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An unusual story of princesses
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Re: An unusual story of princesses
es que debía ponerlo. ES QUE TODO ERA PARA VOS Y LIZA. yo te amo aun mas, ludmi. Y EL HABLANDO RUSO.spirwell. escribió:lo único que tengo para decir es: REMUS Y SIRIUS
Y ANA ME HICISTE RECORDAR BRATVA AY DOS MÍO
sabés que te amo muchísimo, pero tu manera de escribir es tan pulcra que me marea
no tengo nada más que decir, además de que cada cosa ha sido perfecta
REMUS Y SIRIUS
Y HARRY/HENRY HABLANDO RUSO
Y REMUS Y SIRIUS
dipper.
Re: An unusual story of princesses
¡oh por dios! creí que ya había comentado, pero acabo de ver que no es así, uh, bueno... bella ana tu capítulo fue excesivamente perfecto, ¿sabes?
lo amé de principio a fin, , y tus personajes, ay, no, ¡tus jodidos y bellos personajes que me hicieron sentir muchos feels! liza, pls, ella es vida, ella es simplemente hermosa, o sea, mejor ni para que te escribo un sinfín de líneas alabandola que jamás acabo luego, xd pero luego esta harry... y... ugh, idk, como que lo amé con esa pequeña aparición que tuvo en tu cap
insisto con lo de que tus personajes son hermosos, eh dicho, hahahaha
desearía poder escribir un comentario mucho más largo y coherente pero lamentablemente tengo que estudiar para mañana y el tiempo lo tengo contado, u.u, te deberé uno mejor para la próxima ronda, ana :roll:
bc este está feo y corto xd
trunks
Re: An unusual story of princesses
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I'm just not sure whether my heart is working. And yours is beating double time. Cole & Ro. New Rules
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Kida
---------
Re: An unusual story of princesses
ANAAAAAAAA, CÓMO TE ATREVES A HACERME ESTO. leí el capítulo hace unos días y ahora lo leí de nuevo y AAAAAAAAAAY DAÑAS MI CORAZÓN ;-; liza es tan tierna y amable con sus hermanos que, no sé, me encanta. además tiene una alacena en su dormitorio y yo quiero una, qUIERO UNA ah que. y después angelo, mi pobre bebé, MI ANGELITO TONTITO ah que exagerada. pero, en serio, me encantó esa parte, aunque el tonto casi le haya disparado a liza ;-; me encanta cómo se llevan yyy ay, me emocioné *llora*. yy por cierto, están empezando a usar sus poderes, que bonitooooooo. liza es tan amable con danielle, ay, lloro más todavía ;-;
y harry, QUÉ REBELDE SALIÓ ah. no tengo mucho que decir de él, sólo que me encantó como personaje y que lo adoré ah. esop, aunque ya te lo he dicho muchas veces, escribes hermoso ana, me enamoré de tu capítulo
pd. quiero capítulo, quiero capítulo
y harry, QUÉ REBELDE SALIÓ ah. no tengo mucho que decir de él, sólo que me encantó como personaje y que lo adoré ah. esop, aunque ya te lo he dicho muchas veces, escribes hermoso ana, me enamoré de tu capítulo
pd. quiero capítulo, quiero capítulo
aurelia.
Re: An unusual story of princesses
Capítulo 3
Aldea central de Durham, 9h00 am.
— ¡Esas cajas no se apilaran solas!
Nathaniel sostuvo su coraje en la punta de su lengua, mientras el sudor que lo bañaba por completo lo hacía sentir sucio y andrajoso, como un plebeyo esclavizado.
— ¿Puedo tener un descanso? —Es lo único que pudo replicar, con un tono que se asemejaba a la súplica.
Él no era la clase de tipo que mostraba sus desconformidad en voz alta; era sumiso y cobarde.
—Veinte minutos, muchacho.
Esas tres palabras hicieron maravillas en él.
Nathaniel arremango las mangas de su desteñida camisa mientras caminaba por las afueras de la aldea hacia el lugar de siempre, junto a la persona de siempre.
En el momento en el que logro llegar, un solo pensamientos predominó en su mente: la forma en que su espalda se mantenía tan erguida incluso si nadie la veía, toda ella gritaba que era una mujer con clase.
—Sé que estas allí, Nathan.
—Nada mal para ser una princesa. —Bromeó mientras se colocaba a lado de ella, con ojos chispeantes y una fugaz sonrisa.
— ¡Eh! Un paso atrás chico, soy mayor que tú.
—Solo eres un año mayor, Sue, no tienes que sentirte acomplejada por tu edad.
—Oh, golpe bajo, rubio platino. — Replico con fingida molestia.
— Solo estas molesta porque tu cabello es del color de mi alma. —Dijo él, con mucha solemnidad, como si de una confesión repentina se tratase.
—No sabía que tu alma adquirieran colores, Nathan.
—Claro que sí, siempre ha sido negra, como tu cabello.
—Eso es una vil mentira, eres alguien muy puro, eso es lo que nos hace amigos, me gusta la idea de intentar protegerte, siempre. — De repente, todo tomó una seriedad absoluta.
El nudo que se instaló en la garganta de Nathaniel era opresivo, las palabras de Sue contenían emociones dulces, fuertes, afirmaban una promesa no pronunciada, y eso volcaba los sentimientos de Nathaniel de una forma intensa, donde todo en él se volvía inestable; él nunca se consideró puro, o de gran habilidad. Lo único especial que tenía era esto; la conexión compartida con Sue. No había nada más.
—No me trates como alguien especial porque no lo soy, ¿vale? La única singularidad que veo es que compartimos fecha de cumpleaños, solo que la mía es un año más que la tuya. Eso, y la más importante, —la manos de Nathaniel fueron a parar en los hombros de Susan—tú. Después de esas dos cosas, no hay absolutamente un ápice de mí.
Nathaniel tenía que empezar a callar lo que sentía. Ella no necesitaba escuchar lo que él tenía que decir, ella ahora era el soporte de sus hermanos (y todo un pueblo), Sue no necesitaba consolar a alguien, ella necesitaba ser consolada. Lo estaba necesitando desde la muerte de su padre.
Susan era una exquisita mezcla de principios; tan determinante y aguerrida, pero así mismo, indecisa y frágil.
Él no sabía cómo actuar o que decir, todo quedo en un silencio austero, frío y algo sobrio; él se quedó sentado mientras Sue se levantaba y caminaba hacia donde pertenecía, no sin antes soltar unas palabras que hicieron que el corazón de Nathaniel quisiera salirse de su pecho.
