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El ÉXTASIS de Louis [Hot-Erotica] 2da Temporada [TERMINADA]
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
Página 9 de 31. • Comparte
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Re: El ÉXTASIS de Louis [Hot-Erotica] 2da Temporada [TERMINADA]
Espera espera espera.... ¿Tiffany? Em... Lou, ¿qué has comprado en Tiffany? Porque es una tienda con bastante variedad. ¿Has ido a comprarte un llavero o algún accesorio que se le da a una mujer en cierto momento y en cierta proposición... ? ¡¿Qué demonios has comprado?! ¡Dímelo!
¿Por qué me da la impresión de que Paul va a empezar a investigar sobre el novio de Julianne y acabará descubriendo que es Louis?
Me alegra muchísimo que Julianne tenga la oportunidad de hacer el doctorado en Harvard pero me preocupa lo que pasará con su relación y me preocupan aun más esas dos zorras que no dejan de incordiar en la historia.
Espero que sigas cuanto antes la novela, está super interesante.
¡Un beso!
¿Por qué me da la impresión de que Paul va a empezar a investigar sobre el novio de Julianne y acabará descubriendo que es Louis?
Me alegra muchísimo que Julianne tenga la oportunidad de hacer el doctorado en Harvard pero me preocupa lo que pasará con su relación y me preocupan aun más esas dos zorras que no dejan de incordiar en la historia.
Espero que sigas cuanto antes la novela, está super interesante.
¡Un beso!
Rachel116
Re: El ÉXTASIS de Louis [Hot-Erotica] 2da Temporada [TERMINADA]
No me puedo creer que Paulina siga insistiendo. No está enamorada de Louis, está obsesionada con él y eso no es bueno. Y Christa bien podía dejar de meterse en la vida de Julia.
Louis es un amor, vale, lo adoro. Y... ¿qué compró en Tiffany? aparte del marco para la foto.
Me encantó el capítulo, espero que puedas seguirla pronto
Besos :)
Louis es un amor, vale, lo adoro. Y... ¿qué compró en Tiffany? aparte del marco para la foto.
Me encantó el capítulo, espero que puedas seguirla pronto
Besos :)
Anna.
Re: El ÉXTASIS de Louis [Hot-Erotica] 2da Temporada [TERMINADA]
.
Capítulo Diecisiete
Con el alivio de haber sido aceptada en Harvard, Julia pudo concentrarse mucho más en su proyecto. Así que cuando no estaba con Louis, trabajaba incansablemente en la biblioteca o en su apartamento.
Para compensarla, él organizó una escapada a Belice para el fin de semana de San Valentín. Tenían mucho que celebrar: su amor, la entrada de ella en Harvard y otras cosas que Louis aún no estaba listo para decirle.
El día que salían de viaje, Julia estaba en el vestíbulo de su edificio, vaciando el buzón. Encontró una carta de Harvard, que abrió inmediatamente. Era una invitación formal para formar parte del programa de doctorado, que detallaba las condiciones de aceptación y de la beca.
También había un sobre con el sello de la Universidad de Toronto. En el remite encontró impresas las palabras Oficina del Decano de Estudios de Posgrado. Rompió el sobre y leyó rápidamente el contenido. Luego arrastró la maleta hasta la calle Bloor y paró un taxi para que la llevara al piso de Louis.
Pasó corriendo ante los sorprendidos guardas de seguridad en dirección al ascensor. Una vez en la planta de Louis, corrió hasta la puerta y la abrió con su llave.
—¿Eres tú, cariño? —Louis se acercó a ella sonriente—. Qué pronto llegas. Me siento halagado de que no pudieras aguantar más sin verme. - Ella se zafó de su abrazo y le entregó una de las cartas que había recogido del buzón.
—¿Qué es esto?
Sacando la carta del sobre, leyó:
Al mirar a Julia, Louis vio el pánico en sus ojos y buscó las palabras adecuadas para convencerla de que no tenía de qué preocuparse, pero no las encontró.
Para compensarla, él organizó una escapada a Belice para el fin de semana de San Valentín. Tenían mucho que celebrar: su amor, la entrada de ella en Harvard y otras cosas que Louis aún no estaba listo para decirle.
El día que salían de viaje, Julia estaba en el vestíbulo de su edificio, vaciando el buzón. Encontró una carta de Harvard, que abrió inmediatamente. Era una invitación formal para formar parte del programa de doctorado, que detallaba las condiciones de aceptación y de la beca.
