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Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
Cliché. n.c
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Re: Cliché. n.c
Ahr. ¿Qué te pasa? ¿Por qué me dejas ahí? ¿No puños? ¿No sangre rodando por ahí? Ándale Mey no seas así de cruel, plz. Para la próxima no me dejes así me matas muertita.
Damas y caballeros, en el próximo episodio de Cliché versión Mey encontraremos a Jake y Liam en el ring de boxeo... di que siiiiiii!!!
me encantó tu cap, really, ya quiero leer más *-*
Damas y caballeros, en el próximo episodio de Cliché versión Mey encontraremos a Jake y Liam en el ring de boxeo... di que siiiiiii!!!
me encantó tu cap, really, ya quiero leer más *-*
baekhyun.
Re: Cliché. n.c
Capítulo 03 "New year. New dams." Mackenzie Oxford- Sawyer Brown- by bugg. |
El primer día de escuela siempre había sido el peor de todos. La emoción de los chicos, los chillidos de las chicas, los rostros nerviosos de los estudiantes de primer año; todo aquello era característico de un primer día en el instituto. No deseaba llegar a la escuela, si fuese por Mackenzie, estaría en casa todo el día y solo iría cuando la marea de chillonas y chicos que creen ser Brad Pitt terminara.
Bastian colocó Paradise City mientras Mackenzie se acomodaba en el asiento delantero. Nada mejor que Guns n’ Roses para el mejor día del año, había dicho su hermano en todo sarcástico. Mackenzie, por su lado, solo rodó los ojos y se concentró en el libro que llevaba sobre sus pierdas.
—Todavía no entiendo cómo puedes leer en el auto— Mackenzie levantó la mirada del libro y frunció el ceño a su hermano.
El viaje a la escuela transcurrió entre Guns n’ Roses e interrupciones de su hermano mayor haciendo que tuviera que dejar de leer. Odiaba cuando hacía eso, no podía verla tranquila, algo tenía hacer para molestarla. Luego lanzarle un par de maldiciones a Bastian, decidió seguirle la corriente en el canto de las canciones que pasaban por la radio.
Llegaron a escuela en un abrir y cerrar de ojos y, luego de un beso en la mejilla y un hasta luego, ambos se separaron para continuar con su vida diaria.
—Debemos trabajar en tu sentido de la amabilidad— Rió alguien a sus espaldas. Mack se volvió para encontrarse con el único castaño, después de sus hermanos, que no odiaba.
+++
Los ojos del castaño viajaron por cada una de las chicas nuevas que pasaba por su frente. Cada una diferente a la anterior, tanto del primer año como de los demás cursos. Eso era lo mejor del primer día para Sawyer, las chicas de primer año, chicas que sueñan con encontrar su príncipe azul y que caían ante el primer “hola, linda” que lanzaba.
—Deberías disimular un poco tu hambre, amigo— Bromeó el castaño de ojos esmeralda. Sawyer rió y dio un apretón de manos a uno de sus mejores amigos.
La voz de una chica lo sacó de sus pensamientos. Bajó la mirada, encontrándose con una castaña de grandes ojos marrones. Sonrió a medias y le guiñó un ojo.
—Los casilleros de primer año se encuentran en esa dirección— dijo, señalando a la izquierda de la chica.
¿Era posible? ¿Una chica se había atrevido a golpearlo? ¿Quién se creía esta? No podía creerlo. Nadie, nunca, y mucho menos una chica, había reaccionado así ante él, es decir, era Sawyer Brown, uno de los chicos más codiciados y temidos de toda la escuela. Tomó un gran respiro y se recordó que se trataba de una chica y las chicas no pueden ser golpeadas.
—Como me vuelvas…— Comenzó a decir, pero, una vez más fue interrumpido, esta vez, por la voz de la castaña.
Sin duda alguna, esa chica era diferente. No se dejaba llevar, no se dejaba pisotear y mucho menos, se dejaba conquistar. Y, había deducido todo aquello con dos movimientos y un par de palabras. Apretó la mandíbula y volvió a la posición despreocupada de antes. Sin duda alguna, aquella castaña se arrepentiría de haber hecho lo que hizo. Nadie, absolutamente nadie, se metía con Sawyer Brown.
+++
Se sentó en el suelo del pasillo, colocó su cabeza entre sus piernas y volvió a hacer el intento de respirar un par de veces. Seguía sin funcionar. Su corazón dolía como el infierno, sintió un nudo en la garganta e inmensas ganas de llorar pero no lo haría, no donde todos podían verla. Trató de respirar una vez más recordando los ejercicios que le había indicado el doctor pero, todavía continuaba igual. Sentía su cerebro palpitar, el mundo volverse cada vez más pequeño y ganas inmensas de salir corriendo, solo que no podía.
Intentó levantarse para poder dirigirse al baño de chicas, caso perdido. Estaba perdida, rogaba que nadie la viera en aquella situación. Volvió a ponerse en la misma posición, ocultando su rostro de sus compañeros. Apretó la mandíbula y trató de tomar su teléfono para llamar a su hermano, lo consiguió, lo que no logró fue desbloquearlo. Estúpidas contraseñas.
Segundos después sintió que alguien le agitaba los hombros, levantó la mirada asustada de quién podía ser, algunas lágrimas rodaron por sus mejillas al ver que era su única salvación. Bastian la levantó, ocultó su rostro en su pecho, y la llevo al primer salón vacío que encontró; la colocó sobre la mesa e hizo que la mirara.
Su corazón seguía doliendo, palpitaba a toda velocidad, dejó que las lágrimas y la mano en su pecho hablaran por ella. Bastian comprendió de inmediato que podía sufrir un ataque en cualquier momento si no actuaba rápido, tomó su mochila y en el bolsillo delantero buscó con rapidez el pequeño pote de pastillas que llevaba para casos como estos, una botella de agua y se la dio para que bebiera.
—Mack, Mack ¿Me escuchas? Chiquita respira conmigo— Mackenzie asintió e imitó cada acción que hacía su hermano. Poco a poco su corazón se fue calmando, su cerebro dejaba de palpitar y su respiración volvía a la normalidad. —¿Estás bien? ¿Qué pasó?
Bastian colocó Paradise City mientras Mackenzie se acomodaba en el asiento delantero. Nada mejor que Guns n’ Roses para el mejor día del año, había dicho su hermano en todo sarcástico. Mackenzie, por su lado, solo rodó los ojos y se concentró en el libro que llevaba sobre sus pierdas.
