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"Un Hombre Distinto" - Joe y tu Terminada
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Re: "Un Hombre Distinto" - Joe y tu Terminada
Capitulo 26
-No es un piropo. Solo estoy confirmando un hecho. Independientemente de lo que ocurriera entre nosotros hace cinco años, eres una mujer preciosa.
__________ se volvió por completo, fingiendo que quería deleitarse con la vista, pero en realidad quería ocultar a los ojos de Joe que estaba a punto de llorar. Había deseado unas palabras cariñosas, pero solo había recibido un piropo ambiguo mezclado con cierta burla.
No tendría que concederle mayor importancia. Si llegaba a hacer las paces con Joe sería estupendo, pero esa no era su prioridad, no era la razón por la que había acudido a esa cita. Tenía que sobreponerse a sus cambios de humor y centrarse en su objetivo profesional. No tenía ninguna excusa para fallar, ni siquiera el síndrome premenstrual. Y eso hacía aún más frustrante el hecho de que Joe le hiciera hervir la sangre con su simple presencia física.
Se sentó muy recta, decidida a recuperar algo del terreno perdido. Respiró hondo y se secó las manos contra la falda vaquera.
-Todavía no has respondido a mi pregunta, ¿sabes?
-¿De veras? Eso es una grosería por mi parte -replicó con evidente burla. -¿Qué pregunta es ésa?
-Acerca del muelle. ¿Por qué estamos aquí?
-Sí, es cierto -sonrió y ella se quedó anonadada con su hoyuelo. -Estábamos discutiendo si este lugar sería una buena locación para la película de Paul.
La rueda arrancó bruscamente e inició su lento trayecto circular. __________ se agarró a la barra lateral, pero Joe le tomó la mano y la obligó a desasirse hasta que sus manos quedaron entrelazadas.
-Tú opinas que es un lugar demasiado romántico -soltó su mano y la posó sobre el muslo de __________, al tiempo que se inclinaba hacia ella hasta el punto que sintió el roce de su cabello en la frente. - Creo que es mi deber, de cara a la industria cinematográfica, convencerte de lo contrario.
-Joe…
__________ se retorció en su asiento, convencida de lo que iba a ocurrir y muy asustada. Sobre todo porque ella lo deseaba con todas sus fuerzas.
Joe le rogó que guardara silencio y deslizó su dedo desde la rodilla hasta el dobladillo de la falda. Trazó un reguero de calor con su dedo índice que le calentó a ________ el interior de sus muslos. Tenía la palma de la mano sobre su muslo y utilizó el pulgar para acariciarle la piel desnuda.
Fue un gesto natural, pero el efecto que causó en el ánimo de _________ no lo fue. Ahogó un gemido y reprimió la urgencia de separar las piernas en una invitación secreta. Deseaba a Joe y suspiraba por sentir sus manos acariciando su cuerpo. Pero eran las reglas de Joe y su juego. Y ella no estaba dispuesta a rendirse tan fácilmente, siempre que fuera capaz de controlar sus emociones. Algo que, dadas las circunstancias, pendía de un hilo muy fino.
El pulgar de Joe continuó su repaso arriba y abajo. _________ terminó por perder completamente el control. Aunque apenas subía más de la rodilla, la caricia era tan erótica que apenas podía respirar.
-Abre las piernas para mí -dijo Joe con una voz que le erizó el vello de la nuca.
-Yo…
-Ni siquiera pienses en discutir, encanto.
La voz de Joe era susurrante, pero sus palabras eran claras y no admitían segundas interpretaciones. __________ se estremeció, consciente de que se había metido en la boca del lobo. En parte quería resistirse, obligarlo a que se lo rogara. Pero había algo en el tono de su voz que desaconsejaba eso. Además, ___________ lo necesitaba, lo deseaba. Emitió un gemido que nació de lo más profundo de su garganta y se removió en su asiento. Abrió las piernas ligeramente, suficiente para sentir la brisa fresca contra el fuego de su piel y que la invitación no admitiera dudas.
-Ésa es mi chica.
La voz de Joe, atravesada por el deseo, invadió todos sus sentidos. La cabeza comenzó a darle vueltas mientras la rueda los acercaba a las estrellas. No quería parar quería perderse con él en el firmamento.
Cerró la mano sobre la barra de hierro del asiento y apretó los dedos contra el metal frío mientras luchaba contra el deseo que se apoderaba de sus sentidos. Los dedos de Joe jugueteaban sobre la superficie desnuda de sus muslos, enviando descargas de calor, subiendo cada vez más arriba.
En el momento en que la yema de su dedo se hundió debajo de la goma elástica de sus braguitas. __________ gimió y tensó todo su cuerpo. Sintió terror ante la idea de entregarse sin remedio y dejarse llevar por las sensaciones que electrificaban su cuerpo. Pero también la aterrorizaba no hacerlo.
-Dime que eres mía esta noche. Para cualquier cosa -dijo mientras sus dedos continuaban sus exploraciones y causaban estragos.
-Yo…
-Tan solo dilo.
-Soy tuya.
__________ exhaló esas palabras, aterrorizada ante el hecho de que se hubiera entregado sin oponer resistencia ante ese hombre que no era el que ella había conocido. Y, aun así, no había tenido opción. Necesitaba y deseaba a Joe. Era así de sencillo.
-Buena chica -rozó con sus labios la oreja de __________. -¡Relájate!
-Eso es fácil decirlo -murmuró ella y echó la cabeza hacia atrás para mirar las estrellas en el instante en que alcanzaban la máxima altura.
La risa apagada de Joe vibró a lo largo de todo su cuerpo. __________ comprendió que añoraba su risa tanto como anhelaba sus caricias. Estaba perdiendo pie y eso la asustaba. Pero no hasta el punto de rogar a Joe que se detuviera, que terminase con aquel juego. El placer de derretirse bajo sus expertas manos era tan delicioso y tan peligroso que no podía rechazarlo.
Incapaz de resistir la tentación, __________ llevó su mano a la pierna de Joe y subió hasta encontrar el revelador bulto que certificaba que él estaba tan excitado como ella.
-No hagas eso -dijo Joe y apartó su mano con delicadeza, ignorando las protestas de __________. -Esto no tiene que ver conmigo.
-¿En serio? -susurró __________.
Joe volvió a reír en voz baja y su risa aumentó la debilidad de ___________.
-Bueno, quizá sí. Pero ahora estamos concentrados únicamente en ti.
La rueda se detuvo y los dejó suspendidos a poca distancia del suelo. El paseo estaba a punto de terminar, si bien la diversión que a ella le interesaba realmente apenas había comenzado. Intoxicada por el deseo, se giró para mirar a Joe a los ojos y reconoció sus mismos síntomas. Había pasión, pero también algo más que no supo definir. Una especie de calor ajeno al deseo.
-Joe, por favor -dijo con voz áspera. -¿Qué es lo que quieres?
Tomó su cara con la palma de la mano. Ella descansó la mejilla sobre la piel, pero no apartó sus ojos de él ni un momento.
-¿Acaso no está claro? -preguntó, la voz igualmente áspera. -Te quiero a ti. Y quiero que tú me desees.
2/6
-No es un piropo. Solo estoy confirmando un hecho. Independientemente de lo que ocurriera entre nosotros hace cinco años, eres una mujer preciosa.
__________ se volvió por completo, fingiendo que quería deleitarse con la vista, pero en realidad quería ocultar a los ojos de Joe que estaba a punto de llorar. Había deseado unas palabras cariñosas, pero solo había recibido un piropo ambiguo mezclado con cierta burla.
No tendría que concederle mayor importancia. Si llegaba a hacer las paces con Joe sería estupendo, pero esa no era su prioridad, no era la razón por la que había acudido a esa cita. Tenía que sobreponerse a sus cambios de humor y centrarse en su objetivo profesional. No tenía ninguna excusa para fallar, ni siquiera el síndrome premenstrual. Y eso hacía aún más frustrante el hecho de que Joe le hiciera hervir la sangre con su simple presencia física.
Se sentó muy recta, decidida a recuperar algo del terreno perdido. Respiró hondo y se secó las manos contra la falda vaquera.
-Todavía no has respondido a mi pregunta, ¿sabes?
-¿De veras? Eso es una grosería por mi parte -replicó con evidente burla. -¿Qué pregunta es ésa?
-Acerca del muelle. ¿Por qué estamos aquí?
-Sí, es cierto -sonrió y ella se quedó anonadada con su hoyuelo. -Estábamos discutiendo si este lugar sería una buena locación para la película de Paul.
La rueda arrancó bruscamente e inició su lento trayecto circular. __________ se agarró a la barra lateral, pero Joe le tomó la mano y la obligó a desasirse hasta que sus manos quedaron entrelazadas.
-Tú opinas que es un lugar demasiado romántico -soltó su mano y la posó sobre el muslo de __________, al tiempo que se inclinaba hacia ella hasta el punto que sintió el roce de su cabello en la frente. - Creo que es mi deber, de cara a la industria cinematográfica, convencerte de lo contrario.
-Joe…
__________ se retorció en su asiento, convencida de lo que iba a ocurrir y muy asustada. Sobre todo porque ella lo deseaba con todas sus fuerzas.
Joe le rogó que guardara silencio y deslizó su dedo desde la rodilla hasta el dobladillo de la falda. Trazó un reguero de calor con su dedo índice que le calentó a ________ el interior de sus muslos. Tenía la palma de la mano sobre su muslo y utilizó el pulgar para acariciarle la piel desnuda.
Fue un gesto natural, pero el efecto que causó en el ánimo de _________ no lo fue. Ahogó un gemido y reprimió la urgencia de separar las piernas en una invitación secreta. Deseaba a Joe y suspiraba por sentir sus manos acariciando su cuerpo. Pero eran las reglas de Joe y su juego. Y ella no estaba dispuesta a rendirse tan fácilmente, siempre que fuera capaz de controlar sus emociones. Algo que, dadas las circunstancias, pendía de un hilo muy fino.
El pulgar de Joe continuó su repaso arriba y abajo. _________ terminó por perder completamente el control. Aunque apenas subía más de la rodilla, la caricia era tan erótica que apenas podía respirar.
-Abre las piernas para mí -dijo Joe con una voz que le erizó el vello de la nuca.
-Yo…
-Ni siquiera pienses en discutir, encanto.
La voz de Joe era susurrante, pero sus palabras eran claras y no admitían segundas interpretaciones. __________ se estremeció, consciente de que se había metido en la boca del lobo. En parte quería resistirse, obligarlo a que se lo rogara. Pero había algo en el tono de su voz que desaconsejaba eso. Además, ___________ lo necesitaba, lo deseaba. Emitió un gemido que nació de lo más profundo de su garganta y se removió en su asiento. Abrió las piernas ligeramente, suficiente para sentir la brisa fresca contra el fuego de su piel y que la invitación no admitiera dudas.
-Ésa es mi chica.
La voz de Joe, atravesada por el deseo, invadió todos sus sentidos. La cabeza comenzó a darle vueltas mientras la rueda los acercaba a las estrellas. No quería parar quería perderse con él en el firmamento.
Cerró la mano sobre la barra de hierro del asiento y apretó los dedos contra el metal frío mientras luchaba contra el deseo que se apoderaba de sus sentidos. Los dedos de Joe jugueteaban sobre la superficie desnuda de sus muslos, enviando descargas de calor, subiendo cada vez más arriba.
En el momento en que la yema de su dedo se hundió debajo de la goma elástica de sus braguitas. __________ gimió y tensó todo su cuerpo. Sintió terror ante la idea de entregarse sin remedio y dejarse llevar por las sensaciones que electrificaban su cuerpo. Pero también la aterrorizaba no hacerlo.
-Dime que eres mía esta noche. Para cualquier cosa -dijo mientras sus dedos continuaban sus exploraciones y causaban estragos.
-Yo…
-Tan solo dilo.
-Soy tuya.
__________ exhaló esas palabras, aterrorizada ante el hecho de que se hubiera entregado sin oponer resistencia ante ese hombre que no era el que ella había conocido. Y, aun así, no había tenido opción. Necesitaba y deseaba a Joe. Era así de sencillo.
-Buena chica -rozó con sus labios la oreja de __________. -¡Relájate!
-Eso es fácil decirlo -murmuró ella y echó la cabeza hacia atrás para mirar las estrellas en el instante en que alcanzaban la máxima altura.
La risa apagada de Joe vibró a lo largo de todo su cuerpo. __________ comprendió que añoraba su risa tanto como anhelaba sus caricias. Estaba perdiendo pie y eso la asustaba. Pero no hasta el punto de rogar a Joe que se detuviera, que terminase con aquel juego. El placer de derretirse bajo sus expertas manos era tan delicioso y tan peligroso que no podía rechazarlo.
Incapaz de resistir la tentación, __________ llevó su mano a la pierna de Joe y subió hasta encontrar el revelador bulto que certificaba que él estaba tan excitado como ella.
-No hagas eso -dijo Joe y apartó su mano con delicadeza, ignorando las protestas de __________. -Esto no tiene que ver conmigo.
-¿En serio? -susurró __________.
Joe volvió a reír en voz baja y su risa aumentó la debilidad de ___________.
-Bueno, quizá sí. Pero ahora estamos concentrados únicamente en ti.
La rueda se detuvo y los dejó suspendidos a poca distancia del suelo. El paseo estaba a punto de terminar, si bien la diversión que a ella le interesaba realmente apenas había comenzado. Intoxicada por el deseo, se giró para mirar a Joe a los ojos y reconoció sus mismos síntomas. Había pasión, pero también algo más que no supo definir. Una especie de calor ajeno al deseo.
-Joe, por favor -dijo con voz áspera. -¿Qué es lo que quieres?
Tomó su cara con la palma de la mano. Ella descansó la mejilla sobre la piel, pero no apartó sus ojos de él ni un momento.
-¿Acaso no está claro? -preguntó, la voz igualmente áspera. -Te quiero a ti. Y quiero que tú me desees.
2/6
Nani Jonas
Re: "Un Hombre Distinto" - Joe y tu Terminada
Capítulo 27
Durante el trayecto de vuelta al Hotel Bellísimo no hubo un sólo momento en que sus cuerpos no estuvieran en contacto. Pequeños coqueteos, una caricia en la mejilla, su mano descansando sobre su muslo. Y a cada instante, con cada roce, la excitación de su cuerpo ganaba un escalón en la escalera hacia el éxtasis.
Tan solo cuando el mozo del hotel abrió la puerta del coche, Joe apartó la mano de su pierna, pero dejó una marca indeleble sobre su piel. ___________ salió del coche y esperó junto a la puerta giratoria, abrazada a sí misma mientras Joe recibía el vale del coche.
Ella sabía qué ocurriría a continuación. Subirían juntos a las habitaciones, jugarían un poco más y acabarían acostados, haciendo el amor toda la noche. Tendría que sentirse como una auténtica fulana. Al fin y al cabo, ellos ya no salían juntos. Estaba junto a él, tolerando sus caricias y su acoso, porque necesitaba su ayuda. ¿Cómo lo había expresado? Quid pro quo.
Algo a cambio de algo. Y ella se moría por conseguir ese algo.
Nada más terminar el asunto del coche, Joe fue a su encuentro y la tomó por la cintura con total naturalidad.
-¿Estás lista?
-Claro. ¿Te gustaría tomar una copa en el bar?
Joe apartó el pelo con la mano y besó con mucha ternura a __________ en la nuca.
-¿No preferirías subir a tu habitación?
Era lo que ella más deseaba. Pero encogió los hombros con aparente indiferencia.
-Claro. Si es lo que prefieres.
El hoyuelo hizo una breve aparición mientras la tomaba del brazo y eso le recordó una vez más lo guapo que era.
-Sí, lo prefiero.
-Bien, en ese caso, adelante. Tú marcas el camino.
La mano siempre en su cintura, se dirigieron hacia los ascensores. Una vez tuvieron que pelearse con los invitados a la convención, vestidos de gala para la ocasión. Subieron al ascensor con un grupo de gente muy elegante que bajó en el siguiente nivel. Era más que probable que fueran a cenar a Oxygen.
-¿Estás seguro de que no quieres comprobar que todo está en orden?
-Es la ventaja de contratar a encargados profesionales. Mis restaurantes funcionan como un reloj incluso si yo no estoy presente -explicó Joe.
-¿Y eso no te hace sentir un poco prescindible?
Estaban solos en el ascensor. Joe se volvió hasta situarse frente a ella. Acariciaba con las palmas de las manos los brazos desnudos de ____________.
-Siempre encuentro la forma de mantenerme ocupado.
-Entiendo -_____________ enarcó una ceja.
El aire entre sus cuerpos casi crepitaba por la tensión. Joe se acercó un poco más. Estaba tan cerca que __________ podía sentir que estaba tan excitado como ella. Era una sensación muy poderosa. En ningún caso llevaba la iniciativa, ni por asomo, pero al menos disfrutaba de esa pequeña parcela de control.
-¿Alguna vez has hecho el amor en un ascensor? -dijo en un susurro y el aliento de sus palabras cosquilleó su oído.
-Creía que estabas más interesado en las ruedas.
-Supongo que me gusta el movimiento -dijo y lo demostró al apretar sus caderas.
-Yo…
Pero su voz se quebró en un jadeo cuando la mano de joe se deslizó a lo largo de su espalda, por debajo del elástico de la falda hasta detenerse en el límite. Estaba cruzando la línea. Se incorporó muy erguida, incapaz de aceptar que Joe la estuviera seduciendo en un ascensor. Pero la evidencia demostraba lo contrario.
-Aquí no, Joe.
-Sí, aquí —sus dedos se enredaron en las costuras de su ropa interior. -Tú misma dijiste que estabas dispuesta a cualquier cosa. ¿Acaso estabas mintiendo?
Las manos de Joe le agarraron el trasero con firmeza. Ella sintió que se le doblaban las rodillas, presa de la debilidad, y se agarró a la barra del ascensor para sostenerse.
-No.
Era una voz irreconocible, áspera y lejana. Pero a __________ no le importaba. Sabía que Joe estaba ganando, fuera cual fuera la finalidad de su juego. Y la verdad era que tampoco le importaba demasiado. Se limitó a cerrar los ojos y dejarse llevar, aprisionada entre sus manos que acariciaban su trasero y la evidencia de su excitación que presionaba contra sus muslos.
Joe dio un golpe de cadera hacia delante, subió a ___________ y en ese movimiento, sus dedos encontraron el centro de sus emociones. Una segunda sacudida y ____________ emitió un gemido sordo al tiempo que sentía un dedo en su interior. Pronto empezó a frotar el origen de ese calor húmedo y ____________ se retorció contra él sin ningún miramiento. Sus reacciones especificaban que quería más.
-¿Te gusta esto?
-Yo… sí.
La admisión le costaría caro, estaba segura, pero no podía mentir en un momento así. Sabía que Joe podía sentir su excitación a la legua.
Su mano serpenteó, se deslizó para poder tocarla de frente. Ella se acercó todavía más y abrió las piernas para facilitarle el acceso. Después cerró los ojos y empezó a gemir mientras joe la acariciaba dibujando círculos muy lentamente. Sus caricias la estaban volviendo loca y sólo pensaba en dejarse arrastrar por el torbellino de la locura. La mano libre de Joe subió hasta su pecho y sus dedos comenzaron a estimular sus pezones por encima de la camiseta. Entregada a los senderos del placer, echó la cabeza hacia atrás hasta apoyarla sobre el cristal frío del ascensor.
¿Había cristal? De pronto abrió los ojos de par en par.
-¡Joe! -trató de soltarse. -¡Este ascensor tiene paredes de cristal!
-Ya me he dado cuenta -admitió con una leve sonrisa.
-La gente puede vernos.
Intentó revolverse una vez más, pero lo único que consiguió fue terminar todavía más pegada a su cuerpo. Los dedos de Joe continuaron, cada vez más profundamente, explorando las profundidades de su sexo. ____________ intentó recordar qué era lo que la preocupaba tanto.
-Nadie puede vernos -aseguró joe mientras lamía su lóbulo, después el cuello.
-¿Estás seguro?
-Estamos más allá del decimoquinto piso. Hay demasiado ángulo.
-Oh, está bien.
Su cabeza la empujo para que protestara más. Sin embargo su cuerpo le mandó el mensaje opuesto. Y puesto que las rodillas le temblaban y los músculos flojeaban, era probable que su cuerpo ganara la batalla.
Sonó un timbre, el ascensor se detuvo lentamente y las puertas comenzaron a abrirse. En apenas un instante joe se había separado a una distancia prudencial y tan solo se limitaba a sujetarla de la mano. Una pareja mayor entró en la cabina y ___________ se preguntó si tendría alguna evidencia que demostrara que acababa de ser seducida allí mismo.
-Estamos en tu piso -señaló Joe.
3/6
Durante el trayecto de vuelta al Hotel Bellísimo no hubo un sólo momento en que sus cuerpos no estuvieran en contacto. Pequeños coqueteos, una caricia en la mejilla, su mano descansando sobre su muslo. Y a cada instante, con cada roce, la excitación de su cuerpo ganaba un escalón en la escalera hacia el éxtasis.
Tan solo cuando el mozo del hotel abrió la puerta del coche, Joe apartó la mano de su pierna, pero dejó una marca indeleble sobre su piel. ___________ salió del coche y esperó junto a la puerta giratoria, abrazada a sí misma mientras Joe recibía el vale del coche.
Ella sabía qué ocurriría a continuación. Subirían juntos a las habitaciones, jugarían un poco más y acabarían acostados, haciendo el amor toda la noche. Tendría que sentirse como una auténtica fulana. Al fin y al cabo, ellos ya no salían juntos. Estaba junto a él, tolerando sus caricias y su acoso, porque necesitaba su ayuda. ¿Cómo lo había expresado? Quid pro quo.
Algo a cambio de algo. Y ella se moría por conseguir ese algo.
Nada más terminar el asunto del coche, Joe fue a su encuentro y la tomó por la cintura con total naturalidad.
-¿Estás lista?
-Claro. ¿Te gustaría tomar una copa en el bar?
Joe apartó el pelo con la mano y besó con mucha ternura a __________ en la nuca.
-¿No preferirías subir a tu habitación?
Era lo que ella más deseaba. Pero encogió los hombros con aparente indiferencia.
-Claro. Si es lo que prefieres.
El hoyuelo hizo una breve aparición mientras la tomaba del brazo y eso le recordó una vez más lo guapo que era.
-Sí, lo prefiero.
-Bien, en ese caso, adelante. Tú marcas el camino.
La mano siempre en su cintura, se dirigieron hacia los ascensores. Una vez tuvieron que pelearse con los invitados a la convención, vestidos de gala para la ocasión. Subieron al ascensor con un grupo de gente muy elegante que bajó en el siguiente nivel. Era más que probable que fueran a cenar a Oxygen.
-¿Estás seguro de que no quieres comprobar que todo está en orden?
-Es la ventaja de contratar a encargados profesionales. Mis restaurantes funcionan como un reloj incluso si yo no estoy presente -explicó Joe.
-¿Y eso no te hace sentir un poco prescindible?
Estaban solos en el ascensor. Joe se volvió hasta situarse frente a ella. Acariciaba con las palmas de las manos los brazos desnudos de ____________.
-Siempre encuentro la forma de mantenerme ocupado.
-Entiendo -_____________ enarcó una ceja.
El aire entre sus cuerpos casi crepitaba por la tensión. Joe se acercó un poco más. Estaba tan cerca que __________ podía sentir que estaba tan excitado como ella. Era una sensación muy poderosa. En ningún caso llevaba la iniciativa, ni por asomo, pero al menos disfrutaba de esa pequeña parcela de control.
-¿Alguna vez has hecho el amor en un ascensor? -dijo en un susurro y el aliento de sus palabras cosquilleó su oído.
-Creía que estabas más interesado en las ruedas.
-Supongo que me gusta el movimiento -dijo y lo demostró al apretar sus caderas.
-Yo…
Pero su voz se quebró en un jadeo cuando la mano de joe se deslizó a lo largo de su espalda, por debajo del elástico de la falda hasta detenerse en el límite. Estaba cruzando la línea. Se incorporó muy erguida, incapaz de aceptar que Joe la estuviera seduciendo en un ascensor. Pero la evidencia demostraba lo contrario.
-Aquí no, Joe.
-Sí, aquí —sus dedos se enredaron en las costuras de su ropa interior. -Tú misma dijiste que estabas dispuesta a cualquier cosa. ¿Acaso estabas mintiendo?
Las manos de Joe le agarraron el trasero con firmeza. Ella sintió que se le doblaban las rodillas, presa de la debilidad, y se agarró a la barra del ascensor para sostenerse.
-No.
Era una voz irreconocible, áspera y lejana. Pero a __________ no le importaba. Sabía que Joe estaba ganando, fuera cual fuera la finalidad de su juego. Y la verdad era que tampoco le importaba demasiado. Se limitó a cerrar los ojos y dejarse llevar, aprisionada entre sus manos que acariciaban su trasero y la evidencia de su excitación que presionaba contra sus muslos.
Joe dio un golpe de cadera hacia delante, subió a ___________ y en ese movimiento, sus dedos encontraron el centro de sus emociones. Una segunda sacudida y ____________ emitió un gemido sordo al tiempo que sentía un dedo en su interior. Pronto empezó a frotar el origen de ese calor húmedo y ____________ se retorció contra él sin ningún miramiento. Sus reacciones especificaban que quería más.
-¿Te gusta esto?
-Yo… sí.
La admisión le costaría caro, estaba segura, pero no podía mentir en un momento así. Sabía que Joe podía sentir su excitación a la legua.
Su mano serpenteó, se deslizó para poder tocarla de frente. Ella se acercó todavía más y abrió las piernas para facilitarle el acceso. Después cerró los ojos y empezó a gemir mientras joe la acariciaba dibujando círculos muy lentamente. Sus caricias la estaban volviendo loca y sólo pensaba en dejarse arrastrar por el torbellino de la locura. La mano libre de Joe subió hasta su pecho y sus dedos comenzaron a estimular sus pezones por encima de la camiseta. Entregada a los senderos del placer, echó la cabeza hacia atrás hasta apoyarla sobre el cristal frío del ascensor.
¿Había cristal? De pronto abrió los ojos de par en par.
-¡Joe! -trató de soltarse. -¡Este ascensor tiene paredes de cristal!
-Ya me he dado cuenta -admitió con una leve sonrisa.
-La gente puede vernos.
Intentó revolverse una vez más, pero lo único que consiguió fue terminar todavía más pegada a su cuerpo. Los dedos de Joe continuaron, cada vez más profundamente, explorando las profundidades de su sexo. ____________ intentó recordar qué era lo que la preocupaba tanto.
-Nadie puede vernos -aseguró joe mientras lamía su lóbulo, después el cuello.
-¿Estás seguro?
-Estamos más allá del decimoquinto piso. Hay demasiado ángulo.
-Oh, está bien.
Su cabeza la empujo para que protestara más. Sin embargo su cuerpo le mandó el mensaje opuesto. Y puesto que las rodillas le temblaban y los músculos flojeaban, era probable que su cuerpo ganara la batalla.
Sonó un timbre, el ascensor se detuvo lentamente y las puertas comenzaron a abrirse. En apenas un instante joe se había separado a una distancia prudencial y tan solo se limitaba a sujetarla de la mano. Una pareja mayor entró en la cabina y ___________ se preguntó si tendría alguna evidencia que demostrara que acababa de ser seducida allí mismo.
-Estamos en tu piso -señaló Joe.
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Nani Jonas
Re: "Un Hombre Distinto" - Joe y tu Terminada
Capitulo 28
-Estamos en tu piso -señaló Joe.
-Claro, es cierto -dijo, entre guiños, al mirar la pantalla.
Joe salió primero y dejó que ___________ los guiara hasta su habitación.
-Bueno, ya hemos llegado -se apoyó en el marco de la puerta, la cabeza contra la madera, y lo miró a los ojos oscuros.
-Así es -recorrió con su pulgar el labio inferior de ___________. Ella abrió la boca y lo introdujo, saboreándolo, hasta que él lo retiró.
-Debería… -vaciló un instante y buscó la llave en su bolso.
Abrió la puerta, la empujó e hizo una breve pausa para comprobar si Joe la seguía.
Pero no era así.
-¿Joe?
-Buenas noches, ____________. Te veré mañana.
Estuvo a punto de echarse a reír, pero entonces comprendió que hablaba en serio.
-¿Mañana? Pero yo pensaba… Quiero decir que tú dijiste que querías… -respiró hondo y lo intentó de nuevo. -Pensé que teníamos un trato. El restaurante a cambio de mí.
-Ese es el trato, en efecto.
-¿Y no vas a entrar? -dijo con una sonrisa, sin comprender la broma.
-Esta noche, no.
¿Eso significaba que iban a repetir todo aquello otra vez?
-Pero…
-Yo no dije en ningún momento que fuera cosa de una sola noche -apartó un mechón de pelo de la cara de _____________. -Tan solo dije que te deseaba a ti. Y así es.
Se alejó con un par de zancadas que lo llevaron al final del pasillo. Se volvió y sonrió con malicia.
-Nos veremos mañana. Y seguiremos con… las locaciones.
____________ no respiró hasta que dobló el pasillo. Entonces entró en su habitación y permaneció apoyada contra la puerta cerrada. Se sentía aliviada, enojada y muy decepcionada.
La ducha fría no estaba sirviendo para nada.
Joe apoyó las manos sobre los azulejos, bajó la cabeza y dejó que el chorro de agua helada cayera sobre su nuca y se deslizara a lo largo del cuerpo. Pero no tenía el menor efecto. Seguía muy tenso, excitado y terriblemente frustrado.
¿Qué clase de ******* se alejaría de una mujer que lo invitaba de una manera tan obvia a su dormitorio? Aparentemente, un ******* como él. Estaba varios pisos por debajo de la habitación de ___________ e intentaba bajar su erección con una ducha fría.
En cualquier caso tendría que sentirse emocionado. Quería que ____________ lo deseara con desesperación y no le cabía ninguna duda de que lo había conseguido. Quería verla excitada y suplicante. Así se había comportado. El problema era que se estaba torturando al mismo tiempo que la torturaba a ella y si continuaba con ese juego mucho tiempo, probablemente estallaría. Quizá lo más inteligente fuera volver a la habitación de ___________ y saciar la sed de deseo que los ahogaba…
Enojado consigo mismo, cerró el grifo del agua y salió de la ducha, chorreando agua sobre el suelo embaldosado. Se anudó una toalla alrededor de la cintura, se peinó con la mano y fue a la habitación para vestirse. Observó su imagen reflejada en el espejo del vestidor y se dirigió una mirada desdeñosa.
-Eres patético, ¿lo sabías?
Su reflejo no contestó y asumió su silencio como una afirmación. Apenas habían transcurrido veinticuatro horas desde que había puesto en marcha su plan y ya estaba buscando un atajo porque quería acostarse con ___________.
Imposible. Estaba dispuesto a jugar sus cartas según lo previsto. Ya no había nada entre ellos. Durante la velada la ira se había atemperado un poco. Pero eso no significaba que su corazón estuviera curado. Y no iba a dejarse arrastrar por una falsa ilusión de mítica proximidad tan solo porque habían pasado una agradable velada y ella se había derretido entre sus brazos.
Ella le había hecho mucho daño y ahora estaba dispuesto a ejecutar su plan hasta lograr una ruptura definitiva. Quería alejarla de su vida para siempre. Y si eso suponía que ambos sufrieran los rigores de la excitación, así sería.
Pero en ese momento tenía otras cosas por las que preocuparse. No volvería a ver a __________ hasta la noche del día siguiente y ya la echaba de menos. Pero tenía que estar preparado para cuando volviera a verla. Había prometido a __________ un itinerario lleno de las locaciones más sensuales de Los Ángeles. Y si había algo de lo que estuviera seguro era que ___________ rompería su trato si él no cumplía su parte. Se vistió con un pantalón de chándal y una camiseta vieja de la universidad. Buscó en su suite las revistas de Kevin. No las encontró por ninguna parte y finalmente recordó que las había olvidado en su despacho. Miró la hora en su reloj. Era casi medianoche y el restaurante, los domingos, cerraba a las diez. Era bastante probable que Kevin y el resto del equipo de cocina hubieran cerrado. De ese modo podría entrar y salir sin necesidad de encarar las preguntas de su amigo.
Se las arreglo para entrar en su despacho sin ningún incidente, pero enseguida comprendió que había pecado de optimismo al pensar que estaría sólo.
-¿Estás buscando esto? -Kevin estaba en la puerta con la revista en la mano.
-La verdad es que sí -asintió Joe. -Pensaba que ya habrías memorizado ese número.
-Y así es -confirmó Kev y entró en el despacho. -¿Sabes que puedes ahorrar mucho en cosmética si utilizas la barra de labios para las mejillas y la sombra de ojos? De ese modo todo tu maquillaje mantiene el mismo color.
-Asombroso. Y yo gastándome un dineral en lápiz de ojos -Joe sonrió a su amigo. -En serio, ¿qué estás haciendo aquí?
-Pensé en esperarte para que me pusieras al día acerca de tu plan de juego -indicó Kevin, que tomó asiento frente a Joe.
-¿Mi plan de juego? -Joe rió. -¿De qué diablos estás hablando?
-La seducción de ___________, desde luego -tiró la revista sobre la mesa. -¿Cómo te ha ido esta noche y qué tienes preparado para mañana?
-¿Crees que voy a contártelo?
-Claro que sí -afirmó Kevin. -Soy tu mejor amigo.
-Eso no puedo discutirlo -aceptó Joe con una carcajada.
-En serio, ¿cómo ha ido? ¿Ha sido como en los viejos tiempos?
Joe supo por la sonrisa desenfadada de Kevin que la pregunta no era mal intencionada, pero aun así lo carcomió por dentro. La realidad era que todo había transcurrido casi como en los viejos tiempos y eso era lo más frustrante.
-Nunca será como en los viejos tiempos -contestó al fin. -De hecho, ni siquiera estoy seguro de que entonces las cosas fueran tan bien como pensaba.
-No pretendía recordarte el pasado -se disculpó Kevin.
-Ya lo sé -se mesó los cabellos.- Ella sólo…
Sacudió la cabeza, consciente de que las palabras no expresarían lo que _________ lo hacía sentir. En muchos sentidos, ello lo completaba. Pero cada vez que la miraba a los ojos sentía el dolor apoderarse de sus sentidos. Frustrado, se frotó la nuca.
-Olvídalo. Ahora mismo necesito concentrarme en la razón que me ha traído al despacho esta noche -dijo Joe.
-Y yo que pensaba que me echabas de menos -ironizó Kev, con las piernas estiradas.
-¿Qué tal ha ido todo esta noche?
-El restaurante es una mina. Esta noche hemos hecho un treinta por ciento más de lo habitual en un domingo. Parece que la idea de contratar a la cantante para amenizar las veladas del domingo ha funcionado -Kevin sonrió. -Claro que tus ideas siempre funcionan.
-No siempre -agarró la revista y comenzó a dar vueltas por el despacho. -No tengo la menor idea de dónde puedo llevar a ____________ mañana.
-¿No hay ninguna sugerencia en la revista?
-Por eso he bajado -dijo mientras hojeaba el Cosmopolitan. -Quería echar un vistazo.
-No dejes que mi presencia te distraiga mientras lees detenidamente los anuncios -Kevin se incorporó. -Que pases una buena noche, jefe. Y espero que encuentres la inspiración que necesitas.
4/6
-Estamos en tu piso -señaló Joe.
-Claro, es cierto -dijo, entre guiños, al mirar la pantalla.
Joe salió primero y dejó que ___________ los guiara hasta su habitación.
-Bueno, ya hemos llegado -se apoyó en el marco de la puerta, la cabeza contra la madera, y lo miró a los ojos oscuros.
-Así es -recorrió con su pulgar el labio inferior de ___________. Ella abrió la boca y lo introdujo, saboreándolo, hasta que él lo retiró.
-Debería… -vaciló un instante y buscó la llave en su bolso.
Abrió la puerta, la empujó e hizo una breve pausa para comprobar si Joe la seguía.
Pero no era así.
-¿Joe?
-Buenas noches, ____________. Te veré mañana.
Estuvo a punto de echarse a reír, pero entonces comprendió que hablaba en serio.
-¿Mañana? Pero yo pensaba… Quiero decir que tú dijiste que querías… -respiró hondo y lo intentó de nuevo. -Pensé que teníamos un trato. El restaurante a cambio de mí.
-Ese es el trato, en efecto.
-¿Y no vas a entrar? -dijo con una sonrisa, sin comprender la broma.
-Esta noche, no.
¿Eso significaba que iban a repetir todo aquello otra vez?
-Pero…
-Yo no dije en ningún momento que fuera cosa de una sola noche -apartó un mechón de pelo de la cara de _____________. -Tan solo dije que te deseaba a ti. Y así es.
Se alejó con un par de zancadas que lo llevaron al final del pasillo. Se volvió y sonrió con malicia.
-Nos veremos mañana. Y seguiremos con… las locaciones.
