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The VIII elements.
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The VIII elements.
- FICHA:
- Nombre: The VIII elements.
Autor: Colectiva.
Adaptación: No, nos inspiramos en 'soy el número 4' pero son muy pocas coincidencias.
Género: General.
Advertencias: No al plagio.
Otras páginas: No.
The VIII elements
Desde el inicio de los tiempos la civilización de Anhest se encontraba inmersa en la oscuridad bajo el mando de un cruel dictador. Nadie lo conocía en persona ni mucho menos su aspecto, incluidos sus fieles seguidores. Algunos decían que se mantenía oculto debido a su terrible apariencia; otros que lo hacía por su inmaculada belleza, temeroso de que alguien pudiera arrebatársela al verlo cara a cara pero ninguno conocía el verdadero motivo de tanto misterio entorno al 'Gran ser'.
Una antigua profecía escrita en el libro sagrado de los dioses, hablaba de ocho jóvenes con habilidades sobrenaturales que llegarían muy pronto a la vida con la misión de devolver la libertad a los habitantes de Anhest. Ellos serían los encargados de derrocar a William y los suyos, complementándose entre sí y luchando juntos para hacerlo, basándose en las habilidades que cada uno posee.
Cuando la profecía había sido escrita eran ocho los dioses presentes en la ceremonia dorada por lo que tal hablaba de 'ocho elementos'. Éstos, temerosos de que nunca llegará a cumplirse, decidieron que el momento de comenzar la última recta de esclavitud de los Anhestianos, había llegado.
Cada uno, eligió entre un reducido grupo de niños por nacer, el que creía con las características necesarias para ser su elegido y por lo tanto, uno de los ocho elementos requeridos en la antigua escritura. Los pequeños desde el vientre materno, poseían un poder sin igual y similitudes a las de los dioses debido a su condición.
Cuando llegó a oídos de William lo que tramaban los dioses, mandó aniquilar a los no nacidos para evitar que la profecía fuera cumplida pero los máximos, previniendo su accionar mandaron a la última esperanza de su mundo al planeta Tierra para que nacieran de una humana corriente y desarrollaran una vida normal como seres terrestres hasta que fuera el momento de regresar y llevar a cabo el oráculo que cargan en sus hombros, sin saberlo.
Años después, luego de búsquedas sin éxito; el 'oscuro' y sus demonios han arribado a la Tierra. Es el ultimo planeta por examinar y el tiempo sigue corriendo. Queda muy poco para que todo de desencadene y se decida el futuro de Anhest pero también del planeta Tierra.
× Reglas.
× Aclaraciones.
× Roles.
× Link's fichas.
× Orden de escritoras.
× Cabecera y código para capítulos.
× Guía de capítulos. {En edición.
Última edición por supernova. el Jue 02 Jul 2015, 12:03 pm, editado 1 vez
Una antigua profecía escrita en el libro sagrado de los dioses, hablaba de ocho jóvenes con habilidades sobrenaturales que llegarían muy pronto a la vida con la misión de devolver la libertad a los habitantes de Anhest. Ellos serían los encargados de derrocar a William y los suyos, complementándose entre sí y luchando juntos para hacerlo, basándose en las habilidades que cada uno posee.
Cuando la profecía había sido escrita eran ocho los dioses presentes en la ceremonia dorada por lo que tal hablaba de 'ocho elementos'. Éstos, temerosos de que nunca llegará a cumplirse, decidieron que el momento de comenzar la última recta de esclavitud de los Anhestianos, había llegado.
Cada uno, eligió entre un reducido grupo de niños por nacer, el que creía con las características necesarias para ser su elegido y por lo tanto, uno de los ocho elementos requeridos en la antigua escritura. Los pequeños desde el vientre materno, poseían un poder sin igual y similitudes a las de los dioses debido a su condición.