—Todavía no entiendo cómo puedes leer en el auto— Mackenzie levantó la mirada del libro y frunció el ceño a su hermano.
—Costumbre, supongo— Se encogió de hombros y volvió a concentrarse en su lectura.
El viaje a la escuela transcurrió entre Guns n’ Roses e interrupciones de su hermano mayor haciendo que tuviera que dejar de leer. Odiaba cuando hacía eso, no podía verla tranquila, algo tenía hacer para molestarla. Luego lanzarle un par de maldiciones a Bastian, decidió seguirle la corriente en el canto de las canciones que pasaban por la radio.
Llegaron a escuela en un abrir y cerrar de ojos y, luego de un beso en la mejilla y un hasta luego, ambos se separaron para continuar con su vida diaria.
Mackenzie se dirigió inmediatamente a la dirección, no quería toparse con nadie que pudiera arruinarle el día, y, siendo una de las primeras en ir por el horario, era obvio que no ocurriría. Se acercó al escritorio de la secretaria y, con toda la amabilidad que trataba de dar, pidió sus papeles.
—Debemos trabajar en tu sentido de la amabilidad— Rió alguien a sus espaldas. Mack se volvió para encontrarse con el único castaño, después de sus hermanos, que no odiaba.
—Disculpa si no tengo los modales de la reina de Inglaterra— Respondió al tiempo que daba un pequeño puñetazo en el hombro de su mejor amigo.
—No es necesario ser la reina de Inglaterra para decir “¿Puede entregarme mi horario, por favor?” — Esta vez, se dirigió a la secretaria quien le devolvió la sonrisa y entregó a ambos el horario.
—Eso fue lo que dije— Contraatacó la castaña mientras fruncía el ceño y seguía a Owen por los pasillos.
—No, dijiste: “Deme mi horario ¿por favor?” — dijo el castaño, tratando de imitar a la pequeña que lo observaba enojada.
—¡No hablo así! Dime que compartimos clase, por favor, por favor, por favor— Rogó luego de reprimirlo. El castaño negó levemente y dio media vuelta al papel mostrando “Clase A” en la parte superior de este. —Nooo, voy a morir, voy a morir ¡Juro que moriré! ¿Cómo sobreviviré a esa bola de inútiles sin ti. Listo, me iré de la escuela, tomaré un taxi y me tiraré por el primer puente que vea. No, es, justo—. Owen rió con ganas al ver las acciones que hacía la castaña. Giros, manos al aire, manos al pecho y manos a los ojos para secar las lágrimas invisibles.
—No seas dramática, ¿Has pensado en unirte al grupo de teatro?— Bromeó, mientras lanzaba su brazo por los hombros de Mackenzie.
—Te odio. Odio mi vida.
+++
Los ojos del castaño viajaron por cada una de las chicas nuevas que pasaba por su frente. Cada una diferente a la anterior, tanto del primer año como de los demás cursos. Eso era lo mejor del primer día para Sawyer, las chicas de primer año, chicas que sueñan con encontrar su príncipe azul y que caían ante el primer “hola, linda” que lanzaba.
—Deberías disimular un poco tu hambre, amigo— Bromeó el castaño de ojos esmeralda. Sawyer rió y dio un apretón de manos a uno de sus mejores amigos.
—Es imposible no deleitarse con tantas bellezas, hermano. Es decir, solo míralas, de todos los tamaños y colores. — Arthur rió ante las palabras de su amigo. Era cierto, nada mejor que chicas nuevas para ir de caza.
—¿Qué clase te toca?— Pregunta Sawyer, cambiando de tema.
—A ¿Tú?
—Tú y Lucas pueden joderse, ambos. Hijos de… mejor me callo— Arthur rió. La expresión del castaño era épica.
—¿Estás en otra?
—No, solo lo dije porque me encanta insultarlos, idiota.
—Ya. No hay que ser tan dramático. Hablamos luego—. El castaño volvió a recostarse del casillero, necesitaba calmarse. Los muy idiotas de sus amigos lo habían dejado solo ¿Con quién hablaría de chicas sino era con su hermano? Imbécil.
La voz de una chica lo sacó de sus pensamientos. Bajó la mirada, encontrándose con una castaña de grandes ojos marrones. Sonrió a medias y le guiñó un ojo.
—Los casilleros de primer año se encuentran en esa dirección— dijo, señalando a la izquierda de la chica.
—No seas imbécil. Tapas mi casillero ¿Te quieres mover?— Sawyer sonrió aún más al ver la cara enojada de la fémina delante suyo.
—Sólo si tú me mueves— Contestó con autosuficiencia, solo, que nunca se imaginó que la castaña, sin ningún problema, podía colocarse a su lado, tomarlo por el flequillo y arrastrarlo fuera de su casillero. —Oye, tranquila nena, si así eres con tu chico le tengo pena. ¿Cómo es que tienes…?— No ni pudo terminar la frase cuando una delgada y frágil mano se estampó contra su mejilla.
¿Era posible? ¿Una chica se había atrevido a golpearlo? ¿Quién se creía esta? No podía creerlo. Nadie, nunca, y mucho menos una chica, había reaccionado así ante él, es decir, era Sawyer Brown, uno de los chicos más codiciados y temidos de toda la escuela. Tomó un gran respiro y se recordó que se trataba de una chica y las chicas no pueden ser golpeadas.
—Como me vuelvas…— Comenzó a decir, pero, una vez más fue interrumpido, esta vez, por la voz de la castaña.
—Como me vuelvas a hablar como a una de tus perras te parto la nariz. Ahora sal de mi camino, imbécil— Abrió su casillero tomó los libros de su primera clase y desapareció dejando a nuestro castaño con una mano en la mejilla y una mirada confundida.
Sin duda alguna, esa chica era diferente. No se dejaba llevar, no se dejaba pisotear y mucho menos, se dejaba conquistar. Y, había deducido todo aquello con dos movimientos y un par de palabras. Apretó la mandíbula y volvió a la posición despreocupada de antes. Sin duda alguna, aquella castaña se arrepentiría de haber hecho lo que hizo. Nadie, absolutamente nadie, se metía con Sawyer Brown.
+++
Su respiración estaba agitada, sus manos temblaban y su pecho subía y bajaba a gran velocidad. Necesitaba calmarse, no podía dejar que la vieran así. No podían verla débil. Tomó un par de respiraciones pero fue imposible, el enojo era tan grande que necesitaba más para poder calmarse. Ese idiota se las pagaría.