____________ no respiró hasta que dobló el pasillo. Entonces entró en su habitación y permaneció apoyada contra la puerta cerrada. Se sentía aliviada, enojada y muy decepcionada.
La ducha fría no estaba sirviendo para nada.
Joe apoyó las manos sobre los azulejos, bajó la cabeza y dejó que el chorro de agua helada cayera sobre su nuca y se deslizara a lo largo del cuerpo. Pero no tenía el menor efecto. Seguía muy tenso, excitado y terriblemente frustrado.
¿Qué clase de ******* se alejaría de una mujer que lo invitaba de una manera tan obvia a su dormitorio? Aparentemente, un ******* como él. Estaba varios pisos por debajo de la habitación de ___________ e intentaba bajar su erección con una ducha fría.
En cualquier caso tendría que sentirse emocionado. Quería que ____________ lo deseara con desesperación y no le cabía ninguna duda de que lo había conseguido. Quería verla excitada y suplicante. Así se había comportado. El problema era que se estaba torturando al mismo tiempo que la torturaba a ella y si continuaba con ese juego mucho tiempo, probablemente estallaría. Quizá lo más inteligente fuera volver a la habitación de ___________ y saciar la sed de deseo que los ahogaba…
Enojado consigo mismo, cerró el grifo del agua y salió de la ducha, chorreando agua sobre el suelo embaldosado. Se anudó una toalla alrededor de la cintura, se peinó con la mano y fue a la habitación para vestirse. Observó su imagen reflejada en el espejo del vestidor y se dirigió una mirada desdeñosa.
-Eres patético, ¿lo sabías?
Su reflejo no contestó y asumió su silencio como una afirmación. Apenas habían transcurrido veinticuatro horas desde que había puesto en marcha su plan y ya estaba buscando un atajo porque quería acostarse con ___________.
Imposible. Estaba dispuesto a jugar sus cartas según lo previsto. Ya no había nada entre ellos. Durante la velada la ira se había atemperado un poco. Pero eso no significaba que su corazón estuviera curado. Y no iba a dejarse arrastrar por una falsa ilusión de mítica proximidad tan solo porque habían pasado una agradable velada y ella se había derretido entre sus brazos.
Ella le había hecho mucho daño y ahora estaba dispuesto a ejecutar su plan hasta lograr una ruptura definitiva. Quería alejarla de su vida para siempre. Y si eso suponía que ambos sufrieran los rigores de la excitación, así sería.
Pero en ese momento tenía otras cosas por las que preocuparse. No volvería a ver a __________ hasta la noche del día siguiente y ya la echaba de menos. Pero tenía que estar preparado para cuando volviera a verla. Había prometido a __________ un itinerario lleno de las locaciones más sensuales de Los Ángeles. Y si había algo de lo que estuviera seguro era que ___________ rompería su trato si él no cumplía su parte. Se vistió con un pantalón de chándal y una camiseta vieja de la universidad. Buscó en su suite las revistas de Kevin. No las encontró por ninguna parte y finalmente recordó que las había olvidado en su despacho. Miró la hora en su reloj. Era casi medianoche y el restaurante, los domingos, cerraba a las diez. Era bastante probable que Kevin y el resto del equipo de cocina hubieran cerrado. De ese modo podría entrar y salir sin necesidad de encarar las preguntas de su amigo.
Se las arreglo para entrar en su despacho sin ningún incidente, pero enseguida comprendió que había pecado de optimismo al pensar que estaría sólo.
-¿Estás buscando esto? -Kevin estaba en la puerta con la revista en la mano.
-La verdad es que sí -asintió Joe. -Pensaba que ya habrías memorizado ese número.
-Y así es -confirmó Kev y entró en el despacho. -¿Sabes que puedes ahorrar mucho en cosmética si utilizas la barra de labios para las mejillas y la sombra de ojos? De ese modo todo tu maquillaje mantiene el mismo color.
-Asombroso. Y yo gastándome un dineral en lápiz de ojos -Joe sonrió a su amigo. -En serio, ¿qué estás haciendo aquí?
-Pensé en esperarte para que me pusieras al día acerca de tu plan de juego -indicó Kevin, que tomó asiento frente a Joe.
-¿Mi plan de juego? -Joe rió. -¿De qué diablos estás hablando?
-La seducción de ___________, desde luego -tiró la revista sobre la mesa. -¿Cómo te ha ido esta noche y qué tienes preparado para mañana?
-¿Crees que voy a contártelo?
-Claro que sí -afirmó Kevin. -Soy tu mejor amigo.
-Eso no puedo discutirlo -aceptó Joe con una carcajada.
-En serio, ¿cómo ha ido? ¿Ha sido como en los viejos tiempos?
Joe supo por la sonrisa desenfadada de Kevin que la pregunta no era mal intencionada, pero aun así lo carcomió por dentro. La realidad era que todo había transcurrido casi como en los viejos tiempos y eso era lo más frustrante.
-Nunca será como en los viejos tiempos -contestó al fin. -De hecho, ni siquiera estoy seguro de que entonces las cosas fueran tan bien como pensaba.
-No pretendía recordarte el pasado -se disculpó Kevin.
-Ya lo sé -se mesó los cabellos.- Ella sólo…
Sacudió la cabeza, consciente de que las palabras no expresarían lo que _________ lo hacía sentir. En muchos sentidos, ello lo completaba. Pero cada vez que la miraba a los ojos sentía el dolor apoderarse de sus sentidos. Frustrado, se frotó la nuca.
-Olvídalo. Ahora mismo necesito concentrarme en la razón que me ha traído al despacho esta noche -dijo Joe.
-Y yo que pensaba que me echabas de menos -ironizó Kev, con las piernas estiradas.
-¿Qué tal ha ido todo esta noche?
-El restaurante es una mina. Esta noche hemos hecho un treinta por ciento más de lo habitual en un domingo. Parece que la idea de contratar a la cantante para amenizar las veladas del domingo ha funcionado -Kevin sonrió. -Claro que tus ideas siempre funcionan.
-No siempre -agarró la revista y comenzó a dar vueltas por el despacho. -No tengo la menor idea de dónde puedo llevar a ____________ mañana.
-¿No hay ninguna sugerencia en la revista?
-Por eso he bajado -dijo mientras hojeaba el Cosmopolitan. -Quería echar un vistazo.
-No dejes que mi presencia te distraiga mientras lees detenidamente los anuncios -Kevin se incorporó. -Que pases una buena noche, jefe. Y espero que encuentres la inspiración que necesitas.
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Nani Jonas
Re: "Un Hombre Distinto" - Joe y tu Terminada
Capitulo 29
-No dejes que mi presencia te distraiga mientras lees detenidamente los anuncios -Kevin se incorporó. -Que pases una buena noche, jefe. Y espero que encuentres la inspiración que necesitas.
De vuelta en su suite, Joe tuvo que admitir que estaba inspirado. Estaba en la cama con la revista abierta sobre su regazo. El titular rezaba: «Noches de fantasía en la ciudad… Amor y Lujuria en la ciudad de Los Ángeles». Pero no hacía justicia al artículo. La periodista había combinado a la perfección el atractivo universal de Hollywood con el lado más sensual de Los Ángeles y alrededores. El resultado era un artículo que ofrecía algo más que una sucesión de lugares excitantes inspirada por los clásicos de la pantalla.
Pasó las páginas y se detuvo en una página doble que mostraba una playa al atardecer. Los amantes paseaban de la mano por la orilla mientras las olas rompían a sus pies. Se miraban a la cara y sus expresiones revelaban su mutua adoración. En la siguiente página los amantes estaban entrelazados sobre la arena, emulando la famosa escena de la película De aquí a la eternidad.
Joe ahogó un gemido. Se excitó al imaginar a ___________ junto a él en la playa, tumbada bajo el peso de su cuerpo. Cerró los ojos y dejó caer la cabeza sobre la mullida cabecera. Imaginó la mano de ___________ en la suya, suave y frágil, mientras caminaban semidesnudos sobre la arena. La falda bailaría al son de la brisa marina y el tejido rozaría sus piernas desnudas al caminar.
Todo su cuerpo ardía ante la imagen de ____________ junto a él, ansiosa por poseerlo. Y él la deseaba de igual modo.
Frustrado, tiró la revista a un lado y apartó la sábana para que el aire fresco calmara su cuerpo sobreexcitado. Un tributo a una película clásica parecía una buena idea, pero tendría que introducir algunos cambios para convertirlo en algo único y personal. Por muy erótico que resultaran los amantes sobre la playa, tenía que considerar si la arena pegada a sus cuerpos sería un buen camino hacia la seducción.
Por no mencionar el efecto que podría tener el agua de Pacífico sobre su… bueno… su entusiasmo. Claro que eso podría no ser del todo malo. Quizá ya había llegado la hora de que empezara a pensar con la cabeza en vez de hacerlo con otras partes de su cuerpo. Pero no parecía posible. Su libido, además de su necesidad de castigar a __________, llevaba la voz cantante. Y tenía intención de pasárselo bien.
Las imágenes de Joe coloreaban sus sueños con tanta nitidez que casi podía sentir su presencia. Era una sensación tan potente que podía oler el aroma de su piel. Se retorció para abrazarlo, pero sólo encontró la almohada. ¡Demonios!
Un agudo timbre del teléfono del hotel terminó de arrancarla del sueño. Levantó el auricular y apenas balbució un saludo somnoliento.
-¿Hola?
