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Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
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"Un Dulce Mes Contigo" - Joe y tu
O W N :: Archivos :: Novelas Abandonadas
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Re: "Un Dulce Mes Contigo" - Joe y tu
awwww son tan lindos los dos :arre:
No quiero que llegue la desgracia y termine con la felicidad
Siguela!!!
No quiero que llegue la desgracia y termine con la felicidad
Siguela!!!
aranzhitha
Re: "Un Dulce Mes Contigo" - Joe y tu
Que lindos la rayis y Joe me encantan!
Supeeer tiernos...siguelaaa!
Supeeer tiernos...siguelaaa!
☎ Jimena Horan ♥
Re: "Un Dulce Mes Contigo" - Joe y tu
u.u chris ya l va a adecir a la rayis lo d su papa
siguela!!!!!!!!!!!!!
siguela!!!!!!!!!!!!!
jamileth
Re: "Un Dulce Mes Contigo" - Joe y tu
Capítulo 61
20.00h Querétaro,
Jardines del Hotel Santa Cecilia.
Joe estaba tumbado en el suelo, con _______ a su lado, la cabeza de ella, en su hueco favorito del pecho de él. A su alrededor las luces del día comenzaban a desaparecer, dando paso a una atmósfera de cualidad distinta, el suelo y la hierba, todavía estaban calientes del sol recibido durante el día; el aire entre los árboles era fresco y olía a la hierba que tenían aplastada bajos sus cuerpos.
_¿Te puedo hacer una pregunta?- Dijo ________ en voz baja.
Joe levantó la cabeza para mirarla un segundo y la dejó caer de nuevo sobre la hierba.
_Hoy es el día de las preguntas…. ¿eh?- Dijo sonriendo, y añadió:_ Ya sé lo que te interesa…. Mi DNI es 10596177-B.
_______ se rió y dijo bromeando:_ Me has pillado… Realmente quería saber tu cuenta bancaria…
Joe se giró un poco para poder mirarla mejor, pero _______ ahora tenía la cara vuelta hacia el cielo y los árboles y era difícil ver su expresión. Parecía seria, aunque no enfadada, y tamborileaba con sus dedos sobre la camisa de él.
_El número de la cuenta, de memoria no me lo sé, pero te dejo hacer otra pregunta.
Ella, lo miró y sonrió. ______ sabía que después de la pregunta del “te amo”, ese día ya había sobrepasado la cuota de preguntas serias del día. Pero se daba cuenta de que del mes que debía estar Joe en su casa, ya habían pasado casi 18 días, y ella no tenía ni idea de lo que iba a pasar.
_¿A dónde vamos?- le dijo finalmente. Ella era cirujano, no se andaba con rodeos, decidió finalmente.
Joe frunció el ceño y sacudió la mano para mirar el reloj:_ Bueno, es un poco tarde para ver cosas, pero si quieres aún podemos salir a cenar…
Hizo el ademán de ir a levantarse, pero _______ le puso una mano en el pecho para que se quedara donde estaba.
_Me refiero es a donde nos lleva todo esto. ¿Qué vamos a hacer?- Ya lo había soltado. Ahora la pelota estaba en el tejado de él.
Joe se revolvió un poco más y finalmente pudo ver totalmente su cara vuelta hacia él. Y se sintió un poco tonto al no haber comprendido la pregunta, pero se sintió más tonto aún por no tener respuesta.
_Hmmm… no sé. ¿Qué quieres hacer tú?
Ella se encogió de hombros y musitó:_ No lo sé tampoco… pero me gustaría sabe qué esperar… Qué tenemos delante…
Se quedaron los dos en silencio, los dedos de Joe recorrían el pelo de _______, apartándolo de la cara, y acariciándola.
_Yo me voy el día 24 a Barcelona, eso es dentro de… 12 días. Hasta entonces soy todo tuyo.
Ella giró la cabeza apartándola de su mano, y se apoyó en un codo, mirándolo con una expresión indescifrable.
_¿Y después? Para mí esto no es una tontería, ni un juego. Me gustaría saber si vas a volver.
Joe rehuyó su mirada y la desvió a los árboles, pensando. Pero esa actitud era un error, al menos con _______ que decepcionada, se giró a un lado, apartando la vista de él.
………..
A la misma hora en México D.F.
Apartamento de _______,
El apartamento está vacío, completamente, porque Verne está pasando unas vacaciones en casa de Anahí, y oscuro. Pero quien abre la puerta, se conoce el lugar de memoria, con cuidado, no fuera a ser que le esperen otras sorpresas como la última vez que estuvo allí.
Iñaki, se pasea por el salón tranquilamente, y pasa un dedo por la mesa dejando a su paso un caminito, sobre el poco polvo que se había depositado. Y se deja caer pesadamente sobre el sofá, apoyando los pies sobre la mesita del centro.
Sonrió satisfecho, no sólo por lo listo que había sido ahora, sino porque el día que se encontró con Any y ella le exigió las llaves del apartamento, en lugar de darle las de la casa de _______ le dio las de su garaje y su buzón. Y la rubia ni se había dado cuenta.
Sonrió un poco más, y echó la cabeza hacia atrás disfrutando del momento. Pero era mejor no tentar a la suerte, no fuera a ser que la rubia y su salvaje particular aparecieran de repente. Y no tenía ninguna gana de volver a enfrentarse a Miguel. Iñaki había dejado la cartera de piel a un lado, y sacó de ella unos papeles, de aspecto oficial, y los dobló con precisión, saboreando cada acción.
Los metió en un sobre grueso de color crema y con su pluma escribió con cuidado un nombre.
Buscó con la mirada dónde dejarlo, para asegurarse que ella lo viera cuando llegase, y localizó un pulcro montón de cartas y revistas, que posiblemente Any había dejado ordenados sobre la mesa de la cocina. Se levantó divertido, y puso su carta entre las otras. Con el mismo silencio con que había entrado salió del apartamento, aunque su sonrisa era infinitamente más ancha.
………….
20.35h Querétaro
Jardines del Hotel Sta Cecilia
Joe puso una mano sobre el hombro de _______, para volverla y que ella lo mirase. Los ojos de ________ eran dos pozos negros, profundos, pero que no dejaban ver lo que había detrás. Siempre se asombraba que alguien que era tan expresiva, pudiese transformarse en un segundo en una persona totalmente hermética.
_Claro que voy a volver. ¿No esperarás que me quede a vivir en España? O sea la comida es estupenda pero… -Dijo con una sonrisa débil, que se desvaneció cuando se dio cuenta de que no era el momento de gastar bromitas.
_______ no sonreía y musitó irónica:_ Bueno, es un alivio saber que te volveremos a ver el pelo por el país… Es una lástima para la madre patria.
Joe volvió a acariciarle el pelo, y aunque ________ no se resistió tampoco se relajó a su lado, como solía hacerlo.
_En Barcelona sólo estaré 10 días, después regreso y me mudaré con Miguel. Eso ya lo sabías _______.
_Sabes que no me refiero a eso. –_______ se volvió a apoyar en un codo para mirarlo desde arriba.- Ya sé que vivirás con Miguel, eso no me preocupa. Lo que me gustaría saber es si esto- dijo moviendo la mano libre en el aire, englobándolos a los dos- es un free, una aventura, tu amiguita del D.F., y si cuando vuelvas ya no te acordarás de mí.
Joe la miró serio, calibrando la respuesta que iba a dar. Su vida no era simple, de hecho era complicada, demasiado. Aunque él tenía la tendencia a ignorar los problemas y dejarlos pasar. No solía pasar más de dos meses en la misma ciudad, y hacía años que no tenía una casa fija, y pasaba casi la mitad del año fuera de México.
_¿Y? – insistió ________.
_Estoy pensando qué decir.- Dijo Joe en voz baja. Y era verdad, estaba repasando su vida para poder darle una explicación.
Los ojos de ________ se hicieron más oscuros, y parte del hermetismo se desvaneció para dar paso a una mirada de tristeza y decepción. Se levantó del suelo, sacudiéndose la ropa. De repente el frío, parecía haber calado en sus huesos, y el sol hacía unos minutos que se había puesto.
_Joe, si la respuesta obvia no se te ocurre, y no sabes qué decir, creo que no tenemos nada que hacer.
Joe no se movió del suelo, ni siquiera cuando los pasos de ella se difuminaron entre los árboles. No se dio cuenta de que la luz era casi inexistente, la mesa, donde todavía quedaban los restos de su cena, casi no era visible; como tampoco lo eran las ramas de los árboles. Sólo se dio cuenta de la oscuridad cuando levantó la mano en el aire y a pesar de estar moviendo los dedos, no podía verlos.
Era un imb*écil. De eso estaba seguro. Sólo tendría que haberle dicho la verdad: Que se necesitaba algo más que medio mundo para alejarlo de ella.
Pero había sido un cobarde, ella estaría mejor con alguien que estuviese a su lado todos los días, a todas horas, no una persona que se pasaba el año fuera de casa, durante semanas o incluso meses.
Y además estaba todo lo que había dejado atrás, no era justo embarcarse en una relación con alguien, si ella no sabía quién era él.
________ estaba sentada en la cama sintiéndose una estúp*ida. No tendría que haber preguntado nada… La curiosidad mató al gato. ¿No era así el dicho?
Metió una camisa, aunque mejor sería decir que la lanzó, dentro de su maleta, y echó una ojeada a la habitación. Tendría que haberse callado. Al menos así habrían tenido una noche estupenda, y un viaje tranquilo.
Pero quizá era mejor así. Antes de que todo se complicase más, y antes de que tuviera tiempo de enamorarse más de él. Metió un pantalón de la misma “delicada” manera, y suspiró… ¿Era posible enamorarse más? – preguntó una vocecilla en su interior….
_No.-Se autorespondió ella misma en voz baja.
_¿No qué? –preguntó Joe a su espalda.
Ella se dio la vuelta sorprendida, ni lo había oído entrar. Joe tenía una expresión decidida, y la miraba con los ojos brillantes. Parte de la resolución para irse de ______ flaqueó. Lo quería tanto, y de una manera tan tonta. Pero no iba a dejar que la tratase así.
