"Once upon a time" (Louis Tomlinson y Lila Tyler)

Niall era un idiota con todas sus letras. El maestro le había hecho la misma pregunta tres veces y aún no era capaz de responderla. ¿Por qué lo habían becado? ¿Acaso era un malévolo plan de la directora para separarme de Louis? Porque si era por eso, lo estaba consiguiendo demasiado rápido y no podía permitir que esa mujer ganara.
No, ya había llorado bastante toda la semana lamentándome porque Louis ni siquiera me dirigía la mirada. Era hora de ponerse en acción y arreglar todo esto, no podía quedarme de brazos cruzados como una inútil. Les enseñaría que yo sabía defenderme.
Y con quien debía comenzar primero, era con Niall.
Esperé a que sonara la campana, que retumbó entre las paredes del salón. Siempre estaba a punto de dejarnos sordos. Arreglé mis cosas y las metí todas con prisa en mi mochila, salí al pasillo y esperé a Niall. Cuando salió, acompañado de una chica castaña con bonita sonrisa, me di cuenta de que en realidad él no estaba enamorado de mí. Si lo estuviera, al menos actuaría un poco como Louis. Ya que, por más ególatra que se oyera, sabía que Louis estaba enamorado de mí, él me lo había dicho y se notaba, de lo contrario no se hubiese enfadado tanto por el beso.
Lo peor de todo, es que yo también estaba enamorada de él.
—¡Niall, ven aquí! —le grité. Al verme, quiso irse con la chica por otro pasillo, pero lo agarré de su mochila para que no huyera como un cobarde.
—Lila, tengo clases —me dijo.
—Clases nada, no te suelto hasta que hables conmigo, se supone que eres mi amigo, ¿o no? —le dijo adiós a la chica y se volteó a verme. Su mirada era cómplice, culpable, arrepentida. Tenía razón, él no sentía nada por mí, pero había algo más.
—¿Por qué me besaste? —le espeté.
—Ya te lo dije, estoy enamorado de…
—No mientas, Niall. Las únicas personas que salen dañadas con esto somos Louis y yo, y no sé cuál de los dos está sufriendo más —se mordió el labio, nervioso, pero negó con la cabeza y sonrío con melancolía.
—Créeme, Lila, lo mejor que puedes hacer es estar enamorada de mí, así no sufrirás más. NI tú, ni Louis —y se fue, dejándome con la boca abierta y muy confundida.
Sin embargo, sus palabras me habían dado una gran pista, fue casi como un mensaje oculto que Niall quiso que supiera. Había alguien detrás de esto, y estaba segura de que era la directora Green.
Fui a mi siguiente clase, ni siquiera me pasé a desayunar. Louis no se había marchado de la habitación, pero se despertaba antes que yo y se acostaba cuando yo ya dormía, así que las pocas veces que lo había visto era entre clases y los recesos. Había dejado de ir a la cafetería por miedo a que no me permitiera sentarme junto a él, o que toda la escuela se fuera en mi contra y que Louis no hiciera nada.
Tenía tanto miedo de ver esa mirada glacial en lugar de la del verdadero Louis, aquel chico que jugaba con mi hermanito y que hacia caras graciosas para que dejara de llorar. Temía que el príncipe se haya apoderado por completo de él.
Me senté en mi puesto habitual, al lado de Louis. Era una tortura tenerlo a mi lado y no poder hablarle sin que me ignorara. Al menos aquí estábamos obligados a sentarnos juntos.
Cuando el maestro de Historia entró, deseé que el antiguo profesor personal de Louis siguiera aquí, él lo habría aconsejado de la manera correcta y no como los demás profesores, que lo consentían y parecían desquitarse conmigo en nombre de Louis.
—Tyler, de pie —me ordenó el profesor. Lo hice sin protestar y agarré mis cosas. Me hizo pararme al frente de la clase y tuve que esperar a que todos guardaran silencio. Casi me caigo de lo temblorosas que se pusieron mis rodillas al notar que Louis me estaba mirando. Aún podía percibir algo de calor en ella, eso me hizo sonreír.
—Desde hoy se sentará con Malik, señorita Tyler. Ah, y la directora dijo que si asistía a una clase más con ese cabello, la expulsaría —genial, la bruja estaba atacando con todo al mismo tiempo. Iba a decir algo, protestar al menos, cuando el profesor continuó hablando—. Señor Tomlinson, usted se sentará a partir de ahora con Hudson.
¿Quién era Hudson?¿Quién demonios era?
—¿Quién es Hudson, profesor? No hay nadie con ese apellido en esta clase —le dijo Louis. Suspiré con sólo escuchar su voz, le extrañaba tanto en tan poco.
—Soy yo… —escuchamos de pronto. Todos nos volteamos a la puerta abierta y yo fui la primera en verla. Alta, delgada, rubia, ojos verdes, piel bronceada y con cara de muñeca. Hudson, en mi vida la había visto, pero parecía sacada de un cuento de hadas. Lucía como una princesa.
