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Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
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The Black Rainbow Band│N.C│a.a│
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Re: The Black Rainbow Band│N.C│a.a│
cold. escribió:[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen] Mariana and Alex.la tímida y el mujeriego (teclado y bajo)
-Personajes: Mariana Cherry Doph and Alexander Connor Dallas.
-Representantes: Yuya and Matt Espinosa.
-edades: 17 and 17.
-Capitulos:
- C:
La gran universidad de California, Los Angeles, UCLA, admite uno de cada diez alumnos en su institución, con los recursos necesarios, Kattie Beadles, decide entrar a la gran admisión y arriesgar su pequeño y dañado cerebro para por lo menos tener que estar en los finales, la castaña intentando de bajar sus nervios intenta buscar una forma de resistir de ir a esconderse detrás de una piedra. Su hermana mayor, Carlota intenta bajarle su pequeña ansiedad y llevarla por un café pero esta segura que aún más tendrá que lidiar con ella. Acompañada de su hermana, Katt decide ir al baño para mojar su cara y tranquilizarse, mientras que Carlo la espera afuera, pero el destino de Carlota es intervenido por un muchacho con las mismas condiciones de su hermana entra al baño, mientras que un castaño lo espera afuera.—¿Disculpa?—dice el castaño, Carlota lo mira con los brazos cruzados—¿Me das la hora?—vuelve a decir el castaño, que por cierto sus ojos eran realmente lindos——Claro—lleva la mirada a su muñeca izquierda y observa su reloj, 11:45, marcaba las manecillas del reloj— 11 y 45 minutos—dice sonriente, este también le sonríe y extiende su mano——Ashton Irwin y ¿tú?—pregunta, Carlota estrecha su mano gustosamente y lo mira a los extravagantes ojos de el tal Ashton——Carlota Beatles, un gusto—dice mostrando sus adorables hoyuelos y sonrisa de colgate——El gusto es mio Beatles—este también muestra sus hoyuelos, esta sonríe abiertamente, de un momento a otro, ambos muchachos que habían entrado al baño salieron rápidamente y corren de nuevo a este—¿qué haces aquí Carlota?–pregunta al ver que esta completamente sola y que su acompañante esta probablemente vomitando de las ansias——Vengo a acompañar a mi hermana, intentara entrar a la universidad—dijo riendo recordando cuanto había esperado este día y hoy en la mañana casi se esconde arriba de su armario—y ¿tú?——Solamente vengo porque mi mejor amigo me comprara unas baquetas nuevas y porque lo quiero—se escucho como alguien vomitaba y se asqueaba, este hizo una mueca y reí——¿Tocas batería?-pregunte asombrada, siempre quise tocar pero mi mamá no tenia dinero suficiente para comprar una batería—
—En una banda, 5 seconds of summer, no somos lo mejores pero tocamos bien—jugo con sus dedos y yo miraba cada movimiento que el hacia——Apostaría que llegaran a la fama—lo mire a los ojos, era una mezcla de verde con miel, algo realmente hermoso——Eso apostaría pero..—el grito proveniente de cada baño se escucho——¡¡ASHLOTA VEN AL BAÑO, NO HAY CONFORT!!–gritaron haciendo que ambos hiciéramos una mueca——Creo que ya me tengo que ir—dijimos juntos, reímos juntos y lo mire——Fue un gusto conocerte Ashton—coloque un mechón de cabello detrás de mi oreja, estaba nerviosa, era la primera vez que conocía a alguien no fuera un mujeriego o un pedofilo, ¿y si es gay? Mierda, no de nuevo— espero que algún día me enseñes a tocar la batería—sonreí, el chico asistió y se acerco a abrazarme——Tenlo por hecho-metió un papel a mi bolsillo y luego me sonrió—llámame cuando sea famoso—antes de entrar al baño agite mi mano en forma de despedida, hizo lo mismo y entré a aquel baño, desde ese día nos volvimos amigos.