En Sumisión {+18 | Novela Colectiva.

Capítulo 004

Harriet salió de su casa con un terrible dolor en el pecho, y no era algo físico sino, sentimental. Su padre la había vendido por algunas migajas, quizá, pero eso era poco creíble viendo de quien venia la compra.

El Jaguar xj220 iba siguiendo el Mercedes-Benz SLR McLaren ya que ambos iban en la misma dirección. Louis estaba obviamente nervioso, le costaba admitir que había comprado a una adolescente para que sea su sumisa en sus gustos sexuales, pero tenia que afrontarlo.

La joven de apenas quince años jugaba tímidamente con su cabello rizado de color chocolate, portaba un vestido color negro y unos zapatos de tacón del mismo color que sus uñas, rosas. Louis estaba deslumbrado con la belleza que tenia Harriet, le era habitual ver a adolescentes de esas edades pero no dudaba que era única en todo su esplendor, hermosura y simpatía, que poco a poco descubriría.

Cuando el coche importado de Louis se estaciono frente a una mansión, ambos se miraron impacientes esperando que alguno comience una conversación coherente, pero le era difícil hacerlo para uno de los dueños de casa, ya que ahora esa joven le pertenecía, y él ahora diría que hacer con ella.

―Ya puedes bajar ―ordenó Louis a Harriet, y ella asintió sin chistar; allí Louis fue entendiendo un poco mas las cosas, o talvez no.


Louis guio por la casa a Harriet, enseñándole cada habitación que podía, ya que otras aun eran prohibidas. La adolescente solo asentía cuando su amo hablaba o le enseñaba un nuevo lugar, cocina, living, baños, salas de juegos, bibliotecas, la piscina y por ultimo las habitaciones. En especial, la suya.

Ambos entraron y Louis dejo su valija con algunas que otras prendas que había traído de su antiguo hogar, Harriet solo se había sentado en la cama esperando alguna pregunta o indicación que diera su dueño pero solo era un silencio mutuo, no molesto, agradable.

Luego de unos minutos Louis salió de la habitación, le explico lo que quería que hiciera y Harriet, como toda sumisa dispuesta había hecho lo que su amo pedía. Había entrado al baño de la habitación, deslumbrándose con el lujo que tenia cada lugar; se metió en la bañadera y se dio un baño de burbujas como Louis había indicado, ―Toma un baño sin preocupaciones, luego vístete con alguna de las prendas que he dejado en aquel closet. ―Tomlinson indico hacia dos puertas blancas con decorado de color rosa viejo y flores color crema― Te espero en el primer estudio.

Después del baño, tapo su cuerpo con las toallas que habían allí y salió en busca de su ropa, o mas bien, la que Louis quería que se pusiera, abrió el closet de par en par encontrándose con el típico mini cuarto dentro de este, lleno de prendas, zapatos, espejos y collares de diamantes. Tenia uno en casa, y solo era suyo así que estaba acostumbrada a todo ese lujo de persona llena de dinero y esas ventajas de tener mucha ropa en casa.

Se probo cada vestido que pudo, de todos colores y modelos, en especial los azules, verdes y rojos que eran de fiesta. Los amaba. Amaba vestirse de esa manera y sentirse bonita, y arreglarse maquillándose o como sea. Encontró un vestido azul Francia elegante, para su gusto, se coloco unos zapatos altos color negro que combinaron con su cinto ancho que estaba en su cintura, y luego se adorno su delicado cuello con un hermoso collar de oro. Se observo al espejo y sonrió, tomo su celular entre otras cosas mas de su maleta que dejo en el escritorio, pero con su móvil se tomo un par de fotos.

La puerta sonó de repente, y había olvidado completamente su cita con Louis. De seguro la regañaría, y se enojaría con ella. ― ¿Harriet? ¿Estas ahí? ―preguntó Louis, y con cautela entro a la habitación.

Se encontró con la ropa desordenada sobre la cama, y escucho una adorable voz dentro del closet. Camino en silencio hacia el armario, donde pudo observar a Harriet bailar y tararear una canción abrazada a un vestido color rojo que llegaba hasta sus pies.

―Harriet ―susurró, y acercándose a ella, la tomo de la cintura y la giro delicadamente para encontrarse con los hermosos ojos esmeraldas de su sumisa, completamente cristalizados―. ¿Qué sucede? ―preguntó.

Ella escondió su rostro contra el pecho de él. Y lloró. Todo lo que había contenido durante mucho tiempo, todo lo que oculto por miedo y rencor; había llorado porque extrañaba a su familia junta, a todas sus hermanas junto a ella, a su madre que aunque jamás conoció, ella la amo siempre con todo su precioso ser.

