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"Mia Para Siempre" Nick J. y Tu Terminada
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Re: "Mia Para Siempre" Nick J. y Tu Terminada
hey chicas!!!
mis niñas aki vengo a dejarles su cap!! espero q les guste! aaa cometi un pequeñito error! :P el cap pasado era la parte 1 y le puse (2/2) asi q esta q viene el la segunda parte ok! bueno la adoro!!
___ había cogido a Kevin por sorpresa, pero con Nick no tuvo la misma suerte. El vampiro ni siquiera fingió que no la había oído llegar. De hecho, ___ se preguntaba si habría sentido su presencia mucho antes de que ella entrase en la biblioteca. De algún modo, sabía que lo encontraría allí.
Nick le daba la espalda, estaba mirando por la ventana. Ella vio su propio reflejo en el cristal.
—Buenas noches, ___.
¿Lo eran? Estaba viva. Su familia había salido ilesa del ataque, pero su padre, Kevin y el resto de los hombres de la casa, a excepción del que no podía exponerse a los rayos del sol, se habían pasado la mañana ocupándose de los cadáveres de los tipos que habían ido a matarles. ___ no sabía si la noche iba a acabar bien, pero sin duda era mucho mejor que el día que la había precedido.
Claro que Nick, tan pronto como se puso el sol, salió a perseguir al líder de la banda. Más tarde le preguntaría sobre eso. Primero tenía que soltar toda la amargura que llevaba dentro.
—Seiscientos años. —A pesar del sarcasmo de sus palabras, entró en la habitación con suavidad—. Seguro que es todo un récord.
Él la miró por encima del hombro, con sus facciones sólo iluminadas por un halo de luz muy tenue.
—¿Un récord de qué?
—De sentir lástima por uno mismo —contestó ella, y la amargura le inundó la lengua—. Dudo que yo pudiera aguantar tanto tiempo.
Si había conseguido penetrar su dura armadura, Nick no dio signos de ello.
—¿Estás enfadada porque mi existencia ha sido demasiado larga o porque la tuya es demasiado corta?
¡Maldito fuera por saber exactamente lo que sentía, por saber cómo hacerle más daño!
—Por ambas cosas. ¿Es así como lo ves?, ¿como una mera existencia?
Nick por fin se dio la vuelta para mirarla. Su bello rostro era la imagen de la fatiga y la resignación. ___ no iba a sentir lástima por él. No lo haría.
—¿Cómo quieres que lo diga?
—¿Qué te parecería «vida»? —___ no pudo evitar sonar enfadada—. ¿O «regalo»? Si yo tuviera toda la eternidad a mi alcance, me aseguraría de aprovecharla.
Él curvó los labios.
—¿Como has hecho todo este tiempo? No es la cantidad de tiempo lo que importa, ___. Es lo que haces con él.
A ___ le dolieron sus palabras, pero fingió que no le entendía.
—¿Qué has hecho tú con el tuyo? ¿Pasarte todos estos años haciendo penitencia por una mujer que no te quería y escondiéndote detrás de una Iglesia que te desprecia?
Durante un segundo, un solo instante, algo brilló en lo más profundo de aquellos ojos dorados y ___ se acordó de que él no era un hombre como los demás.
—He estado buscando mi salvación, mi grial, si quieres llamarlo así. He intentado por todos los medios no encariñarme con la gente que me rodea, porque cuando quiero a alguien acaba muriéndose. Siempre se mueren. La eternidad también puede ser una maldición.
___ no había pensado en eso. Tenía que ser horrible sentirse tan solo. Pero ¿no era eso también parte de la vida? Nadie sabía con seguridad cuánto tiempo iba a vivir. Ella lo había asumido hacía mucho tiempo.
Nick la miró con tanto dolor y tanta vulnerabilidad en los ojos que incluso dolía mirarlo.
—Resiéntete de mi inmortalidad si quieres, pero me cambiaría por ti en este mismo instante. Así no tendría que saber lo que será vivir en esta oscuridad sin ti.
—Tú... —Le tembló la voz. Se le hizo un nudo en el estómago. Incluso sus pulmones reaccionaron ante esa confesión y se negaron a funcionar—. Mentiroso.
Con los brazos relajados a ambos lados del cuerpo, Nick sea cercó a ella, sin dejar de mirarla ni un segundo.
—¿Es tan difícil de creer?
___ tragó saliva. Quería apartarse pero no podía. ¿Por qué no la obedecían sus piernas?
—Sí. Dirías cualquier cosa para conseguir lo que quieres.
—Si tan mala opinión tienes de mí, respóndeme a esto: ¿por qué iba a perder el tiempo con palabras si puedo conseguir con facilidad todo lo que quiero?
Volvió a tragar saliva.
—Porque tal vez quieres algo que no puedes tener.
—¿Como tu corazón tal vez? —Estaba muy cerca—. ¿Tu alma?
___ asintió.
Nick sonrió, lleno de tristeza.
—Pero si es así, tendrías que creer que significas algo para mí, que de verdad siento algo por ti; y tú no quieres creer eso, ¿verdad?
Maldito fuera.
Estaba lo bastante cerca como para tocarla, y lo hizo. Le rodeó la mejilla con su cálida y fuerte mano, y su preciosa mirada estudió su rostro.
—Sea lo que sea, ___, tienes que asumir que siento algo por ti, a pesar de lo que tú pienses de mí.
—Es demasiado pronto para que sientas algo por mí. —Su voz sonaba ronca, le costaba hablar. Por Dios santo, ¿qué quería que le dijera?
—Sentí algo por ti desde el primer momento en que te vi; intentabas parecer valiente con aquel vestido rojo, pero estabas hecha un manojo de nervios.
___ luchó por mantenerse firme ante sus reveladoras palabras.
—Debiste de pensar que éramos un suculento banquete.
Nick ladeó la cabeza y la miró divertido y apenado al mismo tiempo.
—A la única que quise morder fue a ti. —Le rodeó la nuca con los dedos y la acercó hacia él, sin forzarla. Si quería podía apartarse.
No lo hizo.
—Esa noche te mordí, ¿te acuerdas?
___ abrió los ojos sorprendida. ¡No se lo había imaginado!
—Mi mano.
Nick asintió.
—No quería que pasara pero... no pude controlarme.
___ se sonrojó. Quería estar enfadada con él, pero le resultaba imposible. Contaba con que él le mintiera, la engañara, incluso la amenazara, pero no esperaba que jugara con sus sentimientos. Puede que estuviera fingiendo, pero parecía tan sincero... Sólo había un modo de saber si era verdad lo que decía... de descubrir la verdad sobre su especie.
—¿Podrías convertirme en lo que tú eres?
Nick se tensó.
—¿A qué te refieres?
—Si la soledad de la inmortalidad es tan horrible, si yo significo tanto para ti, ¿no podrías beberte mi sangre igual que en Drácula?¿Podría convertirme en vampiro? ¿Podrías transformarme?
Fue como si lo hubieran abofeteado, como si ella lo hubiera herido de algún modo.
—Podría hacerlo. Podrías transformarte, pero no lo haré. —Apartó la mano de su nuca.
Dios, era como si le hubiera pedido que la matara. Nick lo decía en serio. Cada palabra.
—Nick... —Debería disculparse, pero no tenía ni idea de qué decir.
—No lo haré porque me importas, ___, porque siento algo por ti.—Se apartó de ella de golpe y llegó a la puerta en un instante—.Nunca podría perdonarme convertirte en lo que yo soy. No quiero convertirte en un monstruo, o en algo peor.
Estaba tan herido, que ___ podía palpar su dolor.
—¿Fue eso lo que le pasó a Miley?
Nick asintió, y su bello rostro se tensó por los remordimientos. Los celos se agolparon contra las costillas de ___ de un modo hiriente y doloroso. Miley llevaba muchos siglos muerta. No era ninguna amenaza. Pero habría otras mujeres. Cuando ella se convirtiera en polvo, Nick seguiría andando por la faz de la Tierra y, tarde o temprano, encontraría a alguien. Alguien que viviría lo suficiente como para significar algo para él.
—Miley era una ferviente seguidora de Dios. —Con los dedos acariciaba el lomo de un libro que no le interesaba lo más mínimo. Tenía la mirada perdida, fija en algún lugar de su memoria—. Creí que la pasión que sentía por mí era mayor, pero me equivoqué.
—No entiendo por qué Miley creyó que tenía que elegir.
Nick levantó la cabeza de golpe, como si se hubiera olvidado de que ___ estaba allí. Los celos volvieron a apresarla.
—Miley creía que yo era una abominación. Yo era la antítesis de todo aquello en lo que ella creía.
Sí, aquella mujer era una imbécil.
—¿Por qué? ¿Habías renegado de Dios? ¿Te convertiste en un discípulo de Satanás?
Nick pareció ofendido.
—No, pero mi comportamiento tampoco era el de un católico muy devoto.
—Eras un mercenario. Supongo que el pecado no era desconocido para ti.
Ante ese comentario, Nick se rió y ___ esbozó una sonrisa de satisfacción.
—No, no lo era. Pero cuando era mercenario no cazaba a humanos para alimentarme de ellos.