Ella no era ninguna chica a la que dejar cuando te marchas del país, y si te he visto no me acuerdo. No contestó a la pregunta, sino que se encogió de hombros, y continuó metiendo cosas en la bolsa, sin darse cuenta, pero agradecida por tener algo que hacer para no tener que mirarlo a la cara.
_¿Se puede saber qué estás haciendo?- preguntó Joe un poco molesto.
No se había esperado eso. Pero ahí estaba ella, haciendo la maleta, lista para irse. La mano de hierro que tenía apresándole el corazón, se cerró un poco más, y una sensación de angustia, muy incómoda lo recorrió.
_Creo que es bastante evidente. Me voy a casa… - Dijo _______ sin mirarlo, y metiendo a toda prisa todo lo que veía a su alrededor. - … Chris, dijo que era urgente…. Si salgo ahora, llegaré a medianoche.
Joe cruzó los brazos, y la mano de hierro apretó más, hasta que respirar se hizo difícil. Hacía media hora había decidido no ser un egoísta, y dejar que se fuera, porque él no iba a ser una gran pareja, de hecho iba a ser una pareja ausente.
Pero verla irse de su lado, y con aquella mirada, lo echó atrás, iba a ser un egoísta integral.
_No te vas a ir. No mientras yo esté aquí.
Esa actitud hizo que ________ saltase de la cama, y se acercara a él, enfadada:
_¡Ahh claro! ¿No me dejas irme? – Empezaba a estar harta y lo miró con una sonrisa cínica- ¿Es que te importa? Porque hace unos minutos no me ha parecido lo mismo… De hecho ni siquiera has movido un dedo… Aunque supongo que por un lío pasajero no se levanta uno del suelo…
Joe la miró apretando la mandíbula, era doloroso verla tan herida, y ahora le tocaba a él arreglarlo.
_Claro que me importas. Nada me importa más, créeme.- Soltó sin poder controlarse.
Eso calló a _______, pero ella aún lo miraba desconfiada. _Bueno saberlo, aunque llegas media hora tarde.
Joe la miró de reojo, haciéndola callar otra vez:
_ Yo… Te amo, _______, no es algo que diga a menudo. Y lo hago con toda mi alma, y no se me ocurre otra cosa mejor que pasar los días y las noches contigo. No creo que haya minutos suficientes en un día para estar contigo.
________ abrió la boca para hablar, aunque no encontró la voz para hacerlo, y Joe continuó.
_Me voy a España diez días, no me he ido y ya te estoy echando de menos. No hay ninguna cosa que me empuje más a regresar que tú. Pero me parece egoísta pedirte que me esperes cada vez que yo esté fuera.
______ lo miraba en silencio, y Joe se moría de ganas de tocarla, pero quería estar seguro de que ella lo perdonaba.
_¿No crees que debería ser yo quién decida si quiero o no estar contigo? – Dijo ______ en voz baja, y dio un paso hacia él.
Joe se encogió de hombros, pero la mano de hierro había desaparecido, y ya podía respirar bien.
_¿Y quieres estar conmigo? …- preguntó un poco temeroso de la posible respuesta.
Ella le sonrió por primera vez, y casi fue como si se iluminase la habitación.
_Claro que sí… Aunque te tenga que esperar semanas en casa.
Joe se permitió sonreír a su vez y la abrazó, tomándole la cara y besándola como si con eso le dijera todo lo que la necesitaba, y vertiendo en cada beso parte de su maltrecho corazón.
_______ se separó de él un segundo, y lo miró con unos ojos que ahora volvían a relucir como siempre:
_La próxima vez no tardes tanto en decirlo... Empezaba a tener ganas de matarte..
Joe sonrió y asintió con la cabeza, con las manos todavía a ambos lados de la cara de ella.
_ Lo prometo. De hecho pienso decirte cuánto te amo hasta que te vuelvas loca.
20.00h Querétaro,
Jardines del Hotel Santa Cecilia.
Joe estaba tumbado en el suelo, con _______ a su lado, la cabeza de ella, en su hueco favorito del pecho de él. A su alrededor las luces del día comenzaban a desaparecer, dando paso a una atmósfera de cualidad distinta, el suelo y la hierba, todavía estaban calientes del sol recibido durante el día; el aire entre los árboles era fresco y olía a la hierba que tenían aplastada bajos sus cuerpos.
_¿Te puedo hacer una pregunta?- Dijo ________ en voz baja.
Joe levantó la cabeza para mirarla un segundo y la dejó caer de nuevo sobre la hierba.
_Hoy es el día de las preguntas…. ¿eh?- Dijo sonriendo, y añadió:_ Ya sé lo que te interesa…. Mi DNI es 10596177-B.
_______ se rió y dijo bromeando:_ Me has pillado… Realmente quería saber tu cuenta bancaria…
Joe se giró un poco para poder mirarla mejor, pero _______ ahora tenía la cara vuelta hacia el cielo y los árboles y era difícil ver su expresión. Parecía seria, aunque no enfadada, y tamborileaba con sus dedos sobre la camisa de él.
_El número de la cuenta, de memoria no me lo sé, pero te dejo hacer otra pregunta.
Ella, lo miró y sonrió. ______ sabía que después de la pregunta del “te amo”, ese día ya había sobrepasado la cuota de preguntas serias del día. Pero se daba cuenta de que del mes que debía estar Joe en su casa, ya habían pasado casi 18 días, y ella no tenía ni idea de lo que iba a pasar.
_¿A dónde vamos?- le dijo finalmente. Ella era cirujano, no se andaba con rodeos, decidió finalmente.
Joe frunció el ceño y sacudió la mano para mirar el reloj:_ Bueno, es un poco tarde para ver cosas, pero si quieres aún podemos salir a cenar…
Hizo el ademán de ir a levantarse, pero _______ le puso una mano en el pecho para que se quedara donde estaba.
_Me refiero es a donde nos lleva todo esto. ¿Qué vamos a hacer?- Ya lo había soltado. Ahora la pelota estaba en el tejado de él.
Joe se revolvió un poco más y finalmente pudo ver totalmente su cara vuelta hacia él. Y se sintió un poco tonto al no haber comprendido la pregunta, pero se sintió más tonto aún por no tener respuesta.
_Hmmm… no sé. ¿Qué quieres hacer tú?
Ella se encogió de hombros y musitó:_ No lo sé tampoco… pero me gustaría sabe qué esperar… Qué tenemos delante…
Se quedaron los dos en silencio, los dedos de Joe recorrían el pelo de _______, apartándolo de la cara, y acariciándola.
_Yo me voy el día 24 a Barcelona, eso es dentro de… 12 días. Hasta entonces soy todo tuyo.
Ella giró la cabeza apartándola de su mano, y se apoyó en un codo, mirándolo con una expresión indescifrable.
_¿Y después? Para mí esto no es una tontería, ni un juego. Me gustaría saber si vas a volver.
Joe rehuyó su mirada y la desvió a los árboles, pensando. Pero esa actitud era un error, al menos con _______ que decepcionada, se giró a un lado, apartando la vista de él.
………..
A la misma hora en México D.F.
Apartamento de _______,
El apartamento está vacío, completamente, porque Verne está pasando unas vacaciones en casa de Anahí, y oscuro. Pero quien abre la puerta, se conoce el lugar de memoria, con cuidado, no fuera a ser que le esperen otras sorpresas como la última vez que estuvo allí.
Iñaki, se pasea por el salón tranquilamente, y pasa un dedo por la mesa dejando a su paso un caminito, sobre el poco polvo que se había depositado. Y se deja caer pesadamente sobre el sofá, apoyando los pies sobre la mesita del centro.
Sonrió satisfecho, no sólo por lo listo que había sido ahora, sino porque el día que se encontró con Any y ella le exigió las llaves del apartamento, en lugar de darle las de la casa de _______ le dio las de su garaje y su buzón. Y la rubia ni se había dado cuenta.
Sonrió un poco más, y echó la cabeza hacia atrás disfrutando del momento. Pero era mejor no tentar a la suerte, no fuera a ser que la rubia y su salvaje particular aparecieran de repente. Y no tenía ninguna gana de volver a enfrentarse a Miguel. Iñaki había dejado la cartera de piel a un lado, y sacó de ella unos papeles, de aspecto oficial, y los dobló con precisión, saboreando cada acción.
Los metió en un sobre grueso de color crema y con su pluma escribió con cuidado un nombre.
Buscó con la mirada dónde dejarlo, para asegurarse que ella lo viera cuando llegase, y localizó un pulcro montón de cartas y revistas, que posiblemente Any había dejado ordenados sobre la mesa de la cocina. Se levantó divertido, y puso su carta entre las otras. Con el mismo silencio con que había entrado salió del apartamento, aunque su sonrisa era infinitamente más ancha.
………….
20.35h Querétaro
Jardines del Hotel Sta Cecilia
Joe puso una mano sobre el hombro de _______, para volverla y que ella lo mirase. Los ojos de ________ eran dos pozos negros, profundos, pero que no dejaban ver lo que había detrás. Siempre se asombraba que alguien que era tan expresiva, pudiese transformarse en un segundo en una persona totalmente hermética.
_Claro que voy a volver. ¿No esperarás que me quede a vivir en España? O sea la comida es estupenda pero… -Dijo con una sonrisa débil, que se desvaneció cuando se dio cuenta de que no era el momento de gastar bromitas.
_______ no sonreía y musitó irónica:_ Bueno, es un alivio saber que te volveremos a ver el pelo por el país… Es una lástima para la madre patria.
Joe volvió a acariciarle el pelo, y aunque ________ no se resistió tampoco se relajó a su lado, como solía hacerlo.
_En Barcelona sólo estaré 10 días, después regreso y me mudaré con Miguel. Eso ya lo sabías _______.
_Sabes que no me refiero a eso. –_______ se volvió a apoyar en un codo para mirarlo desde arriba.- Ya sé que vivirás con Miguel, eso no me preocupa. Lo que me gustaría saber es si esto- dijo moviendo la mano libre en el aire, englobándolos a los dos- es un free, una aventura, tu amiguita del D.F., y si cuando vuelvas ya no te acordarás de mí.
Joe la miró serio, calibrando la respuesta que iba a dar. Su vida no era simple, de hecho era complicada, demasiado. Aunque él tenía la tendencia a ignorar los problemas y dejarlos pasar. No solía pasar más de dos meses en la misma ciudad, y hacía años que no tenía una casa fija, y pasaba casi la mitad del año fuera de México.