También había un sobre con el sello de la Universidad de Toronto. En el remite encontró impresas las palabras Oficina del Decano de Estudios de Posgrado. Rompió el sobre y leyó rápidamente el contenido. Luego arrastró la maleta hasta la calle Bloor y paró un taxi para que la llevara al piso de Louis.
Pasó corriendo ante los sorprendidos guardas de seguridad en dirección al ascensor. Una vez en la planta de Louis, corrió hasta la puerta y la abrió con su llave.
—¿Eres tú, cariño? —Louis se acercó a ella sonriente—. Qué pronto llegas. Me siento halagado de que no pudieras aguantar más sin verme. - Ella se zafó de su abrazo y le entregó una de las cartas que había recogido del buzón.
—¿Qué es esto?
Sacando la carta del sobre, leyó:
5 de febrero de 2010
Oficina del Encargado de Estudios de Posgrado Universidad de Toronto
Toronto, Canadá
Querida señorita Mitchell:
Hemos recibido una denuncia que afirma que ha violado usted el Código de Conducta sobre Asuntos Académicos de la Universidad de Toronto. Debido a esa denuncia, deberá usted presentarse en persona en el despacho del decano el 19 de febrero de 2010 para una entrevista preliminar. El catedrático del Departamento de Estudios Italianos, profesor Jeremy Martin, estará presente en la reunión.
Puede traer un acompañante, que puede ser un representante de la Asociación de Estudiantes de Posgrado, un pariente, un amigo o un abogado.
Esta reunión sólo tiene carácter informativo. No es una audiencia. El decano no ha tomado ninguna decisión todavía sobre la legitimidad de la denuncia.
Por favor, confirme a la oficina que ha recibido la carta y que asistirá a la reunión. Si no se presenta, la investigación se abrirá automáticamente.
Atentamente, Dr. David Aras
Responsable de Estudios de Posgrado
Al mirar a Julia, Louis vio el pánico en sus ojos y buscó las palabras adecuadas para convencerla de que no tenía de qué preocuparse, pero no las encontró.
karencita__mb
Re: El ÉXTASIS de Louis [Hot-Erotica] 2da Temporada [TERMINADA]
Esa fue la p--- de Christa ¿verdad? ¿o acaso fue Paulina? fuese cual fuese las mato a las dos. ¿Como se les ocurre hacer algo así? por dios
necesito que la sigas pronto, me he quedado muy intrigado, y con ganas de más.
Siguela porfaaaaa
necesito que la sigas pronto, me he quedado muy intrigado, y con ganas de más.
Siguela porfaaaaa
Anna.
Re: El ÉXTASIS de Louis [Hot-Erotica] 2da Temporada [TERMINADA]
¿Disculpa? Osea... ¿qué?
No entiendo nada, es evidente que esto es una pesadilla, está más que claro que tiene que ser un mal sueño porque si no voy a ir hasta Canadá, voy a encontrar al autor de la novela y voy a darle una bofetada.
En serio, ¿cuál de las dos zorras ha sido la que ha hecho esto? ¡¿CUÁL DE LAS DOS?! ¡DÍMELO YA! ¡SUBE EL SIGUIENTE CAPÍTULO YA MISMO!
¡Un beso!
No entiendo nada, es evidente que esto es una pesadilla, está más que claro que tiene que ser un mal sueño porque si no voy a ir hasta Canadá, voy a encontrar al autor de la novela y voy a darle una bofetada.
En serio, ¿cuál de las dos zorras ha sido la que ha hecho esto? ¡¿CUÁL DE LAS DOS?! ¡DÍMELO YA! ¡SUBE EL SIGUIENTE CAPÍTULO YA MISMO!
¡Un beso!
Rachel116
Re: El ÉXTASIS de Louis [Hot-Erotica] 2da Temporada [TERMINADA]
Rachel116 escribió:Espera espera espera.... ¿Tiffany? Em... Lou, ¿qué has comprado en Tiffany? Porque es una tienda con bastante variedad. ¿Has ido a comprarte un llavero o algún accesorio que se le da a una mujer en cierto momento y en cierta proposición... ? ¡¿Qué demonios has comprado?! ¡Dímelo!
¿Por qué me da la impresión de que Paul va a empezar a investigar sobre el novio de Julianne y acabará descubriendo que es Louis?
Me alegra muchísimo que Julianne tenga la oportunidad de hacer el doctorado en Harvard pero me preocupa lo que pasará con su relación y me preocupan aun más esas dos zorras que no dejan de incordiar en la historia.
Espero que sigas cuanto antes la novela, está super interesante.
¡Un beso!