Se sentó en el suelo del pasillo, colocó su cabeza entre sus piernas y volvió a hacer el intento de respirar un par de veces. Seguía sin funcionar. Su corazón dolía como el infierno, sintió un nudo en la garganta e inmensas ganas de llorar pero no lo haría, no donde todos podían verla. Trató de respirar una vez más recordando los ejercicios que le había indicado el doctor pero, todavía continuaba igual. Sentía su cerebro palpitar, el mundo volverse cada vez más pequeño y ganas inmensas de salir corriendo, solo que no podía.
Intentó levantarse para poder dirigirse al baño de chicas, caso perdido. Estaba perdida, rogaba que nadie la viera en aquella situación. Volvió a ponerse en la misma posición, ocultando su rostro de sus compañeros. Apretó la mandíbula y trató de tomar su teléfono para llamar a su hermano, lo consiguió, lo que no logró fue desbloquearlo. Estúpidas contraseñas.
Segundos después sintió que alguien le agitaba los hombros, levantó la mirada asustada de quién podía ser, algunas lágrimas rodaron por sus mejillas al ver que era su única salvación. Bastian la levantó, ocultó su rostro en su pecho, y la llevo al primer salón vacío que encontró; la colocó sobre la mesa e hizo que la mirara.
Su corazón seguía doliendo, palpitaba a toda velocidad, dejó que las lágrimas y la mano en su pecho hablaran por ella. Bastian comprendió de inmediato que podía sufrir un ataque en cualquier momento si no actuaba rápido, tomó su mochila y en el bolsillo delantero buscó con rapidez el pequeño pote de pastillas que llevaba para casos como estos, una botella de agua y se la dio para que bebiera.
—Mack, Mack ¿Me escuchas? Chiquita respira conmigo— Mackenzie asintió e imitó cada acción que hacía su hermano. Poco a poco su corazón se fue calmando, su cerebro dejaba de palpitar y su respiración volvía a la normalidad. —¿Estás bien? ¿Qué pasó?
—Un pequeña discusión, eso es todo.
—Mack, no fue una pequeña discusión si te provocó esto— Mackenzie se encogió de hombros y volvió a tomar un gran respiro al tiempo que se baja de la mesa, los estudiantes comenzaban a llegar a clases. Bastian tomó a su hermana de la mano y la sacó de allí.
—¿Quieres ir a casa? — La castaña negó y se zafó de su agarre.
—Ya estoy bien. Vete a clases. — El castaño asintió dubitativo.
—¿No me dirás que ocurrió?
—No quiero asesinatos hoy— bromeó —adiós—. Se dio media vuelta y continuó su camino hacia su primera clase. No podía dejar que viera lo mal que se sentía. Amaba a su hermano, pero, a veces podía ser un poco sobreprotector y golpear a cualquiera. No lo dejaría, no dejaría que él se encargara de un asunto suyo. El muy imbécil de Sawyer Brown iba a pagar ponerla en esa situación. Nadie se metía con ella y su dañado corazón.
Sigue: mcfly aká jean luc.
- holes. bien, sé que no está tan genial como hubiese querido, pero, idk, esta fue la kk que salió. Espero que, por lo menos, no les de ganas de matarme y que les haya gustado aunque sea un poquitito :c
pd: me encanta que vayamos avanzando, me encanta esta nc
baekhyun.
Re: Cliché. n.c
COMO QUE CACA, VETE A DORMIR POR DIOS
OOOOOOOOH, en serio ame tu capitulo, me toco fibras sensibles, i guess . Si bien fue de narración sencilla (el omnisciente apesta, oc), los diálogos compensaron absolutamente todo. Me encanto como surgían con naturalidad, y solo Dios sabe lo mucho que amo eso. Odio los párrafos pesados (no todos son lo suficientemente buenos para lidiar con ellos) y tu definitivamente escribiste en la dirección contraria. Ay Dios, honestamente. ADEMAS, adore a tus personajes , i swear to God, son de esos que hacen que no te aburras y quieras leer mas. Soy demasiado honesta así que mas te vale que me creas lo que te digo (?).
El encuentro con Owen fue tan boni!
—Debemos trabajar en tu sentido de la amabilidad— Rió alguien a sus espaldas. Mack se volvió para encontrarse con el único castaño, después de sus hermanos, que no odiaba.
Y con tan solo esa linea, me enamore de Owen y Mack. Lloro. Por que Owen no puede entender, ahre.
—Te odio. Odio mi vida.
(Yo todos los días).
Quien diria que Sawyer tiene sentimientos, ja, ja. Me parece ridículo. En el buen sentido, por desgracia.
—No seas imbécil. Tapas mi casillero ¿Te quieres mover?— Sawyer sonrió aún más al ver la cara enojada de la fémina delante suyo.
Mack es toda una guerrera y amo eso. En serio, en serio, en serio. El *como a una de tus perras* me convenció de quererla.
BUENO, YO TAMBIÉN ME SENTIRÍA OFENDIDA Y CON GANAS DE LLORAR TODO EL DÍA . Aunque me dio la impresión de que tal vez le pasaba algo mas. QUIERO SABER, QUIERO SABEEEEER.
Y luego Bastian siendo un amor, una cosita hermosa, lo ame :filo: . NECESITO TRAMAS CONTIGO Y MORGANXBASTIAN PLIS. Los chicos así de atentos y tiernos conmueven mi corazón de pollo, qtpd. Amo su nombre, tho.
Nadie se metía con ella y su dañado corazón.
AME ESA FRASE. NO HABÍA MEJOR MANERA DE TERMINAR. STOP. Ahre.
bESOS Y sigamosla
OOOOOOOOH, en serio ame tu capitulo, me toco fibras sensibles, i guess . Si bien fue de narración sencilla (el omnisciente apesta, oc), los diálogos compensaron absolutamente todo. Me encanto como surgían con naturalidad, y solo Dios sabe lo mucho que amo eso. Odio los párrafos pesados (no todos son lo suficientemente buenos para lidiar con ellos) y tu definitivamente escribiste en la dirección contraria. Ay Dios, honestamente. ADEMAS, adore a tus personajes , i swear to God, son de esos que hacen que no te aburras y quieras leer mas. Soy demasiado honesta así que mas te vale que me creas lo que te digo (?).
El encuentro con Owen fue tan boni!
—Debemos trabajar en tu sentido de la amabilidad— Rió alguien a sus espaldas. Mack se volvió para encontrarse con el único castaño, después de sus hermanos, que no odiaba.
