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Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
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"Mia Para Siempre" Nick J. y Tu Terminada
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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que imagen te gusta para la nove?
Re: "Mia Para Siempre" Nick J. y Tu Terminada
probre de kevin ojala y no le hagan nada.....
aprenderé a conducir mas calidad
monta ya mas capitulo
esta de muerte lenta
dore el capitulo sigueeeeee
aprenderé a conducir mas calidad
monta ya mas capitulo
esta de muerte lenta
dore el capitulo sigueeeeee
ElitzJb
Re: "Mia Para Siempre" Nick J. y Tu Terminada
WORALES!!
SIGUELA cada vez está mejor!!
Pon otro Capi!!
SIGUELA cada vez está mejor!!
Pon otro Capi!!
Pamm Jonas
Re: "Mia Para Siempre" Nick J. y Tu Terminada
holaaa chicas aqui paso rapidito a dejarles cap!!! y he pensado qe los fienes de semana les subire el cap completo ok! y entre semana partire el cap en dos! bueno es todo les dejo el cap! y ni les digo como estara el cap q viene!!! preparence!!!!
–¿Has encontrado algo? —preguntó Molyneux tras treinta minutos de absoluto silencio.
Nick apartó el tapiz que tapaba la entrada del túnel y se sacudió el polvo y las telarañas de los pantalones.
—Nada. Es obvio que Temple sólo utilizaba el túnel para entrar y salir del sótano. El pasadizo llevaba hasta la playa, a un sitio recluido cerca de la base de los acantilados. Estaba lo bastante alejado del suelo como para evitar que los humanos treparan hasta él y parecía lo suficientemente peligroso como para disuadirlos de hacerlo. No le extrañaba que Temple hubiera escogido ese lugar como escondite.
La pequeña celda estaba muy limpia y casi no había polvo, lo que significaba que Temple había estado viviendo allí hasta hacía poco. La esencia de vampiro aún permanecía en el aire, lo que implicaba que había estado allí antes del accidente de ___.
Pero aquello no había sido un accidente. Tal vez el veneno no iba dirigido en concreto a ella, de hecho Nick dudaba que así fuera; era una trampa destinada a detener a cualquier intruso. ¿La había preparado Temple? Probablemente, dado que el veneno era el mismo que ellos habían encontrado siglos atrás. Eso, o quien fuera que estuviera detrás de Temple descendía de los templarios. Las dos explicaciones parecían poco probables, pero no imposibles. Y una de ellas tenía que ser cierta.
Nick se agachó junto al catre para observar mejor el arma utilizada. Un cable que cruzaba el suelo había servido de gatillo para disparar el dardo que hirió a ___. Ella habría tropezado con él al acercarse a mirar al hombre muerto. No era una instalación demasiado sofisticada. Quien había dejado allí aquel cadáver, sabía que quien se acercara a él acabaría siendo envenenado.
Tal vez por eso lo había hecho.
—¿Acompañaste a Grey a deshacerse del muerto?
Molyneux dejó de investigar la trampilla secreta del suelo. Soltó la esquina de la alfombra y tosió al inhalar un poco de polvo.
—Para serte sincero, y aunque Dios me lo tenga en cuenta algún día, estaba demasiado preocupado por ti y por la señorita Ryland como para prestar atención a lo que el señor Grey hacía con ese cadáver que casi logra mataros a ambos.
Nick se puso de pie.
—Tal vez hayan secuestrado a Temple. —La idea de que alguien pudiera secuestrar a un vampiro era absurda pero no imposible, en especial si ese alguien sabía lo que estaba haciendo y contra quién se enfrentaba.
Esa idea le daba miedo. ¿Habían secuestrado a Temple o él había logrado huir tras matar al intruso? Había signos que sustentaban ambas opciones, sin olvidar al hombre muerto, claro. Allí había habido una pelea, pero no parecía que nada ni nadie hubiera sido arrastrado hacia la entrada, ni que el pasadizo hubiera sido utilizado recientemente.
Pero los vampiros, a pesar de lo escurridizos que podían ser no podían desaparecer. Y a no ser que Temple hubiera aprendido algún truco nuevo, de ningún modo podía salir volando de un sitio tan soterrado.
Siendo realista, Nick tenía que reconocer que lo que tenía más sentido era pensar que Temple se había marchado, pero las pruebas, y su instinto, le decían que su amigo no se había ido de aquel sótano por su voluntad, ni por su propio pie. Lo que significaba que quien lo hubiera hecho, había inmovilizado a Temple y se lo había llevado de allí como un fardo.
Esto no me gusta nada —comentó Molyneux mientras se sentaba suspirando en una silla.
A mí tampoco. —Un destello dorado captó la atención de Nick y se agachó con cuidado de no disparar ninguna otra trampa. Había un sencillo anillo dorado al lado del catre. Lo reconoció en seguida.
Era el anillo de Temple, el que le había regalado su esposa.
Nick lo cogió y se volvió hacia el sacerdote.
—Él no se habría ido sin esto.
Molyneux se frotó la frente con dedos temblorosos.
¿Quién tendría la fuerza suficiente para llevarse a Temple?
El anillo se deslizó con suavidad en el dedo anular de la mano derecha de Nick. No iba a dejar ese anillo allí para que cualquiera pudiera robarlo. Se lo devolvería a Temple cuando lo encontraran.
—Tiene que haber sido gente que supiera a lo que se estaban enfrentando. La cuestión es, ¿cómo lo sabían?
—Quizá yo pueda responder a eso.
A Nick no le sorprendió la llegada de Kevin, hacía rato que le había oído acercarse, pero su afirmación sí fue inesperada.
Como también el olor a sangre y a rabia que desprendía por todos sus poros. Nick entrecerró los ojos y vio cómo el joven entraba en el sótano y se acercaba a la luz de la lámpara que iluminaba su interior. Algo había pasado, y había cambiado a Kevin Grey. Aquel estudioso tenía ahora el aspecto de un guerrero.
—Lo sabían porque yo se lo dije —continuó Kevin—. De hecho, casi todo esto es culpa mía.
Una rabia oscura nubló la visión de Nick. Aquel mequetrefe tenía la osadía, sabiendo quién era él, de ponérsele delante y asumirla responsabilidad de lo que le había pasado a ___.
Nick no pudo evitar rugir delante de Kevin, lo que lo hizo sentir poco menos que como un animal.
—Dame un solo motivo para no matarte.
Al joven ni siquiera le tembló la voz.
—Porque si estoy muerto no puedo arreglar lo que he hecho.
No, pero Nick se sentiría mucho mejor.
—¿Y crees que estando vivo podrás hacerlo ?
Kevin lo miró directamente a los ojos.
—No lo sé, pero quiero intentarlo.
—Intentarlo no es suficiente para ___. —Apretó los dientes. Los colmillos le arañaron el labio inferior. Un mordisco rápido bastaría para eliminar a Kevin Grey para siempre.
Y ___ lo odiaría por ello.
—Yo nunca prometí salvarla. Me ofrecí a ayudarla para que ella pudiera hacerlo. Intentarlo fue lo único que le ofrecí, fue lo único que ella me pidió. —Kevin levantó la barbilla—. Dime, señor inmortal, ¿qué le has dado tú? ¿A que no le has ofrecido tu sangre?
—Mon Dieu—susurró Molyneux. A pesar de que le retumbaban los oídos, Nick pudo oírle perfectamente.
—¿Qué sabes tú de mi sangre? —No podía ser que estuviera insinuando que Nick la convirtiera en un vampiro. Por Dios, claro que sí; eso era precisamente lo que estaba diciendo. Antes ya lo había insinuado.
Kevin se encogió de hombros como si la respuesta fuese evidente.
—He estudiado a los de tu especie desde que oí hablar por primera vez de Dreux. Sé que tu sangre podría salvar a _______.
—Evitaría que muriera, pero no la «salvaría». —Aquel chico era idiota. ¿Por eso había llevado a ___ esa noche al sótano? ¿Sabía que allí había una trampa? Nick se acercó a Kevin. El joven no se apartó, pero Nick pudo oler su inquietud.
—¿La trajiste aquí con la esperanza de que encontrara el Grial Maldito?
—La traje aquí porque quería que ella pudiera escoger por sí misma si lo utilizaba o no; fuera cual fuese el Grial que encontráramos.
Nick no debería estar tan sorprendido como estaba.
—¿Incluso si hubiera sido el Grial Maldito?
Kevin asintió.
—Tengo asumido que no quieres transformarla, pero de poder elegir, tal vez ella decidiera salvarse a sí misma.
—¿Salvarse a sí misma? ¿Te has vuelto loco? —¿Cómo podía Grey plantearse tal cosa?—. Lo único que haría sería condenar su alma para siempre.
Grey miró a Nick como si creyera que él era el idiota de los dos.
—¿De dónde sacas esa idea?
—Los vampiros son una raza demoníaca, querido muchacho.
Grey se encogió de hombros.
Yo prefiero creer que son descendientes de la primera mujer de Adán y de un ángel caído, pero si tú quieres creer que son demonios, adelante.
—¿Hay alguna diferencia? Un ángel caído es eso, y tanto Lilith como Sammael lo eran.
—También fueron creados por Dios —argumentó Kevin—. El hecho de que cayeran presa de la oscuridad no cambia eso. Incluso Lucifer sigue siendo un ángel.
Molyneux intervino:
Cualquier otro día estaré encantado de discutir sobre todo esto con usted, señor Grey, pero ahora no tenemos tiempo. Por favor, cuéntenos lo que sabe.
Nick miró desconfiado cómo el joven se acercaba a la mesa junto a la que Molyneux estaba sentado. Quería arrancarle el cuello a Grey sólo por haber puesto a ___ en peligro, pero no podía hacerlo; en parte porque pensaba que podía serles útil y en parte porque quería creer todo lo que aquel joven les estaba diciendo. Tal vez si se lo oía decir a más gente acabaría por tener esperanza, por creer que, para él, la salvación aún era posible.
—Hace algún tiempo, un hombre se me acercó. Me dijo que había oído decir que yo estaba interesado en Dreux Beauvrai, y que éltenía mucha información sobre vosotros seis. —Miró a Nick—. También sabía mucho acerca del Grial Maldito. Incluso me dijo que sabía dónde estaba escondido.
