Estado de Coma [Ron, Harry, Draco y Tú]

Te das cuenta de qué trata una historia con sólo leer el comienzo del relato: "Había una vez…, Un día…, Ésta era una persona…, etc.,". Sólo que mi historia no es una de esas que tanto nos han contado cuando pequeños, es extraña,en realidad. Cuando leas esta historia te darás cuenta de que las decisiones tomadas no fueron sencillas, y como todos también viví mis momentos de tristezas pero también de felicidad.

Bien podría empezar con una descripción de mí: tengo 19 años y estudio mi segundo año de universidad en California, mi ciudad de origen. Soy delgada y de estatura media; tez blanca pero un poco bronceada por el rey sol; mi cabello está casi por mi cintura es de color marrón-negro, no es ni liso ni chino pero es indomable, a veces no sé ni cómo peinarme; mis ojos son color chocolate intenso, pero uso lentillas color gris, no sólo por el color, en realidad necesito la graduación pero casi no me gusta usar mis lentes de armazón. Me gusta vestir a la moda, pero a veces sólo me pongo lo primero que encuentro, me gusta ir al centro comercial a querer comprar todo pero no lo hago, no tanto por cuestión de dinero, sino porque, aunque me cueste admitirlo, soy una compradora compulsiva. Me gusta mucho calzar zapatos altos pero con eso de las clases me canso muy rápido.

Ahora mi familia, mis padres: Anhíz y Damián Brooks. Tengo 3 hermanos: Leonel de 18 años, estudia la en la misma universidad que yo; Pamela de 11 años, estudia la de primaria, Johana de 3 años y 8 meses que afortunadamente aún no estudia; y luego estoy yo _____ Brooks, cabe aclarar que soy la mayor y tengo más responsabilidades, y al mismo tiempo menos derechos.

Bueno, ésta es mi historia, mi vida, una en la que todo es posible, como lo que me pasó en un verano 3 años atrás…

*Narra _____ Brooks*

Cinco días después de mi fiesta de quince años, la alarma del mi celular sonó a las 6:20 am con una melodía bastante fuerte que casi hace que termine en el suelo, si no fuera porque estaba enredada en mi cobertor. Me bañé y comencé a vestirme y peinarme, y ponerme un poco de base, para evitar la “lujosa vista” de las conocidas pecas.

-¡_____, no alcanzarás a desayunar!- la voz de mi madre llegó a mi habitación, haciéndome saber que ya era demasiado tarde.

-¡Ya voy mami!- le dije casi gritando, tal cual como ella a mí.

-Llegaremos tarde Leo, no hay tiempo.- le dije a mi hermano una vez que llegue al comedor, apurándolo. –Sólo tenemos 10 minutos antes del toque.- seguía apresurándolo; pero lo mejor de entrar a las 7 am a la secundaria y levantarme a las 6:20, era que vivíamos a 5 minutos de ella.

-¿Vas a querer que te espere saliendo, _____?- me preguntó mi hermano una vez en la escuela cuando ya estuvimos cerca de mi salón, pues siempre me llevaba al mío y después se iba a sus clases, cuidándome. 

-No, gracias Leo. Hoy Cris quedó de acompañarme a la casa.- le respondí con un hilo de voz, temerosa de su reacción. Pues aún no tenía permiso de mi padre para tener novio y prácticamente obligó a mi hermano a cuidarme de los chicos. – Aunque técnicamente no me llevará a la casa, me dejara cerca.- aclaré porque se había quedado serio, mirándome fijamente, como si quisiera leer en mis ojos alguna mentira.

- _____, _____, _____…- decía mi hermano con esa calma y negando con la cabeza que solo significaban una cosa: otro regaño por parte de mi padre y él pero que sólo salían de la boca de Leo. – Ya sabes que no están permitidas ciertas caricias y/o acercamientos inapropiados ¿verdad?- me recordó con una pequeña sonrisa. – Que papá no los vea ¿ok?- advirtió y yo sólo asentí como respuesta. Luego se fue a sus clases al otro lado del pasillo de donde yo recibía las mías.

Entré a mi salón y ubiqué mi lugar, no sé por qué los profes siguen con su manía de sentarnos por número de lista. Ahí ya estaban mis dos mejores amigas esperándome: Lucy y Susy, las gemelas de último año de secundaria.