_¿Y? – insistió ________.
_Estoy pensando qué decir.- Dijo Joe en voz baja. Y era verdad, estaba repasando su vida para poder darle una explicación.
Los ojos de ________ se hicieron más oscuros, y parte del hermetismo se desvaneció para dar paso a una mirada de tristeza y decepción. Se levantó del suelo, sacudiéndose la ropa. De repente el frío, parecía haber calado en sus huesos, y el sol hacía unos minutos que se había puesto.
_Joe, si la respuesta obvia no se te ocurre, y no sabes qué decir, creo que no tenemos nada que hacer.
Joe no se movió del suelo, ni siquiera cuando los pasos de ella se difuminaron entre los árboles. No se dio cuenta de que la luz era casi inexistente, la mesa, donde todavía quedaban los restos de su cena, casi no era visible; como tampoco lo eran las ramas de los árboles. Sólo se dio cuenta de la oscuridad cuando levantó la mano en el aire y a pesar de estar moviendo los dedos, no podía verlos.
Era un imb*écil. De eso estaba seguro. Sólo tendría que haberle dicho la verdad: Que se necesitaba algo más que medio mundo para alejarlo de ella.
Pero había sido un cobarde, ella estaría mejor con alguien que estuviese a su lado todos los días, a todas horas, no una persona que se pasaba el año fuera de casa, durante semanas o incluso meses.
Y además estaba todo lo que había dejado atrás, no era justo embarcarse en una relación con alguien, si ella no sabía quién era él.
________ estaba sentada en la cama sintiéndose una estúp*ida. No tendría que haber preguntado nada… La curiosidad mató al gato. ¿No era así el dicho?
Metió una camisa, aunque mejor sería decir que la lanzó, dentro de su maleta, y echó una ojeada a la habitación. Tendría que haberse callado. Al menos así habrían tenido una noche estupenda, y un viaje tranquilo.
Pero quizá era mejor así. Antes de que todo se complicase más, y antes de que tuviera tiempo de enamorarse más de él. Metió un pantalón de la misma “delicada” manera, y suspiró… ¿Era posible enamorarse más? – preguntó una vocecilla en su interior….
_No.-Se autorespondió ella misma en voz baja.
_¿No qué? –preguntó Joe a su espalda.
Ella se dio la vuelta sorprendida, ni lo había oído entrar. Joe tenía una expresión decidida, y la miraba con los ojos brillantes. Parte de la resolución para irse de ______ flaqueó. Lo quería tanto, y de una manera tan tonta. Pero no iba a dejar que la tratase así.
Ella no era ninguna chica a la que dejar cuando te marchas del país, y si te he visto no me acuerdo. No contestó a la pregunta, sino que se encogió de hombros, y continuó metiendo cosas en la bolsa, sin darse cuenta, pero agradecida por tener algo que hacer para no tener que mirarlo a la cara.
_¿Se puede saber qué estás haciendo?- preguntó Joe un poco molesto.
No se había esperado eso. Pero ahí estaba ella, haciendo la maleta, lista para irse. La mano de hierro que tenía apresándole el corazón, se cerró un poco más, y una sensación de angustia, muy incómoda lo recorrió.
_Creo que es bastante evidente. Me voy a casa… - Dijo _______ sin mirarlo, y metiendo a toda prisa todo lo que veía a su alrededor. - … Chris, dijo que era urgente…. Si salgo ahora, llegaré a medianoche.
Joe cruzó los brazos, y la mano de hierro apretó más, hasta que respirar se hizo difícil. Hacía media hora había decidido no ser un egoísta, y dejar que se fuera, porque él no iba a ser una gran pareja, de hecho iba a ser una pareja ausente.
Pero verla irse de su lado, y con aquella mirada, lo echó atrás, iba a ser un egoísta integral.
_No te vas a ir. No mientras yo esté aquí.
Esa actitud hizo que ________ saltase de la cama, y se acercara a él, enfadada:
_¡Ahh claro! ¿No me dejas irme? – Empezaba a estar harta y lo miró con una sonrisa cínica- ¿Es que te importa? Porque hace unos minutos no me ha parecido lo mismo… De hecho ni siquiera has movido un dedo… Aunque supongo que por un lío pasajero no se levanta uno del suelo…
Joe la miró apretando la mandíbula, era doloroso verla tan herida, y ahora le tocaba a él arreglarlo.
_Claro que me importas. Nada me importa más, créeme.- Soltó sin poder controlarse.
Eso calló a _______, pero ella aún lo miraba desconfiada. _Bueno saberlo, aunque llegas media hora tarde.
Joe la miró de reojo, haciéndola callar otra vez:
_ Yo… Te amo, _______, no es algo que diga a menudo. Y lo hago con toda mi alma, y no se me ocurre otra cosa mejor que pasar los días y las noches contigo. No creo que haya minutos suficientes en un día para estar contigo.
________ abrió la boca para hablar, aunque no encontró la voz para hacerlo, y Joe continuó.
_Me voy a España diez días, no me he ido y ya te estoy echando de menos. No hay ninguna cosa que me empuje más a regresar que tú. Pero me parece egoísta pedirte que me esperes cada vez que yo esté fuera.
______ lo miraba en silencio, y Joe se moría de ganas de tocarla, pero quería estar seguro de que ella lo perdonaba.
_¿No crees que debería ser yo quién decida si quiero o no estar contigo? – Dijo ______ en voz baja, y dio un paso hacia él.
Joe se encogió de hombros, pero la mano de hierro había desaparecido, y ya podía respirar bien.
_¿Y quieres estar conmigo? …- preguntó un poco temeroso de la posible respuesta.
Ella le sonrió por primera vez, y casi fue como si se iluminase la habitación.
_Claro que sí… Aunque te tenga que esperar semanas en casa.
Joe se permitió sonreír a su vez y la abrazó, tomándole la cara y besándola como si con eso le dijera todo lo que la necesitaba, y vertiendo en cada beso parte de su maltrecho corazón.
_______ se separó de él un segundo, y lo miró con unos ojos que ahora volvían a relucir como siempre:
_La próxima vez no tardes tanto en decirlo... Empezaba a tener ganas de matarte..
Joe sonrió y asintió con la cabeza, con las manos todavía a ambos lados de la cara de ella.
_ Lo prometo. De hecho pienso decirte cuánto te amo hasta que te vuelvas loca.
Nani Jonas
Re: "Un Dulce Mes Contigo" - Joe y tu
Siguelaaa!
Que tendrá la carta?
Ya quiero saber!
Sube caaaaaaps!
Que tendrá la carta?
Ya quiero saber!
Sube caaaaaaps!
☎ Jimena Horan ♥
Re: "Un Dulce Mes Contigo" - Joe y tu
Capítulo 62
México DF 7.45 a.m.
Hospital Central
3600 segundos. 60 minutos. Una hora.
Any estaba apoyada en la pared del pasillo de Urgencias, casi dormida, y muerta de sueño, de hambre, de cansancio… Miró su reloj por décima vez en 5 minutos, y pensó por primera vez en su vida, que el tiempo no pasaba como debía… sino infinitamente más lento.
3600 segundos. 60 minutos. Una hora.
Es lo que le quedaba a Any para terminar una de las peores guardias desde que había empezado a trabajar en el hospital. LA lógica decía que era imposible que todos los niños del D.F. se pusieran enfermos a la vez, o que los más graves tuvieran que serlo el mismo día que a ella le tocaba estar allí, pero los hechos eran los hechos, más de 20 niños habían pasado por sus manos.
Y por si eso no fuera poco, encima tenía que vérselas con Iñaki, que había conseguido poner a su jefe en su contra…. Era pensar en él y tener ganas de retorcerle el cuello…
A las cuatro de la tarde del día anterior su jefe la había llamado a su despacho, porque tenía que hablar con ella de un asunto de extrema importancia.
_Es usted una irresponsable Dra. Puente. No esperaba esa actitud de usted, de ninguna manera.
_¿Actitud? – preguntó Any desconcertada.
_Sí. Agredir a un superior en un ascensor. Dé las gracias a que no nos podemos permitir despedir a nadie de la plantilla en este momento. Sería usted la primera, créame.
Any se quedó blanca, mientras López-Prats, la miraba con sus ojillos oscuros entrecerrados. Tardó una fracción de segundo en decidirse a contestar.
_Entiendo perfectamente su actitud, señor, pero cualquier cosa que pude haber hecho lo hice en defensa propia. El Dr. Iñaki mostró una actitud agresiva e intimidante. Yo sólo me defendí.
López-Prats, la miró unos segundos y se echó a reír cruelmente, se sentó en su silla y se acomodó la corbata, mientras sacudía la cabeza.
_Ya me habían dicho que usted diría eso. Iñaki, asegura que la agresión tuvo lugar sin mediar provocación alguna, y yo, señorita, no tengo ninguna razón para dudar de él.
Anahí, lo miró deseando estrangularle, pero mantuvo una expresión lo más neutral posible. Una cosa era pegar a Iñaki, y otra, pegar a su jefe. Si hacía eso ya se podía despedir de su trabajo o de cualquier hospital decente. Irguió la cabeza y llevando la mandíbula al frente, preguntó:
_¿Y tiene razones para dudar de mí? Que yo sepa, mi trabajo es impecable.
Su jefe, la miró con una sonrisa cínica, y asintió cabeceando.
_Si su trabajo lo es. Es toda una profesional, pero su condición no la hace confiable.- Y diciendo esto, apartó la mirada de ella, y sacando una carísima estilográfica se puso a firmar informes, ignorándola como si no estuviera allí.
Any sabía que esa era la señal para que se marchase, era la manera de despedir que tenía su jefe. Pero estaba harta y en lugar de hacer caso a la parte razonable de su cerebro, decidió hacer la pregunta que tenía en mente:
_¿Mi condición? No creo haberle entendido, señor.- preguntó, orgullosa porque su tono de voz no mostraba emoción alguna.