No te lo va a decir, tienes que esperar
Ya mismo la sigo
Besos
karencita__mb
Re: El ÉXTASIS de Louis [Hot-Erotica] 2da Temporada [TERMINADA]
Anna. escribió:No me puedo creer que Paulina siga insistiendo. No está enamorada de Louis, está obsesionada con él y eso no es bueno. Y Christa bien podía dejar de meterse en la vida de Julia.
Louis es un amor, vale, lo adoro. Y... ¿qué compró en Tiffany? aparte del marco para la foto.
Me encantó el capítulo, espero que puedas seguirla pronto
Besos :)
Mmmm tendrán que esperar para saber que compro en Tiffany
Ya la sigoooo
Kisses
karencita__mb
Re: El ÉXTASIS de Louis [Hot-Erotica] 2da Temporada [TERMINADA]
Anna. escribió:Esa fue la p--- de Christa ¿verdad? ¿o acaso fue Paulina? fuese cual fuese las mato a las dos. ¿Como se les ocurre hacer algo así? por dios
necesito que la sigas pronto, me he quedado muy intrigado, y con ganas de más.
Siguela porfaaaaa
Idk! Bueno si lo se pero no lo diré!
Ya la sigooooo
Besos
karencita__mb
Re: El ÉXTASIS de Louis [Hot-Erotica] 2da Temporada [TERMINADA]
Rachel116 escribió:¿Disculpa? Osea... ¿qué?
No entiendo nada, es evidente que esto es una pesadilla, está más que claro que tiene que ser un mal sueño porque si no voy a ir hasta Canadá, voy a encontrar al autor de la novela y voy a darle una bofetada.
En serio, ¿cuál de las dos zorras ha sido la que ha hecho esto? ¡¿CUÁL DE LAS DOS?! ¡DÍMELO YA! ¡SUBE EL SIGUIENTE CAPÍTULO YA MISMO!
¡Un beso!
Mmm no see...
No lo diré!!
Ya la sigoooo , no me grites jaja
Besos
karencita__mb
Re: El ÉXTASIS de Louis [Hot-Erotica] 2da Temporada [TERMINADA]
.
Capítulo Dieciocho
Aunque sólo duró un instante, Julia vio el brillo del miedo en los ojos de Louis. Nada podía aterrorizarla más que verlo a él asustado.
Tras ayudarla a quitarse el abrigo, Louis la acompañó al salón y la hizo sentarse en la butaca roja, frente al fuego. Tras encender la chimenea de gas, salió de la habitación. Julia se echó hacia atrás, cubriéndose la cara con las manos.
—Bébete esto —le dijo Louis, dándole un golpecito en los dedos con un vaso.
—¿Qué es?
—Laphroaig. Whisky escocés.
—Ya sabes que no me gusta.
—Un trago te ayudará.
Levantando el vaso, berbió un sorbo, que le quemó la boca y la garganta. Tosiendo, le devolvió el vaso. Louis se acabó el whisky y se sentó en el sofá.
—¿Qué es el Código de Conducta sobre Asuntos Académicos?
—Es la normativa que rige cualquier tipo de infracción académica: copiar, plagiar, cometer fraude...
—¿Por qué me iba a denunciar nadie por plagio? -Louis se frotó la cara.
—No tengo ni idea.
—¿Estás seguro?
—¡Por supuesto! ¿Crees que te ocultaría algo así?
—Sólo sé que me has estado ocultando algo. Como aquella noche que te encontré trabajando...
—Estaba preparando una solicitud de empleo —la interrumpió—. Greg Matthews me llamó la noche que fuimos a cenar al Auberge. Me invitó a presentar mi solicitud para una plaza de catedrático, pero me dijo que necesitaban mi currículum actualizado. Me llevó más tiempo del que pensaba.
—¿Por qué me lo ocultaste?
—No quería que te hicieras ilusiones antes de hora. No es tan fácil conseguir esa plaza. Hay otros profesores que aspiran a ella y tienen un currículum mucho mejor que el mío. Pero tenía que intentarlo. Por ti.
—Ojalá me lo hubieras contado. Me imaginé todo tipo de cosas. -Louis la miró fijamente.
—Pensaba que confiabas en mí.
—Claro que confío en ti. Es de las mujeres que te rodean de las que no me fío.
—Tienes razón —admitió él, removiéndose incómodo en el sofá—. Tenía que habértelo contado. Pero no quería que te llevaras una decepción si no consigo la plaza.
—Es imposible que me decepciones, Louis, a no ser que me ocultes cosas. -Haciendo una mueca, él salió del salón, para regresar al cabo de un momento con otro dedo de whisky.