Y con tan solo esa linea, me enamore de Owen y Mack. Lloro. Por que Owen no puede entender, ahre.
—Te odio. Odio mi vida.
(Yo todos los días).
Quien diria que Sawyer tiene sentimientos, ja, ja. Me parece ridículo. En el buen sentido, por desgracia.
—No seas imbécil. Tapas mi casillero ¿Te quieres mover?— Sawyer sonrió aún más al ver la cara enojada de la fémina delante suyo.
Mack es toda una guerrera y amo eso. En serio, en serio, en serio. El *como a una de tus perras* me convenció de quererla.
BUENO, YO TAMBIÉN ME SENTIRÍA OFENDIDA Y CON GANAS DE LLORAR TODO EL DÍA . Aunque me dio la impresión de que tal vez le pasaba algo mas. QUIERO SABER, QUIERO SABEEEEER.
Y luego Bastian siendo un amor, una cosita hermosa, lo ame :filo: . NECESITO TRAMAS CONTIGO Y MORGANXBASTIAN PLIS. Los chicos así de atentos y tiernos conmueven mi corazón de pollo, qtpd. Amo su nombre, tho.
Nadie se metía con ella y su dañado corazón.
AME ESA FRASE. NO HABÍA MEJOR MANERA DE TERMINAR. STOP. Ahre.
bESOS Y sigamosla
bigtimerush.
Re: Cliché. n.c
- Mey:
- tu capítulo me hizo reír y enojarme al mismo tiempo, así como lo escribí porque es la pura verdad, primeramente debo de dimitir que tus personajes son un completo amor, Morgan me calló bien desde que leí su nombre ya que me gusta mucho, bah, y pues ni hablar del liam -pls, con decir que es el payne, puede conmigo- así que básicamente desde ahí todo bien, Mey. además, escribes hermoso
Y no sé como sentirme respecto a Jake, en ratos me calló bien y en otros mal, creía que eso no era posible, pero al parecer si, así que... no podría decir que me encantó él.
Espero el próximo
- dany:
- siempre me sorprenden tus capítulos, Dany, siempre, y este no es la excepción, me encantó. Si así se me hizo demasiado cool no quiero ni imaginarme como va a ser un cap cuando te guste seguramente me da un paro o algo por tantos feels.
amor eterno a mack, esa chica es un sol, y como que no puedo decir por el momento lo mismo de sawyer bc en este cap el we sólo tuvo bien merecida esa cachetada. debe mejorar, bue.
Última edición por jean luc. el Lun 18 Ene 2016, 4:03 pm, editado 1 vez
trunks
Re: Cliché. n.c
- dany:
ay danyY. tu capítulo fue muy bonito. creo que mack es de esos personajes que te gustan o no. a mi, no me ha caído pero es divertida y entretenida de leer :lizzena: bastian es cool. me suena esos chicos que aman la música vieja de ese tipo, algo como los guns, los beatles... los clásicos.—Debemos trabajar en tu sentido de la amabilidad— Rió alguien a sus espaldas. Mack se volvió para encontrarse con el único castaño, después de sus hermanos, que no odiaba.—Disculpa si no tengo los modales de la reina de Inglaterra—
como dije, es muy fácil de leerla por que es bien divertida y así cínica, incluso aunque no me caiga.
me identifico un poco con Mack en esta, por que el año que viene me pasa lo mismoEl castaño negó levemente y dio media vuelta al papel mostrando “Clase A” en la parte superior de este. —Nooo, voy a morir, voy a morir ¡Juro que moriré! ¿Cómo sobreviviré a esa bola de inútiles sin ti. Listo, me iré de la escuela, tomaré un taxi y me tiraré por el primer puente que vea.
ay, Sawyer, Sawyer. :filo: amo su nombre, ¿se nota?
me ponen los pelos de punta los muchachos como Sawyer, que se creen los playboys de la escuela. Pero me pone feliz ver chicas que los ponen en su lugar como Mack. NO NO PUEDES ACOSTARTE CON TODAS, VETE A CASA.
y la última parte me hizo sentirme un poco mal por Mack, ¿tuvo algo así como un ataque de pánico, verdad?
en fin, tu capítulo fue muy bueno, y lo que más me gusto fue la narración simple, lo hace más fácil de leer y te deja enganchada a la historia. <33
Última edición por ácido. el Sáb 23 Ene 2016, 11:04 am, editado 3 veces
Invitado
Invitado
Re: Cliché. n.c
Gracias chicas, por sus lindos comentarios :( Si quieren tramas aun estamos a tiempo (!)
bigtimerush.
Re: Cliché. n.c
Capítulo 04 "Do you hear that? It is a stupidity that you just said." Bonnie Lincoln - Owen Harries - by Alec. |
No sentía la emoción de un nuevo año como todos los demás, esas absurdas mariposas o manojo de nervios en su interior —lo cual era mucho más lógico y menos absurdo desde su punto de vista— habían desaparecido desde que cumplió los trece y se dio cuenta de que nada de bueno tenía el primer día de clases, después de todo eran clases y no había de más.
Desde temprana edad Owen había sido visto como algo fuera de lo común, mientras que unos decían que era blanco y otros negro él solía salir con que era rojo, a cualquier lugar al que solía ir y permanecer por un tiempo podía ver claramente en el gesto de los demás que no era del todo bien visto.
No era del todo agraciado pero por lo menos se encontraba a gusto con su cabello rizado claro al igual que su pálida tez, no muy fuera de lo común pero tampoco tan típico, pero dudaba mucho que los ceños fruncidos que causaba su presencia con los de su edad se debía a que era todo un caballero de brillante armadura, de hecho era casi del todo contrario, lo que le hacía pensar que seguramente no era más que visto como alguien raro simplemente. Y aquello le bastaba para aumentar su falso ego el cual no mostraba más que para divertir a sus amigos de vez en cuando.
Nunca le había sido fácil el pasar desapercibido ante la mirada de los demás, pues a pesar de que trataba no involucrarse nunca en aquello llamativo para estar de boca en boca siempre terminaba haciendo que le ubicaran de una u otra forma, su familia tampoco era del todo normal y aquello le daba aún más una imagen extraña.
Su prima, Amber, tenía dos padres hippies mientras que él lidiaba con su madre por teléfono que se pasaba sus horas libres después del trabajo en clases de yoga y un padre el cual siempre viajaba y cuando volvía de ellos traía consigo creencias de otras culturas. El chico vivía solo porque a ambos padres les gustaba cambiar de paradero cada cierto tiempo, más a su ladre que a su madre, y eso era algo que no le agradó después de los dieciséis.
