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"Los Millonarios No Cuentan" - Joe y tu Terminada
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Re: "Los Millonarios No Cuentan" - Joe y tu Terminada
Capitulo 2. bienvenidas a las nuevas lectoras gracias por pasarse
Joseph Jonas era un extranjero en aquella ciudad. Pero no le preguntó a _____ dónde podían ir. La llevó sin titubear más allá de las cafeterías de las grandes cadenas, hasta un pequeño café con cortinas de encaje, propiedad de dos hermanas polacas que hacían el mejor café del barrio de Kensington, el corazón de la parte oeste de Londres, la más elegante y exclusiva de la ciudad.
Atrajo a una camarera por puro magnetismo animal, al menos que _____ pudiera ver.
–¿Cómo tomas el café?
–So–solo.
Ella rehusó los pastelillos de nata y él pidió por los dos. Luego se recostó en la silla y se quedó mirándola pensativamente.
–Así que no te gustan los millonarios.
_____ se rehizo. Le costó algún trabajo, con aquellos ojos castaños y cálidos que se paseaban sobre su cuerpo con parsimoniosa admiración, pero lo logró.
–¿Y por qué habrían de gustarme?
Los ojos de él relucieron con malevolencia.
–¿Eso es un desafío?
Ella no había pretendido que lo fuera. Pero tenía una norma: no huir nunca. Levantó la barbilla.
–Tómatelo como quieras.
Él asintió con la cabeza.
–¿Sabes?, me interesas.
–¡Oh, vaya! Tú sí que sabes halagar a una chica.
_____ lo miró con los ojos muy abiertos. Eran verdes como el mar y elocuentes, con pestañas asombrosamente largas. Se sabía de publicistas enamorados que habían compuesto odas en su honor.
Pero Joseph Jonas no parecía muy inclinado a la poesía. Parecía más bien divertido, entretenido, y levemente receloso.
–Eso no sirve de nada. Lo que necesito saber es cómo hacer que te intereses por mí –dijo tranquilamente.
_____ se sentó muy derecha.
–Estamos hablando desde un punto de vista profesional, naturalmente.
Él bajó los párpados.
–Tómatelo como quieras –replicó, imitándola.
Por suerte, la camarera les llevó en ese momento el café, así que _____ no tuvo que responder.
Cuando la camarera se hubo ido, él dijo:
–Admito que estoy muy decepcionado.
_____ se envaró.
–¿Cómo dices?
–Bueno, no me has preguntado para qué quiero un consultor en relaciones públicas.
–Quieres que todos te quieran. Ése es el motivo por el que todo el mundo quiere un consultor en relaciones públicas.
–Eres rápida como un látigo, ¿eh? –la irritación asomó por un instante en aquella voz dulce como la melaza–. ¿Por qué iba que desear que la gente me quisiera?
Ella se encogió de hombros.
–No sé. Quizá quieras presentarte a presidente algún día.
Jospeh dijo lisa y llanamente:
–Quiero vender un coche.
_____ se quedó tan sorprendida que dejó de aparentar indiferencia.
–¿Un coche? Pero yo creía que habías fundado una empresa de software.
–Me he diversificado.
–Pero... ¡un coche!
–Estudié ingeniería. Y me gusta resolver problemas –sí, estaba decididamente molesto.
–¿Qué problemas?
–Ahora pareces mucho más profesional –contestó él con tanta aprobación que a _____ le dieron ganas de abofetearlo–. Es revolucionario. Es más ligero, tiene menos piezas móviles, funciona con residuos de caña de azúcar. Una fuente de energía renovable.
Ella bebió de su café con el ceño fruncido. Aquello no era lo que esperaba de un amigo millonario de Jay Christopher.
–Si es tan bueno, no necesitas un relaciones públicas –dijo–. Todo el mundo se muere por un coche ecológico.
–Sí, pero aquí nadie me conoce. Y tengo que lanzarlo en Europa. En mi país no nos desvivimos por ahorrar combustible.
–Ya... veo.
Él se inclinó hacia delante.
–No quiero que me hagas parecer simpático. Ni siquiera que hagas que parezca que estoy a la última. Sólo quiero parecer un hombre razonable con una buena idea.
Dicho así, resultaba difícil rechazarlo. Que era sin duda lo que él pretendía. _____ lo miró reflexivamente.
–No es mi campo habitual, pero...
–Vamos a formar un gran equipo.
Ella miró sus ojos, que eran demasiado cálidos, y sintió que un estremecimiento de advertencia le subía por la espalda.
–De equipo, nada –dijo con firmeza–. Tú informas. Yo pongo las cosas en marcha. Así es como funciona.