—Tengo una reunión con Jeremy esta semana. Podría preguntarle de qué va todo esto. -Ella negó con la cabeza.
—No, debes mantenerte al margen.
—¿No tienes ninguna idea?
—No he hecho nada más que ir a clase y hacer los trabajos que me han mandado. A no ser que Christa tenga algo que ver. O la profesora Dolor... quiero decir la profesora Singer. ¿Crees que ella...? -Louis reflexionó unos instantes antes de responder.
—No lo creo. El año pasado tuvo que presentarse ante el comité judicial por una denuncia que interpuso Paul Norris. No creo que tenga ningún interés en volver. Además, ella no te da ninguna clase. No tendría sentido.
—No. —La cara de Julia se contrajo en una mueca horrorizada—. ¿Crees que la profesora Picton ha podido denunciarme por mi trabajo?
—No, nunca haría algo así sin hablar antes contigo. Y además me habría avisado, aunque sólo fuera por cortesía.
—¿Qué tipo de sanción tienen las infracciones académicas?
—Depende de la gravedad del caso. Podrían amonestarte o ponerte un cero en algún trabajo. En circunstancias extremas, podrían expulsarte de la universidad.
Julia inspiró profundamente, temblorosa. Si la expulsaban no acabaría los cursos. Y eso implicaría que no podría ir a Harvard. Louis la miró con los ojos entornados.
—¿Crees que Paul haría una cosa así?
—No, Paul quiere ayudarme, no hacerme daño.
—Follaángeles —murmuró Louis.
—¿Y Christa? -Él se echó hacia atrás en el sofá.
—Es posible. -Ella lo miró con desconfianza.
—¿Qué me estás ocultando?
—Nada. Los dos sabemos que es problemática y cizañera.
—¿Qué pasa con Christa, Louis? Cuéntamelo. -Levantándose, él empezó a recorrer el salón de un lado a otro.
—No quiero hablar de ello. -Julia cogió la carta de la universidad y se dirigió hacia la puerta.
—Espera, ¿adónde vas? —Corrió tras ella.
—Te advertí que no volvieras a mentirme. Supongo que debí ser más específica y aclararte que las evasivas tampoco servían. -Sacó el abrigo del armario del recibidor y se lo puso apresuradamente.
—No te vayas. -Ella lo miró furiosa.
—Pues cuéntame qué pasa con Christa. -Cubriéndose los ojos con los puños, Louis se rindió.
—De acuerdo.
La ayudó a quitarse el abrigo una vez más antes de volver al salón. Esa vez, Julia se negó a sentarse y se quedó de pie frente a la chimenea, con los brazos cruzados ante el pecho.
—¿Christa te está chantajeando? ¿Por eso aprobaste su proyecto de tesis?
—No exactamente.
—Suéltalo de una vez, Louis. -Volviéndose hacia los ventanales, miró la ciudad.
—Christa Peterson me ha acusado de acoso sexual.
Tras ayudarla a quitarse el abrigo, Louis la acompañó al salón y la hizo sentarse en la butaca roja, frente al fuego. Tras encender la chimenea de gas, salió de la habitación. Julia se echó hacia atrás, cubriéndose la cara con las manos.
—Bébete esto —le dijo Louis, dándole un golpecito en los dedos con un vaso.
—¿Qué es?
—Laphroaig. Whisky escocés.
—Ya sabes que no me gusta.
—Un trago te ayudará.
Levantando el vaso, berbió un sorbo, que le quemó la boca y la garganta. Tosiendo, le devolvió el vaso. Louis se acabó el whisky y se sentó en el sofá.
—¿Qué es el Código de Conducta sobre Asuntos Académicos?
—Es la normativa que rige cualquier tipo de infracción académica: copiar, plagiar, cometer fraude...
—¿Por qué me iba a denunciar nadie por plagio? -Louis se frotó la cara.
—No tengo ni idea.
—¿Estás seguro?
—¡Por supuesto! ¿Crees que te ocultaría algo así?
—Sólo sé que me has estado ocultando algo. Como aquella noche que te encontré trabajando...
—Estaba preparando una solicitud de empleo —la interrumpió—. Greg Matthews me llamó la noche que fuimos a cenar al Auberge. Me invitó a presentar mi solicitud para una plaza de catedrático, pero me dijo que necesitaban mi currículum actualizado. Me llevó más tiempo del que pensaba.
—¿Por qué me lo ocultaste?
—No quería que te hicieras ilusiones antes de hora. No es tan fácil conseguir esa plaza. Hay otros profesores que aspiran a ella y tienen un currículum mucho mejor que el mío. Pero tenía que intentarlo. Por ti.
