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"Un disfraz para una dama" (Joseph & Tú) Terminada
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Re: "Un disfraz para una dama" (Joseph & Tú) Terminada
Capítulo 24
____ ESTABA NERVIOSA Y NO POR IR EN UN COCHE en plena madrugada por Londres, sino por la persona a quien iba a ver. Se había escabullido por la puerta de atrás del local de Madame Vale cuando le dijo que ya no necesitaba sus servicios por esa noche. Había tomado un coche y le había dicho que quería ir a casa del marqués de Stamford. Había esperado que el cochero supiera ir sin tener que explicárselo y así había sido, aunque la mirada de escepticismo y la sonrisa torcida que había dejado entrever dos dientes podridos le decían que creía que estaba loca de atar. La verdad es que no lo culpaba. Con su atuendo, todavía disfrazada como lo estaba en la casa, el hombre pensaría que era una lunática, porque si no, ¿cómo se explicaba que quisiera ir a casa de un marqués una mujer como aquella?
Cuando llegaron, ____ le pagó al cochero, que no esperó ni dos segundos antes de abandonar el lugar. ____ miró la fachada de aquella hermosa casa. Era impresionante. Varios escalones la separaban de la puerta de color negro con una aldaba de bronce. La fachada blanca con dos columnas a los lados la hacía elegante y majestuosa. Algunas ventanas iluminadas en el piso inferior le sugerían que parte de la familia aún no se había retirado. Las manos le sudaban cuando llamó a la puerta. Unos pasos rápidos se escucharon al otro lado antes de que le abrieran y la cara algo asombrada de un mayordomo apareciera detrás de la puerta.
—¿Que desea? —le preguntó con claro desdén.
—Deseo ver a lord Fitzpatrick de Clare.
—No hay nada que podamos hacer por usted, y ahora si es tan amable de marcharse... —le dijo mientras intentaba cerrar la puerta de nuevo.
—Espere —dijo ____ introduciendo su cuerpo por la apertura de la puerta, con lo que el mayordomo cayó hacia atrás.
—Esto es inaudito —dijo el mayordomo totalmente enojado, mientras se levantaba y se acercaba a ____ para sacarla de allí. Estaba claro que aquel hombre no tenía intención de informar a nadie de su llegada. Estaba convencido de que era una vagabunda y ____ no estaba dispuesta a que la echaran sin antes hacer lo que se había propuesto. Sacó el estilete de su vestido y apuntó con él al mayordomo. El pobre se puso pálido, y tartamudeó en un intento por aplacarla.
—No me voy a ir de aquí hasta que llame a lord Fitzpatrick de Clare, a no ser que quiera que me ponga nerviosa.
—C... claro, s... señora.
—¿____?
—¿Pero qué demonios...?
____ abrió los ojos al ver a su tía Francesca. ¿Qué hacía allí? ¿Y quién era ese hombre que había maldecido al verla?
—Por Dios, ____, deja de apuntar al pobre Darrows con ese cuchillo si no quieres que se nos muera del susto —dijo Amelia saliendo detrás de ese hombre. Adiós a su intención de pasar inadvertida. Su tía la había descubierto debajo del disfraz y ahora no podía hacer nada por negarlo. Guardó el estilete antes de disculparse con el azorado mayordomo, que parecía a punto de desmayarse.
—Hemos estado buscándote por todas partes —le dijo su tía mientras la abrazaba—. ¿Dónde te habías metido? ¿Por qué te fuiste?
—Sí, jovencita, eso estuvo francamente mal. Debías haber confiado en nosotros —le dijo Amelia.
—No tuve más remedio. Pero... ¿cómo es que estás aquí? —le preguntó a su tía.
—Creo que sería mejor que le diéramos tiempo para refrescarse y cambiarse antes de obtener respuestas —dijo el hombre imponente que no hacía más que mirarla fijamente, de una manera extraña.
—Sí, creo que eso será lo mejor.
—Desde luego —dijo una voz masculina a sus espaldas. Era una voz que ella conocía demasiado bien y que hizo que las piernas le temblaran. Sus ojos fríos y duros la miraban con furia.
Joe se acercó a ella lentamente hasta quedar a un metro de distancia.
—He venido a hablar contigo —le dijo ____ intentando que su voz sonara clara y sin ningún tipo de emoción.
—Y vas a hacerlo, de eso que no te quepa duda.
____ sintió que se enfadaba por momentos, ese hombre arrogante...
Ambos se quedaron mirándose en un silencio casi insoportable.
—Te quiero aquí abajo antes de un cuarto de hora.
—Vendré cuando haya acabado de cambiarme.
Una risa proveniente del hombre desconocido hizo que ____ lo mirara.
—Tómate el tiempo que haga falta —dijo Kevin.
____ no lo había visto hasta ese momento.
—Gracias —le dijo con una sonrisa.
Amelia acompañó a ____ y a su tía al piso de arriba. Aquella noche iba a ser muy larga. Nunca pensó que las cosas saldrían así. Iba a avisar a Joe y después pensaba marcharse, jamás imaginó que toda la familia estaría levantada para darle la bienvenida.
Sarah salía de su habitación cuando vio a las tres mujeres por el pasillo.
—¿Pero quién es? —Sarah se quedó paralizada. Esos grandes ojos verdes solo podían pertenecer a una persona y esa era ____. Corrió hacia ella y la abrazó hasta dejarla casi sin respiración.
—Me tenías muy preocupada, y estoy francamente enfadada contigo. ¿Cómo pudiste dejarnos con tan solo una nota como despedida?
Sarah fruncía el ceño, pero su sonrisa desmentía su enojo.
Las cuatro entraron en la habitación mientras la acosaban a preguntas. Las había echado mucho de menos, y allí, con todas las preguntas y reprimendas de las que estaba siendo objeto, solo podía pensar en una cosa: que la querían, que se preocupaban por ella. Eso la emocionó en lo más profundo.
—¿Dónde has estado? —le preguntó Amelia por cuarta vez.
—En un burdel —contestó ____ como si nada.
Eso hizo que todas se pararan en seco. A Sarah se le cayeron las toallas que había tomado para el baño de ____, su tía Francesca había estado a punto de caerse de la silla en la que iba a sentarse y Amelia se había aferrado al dosel de la cama como si las piernas hubiesen decidido no sostenerla. Tres pares de ojos tan abiertos que temía que se salieran de sus órbitas la miraban sin pestañear.
—____ Bright —le dijo su tía que parecía haber recuperado la voz—, espero que eso haya sido una broma.
—No tía, no es una broma. Pero no como pensáis, así que tranquilizaos.
—¿Que nos tranquilicemos? Nos dices que has estado en un burdel durante una semana al menos y ¿quieres que nos tranquilicemos? Sarah, ve a buscar las sales.
—Esperad que os lo explique, pero antes por favor si no os importa me gustaría hablar un momento con mi tía.
—Querida, lo sabemos todo —dijo Amelia alzando la ceja izquierda.
Francesca asintió con la cabeza.
—No sabía nada de ti, ni dónde estabas, ni si estabas bien..., así que tuve que tomar una decisión.
____ miró a aquellas tres mujeres que expresaban en el rostro toda su preocupación.
—Está bien, lo comprendo, además siempre quise deciros la verdad —le dijo ____ a Amelia y Sarah que la miraban atentamente—, pero no podía y eso me estaba martirizando por dentro. Lo siento. Siento haberos mentido, pero...