Mientras esperábamos al maestro de la primera hora, estuvimos platicando fuera del salón de clases, era extraño que no llegara, ya que siempre había sido puntual.

Luego de media hora llegó otro profesor, avisando la ausencia del maestro, ya que la Mesa Directiva tenía junta, todos los maestros excepto los de primer grado, estarían ocupados el resto del día, pero por alguna razón que no presté atención, no saldríamos de la institución hasta la hora de salida. Después se despidió y salió del salón hacia la junta.

Todos mis compañeros y yo estábamos tan felices por la noticia. "¿Y quién no? Tenemos 15 años la mayoría y no nos gustaban las clases."

Cuando salí del salón con mis amigas les platique de Cris, que había quedado con él a la hora de salida y la mini plática con mi hermano en la mañana, quien me cubriría con mis padres.

- Bueno, ahora que no tendremos clases ¿qué hacemos?- preguntó un tanto confundida, aburrida y, al mismo tiempo, emocionada mi amiga Susy.

-Vayamos al campo de futbol un rato y luego a la cafetería a almorzar ¿sí?- dije muy feliz porque sabía que Cris estaría ahí practicando, y ambas sabían el porqué de mi propuesta, por lo que comenzaron a tontear cantando alguna melodía romántica graciosa.

Llegamos al campo y nos sentamos en el suelo viendo a los chico jugar un partido de futbol “amistoso”. Cuando localicé a Cris, me dedico una sonrisa de esas que me derretían. Yo sólo le respondí también con una leve sonrisa y agache la cara porque sentí que me ponía más roja que un jitomate.

A la hora de almorzar nos dirigíamos a la cafetería. Iba tan distraía pensando en Cris y las miradas que nos mandamos cuando choque con alguien; era él, el chico de mis sueños, de mis pensamientos, quien me traía “cacheteando la banqueta”, el futuro padre de mis hijos…  

-Disculpa no te vi- rápidamente respondí, claro, después del trance y roja de la vergüenza por ser tan distraída.

-No te preocupes, _____. Yo venía distraído- decía con una sonrisa ladeada. Nos quedamos viendo un momento, yo tan sumergida en esos ojos color miel y luego en sus labios, esos que tantas ganas tenía de besar. Nos íbamos acercando poco a poco, ya me había imaginado cómo sería besarlo, y no era nada como esto. Había demasiada gente aquí, olía a comida por todos lados, se escuchaba el ruido del aceite en las sartenes de la pequeña cocina improvisada de la cafetería, y luego él, que después de la práctica de futbol, empapado de sudor (aunque estaba jodidamente sexy), no era lo que me esperaba, no para mi primer beso. Así que decidí apartarme e ir a mi mesa, donde estaban esperándome mis amigas, mientras caminaba sentí su mirada en mi espalda una mirada de desilusión, al igual que la mía. Llegué con las chicas y les conté lo ocurrido.

A la hora de salida, ya me esperaba Cris fuera de la secundaria, me despedí de mis amigas prometiéndoles mensajearlas y contarles lo ocurrido en “mi cita”.

–Hola Cris- lo saludé con una sonrisa muy tímida.

-Hola _____. ¿Lista?- decía coqueteando conmigo, sólo asentí a su pregunta y comencé a caminar, estaba tan nerviosa que no salían más palabras de mi boca. – Oye, _____… - salí de mis pensamientos al escucharlo hablar. 

– Este… amm… yo… bu… bue… bueno… si tu…- Se notaba igual o más nervioso que yo. Detuve mi caminata. 

-Sí, dime- no supe como hable de tan nerviosa que estaba, sólo quería que terminara de decir lo que quería escuchar.

-Este… ¡aaah! ¡Carajo!- se desesperó por no poder decir lo que le quería pedir. –Oye, ¿podemos ir a dar una vuelta antes de llegar a tu casa?- quedé desconcertada ante la pregunta, pero pensé que tal vez quería más tiempo para poder preguntármelo, así que sólo asentí y seguimos caminando.

Caminamos por una media hora hablando de cosas triviales, como el color, la música, la canción, la clase, la mascota, la comida que más nos gustan y las que menos nos gustan. Hasta que llegamos a una calle donde se podía ver mi casa, no quería irme pero ya era tarde, además quería saber qué era lo que me iba a decir antes de invitarme a caminar.

