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Pushing the Limits [ZM] - Terminada

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Pushing the Limits [ZM] - Terminada - Página 2 Empty Re: Pushing the Limits [ZM] - Terminada

Mensaje por uranniousgirl Jue 24 Ene 2013, 10:37 pm

Sube máaaas!!! :D
uranniousgirl
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Pushing the Limits [ZM] - Terminada - Página 2 Empty Re: Pushing the Limits [ZM] - Terminada

Mensaje por hopeless. Vie 25 Ene 2013, 1:54 pm

Les dejaré un maratón de 4 capítulos extras (completando los primeros 5) para darles una probadita de lo que será la novela. Disfruten chicas!
hopeless.
hopeless.


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Pushing the Limits [ZM] - Terminada - Página 2 Empty Capítulo 2

Mensaje por hopeless. Vie 25 Ene 2013, 1:58 pm


2


Zayn's POV


La pintura fresca y el olor a polvo de yeso me hicieron pensar en mi padre, no la escuela. Sin embargo, ese olor me dio una bofetada en la cara cuando entré en la oficina recién remodelada. Con libros en mano, me paseé hasta el mostrador. —Si, Sra. Marcos.

—Zayn, ¿por qué llegas tarde otra vez, muchacho? —dijo mientras ponía los papeles juntos.

El reloj en la pared marcaba las nueve de la mañana.

—Demonios, esto es temprano.

La Sra. Marcos rodeó su nueva mesa de cerezo a mi encuentro en el mostrador. Me da una mierda cuando llego tarde, pero todavía me gustaba. Con su largo cabello castaño, me recordaba a una versión hispana de mi madre.

—Perdiste tu cita con la Sra. Collins esta mañana. No es una buena manera de empezar el segundo término —susurró mientras escribía mi nota de tardanza. Inclinó la cabeza hacia los tres adultos que se agrupaban en la esquina de la habitación. Supuse que la mujer rubia de mediana edad susurrando a la pareja de ricos era la nueva consejera de orientación.

Me encogí de hombros y dejé que el lado derecho de mi boca temblara. —Ups.

La Sra. Marcos deslizó la nota de tardanza hasta mí y me dio su mirada severa patentada. Era la única persona en esta escuela que no creía que yo y mi futuro valíamos una completa mierda.

La rubia de mediana edad gritó—: Sr. Malik, estoy muy contenta de que recordara nuestra cita, incluso si está retrasado. Estoy segura de que no le importará tomar asiento mientras termino un par de cosas. —Me sonrió como si fuéramos viejos amigos y habló tan dulcemente, que por un momento, casi le devolví la sonrisa. En cambio, asentí con la cabeza y me senté en una de las sillas recostadas contra la pared de la oficina.

La Sra. Marcos se echó a reír.

—¿Qué?

—No va a aguantar tu actitud. Tal vez pueda convencerte de tomar la escuela en serio.

Apoyé la cabeza contra la pared de pintados bloques de cemento y cerré los ojos, necesitando dormir unas horas más. Ya que faltaba una persona para el cierre, el restaurante no me había dejado ir hasta después de la medianoche, y luego Lin y Harry me mantuvieron despiertos toda la noche.

—¿Sra. Marcos? —preguntó una voz angelical—. ¿Puede por favor decirme las próximas fechas para el ACT y el SAT?

El teléfono timbró.

—Espere un segundo—dijo la Sra. Marcos. Entonces el timbre cesó.

Una silla más allá de mí se movió y mi boca se llenó del aroma a rollos calientes de canela. Di un vistazo y percibí el castaño, sedoso y rizado cabello. La conocía. _____ Emerson.

Ningún rollo de canela a la vista, pero maldita sea si no huele como tal. Teníamos varias de nuestras clases juntos y el último semestre uno de nuestros periodos libres. No sabía mucho de ella más de lo que mantenía para sí misma, que era inteligente, castaña y tenía grandes senos. Llevaba grandes camisas de mangas largas que colgaban de sus hombros y debajo camietas sin mangas que revelaban justo lo suficiente para que las fantasías fluyeran.

Como siempre, miraba fijamente hacia delante como si yo no existiera. Diablos, probablemente no existía en su mente. Las personas como _____ Emerson me irritaban como la mierda.

—Tienes un nombre jodido —murmuré. No sé por qué quería confundirla, simplemente lo hice.

—¿No deberías estar drogándote en el baño?

Así que me conocía. —Instalaron cámaras de seguridad. Lo hacemos en el estacionamiento ahora.

—Oh, lo siento mucho. —Su pie se sacudió frenéticamente adelante y atrás. Bueno, había logrado deslizarme bajo su fachada perfecta.

—_____... _____..._____...

Su pie dejó de moverse y sus rizos rebotaron con furia mientras se volvía para mirarme a la cara.

—Qué original. Nunca he oído eso antes. —Levantó su mochila y salió de la oficina. Su apretado trasero se balaceaba de lado a lado mientras marchaba por el pasillo. No fue tan divertido como pensé que sería. De hecho, como que me sentía como un idiota.

—¿Zayn? —La Sra. Collins me llamó a su oficina.

El último consejero tuvo grandes problemas de obsesión compulsiva. Todo en la oficina estaba perfectamente ubicado. Solía mover sus placas sólo para meterme con él. No habría entretenimiento con Sra. Collins. Su escritorio era un desastre. Podría enterrar un cuerpo aquí y nadie lo encontraría.

Tomando asiento frente a ella.

—¿Cómo fueron tus vacaciones de Navidad? —Tenía esa mirada otra vez, como un cachorrito.

—Bien. —Eso si consideras que tus padres adoptivos empezaron una pelea a gritos y lanzaron los regalos de navidad a la chimenea una buena navidad. Siempre había soñado con pasar mi Navidad en un infierno de sótano y ver a mis dos mejores amigos emborracharse.

—Maravilloso. Así que las cosas funcionan en tu familia adoptiva. — Lo dijo como una declaración, pero quería decirlo como una pregunta.

—Si. —En comparación con las últimas tres familias que había tenido, eran la tribu de los Brady* de mierda. Esta vez, el sistema me había puesto con otro chico. No debió haber suficientes personas para hogares de acogida o finamente creyeron que no era la amenaza que habían pensado que era. A las personas con mis etiquetas no se les permitía vivir con otros menores—. Mira, ya tengo una trabajadora social y es suficiente molestia. Diles a tus jefes que no es necesario perder tiempo conmigo.

—No soy una trabajadora social —dijo—. Soy una trabajadora social clínica.

—La misma cosa.


—En realidad, no lo es. Fui a la escuela por mucho más tiempo.

—Bien por ti.

—Y eso significa que puedo proporcionar un nivel diferente de ayuda para ti.

—¿El estado te paga? —pregunté.

—Sí.

—Entonces, no quiero tu ayuda.

Sus labios se estremecieron en una sonrisa que casi me hizo tener un poco de respeto por ella.

—¿Qué tal si somos directos? —dijo—. De acuerdo con el archivo tienes una historia de violencia.

La miré fijamente. Me miró fijamente. Ese archivo estaba lleno de porquería, pero había aprendido años atrás, la palabra de un adolescente no significa nada contra la palabra de un adulto.

—Este archivo, Zayn. —Golpeó tres veces con su dedo—. No creo en todo lo que dice. He hablado con tus profesores en la Preparatoria Highland. El cuadro que pintaron no representa al joven que veo delante de mí.
Aferré el metal espiral de mi cuaderno de cálculo hasta que apuñaló la palma de mi mano. ¿Quién diablos se cree esta señora escavando en mi pasado?

Siguió ojeando el archivo. —Has rebotado alrededor de varios hogares adoptivos, en los últimos dos años y medio. Esta es tu cuarto colegio desde la muerte de tus padres. Lo que me parece interesante es que hasta un año y medio atrás, estabas en el cuadro de honor y competías en deportes. Esas son cualidades que no suelen marcar un caso disciplinario.

—Tal vez necesitas cavar más. —Quería a esta mujer fuera de mi vida y la mejor manera de hacerlo era asustándola—. Si lo haces, descubrirás que le di una paliza a mi primer padre adoptivo. —En realidad, le había golpeado la cara cuando lo sorprendí golpeando a su hijo biológico. Es curioso como nadie en la familia se puso de mi lado cuando llegó la policía. Ni siquiera el niño al que defendí.

La Sra. Collis hizo una pausa como esperando mi versión de los hechos, pero se equivocaba. Desde la muerte de mis padres, entendí que nadie en el sistema daría una mierda por mí. Una vez que entrabas, estabas condenado.

—Tu anterior consejero en Highland habló muy bien de ti. Entraste al equipo de baloncesto en tu primer año, al cuadro de honor, participaste en variadas actividades estudiantiles, muy popular entre tus compañeros. —Me examinó—. Creo que me hubiera gustado ese chico.