—El señor Darwin podría argumentar que lo que ha pasado es que, sencillamente, has evolucionado. Un paso más en la cadena alimentaria, más o menos.
—La Iglesia no acepta las teorías de Darwin.
—La Iglesia no se aceptaría a sí misma si se diera cuenta de las atrocidades que se han cometido en el nombre de Dios.
A partir de ese momento, Nick empezó a mirar de otro modo, y ___ se sintió muy halagada.
—¿Ahora eres una hereje, ___, o una filósofa?
¿Se estaba burlando de ella?
—El que hayas vivido mucho más que yo no significa que puedas ser condescendiente conmigo, Nick. Estamos a las puertas del siglo veinte, ¿sabes? A lo mejor te apetecería unirte al resto de nosotros y vivir un poco.
Nick la miró a los ojos y empezó a sonreír.
—No me tienes ni un poquito de miedo, ¿a que no?
___ se encogió de hombros. No, ni el más mínimo. Tal vez debería tenérselo, pero con él se sentía mejor que con toda su familia.
—Lo peor que me podrías hacer sería matarme.
Él dejó de sonreír y la miró horrorizado. ___ lamentó en seguida esas palabras.
—No lo haría.
—No me importaría. —Trató de sonreír pero no lo logró—. Mi cuerpo ya lo está haciendo. Así que no, no te tengo miedo.
—Matarte no es lo peor que podría hacerte un hombre, ___.
Estaba haciéndolo otra vez; tratarla como si fuera una niña pequeña, o idiota.
—¿Te refieres a la violación? No pareces el tipo de hombre que hace esas cosas tan malas.
—En cierto modo... violé a Miley.
Por el modo en que lo dijo, ___ supo que, por encima de todo, se sentía culpable. Había traicionado a alguien a quien quería, y para él ése era el peor de los pecados.
—Estabas desesperado, y si Miley no hubiera sido tan idiota no habría hecho lo que hizo. ¿Quieres violarme, Nick?
—Dios, no. —Parecía estar pasándolo muy mal.
—Entonces, ¿por qué estamos hablando de eso? Pasó hace seis siglos. Creo que ambos sabemos que si te esforzaras un poco me convencerías en seguida. —Oh, Dios, ¿había dicho eso?
Nick estaba aún más sorprendido que ella misma.
—No lo dices en serio.
—Es evidente que leer la mente no es una de tus habilidades de vampiro. —¿Qué tenía aquel hombre que la volvía tan atrevida?
Nick se quedó boquiabierto. Se puso tan nervioso como un niño de coro. Lo único que podía perder ___ siendo tan sincera con él era su orgullo, y saberlo sólo le dio ánimos.
Se acercó a él para poder sentir el calor que emanaba de su cuerpo. El señor Stoker se había equivocado al decir que los vampiros estaban fríos. Si Nick era un ejemplo, eran en realidad muy cálidos.
—Si te acercaras a mí como lo hiciste con Miley, yo no te rechazaría.
Nick palideció de golpe.
—No digas eso.
___ abrió la boca, pero él la detuvo.
—Antes me has preguntado cuáles eran mis puntos débiles.
—El veneno y la luz del sol. —A ___ le tembló el labio inferior. Se había portado tan mal con él...—. Y aun así, por mí te arriesgaste a sufrir ambos. —Dios, ¡cuánto daño podría haberle hecho ese veneno! ¿Qué heridas le había causado el sol? Lo único que ella vio fueron las quemaduras en la nariz y en sus mejillas. ¿Tenía otras más graves? Nick le había dicho que su aspecto podría haberle causado pesadillas de por vida.
—Haría cualquier cosa para protegerte, y eso incluye protegerte de mí mismo, porque para mí tú eres mi mayor debilidad, ___. Seguro que me arrepentiré de habértelo dicho, pero no puedo evitarlo.
A ___ se le hizo un nudo en la garganta.
—Es irónico, ¿no crees? Tú tienes todo el tiempo del mundo y el mío se está acabando. Al parecer, Dios tiene un extraño sentido del humor.
Nick sonrió triste.
—No estoy seguro de que Él tenga nada que ver con todo esto.
Se quedaron mirándose el uno al otro durante un rato. ___ no podría explicar lo que pasó entre ellos, pero se sintió más tranquila, y se alegró de que Nick hubiera aparecido en su vida. Era algo por lo que merecía disfrutar del poco tiempo que le quedaba.
—Aún hay un par de cosas que me gustaría hacer. ¿Querrás ayudarme?
—Por supuesto.
—Dijiste que me enseñarías a conducir.
Nick sonrió.
—Sí, lo dije. ¿Estás lista para aprender?
Más contenta de lo que se había sentido en muchos meses, ___le devolvió la sonrisa.
—La cuestión es, ¿estás listo para enseñarme?
mis niñas aki vengo a dejarles su cap!! espero q les guste! aaa cometi un pequeñito error! :P el cap pasado era la parte 1 y le puse (2/2) asi q esta q viene el la segunda parte ok! bueno la adoro!!
Capitulo 16 (2/2)
___ había cogido a Kevin por sorpresa, pero con Nick no tuvo la misma suerte. El vampiro ni siquiera fingió que no la había oído llegar. De hecho, ___ se preguntaba si habría sentido su presencia mucho antes de que ella entrase en la biblioteca. De algún modo, sabía que lo encontraría allí.
Nick le daba la espalda, estaba mirando por la ventana. Ella vio su propio reflejo en el cristal.
—Buenas noches, ___.
¿Lo eran? Estaba viva. Su familia había salido ilesa del ataque, pero su padre, Kevin y el resto de los hombres de la casa, a excepción del que no podía exponerse a los rayos del sol, se habían pasado la mañana ocupándose de los cadáveres de los tipos que habían ido a matarles. ___ no sabía si la noche iba a acabar bien, pero sin duda era mucho mejor que el día que la había precedido.
Claro que Nick, tan pronto como se puso el sol, salió a perseguir al líder de la banda. Más tarde le preguntaría sobre eso. Primero tenía que soltar toda la amargura que llevaba dentro.
—Seiscientos años. —A pesar del sarcasmo de sus palabras, entró en la habitación con suavidad—. Seguro que es todo un récord.
Él la miró por encima del hombro, con sus facciones sólo iluminadas por un halo de luz muy tenue.
—¿Un récord de qué?
—De sentir lástima por uno mismo —contestó ella, y la amargura le inundó la lengua—. Dudo que yo pudiera aguantar tanto tiempo.
Si había conseguido penetrar su dura armadura, Nick no dio signos de ello.
—¿Estás enfadada porque mi existencia ha sido demasiado larga o porque la tuya es demasiado corta?
¡Maldito fuera por saber exactamente lo que sentía, por saber cómo hacerle más daño!
—Por ambas cosas. ¿Es así como lo ves?, ¿como una mera existencia?
Nick por fin se dio la vuelta para mirarla. Su bello rostro era la imagen de la fatiga y la resignación. ___ no iba a sentir lástima por él. No lo haría.
—¿Cómo quieres que lo diga?
—¿Qué te parecería «vida»? —___ no pudo evitar sonar enfadada—. ¿O «regalo»? Si yo tuviera toda la eternidad a mi alcance, me aseguraría de aprovecharla.
Él curvó los labios.
—¿Como has hecho todo este tiempo? No es la cantidad de tiempo lo que importa, ___. Es lo que haces con él.
A ___ le dolieron sus palabras, pero fingió que no le entendía.
—¿Qué has hecho tú con el tuyo? ¿Pasarte todos estos años haciendo penitencia por una mujer que no te quería y escondiéndote detrás de una Iglesia que te desprecia?
Durante un segundo, un solo instante, algo brilló en lo más profundo de aquellos ojos dorados y ___ se acordó de que él no era un hombre como los demás.
—He estado buscando mi salvación, mi grial, si quieres llamarlo así. He intentado por todos los medios no encariñarme con la gente que me rodea, porque cuando quiero a alguien acaba muriéndose. Siempre se mueren. La eternidad también puede ser una maldición.
___ no había pensado en eso. Tenía que ser horrible sentirse tan solo. Pero ¿no era eso también parte de la vida? Nadie sabía con seguridad cuánto tiempo iba a vivir. Ella lo había asumido hacía mucho tiempo.
Nick la miró con tanto dolor y tanta vulnerabilidad en los ojos que incluso dolía mirarlo.
—Resiéntete de mi inmortalidad si quieres, pero me cambiaría por ti en este mismo instante. Así no tendría que saber lo que será vivir en esta oscuridad sin ti.
—Tú... —Le tembló la voz. Se le hizo un nudo en el estómago. Incluso sus pulmones reaccionaron ante esa confesión y se negaron a funcionar—. Mentiroso.
Con los brazos relajados a ambos lados del cuerpo, Nick sea cercó a ella, sin dejar de mirarla ni un segundo.
—¿Es tan difícil de creer?
___ tragó saliva. Quería apartarse pero no podía. ¿Por qué no la obedecían sus piernas?
—Sí. Dirías cualquier cosa para conseguir lo que quieres.
—Si tan mala opinión tienes de mí, respóndeme a esto: ¿por qué iba a perder el tiempo con palabras si puedo conseguir con facilidad todo lo que quiero?