-Bueno Cris, yo creo que ya me tengo que ir. Esa es mi casa- apunte con el dedo no muy lejos de donde estábamos. Él sólo asintió en respuesta de comprensión.

-Está bien. Yo… te quería preguntar algo- Otra vez estaba nervioso, yo sólo quería que terminara de una vez, mi corazón estaba a mil. -Pero no quiero que se enojen tus papás contigo por llegar tarde- mi ritmo cardiaco se alentó otra vez. – Pero…- otra vez mi corazón se aceleró.- ¿Mañana podemos quedar otra vez? Es que sí quiero hablar contigo.-  me pidió y yo asentí con una minúscula sonrisa; demasiada presión  por un día.

- Si, está bien Cris. ¿Mañana a la salida?- cuestioné con decepción "¿Por qué no me lo dice de una buena vez?"

- Bueno. Hasta mañana, _____- se despidió y me dio un beso en la mejilla.

Llegué a mi casa hecha un mar de nervios por el beso de Cris. Entré y saludé a mi hermano que, parecía estar enojado y mis papás que estaban bastante serios, Johana debería estar en su siesta y Pamela en su cuarto.

Entré a mi cuarto y les mande mensaje a las chicas para que se conectaran y chateáramos. Les conté todo lo que pasó que en realidad no fue mucho. Yo les dije que estaba bastante desilusionada porque no me lo pidió pero ellas me dijeron que Cris era un chico muy tímido y que le tuviera paciencia.

Después de contarles todo a mis amigas, apague el monitor y me puse a ver una de mis películas favoritas mientras me llamaban para comer, Harry Potter y el Cáliz de fuego. Me gustaba mucho porque trataban temas de enamoramiento. Me puse a pensar sobre la película, imaginándome, si existiera la magia y asistiera a Hogwarts, lo primero que haría sería alejarme del "trio de oro" ya que siempre están en problemas que terminan debatiéndose entre la vida o la muerte, después sería pedirle a Draco Malfoy un autógrafo y tomarme muchas fotos con él, siempre ha sido mi actor favorito. Él es y será siempre mi villano favorito. Me imaginé recorriendo los pasillos del lugar y en clase del profesor Snape gritándome como sólo él sabe hacerlo con los estudiantes que no son de su casa.

Todavía me pregunto por qué mi madre siempre se opuso a comprarnos los libros y películas si sólo es un poco de ciencia-ficción con mucha fantasía.

Al salir de mi habitación, me encontré a mi familia en la mesa esperándome para comer, muy serios cosa que me pareció de lo más extraño, ya que siempre, aunque tengamos problemas intentamos mantener una sonrisa en el rostro para los demás. Noté en la mesa un par de sobres con tono amarillento pero no les tomé mucha atención, ya que lo que importaba en esos momentos era el hambre que tenía.

La comida transcurrió demasiado incómoda, muy serios todos, incluso la televisión estaba apagada. Mi padre me dirigía miradas asesinas. Pero si yo no hice nada. A menos que me hayan visto paseando con Cris, o que Leo les haya contado mi astuto plan y por eso él estaba tan serio. Decidí hablar… Gran error.

-¿Qué pasa? ¿Por qué tan serios?- me asusté al terminar de preguntar, pues sólo recibí los rostros enojados de mis padres, la mirada de preocupación de mi hermano, la de desconcierto de mi hermana Pamela, y la de desinteresada mirada de la pequeña Johana.

-¿Que, qué pasa? ¿Qué pasa?- mi padre estaba histérico, tanto que me daba miedo, pero aún no sabía la razón.

-Sí. Papi, ¿qué pasa? ¿Por qué están así de enojados conmigo? ¿A caso hice algo malo? ¿Dije algo malo?- mi respiración estaba muy acelerada, estaba confundida y asustada por su actitud hacia mí. Me giré a donde mi madre y le pregunté a ella. – Mami dime ¿Por qué están enojados conmigo?- le pregunté con los ojos cristalizados, pues solamente tenía un poco de información. Sabían algo que yo no y me gritaban por ello. Entonces mi madre habló.

-_____, vete a tu cuarto y no salgas- la mire extrañada y muy confundida, esto estaba mal. "¿Por qué me trataban así?"  Me levanté de mi lugar y me fui directo a mi habitación, llorando sin saber por qué.

