"Los riesgos de amar" (Nicholas y Tú) - Adaptación

por **Christine Rose** Lun 19 Mar 2012, 3:22 pm

Nombre: Los riesgos de amar
Autor: Sandra Brown
Adaptación: Sí, libro de la serie Pecado y Rendición 02
Género: Drama y Romance
Advertencias: tiene partes un poco hot pero la historia no se centra en eso por eso puse Drama-Romance como género.
Protagonistas: Kerry Bishop "(tu nombre) Bishop" y Lincoln O'Neal "Nicholas Jonas"
Otras paginas: es una adaptación por lo cual se encuentra en internet, pero no sabria decirles nombres de otros foros en donde este, porque no lo se!

Chicas esta es la primera adaptación que subo, me lei el libro en dos dias, es realmente increible si se arriesgan a leerla les juro que no se van a arrepentir, es una de las mejores historias que he leido, muy original a mi parecer. Les dejare la sinopsis y parte de primer cap, si les gusta comenten para seguirla.

Sinopsis
(tu nombre) Bishop estaba dispuesta a hacer frente a cualquier peligro para salvar a aquellos nueve niños, pero lo que no esperaba era el mayor de los peligros: una irrefrenable pasión. Sabía que no podía dejarse llevar por aquellos sentimientos, su vida dependía en gran parte de aquel atractivo Hombre.

por **Christine Rose** Lun 19 Mar 2012, 3:47 pm

Capitulo 1 :star:</STRONG>

Estaba borracho, es decir, justo lo que necesitaba. Lo observaba a través de la polvorienta nube de humo de la cantina,donde estaba sentado sobre un taburete, absorto en su bebida. La copa estaba desportillada, turbio el oscuro líquido amarillento que contenía. No parecía advertirlo, pues se la llevaba a los labios con frecuencia. Estaba sentado con las rodillas totalmente extendidas, la cabeza hundida entrelos hombros, encorvado, apoyando los codos sobre la mugrienta superficiede la barra.

La fonda estaba repleta de soldados y mujeres que los entretenían en las habitaciones de arriba. Un par de ventiladores chirriantes giraban despacio en el techo sin apenas disolver la gruesa capa de humo detabaco. La penetrante esencia de perfumes baratos se mezclaba con el hedor de los cuerpos masculinos sin higiene después de varios días en la selva. Todo eran risas, pero el ambiente no era particularmente jovial. Los ojos de los soldados no sonreían. Había cierta desesperación en aquel afán por aparentar alegría. Se tomaban su diversión como todo lo demás, con agresividad. La mayoría eran jóvenes, hombres fuertes y curtidos que vivían en el borde mismo entre la vida y la muerte día tras día. Casi todos iban con uniformes militares. Pero ya fueran soldados nativos o mercenarios internacionales, todos compartían la misma expresión afilada en los ojos. Sospechaban de todo y un estado de constante alerta ensombrecía cada una de sus sonrisas. El hombre al que (tu nombre) Bishop había echado el ojo no era la excepción. No era latino; a juzgar por su aspecto, debía de ser estadounidense. Sus potentes bíceps se marcaban bajo las mangas, las cuales se había recogido con tanta fuerza que le rodeaban los brazos como una cuerda. El cabello, largo y negro, le caía sobre el cuello de la camisa. La parte del mentón que (tu nombre) podía ver estaba cubierta por una barba de varios días. Lo cual podría ser una ventaja o un inconveniente para su plan. Una ventaja, porque aquella barba a medio formar ayudaríaa ocultar su rostro, y un inconveniente porque pocos miembros del ejército podían permanecer tanto tiempo sin afeitarse. El presidente era muy riguroso con el aseo y la pulcritud de sus oficiales. En cualquier caso, tendría que arriesgarse. De todos los presentes, aquel hombre seguía siendo su mejor candidato. No sólo parecía el más embriagado, sino el menos íntegro: desnutrido, hambriento y sin el menor escrúpulo. Una vez que estuviera sobrio, no le costaría comprarlo. Pero estaba yendo demasiado rápido. Primero tenía que sacarlo de allí. ¿Cuándo regresaría el descuidado conductor del camión del ejército que se había dejado las llaves en el contacto? En cualquier momento se daría cuenta de que habían desaparecido y podría entrar en la cantina abuscarlas.