Volvió a tragar saliva.
—Porque tal vez quieres algo que no puedes tener.
—¿Como tu corazón tal vez? —Estaba muy cerca—. ¿Tu alma?
___ asintió.
Nick sonrió, lleno de tristeza.
—Pero si es así, tendrías que creer que significas algo para mí, que de verdad siento algo por ti; y tú no quieres creer eso, ¿verdad?
Maldito fuera.
Estaba lo bastante cerca como para tocarla, y lo hizo. Le rodeó la mejilla con su cálida y fuerte mano, y su preciosa mirada estudió su rostro.
—Sea lo que sea, ___, tienes que asumir que siento algo por ti, a pesar de lo que tú pienses de mí.
—Es demasiado pronto para que sientas algo por mí. —Su voz sonaba ronca, le costaba hablar. Por Dios santo, ¿qué quería que le dijera?
—Sentí algo por ti desde el primer momento en que te vi; intentabas parecer valiente con aquel vestido rojo, pero estabas hecha un manojo de nervios.
___ luchó por mantenerse firme ante sus reveladoras palabras.
—Debiste de pensar que éramos un suculento banquete.
Nick ladeó la cabeza y la miró divertido y apenado al mismo tiempo.
—A la única que quise morder fue a ti. —Le rodeó la nuca con los dedos y la acercó hacia él, sin forzarla. Si quería podía apartarse.
No lo hizo.
—Esa noche te mordí, ¿te acuerdas?
___ abrió los ojos sorprendida. ¡No se lo había imaginado!
—Mi mano.
Nick asintió.
—No quería que pasara pero... no pude controlarme.
___ se sonrojó. Quería estar enfadada con él, pero le resultaba imposible. Contaba con que él le mintiera, la engañara, incluso la amenazara, pero no esperaba que jugara con sus sentimientos. Puede que estuviera fingiendo, pero parecía tan sincero... Sólo había un modo de saber si era verdad lo que decía... de descubrir la verdad sobre su especie.
—¿Podrías convertirme en lo que tú eres?
Nick se tensó.
—¿A qué te refieres?
—Si la soledad de la inmortalidad es tan horrible, si yo significo tanto para ti, ¿no podrías beberte mi sangre igual que en Drácula?¿Podría convertirme en vampiro? ¿Podrías transformarme?
Fue como si lo hubieran abofeteado, como si ella lo hubiera herido de algún modo.
—Podría hacerlo. Podrías transformarte, pero no lo haré. —Apartó la mano de su nuca.
Dios, era como si le hubiera pedido que la matara. Nick lo decía en serio. Cada palabra.
—Nick... —Debería disculparse, pero no tenía ni idea de qué decir.
—No lo haré porque me importas, ___, porque siento algo por ti.—Se apartó de ella de golpe y llegó a la puerta en un instante—.Nunca podría perdonarme convertirte en lo que yo soy. No quiero convertirte en un monstruo, o en algo peor.
Estaba tan herido, que ___ podía palpar su dolor.
—¿Fue eso lo que le pasó a Miley?
Nick asintió, y su bello rostro se tensó por los remordimientos. Los celos se agolparon contra las costillas de ___ de un modo hiriente y doloroso. Miley llevaba muchos siglos muerta. No era ninguna amenaza. Pero habría otras mujeres. Cuando ella se convirtiera en polvo, Nick seguiría andando por la faz de la Tierra y, tarde o temprano, encontraría a alguien. Alguien que viviría lo suficiente como para significar algo para él.
—Miley era una ferviente seguidora de Dios. —Con los dedos acariciaba el lomo de un libro que no le interesaba lo más mínimo. Tenía la mirada perdida, fija en algún lugar de su memoria—. Creí que la pasión que sentía por mí era mayor, pero me equivoqué.
—No entiendo por qué Miley creyó que tenía que elegir.
Nick levantó la cabeza de golpe, como si se hubiera olvidado de que ___ estaba allí. Los celos volvieron a apresarla.
—Miley creía que yo era una abominación. Yo era la antítesis de todo aquello en lo que ella creía.
Sí, aquella mujer era una imbécil.
—¿Por qué? ¿Habías renegado de Dios? ¿Te convertiste en un discípulo de Satanás?
Nick pareció ofendido.
—No, pero mi comportamiento tampoco era el de un católico muy devoto.
—Eras un mercenario. Supongo que el pecado no era desconocido para ti.
Ante ese comentario, Nick se rió y ___ esbozó una sonrisa de satisfacción.
—No, no lo era. Pero cuando era mercenario no cazaba a humanos para alimentarme de ellos.
—El señor Darwin podría argumentar que lo que ha pasado es que, sencillamente, has evolucionado. Un paso más en la cadena alimentaria, más o menos.
—La Iglesia no acepta las teorías de Darwin.
—La Iglesia no se aceptaría a sí misma si se diera cuenta de las atrocidades que se han cometido en el nombre de Dios.
A partir de ese momento, Nick empezó a mirar de otro modo, y ___ se sintió muy halagada.
—¿Ahora eres una hereje, ___, o una filósofa?
¿Se estaba burlando de ella?
—El que hayas vivido mucho más que yo no significa que puedas ser condescendiente conmigo, Nick. Estamos a las puertas del siglo veinte, ¿sabes? A lo mejor te apetecería unirte al resto de nosotros y vivir un poco.
Nick la miró a los ojos y empezó a sonreír.
—No me tienes ni un poquito de miedo, ¿a que no?
___ se encogió de hombros. No, ni el más mínimo. Tal vez debería tenérselo, pero con él se sentía mejor que con toda su familia.
—Lo peor que me podrías hacer sería matarme.
Él dejó de sonreír y la miró horrorizado. ___ lamentó en seguida esas palabras.
—No lo haría.
—No me importaría. —Trató de sonreír pero no lo logró—. Mi cuerpo ya lo está haciendo. Así que no, no te tengo miedo.
—Matarte no es lo peor que podría hacerte un hombre, ___.
Estaba haciéndolo otra vez; tratarla como si fuera una niña pequeña, o idiota.
—¿Te refieres a la violación? No pareces el tipo de hombre que hace esas cosas tan malas.
—En cierto modo... violé a Miley.
Por el modo en que lo dijo, ___ supo que, por encima de todo, se sentía culpable. Había traicionado a alguien a quien quería, y para él ése era el peor de los pecados.
—Estabas desesperado, y si Miley no hubiera sido tan idiota no habría hecho lo que hizo. ¿Quieres violarme, Nick?
—Dios, no. —Parecía estar pasándolo muy mal.
—Entonces, ¿por qué estamos hablando de eso? Pasó hace seis siglos. Creo que ambos sabemos que si te esforzaras un poco me convencerías en seguida. —Oh, Dios, ¿había dicho eso?
Nick estaba aún más sorprendido que ella misma.
—No lo dices en serio.
—Es evidente que leer la mente no es una de tus habilidades de vampiro. —¿Qué tenía aquel hombre que la volvía tan atrevida?
Nick se quedó boquiabierto. Se puso tan nervioso como un niño de coro. Lo único que podía perder ___ siendo tan sincera con él era su orgullo, y saberlo sólo le dio ánimos.
Se acercó a él para poder sentir el calor que emanaba de su cuerpo. El señor Stoker se había equivocado al decir que los vampiros estaban fríos. Si Nick era un ejemplo, eran en realidad muy cálidos.
—Si te acercaras a mí como lo hiciste con Miley, yo no te rechazaría.
Nick palideció de golpe.
—No digas eso.
___ abrió la boca, pero él la detuvo.
—Antes me has preguntado cuáles eran mis puntos débiles.
—El veneno y la luz del sol. —A ___ le tembló el labio inferior. Se había portado tan mal con él...—. Y aun así, por mí te arriesgaste a sufrir ambos. —Dios, ¡cuánto daño podría haberle hecho ese veneno! ¿Qué heridas le había causado el sol? Lo único que ella vio fueron las quemaduras en la nariz y en sus mejillas. ¿Tenía otras más graves? Nick le había dicho que su aspecto podría haberle causado pesadillas de por vida.
—Haría cualquier cosa para protegerte, y eso incluye protegerte de mí mismo, porque para mí tú eres mi mayor debilidad, ___. Seguro que me arrepentiré de habértelo dicho, pero no puedo evitarlo.
A ___ se le hizo un nudo en la garganta.
—Es irónico, ¿no crees? Tú tienes todo el tiempo del mundo y el mío se está acabando. Al parecer, Dios tiene un extraño sentido del humor.
Nick sonrió triste.
—No estoy seguro de que Él tenga nada que ver con todo esto.
Se quedaron mirándose el uno al otro durante un rato. ___ no podría explicar lo que pasó entre ellos, pero se sintió más tranquila, y se alegró de que Nick hubiera aparecido en su vida. Era algo por lo que merecía disfrutar del poco tiempo que le quedaba.
—Aún hay un par de cosas que me gustaría hacer. ¿Querrás ayudarme?
—Por supuesto.
—Dijiste que me enseñarías a conducir.
Nick sonrió.
—Sí, lo dije. ¿Estás lista para aprender?
Más contenta de lo que se había sentido en muchos meses, ___le devolvió la sonrisa.