López-Prats, la miró por encima de las gafas, arqueando las cejas con una expresión de disgusto, dejando bien claro que la presencia de Any era una molestia. Dejó de mirarla y volvió a dirigir su atención a las hojas que tenía delante. Any pensó que no iba a responder nada más, pero su jefe dijo lo que ella esperaba oír:
_Es usted mujer, y por tanto, menos dada a decir la verdad. Y ahora niña, si no quiere que le abra un expediente disciplinario, vaya a hacer su guardia. Espero que esta situación no se vuelva a repetir.
Any se marchó del despacho, toda envarada y con ganas de partirle la cara a varias personas, todos varones y todos médicos. Además la suerte parecía odiarla ese día porque, la primera persona a la que se encontró, a medianoche en la sala de médicos, fue a Iñaki, que también tenía guardia de cirugía.
Y tuvo que soportar sus bromitas durante parte de la noche. La única satisfacción que le quedaba era que las marcas que le había hecho Miguel al pegarle en la cara, aún estaban bien visibles.
Miró otra vez su reloj, y sólo habían pasado 5 minutos.
Entonces le quedaban... 3300 segundos, 55 minutos... para poder salir y dormir al menos 15 horas del tirón.
Decidió matar el tiempo con las enfermeras del turno de noche, que eran bastante simpáticas, y de paso revisaría los tratamientos de la planta. Pensara lo que pensase su jefe, ella era buena profesional.
Cuando llegó a su planta, se dio cuenta de que las tres enfermeras estaban arremolinadas alrededor de alguien que estaba sentado en una silla, y no paraban de reír y de tocarse el pelo. Frunció el ceño extrañada. Era pronto para que hubiese visitas de familiares de pacientes, aunque en aquella planta llena de niños era normal que algunos padres pasasen la noche.
Al acercarse, el coro de risas se hizo más intenso, casi graznidos, y entre las cabezas de las enfermeras distinguió un pelo oscuro despeinado, que le era muy familiar.
De repente todas las enfermeras que unos segundos antes le habían parecido tan simpáticas, empezaban a caerle francamente mal. ¿Cómo se atrevían? Apretó el paso, y sus suposiciones se vieron confirmadas cuando vió a Miguel sentado tranquilamente, muy relajado y repartiendo sonrisas entre todas las chicas que le rodeaban.
Miguel llevaba media hora esperando en aquella silla, de hecho casi ni había desayunado. Había recibido un mensaje de Any en el contestador de su celular, y tras llamarla a su casa y a su móvil sin encontrar respuesta, había venido al hospital rezando para que estuviera allí... Las amables enfermeras le habían informado de que efectivamente Any andaba por el hospital de guardia, pero que si quería podía esperarla allí, que ellas estaban encantadas de tenerle allí.
Y efectivamente, su objeto de deseo estaba plantada en medio del pasillo, con cara de pocos amigos y los brazos en jarras. Cuando la vió una sonrisa involuntaria se dibujó en su rostro, y no pudo dejar de seguirla con la mirada, mientras su reinita, se acercaba apartando a las enfermeras con todo menos delicadeza, y le plantaba un beso de campeonato, de aquellos que te dejan sin aliento.
Miguel, aprovechando la circunstancia y que ella lo había besado, la abrazó y la sentó en su regazo mientras la besaba, contento de tenerla a su lado.
_¿Y eso a qué ha venido?- preguntó sorprendido, cuando se pararon a respirar. Le guiñó un ojo:_ Si es tu manera de dar los buenos días, te juro que vengo todas las mañanas, a la hora que sea.
Any lo miró seria, o al menos intentándolo, porque la seriedad se veía disminuida por el rubor que comenzaba a teñir sus mejillas. Carraspeó un poco para aclararse la garganta:
_¿Y tú qué hacías sonriendo a todas esas?
Miguel se echó a reír, y cerró la presa de sus brazos, abrazándola un poco más.
_Estabas celosa...- dijo sorprendido, sonriendo con su mejor cara de pirata.
Any se revolvió incómoda. Claro que había estado celosa, todas esas chicas riéndose como pavas delante de -su- Miguel, y él devolviéndoles la sonrisa... Ufff.
_No sé de qué hablas...- Tamaña mentira hizo que Miguel se riese un poco más, y todas las enfermeras, que después de la exhibición de posesividad de Any habían dejado campo libre, se volvieron a mirarlo suspirando.
Any puso los ojos en blanco ante esa reacción, ¿Qué parte no habían entendido? Era "su" rey.
Miguel la besó otra vez, mucho más suavemente, hasta que a Any se le olvidaron todas las enfermeras, Iñaki, el hospital, y sólo quedaba Miguel, rodeándola, con sus brazos, cálido y oliendo a canela.
Any permaneció con los ojos cerrados, unos segundos después de que Miguel dejase de besarla, y cuando los abrió, se encontró con que él sonreía y la miraba con ternura, y a ella se le ablandó un poco más el corazón.
_¿Porqué has venido? - Preguntó finalmente... Era lo mejor de las últimas 24 horas, pero no se lo iba a decir, no fuera a ser que se lo creyese demasiado.
Miguel sonrió, y la acomodó mejor en sus brazos:_ Tu mensaje decía que era urgente. Vine en cuanto lo leí.
Any frunció el ceño recordando:
_ Pero...!Te mandé ese mensaje ayer por la tarde! - Con todo el ajetreo de su jefe e Iñaki se había olvidado.- No me creo que lo leyeras ahora mismo... ¡Por Dios! Si tienes cuatro móviles!!
A Miguel se le borró parte de la sonrisa, y puso cara de fastidio:_ Verás, tuve que rescatar mi móvil de Miguelito... Me costó medio día encontrarlo...Me está volviendo loco…
Any sonrió y le dió un beso en la mejilla.
_Pobrecillo... El mensaje era sólo para que me llamases, estoy preocupada por Iñaki...
Eso hizo que López-Prats e Iñaki volvieran a sus pensamientos y trató de levantarse de las piernas de Miguel. Una cosa era besarse delante de las enfermeras que no dirían nada, y otra, que por alguna casualidad su jefe decidiese venir antes a trabajar... Si la veía así seguro que hoy la despedía.
Miguel la retuvo por la cintura, con la cara de nuevo seria y preguntó:_ ¿Se te ha acercado? Porque si ha respirado cerca de tí, le parto las dos piernas.
Any sonrió, y la apartó las manos, consiguiendo levantarse al fin. Sacudió la cabeza y dijo: Me temo que ya le partí la ... mandarina... yo solita.
Miguel se quedó mudo un segundo y después se echó a reír:_ ¡Ay reinita! Menudo peligro tienes.
Any disimuló la sonrisa mirando la hora, sólo quedaban 20 minutos para irse, y decidió, por primera vez en su vida no hacer caso al reloj. Tiró del brazo de Miguel, y se encaminó a los vestuarios. Miguel ensanchó la sonrisa cuando vió a dónde lo llevaba.
_Ya sabía yo que tú y yo estamos destinados a los lugares oscuros güera.
Any lo miró de reojo y le dio una palmada en el pecho:
_ ¿Ves la puerta? - dijo señalando la puerta con la cabeza.
Miguel asintió y dijo bajando la voz, haciéndola sugerente:
_ No sabes la cantidad de cosas en las que una puerta puede ser útil, reina.
Any sonrió, y dándole un beso suavemente lo empujó un poquito hacia atrás:
_ Muy bien. Te voy a decir yo una: Tú te quedas a un lado y yo me quedo al otro vistiéndome.
Miguel sonrió:_ Está bien, pero la próxima vez hacemos lo que diga yo.
Any se rió, y mientras se cambiaba y se quitaba el uniforme verde, y se ponía su ropa, le contó su encuentro con Iñaki en el ascensor.
_Estoy preocupada, por lo que pueda estar tramando... Es una rata.
Miguel estaba apoyado en la pared escuchándola con cara seria:_ Y no puede ser que sea simplemente una mentira, y que sólo sea para asustarte.
La voz de Any sonó dubitativa:_ Verás, sí claro... Pero es que lo ví tan seguro, dijo que Roberta lo iba a pasar mal. Textualmente.
El ceño de Miguel se hizo más profundo:_ Está bien reina. Te creo. Pero me temo que no podemos hacer nada, salvo estar atentos y actuar en el momento necesario.
Any terminó de vestirse, y abrió la puerta del vestuario, mirándolo con cara de preocupación.
_¿Y llamar a ________?
Miguel sopesó la idea unos segundos... Y sacudió la cabeza:
_No creo que merezca la pena preocuparla ahora por eso. Es posible que Iñaki se refiera a hacerle la vida imposible en el hospital...- Vió la cara de Any, bastante más pálida de lo habitual, y se interrumpió- .. ¿Qué pasa reinita?
Any sacudió la cabeza y cogió su bolso, pensativa. Probablemente Iñaki lo que se proponía era amargarle los días en el quirófano a ________, de la misma manera que lo estaba haciendo con ella. Eso si que iba a ser grave, porque al menos Any no trabajaba en el mismo servicio, pero Iñaki y _______ trabajaban codo con codo.
_Tienes razón... Además ________ vuelve mañana. Por un día no va a pasar nada.
Miguel sabía que Anahí no le estaba contando todo lo que estaba pensando, pero lo dejó pasar, la abrazó y la acercó a él.
_Tengo una idea güera linda. ¿Y si vienes a desayunar conmigo? Sin niños, ni Iñakis ni enfermeras. Tú y yo.
Any sonrió, asintiendo y con una sonrisa maliciosa dijo:
_ Pero a un lugar donde no haya camareras. No puedo desayunar si estoy intentando protegerte de tanta vieja desubicada.
México DF 7.45 a.m.
Hospital Central
3600 segundos. 60 minutos. Una hora.
Any estaba apoyada en la pared del pasillo de Urgencias, casi dormida, y muerta de sueño, de hambre, de cansancio… Miró su reloj por décima vez en 5 minutos, y pensó por primera vez en su vida, que el tiempo no pasaba como debía… sino infinitamente más lento.
3600 segundos. 60 minutos. Una hora.
Es lo que le quedaba a Any para terminar una de las peores guardias desde que había empezado a trabajar en el hospital. LA lógica decía que era imposible que todos los niños del D.F. se pusieran enfermos a la vez, o que los más graves tuvieran que serlo el mismo día que a ella le tocaba estar allí, pero los hechos eran los hechos, más de 20 niños habían pasado por sus manos.
Y por si eso no fuera poco, encima tenía que vérselas con Iñaki, que había conseguido poner a su jefe en su contra…. Era pensar en él y tener ganas de retorcerle el cuello…
A las cuatro de la tarde del día anterior su jefe la había llamado a su despacho, porque tenía que hablar con ella de un asunto de extrema importancia.
_Es usted una irresponsable Dra. Puente. No esperaba esa actitud de usted, de ninguna manera.
_¿Actitud? – preguntó Any desconcertada.
_Sí. Agredir a un superior en un ascensor. Dé las gracias a que no nos podemos permitir despedir a nadie de la plantilla en este momento. Sería usted la primera, créame.
Any se quedó blanca, mientras López-Prats, la miraba con sus ojillos oscuros entrecerrados. Tardó una fracción de segundo en decidirse a contestar.
_Entiendo perfectamente su actitud, señor, pero cualquier cosa que pude haber hecho lo hice en defensa propia. El Dr. Iñaki mostró una actitud agresiva e intimidante. Yo sólo me defendí.
López-Prats, la miró unos segundos y se echó a reír cruelmente, se sentó en su silla y se acomodó la corbata, mientras sacudía la cabeza.
_Ya me habían dicho que usted diría eso. Iñaki, asegura que la agresión tuvo lugar sin mediar provocación alguna, y yo, señorita, no tengo ninguna razón para dudar de él.
Anahí, lo miró deseando estrangularle, pero mantuvo una expresión lo más neutral posible. Una cosa era pegar a Iñaki, y otra, pegar a su jefe. Si hacía eso ya se podía despedir de su trabajo o de cualquier hospital decente. Irguió la cabeza y llevando la mandíbula al frente, preguntó:
_¿Y tiene razones para dudar de mí? Que yo sepa, mi trabajo es impecable.
Su jefe, la miró con una sonrisa cínica, y asintió cabeceando.
_Si su trabajo lo es. Es toda una profesional, pero su condición no la hace confiable.- Y diciendo esto, apartó la mirada de ella, y sacando una carísima estilográfica se puso a firmar informes, ignorándola como si no estuviera allí.
Any sabía que esa era la señal para que se marchase, era la manera de despedir que tenía su jefe. Pero estaba harta y en lugar de hacer caso a la parte razonable de su cerebro, decidió hacer la pregunta que tenía en mente:
_¿Mi condición? No creo haberle entendido, señor.- preguntó, orgullosa porque su tono de voz no mostraba emoción alguna.
López-Prats, la miró por encima de las gafas, arqueando las cejas con una expresión de disgusto, dejando bien claro que la presencia de Any era una molestia. Dejó de mirarla y volvió a dirigir su atención a las hojas que tenía delante. Any pensó que no iba a responder nada más, pero su jefe dijo lo que ella esperaba oír:
_Es usted mujer, y por tanto, menos dada a decir la verdad. Y ahora niña, si no quiere que le abra un expediente disciplinario, vaya a hacer su guardia. Espero que esta situación no se vuelva a repetir.
Any se marchó del despacho, toda envarada y con ganas de partirle la cara a varias personas, todos varones y todos médicos. Además la suerte parecía odiarla ese día porque, la primera persona a la que se encontró, a medianoche en la sala de médicos, fue a Iñaki, que también tenía guardia de cirugía.
Y tuvo que soportar sus bromitas durante parte de la noche. La única satisfacción que le quedaba era que las marcas que le había hecho Miguel al pegarle en la cara, aún estaban bien visibles.
Miró otra vez su reloj, y sólo habían pasado 5 minutos.
Entonces le quedaban... 3300 segundos, 55 minutos... para poder salir y dormir al menos 15 horas del tirón.
Decidió matar el tiempo con las enfermeras del turno de noche, que eran bastante simpáticas, y de paso revisaría los tratamientos de la planta. Pensara lo que pensase su jefe, ella era buena profesional.
Cuando llegó a su planta, se dio cuenta de que las tres enfermeras estaban arremolinadas alrededor de alguien que estaba sentado en una silla, y no paraban de reír y de tocarse el pelo. Frunció el ceño extrañada. Era pronto para que hubiese visitas de familiares de pacientes, aunque en aquella planta llena de niños era normal que algunos padres pasasen la noche.
Al acercarse, el coro de risas se hizo más intenso, casi graznidos, y entre las cabezas de las enfermeras distinguió un pelo oscuro despeinado, que le era muy familiar.
De repente todas las enfermeras que unos segundos antes le habían parecido tan simpáticas, empezaban a caerle francamente mal. ¿Cómo se atrevían? Apretó el paso, y sus suposiciones se vieron confirmadas cuando vió a Miguel sentado tranquilamente, muy relajado y repartiendo sonrisas entre todas las chicas que le rodeaban.
Miguel llevaba media hora esperando en aquella silla, de hecho casi ni había desayunado. Había recibido un mensaje de Any en el contestador de su celular, y tras llamarla a su casa y a su móvil sin encontrar respuesta, había venido al hospital rezando para que estuviera allí... Las amables enfermeras le habían informado de que efectivamente Any andaba por el hospital de guardia, pero que si quería podía esperarla allí, que ellas estaban encantadas de tenerle allí.
Y efectivamente, su objeto de deseo estaba plantada en medio del pasillo, con cara de pocos amigos y los brazos en jarras. Cuando la vió una sonrisa involuntaria se dibujó en su rostro, y no pudo dejar de seguirla con la mirada, mientras su reinita, se acercaba apartando a las enfermeras con todo menos delicadeza, y le plantaba un beso de campeonato, de aquellos que te dejan sin aliento.
Miguel, aprovechando la circunstancia y que ella lo había besado, la abrazó y la sentó en su regazo mientras la besaba, contento de tenerla a su lado.
_¿Y eso a qué ha venido?- preguntó sorprendido, cuando se pararon a respirar. Le guiñó un ojo:_ Si es tu manera de dar los buenos días, te juro que vengo todas las mañanas, a la hora que sea.
Any lo miró seria, o al menos intentándolo, porque la seriedad se veía disminuida por el rubor que comenzaba a teñir sus mejillas. Carraspeó un poco para aclararse la garganta:
_¿Y tú qué hacías sonriendo a todas esas?
Miguel se echó a reír, y cerró la presa de sus brazos, abrazándola un poco más.
_Estabas celosa...- dijo sorprendido, sonriendo con su mejor cara de pirata.
Any se revolvió incómoda. Claro que había estado celosa, todas esas chicas riéndose como pavas delante de -su- Miguel, y él devolviéndoles la sonrisa... Ufff.
_No sé de qué hablas...- Tamaña mentira hizo que Miguel se riese un poco más, y todas las enfermeras, que después de la exhibición de posesividad de Any habían dejado campo libre, se volvieron a mirarlo suspirando.
Any puso los ojos en blanco ante esa reacción, ¿Qué parte no habían entendido? Era "su" rey.
Miguel la besó otra vez, mucho más suavemente, hasta que a Any se le olvidaron todas las enfermeras, Iñaki, el hospital, y sólo quedaba Miguel, rodeándola, con sus brazos, cálido y oliendo a canela.
Any permaneció con los ojos cerrados, unos segundos después de que Miguel dejase de besarla, y cuando los abrió, se encontró con que él sonreía y la miraba con ternura, y a ella se le ablandó un poco más el corazón.
_¿Porqué has venido? - Preguntó finalmente... Era lo mejor de las últimas 24 horas, pero no se lo iba a decir, no fuera a ser que se lo creyese demasiado.
Miguel sonrió, y la acomodó mejor en sus brazos:_ Tu mensaje decía que era urgente. Vine en cuanto lo leí.
Any frunció el ceño recordando:
_ Pero...!Te mandé ese mensaje ayer por la tarde! - Con todo el ajetreo de su jefe e Iñaki se había olvidado.- No me creo que lo leyeras ahora mismo... ¡Por Dios! Si tienes cuatro móviles!!
A Miguel se le borró parte de la sonrisa, y puso cara de fastidio:_ Verás, tuve que rescatar mi móvil de Miguelito... Me costó medio día encontrarlo...Me está volviendo loco…
Any sonrió y le dió un beso en la mejilla.
_Pobrecillo... El mensaje era sólo para que me llamases, estoy preocupada por Iñaki...
Eso hizo que López-Prats e Iñaki volvieran a sus pensamientos y trató de levantarse de las piernas de Miguel. Una cosa era besarse delante de las enfermeras que no dirían nada, y otra, que por alguna casualidad su jefe decidiese venir antes a trabajar... Si la veía así seguro que hoy la despedía.
Miguel la retuvo por la cintura, con la cara de nuevo seria y preguntó:_ ¿Se te ha acercado? Porque si ha respirado cerca de tí, le parto las dos piernas.
Any sonrió, y la apartó las manos, consiguiendo levantarse al fin. Sacudió la cabeza y dijo: Me temo que ya le partí la ... mandarina... yo solita.
Miguel se quedó mudo un segundo y después se echó a reír:_ ¡Ay reinita! Menudo peligro tienes.
Any disimuló la sonrisa mirando la hora, sólo quedaban 20 minutos para irse, y decidió, por primera vez en su vida no hacer caso al reloj. Tiró del brazo de Miguel, y se encaminó a los vestuarios. Miguel ensanchó la sonrisa cuando vió a dónde lo llevaba.
_Ya sabía yo que tú y yo estamos destinados a los lugares oscuros güera.
Any lo miró de reojo y le dio una palmada en el pecho:
_ ¿Ves la puerta? - dijo señalando la puerta con la cabeza.
Miguel asintió y dijo bajando la voz, haciéndola sugerente:
_ No sabes la cantidad de cosas en las que una puerta puede ser útil, reina.
Any sonrió, y dándole un beso suavemente lo empujó un poquito hacia atrás:
_ Muy bien. Te voy a decir yo una: Tú te quedas a un lado y yo me quedo al otro vistiéndome.
Miguel sonrió:_ Está bien, pero la próxima vez hacemos lo que diga yo.
Any se rió, y mientras se cambiaba y se quitaba el uniforme verde, y se ponía su ropa, le contó su encuentro con Iñaki en el ascensor.
_Estoy preocupada, por lo que pueda estar tramando... Es una rata.
Miguel estaba apoyado en la pared escuchándola con cara seria:_ Y no puede ser que sea simplemente una mentira, y que sólo sea para asustarte.
La voz de Any sonó dubitativa:_ Verás, sí claro... Pero es que lo ví tan seguro, dijo que Roberta lo iba a pasar mal. Textualmente.
El ceño de Miguel se hizo más profundo:_ Está bien reina. Te creo. Pero me temo que no podemos hacer nada, salvo estar atentos y actuar en el momento necesario.
Any terminó de vestirse, y abrió la puerta del vestuario, mirándolo con cara de preocupación.
_¿Y llamar a ________?
Miguel sopesó la idea unos segundos... Y sacudió la cabeza:
_No creo que merezca la pena preocuparla ahora por eso. Es posible que Iñaki se refiera a hacerle la vida imposible en el hospital...- Vió la cara de Any, bastante más pálida de lo habitual, y se interrumpió- .. ¿Qué pasa reinita?
Any sacudió la cabeza y cogió su bolso, pensativa. Probablemente Iñaki lo que se proponía era amargarle los días en el quirófano a ________, de la misma manera que lo estaba haciendo con ella. Eso si que iba a ser grave, porque al menos Any no trabajaba en el mismo servicio, pero Iñaki y _______ trabajaban codo con codo.
_Tienes razón... Además ________ vuelve mañana. Por un día no va a pasar nada.
Miguel sabía que Anahí no le estaba contando todo lo que estaba pensando, pero lo dejó pasar, la abrazó y la acercó a él.
_Tengo una idea güera linda. ¿Y si vienes a desayunar conmigo? Sin niños, ni Iñakis ni enfermeras. Tú y yo.
Any sonrió, asintiendo y con una sonrisa maliciosa dijo:
_ Pero a un lugar donde no haya camareras. No puedo desayunar si estoy intentando protegerte de tanta vieja desubicada.
Nani Jonas
Re: "Un Dulce Mes Contigo" - Joe y tu
awww me encantan estos dos son tan lindos *-*
Siguela!!!
Siguela!!!
aranzhitha
Re: "Un Dulce Mes Contigo" - Joe y tu
me gusta la novela. Y que Lindos esos 2. Me encnatan tus adaptaciones. Todas las que has puesto me gustan :) Te gusta mucho adaptar noveas? Bueno si si, ojalá un dia adaptaras una que se llama: pasion deseo y fotografía y que fuera con Joe <3 bueno siguela pronto
claudia12
Re: "Un Dulce Mes Contigo" - Joe y tu
Capítulo 63
Edificio de Industrias Pardo
México D.F. 8.50 a.m.
Todas las personas tienen un don particular. No me refiero a ser inteligente, o simpático, buen atleta o ser capaz de bailar con gracia… Si no a algo muy singular, un detalle que es excepcional.
Christian, entre sus muchas virtudes –y algunos defectos, claro- tenía uno del que estaba especialmente orgulloso: Jamás olvidaba unas piernas.
Y había algo conocido, en el par de piernas enfundadas en medias y subidas a unos tacones altísimos de la chica que acababa de entrar en el ascensor. A su lado, Rodríguez le dio un golpecito en el brazo para llamar su atención de nuevo. Christian de mala gana apartó la mirada de aquellos tobillos para, atender a su compañero.
_Hmmm … ¿Qué decía?- preguntó, sin molestarse en disimular que no había escuchado los últimos cinco minutos de conversación.
Rodríguez evitó poner los ojos en blanco, pero no pudo reprimir un suspiro que le salió del alma. Nada más llegar a trabajar se había encontrado a Christian esperándolo, y no a su padre, que era lo que él en el fondo esperaba. Nadie le había especificado que pasaba con el Sr. Pardo, y además parecía ser que Christian iba a estar rondando las oficinas durante un tiempo indeterminado, ejerciendo de director junto con Amanda.
_Decía que es estupendo tenerlo aquí Sr. Pardo. ¿Ha pensado qué va a hacer esta mañana?
Christian hizo un gesto indefinido con la cabeza, e intentó mirar de reojo a la chica, entre las cabezas de otros ejecutivos de la empresa, pero éstos eran más altos que ella –a pesar de los tacones- y no alcanzaba a ver nada.
Rodríguez volvió a suspirar, estaba nervioso. Christian abrió la boca finalmente:
_¿Qué tal es la gestión de Amanda? – preguntó con curiosidad, y volviendo la mirada a Rodríguez.
Rodríguez se encogió de hombros:_ Buena, señor. Yo diría que muy buena. Se encarga de casi todo, especialmente de la sección financiera.
A pesar de las palabras tan seguras, su tono de voz indicaba que había algún problema. Christian ladeó la cabeza y clavó la mirada en el hombre.
_Pero… -sugirió, para que el otro continuase.
_Pero la junta de consejeros está descontenta. – Rodríguez bajó el tono de voz hasta un murmullo casi inaudible. Christian tuvo que inclinarse ligeramente para oír el resto.- Creen que está al mando porque es la esposa, y que ellos deberían ser los directores en funciones.
Christian asintió. Ya se lo temía. Su padre, en su afán de dedicarse a la vida tranquila, había obviado una de las normas fundamentales, no dejar al consejo de Administración a un lado. Amanda antes de casarse con su padre, era corredora de bolsa, una economista brillante, que participaba en la sección financiera de la empresa. Pero el Consejo sólo veía en ella a la mujer de su padre y hubieran preferido tener a uno de los suyos dentro.
_¿Qué hay en la agenda del día? – preguntó echando otro vistazo a la chica, o al lugar donde debería estar su cabeza.
Rodríguez sacó un PDA y empezó a tocar con el lápiz la pantalla, leyendo rápidamente lo que había que hacer hoy. Christian sonrió, dispuesto a la batalla.
Una hora más tarde se encontraba sentado en una sala de juntas, con Rodríguez y dos personas más de Recursos Humanos, entrevistando a gente para el puesto de Ayudante del Director Financiero. Bostezó disimuladamente mientras un tipo horriblemente aburrido, soltaba un rollo de números y estadísticas.
Antes de que el chico terminase de hablar, Christian lo interrumpió:
_¿Porqué tendríamos que contratarle?
El joven, se quedó callado de golpe y boqueó como un pez en busca de aire. Revolvió los papeles, y preguntó despistado:
_¿Necesitan a alguien en el puesto no? ¿O me he equivocado?
Christian sonrió amablemente:_ Gracias por su presentación. Lo llamaremos.
El chico se puso pálido y recogió sus cosas. La secretaria dejó pasar al siguiente candidato. Mejor dicho la última candidata. Christian miró las piernas y supo de quien se trataba sin tener que mirar a su cabeza, porque sabía que estaba terminada en un rostro suave de grandes ojos marrones y una melena corta oscura. Se reclinó en la silla, dispuesto a pasar los mejores 20 minutos de la mañana, ella no parecía haberlo reconocido, porque su cara no dejó ver ningún signo, ni una mirada sorprendida ni nada.
Christian frunció el ceño. Imposible que lo hubiese olvidado tan pronto. ¿O sí? Porque él la recordaba perfectamente. Mayté – pudo ver su nombre en la copia del currículum- era buena, muy buena exponiendo. De hecho su presentación había sido la mejor de las 7 que habían visto hasta ahora. Completa, moderna, audaz en propuestas y con un historial impecable, hablaba con seguridad y aplomo… Era la mejor candidata.
Los dos tipos de Recursos Humanos le hicieron varias preguntas, a las que respondió y salió bien parada. Todo el mundo se quedó en silencio, esperando que Christian le hiciese la única pregunta, tortura de todos los candidatos de la mañana.
Christian que la había estado mirando embobado –aunque años de práctica habían conseguido que no se le notara tanto en la cara- asintió y preguntó:
_¿Porqué tendríamos que contratarla?- dijo tranquilamente. Pensaba contratarla de todas maneras, pero quería oír la respuesta.
Mayté tomó aire por la nariz y dejó pasar una fracción de segundo. Todavía estaba sorprendida por encontrarlo allí sentado. Lo único que había visto en toda la hora era ese chico de pelo brillante, que la miraba inexpresivo desde el sillón. Respiró otra vez, mucho más hondo, adoptó una postura de total seguridad y dijo con su mejor voz:
_Mi expediente es impecable, mi propuesta es buena, pero creo que deberían contratarme porque…- esbozó una sonrisa imperceptible por la locura que estaba a punto de decir. Pero quien no apuesta no gana.-… Soy la mejor y me necesitan.
Rodríguez y los de Recursos humanos dejaron escapar el aire en un silbido sincronizado, pero Christian sonrió abiertamente. Sí que se acordaba de él. Asintió con la cabeza y se inclinó hacia delante para darle la mano.
_Muchas gracias señorita. Ha estado magnífica. La llamaremos.
Mayte se permitió respirar y soltar el aire, y le apretó la mano de vuelta. Lo miró a los ojos y sonrió. Cuando salió de la sala de juntas sentía las piernas de mantequilla. “Virgencita que salga bien” pensó recordando a su madre.
Christian giró la silla para quedar de frente a los compañeros y les dijo:_¿Qué les ha parecido?
Rodríguez, miró las notas, y dijo:_ La última… .
Los de Recursos Humanos asintieron y Manuel, el más joven sacudió la cabeza confundido:_ Es raro… en sus pruebas psicotécnicas no había nada que hiciese sospechar tan… ejem…. Poca humildad. Pero de todas formas es la mejor de los candidatos.
Christian puso una cara de falsa sorpresa y dijo: _ ¿De verdad? Increíble… ¿Quién le habrá enseñado esas cosas?...
Se reclinó en la silla, satisfecho y sonrió débilmente, Mayté le debía una copa. Y él no pensaba dejar que se le olvidase.
…………….
10.30 h Querétaro.
Habitación 315 Hotel Santa Cecilia.
Por primera vez en varios días _______ fue la primera en despertarse, y cuando se giró en la cama lo hizo con dificultad porque estaba aplastada bajo un brazo que definitivamente no era el suyo.
Sonrió al ver a Joe durmiendo a su lado, siguió con un dedo la línea de la nariz, pasando un dedo por los labios y por la barbilla que estaba áspera por no afeitarse. Joe se removió y bufó en sueños, y ella sonrió un poco más, volviendo a pasar el dedo por la barbilla y la nariz.