***—¡¡CARLOTA, TIENES CINCO MINUTOS PARA LEVANTAR ESE TRASERO Y VESTIRTE PARA EL BAILE—se escucho el grito de mi hermano, Dylan, abrí un ojo y luego otro, me dí vuelta y lo mire, este ya estaba vestido con su esmoquin negro y un corbatín, parecía pitufo de oficina——La drogas hacen mal Carlota, muy mal—dije y me volví a darme vuelta pero luego de un segundo no sentí el cómodo colchón, sino el piso frío de mi habitación —¡¡PUTA MADRE, DYLAN!!—grite, me levante el piso y empece a temblar,estaba frío.—Si no quieres que haga eso mueve ese lindo trasero y ve a bañarte, debes ir al baile—dijo, se cruzo de brazos y hizo una mueca——No tiene sentido que vaya, Ashton no va a ir, esta de gira—me paré del suelo y me puse a su altura——Vamos, no puedes estar toda la vida amargada, debes ir a divertirte, además eres mi acompañante–me mostró su blanca dentadura de colgate, era igual a Ashton, animado y alegre——Iré solamente por ti—Este sonrió y me empujo al baño, no estaba nada emocionada por eso, estaba por golpear a alguien, luego de darme una ducha y secarme el cabello empecé con mi vestimenta, Dylan se había ido a terminar de arreglarse, busqué un conjunto de ropa interior y me lo coloqué, luego el vestido, un vestido color azul pastel bastante largo ajustado a la cintura y sin mangas, unos tacones blancos, camine al espejo y me coloqué delineador negro y un poco de gloss, mire el collar de Ashton, dos medallas pequeñas con un signo extraño, me la coloqué, mire el pequeño bolso, metí mi móvil, dinero y una billetera con todo lo que necesitaba,me hice un rodete en mi cabello dejando unos mechones sueltos, estaba lista, camine a la entrada con mi bolso en la mano, estaba asustada, realmente asustada, tome el picaporte y lo gire lentamente, camine a la escalera y la baje lentamente, los flashes de la cámara de mi mamá se pudieron ver, mi hermano sonreía abiertamente y mi papá aplaudía, sonreí sin mostrar mis dientes, estaba nerviosa.—Te vez preciosa—dijo mi hermano, me dio una vuelta, mostrando mi vestido, lo había elegido con Ash y Dylan, ellos dijeron que era el perfecto para mi——Gracias—dije algo tímida, este me tomó del brazo y mamá me saco una foto, estaba preparada—Luego de un rato nos fuimos al baile, el lugar estaba decorado de blanco con azul marino, flores de todo colores quedando precioso, globos de todas formas de color blanco decorando la entrada, un gran cartel decorado con letras de colores escrito "baile de invierno 2014", sonreí y me encamine al salón, al ver a todos adentro entré en pánico, al ver esos ojos en mi me sentía totalmente nerviosa, como si me quieren ver caer, me escondí detrás de mi hermano, este miro en forma protectora murmurando que todo iba a estar bien, tomé su mano y las puertas se abrieron dejando ver millones de ojos fijando la mirada en nosotros, me iba a arrepentir, pero tenia que hacer algo, apreté la mano de el más fuertes pero me comenzó a acariciar con su pulgar, comenzamos a bajar mientras todos comenzaban a murmurar, unos ojos me llamaron la atención, estaban enfrente, esto no estaba pasando, me solté del agarre de el, mi hermano me sonrió y hizo una señal para que fuera.Mire solamente los ojos, era el, estaba aquí, si mi mente no fallaba, esos ojos lo había visto la primera vez en aquella prueba en UCLA, ojos mieles mezclados con verde, aquellos que me llamaron la atención, sonreí y corrí a el, y lo abrace.
—Estas aquí—dije murmurando con algunas lagrimas en mis ojos——Y siempre estaré a tu lado—dijo sellando nuestros labios en un beso, al fin nos habíamos besado, eramos demasiados lentos para esto, pero hay que admitir que solamente hay una oportunidad para esto.¿Finales felices? Si existen, si solamente piensas en grande y tus estúpidas pequeñas cosas salen a la luz.
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Me encanto tu escrito! Es tan tierno , solo que aveces repites algunas palabras, pero no es nada que no se pueda arreglar.
Invitado
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Re: The Black Rainbow Band│N.C│a.a│
Blue y Hayes.