A mi también —pero la vida apesta.

—Un poco tarde para unirme al equipo de baloncesto, a mitad de la temporada y eso. ¿Piensa que el entrenador estará bien con mis tatuajes?

—No tengo ningún interés en que re-crees tu antigua vida, pero juntos creo que podemos construir algo nuevo. Un futuro mejor que el que tendrás si continuas por tu camino actual. —Sonaba tan condenadamente sincera. Quería creer, pero había aprendido de la manera difícil a nunca confiar en nadie. Manteniendo la cara sin emoción, dejé que el silencio se construyera.

Rompió primero el contacto visual y sacudió la cabeza. —Te ha tocado una mano dura, pero estás lleno de posibilidades. Tus puntuaciones en las pruebas de aptitud son fenomenales y tus maestros ven tu potencial. Tu promedio de calificaciones necesita un impulso, al igual que tu asistencia. Creo que están relacionados. Ahora, tengo un plan. Verme una vez por semana, asistirás a sesiones de tutoría hasta que tu promedio de calificaciones corresponda a los resultados de las pruebas.

Me puse de pie. Ya había perdido mi primer periodo. Esta pequeña divertida reunión me quitaba del segundo. Pero desde que actualmente había sacado mi culo de la cama, tenía la intención de ir a clases en algún momento de hoy.

—No tengo tiempo para esto.
Una ligero filo se deslizó en su tono, tan sutil que casi no la sentí. —¿Es necesario ponerme en contacto con tu trabajadora social?

Me dirigí a la puerta. —Adelante. ¿Qué va a hacer? ¿Dividir a mi familia? ¿Ponerme en el sistema de cuidado de crianza? Continúa cavando y verás que es demasiado tarde.

—¿Cuándo fue la última vez que viste a tus hermanos, Zayn?—
Mi mano se congeló en el pomo de la puerta.
—¿Y si pudiera ofrecerte un incremento en las visitas supervisadas? Solté el pomo de la puerta y volví a sentarme.

* The Brady Bunch: La serie gira en torno a la convivencia de un matrimonio recién casado formado por Mike y Carol. Cada uno de ellos aporta tres hijos; varones en el caso del padre y niñas en el caso de la madre. Con ellos convive, además, la sirvienta Alice.


Última edición por RoseFletcher el Sáb 23 Mar 2013, 2:08 am, editado 1 vez
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Pushing the Limits [ZM] - Terminada - Página 2 Empty Capítulo 3

Mensaje por hopeless. Vie 25 Ene 2013, 2:02 pm


3


_____'s POV


Si tan solo pudiera usar guantes cada momento del día, me sentiría más segura, pero el estúpido código de vestimenta no me lo permitiría. Debido a eso, mi vestuario consistía en cualquier cosa con mangas largas, mientras más largas mejor.

Agarré los extremos de mis mangas y los puse sobre mis dedos, haciendo que mi camisa azul de algodón colgara de mi hombro derecho. En mi primer año, me habría asustado si la gente se quedaba mirando mi piel blanca y las ocasionales pecas. Ahora, prefería que la gente mire mi hombro desnudo en lugar de tratar de echar un vistazo a las cicatrices en mis brazos.

—¿Dijo quién era? Apuesto a que es Jackson Coleman. He oído que está fallando en matemáticas y si no consigue levantar sus calificaciones va a perder su beca para la universidad. Dios, espero que si. Es tan ardiente. —Mi mejor amiga, Sarina Gray, tomó aire por primera vez desde que le había dado el resumen de mi sesión de orientación y el trabajo de tutoría que la Sra. Collins espontáneamente creó. Con boca imparable y su ropa ajustada, Sarina era la propia versión de Glinda la Bruja Buena* de la preparatoria Eastwick. Flotaba en su propia burbuja hermosa, propagando felicidad y alegría.

A medida que Sarina movía su bandeja hacia la fila del almuerzo, el olor a pizza y papas fritas me hizo agua la boca, pero las náuseas enturbiando mi estómago me impidieron comprar comida. Mi corazón retumbó y abracé mi cuaderno de dibujo más cerca de mi pecho. No podía creer que estaba realmente en el comedor. Sarina y yo habíamos sido las mejores amigas desde preescolar y la única cosa que me había pedido para Navidad era que me olvidara de la biblioteca y reclamara mi antiguo lugar en la mesa del almuerzo.

Podía sonar como una petición fácil, pero no lo era. La última vez que había almorzado en la cafetería había sido a principios de mayo, durante mi segundo año: el día antes de que todo mi mundo se viniera abajo. En aquel entonces, nadie me miraba o susurraba.

—¿Quién es ardiente? —Laura cortó la fila deslizando la bandeja entre Sarina y yo. Un grupo de chicos detrás de nosotras gruñeron ante su audacia. Como de costumbre, no les hizo caso. Laura era una de las dos personas que se negaron a tratarme como un paria social a causa de los rumores volando sobre mí en la escuela.

Sarina recogió su pelo lacio y dorado en una coleta antes de pagarle al cajero. —Jackson Coleman. _____ va a ser tutora de algún chico afortunado y supongo que podría ser él. ¿A quién te gustaría añadir a nuestra lista de chicos calientes pero estúpidos?

Las seguí a la mesa del almuerzo mientras los ojos de Laura vagaban por la cafetería, buscando la combinación correcta.

—Nicholas Green. Es el más tonto sobre la tierra, pero podría comerlo de postre. Si vas a darle clases particulares, _____, ¿crees que podrías presentármelo?

—¿Presentar quién a quién? —preguntó Marianne. Laura y Sarina tomaron sus asientos y vacilé.

La sonrisa de Marianne cayó cuando me vio. Ella era la razón principal por la que no quería volver a la cafetería. Éramos totales mejores amigas antes del incidente y, supongo, incluso después. Me visitaba todos los días en el hospital y en casa durante el verano, pero cuando nuestro tercer año comenzó y mi posición social cayó en picada, también lo hizo nuestra amistad... públicamente es así. En privado, afirmaba amarme como a una hermana. Todos los demás en la escuela me trataban como si no existiera.

—Laura a Nicholas Green. —Sarina palmeó el asiento entre ella y Laura. Intentando esconderme, me dejé caer en la silla, encorvada, apoyando mi cuaderno de dibujo contra el borde de la mesa.

Las otras chicas cuchicheaban entre sí, mientras me echaban un vistazo. Una soltó una risita. Desde el momento en que había regresado a la escuela, nunca tuve una oportunidad social. Los rumores acerca de por qué estuve ausente el último mes de mi segundo año oscilaban entre un embarazo y rehabilitación, a un intento de suicidio. Mis guantes se convirtieron en la leña y mi pérdida de memoria, en el partido. Cuando regresé ese otoño, los rumores estallaron como una tormenta de fuego.

Sarina continuó con su explicación. —_____ va a darle clases particulares a algún chico tonto y ardiente. Estamos tratando de adivinar quién será.

—Bueno, no nos lo ocultes a nosotras, Sarina. ¿A quién le va a dar clases _____? —Los ojos de Marianne parpadearon de Sarina a las chicas de su equipo, sentadas en la mesa. Cuando habíamos regresado de primer año, Marianne se había enterado de que tenía una oportunidad para ser la capitana de las animadoras, una hazaña difícil, ya que siempre se había cernido en la periferia popular de esa multitud. Yo había asumido que las cosas entre nosotras volverían a la normalidad una vez que fuera elegida. Me había equivocado.

—Pregúntale a _____. —Los dientes de Sarina crujieron en la manzana, su mirada endurecida estaba fija en Marianne. Nuestra mesa se volvió misteriosamente silenciosa mientras la chica más hermosa de la escuela desafiaba abiertamente a la más popular. Una pausa cayó sobre la cafetería mientras el cuerpo estudiantil se preparaba para ver el enfrentamiento en curso. Habría jurado que una planta rodadora voló más allá de la mesa y esa extraña canción silbada del Oeste se reproducía por el altavoz.

Le di a Sarina un golpe en su pie, suplicándole en mi mente que responda por mí, en vez de obligar a Marianne a reconocerme en frente de otras personas. Pasaron unos segundos, en los que ninguna encogió la mirada.
No podía soportarlo.

—No lo sé. Me encuentro con él esta tarde. —La Sra. Collins no había querido decirme a quién debía darle clases. Había murmurado algo acerca de limar algunos detalles con él antes de conocernos.

El movimiento y la charla se reanudó en la cafetería. Los músculos de la cara de Marianne se relajaron y dio un suspiro de alivio antes de hacer un balance de la reacción de sus amigos públicos.

—Voy a jugar a adivinar el galán estúpido. —Me dio un guiño privado. Por billonésima vez, deseaba que mi vida pudiera volver a la normalidad.