Me tiré a la cama y me quedé dormida; a las seis de la tarde me levanté para bañarme y regresé directo a mi cuarto, a hacer nada. 

Por la mañana siguiente fui la primera en levantarme, me iría más temprano hoy, no quería llegar de malas a clases. Al entrar al instituto, me quedé sorprendida de lo oscuro y solo que estaba, obviamente. 

"¿Quién en su sano juicio querría estar a las 6:30 am en la escuela esperando a que las clases empiecen? Claro, sólo a la chica desconcertada que no sabe por qué sus padres la detestan." 

Llegue a mi salón, tenía matemáticas a primera hora.

Esperé un rato más en lo que llegaba el conserje a abrir las aulas. Entré al salón que de a poco a poco se fueron llenando los lugares vacíos por mis compañeros de clase. Estaba en mis pensamientos todavía por lo de ayer con mis padres que no me di cuenta de que me hablaban las chicas.

-_____, ¿estás bien?- me preguntó Susy, quien siempre se preocupada tanto por mí.

-Sí... ¿A qué hora llegaron?- pregunté muy extrañada por no notar cuando me hablaban, siempre estaba atenta a lo que pasaba a mi alrededor, excepto claro, cuando se trataba de Cris.

-Hace un rato _____. ¿Qué pasa amiga? ¿Qué tienes?- Lucy y su aire de amiga sobre protectora y cariñosa que siempre tenía conmigo. Sonreí al saber que contaría con ella siempre.

-Lucy, mis padres… están enojados por algo que desconozco- de repente el sentimiento de ayer después de "la plática" regresó y un par de lagrimas bajaron por mis mejillas.

-Ya _____, no llores nena, tranquilízate y cuando puedas nos cuentas bien que pasó ayer ¿ok?- su tono de voz tan tranquilo y pacífico me hizo calmarme un poco, mientras el abrazo de mi amiga me hacía sentir que todo iría bien. Asentí con la cabeza en señal de que la había escuchado. Sentí como me dejaba sin su abrazo protector y el sentimiento de culpa e inseguridad me invadía de nuevo. El profesor había llegado.

Después de eso no hable con nadie de nada, solo decía "presente" y levantaba la mano cuando pasaban lista en las siguientes clases, hasta el almuerzo. Como hoy no desayuné solo esperaba el toque de receso. Llegamos a nuestra mesa de siempre y mientras comimos les conté todo a mis amigas, ellas sólo escuchaban y me abrazaban o me daban un apretón de manos en señal de que no me preocupara.

-_____ tranquila. Esto va a pasar muy pronto. Tal vez solo sea un mal entendido.- me tranquilizaba Lucy con un abrazo.

-Si _____, nos tienes a nosotras aquí contigo. No pienses más en eso. Todo tiene una explicación. Además, deberías estar un poquito feliz porque hoy por fin se te declara Cris.- me animaba Susy con una sonrisa en el rostro. Sonreí ante tal posibilidad.

-Gracias chicas. Por todo- en verdad estaba agradecida por lo que hacían por mí. –Pero ya me canse de esperar a que Cris se decida, creo que necesita ayuda.- me permití sonreír pícaramente mientras pensaba en declararme yo a él.

-¿Qué es lo que tienes en mente _____?- mi muy curiosa amiga Lucy mientras me veía que me retocaba el brillo labial y me levantaba de mi asiento.

-Ya lo verán- Respondí sonriente y me fui en busca de ese chico especial para mi.- Tal vez cuando entremos a clase ya tenga novio- Esta vez solté una risa y me encaminé a buscarlo. No tardé mucho en encontrarlo, pues sólo perdí de vista a mis amigas y ahí de frente estaba él, el chico de mis sueños, y no precisamente con ganas de hablar, con sus manos justo donde no quería que estuvieran, con sus labios, esos labios tan intocables para mí, justo donde tampoco quería que estuvieran; y esa chica, gozando del momento sin importar quien le viera, sin importarle si le mandaban un castigo por besar a un chico en las instalaciones de la escuela, sin importarle que tal vez la chica que gustara de él pasara por ahí y se le deshiciera su corazón al ver tal escena.