Dudaba mucho que aquello pasara en las vidas de los demás chicos del instituto e incluso en la de algún otro adolescente de su edad.
Más sin embargo no se quejaba de ello, era su vida después de todo.
Una semana antes su padre se había ido a Japón, enviándole así una gran suma de dinero a él y su madre le dejo lo necesario para pagar la renta de su apartamento de aquel mes, nunca deseó gastar lo que sus padres le daban por algo innecesario por las cosas material como los autos por lo que debía de caminar o tomar el autobús para llegar a dónde quería. Optó por la segunda opción y cuando había llegado aún se encontraba algo vacía la explanada en frente del instituto que recibía a los alumnos de sus vacaciones de invierno.
Las distintas cabelleras de los estudiantes se apreciaban desde una distancia prudente para aquellos que sólo paseaban por ahí sin ser parte de aquel plantel estudiantil, cuando Owen bajó del autobús y caminaba hacia la entrada apreció sin interés alguno los diferentes grupos que se formaban ahí afuera, él no formaba parte de ningún tipo de clase social en la escuela, no tenía muchos amigos a decir verdad y no le gustaba hacerse pasar por alguien que no era sólo para ser notado, así que mientras él recorrió aquella explanada con las manos en los bolsillos absolutamente nadie le impidió que cortara su paso para charlar un poco.
El castaño llegó con sus cosas hasta el locker que le había sido asignado desde primer año, uno que se encontraba justamente en el centro de una ilera en el cual la gran mayoría de sus dueños eran jóvenes a los cuales les importaba más tener una buena reputación que unas buenas notas, gente con la que Owen trataba no entablar relación alguna, aunque le era divertido en veces porque así lograba escuchar conversaciones ajenas de lo más entretenidas.
Metió todo lo que había cargado consigo en la mochila para no tener que andar con eso durante el resto del día, gran parte del espacio lo ocupaban sus cuadernos con notas extrañas y viejas historietas que se volvía a leer cada que podía, silbando alegremente el tema de star wars al ritmo de su cabeza que asentía conforme a la tonada también. Escuchó voces a su alrededor pero poco le importó el que alguien lo escuchara, felizmente siguió en lo suyo tratando de ordenar el desorden de su casillero hasta que más o menos lo logró, y entonces se dirigió hacia las oficinas para ir por su horario.
Cuando la mayoría lo primero que hacia era ir a por ello él decidía hacerlo hasta el último para ya no tener nada pendiente, ese era Owen. Raro y diferente.
Ella llegaba completamente tarde a su primer día de clases, era más que consciente de ello, pero nada le impido en que se demorara más de la cuenta cuando Gerard aparcó para ponerle gas al auto mientras que ella se iba a la pequeña máquina expendedora para comprar unas barras de fresa como desayuno. Se habían demorado más de la cuenta ahí porque el dólar no quería ser aceptado por la máquina y la chica no quería irse sin sus barras de fresa, bastó con hacerle ojitos al pelinegro para que intentaran una y otra vez que el billete fuera captado, hasta que lo lograron.
Había despertado algo tarde también y tuvo que salir corriendo de su casa cuando escucho el claxon del convertible rojo de su primo con un zapato a medio abrochar y sin maquillaje alguno.
Y como para terminar de arruinar su mañana antes de entrar al estacionamiento de la escuela tuvieron que verse obligados a esperar a que una gran multitud de estudiantes pasaran por enfrente suyo, no hubiera estado tan molesta de no ser porque el paso de estos mismos parecía el de una tortuga y se estuvieron cerca de cinco minutos parados, más sin embargo su primo no estaba como ella.
Gerard solía decir que Bonnie era toda una reina del drama y que con cualquier cosa solía cabrearse, no estaba para nada equivocado pero era algo que ella jamás admitiría, ambos solían salir diario juntos hacia el instituto ya que estaban juntos ahí y nunca faltaba una escena durante el trayecto para que él se hiciera aún más ideas de que su prima era de lo más exagerada posible.
Apenas él encontró un lugar para estacionarse la rubia sacó todas sus cosas del gran bolso que cargaba consigo para sacar aquello que tomaba como "útil y necesario en todo momento" que no era más que una pequeña caja con un sinfín de productos de belleza. Su primo salió del auto y lo rodeó hasta quedarse al lado de la muchacha con una expresión divertida en el rostro.
— ¿Eres consciente de que en menos de cinco minutos debes de estar adentro? —indagó el pelinegro cruzando sus brazos en el techo del auto mirando hacia abajo para poder tener contacto visual con la rubia.
— Si, no soy estúpida, Gerard. —gruñó aplicando máscara para pestañas en estas con una rapidez asombrosa— Pero no puedo salir así, ¿acaso no vez que pálido tengo el rostro?, necesito arreglarme.
Le dedicó una mirada fingida de tristeza para después volver a concentrarse en su reflejo del espejo que tenía la guantera de su asiento, apurándose con su maquillaje pero sin hacerlo mal.
Cualquiera que pudiera apreciar aquella imagen podía decir que no tenían parecido alguno, que ni familiares podían ser, pero bastaba con acercarse un poco más para verlos y determinar que se parecían en muchas cosas. Los Lincoln tenían el cabello oscuro, los padres de Bonnie y Gerard eran hermanos, ambos de ojos oscuros al igual que su cabello, así que al igual que ellos ambos muchachos tenían las mismas características, o al menos por un tiempo, hasta que la chica decidió poner fin a esto cambiando el color natural de su cabello.
La cabellera oscura fue sustituida por una rubia y tiempo después el color no duraba mucho en ella ya que cambiaba muy de vez en cuando.
El chico, sólo unos meses más grande que Bonnie, puso los ojos en blanco y adentró la cabeza por la ventana para depositar un beso en la mejilla de la rubia, la cual siguió en lo suyo pero con el ceño fruncido, y después apartarse.
— No tardes mucho, sino quieres ser retada hoy, te veré adentro.
Ella se limitó a hacerle un ademan con la mano de que podía irse ya sin despegar su mirada del espejo al igual que sus manos de su rostro.
Le tomó cerca de tres minutos más para terminar finalmente, la campana aún no sonaba pero estaba segura de que no tardaría en hacerse presente, y sin más se adentró al edificio en el cual tendría que pasar el resto de sus días del último año.
