genio para adivinarlo. Dios sabia que quería entrar ahí!!!… pero mi cuerpo no respondía, mis manos aun sujetaban las ropas de Hanna, respire un par de veces tratando de calmarme, lance la ropa sobre la cama, aunque quedándome con las bragas en mi mano derecha y me deslice por la puerta… no estaba preparado para ver lo que captaron mis ojos, la imagen más erótica que había visto en toda mi existencia, si antes pensaba que mi esposa era hermosa, ahora solo podría decir que ella era total y absolutamente perfecta ante mis ojos… y además jodidamente sensual.

Hanna estaba completamente desnuda… y mojada… su figura era recorrida por exquisitos chorros de agua. La mejor idea que tuve en años fue colocar los cristales del baño totalmente traslucidos… por mi cabeza pasaron tantas imágenes y de todas no sabía cuál era la menos pecaminosa… ella era sexy sin siquiera proponérselo. No sé si fue el vapor, mis pensamientos nada puros o ese ‘‘umm Nick’’ que pronunciaron sus apetecibles labios, los que hicieron que mi masculinidad se endureciera de un solo golpe.

Estaba tan sumergido en la imagen que contemplaban mis ojos que solo pude murmurar un ronco – si – captando la atención de mi esposa, que me miro primero con sorpresa y luego se mordió el labio inferior mientras se sonrojaba… ella quería matarme… como deseaba morder y lamer esa deliciosa boca.

- Nick – volvió ella a pronunciar, esta vez con algo de incredulidad – no que venias mañana – dijo ella mientras iba corriendo la puerta de la ducha, no pude evitar recorrerla con la mirada haciendo que mi deseo aumentara de manera extraordinaria, vi como se estremecía ante mi escrutinio y sus rosados pezones se endurecían… no pude evitar sonreír con autosuficiencia.

- umm yo pensé que ya lo sabías… mira que toparme con este bonito obsequio en la puerta – dije divertido mientras levantada la prenda y la ponía a su vista, vi como mi pequeña se sonrojaba con más intensidad y abría la boca tratando de formular alguna respuesta y negaba numerosas veces con la cabeza, causando que soltara una carcajada – lastima, yo pensé que era una invitación… - le dije con picardía sin terminar la frase mientras mis ojos se paseaban por su cuerpo otra vez, Hanna se agarro del marco de la puerta y me miro a los ojos… esta vez sonriendo seductoramente… me encantaba este juego… lo bueno es que aquí podíamos ganar los dos de igual forma.

- piensas quedarte mucho observándome o te duchas conmigo – pronuncio ella antes de recargarse de la puerta de la regadera y morderse los labios… yo solamente pude observarla y comenzar a desnudarme bajo su atenta mirada. Me saque la camisa de los pantalones desabrochándomela con lentitud, después me deshice de los pantalones y el calzado. Cuando quede en bóxer la vi mirarme con interés… una sonrisa traviesa se dibujo en mi rostro antes de quitarme la ropa interior, ella se quedo viendo mi miembro embelesada, solté una risa haciendo que desviara la mirada de ahí. estaba apenada, lo sabía por el color de sus mejillas. Me lanzo una última mirada antes de voltearse y colocarse bajo la regadera. Camine hacia la ducha, entre en el amplio cubículo y cerré la puerta tras de mí. Ella tenía una hermosa espalda, caderas prominentes, unas bonitas nalgas y piernas esbeltas. Me acerque hasta ella, envolví mis manos en torno a su cintura y recargue mi cabeza en su nuca.

- me hiciste falta peque – susurre contra su oído y bese su cuello con suavidad. Comencé a morder el lóbulo de su oreja a delinearlo con mi lengua. El agua caía sobre nuestros cuerpos, la sentí excitarse bajo mis caricias y pronunciar mi nombre en pequeños gemidos – Te amo – dije contra su piel.

- umm..y.o t..amb..ién ton..to – murmuro dando suspiros entrecortados, extendí mi mano sobre su hombro y tome una de las botella de jabón liquido, eche un poco sobre mi mano libre y volví a poner el bote en su lugar – que haces? – me pregunto mirándome con esos bellos ojos verdes.

