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"Los Millonarios No Cuentan" - Joe y tu Terminada
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Re: "Los Millonarios No Cuentan" - Joe y tu Terminada
Capitulo 9
Joseph se montó en el Ferrari, a su lado. Pero tardó un momento en encender el motor.
_____ respiraba trabajosamente. El esfuerzo de mantener un silencio digno la hacía clavar las uñas en el cuero de su costoso maletín.
–¿Sabes que estás muy guapa cuando resoplas así? –dijo él pensativamente–. ¿Había algún dragón entre tus ancestros?
_____ se dio por vencida. A veces, no se podía ser profesional. Echó la cabeza hacia atrás y soltó un grito.
El cliente de pesadilla sonrió.
–Me gustan las mujeres capaces de liberarse.
Aquello era una provocación premeditada y _____ lo sabía. Intentó no replicar.
Al final, dijo con su voz más crispada:
–¿Quieres que ponga eso en las notas de prensa de mañana?
Vio con satisfacción que a él no le gustaba aquello. Joseph no perdía la concentración. Durante aquellos tres días de forzosa intimidad, _____ había aprendido que Joseph Jonas jamás se distraía. Pero levantó una ceja.
–¿Para qué decírselo a la prensa?
–Porque a eso me dedico –_____ tenía una paciencia infinita. Disfrutaba teniéndola–. Las relaciones públicas consisten en un noventa por ciento en informar a la prensa, de un modo u otro.
–En informarles sobre el coche –puntualizó él, inquieto–. No sobre mí.
Ella le lanzó una sonrisa astuta.
–Oh, pero tú eres mucho más interesante.
Aquello lo pondría nervioso, pensó. Borraría aquella media sonrisa de superioridad de su hermosa cara. Y ella podría anotarse un tanto en aquel juego endiablado al que la obligaba _____.
Pero se equivocaba.
Hubo una pausa. Luego él dijo, pensativo:
–Tú no crees eso.
Y se recostó tranquilamente en su asiento, esperando a que ella se sonrojara.
_____ rechinó los dientes. ¿Qué podía hacer? Si decía que no, que no creía que fuera interesante, le daría la razón. Y si decía que sí, que lo encontraba más interesante que el dichoso coche, abriría la puerta a Dios sabía qué.
Quizás _____ se negara a admitirlo en ese instante, pero sabía que entre Joseph Jonas y ella había una intensa atracción. Durante los tres días anteriores, él no había dicho ni una sola cosa a la que la mujer más pudorosa pudiera poner reparos. Pero ella reaccionaba a la mitad de las cosas que decía como si fueran invitaciones a llevársela a la cama.
Así que no, no iba a decir en voz alta que lo encontraba interesante. Lo cual suponía otra fácil victoria para Joseph Jonas. De nuevo.
Pero tampoco iba a sonrojarse.
–Arranca –le aconsejó–. Tenemos sitios a los que ir. Gente a la que ver.
Él suspiró. Luego puso el Ferreri en marcha.
–Supongo que algún día me dirás la verdad, chère.
Ella se estremeció al pensarlo. La verdad, según su experiencia, era una bomba esperando a estallar. Sobre todo, en lo que se refería al sexo.
“Olvídalo. Hace años que no piensas en eso”.
Pero iban atravesando el suave paisaje de Somerset. Exactamente el lugar donde había descubierto el incendio que provocaban la verdad y el sexo cuando se mezclaban. Un incendio que había hecho arder su vida entera.
Procuraba no pensar nunca en aquello. Pero lo cierto era que la había cambiado para siempre. Y no quería, desde luego, que el astuto y juguetón Joseph Jonas hurgara en lo que le había sucedido cinco años atrás.
Así que dijo:
–Está bien. Creo que eres un fenómeno. De veras –mostró los dientes en una sonrisa que era cien por cien hostilidad–. ¡Frikis del mundo, uníos!
Joseph se montó en el Ferrari, a su lado. Pero tardó un momento en encender el motor.
_____ respiraba trabajosamente. El esfuerzo de mantener un silencio digno la hacía clavar las uñas en el cuero de su costoso maletín.
–¿Sabes que estás muy guapa cuando resoplas así? –dijo él pensativamente–. ¿Había algún dragón entre tus ancestros?
_____ se dio por vencida. A veces, no se podía ser profesional. Echó la cabeza hacia atrás y soltó un grito.
El cliente de pesadilla sonrió.
