INOCENCIA, VENGANZA Y UN AMOR PROHIBIDO_SKANDAR Y TU

-Gustav, tienes que entenderme –le dije a él suplicantemente
-Es que tu, no entiendes es peligroso, -musito el furioso
-___T/N___, es un poco peligroso lo que piensas hacer –mascullo Elizabeth
-lo siento, pero debo hacerlo creo que me sentiré un poco mejor con migo misma hasta podría ser muchísimo mejor mi relación con ustedes
-creo que no servirá para nada esta conversación, sin embargo las puertas de esta casa siempre estarán abiertas a ti –dijo Gustav amablemente.
Era una persona demasiado amable, jamás será mi padre, pero si mi padre de ahora en adelante.
-no me iré, creo que será bastante fácil, lo último que escuche de ese clan es que se disperso y a los que busco la mayoría están en Italia, no demorare más de una semana –dije me parecía bastante bien que aceptaran y no siguieran insistiendo a algo así, hay veces era demasiado testaruda con lo que deseaba
-yo te acompañare Julieta, no te dejare sola en esto –mascullo August entrando a la estancia
-no debes hacerlo August, sería mejor que lo hiciera yo misma –musite algo cansada
-yo no haré nada, solo te acompañare y mantendremos así un buen contacto con Gustav, Elizabeth y Claire. Te parece bien. –me guiño un ojo.
Más que una simple compañía sabía que quería algo más, el era demasiado… como decirlo; no lo sé, pero era una mezcla de: malicia y seducción
-creo que no tendré otra alternativa, no es así –dije resignada, discutir en este momento era imposible, igual algo de provecho podía sacar en esto.
-estas en todo lo cierto –dijo Claire mirándome con complicidad
-estaré en mi cuarto. –dije y subí rápidamente las escaleras.
Sabía lo que quería, una venganza aliviaría muchísimo todo en mi, y era eso lo que más esperaba ahora, Clai me había dado una gran arma, prácticamente todo empezó por ella y por su historia.


Llevaba dos meses en busca de mis queridos amigos, si solo me hubiera llegado la idea después de que esos malditos hombres abusaron de mi todo sería diferente, pero el destino sabe cómo hacer las cosas, aunque este no exista.
-quien te dijo que aquí en Italia encontraríamos a alguien –musito August furioso
-ya verás que encontraremos a alguien –rodee mis ojos de manera tajante y abrupta
Caminaba de un lugar a otro por una de las calles sin salida de Città del Vaticano
-lo acepto, me equivoque, vamos a la posada –dije resignada, por alguna razón pensé, ¡¡no!! Sabía que…
Caminábamos lentamente por la calle que nos llevaba a la modesta posada en la que nos hospedábamos August y yo.
-deberíamos regresar a casa, no lo crees –pregusto August tímidamente
-si tu quieres hazlo, yo me quedare aquí –masculle firmemente.
Él empezaba con una de sus largas pláticas con lo que es bueno y malo; era demasiado guapo, pero eso no le quitaba lo viejo que era.
Miraba vagamente a las personas que tenia a mi alrededor, hombres, mujeres y niños, lucían todos tan felices, tan agradables a sí mismos, tan ignorantes a lo que los rodeaban que me quede inescrutablemente asombrada y a la vez con el anhelo de que quisiese yo, ser como ellos.
Eran pasadas las 16:00 de la tarde, probablemente los pobladores de la ciudad iban camino a sus casas muchos a la espera de que sus esposas tangan su cena lista y humeante sobre la mesa; probablemente esa sería mi vida de no ser por lo que soy ahora, pero de entre todas esas miles de personas me fije solo en una, mis respiraciones se hicieron vorazmente rápidas y de una manera amenazadora empecé a temblar, August me miro inocente de lo que yo veía
-que sucede –pregunto con el rostro alarmado
-hay esta, te lo dije sé lo que hago –dije por ultimo y empecé a caminar haciéndome paso entra la multitud
Camine lo más rápido humanamente posible acercándome a mi pútrida amiga Rehellí, quien me había dejado tirada en el callejón junto con Malagar. Me hice tras de ella y con voz convincente le pregunte:
-te acuerdas de mi querida amiguita
Ella de un brinco se voltio y me miro miedosamente y pronuncio mi nombre con la voz quebrada
-se supone que estas muerta –yo negué –que quieres
-.acompáñame –ella negó, así que la tome del brazo fuertemente y la lleve a un callejón solitario
-que quieres –repitió con frialdad y con un tono muy en el fondo de miedo e histeria
-no pienso matarte sabes –dije y ella abrió los ojos como dos grandes platos –no por ahora –musite sonando lo más fría, calculadora y amenazante que me fue posible.
Realmente me asombre, porque estaba muerta de pánico pero; lo sé, soy una gran actriz
-lees la mente, no es así idiota –musito histérica ante mi presencia
-como ya te había dicho no pienso matarte, solo necesito que me hagas un favor –dije haciéndola caer en mi sucumbente seducción.
Suena asqueroso cuando se lo haces a una mujer, pero quería hacerla sufrir y muchísimo
-dale un mensaje a todos esos pútridos amigos tuyos –dije haciendo una mueca de asco
-no creo que lo hare, que me darías a cambio, tu ramera –con toda mi fuerza estampe mi mano en su mejilla, provocándole una violenta bofetada –ramera de mierda, que te pasa –contesto a mi bofetada furiosa
-dile a esos bastardos que corran por sus vidas, porque de no ser así, les tengo una muerte lenta y llena de tortura a todos, me entendiste; pagaran con sus vidas lo que me hicieron, mi venganza será demasiado macabra, entendiste zorra –si ella podía ser una basura yo también lo podía hacer.
-eres una hija de… -no termino su frase enterré en su vientre, aunque no la mataría pero si le haría daño una daga.
Del fondo de su ser salió un gruñido doloroso y sordo.
-no digas nada querida y esto es una simple advertencia, lo mismo para ti –dije con macabro sarcasmo –corre porque, tu también sufrirás.