—La cuestión es, ¿estás listo para enseñarme?
Andrea P. Jonas:)
Re: "Mia Para Siempre" Nick J. y Tu Terminada
SIGUELA!!!!!Mori que tierno sabía que era su debilidad ja!!
SIGUELA!!!!!!!!!
SIGUELA!!!!!!!!!
Pamm Jonas
Re: "Mia Para Siempre" Nick J. y Tu Terminada
AAAII NICK ES UM AMOOORRRR!!!.. PERO DEBE COMPRENDER QUE QUEREMOS ESTAR CON ELLLL!!!!!!!!
AAII OTRO CAAAPIIISS
AAII OTRO CAAAPIIISS
chelis
Re: "Mia Para Siempre" Nick J. y Tu Terminada
mori con este capitulo
la debilidad de nick es la rayis_____
adoro cada vez mas esta novela
es la mejor y unica
super lindaaaaaa
siguela por favor
la debilidad de nick es la rayis_____
adoro cada vez mas esta novela
es la mejor y unica
super lindaaaaaa
siguela por favor
ElitzJb
Re: "Mia Para Siempre" Nick J. y Tu Terminada
holas chicas como estan!! espero q esten muuut bien!! :D
hoy pude pasar a ponerles cap un poco mas temprano!! espero q les guste!!!
–¿Qué poderes tienes?
Nick estaba convencido de que esa pregunta era sólo una técnica de despiste para que no se diera cuenta de lo rápido que conducía. Respondió sin mirarla y mantuvo la vista fija en la carretera.
—¿A qué te refieres? —¿Conducía adrede tan de prisa o no sabía hacerlo de otro modo?
___ lo miró, sin plantearse que debía mantener la vista en el camino.
—Me refiero a tus poderes como vampiro.
—Mira la carretera, por favor. —Tal vez él fuera casi invulnerable, pero ella no lo era, ni tampoco ninguno de los animales que había por allí—. Deberías disminuir la velocidad, hay un conejo más adelante.
—No veo ninguno. —Pero redujo de todos modos, y él obtuvo la respuesta a su pregunta. Conducía rápido a propósito.
—Entonces supongo que ése es uno de mis poderes. —Sonrió—.Qué raro. Tengo el poder de ver un conejo en una carretera oscura.
___ se rió. Entonces pasaron al lado de un conejo y se quedó boquiabierta. ¿Acaso no le había creído?
De repente estaba muy interesada en ese tema.
—¿Qué más?
Nick le contó lo de su agudo sentido del olfato, su intuición, su excelente audición, su rapidez. En todos los siglos que llevaba de vida, nunca le había contado eso a nadie, pero con ___ lo hizo. Quería compartirlo todo con ella, pero no disponían de suficiente tiempo juntos como para explicarle lo que le había pasado en los últimos seiscientos años. Claro que ser capaz de romperle el cuello a un hombre con sólo chasquear los dedos podía resumirse diciendo que tenía una fuerza sobrenatural.
—Y puedo volar.
El coche dio un bandazo y a Nick le subió el estómago hasta la garganta.
—¿Qué? ¿En serio?
Después de todo lo que le había contado, Nick no entendía por qué eso en concreto le parecía tan maravilloso. Tal vez fuera porque era lo único que ella no lograba imaginarse.
—Sí. Y por favor, no vuelvas a hacer eso.
Ahora circulaba más cauta y más concentrada en la carretera.
—Supongo que conducir debe de parecerte muy aburrido.
—En circunstancias normales, me gusta conducir.
___ se rió y se arriesgó a mirarlo.
—¿En circunstancias normales?
—Digamos que el que no me preocupe morir me está ayudando a superar este momento. —Maldición. Era muy cruel decirle eso a una mujer a la que le quedaba poco tiempo de vida.
Pero ___ no se enfadó, al menos a él no le pareció que lo hiciera. Pero llevó el Daimler hasta un lateral de la carretera. Nick supo que tenía problemas cuando ella detuvo el motor. Se estaba muy tranquilo allí fuera. Muy tranquilo y aislado.
___ se volvió hacia él en el asiento para poder verlo y, aunque en la oscuridad la visión de él era mucho más aguda que la de ella, Nick se puso nervioso al sentir su mirada clavada en la suya.
—¿Y qué es lo que te preocupa?
¿Morderla contaba? ¿Se reiría si le confesara lo nervioso que se ponía cuando estaban juntos?
—Me preocupa esta maldición. Me preocupa que mi alma nunca entre en el cielo.
—No puedes proteger a todo el mundo de esta... —sacudió la mano— ... maldición, como tú la llamas.
«Puedo protegerte a ti.» Fue lo bastante cauto como para no decirlo en voz alta.
—Puedo proteger a unos cuantos.
___ meditó esa frase durante un rato sin dejar de mirarle ni un instante. Desde que había nacido, Nick nunca había deseado tanto escapar a un escrutinio como entonces.
—¿Se te ha ocurrido pensar que es un regalo y no una maldición?
El se burló de la pregunta.
—Me recuerdas a Molyneux.
Se suponía que era un insulto, pero ___ no se sintió ofendida en lo más mínimo.
—El padre Molyneux es un hombre inteligente.
Nick sonrió al escuchar su respuesta.
—Es un optimista empedernido.
—Y tú un pesimista.
—Sí.
___ extendió los brazos como si quisiera abrazar el mundo entero.
—Se te ha dado todo esto y para ti es una maldición. ¿Qué pasaba con los humanos que se empecinaban en burlarse de la muerte?
—¿Qué alternativa me queda?
—A Jesucristo también se le garantizó la inmortalidad.
Ante la blasfema comparación, Nick se quedó sin habla.
—Cristo nunca bebió sangre de nadie.
—No, pero ofreció la suya a sus discípulos.
—En sentido figurado. No es lo mismo.
—¿Por qué? ¿Porque lo dices tú? —Ella se obstinaba en no darle la razón.
—No, porque si yo ofrezco mi sangre a alguien, se convertirá en vampiro.
—¿Y eso es horrible porque...?
Aún no había logrado convencerla.
—Porque nos alimentamos de humanos.
—¿Así que sois unos demonios bebedores de sangre? ¿Unos asesinos sin corazón?
¿Por qué le daba la vuelta a todo lo que decía?
—Claro que no.
—Humm.
Llevaba vivo más de seiscientos años y aún no había logrado entender a las mujeres.
—Es obvio, ___, que tú lo ves de otro modo.
—Tal vez —dijo ella satisfecha— se te dio la inmortalidad para que ayudaras a la gente.
Dios santo, qué tozuda era. ¿Era fastidio eso que sentía golpeándole las venas?
—Tal vez fui maldecido como castigo por la vida que llevaba.
___ dejó caer los brazos y suspiró exasperada.
—De acuerdo, estás maldito. Dios me libre de interrumpir tu depresión. Pásate los próximos seiscientos años sintiendo pena de ti mismo, a mí qué me importa.
A Nick le dieron ganas de reírse, pero no quería que ella se enfadara más de lo que ya lo estaba.
—Eres una mujer muy impertinente.
—Y tú eres más tozudo que una muía.
Al final la había hecho enfadar aún más. Si no se equivocaba, ___ estaba apretando los dientes.
—No soy tozudo. —Debería callarse, pero no pudo evitar continuar—: Sencillamente, tengo más experiencia que tú en todo esto.
—Oh, ¿así que ya sabes que no vas a entrar en el cielo?
—¿Por qué crees que sí?
—Porque no eres malo.
Que ella estuviera tan convencida, le dolió en lo más profundo de su corazón.
—Tú no sabes lo que soy.
___ levantó su delicada barbilla.
—Sé que Dios permitirá que entres en su Reino.
—Aún no. Aún no me he arrepentido lo suficiente.
—¡Oh, Dios santo, déjalo ya! —___ se apoyó en el respaldo de cuero del asiento con tanta fuerza que el coche entero se tambaleó. Nadie habría dicho que aquel cuerpo tan delicado tuviese tanta fuerza—. ¿Que no te has arrepentido lo suficiente? La mayoría de nosotros sólo tenemos una vida para dedicarla al arrepentimiento. Tú como mínimo has tenido siete.
Oh, ¡realmente era una impertinente! Lo único que evitaba que Nick se echara a reír eran las ganas que tenía de seguir hablando con ella.
—Quizá mi alma estuviera mucho más corrupta.
—Quizá seas un idiota. —Con la mirada que le lanzó podría haber derretido un iceberg—. ¿Quién te ha dicho que tuvieras que arrepentirte de nada? ¿La Iglesia?
Ella hacía que todo sonara tan tonto...
—Sí, pero además yo sé que es cierto.
—¿Cómo lo sabes?
—Me lo dijo el arzobispo, hace muchos siglos. —Nick lo recordaba como si hubiera sido ayer mismo. La cruz que marcaba su hombro aún le dolía al pensar en ello—. Cuando haya pagado por todos mis pecados, mi alma será libre.
—El arzobispo te lo dijo. ¿Te conocía?
—Era el arzobispo.
—Ah, así que por eso tiene que ser cierto.
A Nick no le gustaba nada su sarcasmo.