Louis se encamino de espaldas hacia la cama y luego se sentó junto a Harriet que aun seguía pegada a su torso, y con el vestido rojo sobre en mano. ―¿Estas bien? ―preguntó Tomlinson y Hayley negó sin despegarse ni un poco de su amo.
―Necesito que me cuentes que sucede, sino no podre ayudarte ―Louis acaricio delicadamente la espalda descubierta de Harriet, gracias a el vestido. Pudo sentir en cabello rizado de ella con un bello aroma, y su piel suave y cálida bajo su mano.

Harriet estaba asustada, pero mas bien, en la forma de asustar a una persona con un relato feo y aburrido sobre una familia "destruida" y por su culpa, que no lo era. Tenia miedo al rechazo, a lo que la persona que este a su lado pudiese decir o pensar sobre ella.

―Por favor, no te haré daño ni mucho menos te obligaré a algo pero necesito la verdad ―susurró sobre su cabeza y luego le dio un tierno beso―. Solo quiero ayudarte, y no quiero ver tu rostro empapado nunca mas.

Harriet sin esperar tan bonitas palabras lloro otra vez sobre el pecho de Louis, mientras que él la contuvo. Unos minutos después de sollozos y palabras dulces de Louis para que Harriet dejara de llorar, pudieron tener una charla decente sin nuevas pero cálidas interrupciones.

―Así que, ella es tu madre ―Louis señalo hacia la foto de una joven mujer embarazada, tal vez de una edad de treinta y pocos años. Portaba un vestido color azul, y el cabello suelto que por la foto se notaba que había viento. Tenia una reluciente sonrisa, pero su mirada decía otra cosa, su gran vientre abultado le daba ternura ya que había vivido por varios embarazos, y le era normal y encantador ver embarazos. La fecha que estaba escrita a mano sobre la foto en el final extremo del lado derecho indicaba un diez de agosto hace unos quince años atrás.
Harriet asintió acariciando nuevamente el rostro de su madre a través del vidrio transparente.―Fui la última de las hermanas Hayley, mi madre falleció por mi culpa y estoy muy arrepentida ―dijo entre algunos sollozos.
Louis volvió a abrazarla, y recostarla sobre su pecho, ―No deberías decir eso, a veces las personas se van porque así lo quiere el mundo, quizás era un propósito para algo en algún futuro.
―Pero yo la extraño, jamás pude conocerla, y lloro mucho por ello, mis hermanas tuvieron la oportunidad de vivir un tiempo con ella y mi padre, siendo felices. Pero yo, lo arruine.
―No digas eso, si vuelvo a oírte repitiendo eso, juro por dios que te haré entender lo contrario sea como sea.
―Pero Louis, tengo razón. Mi padre siempre lo dijo, yo arruine esa familia, yo lo hice ―Harriet esta vez fue quien se echo a los brazos de Louis y lo abrazo con fuerza―. No quiero arruinar nada mas, quiero que la gente deje de odiarme por haber matado a mi madre ―las lágrimas saladas comenzaron a caer nuevamente por sus hermosos ojos esmeraldas.
―Tu no lo hiciste, son cosas de la vida. ¿Cómo la gente puede creer que alguien como tu pudo hacer eso?
―No lo sé... Lou.

Louis y Harriet mantuvieron su abrazo durante un largo tiempo, y realmente a ambos no les importo. Estaban juntos, y era agradable el calor que se daban, y el apoyo que el amo de la daba a su sumisa, pero eso ahora no importaba, sino que Louis pudiera mantener a Harriet aferrada hacia él y ella no vuelva a derramar una lágrima por algo estúpido como lo que su padre le había inventado.

―Me gusta lo que traes puesto, pero no es algo que yo haya elegido ―dijo Louis, y Harriet rápidamente se aparto de él.
―Lo siento mucho, ya me cambio.
―No hace falta que lo hagas ahora...
―Si lo hace, solo dame dos minutos ―pidió Harriet desde la puerta del closet para meterse nuevamente en él.

Louis negó sonriente, le gustaba Harriet en forma agradable además de que ella le daba algo que ninguna mujer antes le había dado, compañía, virginidad y simpatía.

Harriet salió dos minutos después, como había prometido, vestida de una adorable y sensual conejita, y no de PlayBoys. Louis relamió sus finos labios viendo el hermoso disfraz que había conseguido para su sumisa.