—¿Cómo se llama ese hombre?
—Yo sólo lo conocía por Mago. Es el líder de una orden de magos que se hacen llamar la Palma de Plata.
La Palma de Plata. Nick había oído a hablar de ellos antes, en susurros y en algunos textos antiguos. Se llamaban así en referencia a la plata que había estado en las manos de Judas Iscariote, aquellas monedas imbuidas de la esencia de Lilith, la madre de los vampiros. La misma plata que se había fundido para moldear el cáliz del que él y sus amigos habían bebido.
Dios, ¿estaban relacionados con la orden de los templarios que había escondido tiempo atrás el Grial Maldito? ¿Eran ellos los que tenían a Temple y ese Grial?
Nick intentó esconder el pánico que empezaba a dominarlo.
—¿Fue él quien propició que conocieras a ___?
—No. Eso fue una casualidad, pero sí fue él quien me animó a darle ánimos y a apoyar sus teorías. Al principio creí que sólo fantaseaba, pero luego me contagié de su entusiasmo.
—Estoy seguro de que fue así. —Oh, sí, se moría de ganas de arrancarle la cabeza.
Kevin miró a Nick angustiado.
—Yo también empecé a creer que era posible. Nos hicimos buenos amigos y, cuando me enteré de que estaba enferma, decidí que haría todo lo que estuviera en mi mano para ayudarla a encontrar el Grial. —Miró alrededor de la pequeña celda—. Llegué a pensar que lo encontraríamos, que Mago estaba equivocado sobre lo que había escondido aquí, en estas ruinas.
No lo estaba. —El tono de voz de Nick fue frío y seco como las piedras que los rodeaban.
Tan pronto como me di cuenta de quién eras, empecé a sospecharlo. Supe que a vosotros sólo os enviaban para evitar que alguien encontrara el Grial Maldito. No le dije a Mago lo cerca que estábamos de la entrada del sótano porque quería tener esa ventaja, pero al parecer había un espía entre mis hombres porque él se enteró de todos modos. El cadáver que encontró _______ pertenecía a la orden. —Le tembló un músculo de la mandíbula—. Mago envió a sus hombres para atrapar a Temple y apoderarse del Grial Maldito. Tenían instrucciones de matar a quien se interpusiera en su camino.
Se quedaron en silencio. Nick le observó con detalle y volvió a detectar el olor a sangre en él.
—¿Dónde has estado?
—Llevé el cadáver de ese esbirro a Mago.
O estaba mintiendo o era increíblemente estúpido... y valiente.
—¿Confiabas en que él te matara antes de que yo pudiera hacerlo? No.
—Para disgusto de Nick, Kevin no parecía demasiado preocupado por su vida—. Pensé que podría sonsacarle alguna información.
¿De alguien que se llamaba a sí mismo Mago? ¿De un hombre que probablemente pertenecía a las más altas esferas de la orden de la Palma de Plata? Decididamente, aquel chico era estúpido.
—Pero no lo conseguiste.
—No. Pero sé que ayer no habían dejado Inglaterra.
Nick no se molestó en preguntar cómo Kevin había conseguido sobrevivir a ese encuentro. O Mago le había dejado escapar o Kevin era más listo de lo que Nick creía.
—¿Sabes adonde piensan ir?
—No, pero sospecho que antes de irse mandarán a algunos hombres para matarme. Espero lograr que uno de ellos me diga dónde se encuentra la sede de la orden.
—¿Y cómo piensas extraerle esa información?
Sus ojos azules se clavaron en los de Nick.
—Con tu ayuda.
Nick se rió; una risa seca.
—¿Y por qué iba yo a ayudarte?
—Porque ya que no vas a salvar a ___ de la muerte, lo menos que puedes hacer es vengarte de lo que le han hecho.
Nick se puso de pie en menos de lo que se tarda en parpadear.
—Ya me he cansado de tus sermones y de tus indirectas. Tú no sabes nada, nada, sobre mí, o sobre lo que se siente al vivir eternamente mientras ves morir a la gente que te importa. ¿Es eso lo que quieres para ___?, ¿quieres que vea envejecer y morir a todas sus hermanas?
Kevin lo miró a los ojos, de igual a igual.
—No importa lo que yo quiera. Lo que importa es lo que quiera___. ¿Te has molestado en preguntárselo? ¿En dejar que sea ella quien elija?
Nick se pasó la mano por el pelo.
—Por supuesto que no.
Kevin se levantó. Nick era más alto, pero Kevin era más musculoso. Si ambos fueran humanos, habría sido una pelea equilibrada.
Pero uno de ellos no era humano. Y a Kevin Grey no parecía importarle.
—Entonces para ya de tratar de intimidarme con tus gritos y tus amenazas y deja que piense en un modo de salvar a ___ y a su familia antes de que amanezca.
¿Antes de que amanezca? Eso era un poco melodramático.
—¿Qué? ¿Ahora quieres que convierta a toda la familia Rylanden vez de sólo a ___?
—No. Lo que quiero es que me ayudes a protegerlos de los hombres que seguro están de camino a Rosecourt mientras tú y yo estamos hablando. —Kevin pasó por su lado—. No creerás que esos tipos tienen intención de dejar con vida a ninguno de los Ryland, o a ninguno de nosotros, ¿no?
Capitulo 14
–¿Has encontrado algo? —preguntó Molyneux tras treinta minutos de absoluto silencio.
Nick apartó el tapiz que tapaba la entrada del túnel y se sacudió el polvo y las telarañas de los pantalones.
—Nada. Es obvio que Temple sólo utilizaba el túnel para entrar y salir del sótano. El pasadizo llevaba hasta la playa, a un sitio recluido cerca de la base de los acantilados. Estaba lo bastante alejado del suelo como para evitar que los humanos treparan hasta él y parecía lo suficientemente peligroso como para disuadirlos de hacerlo. No le extrañaba que Temple hubiera escogido ese lugar como escondite.
La pequeña celda estaba muy limpia y casi no había polvo, lo que significaba que Temple había estado viviendo allí hasta hacía poco. La esencia de vampiro aún permanecía en el aire, lo que implicaba que había estado allí antes del accidente de ___.
Pero aquello no había sido un accidente. Tal vez el veneno no iba dirigido en concreto a ella, de hecho Nick dudaba que así fuera; era una trampa destinada a detener a cualquier intruso. ¿La había preparado Temple? Probablemente, dado que el veneno era el mismo que ellos habían encontrado siglos atrás. Eso, o quien fuera que estuviera detrás de Temple descendía de los templarios. Las dos explicaciones parecían poco probables, pero no imposibles. Y una de ellas tenía que ser cierta.
Nick se agachó junto al catre para observar mejor el arma utilizada. Un cable que cruzaba el suelo había servido de gatillo para disparar el dardo que hirió a ___. Ella habría tropezado con él al acercarse a mirar al hombre muerto. No era una instalación demasiado sofisticada. Quien había dejado allí aquel cadáver, sabía que quien se acercara a él acabaría siendo envenenado.
Tal vez por eso lo había hecho.
—¿Acompañaste a Grey a deshacerse del muerto?
Molyneux dejó de investigar la trampilla secreta del suelo. Soltó la esquina de la alfombra y tosió al inhalar un poco de polvo.
—Para serte sincero, y aunque Dios me lo tenga en cuenta algún día, estaba demasiado preocupado por ti y por la señorita Ryland como para prestar atención a lo que el señor Grey hacía con ese cadáver que casi logra mataros a ambos.
Nick se puso de pie.
—Tal vez hayan secuestrado a Temple. —La idea de que alguien pudiera secuestrar a un vampiro era absurda pero no imposible, en especial si ese alguien sabía lo que estaba haciendo y contra quién se enfrentaba.
Esa idea le daba miedo. ¿Habían secuestrado a Temple o él había logrado huir tras matar al intruso? Había signos que sustentaban ambas opciones, sin olvidar al hombre muerto, claro. Allí había habido una pelea, pero no parecía que nada ni nadie hubiera sido arrastrado hacia la entrada, ni que el pasadizo hubiera sido utilizado recientemente.
Pero los vampiros, a pesar de lo escurridizos que podían ser no podían desaparecer. Y a no ser que Temple hubiera aprendido algún truco nuevo, de ningún modo podía salir volando de un sitio tan soterrado.
Siendo realista, Nick tenía que reconocer que lo que tenía más sentido era pensar que Temple se había marchado, pero las pruebas, y su instinto, le decían que su amigo no se había ido de aquel sótano por su voluntad, ni por su propio pie. Lo que significaba que quien lo hubiera hecho, había inmovilizado a Temple y se lo había llevado de allí como un fardo.
Esto no me gusta nada —comentó Molyneux mientras se sentaba suspirando en una silla.
A mí tampoco. —Un destello dorado captó la atención de Nick y se agachó con cuidado de no disparar ninguna otra trampa. Había un sencillo anillo dorado al lado del catre. Lo reconoció en seguida.
Era el anillo de Temple, el que le había regalado su esposa.
Nick lo cogió y se volvió hacia el sacerdote.
—Él no se habría ido sin esto.
Molyneux se frotó la frente con dedos temblorosos.
¿Quién tendría la fuerza suficiente para llevarse a Temple?
El anillo se deslizó con suavidad en el dedo anular de la mano derecha de Nick. No iba a dejar ese anillo allí para que cualquiera pudiera robarlo. Se lo devolvería a Temple cuando lo encontraran.
—Tiene que haber sido gente que supiera a lo que se estaban enfrentando. La cuestión es, ¿cómo lo sabían?
—Quizá yo pueda responder a eso.
A Nick no le sorprendió la llegada de Kevin, hacía rato que le había oído acercarse, pero su afirmación sí fue inesperada.
Como también el olor a sangre y a rabia que desprendía por todos sus poros. Nick entrecerró los ojos y vio cómo el joven entraba en el sótano y se acercaba a la luz de la lámpara que iluminaba su interior. Algo había pasado, y había cambiado a Kevin Grey. Aquel estudioso tenía ahora el aspecto de un guerrero.
—Lo sabían porque yo se lo dije —continuó Kevin—. De hecho, casi todo esto es culpa mía.