–Pero a mí me gusta trabajar codo con codo con mis consultores.
–Pues lo siento. A mí no.
Él levantó una ceja. Aquello le hacía parecer el Dios del Averno. Relajado y divertido, pero aun así, decididamente, un Señor de la Oscuridad.
_____ dijo tanto para sí misma como para él:
–No hagas eso.
Él pareció aún más divertido.
–¿El qué?
–Ronronearme.
Joseph se echó a reír.
–Eres muy suspicaz.
_____ dijo entre dientes:
–No soy suspicaz. Sencillamente, no me van los tipos altos, morenos y guapos.
Él se quedó pensando.
–Es una pena –murmuró al fin.
Ella dejó escapar un gemido de sorpresa. Luego se echó a reír con desgana.
–No tienes ni pizca de falsa modestia, ¿verdad?
–No tengo nada falso. Lo que ves es lo que hay.
Fijó los ojos en los de ella. _____ se sintió acalorada de repente.
–Espero que no –masculló.
Joseph se quedó pensando un momento. El Señor del Averno sopesaba el destino de un mortal. Luego inclinó la cabeza un poco.
–Creo que tal vez tenga que hacer algo al respecto.
Joseph Jonas era un extranjero en aquella ciudad. Pero no le preguntó a _____ dónde podían ir. La llevó sin titubear más allá de las cafeterías de las grandes cadenas, hasta un pequeño café con cortinas de encaje, propiedad de dos hermanas polacas que hacían el mejor café del barrio de Kensington, el corazón de la parte oeste de Londres, la más elegante y exclusiva de la ciudad.
Atrajo a una camarera por puro magnetismo animal, al menos que _____ pudiera ver.
–¿Cómo tomas el café?
–So–solo.
Ella rehusó los pastelillos de nata y él pidió por los dos. Luego se recostó en la silla y se quedó mirándola pensativamente.
–Así que no te gustan los millonarios.
_____ se rehizo. Le costó algún trabajo, con aquellos ojos castaños y cálidos que se paseaban sobre su cuerpo con parsimoniosa admiración, pero lo logró.
–¿Y por qué habrían de gustarme?
Los ojos de él relucieron con malevolencia.
–¿Eso es un desafío?
Ella no había pretendido que lo fuera. Pero tenía una norma: no huir nunca. Levantó la barbilla.
–Tómatelo como quieras.
Él asintió con la cabeza.
–¿Sabes?, me interesas.
–¡Oh, vaya! Tú sí que sabes halagar a una chica.
_____ lo miró con los ojos muy abiertos. Eran verdes como el mar y elocuentes, con pestañas asombrosamente largas. Se sabía de publicistas enamorados que habían compuesto odas en su honor.
Pero Joseph Jonas no parecía muy inclinado a la poesía. Parecía más bien divertido, entretenido, y levemente receloso.
–Eso no sirve de nada. Lo que necesito saber es cómo hacer que te intereses por mí –dijo tranquilamente.
_____ se sentó muy derecha.
–Estamos hablando desde un punto de vista profesional, naturalmente.
Él bajó los párpados.
–Tómatelo como quieras –replicó, imitándola.
Por suerte, la camarera les llevó en ese momento el café, así que _____ no tuvo que responder.
Cuando la camarera se hubo ido, él dijo:
–Admito que estoy muy decepcionado.
_____ se envaró.
–¿Cómo dices?
–Bueno, no me has preguntado para qué quiero un consultor en relaciones públicas.
–Quieres que todos te quieran. Ése es el motivo por el que todo el mundo quiere un consultor en relaciones públicas.
–Eres rápida como un látigo, ¿eh? –la irritación asomó por un instante en aquella voz dulce como la melaza–. ¿Por qué iba que desear que la gente me quisiera?
Ella se encogió de hombros.
–No sé. Quizá quieras presentarte a presidente algún día.
Jospeh dijo lisa y llanamente:
–Quiero vender un coche.
_____ se quedó tan sorprendida que dejó de aparentar indiferencia.
–¿Un coche? Pero yo creía que habías fundado una empresa de software.
–Me he diversificado.
–Pero... ¡un coche!
–Estudié ingeniería. Y me gusta resolver problemas –sí, estaba decididamente molesto.
–¿Qué problemas?
–Ahora pareces mucho más profesional –contestó él con tanta aprobación que a _____ le dieron ganas de abofetearlo–. Es revolucionario. Es más ligero, tiene menos piezas móviles, funciona con residuos de caña de azúcar. Una fuente de energía renovable.