Cuando llegó a oídos de William lo que tramaban los dioses, mandó aniquilar a los no nacidos para evitar que la profecía fuera cumplida pero los máximos, previniendo su accionar mandaron a la última esperanza de su mundo al planeta Tierra para que nacieran de una humana corriente y desarrollaran una vida normal como seres terrestres hasta que fuera el momento de regresar y llevar a cabo el oráculo que cargan en sus hombros, sin saberlo.
Años después, luego de búsquedas sin éxito; el 'oscuro' y sus demonios han arribado a la Tierra. Es el ultimo planeta por examinar y el tiempo sigue corriendo. Queda muy poco para que todo de desencadene y se decida el futuro de Anhest pero también del planeta Tierra.
Links a considerar:
× Reglas.
× Aclaraciones.
× Roles.
× Link's fichas.
× Orden de escritoras.
× Cabecera y código para capítulos.
× Guía de capítulos. {En edición.
Última edición por supernova. el Jue 02 Jul 2015, 12:03 pm, editado 1 vez
jungkook.
Re: The VIII elements.
hello
I'm just not sure whether my heart is working. And yours is beating double time. Cole & Ro. New Rules
Kida
---------
Re: The VIII elements.
Hola:3 Esperemos que se reporten pronto el resto para que podamos comenzar:) Sino, well subiré igual tomorrow:D
jungkook.
Re: The VIII elements.
Perdón por mi retraso chicas. Fue el bautismo de mi sobrina y no pude escribir nada. Esta noche o mañana en la tarde estará ya subido el capítulo que me corresponde.
jungkook.
Re: The VIII elements.
lo espero Lin, no te preocupes, preciosa. estoy emocionada, ya empezamos <3
Invitado
Invitado
Re: The VIII elements.
I'm just not sure whether my heart is working. And yours is beating double time. Cole & Ro. New Rules
Kida
---------
Re: The VIII elements.
Capítulo 01
Elemento VI || Lyon Sunderlage || New Jersey
Frente a ella, un joven de ojos verdes y cabellos alborotados la miraba fijamente. Su semblante era serio, impenetrable. Lyon observaba sus manos asombrada al mismo tiempo que éstas destilaban una luz brillante y cegadora. Su marca de nacimiento le ardía a la vez que tal misterioso resplandor, emanaba de su cuerpo.
— ¿Qué me sucede?¿Qué es esto? — murmuraba con el timbre de su voz titubeante. — ¡Dime, por favor! — rogó. — No entiendo nada.. ¿qué está mal conmigo? — sus ojos se aguaron.
El muchacho se acercó unos pocos metros a ella y colocó su mano en la sien de Lyon. Ella lo miraba confundida y por más que deseaba pronunciar una palabra coherente, el constante temblor de su labios inferior le impedía hacerlo.
— Sólo puedo hacer esto una vez, cierra tus ojos y observa con atención. — susurró el chico. Su voz era aguda y ronca, nada similar a la que ella imaginó.
Asintió temerosa de lo que ocurriría una vez sus ojos se cerrarán. Suspiró y sin más, sus párpados fueron cerrándose lentamente. Al hacerlo, una serie de imágenes y secuencias comenzaron a llegar a ella. Sólo podía ser una testigo de lo que ocurría debido a que cuando abría su boca para pronunciar algún tipo de monosílabo, la voz no fluía a través de su garganta. Era una situación desesperante el no poder hablar libremente a su deseo. Como si fuera poco, la cabeza le dolía terriblemente; parecía querer partírcele en dos mientras sentía miles de pinchazos similares a agujas, que se clavaban en ella alrededor de su cuerpo. Era una sensación insoportable, difícil de sobrellevar que la hacía llorar en silencio por el remolino de emociones que atacaban su cerebro, el cuál no sabía la que debía atender primero.
— Haz que paré, por favor. — pensó rogándole a algo u alguien. — Ya no puedo más.. no lo soporto, siento que voy a morirme de dolor.
— Shh, pronto acabará. Sólo observa todo con detenimiento. Estas imágenes te dirán quién eres. — la voz de ese extraño joven resonó en su mente, cómo respondiendo a su ruego.