—No tienes que decir nada más —dijo Amelia con aire resuelto—. Entendemos perfectamente lo que hiciste y por qué, aunque no voy a negar que nos duele un poco que no confiaras en nosotros. No sabías si conocíamos a lord Bright o si teníamos alguna relación con él. Así que basta de disculpas y remordimientos. Lo importante es que estás aquí, con nosotros, y que estás bien, y ahora date ese baño, porque después tendrás que contestar a todas las preguntas que esos hombres que esperan ahí abajo están impacientes por hacerte.
—Ahora que hablas de ellos. ¿Quién era ese hombre imponente que estaba con vosotras?
Amelia miró disimuladamente a Francesca y ambas parecieron llegar a un acuerdo.
— Es mi hermano, lord Bruce —le dijo finalmente Amelia—. Ha venido a pasar una temporada con nosotros.
— ¿Era el padre de Danielle, no?
—Así es —dijo Sarah con una chispa de tristeza en los ojos.
—Ese tal conde de Ashford parecía bastante enfadado contigo —le dijo su tía alzando una ceja.
____ enrojeció. Su tía la conocía demasiado bien y, aunque intentase contarle una mentira, sería imposible.
—Imagino que estará enfadado por el modo en que desaparecí —dijo intentando no mirar directamente a ninguna.
El agua ya estaba en la bañera, caliente y apetecible, y ____ no quería seguir hablando de ese tema. Sabía que tendría que enfrentarse a él cuando bajara y lo que menos necesitaba en ese momento era descubrir ante todas que estaba locamente enamorada de él.
—Pues a mí me pereció que su estado se debía a algo más que a tu modo de desaparecer —dijo su tía marcando las últimas palabras con cierta ironía.
—No sé a qué te refieres —le dijo ____ mientras se quitaba las ropas del disfraz que la hacían parecer una mujer rolliza.
—Tu tía quiere decir que está claro que Joe siente algo por ti y que no cree que no sepas de qué te está hablando.
____ las miró intentando expresar sorpresa.
—Oh, deja ya esa cara que a mí no me engañas —dijo Amelia poniendo los brazos enjarra.
—Y a mí tampoco, ____, tus ojos no pueden disimularlo. Estas enamorada de ese hombre, ¿verdad?
____ miró a Sarah, que intentaba disimular una risilla.
—Yo ni siquiera he hablado —le dijo riendo por lo bajo al ver como ____ fruncía el cejo.
____ se rindió ante la fuerza que constituían esas tres mujeres.
—La verdad es que no importa lo que yo sienta.
—Oh, querida, claro que importa.
—No, Amelia, no importa porque ambas sabemos cómo es Joe.
—Yo sí sé cómo es, pero creo que tú no. ¿Sabes por qué tiene esa actitud ante las mujeres y el compromiso?
____ negó con la cabeza pensando en que no sabía si quería que se lo dijera.
—Cuando era un muchacho se enamoró de una mujer mayor y con bastante influencia. Ella jugó con él: hizo una apuesta a sus espaldas. Tenía varios amantes y Joe no lo sabía. Todos apostaron cuánto tardaría en enterarse Joe de que era el centro de un juego, de un entretenimiento para esa bruja y sus amigos. A Joe no le llevó mucho tiempo descubrirlo, no solo lo de los amantes, sino también lo de la apuesta, y planeó algo que esa arpía no esperaba. Se presentó en su casa y reclamó las ganancias de la apuesta. Dijo que había colocado su dinero, a través de un agente, a la posición que daba por ganadores a quienes sostenían que sería Joe mismo quien la dejaría. En ese instante, le comunicó que la abandonaba para siempre. Y reclamó su dinero. Esa mujer se sintió tan humillada que fue a hablar con el padre de Joe. Le contó una serie de mentiras dañinas y maliciosas. Le dijo que su hijo había hecho una apuesta sobre ella con sus amigos y que una vez que la sedujo la había humillado ante todos. El marqués de Stamford, en vez de preguntar a Joe, creyó a esa mujer y le dio la espalda a su hijo. Joe quedó tan dolido por ello que decidió marcharse. Ellos dos nunca se habían llevado muy bien porque Joe siempre fue rebelde, no quería seguir el camino que su padre le había dictado, pero aquello fue lo que los separó definitivamente.
____ pudo imaginar lo que debió de sufrir Joe. Era solo un muchacho y descubrió no solo que la mujer de la que se había enamorado había jugado con él, sino que como consecuencia de sus mentiras había perdido la estima y el respeto de su padre. Para alguien como Joe, el hecho de que su padre creyera a aquella mujer antes que a él tuvo que suponer la peor de las traiciones. Era normal que fuera cauto y desconfiado, además sabía que esos años que había pasado fuera del país no habían hecho sino reforzar con creces esas cualidades. Por lo que había escuchado de Amelia y de todos los que lo conocían, el muchacho que se marchó no se parecía en nada al hombre que regresó diez años después.
—Eso solo refuerza mi opinión, Amelia.
Amelia soltó un suspiro que expresaba su disconformidad.
—Estás equivocada. Sé que él siente algo por ti. Estos días no ha parado de buscarte. Ha estado furioso y preocupado, y créeme que jamás lo había visto perder los nervios de esa manera. Sin embargo, no voy a agobiarte ahora con eso. Te dejaremos sola para que te bañes y te arregles. Le diré a Darrows que te prepare algo para comer.
____ sentía que las palabras de Amelia se repetían una y otra vez en su cabeza. "Ha estado muy preocupado, no ha parado de buscarte. Él siente algo por ti". Era demasiado peligroso creer que eso podía ser verdad, y, aunque lo deseaba con toda su alma, una parte de ella se decía que eso era solo un sueño. Además, no tenía tiempo para pensar en eso porque estaba allí por algo mucho más importante.
—Tengo que pediros un favor —dijo ____ mientras tomaba la ropa que Sarah le había traído—. Necesito hablar con Joe a solas. Tengo que decirle algo muy importante, algo que le incumbe, y necesito decírselo a él primero.
Amelia y Sarah se miraron frunciendo el ceño.
—¿Ocurre algo?
—Por favor, ahora no me hagáis preguntas. Primero debo hablar con él.
—Está bien —le dijo Amelia—, pero no creas que no me voy a enterar de lo que sucede.
Francesca soltó una carcajada antes de guiñarle un ojo a su sobrina.
—Y tú que pensabas que yo era como un sargento.
—Tía, al lado de Amelia hasta Napoleón es un santo.
—Menos mal que estoy sorda, si no, no tendría otro remedio que pegarte un buen tirón de orejas, pero me alegro demasiado de tenerte aquí como para tenértelo en cuenta. La próxima vez, jovencita, no tendrás tanta suerte.
A regañadientes, todas salieron de la habitación y dejaron a ____ con su baño y un montón de preguntas en la cabeza.
____ se miró en el espejo. El vestido que Sarah le había dado era uno de los que había dejado cuando se marchó. Era el azul marino con mangas angostas y escote medianamente pronunciado. Se estrechaba sobre su busto más generosamente de lo que ella hubiese deseado, pero tenía que reconocer que, al lado de la ropa que había estado llevando durante los últimos días, aquello era una bendición. El cabello se lo había dejado suelto. Todavía no lo tenía seco del todo y la cabeza le dolía de tantas horquillas que había llevado para sujetarlo día y noche durante su estancia en la casa de Madame Vale. Unos golpes en la puerta le advirtieron de su presencia. Sabía que era Joe. Amelia le había dado el mensaje y, aunque no era muy ortodoxo que él entrara en aquella habitación, lo que tenía que decirle antes de bajar y encontrarse con los demás era lo suficientemente importante como para dejar de lado las convenciones sociales.