La misteriosa y el amigable.
-Personajes: Blue Destiny Johnson | Benjamin Hayes Grier.
-Representantes: Bea Miller | Hayes Grier.
-Edades: 16 | 17.
-Capitulos: es un escrito de mi cuenta anterior (que fue borrada).
- the only reason | prólogo.:
- Era una noche fría en la ciudad de Sydney, el cielo se encontraba totalmente nublado y las precipitaciones de lluvia eran altas. Sin embargo, ni el frío ni la posible tormenta detuvo a un grupo de adolescentes que deambulaban por las calles en busca de algo vandálico para hacer.
En un oscuro y maloliente callejón, una muchacha de cabellos castaños-verdes pintaba uno de los muros. Los envases vacíos de aerosol yacían desparramados en el suelo, había de todos los colores: amarillo, negro, rojo, naranja, violeta, etc. Actualmente tenía en mano una lata de color rosa, que era lo que completaría su “obra de arte”. Una vez que la pintura cubrió todo el espacio que debía, la castaña retrocedió unos pasos y admiró aquella pared. Tras unos segundos, comenzó a recoger los envases que había utilizado para aquel acto contra la policía y los metió en su mochila.
Estaba tan concentrada en irse rápido para que no la atraparan, que no se percató de que había otra persona además de ella en ese callejón.
— Lindo cerdo — dijo una voz grave entre las sombras, haciendo que se le erizara la piel.
— Gracias, ¿supongo? — contestó para luego seguir con su tarea de borrar toda evidencia posible.
— Buen trabajo para una principiante.
— ¿Acaso crees que puedes hacerlo mejor, chico?
— Por supuesto — aquella persona salió de entre las sombras y dejó que la escasa luz natural iluminara su rostro. Para su sorpresa, era un joven y bastante guapo. Piel morena, ojos castaños y cabello color azabache — ¿Me permites?
— Claro — dijo ella entregándole el aerosol que tenía en mano, que era de color verdoso. Él sonrió y comenzó a pintar nuevamente aquella pared, haciéndole algunos reflejos al contorno del dibujo. Emma odiaba que menospreciaran algo que había hecho, pero odiaba mucho más tener que tragarse su orgullo por bocona.
Pasaron unos pocos minutos hasta que el desconocido, pero atractivo, chico terminó de “mejorar” su graffiti. Él volteó a verla con una sonrisa victoriosa en sus labios. No lo conocía hacia menos de media hora pero Emma ya le estaba comenzando a tener rencor.
— ¿Qué tal?
— Bien para un principiante — el muchacho iba abrir su boca para decir algo pero entonces un extraño, pero a la misma vez familiar, ruido comenzó a sonar no muy lejos de ellos. Tan sólo tres segundos fueron necesarios para que reconocieran la sirena policial.
— ¡Debemos irnos! — la castaña se colocó rápidamente su mochila y comenzó a correr calle abajo, acompañada del joven.
La sirena cada vez más cerca hasta que sus sombras dejaron de ser oscuras y se tornaron azul y rojas, estaban detrás de ellos. Si los llegaban a atrapar, ésta sería la cuarta vez en lo que iba del mes que Emma visitaba una comisaría. Sin contar el gran regaño que se comería por parte de sus hermanos y padres.
— ¡Eh, deténganse ahora! — les ordenó un policía, el chico volteó y tomó sin pedir permiso la mano de Emma, y al pasar por una zona bastante oscura, la jaló hacia lo que era similar a una casa abandonada. El patrullero siguió de largo, dejándolos atrás.
Sus respiraciones estaban agitadas por haber corrido tantas cuadras, y más aún siendo perseguidos por un patrullero.
— Acabo de salvarte tu precioso trasero, deberías agradecerme — bromeó el muchacho soltando su mano.
— Gracias, supongo. ¿Cómo te llamas? A menos que prefieras que te llame ‘chico’ todo el tiempo.
— Soy Calum, ¿y tú?
— Emma — le extendió su mano y él la estrechó —. Creo que mejor me voy a casa, de lo contrario, mi hermano me asesinará. Pero fue un gusto huir de la policía contigo, Calum.