―Te queda muy bien ―Harriet sintió que sus mejillas se sonrojaban por las palabras de Louis.
―Es lindo, y agradable ―dijo dando un pequeña vuelta en su lugar dejando ver el blanco pompón que traía su short justamente en la parte de su trasero.
―A ti te queda así ―la alagó Louis y volvió a observar como las mejillas de Harriet se volvían rojas otra vez.
Harriet se acerco a Louis y se subió sobre su cintura. Louis realmente no había visto venir eso, ella solo subió sobre su cuerpo y sonrió. ― ¿Sabes? Tengo hambre ―dijo comenzando a saltar sobre él―. ¿Podemos cenar algo?
― ¿Haces esto con tus amigos? ―preguntó Louis sin pensar, y menos escuchar lo que Harriet le había dicho.
Ella lo miro con intriga, porque no entendía muy bien a que se refería. ― ¿A qué te refieres? ―preguntó también.
―A esto, subirte sobre mi y saltar, ¿Lo haces con tus amigos? ―volvió a repetir. Por qué de repente le asustaba la idea de que Harriet hiciera eso y con alguien mas, además de asustarlo, le molestaba la idea. ¡Joder! Que lo hacia.
―No. De hecho, no tengo amigos ―dijo ella inocentemente, porque no los tenia y solo vivia internada en un colegio pupilo.
―No me mientas ―Louis frunció el ceño, y le era estúpido así mismo no creerle.
―No lo hago ―dijo Harriet sincera.
―Entonces, ¿Por qué lo hiciste? ―no es que le molestase tener a Harriet sobre él, usando el conjunto lindo que le dejaba volar a imaginación, pero no le era usual en una adolescente de quince años.
― ¿Te molesta? ―preguntó, porque si realmente le molestaba a Louis que ella este sobre él. Se bajaría de inmediato y jamás volvería a intentarlo.
―No, pero si, si es que lo haces con otra persona ―fue sincero Louis, de verdad lo era.
―No lo hice con nadie mas, lo prometo ―susurró con su sentimiento mas puro.
― ¿Solo conmigo? ―Louis miro sus ojos esmeraldas buscando la verdad en ellos.
―Solo contigo ―Harriet realmente le había dado lo que Louis había pedido. Miro hacia los ojos de él, esmeralda sobre zafiro, ella estaba diciendo la verdad con ellos.
― ¿Y por qué lo has hecho?
―Lo vi en una película, siempre quise intentarlo. Megan subía sobre la cintura de Christian, y ellos se besaban y vivían felices luego de eso. Porque, tu me trajiste para eso, ¿no? Seriamos felices, yo estaría lejos de mi padre y... y... ―las lágrimas nuevamente caen por su pálido rostro, y Louis simplemente la abraza para consolarla. Ahora entendía que estaba sucediendo, era cariño, eso sucedía.

Louis bajo a Harriet y ambos se sentaron sobre la cama, abrazándose nuevamente y dándose algo de amor, sin pasar a lo sexual. Louis acariciaba la cálida espalda de Harriet, mientras ella se descargaba sobre su pecho.

La puerta de la habitación sonó e interrumpió el abrazo. Samantha entro sin preguntar y eso molesto a Louis, que después de soltar un gruñido y una frase para la hermana mayor de las Hayley, se marcho de la habitación.

Harriet por primera vez en la vida le había mentido a su hermana, y no se sintió culpable por hacerlo. Había llorado por cosas del pasado, eso era cierto, pero cuando Samantha la encontró con un par de lágrimas, eran porque Louis se separo de ella, y en realidad necesitaba un abrazo y contención de alguien que no le tuviese pena, como lo hacían sus hermanas.

Luego de una charla un tanto sentimental, Harriet y Samantha decidieron salir al jardín. A despejarse y poder charlar un poco mas y con algo mas de privacidad. La hermana mayor de las Hayley ponía incomoda a su hermana menor, preguntas acosantes y cosas que ella no conocía.

―Pero dime como es Louis contigo ―preguntó un poco fastidiada Samantha, por los peros y pausas largas que hacia su hermana al contestar.
―Es bueno, amigable, y lindo ―dijo con timidez Harriet encendiéndose entre sus cabellos chocolates rizados que le llegaban hasta los hombros, quizás mas abajo.
― ¿Lindo?
―Si, lindo ―suspiró―. ¿Has visto sus ojos? Son tan azules como el mar, ¿y sus tatuajes? Parecen de chico rudo de película ―Samantha soltó una sonora carcajada al escuchar a Harriet, y no pudo evitar sonrojarse.  
―Hay Ella ―rio nuevamente su hermana―. ¿Algún detalle mas que quieras agregar de él?
―Hermoso, definitivamente ―dijo interrumpiéndola y levantándose del suelo, y luego sacudiendo su vestuario.
― ¿A dónde vas?
―A caminar.

Y así lo hizo, se perdió tras las hermosas plantas que habían en aquel lugar. Se había enamorado de las rosas rojas que estaban alrededor de dos bancos color blanco y una mesa entre ellas. Necesitaba estar sola, pero ahora no quería eso, y de repente sentía que su hermana solo estaba jugando con ella cuando solo quería hablar de sus sentimientos.