Tratando de ignorar los dolores, continuó viendo con la mayor atención que se le permitía en esos momentos; uno por uno, los cortos flashes que cambiaban constantemente.
De repente, su entorno comenzó a dar vueltas y le produjo unas ganas inmensas de expulsar lo que había cenado mientras sus manos rebuscaban alguna superficie plana y firme en la que pudiera sostenerse o apoyarse, pero no lograba dar con nada. Las luces que salían por sus palmas comenzaron a aumentar la intensidad de su iluminación y las imágenes que antes observaba desaparecían rápidamente. Cuando parpadeó y volvió a abrir sus ojos, se encontró nuevamente frente al muchacho de rara vestimenta.
— Ya haz visto lo que debías. Por el momento no puedo decirte más, muy pronto nos veremos. Adiós Lyon.. — se oyó cada vez más y más lejana hasta que todo se esfumó.
[…]
Unos fuertes y estruendosos golpes fueron atrayéndola. Comenzó a seguirlos. Cada vez más cercanos y fue cuando de pronto, abrió sus ojos de manera abrupta.
Se despertó en su cuarto con el pecho subiendo y bajando irregularmente. La frente de Lyon de hallaba perlada, producto de la transpiración producida mientras dormitaba. Se sentía pérdida y fue cuando un nuevo golpe la arrancó de dónde sea que su mente divagará.
— ¡Son las siete hija! — la voz de Sheryll se oía delicada pero manteniendo la autoridad que la caracterizaba.
— Me alistó y bajo, mamá.
— Esta bien, cariño. Kenneth vendrá por tí dentro de poco tiempo, no lo hagas esperar. — luego las pisadas de la mujer alejándose fueron un eco que resonó en los oídos de la joven.
Aún continuaba sentada sobre la suave superficie acolchonada. Otra vez el mismo sueño acudía por la noche. Lo recordaba algo borroso y lejano pero el dolor que en él sentía, era cómo si lo pudiera sufrir realmente. Es sumamente raro e ilógico que esto sucediera. Ese joven, oji-verdozo era una constante que se repetía cada vez que el flash iniciaba su secuencia otra vez.
— ¿Qué me sucede? — murmuró al mismo tiempo que se colocaba de pie.
Se dirigió al cuarto de baño dónde se ducho y luego alistó para ir al instituto. Su madre seguramente ya había salido camino al trabajo y su padre, bueno, de él no sabe nada. Kendra y Nicholas, sus hermanos mayores, hacía una media hora se marcharon a la universidad. Eran gemelos de cabellos negros y ojos color zafiro mientras que su madre era castaña con ojos cafés. A diferencia de ellos tres, Lyon era castaña al igual que Sheryll pero con una rara cualidad entorno a sus ojos. Muchas veces el color de su iris se veía alterado. Podía pasar de ser un amarillo-verdozo a un tono miel e incluso ha llegado a tenerlos naranja; siempre manteniéndose en la gama de colores calientes.
Se miró al espejo y detalló su reflejo con detenimiento. Allí, en la habitación de higiene, una pequeña ventana se situaba en una esquina. Ésta permitía que la luz del sol iluminará directamente sobre el rostro de Lyon. Al ocurrir esto sus ojos pasaron de ser mieles intenso a un naranja oscuro, cambiando rápidamente sin explicación científica que lo justificará.
— A veces siento que soy un horrible fenómeno. — negaba con la cabeza divertida mientras sus labios se curvaban hacia arriba.
Tomó su bolso y abandonó la habitación luego de haberla ordenado. Descendió a la planta baja y entró en la cocina.
Su madre le había dejado una corta nota al lado del desayuno ya preparado. Eran hotcakes con unas cuántas tostadas y mermelada, sumando un ligero y nutritivo jugo de naranjas.
Mientras lo desgustaba se oyó el golpe ligero de unos nudillos en la puerta principal. Ly suponía quién era por lo cuál en lugar de abrir ella misma, gritó.
— ¡Pasa, está abierto!