Las llaves sonaron en el bolsillo de la falda de (tu nombre) cuando por fin cruzó el local en dirección al hombre que estaba bebiendo solo en la barra. Esquivó parejas que bailaban al compás de una música atronadora, desoyó un par de piropos groseros y desvió la vista de las parejas que estaban demasiado arrebatadas por la pasión como para buscar un rincón íntimo. Después de casi un año en Monterico, no debería sorprenderla nada. La nación se consumía en una sangrienta guerra civil, y las guerras solían convertir en animales a los seres humanos. Pero lo que vio hacer en público a algunas de las parejas hizo que las mejillas le ardieran ruborizadas. Apretó los dientes, se concentró en el propósito de su visita a la cantina y siguió acercándose al hombre de la barra. Cuanto más se acercaba, más se convencía de que era justo lo que necesitaba.

De cerca era incluso más temible que de lejos. En realidad no podía decirse que estuviera bebiendo, sino, más bien, arrojándose el alcohol violentamente contra la garganta. No lo estaba saboreando. No bebía por placer. No había ido allí a pasar un buen rato, sino a desahogar su ira con algo. ¿Acaso para borrar de la memoria algún contratiempo irritante?,¿habrían dejado de pagarle alguna apuesta? ¿Lo habrían traicionado?,¿estafado? Ojalá, pensó (tu nombre). Si andaba apurado de dinero, sería mucho más receptivo al trato que tenía que ofrecerle. Llevaba una pistola en la pretina de los pantalones y un machete largo y afilado sujeto contra un muslo. A sus pies, rodeando el taburete, había tres talegos de lona. Estaban tan llenos que las costuras estaban tensas, a punto de romperse. (tu nombre) se estremeció al pensar en el mal y la destrucción que podían causar todas aquellas armas. Lo más probable era que esa fuera una de las razones por las que estaba bebiendo solo, sin que nadie lo molestara. En un lugar como aquél, las reyertas eran frecuentes entre los clientes, hombres de sangre caliente y gatillo rápido. Pero nadie buscaba problemas ni conversación con ése que estaba sentado en el último taburete de la barra. Por desgracia para (tu nombre), también era el asiento más alejado de la única salida del local. No podría escabullirse por ninguna puerta trasera.

Tendría que trasladarlo de la esquina del fondo hasta la puerta. Si quería lograr que se fuera con ella, tendría que mostrarse lo más convincente posible. Con tal propósito en mente, respiró profundo, cubrió la distancia que aún los separaba y se sentó en el taburete pegado al suyo, que, por suerte, estaba libre. De perfil, sus facciones eran ásperas y escarpadas como riscos. No se veía ni una línea suave o compasiva. Trató de no pensar al respecto y se dirigió a él.

Comenten si quieren que la siga :)

por **raqel d' Jonas(NJJ<3** Lun 19 Mar 2012, 5:22 pm

NUEVA LECTORAAA ME ENCANTANTA LA NOVEEE SEGUILA PLZZZZ SUBE EL PROX. CAP. PORFASS

por **next to you** Lun 19 Mar 2012, 5:34 pm

nueva lectoraa siguelaaaaa
se ve buena

por **.Lu' Anne Lovegood.** Lun 19 Mar 2012, 5:39 pm

New Reader!*

Se lee que esta genial, lei este cap & me dejaste con ganas de saber mas!

Pleaseee siguela

SIGUELA

por **Mildred** Lun 19 Mar 2012, 5:52 pm

Me gusto siguela!!!!, tmb soy super super fan de tu otra nove la leo otra vez aki por qe en el otro foro ya casi nadie comenta ;D

por **ama-jonatik** Lun 19 Mar 2012, 6:38 pm

akiiiiiiiiiiiiii reportandome!!!!!!!!!!!

esta fantastica plis siguela

:D

por **Christine Rose** Lun 19 Mar 2012, 8:41 pm

Chicas muchas gracias a todas por comentar BIENVENIDAS a bordo! espero que disfruten esta nove tanto como yo de verdad que no se van a arrepentir de leerla. les dejare otra parte del primer cap!

-¿Una copa, señor?.-preguntó. El corazón le latía con fuerza. Tenía la garganta reseca. Pero acertó a esbozar una sonrisa seductora y probó a posar la mano derecha sobre la izquierda de él.

Empezaba a pensar que no la había oído. Porque seguía quieto, sentado, con la vista perdida en su copa vacía. Pero, justo cuando iba a la sugerencia, giró la cabeza ligeramente y miró hacia abajo, donde se juntaban sus manos. La de él, advirtió (tu nombre), era mucho más grande que la suya. Era un centímetro y pico más grande por cada lado y los dedos de ella sólo llegaban hasta los nudillos del hombre. Llevaba un reloj. Negro, redondo, con muchos dispositivos e indicadores. No llevaba anillo.