Cuando Marianne arrojó un nombre el resto del grupo también decidió jugar. Hice un esbozo de Marianne mientras hablaban. Su nuevo corte de pelo, corto y rubio, enmarcaba su cara perfectamente. Escuché la lluvia de nombres y los nuevos chismes que acompañaban sus conjeturas.

—Tal vez _____ le va a dar clases a Louis Tomlinson —dijo Sarina con un empujón, no muy amable, en mi brazo—. Encaja en lo de galán y en lo de menos que brillante.

Rodé los ojos e hice mi mejor esfuerzo para corregir la línea oscura que su codazo había creado en mi dibujo. Sarina se aferró a la falsa esperanza de que Louis, el novio de mi vida anterior, todavía albergaba sentimientos hacia mí. Fundamentaba su reclamo con historias inventadas de cómo me miraba cuando no estaba prestando atención.

—Louis y Eleanor rompieron durante las vacaciones de invierno — dijo Marianne—. Eleanor dice que ella rompió con él. Louis dice que él rompió con ella. ¿Quién sabe si alguna vez sabremos la verdad?

—¿Quién crees tú, _____? —preguntó Laura. Tengo que darle crédito. Quería que participara en la conversación, sin importar si quería ser incluida.

Me concentré en difuminar la sombra del cabello de Marianne creada contra su oído. Después de conocer a Louis en inglés, en primer año, había salido con él durante un año y medio. Esto me hacía la experta en Louis de la mesa. Desde nuestra separación, cada mesa con una chica contenía a una experta en Louis.

—Es difícil de decir. Rompí con Louis y él no afirmó nada diferente, pero ha cambiado mucho desde entonces.

—Zayn Malik —dijo Laura.

Dejé de dibujar, confundida acerca de lo que Zayn tenía que ver con Louis. —¿Qué?

—Adivina el galán, ¿recuerdas? Zayn Malik es definitivamente caliente. Me gustaría darle clases. —Sarina miró hacia la mesa de los drogadictos, prácticamente babeando. ¿Cómo podía desmayarse sobre el tipo que se había burlado de mí?

La boca de Marianne cayó abierta. —¿Y llevarte el éxito social? De ninguna manera.

—Dije que iba a ser su tutora, no que lo llevaría al baile. Además, por lo que he oído, bastantes chicas han tomado ese tren y han amado cada segundo de ello.

Marianne miró a Zayn, sus ojos vagando hacia arriba, y luego hacia abajo. —Tienes razón. Es caliente, y corre el rumor de que únicamente le interesan las relaciones de una noche. Aunque Bella Monahan trató de forzar una relación. Lo seguía a todas partes como un cachorrito patético. No quería tener nada que ver con ella si no tenía que ver con asiento trasero de su coche.

Sarina amaba los trapos sucios. —Perdió a su novio, su virginidad, su reputación y su autoestima en menos de un mes. Por eso se transfirió a otra escuela.

Tipos como Zayn Malik me molestaban. Usaba a las chicas, consumía drogas y me había hecho sentir como basura esa mañana. No es que debería sorprenderme. Había tenido un par de clases con él, el semestre pasado. Entraba en el salón a grandes zancadas como si fuera el dueño de la tierra, y sonreía cuando las chicas se arrojaban sobre él y su presencia. —¡Qué imbécil!

Como si me hubiese escuchado, desde el otro lado de la habitación, sus profundos ojos marrones se encontraron con los míos. Su cabello castaño y abundante llamaba más la atención, pero me di cuenta de que me estaba mirando. La barba en su rostro se movía mientras sonreía. Zayn tenía músculos, miradas y problemas acechándolo. De alguna manera, hacía que unos jeans y una camiseta lucieran peligrosos. No es que fuera una chica interesada en drogadictos. Sin embargo, eché otro vistazo hacia él mientras bebía mi soda.

—Duras palabras, _____. No estamos hablando de mí, ¿verdad? — Una silla raspó el suelo. Louis la volteó para poder ponerse a horcajadas entre Laura y Marianne. ¡Vamos! Louis y yo apenas nos habíamos dirigido una palabra el uno al otro desde que rompimos en segundo año. ¿Por qué todo el mundo me empujaba al modo social, hoy?

—No —dijo Sarina—. Hablamos sobre ti antes. _____ estaba llamando a Zayn Malik un idiota. —La pateé debajo de la mesa. Me dio una mirada a cambio.

—¿Malik? —Louis Tomlinson: metro ochenta de estructura, se veía como un tren de carga, con cabello negro y ojos azules. Era capitán del equipo de baloncesto, ardiente y engreído. Para mi horror, era del tamaño de Zayn—. ¿Qué ha hecho el chico drogadicto para merecer tu ira?

—Nada. —Regresé a mi cuaderno de dibujo. Mis mejillas ardieron cuando uno de los amigos públicos de Marianne murmuró algo acerca de mi rareza. ¿Por qué no podían Sarina, Laura y Louis dejarme en paz? El chisme sólo empeoró cuando me deslicé fuera de mi caparazón.

Lamentablemente, Sarina decidió ignorar mis mejillas rojas y mi patada de advertencia. —Se burló de _____ esta mañana, pero no te preocupes, ella lo puso en su lugar.

El lápiz en la mano, se inclinaba de mi apretado agarre mientras luchaba contra el impulso de arrancar el pelo magnífico de Sarina de su cabeza. Mis maestros y la Sra. Collins estaban tan equivocados. Interactuar con mis compañeros apestaba.

Los ojos de Louis se estrecharon. —¿Qué te dijo?


Pisoteé los dedos de Sarina y me la quedé mirando fijamente.
—Nada.

—Le dijo que tenía un nombre horrible y luego hizo esa cosa estúpida del eco que la gente hacía en la escuela primaria —dijo Sarina. Oh, Dios, quería matar a mi mejor amiga.

—¿Quieres que hable con él? —Louis me miró con una pizca familiar de posesividad. Ambas, Marianne y Laura sonrieron como gatos de Cheshire*. Me negué a mirar a Sarina, que rebotaba en el asiento. Ahora nunca oiría el final de sus fantasías acerca de Louis y yo volviendo a estar juntos.

—No. Es un chico estúpido que dijo una cosa estúpida. Es probable que ni siquiera recuerde haberlo dicho.
Louis se echó a reír. —Es verdad. Toda esa mesa está jodida. ¿Sabías que Malik es un chico adoptivo?
Las chicas de mi mesa jadearon ante el chisme nuevo. Comprobé a Zayn de nuevo. Parecía enfrascado en una conversación con una chica de pelo largo y negro.

—Sip —continuó Louis—. Escuché a la Sra. Rogers y el Sr. Norris discutiéndolo en el pasillo. —La campana sonó, terminando el centro de atención en Louis sobre la información prohibida de Zayn Malik.

Mientras tiraba los restos de mi almuerzo, Marianne se acercó furtivamente a mi lado y me susurró—: Esto fue enorme, _____. Si Louis está tras de ti otra vez, la vida cambiará. La opinión de todos sobre las chicas con las que habla, o con quienes sale, siempre cambia. Tal vez las cosas finalmente volverán a la normalidad.

Uno de los amigos públicos de Marianne la llamó y se apartó de mi lado sin una segunda mirada. Suspiré mientras tiraba de las mangas sobre mis dedos. Qué no daría por ser normal.

* Glinda la Bruja Buena: personaje del Mago de Oz.
* Cheshire: personaje de Alicia en el país de las maravillas.


Última edición por RoseFletcher el Sáb 23 Mar 2013, 2:09 am, editado 1 vez
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Pushing the Limits [ZM] - Terminada - Página 2 Empty Capítulo 4

Mensaje por hopeless. Vie 25 Ene 2013, 2:04 pm


4


Zayn's POV


Le había dicho a la Sra. Collins la verdad. No tenía tiempo para recibir tutoría o consejería. En junio, cumpliría dieciocho años y me graduaría de la casa de acogida. Eso significaba que iba a necesitar un lugar propio, y la renta significaba conseguir un trabajo. Pero la Sra. Collins me había tomado por un estafador callejero. Una visita ocasional supervisada a mis hermanos no era suficiente. Los colgaba delante de mí como una maldita aguja a un heroinómano.

Mi turno en el Malt & Burger empezaba a las cinco. Eché un vistazo al reloj colgando sobre el escritorio del bibliotecario de referencia. ¿Qué parte de "conocer al tipo al que le darás clases, directamente después de la escuela, en la biblioteca pública" no entendió mi sabelotodo? La Sra. Collins podría haber mencionado quién me daría clases particulares, pero dejé de escuchar a los pocos minutos. La mujer hablaba demasiado.

Me concentré en las puertas dobles. Cinco minutos más y felizmente podría llamar a esta sesión un fracaso, un hecho que estaría encantado de echarle en cara a la Sra. Collins.