—Ojalá me lo hubieras contado. Me imaginé todo tipo de cosas. -Louis la miró fijamente.
—Pensaba que confiabas en mí.
—Claro que confío en ti. Es de las mujeres que te rodean de las que no me fío.
—Tienes razón —admitió él, removiéndose incómodo en el sofá—. Tenía que habértelo contado. Pero no quería que te llevaras una decepción si no consigo la plaza.
—Es imposible que me decepciones, Louis, a no ser que me ocultes cosas. -Haciendo una mueca, él salió del salón, para regresar al cabo de un momento con otro dedo de whisky.
—Tengo una reunión con Jeremy esta semana. Podría preguntarle de qué va todo esto. -Ella negó con la cabeza.
—No, debes mantenerte al margen.
—¿No tienes ninguna idea?
—No he hecho nada más que ir a clase y hacer los trabajos que me han mandado. A no ser que Christa tenga algo que ver. O la profesora Dolor... quiero decir la profesora Singer. ¿Crees que ella...? -Louis reflexionó unos instantes antes de responder.
—No lo creo. El año pasado tuvo que presentarse ante el comité judicial por una denuncia que interpuso Paul Norris. No creo que tenga ningún interés en volver. Además, ella no te da ninguna clase. No tendría sentido.
—No. —La cara de Julia se contrajo en una mueca horrorizada—. ¿Crees que la profesora Picton ha podido denunciarme por mi trabajo?
—No, nunca haría algo así sin hablar antes contigo. Y además me habría avisado, aunque sólo fuera por cortesía.
—¿Qué tipo de sanción tienen las infracciones académicas?
—Depende de la gravedad del caso. Podrían amonestarte o ponerte un cero en algún trabajo. En circunstancias extremas, podrían expulsarte de la universidad.
Julia inspiró profundamente, temblorosa. Si la expulsaban no acabaría los cursos. Y eso implicaría que no podría ir a Harvard. Louis la miró con los ojos entornados.
—¿Crees que Paul haría una cosa así?
—No, Paul quiere ayudarme, no hacerme daño.
—Follaángeles —murmuró Louis.
—¿Y Christa? -Él se echó hacia atrás en el sofá.
—Es posible. -Ella lo miró con desconfianza.
—¿Qué me estás ocultando?
—Nada. Los dos sabemos que es problemática y cizañera.
—¿Qué pasa con Christa, Louis? Cuéntamelo. -Levantándose, él empezó a recorrer el salón de un lado a otro.
—No quiero hablar de ello. -Julia cogió la carta de la universidad y se dirigió hacia la puerta.
—Espera, ¿adónde vas? —Corrió tras ella.
—Te advertí que no volvieras a mentirme. Supongo que debí ser más específica y aclararte que las evasivas tampoco servían. -Sacó el abrigo del armario del recibidor y se lo puso apresuradamente.
—No te vayas. -Ella lo miró furiosa.
—Pues cuéntame qué pasa con Christa. -Cubriéndose los ojos con los puños, Louis se rindió.
—De acuerdo.
La ayudó a quitarse el abrigo una vez más antes de volver al salón. Esa vez, Julia se negó a sentarse y se quedó de pie frente a la chimenea, con los brazos cruzados ante el pecho.
—¿Christa te está chantajeando? ¿Por eso aprobaste su proyecto de tesis?
—No exactamente.
—Suéltalo de una vez, Louis. -Volviéndose hacia los ventanales, miró la ciudad.
—Christa Peterson me ha acusado de acoso sexual.
karencita__mb
Re: El ÉXTASIS de Louis [Hot-Erotica] 2da Temporada [TERMINADA]
Ah; genial.
Chrsdta acusa a Louis de acoso sexual... Genial, simplemente genial. Ahora solo tienes que decirme que en realidad Paul no está enamorado de Julianne y que es gay. Venga, dimelo. A estas alturas me espero cualquier cosa.
En cualquier caso el capítulo me ha dejado muy intrigada y espero que subas pronto el siguiente.
¡Un beso!
Chrsdta acusa a Louis de acoso sexual... Genial, simplemente genial. Ahora solo tienes que decirme que en realidad Paul no está enamorado de Julianne y que es gay. Venga, dimelo. A estas alturas me espero cualquier cosa.
En cualquier caso el capítulo me ha dejado muy intrigada y espero que subas pronto el siguiente.
¡Un beso!