—Mira, ___, ya sé que todo esto te resulta difícil de creer...
—No —le interrumpió ella con una expresión tan seria que lo convenció de que debía callarse—. Lo que es difícil de creer es que tú te lo creyeras. No estoy de acuerdo con nada de lo que me dices, igual que me niego a creer que una mujer sea culpable de los pecados de todos los hombres.
Nick parpadeó sintiéndose de repente muy estúpido.
—Tienes unas ideas muy modernas.
—Y tú muy antiguas.
___ estaba enfadada, muy enfadada.
—No quería insultarte, ___. Era sólo un comentario. —Lo decía en serio. Ella casi lo había convencido de que podía aceptarlo, no al monstruo, sino a él como hombre.
Nadie hubiera sido capaz de ver en aquella oscuridad el rubor que tino las mejillas de ___, pero Nick sí.
—Discúlpame. La mayoría de los hombres ignoran las opiniones de una mujer sólo por el hecho de que es una mujer, y porque creen que somos inferiores a ellos.
—Me parece que no tengo que recordarte que yo no soy como la mayoría de los hombres. Y creo que ni tu padre ni Kevin son así. —Aunque tampoco fueran como él.
—No. Pero ni Kevin ni papá han desperdiciado sus vidas.
—¿Disculpa? —Seguro que no la había oído bien.
___ no dudó en contestar.
—Aún no logro entender que hayas vivido todos estos siglos y tengas tan pocas experiencias que compartir.
—¿Pocas? —¿Cómo había llegado ___ a esa conclusión? Él había vivido mucho. Claro que tampoco había experimentado demasiado...bueno, cualquier mortal que hubiese viajado podría dejarlo en ridículo con facilidad.
—Molyneux me dijo que vivías en el sótano de una iglesia.
—Es más seguro, y así puedo proteger el lugar. —Dios, incluso a él le sonaba como una excusa muy tonta.
—Te escondes allí para no tener que enfrentarte al mundo.
Llegó al límite de su paciencia. Nick no tenía por qué aguantar que una recluida chica de campo le dijera que él se había escondido del mundo.
—No sé de dónde sacas estas ideas, pero yo no he malgastado mi inmortalidad...
—Kevin me contó tu historia. Si no te has pasado seiscientos años ocultándote, dime qué has hecho. ¿Qué maravillosas experiencias has tenido?
Pensó un momento. Había viajado por casi toda Europa, pero eso parecía insignificante teniendo en cuenta que, a esas alturas, habría podido haber visitado el mundo entero. Casi todo lo que sabía lo había aprendido en los libros, y no de primera mano.
—Estar contigo ha sido maravilloso.
¡___ puso los ojos en blanco!
—Lo dices para que me calle.
—No es cierto.
___ lo clavó en el asiento con la mirada.
—No es cierto —insistió él—. Tal vez según tu punto de vista haya malgastado mi vida, pero conocerte a ti ha sido una experiencia maravillosa.
Ella abrió la boca para responderle y fue entonces cuando él reaccionó. No pudo evitarlo. Tenía que saborearla... de un modo u otro.
___ suspiró contra sus labios y él introdujo la lengua en su boca. La apretó contra el asiento del Daimler y la calidez de ella lo envolvió.
La besó, la saboreó, hasta que la tensión abandonó el cuerpo de___ y se relajó en sus brazos, hasta que le rodeó el cuello con los suyos. Nick gimió. Si no se detenía, nada podría evitar que llevara ese encuentro hasta el siguiente nivel. ___ le deseaba tanto como él a ella, él sabía que así era, pero no iba a hacerle el amor en el coche de su padre.
Se apartó y le sonrió bajo el azul oscuro de la noche. ___ estaba sin aliento, tenía los ojos entornados y la mirada dulce.
—Eso —dijo él con suavidad—, ha sido para que te calles.
La risa de ___ inundó la noche y Nick volvió a besarla
hoy pude pasar a ponerles cap un poco mas temprano!! espero q les guste!!!
Capitulo 17 (1/2)
–¿Qué poderes tienes?
Nick estaba convencido de que esa pregunta era sólo una técnica de despiste para que no se diera cuenta de lo rápido que conducía. Respondió sin mirarla y mantuvo la vista fija en la carretera.
—¿A qué te refieres? —¿Conducía adrede tan de prisa o no sabía hacerlo de otro modo?
___ lo miró, sin plantearse que debía mantener la vista en el camino.
—Me refiero a tus poderes como vampiro.
—Mira la carretera, por favor. —Tal vez él fuera casi invulnerable, pero ella no lo era, ni tampoco ninguno de los animales que había por allí—. Deberías disminuir la velocidad, hay un conejo más adelante.
—No veo ninguno. —Pero redujo de todos modos, y él obtuvo la respuesta a su pregunta. Conducía rápido a propósito.
—Entonces supongo que ése es uno de mis poderes. —Sonrió—.Qué raro. Tengo el poder de ver un conejo en una carretera oscura.
___ se rió. Entonces pasaron al lado de un conejo y se quedó boquiabierta. ¿Acaso no le había creído?
De repente estaba muy interesada en ese tema.
—¿Qué más?
Nick le contó lo de su agudo sentido del olfato, su intuición, su excelente audición, su rapidez. En todos los siglos que llevaba de vida, nunca le había contado eso a nadie, pero con ___ lo hizo. Quería compartirlo todo con ella, pero no disponían de suficiente tiempo juntos como para explicarle lo que le había pasado en los últimos seiscientos años. Claro que ser capaz de romperle el cuello a un hombre con sólo chasquear los dedos podía resumirse diciendo que tenía una fuerza sobrenatural.
—Y puedo volar.
El coche dio un bandazo y a Nick le subió el estómago hasta la garganta.
—¿Qué? ¿En serio?
Después de todo lo que le había contado, Nick no entendía por qué eso en concreto le parecía tan maravilloso. Tal vez fuera porque era lo único que ella no lograba imaginarse.
—Sí. Y por favor, no vuelvas a hacer eso.
Ahora circulaba más cauta y más concentrada en la carretera.
—Supongo que conducir debe de parecerte muy aburrido.
—En circunstancias normales, me gusta conducir.
___ se rió y se arriesgó a mirarlo.
—¿En circunstancias normales?
—Digamos que el que no me preocupe morir me está ayudando a superar este momento. —Maldición. Era muy cruel decirle eso a una mujer a la que le quedaba poco tiempo de vida.
Pero ___ no se enfadó, al menos a él no le pareció que lo hiciera. Pero llevó el Daimler hasta un lateral de la carretera. Nick supo que tenía problemas cuando ella detuvo el motor. Se estaba muy tranquilo allí fuera. Muy tranquilo y aislado.
___ se volvió hacia él en el asiento para poder verlo y, aunque en la oscuridad la visión de él era mucho más aguda que la de ella, Nick se puso nervioso al sentir su mirada clavada en la suya.
—¿Y qué es lo que te preocupa?
¿Morderla contaba? ¿Se reiría si le confesara lo nervioso que se ponía cuando estaban juntos?
—Me preocupa esta maldición. Me preocupa que mi alma nunca entre en el cielo.
—No puedes proteger a todo el mundo de esta... —sacudió la mano— ... maldición, como tú la llamas.
«Puedo protegerte a ti.» Fue lo bastante cauto como para no decirlo en voz alta.
—Puedo proteger a unos cuantos.
___ meditó esa frase durante un rato sin dejar de mirarle ni un instante. Desde que había nacido, Nick nunca había deseado tanto escapar a un escrutinio como entonces.
—¿Se te ha ocurrido pensar que es un regalo y no una maldición?
El se burló de la pregunta.
—Me recuerdas a Molyneux.
Se suponía que era un insulto, pero ___ no se sintió ofendida en lo más mínimo.
—El padre Molyneux es un hombre inteligente.
Nick sonrió al escuchar su respuesta.
—Es un optimista empedernido.
—Y tú un pesimista.
—Sí.
___ extendió los brazos como si quisiera abrazar el mundo entero.
—Se te ha dado todo esto y para ti es una maldición. ¿Qué pasaba con los humanos que se empecinaban en burlarse de la muerte?
—¿Qué alternativa me queda?
—A Jesucristo también se le garantizó la inmortalidad.
Ante la blasfema comparación, Nick se quedó sin habla.
—Cristo nunca bebió sangre de nadie.
—No, pero ofreció la suya a sus discípulos.
—En sentido figurado. No es lo mismo.
—¿Por qué? ¿Porque lo dices tú? —Ella se obstinaba en no darle la razón.
—No, porque si yo ofrezco mi sangre a alguien, se convertirá en vampiro.
—¿Y eso es horrible porque...?
Aún no había logrado convencerla.
—Porque nos alimentamos de humanos.
—¿Así que sois unos demonios bebedores de sangre? ¿Unos asesinos sin corazón?
¿Por qué le daba la vuelta a todo lo que decía?
—Claro que no.
—Humm.
Llevaba vivo más de seiscientos años y aún no había logrado entender a las mujeres.
—Es obvio, ___, que tú lo ves de otro modo.
—Tal vez —dijo ella satisfecha— se te dio la inmortalidad para que ayudaras a la gente.