Una puerta se abrió y el aire frío barrió dentro, causando que escalofríos subieran por mis brazos. Ah, demonios. Me recosté en mi silla y crucé los brazos sobre mi pecho. _____ Emerson se deslizó dentro de la biblioteca.
Sus ojos recorrieron la habitación mientras sus manos enguantadas frotaban sus brazos. Como si el frío pudiera penetrar esa elegante capa de cuero marrón. Una ligera y brillante sonrisa descansaba sobre su rostro. Al parecer, la Sra. Collins nos había mantenido a ambos en la oscuridad. En el momento en que me vio, su sonrisa se desvaneció y sus ojos azules entraron en erupción, con nubes de tormenta. Únete al maldito club.
Por debajo de la mesa, pateé la silla frente a mí. —Llegas tarde.

Dejó la mochila sobre la mesa y deslizó la silla mientras se sentaba.

—Tuve que ir a la oficina y averiguar las fechas de las pruebas. Podría haber obtenido la información esta mañana, pero algún idiota se puso en mi camino.

_____ tenía la ventaja, pero sonrío como si tuviera las de ganar.

—Te podrías haber quedado. Nunca pedí que te fueras.

—¿Y dejarte acosarme un poco más? No, gracias. —Se encogió de hombros quitando su chaqueta, pero mantuvo sus guantes de punto. Olía como a frío y cuero. Su camisa de algodón azul caía por debajo de su camiseta de color beige, dejando al descubierto la parte superior de su escote. Las chicas como ella disfrutaban de probar a los chicos. Por lo poco que sabía de ella, no me importó mirar.

Al atraparme mirando, reajustó su camisa y su escote desapareció de la vista. Bueno, eso fue divertido. Me miró, posiblemente esperando una disculpa. Iba a tener que esperar mucho tiempo.

—¿En qué materia estás fallando? ¿Todas ellas? —Esos ojos azules bailaban. Al parecer, _____ también disfrutaba repartiendo mierda.

Muy bien, lo arruiné con ella esta mañana sin ninguna razón. Se merecía obtener un par de golpes en respuesta. —Ninguna. La Sra. Collins tiene la culpa en esto.

_____ abrió su mochila y sacó un cuaderno. Una sombra cruzó su rostro cuando se bajó los guantes y de inmediato sacó las mangas largas por encima de sus manos.

—¿Con qué materia quieres empezar? Tenemos cálculo y física juntos, así que podríamos empezar por ahí. Tienes que ser un completo idiota si necesitas ayuda con tecnología comercial. —Hizo una pausa—. Y ¿no estabas en mi clase de español el último trimestre?

Despeiné mi cabello para que éste cayera sobre mis ojos. Para una chica que no sabía que existía, seguro que sabía mucho de mí.

—Sí. —Y este trimestre, también. Apenas le ganaba a la campana entrando a clase y tomaba el primer asiento disponible sin dar a nadie una segunda mirada.

¿Qué tan bien hablas español?*—preguntó.

¿Qué tan bien podía hablar español? Malditamente decente. Me aparté de la mesa. —Me tengo que ir.

—¿Qué? —Su frente se arrugó con incredulidad.


—A diferencia de tí, no tengo padres que paguen por todo. Tengo un trabajo, princesa, y si no me voy ahora, voy a llegar tarde. Nos vemos.

Agarrando mis libros y chaqueta, dejé la mesa, y de inmediato salí de la biblioteca. El aire frío de enero me golpeó en la cara. El hielo cubría varios puntos sobre el pavimento.

—¡Oye!

Miré por encima de mi hombro. _____ estaba muy cerca, detrás de mí, con la chaqueta de cuero sobre un brazo y su bolsa colgada sobre su espalda.

—Ponte tu maldita chaqueta. Hace frío afuera. —No me detuve por ella, pero desaceleré el paso, curioso de saber por qué me seguía.

Me alcanzó rápidamente y mantuvo el paso a mi lado. —¿Dónde crees que vas?

—Te lo dije, a trabajar. Pensé que eras inteligente. —Nunca había conocido a nadie tan divertido con quien meterse.

—Está bien. Entonces, ¿cuándo vamos a tener esta sesión de estudio?

Tiré mis libros sobre el pedazo de mierda que llamaba automóvil, causando que el óxido se dispersara en la tierra.

—No lo hacemos. Haré un trato. Le dices a La Sra. Collins que estamos cumpliendo con tantos días como quieras después de la escuela, recolecta todas las horas que necesitas de voluntariado para cualquier pequeño club al que pertenezcas, y te respaldaré. No voy a tener que verte y tú no tendrás que mirarme. Puedo continuar con mi jodida vida, y tú puedes ir a casa y jugar a disfrazarte con tus amigas. ¿Trato?

_____ se estremeció y retrocedió como si la hubiera abofeteado. Perdió el equilibrio cuando golpeó un trozo de hielo. Mi mano derecha se estiró y agarró su muñeca antes de que su cuerpo pudiera golpear el suelo.

Me quedé sosteniéndola mientras se estabilizaba, usando el maletero de mi coche. Vergüenza o frío ruborizó sus mejillas blancas. De cualquier manera, me pareció gracioso. Pero antes de que tuviera la oportunidad de burlarme de ella, sus ojos se abrieron y se quedó mirando la muñeca que sostenía.

Su manga larga azul se elevó más allá de su codo, y seguí su mirada a la piel expuesta. Trató de tirar de su mano, pero apreté mi agarre y tragué mi disgusto. En todas las casas de espectáculos de horror en las que había vivido, nunca vi ni una vez una mutilación así. Elevadas cicatrices blancas y rojo pálido, zigzagueaban por su brazo.

—¿Qué demonios es eso?

Aparté mis ojos de las cicatrices y miré su rostro en busca de respuestas. Tomó varias bocanadas profundas, antes de tirar una segunda vez y exitosamente sacudirse fuera de mi alcance. —Nada.

—Eso no es nada. —Y ese algo tuvo que doler como el infierno cuando sucedió.

_____ estiró la manga por delante de su muñeca hasta los dedos. Parecía un cadáver. La sangre salió corriendo de sus mejillas, y su cuerpo se estremeció con temblores silenciosos. —Déjame en paz.

Se dio la vuelta y se tambaleó de regreso hacia la biblioteca.

* En español en el original.


Última edición por RoseFletcher el Sáb 23 Mar 2013, 2:10 am, editado 1 vez
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Pushing the Limits [ZM] - Terminada - Página 2 Empty Capítulo 5

Mensaje por hopeless. Vie 25 Ene 2013, 2:07 pm


5


_____'s POV


—Nada —dijo Sarina—. Ni una sola palabra, ni un pío, ni un ruido. Laura, Marianne y yo hasta pusimos algunas antenas en los más jóvenes, pero no hay absolutamente ningún chisme dando vueltas sobre ti. Bueno, al menos nada que involucre a Zayn Malik.

Sarina se sentó en el asiento del acompañante y yo me senté en el lado del conductor del Corvette 1965 que le había pertenecido a Aries. Ella había venido a mi casa para actuar como barrera de mis viernes familiares o, como me gustaba llamarlos, La Cena de los Condenados.

En el garaje, la radio se escuchaba desde mi Dodge Neon de 1998 color verde bosque. El Corvette de Aries todavía tenía su radio original. Traducción: un pedazo de mierda, pero el resto del coche era totalmente una bestia. De un vistoso rojo sangre con diseños color negro corriendo en sentido horizontal —Aries normalmente me habría perdido a este punto, pero aún así seguiría hablando a pesar de que mis ojos se nublaran—, tres funciones, frente vertical, rejillas inclinadas en los lados de los guardafangos delanteros, molduras oscuras, barras horizontales de rejilla y diferentes paneles.

No tenía idea de lo que eso significaba, pero Aries lo había dicho tanto que había memorizado la descripción. El coche parecía increíble, pero no funcionaba. Gracias a Zayn Malik, mis posibilidades de que alguna vez corriera disminuían cada día. Apreté mis manos en el volante y recordé la promesa de Aries. Días antes de su partida, había rondado sobre el capó abierto mientras me encontraba sentada en la mesa de trabajo.

Flashback

—Todo va a estar bien —Los ojos de Aries se concentraron en la forma en que movía mis pies—. Es sólo un alistamiento de seis meses.

—Estoy bien —dije mientras parpadeaba tres veces. No quería que se fuera. Aries era la única persona en el mundo que entendía la locura de nuestra familia, además de que era el único capaz de mantener la paz entre Ashley, nuestro padre y yo. No era el mayor fan de Ashley, pero a pesar de sus sentimientos, siempre me animó a darle un descanso.

Se rió entre dientes. —La próxima vez por lo menos trata de detener tu signo revelador de una mentira. Uno de estos días, papá se dará cuenta de ello.