-¡Levántate y espabila, preciosa!
____________ protestó con un gruñido y se tumbó de nuevo.
-Aquí es tres horas más temprano, Greg. Vuelve a llamar a mediodía.
-Ya es mediodía.
____________ apartó las sábanas, se incorporó de golpe y miró el despertador.
-¡Oh, no! -gritó.
-¿Tuviste una noche salvaje? -bromeó Greg.
-Sólo estoy cansada -explicó ___________. -El cambio de horario.
-Sí, bueno, estás haciendo un buen trabajo. Estoy impresionado. Apenas has aterrizado y ya has conseguido la joya de la corona.
-¿A qué te refieres?
-A la cereza del pastel. Ya sabes, el restaurante Oxygen.
-¿Cómo? -preguntó ____________. -¿Dónde has oído eso?
-Paul me lo ha dicho -replicó Greg.
-¡Vaya! -saltó de la cama y comenzó a caminar con el teléfono en una mano.- ¡No, no, no!
-¿Es que no es cierto?
-No. Quiero decir, sí. Es verdad. Al menos, en parte. Bueno, será verdad muy pronto -se tiró de nuevo en la cama. -¡Demonios, todo esto es un caos!
-¿De qué estás hablando? -reconoció el tono de impaciencia en su voz. -Creía que le habías asegurado a Paul…
-Le dije a Paul que había llegado a un acuerdo. Sí, todo va a salir bien. No hay ninguna razón para que no sea así. Tan solo tengo que aguantar hasta cumplir mi parte del trato.
-¿Un trato? -hizo una pausa. -¿Qué clase de trato?
Después de que ___________ se lo contara todo tuvo que esperar cinco minutos hasta que Greg dejó de reírse.
-¿Quieres hacer el favor de calmarte? Esto es serio -dijo ___________ con severidad.
-Lo siento -alcanzó a decir Greg. -Supongo que estaba equivocado.
-¿Qué quieres decir?
-Creí que Joe se plegaría a tu voluntad y haría lo que le pidieras. Nunca pensé que tuviera un plan alternativo -volvió a soltar una carcajada. -Y en ningún caso un plan tan tortuoso como ése.
-No es el único que tiene un plan, ¿sabes? -contestó ____________ algo molesta.
-¿Qué? ¿Te refieres a tu estrategia para que te ayude a buscar locaciones para la película? Vamos, ___________. ¿En serio crees que voy a tragarme eso?
-No sé de qué estás hablando.
-¿De veras? No necesitas un acompañante ni una carabina. Podrías buscar esas locaciones sin ninguna ayuda de Joe. Y eso me indica que la única razón por la cual lo haces es porque quieres.
____________ rodó sobre la cama y se tapó la cara con la almohada. Estaba segura de que se había puesto colorada aunque Greg no pudiera verla.
-Estoy en lo cierto, ¿verdad? ¿O estás callada por algún otro motivo?
Estaba en lo cierto, desde luego, pero ___________ no podía admitirlo. Greg volvió a reírse, divertido ante la situación.
-Si tan solo necesitas compañía, yo podría servirte -se ofreció.
-¡Está bien! Tú ganas. Quiero que Joe me ayude. Me gusta mucho pasar el tiempo en su compañía.
Y también le había gustado el modo en que la había acariciado y la había mirado. Desconocía sus motivos, pero eso no cambiaba los hechos.
-Tengo muy buen olfato -apuntó Greg.
-No te felicites demasiado -dijo ___________ entre risas. -Le pedí que me ayudara porque no quería ser la única que estuviera contra las cuerdas. No fue hasta anoche cuando me di cuenta de que…
-Todos esos viejos sentimientos seguían a flor de piel, aguardando el momento adecuado para aflorar de nuevo a la superficie -terminó Greg.
-Sí. Quiero decir, no -se llevó las manos al cabello alborotado. -Estoy aquí para levantar mi maltrecha carrera. Y para eso necesito la ayuda de Joe. Tan solo estoy sacando provecho de la situación.
Y estaba decidida a disfrutar de cada instante. Greg rió nuevamente.
-Bueno, espero que te diviertas.
-¿A qué te referías cuando has dicho que podías ayudarme a buscar las locaciones? -preguntó___________.
-Mañana vuelo a Los Ángeles.
-¡En serio! -se sentó sobre la cama, emocionada al saber que podría contar con un aliado. -¿Por qué?
-La compañía sale de gira para actuar allí. Yo los acompaño hasta que encuentren a alguien para ocupar el puesto -explicó Greg.
-¡Eso es fabuloso!
-Quizá podamos pasar algún tiempo juntos. A no ser que estés demasiado ocupada… -hizo una pausa y ___________ adivinó su sonrisa. -Demasiado ocupada aprovechándote de la situación.
-Sólo puedo confiar, Greg. -sonrió ____________, imaginando las posibilidades. -Tan solo puedo confiar.
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-No dejes que mi presencia te distraiga mientras lees detenidamente los anuncios -Kevin se incorporó. -Que pases una buena noche, jefe. Y espero que encuentres la inspiración que necesitas.
De vuelta en su suite, Joe tuvo que admitir que estaba inspirado. Estaba en la cama con la revista abierta sobre su regazo. El titular rezaba: «Noches de fantasía en la ciudad… Amor y Lujuria en la ciudad de Los Ángeles». Pero no hacía justicia al artículo. La periodista había combinado a la perfección el atractivo universal de Hollywood con el lado más sensual de Los Ángeles y alrededores. El resultado era un artículo que ofrecía algo más que una sucesión de lugares excitantes inspirada por los clásicos de la pantalla.
Pasó las páginas y se detuvo en una página doble que mostraba una playa al atardecer. Los amantes paseaban de la mano por la orilla mientras las olas rompían a sus pies. Se miraban a la cara y sus expresiones revelaban su mutua adoración. En la siguiente página los amantes estaban entrelazados sobre la arena, emulando la famosa escena de la película De aquí a la eternidad.
Joe ahogó un gemido. Se excitó al imaginar a ___________ junto a él en la playa, tumbada bajo el peso de su cuerpo. Cerró los ojos y dejó caer la cabeza sobre la mullida cabecera. Imaginó la mano de ___________ en la suya, suave y frágil, mientras caminaban semidesnudos sobre la arena. La falda bailaría al son de la brisa marina y el tejido rozaría sus piernas desnudas al caminar.
Todo su cuerpo ardía ante la imagen de ____________ junto a él, ansiosa por poseerlo. Y él la deseaba de igual modo.
Frustrado, tiró la revista a un lado y apartó la sábana para que el aire fresco calmara su cuerpo sobreexcitado. Un tributo a una película clásica parecía una buena idea, pero tendría que introducir algunos cambios para convertirlo en algo único y personal. Por muy erótico que resultaran los amantes sobre la playa, tenía que considerar si la arena pegada a sus cuerpos sería un buen camino hacia la seducción.
Por no mencionar el efecto que podría tener el agua de Pacífico sobre su… bueno… su entusiasmo. Claro que eso podría no ser del todo malo. Quizá ya había llegado la hora de que empezara a pensar con la cabeza en vez de hacerlo con otras partes de su cuerpo. Pero no parecía posible. Su libido, además de su necesidad de castigar a __________, llevaba la voz cantante. Y tenía intención de pasárselo bien.
Las imágenes de Joe coloreaban sus sueños con tanta nitidez que casi podía sentir su presencia. Era una sensación tan potente que podía oler el aroma de su piel. Se retorció para abrazarlo, pero sólo encontró la almohada. ¡Demonios!
Un agudo timbre del teléfono del hotel terminó de arrancarla del sueño. Levantó el auricular y apenas balbució un saludo somnoliento.
-¿Hola?
-¡Levántate y espabila, preciosa!
____________ protestó con un gruñido y se tumbó de nuevo.
-Aquí es tres horas más temprano, Greg. Vuelve a llamar a mediodía.
-Ya es mediodía.
____________ apartó las sábanas, se incorporó de golpe y miró el despertador.
-¡Oh, no! -gritó.
-¿Tuviste una noche salvaje? -bromeó Greg.
-Sólo estoy cansada -explicó ___________. -El cambio de horario.
-Sí, bueno, estás haciendo un buen trabajo. Estoy impresionado. Apenas has aterrizado y ya has conseguido la joya de la corona.
-¿A qué te refieres?
-A la cereza del pastel. Ya sabes, el restaurante Oxygen.
-¿Cómo? -preguntó ____________. -¿Dónde has oído eso?
-Paul me lo ha dicho -replicó Greg.
-¡Vaya! -saltó de la cama y comenzó a caminar con el teléfono en una mano.- ¡No, no, no!
-¿Es que no es cierto?
-No. Quiero decir, sí. Es verdad. Al menos, en parte. Bueno, será verdad muy pronto -se tiró de nuevo en la cama. -¡Demonios, todo esto es un caos!
-¿De qué estás hablando? -reconoció el tono de impaciencia en su voz. -Creía que le habías asegurado a Paul…
-Le dije a Paul que había llegado a un acuerdo. Sí, todo va a salir bien. No hay ninguna razón para que no sea así. Tan solo tengo que aguantar hasta cumplir mi parte del trato.
-¿Un trato? -hizo una pausa. -¿Qué clase de trato?
Después de que ___________ se lo contara todo tuvo que esperar cinco minutos hasta que Greg dejó de reírse.
-¿Quieres hacer el favor de calmarte? Esto es serio -dijo ___________ con severidad.