Ella bebió de su café con el ceño fruncido. Aquello no era lo que esperaba de un amigo millonario de Jay Christopher.
–Si es tan bueno, no necesitas un relaciones públicas –dijo–. Todo el mundo se muere por un coche ecológico.
–Sí, pero aquí nadie me conoce. Y tengo que lanzarlo en Europa. En mi país no nos desvivimos por ahorrar combustible.
–Ya... veo.
Él se inclinó hacia delante.
–No quiero que me hagas parecer simpático. Ni siquiera que hagas que parezca que estoy a la última. Sólo quiero parecer un hombre razonable con una buena idea.
Dicho así, resultaba difícil rechazarlo. Que era sin duda lo que él pretendía. _____ lo miró reflexivamente.
–No es mi campo habitual, pero...
–Vamos a formar un gran equipo.
Ella miró sus ojos, que eran demasiado cálidos, y sintió que un estremecimiento de advertencia le subía por la espalda.
–De equipo, nada –dijo con firmeza–. Tú informas. Yo pongo las cosas en marcha. Así es como funciona.
–Pero a mí me gusta trabajar codo con codo con mis consultores.
–Pues lo siento. A mí no.
Él levantó una ceja. Aquello le hacía parecer el Dios del Averno. Relajado y divertido, pero aun así, decididamente, un Señor de la Oscuridad.
_____ dijo tanto para sí misma como para él:
–No hagas eso.
Él pareció aún más divertido.
–¿El qué?
–Ronronearme.
Joseph se echó a reír.
–Eres muy suspicaz.
_____ dijo entre dientes:
–No soy suspicaz. Sencillamente, no me van los tipos altos, morenos y guapos.
Él se quedó pensando.
–Es una pena –murmuró al fin.
Ella dejó escapar un gemido de sorpresa. Luego se echó a reír con desgana.
–No tienes ni pizca de falsa modestia, ¿verdad?
–No tengo nada falso. Lo que ves es lo que hay.
Fijó los ojos en los de ella. _____ se sintió acalorada de repente.
–Espero que no –masculló.
Joseph se quedó pensando un momento. El Señor del Averno sopesaba el destino de un mortal. Luego inclinó la cabeza un poco.
–Creo que tal vez tenga que hacer algo al respecto.
Nani Jonas
Re: "Los Millonarios No Cuentan" - Joe y tu Terminada
Jejejeje me encanto el CAP
SIGUELA plis esta súper
Amo a la rayis es genial
JEJEJEJEJEJE y Joe Waaaaa
Joe es Joe jejejeje me encanta
SIGUELA!!
SIGUELA plis esta súper
Amo a la rayis es genial
JEJEJEJEJEJE y Joe Waaaaa
Joe es Joe jejejeje me encanta
SIGUELA!!
Karli Jonas
Re: "Los Millonarios No Cuentan" - Joe y tu Terminada
q va a hacer joe??????????????
ahhhhhhhhhh
siguela!!!
ahhhhhhhhhh
siguela!!!
jamileth
Re: "Los Millonarios No Cuentan" - Joe y tu Terminada
que va a hacer joe???
la besara eso estaria muy bien, siguela pronto me encanto
la besara eso estaria muy bien, siguela pronto me encanto
aranzhitha
Re: "Los Millonarios No Cuentan" - Joe y tu Terminada
Capitulo 3.
–¿Y bien? –dijo Sam.
Hacía una hora que _____ había vuelto de tomar su café con el millonario, y aún no había dicho nada. Salió de su ensimismamiento con un sobresalto.
–¿Qué?
–El de la sonrisa de caerse muerta y las cejas de diablo. ¿Vas a aceptarlo o no?
–Ni pensarlo. Desde luego que no. Imposible.
Sam esperó.
–Cree que soy muy suspicaz –estalló _____–. Y le gusta trabajar en equipo.
–Qué pena –dijo Sam mientras sacudía la cabeza.
–¡Y ese coche suyo! ¡Impulsado con caña de azúcar! Pura ciencia-ficción.
–Lo sé –dijo Sam–. Jay dice que es un tipo brillante, pero que nadie se tomará en serio su invento.
–Vaya, menuda sorpresa –masculló :::::.
–No te preocupes. Jonas llamó a Jay después de que hablarais. Dijo que le parecía que la idea era demasiado avanzada para nosotros.
_____ se puso rígida al oír aquello.
–Quiere decir que es demasiado avanzada para mí.
–Bueno, no dijo eso...