—¿Escribirás? —le pregunté, cambiando de tema. Había hablado mucho acerca de nuestro padre antes de irse.

—Y enviaré correos electrónicos y hablaremos por Skype. —Limpió sus manos en un trapo grasiento y se enderezó—. Te diré qué. Cuando regrese a casa y termine el coche, puedes ser la primera en conducirlo. Después de mí, por supuesto.

Fin del Flashback

Mi pie se detuvo y me dejé llenar con el primer sentimiento real de esperanza desde que Aries me había hablado de su alistamiento. Aries volvería a casa, siempre y cuando su automóvil lo esperara. Me había dado un sueño y me aferré a eso después de su partida. Mis sueños se murieron con él en una carretera desolada en Afganistán.

—¿Qué estás pensando? —preguntó Sarina ahora.

—Zayn Malik —mentí—. Ha tenido toda la semana para decirle a la escuela entera de mis cicatrices. ¿Qué piensas que está esperando?

—Tal vez Zayn no tiene a nadie a quien contarle. Es un drogadicto chico de acogida que necesita clases particulares.

—Sí, tal vez —contesté. O tal vez esperaba el momento perfecto para hacer mi vida un infierno.

Sarina jugaba con sus anillos en los dedos, una señal de que estaba nerviosa. —¿Qué? —pregunté.

Tuve que esforzarme para escuchar su respuesta entre dientes.

—Le dijimos a Louis.

Apreté cada músculo de mi cuello y solté mis manos en el volante, aterrada de rasgar el plástico en fragmentos. —¿Qué hicieron qué?

Sarina se volvió en su asiento, retorciéndose las manos en el regazo.

—Está en nuestra clase de inglés. En lugar de corregir los documentos de los demás, Laura, Marianne y yo discutíamos la situación de Zayn y tus cicatrices y... Louis escuchó un par de cosas.

El corazón me latía con fuerza en mis oídos. Durante casi dos años, había mantenido este secreto horrible y en una semana dos personas habían forzado la puerta de mi pesadilla personal.

Cuando no dije nada, continuó—: Las cicatrices no son tu culpa. No tienes absolutamente nada de qué avergonzarte. Tu madre definitivamente sí, y posiblemente tu padre, pero ¿tú? Nada. Louis ya sabía que tu madre era una completa loca y nunca le dijo a nadie. Es un idiota, pero incluso él puede imaginarse que tu mamá te hizo daño.

¿Debía estar enojada? ¿Aliviada? Me conformé con entumecida.

—No es una psicótica —murmuré, sabiendo que todo de lo que decía con respecto a mi madre caía en oídos sordos—. Tiene problemas.

En un movimiento lento y deliberado, Sarina puso su mano sobre la mía, dándole a mis dedos un apretón tranquilizador. Un recordatorio de que me amaba a pesar de todo. —Creemos que deberías decirle a la gente. Ya sabes, tomar la ofensiva en lugar de la defensiva. De esta forma si Zayn le dice a todo el mundo, ellos ya sabrán la historia real y pensarán que él es un idiota por burlarse de ti.

Me quedé mirando la mesa de trabajo de Aries. Mi padre nunca usaba las herramientas. Si algo se rompía, llamaba a alguien para arreglarlo. A Aries le encantaba juguetear. Se pasaba cada momento aquí, en este garaje. Dios, lo necesitaba. Lo necesitaba para que me dijera qué hacer.

—Por favor, di algo, _____. —La angustia en la voz de Sarina rompió la mía.

—¿De quién fue la idea? —le pregunté, aunque sabía la respuesta—. ¿Marianne? —Ella quería que le dijera a toda la escuela lo que pasó de inmediato.

—Eso no es justo —exhaló Sarina—. No es que Marianne no haya sido justa contigo tampoco. Juró que toda esta cosa de público contra privado terminaría después de la votación para la jefa de las animadoras, pero es así, _____. Quiere lo que todos queremos, que todo vuelva a la normalidad. Mientras el mundo piense que te cortas o has intentado suicidarte, siempre vas a estar al margen. Tal vez todo este asunto de Zayn es una bendición disfrazada.

Miré a Sarina por primera vez desde que me había dado la noticia.

—Mi mamá está fuera de límites.

—Te apoyaremos. —Sarina dejó escapar las palabras—. Louis dijo que hablaría con sus amigos acerca de los episodios de locura de tu madre de los que fue testigo cuando eran novios. Ya sabes, para darle legitimidad a la historia. Y cuando Marianne escuchó eso, accedió a contarles a todos lo que ella, Laura y yo vimos en el hospital. Hemos visto a la policía. Hemos oído a tu padre gritarle a tu madre. Marianne quiere esto con muchas ganas, todos lo hacemos.

—Porque tener una madre loca y no recordar nada de la noche en que trató matarme es mucho mejor que el hecho de que la gente adivine que me corto o intenté suicidarme.

Sarina habló en voz baja. —La gente se sentirá mal por ti. Ser la víctima... hace las cosas diferentes. Eso es lo que Marianne ha estado tratando de decirte todo el tiempo.

La ira rompió mi frágil paciencia. —No quiero su simpatía y no quiero que la peor noche de mi vida esté en discusión en toda la escuela. Si alguna vez soy capaz de contárselo a alguien quiero ser capaz de decir la verdad, no que soy un idiota patética que no recuerda nada. —Me golpeé la parte trasera de mi cabeza contra el asiento y miré al techo del coche. Respira profundo, _____. Respira profundo.

No recordaba absolutamente nada de esa noche. Mi padre, Ashley y mi mamá sabían la verdad. Pero estaba prohibido hablar con mi mamá, y papá y Ashley creían en lo que los terapeutas dijeron. Que cuando mi mente pudiera manejar la verdad, recordaría.

Lo que sea. No eran los que yacían en la cama durante la noche, tratando de averiguar lo que pasó. No eran quienes se despertaban gritando. No se preguntaban si se estaban volviendo locos.
No se sentían sin esperanza.

—_____... —Sarina vaciló, respiró hondo y miró por el parabrisas. Aquello tenía que ser malo. Siempre podía hacer contacto visual—. ¿Alguna vez has pensado que quizás tú tienes algo que ver con esto?

Me estremecí y luché para controlar la ira moviéndose en mis entrañas. —¿Cómo dices?

—Sé que fue difícil volver después lo que pasó entre tú y tu mamá, pero ¿alguna vez te preguntaste si quizás si hubieras vuelto en septiembre y continuado con tu vida normalmente, la gente tarde o temprano habría seguido adelante? Quiero decir, te has convertido en una especie de reclusa.

La ira dio paso a un dolor que empujó mi corazón hasta la garganta. ¿Era así como mi mejor amiga me veía? ¿Cómo una cobarde? ¿Un fracaso?

—Sí, yo había pensado en eso. —Esperé antes de hablar otra vez para evitar que mi voz se quebrara—. Pero cuanto más salía, la gente más hablaba. ¿Recuerdas las pruebas de aptitud del año pasado para el equipo de baile? La gente tiende a chismear sobre lo que ven.

Su cabeza estaba gacha. —Lo recuerdo.

—¿Por qué? —le pregunté—. ¿Por qué traer a colación todo esto ahora?

—Porque lo estás intentando, _____. En realidad viniste a comer. Estás hablando con la gente. Es la primera vez desde nuestro segundo año que te he visto intentar y me aterra que vuelvas a entrar en tu concha. —Se volvió hacia mí con un resorte extraño en sus movimientos—. No dejes que lo que Zayn vio te asuste. Ven a la fiesta de Michael Blair conmigo, mañana por la noche.

¿Había perdido la razón? —De ninguna manera.

—Vamos —suplicó—. Es tu cumpleaños mañana. Tenemos que salir.

—No. —Quería olvidar que ese día existía. Mamá y Aries solían hacer una fiesta para mi cumpleaños. Sin ellos....
Juntó las manos y las colocó debajo de la barbilla.

—¿Por favor? ¿Por favor, por favor? ¿Por favor, por favor con chocolate caliente? Pruébalo a mi manera y si no funciona te juro que nunca lo traeré de nuevo. ¿Y mencioné que oí a Ashley decirle a tu papá que quería llevarte a cenar? En un restaurante. Uno costoso. De cinco estrellas. Dime un pequeño sí y puedo sacarte de eso.

La Cena de los Condenados de los viernes ya era lo suficientemente malo. Una Cena de los Condenados en público, sería inhumano. Volví a respirar hondo. Sarina se había quedado conmigo a través de todo: la locura de mi madre, el divorcio de mis padres, la muerte de Aries, y ahora esto. Era posible que no lo supiera todavía, pero Sarina se encontraba a punto de recibir su regalo de cumpleaños.

—Bien.