No sentía nervios o emoción alguna pero no podía evitar el mirar a todas partes mientras hacia su camino a las oficinas para recoger el horario que le era asignado, el comienzo de un año nuevo traía consigo el buen humor de todos sus estudiantes y con ello las típicas novatadas del que sólo unos pocos salían ilesos, cargaba su bolso contra su pecho como si fuera un escudo que la protegería de cualquier tipo de ataque por los estudiantes de último año.
Lo que menos quería en ese momento era terminar cubierta de alguna mezcla extraña o empapada, exactamente una semana atarás cambió el color de su cabello por un tono entre rubio y blanco el cual le agradaba mucho, no quería que recordaran el nuevo tono de su cabello todo mojado.
Sin más ella siguió con su camino repitiendo en su cabeza lo que llevaba desde la noche pensando para no terminar olvidando.
“Este es el último año, nada puede salir mal”
Y la campana sonó en ese momento, debía de apresurarse sino quería retrasarse aún más,
Resultó ser que había sido asignado a la clase A, en donde la única persona que le resultaba conocida del todo bien era ni más ni menos que su prima Amber, y tuvo que evitar el reclamar porque Mackenzie no quedó junto con él.
El castaño había dejado a su amiga atrás después de habérsela encontrado en la oficina con el mismo propósito que él en un principio poco le importó el que su horario decía "clase A" pero cuando escuchó las quejas de la chica comenzó a sentirse un tanto decepcionado, aquel era su último año y tendría que pasarlo en una clase en donde la única persona que conocía era una integrante de su familia.
Pero aquello no bastó para que su buen humor matutino se estropeara, al contrario, con algo de curiosidad y unas terribles ganas de masticar algo comestible en lugar de la goma de mascar que tenía en la boca.
Se encontraba caminando con las manos en los bolsillos delanteros de sus jeans negros caminando a paso lento por el pasillo que le conducía hacia su clase, poco le importaba el que debía de haber estado en su aula desde cinco minutos atrás y que aún le quedaba algo de camino, no quería ser retado el primer día pero tampoco quería apresurar su paso por lo cual decidió seguir con el paso normal como si nada importante estuviera ocurriendo.
Sus ojos estaban puestos en un punto fijo pero no muy específico enfrente suyo, sus pies le guiaban sin problema alguno hacia su destino y su mente se encontraba perdida en un mundo en el cual nadie salvo él mismo comprendía del todo.
Solía perderse en su cabeza muy seguido diariamente, incluso hasta en la calle solía pasarle, y como era algo típico de él también no le fue imposible el creerse que alguien se había estrellado contra su costado haciéndole caer de espaldas al suelo.
Parpadeó, más no se fijó en el desastre que había a su alrededor con la mirada aún arriba, y lentamente se puso de pie sacudiendo sus pantalones de suciedad imaginaria.
Sintió un fuerte dolor en su tobillo derecho y no puedo evitar el soltar un grito al igual que pegar un brinco en su lugar, sólo así volteo hacia abajo topándose con la mirada molesta de una chica, rascó su nuca incómodo y evitó el maldecir por el dolor que palpitaba la zona cerca de su pie.
— ¿Qué? —murmuró confundido el muchacho observando con desinterés como la rubia, que se notaba no era natural, observaba un sinfín de cosas tiradas en las cuales él pudo ver que también se encontraban cosas suyas.
— Me tiraste, no me ayudas en nada, ¿y no piensas disculparte? —habló entre dientes ella, por instinto él se agachó y comenzó a rejuntar los libros que sí mal no recordaba eran suyos, de inmediato la chica dejó de aniquilarlo con la mirada pero aún parecía molesta—. Mucho mejor...
— Yo no te tiré, y no esperes que me disculpe, porque claramente tu corrías y me tiraste a mi. —comentó neutral Owen sin apartar la mirada de la muchacha rejuntando más y más cosas.
— Oh, eso no fue así, de no haber sido porque tú caminabas más lento que mi abuela ni siquiera estaría hablando contigo. —contradijo severamente metiendo todo lo demás a su mochila con rapidez.
— Si, claro, fue culpa mía. —bromeó el castaño y se puso de pie, ya no había nada tirado en el suelo, la rubia le imitó pero no le dirigió siquiera la mirada porque estaba más preocupada en acomodarse bien la chaqueta que llevaba puesta al igual que su cabello blanquecino.
Alzó una mano enfrente suyo y ladeó la cabeza para mirarle ahora si, entonces el muchacho se dio cuenta de cuán oscuros eran los ojos de la chica, para después girar y marcharse de ahí como si nada, corriendo de vuelta.
Owen negó con la cabeza y miró sus manos llenas de libros para introducirlos a su mochila.
— No, no, no, no. —repitió frunciendo el ceño revisando cada uno de los ejemplares que cargaba consigo que confundió completamente, no había libros ahí, lo que había juntado eran varias revistas de moda que en su vida había visto.
Desde temprana edad Owen había sido visto como algo fuera de lo común, mientras que unos decían que era blanco y otros negro él solía salir con que era rojo, a cualquier lugar al que solía ir y permanecer por un tiempo podía ver claramente en el gesto de los demás que no era del todo bien visto.
No era del todo agraciado pero por lo menos se encontraba a gusto con su cabello rizado claro al igual que su pálida tez, no muy fuera de lo común pero tampoco tan típico, pero dudaba mucho que los ceños fruncidos que causaba su presencia con los de su edad se debía a que era todo un caballero de brillante armadura, de hecho era casi del todo contrario, lo que le hacía pensar que seguramente no era más que visto como alguien raro simplemente. Y aquello le bastaba para aumentar su falso ego el cual no mostraba más que para divertir a sus amigos de vez en cuando.
Nunca le había sido fácil el pasar desapercibido ante la mirada de los demás, pues a pesar de que trataba no involucrarse nunca en aquello llamativo para estar de boca en boca siempre terminaba haciendo que le ubicaran de una u otra forma, su familia tampoco era del todo normal y aquello le daba aún más una imagen extraña.
Su prima, Amber, tenía dos padres hippies mientras que él lidiaba con su madre por teléfono que se pasaba sus horas libres después del trabajo en clases de yoga y un padre el cual siempre viajaba y cuando volvía de ellos traía consigo creencias de otras culturas. El chico vivía solo porque a ambos padres les gustaba cambiar de paradero cada cierto tiempo, más a su ladre que a su madre, y eso era algo que no le agradó después de los dieciséis.