–Me gustan las mujeres capaces de liberarse.
Aquello era una provocación premeditada y _____ lo sabía. Intentó no replicar.
Al final, dijo con su voz más crispada:
–¿Quieres que ponga eso en las notas de prensa de mañana?
Vio con satisfacción que a él no le gustaba aquello. Joseph no perdía la concentración. Durante aquellos tres días de forzosa intimidad, _____ había aprendido que Joseph Jonas jamás se distraía. Pero levantó una ceja.
–¿Para qué decírselo a la prensa?
–Porque a eso me dedico –_____ tenía una paciencia infinita. Disfrutaba teniéndola–. Las relaciones públicas consisten en un noventa por ciento en informar a la prensa, de un modo u otro.
–En informarles sobre el coche –puntualizó él, inquieto–. No sobre mí.
Ella le lanzó una sonrisa astuta.
–Oh, pero tú eres mucho más interesante.
Aquello lo pondría nervioso, pensó. Borraría aquella media sonrisa de superioridad de su hermosa cara. Y ella podría anotarse un tanto en aquel juego endiablado al que la obligaba _____.
Pero se equivocaba.
Hubo una pausa. Luego él dijo, pensativo:
–Tú no crees eso.
Y se recostó tranquilamente en su asiento, esperando a que ella se sonrojara.
_____ rechinó los dientes. ¿Qué podía hacer? Si decía que no, que no creía que fuera interesante, le daría la razón. Y si decía que sí, que lo encontraba más interesante que el dichoso coche, abriría la puerta a Dios sabía qué.
Quizás _____ se negara a admitirlo en ese instante, pero sabía que entre Joseph Jonas y ella había una intensa atracción. Durante los tres días anteriores, él no había dicho ni una sola cosa a la que la mujer más pudorosa pudiera poner reparos. Pero ella reaccionaba a la mitad de las cosas que decía como si fueran invitaciones a llevársela a la cama.
Así que no, no iba a decir en voz alta que lo encontraba interesante. Lo cual suponía otra fácil victoria para Joseph Jonas. De nuevo.
Pero tampoco iba a sonrojarse.
–Arranca –le aconsejó–. Tenemos sitios a los que ir. Gente a la que ver.
Él suspiró. Luego puso el Ferreri en marcha.
–Supongo que algún día me dirás la verdad, chère.
Ella se estremeció al pensarlo. La verdad, según su experiencia, era una bomba esperando a estallar. Sobre todo, en lo que se refería al sexo.
“Olvídalo. Hace años que no piensas en eso”.
Pero iban atravesando el suave paisaje de Somerset. Exactamente el lugar donde había descubierto el incendio que provocaban la verdad y el sexo cuando se mezclaban. Un incendio que había hecho arder su vida entera.
Procuraba no pensar nunca en aquello. Pero lo cierto era que la había cambiado para siempre. Y no quería, desde luego, que el astuto y juguetón Joseph Jonas hurgara en lo que le había sucedido cinco años atrás.
Así que dijo:
–Está bien. Creo que eres un fenómeno. De veras –mostró los dientes en una sonrisa que era cien por cien hostilidad–. ¡Frikis del mundo, uníos!
Nani Jonas
Re: "Los Millonarios No Cuentan" - Joe y tu Terminada
Síguela!
Amo tu nove , me encanta , pero quiero que ya se junten xd
Amo tu nove , me encanta , pero quiero que ya se junten xd
fernanda
Re: "Los Millonarios No Cuentan" - Joe y tu Terminada
Ohhh lamento no haber podido pasar
Ayer pero la escuela me tiene loca :D
Y WAAAAAA me encantaron
Plis siguelaaaaa!!
Ayer pero la escuela me tiene loca :D
Y WAAAAAA me encantaron
Plis siguelaaaaa!!
Karli Jonas
Re: "Los Millonarios No Cuentan" - Joe y tu Terminada
si, yo tambien quiero que ya se junten siguela
aranzhitha
Re: "Los Millonarios No Cuentan" - Joe y tu Terminada
Capitulo 10
–¿Friki? –preguntó Joseph. No parecía ofendido. Parecía intrigado.
Y era natural, ¿no? Seguramente nadie le había dicho antes que era aburrido, pensó _____. Y menos aún se lo habría dicho un empleado. Especialmente, si se trataba de una mujer.