― ¿Te gusta esa rosa, no? ―preguntó Louis acercándose hacia ella, con una canasta en su brazo.
―Me gusta ―dijo sincera.
―Puedes tomarla, si gustas. Luego crecerá otra, y también te la daré. Toda rosa que crezca aquí serán solo para ti ―Louis se acerco, después de dejar la canasta en la mesa, y rodeo con sus brazos.
―Eso fue muy tierno, gracias ―cosquilleos corrieron por su estomago, y sonrió. Luego de entregarle uno sonoro beso en le mejilla a su amo.
―Es lo que toda dama necesita, ¿no? ―Louis tomo la mano de Harriet, y ambos sonrieron mirándose a los ojos.
―Supongo.
― ¿Quieres comer? ―preguntó separándose de Harriet, y mirándola a los ojos. Sin aun despegar sus entrelazadas manos.
―Oh, lo había olvidado.
― ¿Si no te avisaba ibas a pasar de largo el almuerzo?
―Eso creo.
― ¿Así era en tu antiguo hogar?
―Papá no sé preocupaba si no comía, en cambio, Sammy si.
―Habrá que cambiar eso.
― ¿Qué cosa?
―El que no comas, quiero a mi chica saludable y bonita.
― ¿Soy tu chica?
―Lo eres.
―Me gusta la idea.
― ¿De ser mi chica o de comer bien?
―Ambas.
―Bien, siéntate y come ―Louis la acerco hacia una de las sillas, y la corrió para que Harriet se sentara. Como típica cena romántica.

Después de cenar se vieron obligados a dejar de observar las estrellas que permanecían sobre ellos, brillando al igual que la luna. Harriet en un principio se negó, no quería estar entre cuatro paredes, ya que después de todo lo pasaba así en su instituto. Aunque Louis luego de entregarle un beso, accedió.

Cuando llegaron a la habitación, después de un par de gritos por Samantha y Harry que ella se negaba a dormir junto a él, entonces Louis se tuvo que entrometer y al final lo resolvieron con el típico juego de niños: piedra, papel o tijera que Harry gano, pudieron subir hacia el segundo piso y volver a charlar animadamente sobre las cosas que Louis quería regalarle a Harriet, por su cumpleaños pasado.

―Y aquí, nos despedimos ―susurró Louis, soltando delicadamente la mano de su sumisa. La cual aun no quería soltarlo.
―Podemos dormir juntos ―insinuó Harriet, pero su amo negó.
―Ya habrá tiempo para eso, ahora ve a la cama.
―Quiero ir contigo ―pidió, y Louis no pudo resistirse a las hermosas esmeraldas que eran sus ojos.
―Solo un rato ―accedió.
―Hasta que me duerma, ¿okey?
―Okey ―Louis no pudo hablar mas que fue arrastrado prácticamente hacia dentro de la habitación, y luego empujado sobre la cama.
―Un minuto ―pidió Harriet corriendo hacia el closet para sacarse su ropa y ponerse una mas cómoda y para poder dormir.

Louis un minutos después pudo observar como Harriet salía del armario, vestida con un corto y transparente vestido color aguamarina. Mientras que él se quito de la remera que traía encima, ella subió sobre la cama y tomo el mando del televisor.

― ¿Qué veremos? ―preguntó Tomlinson, arrojando se camisa hacia el sillón rosado que había en la habitación.
―He encontrado, Life as We Know It, así que veremos esa. Me gusta esa película ―Harriet se acostó sobre el torso desnudo de Louis, y ambos callaron.

Louis se sentía bien junto a la compañía de Harriet, y ella se sentía así junto a él. Realmente no sabían en que momento la pequeña sumisa comenzó a bostezar, y el amo supo que era momento de dejar la habitación.

Como pudo trato de separarse del fino y cálido abrazo de Harriet, para poder escapar a su habitación y hacer algo descabellado pensando en el cuerpo de la hermosa adolescente que estaba a su lado.

―Me gusta el color de tus ojos ―dijo Harriet de repente, y Louis por poco pega un gritito de susto.
―Y a mi me gustan los tuyos ―susurró sincero Louis, después de volver a recuperar el aire que había soltado.
―También tus tatuajes ―murmuro ella, y lo abrazo con mas fuerza, prácticamente pegando sus labios sobre el torso de Louis.
―Podría decir los tuyos, pero no tienes. Así que diré que, me gusta todo de ti ―Louis beso la cabellera chocolate de Harriet, y luego ambos volvieron a prestarle atención a la tv, o eso ambos querían dar a entender. Ya que sus pensamientos estaban en otro lugar.