Joe lanzó un manotazo al aire, pasando a unos centímetros de su cara, todavía dormido. Y ella riéndose bajito le tapó la nariz, y le cerró la boca. ¿Cuánto aguantaría?
Joe estaba bajo el agua, buceando, uno de sus hobbies favoritos, peces de mil colores lo rodeaban, el agua estaba caliente y los corales eran increíbles. De repente sintió un cosquilleó en la cara y apartó con la mano a los peces que se le acercaban. Pero el cosquilleo permaneció. Entonces el regulador de la botella de oxígeno empezó a fallar, no podía respirar. Una sensación de alarma creció en su interior. Intentó batir las piernas para ascender pero tampoco podía moverse, parecía atrapado en aquellos corales.
Su pecho iba a estallar. No podía respirar.
Joe despertó tosiendo y apartando las manos de ________ que no paraba de reírse.
_¿Te he despertado? – preguntó colorada de la risa y con cara de inocente.
Joe la miró perplejo y se lanzó sobre ella dejándola atrapada bajo él. _¿Has sido tú?
Ella negó con la cabeza, pero era una mentira flagrante. Joe le cogió las manos y se las sujetó por encima de la cabeza entre las almohadas.
_¿Estás segura? Casi me matas de un infarto. … - Ella se rió aún más, temblando de la risa debajo de él.
_¿Con qué soñabas? – preguntó aguantando malamente la sonrisa ________. El peso de él encima de ella, no era molesto. De hecho era una sensación estupenda.
Joe ladeó la cabeza, y la miró, no estaba enfadado pero el corazón aún le latía rápidamente de la impresión. Le mordisqueó la barbilla, y dijo como si nada:
_Verás… estaba buceando y me quedaba sin aire….- mordió un poco más abajo, donde los músculos del cuello se encontraban y el pulso latía con más fuerza. ________ cerró los ojos relajándose, mientras escuchaba aquella voz tan ronca y baja que Joe tenía.
_... Entonces cuando creía que me iba a ahogar…. Apareció una sirena… el pelo flotaba a su alrededor como agua dorada y tenía la piel brillante…
________ empezó a abrir los ojos y a fruncir el ceño suspicaz, mientras Joe seguía besando la parte alta de su clavícula sin parar de hablar:
_... Y ella no dejaba que me ahogase, sino que me besaba para darme air…
No terminó la frase porque ________ soltó rápidamente los brazos y salió debajo de él, mirándolo con mala cara….
_Como sigas por ahí te ahogo en la bañera, a ver si te salva la sirenita…
Joe que se había quedado boca abajo, sonrió y se dio la vuelta, para encontrarla sentada en la cama con los brazos cruzados… Puso cara de inocente.
_¿Quééé? Uno no puede soñar… La verdad es que la sirenita era bien linda…- y encima sonrió para molestarla más. Ella le lanzó una almohada a la cabeza.
_Creo que tengo mejores cosas que hacer que escuchar cosas sobre tus fantasías con pescaduchas. – Dijo ________ haciendo como que le daba igual.
Joe se quitó la almohada de la cara, y se la puso detrás de la cabeza para quedar medio sentado. Y la miró sonriendo.
_Siempre me han gustado las sirenitas… Pero las pelirrojas, que tienen fuego bajo la piel.
_______ frunció el ceño:_ No creo que haya de esas por aquí… Están enfadadas contigo…
Joe tomó una de sus manos y le acarició los dedos, largos y delgados.
_Es una pena… ¿será porque me han intentado matar a sustos? – dijo mientras pasaba a acariciar la palma de la mano.
_______ sentía como el calor se extendía de la palma de la mano lentamente, en oleadas que llegaban al codo.
_Hmmm… La sirenita empieza a olvidar el enfado… ¿Y el ahogado perdona que lo despertasen?- dijo con voz más baja, cuando el calor se extendió hasta el cuello.
Joe acarició la parte interna de la muñeca:_ Hmmm…Tal vez, aunque mi corazón un día de estos va a fallar.
Tirando de la mano la puso sobre él a horcajadas y ella sonrió, agachando la cabeza hasta tocar el pecho con la oreja. Puso cara de estar pensando seriamente.
_Tu corazón suena bien. Fuerte, claro, sin soplos…- Levantó la cabeza y le sonrió apoyando las palmas de las manos en el estómago de él. – Aunque suena un poco rápido…
Joe se rió y se medio incorporó para atrapar el labio inferior de _______ y besarla, antes de hacerlo le dijo:_ Eso sólo me pasa cuando estás tu cerca.
Ella se rió, y la risa murió en la boca de él. Durante unos minutos simplemente se besaron y se acariciaron tranquilamente.
_Eres la primera persona que tiene taquicardias cuando estoy cerca… Joe.
Joe sonrió:_ Eres de infarto pelirroja. No lo olvides.
Ella se inclinó sobre él, hasta quedar completamente tumbada y apoyó la barbilla en su pecho.
_¿Qué planes tienes para hoy? – Se le ocurrió una idea horrible.- No más museos por favor… LA cabeza me va a explotar…
Joe se rió, tenerla encima de él lo estaba matando… De deseo. Negó con la cabeza y dijo con voz sugerente.
_Pienso quedarme en la cama contigo hasta la tarde o hasta que me dé el infarto, lo que ocurra antes… Y después nos vamos a casa.
_______ sonrió como una gata, pero la parte final de la frase hizo que frunciese el ceño._ Pero tu viaje era de cinco días… ¿no es una molestia volver hoy?
Joe acarició con las manos la espalda de ella suavemente, y negó con la cabeza:
_Verás hay dos razones… La primera es el mensaje de tu hermano… Dijo que era importante…. – Las manos bajaron por la espalda hasta el trasero de ella…
________ sintió un escalofrío y tembló a pesar de que no hacía frío, sino que más bien su piel comenzaba a hervir.
_... ¿Y la segunda?...- preguntó casi sin voz.
Joe la hizo rodar hasta volver a quedar encima de ella. Guiñándole un ojo dijo:
_... Cuando estás cerca no puedo ni pensar, pelirroja… Aunque estuviera diez días más no haría nada decente.
_______ sonrió como una gata. Y a pesar de que Joe era el esclavo de ella, aquella mañana sus planes se cumplieron, porque aunque no le dio un infarto no fue precisamente porque no lo intentasen….
Edificio de Industrias Pardo
México D.F. 8.50 a.m.
Todas las personas tienen un don particular. No me refiero a ser inteligente, o simpático, buen atleta o ser capaz de bailar con gracia… Si no a algo muy singular, un detalle que es excepcional.
Christian, entre sus muchas virtudes –y algunos defectos, claro- tenía uno del que estaba especialmente orgulloso: Jamás olvidaba unas piernas.
Y había algo conocido, en el par de piernas enfundadas en medias y subidas a unos tacones altísimos de la chica que acababa de entrar en el ascensor. A su lado, Rodríguez le dio un golpecito en el brazo para llamar su atención de nuevo. Christian de mala gana apartó la mirada de aquellos tobillos para, atender a su compañero.
_Hmmm … ¿Qué decía?- preguntó, sin molestarse en disimular que no había escuchado los últimos cinco minutos de conversación.
Rodríguez evitó poner los ojos en blanco, pero no pudo reprimir un suspiro que le salió del alma. Nada más llegar a trabajar se había encontrado a Christian esperándolo, y no a su padre, que era lo que él en el fondo esperaba. Nadie le había especificado que pasaba con el Sr. Pardo, y además parecía ser que Christian iba a estar rondando las oficinas durante un tiempo indeterminado, ejerciendo de director junto con Amanda.
_Decía que es estupendo tenerlo aquí Sr. Pardo. ¿Ha pensado qué va a hacer esta mañana?
Christian hizo un gesto indefinido con la cabeza, e intentó mirar de reojo a la chica, entre las cabezas de otros ejecutivos de la empresa, pero éstos eran más altos que ella –a pesar de los tacones- y no alcanzaba a ver nada.
Rodríguez volvió a suspirar, estaba nervioso. Christian abrió la boca finalmente:
_¿Qué tal es la gestión de Amanda? – preguntó con curiosidad, y volviendo la mirada a Rodríguez.
Rodríguez se encogió de hombros:_ Buena, señor. Yo diría que muy buena. Se encarga de casi todo, especialmente de la sección financiera.
A pesar de las palabras tan seguras, su tono de voz indicaba que había algún problema. Christian ladeó la cabeza y clavó la mirada en el hombre.
_Pero… -sugirió, para que el otro continuase.
_Pero la junta de consejeros está descontenta. – Rodríguez bajó el tono de voz hasta un murmullo casi inaudible. Christian tuvo que inclinarse ligeramente para oír el resto.- Creen que está al mando porque es la esposa, y que ellos deberían ser los directores en funciones.
Christian asintió. Ya se lo temía. Su padre, en su afán de dedicarse a la vida tranquila, había obviado una de las normas fundamentales, no dejar al consejo de Administración a un lado. Amanda antes de casarse con su padre, era corredora de bolsa, una economista brillante, que participaba en la sección financiera de la empresa. Pero el Consejo sólo veía en ella a la mujer de su padre y hubieran preferido tener a uno de los suyos dentro.
_¿Qué hay en la agenda del día? – preguntó echando otro vistazo a la chica, o al lugar donde debería estar su cabeza.
Rodríguez sacó un PDA y empezó a tocar con el lápiz la pantalla, leyendo rápidamente lo que había que hacer hoy. Christian sonrió, dispuesto a la batalla.
Una hora más tarde se encontraba sentado en una sala de juntas, con Rodríguez y dos personas más de Recursos Humanos, entrevistando a gente para el puesto de Ayudante del Director Financiero. Bostezó disimuladamente mientras un tipo horriblemente aburrido, soltaba un rollo de números y estadísticas.
Antes de que el chico terminase de hablar, Christian lo interrumpió:
_¿Porqué tendríamos que contratarle?
El joven, se quedó callado de golpe y boqueó como un pez en busca de aire. Revolvió los papeles, y preguntó despistado:
_¿Necesitan a alguien en el puesto no? ¿O me he equivocado?
Christian sonrió amablemente:_ Gracias por su presentación. Lo llamaremos.