Y de una mujer que iba a su lado en el coche, circulando por calles llenas de hojas primaverales y espinos en flor, en un deportivo rojo brillante que costaba muchos cientos de miles de dólares.
Era hora de que Joseph Jonas aprendiera una lección o dos.
–Perdona –dijo _____ educadamente–. ¿Debería haber dicho “superfriki”?
La hermosa boca de Joseph se tensó. Sólo un poco. Pero _____ lo notó y sintió una pequeña satisfacción. Él llevaba días provocándola. Aquélla era la primera vez que lograba tomarse la revancha.
–Depende de lo que signifique exactamente ser un friki. A veces me pierdo con esas expresiones inglesas.
–Entonces, permíteme que te lo explique –dijo _____ con delectación–. Un friki no tiene tiempo para la gente. Está enamorado de su ordenador.
–Ya... veo –contestó él lentamente y con cierta frialdad.
No parecía muy contentó, pensó _____. Y se dio un abrazo imaginario.
–¿Y un superfriki? –el parsimonioso acento de Joseph se extendió como una hamaca al sol.
–En el caso de un superfriki, es el ordenador el que está enamorado de él –contestó ella, triunfante.
Él dio un respingo teatral.
–Sí, ya me habías dicho que no te gustan los ordenadores. No iba en broma, ¿no?
–Desde luego que no.
–¿Y dices que sólo tienes veintitrés años? –preguntó él, pensativo.
Molly no se inmutó.
–Yo también tuve mi época friki. Pero la superé.
–Eres tan inflexible... –dijo Joseph, muy serio–. La gente necesita los ordenadores. Yo dirijo una compañía global y fabrico millones porque son necesarios.
–Yo los uso. Pero también tengo una vida.
Las hojas nuevas y brillantes se juntaban sobre sus cabezas. Iban atravesando un túnel de color verde dorado. Un encaje de sombras moteaba la carretera ante ellos. Joseph aminoró la velocidad para concentrarse.
Quizá por eso parecía más irritable que de costumbre.
–Yo también tengo una vida. Soy un ciudadano del mundo.
–No, no lo eres –_____ estaba lanzada.
–Te aseguro que lo soy –de pronto parecía haber acero en la voz suave de Joseph–. Puedo sentirme cómodo en cualquier parte del mundo.
–Quieres decir que te sientes a tus anchas en cualquier parte del mundo donde haya un hotel internacional. Lo único que necesitas es un ordenador portátil y unas persianas que no dejen entrar la luz.
Salieron de las sombras entretejidas de los árboles a una extensa llanura. El coche cobró velocidad.
–Y un regulador de flujo eléctrico, no te olvides de eso –dijo Joseph suavemente. Pero un músculo vibraba en su mejilla y sus manos se habían crispado sobre el volante–. ¿No crees que tu imagen de un fabricante de ordenadores está un poco anticuada? Es una sarta de tópicos.
_____ se estiró cómodamente.
–Lo que ocurre con los tópicos es que son tan ciertos que todo el mundo los utiliza constantemente.
Había hecho enfadar a Joseph. No había duda de ello. Puso las manos detrás de la cabeza y empezó a silbar.
Y, por un delicioso instante, se dejó llevar.
–Los frikis –dijo pensativamente– son una especie interesante. Están encorvados por pasarse dieciocho horas al día inclinados sobre la pantalla del ordenador. Son muy pálidos, porque nunca salen a la calle. Y los que tienen éxito (y tú tienes mucho, ¿no?) tienen una mirada de locos obsesivos.
Hubo una pausa.
_____ pensó de repente: “Me he pasado”.
George no dijo nada. Pero detuvo el monstruo rojo delante de la cerca de entrada a una granja y se volvió hacia ella.
–Conque una mirada de locos obsesivos, ¿eh?
Los suyos no eran en absoluto de loco. Eran castaños, de densas pestañas y cálidos. Demasiado cálidos.
Durante los tres días anteriores, ______ los había visto reír. Los había visto derretirse. Incluso se había persuadido de que no la hacían derretirse a ella.
Pero nunca los había visto como en ese instante. Tan oscuros que eran casi negros. No había en ellos ni un destello de humor. Ni un asomo de seducción. Pero eran... intensos.
Muy, muy intensos. Demasiado intensos.