El crujido llegó hasta sus oídos y luego por la entrada de la cocina, se vio la silueta de su mejor amigo Kenneth mirándola con el ceño fruncido.
— ¿Porqué no fuiste a abrirme? — reprochó. — ¿Qué tal si hubiera sido un asesino?¿o un violador que aprovechando la oportunidad que le diste, te hace daño? ¡Eres una desconsiderada!
Lyon lo observó sería mientras el rubio continuaba con su sermón.
— Ya basta, suponía que eras tú. Deja de exagerar, tonto. — río ella.
Ellos eran amigos desde niños, siendo más específicos; desde el jardín de infantes. Allí se conocieron con cuatro y cinco años, comenzando una bella y agradable amistad que aún hoy perdura y que con el paso de los años se ha fortalecido hasta crear un vínculo inquebrantable.
— Agradece ser mujer sino te golpearía.. — amenazó el chico.
— Deja de sermonearme, pareces Nicholas. — la chica ignoraba las continuas quejas de Kenneth.
El oji-azulino la miró y negó divertido. Se acercó al plato donde había aún parte del desayuno de Lyon y tomó entre sus manos una tostada que la chica había preparado para sí con mermelada. Se la llevó a la boca y la probó.
— ¡Esta delicioso! — comentó mientras continuaba mordisqueando tal.
La castaña finalizó lo que le faltaba y llevó la vajilla a lavar. Enjuagó sus manos y dientes para colocarse el bolso al hombro y marcharse acompañada por su amigo hacia el instituto. Iban a último año y el siguiente estudiarían en conjunto algo referido a las artes gráficas.
Al ingresar por las grandes puertas del instituto, las miradas fueron a parar en ellos. Todos creían que salían por el hecho de permanecer juntos la mayor parte del tiempo sin embargo no era cierto. Él estaba interesado en otra joven y ella, bueno, no sentía atracción por ningún individuo masculino en general.
— ¡Ly! ¡Kenn! — vociferó una colocarada saltarina. Era Courthney, una gran amiga de ambos jóvenes y sí, el interés amoroso de Kenneth quién al verla sonrió instantáneamente.
— ¿Qué hay Courth? — saludó Lyon.
— Hay un chico nuevo. Acaba de ingresar aquí y dios.. — realizó un raro movimiento con sus manos. — Es hermoso.
— ¿Cómo se llama?¿A qué año ingresará? — murmuró Kenn totalmente serio, mirando a la chica con la mirada turbada.
— Creo que es Harry pero no puedo afirmarlo. De lo que si estoy segura es que ingresa en último año. — se la podía notar emocionada por la llegada del nuevo estudiante, hecho que despertó los celos del rubio.
— Oh, ¡qué genial! — exclamó entre dientes Kenn.
Lyon se abstuvo de responder y sólo embozo una sonrisa. Courth y Kenneth se dirigieron a la primer clase del día que les correspondía mientras Ly fue a su casillero en busca del libro de químicas. En ese momento el que se hallaba a una izquierda de ella, que desde que Chelsea se había mudado a otra cuidad se encontraba desocupado, se abrió de golpe. Totalmente ajena a esto, Lyon siguió en lo suyo hasta que una voz provocó que se le erizara la piel y asombrada volteará en dirección adonde aquella conocida murmuración provinó.
— Hola. — esa voz la conocía, era la del muchacho de sus sueños.
De forma directa, sus ojos se posaron en el joven que cortésmente la saludó.
— Tú. — fue lo único que salió de sus labios en un débil susurro. ¿Cómo era posible que él estuviera allí? Desde hacía ya varias noches, él una y otra vez aparecía en sus sueños y ahora lo tenía frente a ella, mirándola con detenimiento con una sonrisa instalada en sus labios.
[…]
La luz solar irradiaba sobre su cuerpo oculto entre ropas oscuras. Los hombres que lo acompañaban empuñaban armas mientras él los observaba actuar.