- te ayudare a bañarte – le dije juguetonamente mientras frotaba mis manos, ahora llenas de espuma. Las coloque contra su cuello y comencé a extender el jabón por toda el área. Frote sus hombros y el resto de ambas extremidades con suavidad, entrelace sus dedos con los míos y juegue con los anillos que yo mismo había colocado tiempo atrás. Sitúe mis manos sobre sus senos y los acaricie con mis manos llenas de espuma.

- no se supone que era a bañarm…… ummm Nicholas – suspiro entre divertida y excitada, tras sentir como pellizcaba ambas aureolas. Era la primera vez que disfrutaba tanto el asearme y me aseguraría de volver a repetir la experiencia.

- tengo que cerciorarme de que quedes muy limpia – dije ronco contra su oído. Deje un rastro de jabón en torno a su plano vientre, introduje uno de mis dedos en su ombligo al tiempo que sacaba mi lengua y lamia su oreja. Encajé mi excitado miembro en torno a sus nalgas buscando la fricción y el calor de su cuerpo. Mis manos siguieron descendiendo hasta toparse con su intimidad, cubierto de cortos rizos negros, cuando Hanna sintió a uno de mis dedos invadiendo su interior soltó un gemido endemoniadamente sexy. Mi dedo localizo su pequeño botón del placer, abrí un poco más sus pliegues y comencé a bombardear caricias en torno a su clítoris. Amaba hacerla desmayar de placer, sentía como su cuerpo desfallecía entre mis brazos, y como sus caderas se acercaba mas a mi mano buscando un contacto más cercano. Sentí como sus paredes internas comenzaron a desprender más calor y como la humedad bañaba mis dedos, fueron pocos los segundos que pasaron cuando finalmente Hanna se desplomo entre mis brazos y su interior convulsionaba de placer, llegando al orgasmo.

- sigo diciendo que tienes unos dedos increíbles, eres muy talentoso – susurro ella con su cabeza enterrada en mi hombro y sus labios formaban una sonrisa satisfecha, me encantaban sus comentarios. Aun en momentos como este ella era única.

- cuando quieras bonita, mis dedos estarán a tu servicios siempre que lo desees – le dije yo riendo. Luego de algunos segundos Hanna se coloco frente a mí y se lanzo a mis brazos. Beso mis labios con dulzura mientras su pequeña nariz acariciaba la mía.

- yo también quiero bañarte… puedo? – me pregunto ella una vez separo sus labios de los míos, yo solo pude asentir divertido. Mi princesa tomo un bote de mi jabón favorito y lo esparció en sus delicadas manos, me miro juguetonamente y se acerca moviendo las caderas de manera sensual. Se puso de puntitas y comenzó a enjabonarme el cuello y los brazos. Sus dedos jugaron con mis pectorales y pellizco una de mi tetillas haciéndome sentir una placentera corriente que se dirigió directamente a mi entre pierna – los hombres también son muy sensibles ahí – comento ella mirándome con diversión. Yo solo pude soltar innumerables suspiros ante cada una de sus caricias, sus dedos delinearon mi abdomen ejercitado. Nunca estuve preparado para sentir sus manitas entorno a mi masculinidad, solo pude emitir un gemido ronco y agitado, Hanna me lanzo una sonrisa maliciosa… ella iba a jugar conmigo.

Cerré mis ojos al sentirla acariciar la punta de mi miembro, sentía como paseaba sus dedos sobre él y apretaba los lugares precisos, estaba duro y gimiendo como un loco ante sus caricias. Di un gran suspiro cuando me estimulaba dándome placer, sentí su mano aprisionar mi virilidad y bombearlo de arriba a abajo, estaba bajo su control y no me importaba, amaba que ella tomara el control de la situación de vez en cuando. Mis gemidos debían de oírse hasta en el pasillo, pero al diablo con todos!! De repente sentí un leve cosquilleo en mi bajo vientre y como una oleada de puro placer me absorbía. Apreté mis ojos fuertemente y sujete a mi esposa contra mi cuerpo mientras escondía mi rostro en su cabello húmedo.