Siguió mirando las manos de ambos durante una eternidad, o al menos eso le pareció a (tu nombre), antes de que sus ojos fueran deslizándose hacia arriba, hacia los brazos, los hombros y, por fin, de frente a la cara. Un cigarro colgaba de sus labios. La observó a través de la envolvente nube de humo.

(tu nombre) había practicado su sonrisa delante del espejo, para asegurarse de imitar bien a las mujeres que ofrecían sus servicios en la cantina. Párpados a medio batir. Labios húmedos, un poco separados. Sabía que tenía que conseguir esa sonrisa seductora, pues todo dependía de que resultase convincente. Pero al final no logró ejecutar aquella sonrisa sensual. Al igual que casi todo su cerebro, se evaporó al verlo cara a cara por primera vez. Sus labios, pintados de rojo, llegaron a separarse, sí; pero por propia voluntad y sin obedecerla. Se quedó sin respiración un segundo. El temblor de sus párpados fue involuntario, no forzado. Estaba sorprendida.

Había esperado un rostro feo. Y, sin embargo, era un hombre bien parecido. Había esperado una cara demacrada de señales y heridas de guerra. Pero no tenía más que una cicatriz, muy pequeña, sobre la ceja izquierda. Y era más atractiva que desagradable. No era un rostro que denotara brutalidad, sino mera tristeza. Y los labios, en vez de finos y severos, eran carnosos y sensuales. A diferencia de los de la mayoría de los hombres que mataban a cambio de dinero, sus ojos no eran inexpresivos. A pesar del alcohol que la empañaba, su mirada ardía con fuegos interiores que a (tu nombre) la intranquilizaban más que el frío brillo de la indiferencia. Ni olía a sudor. Supiel, bronceada, relucía bruñida de una fina pátina de sudor, pero despedía fragancia a jabón. Se había bañado hacía poco.

Disimuló su sorpresa y los nervios que le producía el hecho de que fuera tan distinto a lo que había esperado. Por alguna razón, su aspecto la intimidaba. Pero, aun así, le sostuvo la mirada. Sé obligó a representar esa sonrisa seductora que había pasado tantas horas perfeccionando y le apretó la mano al tiempo que le pedía de nuevo una copa.

-Lárgate.

La rudeza de la respuesta la sorprendió tanto que dio un respingo, y apunto estuvo de caerse del taburete. Él giró la cabeza de nuevo, dio un tirón para apartar la mano de la de ella, se sacó el cigarro de la boca y lo apagó en el cenicero, a rebosar.

Se quedó atónita. ¿Tan poco atractiva era? ¿No se suponía que los mercenarios tenían un apetito animal?, ¿y no era esa voracidad superior aún en lo concerniente al sexo? Los padres escondían a sus hijas de aquellas bestias por miedo a barbaridades inconcebibles. Los hombres protegían a sus mujeres a cualquier precio.

Y, de pronto, cuando ella se ofrecía a uno de ellos, éste le contestaba de mala manera que se largara y la desairaba mirando hacia otra parte. Debía de tener peor aspecto del que creía. Por lo visto, el año que llevaba en aquella jungla le había pasado factura más de lo que era consciente.

Cierto que su cabello había olvidado las atenciones de una peluquería de lujo. Las máscaras y cremas hidratantes sólo existían ya en una vida anterior. Pero, ¿acaso hacía falta ser muy atractiva para tentar a un hombre con el instinto sexual de un depredador?. Sopesó sus opciones. Era un plan cuanto menos temerario. Las probabilidades de llevarlo a cabo con éxito eran escasas. Era arriesgado en el mejor de los casos. Sólo funcionaría si el hombre al que reclutaba cooperaba. De lo contrario, sería casi imposible hacer lo que había planeado hacer esa noche.

Miró a su alrededor y se preguntó si debería abandonar a aquel tipo en favor de algún otro. Pero no. Tenía poco tiempo y no paraba de correr. Quien quiera que hubiese aparcado el camión afuera podía volver en cualquier momento. Podría exigir que cachearan a todos los presentes en la cantina hasta que las llaves aparecieran. Y también podía tener un segundo juego de llaves. Sea como fuere, quería haberse marchado mucho antes de que él regresara. El camión era tan importante como el hombre. Tenía que robarlo y ésa era su oportunidad.