Dios santo, qué tozuda era. ¿Era fastidio eso que sentía golpeándole las venas?
—Tal vez fui maldecido como castigo por la vida que llevaba.
___ dejó caer los brazos y suspiró exasperada.
—De acuerdo, estás maldito. Dios me libre de interrumpir tu depresión. Pásate los próximos seiscientos años sintiendo pena de ti mismo, a mí qué me importa.
A Nick le dieron ganas de reírse, pero no quería que ella se enfadara más de lo que ya lo estaba.
—Eres una mujer muy impertinente.
—Y tú eres más tozudo que una muía.
Al final la había hecho enfadar aún más. Si no se equivocaba, ___ estaba apretando los dientes.
—No soy tozudo. —Debería callarse, pero no pudo evitar continuar—: Sencillamente, tengo más experiencia que tú en todo esto.
—Oh, ¿así que ya sabes que no vas a entrar en el cielo?
—¿Por qué crees que sí?
—Porque no eres malo.
Que ella estuviera tan convencida, le dolió en lo más profundo de su corazón.
—Tú no sabes lo que soy.
___ levantó su delicada barbilla.
—Sé que Dios permitirá que entres en su Reino.
—Aún no. Aún no me he arrepentido lo suficiente.
—¡Oh, Dios santo, déjalo ya! —___ se apoyó en el respaldo de cuero del asiento con tanta fuerza que el coche entero se tambaleó. Nadie habría dicho que aquel cuerpo tan delicado tuviese tanta fuerza—. ¿Que no te has arrepentido lo suficiente? La mayoría de nosotros sólo tenemos una vida para dedicarla al arrepentimiento. Tú como mínimo has tenido siete.
Oh, ¡realmente era una impertinente! Lo único que evitaba que Nick se echara a reír eran las ganas que tenía de seguir hablando con ella.
—Quizá mi alma estuviera mucho más corrupta.
—Quizá seas un idiota. —Con la mirada que le lanzó podría haber derretido un iceberg—. ¿Quién te ha dicho que tuvieras que arrepentirte de nada? ¿La Iglesia?
Ella hacía que todo sonara tan tonto...
—Sí, pero además yo sé que es cierto.
—¿Cómo lo sabes?
—Me lo dijo el arzobispo, hace muchos siglos. —Nick lo recordaba como si hubiera sido ayer mismo. La cruz que marcaba su hombro aún le dolía al pensar en ello—. Cuando haya pagado por todos mis pecados, mi alma será libre.
—El arzobispo te lo dijo. ¿Te conocía?
—Era el arzobispo.
—Ah, así que por eso tiene que ser cierto.
A Nick no le gustaba nada su sarcasmo.
—Mira, ___, ya sé que todo esto te resulta difícil de creer...
—No —le interrumpió ella con una expresión tan seria que lo convenció de que debía callarse—. Lo que es difícil de creer es que tú te lo creyeras. No estoy de acuerdo con nada de lo que me dices, igual que me niego a creer que una mujer sea culpable de los pecados de todos los hombres.
Nick parpadeó sintiéndose de repente muy estúpido.
—Tienes unas ideas muy modernas.
—Y tú muy antiguas.
___ estaba enfadada, muy enfadada.
—No quería insultarte, ___. Era sólo un comentario. —Lo decía en serio. Ella casi lo había convencido de que podía aceptarlo, no al monstruo, sino a él como hombre.
Nadie hubiera sido capaz de ver en aquella oscuridad el rubor que tino las mejillas de ___, pero Nick sí.
—Discúlpame. La mayoría de los hombres ignoran las opiniones de una mujer sólo por el hecho de que es una mujer, y porque creen que somos inferiores a ellos.
—Me parece que no tengo que recordarte que yo no soy como la mayoría de los hombres. Y creo que ni tu padre ni Kevin son así. —Aunque tampoco fueran como él.
—No. Pero ni Kevin ni papá han desperdiciado sus vidas.
—¿Disculpa? —Seguro que no la había oído bien.
___ no dudó en contestar.
—Aún no logro entender que hayas vivido todos estos siglos y tengas tan pocas experiencias que compartir.
—¿Pocas? —¿Cómo había llegado ___ a esa conclusión? Él había vivido mucho. Claro que tampoco había experimentado demasiado...bueno, cualquier mortal que hubiese viajado podría dejarlo en ridículo con facilidad.
—Molyneux me dijo que vivías en el sótano de una iglesia.
—Es más seguro, y así puedo proteger el lugar. —Dios, incluso a él le sonaba como una excusa muy tonta.
—Te escondes allí para no tener que enfrentarte al mundo.
Llegó al límite de su paciencia. Nick no tenía por qué aguantar que una recluida chica de campo le dijera que él se había escondido del mundo.
—No sé de dónde sacas estas ideas, pero yo no he malgastado mi inmortalidad...
—Kevin me contó tu historia. Si no te has pasado seiscientos años ocultándote, dime qué has hecho. ¿Qué maravillosas experiencias has tenido?
Pensó un momento. Había viajado por casi toda Europa, pero eso parecía insignificante teniendo en cuenta que, a esas alturas, habría podido haber visitado el mundo entero. Casi todo lo que sabía lo había aprendido en los libros, y no de primera mano.
—Estar contigo ha sido maravilloso.
¡___ puso los ojos en blanco!
—Lo dices para que me calle.
—No es cierto.
___ lo clavó en el asiento con la mirada.
—No es cierto —insistió él—. Tal vez según tu punto de vista haya malgastado mi vida, pero conocerte a ti ha sido una experiencia maravillosa.
Ella abrió la boca para responderle y fue entonces cuando él reaccionó. No pudo evitarlo. Tenía que saborearla... de un modo u otro.
___ suspiró contra sus labios y él introdujo la lengua en su boca. La apretó contra el asiento del Daimler y la calidez de ella lo envolvió.
La besó, la saboreó, hasta que la tensión abandonó el cuerpo de___ y se relajó en sus brazos, hasta que le rodeó el cuello con los suyos. Nick gimió. Si no se detenía, nada podría evitar que llevara ese encuentro hasta el siguiente nivel. ___ le deseaba tanto como él a ella, él sabía que así era, pero no iba a hacerle el amor en el coche de su padre.
Se apartó y le sonrió bajo el azul oscuro de la noche. ___ estaba sin aliento, tenía los ojos entornados y la mirada dulce.
—Eso —dijo él con suavidad—, ha sido para que te calles.
La risa de ___ inundó la noche y Nick volvió a besarla
Andrea P. Jonas:)
Re: "Mia Para Siempre" Nick J. y Tu Terminada
AWWW q me calle cuantas veces quiera!!! HAHAHA!!!
SIGUELA!!!!!
SIGUELA!!!!!
Pamm Jonas
Re: "Mia Para Siempre" Nick J. y Tu Terminada
nick no es mas testarudo xq no tiene mas años de vida....
mas bello ese beso me encanto
ya paresco un disco rallado pero adoro la novela :)
siguelaaaaaaaaaaaaaa
mas bello ese beso me encanto
ya paresco un disco rallado pero adoro la novela :)
siguelaaaaaaaaaaaaaa
ElitzJb
Re: "Mia Para Siempre" Nick J. y Tu Terminada
aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaiii!!! yo quiero que nick me callle con un besoooo!!!!!
chelis
Re: "Mia Para Siempre" Nick J. y Tu Terminada
Waaaaaaaaaaaaa
Tienes que seguiría ya necesito mas caps
Y awwww ame como callo Nick a la
Rayis jejejejeje su sip Nick es un
Gran y enorme testarudo pero
Así lo amo!!!
SIGUELA PLIS!!
Tienes que seguiría ya necesito mas caps
Y awwww ame como callo Nick a la
Rayis jejejejeje su sip Nick es un
Gran y enorme testarudo pero
Así lo amo!!!
SIGUELA PLIS!!
Karli Jonas
Re: "Mia Para Siempre" Nick J. y Tu Terminada
holaaa mis niñas!! paso rapidito a dejarles cap!!!! jejeje esq estoy entretenida con un libro q esta super interesante!!!! y me dije subire cap de una vez para q no se me olvide y eme aki!!! bueno chicas espero q les guste el cap!!
El sol estaba poniéndose cuando Nick se despertó. Los días se estaban acortando y pronto las estaciones jugarían a su favor y las noches se alargarían.
No es que necesitara más tiempo para «malgastar», como decía ___.
Sólo de pensar en ella se dibujó una sonrisa en sus labios. Sin ninguna duda, ellos no habían «malgastado» el resto de la noche.
Se habían pasado horas besándose y hablando antes de que el amanecer amenazara con presentarse.
Había una felicidad en su pecho que nunca antes había estado allí. Una felicidad de la que ___ era la única responsable. En su corazón había esperanza. Nick creía que había perdido para siempre esa capacidad de sentirse tan feliz.
Pero no había perdido la esperanza. Tal vez la fe, pero no la esperanza. Nick había dejado que la Iglesia lo humillara, lo obligara a hacer cosas, lo utilizara. Incluso les había permitido que le marcaran la piel... una cruz en su hombro derecho. El hierro candente aún le escocía, y el símbolo sagrado aún quemaba y picaba; la cicatriz seguía rosa y brillante. Era la única marca que no se había borrado desde que se había convertido en vampiro. ¿Había servido de algo para salvar su alma? Lo dudaba mucho.