Lo sintió antes de verlo. Cuando se giró, él estaba allí. Había cerrado la puerta y la miraba como si quisiera traspasarla. La recorrió de arriba abajo con un examen tan exhaustivo que no dejaba lugar a interpretación alguna. ____ sintió que enrojecía por completo.
Lo sabía furioso y notó que no trataba de ocultarlo. No podía reprochárselo.
—Veo que Amelia te ha dicho que deseaba hablar contigo a solas.
Joe se apoyó en el dosel de la cama mientras la miraba con dureza, lo que hizo que ____ apretara la tela del vestido con la mano.
—Sí, y ha sido bastante misteriosa en cuanto a eso tan importante que debes decirme.
—Sé que estás furioso.
—¿De veras? Creo que no llegas ni a hacerte una idea.
____ tragó saliva antes de continuar.
—No espero que me perdones, y...
—¿Y? —preguntó Joe entre dientes.
—Voy a contarte por qué he venido y me gustaría que me escucharas hasta el final antes de echarme o estrangularme o lo que tengas en mente, que por lo que veo no es nada agradable. Me marché de Cravencross porque no podía exponerme a venir a Londres siendo yo misma. Debería haber confiado en ti, pero no lo hice no porque no quisiera, sino porque no sabía cómo contarte todo lo que había ocurrido en mi vida para llevarme hasta aquel punto. Quería contártelo.
—Pero no lo hiciste.
—No. Supongo que tenía miedo de que no me creyeras. No lo sé. La verdad es que cuando llegué a vuestra casa era solo temporal. Mi tía me ha dicho que os lo ha contado todo, así que no voy a repetir otra vez la causa por la que acabé escondiéndome allí. Espero que no veas malicia en mis actos. Lo que importa es que cuando llegué a Londres ayudé a una chica en apuros y en agradecimiento me llevó a su casa. Esa casa resultó ser el local de Madame Vale.
Un gruñido parecido al rugido de un león hizo que ____ diera un paso atrás. Joe ya no estaba apoyado en el dosel de la cama sino que estaba a dos metros de ella con las piernas abiertas mirándola con una expresión que ella ni siquiera quería descifrar.
—Antes de que te dé una apoplejía, he de decirte que trabajaba allí tal y como me has visto llegar. Madame Vale me dejó ser la ayudante de las chicas. Una noche vi llegar a mi padre. Él y otro hombre llamado Lacroix, entraron en una habitación. Madame Vale los dejó allí. Era como un despacho. Yo sabía que al lado había una sala, que se utilizaba como almacén, y que comunicaba con ese despacho. Sentí curiosidad por escuchar de qué hablarían y me escondí allí.
En ese momento del relato, ____ miró a Joe y se arrepintió de haberlo hecho. Tenía la mandíbula tan apretada que parecía que se haría añicos en cualquier momento.
—Lo importante es que los escuché hablar de ti y de tu socio. Mi padre le preguntó al otro hombre si ya tenía todo preparado y Lacroix le respondió que vuestra compañía se hundiría para siempre el viernes.
Joe estaba haciendo verdaderos esfuerzos por contenerse. Al principio, cuando Amelia le dijo que ____ quería verlo a solas, pensó que ____ iba a explicarle por qué había huido y no había confiado en él, pero lo que nunca hubiese imaginado era lo que le contó después. Había estado en un burdel expuesta a quién sabe qué peligros y después se había arriesgado de una manera intolerable para descubrir qué era lo que tramaba su padre. En ese momento tenía ganas de estrangularla por su temeridad y por hacerle pasar un auténtico calvario. La verdad era que le había dado una información valiosísima, porque Richard y él, aunque se estaban acercando, jamás hubieran descubierto la trampa antes del viernes. Quizá le había salvado la vida, pero eso no mitigaba la furia que corría por sus venas al imaginársela metida en una sala, escuchando una conversación de unos hombres que, de haberla descubierto, no hubieran tenido ningún escrúpulo.
—¿Y qué se supone que pensabas hacer después de contarme todo eso?
____ sabía que lo que iba a decir sería la gota que colmaría el vaso, pero iba a ser sincera. No quería más mentiras entre ellos.
—Iba a marcharme. En unas semanas salía un barco hacia Venecia y esperaba ir en él.
—Vaya —dijo Joe con cinismo—, ¿entonces qué se supone que fue lo que sucedió entre nosotros? Que yo recuerde hicimos el amor y tú perdiste tu virginidad.
—No hace falta ser tan grosero —estalló ____.
—Lo siento, pero no puedo describir de otra manera lo que tú pareces tomar tan a la ligera.
—Para mí fue muy importante —dijo ____ cargada de emoción.
—¿Y por eso pensabas huir?
El tono sarcástico de su pregunta fue lo que hizo que ____ perdiera el control.
—No. Me fui porque sabía que tú no querías un compromiso y menos con una institutriz, y yo no soportaría estar cerca de ti sin...
Joe fue hacia ella y la tomó de los brazos obligándola a mirarlo.
—¿Sin...?
—¿Qué importa eso?
—Importa y mucho, ____, me importa a mí. Me has juzgado y has llegado a una conclusión tú sola. Una conclusión que, por cierto, no me deja en muy buena posición. ¿Realmente crees eso de mí?
____ quería decirle que sí, pero algo en su interior se lo impedía. Desde que lo conocía nunca había hecho nada de todas aquellas cosas de las que se lo acusaba. Quizá fuera un cínico, pero ella había visto otra faceta totalmente diferente. Había conocido a un hermano abnegado, a un tío cariñoso, a un hombre tierno y también a un hombre apasionado. ¿Iba a ser ella igual que el padre de Joe? ¿A quien iba a creer, a los demás o a lo que su corazón le decía?
—No, no creo eso de ti —le dijo con los ojos cargados de lágrimas.
Joe le rozó la mejilla con los dedos borrando las huellas de su tristeza. Cuando le alzó la cara dulcemente para que lo mirara, ____ vio tanta ternura y deseo en sus ojos que no pudo evitar llorar otra vez.
—Eres una testaruda, ____ Bright, una sabionda y un auténtico vendaval, y te amo por ello. Es cierto que nunca antes me había imaginado diciendo estas palabras, pero era porque no me había enamorado. Nunca había conocido la agonía de tener que vivir sin la persona que necesito más que el aire que respiro. Estos días he conocido ese sufrimiento y te digo que he tenido suficiente para toda una vida. No voy a permitir que te alejes de mí nunca más. Quiero discutir contigo, reír contigo y hacer el amor hasta que nuestros cuerpos estén exhaustos. Quiero estar dentro de ti y perderme en tu dulzura y quiero despertarme todas las mañanas contigo entre mis brazos. Y...
____ temblaba de alegría y emoción. Jamás imaginó que pudiera amar tanto a alguien y que esa persona pudiera correspondería. Sin embargo, no estaba soñando y todas las palabras de Joe se le habían grabado a fuego en el pecho. Sintió que las piernas apenas la sostenían.
Le puso los dedos sobre los labios para que Joe callara.
—No pienso ir a ningún lado. No mientras viva —le dijo mientras le rodeaba el cuello con los brazos.
Joe sonrió y el amor que desprendían sus ojos hizo que ____ se sintiera la mujer más hermosa del mundo.
—¿Sabes? —replicó Joe—. Creo que se me ha contagiado la sordera de Amelia, porque no te he escuchado decir que me amas profundamente y que soy el hombre de tus sueños, que soy encantador, maravilloso...
____ soltó una carcajada que hizo que Joe la mirara con intensidad. Jamás la había visto tan hermosa como en ese momento. Sintió que las manos le temblaban al abrazarla.
—Eres un sinvergüenza, un arrogante y un testarudo, pero te amo más que a mi vida.