—Tú también eres algo especial para mí, Nathaniel. No lo olvides, nunca.
Afueras de Durham, 6h00 pm.
La risa de Octavia resonaba en todo en el insípido bosque en el que se encontraban.
— ¡No es gracioso, deja de reírte! — la irritación era evidente en cada palabra que soltaba Rusty.
— Eres un mocoso idiota, si prestaras más atención. —logró soltar cada palabra con estruendosas carcajadas.
— ¡Hazlo tú, entonces, maldita pretenciosa! —farfulló en respuesta.
—El punto está en que lo hagas tú, yo no soy el novato aquí.
— ¡Solo eres una bruja de cabello arcoíris, practicas magia negra, no se supone que debes mantener esa oscuridad!
En segundos, la emoción de burla se quemó por completo del rostro de Octavia, al hacerlo lo único que dejó fueron cenizas oscuras, ella parecía imperturbable y sólida.
Se acercó a Rusty lo suficiente como para contemplar el semblante provocador que lo hacía perfecto para la ser su pupilo en esto de la magia negra; no debía tener piedad con él, ablandarse a un novato los haría débil a ambos.
—Te daré un consejo. La fortaleza viene con la madurez, mocoso, hasta que no comiences a madurar, seguirás sin poder explotar tu habilidad, eso te convertiría en un perdedor y yo no necesito que el muchacho que enseño sea un idiota. Así de simple, ahora, levántate, deja de quejarte y llamarme bruja, porque de cierta manera, sí, soy una bruja; así que no me estas insultando en realidad, y puedes preguntarme el porqué de mi cabello, pero prefieres quedarte callado y usar el sarcasmo de una forma que hace que quiera vomitar. Eso te hace estar una posición donde la única palabra que se me ocurre para llamarte es idiota.
Sin darle tiempo para replicar, Octavia lo levanto al aire con un simple movimiento de manos que pareció tan natural de ella.
—Escucha Rusell, hay cosas que vas a comprender cuando madurez. Apenas tienes quince años y estoy segura que no comprendas la magnitud de tu potencial. Has pensado en lo que deseas, ¿Quieres ser reconocido? ¿Te cansaste de pensar que eres una escoria? ¬ ¿Estás dispuesto a luchar por más? Cuando tu mente te haya llevado a estas preguntas, y en todas, tengas una misma respuesta, ven. Y te ofreceré la realidad de tus anhelos. —Octavia sabía que eran palabras frías, pero ella no necesitaba endulzar la verdad de este mundo ante los ojos del joven muchacho. Mientras más rápido comience a ver todo como es, más fácil le sería deshacerse de los valores cliché de la vida.
No le permitió tan siquiera abrir la boca antes de colocarlo en el suelo y desaparecer, bajo una sólida capa de neblina. Él debía aprender una lección antes de que ella pueda hacer algo por él, y necesitaba aprenderla, solo.
Madrugada del día siguiente. 5h00 am.
Nathaniel no pudo dormir en toda la noche. Diferentes pensamientos ahuyentaban todo el rastro de cansancio. De repente, su cerebro quería analizar todo lo que él era. ¿Quería ser reconocido? Sí. Deseaba ser alguien importante, con un poder, un pasado honorable, tener padres que se enorgullecieran de él, No quería nada de lo que él era. El ser alguien que no tenía a nadie. ¿Estaba cansado de pesar que era una escoria? ¬Sí, estaba hastiado de la inseguridad que había creado hacia sí mismo.
¿Estás dispuesto a luchar por más? Esta era la pregunta que hacía que su garganta se cierre en respuesta y la cobardía domine su cuerpo. No tenía la respuesta, todo él era como una anécdota inconclusa, sin un final y aparentemente, con un comienzo desafortunado.
Solo. Siempre estuvo solo, huérfano y con un nombre que le fue escogido al azar.
Era inseguro, indeciso y afable, todo lo usual que había en él, podía haber en cualquier otro muchacho de Durham.
Era su verdad. No había otra que elegir.
Los ojos de Nathaniel escocían ante el sol abrasador del medio día; estaba cansado y aun así, quería seguir trabajando, el dolor físico era menos intenso que el que suprimía en su interior. Era un completo pesimista deprimido. Lo sabía.
Él deseaba deshacer esa capa de autocompasión que poseía, pero, simplemente estaba agotado como para intentar quitar algo que se había vuelto más grueso conforme al paso de sus años.
No todo era tan malo, tal vez mejoraría, él tenía a Susan. Ella era lo único bueno que había conseguido de la vida. La forma en la que ella decía que él era importante, era como si ella lo obligara a ver el lado bueno de la vida; tenían una conexión tan sólida ¿Duraría?
Nathaniel movió todo su cuerpo bruscamente, alejándose de las negativas posibilidades pero al hacerlo, una caja de madera grueso le golpeó la cabeza.
Nathaniel empezó a recuperar su conocimiento cuando como una sobra se acercaba a él. Estaba tan cerca, y se asemejaba a la de un hombre, ¡uno que parecía querer besarlo!
Levanto su cabeza sin pensarlo, lo que los llevó a colisionar su cráneo con el del otro.
—Auch—lograron pronunciar ambos al mismo tiempo.
— ¡Idiota! Te estaba ayudando. —Dijo el desconocido, al que Nathaniel empezaba a reconocer.
— ¿Asier? ¿Qué demonios tratabas de hacer tan cerca de mí? —Menciono, rabioso. Sobándose la parte afectada de la cabeza.
—Darte respiración boca a boca. —Soltó la respuesta, como si fuera la más racional. —Deberías agradecerme, te salve de que una caja te aplastara el cerebro. En serio, Nathaniel, ¿en qué demonios pensabas para moverte así? Pudo haberte matado.
Nathaniel no habló, no quería decirle en que estaba pensando, solo se levantó del suelo y le dio una agridulce sonrisa a Asier, una que debía expresarle, que no quería hablar de sus pensamientos, ahora.
Y tal vez, nunca.
— ¡Esas cajas no se apilaran solas!
Nathaniel sostuvo su coraje en la punta de su lengua, mientras el sudor que lo bañaba por completo lo hacía sentir sucio y andrajoso, como un plebeyo esclavizado.
— ¿Puedo tener un descanso? —Es lo único que pudo replicar, con un tono que se asemejaba a la súplica.
Él no era la clase de tipo que mostraba sus desconformidad en voz alta; era sumiso y cobarde.
—Veinte minutos, muchacho.
Esas tres palabras hicieron maravillas en él.
Nathaniel arremango las mangas de su desteñida camisa mientras caminaba por las afueras de la aldea hacia el lugar de siempre, junto a la persona de siempre.