Gritó y aplaudió con sus manos. En una frase larga y continua, describió sus planes para la noche siguiente. Tal vez Sarina y Marianne tenían razón. Tal vez la vida podría volver a la normalidad. Podía ocultar mis cicatrices e ir a fiestas y tan sólo pasar desapercibida. Zayn no le había contado a nadie y tal vez no lo haría.

Además, faltaban sólo cuatro meses más hasta la graduación, y luego podría usar guantes todos los días por el resto de mi vida.


Última edición por RoseFletcher el Sáb 23 Mar 2013, 2:12 am, editado 1 vez
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Mensaje por jungkook. Vie 25 Ene 2013, 7:20 pm

Me lei todos los capitulos y me encantaron!!:)
Los ame!
jungkook.
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Mensaje por uranniousgirl Vie 25 Ene 2013, 10:45 pm

Oh Dios Rose!!! Segun yo solo leeria el primero y ya m lei todos!! jajaja *__* ya m quede enganchada! Pon maaaaaaaaaaaaaas
uranniousgirl
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Mensaje por hopeless. Vie 25 Ene 2013, 11:05 pm

LinIsInLoveHazza escribió:Me lei todos los capitulos y me encantaron!!:)
Los ame!

Me da gusto tenerte como lectora y como personaje! Espera a ver qué viene para ti :)
Besos xx

uranniousgirl escribió:Oh Dios Rose!!! Segun yo solo leeria el primero y ya m lei todos!! jajaja *__* ya m quede enganchada! Pon maaaaaaaaaaaaaas

Te lo dije! Jajaja ni te imaginas como está! Síguela leyendo y verás :)
xx

Chicas, estaré subiendo capítulos los días salteados, a partir de mañana. Para que estén pendientes!
hopeless.
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Mensaje por Homewrecker. Sáb 26 Ene 2013, 12:11 am

Siguelaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa en serio sajkdlasdhnaslkñdjsadlkasñmsd.
xx
Homewrecker.
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http://ss-xri.tumblr.com

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Pushing the Limits [ZM] - Terminada - Página 2 Empty Capítulo 6

Mensaje por hopeless. Sáb 26 Ene 2013, 11:54 am


6


Zayn's POV


Veintiocho días de angustia habían pasado desde que había visitado esa sala decorada con tristeza en el edificio de servicios sociales. Los payasos y los elefantes pintados en la pared estaban destinados a invitar a la felicidad, pero cuanto más miraba, más siniestra se convertía. Extremadamente nervioso y sosteniendo dos regalos envueltos, me senté en una fría silla plegable. No necesitaba ese recordatorio de que tan jodida se había convertido mi familia. Mis hermanos pequeños solían seguirme a cada paso que daba, adoraban el suelo que pisaba. Ahora, no estaba seguro si Tyler recordaba nuestro apellido.

Esperé como un enjaulado gato-en-la-caja listo para la primavera. La trabajadora social necesitaba traer a mis hermanos antes de que mis nervios explotaran. Por alguna razón, _____ y su balanceo de pie vino a mi cabeza. Debió de ser herida el doble de veces que yo.

La voz de mi madre sonó en mi cabeza. Siempre hay que estar presentable. Es importante poner tu mejor pie adelante.

Me había afeitado, algo que normalmente no me molestaba a hacer todos los días. Mamá y papá habían odiado mi peinado y cualquier signo de rastrojo en mi cara. Con mi madre en mente, no dejaba que mi cabello creciera más allá de mis oídos, pero, por instinto de conservación, lo dejé un poquito largo, negando a las personas acceso a mis ojos.

La puerta de abrió y automáticamente me puse de pie con los regalos aún en mis manos. Jacob voló a través de la puerta y estrelló su cuerpo contra el mío. Su cabeza llegaba a mi estómago ahora. Arrojé los regalos a la mesa, me agaché al nivel de Jacob y envolví mis brazos a su alrededor. Mi corazón cayó. Hombre, había crecido.

Mi trabajadora social, una señora negra corpulenta de unos cincuenta años, se detuvo en el marco de la puerta.

—Recuerda, nada de preguntas personales acerca de sus padres adoptivos. Estaré al otro lado del espejo.

Fulminé con la mirada a Gina. Ella miró hacia mí antes de irse. Al menos, el odio era mutuo. Después de que golpeé a mi primer padre adoptivo, el sistema me había marcado como emocionalmente inestable y había perdido el derecho de ver a mis hermanos. Como no había tenido arrebatos con ninguna de mis otras familias de acogida, se mostró la “mejora”, la que recientemente me había hecho merecedor que recuperar la visita supervisada una vez al mes.

Jacob murmuró en mi hombro. —Te he extrañado, Zayn.

Me aparté y miré a mi hermano de ocho años. Era casi idéntico a mí, con la nariz de papá y los ojos de mamá. —Yo también te extrañé. ¿Dónde está Tyler?

Jacob desvió su mirada al suelo. —Ya viene. Mamá...quiero decir... —balbuceó—. Carrie está hablando con él en el pasillo. Está un poco nervioso. —Sus ojos se encontraron con los míos una vez más, lleno de preocupación.
Fingí una sonrisa y desordené su pelo. —No te preocupes, hermano. Vendrá cuando esté listo. ¿Quieres abrir tu regalo?

Esbozó una sonrisa que me recordó a mamá y asintió con la cabeza. Le entregué el regalo y lo vi abrir la caja que contenía veinte paquetes nuevos de cartas Pokemón. Se sentó en el suelo y perdió interés en mí mientras rasgaba cada paquete, de vez en cuando me decía de lo que hacía una tarjeta en particular que le gustaba.

Miré al reloj y luego a la puerta. Sólo tenía un tiempo específico con mis hermanos y alguna perra tenía a Tyler. A pesar que había dicho a Jacob que estaba bien, no era así. Tyler solo tenía dos años cuando nuestros padres murieron. Necesitaba cada minuto que pudiera tener para ayudarle a recordarlos. Demonios, ¿a quién trataba de engañar? Necesitaba cada minuto para ayudarle a recordarme.

—¿Cómo van las cosas con Carrie y Joe? —Traté de sonar indiferente, pero esta pregunta me puso nervioso. Tenía experiencia directa con padres adoptivos de mierda y me encantaría matar a cualquiera que tratara a mis hermanos como me habían tratado a mí.

Jacob organizó las tarjetas en diferentes categorías. —Bien. En Navidad nos dijeron que podíamos empezar a llamarlos mamá y papá si queríamos.

Hijos de puta. Cerré mi puño y mordí el interior de mi labio, extrayendo sangre.

Jacob apartó la mirada de sus cartas por primera vez. —¿A dónde vas, Zayn?

—A ver a Tyler. —Sólo me quedaban cuarenta y cinco minutos. Si querían jugar sucio, yo también podía.
En el momento en que entré en el vestíbulo, Gina salió de la sala de observación conectada a la mía, cerrando la puerta detrás de ella.

—Vuelve allí y visita a tu hermano. Ya te quejas de no verlos lo suficiente.

La señalé con el dedo. —He ganado al menos dos horas al mes con mis hermanos. Mínimo, sin limitación. Si no traen a Tyler a esa habitación en treinta segundos, llamaré a un abogado y le diré que a propósito están apartándome de mis hermanos.

Gina me miró por un segundo y luego se echó a reír. —Eres un chico inteligente, Zayn. Aprendiendo el sistema y usándolo a tu ventaja. Regresa allí. Tyler está en camino —Me volví, pero Gina gritó—: Y Zayn, si me vuelves a señalar con el dedo, lo desprenderé de tu mano y te lo daré.

Jacob me dio la sonrisa de mamá otra vez cuando regresé. Me concentré en sacar la ira de mi sistema. Jacob era fácil. Jacob recordaba. Tyler, Tyler era enteramente distinto.

Carrie, la adulta perfecta con cabello negro perfecto, entró en la habitación con Tyler envuelto como un mono bebé en su madre. Tendí las manos. —Dámelo.

Me erguí sobre ella. Fácil de hacer, ya que sólo me llegaba al hombro. En lugar de entregármelo, deslizó el otro brazo alrededor de él.

—Está asustado.

Corrección. Ella estaba asustada. —Soy su hermano y usted no tiene relación con él. Va a estar bien.

Cuando no hizo nada para liberarlo, continué—: Tengo derecho a esta visita.

Se lamió los labios. —Tyler, bebé, es hora de ver a Zayn y jugar con Jacob. Parece que Zayn te ha traído un regalo.

Al oír esas palabras, Tyler levantó la cabeza y me miró. La cara de mi hermano menor casi me hizo caer de rodillas. No fue por su parecido conmigo o con mamá, sino por lo magullado que estaba el lado derecho de su rostro. Mi corazón latió más rápido cuando vi el parche marrón y el pelo rapado con al menos cinco grapas en su cráneo.