Pasaron incontables segundos que para mí que parecían horas. Era el lugar menos indicado, el momento menos indicado, él con la chica menos indicada, y yo la menos indicada para sentir ese desgarrador sentimiento. Mis lágrimas no tardaron en aparecer nublándome la vista solo por microsegundos en lo que éstas caían. Quería salir corriendo de ahí, pero mis pies parecían estar clavados al suelo, obligándome a quedarme. Uno de los amigos de Cris me vio, y su expresión cambio de divertido a asustado, como si hubiese visto a un fantasma. Fue en ese entonces que perdí el contacto visual con la pareja y salí por otro pasillo, no quería volver a verlo jamás. Él jugó conmigo, me hizo creer que gustaba de mí, y convenció a mis amigas de eso para que no se metieran.

Me metí a un baño y empecé a llorar, todo iba de mal en peor, primero mis padres y ahora Cris, esto está mal. Escuche que entraban más personas al baño.

-¿_____? ¿Eres tú? ¿Estás bien?- la voz de Lucy desde el otro lado de la puerta sonaba bastante preocupada.

- Eehh… sí, sí. Ahora salgo- trate de sonar lo más serena que pude pero no lo logré. Apenas y logre escuchar lo que dije yo misma. Me maldije por mi idiotez.

-¿_____? Anda dinos lo que pasa- Susy trataba de convencerme de que no estaban preocupadas para que les contara.

Sonó el toque para entrar a clases otra vez. Salvada por la campana.

-Chicas, tardaré en salir, mi estómago duele. Vayan a clase.-esta vez lo dije más calmada.

-Está bien _____, avisaremos al profe de biología que te sentías mal ¿ok?-dijo Lucy comprensiva. Supo que necesitaba estar sola un momento.

-Gra… gracias. Pero vayan ya que después no las dejaran entrar a clase.- las apuré a ir para llorar a gusto.

Se escuchó la puerta de salida y entonces me desplomé hasta el suelo, dejando caer lágrimas y más lágrimas por mis mejillas, no quería dejarlas salir porque no tenían por qué hacerlo. Cris nunca me pidió nada, así que él podía hacer lo que le diera la gana, y yo también. Decidida llegue al espejo frente a los lavabos del baño, retoqué mi maquillaje, y puse más brillo en mis labios. 

A la salida, él estaba allí, esperándome. Por alguna razón mis amigas no me volvieron a preguntar sobre lo que tenía, y cada vez que veían a Paula caminando entre los cambios de salón querían estrangularla. "Yo sólo… actuaré lo más normal que pueda."

Salude a Cris con una sonrisa en mi boca, pero ahora no dejé que me besara la mejilla. De camino hablaba y hablaba de mí, y de la hermosa pareja que seríamos mi vecino Jonni y yo.

Me detuve en la misma calle de ayer y me despedí de el con un gesto de mano, para luego llegar rápido a mi casa. Aunque tampoco me apetecía estar en casa.

Abrí la puerta y estaban mis padres y mi hermano en  la entrada esperándome para charlar, supongo, de lo de la charla inconclusa. Sólo esperaba que tuviera sentido.

-_____, tenemos que hablar- empezó mi padre en tono muy distinto al día anterior, bastante calmado y algo temeroso.

-¿Qué pasa?- mi voz sonó entrecortada aún por lo de Cris.

-Tú y Leo se van a Londres.- Soltó de sin siquiera respirar. "Ok, eso sí que no me lo hubiera esperado ni en cien años." Solté una risita bastante burlona.

-Ya… ya, ya enserio… ¿Qué… qué pasa?- dije apenas tratando de contener la risa. "¡Irme a Londres! ¡Están locos o qué!"

-¿A caso ves que nos estamos riendo, _____? ¡Esto es serio!- Dijo en voz alta, tratando de convencerme.

-Aha… y ¿cuándo nos vamos?- Cuestioné tratando de seguir tranquila.

-Estas vacaciones- respondió mi madre con la vista al suelo, como si de repente sus zapatos fueran más interesantes.

-¿Y?- pregunté bastante seca. -¿A qué tenemos que ir Leo y yo a Londres? Si se puede saber…- mi voz sonaba muy calmada, como si mudarme a Londres a saber a qué fuera lo más normal del mundo.

-A estudiar. ¿A qué más?- me dijo mi padre. Yo aún estaba confundida. Estábamos a 11 de enero, mitad del año de estudio, medio año para terminar mi secundaria, saldría como técnico electricista, tengo buenas calificaciones, ya tenía planes para estudiar la preparatoria aquí mismo, junto con mis amigas. Aunque soy canadiense, mis amigos y familia viven aquí. "¿Por qué rayos se supone que tenemos que ir a estudiar a Londres?" Definitivamente me esperaba de todo, menos esto.