— Lo mismo digo, Emma. ¿Hasta nunca?
— Hasta nunca — dijo ella para luego salir cuidadosamente de aquel escondite y dirigirse a su casa, en dónde -creía ella- estaría su hermano mayor esperándola por una explicación.
▲▼▲▼
El rugir de los motores era notable en ese alejado predio, había música y se encontraba a lo máximo que aquellos parlantes podían resistir. Gente por donde mires, besándose, bailando o incluso hablando. Era una mezcla de todo: música, gente, cerveza, motos, autos, etc.
Una joven con rasgos similares a los de Emma se encontraba apoyada en una moto y hablando con, la que parecía, su amiga. La cuál de vez en cuando se mandaba miradas cómplices con un muchacho ubicado a unos pocos metros.
— Y dime Bunny, ¿crees que no me doy cuenta de cómo te miras con Brooks? — preguntó su amiga mirándola de manera pícara.
— Debes estar alucinando, Leila.
— Claro, y ahora mismo estoy viendo un duende al lado mío — comentó derrochando sarcasmo en cada palabra que salía de su boca.
— No era necesario el sarcasmo, ¿sabes?
— Como sea, debo irme, ya es mi turno de correr — Leila se colocó su casco y subió a su motocicleta.
Manejó una pequeña distancia hasta una línea roja y paró, allí se encontraban los demás participantes de aquella carrera. Leila volteó a derecha y se topó con unos ojos azules como el mar, era lo único que podía ver sobre la cara de su rival debido al casco. Pero a juzgar por el cuerpo, era obvio que se trataba de un chico. Eso le resultó a la castaña, conocía a todos los que venían aquí pero estaba segura que nunca había visto aquellos ojos.
Giró nuevamente su vista al frente, en donde se encontraba una pelirroja apenas cubierta por unos diminutos shorts y una corta playera, con dos banderines en sus brazos.
— ¡Preparados! ¡Listos! — comenzó diciendo para luego levantar rápidamente los banderines — ¡Ya!
Dicho esto, todos arrancaron sus motocicletas a una velocidad impresionante. Leila fue una de las primeras en salir, por lo que iba un poco detrás del primer puesto pero aún así no fue suficiente para la castaña. Persiguió a la motocicleta de adelante suyo por unos cuántos metros hasta que en una curva logró superarla, quedando ella en primer lugar. Varios trataron de vencerla pero no pudieron, hasta que en el último tramo, una persona logró adelantarse y todos lo hicieron notar, nadie nunca se le había adelantado y mucho menos en los últimos metros.
Leila, aceleró aún más y quedó paralela aquella motocicleta, era la persona de ojos azules que creía que no había visto nunca. Frunció sus labios molesta y con una maniobra intentó desequilibrarlo, pero ni con eso pudo dejar fuera de competencia a su rival. Cuando la moto contraria, cruzó la zona de llegada, su enojo se hizo presente. ¿Quién era esa persona que había roto su hermosa racha de ganar siempre? Al ver que su velocímetro marcó el número cero, se quitó su casco y bajó de su moto furiosa. Descubriría quién fue el vencedor de aquella carrera si no quería perder su dignidad y orgullo.
— ¡Oye tú, quítate el caso! — le gritó a la persona que se encontraba siendo felicitada por haber ganado.
— ¿Quién te crees que eres para decirme qué tengo que hacer y qué no? — respondió aquel desconocido quitándose el objeto que cubría su rostro, dejando a la vista su cabello rubio tentadoramente despeinado, sus ojos azules y su piercing en el labio inferior.
— ¿Y tú quién te crees que eres para venir a joderme la vida?
— Ay linda, si piensa que tu vida está jodida porque te gané una maldita carrera, estás acabada. Esto no es Disneyland, aquí no es nada de color rosa. No siempre ganas, ¿de acuerdo? Así que si no te gusta, mejor vete a tu casa, no querrás que tus padres se decepcionen de su “buena y educada hija” — Leila frunció su ceño y podía sentir cómo si sus orejas echaran humo. La podían tratar de cualquier cosa, menos de niña rica consentida. Se acercó lentamente al rubio con paso firme.