Una rabia oscura nubló la visión de Nick. Aquel mequetrefe tenía la osadía, sabiendo quién era él, de ponérsele delante y asumirla responsabilidad de lo que le había pasado a ___.
Nick no pudo evitar rugir delante de Kevin, lo que lo hizo sentir poco menos que como un animal.
—Dame un solo motivo para no matarte.
Al joven ni siquiera le tembló la voz.
—Porque si estoy muerto no puedo arreglar lo que he hecho.
No, pero Nick se sentiría mucho mejor.
—¿Y crees que estando vivo podrás hacerlo ?
Kevin lo miró directamente a los ojos.
—No lo sé, pero quiero intentarlo.
—Intentarlo no es suficiente para ___. —Apretó los dientes. Los colmillos le arañaron el labio inferior. Un mordisco rápido bastaría para eliminar a Kevin Grey para siempre.
Y ___ lo odiaría por ello.
—Yo nunca prometí salvarla. Me ofrecí a ayudarla para que ella pudiera hacerlo. Intentarlo fue lo único que le ofrecí, fue lo único que ella me pidió. —Kevin levantó la barbilla—. Dime, señor inmortal, ¿qué le has dado tú? ¿A que no le has ofrecido tu sangre?
—Mon Dieu—susurró Molyneux. A pesar de que le retumbaban los oídos, Nick pudo oírle perfectamente.
—¿Qué sabes tú de mi sangre? —No podía ser que estuviera insinuando que Nick la convirtiera en un vampiro. Por Dios, claro que sí; eso era precisamente lo que estaba diciendo. Antes ya lo había insinuado.
Kevin se encogió de hombros como si la respuesta fuese evidente.
—He estudiado a los de tu especie desde que oí hablar por primera vez de Dreux. Sé que tu sangre podría salvar a _______.
—Evitaría que muriera, pero no la «salvaría». —Aquel chico era idiota. ¿Por eso había llevado a ___ esa noche al sótano? ¿Sabía que allí había una trampa? Nick se acercó a Kevin. El joven no se apartó, pero Nick pudo oler su inquietud.
—¿La trajiste aquí con la esperanza de que encontrara el Grial Maldito?
—La traje aquí porque quería que ella pudiera escoger por sí misma si lo utilizaba o no; fuera cual fuese el Grial que encontráramos.
Nick no debería estar tan sorprendido como estaba.
—¿Incluso si hubiera sido el Grial Maldito?
Kevin asintió.
—Tengo asumido que no quieres transformarla, pero de poder elegir, tal vez ella decidiera salvarse a sí misma.
—¿Salvarse a sí misma? ¿Te has vuelto loco? —¿Cómo podía Grey plantearse tal cosa?—. Lo único que haría sería condenar su alma para siempre.
Grey miró a Nick como si creyera que él era el idiota de los dos.
—¿De dónde sacas esa idea?
—Los vampiros son una raza demoníaca, querido muchacho.
Grey se encogió de hombros.
Yo prefiero creer que son descendientes de la primera mujer de Adán y de un ángel caído, pero si tú quieres creer que son demonios, adelante.
—¿Hay alguna diferencia? Un ángel caído es eso, y tanto Lilith como Sammael lo eran.
—También fueron creados por Dios —argumentó Kevin—. El hecho de que cayeran presa de la oscuridad no cambia eso. Incluso Lucifer sigue siendo un ángel.
Molyneux intervino:
Cualquier otro día estaré encantado de discutir sobre todo esto con usted, señor Grey, pero ahora no tenemos tiempo. Por favor, cuéntenos lo que sabe.
Nick miró desconfiado cómo el joven se acercaba a la mesa junto a la que Molyneux estaba sentado. Quería arrancarle el cuello a Grey sólo por haber puesto a ___ en peligro, pero no podía hacerlo; en parte porque pensaba que podía serles útil y en parte porque quería creer todo lo que aquel joven les estaba diciendo. Tal vez si se lo oía decir a más gente acabaría por tener esperanza, por creer que, para él, la salvación aún era posible.
—Hace algún tiempo, un hombre se me acercó. Me dijo que había oído decir que yo estaba interesado en Dreux Beauvrai, y que éltenía mucha información sobre vosotros seis. —Miró a Nick—. También sabía mucho acerca del Grial Maldito. Incluso me dijo que sabía dónde estaba escondido.
—¿Cómo se llama ese hombre?
—Yo sólo lo conocía por Mago. Es el líder de una orden de magos que se hacen llamar la Palma de Plata.
La Palma de Plata. Nick había oído a hablar de ellos antes, en susurros y en algunos textos antiguos. Se llamaban así en referencia a la plata que había estado en las manos de Judas Iscariote, aquellas monedas imbuidas de la esencia de Lilith, la madre de los vampiros. La misma plata que se había fundido para moldear el cáliz del que él y sus amigos habían bebido.
Dios, ¿estaban relacionados con la orden de los templarios que había escondido tiempo atrás el Grial Maldito? ¿Eran ellos los que tenían a Temple y ese Grial?
Nick intentó esconder el pánico que empezaba a dominarlo.
—¿Fue él quien propició que conocieras a ___?
—No. Eso fue una casualidad, pero sí fue él quien me animó a darle ánimos y a apoyar sus teorías. Al principio creí que sólo fantaseaba, pero luego me contagié de su entusiasmo.
—Estoy seguro de que fue así. —Oh, sí, se moría de ganas de arrancarle la cabeza.
Kevin miró a Nick angustiado.
—Yo también empecé a creer que era posible. Nos hicimos buenos amigos y, cuando me enteré de que estaba enferma, decidí que haría todo lo que estuviera en mi mano para ayudarla a encontrar el Grial. —Miró alrededor de la pequeña celda—. Llegué a pensar que lo encontraríamos, que Mago estaba equivocado sobre lo que había escondido aquí, en estas ruinas.
No lo estaba. —El tono de voz de Nick fue frío y seco como las piedras que los rodeaban.
Tan pronto como me di cuenta de quién eras, empecé a sospecharlo. Supe que a vosotros sólo os enviaban para evitar que alguien encontrara el Grial Maldito. No le dije a Mago lo cerca que estábamos de la entrada del sótano porque quería tener esa ventaja, pero al parecer había un espía entre mis hombres porque él se enteró de todos modos. El cadáver que encontró _______ pertenecía a la orden. —Le tembló un músculo de la mandíbula—. Mago envió a sus hombres para atrapar a Temple y apoderarse del Grial Maldito. Tenían instrucciones de matar a quien se interpusiera en su camino.
Se quedaron en silencio. Nick le observó con detalle y volvió a detectar el olor a sangre en él.
—¿Dónde has estado?
—Llevé el cadáver de ese esbirro a Mago.
O estaba mintiendo o era increíblemente estúpido... y valiente.
—¿Confiabas en que él te matara antes de que yo pudiera hacerlo? No.
—Para disgusto de Nick, Kevin no parecía demasiado preocupado por su vida—. Pensé que podría sonsacarle alguna información.
¿De alguien que se llamaba a sí mismo Mago? ¿De un hombre que probablemente pertenecía a las más altas esferas de la orden de la Palma de Plata? Decididamente, aquel chico era estúpido.
—Pero no lo conseguiste.
—No. Pero sé que ayer no habían dejado Inglaterra.
Nick no se molestó en preguntar cómo Kevin había conseguido sobrevivir a ese encuentro. O Mago le había dejado escapar o Kevin era más listo de lo que Nick creía.
—¿Sabes adonde piensan ir?
—No, pero sospecho que antes de irse mandarán a algunos hombres para matarme. Espero lograr que uno de ellos me diga dónde se encuentra la sede de la orden.
—¿Y cómo piensas extraerle esa información?
Sus ojos azules se clavaron en los de Nick.
—Con tu ayuda.
Nick se rió; una risa seca.
—¿Y por qué iba yo a ayudarte?
—Porque ya que no vas a salvar a ___ de la muerte, lo menos que puedes hacer es vengarte de lo que le han hecho.
Nick se puso de pie en menos de lo que se tarda en parpadear.
—Ya me he cansado de tus sermones y de tus indirectas. Tú no sabes nada, nada, sobre mí, o sobre lo que se siente al vivir eternamente mientras ves morir a la gente que te importa. ¿Es eso lo que quieres para ___?, ¿quieres que vea envejecer y morir a todas sus hermanas?
Kevin lo miró a los ojos, de igual a igual.
—No importa lo que yo quiera. Lo que importa es lo que quiera___. ¿Te has molestado en preguntárselo? ¿En dejar que sea ella quien elija?
Nick se pasó la mano por el pelo.
—Por supuesto que no.
Kevin se levantó. Nick era más alto, pero Kevin era más musculoso. Si ambos fueran humanos, habría sido una pelea equilibrada.
Pero uno de ellos no era humano. Y a Kevin Grey no parecía importarle.
—Entonces para ya de tratar de intimidarme con tus gritos y tus amenazas y deja que piense en un modo de salvar a ___ y a su familia antes de que amanezca.
¿Antes de que amanezca? Eso era un poco melodramático.
—¿Qué? ¿Ahora quieres que convierta a toda la familia Rylanden vez de sólo a ___?
—No. Lo que quiero es que me ayudes a protegerlos de los hombres que seguro están de camino a Rosecourt mientras tú y yo estamos hablando. —Kevin pasó por su lado—. No creerás que esos tipos tienen intención de dejar con vida a ninguno de los Ryland, o a ninguno de nosotros, ¿no?
Andrea P. Jonas:)
Re: "Mia Para Siempre" Nick J. y Tu Terminada
estupenda dios q mas pasara la intriga me carcome siguelaaaaaaaaaaa estya increible AMO la novela es muy linda
ElitzJb
Re: "Mia Para Siempre" Nick J. y Tu Terminada
OMJ que va a pasar
Ahhhh Plis siguelaaaaaaaa!!
Cada día esta mejor
Plis Plis Plis Siguela!!
Ahhhh Plis siguelaaaaaaaa!!
Cada día esta mejor
Plis Plis Plis Siguela!!
Karli Jonas
Re: "Mia Para Siempre" Nick J. y Tu Terminada
heeeyyy chicas!!! como estan??
ya vengo a dejarles el cap de hoy!!! y creo q les va a encantar! bueno ya no hablo mas y les dejo el cap! q lo disfruten! ;) y gracias por sus comentarios!