–Quizá no he debido decir eso –comenzó a decir–. Quiero decir que eres mi cliente. Yo… eh… mira, ¿me quieres…? –iba a decir “disculpar”, pero no tuvo ocasión.
Joseph Jonas se inclinó hacia ella, la agarró de la barbilla con firmeza y le volvió la cabeza hacia él.
–Me alegra que me lo preguntes –murmuró.
Y la besó.
gracias por sus comentarios las qiero
–¿Friki? –preguntó Joseph. No parecía ofendido. Parecía intrigado.
Y era natural, ¿no? Seguramente nadie le había dicho antes que era aburrido, pensó _____. Y menos aún se lo habría dicho un empleado. Especialmente, si se trataba de una mujer.
Y de una mujer que iba a su lado en el coche, circulando por calles llenas de hojas primaverales y espinos en flor, en un deportivo rojo brillante que costaba muchos cientos de miles de dólares.
Era hora de que Joseph Jonas aprendiera una lección o dos.
–Perdona –dijo _____ educadamente–. ¿Debería haber dicho “superfriki”?
La hermosa boca de Joseph se tensó. Sólo un poco. Pero _____ lo notó y sintió una pequeña satisfacción. Él llevaba días provocándola. Aquélla era la primera vez que lograba tomarse la revancha.
–Depende de lo que signifique exactamente ser un friki. A veces me pierdo con esas expresiones inglesas.
–Entonces, permíteme que te lo explique –dijo _____ con delectación–. Un friki no tiene tiempo para la gente. Está enamorado de su ordenador.
–Ya... veo –contestó él lentamente y con cierta frialdad.
No parecía muy contentó, pensó _____. Y se dio un abrazo imaginario.
–¿Y un superfriki? –el parsimonioso acento de Joseph se extendió como una hamaca al sol.
–En el caso de un superfriki, es el ordenador el que está enamorado de él –contestó ella, triunfante.
Él dio un respingo teatral.
–Sí, ya me habías dicho que no te gustan los ordenadores. No iba en broma, ¿no?
–Desde luego que no.
–¿Y dices que sólo tienes veintitrés años? –preguntó él, pensativo.
Molly no se inmutó.
–Yo también tuve mi época friki. Pero la superé.
–Eres tan inflexible... –dijo Joseph, muy serio–. La gente necesita los ordenadores. Yo dirijo una compañía global y fabrico millones porque son necesarios.
–Yo los uso. Pero también tengo una vida.
Las hojas nuevas y brillantes se juntaban sobre sus cabezas. Iban atravesando un túnel de color verde dorado. Un encaje de sombras moteaba la carretera ante ellos. Joseph aminoró la velocidad para concentrarse.
Quizá por eso parecía más irritable que de costumbre.
–Yo también tengo una vida. Soy un ciudadano del mundo.
–No, no lo eres –_____ estaba lanzada.
–Te aseguro que lo soy –de pronto parecía haber acero en la voz suave de Joseph–. Puedo sentirme cómodo en cualquier parte del mundo.
–Quieres decir que te sientes a tus anchas en cualquier parte del mundo donde haya un hotel internacional. Lo único que necesitas es un ordenador portátil y unas persianas que no dejen entrar la luz.
Salieron de las sombras entretejidas de los árboles a una extensa llanura. El coche cobró velocidad.
–Y un regulador de flujo eléctrico, no te olvides de eso –dijo Joseph suavemente. Pero un músculo vibraba en su mejilla y sus manos se habían crispado sobre el volante–. ¿No crees que tu imagen de un fabricante de ordenadores está un poco anticuada? Es una sarta de tópicos.
_____ se estiró cómodamente.
–Lo que ocurre con los tópicos es que son tan ciertos que todo el mundo los utiliza constantemente.
Había hecho enfadar a Joseph. No había duda de ello. Puso las manos detrás de la cabeza y empezó a silbar.
Y, por un delicioso instante, se dejó llevar.
–Los frikis –dijo pensativamente– son una especie interesante. Están encorvados por pasarse dieciocho horas al día inclinados sobre la pantalla del ordenador. Son muy pálidos, porque nunca salen a la calle. Y los que tienen éxito (y tú tienes mucho, ¿no?) tienen una mirada de locos obsesivos.
Hubo una pausa.
_____ pensó de repente: “Me he pasado”.
George no dijo nada. Pero detuvo el monstruo rojo delante de la cerca de entrada a una granja y se volvió hacia ella.