— ¡Destrúyanlo todo! — ordenó. — No debemos dejar rastros sobre lo que ha ocurrido aquí. — sus fieles sirvientes lo obedecían sin ningún reparó. — Kleinthor, acaba con ellos. Ya obtuvimos lo que queríamos. — el hombre observó a su rey quién resguardaba su apariencia tras una máscara mientras oía la orden que éste le brindó. Una vez oyó lo que debía hacer, asintió y de dos disparos láser, ambos testigos de tal cruel y sorpresivo allanamiento fueron aniquilados.
William observaba con la mayor concentración posible el nombre de los lugares donde se creía que los elementos podrían estar. Ocho lugares diferentes pero increíblemente situados en el mismo país. ¿Casualidad? Vaya a saberse.
— ¿Cuál es nuestro siguiente paso, señor? — murmuró su mano derecha y único merecedor de la completa confianza; Zothda.
— Iremos a Estados Unidos. Al parecer, mis niños se encuentran allí. ¡Vamos! — y sin más, abandonaron la sala en el edificio tecnológico de Londres para encaminarse a Estados Unidos.
— El tiempo se está acabando, debemos hallarlos antes que ellos se encuentren entre sí. Si eso sucede antes que uno por uno mueran en mis manos, será mi maldito fin. — habló 'El oscuro' una vez que estuvo en soledad con Zothda sin ningún sirviente en cercanías.
— Los acabaremos William, no permitiremos que la profecía se lleve a cabo. Hay que actuar con rapidez, eso es todo. — respondió éste con tranquilidad.
— Si mis sospechas son correctas, los datos que hemos recolectado sobre la posible ubicación de los elementos pueden ser acertados.
— Los encontraremos. — Volvió a asegurar el hombre situado a sus espaldas.
Cuando el despiadado dictador le permitió retirarse, Zothda así lo hizo.
William una vez se encontró solo en el cuarto sin ningún individuo con el qué compartir aire, quitó la brillante máscara metálica que resguardaba su rostro.
Un día, tal vez más o tal vez menos tardarían en arribar a destino. De lo que sí se encontraba en total seguridad era que los encontraría uno por uno y acabaría con los nueve jóvenes que amenazaban su reinado. Él era rey; el señor oscuro y nadie iba a acabarlo ni liberar a los Anhestianos. La profecía sagrada no se llevaría acabo o dejaban de nombrarlo ' El temerario ', la forma en la que se referían a su persona en Anhest.
— ¿Qué me sucede?¿Qué es esto? — murmuraba con el timbre de su voz titubeante. — ¡Dime, por favor! — rogó. — No entiendo nada.. ¿qué está mal conmigo? — sus ojos se aguaron.
El muchacho se acercó unos pocos metros a ella y colocó su mano en la sien de Lyon. Ella lo miraba confundida y por más que deseaba pronunciar una palabra coherente, el constante temblor de su labios inferior le impedía hacerlo.
— Sólo puedo hacer esto una vez, cierra tus ojos y observa con atención. — susurró el chico. Su voz era aguda y ronca, nada similar a la que ella imaginó.
Asintió temerosa de lo que ocurriría una vez sus ojos se cerrarán. Suspiró y sin más, sus párpados fueron cerrándose lentamente. Al hacerlo, una serie de imágenes y secuencias comenzaron a llegar a ella. Sólo podía ser una testigo de lo que ocurría debido a que cuando abría su boca para pronunciar algún tipo de monosílabo, la voz no fluía a través de su garganta. Era una situación desesperante el no poder hablar libremente a su deseo. Como si fuera poco, la cabeza le dolía terriblemente; parecía querer partírcele en dos mientras sentía miles de pinchazos similares a agujas, que se clavaban en ella alrededor de su cuerpo. Era una sensación insoportable, difícil de sobrellevar que la hacía llorar en silencio por el remolino de emociones que atacaban su cerebro, el cuál no sabía la que debía atender primero.
— Haz que paré, por favor. — pensó rogándole a algo u alguien. — Ya no puedo más.. no lo soporto, siento que voy a morirme de dolor.