Joe la besó. Toda la pasión se desató en un instante, mientras los dos tomaban del otro la locura que los embargaba. Joe besó su boca con maestría hasta que las rodillas de ____ se doblaron. Luego la estrechó más contra él, con un gemido ronco de satisfacción. ____ le acarició la espalda mientras percibía en tensión todos sus músculos, y deseó poder quitarle la ropa y poder sentir la piel de él sobre la suya. Joe dejó de besarla sin soltar el abrazo.
—No hay nada que desee más en este mundo que hacerte el amor en este momento, pero abajo nos están esperando, y no creo que Amelia tarde mucho en subir a buscarnos.
____ sonrió apoyando la cabeza en su pecho. Sentía los latidos del corazón de Joe tan rápidos como los propios. Antes de bajar, ____ no pudo evitar recordar qué era lo que la había llevado allí en un principio.
—¿Qué vas a hacer con lo que te he contado? —le preguntó.
Joe vio el miedo en los ojos de ____ y maldijo a lord Bright entre dientes.
—No debes preocuparte. Todo se arreglará.
—No me trates como a una niña pequeña. Quiero saber qué vas a hacer. No quiero que te hagan daño.
—No me ocurrirá nada. Antes has dicho que confiabas en mí. Atraparemos a Lacroix antes de que actúe. Y después de eso tu padre no tendrá escapatoria. No volverá a hacer daño a nadie.
Capítulo 25
CUANDO BAJO, ESPERABA QUE TODOS ESTUVIERAN EN LA SALITA, pero no fue así. Solo estaban Amelia y su hermano, lord Bruce, que la miraba de modo extraño. La calidez que había en sus ojos hizo que cualquier tipo de recelo desapareciera.
—____, ven, siéntate con nosotros —le dijo Amelia con una sonrisa temblorosa.
—Pensaba que los demás también estarían aquí.
—No, cariño, primero nos gustaría hablar contigo de algo.
—Mi hermana es una charlatana, pero se ha olvidado de presentarnos. Soy Alan Bruce, y para mí es un placer conocerte.
____ esbozó una sonrisa y lord Bruce sintió que una gran calidez se extendía por su pecho. Era la misma imagen de Vittoria, salvo los ojos y el pelo, que eran iguales a los de él. No cabía duda de que era su hija.
Alan Bruce extendió la mano para estrechar la de ____, y entonces ella palideció.
—¿Estás bien, cariño? —le preguntó Amelia preocupada.
Lord Bruce se puso de pie para acercarse a ella.
—¿Se encuentra mal? Está pálida.
____ no sabía qué decir. Cuando vio el anillo de lord Bruce reconoció el escudo. Era el mismo que llevaba en su pecho dentro del colgante. El mismo que según su madre pertenecía a su verdadero padre. En ese momento deseó levantarse y salir de aquella habitación, pero dudaba de que las piernas la sostuvieran. Entonces hizo lo único que podía hacer. Lo miró directamente a los ojos, unos ojos que eran iguales a los suyos, y vio lo que antes no había comprendido. Esa sensación extraña, esa calidez. ¿Estaría allí acaso por...? Miró a Amelia, cuyos ojos estaban algo humedecidos, y no le cupo duda. Se llevó las manos al cuello y con lentitud desabrochó el colgante. Lo abrió y se lo mostró a lord Bruce a la vez que tomaba suavemente su mano, y tocaba su anillo.
Amelia se levantó lentamente y dándole un beso en la mejilla salió de la habitación para dejarlos a los dos solos.
—Jamás pensé que la vida me reservara esta maravillosa sorpresa, pero solo puedo decir que sería el hombre más feliz del mundo si pudiera llamarte hija.
____ lo miró, incapaz de soportar por un momento más la emoción. Había perdido a su madre y jamás había tenido un padre, y ahora él estaba allí, el hombre con el que había soñado toda su infancia. Alguien sin rostro, pero que le decía cuánto la quería, que la escucharía y que siempre estaría a su lado. Así se lo había imaginado y ahora estaba allí, a solo un metro. Entonces hizo lo que había deseado hacer desde que era una niña, se echó a sus brazos y lloró entre ellos.
Alan Bruce la abrazó con fuerza aunque sus ojos lo traicionaban. No pudo sostener las lágrimas de alegría que asomaron a ellos cuando ____ buscó sus brazos. Los dos habían sufrido demasiado y necesitaban ese momento. Cuando se recuperaron lo suficiente como para poder hablar, lo hicieron durante un buen rato. Rieron y lloraron juntos. Alan le contó cómo conoció a Vittoria y cuánto la amó y que solo unas horas antes había descubierto por qué lo había alejado de su lado y por qué le había ocultado que iban a tener una hija. Le contó cómo era su hija Danielle y cómo su vida pareció acabar cuando ella murió. ____ le estrechó la mano al comprender sus palabras. Ella le contó cómo recordaba a su madre, los años vividos en Italia con su tía y su estancia en Inglaterra esas últimas semanas. Cuando acabaron, la luz del alba se filtraba por los cristales y la casa ya estaba en marcha. Darrows se dirigió a ellos con sumo cuidado, sin dejar de mirar a ____ con algo parecido al miedo.
—El conde de Ashford les pide que se reúnan con él en el estudio, si son tan amables.
—____, acuéstate, yo iré a verlo. Estás agotada —le dijo su padre frunciendo el ceño.
—Estoy bien, de verdad —le dijo con una sonrisa.
—De acuerdo, pero solo un momento.
Cuando entraron en el estudio, Joe se acercó a ellos. Miró a ____ con cara de preocupación. Tenía sombras oscuras bajo los ojos debido al cansancio.
—Veo que os habéis puesto al día —le dijo a ____ y le provocó una sonrisa—. Sé que esto es atípico, lord Bruce, pero no podía esperar. Ahora que ____ tiene a su padre junto a ella, quería pedirle humildemente que me hiciera el honor de concederme su mano en matrimonio.
Lord Bruce miró a su hija, y le tomó la mano.
—¿Lo quieres?
____ miró a Joe a los ojos, y vio como la tensión se adueñaba de él a la espera de su respuesta.
—Más que a nada.
—Pues entonces solo me queda desearte la mayor felicidad del mundo.
Joe, sonrió y, estrechándole la mano a su futuro suegro, solo pudo responder:
—No esperaba menos, milord.
Los días siguientes fueron una vorágine de acontecimientos. ____ nunca había sido tan feliz. Tenía consigo a todos sus seres queridos, había recuperado a su padre, se iba a casar con el hombre al que amaba y había encontrado a una nueva familia. Los niños la había recibido con risas y llantos, y la pequeña Lizzy estaba como loca porque ahora iba a ser su tía. Anthony no paraba de gastarle bromas y Margareth se abrazó a ella con todas sus fuerzas hablando durante horas sobre el hecho de que su madre fuera en realidad la hermana de ____. En esos días tan felices solo hubo algo que ensombreció su dicha. Joe y su amigo Richard, con ayuda de la policía, detuvieron a Lacroix y este confesó.
____ pudo relajarse por fin porque había estado aterrada ante la posibilidad de que algo saliera mal y Joe resultara herido. Parecía que todo había acabado hasta que aquella mañana Joe llegó con la cara tensa, con una mirada extraña. ____ supo de inmediato que algo había ocurrido. Joe la hizo entrar en la biblioteca y sentarse en el sofá.
—¿Qué sucede? —le preguntó ____ nerviosa.
—Es sobre tu padre.
—¿Alan? ¿Qué le ha sucedido? —preguntó sintiendo que le temblaban las manos. Lo había visto esa misma mañana temprano. Había salido a hacer unas compras.