–Conque una mirada de locos obsesivos, ¿eh?
Los suyos no eran en absoluto de loco. Eran castaños, de densas pestañas y cálidos. Demasiado cálidos.
Durante los tres días anteriores, ______ los había visto reír. Los había visto derretirse. Incluso se había persuadido de que no la hacían derretirse a ella.
Pero nunca los había visto como en ese instante. Tan oscuros que eran casi negros. No había en ellos ni un destello de humor. Ni un asomo de seducción. Pero eran... intensos.
Muy, muy intensos. Demasiado intensos.
–Quizá no he debido decir eso –comenzó a decir–. Quiero decir que eres mi cliente. Yo… eh… mira, ¿me quieres…? –iba a decir “disculpar”, pero no tuvo ocasión.
Joseph Jonas se inclinó hacia ella, la agarró de la barbilla con firmeza y le volvió la cabeza hacia él.
–Me alegra que me lo preguntes –murmuró.
Y la besó.
gracias por sus comentarios las qiero
Nani Jonas
Re: "Los Millonarios No Cuentan" - Joe y tu Terminada
jajaja me encanto eso de lps frikis, y la beso porfin siguela
aranzhitha
Re: "Los Millonarios No Cuentan" - Joe y tu Terminada
WAAAAAA por que la dejas ahiiii
Ahhhhhh siiiiiiiii m encanto el CAP
Y Joe jejejeje es un amor plis SIGUELA
QUIERO MAS CAPS!!
Ahhhhhh siiiiiiiii m encanto el CAP
Y Joe jejejeje es un amor plis SIGUELA
QUIERO MAS CAPS!!
Karli Jonas
Re: "Los Millonarios No Cuentan" - Joe y tu Terminada
Alo Aloo!!! Nueva lectorA!!!
x amor de dioss! como demonios se te ocurre dejarla asi??
x diosss muero x saber la reaccion de la rayiss!!!
siguelaaa porfis!!!
amooo sta nove!!!
siguelaaaa
puedes hacer MARATON PLSSSSs *_*
SIGUELAAA
ATT: TU NUEVA LECTORA!!!
x amor de dioss! como demonios se te ocurre dejarla asi??
x diosss muero x saber la reaccion de la rayiss!!!
siguelaaa porfis!!!
amooo sta nove!!!
siguelaaaa
puedes hacer MARATON PLSSSSs *_*
SIGUELAAA
ATT: TU NUEVA LECTORA!!!
Yhosdaly
Re: "Los Millonarios No Cuentan" - Joe y tu Terminada
AWWWWWWWWWWWWWWWWWWWWWWWWWWWWWWWWWWWWWWWWWME ENCANTO ! ME ENCANTO!
SIGUELA POR FAVOR !
SIGUELA POR FAVOR !
locasxjonas
Re: "Los Millonarios No Cuentan" - Joe y tu Terminada
Siguelaaa porfisss!!! Nawuaaaaaaa! Mueroo x saber q siguelaa
Siguela
Siguela
Siguela
Siguela
Siguela
Siguela
Siguela
Siguela
Siguela
Siguela
Yhosdaly
Re: "Los Millonarios No Cuentan" - Joe y tu Terminada
AVISO:
Hola chicas soy Daniela una amiga de Nani y solo vengo a decirles que ayer tuvieron que internarla de emergencia en un hospital esta muy enferma y nadie a podido verla espero puedan entender y tener paciensia
buscare la memoria de nani y si la encuentro les subo cap ok gracias por su atencion
Hola chicas soy Daniela una amiga de Nani y solo vengo a decirles que ayer tuvieron que internarla de emergencia en un hospital esta muy enferma y nadie a podido verla espero puedan entender y tener paciensia
buscare la memoria de nani y si la encuentro les subo cap ok gracias por su atencion
DanyelitaJonas
Re: "Los Millonarios No Cuentan" - Joe y tu Terminada
Ohhh noo :(
Oh no importa lo único que pido ahora es que
Ella este bien, plis mandale saludos de mi
Parte y ojalá se recupere pronto ya seguiré esperando
Plis dile que no se preocupe y lo primero es que ella este bien!!
Oh no importa lo único que pido ahora es que
Ella este bien, plis mandale saludos de mi
Parte y ojalá se recupere pronto ya seguiré esperando
Plis dile que no se preocupe y lo primero es que ella este bien!!
Karli Jonas
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