— Shh, pronto acabará. Sólo observa todo con detenimiento. Estas imágenes te dirán quién eres. — la voz de ese extraño joven resonó en su mente, cómo respondiendo a su ruego.
Tratando de ignorar los dolores, continuó viendo con la mayor atención que se le permitía en esos momentos; uno por uno, los cortos flashes que cambiaban constantemente.
De repente, su entorno comenzó a dar vueltas y le produjo unas ganas inmensas de expulsar lo que había cenado mientras sus manos rebuscaban alguna superficie plana y firme en la que pudiera sostenerse o apoyarse, pero no lograba dar con nada. Las luces que salían por sus palmas comenzaron a aumentar la intensidad de su iluminación y las imágenes que antes observaba desaparecían rápidamente. Cuando parpadeó y volvió a abrir sus ojos, se encontró nuevamente frente al muchacho de rara vestimenta.
— Ya haz visto lo que debías. Por el momento no puedo decirte más, muy pronto nos veremos. Adiós Lyon.. — se oyó cada vez más y más lejana hasta que todo se esfumó.
[…]
Unos fuertes y estruendosos golpes fueron atrayéndola. Comenzó a seguirlos. Cada vez más cercanos y fue cuando de pronto, abrió sus ojos de manera abrupta.
Se despertó en su cuarto con el pecho subiendo y bajando irregularmente. La frente de Lyon de hallaba perlada, producto de la transpiración producida mientras dormitaba. Se sentía pérdida y fue cuando un nuevo golpe la arrancó de dónde sea que su mente divagará.
— ¡Son las siete hija! — la voz de Sheryll se oía delicada pero manteniendo la autoridad que la caracterizaba.
— Me alistó y bajo, mamá.
— Esta bien, cariño. Kenneth vendrá por tí dentro de poco tiempo, no lo hagas esperar. — luego las pisadas de la mujer alejándose fueron un eco que resonó en los oídos de la joven.
Aún continuaba sentada sobre la suave superficie acolchonada. Otra vez el mismo sueño acudía por la noche. Lo recordaba algo borroso y lejano pero el dolor que en él sentía, era cómo si lo pudiera sufrir realmente. Es sumamente raro e ilógico que esto sucediera. Ese joven, oji-verdozo era una constante que se repetía cada vez que el flash iniciaba su secuencia otra vez.
— ¿Qué me sucede? — murmuró al mismo tiempo que se colocaba de pie.
Se dirigió al cuarto de baño dónde se ducho y luego alistó para ir al instituto. Su madre seguramente ya había salido camino al trabajo y su padre, bueno, de él no sabe nada. Kendra y Nicholas, sus hermanos mayores, hacía una media hora se marcharon a la universidad. Eran gemelos de cabellos negros y ojos color zafiro mientras que su madre era castaña con ojos cafés. A diferencia de ellos tres, Lyon era castaña al igual que Sheryll pero con una rara cualidad entorno a sus ojos. Muchas veces el color de su iris se veía alterado. Podía pasar de ser un amarillo-verdozo a un tono miel e incluso ha llegado a tenerlos naranja; siempre manteniéndose en la gama de colores calientes.
Se miró al espejo y detalló su reflejo con detenimiento. Allí, en la habitación de higiene, una pequeña ventana se situaba en una esquina. Ésta permitía que la luz del sol iluminará directamente sobre el rostro de Lyon. Al ocurrir esto sus ojos pasaron de ser mieles intenso a un naranja oscuro, cambiando rápidamente sin explicación científica que lo justificará.
— A veces siento que soy un horrible fenómeno. — negaba con la cabeza divertida mientras sus labios se curvaban hacia arriba.
Tomó su bolso y abandonó la habitación luego de haberla ordenado. Descendió a la planta baja y entró en la cocina.
Su madre le había dejado una corta nota al lado del desayuno ya preparado. Eran hotcakes con unas cuántas tostadas y mermelada, sumando un ligero y nutritivo jugo de naranjas.