Cuando se despertó aún era de noche, y aunque estaba un poco mareada por la falta de sueño, supo que había alguien más en la habitación.
Apenas tuvo tiempo de reaccionar antes de que un par de ásperas manos la arrancaran de la cama. Eran varios. Luchó contra ellos, les dio patadas, les golpeó, gritó, pero la redujeron rápidamente. Se cayó al recibir un puñetazo en la mandíbula, y el golpe la hizo callar; sentía como si la cabeza le fuera a estallar.
No intentó resistirse de nuevo. La próxima vez tal vez la dejaran inconsciente, y entonces no podría hacer nada para defenderse.
La arrastraron escaleras abajo hasta el salón. Allí había dos hombres más apuntando con sendos revólveres a Selena y Justin, su marido. Selena estaba aterrorizada. ___ intentó acercarse a ella, pero el hombre que había a su espalda la detuvo agarrándola del brazo con fuerza.
___ miró a su hermana para intentar tranquilizarla. Un montón de hombres armados trajeron al resto de la familia, incluido su padre. Los rodearon y acorralaron como a un rebaño de ovejas, todos en pijama o camisón y temblando confusos.
—¿Qué quieren? —preguntó su padre.
Uno de los hombres que había cogido a ___, el que parecía el líder dada la autoridad que desprendía, la miró antes de contestar.
—Su hija se ha mezclado en unos asuntos que no debería. No podemos permitir que la información que tiene salga de aquí.
¿Asuntos? ¿Información? ¿De qué estaban hablando? Era imposible que se refirieran a su búsqueda del Grial.
Oh, Dios, sí se referían a eso. El hombre muerto del sótano iba vestido como aquellos hombres. Era uno de ellos. Sabían lo del sótano. Habían sido ellos quienes entraron antes que Kevin y ella. Fuera lo que fuese lo que allí había, ahora estaba en su poder.
Aquellos tipos iban a matarlos a todos. No bastaba con haberle arrebatado a ella la posibilidad de vivir, iban a dejar que muriera sabiendo que, por culpa de sus actos, toda su familia iba a ser asesinada. De no haber sido por sus estúpidas ambiciones de derrotar a la muerte nada de aquello estaría pasando.
___ miró a los aterrorizados ojos de Selena.
—Lo siento —susurró y le tembló la voz a causa de las lágrimas que pugnaban por escapársele.
El hombre que estaba delante de todo, amartilló la pistola frente a su padre. Oh, Dios, iba a dispararle a él primero.
Su padre cerró los ojos, calmado y valiente. ___ nunca lograría tener tanto coraje, nunca podría aceptar la muerte, que significaba el final de todo.
Ante su sorpresa, el hombre se detuvo al oír las palabras de uno de sus compañeros.
—Aún no. Todavía no los tenemos a todos.
Como conjurados por esas palabras, la puerta se abrió y entraron más hombres vestidos de negro. Empujaron a Molyneux y a Kevin dentro de la habitación. Llevaban también a otro prisionero esposado. Sin verle la cara, ___ supo quién era. Lo supo por su melena dorada, por la fuerza que emanaba de su cuerpo. Molyneux y Kevin iban en bata, como sus cuñados, pero Nick sólo vestía un par de pantalones negros. En la espalda, en la parte superior del hombro derecho, tenía una cicatriz en forma de cruz.
A pesar del peligro que corrían, ___ no pudo evitar quedarse embobada mirando el magnífico torso desnudo de Nick. Dorado, musculoso, cubierto por una fina capa de vello. Sus bíceps eran duros y suaves a la vez, y los músculos de sus hombros se tensaban con cada movimiento, como si estuviera esperando el mejor momento para atacar.
Dios, ¿iba a tener que verle morir a él también? ¿Iban a morir todos juntos?
—¿Por qué hacen esto? —El sonido de su propia voz la sorprendió.
Uno de los hombres la miró. En sus ojos grises sólo había frialdad. Empujó a Kevin hacia ella.
—Pregúnteselo a él.
La mirada que vio en Kevin no se la había visto nunca antes. ¿Dónde estaba su joven amigo? En su lugar había un hombre furioso que parecía dispuesto a matar. ¿Desde cuándo era así? ¿Y por qué había sangre en la manga de su bata? ¿Le habían hecho daño?
—¿Kevin?
El la miró a los ojos.
—Lo siento, ___. Todo esto es culpa mía.
«¿Qué?»
—¿Cómo?
Antes de que el joven pudiera responder, uno de sus captores dio un paso adelante.
—Basta de charlas. Abra las cortinas. Dentro de poco habrá amanecido y no queremos ninguna sorpresa por parte de nuestro querido amigo.
___ se quedó helada. Al decir eso, el tipo señaló a Nick, a quien habían dejado en la esquina más oscura de la habitación. ¿Cómo podían saber lo de la enfermedad de Nick? O, lo que era más importante, ¿qué tipo de monstruo era aquel hombre para condenar a Nick a sufrir una muerte tan dolorosa?
—Bastardo —lo insultó ___.
El hombre se dio la vuelta para mirarla y la apuntó con la pistola en el pecho.
—Humm. Ya que eres la única que pone pegas, creo que las cortinas deberías correrlas tú.
—No.
Amartilló la pistola.
—Hazlo.
Por primera vez desde que había empezado aquella pesadilla, ___ sintió que tenía un poco de control sobre la situación.
—¿Qué, vas a matarme? Yo ya me estoy muriendo, cretino. Nada podrá evitarlo, así que si quieres dispararme, adelante. Me ahorrarás un montón de sufrimiento. Pero si quieres abrir las cortinas, hazlo tú mismo.
___ miró a Nick. ¿Era admiración lo que brillaba en sus ojos? ¿O era algo más? Fuera lo que fuese, la hizo sentir mejor. Por primera vez en mucho, mucho tiempo, se sintió fuerte y en poder de su destino.
Pero esa sensación le duró muy poco, porque el hombre apuntó con la pistola a otro objetivo, Danielle.
—Abre las cortinas o le dispararé a ella.
A ___ le sobrevino una amarga y casi incontenible náusea. Entonces sí se sintió indefensa. Volvió a mirar a Nick. ¿Podría perdonarla por el daño que iba a causarle al salvar a su hermana?
Nick asintió mirándola a los ojos. Lo entendía, pero eso no hizo que ___ se sintiera mejor cuando llegó delante de la ventana y corrió las cortinas.
Durante un instante, se quedó mirando los cristales. Debería entrar la luz, pero seguían completamente a oscuras.
Parecía pintura. Habían pintado las ventanas de negro. ¿Acaso ellos tres habían anticipado ese ataque?
Esta vez, cuando ___ lo miró, no tuvo ninguna duda de lo que Nick sentía. Por un lado estaba satisfecho de sí mismo, y por otro parecía ansioso por pelear. ___ se asustó un poco. Se excitó. Sintió esperanza.
Tampoco tuvo ninguna duda de lo que pensaban los hombres que los mantenían prisioneros.
Luego todo pasó muy rápido. Los hombres se volvieron hacia Nick y le dispararon todos a la vez sin parar. Su familia corrió aponerse a salvo y ___ gritó al ver cómo mataban al hombre que tanto había llegado a significar para ella.
Pero Nick no cayó al suelo como su destrozado corazón había temido. No se derrumbó, sino que los atacó.
Kevin la empujó contra el suelo y la llevó detrás de un sofá para protegerla. ___ gateó hacia adelante para poder ver lo que pasaba. Tenía que ver lo que le hacían a Nick; su corazón se lo exigía.
Se sintió sobrecogida al verlo aún de pie. Tenía el pecho cubierto de heridas y la sangre corría a borbotones por su torso bronceado, pero aun así se movió con una agilidad y una rapidez hipnóticas, y con una precisión letal que la dejó sin aliento.
Con la cadena de las esposas estranguló a un hombre. Un simple apretón y ese hombre cayó muerto. Éste ni siquiera había tocado la alfombra cuando Nick se abalanzaba ya sobre otro tipo, al que mató con la misma eficacia. Se movía tan rápido que se lo veía borroso.
Una parte de ___ se dio cuenta de que debería estar horrorizada, pero no lo estaba. Se sentía demasiado aliviada como para eso. Dios, ¿de verdad podrían salir ilesos de aquello?
¿Y qué pasaba con Nick? Debería estar muerto. Aquellos disparos deberían haberlo matado. ¿Por qué seguía vivo? ¿Cómo había logrado liberarse de los grilletes que llevaba en las piernas al entrar en la habitación? ¿Cómo había roto las esposas que le apresaban las muñecas? ¿Cuándo lo había hecho? Un momento antes aún las llevaba...
Lo observó mientras eliminaba a un hombre tras otro. Un tipo lo atacó con una daga y se la clavó profundamente en el pecho. ___ gritó asustada.
Ése era el final. Tendría que verlo morir. Oh, Dios.
Pero Nick seguía vivo. Se arrancó la daga del pecho y la lanzó despreocupado. Acertó al cuello de uno de sus captores, que se derrumbó en el suelo retorciéndose de dolor.
___ se quedó boquiabierta.
Kevin intentó arrastrarla detrás del sofá.
—No mires. No deberías ver eso.
___ se volvió hacia él; empezaba a estar aturdida.
—¿Qué es lo que estoy viendo, Kevin?
Su amigo le sonrió resignado y se quitó la bata. Debajo llevaba unos pantalones y una camisa. Una venda manchada de sangre le cubría la parte superior del brazo izquierdo. Al parecer, la bata se la había puesto para hacer creer a aquellos maleantes que no los esperaban.
Sacó una pistola de la cintura de los pantalones.
—Estás viendo cómo Nicholas de Jonas nos salva de una muerte segura.
—¿Nicholas de Jonas? —Pero si ése era el caballero del cuento de Nick. Nick no podía ser Nicholas, no si la historia era tan antigua como él decía.
¿O sí podía?
Volvió a mirar desde detrás del sofá y vio cómo Kevin se ponía de pie y empezaba a disparar. A su alrededor, su familia permanecía escondida debajo y detrás de los muebles, mientras Kevin, Nick e incluso el padre Molyneux luchaban sin tregua.