En el momento en el que logro llegar, un solo pensamientos predominó en su mente: la forma en que su espalda se mantenía tan erguida incluso si nadie la veía, toda ella gritaba que era una mujer con clase.
—Sé que estas allí, Nathan.
—Nada mal para ser una princesa. —Bromeó mientras se colocaba a lado de ella, con ojos chispeantes y una fugaz sonrisa.
— ¡Eh! Un paso atrás chico, soy mayor que tú.
—Solo eres un año mayor, Sue, no tienes que sentirte acomplejada por tu edad.
—Oh, golpe bajo, rubio platino. — Replico con fingida molestia.
— Solo estas molesta porque tu cabello es del color de mi alma. —Dijo él, con mucha solemnidad, como si de una confesión repentina se tratase.
—No sabía que tu alma adquirieran colores, Nathan.
—Claro que sí, siempre ha sido negra, como tu cabello.
—Eso es una vil mentira, eres alguien muy puro, eso es lo que nos hace amigos, me gusta la idea de intentar protegerte, siempre. — De repente, todo tomó una seriedad absoluta.
El nudo que se instaló en la garganta de Nathaniel era opresivo, las palabras de Sue contenían emociones dulces, fuertes, afirmaban una promesa no pronunciada, y eso volcaba los sentimientos de Nathaniel de una forma intensa, donde todo en él se volvía inestable; él nunca se consideró puro, o de gran habilidad. Lo único especial que tenía era esto; la conexión compartida con Sue. No había nada más.
—No me trates como alguien especial porque no lo soy, ¿vale? La única singularidad que veo es que compartimos fecha de cumpleaños, solo que la mía es un año más que la tuya. Eso, y la más importante, —la manos de Nathaniel fueron a parar en los hombros de Susan—tú. Después de esas dos cosas, no hay absolutamente un ápice de mí.
Nathaniel tenía que empezar a callar lo que sentía. Ella no necesitaba escuchar lo que él tenía que decir, ella ahora era el soporte de sus hermanos (y todo un pueblo), Sue no necesitaba consolar a alguien, ella necesitaba ser consolada. Lo estaba necesitando desde la muerte de su padre.
Susan era una exquisita mezcla de principios; tan determinante y aguerrida, pero así mismo, indecisa y frágil.
Él no sabía cómo actuar o que decir, todo quedo en un silencio austero, frío y algo sobrio; él se quedó sentado mientras Sue se levantaba y caminaba hacia donde pertenecía, no sin antes soltar unas palabras que hicieron que el corazón de Nathaniel quisiera salirse de su pecho.
—Tú también eres algo especial para mí, Nathaniel. No lo olvides, nunca.
Afueras de Durham, 6h00 pm.
La risa de Octavia resonaba en todo en el insípido bosque en el que se encontraban.
— ¡No es gracioso, deja de reírte! — la irritación era evidente en cada palabra que soltaba Rusty.
— Eres un mocoso idiota, si prestaras más atención. —logró soltar cada palabra con estruendosas carcajadas.
— ¡Hazlo tú, entonces, maldita pretenciosa! —farfulló en respuesta.
—El punto está en que lo hagas tú, yo no soy el novato aquí.
— ¡Solo eres una bruja de cabello arcoíris, practicas magia negra, no se supone que debes mantener esa oscuridad!
En segundos, la emoción de burla se quemó por completo del rostro de Octavia, al hacerlo lo único que dejó fueron cenizas oscuras, ella parecía imperturbable y sólida.
Se acercó a Rusty lo suficiente como para contemplar el semblante provocador que lo hacía perfecto para la ser su pupilo en esto de la magia negra; no debía tener piedad con él, ablandarse a un novato los haría débil a ambos.
—Te daré un consejo. La fortaleza viene con la madurez, mocoso, hasta que no comiences a madurar, seguirás sin poder explotar tu habilidad, eso te convertiría en un perdedor y yo no necesito que el muchacho que enseño sea un idiota. Así de simple, ahora, levántate, deja de quejarte y llamarme bruja, porque de cierta manera, sí, soy una bruja; así que no me estas insultando en realidad, y puedes preguntarme el porqué de mi cabello, pero prefieres quedarte callado y usar el sarcasmo de una forma que hace que quiera vomitar. Eso te hace estar una posición donde la única palabra que se me ocurre para llamarte es idiota.
Sin darle tiempo para replicar, Octavia lo levanto al aire con un simple movimiento de manos que pareció tan natural de ella.
—Escucha Rusell, hay cosas que vas a comprender cuando madurez. Apenas tienes quince años y estoy segura que no comprendas la magnitud de tu potencial. Has pensado en lo que deseas, ¿Quieres ser reconocido? ¿Te cansaste de pensar que eres una escoria? ¬ ¿Estás dispuesto a luchar por más? Cuando tu mente te haya llevado a estas preguntas, y en todas, tengas una misma respuesta, ven. Y te ofreceré la realidad de tus anhelos. —Octavia sabía que eran palabras frías, pero ella no necesitaba endulzar la verdad de este mundo ante los ojos del joven muchacho. Mientras más rápido comience a ver todo como es, más fácil le sería deshacerse de los valores cliché de la vida.
No le permitió tan siquiera abrir la boca antes de colocarlo en el suelo y desaparecer, bajo una sólida capa de neblina. Él debía aprender una lección antes de que ella pueda hacer algo por él, y necesitaba aprenderla, solo.
Madrugada del día siguiente. 5h00 am.
Nathaniel no pudo dormir en toda la noche. Diferentes pensamientos ahuyentaban todo el rastro de cansancio. De repente, su cerebro quería analizar todo lo que él era. ¿Quería ser reconocido? Sí. Deseaba ser alguien importante, con un poder, un pasado honorable, tener padres que se enorgullecieran de él, No quería nada de lo que él era. El ser alguien que no tenía a nadie. ¿Estaba cansado de pesar que era una escoria? ¬Sí, estaba hastiado de la inseguridad que había creado hacia sí mismo.
¿Estás dispuesto a luchar por más? Esta era la pregunta que hacía que su garganta se cierre en respuesta y la cobardía domine su cuerpo. No tenía la respuesta, todo él era como una anécdota inconclusa, sin un final y aparentemente, con un comienzo desafortunado.
Solo. Siempre estuvo solo, huérfano y con un nombre que le fue escogido al azar.
Era inseguro, indeciso y afable, todo lo usual que había en él, podía haber en cualquier otro muchacho de Durham.
Era su verdad. No había otra que elegir.