Rachel116
Re: El ÉXTASIS de Louis [Hot-Erotica] 2da Temporada [TERMINADA]
Será zorra, ¡pero si es ella la que lo acosa! no me lo puedo creer. A esa le golpeaba esa cara fea que tiene hasta que aprendiese que con Louis ¡no se mete nadie!
Agg, que asco le tengo por Dios. La mataba a golpes por hija de su santisima madre.
Síguela pronto porfaaa y perdoname por ser tan mal hablada.
Agg, que asco le tengo por Dios. La mataba a golpes por hija de su santisima madre.
Síguela pronto porfaaa y perdoname por ser tan mal hablada.
Anna.
Re: El ÉXTASIS de Louis [Hot-Erotica] 2da Temporada [TERMINADA]
Anna. escribió:Será zorra, ¡pero si es ella la que lo acosa! no me lo puedo creer. A esa le golpeaba esa cara fea que tiene hasta que aprendiese que con Louis ¡no se mete nadie!
Agg, que asco le tengo por Dios. La mataba a golpes por hija de su santisima madre.
Síguela pronto porfaaa y perdoname por ser tan mal hablada.
Jajjajajaja Louis tiene a Anna para que lo defiendan bitches!
No te preocupes por ser mal hablado, es lo de menos
Gracias por comentar
karencita__mb
Re: El ÉXTASIS de Louis [Hot-Erotica] 2da Temporada [TERMINADA]
Rachel116 escribió:Ah; genial.
Chrsdta acusa a Louis de acoso sexual... Genial, simplemente genial. Ahora solo tienes que decirme que en realidad Paul no está enamorado de Julianne y que es gay. Venga, dimelo. A estas alturas me espero cualquier cosa.
En cualquier caso el capítulo me ha dejado muy intrigada y espero que subas pronto el siguiente.
¡Un beso!
Sabeeeesssssss eso precisamente va a pasar... Nah mentira!
Ya la sigo Rachel
Cuídateee
karencita__mb
Re: El ÉXTASIS de Louis [Hot-Erotica] 2da Temporada [TERMINADA]
.
Parte I
Capítulo Diecinueve
Parte I
—Christa Peterson me ha acusado de acoso sexual. -Julia se lo quedó mirando boquiabierta.
—¿Qué?
—Christa me ha denunciado ante la comisión de acoso sexual, que le ha pasado la demanda a Jeremy. Por eso tengo que reunirme con él esta semana. -Temblando, ella se sentó en la butaca.
—¿Desde cuándo lo sabes? -Louis apretó la mandíbula.
—Desde hace unos días.
—¿Desde hace unos días? —repitió Julia, con los dientes apretados—. ¿Y cuándo pensabas decírmelo?
—No quería echar a perder el viaje a Belice. Pensaba contártelo a la vuelta. Te lo juro. -Ella lo miró muy enfadada.
—Creía que no iba a haber secretos entre nosotros.
—No era un secreto. Sólo quería que pudieras relajarte unos días antes de darte las malas noticias. —Suspirando, se volvió hacia ella.
—¿Por qué demonios te acusa Christa de acoso sexual si es ella la que te ha estado acosando?
—No sé los detalles de la demanda. Debí haber interpuesto yo una hace tiempo, pero no quería llamar la atención sobre el tema.
—¿Qué vamos a hacer ahora? -Louis contempló el fuego.
—Llamaré a mi abogado para que se ocupe de los dos asuntos lo antes posible. -Julia se levantó y, rodeándole la cintura con los brazos, ocultó la cara en su pecho.
—¿Qué pasa ahora, Tomlinson? Estoy en la cama con una joven abogada de la competencia, que, por cierto, está buenísima —le informó John Green entre grititos y
risas.
—Abróchate la bragueta, John. Esto va a llevarnos un rato. -El abogado maldijo antes de cubrir el teléfono con una mano.
—No vayas a ninguna parte, bombón —le dijo a su socia pélvica antes de escabullirse en el lavabo, vestido sólo con unos slips rojos. -Ya me estoy ocupando de la demanda por acoso, Tomlinson. No hace falta que me atosigues. Estaba a punto de echar el polvo de mi vida.
—Tengo que hablarte de otra cosa. —Y Louis le resumió el contenido de la carta del decano a Julia.
—No puedo ayudar a tu novia. -Él empezó a protestar, pero John lo interrumpió.
—Escúchame. Te acaban de denunciar por acoso sexual y a tu novia por una supuesta infracción académica. Me apuesto el Porsche a que las dos denuncias están relacionadas. ¿Le has dicho ya que no te mencione durante la reunión con la comisión?