Dudaba mucho que aquello pasara en las vidas de los demás chicos del instituto e incluso en la de algún otro adolescente de su edad.
Más sin embargo no se quejaba de ello, era su vida después de todo.
Una semana antes su padre se había ido a Japón, enviándole así una gran suma de dinero a él y su madre le dejo lo necesario para pagar la renta de su apartamento de aquel mes, nunca deseó gastar lo que sus padres le daban por algo innecesario por las cosas material como los autos por lo que debía de caminar o tomar el autobús para llegar a dónde quería. Optó por la segunda opción y cuando había llegado aún se encontraba algo vacía la explanada en frente del instituto que recibía a los alumnos de sus vacaciones de invierno.
Las distintas cabelleras de los estudiantes se apreciaban desde una distancia prudente para aquellos que sólo paseaban por ahí sin ser parte de aquel plantel estudiantil, cuando Owen bajó del autobús y caminaba hacia la entrada apreció sin interés alguno los diferentes grupos que se formaban ahí afuera, él no formaba parte de ningún tipo de clase social en la escuela, no tenía muchos amigos a decir verdad y no le gustaba hacerse pasar por alguien que no era sólo para ser notado, así que mientras él recorrió aquella explanada con las manos en los bolsillos absolutamente nadie le impidió que cortara su paso para charlar un poco.
El castaño llegó con sus cosas hasta el locker que le había sido asignado desde primer año, uno que se encontraba justamente en el centro de una ilera en el cual la gran mayoría de sus dueños eran jóvenes a los cuales les importaba más tener una buena reputación que unas buenas notas, gente con la que Owen trataba no entablar relación alguna, aunque le era divertido en veces porque así lograba escuchar conversaciones ajenas de lo más entretenidas.
Metió todo lo que había cargado consigo en la mochila para no tener que andar con eso durante el resto del día, gran parte del espacio lo ocupaban sus cuadernos con notas extrañas y viejas historietas que se volvía a leer cada que podía, silbando alegremente el tema de star wars al ritmo de su cabeza que asentía conforme a la tonada también. Escuchó voces a su alrededor pero poco le importó el que alguien lo escuchara, felizmente siguió en lo suyo tratando de ordenar el desorden de su casillero hasta que más o menos lo logró, y entonces se dirigió hacia las oficinas para ir por su horario.
Cuando la mayoría lo primero que hacia era ir a por ello él decidía hacerlo hasta el último para ya no tener nada pendiente, ese era Owen. Raro y diferente.
Ella llegaba completamente tarde a su primer día de clases, era más que consciente de ello, pero nada le impido en que se demorara más de la cuenta cuando Gerard aparcó para ponerle gas al auto mientras que ella se iba a la pequeña máquina expendedora para comprar unas barras de fresa como desayuno. Se habían demorado más de la cuenta ahí porque el dólar no quería ser aceptado por la máquina y la chica no quería irse sin sus barras de fresa, bastó con hacerle ojitos al pelinegro para que intentaran una y otra vez que el billete fuera captado, hasta que lo lograron.
Había despertado algo tarde también y tuvo que salir corriendo de su casa cuando escucho el claxon del convertible rojo de su primo con un zapato a medio abrochar y sin maquillaje alguno.
Y como para terminar de arruinar su mañana antes de entrar al estacionamiento de la escuela tuvieron que verse obligados a esperar a que una gran multitud de estudiantes pasaran por enfrente suyo, no hubiera estado tan molesta de no ser porque el paso de estos mismos parecía el de una tortuga y se estuvieron cerca de cinco minutos parados, más sin embargo su primo no estaba como ella.
Gerard solía decir que Bonnie era toda una reina del drama y que con cualquier cosa solía cabrearse, no estaba para nada equivocado pero era algo que ella jamás admitiría, ambos solían salir diario juntos hacia el instituto ya que estaban juntos ahí y nunca faltaba una escena durante el trayecto para que él se hiciera aún más ideas de que su prima era de lo más exagerada posible.
Apenas él encontró un lugar para estacionarse la rubia sacó todas sus cosas del gran bolso que cargaba consigo para sacar aquello que tomaba como "útil y necesario en todo momento" que no era más que una pequeña caja con un sinfín de productos de belleza. Su primo salió del auto y lo rodeó hasta quedarse al lado de la muchacha con una expresión divertida en el rostro.
— ¿Eres consciente de que en menos de cinco minutos debes de estar adentro? —indagó el pelinegro cruzando sus brazos en el techo del auto mirando hacia abajo para poder tener contacto visual con la rubia.
— Si, no soy estúpida, Gerard. —gruñó aplicando máscara para pestañas en estas con una rapidez asombrosa— Pero no puedo salir así, ¿acaso no vez que pálido tengo el rostro?, necesito arreglarme.
Le dedicó una mirada fingida de tristeza para después volver a concentrarse en su reflejo del espejo que tenía la guantera de su asiento, apurándose con su maquillaje pero sin hacerlo mal.
Cualquiera que pudiera apreciar aquella imagen podía decir que no tenían parecido alguno, que ni familiares podían ser, pero bastaba con acercarse un poco más para verlos y determinar que se parecían en muchas cosas. Los Lincoln tenían el cabello oscuro, los padres de Bonnie y Gerard eran hermanos, ambos de ojos oscuros al igual que su cabello, así que al igual que ellos ambos muchachos tenían las mismas características, o al menos por un tiempo, hasta que la chica decidió poner fin a esto cambiando el color natural de su cabello.
La cabellera oscura fue sustituida por una rubia y tiempo después el color no duraba mucho en ella ya que cambiaba muy de vez en cuando.
El chico, sólo unos meses más grande que Bonnie, puso los ojos en blanco y adentró la cabeza por la ventana para depositar un beso en la mejilla de la rubia, la cual siguió en lo suyo pero con el ceño fruncido, y después apartarse.
— No tardes mucho, sino quieres ser retada hoy, te veré adentro.
Ella se limitó a hacerle un ademan con la mano de que podía irse ya sin despegar su mirada del espejo al igual que sus manos de su rostro.
Le tomó cerca de tres minutos más para terminar finalmente, la campana aún no sonaba pero estaba segura de que no tardaría en hacerse presente, y sin más se adentró al edificio en el cual tendría que pasar el resto de sus días del último año.