—No, ____, Alan no, lord Bright. Se ha suicidado ayer por la noche.
____ no sintió dolor, solo un enorme vacío. Unas lágrimas asomaron a sus ojos sin poder evitarlo.
—____, mi amor —le dijo Joe mientras la acunaba entre sus brazos.
—No puedo sentir nada por él, Joe, y eso es horrible.
—No cariño, eso es lo que él se buscó.
—Bueno, hermano, si sigues poniendo esa cara, nadie se atreverá a acercarse a ____ a más de dos metros.
—Eso es lo que pretendo. ¿No saben que está comprometida?
Kev soltó una carcajada al ver la expresión de Joe. Faltaba una semana para la boda y su hermano parecía cada vez más impaciente. Habían acudido a tres bailes y en todos ocurría lo mismo. ____ había deslumbrado a la sociedad y a los caballeros, que la abordaban a cada paso. Kev había tenido que sostener unas cuantas veces a Joe para que no le pusiera el ojo morado a más de uno.
—No sé qué te hace tanta gracia. Por lo que veo Sarah también tiene su legión de admiradores.
A Kev se le borró la sonrisa de la cara.
—No sé de qué estás hablando. Se supone que para eso hemos venido. Para que Sarah disfrute de la temporada y de la posibilidad de hacer un buen matrimonio.
—¿Sabes que le dijo el otro día a ____?
—No, y no me interesa.
—Pues debería. Eres mi hermano y te quiero, pero eres testarudo. Sarah va a rendirse, Kev. Va a hacer exactamente lo que tú quieras que haga, buscar un marido, y ¿sabes por qué?, porque está enamorada de un imbécil que prefiere dejarla marchar antes de admitir que la ama.
—Debería darte un puñetazo por esto.
—De acuerdo, pero después de que lo hayas arreglado, y ahora si me disculpas, voy a rescatar a mi prometida de las garras de esos cretinos.
Kev vio alejarse a su hermano mientras pensaba en lo que le había dicho. Durante su enfermedad había tenido la oportunidad de pensar en muchas cosas y una de ellas había sido en lo efímera que era la vida y en lo que costaba encontrar la felicidad. Él había sido muy afortunado porque había tenido a Danielle y la había amado con toda su alma. Sin embargo, allí estaba: intentando rebelarse contra su maltrecho corazón. Este lo había traicionado dejando entrar a alguien cuando pensó que jamás podría volver a amar. Y lo había hecho a conciencia. Sarah se había metido en su vida, en su corazón y en su cabeza, y ahora Joe decía que ella también lo amaba y que iba a rendirse. ¡Jamás!, aunque él tuviera que ir al mismo infierno para retenerla.
Sarah estaba cansada de bailar y de fingir que todo iba bien. La verdad era que, aunque le había dicho a ____ que iba a olvidar a Kevin y a intentar fijarse en otro hombre, solo había sido una excusa. Ya había pensado qué hacer: iba a irse a Escocia con su tío cuando este volviera después de la boda de ____. Amaba demasiado a Kev como para poder desterrarlo de su corazón en solo dos semanas. Miró a ____, que en ese momento estaba bailando con Joe. Estaba resplandeciente con su vestido color turquesa, y el pelo que le caía por la espalda. Joe la miraba con pasión, y con la promesa de algo que ella no sabía identificar, pero que anhelaba encontrar algún día en los ojos del hombre al que ella amara. Se los veía tan enamorados que una punzada de dolor le atravesó el pecho. Se alegraba por ellos, más de lo que podía expresar, pero no podía evitar sentir que ella jamás lograría encontrar aquello.
Sentía que el aire estaba demasiado cargado y decidió salir a la terraza. El aire fresco de la noche le rozó las mejillas y la tranquilizó. El olor de las plantas del parque de lady Kenton, famosa por sus jardines, se mezclaba con el aire de la noche y hacía que sus ojos se cerraran para poder aguzar los sentidos.
—Es una noche hermosa, ¿verdad?
La voz de Kevin resonó en sus oídos y todo su cuerpo reaccionó a ella. Al girarse lo vio acercarse con paso decidido.
—Sí, es perfecta.
—¿Qué haces aquí fuera? ¿Te encuentras bien? —le preguntó poniéndose a su lado.
—Sí, me encuentro perfectamente. El ambiente en el salón estaba muy cargado y quería sentir un poco de aire fresco.
—Esta noche estás preciosa.
Sarah sintió un vuelco en el estómago al escuchar sus palabras. ¿Había visto un brillo de admiración en sus ojos cuando las había dicho o su imaginación le estaba jugando una mala pasada?
—Gracias. Tú también estás muy apuesto —le dijo Sarah mientras las mejillas se le teñían de rojo.
Kev sonrió ante tal muestra de inocencia. Ese rubor lo estaba volviendo loco.
—¿Tienes toda tu tarjeta ocupada?
—¿Cómo? —le preguntó Sarah aturdida. Kevin la estaba mirando como si quisiera..., no por Dios, tenía que dejar de fantasear de una vez.
—Tu tarjeta de baile, ¿está completa?
—Sí, ahora tengo un vals con el coronel Frend.
—Pues creo que eso no va a ser posible.
—¿Por qué?
—Porque la música ya ha empezado y el Coronel habrá encontrado otra pareja.
—No lo creo, si entro ahora... —le dijo mientras intentaba pasar por su lado.
Kevin la tomó antes de que diera un paso y la sostuvo entre sus brazos. Sarah abrió los ojos como platos y él no pudo menos que sonreír. Cuando bajó la cabeza para besarla, Sarah lo paró en seco.
—¿No irás a besarme, verdad?
—Pues la verdad es que sí.
—¿Por qué?
—Porque deseo hacerlo desde hace mucho tiempo.
—No puedes —dijo Sarah nerviosa.
—¿Por qué? —preguntó frunciendo el ceño.
—Porque...
—Sarah —le dijo Kevin suavemente—, deja que ocurra. He sido un imbécil al no admitir lo que sabía desde hacía tiempo y es que estoy enamorado de ti. No digas que no sientes lo mismo, aunque me lo tendría bien merecido. Sin embargo, espero que perdones mi estupidez y me des la oportunidad de hacerte feliz.
Sarah estaba intentando no ponerse a llorar, pero eso era prácticamente imposible. Había esperado tanto escuchar esas palabras que no iba a dejar que aquello se esfumara como un sueño.
—Kev.
—¿Qué?
—Ya puedes besarme —le dijo mientras una sonrisa iluminaba sus ojos.
Kev soltó una carcajada.
—¿Eso es una orden?
—Es un deseo.
La boda se celebró un viernes por la mañana en la capilla de la familia en Cravencross. A ella acudieron solo los amigos íntimos. Estaba Richard, el administrador de ambos, Amelia, Sarah y Kev, que se habían comprometido y se casaban un mes después, su tía Francesca, con un pañuelo en la mano para secar las lágrimas que decía no tener, los niños, que no pararon de reír y jugar, y su querida Kate, imposibilitada de viajar, le había enviado una afectuosa carta.
Alan la acompañó hasta el altar, no sin antes besarla, decirle cuánto la quería y desearle toda la felicidad del mundo. ____ pensó que no podía ser más feliz. Estaba rodeada de toda su familia, de todos aquellos a los que amaba, en el día más feliz de su vida.