—No —respondió Louis, apretando los dientes.
—Bueno, pues no tardes. Será mejor que no te mezcles en ese tema. Ya tienes bastante con tu demanda. -Louis inhaló y exhaló tan lentamente que John se temió lo peor.
—No suelo abandonar a mis amigos a su suerte y a Julianne menos que a nadie. ¿Está claro o tengo que buscarme otro abogado?
—Está claro. Pero a ella debería representarla otro. Si, como sospecho, los casos están relacionados, podría encontrarme ante un conflicto de intereses. Aparte de que, de cara a la universidad, podría despertar sospechas que los represente a los dos.
—De acuerdo, John —se rindió Louis—. ¿A quién me recomiendas? -John pensó unos momentos.
—A Soraya Harandi. Trabaja para uno de los bufetes de la calle Bay y ha llevado varios casos contra la universidad. Nos enrollamos hace un par de años y me odia a muerte, pero es buena en lo suyo. Te enviaré sus datos de contacto por correo. Dile a tu novia que la llame al despacho y que le explique lo que pasa a su secretaria. Estoy seguro de que Soraya estará encantada de defenderla.
—¿Qué posibilidades hay de que las cosas salgan mal?
—No tengo ni idea. Es posible que la universidad investigue y desestime ambos casos, pero no la dejes ir sola. Que la acompañe un abogado o esto puede acabar estallándote en la cara.
—Gracias, John —replicó él, con ironía.
—Mientras tanto, me gustaría que hicieras una lista de todo, y quiero decir absolutamente todo, lo que pueda ser relevante en el caso de acoso. Cualquier prueba que Christa Peterson pueda presentar: correos electrónicos, mensajes de texto, fotografías... Envíamelo todo y lo examinaré detalladamente. Y envíame también todo lo que tengas sobre tu novia. No me gusta tener que decirte esto, pero te lo advertí. La política de la universidad es de tolerancia cero con la confraternización, por lo que podrían expulsar a tu novia y despedirte a ti. Esperemos que las dos demandas no estén relacionadas y que a ella la hayan denunciado por no devolver los libros a tiempo a la biblioteca o algo así.
—Siempre es un placer hablar contigo —replicó Louis secamente.
—Si no pensaras con la polla, ahora no tendrías que hablar conmigo. Espero que valiera la pena, porque como el ventilador de la mierda se ponga en marcha, esos polvos te van a salir muy caros.
Antes de que John pudiera despedirse, Louis había lanzado el teléfono contra la pared, haciéndolo añicos. Tardó unos minutos en calmarse, respirando hondo, antes de intentar convencer a Julia de que lo mejor que podían hacer era disfrutar igualmente de su escapada.
Esa misma tarde, David Aras estaba en su oficina de la calle Saint George, mirando el teléfono sorprendido. Generalmente, su secretaria era muy buena filtrándole las llamadas. Pero la profesora Katherine Picton era muy persistente, por decirlo de alguna manera, y solía conseguir lo que se proponía. Y en ese caso se había propuesto hablar con el Encargado de Estudios de Posgrado de la Universidad de Toronto. Levantó el auricular y apretó el botón.
—Hola, profesora Picton, ¿a qué debo el placer?
—De placer nada, David. Exijo saber por qué he recibido una citación para presentarme como testigo en uno de tus procesos estalinistas.
David se contuvo para no responderle de mala manera. La profesora Picton era una mujer mayor y famosa. Una auténtica institución. No podía empezar a soltar palabrotas delante de ella. (Excepto tal vez en lituano.)
—Sólo hemos de hacerle unas preguntas. No le robaremos más de diez minutos. Podrá irse en seguida.
—Bobadas. En invierno tardo más de diez minutos en bajar los escalones de mi casa. Me llevará media vida llegar hasta tu despacho. Exijo saber para qué se me convoca o no iré. No todos tenemos secretarias para que nos filtren las llamadas y nos preparen el café, mientras nosotros conspiramos para amargarles la vida a otras personas. -Él carraspeó.
—Hemos recibido una demanda contra la estudiante que está supervisando.
—¿Contra la señorita Mitchell? ¿Qué tipo de demanda? -Del modo más discreto que pudo, le contó la naturaleza de la misma. —Pero ¡eso es ridículo! ¿La conoces?
—No.
—Es una demanda ridícula contra una estudiante inocente y trabajadora. Y casualmente mujer. ¿Debo recordarte, David, que no es la primera vez que una estudiante de éxito ha sido atacada mediante un proceso de este tipo?