Los ojos de Nick brillaban de un modo sobrenatural, como si tuvieran una luz en su interior. ___ vio cómo sonreía al ver que un hombre se abalanzaba sobre él. ¿Eran colmillos eso que tenía en la boca?
Se escondió detrás del sofá y se apoyó para sujetarse. ¿Se estaba volviendo loca? ¿El miedo la hacía tener visiones?
Y de repente la habitación quedó en silencio. No hubo más disparos, ni más gritos ni se rompieron más cosas.
___ gritó al ver aparecer a un hombre delante de ella. Pero no era un hombre cualquiera, era Nick, con un aspecto perfectamente normal para tener el pecho lleno de disparos. Oh, sí, y también lo habían apuñalado.
—¿Estás bien? —preguntó él.
___ no podía dejar de mirar la sangre que le manchaba la cara, y las heridas que tenía en el pecho.
—Creo que esa pregunta debería hacerla yo.
—Estoy bien.
Ella tragó saliva.
—No Nick, no lo estás. —Nadie podía estarlo después de todo aquello. Nadie.
La piel del torso de él empezó a cambiar. ___ parpadeó. Entrecerró los ojos y se acercó sin importarle observar tan de cerca el pecho de un hombre desnudo. Una de dos, o tenía alucinaciones o...
Bueno, debía de tener alucinaciones, porque no podía ser quelas heridas de Nick se estuvieran cerrando solas.
Pero, sin embargo, eso era lo que estaban haciendo. ___ vio cómo el desgarro que había causado la daga empezaba a cerrarse y a cicatrizar. ¡Se estaba curando delante de sus propios ojos!
Levantó la vista hacia Nick.
—¿Quién eres?
Él intentó sonreír, pero sólo consiguió parecer aún más triste.
—Soy un vampiro.
Y entonces ___, que siempre se había enorgullecido de ser una mujer valiente y atrevida, se desmayó.
ya vengo a dejarles el cap de hoy!!! y creo q les va a encantar! bueno ya no hablo mas y les dejo el cap! q lo disfruten! ;) y gracias por sus comentarios!
Capitulo 15
___ no estaba sola.Cuando se despertó aún era de noche, y aunque estaba un poco mareada por la falta de sueño, supo que había alguien más en la habitación.
Apenas tuvo tiempo de reaccionar antes de que un par de ásperas manos la arrancaran de la cama. Eran varios. Luchó contra ellos, les dio patadas, les golpeó, gritó, pero la redujeron rápidamente. Se cayó al recibir un puñetazo en la mandíbula, y el golpe la hizo callar; sentía como si la cabeza le fuera a estallar.
No intentó resistirse de nuevo. La próxima vez tal vez la dejaran inconsciente, y entonces no podría hacer nada para defenderse.
La arrastraron escaleras abajo hasta el salón. Allí había dos hombres más apuntando con sendos revólveres a Selena y Justin, su marido. Selena estaba aterrorizada. ___ intentó acercarse a ella, pero el hombre que había a su espalda la detuvo agarrándola del brazo con fuerza.
___ miró a su hermana para intentar tranquilizarla. Un montón de hombres armados trajeron al resto de la familia, incluido su padre. Los rodearon y acorralaron como a un rebaño de ovejas, todos en pijama o camisón y temblando confusos.
—¿Qué quieren? —preguntó su padre.
Uno de los hombres que había cogido a ___, el que parecía el líder dada la autoridad que desprendía, la miró antes de contestar.
—Su hija se ha mezclado en unos asuntos que no debería. No podemos permitir que la información que tiene salga de aquí.
¿Asuntos? ¿Información? ¿De qué estaban hablando? Era imposible que se refirieran a su búsqueda del Grial.
Oh, Dios, sí se referían a eso. El hombre muerto del sótano iba vestido como aquellos hombres. Era uno de ellos. Sabían lo del sótano. Habían sido ellos quienes entraron antes que Kevin y ella. Fuera lo que fuese lo que allí había, ahora estaba en su poder.
Aquellos tipos iban a matarlos a todos. No bastaba con haberle arrebatado a ella la posibilidad de vivir, iban a dejar que muriera sabiendo que, por culpa de sus actos, toda su familia iba a ser asesinada. De no haber sido por sus estúpidas ambiciones de derrotar a la muerte nada de aquello estaría pasando.
___ miró a los aterrorizados ojos de Selena.
—Lo siento —susurró y le tembló la voz a causa de las lágrimas que pugnaban por escapársele.
El hombre que estaba delante de todo, amartilló la pistola frente a su padre. Oh, Dios, iba a dispararle a él primero.
Su padre cerró los ojos, calmado y valiente. ___ nunca lograría tener tanto coraje, nunca podría aceptar la muerte, que significaba el final de todo.
Ante su sorpresa, el hombre se detuvo al oír las palabras de uno de sus compañeros.
—Aún no. Todavía no los tenemos a todos.
Como conjurados por esas palabras, la puerta se abrió y entraron más hombres vestidos de negro. Empujaron a Molyneux y a Kevin dentro de la habitación. Llevaban también a otro prisionero esposado. Sin verle la cara, ___ supo quién era. Lo supo por su melena dorada, por la fuerza que emanaba de su cuerpo. Molyneux y Kevin iban en bata, como sus cuñados, pero Nick sólo vestía un par de pantalones negros. En la espalda, en la parte superior del hombro derecho, tenía una cicatriz en forma de cruz.
A pesar del peligro que corrían, ___ no pudo evitar quedarse embobada mirando el magnífico torso desnudo de Nick. Dorado, musculoso, cubierto por una fina capa de vello. Sus bíceps eran duros y suaves a la vez, y los músculos de sus hombros se tensaban con cada movimiento, como si estuviera esperando el mejor momento para atacar.
Dios, ¿iba a tener que verle morir a él también? ¿Iban a morir todos juntos?
—¿Por qué hacen esto? —El sonido de su propia voz la sorprendió.
Uno de los hombres la miró. En sus ojos grises sólo había frialdad. Empujó a Kevin hacia ella.
—Pregúnteselo a él.
La mirada que vio en Kevin no se la había visto nunca antes. ¿Dónde estaba su joven amigo? En su lugar había un hombre furioso que parecía dispuesto a matar. ¿Desde cuándo era así? ¿Y por qué había sangre en la manga de su bata? ¿Le habían hecho daño?
—¿Kevin?
El la miró a los ojos.
—Lo siento, ___. Todo esto es culpa mía.
«¿Qué?»
—¿Cómo?
Antes de que el joven pudiera responder, uno de sus captores dio un paso adelante.
—Basta de charlas. Abra las cortinas. Dentro de poco habrá amanecido y no queremos ninguna sorpresa por parte de nuestro querido amigo.
___ se quedó helada. Al decir eso, el tipo señaló a Nick, a quien habían dejado en la esquina más oscura de la habitación. ¿Cómo podían saber lo de la enfermedad de Nick? O, lo que era más importante, ¿qué tipo de monstruo era aquel hombre para condenar a Nick a sufrir una muerte tan dolorosa?
—Bastardo —lo insultó ___.
El hombre se dio la vuelta para mirarla y la apuntó con la pistola en el pecho.
—Humm. Ya que eres la única que pone pegas, creo que las cortinas deberías correrlas tú.
—No.
Amartilló la pistola.
—Hazlo.
Por primera vez desde que había empezado aquella pesadilla, ___ sintió que tenía un poco de control sobre la situación.
—¿Qué, vas a matarme? Yo ya me estoy muriendo, cretino. Nada podrá evitarlo, así que si quieres dispararme, adelante. Me ahorrarás un montón de sufrimiento. Pero si quieres abrir las cortinas, hazlo tú mismo.
___ miró a Nick. ¿Era admiración lo que brillaba en sus ojos? ¿O era algo más? Fuera lo que fuese, la hizo sentir mejor. Por primera vez en mucho, mucho tiempo, se sintió fuerte y en poder de su destino.
Pero esa sensación le duró muy poco, porque el hombre apuntó con la pistola a otro objetivo, Danielle.
—Abre las cortinas o le dispararé a ella.
A ___ le sobrevino una amarga y casi incontenible náusea. Entonces sí se sintió indefensa. Volvió a mirar a Nick. ¿Podría perdonarla por el daño que iba a causarle al salvar a su hermana?
Nick asintió mirándola a los ojos. Lo entendía, pero eso no hizo que ___ se sintiera mejor cuando llegó delante de la ventana y corrió las cortinas.
Durante un instante, se quedó mirando los cristales. Debería entrar la luz, pero seguían completamente a oscuras.
Parecía pintura. Habían pintado las ventanas de negro. ¿Acaso ellos tres habían anticipado ese ataque?
Esta vez, cuando ___ lo miró, no tuvo ninguna duda de lo que Nick sentía. Por un lado estaba satisfecho de sí mismo, y por otro parecía ansioso por pelear. ___ se asustó un poco. Se excitó. Sintió esperanza.
Tampoco tuvo ninguna duda de lo que pensaban los hombres que los mantenían prisioneros.
Luego todo pasó muy rápido. Los hombres se volvieron hacia Nick y le dispararon todos a la vez sin parar. Su familia corrió aponerse a salvo y ___ gritó al ver cómo mataban al hombre que tanto había llegado a significar para ella.
Pero Nick no cayó al suelo como su destrozado corazón había temido. No se derrumbó, sino que los atacó.
Kevin la empujó contra el suelo y la llevó detrás de un sofá para protegerla. ___ gateó hacia adelante para poder ver lo que pasaba. Tenía que ver lo que le hacían a Nick; su corazón se lo exigía.
Se sintió sobrecogida al verlo aún de pie. Tenía el pecho cubierto de heridas y la sangre corría a borbotones por su torso bronceado, pero aun así se movió con una agilidad y una rapidez hipnóticas, y con una precisión letal que la dejó sin aliento.
Con la cadena de las esposas estranguló a un hombre. Un simple apretón y ese hombre cayó muerto. Éste ni siquiera había tocado la alfombra cuando Nick se abalanzaba ya sobre otro tipo, al que mató con la misma eficacia. Se movía tan rápido que se lo veía borroso.
Una parte de ___ se dio cuenta de que debería estar horrorizada, pero no lo estaba. Se sentía demasiado aliviada como para eso. Dios, ¿de verdad podrían salir ilesos de aquello?
