Work bit*h. {Cancelada

Capítulo 009

Cuando la vi salir, decidí que ya era hora de irme también, nunca había esperado tanto para acostarme con alguien, pero esa noche todos estaban allí por mí, no podía dejar el night club por un revolcón con una bailarina, además quería que fuese algo intenso, no me iba a conformar con un polvo rápido, quería hacerla mía y disfrutar de ese cuerpo que me enloqueció cuando la vi por primera vez en la foto del club.
Unas cuantas se me habían insinuado más de una vez, cosa que no me extraña pero ¿Por qué ella no lo había hecho? Eso sin dudas aumentaba mi deseo. Con un chasquido de dedos tenia a quien quisiera a mis pies, por eso prefiero los desafíos, aunque realmente suelen caer rápido, no las culpo.

Tan solo espere unos minutos antes de subir a mi Ferrari e ir tras mi presa. En la avenida, se vio obligada a detenerse por un semáforo en rojo, fue allí cuando mi despampanante vehículo se interpuso en su camino. Miró extrañada, eso hasta que baje la ventanilla para que pudiese verme.

—Permíteme llevarte —pedí con total caballerosidad, sin dudas por mas que se hagan las difíciles las mujeres aman que las traten como ladies, y hasta que pueda ligar con ellas no tengo problema de hacerlo. —Vamos, sube —insistí abriéndole la puerta, ella rodeo el vehículo y entro sentándose de copiloto ¿Que chica en su sano juicio puede negarse a subir a un Ferrari? Hice rugir el motor antes de emprender la marcha —así que... ¿Dónde vives? — pregunte observándola por el espejo. Era jodidamente sexy, pero no hablaba mucho, aunque lo que menos quería esa noche era que hablara, sonreí ante aquel pensamiento.

—En un lugar poco seguro para ir en un Ferrari —soltó toscamente, tal vez con una pequeña pizca de diversión pero poco evidente.

—Eso no sonó como un chiste —quise bromear con intención de aligerar las cosas.

—Pues no lo es, si quieres me acercas y ya —habló bruscamente una vez más, cosa que ya no me divertía.  

—No me da miedo entrar a ninguna parte, dime donde vives —casi que exigí utilizando la misma intensidad de sus palabras, como si estuviese permanentemente a la defensiva. Casi tuve que tirar de su lengua pero me dijo su dirección y hacia allí me encamine. Era cierto que en ese vecindario probablemente jamás hubiesen tenido el honor de ver un Ferrari, pero no le temía a nada, menos cuando estaba con ganas de ligar con una hermosa rubia como ella, igualmente, que me tratara como lo estaba haciendo no se me tornaba divertido, tenía que dejar en claro quién mandaba aquí sin ser grosero ya que no quería volver a casa sin haberme echado un polvo. —te veías mas simpática hace un rato, que no estemos dentro del club no quiere decir que deje de ser tu jefe. —solté amenazante por lo cual me observo para luego bajar la cabeza, sí, eso me gusta, una sonrisa de la cual no pudo percatarse se dibujo en mi rostro lleno de satisfacción. 

—Lo siento —se disculpó algo avergonzada. Sabía que no podía tratarme así, yo era su jefe ahora, no cualquier hijo de vecino, podía echarla si se me venía en gana, que hubiese sido amable no quería decir nada, eso quería que pasara por su cabeza, que supiera que yo tenía el poder y ella solo el honor de trabajar para mí.

—está bien ¿Cansada? —pregunte observándola por el espejo, ya más relajado luego de haber dejado los puntos en claro.

—Suelo dormir poco, con el tiempo me he acostumbrado —respondió bajando la guardia.

—Se de lo que hablas —sonreí de costado y noté como casi inconscientemente imito aquel gesto. Ya no tenía ganas de comportarme como un caballero, tenía el deseo de deshacerme de su ropa de una puta vez. Ya sin ningún tipo de disimulo pasé la lengua por mis labios mientras la observaba por el espejo. Presentía que no era del tipo de chica que se acuesta con alguien a la primera vez que lo ve, pero vamos, yo no era cualquiera y podía sentir la tensión sexual del ambiente por lo cual me deje de rodeos y pose mi mano sobre su rodilla subiendo despacio hacia su entrepierna. Respiró con fuerza y me envió una mirada intensa, esto sería más fácil de lo que pensaba. — ¿Porqué no bajamos y me enseñas tu departamento? —pregunté haciendo mordiendo mi labio inferior al observar sus carnosos labios.