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Los ojos de Nathaniel escocían ante el sol abrasador del medio día; estaba cansado y aun así, quería seguir trabajando, el dolor físico era menos intenso que el que suprimía en su interior. Era un completo pesimista deprimido. Lo sabía.
Él deseaba deshacer esa capa de autocompasión que poseía, pero, simplemente estaba agotado como para intentar quitar algo que se había vuelto más grueso conforme al paso de sus años.
No todo era tan malo, tal vez mejoraría, él tenía a Susan. Ella era lo único bueno que había conseguido de la vida. La forma en la que ella decía que él era importante, era como si ella lo obligara a ver el lado bueno de la vida; tenían una conexión tan sólida ¿Duraría?
Nathaniel movió todo su cuerpo bruscamente, alejándose de las negativas posibilidades pero al hacerlo, una caja de madera grueso le golpeó la cabeza.
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Nathaniel empezó a recuperar su conocimiento cuando como una sobra se acercaba a él. Estaba tan cerca, y se asemejaba a la de un hombre, ¡uno que parecía querer besarlo!
Levanto su cabeza sin pensarlo, lo que los llevó a colisionar su cráneo con el del otro.
—Auch—lograron pronunciar ambos al mismo tiempo.
— ¡Idiota! Te estaba ayudando. —Dijo el desconocido, al que Nathaniel empezaba a reconocer.
— ¿Asier? ¿Qué demonios tratabas de hacer tan cerca de mí? —Menciono, rabioso. Sobándose la parte afectada de la cabeza.
—Darte respiración boca a boca. —Soltó la respuesta, como si fuera la más racional. —Deberías agradecerme, te salve de que una caja te aplastara el cerebro. En serio, Nathaniel, ¿en qué demonios pensabas para moverte así? Pudo haberte matado.
Nathaniel no habló, no quería decirle en que estaba pensando, solo se levantó del suelo y le dio una agridulce sonrisa a Asier, una que debía expresarle, que no quería hablar de sus pensamientos, ahora.
Y tal vez, nunca.
- Spoiler:
- Hola, perdonad por subirlo hoy cuando dije que lo subiria el viernes, pero lo re-escribí en un ataque de incorfomidad. Se me hizo algo difícil meter a personajes sin referencias, asi que trate de guiarme por el de mahu, rusell, quien tenia un poco de referencia en su ficha y esto. Mahu, si lees el cap y no te gusta que haya usado a rusell me dices, y selecciono una escena random que sustituya esa. Solo esto, me voy y espero que les guste. All the love.
Última edición por dragón. el Lun 05 Oct 2015, 8:23 pm, editado 1 vez
dragón.
Re: An unusual story of princesses
Me mié, Boobear :lizzena: este día ha mejorado gracias a este hermoso capítulo. Amé la personalidad de Nathan y amé el momento entre él y Susan, todo tan puro, tan secreto, tan real y yo quiero llorar un día entero porque no saben lo que les espera y en verdad, no quiero comenzar a shippearlos pero es imposible, ambos son increíblemente guapos y con una forma de ser maravillosa. Basta. Octavia me cae mal, y más sabiendo sus planes y de más, no quiero que pase lo que pasará pero bueno, ni modo, mi Elizabeth Bennett. CAPÍTULO PRECIOSO PERFECTO muchas gracias por seguirla y SALIÓ ZAYN creo que sí es Zayn Asier, si no pues ni idea ahr. AY MI NATHANIEL TAN SOLO, TAN TAN TAN BELLO Y ELLA TAN BRUJA. Deja me echo a llorar de una vez. Te amo mi bebé
wanweird
Re: An unusual story of princesses
En lo personal me gustó de principio a fin, y el hecho que no hayas subido el viernes no es lo importante en este caso debido a que a fin de cuestas si subiste cap, xd, ñe
Bueno, ¿que puedo decir?, creo que no hay manera de describir lo encantada que quedé al terminar de leer porque Nat es una cosa hermosa bien hecha(?) hahahaha es que simplemente terminé enamorada del carácter de este hombre, ¡por dios! ¿y quién no lo haría?, además la charla con susan fue bella también, rls.
Uh, y esa Octavia es toda una loquilla, no sabía sí estar de su lado o no por su actitud hacia Rusty, pero creo que de alguna u otra forma ella terminó ganándose un poco de mi simpatía Ella sólo quiere ayudar, pfff.
Y mejor ni hablo de lo último con Nathaniel porque me reí bien fuerte porque me imaginaba todo con lo de Asier y... eso fue tan gracioso idk. En verdad me gustó mucho el capítulo.
trunks
Re: An unusual story of princesses
mátenme, juré que había comentado
El capítulo está hermoso lichi en serio hermoso, amo las personalidades de tus personajes y tenemos que hablar de nuestras tramas porque muero al no tener tramas con vos en la novela
Pero el capítulo está perfecto, te amo.
Espero el siguiente
El capítulo está hermoso lichi en serio hermoso, amo las personalidades de tus personajes y tenemos que hablar de nuestras tramas porque muero al no tener tramas con vos en la novela
Pero el capítulo está perfecto, te amo.
Espero el siguiente
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Kida
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Re: An unusual story of princesses
LIZZIEEE, QUÉ CAPÍTULO MÁS HERMOSO AY . creo que me enamoré de nathaniel, es perfecto, pERFECTO. pero bue, poniéndome seria (?), escribes muuuy bello y amé como haces las relaciones entre tus personajes y los demás, me encantó la amistad que nath y sue tienen, es la que cualquiera quisiera tener yyy son hermosos ay . "—Tú también eres algo especial para mí, Nathaniel. No lo olvides, nunca" BAAAAAAASTA, CON ESO ME DERRETÍ Y SIGO SIN SABER CÓMO ESTOY RESPIRANDO PORQUE FUE DEMASIADO PARA MI CORAZÓOOON. lloro mucho, mucho, mUCHO. y el pobre se siente mal, yo te hago sentir mejor nathaniel, YO TE HAGO SENTIR MEJOR ah bue me calmo
uuh octavia, por qué tiene que tratar así a rusty, pOR QUÉ. de todas formas, me gusta el personaje, le veo potencial yyy se llama octavia o sea es perfecta de una forma malvada (???).
esop, me encantó tu capítulo, es hermoso y me morí como diez veces pero aquí estoy, resucité por milésima vez (?). yyy quiero tramas con tus personajes así que te mandaré un wsp
yyy ya estoy escribiendo el capítulo así que pronto lo tendrán (?)
uuh octavia, por qué tiene que tratar así a rusty, pOR QUÉ. de todas formas, me gusta el personaje, le veo potencial yyy se llama octavia o sea es perfecta de una forma malvada (???).
esop, me encantó tu capítulo, es hermoso y me morí como diez veces pero aquí estoy, resucité por milésima vez (?). yyy quiero tramas con tus personajes así que te mandaré un wsp
yyy ya estoy escribiendo el capítulo así que pronto lo tendrán (?)
aurelia.
Re: An unusual story of princesses
AAHHHHH YO LO LEÍ PERO COMO LA PAJA ME HABÍA CONSUMIDO NO PODÍA COMENTAR.
FUE MUY LINDO TODO, SUE ES COMO LA LUZ MALA, ESTÁ EN TODOS LADOS.
NATHAN Y ASIER :papada: LOS RE SHIPPEO
RUSTY Y OCTAVIA ME GUSTARON MUCHO, OCTAVIA SUENA MUY BIEN
TODO LISTO, HE OMENTADO, ESPERO LA QUE SIGA
FUE MUY LINDO TODO, SUE ES COMO LA LUZ MALA, ESTÁ EN TODOS LADOS.
NATHAN Y ASIER :papada: LOS RE SHIPPEO
RUSTY Y OCTAVIA ME GUSTARON MUCHO, OCTAVIA SUENA MUY BIEN
TODO LISTO, HE OMENTADO, ESPERO LA QUE SIGA
proserpina
Re: An unusual story of princesses
Capítulo 4
Jardines del palacio, 15:00 pm.
El problema era, básicamente, la fuerza que había ejercido con uno de sus brazos, o al menos eso había dicho el doctor del castillo. Angelo, avergonzado debido a la actitud que sus hermanas tomaron (completamente histéricas y protectoras) y también algo decepcionado de sí mismo, por haber adquirido una actitud tan alejada en los últimos días, decidió caminar alrededor del castillo y lanzar algunas flechas en su lugar preferido. Sí, le habían ordenado a mantenerse en el castillo y a dejar el hobbie del arco, pero no podía hacerlo. Las libertades que antes tenía se habían reducido, y lo único que le quedaba por hacer, era lanzar flechas a la nada. Angelo encontraba su vida aburrida y rutinaria, provocando que toda acción fuera ejercida sin ánimos. Todos los días era lo mismo: levantarse, vestirse, saludar a sus hermanos y demás personas únicamente por cortesía, desayunar, lanzar flechas, almorzar, tener clases, dar un paseo, y dormir.
Bueno, tal vez su vida no era tan aburrida después de todo. O al menos eso se dijo cuando observó a una joven pasearse cerca del lugar en el que se encontraba. Cuando sintió a la muchacha darse la vuelta, Angelo dirigió su mirada a su arco, que se encontraba algo desgastado, pero que seguía siendo su mejor amigo. En el momento que levantó su cabeza, la chica no estaba. Se puso de pie lentamente y miró hacia todos lados, pero nadie se encontraba allí. Se dijo a sí mismo que el no dormir le estaba afectando más de lo que pensaba. Veía personas que no existían, sentía a su madre acariciar su cabello como solía hacerlo cuando él era un pequeño niño, y lo peor de todo: sus poderes ya no funcionaban como antes. Estaba desgastado y sin energía, por lo que, obviamente, no tenía energía. El mantener a la aldea entera con luz le comenzaba a provocar pequeños dolores de cabeza y más cansancio de lo habitual, y no sabía si era por la extraña presencia que sentía a su alrededor, o por el dolor que le consumía el alma.
Una dulce voz, parecida a la de su madre, calló sus pensamientos.
—¿Angelo? —preguntó su hermana pequeña, con timidez—. Liza dice que debemos ir al mercado, pero si no te sientes bien es mejor que te quedes aquí.
Angelo apretó sus dientes. Danielle era la última persona que deseaba ver en ese momento. Además, ¿ir al mercado con ella? Sería una tortura y una pérdida de tiempo.
No, no era que no la quisiera, Angelo sentía afecto hacia su pequeña hermana al igual que con sus demás hermanos, pero su actitud no le gustaba. El joven sabía que si él moría, Danielle no botaría ninguna lágrima. Es más, si el mundo entero se acababa, a Danielle no le importaría, porque, a su parecer, era una simple niña egoísta que, además de no sentir afecto hacia nadie, no sabía controlar sus poderes. Y aunque se hiciera la víctima, Angelo sabía que no quería controlar sus poderes; ella no tenía fuerza de voluntad.
—Estoy ocupado, Danielle. ¿Por qué no vas con Oli o con Susan?
La pequeña parpadeó exageradamente, para luego abrir sus ojos más de lo habitual. Detrás de ella se acercaba Elizabeth, borrando la sonrisa de suficiencia del rostro de Angelo. Lo que me faltaba, pensó, su rostro serio volvió a aparecer.
—¿Ocupado haciendo qué, Angelo? ¿Tirando flechas? —preguntó Liza, colocándose al lado del pequeño monstruo—. Vamos, el transporte está esperando por ustedes.
Danielle sonrió abiertamente, sacando la lengua y girando para dirigirse al carruaje. Cuando se dispuso a caminar, la mano de Elizabeth en su pecho lo detuvo.
—Ella tiene un corazón también, Angelo. No olvides eso.
Asintió, soltándose de su agarre bruscamente y caminando hacia el carruaje. Sin dirigir mirada alguna a su hermana subió, concentrándose en el paisaje y no en el pequeño monstruo que se encontraba a su lado.
Hogar de Madeline Cracklewold.
Madeline odiaba las mañanas tanto como odiaba ser rechazada. Y en ese momento, presenciaba ambas cosas. Miró a su lado, y luego de revisar si estaba desnuda, se decepcionó. Cuando dirigió la mirada hacia el lado contrario, gruñó fuertemente, recostando su cabeza en la almohada y sintiendo el tacto de su nariz con la tela.
No recordaba lo que había ocurrido en la noche, pero suponía que nadie había querido tener una noche con ella debido a la presencia de su único amigo: Athan, el magnífico. Ahora, acostada junto a él, refunfuñó mientras comenzaba a golpear el brazo de su compañero, intentando a que sus ojos se abrieran y se alejara de su cama, para así seguir durmiendo tranquilamente (y no con un apestoso cerdo).
En el momento que Athan abrió sus ojos, Madeline sintió como dio un respingo, alejándose inmediatamente de ella.
—¿Soy otra persona, o eres un cobarde? —preguntó, sonriendo y tocando sus labios. Sí, seguía siendo ella—. Oh, vamos, ni que fuera la primera vez que duermes conmigo.
Athan no respondió, sólo se limitó a formar una pequeña sonrisa e ir a la sala principal de la tremenda —pero no tan grande—, casa. Maddie rodó sus ojos, odiaba que fuera tan callado y serio. Según ella, tenía que aprender a ver el mundo un poco más... feliz.
Sí, Madeline no era la persona más feliz, contenta y amable del mundo. De hecho, solía meterse en los cuerpos de las demás personas y tener sexo con sus parejas. A veces, poseía al mismísimo Athan, pero las consecuencias no eran buenas, así que dejó de hacerlo luego de algunas veces.
Maddie seguía trabajando en su habilidad. No era una experta, pero al menos ahora podía dejar que su cuerpo cayera en una cómoda cama, desmayado, para que su alma realizara el viaje hacia el cuerpo de otra persona. Sin embargo, de vez en cuando, olvidaba dejar el cuerpo de la otra persona, y por aquella razón, no se daba cuenta de quién era hasta que se veía en un espejo.
No, a las personas que poseía no les ocurría nada. Bueno, tal vez un dolor de cabeza que no parecía tener fin y una que otra herida en su cuerpo, pero nada de lo que preocuparse.
—¡Maddie! ¿Podrías abrir las puertas de arriba y ver si todo está en orden? ¡Sentí un ruido! —gritó Athan.
Madeline soltó una pequeña risa.
—¡No te rías de mi voz, bastarda!
La joven siempre solía molestar a Athan con su voz. Cada vez que alzaba la voz, se oía chillona y débil, como si se tratara de un pequeño niño enojado con su madre. Ignoró el insulto dicho por él (si fuera otra persona probablemente ya estaría muerta), y se levantó pesadamente, estirando sus brazos y bostezando al mismo tiempo que caminaba hacia las puertas, que daban paso a un pequeño balcón.
Al abrir las puertas del balcón, el aire sacudió su cabello y el vestido que llevaba. Con sus pies descalzos, tocó el frío suelo del balcón y observó a su alrededor. El balcón tenía la vista de un pequeño patio, lleno de árboles, flores y pasto que Athan odiaba con su vida (su alma era muy oscura como para amar ese tipo de cosas), pero que a pesar de aquello, ayudaba a Madeline a mantenerlo con vida. La parte trasera de su casa daba al patio, mientras que la delantera mostraba la calle, siempre repleta de gente. No, no era una tremenda vivienda, pero era acogedora y tenía el espacio suficiente para que la joven pudiera vivir tranquilamente.
Una vez que revisó todo el lugar, viendo si las plantas que se encontraban en el balcón (colocadas por Maddie, obviamente) estaban intactas, decidió regresar a la habitación.
Sin embargo, antes de que pudiera colocar uno de sus pies en la habitación, un ruido corto y fuerte se escuchó detrás de ella. Maddie se dio la vuelta rápidamente, mirando hacia arriba antes de acercarse a la orilla del balcón. Sabía perfectamente lo que se había caído: sus rosas favoritas. Apretando sus puños, dispuesta a golpear a lo que fuera que haya botado su maceta favorita, se acercó a la orilla del balcón, e inmediatamente miró hacia el tejado. No había nada más que un pájaro negro, mirándola fijamente. Refunfuñó por lo bajo y observó hacia el suelo. Su perfecta maceta había caído y se había destruido completamente.
Estaba a punto de agarrar otra maceta y tirársela al pájaro, pero la voz de Athan la tranquilizó.
—¿Madeline? ¿Estás bien? —preguntó, su voz llevaba un tinte de preocupación.
Observó a Athan, el que ahora se encontraba en la habitación. Miró nuevamente el desastre de las rosas y giró su cabeza hacia el pájaro, pero ya no estaba. El terror le recorrió lentamente por la espalda, haciendo que cada parte de su cuerpo temblara. Era imposible que un simple pájaro hubiera botado aquella maceta, ¿no es así?
—Las rosas cayeron, había un pájaro en el tejado pero... —Maddie estaba confundida.
Athan soltó una risa. Madeline quiso golpearlo.
—Tú y tus exageraciones. Debiste haberlo dejado muy a la orilla, el pájaro pasó a tocar la orilla de la maceta y cayó. No te preocupes, Madeline.
La joven sonrió nerviosamente; odiaba ser tan exagerada.
—Sí, seguro fue eso —dijo, convenciéndose a sí misma. Pero algo en el ambiente se sentía extraño; como si alguien mantuviera los ojos en ella—. ¿Podríamos, tal vez, salir a comer a otro lado? Estoy algo... intranquila.
El joven sonrió de manera que sus ojos se iluminaron, cosa que Maddie muy pocas veces había divisado. Se acercó a la pequeña asustadiza y la rodeó con uno de sus brazos, Madeline se aferró a él mientras caminaban hacia la habitación. Se distrajo pensando que debía cambiarse de vestimenta y peinarse antes de salir, por lo que tendría que hacerlo rápido o Athan se enojaría.
Sin embargo, los pensamientos fueron borrados cuando sintió una voz susurrando su nombre. Sacudió ligeramente su cabeza, diciéndose que era su cabeza jugando con ella (como siempre), pero se preocupó al sentir que el agarre de Athan se había intensificado.
No era la única que lo había escuchado.
Mercado de Durham.
El viaje había sido completamente aburrido, por lo que Angelo no había dejado de suspirar, haciendo que Danielle le repitiera cada un segundo que dejara de molestar. Luego, cuando se habían bajado del carruaje, Angelo caminó cabizbajo, viendo como su hermana saludaba a todo el mundo con una sonrisa extremadamente alegre. El joven le había susurrado, molesto, a que borrara aquella sonrisa de su cara, pues la gente lo podía interpretar mal. Después de todo, ellos seguían de luto, no era para que estuvieran felices. Al menos, Angelo no estaba feliz.
Observó hacia atrás y cuando no divisó a su hermana se preocupó un poco. No obstante, en el momento que alguien tapó sus ojos de una manera extraña (probablemente porque la joven era mucho más baja que Angelo), él joven se despreocupó. Sabía que era su hermana por el aroma que desprendían sus manos y por la pequeña risita que no podía ocultar.
Angelo estuvo a punto de reír cuando le preguntó "¿quién soy?" con una voz grave que definitivamente, no le convenía tener, pero se irritó cuando recordó el tiempo en el que estaban. No eran tiempos de juegos.
—Para, Danielle —ordenó, pero su hermana seguía con las manos en sus ojos—. Danielle, ya sé que eres tú, saca tus manos de mis ojos, ¿quieres?