— Mira, rubiecito, tú no me conoces y no conoces mi vida, así que cierra la maldita boca. ¿Bien? Y la próxima vez que me trates de niña rica consentida, te juro que ni tu madre podrá reconocer tu rostro de lo que desformado que estará. ¿Quedó claro? — no dijo más palabra para voltearse y volver a su lugar, pero entonces escuchó nuevamente su voz. “Nenita de papá”, Leila se giró sobre sus talones y sin pensarlo dos veces se abalanzó sobre el rubio con la intención de golpearlo.
Las personas que estaban lograron tomarla de los brazos y separarlas del chico, quién la miraba divertido. En cambio, la castaña peleaba para que la soltaran, el enojo era más de lo que podía controlar. Ese rubio estaba ganándose su odio en tan sólo una hora, tiempo récord.
— ¡Te lo advertí, idiota, pero se nota que no sabes con quién acabas de meterte! — Logró zafarse del agarre y aguantando toda la violencia que tenía, caminó hacia el chico.
— Sí, lo sé. Con una niñita que no tiene idea de la realidad.
— Estás muy equivocado acerca de quién soy. Pero créeme que después de esto, haré que recuerdes el nombre de Leila Clifford por el resto de tu miserable vida.
Fueron lo último que salió de la boca de la castaña antes de marcharse definitivamente de aquel lugar. Buscó a su amiga pero al encontrarla coqueteando con un chico, solamente se dignó a mandarle un texto diciendo que ella se largaba de allí en ese mismo instante. Fue hasta su moto, se colocó el casco y luego de unos segundos, emprendió camino hacia su casa.
Creyeron que esa sería la única y última vez que se verían. Pero al Destino le gusta jugar sucio, y ésta no sería la excepción.
Dicen que los opuestos se atraen, ¿pero qué ocurre cuándo polos totalmente iguales se atraen?
Última edición por dirnt. el Vie 08 Ago 2014, 9:13 pm, editado 1 vez
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Re: The Black Rainbow Band│N.C│a.a│
dirnt. escribió:[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen] Blue y Hayes.La misteriosa y el amigable.
-Personajes: Blue Destiny Johnson | Benjamin Hayes Grier.
-Representantes: Bea Miller | Hayes Grier.
-Edades: 16 | 17.
-Capitulos: es un escrito de mi cuenta anterior (que fue borrada).
- the only reason | prólogo.:
Era una noche fría en la ciudad de Sydney, el cielo se encontraba totalmente nublado y las precipitaciones de lluvia eran altas. Sin embargo, ni el frío ni la posible tormenta detuvo a un grupo de adolescentes que deambulaban por las calles en busca de algo vandálico para hacer.
En un oscuro y maloliente callejón, una muchacha de cabellos castaños-verdes pintaba uno de los muros. Los envases vacíos de aerosol yacían desparramados en el suelo, había de todos los colores: amarillo, negro, rojo, naranja, violeta, etc. Actualmente tenía en mano una lata de color rosa, que era lo que completaría su “obra de arte”. Una vez que la pintura cubrió todo el espacio que debía, la castaña retrocedió unos pasos y admiró aquella pared. Tras unos segundos, comenzó a recoger los envases que había utilizado para aquel acto contra la policía y los metió en su mochila.
Estaba tan concentrada en irse rápido para que no la atraparan, que no se percató de que había otra persona además de ella en ese callejón.
— Lindo cerdo — dijo una voz grave entre las sombras, haciendo que se le erizara la piel.
— Gracias, ¿supongo? — contestó para luego seguir con su tarea de borrar toda evidencia posible.
— Buen trabajo para una principiante.
— ¿Acaso crees que puedes hacerlo mejor, chico?
— Por supuesto — aquella persona salió de entre las sombras y dejó que la escasa luz natural iluminara su rostro. Para su sorpresa, era un joven y bastante guapo. Piel morena, ojos castaños y cabello color azabache — ¿Me permites?