Además, se dijo, aquél era el mejor candidato posible. Se ajustaba totalmente al perfil que buscaba. Estaba borracho, desinhibido por tanto, y era evidente que no atravesaba un buen momento.

-Por favor, señor, una copa .-repitió (tu nombre) al tiempo que se atrevía a colocar la mano sobre su muslo, cerca de aquel machete letal. El hombre farfulló algo.- ¿Qué?.-preguntó con voz susurrante, acercándose un poco a él.

-No tengo tiempo.

-Por favor.

por **Christine Rose** Lun 19 Mar 2012, 8:56 pm

HaydeJonas escribió:
Me gusto siguela!!!!, tmb soy super super fan de tu otra nove la leo otra vez aki por qe en el otro foro ya casi nadie comenta ;D

:D me alegra que te guste esta nove y tambien la otra, aunque me alegra más que te guste la otra porque la escribo yo :oops: ...si ese foro esta muy abandonado u.u, muchas gracias por tus comentarios

por **Christine Rose** Dom 25 Mar 2012, 1:58 pm

"Los riesgos de amar" (Nicholas y Tú) - Adaptación 63064

¿¿No quieren que la siga?? "Los riesgos de amar" (Nicholas y Tú) - Adaptación 63064

por **NaTnAt** Dom 25 Mar 2012, 2:47 pm

waaaaaaaaaaaaa
no me dejes con la intriga
me encanto la nove
siguelaaa

por **Christine Rose** Lun 26 Mar 2012, 8:42 pm

NaTnAt gracias por comentar! :) subire otro cap por ti

Volvió a mirarla. (tu nombre) movió la cabeza, de modo que el pañuelo que llevaba sobre los hombros resbaló unos centímetros. Había decidido de antemano que se quitaría el pañuelo como último recurso. Al pedirle a Joe que le encontrara un vestido como los que usaban las mujeres de ese tipo de lugares, no había contado con que estuviera tan al corriente de aquellas cosas.

Joe había robado el vestido de una cuerda con ropa tendida. Estaba descolorida. La tela estaba gastada por los años de uso y aguantar muchos lavados. Aun así, las flores estampadas conservaban un rojo chillón. La anterior propietaria de aquel vestido había sido una talla más grande que (tu nombre). Los tirantes de los hombros no se estaban un segundo quietos y el escote se abría hueco, cuando debía ceñírsele al cuerpo.

Quiso pegarse el vestido al pecho y cubrirse, pero se obligó a permanecer quieta. Rígida de vergüenza, dejó que el hombre la recorriera con la mirada, desde los hombros expuestos hasta las sandalias de los pies. Se tomó su tiempo. Mientras (tu nombre) ardía de humillación, el hombre se paró en sus pechos, semi-expuestos, bajó luego hasta su regazo, donde se demoró de manera indecente, hasta descender por sus piernas, torneadas y descubiertas, hasta los dedos de los pies.

-Una copa.-dijo él con voz ronca. (tu nombre) contuvo el impulso de suspirar aliviada. Esbozó una sonrisa coqueta mientras el hombre llamaba al ajetreado barman, para que les sirviera dos copas. Se miraron el uno al otro mientras el barman les llevaba la bebida, un fuerte licor típico del lugar. Cuando terminó, el mercenario de (tu nombre), sin dejar de mirarla a la cara, buceó en los bolsillos del pantalón y plantó dos billetes sobre la barra. Tras cobrarse, el barman desapareció y los dejó solos.

El mercenario alzó su copa, la inclinó un poco hacia (tu nombre), en una especie de brindis burlón, y la vació de un trago. Ella agarró su copa. No había tenido la suerte de que la lavaran después de que la usara el anterior cliente. Trató de no pensar al respecto, se la llevó a los labios y dio un sorbo. El licor sabía a desinfectante industrial. Le costó un esfuerzo tremendo no escupirlo contra la bella cara de su mercenario.

Se tragó la porquería aquella. La garganta protestó al instante. Si se hubiera tragado una caja de chinchetas, no le habría dolido menos. Se le saltaron las lágrimas. El hombre la miró receloso, cerrando casi los ojos.

-Tú no bebes. ¿Qué haces aquí?.

(tu nombre) fingió no entender su inglés. Sonriente, volvió a agarrarle una mano y ladeó la cabeza, de manera que su cabello negro se extendió sobre el hombro que el tirante del vestido había dejado medio desnudo.

-Te quiero.-El hombre emitió un gruñido, indiferente. Cerró los ojos. Presa del pánico, (tu nombre) creyó que se desmayaría.-¿Nos vamos?.-se apresuró a proponerle.