Estar con ___ había hecho mucho más por su salvación que ninguna de las misiones que había aceptado en nombre de la Iglesia. Con ella era sincero. Sentía que podía compartirlo todo. Nick nunca se había sentido así antes, no que él recordara.
Oyó unos pasos en el pasillo y se preparó para la visita que se acercaba. Molyneux, si no se equivocaba. Atravesó la alfombra y abrió la puerta para dar la bienvenida a su amigo.
El anciano sacerdote lo obsequió con una sonrisa.
—Nunca dejarás de hacer eso, ¿verdad, mon ami?
No, no lo haría.
—Estás muy serio. ¿Qué pasa?
—Ha llegado el momento de partir.
A Nick se le heló el corazón, pero aun así asintió. Sabía que lo que decía el sacerdote era cierto, pero sólo de pensar en abandonar a ___... le dolía el alma.
—¿Cuándo? —Incluso a él le costó reconocer aquella voz tan ronca.
—Mañana.
¿Tan pronto? Apenas tendría tiempo de despedirse de ___, pero quizá fuera mejor así. Cuanto antes se fuera, más fácil sería para ambos. Él sentía demasiadas cosas por ella. Y ella también las sentía por él.
—Kevin me acompañará a Francia.
—¿Cómo has dicho? —Nick sacudió la cabeza.
Una amable sonrisa se formó en los labios de su amigo.
—Creo que tú deberías quedarte aquí.
—¿Por qué? —Aunque la noticia era muy bien recibida, le dolía que Molyneux se lo quitara de encima con tanta facilidad. Y estaba enfadado consigo mismo por querer que eso pasara. Debería ser él quien cruzara el continente en busca de Temple. Era su deber, no el de Kevin.
—Kevin quiere ayudar a resolver esta situación. Vendrá conmigo a Francia y juntos recurriremos a los contactos de la Iglesia para encontrar a Bishop. Tal vez él se haya topado alguna vez con la orden.
—Si no es así —contestó Nick ausente—, seguro que Saint sí los conoce. —Bishop era un cazador, perseguía a los demonios y a quienes hacían el mal y los juzgaba él mismo sin dudarlo. Saint, por su parte, hacía todo lo que estaba en su mano para burlarse de lo que su nombre significaba. Disfrutaba de lo que era y utilizaba a todo el que se cruzaba en su camino.
Nick no pudo ocultar su escepticismo ante Molyneux.
—Sé que esto debe de parecerte raro —dijo éste—, pero creo que es el mejor modo de proceder.
—¿Ah, sí? ¿Cómo se protegerá Grey de la orden, o de Saint, si me apuras?
¿Era pena lo que reflejaban los ojos del anciano?
—Estará bien. No tenemos nada que temer de Saint, aunque tampoco quiero acercarme tanto a él como para poner a prueba esta teoría. Tú serás mucho más útil si te quedas aquí.
—Tú mismo dijiste que seguramente la orden esté ya muy lejos de estos parajes. —Y Nick no había pasado por alto que su amigo aún no le había dicho el motivo por el que creía que él debía quedarse.
La expresión de Molyneux fue triste y sabia a la vez.
—¿Estás lo bastante convencido de eso como para dejar a la señorita Ryland y a su familia aquí solos y sin protección?
Al oír eso, Nick sintió como si le dieran un puñetazo en el estómago. Molyneux lo conocía demasiado bien. Sabía que sería incapaz de abandonar a ___ mientras existiera la más mínima amenaza.
—No. Pero ambos sabemos que las posibilidades de que la orden vuelva atacar son mínimas.
—Cierto. —Molyneux no dejó de mirarlo a los ojos—. Pero los Ryland no son los únicos que me preocupan.
Nick lo miró sorprendido.
—¿Estás preocupado por mí?
El sacerdote asintió.
—Me doy cuenta de lo mucho que ella ha llegado a significar para ti, mon ami. Sé lo que querrías hacerle al hombre que la envenenó y que atacó a su familia.
Lo mataría. De un modo lento y doloroso. Era evidente que la Iglesia no lo quería muerto. Querían descubrir sus planes, averiguar hasta dónde se extendían las raíces de la orden. Nick lo entendía, pero no le gustaba lo más mínimo.
—Sin tu sangre... —Era un intento desesperado de aferrarse a lo que le era familiar.
—Creo que ambos sabemos que tú puedes ocuparte de eso. —Molyneux no le recriminó nada, sólo mencionó un hecho.
Nick frunció el cejo. Se había quedado sin argumentos.
—¿Me mantendrás al corriente de tus progresos?
La expresión del sacerdote era pura comprensión y amabilidad.
—Oui. Y cuando te necesite, mandaré a buscarte.
—Estaré dispuesto.
—Espero que no, mon ami.
Al entender lo que su amigo quería decir, a Nick se le hizo un nudo en el estómago. Molyneux conocía la realidad tan bien como él.
Lo único que haría que estuviera dispuesto a irse de Rosecourt sería la muerte de ___.
(2/2)
—¿Cuándo se va el padre Molyneux?
Nick y ___ estaban paseando por la soledad del jardín. Los grillos cantaban una suave canción y un búho ululaba en la distancia. En la lejanía, las olas del mar rompían contra la orilla y perfumaban el aire con un aroma a sal y a paz.
—Mañana. —Nick se detuvo y ella abrió la puerta del invernadero para que pudieran entrar.
—¿Lo echarás de menos?
Un aire cálido y húmedo les dio la bienvenida, denso de fragancias. Había una docena de mesas cubiertas de macetas y de flores. Las plantas más grandes colgaban del techo y las paredes.
—Sí, claro —contestó él. Un arbusto de rosas captó su atención—. Pero volveré a verle.
—¿Crees que tú y yo volveremos a encontrarnos?
Nick se dio la vuelta hacia donde estaba ella. ___ no lo estaba mirando, tenía la vista fija en algún punto del infinito. Aquello era poco probable, y ambos lo sabían. Maldita fuera.
—¿A qué te refieres?
Ahora sí que lo miró. Nick pudo ver su triste sonrisa.
—Algún día, en el cielo.
Le costó tragar. El nudo que tenía en la garganta se negaba a desaparecer.
—Me gustaría.
Un pequeño ruido se escapó de la garganta de ___. Pareció una sonrisa, pero era demasiado sarcástico como para serlo.
—No quiero morir virgen.
Como un niño, Nick se sorprendió al oír su confesión. Sintió un pinchazo en el pulgar y apartó la mano de los rosales.
Había suficiente luz como para que ___ viera su respingo. Y seguro que oyó su queja.
Se acercó a él, eliminó la distancia que les separaba y frunció el cejo.
—¿Qué te ha pasado?
—No es nada. Una espina.
Cogió la mano de él entre las suyas mucho más pequeñas. Sus caricias eran suaves y ligeras, como el velo de la noche. Se la sujetaba como si fuera algo delicado, algo hermoso, amado y especial, no como la mano de una criatura que podría arrancarle la vida sin ningún esfuerzo.
Se llevó aquella mano a los labios. Nick sabía lo que pretendía y se sintió asustado y decepcionado al mismo tiempo. ¿Lo había planeado? ¿Qué era exactamente lo que quería de él? ¿Lo quería a él, o a lo que él podía darle?
—No te transformaré, así no servirá de nada.
___ le sonrió, el extremo de su pulgar descansaba en el labio inferior de ella.
—Pobre Nick, siempre tan suspicaz. ¿No se te ha ocurrido pensar que tal vez quiera seducirte y no utilizarte?
Antes de que él pudiera detenerla, ___ separó sus dulces labios e introdujo el pulgar de él en su boca. Sentir la suave lengua de ella acariciándole la piel hizo que se le detuviera el corazón.
¿Seducirlo? Iba a matarle.
Y era una muerte que iba a aceptar dichoso.
de una vez le aviso q se preparen porq el cap q viene esta...!!!!! :¬w¬: solo les dire q es HOT :yonofui:
Capitulo 17 (2/2)
El sol estaba poniéndose cuando Nick se despertó. Los días se estaban acortando y pronto las estaciones jugarían a su favor y las noches se alargarían.
No es que necesitara más tiempo para «malgastar», como decía ___.
Sólo de pensar en ella se dibujó una sonrisa en sus labios. Sin ninguna duda, ellos no habían «malgastado» el resto de la noche.
Se habían pasado horas besándose y hablando antes de que el amanecer amenazara con presentarse.
Había una felicidad en su pecho que nunca antes había estado allí. Una felicidad de la que ___ era la única responsable. En su corazón había esperanza. Nick creía que había perdido para siempre esa capacidad de sentirse tan feliz.
Pero no había perdido la esperanza. Tal vez la fe, pero no la esperanza. Nick había dejado que la Iglesia lo humillara, lo obligara a hacer cosas, lo utilizara. Incluso les había permitido que le marcaran la piel... una cruz en su hombro derecho. El hierro candente aún le escocía, y el símbolo sagrado aún quemaba y picaba; la cicatriz seguía rosa y brillante. Era la única marca que no se había borrado desde que se había convertido en vampiro. ¿Había servido de algo para salvar su alma? Lo dudaba mucho.