-Lo siento -alcanzó a decir Greg. -Supongo que estaba equivocado.
-¿Qué quieres decir?
-Creí que Joe se plegaría a tu voluntad y haría lo que le pidieras. Nunca pensé que tuviera un plan alternativo -volvió a soltar una carcajada. -Y en ningún caso un plan tan tortuoso como ése.
-No es el único que tiene un plan, ¿sabes? -contestó ____________ algo molesta.
-¿Qué? ¿Te refieres a tu estrategia para que te ayude a buscar locaciones para la película? Vamos, ___________. ¿En serio crees que voy a tragarme eso?
-No sé de qué estás hablando.
-¿De veras? No necesitas un acompañante ni una carabina. Podrías buscar esas locaciones sin ninguna ayuda de Joe. Y eso me indica que la única razón por la cual lo haces es porque quieres.
____________ rodó sobre la cama y se tapó la cara con la almohada. Estaba segura de que se había puesto colorada aunque Greg no pudiera verla.
-Estoy en lo cierto, ¿verdad? ¿O estás callada por algún otro motivo?
Estaba en lo cierto, desde luego, pero ___________ no podía admitirlo. Greg volvió a reírse, divertido ante la situación.
-Si tan solo necesitas compañía, yo podría servirte -se ofreció.
-¡Está bien! Tú ganas. Quiero que Joe me ayude. Me gusta mucho pasar el tiempo en su compañía.
Y también le había gustado el modo en que la había acariciado y la había mirado. Desconocía sus motivos, pero eso no cambiaba los hechos.
-Tengo muy buen olfato -apuntó Greg.
-No te felicites demasiado -dijo ___________ entre risas. -Le pedí que me ayudara porque no quería ser la única que estuviera contra las cuerdas. No fue hasta anoche cuando me di cuenta de que…
-Todos esos viejos sentimientos seguían a flor de piel, aguardando el momento adecuado para aflorar de nuevo a la superficie -terminó Greg.
-Sí. Quiero decir, no -se llevó las manos al cabello alborotado. -Estoy aquí para levantar mi maltrecha carrera. Y para eso necesito la ayuda de Joe. Tan solo estoy sacando provecho de la situación.
Y estaba decidida a disfrutar de cada instante. Greg rió nuevamente.
-Bueno, espero que te diviertas.
-¿A qué te referías cuando has dicho que podías ayudarme a buscar las locaciones? -preguntó___________.
-Mañana vuelo a Los Ángeles.
-¡En serio! -se sentó sobre la cama, emocionada al saber que podría contar con un aliado. -¿Por qué?
-La compañía sale de gira para actuar allí. Yo los acompaño hasta que encuentren a alguien para ocupar el puesto -explicó Greg.
-¡Eso es fabuloso!
-Quizá podamos pasar algún tiempo juntos. A no ser que estés demasiado ocupada… -hizo una pausa y ___________ adivinó su sonrisa. -Demasiado ocupada aprovechándote de la situación.
-Sólo puedo confiar, Greg. -sonrió ____________, imaginando las posibilidades. -Tan solo puedo confiar.
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Nani Jonas
Re: "Un Hombre Distinto" - Joe y tu Terminada
Capítulo 30
-Desde luego ya no estamos en el corazón de la ciudad.
Joe se rió mientras ___________ se ajustaba la venda que le tapaba los ojos. Atravesaban a toda velocidad Malibú Canyon en dirección al océano Pacífico.
-¿En qué lo has notado?
-La calidad del aire -señaló mientras olfateaba el ambiente.
Joe dirigió a __________ una mirada divertida mientras los altavoces del coche retumbaban con un tema de Rolling Stones.
-No desacredites mi ciudad. La niebla es un escondite para guardar nuestro secreto, pero bajo esa capa de contaminación se esconde la mejor ciudad del mundo.
-No tienes que convencerme -replicó __________. -Adoro Los Ángeles. Estoy deseando trasladarme de nuevo aquí.
Esa afirmación sorprendió a Joe, que redujo la marcha y se volvió discretamente para mirarla a la cara.
-Pensaba que te encantaba Nueva York.
-No -frunció el ceño. -Nueva York está bien para una temporada, pero añoraba Los Ángeles. Echaba de menos las montañas y la playa. ¿En qué otro lugar puedes esquiar un sábado y bucear un domingo?
-Pero tú nunca lo hiciste -recordó Joe, de nuevo atento a la carretera.
-No, pero debería -__________ suspiró. -Tendría que haber hecho un montón de cosas. Lo tenía al alcance de la mano y nunca me di cuenta de la suerte que tenía.
Joe tragó saliva y sus manos aferraron con fuerza el volante. ¿Estaba hablando de la ciudad, de su carrera? ¿O acaso estaba hablando de él? No podía preguntárselo directamente, así que resolvió preguntarle por qué no había vuelto.
Ella no contestó. En vez de eso deslizó un dedo debajo de la venda.
-¡Vamos! Dime adónde vamos y déjame quitarme el pañuelo.
-De ninguna manera. Responde a mi pregunta y no fisgonees por debajo.
___________ puso cara de resignación, dejó las manos quietas sobre su regazo y se encogió de hombros.
-Había todo un continente de por medio -dijo. -Y pensé que las cosas me irían de fábula junto a Kutcher.
-Pero la cosa no funcionó con él -apuntó Joe, apartando de su cabeza el instintivo rechazo que le producía aquel nombre.
___________ soltó una carcajada, pero sonó áspera y teñida de sarcasmo.
-Eso es quedarse corto, francamente.
-¿Y por qué no regresaste entonces? -insistió Joe.
___________ se frotó las palmas de las manos contra los pantalones, algo insegura.
-Ya estaba allí. Era mi hogar. Ya había tomado la decisión de marcharme y… -suspiró, reacia a admitir en voz alta hasta qué punto la disgustaba el fracaso. -No siempre es fácil regresar adonde deseas o conseguir lo que ansias, para el caso.
El tono de ___________ era perfectamente neutro, desprovisto de tristeza o autocompasión. Pero Joe la conocía bien. Por primera vez tuvo una idea aproximada de lo duro que había tenido que ser para ella. Había dos cosas de las que estaba seguro con respecto a __________. En primera lugar, que en el pasado la había amado. Y, en segundo lugar, que no soportaba el fracaso.
No estaba seguro de si sería lo más apropiado, pero decidió tomarla de la mano.
-No te preocupes -dijo Joe. -Te traeremos de vuelta a casa.
La boca de ___________ se torció en una mueca. Llevó su mano libre a la cara y se frotó los ojos por debajo de la venda.
-Gracias, Joe. Sabía que podía contar contigo.
-Y ya puedes quitarte ese pañuelo, si quieres -ofreció.
-¿En serio?
-La vista es una maravilla. No me gustaría que te perdieras esto.
___________ sonrió. Apretó los dedos de Joe en agradecimiento antes de quitarse la venda de los ojos. Parpadeó un par de veces y respiró a pleno pulmón.
-Esto es fabuloso.
Joe observó cómo ____________ se volvía hacia todas partes mientras el coche avanzaba lentamente. Había pequeñas colinas, pastos verdes, aire fresco y ningún tráfico.
-¿Lo reconoces?
-Eso creo -afirmó tras vacilar unos instantes. -¿Es Malibú Canyon?
-Has dado en el clavo.
-Siempre me ha encantado este sitio -asintió con entusiasmo.
-Sí, no lo he olvidado.
Ella se volvió nuevamente para mirarlo, pero esta vez su sonrisa parecía un poco melancólica. El sentimiento de culpa, que ya se había hecho familiar, se instaló nuevamente en la boca del estómago de Joe. Era cierto que la estaba ayudando, pero se lo estaba haciendo pagar muy caro. ¿Acaso era justo? Seguramente, no. Debería ayudarla y después dejarla marchar para que siguiera con su vida. Pero deseaba acostarse con ella para arrancársela de la piel. Había pensado que deseaba hacerla pagar, pero ya no estaba tan seguro. Si consideraba lo mucho que lo estaba afectando su propia conducta, quizá fuera él quien estuviera pagando el precio.
Pero no podía dar marcha atrás. No ahora que ella estaba a su lado. No cuando había visto la pasión reflejada en su mirada con cada caricia. Ambos tenían una oportunidad de saldar cuentas con su pasado. Podría ser un viaje peligroso, pero no le quedaba otra alternativa.
-En todo caso -dijo tras un momento, con su voz clara y tranquila, -¿qué estamos haciendo aquí?
-Me gusta mucho este tramo de carretera -redujo la marcha para tomar una curva muy cerrada, disfrutando al tener el control sobre el motor de su coche.
-Es deslumbrante -corroboró ___________. -Pero ¿adónde estamos yendo?
-Estoy eligiendo un tema. Tendrás que tener un poco de paciencia. Ya lo verás.
-¡Aja! ¿Y de qué clase de tema estamos hablando?
-El genio está pensando -replicó y le dirigió una mirada de asombro. -No creo que quieras que te revele nuestros planes por adelantado, ¿verdad?
-Sí, claro -enarcó una ceja. -Suéltalo de una vez.
-¿Estás segura? Vas a quitarle toda la gracia a la sorpresa.
_____________ se movió en el asiento, se cruzó de brazos y lanzó a Joe una mirada divertida.
-¡Dímelo!
-Oblígame.
6/6 listo chicas disfruten los caps
-Desde luego ya no estamos en el corazón de la ciudad.