—No creo que sea una buena idea —posó su mano sobre la mía cuando la deslicé hasta el cierre de sus jeans.

— ¿Por qué no? —quité la mano algo molesto. —Vamos, no me dirás que eres tímida —bromee pero pareció no resultarle gracioso a lo que mi rostro se tornó serio una vez más.

—No creo que sea conveniente que dejes tu auto aquí —Por algún motivo parecía nerviosa, esto no podía ser cierto.

—Si ese es el problema… —deslicé mi asiento hacia atrás dejando un espacio considerable entre mi cuerpo y el volante. —Podemos quedarnos aquí ¿Qué dices ahora? —miró hacia afuera por la ventanilla —No se ve hacia adentro si es lo que te preocupa —acoté enseguida algo harto de las mil y una vueltas, por lo cual cuando dirigió su mirada a mí, decidí que era el momento de hacerme cargo de la situación; posé mi mano en su cintura y la atraje hacia mí para pegar mis labios contra los suyos.

Como era de esperarse, no me detuvo, por el contrario, dejó todo en mis manos solo dejándose llevar. La empujé hacia mí, solo quería tener su cuerpo sobre el mío y no me detendría hasta cumplir mi objetivo, por eso, bajé mis manos hacia sus anchas caderas sosteniéndolas con fuerza y queriendo levantarla del asiento, lo que me fue fácil ya que ella me entendió a la perfección y sin separarnos un segundos de aquel pasional beso se acomodó sobre mí para así comenzar con el juego. Sus manos rodearon mi cuello mientras las mías se dedicaron a quitar su chaqueta. El ambiente estaba poniéndose candente, levanté su remera con firmes intenciones de quitarla cuando algo comienza a sonar y vibrar en el asiento de copiloto, justo dentro de su bolso. Se distrajo y quiso separarse, miró de reojo hacia su bolso pero volví a pegarla a mí impidiendo que se bajase por lo cual cuando el móvil dejó de sonar seguimos besándonos, aunque pude notar que ya estaba tan compenetrada en lo que hacíamos como en principio. No tardó demasiado en volver a sonar el maldito aparato, por lo cual la solté algo frustrado, tampoco podía concentrarme con el maldito teléfono sonando. Ella, aun sobre mí, contestó.

— ¿Qué sucede? —fue lo que dijo cuando respondió mientras me miraba con cierta incomodidad, pude notar la voz de un hombre tras la línea. No entendí la respuesta de él pero ella bufó. Besé sus labios brevemente para luego pasar mi dedo entre sus pechos sobre la tela pero ella quitó mi mano a lo que sonreí con satisfacción, apostaría lo que fuera a que quien estaba al otro lado de la línea estaba volviéndose un completo cornudo gracias a mí. —No estoy en casa aun, pasa mañana —mordió su labio con cierta incomodidad, maldije internamente y borré la sonrisa de mi rostro cuando se apartó de mi, quise que se quedara pero no le importó y volvió al asiento de acompañante. —Está bien Joe, te espero —fue lo último que dijo antes de terminar con la llamada. La miré de mala manera y levanté ambas cejas esperando que me dijese algo. —Lo siento Dylan, debo irme —suspiró apenas posando su mano en la manija del auto pero la detuve antes de bajar.

— ¿Acaso era tu novio? —sonreí con malicia.

—No responderé eso —tragó saliva y bajó del vehículo.

—Pues mándale saludos —suspiré pasando las manos por mi cabello tirándolo hacia atrás —te veo mañana —le hice una guiñada y luego de que entró al edificio decidí que era hora de marcharme. Maldita sea, me había dejado totalmente encendido, aunque podría decirse que satisfecho, solo por esta noche, la próxima me aseguraría de poner en silencio su móvil si fuera necesario. 

Spoiler: