An unusual story of princesses

Capítulo 2

Tres semana después del deceso del rey, habitación real. 
Liza sostuvo el pincel  con sumo cuidado, y con el mismo observo detenidamente la tela en la cual plasmo los sentimientos que sintió las últimas tres semanas, y en ese preciso instante, cuando miraba el imponente semblante de su padre, comprendió que él se había ido para siempre, aunque físicamente, porque el hasta el final de sus días iba a estar con ella, y comenzó a descargar todas la emociones a través de gruesas lagrimas que brotaban de sus ojos castaños. Tanto ella, como Sue debían ser fuertes para sus hermanos menores. Toda su vida fue así, por ejemplo cuando Liza se raspaba la rodilla por jugar con sus hermanos, ella debía aguantar su llanto, para enseñarles fortaleza, la cual ella no tuvo, ni tiene, pero finge poseerla. Sin embargo en el momento, cuando Sue y ella tuvieron que mostrar su verdadero valor, fue cuando perdieron a su madre, ¡Oh, su dulce madre! Que sacrificio su propia vida, para salvar a su pueblo, tanto ella como la primogénita hicieron un pacto silencioso, de esconder la triste verdad, para proteger a sus hermanos del dolor, desde ese momento Sue y Liza son un manojo de secretos, pero vivían con ello. También recordaba, que a la edad de doce años ella involuntariamente tomo la postura de ser una madre para Ángelo y Adara, mientras que Susu con Dani y Oli, aunque era un tanto irónico, ya que ella se encargaba de los mayores, mientras que la mayor de los menores. 
Ahora, ¿Qué harían, Sue y ella sin el apoyo incondicional de su padre? El cual, no solo las crio y educo, también fue su amigo, un compañero de juegos, su mentor. En ella, surgían tantas preguntas. Liz, lo extrañaría tanto, no obstante se encontraba viendo, un cuadro, que ella misma pinto con toda su familia, se entraba hasta su madre, además su perro y su gato. Hablando de los reyes de roma, sintió suaves cosquillas por debajo del largo vestido que portaba esta mañana, su gato, Sirius, que la acompaño largas noches de desvelo, y su perro Remus, que era su distracción de las agotadoras fiestas de la corona, aún más, diviso una figura que reconocería en cualquier parte, su hermana mayor, Susan y corrió a sus protectores brazos. Recibió un fuerte abrazo por parte de ella, y entendió que ella también sentía el vacío que dejo su padre, estuvieron en esa misma posición unos largso minutos. 
—Lo terminaste, ¿Cierto?—Expreso, con un tono orgulloso. 
—Si, a mi perspectiva requería hacer este cuadro con todos nosotros, es mi despedida para mamá y papá.
—Te entiendo.
—Por cierto, ¿Cómo están?
—Adara sigue estando afectada, Ángelo sigue escapándose, el cree que nadie sabe lo que hace, aunque tú y yo, conocemos su secreto—La castaña asistió enérgicamente—Danielle, está mucho más tranquila, bueno tu sabes Oliver va por la vida diciendo que no le importa nada. 
— ¿Qué tal, si bajamos?
— Claro, por cierto, ¿Sientes hambre cuando pintas? Porque, tus frecuentes ataques artísticos, los cuales nadie para, no comes, y con suerte vas al lavado.
— Para tu información si me alimento, solo que en mi habitación, ya que cuando tengo, como tu llamas ataques artísticos, conservo alimentos en una alacena.
— Así que escondes una alacena en tu cuarto, que bueno saberlo. Alguno de estos días voy asaltar despensa secreta, recuérdalo Liz de improvisto, como un gato.
— ¡Dios, salve a la ciudad, de mi hermana mayor la ladrona de comida! 
Las dos estallaron en carcajadas. Liza vio las ojeras de su hermana, y comprendió que tanto Sue como ella necesitaba otro abrazo, y se lo dio. Fue algo momentáneo, pero tan necesario como respirar. Lizz le dedico una sonrisa y un suave “Lo sé”.
Las dos bajaron la gran escalera del castillo en donde vivían y se dirigieron hacia la cocina. Ahí encontraron a sus tres hermanos menores sentados el me mesa para comer el desayuno, pera faltaba solo él. ¡Ángelo! Sin duda era el más desconcertante de sus hermanos. 
—Yo me encargo de él.
Sin más palabras, acudió hacia el establo del castillo, monto a su caballo. Cabalgo hasta el bosque, él era tan predecible, escapándose de los problemas y creyendo que disparando una cuantas flechas iba a solucionar algo. Y efectivamente el estaba ahí, haciendo lo mismo desde que tenía uso de razón, con su carcaj al hombro, con un flecha en la mano y con la otra sostenía su arco. Camino hacia su dirección, y él le apunto seguramente pensando que era algún animal, observo como el objeto punzante se conducía hacia ella, pero la esquivo.
—¡Elizabeth, por todos los cielos! ¿Sabes, cuan peligro pudo resultar eso? Porque podrías haber muerto. —Liza avanzo hacia a él, y lo abrazo.
Él le correspondió el abrazo, Elizabeth sabía que Ángelo, podría aparentar cualquier cosa, excepto hacia ella. 
—¿Estas bien? Mira, sé que esto te afecto al igual que a todos, pero no por eso vamos a caer…
—¡ES QUE ACASO NO LO ENTIENDES, LIZA, ESTAMOS SOLOS! Debemos luchar en una guerra contra en la cual, ni por asomo tenemos oportunidad de ganar.
—No estamos solos, tú no estás solo. Me tienes a mí, Sue, Oli, Adara y Dani, a cada uno de nosotros y vamos a estar para ti en cada momento, en los de tristeza y felicidad. 
—Lo siento, yo no debí gritarte, pero…
—Lo sé, Ángel. Ahora vamos a desayunar.
—Primero, ya no tengo cinco años para que me digas Ángel, segundo nos llevamos por un año, tercero y último soy casi veinte centímetros más alto que tú—Expreso, mientras se montaba su caballo y Liza hacia lo mismo.
—Siempre serás mi pequeño hermano, Ángel—Expreso mientras se subía su yegua. — ¡Una carrera hacia el castillo!
Ángelo exclamo una grosería hacia la chica que cabalgaba rápidamente.
Día siguiente.  
Liza escucho por enésima vez en el día como Danielle suspiraba, y lo hacia cónstateme, porque el objeto inamovible, lo lograba mover, pero no como ella quería. La almohada se caía una y otra vez al suelo. Liza entendía a su hermana pequeña, ella tenía miedo de que cuando más necesitara sus poderes se defraudaría a sí misma y a los demás.
—Danielle, mírame—La chica ni por asomo le dedico su mirada. Al contrario seguía practicando para que almohada llegara hasta el círculo.
Liza hizo algo, que pocas veces hace, uso sus poderes, Lizz es alguien pacifica, no desea ni le gusta usar sus poderes, y mucho menos abusar de ellos, pero aquí estaba congelando un cojín.
—Dani, sé que te cuesta todavía controlarlo, y que no quieres decepcionarnos, pero debes hacer esto con más calma.
—Pero a ti nunca te costó controlas tus poderes, ¿Cierto, Liza?
—Bueno eso no es del todo cierto, yo no controlo mis poderes, yo lo siento, siento como en este mismo momento el agua fluye a través de tu cuerpo, como la tierra se mueve debajo de nuestros pies, también cada partícula de aire que nos rodea y siento el calor que puedo generar en segundos, —Dijo mientras una flama de un color rojo intenso se elevaba como arte de magia en las manos de Liza. —Por eso mis poderes son parecidos a los tuyos, tu desde ahora vas a aprender a sentir las partículas de los objetos que mueves. 
Liza descongelo el cojín, por mientras Danielle se concentró en el objeto delante suyo, y por primera vez en el día el objeto cayo justo en el círculo marcado. Liza observo la radiante sonrisa de su hermana pequeña.
Londres, Inglaterra. 01:00 de la madrugada.
Harry bebió rápidamente de la botella de cerveza. Observo el manojo de naipes en su mano. Una carta más y se llevaba todo en la mesa. El dealer dio vuelta la última carta inglesa, un as de picas. Había ganado, pero su rostro era implacable, debía mantener su cara de póker. 
—A ver niñito, voy  a pagar para ver tus cartas de mierda—Dijo una mujer de mediana edad, mientras ponía las fichas en la mesa.
El hombre delante de él sonreía como si estuviera a punto de ganarse la lotería.
—Sigues, niñato.
El llamado niñato, puso todo sobre la mesa. El hombre de mediana edad nunca dejó de sonreír e inclusive expreso algo en ruso, “Я убил этого парня, Разве нет?”.* 
«La expresión correcta es, yo mate a este tipo». Pensó el chico de veintidós años recién cumplido que tenía derecho a la corona de Inglaterra, ¿Y que estaba haciendo en es te preciso momento? Aprovechándose de pobres ilusos que creen que tiene la oportunidad de ganarle, él se reía en la cara de esas personas. El hombre después, de también apostarlo todo, mostrando dos cartas.
—Póker—Dijo con una felicidad exorbitante.
—Guau, y yo que espera un puto trió—Dijo pausadamente. —Realmente me has sorprendido, pero no llegas a mi nivel.
—¿A QUE TE REFIEERES…? NO ME DIGAS, ¿QUÉ TIENES UNA…? —Grito mientras repasabas las cinco cartas en la mesa, y observaba expectante las dos que sostenía el chico.
— Я выиграл с королевским флеш.*—Hablo en un fluido ruso, una legua que aprendió con tan solo seis años.
Además sabía más cosas de los rusos, y no quería tener problemas con ellos nuevamente, así que se acercó hacia el dealer para buscar su dinero, ni si quiera dijo adiós y se largó de ese antro de mala muerte. 