¿Y qué pasaba con Nick? Debería estar muerto. Aquellos disparos deberían haberlo matado. ¿Por qué seguía vivo? ¿Cómo había logrado liberarse de los grilletes que llevaba en las piernas al entrar en la habitación? ¿Cómo había roto las esposas que le apresaban las muñecas? ¿Cuándo lo había hecho? Un momento antes aún las llevaba...
Lo observó mientras eliminaba a un hombre tras otro. Un tipo lo atacó con una daga y se la clavó profundamente en el pecho. ___ gritó asustada.
Ése era el final. Tendría que verlo morir. Oh, Dios.
Pero Nick seguía vivo. Se arrancó la daga del pecho y la lanzó despreocupado. Acertó al cuello de uno de sus captores, que se derrumbó en el suelo retorciéndose de dolor.
___ se quedó boquiabierta.
Kevin intentó arrastrarla detrás del sofá.
—No mires. No deberías ver eso.
___ se volvió hacia él; empezaba a estar aturdida.
—¿Qué es lo que estoy viendo, Kevin?
Su amigo le sonrió resignado y se quitó la bata. Debajo llevaba unos pantalones y una camisa. Una venda manchada de sangre le cubría la parte superior del brazo izquierdo. Al parecer, la bata se la había puesto para hacer creer a aquellos maleantes que no los esperaban.
Sacó una pistola de la cintura de los pantalones.
—Estás viendo cómo Nicholas de Jonas nos salva de una muerte segura.
—¿Nicholas de Jonas? —Pero si ése era el caballero del cuento de Nick. Nick no podía ser Nicholas, no si la historia era tan antigua como él decía.
¿O sí podía?
Volvió a mirar desde detrás del sofá y vio cómo Kevin se ponía de pie y empezaba a disparar. A su alrededor, su familia permanecía escondida debajo y detrás de los muebles, mientras Kevin, Nick e incluso el padre Molyneux luchaban sin tregua.
Los ojos de Nick brillaban de un modo sobrenatural, como si tuvieran una luz en su interior. ___ vio cómo sonreía al ver que un hombre se abalanzaba sobre él. ¿Eran colmillos eso que tenía en la boca?
Se escondió detrás del sofá y se apoyó para sujetarse. ¿Se estaba volviendo loca? ¿El miedo la hacía tener visiones?
Y de repente la habitación quedó en silencio. No hubo más disparos, ni más gritos ni se rompieron más cosas.
___ gritó al ver aparecer a un hombre delante de ella. Pero no era un hombre cualquiera, era Nick, con un aspecto perfectamente normal para tener el pecho lleno de disparos. Oh, sí, y también lo habían apuñalado.
—¿Estás bien? —preguntó él.
___ no podía dejar de mirar la sangre que le manchaba la cara, y las heridas que tenía en el pecho.
—Creo que esa pregunta debería hacerla yo.
—Estoy bien.
Ella tragó saliva.
—No Nick, no lo estás. —Nadie podía estarlo después de todo aquello. Nadie.
La piel del torso de él empezó a cambiar. ___ parpadeó. Entrecerró los ojos y se acercó sin importarle observar tan de cerca el pecho de un hombre desnudo. Una de dos, o tenía alucinaciones o...
Bueno, debía de tener alucinaciones, porque no podía ser quelas heridas de Nick se estuvieran cerrando solas.
Pero, sin embargo, eso era lo que estaban haciendo. ___ vio cómo el desgarro que había causado la daga empezaba a cerrarse y a cicatrizar. ¡Se estaba curando delante de sus propios ojos!
Levantó la vista hacia Nick.
—¿Quién eres?
Él intentó sonreír, pero sólo consiguió parecer aún más triste.
—Soy un vampiro.
Y entonces ___, que siempre se había enorgullecido de ser una mujer valiente y atrevida, se desmayó.
Andrea P. Jonas:)
Re: "Mia Para Siempre" Nick J. y Tu Terminada
Nick cogió a ___ antes de que llegara al suelo. Su sangre manchó el virginal camisón y sintió un nudo en el estómago sólo de pensar que esa sangre podría haber sido la de ella. Gracias a Dios no le habían hecho daño.
Se puso de pie llevándola entre sus brazos. Despacio, la depositó en el sofá, inseguro de cómo hacerla volver en sí. Al incorporarse, vio que toda la familia Ryland estaba reunida a su alrededor, y que lo miraban como un puñado de gatos asustados.
—No voy a haceros daño —les dijo. Seguro que no tardarían en perseguirlo con antorchas ardiendo y cuchillos afilados.
—Si ésa fuera tu intención ya lo habrías hecho —dijo Thomas.
Selena miró a su padre como si creyera que se había vuelto loco, mientras las otras mujeres y sus maridos miraban a Nick como un niño mira a un tigre. Como si quisieran abrazarlo pero tuvieran miedo de hacerlo.
—¿Quiénes eran esos hombres? —preguntó ___.
Nick se dio la vuelta y vio que Molyneux la había reanimado. El sacerdote le sujetaba la mano mientras ella hablaba.
Le fue muy fácil mirarla a los ojos. En ellos no había odio, sólo incredulidad. Seguro que cuando se le hubiera pasado el susto empezaría a temerle.
—Pertenecen a una orden llamada la Palma de Plata.
Por su expresión, era obvio que ___ nunca había oído hablar de ellos. Pero de algún modo supo a qué habían ido allí.
—Iban a matarnos por culpa de mi obsesión con el Grial.
El dolor y la convicción que había en esas palabras destrozaron el corazón de Nick.
—No por tu culpa, ___. Nunca ha sido por tu culpa.
O nadie se dio cuenta de que él le hablaba con semejante cariño o a nadie le importó. A esas alturas era difícil de dilucidar. Todos seguían mirándolo como si fuera una especie de dios o de animal salvaje.
Todos excepto ___, por supuesto. Ella estaba demasiado ocupada sintiéndose culpable como para hacer nada más. A Nick le sorprendió darse cuenta de lo mucho que anhelaba que ella lo mirara con admiración. A pesar de lo mal que se sentía por ser lo que era, le habría gustado que ella lo mirase como si fuera especial.
Quería ser especial, no un monstruo.
—Ellos no buscan el Santo Grial —prosiguió Nick. No iba a justificar lo que Kevin Grey había hecho, pero no quería que ___ se sintiera culpable por aquel derramamiento de sangre— Buscan algo mucho más antiguo, algo llamado el Grial Maldito. Un amigo mío lo estaba protegiendo, pero al parecer han utilizado tu excavación para llegar hasta él, y me temo que lo hayan capturado.
Nick miró a Kevin por encima de ___. El joven de ojos azules asintió y entendió que Nick quería que él explicara el resto de detalles. Kevin conocía mejor que Nick a toda la familia, y de verdad no había querido hacerles daño. Además, él era a quien la orden había engañado y utilizado. Le correspondía a él contarlo, no a Nick.
___ frunció el cejo.
—¿Y tu amigo? ¿Está muerto?
Nick sintió que le dolía el pecho de emoción. Ella pensaba en él; a pesar de todo a ___ le importaba su dolor.
—No creo, no.
No estaba seguro de cómo lo sabía, pero estaba casi convencido de que Temple seguía vivo. También estaba prácticamente convencido de que la orden de la Palma de Plata lo tenía prisionero. El hombre que se hacía llamar Mago no estaba en el grupo que los había atacado, así que con toda probabilidad ya se habían trasladado. Fuera lo que fuese lo que tramaran, necesitaban a los vampiros vivos. Nick había oído cómo uno de los hombres le recordaba a otro que no podían matarlo al atraparle.
De hecho, se apostaba lo que fuese a que la orden había atacado al amanecer creyendo que sería cuando él estuviese más débil cuando sería más fácil capturarle.
Demetria recuperó la voz:
—Eres un vampiro.
No era ninguna pregunta, pero él respondió de todos modos.
—Sí.
Demetria se acercó a él, lo bastante como para colocarse delante de su familia, pero no tanto como para alejarse de lo que debía de considerar una distancia segura. O de lo que ella consideraba segura. Nick no iba a decirle que si quisiera atacarla, nadie, ni siquiera todos juntos, podrían impedirlo.
—¿Como el conde Drácula?
Mon Dieu, ¿acaso no había nadie que no hubiera leído ese maldito libro?
—No, como él no.
—¿Cómo Varney?
—No.
—¿Lord Ruthven?
—No.
Bueno, sin duda había leído mucho sobre el tema.
—Por lo que yo sé, la literatura nunca ha descrito a los vampiros con exactitud. —Eso, o él y sus cuatro amigos eran una rareza entre la especie.
Y en esos momentos no estaba dispuesto a considerar esa posibilidad.
Demetria apretó los labios.
—Bueno, alguien debería hacerlo.
Nick intentó sonreír.
—La mayoría de nosotros trata de evitar el contacto prolongado con los humanos.
—¿Por qué? —preguntó Demetria con curiosidad académica.
—Tal vez porque entonces empiezan a preguntarse qué vino es el mejor para acompañarnos, Demi.
Nick frunció el cejo al oír el sarcasmo de ___.
—Tinto —dijo.
Ahora sí lo miró como si fuera un monstruo. Él nunca había intentado hacerle daño, ni a ella ni a su familia. Había matado a otros para protegerlos, estaba cubierto de su propia sangre; una sangre que le inundaba los sentidos y hacía que le dolieran las encías. Pero aun así, Nick controlaba sus instintos. Si días atrás no se hubiera alimentado de aquellas prostitutas, si hubiera seguido bebiendo sólo la dosis diaria que le daba Molyneux, en esos momentos no podría mantener ese control.
—Porque —le contestó a Demetria en tono distante—, los humanos tienden a reaccionar de un modo muy violento hacia aquello que no conocen o no entienden. Es más seguro para nosotros evitar esas situaciones.
___ se sonrojó y apartó la mirada, su atención volvió a centrarse en su torso herido. Las heridas seguían curándose; notaba la piel que las rodeaba ardiendo y el cuerpo entero le dolía. ¿Le daba asco verle? ¿Le tenía miedo? Nick recogió la bata que Kevin había tirado junto al sofá y se la puso, la cerró lo mejor que pudo y anudó el cinturón.