-Ok... Y ¿ya encontraron plaza para nosotros en una escuela o tendremos que retrasarnos un año?- pregunté mirando anonada a mis padres y a mi hermano. Me mostraron un sobre de los que estaban en la mesa a la hora de la comida. Empecé a leer el reverso del sobre cerrado. Me quedé bastante sorprendida por lo que leía:

Observé a mi hermano que estaba cabizbajo y noté que también tenía un sobre como el mío. Me miró por unos segundos y asintió con la cabeza. Enseguida abrí el sobre, dentro habían dos hojas, la primera era mi carta de aceptación:

COLEGIO HOGWARTS DE MAGIA Y HECHICERÍA

Director: Albus Percival Wulfric Brian Dumbledore
(Orden de Merlín, Primera Clase, Gran Hechicero, Jefe de Magos, Jefe Supremo, Confederación Internacional de Magos).

Querido Srita.: Brooks

Tenemos el placer de informarle de que dispone de una plaza en el colegio Hogwarts de Magia y Hechicería. Por favor, observe la lista del equipo y los libros necesarios. Sus clases comienzan el 1 de septiembre. Esperamos su lechuza antes del 31 de julio.

Muy cordialmente,
Minerva McGonagall
Directora adjunta

-¿Pero qué rayos….?- fue lo único que pude decir después de leer la primera hoja. Sí no me esperaba esta noticia, de tener que mudarme a un lugar extraño, a estudiar en una escuela extraña y en un país completamente extraño, menos me esperaba una carta de aceptación de Hogwarts, la famosa escuela de magia y hechicería, que por si fuera poco, siempre la pensé parte de una historia de fantasía.

-Es una broma ¿cierto?- cuestioné bromista, buscando una respuesta afirmativa de mis padres pero nunca llegó, en cambio, el silencio me embargó junto con algunas preguntas: ¿qué rayos esperaban con esto? ¿Enserio viajaríamos a Londres? ¿Cómo esperan que continúe como si nada cuando dejaré parte de mi vida aquí? ¿Qué les diría a mis amigas? ¿Qué pasará con Cris? ¿Podré dormir ésta noche? Tantas preguntas sin respuesta.

-Vendrán mañana por ustedes, para que conozcan Londres. Los traerán el domingo en la tarde. Haz tu tarea hoy. - dijo mi madre como si todo estuviera bien, pero su tono de voz también sonó con preocupación.

-Ok- fue lo único que pude decir, después de un shock como éste, ¿qué más podría decir? En ese momento me fije en mi hermano. Estaba tan sereno como siempre, solo que ahora tenía el ceño fruncido, con tantas cosas en la cabeza, su carta en mano, viendo a la nada. Hoy realmente fue un día tan extraño.

Al caminar a mi habitación escuche decir a mi madre –_____, no puedes hablar de esto con nadie ¿ok?- asentí y seguí caminando. Fui a bañarme y después a meterme a mi cama. Estaba pensando en todo esto, tratando de asimilarlo, pero no podía. Se supone que Hogwarts, la escuela de magia y hechicería es solo de un libro, un cuento, una película, una historia. Esto está mal. Está muy mal. Siempre me imaginaba que de repente tendría que ir y que estaría tan entusiasmada por hacerlo, pero no, esto no es nada como mi mente loca lo imaginó algún día, porque esto no era parte de mi mente, era real, y el pellizco que me dí lo probó. Tal vez estaba bastante dormida para despertar con eso.

Escuche abrirse la puerta de mi cuarto y me gire, ahí en el marco de la puerta estaban mis padres, observándome. Solo esperaba que rieran y me dijeran que todo había sido una broma, una de mal gusto pero solo una broma. No. Ellos estaban serios, tristes. Tratando de explicarme todo con su mirada. Me senté en mi cama y los invite a pasar.

-_____, ya sabemos que esto es muy confuso para ti pero…- empezó mi madre intranquila y nerviosa.

-Es por el bien de todos pequeña- continuó mi padre. –Tú y Leo deben estar allá. Tómalo como el viaje que querías cuando se...- quiso animarme mi padre.