Mi cabeza se agitó al espejo trasparente, una clara indicación de que si Gina no traía su culo de trabajadora social aquí, mataría a esta mujer.

Tomé una respiración relajante. Tyler tenía solo cuatro años y mi ira lo asustaría. Extendí mi mano y tomé la de Tyler de ella. Abrió los brazos como si hubiera robado su cachorrito.

—Fue un accidente —susurró.

—Oye, hermanito. ¿Quieres abrir tu regalo? —pregunté a Tyler.

Asintió con la cabeza. Lo puse junto a Jacob y le entregué su regalo. Gina entró mientras Carrie se escabullía. Gina levantó las manos. — Fue un accidente. Debería habértelo dicho antes de que Tyler entrara, pero lo olvidé.

Mis ojos se estrecharon, mientras la miraba fijamente. —Lo hablaremos después.

Regresé a mis hermanos y oré para que Tyler por lo menos me hablara una palabra antes de que terminara la sesión.

* * *

Una vez más, me senté en la silla plegable, pero no estaba nervioso en esta ocasión. Estaba jodidamente molesto.

Gina se centró frente a mí. —Carrie y Joe dieron a Tyler una bicicleta para navidad y lo dejaron montar un par de días sin el casco. Cuando se cayó, lo llevaron de inmediato al hospital y me fue notificado. Se sienten terribles.

—Deberían —ladré—. ¿Cómo puedes saber que no lo golpearon?

Gina recogió la cinta azul del paquete de Tyler. —Son buenas personas. No creo que dañen intencionalmente a tus hermanos.

Sí. Auténticos santos. —Si ellos son tan buenos, deberían de dejarse de tantas evasivas y dejarme ver a mis hermanos.

—Se llevaron a los chicos después del incidente con su primera familia de acogida, Zayn. Oyeron que eras emocionalmente inestable. Eso solo demuestra lo mucho que cuidan a los niños. Carrie y Joe no quieren verlos lastimados.

Con mi puño cerrado, me mantuve con mi mano debajo de la mesa para evitar golpear la pared, como yo quería. Gina amaría tener más para demostrar mi inestabilidad. —Nunca les haría daño.

—Sé eso —dijo Gina con una pizca de derrota—. ¿Por qué crees que sugerí a la Sra. Collins para que te adoptara?

Debería haberlo sabido. —Así que es tu culpa.

Se inclinó hacia delante, colocando sus brazos sobre la mesa. —Eres un gran chico, Zayn. Tienes un gran potencial frente tuyo, si solo pierdes tu actitud.

Negué con la cabeza. —Pensé que lo había demostrado ya. Cristo, me has puesto en un hogar con otro adolescente.

—Te lo dije. Esto puede ser un proceso lento. Solo ven a las visitas, compórtate y trabaja con la Sra. Collins. En el momento en que te gradúes, estoy segura de que pasarás a las visitas sin supervisión.

¿Visitas sin supervisión? Un músculo saltaba en mi mandíbula. Gilipolleces. —Tendré dieciocho años en el momento en que me gradúe. Tendré la custodia en ese momento.

La cara de Gina se contrajo con diversión, pero luego cambió a solemne.

—¿Crees que podrías mantener a tus hermanos mientras trabajas en un local de comida rápida? ¿Crees que un juez te escogerá sobre Carrie y Joe?

¿Elegirme sobre Carrie y Joe? La comprensión de que el juez podría tomar esa decisión me hizo sentir nauseas en el estómago. Jacob había dicho que ellos querían que los llamen mamá y papá.

—Carrie y Joe se están presentando para adoptarlos, ¿no?

En el momento en que miró a otro lado supe la respuesta. No había manera en el infierno de que alguien además de mí mantendría a mis hermanos.

—Tienes razón, Gina. He aprendido mucho en los últimos dos años y medio. He aprendido que este estado toma en consideración sangre y que la excusa de mí siendo emocionalmente inestable no se contagia si he sido colocado en un hogar con otro niño adoptivo. Puede que no sea capaz de cuidar a mis hermanos ahora, pero en cuatro meses lo seré.

Listo para irme, me aparté de la mesa y me levanté. Los ojos de Gina crujían de ira. —No arruines la vida de esos chicos por accidente.

Me di la vuelta y levanté mi manga, señalando la redonda cicatriz en mis bíceps. —Gerald lo llamó un accidente. La mejor manera para describir a Don es un accidente. ¿Qué tipo de accidente se llama Faith y Charles Meeks? Tengo palabras para ellos, pero me prohibiste ese tipo de lenguaje. Mis hermanos nunca serán los accidentes en este sistema.

Con eso, salí, cerrando la puesta detrás de mí.


Última edición por RoseFletcher el Sáb 23 Mar 2013, 2:12 am, editado 1 vez
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Mensaje por jungkook. Sáb 26 Ene 2013, 12:58 pm

Me encanto!
Te juro que la nove cada vez me gusta mas!:D
Siempre me tendras comentando y leyendo tu nove!
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Mensaje por uranniousgirl Lun 28 Ene 2013, 10:09 pm

:P wow...bueniiiisimo!!
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Mensaje por hopeless. Lun 28 Ene 2013, 10:50 pm

Chicas no les podré subir el de hoy. Lo subo mañana sin falta y el miércoles les subo otro! Gracias por leerla :) me encanta saber que les gusta! Disfrútenla como yo la disfruté al leerla!
hopeless.
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Pushing the Limits [ZM] - Terminada - Página 2 Empty Capítulo 7

Mensaje por hopeless. Mar 29 Ene 2013, 1:19 am


7


_____'s POV


Normalmente, ver cómo juegan Beer Pong me aburre, pero no cuando Sarina continúa pateando el trasero de todo el mundo. La chica está que arde. Además, cada vez que el equipo contrario encesta su vaso, le pide a cualquier chico de por ahí que lo beba. Los chicos siempre hacen fila para complacerla.

—¿Vas a jugar? —preguntó Louis.

Atrapada en mis propios pensamientos, no había notado cuando se acercó. —Nop. Esto es sólo de Sarina. —Además, no hacía nada que atrajera atención hacia mí.

—Esta noche debería ser todo sobre ti. Es tu cumpleaños, después de todo. —Hizo una pausa—. Feliz cumpleaños, _____.

—Gracias.

—¿Así que vas a quedarte aquí toda la noche viéndola jugar? — Louis hizo señas hacia el juego con sus pulgares enganchados a sus bolsillos. Si no lo conociera tan bien, diría que tramaba algo.

—Sistema de apoyo. Cuido de Sarina y ella cuida de mí. Laura y Marianne están por aquí, en algún lugar. —Visualicé la cocina, esperando por un segundo que aparecieran espontáneamente.

—Inteligentes, pero al mismo tiempo molestas. —Louis descansó su palma en la pared al lado de mi cabeza, pero mantuvo su cuerpo a una distancia prudente de mí. Cuando solía hacer eso, me atrapaba con su cuerpo, haciendo que mariposas revolotearan en mi estómago. Luego se inclinaría más y me besaría. Esos días ya eran parte del pasado —la atrapada, las mariposas, el revoloteo y los besos, especialmente los besos.

—Iba a pedirte que bailaras conmigo.

Hice como si examinaba alrededor. —¿A quién le quieres dar celos, Louis?

Retiró su mano y se rió, fuertemente. No, esa risa falsa que utilizaba en la cafetería con su chica de la semana. —Encuéntrame cuando Sarina termine de jugar.

Sarina lanzó sus brazos al aire y gritó al demoler otro equipo, otra más. A este punto, estaba segura que solamente la dejaban ganar para que continuara jugando. Louis desapareció.

Ella tomó uno de los vasos de cerveza que aún se encontraban en la mesa y se apartó, para la desdicha de los chicos que colgaban de ella a cada momento. Tomó medio vaso y me tendió el resto.

—Toma. Lau todavía es la conductora designada, ¿no?

—Sip. —Tomé el vaso de sus manos y lo terminé. Particularmente, no me importaba mucho el sabor, pero sólo cuando se trataba de cerveza en barril...

Disfruté la cálida sensación que la cerveza me provocó al rato. Las orillas difíciles de mi vida no parecían tan malas para ese entonces. La semana número dos del segundo semestre había traído consigo mi primera sesión individual con la Srta. Collins, ningún trabajo, y el miedo de que Zayn Malik cambiara de opinión y le contara a todo el mundo sobre mis cicatrices. Los dos habíamos vuelto a ignorarnos mutuamente. —Esta semana, la Srta. Collins me preguntó si bebía. Ya estoy muy cansada de mentirle.

Michael Blair, el anfitrión de la fiesta, pasó a nuestro lado con una bandeja llena de cerveza para otra ronda de Beer Pong. Sarina se robó dos y me pasó una a mí. —Los adultos quieren que les mintamos. Quieren vivir en sus perfectos munditos y pretender que no hacemos nada más que comer masa para galletas y ver reality shows en la tv.