Joe la tomó de la mano durante toda la ceremonia, robándole miradas llenas de promesas de una noche inolvidable, lo que hizo que ____ temblara por dentro. Estaba imponente y sumamente atractivo. Con su pantalón de color gris y su chaqueta negra, estaba más elegante que nunca. Un mechón dorado le caía sobre la frente, y ____ ansiaba enredar sus dedos en él. Sus ojos, negros como la noche, la miraban con tanto amor que ____ pensó que moriría de felicidad.
Joe no podía dejar de mirarla. Desde que la vio entrar en la capilla se quedó sin respiración pensando que era la mujer más hermosa que había visto. Estaba preciosa con el vestido verde y el pelo suelto que le caía por la espalda hasta la cintura. Necesitaría de toda su voluntad para soportar no tocarla hasta esa noche.
Después llegó el convite, y en él ____ tuvo ocasión de hablar con su tía.
— Soy muy feliz, ____.
— Lo sé tía —le dijo abrazándola con cariño.
— Ojalá tu madre hubiese podido verte en este día, pero sé que desde donde esté, celebrará tu felicidad.
A ____ se le llenaron los ojos de lágrimas ante sus palabras.
—¿Te quedarás un tiempo, verdad?
—Cariño, debo volver. Tengo obligaciones y además echo de menos a Angelo. Creo que es hora de que acepte su oferta y me case con él.
____ gritó de alegría. Siempre había querido mucho a Angelo y sabía que haría muy feliz a su tía.
—Sin embargo, pienso venir a verte y espero que tú vayas a visitarme a mí. Voy a echarte terriblemente de menos —le dijo mientras buscaba otra vez su pañuelo.
____ la besó en la mejilla mientras le decía cuánto la quería. Ella también la echaría mucho de menos porque más que su tía había sido su segunda madre.
Joe le desató el cordón de la bata mientras ____ le rodeaba el cuello con los brazos. Estaban por fin en la habitación solos, después de una tarde llena de intensas miradas y promesas susurradas al oído.
—Esta vez vamos a ir muy despacio —le dijo Joe mientras le besaba el cuello y hacía estremecer a ____.
—No sé si podré hacerlo —le dijo ____ apenas en un susurro.
—¿Qué cosa?
—Ir despacio.
Joe soltó una carcajada que hizo que ella frunciera el ceño.
—¿Te causa gracia?
—No, mi amor, solo es que tengo suerte de tener una mujer tan apasionada. Pero esta vez confía en mí.
Joe la desnudó poco a poco, y ____ contenía el aire cada vez que los dedos de él le rozaban la piel. Cuando estuvo completamente desnuda, Joe la llevó hasta la cama y la dejó sobre las sabanas mientras la miraba con intensidad.
—Eres preciosa. Realmente vas a volverme loco —dijo mientras se quitaba la bata y dejaba al descubierto su erección.
____ contuvo la respiración admirando a su marido. Su cuerpo era perfecto. Los músculos bien formados delineaban su cuerpo como si de una escultura se tratara, y su sexo grande y duro despertaba su curiosidad más allá de lo posible. Y era todo suyo.
—Si sigues mirándome así, acabarás con todo mi control —le dijo Joe con una sonrisa.
A ____ le gustó escuchar aquello. Saber que era capaz de provocar esa reacción en él, la hizo sentir especial, maravillosamente bien.
Joe se acostó a su lado. La besó con suavidad mientras la acariciaba lentamente, bajando sin prisas hasta sus pechos, donde tomó uno de ellos en la boca para lamerlo, jugar con la lengua alrededor del pezón hasta que ____ se arqueó contra él en un intento de que la tomara por completo en la boca. Después fue bajando, dejando besos sobre su vientre hasta el centro mismo de su feminidad. ____ se sobresaltó cuando comprendió lo que Joe pretendía, pero él no la dejó oponerse. La instó a abrirse para él y la saboreó como si fuera un manjar. La acarició con la lengua haciéndole cosas que ____ jamás imaginó que fueran posibles. Cuando pensó que no podría soportarlo más, una oleada de placer la hizo estallar. Joe ahogó su grito besándola, tragándose la exclamación de placer que ____ no pudo contener. Cuando los temblores que sacudían su cuerpo fueron cediendo miró a Joe, que estaba entre sus piernas mirándola con el mismo fuego que había corrido por sus venas. La penetró de una embestida, dura y exquisita, que la hizo gemir nuevamente y clavarle las uñas en la espalda en un intento de contener esa maravillosa agonía que volvía a nacer en su vientre. Joe la besó, devorando su boca a la vez que entraba y salía de ella lentamente hasta hacerla casi suplicar. ____ se aferró a él rodeándolo con las piernas en un intento desesperado de mantenerlo en su interior. Joe empezó a penetrarla más deprisa y con cada embestida ____ creía morir. Bajó las manos hasta las nalgas de él y apretó sus bien formados músculos para incitarlo a ir más deprisa aún. Salía al encuentro de cada embestida con las caderas, lo que hacía que Joe gruñera de placer. Solo cuando ____ gritó su nombre, Joe se permitió su propia satisfacción. Penetrándola una última vez, se derramó dentro de ella y quedó laxo entre sus brazos.
____ lo sostuvo entre ellos saciada por el inmenso placer que le había hecho sentir. Era la experiencia más hermosa que había experimentado jamás. Joe se apartó a un lado llevándose a ____ consigo, para acunarla entre sus brazos. Jamás había experimentado nada parecido. Había creído morir de placer, con la entrega absoluta e incondicional de ____ que lo había emocionado más que nada en el mundo. Jamás pensó que la felicidad pudiera ser tan completa.
—Ha sido maravilloso —le dijo ____ mientras jugaba con el vello de su pecho—. Cuando era vir..., bueno ya sabes, jamás imaginé que pudiera ser tan hermoso. Sin embargo, aquella primera vez contigo lo comprendí y hoy, creí que me moría.
Joe soltó una risa que hizo que ____ lo mirara con una mueca en los labios.
—No me mires así, pequeña. Es que yo pensaba lo mismo, y eso que solo acabamos de comenzar la noche.
____ se irguió sobre sus brazos para mirarlo con incredulidad.
—¿Eso significa que podemos repetirlo?
—Si me dejas recuperarme un momento, sí, no solo podemos, sino que lo haremos. He estado estas semanas deseando tanto esto que, señora mía, no voy a dejar que abandone esta cama hasta que no sacie por completo los apetitos de su lujurioso marido.
____ sonrió con picardía.
—Bueno, el sacerdote dijo en las buenas y en las malas, así que tendré que resignarme y ser una buena esposa.
—Pequeña bruja —le dijo Joe mientras la besaba de nuevo con infinito ardor.
Después de caer exhaustos por segunda vez, Joe la abrazó entre sus brazos mientras escuchaba las palabras más hermosas jamás susurradas en su oído.
—Te quiero —le dijo ____ mientras se quedaba adormilada.
Joe se asombró al sentir que tenía los ojos húmedos. El amor le había dado la espalda durante mucho tiempo, tanto que pensó que no existía para él hasta que una institutriz, una dama con un disfraz, entró en su vida y le robó aquello que él más cuidaba: su corazón. Ahora daba gracias a Dios por ello, por darle el mayor regalo del mundo: el amor de ____.
FIN?
Cande Luque
Re: "Un disfraz para una dama" (Joseph & Tú) Terminada
ai no ya termino?
no creo osi? supongo qe le faltara el epilogo
pero de todos modos qe bonita nove enserio mil gracias
por compartirla con nosotras
no creo osi? supongo qe le faltara el epilogo
pero de todos modos qe bonita nove enserio mil gracias
por compartirla con nosotras
Nani Jonas
Re: "Un disfraz para una dama" (Joseph & Tú) Terminada
Sí, falta el epílogo. Es re larguita la nove, pero como ocupó 10 páginas del foro parece que fue re corta, pero ocupa 286 páginas de word.