Joe se rió mientras ___________ se ajustaba la venda que le tapaba los ojos. Atravesaban a toda velocidad Malibú Canyon en dirección al océano Pacífico.
-¿En qué lo has notado?
-La calidad del aire -señaló mientras olfateaba el ambiente.
Joe dirigió a __________ una mirada divertida mientras los altavoces del coche retumbaban con un tema de Rolling Stones.
-No desacredites mi ciudad. La niebla es un escondite para guardar nuestro secreto, pero bajo esa capa de contaminación se esconde la mejor ciudad del mundo.
-No tienes que convencerme -replicó __________. -Adoro Los Ángeles. Estoy deseando trasladarme de nuevo aquí.
Esa afirmación sorprendió a Joe, que redujo la marcha y se volvió discretamente para mirarla a la cara.
-Pensaba que te encantaba Nueva York.
-No -frunció el ceño. -Nueva York está bien para una temporada, pero añoraba Los Ángeles. Echaba de menos las montañas y la playa. ¿En qué otro lugar puedes esquiar un sábado y bucear un domingo?
-Pero tú nunca lo hiciste -recordó Joe, de nuevo atento a la carretera.
-No, pero debería -__________ suspiró. -Tendría que haber hecho un montón de cosas. Lo tenía al alcance de la mano y nunca me di cuenta de la suerte que tenía.
Joe tragó saliva y sus manos aferraron con fuerza el volante. ¿Estaba hablando de la ciudad, de su carrera? ¿O acaso estaba hablando de él? No podía preguntárselo directamente, así que resolvió preguntarle por qué no había vuelto.
Ella no contestó. En vez de eso deslizó un dedo debajo de la venda.
-¡Vamos! Dime adónde vamos y déjame quitarme el pañuelo.
-De ninguna manera. Responde a mi pregunta y no fisgonees por debajo.
___________ puso cara de resignación, dejó las manos quietas sobre su regazo y se encogió de hombros.
-Había todo un continente de por medio -dijo. -Y pensé que las cosas me irían de fábula junto a Kutcher.
-Pero la cosa no funcionó con él -apuntó Joe, apartando de su cabeza el instintivo rechazo que le producía aquel nombre.
___________ soltó una carcajada, pero sonó áspera y teñida de sarcasmo.
-Eso es quedarse corto, francamente.
-¿Y por qué no regresaste entonces? -insistió Joe.
___________ se frotó las palmas de las manos contra los pantalones, algo insegura.
-Ya estaba allí. Era mi hogar. Ya había tomado la decisión de marcharme y… -suspiró, reacia a admitir en voz alta hasta qué punto la disgustaba el fracaso. -No siempre es fácil regresar adonde deseas o conseguir lo que ansias, para el caso.
El tono de ___________ era perfectamente neutro, desprovisto de tristeza o autocompasión. Pero Joe la conocía bien. Por primera vez tuvo una idea aproximada de lo duro que había tenido que ser para ella. Había dos cosas de las que estaba seguro con respecto a __________. En primera lugar, que en el pasado la había amado. Y, en segundo lugar, que no soportaba el fracaso.
No estaba seguro de si sería lo más apropiado, pero decidió tomarla de la mano.
-No te preocupes -dijo Joe. -Te traeremos de vuelta a casa.
La boca de ___________ se torció en una mueca. Llevó su mano libre a la cara y se frotó los ojos por debajo de la venda.
-Gracias, Joe. Sabía que podía contar contigo.
-Y ya puedes quitarte ese pañuelo, si quieres -ofreció.
-¿En serio?
-La vista es una maravilla. No me gustaría que te perdieras esto.
___________ sonrió. Apretó los dedos de Joe en agradecimiento antes de quitarse la venda de los ojos. Parpadeó un par de veces y respiró a pleno pulmón.
-Esto es fabuloso.
Joe observó cómo ____________ se volvía hacia todas partes mientras el coche avanzaba lentamente. Había pequeñas colinas, pastos verdes, aire fresco y ningún tráfico.
-¿Lo reconoces?
-Eso creo -afirmó tras vacilar unos instantes. -¿Es Malibú Canyon?
-Has dado en el clavo.
-Siempre me ha encantado este sitio -asintió con entusiasmo.
-Sí, no lo he olvidado.
Ella se volvió nuevamente para mirarlo, pero esta vez su sonrisa parecía un poco melancólica. El sentimiento de culpa, que ya se había hecho familiar, se instaló nuevamente en la boca del estómago de Joe. Era cierto que la estaba ayudando, pero se lo estaba haciendo pagar muy caro. ¿Acaso era justo? Seguramente, no. Debería ayudarla y después dejarla marchar para que siguiera con su vida. Pero deseaba acostarse con ella para arrancársela de la piel. Había pensado que deseaba hacerla pagar, pero ya no estaba tan seguro. Si consideraba lo mucho que lo estaba afectando su propia conducta, quizá fuera él quien estuviera pagando el precio.
Pero no podía dar marcha atrás. No ahora que ella estaba a su lado. No cuando había visto la pasión reflejada en su mirada con cada caricia. Ambos tenían una oportunidad de saldar cuentas con su pasado. Podría ser un viaje peligroso, pero no le quedaba otra alternativa.
-En todo caso -dijo tras un momento, con su voz clara y tranquila, -¿qué estamos haciendo aquí?
-Me gusta mucho este tramo de carretera -redujo la marcha para tomar una curva muy cerrada, disfrutando al tener el control sobre el motor de su coche.
-Es deslumbrante -corroboró ___________. -Pero ¿adónde estamos yendo?
-Estoy eligiendo un tema. Tendrás que tener un poco de paciencia. Ya lo verás.
-¡Aja! ¿Y de qué clase de tema estamos hablando?
-El genio está pensando -replicó y le dirigió una mirada de asombro. -No creo que quieras que te revele nuestros planes por adelantado, ¿verdad?
-Sí, claro -enarcó una ceja. -Suéltalo de una vez.
-¿Estás segura? Vas a quitarle toda la gracia a la sorpresa.
_____________ se movió en el asiento, se cruzó de brazos y lanzó a Joe una mirada divertida.
-¡Dímelo!
-Oblígame.
6/6 listo chicas disfruten los caps
Nani Jonas
Re: "Un Hombre Distinto" - Joe y tu Terminada
Awuaaaa me encantooO!
Ps me quede sin palabras!
Siguelaa porfisss!
Sta novee cada dia me adicta mass!
Son ideas mias o joe sta apunto de arrepentirc de su plan!
Sisisisis q se reconsilien! *_*
Siguelaa porfisss
Sta noveee me fascinaaa!
Mil gracias x el maraton espero q no te puerdas y q la sigas prontito xq muero x saber q sigue
Att: tu fiel lectoraa!
Ps me quede sin palabras!
Siguelaa porfisss!
Sta novee cada dia me adicta mass!
Son ideas mias o joe sta apunto de arrepentirc de su plan!
Sisisisis q se reconsilien! *_*
Siguelaa porfisss
Sta noveee me fascinaaa!
Mil gracias x el maraton espero q no te puerdas y q la sigas prontito xq muero x saber q sigue
Att: tu fiel lectoraa!
Yhosdaly
Re: "Un Hombre Distinto" - Joe y tu Terminada
Awwwwwwww siguelaaa me han encantados los capss!! Quiero saber qe va a pasar!!
Anita23
Re: "Un Hombre Distinto" - Joe y tu Terminada
Ahhhhhhh gracias Wiiiiii me has
Hecho feliz he amado el MARATON y AHHH
Me estresan esos dos los dos se quieren se aman
Y se desean pero ahhhh no se dicen nada por miedo
Ohhhhh pero tengo que reconocer que nos
Es un amor
Ahhhhh plis SIGUELA!!!!!!!
Hecho feliz he amado el MARATON y AHHH
Me estresan esos dos los dos se quieren se aman
Y se desean pero ahhhh no se dicen nada por miedo
Ohhhhh pero tengo que reconocer que nos
Es un amor
Ahhhhh plis SIGUELA!!!!!!!
Karli Jonas
Re: "Un Hombre Distinto" - Joe y tu Terminada
AVISO:
Hola chicas soy Daniela una amiga de Nani y solo vengo a decirles que ayer tuvieron que internarla de emergencia en un hospital esta muy enferma y nadie a podido verla espero puedan entender y tener paciensia
buscare la memoria de nani y si la encuentro les subo cap ok gracias por su atencion
Hola chicas soy Daniela una amiga de Nani y solo vengo a decirles que ayer tuvieron que internarla de emergencia en un hospital esta muy enferma y nadie a podido verla espero puedan entender y tener paciensia
buscare la memoria de nani y si la encuentro les subo cap ok gracias por su atencion
DanyelitaJonas
Re: "Un Hombre Distinto" - Joe y tu Terminada
Omgg espero qe se encuentre bien Mandale nuestro saludos y qe se recupere pronto!! :)
Anita23
Re: "Un Hombre Distinto" - Joe y tu Terminada
Hola chicas gracias por preocuparse por nani ahora les cuento lo que paso el domingo su novio tuvo un accidente de auto y el murio al instante cuando se lo dijeron a nani se le subio la presion y perdio el conosimiento por eso la llevaron al hospital ella ahora esta en su casa pero esta muy triste por lo de su novio pero no se preocupen si volvera de cualquier modo mañana yo les subire caps ok yo le dire que le mandan saludos
gracias por su atencion
gracias por su atencion
DanyelitaJonas
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