Danielle sacó lentamente las manos, y cuando Angelo se dio la vuelta, vio una pequeña sombra en sus ojos que sólo duró un segundo. Sí, de seguro había sido su imaginación. Angelo sacudió sus manos y las colocó en los hombros de su hermana.
—Mira, no quiero estar contigo, ¿vale? Así que, iré a juntarme con un par de amigos, y tú, te quedarás cerca de los guardias. No quiero que te escapes o andes sonriendo como estúpida, no son tiempos de sonrisas. Sabes como es el pueblo, te juzgarán si te ven de aquella forma. —Su hermana rodó los ojos. ¿Acaso no le importaba nada?—. No ruedes los ojos, Danielle. Soy tu hermano mayor.
Danielle soltó una risa.
—Eres mi hermano mayor, pero no tienes ninguna autoridad sobre mí. No importa si eres un príncipe o si algún día llegas a ser un rey. Podrás ser todo eso, pero jamás serás papá. —Eso había dolido más de lo debido—. ¿Y sabes qué? Puedes irte. No me interesa si te pierdes, o te mueres. Tal vez eso sería lo mejor para esta familia. Lo único que traes es amargura y preocupación a nuestros hermanos. Tú eres al que juzgan, Angelo, no a mí.
Angelo soltó a su hermana. Podía sentir su corazón latir con más intensidad.
—No puedo creer que seamos hermanos. Es más, no puedo creer que seas hija de nuestros padres. Lo único que haces todo el día es molestar. ¿Crees que nuestros hermanos no notan lo desinteresada que eres? Porque no soy el único que lo nota, Danielle. Nunca te importaron nuestros padres, ni si quiera te importamos nosotros. Lo único que quieres es ser una princesa a la que le hacen todos los gustos, ¿no es así? Oh, y no he mencionado la poca fuerza de voluntad que tienes. A duras penas puedes manejar tus poderes, y por favor, Danielle, a mí no me engañas. Dices que no puedes manejar tu poder porque eres muy pequeña, pero la verdad es que no te importa, ¿no es cierto? Porque cuando la guerra llegue, crees que todos te protegerán por ser la pequeña niña. Pero nadie te protegerá, porque todos estamos preocupados de nuestros asuntos, ¿lo entiendes? Deja de ser una egocéntrica, egoísta y una caprichosa, Danielle.
El joven relajó sus hombros. Había soltado todo lo que tenía que expulsar. Y como era de esperarse, la muchacha levantó sus cejas, una pequeña sonrisa asomándose en sus labios.
—Sólo vete, Angelo. Piérdete, si es que puedes.
El muchacho asintió.
—No te preocupes, eso es lo que haré.
Angelo dio la media vuelta y caminó. Desde que su padre se había ido, todo comenzó a cambiar. Su relación con sus hermanos ya no era lo mismo, y como todos susurraban, él se había convertido en un amargado. Pero, ¿qué más podía hacer? La muerte de su madre había sido un golpe bajo. Angelo era muy apegado a ella y siempre estaban juntos. Cuando su padre había muerto, se dijo a sí mismo que nunca sería capaz de cumplir las promesas que le había hecho alguna vez.
Su padre siempre le había dicho "sé un buen hermano", "debes ser un ejemplo para tus hermanos menores", "debes jurarme a que serás un buen hombre y a que encontrarás una mujer a la que ames y respetes más que a nadie", pero Angelo simplemente no sabía hacerlo. No era un ejemplo para sus hermanos, no era un buen hombre y no creía ser capaz de encontrar el amor. Angelo era la oveja negra de la familia y cuando su padre había muerto, él lo comenzó a aceptar. Después de todo, Susan y Liz hacían un buen trabajo cuidando a sus hermanos, él lo único que sabía hacer era mantener a la aldea iluminada. Y ni si quiera eso se le daba bien últimamente.
Pasó por un puesto del mercado y observó a la anciana que se encontraba trabajando. A su lado, cinco pequeños niños se divertían jugando, y la anciana parecía cansada de ellos. Cuando miró a Angelo, su rostro se iluminó. ¿Era capaz de iluminar rostros, también? El joven sólo le sonrió y siguió caminando. Pero cuando se dio la vuelta para mirar a los pequeños, se dio cuenta de lo que había dicho hace unos instantes.
Danielle no merecía ser tratada como él la había tratado. Primero, porque era su hermana, y segundo, porque en algún tiempo, ellos habían sido como los niños que se encontraban con la anciana. Además, todo el enojo que sentía hacia el mundo lo había expulsado hacia su pequeña hermana.
Se dio la media vuelta y comenzó a caminar hacia donde había discutido con Danielle. El sentimiento de culpa y la tristeza le devoraban el alma, debía disculparse por lo dicho aunque ella no prestara atención a sus palabras. Cuando llegó al lugar, encontró a los guardias, pero no divisó a Danielle por ningún lado. La preocupación le provocó dolor de cabeza. ¿Qué sería de él sin su hermana? Tal vez era lo que debía haberse preguntado hace un rato.
—¿Dónde está Danielle? ¿Por qué la dejaron sola? —preguntó a los guardias, que reían fuertemente.
Los guardias se formaron en fila y bajaron la cabeza.
—Ella se fue en aquella dirección. —Indicó hacia una calle estrecha que tenía callejones—. No quería que la siguiéramos, y aunque insistimos dijo que nos quedáramos aquí. Fue una orden, señor.
Angelo intentó tragar su enojo pero no se contuvo. Era su hermana.
—Oh, ¿una orden? —preguntó, y todos los guardias asintieron rápidamente—. Bueno, yo recuerdo haberles ordenado a no dejarla sola, y por si no lo sabían, ustedes deben hacer caso a la persona que sabe tomar mejores decisiones. Dejar a mi hermana sola no es una buena decisión, no ahora que estamos en período de guerra y que cualquiera puede acercarse a ella y raptarla. —Los hombres comenzaron a tiritar. Angelo era el más temible de sus hermanos, pero eso no le afectaba—. No les diré nada, dejaré que Susan vea lo que hace con ustedes, irresponsables. Ahora, traigan el carruaje, nos iremos en unos minutos.
Con susurros que decían "sí, señor", Angelo se dirigió a la calle que le habían mencionado los guardias. Casi corriendo, revisó todos los callejones y los puestos del mercado, preguntando si habían visto a su hermana. Todos habían respondido "sí, se fue en esa dirección", pero no parecían tener ninguna pista clara.