El chico se puso pálido y recogió sus cosas. La secretaria dejó pasar al siguiente candidato. Mejor dicho la última candidata. Christian miró las piernas y supo de quien se trataba sin tener que mirar a su cabeza, porque sabía que estaba terminada en un rostro suave de grandes ojos marrones y una melena corta oscura. Se reclinó en la silla, dispuesto a pasar los mejores 20 minutos de la mañana, ella no parecía haberlo reconocido, porque su cara no dejó ver ningún signo, ni una mirada sorprendida ni nada.
Christian frunció el ceño. Imposible que lo hubiese olvidado tan pronto. ¿O sí? Porque él la recordaba perfectamente. Mayté – pudo ver su nombre en la copia del currículum- era buena, muy buena exponiendo. De hecho su presentación había sido la mejor de las 7 que habían visto hasta ahora. Completa, moderna, audaz en propuestas y con un historial impecable, hablaba con seguridad y aplomo… Era la mejor candidata.
Los dos tipos de Recursos Humanos le hicieron varias preguntas, a las que respondió y salió bien parada. Todo el mundo se quedó en silencio, esperando que Christian le hiciese la única pregunta, tortura de todos los candidatos de la mañana.
Christian que la había estado mirando embobado –aunque años de práctica habían conseguido que no se le notara tanto en la cara- asintió y preguntó:
_¿Porqué tendríamos que contratarla?- dijo tranquilamente. Pensaba contratarla de todas maneras, pero quería oír la respuesta.
Mayté tomó aire por la nariz y dejó pasar una fracción de segundo. Todavía estaba sorprendida por encontrarlo allí sentado. Lo único que había visto en toda la hora era ese chico de pelo brillante, que la miraba inexpresivo desde el sillón. Respiró otra vez, mucho más hondo, adoptó una postura de total seguridad y dijo con su mejor voz:
_Mi expediente es impecable, mi propuesta es buena, pero creo que deberían contratarme porque…- esbozó una sonrisa imperceptible por la locura que estaba a punto de decir. Pero quien no apuesta no gana.-… Soy la mejor y me necesitan.
Rodríguez y los de Recursos humanos dejaron escapar el aire en un silbido sincronizado, pero Christian sonrió abiertamente. Sí que se acordaba de él. Asintió con la cabeza y se inclinó hacia delante para darle la mano.
_Muchas gracias señorita. Ha estado magnífica. La llamaremos.
Mayte se permitió respirar y soltar el aire, y le apretó la mano de vuelta. Lo miró a los ojos y sonrió. Cuando salió de la sala de juntas sentía las piernas de mantequilla. “Virgencita que salga bien” pensó recordando a su madre.
Christian giró la silla para quedar de frente a los compañeros y les dijo:_¿Qué les ha parecido?
Rodríguez, miró las notas, y dijo:_ La última… .
Los de Recursos Humanos asintieron y Manuel, el más joven sacudió la cabeza confundido:_ Es raro… en sus pruebas psicotécnicas no había nada que hiciese sospechar tan… ejem…. Poca humildad. Pero de todas formas es la mejor de los candidatos.
Christian puso una cara de falsa sorpresa y dijo: _ ¿De verdad? Increíble… ¿Quién le habrá enseñado esas cosas?...
Se reclinó en la silla, satisfecho y sonrió débilmente, Mayté le debía una copa. Y él no pensaba dejar que se le olvidase.
…………….
10.30 h Querétaro.
Habitación 315 Hotel Santa Cecilia.
Por primera vez en varios días _______ fue la primera en despertarse, y cuando se giró en la cama lo hizo con dificultad porque estaba aplastada bajo un brazo que definitivamente no era el suyo.
Sonrió al ver a Joe durmiendo a su lado, siguió con un dedo la línea de la nariz, pasando un dedo por los labios y por la barbilla que estaba áspera por no afeitarse. Joe se removió y bufó en sueños, y ella sonrió un poco más, volviendo a pasar el dedo por la barbilla y la nariz.
Joe lanzó un manotazo al aire, pasando a unos centímetros de su cara, todavía dormido. Y ella riéndose bajito le tapó la nariz, y le cerró la boca. ¿Cuánto aguantaría?
Joe estaba bajo el agua, buceando, uno de sus hobbies favoritos, peces de mil colores lo rodeaban, el agua estaba caliente y los corales eran increíbles. De repente sintió un cosquilleó en la cara y apartó con la mano a los peces que se le acercaban. Pero el cosquilleo permaneció. Entonces el regulador de la botella de oxígeno empezó a fallar, no podía respirar. Una sensación de alarma creció en su interior. Intentó batir las piernas para ascender pero tampoco podía moverse, parecía atrapado en aquellos corales.
Su pecho iba a estallar. No podía respirar.
Joe despertó tosiendo y apartando las manos de ________ que no paraba de reírse.
_¿Te he despertado? – preguntó colorada de la risa y con cara de inocente.
Joe la miró perplejo y se lanzó sobre ella dejándola atrapada bajo él. _¿Has sido tú?
Ella negó con la cabeza, pero era una mentira flagrante. Joe le cogió las manos y se las sujetó por encima de la cabeza entre las almohadas.
_¿Estás segura? Casi me matas de un infarto. … - Ella se rió aún más, temblando de la risa debajo de él.
_¿Con qué soñabas? – preguntó aguantando malamente la sonrisa ________. El peso de él encima de ella, no era molesto. De hecho era una sensación estupenda.
Joe ladeó la cabeza, y la miró, no estaba enfadado pero el corazón aún le latía rápidamente de la impresión. Le mordisqueó la barbilla, y dijo como si nada:
_Verás… estaba buceando y me quedaba sin aire….- mordió un poco más abajo, donde los músculos del cuello se encontraban y el pulso latía con más fuerza. ________ cerró los ojos relajándose, mientras escuchaba aquella voz tan ronca y baja que Joe tenía.
_... Entonces cuando creía que me iba a ahogar…. Apareció una sirena… el pelo flotaba a su alrededor como agua dorada y tenía la piel brillante…
________ empezó a abrir los ojos y a fruncir el ceño suspicaz, mientras Joe seguía besando la parte alta de su clavícula sin parar de hablar:
_... Y ella no dejaba que me ahogase, sino que me besaba para darme air…
No terminó la frase porque ________ soltó rápidamente los brazos y salió debajo de él, mirándolo con mala cara….
_Como sigas por ahí te ahogo en la bañera, a ver si te salva la sirenita…
Joe que se había quedado boca abajo, sonrió y se dio la vuelta, para encontrarla sentada en la cama con los brazos cruzados… Puso cara de inocente.
_¿Quééé? Uno no puede soñar… La verdad es que la sirenita era bien linda…- y encima sonrió para molestarla más. Ella le lanzó una almohada a la cabeza.
_Creo que tengo mejores cosas que hacer que escuchar cosas sobre tus fantasías con pescaduchas. – Dijo ________ haciendo como que le daba igual.
Joe se quitó la almohada de la cara, y se la puso detrás de la cabeza para quedar medio sentado. Y la miró sonriendo.
_Siempre me han gustado las sirenitas… Pero las pelirrojas, que tienen fuego bajo la piel.
_______ frunció el ceño:_ No creo que haya de esas por aquí… Están enfadadas contigo…
Joe tomó una de sus manos y le acarició los dedos, largos y delgados.
_Es una pena… ¿será porque me han intentado matar a sustos? – dijo mientras pasaba a acariciar la palma de la mano.
_______ sentía como el calor se extendía de la palma de la mano lentamente, en oleadas que llegaban al codo.
_Hmmm… La sirenita empieza a olvidar el enfado… ¿Y el ahogado perdona que lo despertasen?- dijo con voz más baja, cuando el calor se extendió hasta el cuello.
Joe acarició la parte interna de la muñeca:_ Hmmm…Tal vez, aunque mi corazón un día de estos va a fallar.
Tirando de la mano la puso sobre él a horcajadas y ella sonrió, agachando la cabeza hasta tocar el pecho con la oreja. Puso cara de estar pensando seriamente.
_Tu corazón suena bien. Fuerte, claro, sin soplos…- Levantó la cabeza y le sonrió apoyando las palmas de las manos en el estómago de él. – Aunque suena un poco rápido…
Joe se rió y se medio incorporó para atrapar el labio inferior de _______ y besarla, antes de hacerlo le dijo:_ Eso sólo me pasa cuando estás tu cerca.
Ella se rió, y la risa murió en la boca de él. Durante unos minutos simplemente se besaron y se acariciaron tranquilamente.
_Eres la primera persona que tiene taquicardias cuando estoy cerca… Joe.
Joe sonrió:_ Eres de infarto pelirroja. No lo olvides.
Ella se inclinó sobre él, hasta quedar completamente tumbada y apoyó la barbilla en su pecho.
_¿Qué planes tienes para hoy? – Se le ocurrió una idea horrible.- No más museos por favor… LA cabeza me va a explotar…
Joe se rió, tenerla encima de él lo estaba matando… De deseo. Negó con la cabeza y dijo con voz sugerente.
_Pienso quedarme en la cama contigo hasta la tarde o hasta que me dé el infarto, lo que ocurra antes… Y después nos vamos a casa.
_______ sonrió como una gata, pero la parte final de la frase hizo que frunciese el ceño._ Pero tu viaje era de cinco días… ¿no es una molestia volver hoy?
Joe acarició con las manos la espalda de ella suavemente, y negó con la cabeza:
_Verás hay dos razones… La primera es el mensaje de tu hermano… Dijo que era importante…. – Las manos bajaron por la espalda hasta el trasero de ella…
________ sintió un escalofrío y tembló a pesar de que no hacía frío, sino que más bien su piel comenzaba a hervir.
_... ¿Y la segunda?...- preguntó casi sin voz.
Joe la hizo rodar hasta volver a quedar encima de ella. Guiñándole un ojo dijo:
_... Cuando estás cerca no puedo ni pensar, pelirroja… Aunque estuviera diez días más no haría nada decente.
_______ sonrió como una gata. Y a pesar de que Joe era el esclavo de ella, aquella mañana sus planes se cumplieron, porque aunque no le dio un infarto no fue precisamente porque no lo intentasen….
Nani Jonas
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