Tomé un sorbo de la cerveza. —Pero en verdad sí comemos masa para galletas y vemos reality shows en la tv.
Sarina tropezó antes de entrecerrar sus ojos en mi dirección.

—Exactamente. Lo hacemos para atraparlos con la guardia baja.

Esa sensación cálida y confusa que me ayudaba a olvidar las orillas también atrasaba el proceso de pensamiento. Tuve que analizar lo que dijo dos veces. —Eso no tiene ningún sentido.

Ondeó su mano alrededor como si fuera a explicarme. Su mano continuó moviéndose, pero su boca se mantuvo cerrada. Finalmente, bajó la mano y tomó otro sorbo. —No tengo ni idea. Bailemos, cumpleañera.

Lanzamos nuestros vasos vacíos a la basura y nos movimos entre la gente hacia el origen de la música. Música... bailar... Louis había dicho que tenía que encontrarme con él. Abrí mi boca para decirle a Sarina cuando se detuvo de repente. —Quiero hacer pis. —Dobló a la izquierda y cerró la puerta del baño a su espalda.

Incliné mi hombro derecho contra la puerta e intenté escuchar arcadas. Nop, definitivamente estaba haciendo pis.

El dolor se acumuló en mi brazo izquierdo cuando alguien chocó contra mí y siguió caminando. Miré por encima de mi hombro. —¡Fíjate!

Una chica con largo cabello negro, vestida de negro de pie a cabeza y un arete en su nariz, caminó hacia mí. Se detuvo tan cerca que podía contar sus pestañas por encima de sus ojos inyectados en sangre.

—Quítate de mi camino y no habrá ningún problema.

De acuerdo. Era una completa gallina. Nunca en mi vida me he metido en una pelea. Hacía lo que fuera para que evitar que las personas me gritaran, y en las noches me acostaba preocupada de haber ofendido a alguien. Así que cuando esta chica con estilo de motociclista se quedó allí de pie con los brazos estirados a los lados, esperando por mi ingeniosa respuesta o que lanzara el primer golpe, consideré vomitar.

—Apártate, Lin. —dijo una profunda y ronca voz detrás de mí.

Mierda. Conocía esa voz.

La mirada de Lin la Motociclista se detuvo justo por encima de mi hombro.

—Me gritó.

—Tú chocaste con ella primero. —Zayn Malik se encontraba a mi lado. Sus bíceps tocaban mi hombro.

Las esquinas de la boca de Lin se estiraron. —No me habías dicho que te tirabas a _____ Emerson.

—Oh, Dios —gemí. Me conocía, y creía que lo “hacía” con él. La habitación se inclinó y la cálida y confusa sanación que tanto amaba se desvaneció. Feliz Cumpleaños a mí.

—Es mi tutora.

Me incliné contra la pared y deseé que todo dejara de moverse. —Como sea. Te veo afuera cuando termines de estudiar. —Lin, la chica Motociclista arqueó sus cejas y se alejó.

Fantástico. Otro rumor por el cual preocuparme. Necesitaba apartarme de él. Zayn Malik no significaba más que malas noticias. Primero se burló de mí. Después vio mis cicatrices. Además destruyó todas mis esperanzas para reparar el auto de Aires. Y luego hizo que las personas crean que lo estamos “haciendo”.

Intenté girar la perilla del baño, esperando poder acompañar a Sarina ahí dentro, pero no se abrió. Puertas con seguros eran una violación directa al sistema de apoyo. Que se jodan. Me separé de la pared y tropecé hasta la puerta trasera. Aire. Necesitaba muchísimo aire.

Inhalé profundamente en el momento en que salí al patio. El aire frío quemó mis pulmones e inmediatamente heló la piel expuesta en mi cuello y rostro. Escuché risas y voces en la oscuridad más allá del límite del patio. Probablemente eran los drogadictos fumando su mierda.

—¿Acaso tienes algún tipo de problema con las chaquetas?

Joder. ¿Por qué no podía deshacerme de él? Me giré y casi choqué contra Zayn. La profunda percepción y la cerveza obviamente no estaban relacionadas.

—¿Estás empeñado en arruinar mi vida? —Cállate, _____—. Es decir, ¿no tienes nada más por hacer que destruirme? —Suficiente. Puedes parar en cualquier momento—. ¿Viniste a esta fiesta a contarles a todos de mis cicatrices? —Y oficialmente me convertí en el claro ejemplo de por qué los adolescentes no deben beber.

Lo miré fijamente a los ojos y esperé por su respuesta. No nos movimos. Santo Dios, Sarina y Laura tenían razón. Él era ardiente. ¿Cómo pude dejar pasar un cuerpo tan marcado como éste? Su chaqueta con la cremallera abierta exponía su camisa, tan apretada que podía ver la curva de sus músculos. Y esos ojos castaño oscuro...

Zayn enderezó su cabeza y respondió calmadamente. —No.

Una brisa helada barrió por el patio, causándome escalofríos. Zayn se sacudió su chaqueta de cuero negra y la colocó sobre mis hombros.

—¿Cómo vas a darme clases si te da una jodida neumonía?

Alcé una ceja. Qué extraña combinación entre gesto romántico y palabras tan horriblemente crudas. Apreté su chaqueta, resistiéndome a las ganas de cerrar mis ojos cuando una dulce y húmeda esencia me rodeó. Mi mente lenta se aceleró. —Esa es la segunda vez que menciones las tutorías.

Introdujo sus manos en los bolsillos. Y su cabello cayó sobre sus ojos, bloqueando mi nueva vista favorita. —Es bueno saber que tu mente aún funcione incluso cuando estás jodida.

—Utilizas mucho es palabra. —Me tambaleé. Tal vez no necesitaba espacio. Lo que necesitaba era una pared. Me tropecé e incliné mi espalda contra el frío ladrillo. Una pequeña parte de mi cerebro cantaba “sistema de apoyo” una y otra vez. Sí, iré por ello —en un rato.

Zayn me siguió y se detuvo a solo unos centímetros frente a mí. Tan cerca que el calor de su cuerpo envolvía cada parte del mío.

—¿Qué palabra?

—Esa que comienza en j. —Wow. Se encontraba mucho más cerca de mí de lo que Louis había estado más temprano. Tan cerca que, si quería, podría besarme.

Sus ojos buscaron los míos y luego bajaron a inspeccionar el resto de mi cuerpo. Debí decirle que se detuviera o hacer algún comentario sarcástico, o al menos sentirme degradada, pero nada de eso ocurrió. No hasta que sus labios se levantaron.

—¿Tengo tu aprobación? —pregunté sarcásticamente.

Se rió. —Sí. —Me gustaba su risa profunda. Le hacía cosquillas a mi interior.

—Estás drogado. —Porque nadie en su sano juicio me encontraría atractiva. Especialmente cuando esa persona había visto las abominables cicatrices.

—Aún no, pero planeo estarlo. ¿Quieres venir?

No necesitaba utilizar todo mi cerebro para esa respuesta. —No. Me gustan las células de mi cerebro. Las encuentro muy útiles cuando tengo que... oh, no lo sé... pensar.

Su sonrisa maliciosa me hizo sonreír. No la falsa, mi verdadera sonrisa.

—Gracioso. —En un movimiento tan rápido como la luz, colocó ambas manos en la pared de ladrillos, atrapándome con su cuerpo. Se inclinó sobre mí y mi corazón latió a una velocidad que ni siquiera sabía que existía. Su cálido aliento acarició mi cuello, derritiéndose en mi piel helada. Ladeé la cabeza, esperando por el sólido calor de su cuerpo contra el mío. De nuevo pude ver sus ojos, y esos orbes oscuros gritaban hambre—. Escuché un rumor.

—¿Qué escuchaste? —luché para decir.

—Es tu cumpleaños.

Hablar así de aterrorizada rompería el hechizo, así que lamí mis labios secos y asentí.

—Feliz cumpleaños. —Zayn llevó sus labios más cerca de los míos; ese aroma dulce y húmedo me abrumaba los sentidos. Casi podía saborear sus labios cuando, inesperadamente, se apartó, inhalando profundo. El aire frío me trajo de vuelta a la tierra de la sobriedad.

Llevó una mano por mi rostro antes de dirigirse al límite de los árboles. —Te veo pronto, _____ Emerson.

—Espera. —Comencé a quitarme su chaqueta—. Olvidaste esto.

—Quédatela —dijo sin mirar atrás—. Iré a buscarla el lunes. Cuando discutamos las tutorías.

Y Zayn Malik, chico drogadicto que utiliza chicas y actúa como salvador al prestar su chaqueta, se desvaneció en las sombras.


Última edición por RoseFletcher el Sáb 23 Mar 2013, 2:14 am, editado 1 vez
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