— Claro — dijo ella entregándole el aerosol que tenía en mano, que era de color verdoso. Él sonrió y comenzó a pintar nuevamente aquella pared, haciéndole algunos reflejos al contorno del dibujo. Emma odiaba que menospreciaran algo que había hecho, pero odiaba mucho más tener que tragarse su orgullo por bocona.
Pasaron unos pocos minutos hasta que el desconocido, pero atractivo, chico terminó de “mejorar” su graffiti. Él volteó a verla con una sonrisa victoriosa en sus labios. No lo conocía hacia menos de media hora pero Emma ya le estaba comenzando a tener rencor.
— ¿Qué tal?
— Bien para un principiante — el muchacho iba abrir su boca para decir algo pero entonces un extraño, pero a la misma vez familiar, ruido comenzó a sonar no muy lejos de ellos. Tan sólo tres segundos fueron necesarios para que reconocieran la sirena policial.
— ¡Debemos irnos! — la castaña se colocó rápidamente su mochila y comenzó a correr calle abajo, acompañada del joven.
La sirena cada vez más cerca hasta que sus sombras dejaron de ser oscuras y se tornaron azul y rojas, estaban detrás de ellos. Si los llegaban a atrapar, ésta sería la cuarta vez en lo que iba del mes que Emma visitaba una comisaría. Sin contar el gran regaño que se comería por parte de sus hermanos y padres.
— ¡Eh, deténganse ahora! — les ordenó un policía, el chico volteó y tomó sin pedir permiso la mano de Emma, y al pasar por una zona bastante oscura, la jaló hacia lo que era similar a una casa abandonada. El patrullero siguió de largo, dejándolos atrás.
Sus respiraciones estaban agitadas por haber corrido tantas cuadras, y más aún siendo perseguidos por un patrullero.
— Acabo de salvarte tu precioso trasero, deberías agradecerme — bromeó el muchacho soltando su mano.
— Gracias, supongo. ¿Cómo te llamas? A menos que prefieras que te llame ‘chico’ todo el tiempo.
— Soy Calum, ¿y tú?
— Emma — le extendió su mano y él la estrechó —. Creo que mejor me voy a casa, de lo contrario, mi hermano me asesinará. Pero fue un gusto huir de la policía contigo, Calum.
— Lo mismo digo, Emma. ¿Hasta nunca?
— Hasta nunca — dijo ella para luego salir cuidadosamente de aquel escondite y dirigirse a su casa, en dónde -creía ella- estaría su hermano mayor esperándola por una explicación.
▲▼▲▼
El rugir de los motores era notable en ese alejado predio, había música y se encontraba a lo máximo que aquellos parlantes podían resistir. Gente por donde mires, besándose, bailando o incluso hablando. Era una mezcla de todo: música, gente, cerveza, motos, autos, etc.
Una joven con rasgos similares a los de Emma se encontraba apoyada en una moto y hablando con, la que parecía, su amiga. La cuál de vez en cuando se mandaba miradas cómplices con un muchacho ubicado a unos pocos metros.
— Y dime Bunny, ¿crees que no me doy cuenta de cómo te miras con Brooks? — preguntó su amiga mirándola de manera pícara.
— Debes estar alucinando, Leila.
— Claro, y ahora mismo estoy viendo un duende al lado mío — comentó derrochando sarcasmo en cada palabra que salía de su boca.
— No era necesario el sarcasmo, ¿sabes?
— Como sea, debo irme, ya es mi turno de correr — Leila se colocó su casco y subió a su motocicleta.
Manejó una pequeña distancia hasta una línea roja y paró, allí se encontraban los demás participantes de aquella carrera. Leila volteó a derecha y se topó con unos ojos azules como el mar, era lo único que podía ver sobre la cara de su rival debido al casco. Pero a juzgar por el cuerpo, era obvio que se trataba de un chico. Eso le resultó a la castaña, conocía a todos los que venían aquí pero estaba segura que nunca había visto aquellos ojos.
Giró nuevamente su vista al frente, en donde se encontraba una pelirroja apenas cubierta por unos diminutos shorts y una corta playera, con dos banderines en sus brazos.
— ¡Preparados! ¡Listos! — comenzó diciendo para luego levantar rápidamente los banderines — ¡Ya!