No sentía nervios o emoción alguna pero no podía evitar el mirar a todas partes mientras hacia su camino a las oficinas para recoger el horario que le era asignado, el comienzo de un año nuevo traía consigo el buen humor de todos sus estudiantes y con ello las típicas novatadas del que sólo unos pocos salían ilesos, cargaba su bolso contra su pecho como si fuera un escudo que la protegería de cualquier tipo de ataque por los estudiantes de último año.
Lo que menos quería en ese momento era terminar cubierta de alguna mezcla extraña o empapada, exactamente una semana atarás cambió el color de su cabello por un tono entre rubio y blanco el cual le agradaba mucho, no quería que recordaran el nuevo tono de su cabello todo mojado.
Sin más ella siguió con su camino repitiendo en su cabeza lo que llevaba desde la noche pensando para no terminar olvidando.
“Este es el último año, nada puede salir mal”
Y la campana sonó en ese momento, debía de apresurarse sino quería retrasarse aún más,
Resultó ser que había sido asignado a la clase A, en donde la única persona que le resultaba conocida del todo bien era ni más ni menos que su prima Amber, y tuvo que evitar el reclamar porque Mackenzie no quedó junto con él.
El castaño había dejado a su amiga atrás después de habérsela encontrado en la oficina con el mismo propósito que él en un principio poco le importó el que su horario decía "clase A" pero cuando escuchó las quejas de la chica comenzó a sentirse un tanto decepcionado, aquel era su último año y tendría que pasarlo en una clase en donde la única persona que conocía era una integrante de su familia.
Pero aquello no bastó para que su buen humor matutino se estropeara, al contrario, con algo de curiosidad y unas terribles ganas de masticar algo comestible en lugar de la goma de mascar que tenía en la boca.
Se encontraba caminando con las manos en los bolsillos delanteros de sus jeans negros caminando a paso lento por el pasillo que le conducía hacia su clase, poco le importaba el que debía de haber estado en su aula desde cinco minutos atrás y que aún le quedaba algo de camino, no quería ser retado el primer día pero tampoco quería apresurar su paso por lo cual decidió seguir con el paso normal como si nada importante estuviera ocurriendo.
Sus ojos estaban puestos en un punto fijo pero no muy específico enfrente suyo, sus pies le guiaban sin problema alguno hacia su destino y su mente se encontraba perdida en un mundo en el cual nadie salvo él mismo comprendía del todo.
Solía perderse en su cabeza muy seguido diariamente, incluso hasta en la calle solía pasarle, y como era algo típico de él también no le fue imposible el creerse que alguien se había estrellado contra su costado haciéndole caer de espaldas al suelo.
Parpadeó, más no se fijó en el desastre que había a su alrededor con la mirada aún arriba, y lentamente se puso de pie sacudiendo sus pantalones de suciedad imaginaria.
Sintió un fuerte dolor en su tobillo derecho y no puedo evitar el soltar un grito al igual que pegar un brinco en su lugar, sólo así volteo hacia abajo topándose con la mirada molesta de una chica, rascó su nuca incómodo y evitó el maldecir por el dolor que palpitaba la zona cerca de su pie.
— ¿Qué? —murmuró confundido el muchacho observando con desinterés como la rubia, que se notaba no era natural, observaba un sinfín de cosas tiradas en las cuales él pudo ver que también se encontraban cosas suyas.
— Me tiraste, no me ayudas en nada, ¿y no piensas disculparte? —habló entre dientes ella, por instinto él se agachó y comenzó a rejuntar los libros que sí mal no recordaba eran suyos, de inmediato la chica dejó de aniquilarlo con la mirada pero aún parecía molesta—. Mucho mejor...
— Yo no te tiré, y no esperes que me disculpe, porque claramente tu corrías y me tiraste a mi. —comentó neutral Owen sin apartar la mirada de la muchacha rejuntando más y más cosas.
— Oh, eso no fue así, de no haber sido porque tú caminabas más lento que mi abuela ni siquiera estaría hablando contigo. —contradijo severamente metiendo todo lo demás a su mochila con rapidez.
— Si, claro, fue culpa mía. —bromeó el castaño y se puso de pie, ya no había nada tirado en el suelo, la rubia le imitó pero no le dirigió siquiera la mirada porque estaba más preocupada en acomodarse bien la chaqueta que llevaba puesta al igual que su cabello blanquecino.
Alzó una mano enfrente suyo y ladeó la cabeza para mirarle ahora si, entonces el muchacho se dio cuenta de cuán oscuros eran los ojos de la chica, para después girar y marcharse de ahí como si nada, corriendo de vuelta.
Owen negó con la cabeza y miró sus manos llenas de libros para introducirlos a su mochila.
— No, no, no, no. —repitió frunciendo el ceño revisando cada uno de los ejemplares que cargaba consigo que confundió completamente, no había libros ahí, lo que había juntado eran varias revistas de moda que en su vida había visto.
Sigue: ácido.
trunks
Re: Cliché. n.c
- marty mcfly:
- alec
empecemos: owen. owEN. OWEN.
me encanta owen. es súper cool. o no. es como súper cool pero también súper normal??? y no destaca por ser un marginado ni por ser alguien popular. es como que esta en el medio de todo, y como que me puedo identificar con eso
y mENCIONASTE A AMBER Y SU FAMILIA EXTRAÑA, AY. las familias de ambos son rarísimas
también es como que no le importa nada, y eso esta bueno. es como "oye, te piso un auto." y estaría en plan "meh"
(bueno, no tan así. pero eso da a entender )
bonnie es un desastre. me recuerda a mi misma.Había despertado algo tarde también y tuvo que salir corriendo de su casa cuando escucho el claxon del convertible rojo de su primo con un zapato a medio abrochar y sin maquillaje alguno.
me enCANTA. es diferente por que hasta ahora vimos muchas chicas tipo bad girls (??)y bonnie es distinta, algo así como dramática, un poco más identificable para mi. y soy como bonnie con eso del maquillaje porque siempre me veo fatal cuando voy a la escuela y necesito un poco porque sino me llamarían lucy-ojeras o algo así.
dÍOS MÍO. SOY BONNIE. ME SIENTO MUY TOCADA (??)... cargaba su bolso contra su pecho como si fuera un escudo que la protegería de cualquier tipo de ataque por los estudiantes de último año.
ESA PELEA, DIOS MÍO. ambos son dos orgullosos de mierda
sin más preambulos (??) tu capítulo fue hermoso y entretenido, me encantó. en especial bonnie, ay. quiero leer más sobre ella.
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Re: Cliché. n.c
I'm just not sure whether my heart is working. And yours is beating double time. Cole & Ro. New Rules
Kida
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