- bésame – me suplico tan pronto abrí los ojos, observe mi semilla esparcida sobre su vientre y volví a excitarme con tan solo verla, no sabía si eso era posible, pero ella me ponía a mil. Se veía hermosa, roce sus labios con los míos y sople sobre ellos, incitándola, Hanna envolvió sus torneadas piernas en torno a mi cadera y sujeto mi cuello con fuerza. Nuestras bocas se buscaron con desesperación y nos besamos con entrega. Nuestras lenguas se entrelazaban con pasión mientras chupaba y mordía sus labios. Caímos en un exquisito juego de besos y caricias antes prohibidas, hasta que mi masculinidad roso accidentalmente su cálida entrada. Hanna cerró los ojos con fuerza y soltó un suspiro placentero – Nick… hazlo otra vez – murmuro ella encendiendo su cara en mi cuello. Acerque mi abultado miembro hasta su intimidad e introduje la punta, no pude evitar sisear de placer al sentirla tan cálida entorno a mí. Comencé a mover mis caderas circulantes sin penetrarla, solo la rozaba dándole una placentera fricción. Esto se sentía tan bien, ambos largamos suspiros y gemidos entrecortados mientras seguíamos besándonos.

- me vuelves loco Hanna – gruñí yo al sentirla removerse sobre mi erección y succionar mi cuello. La observe de reojo y solo pude pensar en lo que se sentirá estar muy dentro de ella.

– Nick… ya basta de juegos… quiero que me hagas el amor– pronuncio lentamente mientras acariciaba mi mejilla. Y juntaba su frente con la mía.

- vamos a nuestra habitación – le dije después de sonreírle, Ella solo me miro, sonrió y beso mi mejilla con dulzura. Extendí uno de mis manos, cerré la ducha y tome una toalla. Me escurrí rápidamente y luego Sequé a mi esposa con ternura mientras besaba sus labios suavemente – te quiero bonita – le dije cuando la cargue en mi brazos. Ella deje un beso sobre mi nariz y me brindo una enorme sonrisa. La lleve hasta nuestra habitación y la tendí sobre las sabanas de terciopelo negro, su húmedo cabello se esparcía por todo el edredón y sus rojos labios brillaban con una clara petición dibujada en ellos, me coloque sobre ella y la bese lentamente, disfrutando del cálido sabor de su boca, de la textura de sus labios, la sensación de su lengua tocando la mía, del estremecimiento que me causaba el contacto de sus dientes contra mi piel. Ella era lo más importante para mí, mi otra mitad, la mujer que amaba, mi vida.

Sus piernas se envolvieron en torno a mi cintura, y sus dientes se clavaron en mi cuello. Los gemidos llenaba el ambiente y mis manos vagaban traviesas sobre la piel de sus muslos deleitándose con su suavidad. Tome uno de sus pezones en mi boca y lo succione con fuerza. Mi lengua saboreaba ese exquisito botón color rosa al tiempo que mis dientes los mordían sin hacerle daño, amaba sentir el pezón endurecerse ante cada una de mis caricias.

- te necesito – murmuraba mi esposa sobre mi oído mientras sus caderas buscaban con desesperación las mías.

- bonita debes de tener paciencia, no quiero hacerte daño, necesito prepararte para mí – le respondí yo besándola e invadiendo su cavidad con mi boca, mientras la besaba, introduje una mano entre nuestros cuerpos, buscando la pequeña protuberancia entre sus pliegues, cuando la hube encontrado enterré uno de mis dedos en su intimidad y comencé a acariciarla, sus gemidos eran ahogados en el beso que compartíamos, roce su clítoris hasta que sus paredes estuvieron lo suficientemente lubricadas para mí.

- Nick – suplico ella mirándome con los ojos llenos de deseo, bese su boca con pasión y me coloque en su entrada. No había necesidad de palabras, podría ver en sus ojos que ella sabía que la amaba con todo mí ser y que ella también sentía lo mismo por mi. Comencé a introducirme lentamente. Tuve que respirar repetidas veces para poder calmarme, su interior se sentía cálido y estrecho y oprimia mi miembro de manera enloquecedora. Seguí entrando poco a poco hasta que me tope con su himen, la mire a los ojos con miedo, ella solo me dio una sonrisa incomoda y me acaricio la mejilla, la bese con ansias antes de empujar mis caderas hasta el fondo. Hanna araño mi espalda y sentía sus pequeñas lágrimas en mi hombro.

- Hanni, estas bien? – le pregunte preocupado.