–Sólo porque no coqueteé con él –Sam empezaba a parecer alarmada–. ¿Cómo se atreve? ¿Demasiado avanzado para mí? Para mí no hay nada demasiado avanzado –_____ parpadeó rápidamente–. ¿Dónde está ese informe? Tráelo aquí.
El informe estaba en la mesa de Sam, donde Jay Christopher lo había dejado en ausencia de _____. Sam lo recogió, pero no se lo dio.
–Este asunto requiere mucho tacto –le dijo a modo de advertencia.
–Yo tengo más tacto que nadie –contestó _____ con una sonrisa malévola–. Dámelo.
***
Jay Christopher llamó a su amigo para decírselo.
–Enhorabuena. Ni siquiera voy a preguntarte cómo te las arreglaste. Pero lo has conseguido. _____ di Perretti es la número uno.
–Hmm –dijo Joseph–. A mí me parece un poco estrecha de miras. Me dijo que no le gustaban los millonarios.
A Jay todo aquello le hacía gracia.
–_____ es única. Simplemente, tendrás que hacerla cambiar de opinión.
–Eso pienso hacer –contestó Joseph tranquilamente.
* * *
Desde el momento en que _____ aceptó el encargo, Joseph Jonas se convirtió en un auténtico cliente de pesadilla. No era ningún consuelo que _____ lo hubiera sospechado desde el principio. Ni que las demás chicas de la oficina se escondieran en los armarios de las escobas para echarle un vistazo cuando iba a hacer alguna consulta.
_____ había descubierto lo que Joseph quería decir con “trabajo en equipo”. Ella proponía una estrategia. Él sólo se mostraba de acuerdo con las cosas que le parecían divertidas y obviaba sus consejos. Y luego cambiaba de idea cuando _____ ya había organizado las entrevistas con los medios de comunicación.
Al final, _____ dio un golpe sobre la mesa con su libreta y se levantó delante de él con las manos en las caderas.
–Estás haciendo trizas mi reputación.
Él usó aquellos maravillosos ojos castaños para hacerse el dolido.
–Nunca has dejado que me acercara a tu reputación.
–A mi reputación profesional. Esta semana te he organizado dos entrevistas en televisión, y las dos veces les has dejado plantados.
Él se encogió de hombros.
–Sigo viviendo con la hora de la costa este. No puedo levantarme a las cinco de la mañana para ir a un programa matinal. Me quedaría dormido.
Ella suspiró, exasperada.
–Quieres decir que necesitas que alguien vaya detrás de ti.
–¿Te estás ofreciendo para el puesto? –dijo él, esperanzado.
_____ lo miró con los ojos entornados.
–Yo –dijo con énfasis– soy candidata a un premio de este negocio. No voy a dejar que lo estropees porque no puedes levantarte de la cama por las mañanas.
–Eso suena prometedor –dijo él alegremente.
_____ no hizo caso.
–Voy a organizar una ronda más de entrevistas. Podemos recorrernos todas las cadenas locales si hacemos una gira de un par de días.
–¿Podemos? –él pareció sorprendido por un momento; luego disimuló hábilmente su sorpresa–. Eso suena muy agradable.
–No, no es cierto. Suena a trabajo duro.
–Vas a conseguir otro de esos premios si sigues cuidándome tan bien, chère (Para las que no saben que significa chère es cariño en francés Grrr) –su voz tenía cierto filo.
_____ le lanzó una mirada larga y fija. Empezaba a aprender cómo tratar con Joseph Jonas.
–Nada de eso. Cualquier ******* puede vender a la gente rica.
Joseph levantó las cejas.
–¿Perdona? ¿Cómo dices?
–Digo –respondió _____ con delectación– que los millonarios no cuentan.
–¿Y bien? –dijo Sam.
Hacía una hora que _____ había vuelto de tomar su café con el millonario, y aún no había dicho nada. Salió de su ensimismamiento con un sobresalto.
–¿Qué?
–El de la sonrisa de caerse muerta y las cejas de diablo. ¿Vas a aceptarlo o no?
–Ni pensarlo. Desde luego que no. Imposible.
Sam esperó.
–Cree que soy muy suspicaz –estalló _____–. Y le gusta trabajar en equipo.
–Qué pena –dijo Sam mientras sacudía la cabeza.
–¡Y ese coche suyo! ¡Impulsado con caña de azúcar! Pura ciencia-ficción.
–Lo sé –dijo Sam–. Jay dice que es un tipo brillante, pero que nadie se tomará en serio su invento.
–Vaya, menuda sorpresa –masculló :::::.
–No te preocupes. Jonas llamó a Jay después de que hablarais. Dijo que le parecía que la idea era demasiado avanzada para nosotros.