Mientras lo desgustaba se oyó el golpe ligero de unos nudillos en la puerta principal. Ly suponía quién era por lo cuál en lugar de abrir ella misma, gritó.
— ¡Pasa, está abierto!
El crujido llegó hasta sus oídos y luego por la entrada de la cocina, se vio la silueta de su mejor amigo Kenneth mirándola con el ceño fruncido.
— ¿Porqué no fuiste a abrirme? — reprochó. — ¿Qué tal si hubiera sido un asesino?¿o un violador que aprovechando la oportunidad que le diste, te hace daño? ¡Eres una desconsiderada!
Lyon lo observó sería mientras el rubio continuaba con su sermón.
— Ya basta, suponía que eras tú. Deja de exagerar, tonto. — río ella.
Ellos eran amigos desde niños, siendo más específicos; desde el jardín de infantes. Allí se conocieron con cuatro y cinco años, comenzando una bella y agradable amistad que aún hoy perdura y que con el paso de los años se ha fortalecido hasta crear un vínculo inquebrantable.
— Agradece ser mujer sino te golpearía.. — amenazó el chico.
— Deja de sermonearme, pareces Nicholas. — la chica ignoraba las continuas quejas de Kenneth.
El oji-azulino la miró y negó divertido. Se acercó al plato donde había aún parte del desayuno de Lyon y tomó entre sus manos una tostada que la chica había preparado para sí con mermelada. Se la llevó a la boca y la probó.
— ¡Esta delicioso! — comentó mientras continuaba mordisqueando tal.
La castaña finalizó lo que le faltaba y llevó la vajilla a lavar. Enjuagó sus manos y dientes para colocarse el bolso al hombro y marcharse acompañada por su amigo hacia el instituto. Iban a último año y el siguiente estudiarían en conjunto algo referido a las artes gráficas.
Al ingresar por las grandes puertas del instituto, las miradas fueron a parar en ellos. Todos creían que salían por el hecho de permanecer juntos la mayor parte del tiempo sin embargo no era cierto. Él estaba interesado en otra joven y ella, bueno, no sentía atracción por ningún individuo masculino en general.
— ¡Ly! ¡Kenn! — vociferó una colocarada saltarina. Era Courthney, una gran amiga de ambos jóvenes y sí, el interés amoroso de Kenneth quién al verla sonrió instantáneamente.
— ¿Qué hay Courth? — saludó Lyon.
— Hay un chico nuevo. Acaba de ingresar aquí y dios.. — realizó un raro movimiento con sus manos. — Es hermoso.
— ¿Cómo se llama?¿A qué año ingresará? — murmuró Kenn totalmente serio, mirando a la chica con la mirada turbada.
— Creo que es Harry pero no puedo afirmarlo. De lo que si estoy segura es que ingresa en último año. — se la podía notar emocionada por la llegada del nuevo estudiante, hecho que despertó los celos del rubio.
— Oh, ¡qué genial! — exclamó entre dientes Kenn.
Lyon se abstuvo de responder y sólo embozo una sonrisa. Courth y Kenneth se dirigieron a la primer clase del día que les correspondía mientras Ly fue a su casillero en busca del libro de químicas. En ese momento el que se hallaba a una izquierda de ella, que desde que Chelsea se había mudado a otra cuidad se encontraba desocupado, se abrió de golpe. Totalmente ajena a esto, Lyon siguió en lo suyo hasta que una voz provocó que se le erizara la piel y asombrada volteará en dirección adonde aquella conocida murmuración provinó.
— Hola. — esa voz la conocía, era la del muchacho de sus sueños.
De forma directa, sus ojos se posaron en el joven que cortésmente la saludó.
— Tú. — fue lo único que salió de sus labios en un débil susurro. ¿Cómo era posible que él estuviera allí? Desde hacía ya varias noches, él una y otra vez aparecía en sus sueños y ahora lo tenía frente a ella, mirándola con detenimiento con una sonrisa instalada en sus labios.
[…]
La luz solar irradiaba sobre su cuerpo oculto entre ropas oscuras. Los hombres que lo acompañaban empuñaban armas mientras él los observaba actuar.