- estoy bien, solo espera un segundo si – dijo con la voz estrangulada. Me quede quieto esperando que se acostumbrara a mi intromisión, luego de algunos segundos la sentí moverse debajo de mi y ambos soltamos un pequeño gemido antes de mirarnos a los ojos, ella estaba sonrojada y me sonreía. Se acerco con lentitud y atrapo mi labio inferior entre sus dientes mientras los sorbía, incitándome a continuar. Nos besamos con i necesidad gimiendo al unisonó. Hanna arqueó la espalda, arrastrándome aún más profundo en su interior, empuje mis caderas y me deslice en ella, lenta y profundamente, coloque mis manos en sus nalgas para hacer la penetración mas profunda y placentera. el sudor bañaba nuestros cuerpo, pero eso no le impedía lucir hermosa. nos tocamos, nos acariciamos y besamos, pero por encima de todas las cosas nos amamos como nunca lo habíamos hechos, eramos uno y nadie podría cambiar eso. Nos pertenecíamos uno al otro, para siempre.


Nuestras intimidades se encontraban en cada embiste, dejándonos llevar por el instinto. El ritmo de nuestras caricias, los besos, nuestras manos entrelazadas y sus pequeños ojos marrones que me miraban con amor y deseo. Nick era un sueño vuelto realidad. El hombre perfecto para mí.

–Eres tan bella –murmuro él, meciendo sus caderas contra mías y empujando hasta mí interior de manera más intima. Sus ojos se oscurecieron mientras lo miraba, y no sé como rayos le hacía, pero me atormentaba con las manos y me tocaba en los lugares precisos. El placer que me producían sus caricias me hacían estremecer y sobreexcitarme.

Comenzamos a balancearnos con más rapidez y los gritos aumentaron de magnitud, las paredes de mi intimidad se apretaban en torno a su miembro hinchado, sentía que explotaría en cualquier momento, ambos nos abrazamos con ímpetu antes de corrernos, el orgasmo fue tan intenso que gritamos como nunca. Nicholas soltó un gruñido ante el sonido de mis gemidos mientras su cuerpo se aferraba al mío con fuerza. Me acomodo a su lado y me sostuvo suavemente. Yo yacía completamente satisfecha, respirando trabajosamente y con los ojos cerrados. Mi cabeza reposaba en su pecho, cerca de de su corazón que palpitaba acelerado. Acaricie mi nariz contra su cuello y deje pequeños besos sobre sus mejillas, vi a Nick sonreír en señal de satisfacción. Sus labios abrasaron mi piel mientras yo continuaba acariciando su cuello. Amaba tenerlo así, contra mi cuerpo desnudo.

Hacer el amor con Nick fue… lo más increíble que alguna vez había experimentado. No podía creer la forma en que lo había sentido, la forma en que lo había tocado. Se sentía conectada a el de una manera que no creía posible.

Nick nos había envuelto en las sabanas de edredón, su mano acariciaba mi espalda con delicadeza y sentía su respiración acompasada en mi frente. No sabía que mi primera vez iba a ser tan… no tenia palabras para poder describirlo, Nick fue apasionado, romántico, intenso y tierno. Quien quería vivir en un cuento de hadas si tenias algo muchísimo mejor.

- Hani – susurro mi esposo contra mi oído.

- pensé que dormías… que sucede? – respondí mirándolo.

- estas muy cansada – pregunto el mirándome con curiosidad y algo mas…

- ehhh por que lo preguntas – dije sin entender, el negó divertido mientras tomaba una de mis manos y me daba un beso en el dorso de ella.

- por esto - murmuro simplemente antes de llevar mi mano bajo las sabanas justamente a cierto lugar entre sus piernas… el estaba empalmado… otra vez.

- Nick… debes estar bromeando – dije sin creérmelo… aunque lo que estaba contra mi mano era real… bastante espacial y notorio.

–¿No pensarás que ya he terminado, verdad? –preguntó él traviesamente en mi oído

–Bueno, sí – dije a lo que Él se rió. No se cuantos orgasmos habriamos tenido en lo que va de la noche… pero si sabia que eran lo suficientes para no poder contarlos con una mano.

- apenas he comenzado señora Jonas… además recuerda lo último que te dije antes de irnos de las vegas – expreso el………. Mierda, claro que sí lo recordaba.... era algo como ’’yo te recomendaría que duermas mucho en estas 2 semanas… por que cuando vuelva no lo harás por un buen tiempo’’. Para su delicia y temor, él confirmó esas palabras en el transcurso de las siguientes horas: hicieron el amor.

¡Oh cielos!

Nick Jonas tenía más energía que un equipo entero de atletas y era completamente atrevido.

Solo les diré que fue la noche más larga y productiva de mi vida.