—No quería incomodarte —murmuró ___, evitando mirarlo a los ojos.
Nick se encogió de hombros. En realidad, no esperaba que ella lo aceptara como lo que era.
—No te preocupes.
A ___ se le escapó una risa tonta; era imposible que no se preocupara.
Nick no había tenido intención de que lo pillaran sin camisa, pero la que llevaba estaba llena de pintura negra y suciedad. Se estaba cambiando cuando la orden de la Palma de Plata apareció.
Le había sido difícil controlar su rabia y no matarlos en aquel mismo instante, pero necesitaba tenerlos a todos juntos. Tenía que proteger a la familia Ryland. En ese momento, vestirse no le había parecido tan importante.
—¿Qué habéis hecho con las ventanas?
Para ser alguien que no podía soportarlo no dejaba de hacerle preguntas. ¿Por qué no se lo preguntaba a Molyneux o a Grey en vez de a él?
—Las pruebas que encontramos en el sótano nos hicieron pensar que tal vez atacarían la casa. Kevin tuvo la idea de cubrir las ventanas para evitar que el sol entrara y así no pudieran utilizar mi punto débil en mi contra.
—¿La luz del sol es tu único punto débil?
—Soy un hombre. Tengo muchos puntos débiles.
___ se burló de esa respuesta.
—Bueno, sabemos que las balas y las dagas no están entre ellos.
Parecía casi celosa. Tal vez no fuera asco lo que sentía hacia él.
—Sí, es difícil matarme, pero no imposible.
—Pero el cáncer no te mataría, ¿a que no?
Si lo hubiera rociado con agua bendita o le hubiera marcado con un crucifijo no se habría sorprendido tanto.
—No —contestó Nick con sinceridad, a pesar de que no quería hacerlo—. Las enfermedades no me afectan, al menos no las de los humanos.
Ahora parecía enfadada.
—Así que las enfermedades no te afectan, ni tampoco te duelen las heridas corporales. Pero aun así dices tener debilidades. ¿Cuáles son?
Ella estaba rabiosa con él, y estaba buscando pelea. Nick supuso que se sentía traicionada, sola, confusa. E indefensa. Podía verlo en sus ojos. A pesar de todo, no le gustaba que ella le hablara así, aunque se lo mereciera.
—El veneno puede afectarme —le informó—. Como por ejemplo el que extraje de ti en el sótano. La luz del sol puede matarme, como la que me quemó esa mañana cuando te traje en brazos hasta aquí. De hecho, si hubieras estado consciente, mi aspecto te habría causado pesadillas durante mucho tiempo. ¿Son ésas suficientes debilidades para ti, ___, o quieres que continúe?
—No —susurró ella—. Es suficiente.
Demasiado lejos. Había ido demasiado lejos, Nick podía verlo en sus ojos. Le había hecho daño, y eso era lo último que quería hacer. No, eso no era del todo cierto. Una parte de él quería herirla, quería que se diera cuenta de que él no tenía la culpa de que ella estuviera enferma, de que ella no tenía ningún motivo por el que envidiarle.
Porque en realidad él no estaba vivo. No podía llamarse vida a lo que tenía.
Y, tal vez, una pequeña parte de él estaba resentida con ella por haberle hecho sentir que había algo por lo que merecía la pena vivir. Esa mañana, cuando la llevaba en brazos desde las ruinas, habría sido tan fácil rendirse y morir. Podría haberlo hecho, suplicar por el perdón de su alma e ir al cielo o al infierno que le estuviera esperando. Pero en vez de eso se agarró a la vida, se agarró a este mundo. Y lo hizo sólo porque quería ver a ___ una vez más.
De hecho, no podía dejar de pensar en que quería seguir viendo a ___ incluso después de que ella se hubiera ido. Tal vez, cuando ella estuviera ya en paz, él podría hacer lo mismo; pero dudaba que fueran al mismo lugar. La idea de sacrificarse por otra persona no se le ocurría muy a menudo. Ésa era la primera vez en más de seis siglos.
Había conseguido salvar a ___ y a su familia, pero a cambio había perdido la confianza de su amada. Nick podía vivir con ello, mientras ella siguiera con vida, todo lo demás le daba igual. Pero ¿y si la orden regresaba y se enteraba de que los Ryland seguían vivos? Quizá la próxima vez atacarían de día, y no esperarían tontamente al amanecer. Gracias a la colaboración de Kevin esta vez habían tenido suerte. La próxima...
Tendría que asegurarse de que no existiera una próxima vez. Si tenía que ir a todas las tumbas, a todas las excavaciones para perseguir a todos y cada uno de los miembros de la orden de la Palma de Plata, lo haría.
Esa sed de sangre debió de reflejársele en el rostro, porque vio un montón de caras pálidas observándolo.
Molyneux dio un paso hacia él. Tenía un corte profundo encima de la ceja del ojo izquierdo, pero aparte de eso parecía ileso. El viejo sacerdote podría enfrentarse al mismísimo Satán y apenas se despeinaría.
—Sé que todo esto es demasiado fantástico para todos ustedes. Yo me he pasado más de la mitad de mi vida con Nick y aún a veces pienso que me despertaré y todo habrá sido un sueño. Tal vez pueda ayudarles a comprenderlo.
Las palabras de Molyneux tranquilizaron a toda la familia, excepto a ___. Al oír cómo Molyneux decía que se había pasado más de la mitad de su vida al lado de Nick, una oleada de dolor se vislumbró en su rostro. Que él fuera inmortal le dolía más de lo que podía soportar. No sabía qué era peor, si saber que él no era un hombre como cualquiera, o que él viviría mucho más que ella, aun en el caso de que milagrosamente ella se curara.
—Por favor, disculpadme —murmuró ___, y se levantó del sofá antes de que Molyneux pudiera detenerla—. Creo que es mejor que vaya a mi habitación.
Nick fue a seguirla, pero Kevin lo cogió por el brazo y lo detuvo.
El joven le señaló el pasillo que había tras el salón. Estaba lleno de luz, una luz que cegó a Nick. El sol.
—Necesita estar sola —dijo Kevin en voz baja—. Y que te atormentes no servirá de nada.
Nick asintió, sus movimientos eran torpes a causa del esfuerzo que hizo para contener la frustración que sentía. Se escondería en su oscura habitación como una serpiente hasta que fuera seguro volver a salir, y entonces la pequeña ___ tendría que enfrentarse a él. Podía esperar unas horas.
Al fin y al cabo, si algo le sobraba a él era tiempo.
Se puso de pie llevándola entre sus brazos. Despacio, la depositó en el sofá, inseguro de cómo hacerla volver en sí. Al incorporarse, vio que toda la familia Ryland estaba reunida a su alrededor, y que lo miraban como un puñado de gatos asustados.
—No voy a haceros daño —les dijo. Seguro que no tardarían en perseguirlo con antorchas ardiendo y cuchillos afilados.
—Si ésa fuera tu intención ya lo habrías hecho —dijo Thomas.
Selena miró a su padre como si creyera que se había vuelto loco, mientras las otras mujeres y sus maridos miraban a Nick como un niño mira a un tigre. Como si quisieran abrazarlo pero tuvieran miedo de hacerlo.
—¿Quiénes eran esos hombres? —preguntó ___.
Nick se dio la vuelta y vio que Molyneux la había reanimado. El sacerdote le sujetaba la mano mientras ella hablaba.
Le fue muy fácil mirarla a los ojos. En ellos no había odio, sólo incredulidad. Seguro que cuando se le hubiera pasado el susto empezaría a temerle.
—Pertenecen a una orden llamada la Palma de Plata.
Por su expresión, era obvio que ___ nunca había oído hablar de ellos. Pero de algún modo supo a qué habían ido allí.
—Iban a matarnos por culpa de mi obsesión con el Grial.
El dolor y la convicción que había en esas palabras destrozaron el corazón de Nick.
—No por tu culpa, ___. Nunca ha sido por tu culpa.
O nadie se dio cuenta de que él le hablaba con semejante cariño o a nadie le importó. A esas alturas era difícil de dilucidar. Todos seguían mirándolo como si fuera una especie de dios o de animal salvaje.
Todos excepto ___, por supuesto. Ella estaba demasiado ocupada sintiéndose culpable como para hacer nada más. A Nick le sorprendió darse cuenta de lo mucho que anhelaba que ella lo mirara con admiración. A pesar de lo mal que se sentía por ser lo que era, le habría gustado que ella lo mirase como si fuera especial.
Quería ser especial, no un monstruo.
—Ellos no buscan el Santo Grial —prosiguió Nick. No iba a justificar lo que Kevin Grey había hecho, pero no quería que ___ se sintiera culpable por aquel derramamiento de sangre— Buscan algo mucho más antiguo, algo llamado el Grial Maldito. Un amigo mío lo estaba protegiendo, pero al parecer han utilizado tu excavación para llegar hasta él, y me temo que lo hayan capturado.
Nick miró a Kevin por encima de ___. El joven de ojos azules asintió y entendió que Nick quería que él explicara el resto de detalles. Kevin conocía mejor que Nick a toda la familia, y de verdad no había querido hacerles daño. Además, él era a quien la orden había engañado y utilizado. Le correspondía a él contarlo, no a Nick.
___ frunció el cejo.
—¿Y tu amigo? ¿Está muerto?
Nick sintió que le dolía el pecho de emoción. Ella pensaba en él; a pesar de todo a ___ le importaba su dolor.
—No creo, no.
No estaba seguro de cómo lo sabía, pero estaba casi convencido de que Temple seguía vivo. También estaba prácticamente convencido de que la orden de la Palma de Plata lo tenía prisionero. El hombre que se hacía llamar Mago no estaba en el grupo que los había atacado, así que con toda probabilidad ya se habían trasladado. Fuera lo que fuese lo que tramaran, necesitaban a los vampiros vivos. Nick había oído cómo uno de los hombres le recordaba a otro que no podían matarlo al atraparle.
De hecho, se apostaba lo que fuese a que la orden había atacado al amanecer creyendo que sería cuando él estuviese más débil cuando sería más fácil capturarle.
Demetria recuperó la voz:
—Eres un vampiro.