Cande Luque
Re: "Un disfraz para una dama" (Joseph & Tú) Terminada
ohhhhhh!!!!!
Terminoooooooooooooooooooooooo :'(
Voy a llorar!!! :s
Es hermosa, no tengo palabras. Se nota que sabes elegir novelas! Esta fue maravillosa y entretenida en cada capitulo, desde el comienzo al fin.
Cande Muchas gracias por subir la nove!!! Y espero saber cual va a ser la proxima adaptacion! :D Se que va a ser tan buena como las anteriores :3
Muchas graciaas!!!!
Terminoooooooooooooooooooooooo :'(
Voy a llorar!!! :s
Es hermosa, no tengo palabras. Se nota que sabes elegir novelas! Esta fue maravillosa y entretenida en cada capitulo, desde el comienzo al fin.
Cande Muchas gracias por subir la nove!!! Y espero saber cual va a ser la proxima adaptacion! :D Se que va a ser tan buena como las anteriores :3
Muchas graciaas!!!!
Augustinesg
Re: "Un disfraz para una dama" (Joseph & Tú) Terminada
De nadaaaaaa, gracias a vos por leer, igual falta el epílogo que es hermoso ;)
Cande Luque
Re: "Un disfraz para una dama" (Joseph & Tú) Terminada
Atentamente tuyo: https://onlywn.activoforo.com/t9099-atentamente-tuyo-nicholas-tu es la que estoy subiendo, más atrasada porque me quedé en esta pero ahora voy a subir a full.
Cande Luque
Re: "Un disfraz para una dama" (Joseph & Tú) Terminada
Tengo dos adaptaciones que me gustaría subir pero mañana les pongo la sinopsis y me dicen cual de las dos les gusta más.
Cande Luque
Re: "Un disfraz para una dama" (Joseph & Tú) Terminada
ok estare esperando esas sinopsis y claro el epilogo
de la nove siguela pronto
de la nove siguela pronto
Nani Jonas
Re: "Un disfraz para una dama" (Joseph & Tú) Terminada
Ahhhhhhhhhhh
Ya quiero saber!!!!
Como son!!
Por favor decimeee!!
Ya quiero saber!!!!
Como son!!
Por favor decimeee!!
Augustinesg
Re: "Un disfraz para una dama" (Joseph & Tú) Terminada
Epilogo, Epilogo, Epilogo!!!
Pleaseeee!!!
Y de nada, es un placer ENORME para mi leer algo de tn buen gusto. :)
Pleaseeee!!!
Y de nada, es un placer ENORME para mi leer algo de tn buen gusto. :)
Augustinesg
Re: "Un disfraz para una dama" (Joseph & Tú) Terminada
Son más tiernas, GRACIAS CHICAS ;) ahí les va el epílogo.
Cande Luque
Re: "Un disfraz para una dama" (Joseph & Tú) Terminada
Epílogo
DESDE EL BARCO SE VEÍA DESAPARECER LA COSTA de Inglaterra, y mientras el sol eternamente suspendido en el horizonte se mostraba perezoso ante su retirada. ___ cerró los ojos recordando el día en que había visto esa misma costa unos meses atrás, incapaz de imaginar que en aquellos días pudieran sucederle tantas cosas. Había conocido a su padre. Un padre cariñoso que la quería a su lado, que quería saber todo sobre ella y que casi de forma imperiosa la había hecho prometer que irían a visitarlo pronto a Escocia. ___ sonrió al recordar ese momento.
Tenía una nueva familia que la había recibido con los brazos abiertos. Amelia había llorado a escondidas el día de su boda, la había abrazado fuerte y le había dicho lo feliz que era desde que había entrado en sus vidas, y todo ello con una sorprendente recuperación auditiva. Ambas se habían reído mientras Amelia le hacía prometer que no se lo contaría a nadie porque, al parecer, durante muchos años le había resultado muy útil fingir esa sordera, sobre todo cuando no quería escuchar algunas conversaciones.
Después estaba Sarah, una verdadera amiga, la amiga que pensó que nunca tendría, y Christopher, que ahora era también su hermano. Les deseaba toda la felicidad del mundo, o por lo menos, la misma que ella sentía en aquel momento. Y por último, los niños, que se habían adueñado de su corazón para siempre.
—¿En qué estás pensando?
___ miró a su marido y sintió que todo su cuerpo se estremecía. Jamás imaginó que se pudiera sentir tanto amor. Al principio aquello la había asustado, pero ahora tenía una fuerza que había desconocido hasta entonces. Con él a su lado sentía que nada malo podía ocurrir, y que si el destino les jugaba una mala pasada, juntos podrían enfrentarse a todo.
—Estaba pensando en mi nueva familia y en ti —le dijo mientras esbozaba una pequeña sonrisa.
Joe la miró a los ojos con una intensidad que había aprendido a reconocer y a ansiar. La rodeó con sus brazos y la apoyó contra su cuerpo mientras ambos veían desaparecer del todo la costa de Inglaterra. Comenzaba su luna de miel, que los llevaría por varios países del continente para después terminar en Venecia, justo a tiempo para asistir a la boda de su tía Francesca.
—¿Sabes? —le dijo ___—. Cuando te conocí pensé que eras un arrogante, engreído, sabelotodo.
—Cariño, me había quedado clara cuál era tu opinión sobre mí —dijo Joe levantando una ceja, un gesto que ___ adoraba.
___ rió abiertamente, lo que hizo que Joe la estrechara aún más entre sus brazos.
—Siento decirte esto, pero, aunque sigas pensando igual, ya no tienes escapatoria, señora Jonas Miller.
___ le rodeó el cuello con los brazos mientras miraba fijamente sus profundos ojos negros.
—No hay ningún sitio en el mundo donde desee estar más que aquí contigo, en tus brazos. Y, aunque sigas siendo un arrogante y engreído sabelotodo, también eres el hombre más generoso, noble, atractivo y maravilloso que he conocido en mi vida, y te amo.
Joe sintió que nada de lo que había vivido era tan importante como aquel momento. Esas palabras dichas con tanta pasión por ___ lo hacían sentirse más vivo que nunca e inmensamente feliz. Un amor que creía que él jamás podría sentir, pero con el que ahora ya no podría vivir si se lo arrebataran. Amaría a su esposa más que a su vida.
___ vio en la mirada de Joe el deseo que la devoraba también a ella por dentro.
Joe tiró de ella para dirigirse al camarote cuando ___ vio la bolsa que tenía a su lado, y recordó por qué había subido allí unos momentos antes.
—Joe, espera.
Joe se detuvo frente a ella mirándola a los ojos con preocupación.
—¿Qué sucede? —le dijo suavemente.
___ le tomó la mano, entrelazando sus dedos con los de él.
—Todavía me queda una última cosa por hacer.
Sin decir más, buscó la bolsa, la abrió y sacó su vestido de institutriz y sus maquillajes.
—Tu disfraz —le dijo Joe.
—Así es —respondió ___ apretando aún más su mano—. Durante toda mi vida he necesitado llevar un disfraz, hasta que tú me descubriste. Me hiciste enfrentarme a mis miedos y a mis sentimientos. Me hiciste el mayor regalo que jamás nadie me ha hecho. Me hiciste saber quién soy yo. Jamás volveré a necesitar esto —le dijo.
Arrojó al mar aquel traje que le había servido de escudo durante la mayor parte de su vida.
—Mi adorada y hermosa institutriz, mi muy amada ancianita, cada una de ellas es mi esposa, a la que amo profundamente —le dijo Joe mientras la besaba con ardor.