Dicho esto, todos arrancaron sus motocicletas a una velocidad impresionante. Leila fue una de las primeras en salir, por lo que iba un poco detrás del primer puesto pero aún así no fue suficiente para la castaña. Persiguió a la motocicleta de adelante suyo por unos cuántos metros hasta que en una curva logró superarla, quedando ella en primer lugar. Varios trataron de vencerla pero no pudieron, hasta que en el último tramo, una persona logró adelantarse y todos lo hicieron notar, nadie nunca se le había adelantado y mucho menos en los últimos metros.
Leila, aceleró aún más y quedó paralela aquella motocicleta, era la persona de ojos azules que creía que no había visto nunca. Frunció sus labios molesta y con una maniobra intentó desequilibrarlo, pero ni con eso pudo dejar fuera de competencia a su rival. Cuando la moto contraria, cruzó la zona de llegada, su enojo se hizo presente. ¿Quién era esa persona que había roto su hermosa racha de ganar siempre? Al ver que su velocímetro marcó el número cero, se quitó su casco y bajó de su moto furiosa. Descubriría quién fue el vencedor de aquella carrera si no quería perder su dignidad y orgullo.
— ¡Oye tú, quítate el caso! — le gritó a la persona que se encontraba siendo felicitada por haber ganado.
— ¿Quién te crees que eres para decirme qué tengo que hacer y qué no? — respondió aquel desconocido quitándose el objeto que cubría su rostro, dejando a la vista su cabello rubio tentadoramente despeinado, sus ojos azules y su piercing en el labio inferior.
— ¿Y tú quién te crees que eres para venir a joderme la vida?
— Ay linda, si piensa que tu vida está jodida porque te gané una maldita carrera, estás acabada. Esto no es Disneyland, aquí no es nada de color rosa. No siempre ganas, ¿de acuerdo? Así que si no te gusta, mejor vete a tu casa, no querrás que tus padres se decepcionen de su “buena y educada hija” — Leila frunció su ceño y podía sentir cómo si sus orejas echaran humo. La podían tratar de cualquier cosa, menos de niña rica consentida. Se acercó lentamente al rubio con paso firme.
— Mira, rubiecito, tú no me conoces y no conoces mi vida, así que cierra la maldita boca. ¿Bien? Y la próxima vez que me trates de niña rica consentida, te juro que ni tu madre podrá reconocer tu rostro de lo que desformado que estará. ¿Quedó claro? — no dijo más palabra para voltearse y volver a su lugar, pero entonces escuchó nuevamente su voz. “Nenita de papá”, Leila se giró sobre sus talones y sin pensarlo dos veces se abalanzó sobre el rubio con la intención de golpearlo.
Las personas que estaban lograron tomarla de los brazos y separarlas del chico, quién la miraba divertido. En cambio, la castaña peleaba para que la soltaran, el enojo era más de lo que podía controlar. Ese rubio estaba ganándose su odio en tan sólo una hora, tiempo récord.
— ¡Te lo advertí, idiota, pero se nota que no sabes con quién acabas de meterte! — Logró zafarse del agarre y aguantando toda la violencia que tenía, caminó hacia el chico.
— Sí, lo sé. Con una niñita que no tiene idea de la realidad.
— Estás muy equivocado acerca de quién soy. Pero créeme que después de esto, haré que recuerdes el nombre de Leila Clifford por el resto de tu miserable vida.
Fueron lo último que salió de la boca de la castaña antes de marcharse definitivamente de aquel lugar. Buscó a su amiga pero al encontrarla coqueteando con un chico, solamente se dignó a mandarle un texto diciendo que ella se largaba de allí en ese mismo instante. Fue hasta su moto, se colocó el casco y luego de unos segundos, emprendió camino hacia su casa.
Creyeron que esa sería la única y última vez que se verían. Pero al Destino le gusta jugar sucio, y ésta no sería la excepción.
Dicen que los opuestos se atraen, ¿pero qué ocurre cuándo polos totalmente iguales se atraen?
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OMG! Yo estaba en tu novela. Me encanto como escribes. Lo siento por no haber contestado antes.
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