_____ se puso rígida al oír aquello.
–Quiere decir que es demasiado avanzada para mí.
–Bueno, no dijo eso...
–Sólo porque no coqueteé con él –Sam empezaba a parecer alarmada–. ¿Cómo se atreve? ¿Demasiado avanzado para mí? Para mí no hay nada demasiado avanzado –_____ parpadeó rápidamente–. ¿Dónde está ese informe? Tráelo aquí.
El informe estaba en la mesa de Sam, donde Jay Christopher lo había dejado en ausencia de _____. Sam lo recogió, pero no se lo dio.
–Este asunto requiere mucho tacto –le dijo a modo de advertencia.
–Yo tengo más tacto que nadie –contestó _____ con una sonrisa malévola–. Dámelo.
***
Jay Christopher llamó a su amigo para decírselo.
–Enhorabuena. Ni siquiera voy a preguntarte cómo te las arreglaste. Pero lo has conseguido. _____ di Perretti es la número uno.
–Hmm –dijo Joseph–. A mí me parece un poco estrecha de miras. Me dijo que no le gustaban los millonarios.
A Jay todo aquello le hacía gracia.
–_____ es única. Simplemente, tendrás que hacerla cambiar de opinión.
–Eso pienso hacer –contestó Joseph tranquilamente.
* * *
Desde el momento en que _____ aceptó el encargo, Joseph Jonas se convirtió en un auténtico cliente de pesadilla. No era ningún consuelo que _____ lo hubiera sospechado desde el principio. Ni que las demás chicas de la oficina se escondieran en los armarios de las escobas para echarle un vistazo cuando iba a hacer alguna consulta.
_____ había descubierto lo que Joseph quería decir con “trabajo en equipo”. Ella proponía una estrategia. Él sólo se mostraba de acuerdo con las cosas que le parecían divertidas y obviaba sus consejos. Y luego cambiaba de idea cuando _____ ya había organizado las entrevistas con los medios de comunicación.
Al final, _____ dio un golpe sobre la mesa con su libreta y se levantó delante de él con las manos en las caderas.
–Estás haciendo trizas mi reputación.
Él usó aquellos maravillosos ojos castaños para hacerse el dolido.
–Nunca has dejado que me acercara a tu reputación.
–A mi reputación profesional. Esta semana te he organizado dos entrevistas en televisión, y las dos veces les has dejado plantados.
Él se encogió de hombros.
–Sigo viviendo con la hora de la costa este. No puedo levantarme a las cinco de la mañana para ir a un programa matinal. Me quedaría dormido.
Ella suspiró, exasperada.
–Quieres decir que necesitas que alguien vaya detrás de ti.
–¿Te estás ofreciendo para el puesto? –dijo él, esperanzado.
_____ lo miró con los ojos entornados.
–Yo –dijo con énfasis– soy candidata a un premio de este negocio. No voy a dejar que lo estropees porque no puedes levantarte de la cama por las mañanas.
–Eso suena prometedor –dijo él alegremente.
_____ no hizo caso.
–Voy a organizar una ronda más de entrevistas. Podemos recorrernos todas las cadenas locales si hacemos una gira de un par de días.
–¿Podemos? –él pareció sorprendido por un momento; luego disimuló hábilmente su sorpresa–. Eso suena muy agradable.
–No, no es cierto. Suena a trabajo duro.
–Vas a conseguir otro de esos premios si sigues cuidándome tan bien, chère (Para las que no saben que significa chère es cariño en francés Grrr) –su voz tenía cierto filo.
_____ le lanzó una mirada larga y fija. Empezaba a aprender cómo tratar con Joseph Jonas.
–Nada de eso. Cualquier ******* puede vender a la gente rica.
Joseph levantó las cejas.
–¿Perdona? ¿Cómo dices?
–Digo –respondió _____ con delectación– que los millonarios no cuentan.
Nani Jonas
Re: "Los Millonarios No Cuentan" - Joe y tu Terminada
ahhh la rayis a veces parece q no puede con joe jajajaja
siguela!!
siguela!!
siguela!!
siguela!!
jamileth
Re: "Los Millonarios No Cuentan" - Joe y tu Terminada
Jejejejeje aww me encanta Joe
SIGUELA plis!!
SIGUELA plis!!
Karli Jonas
Re: "Los Millonarios No Cuentan" - Joe y tu Terminada
pero que paso la beso o no? me encanto siguela pronto
aranzhitha
Re: "Los Millonarios No Cuentan" - Joe y tu Terminada
Me gusto mucho tu novela siguela pronto ya kiero leer más :-)
roxithap
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