Estuvo a punto de pasar de largo uno de los callejones, pero divisó una pequeña figura que estaba sentada en el suelo, mirando hacia el final del callejón. Por la vestimenta y el cabello, supo que era su hermana. Sin embargo, no sabía lo que hacía en aquel lugar. O al menos, no lo sabía hasta que se acercó lo necesario para escuchar sus sollozos. No sabía si era un sueño o la realidad, porque jamás había escuchado a Danielle llorar.
Lentamente, se sentó a su lado, y Danielle, que parecía no haberse dado cuenta de la presencia de Angelo, le miró. El joven sintió como la pequeña abría sus ojos azules como si fuera su peor pesadilla. Cuando Angelo abrió sus brazos, Dani se alejó un poco de él.
—No te preocupes, no le diré a nadie —aclaró Angelo, pero Danielle seguía alejada de él—. Lo juro, Danielle, no le diré nada a nadie. No quiero que me vean como el hermano que da abrazos o el oso, o como sea que me quieran llamar. Ahora, ven y dame un abrazo, es una orden.
Su hermana parecía asombrada de la actitud de Angelo, pero accedió y como si aquel abrazo significara el seguir viviendo, se aferró al joven, dejando a Angelo sin respiración. El muchacho le devolvió el abrazo, sin saber como acariciar su cabello o como sostenerla. Liz era la que se encargaba de los abrazos, no él.
—No sé cómo hacer esto, ¿te estoy asfixiando? —preguntó Angelo, preocupado.
Sintió una pequeña risa de su hermana, y por primera vez en mucho tiempo, también sonrió.
—Sólo... —Se separó por un instante de él y se acomodó en sus brazos. Angelo la apretó, y al ver la mueca de su hermana, cerró sus ojos. No sabía dar abrazos—. ¿Podrías, aflojar un poco los brazos? Me estoy quedando sin aire.
Angelo hizo lo que su hermana dijo, y vio las lágrimas recorrer el rostro de la pequeña.
—Lo siento —empezó, arrepentido—, no soy el mejor hermano del mundo y dije cosas que no debí haber dicho. No creo que seas una desinteresada, o una egoísta, Dani. Y no me había dado cuenta de lo mucho que te dolía hasta ahora. El punto es que, no soy bueno dando abrazos, tampoco sé cómo disculparme, soy el peor hermano del mundo, y en verdad lo siento mucho.
—Disculpas aceptadas —musitó la pequeña, aún llorando—. Siento haberte dicho todo eso, la verdad es que, eres algo así como mi ejemplo a seguir. Sigo sin entender como puedes mantener a todo el mundo iluminado sin cansarte. Me gustaría manejar mis poderes como tú lo haces. Y por cierto —dijo, alejándose de él y riendo por un pequeño momento—, tampoco entiendo cómo puedes tener tan buena puntería. Eres como mi héroe.
El joven se sintió halagado y confundido, pero aun así no pudo evitar la emoción en su rostro.
—Oh, por favor, Danielle, me sonrojas —dijo, haciendo un gesto ridículo y burlesco.
Ambos soltaron una carcajada, y en el momento que Angelo miró al cielo, se dio cuenta de que debían volver a su hogar. Se estaba haciendo de noche y a Danielle le comenzaría a dar frío.
—Debemos irnos —susurró, parándose y ayudando a Danielle a levantarse—. Te comenzará a dar frío.
La joven tomó el brazo de su hermano y comenzaron a caminar.
—¿Cómo sabes que me dará frío? ¿Has llorado recientemente?
Angelo lanzó una risa exagerada y falsa.
—¡Por supuesto que no! Quiero decir, Liz me lo dijo, y fue hace muchos años. —Al ver la mirada de Danielle, con una de sus cejas levantadas, se rindió—. Bueno, el otro día me enterré una flecha en la pierna, y dolió bastante. Estaba borracho y además de la flecha, recordé algunas cosas acerca de papá. Comencé a llorar y me dio frío. ¿Feliz? No te rías, no es gracioso.
—No me estoy riendo, Angelo. Es más, te comprendo.
Su voz parecía convincente, así que se tranquilizó. Pero cuando llegaron al carruaje, Danielle explotó en risas. Angelo se arrepintió de haberle dicho su anécdota.
—¿Cómo te enterraste la flecha en la pierna? Eres un burro —le dijo Danielle, aún riendo.
El joven comenzó a reír junto a ella, y a diferencia del trayecto de ida hacia el mercado, el de vuelta se hizo mucho más corto y lleno de risas.
- perdón por este capítulo ay:
- holaaaaap , bue, quería revisar el capítulo antes de subirlo pero no resistí y bue, aquí está (?). perdón por el capítulo tan feo yyy si hay alguna falta ortográfica o me equivoqué al hacer alguna trama ooo no sé, perdón igualmente (?). esop, sólo quiero decir que espero que les guste el capítulo
espero el siguiente capítulo, las amo
pd. amen a angelo aunque sea un viejo que se enoja a cada rato ah que
aurelia.
Re: An unusual story of princesses
ES MUY LINDO TODO LO QUE LEÍ
AY ME MUERO CON LA RELACIÓN DE ANGELO Y DANI
POBRECITO QUE TIENE QUE ILUMINAR TODO EL PUEBLO
QUISIERA SABER QUÉ PODER TIENE DANIELLE QUE NO ME ACUERDO
QUE EXTRAÑO LO DE MADELINE Y ATHAN, AMO ESE NOMBRE, ATHAN
ES OBVIO QUE ESE PÁJARO NO TIRÓ LA MACETA
BASTANTE EXTRAÑA ES LA RELACIÓN DE ATHAN CON MADELINE
LENA, COMO SIEMPRE PERFECTO, HERMOSO, DISFRUTO TANTO LEER ESTO
SIGAMOS ASÍ PUEDO ESCRIBIR YO, PERRAS
(sin ánimos de ofender, siempre)
AY ME MUERO CON LA RELACIÓN DE ANGELO Y DANI
POBRECITO QUE TIENE QUE ILUMINAR TODO EL PUEBLO
QUISIERA SABER QUÉ PODER TIENE DANIELLE QUE NO ME ACUERDO
QUE EXTRAÑO LO DE MADELINE Y ATHAN, AMO ESE NOMBRE, ATHAN
ES OBVIO QUE ESE PÁJARO NO TIRÓ LA MACETA
BASTANTE EXTRAÑA ES LA RELACIÓN DE ATHAN CON MADELINE
LENA, COMO SIEMPRE PERFECTO, HERMOSO, DISFRUTO TANTO LEER ESTO
SIGAMOS ASÍ PUEDO ESCRIBIR YO, PERRAS
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