Ahora que estaba en su porsche, se preguntaba, ¿Cómo mierda había llegado ahí? Ah, sí. El estúpido de Jeremy lo había desafiado, a que no conseguía más de 364,00* libras en una noche, y aquí estaba con 640,00* libras esterlinas, e iba a tener más con el dinero de la apuesta. Se estaciono en la casa de su mejor amigo, la única persona en el mundo que lo comprendía. Marco su número en su móvil, y espero a que apareciera por la puerta, mientras hablaba con él.
—Es simplemente imposible que lo hayas hecho, o sea mínimo debiste ir a Las Vegas—Escucho atentamente, y en la entrada de la casa de la casa de los Jackson’s aparecía una figura alta y de contextura delgada, pero fuerte. 
—No, no fui a Las Vegas.
—No, jodas. Fuiste nuevamente a ese barrio de mala muerte, ¿Dios, que voy hacer contigo? —Expresaba el chico mirando hacia el cielo. —Por cierto tus padres llamaron hace aproximadamente veinte minutos, y como siempre dieron ese discurso de que soy una mala influencia para ti, o sea vamos tu eres el que apuesta con rusos e italiano en el póker…
—¿Puedo quedarme a dormir aquí?
—Obviamente, mamá ya da por hecho que la supuesta habitación de invitados es tuya.
Ciudad de Westminster, 8:00 de la mañana.
En la casa de los Jackson’s, ya se encontraban particularmente acostumbrados a la presencia de Henry. Era algo cotidiano en su vida.
—Buenos días, familia—Después, la chica de dirigió hacia su progenitora—Mamá, ¿Sabías tu que, ese el príncipe Henry va ser mi compañero en leyes? Te imaginas, yo estudiando con alguien de la realeza. Ja, mis amigas que están enamoradas de él no se lo van creer, aunque la comprendo el me resulta encantador.
—¿Te resulto encantador? Por cierto soy Henry Towsend, aunque supongo que ya me conoces. 
—Harry, cariño, vas a llegar tarde a la universidad, ¿Podrías llevar a Victorie contigo, por favor? 
—Claro, Sarah—Hablo el chico, tomo una mochila y una bolsa de papel con su nombre.
Sarah, le entrego el desayuno empaquetado y un bolso a su hija, que no parecía salir de la sorpresa. Aunque, solo a elle le resulto un sorpresa porque el resto, trataba al príncipe como si él fuera el vecino y amigo de toda la vida de alguno de sus hermanos. 
—¿Vienes?
Victorie siguió a Harry como si fuera un robot, no salía ni de la ensoñación, ni de la sorpresa y mucho menos de la vergüenza.
—Tengo una sola pregunta, ¿Desde cuándo frecuentas mi hogar?
—Bueno conozco a Jeremy desde el jardín de infantes, y él iba a mi casa a jugar junto con tus hermanos, sin embargo comencé a venir a tu casa a los diez años, poco después de tú te fueras a Francia con tu padre.
—Ya, pero, ¿Yo he venido otras veces? Y nunca nos habíamos topado.
—Exacto, y eso es lamentable porque eres bellísima—Victorie se sonrojo, y Harry reparo en lo que dijo. —No le menciones eso a tus hermanos, bueno generalmente cuando tu venias de visita yo estaba en viajes diplomáticos con mi familia, ya sabes gajes del oficio.
—La última vez que vine hubo un gran revuelo por la coronación.
—Sí, y al día siguiente, yo estaba en Maui, surfeando. Hasta hoy mis padres me odian por eso.
Comedor de la facultad de leyes, Universidad de Oxford, 1:00 de la tarde.
Victorie no salió de su sorpresa en toda la mañana, Henry Townsend, era todo lo que decían en las revistas de prensa sensacionalista y más, porque era un conquistador, arrogante, orgulloso y un bromista sin remedio, sin embargo también era el mejor de la clase, y por lo que había entendido cursaba también la carrera de medicina en Cambridge. Ahora estaba sentada junto a él, en una mesa, a centímetros de distancia. Si a Victorie, ayer le hubieran dicho que estaría sentada junto al amor de su infancia y adolescencia, se abría reído en la cara de la persona por hora y hora. Ahí estaba, y vamos, ¿Quién no se enamoró de un príncipe?
—Hasta luego, Vic, un verdadero placer haberte conocido, por fin—Se despidió de ella el chico.
Ella realmente estaba encantada con el príncipe Henry Townsend.

Spoiler:

¡Ana! (Sé que te llamas así bc te stalkee un poco y me di cuenta que te gusta Robin, a mi también y bueno, me calmo)
Me encantó el capítulo; sigo amando la relación que tienen todos los hermanos Bradbury, es tan linda, solidaria, no sé como expresarlo, pero de verdad me encanta; y Lizzie también bc tiene una personalidad muy única y se lleva bien con todos, en sí, todo me encanta.
Y bueno, puedo decir, que quiero un príncipe como Henry, de verdad. Se me hizo un chico muy lindo, y no sé por qué, pero eso de Vic me recordó a mí cuando me gustaba un amigo de mi hermano xdd idk. El punto es que igual lo amo a él, y a Lizzie y ¡amé absolutamente todo de principio a fin!
Bueh espero el sig cap con ansias