-¿Ir?, ¿contigo? Ni hablar. Ya te he dicho que no tengo tiempo, aunque quisiera.-Se humedeció los labios, muy nerviosa. ¿Qué iba a hacer?.

-Por favor.-La miró a la cara; en concreto, se centró en su boca, cuando (tu nombre) sacó la lengua para pasársela sobre los labios. Luego bajó la vista y la clavó sobre sus pechos. Como estaba tensa y tenía miedo de fracasar en su misión, los pechos subían y bajaban rápidamente bajo el feo vestido. (tu nombre) no supo si alegrarse o asustarse al notar que los ojos del hombre se encendían de pasión.

Él se frotó un muslo de arriba abajo y ella supo que estaba pensando en tocarla. Todos sus movimientos inconscientes indicaban su creciente excitación. Era justo lo que quería, pero no por ello dejaba de aterrarla. Estaba jugando con fuego. Si no tenía cuidado, podía perder el control y quemarse.

Sin apenas tiempo para terminar aquel pensamiento, el hombre estiró una mano y la agarró por la nuca. No había esperado aquel movimiento tan repentino, de modo que no pudo reaccionar y, de pronto, se vio obligada a bajar del taburete y pegarse contra él. El mercenario tenía las piernas abiertas. (tu nombre) aterrizó contra su cuerpo con fuerza. Sus pechos sólo llegaban a la mitad de su torso, que era tan sólido como le había parecido. Algo duro se apretó a su estómago. (tu nombre) deseó que fuera la culata de la pistola, enganchada en la pretina. Antes de recobrar la compostura, cuando aún no se había recuperado de aquel inesperado movimiento, el hombre se apoderó de su boca. La cubrió con ardor y voracidad. Su bigote raspó la delicada piel alrededor de los labios, pero no fue una sensación del todo desagradable.

El instinto le pidió que le ofreciera resistencia. Pero el sentido común acudió en su rescate. Se suponía que era una prostituta en busca de clientes. No sería lógico rechazar el interés de una futura fuente de ingresos. Así que se dejó besar. La impresión de sentir su lengua abrasándole los labios estuvo apunto de hacerle perder la razón. La introdujo con fuerza en la boca, como si buscara algo. Fue un asalto de un erotismo salvaje. (tu nombre) reaccionó agarrándole la camisa. El hombre le rodeó la cintura con los brazos.

Siguió besándola, apretándola todavía más, hasta hacerla arquear la espalda en un ángulo doloroso, sin apenas poder respirar. Por fin, separó la boca de sus labios y la apretó, abierta, contra su cuello. (tu nombre) echó la cabeza hacia atrás y miró al techo. El lento girar del ventilador la mareó más de lo que ya estaba. Sentía como si estuviese cayendo por una espiral, trazando lentos círculos concéntricos, y temía que al llegar a aquel vértice enloquecedor acabaría explotando. Pero no tenía fuerzas para salvarse.

El mercenario deslizó las manos por debajo de su cintura. Con una le agarró el trasero descaradamente. Con la otra le rozó el lateral de un pecho. (tu nombre) soportó las caricias, pero cada vez respiraba más rápido. El hombre murmuró algo tan perturbador, tan preciso y tan sexual que (tu nombre) habría preferido no haberlo oído o entendido. Mientras le lamía el cuello, en el punto erógeno tras la oreja, murmuró:

-De acuerdo, señorita, tienes un cliente. ¿Adonde vamos?, ¿arriba? Venga.-Se trastabilló al levantarse. (tu nombre), pegada a él, también estuvo apunto de perder el equilibrio, pero, juntos el uno contra el otro, consiguieron mantenerse en pie.

-A mi casa.

si desean que la siga comenten por favor si solo leen sin dejar comentario no se si les gusta o no, al menos dejen un "siguela" :oops: :)

por **NaTnAt** Miér 28 Mar 2012, 5:44 pm

sisisisisisis
siguelaaaaaaaa
no la dejes
plisssss
PS: gracias por el cap :D

por **next to you** Miér 28 Mar 2012, 6:27 pm

siguela

por **Brenda_joejonas** Miér 28 Mar 2012, 8:44 pm

Nueva nueva esta genial super super k kiero
Y deseo k la sigas
Porfazz estoi tAmbien
Leyendo tu otra nove esta genial
Las dos esta super

SUPER FIEL .....! :study:

YEAH

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"Los riesgos de amar" (Nicholas y Tú) - Adaptación

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