-¿Qué? ¿Estás hablando enserio? ¿Quieres que vaya a una escuela que no existe? Todo es tan… ¡La magia no existe! ¿Entienden? Solo fue una broma de mal gusto cuando trajeron esos sobres. No son cosas de verdad.- respondí bastante histérica.

-Hija, tranquila. Todo esto es verdad. No queríamos que supieran nuestra ubicación, porque nunca quisimos esta vida para ustedes. Pero tienen que ir. Eso siempre ha sido el destino.- dijo mi madre, se notaba triste y nostálgica, al contrario de lo que decía.

-¿A qué se supone que debemos ir, má?- esta vez quise sonar comprensiva.

-A ayudar con todo lo que saben hasta ahora.- respondió tranquila, sonreí pensando en que era un sueño, sí, definitivamente era un sueño. Solo asentí como respuesta. Mañana será otro día y se reirán de mí cuando les cuente mi extraño y loco sueño.

Mis padres salieron de mi habitación y solté una risita, esperando a Morfeo y sus confortables brazos para poder dormir, ya que con todo esto olvidé el hambre que tenía.

*Narra Cris*

Me desperté con la sensación de que hoy sería uno de esos días inolvidables, claro que lo sería, hoy me le declaro a la chica de mis dulces pesadillas, porque ni en mis sueños puedo robarle un beso de sus preciosos labios ni aunque tenga la oportunidad en bandeja de plata.

Llegué a la secundaría y las clases pasaron tranquilas, el toque de receso sonó y me fui con mis amigos a almorzar, estaba tan concentrado en lo que haría hoy, parado y recargado en una pared afuera de mi taller de dibujo, con mis brazos cruzados y mis ojos cerrados que no me di cuenta de que se acercaba alguien a mí.

Escuchaba la risita burlona de mis amigos pero yo seguía en mis asuntos, hasta que sentí unos labios sobre los míos, lentamente seguí el beso pensando que podrían ser de mi chica, ella puso sus manos alrededor de mi cuello y yo puse las mías alrededor de su cintura. Pasaron como diez segundos en darme cuenta de que no era ella, su altura, su olor, el tacto con la piel y de su cabello, no era ella. En eso siento un jaloneo por parte de mi amigo Tito, y cuando paré el beso, abrí los ojos sólo estaba Paula, no _____, no mi chica, solo Paula. Volteé a ver a mi amigo y me hizo una señal con su cabeza, fije mis ojos en esa dirección y pude reconocer esa figura, ese cabello, ese andar, esa chica, mi chica. Quité los brazos de Paula de alrededor de mi cuello y Tito sólo asintió, dándome a entender que ella lo había visto todo.

Aparte a Paula de mi lado y caminé en dirección por donde desapareció _____. En el camino me encontré con Lucy y Susy, que venían muy sonrientes hacia mí.

-¡Hey! Cris. ¿Por qué esa cara? Se supone que después de "eso" deberías estar contento- me dijo una muy alegre Lucy.

-Chicas lo he…- no terminé de decir mi trágica frase, Susy habló.

-Lucy faltan diez para clases, vamos al baño- La chica asintió y se despidieron de mi para irse.

Luego sonó el toque indicándonos el inicio de las clases otra vez. Triste y cabizbajo de imaginar estar sin _____, sin que me perdone, me fui a clases, sin poner un mínimo de atención en éstas.

Entre la siguiente clase me encontré otra vez con las amigas de _____, tal vez también pierda su amistad, pues venían hechas una furia a encontrarme.

-¿Nos vas a contar qué pasó, Cris?- cerré los ojos con culpabilidad. Ellas entendieron que algo no andaba bien.

-¿Ella está bien?- "¿enserió Cris? A veces me sorprendo de mi estupidez mental."

-Dinos qué pasó- Lucy estaba, imaginándose mi respuesta.

-Paula me besó, y _____ lo vio todo- les resumí lo que pasó, y ellas con determinación, giraron sobre sus talones y me dejaron ahí, más culpable de lo que ya me sentía, sin saber nada de _____. Si seré el idiota más idiota de todos los idiotas. ¿Cómo me pudo pasar esto? ¿Cómo le pude hacer esto a _____? ¿Me perdonará? Tal vez cuando sea el fin del mundo, o cuando encuentre a alguien que no le haga daño. Después de todo, si será un día inolvidable, para ambos.