Estar con ___ había hecho mucho más por su salvación que ninguna de las misiones que había aceptado en nombre de la Iglesia. Con ella era sincero. Sentía que podía compartirlo todo. Nick nunca se había sentido así antes, no que él recordara.
Oyó unos pasos en el pasillo y se preparó para la visita que se acercaba. Molyneux, si no se equivocaba. Atravesó la alfombra y abrió la puerta para dar la bienvenida a su amigo.
El anciano sacerdote lo obsequió con una sonrisa.
—Nunca dejarás de hacer eso, ¿verdad, mon ami?
No, no lo haría.
—Estás muy serio. ¿Qué pasa?
—Ha llegado el momento de partir.
A Nick se le heló el corazón, pero aun así asintió. Sabía que lo que decía el sacerdote era cierto, pero sólo de pensar en abandonar a ___... le dolía el alma.
—¿Cuándo? —Incluso a él le costó reconocer aquella voz tan ronca.
—Mañana.
¿Tan pronto? Apenas tendría tiempo de despedirse de ___, pero quizá fuera mejor así. Cuanto antes se fuera, más fácil sería para ambos. Él sentía demasiadas cosas por ella. Y ella también las sentía por él.
—Kevin me acompañará a Francia.
—¿Cómo has dicho? —Nick sacudió la cabeza.
Una amable sonrisa se formó en los labios de su amigo.
—Creo que tú deberías quedarte aquí.
—¿Por qué? —Aunque la noticia era muy bien recibida, le dolía que Molyneux se lo quitara de encima con tanta facilidad. Y estaba enfadado consigo mismo por querer que eso pasara. Debería ser él quien cruzara el continente en busca de Temple. Era su deber, no el de Kevin.
—Kevin quiere ayudar a resolver esta situación. Vendrá conmigo a Francia y juntos recurriremos a los contactos de la Iglesia para encontrar a Bishop. Tal vez él se haya topado alguna vez con la orden.
—Si no es así —contestó Nick ausente—, seguro que Saint sí los conoce. —Bishop era un cazador, perseguía a los demonios y a quienes hacían el mal y los juzgaba él mismo sin dudarlo. Saint, por su parte, hacía todo lo que estaba en su mano para burlarse de lo que su nombre significaba. Disfrutaba de lo que era y utilizaba a todo el que se cruzaba en su camino.
Nick no pudo ocultar su escepticismo ante Molyneux.
—Sé que esto debe de parecerte raro —dijo éste—, pero creo que es el mejor modo de proceder.
—¿Ah, sí? ¿Cómo se protegerá Grey de la orden, o de Saint, si me apuras?
¿Era pena lo que reflejaban los ojos del anciano?
—Estará bien. No tenemos nada que temer de Saint, aunque tampoco quiero acercarme tanto a él como para poner a prueba esta teoría. Tú serás mucho más útil si te quedas aquí.
—Tú mismo dijiste que seguramente la orden esté ya muy lejos de estos parajes. —Y Nick no había pasado por alto que su amigo aún no le había dicho el motivo por el que creía que él debía quedarse.
La expresión de Molyneux fue triste y sabia a la vez.
—¿Estás lo bastante convencido de eso como para dejar a la señorita Ryland y a su familia aquí solos y sin protección?
Al oír eso, Nick sintió como si le dieran un puñetazo en el estómago. Molyneux lo conocía demasiado bien. Sabía que sería incapaz de abandonar a ___ mientras existiera la más mínima amenaza.
—No. Pero ambos sabemos que las posibilidades de que la orden vuelva atacar son mínimas.
—Cierto. —Molyneux no dejó de mirarlo a los ojos—. Pero los Ryland no son los únicos que me preocupan.
Nick lo miró sorprendido.
—¿Estás preocupado por mí?
El sacerdote asintió.
—Me doy cuenta de lo mucho que ella ha llegado a significar para ti, mon ami. Sé lo que querrías hacerle al hombre que la envenenó y que atacó a su familia.
Lo mataría. De un modo lento y doloroso. Era evidente que la Iglesia no lo quería muerto. Querían descubrir sus planes, averiguar hasta dónde se extendían las raíces de la orden. Nick lo entendía, pero no le gustaba lo más mínimo.
—Sin tu sangre... —Era un intento desesperado de aferrarse a lo que le era familiar.
—Creo que ambos sabemos que tú puedes ocuparte de eso. —Molyneux no le recriminó nada, sólo mencionó un hecho.
Nick frunció el cejo. Se había quedado sin argumentos.
—¿Me mantendrás al corriente de tus progresos?
La expresión del sacerdote era pura comprensión y amabilidad.
—Oui. Y cuando te necesite, mandaré a buscarte.
—Estaré dispuesto.
—Espero que no, mon ami.
Al entender lo que su amigo quería decir, a Nick se le hizo un nudo en el estómago. Molyneux conocía la realidad tan bien como él.
Lo único que haría que estuviera dispuesto a irse de Rosecourt sería la muerte de ___.
(2/2)
—¿Cuándo se va el padre Molyneux?
Nick y ___ estaban paseando por la soledad del jardín. Los grillos cantaban una suave canción y un búho ululaba en la distancia. En la lejanía, las olas del mar rompían contra la orilla y perfumaban el aire con un aroma a sal y a paz.
—Mañana. —Nick se detuvo y ella abrió la puerta del invernadero para que pudieran entrar.
—¿Lo echarás de menos?
Un aire cálido y húmedo les dio la bienvenida, denso de fragancias. Había una docena de mesas cubiertas de macetas y de flores. Las plantas más grandes colgaban del techo y las paredes.
—Sí, claro —contestó él. Un arbusto de rosas captó su atención—. Pero volveré a verle.
—¿Crees que tú y yo volveremos a encontrarnos?
Nick se dio la vuelta hacia donde estaba ella. ___ no lo estaba mirando, tenía la vista fija en algún punto del infinito. Aquello era poco probable, y ambos lo sabían. Maldita fuera.
—¿A qué te refieres?
Ahora sí que lo miró. Nick pudo ver su triste sonrisa.
—Algún día, en el cielo.
Le costó tragar. El nudo que tenía en la garganta se negaba a desaparecer.
—Me gustaría.
Un pequeño ruido se escapó de la garganta de ___. Pareció una sonrisa, pero era demasiado sarcástico como para serlo.
—No quiero morir virgen.
Como un niño, Nick se sorprendió al oír su confesión. Sintió un pinchazo en el pulgar y apartó la mano de los rosales.
Había suficiente luz como para que ___ viera su respingo. Y seguro que oyó su queja.
Se acercó a él, eliminó la distancia que les separaba y frunció el cejo.
—¿Qué te ha pasado?
—No es nada. Una espina.
Cogió la mano de él entre las suyas mucho más pequeñas. Sus caricias eran suaves y ligeras, como el velo de la noche. Se la sujetaba como si fuera algo delicado, algo hermoso, amado y especial, no como la mano de una criatura que podría arrancarle la vida sin ningún esfuerzo.
Se llevó aquella mano a los labios. Nick sabía lo que pretendía y se sintió asustado y decepcionado al mismo tiempo. ¿Lo había planeado? ¿Qué era exactamente lo que quería de él? ¿Lo quería a él, o a lo que él podía darle?
—No te transformaré, así no servirá de nada.
___ le sonrió, el extremo de su pulgar descansaba en el labio inferior de ella.
—Pobre Nick, siempre tan suspicaz. ¿No se te ha ocurrido pensar que tal vez quiera seducirte y no utilizarte?
Antes de que él pudiera detenerla, ___ separó sus dulces labios e introdujo el pulgar de él en su boca. Sentir la suave lengua de ella acariciándole la piel hizo que se le detuviera el corazón.
¿Seducirlo? Iba a matarle.
Y era una muerte que iba a aceptar dichoso.
de una vez le aviso q se preparen porq el cap q viene esta...!!!!! :¬w¬: solo les dire q es HOT :yonofui:
Andrea P. Jonas:)
Re: "Mia Para Siempre" Nick J. y Tu Terminada
Waaaaaa Nick se queda y awww
En verdad Me encanta verlos bueno
Pesemos juntos :D y ahhhh que esperas sube
Ese siguiente CAP Waaaaaaaa que ya quiero leer
Plis Plis Plis Plis Plis siguelaaaaa!!
En verdad Me encanta verlos bueno
Pesemos juntos :D y ahhhh que esperas sube
Ese siguiente CAP Waaaaaaaa que ya quiero leer
Plis Plis Plis Plis Plis siguelaaaaa!!
Karli Jonas
Re: "Mia Para Siempre" Nick J. y Tu Terminada
Nueva Lectora!
el cap que bien es HOT! :twisted: jajaja Sigueeee!
la lei hoy en la madrugada!!! creo que ya me obsesione con tu nove :]P
jejej Sigueeeela!
el cap que bien es HOT! :twisted: jajaja Sigueeee!
la lei hoy en la madrugada!!! creo que ya me obsesione con tu nove :]P
jejej Sigueeeela!
Vanee LovatoD'Jonas
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