—Creo que me va a gustar esto de no llevar disfraz —le dijo ___ con una sonrisa en los labios.
—Y a mí, que no lleves absolutamente nada —le dijo Joe con aire pícaro.
—Sigues siendo un engreído.
Antes de que pudiera seguir, Joe besó sus labios para acallar de ese modo las protestas de la única mujer que había podido conquistar su corazón y robarle el alma. Una dama sin disfraces.
Fin
DESDE EL BARCO SE VEÍA DESAPARECER LA COSTA de Inglaterra, y mientras el sol eternamente suspendido en el horizonte se mostraba perezoso ante su retirada. ___ cerró los ojos recordando el día en que había visto esa misma costa unos meses atrás, incapaz de imaginar que en aquellos días pudieran sucederle tantas cosas. Había conocido a su padre. Un padre cariñoso que la quería a su lado, que quería saber todo sobre ella y que casi de forma imperiosa la había hecho prometer que irían a visitarlo pronto a Escocia. ___ sonrió al recordar ese momento.
Tenía una nueva familia que la había recibido con los brazos abiertos. Amelia había llorado a escondidas el día de su boda, la había abrazado fuerte y le había dicho lo feliz que era desde que había entrado en sus vidas, y todo ello con una sorprendente recuperación auditiva. Ambas se habían reído mientras Amelia le hacía prometer que no se lo contaría a nadie porque, al parecer, durante muchos años le había resultado muy útil fingir esa sordera, sobre todo cuando no quería escuchar algunas conversaciones.
Después estaba Sarah, una verdadera amiga, la amiga que pensó que nunca tendría, y Christopher, que ahora era también su hermano. Les deseaba toda la felicidad del mundo, o por lo menos, la misma que ella sentía en aquel momento. Y por último, los niños, que se habían adueñado de su corazón para siempre.
—¿En qué estás pensando?
___ miró a su marido y sintió que todo su cuerpo se estremecía. Jamás imaginó que se pudiera sentir tanto amor. Al principio aquello la había asustado, pero ahora tenía una fuerza que había desconocido hasta entonces. Con él a su lado sentía que nada malo podía ocurrir, y que si el destino les jugaba una mala pasada, juntos podrían enfrentarse a todo.
—Estaba pensando en mi nueva familia y en ti —le dijo mientras esbozaba una pequeña sonrisa.
Joe la miró a los ojos con una intensidad que había aprendido a reconocer y a ansiar. La rodeó con sus brazos y la apoyó contra su cuerpo mientras ambos veían desaparecer del todo la costa de Inglaterra. Comenzaba su luna de miel, que los llevaría por varios países del continente para después terminar en Venecia, justo a tiempo para asistir a la boda de su tía Francesca.
—¿Sabes? —le dijo ___—. Cuando te conocí pensé que eras un arrogante, engreído, sabelotodo.
—Cariño, me había quedado clara cuál era tu opinión sobre mí —dijo Joe levantando una ceja, un gesto que ___ adoraba.
___ rió abiertamente, lo que hizo que Joe la estrechara aún más entre sus brazos.
—Siento decirte esto, pero, aunque sigas pensando igual, ya no tienes escapatoria, señora Jonas Miller.
___ le rodeó el cuello con los brazos mientras miraba fijamente sus profundos ojos negros.
—No hay ningún sitio en el mundo donde desee estar más que aquí contigo, en tus brazos. Y, aunque sigas siendo un arrogante y engreído sabelotodo, también eres el hombre más generoso, noble, atractivo y maravilloso que he conocido en mi vida, y te amo.
Joe sintió que nada de lo que había vivido era tan importante como aquel momento. Esas palabras dichas con tanta pasión por ___ lo hacían sentirse más vivo que nunca e inmensamente feliz. Un amor que creía que él jamás podría sentir, pero con el que ahora ya no podría vivir si se lo arrebataran. Amaría a su esposa más que a su vida.
___ vio en la mirada de Joe el deseo que la devoraba también a ella por dentro.
Joe tiró de ella para dirigirse al camarote cuando ___ vio la bolsa que tenía a su lado, y recordó por qué había subido allí unos momentos antes.
—Joe, espera.
Joe se detuvo frente a ella mirándola a los ojos con preocupación.
—¿Qué sucede? —le dijo suavemente.
___ le tomó la mano, entrelazando sus dedos con los de él.
—Todavía me queda una última cosa por hacer.
Sin decir más, buscó la bolsa, la abrió y sacó su vestido de institutriz y sus maquillajes.
—Tu disfraz —le dijo Joe.
—Así es —respondió ___ apretando aún más su mano—. Durante toda mi vida he necesitado llevar un disfraz, hasta que tú me descubriste. Me hiciste enfrentarme a mis miedos y a mis sentimientos. Me hiciste el mayor regalo que jamás nadie me ha hecho. Me hiciste saber quién soy yo. Jamás volveré a necesitar esto —le dijo.
Arrojó al mar aquel traje que le había servido de escudo durante la mayor parte de su vida.
—Mi adorada y hermosa institutriz, mi muy amada ancianita, cada una de ellas es mi esposa, a la que amo profundamente —le dijo Joe mientras la besaba con ardor.
—Creo que me va a gustar esto de no llevar disfraz —le dijo ___ con una sonrisa en los labios.
—Y a mí, que no lleves absolutamente nada —le dijo Joe con aire pícaro.
—Sigues siendo un engreído.
Antes de que pudiera seguir, Joe besó sus labios para acallar de ese modo las protestas de la única mujer que había podido conquistar su corazón y robarle el alma. Una dama sin disfraces.
Fin
Cande Luque
Re: "Un disfraz para una dama" (Joseph & Tú) Terminada
ohhhhhh se acabooooo
me encanto la nove enserio, enserio que si!!!
ahora a leer la de nicholas... y estare esperando la sinopsis...
aunque quizas deberias esperar un poco para no descuidar la otra nove...
gracias por subirla...
me encanto la nove enserio, enserio que si!!!
ahora a leer la de nicholas... y estare esperando la sinopsis...
aunque quizas deberias esperar un poco para no descuidar la otra nove...
gracias por subirla...
jennito moreno
Re: "Un disfraz para una dama" (Joseph & Tú) Terminada
Buaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa :'(
Voy a morir de amor!!!
Hay veces que me pregunto si alguna vez en mi vida voy a encontrar un amor asi, tan puro y romantico.. tan magico.
Dios quiera que si :)
Te agradesco de mil amores todo este, digamos la verdad, sacrificio que hiciste por subir los capitulos. Porque, la verdad es que lleva su tiempo, y uno siempre tiene mil cosas que hacer, pero vos nunca te olvidaste de nosotras.
Muchas gracias, encerio, muchas muchas gracias. Por favor cuidate!! Y tene dias fabulosos!!, porque, vida hay una sola y hay que disfrarla tanto como uno pueda :)
Un beso enorme!!!!
Voy a morir de amor!!!
Hay veces que me pregunto si alguna vez en mi vida voy a encontrar un amor asi, tan puro y romantico.. tan magico.
Dios quiera que si :)
Te agradesco de mil amores todo este, digamos la verdad, sacrificio que hiciste por subir los capitulos. Porque, la verdad es que lleva su tiempo, y uno siempre tiene mil cosas que hacer, pero vos nunca te olvidaste de nosotras.
Muchas gracias, encerio, muchas muchas gracias. Por favor cuidate!! Y tene dias fabulosos!!, porque, vida hay una sola y hay que disfrarla tanto como uno pueda :)
Un beso enorme!!!!
Augustinesg
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