¡Vaya ironía! Querían poner en su lugar a esta estúpida plebeya trayendo a una verdadera emperatriz. No contaban con que no pensaba rendirme, ya había estado con Louis y no lo iba a dejar ir. Competiría con todas las princesas que trajeran a la escuela, siempre y cuando Louis no me dijera que ya no me quería, ese era mi límite.
—Alumnos, ella es Maggie Hudson, su nueva compañera. Maggie, siéntate al lado del señor Tomlinson.
Vi con impotencia como ella le sonreía a Louis y él le devolvía el gesto. Vale, si quería sacarme celos, adelante, que lo hiciera, soportaría todo como una estatua siempre y cuando no me abandonara.
Caminé hasta el pupitre de Zayn y me senté a su lado, pero él hizo un gesto de desprecio y se apartó unos cuantos centímetros de mí. No le di importancia, no era el primero en hacerlo. Al parecer, todos querían estar del lado de Louis y darle razones para enfadarse conmigo. Pero estaba segura de que ni siquiera el propio Louis sabía de qué lado estar.
Los miraba de reojo cada cinco minutos, él no dejaba de sonreír, incluso hacia esas muecas para hacerla reír, las mismas muecas que utilizaba cuando estábamos a solas. Algo en mi pecho se quebró como el cristal, y luego ardió hasta no dejarme aire suficiente para respirar.
—Lila, ¿te encuentras bien? —inquirió Zayn, preocupado. Me reí en su cara, era un hipócrita—. Lila, estás pálida.
Tomé una gran bocanada de aire y sonreí con falsedad.
—Estoy bien, Zayn. No te preocupes, sólo me puse sumamente celosa de ver como esa Barbie coquetea con el Ken equivocado.
Se quedó callado y miró al frente. Idiota.
No podía ocultar más las terribles ganas de llorar que tenía. Me levanté sin pedir permiso y me fui de allí, dejando al maestro gritando mi nombre a través del pasillo.
Y sin embargo, no dejé que ninguna lágrima se escapara. Si quería recuperar a Louis, tenía que ser fuerte y no dejar que estás cosas me afectaran.
La directora Green sabía jugar muy bien, y todos sabíamos que ella tenía las mejores cartas.
Me senté en un rincón, en medio de cualquier pasillo. Controlé mis emociones y me puse a pensar en frío. Habían enviado a Maggie Hudson para separarme de Louis, creo que toda la clase se había dado cuenta, incluido Louis. Luego, él se le mostró su personalidad explosiva y carismática.
No querían herirnos a los dos, sino a mí y sólo a mí. De nada les servía un príncipe dolorido. En cambio, una simple chica que sufría como si estuviera a punto de morir no le importaba a nadie.
Lloré finalmente, pero me prometí que sería la última vez.
El timbre volvió a sonar y me sorprendí de que ningún cuidador me pillara. Miré a mi alrededor tratando de ubicarme, armaduras, pasillo ancho, puertas grandes… el pasillo.
El maldito pasillo que comenzó todo esto.
Me sentí distinta al estar ahí, había pasado tanto tiempo. No lo pensé dos veces y entré al antiguo cuarto de Louis. Seguía igual, nada había sido cambiado de lugar, incluso no había polvo, el cuarto parecía esperar a su dueño.
Estuve allí mirando las fotografías de Louis de bebé un buen rato, hasta que escuché voces. Creí que serían ecos del pasillo, pero cada vez se oían más fuertes, acompañadas de pisadas. Me escondí debajo de la cama y esperé a ver qué sucedía.
La puerta se abrió y vi los inconfundibles zapatos lustrados de Louis, y unos tacones negros.
—Así que eso te dijeron —dijo Louis.
—Así es —era Maggie.
Nunca nadie supo que Louis dormía ahí, sólo yo había entrado a excepción de sus amigos. Y de pronto, traía a la chica nueva que parecía sacada de una caja de muñecas aquí. No sabía si enfurecerme o ponerme a llorar otra vez.
—Entonces será mejor terminar con esto luego y decirle que nunca sentí nada por ella —quedé fría ante sus palabras—. Sólo la usé para divertirme en mi último año, y hacer pasar rabias a mamá.
—La hiciste enfadar mucho, Louis. Incluso llegó a creer que pasarías por alto tu compromiso —dijo Maggie, pero su voz no me afectaba tanto como la de Louis.
—¿Por Lila? No, sólo fue una entretención. Tenía bien claro desde el principio que no duraríamos mucho, ¿no? A final de cuentas, tengo que casarme contigo quiera o no quiera.
Me había usado. No era más que una del montón.
Y para colmo, se iba a casar con otra y ya lo sabía cuando me dijo que sólo me quería a mí.
No lloré, me prometí nunca más hacerlo. Pero sabía que esa promesa se llevaría mucho de mí también. Como lo poco de plebeya que me quedaba para convertirlo en bruja.
—Louis… te odio —murmuré no tan bajo para asegurarme de que él reconociera mi voz en la habitación y para que supiera que ya no lo quería en mi vida.