— ¡Destrúyanlo todo! — ordenó. — No debemos dejar rastros sobre lo que ha ocurrido aquí. — sus fieles sirvientes lo obedecían sin ningún reparó. — Kleinthor, acaba con ellos. Ya obtuvimos lo que queríamos. — el hombre observó a su rey quién resguardaba su apariencia tras una máscara mientras oía la orden que éste le brindó. Una vez oyó lo que debía hacer, asintió y de dos disparos láser, ambos testigos de tal cruel y sorpresivo allanamiento fueron aniquilados.
William observaba con la mayor concentración posible el nombre de los lugares donde se creía que los elementos podrían estar. Ocho lugares diferentes pero increíblemente situados en el mismo país. ¿Casualidad? Vaya a saberse.
— ¿Cuál es nuestro siguiente paso, señor? — murmuró su mano derecha y único merecedor de la completa confianza; Zothda.
— Iremos a Estados Unidos. Al parecer, mis niños se encuentran allí. ¡Vamos! — y sin más, abandonaron la sala en el edificio tecnológico de Londres para encaminarse a Estados Unidos.
— El tiempo se está acabando, debemos hallarlos antes que ellos se encuentren entre sí. Si eso sucede antes que uno por uno mueran en mis manos, será mi maldito fin. — habló 'El oscuro' una vez que estuvo en soledad con Zothda sin ningún sirviente en cercanías.
— Los acabaremos William, no permitiremos que la profecía se lleve a cabo. Hay que actuar con rapidez, eso es todo. — respondió éste con tranquilidad.
— Si mis sospechas son correctas, los datos que hemos recolectado sobre la posible ubicación de los elementos pueden ser acertados.
— Los encontraremos. — Volvió a asegurar el hombre situado a sus espaldas.
Cuando el despiadado dictador le permitió retirarse, Zothda así lo hizo.
William una vez se encontró solo en el cuarto sin ningún individuo con el qué compartir aire, quitó la brillante máscara metálica que resguardaba su rostro.
Un día, tal vez más o tal vez menos tardarían en arribar a destino. De lo que sí se encontraba en total seguridad era que los encontraría uno por uno y acabaría con los nueve jóvenes que amenazaban su reinado. Él era rey; el señor oscuro y nadie iba a acabarlo ni liberar a los Anhestianos. La profecía sagrada no se llevaría acabo o dejaban de nombrarlo ' El temerario ', la forma en la que se referían a su persona en Anhest.
- ¡Empezamos!:
- Aquí esta el capítulo. Lo sé, no me gustó mucho pero ya no quería retrasar el inició de la novela. Ally bella, tú sigues:) Usen éste código porque el que se halla en ' últimos detalles ' tiene algunos errores. El próximo será mejor, i promess :D Saludos Xx.
jungkook.
Re: The VIII elements.
me encanta Lin, Lyon sin duda es una chica poderosa, y el chico de los primeros párrafos era muy raro, poco a poco va a descubrir mucho, e.e oks, bueno, espero el capítulo de Ally, el tuyo estuvo muy bien Lin, besos, chauu <3
p.d: ya reviso lo del code ♥
Invitado
Invitado
Re: The VIII elements.
Lin ¿qué decís? ¡¡El capítulo es absolutamente hermoso!! Me encantó, quién no quiere soñar con haroldo por las noches, no entiendo por qué se queja
No hay mejor forma de iniciar la nc, en serio, escribís hermoso. Pronto subo el mío
No hay mejor forma de iniciar la nc, en serio, escribís hermoso. Pronto subo el mío
I'm just not sure whether my heart is working. And yours is beating double time. Cole & Ro. New Rules
Kida
---------
Re: The VIII elements.
Lin, me encanto, amo la forma en la que escribes, se entiende tan bien aww quiero la continuación espero ansiosa el capitulo de ally
aguante harry
muchos kisses
aguante harry
muchos kisses
donatella.
Página 1 de 3. • 1, 2, 3
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