No era ninguna pregunta, pero él respondió de todos modos.
—Sí.
Demetria se acercó a él, lo bastante como para colocarse delante de su familia, pero no tanto como para alejarse de lo que debía de considerar una distancia segura. O de lo que ella consideraba segura. Nick no iba a decirle que si quisiera atacarla, nadie, ni siquiera todos juntos, podrían impedirlo.
—¿Como el conde Drácula?
Mon Dieu, ¿acaso no había nadie que no hubiera leído ese maldito libro?
—No, como él no.
—¿Cómo Varney?
—No.
—¿Lord Ruthven?
—No.
Bueno, sin duda había leído mucho sobre el tema.
—Por lo que yo sé, la literatura nunca ha descrito a los vampiros con exactitud. —Eso, o él y sus cuatro amigos eran una rareza entre la especie.
Y en esos momentos no estaba dispuesto a considerar esa posibilidad.
Demetria apretó los labios.
—Bueno, alguien debería hacerlo.
Nick intentó sonreír.
—La mayoría de nosotros trata de evitar el contacto prolongado con los humanos.
—¿Por qué? —preguntó Demetria con curiosidad académica.
—Tal vez porque entonces empiezan a preguntarse qué vino es el mejor para acompañarnos, Demi.
Nick frunció el cejo al oír el sarcasmo de ___.
—Tinto —dijo.
Ahora sí lo miró como si fuera un monstruo. Él nunca había intentado hacerle daño, ni a ella ni a su familia. Había matado a otros para protegerlos, estaba cubierto de su propia sangre; una sangre que le inundaba los sentidos y hacía que le dolieran las encías. Pero aun así, Nick controlaba sus instintos. Si días atrás no se hubiera alimentado de aquellas prostitutas, si hubiera seguido bebiendo sólo la dosis diaria que le daba Molyneux, en esos momentos no podría mantener ese control.
—Porque —le contestó a Demetria en tono distante—, los humanos tienden a reaccionar de un modo muy violento hacia aquello que no conocen o no entienden. Es más seguro para nosotros evitar esas situaciones.
___ se sonrojó y apartó la mirada, su atención volvió a centrarse en su torso herido. Las heridas seguían curándose; notaba la piel que las rodeaba ardiendo y el cuerpo entero le dolía. ¿Le daba asco verle? ¿Le tenía miedo? Nick recogió la bata que Kevin había tirado junto al sofá y se la puso, la cerró lo mejor que pudo y anudó el cinturón.
—No quería incomodarte —murmuró ___, evitando mirarlo a los ojos.
Nick se encogió de hombros. En realidad, no esperaba que ella lo aceptara como lo que era.
—No te preocupes.
A ___ se le escapó una risa tonta; era imposible que no se preocupara.
Nick no había tenido intención de que lo pillaran sin camisa, pero la que llevaba estaba llena de pintura negra y suciedad. Se estaba cambiando cuando la orden de la Palma de Plata apareció.
Le había sido difícil controlar su rabia y no matarlos en aquel mismo instante, pero necesitaba tenerlos a todos juntos. Tenía que proteger a la familia Ryland. En ese momento, vestirse no le había parecido tan importante.
—¿Qué habéis hecho con las ventanas?
Para ser alguien que no podía soportarlo no dejaba de hacerle preguntas. ¿Por qué no se lo preguntaba a Molyneux o a Grey en vez de a él?
—Las pruebas que encontramos en el sótano nos hicieron pensar que tal vez atacarían la casa. Kevin tuvo la idea de cubrir las ventanas para evitar que el sol entrara y así no pudieran utilizar mi punto débil en mi contra.
—¿La luz del sol es tu único punto débil?
—Soy un hombre. Tengo muchos puntos débiles.
___ se burló de esa respuesta.
—Bueno, sabemos que las balas y las dagas no están entre ellos.
Parecía casi celosa. Tal vez no fuera asco lo que sentía hacia él.
—Sí, es difícil matarme, pero no imposible.
—Pero el cáncer no te mataría, ¿a que no?
Si lo hubiera rociado con agua bendita o le hubiera marcado con un crucifijo no se habría sorprendido tanto.
—No —contestó Nick con sinceridad, a pesar de que no quería hacerlo—. Las enfermedades no me afectan, al menos no las de los humanos.
Ahora parecía enfadada.
—Así que las enfermedades no te afectan, ni tampoco te duelen las heridas corporales. Pero aun así dices tener debilidades. ¿Cuáles son?
Ella estaba rabiosa con él, y estaba buscando pelea. Nick supuso que se sentía traicionada, sola, confusa. E indefensa. Podía verlo en sus ojos. A pesar de todo, no le gustaba que ella le hablara así, aunque se lo mereciera.
—El veneno puede afectarme —le informó—. Como por ejemplo el que extraje de ti en el sótano. La luz del sol puede matarme, como la que me quemó esa mañana cuando te traje en brazos hasta aquí. De hecho, si hubieras estado consciente, mi aspecto te habría causado pesadillas durante mucho tiempo. ¿Son ésas suficientes debilidades para ti, ___, o quieres que continúe?
—No —susurró ella—. Es suficiente.
Demasiado lejos. Había ido demasiado lejos, Nick podía verlo en sus ojos. Le había hecho daño, y eso era lo último que quería hacer. No, eso no era del todo cierto. Una parte de él quería herirla, quería que se diera cuenta de que él no tenía la culpa de que ella estuviera enferma, de que ella no tenía ningún motivo por el que envidiarle.
Porque en realidad él no estaba vivo. No podía llamarse vida a lo que tenía.
Y, tal vez, una pequeña parte de él estaba resentida con ella por haberle hecho sentir que había algo por lo que merecía la pena vivir. Esa mañana, cuando la llevaba en brazos desde las ruinas, habría sido tan fácil rendirse y morir. Podría haberlo hecho, suplicar por el perdón de su alma e ir al cielo o al infierno que le estuviera esperando. Pero en vez de eso se agarró a la vida, se agarró a este mundo. Y lo hizo sólo porque quería ver a ___ una vez más.
De hecho, no podía dejar de pensar en que quería seguir viendo a ___ incluso después de que ella se hubiera ido. Tal vez, cuando ella estuviera ya en paz, él podría hacer lo mismo; pero dudaba que fueran al mismo lugar. La idea de sacrificarse por otra persona no se le ocurría muy a menudo. Ésa era la primera vez en más de seis siglos.
Había conseguido salvar a ___ y a su familia, pero a cambio había perdido la confianza de su amada. Nick podía vivir con ello, mientras ella siguiera con vida, todo lo demás le daba igual. Pero ¿y si la orden regresaba y se enteraba de que los Ryland seguían vivos? Quizá la próxima vez atacarían de día, y no esperarían tontamente al amanecer. Gracias a la colaboración de Kevin esta vez habían tenido suerte. La próxima...
Tendría que asegurarse de que no existiera una próxima vez. Si tenía que ir a todas las tumbas, a todas las excavaciones para perseguir a todos y cada uno de los miembros de la orden de la Palma de Plata, lo haría.
Esa sed de sangre debió de reflejársele en el rostro, porque vio un montón de caras pálidas observándolo.
Molyneux dio un paso hacia él. Tenía un corte profundo encima de la ceja del ojo izquierdo, pero aparte de eso parecía ileso. El viejo sacerdote podría enfrentarse al mismísimo Satán y apenas se despeinaría.
—Sé que todo esto es demasiado fantástico para todos ustedes. Yo me he pasado más de la mitad de mi vida con Nick y aún a veces pienso que me despertaré y todo habrá sido un sueño. Tal vez pueda ayudarles a comprenderlo.
Las palabras de Molyneux tranquilizaron a toda la familia, excepto a ___. Al oír cómo Molyneux decía que se había pasado más de la mitad de su vida al lado de Nick, una oleada de dolor se vislumbró en su rostro. Que él fuera inmortal le dolía más de lo que podía soportar. No sabía qué era peor, si saber que él no era un hombre como cualquiera, o que él viviría mucho más que ella, aun en el caso de que milagrosamente ella se curara.
—Por favor, disculpadme —murmuró ___, y se levantó del sofá antes de que Molyneux pudiera detenerla—. Creo que es mejor que vaya a mi habitación.
Nick fue a seguirla, pero Kevin lo cogió por el brazo y lo detuvo.
El joven le señaló el pasillo que había tras el salón. Estaba lleno de luz, una luz que cegó a Nick. El sol.
—Necesita estar sola —dijo Kevin en voz baja—. Y que te atormentes no servirá de nada.
Nick asintió, sus movimientos eran torpes a causa del esfuerzo que hizo para contener la frustración que sentía. Se escondería en su oscura habitación como una serpiente hasta que fuera seguro volver a salir, y entonces la pequeña ___ tendría que enfrentarse a él. Podía esperar unas horas.
Al fin y al cabo, si algo le sobraba a él era tiempo.
Andrea P. Jonas:)
Re: "Mia Para Siempre" Nick J. y Tu Terminada
OOOOOOOOOOOOOOOOOOOOHHHH!!!!!!
______ TIENE ENVIDIA DE QUE NICK TENGA VIDA ETERNAAAA..
PERO YA SE LE PASARAAAAA
PORFAAA OTRO CAAAPIIIISS
______ TIENE ENVIDIA DE QUE NICK TENGA VIDA ETERNAAAA..
PERO YA SE LE PASARAAAAA
PORFAAA OTRO CAAAPIIIISS
chelis
Re: "Mia Para Siempre" Nick J. y Tu Terminada
Ahhh Plis siguelaaaa!!
Ya quiero que sea de noche para que
Nick pueda salir a buscar a la rayis
Y ahhhh!!! Plis Siguela!!
NECESITO MAS CAPS!!
Ya quiero que sea de noche para que
Nick pueda salir a buscar a la rayis
Y ahhhh!!! Plis Siguela!!
NECESITO MAS CAPS!!
Karli Jonas
Re: "Mia Para Siempre" Nick J. y Tu Terminada
Pero ¡¡¡qué vicio!!! Tienes que seguir, está genial.
That's Me
Re: "Mia Para Siempre" Nick J. y Tu Terminada
la rayis se entero wao cada ves quedo mas anonadada con esta novela es la mejor
siguela :P
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ElitzJb
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