—Soy consciente de ello. Pero en este caso hay otros temas relacionados que no puedo mencionar. Me gustaría hacerle unas preguntas sobre la señorita Mitchell. Eso es todo.
—No pienso dar ningún crédito a una caza de brujas dirigida contra una de mis estudiantes. -Aunque ella no podía verlo a través del teléfono, David frunció el cejo.
—Sin su testimonio, es más probable que pueda producirse alguna injusticia. Su
testimonio puede ser decisivo a la hora de limpiar su nombre.
—¡Paparruchas! Es tu responsabilidad asegurarte de que se haga justicia. Me sorprende que hayas admitido esa demanda. Me sorprende mucho. Y deja de fruncir el cejo, David. Puedo verte refunfuñando desde aquí. -Él reprimió una maldición en lituano.
—Entonces, ¿se niega a responder a mis preguntas?
—¿Estás sordo o te has vuelto intelectualmente perezoso en tu búsqueda de poder administrativo? Ya te he dicho que me niego a colaborar. Ya no trabajo para la universidad. Estoy jubilada. Además, pienso sacar el tema esta noche, en la cena en casa del rector. Estoy segura de que le encantará enterarse de a qué se dedican los profesores de su universidad. Y, por si no lo recuerdas, la cena es en honor de Mary Asprey, la famosa novelista. Como antigua alumna que es, sé que siempre le interesan los asuntos de su alma máter, particularmente las maquinaciones de tipo patriarcal. Me preguntó qué opinará del tema.
Y, con esas palabras, la profesora colgó el teléfono.
Cuando Louis y Julia llegaron por fin al hotel Turtle Inn, de Belice, ya era tarde y las estrellas habían empezado a hacer su aparición. Mientras Louis pedía que les subieran cena a la habitación, Julia exploró sus dominios, una cabaña privada en una playa aislada.
Las paredes eran blancas, con la excepción de una puerta plegable de paneles de teca, que daba acceso al porche cubierto. Los techos eran una mezcla de bambú y paja, y la gran cama, que ocupaba el centro de la habitación, estaba protegida por una gran mosquitera. Le encantó especialmente la ducha al aire libre y la bañera japonesa situada en un lateral del porche.
Mientras Louis trataba de hacerse entender por teléfono con el personal de la cocina, Julia se desnudó rápidamente y se dio una ducha. Mientras lo hacía, tenía ante sí el océano. Pero como era de noche y la playa era privada, no había peligro de que nadie la viera, aparte de su amante.
—Nos traerán la cena dentro de una hora. Siento que no pueda ser antes. —Se pasó la lengua por los labios al ver que Julia se acababa de poner el albornoz.
Él llevaba una camisa blanca de lino, con varios botones abiertos. Las mangas remangadas dejaban a la vista sus fuertes antebrazos. También se había subido los bajos del pantalón color caqui e iba descalzo. (Entre paréntesis, hay que decir que incluso sus pies eran atractivos.)
—¿Quieres que vayamos a dar un paseo por la playa?
—Me apetece más otra cosa. -Sonriendo, Julia tiró de él hasta llegar a la cama. Una vez allí, le dio un empujón para que se sentara. Él la agarró por el cinturón del albornoz.
—Me conformo con que nos relajemos un poco. Ha sido un viaje largo. —Su expresión solemne le indicó que hablaba en serio, lo que la sorprendió.
—Te he echado mucho de menos —admitió Julia, con un susurro ronco. Louis tiró de ella hasta que quedó entre sus piernas. Rodeándola con los brazos, la sujetó por el trasero.
—Podemos dormir hasta que llegue la cena. No hay prisa.- Julia puso los ojos en blanco.
—Louis, quiero que me hagas el amor. Si no te apetece, me dices que no y listos. -Él sonrió divertido.
—Nunca le diría que no, señorita Mitchell.
—Bien. En ese caso, dame cinco minutos, profesor Tomlinson.
Louis se dejó caer de espaldas sobre la cama, con los pies en el suelo. Le encantaba que Julia se mostrara tan segura de sí misma. Con una sola frase, lo había excitado tanto que incluso le resultaba doloroso.
Aunque se le hizo muy largo, sólo habían pasado unos minutos cuando ella volvió a aparecer, con su regalo de Navidad puesto. El raso negro acentuaba el rosado natural de su piel, mientras que las cintas del corsé le marcaban las curvas del pecho y la cintura. Louis se quedó boquiabierto admirando el reloj de arena en que se había convertido el torso de Julia. Fue bajando la vista por las bragas de encaje y las medias de seda negras sujetas con liguero. Unos gloriosos zapatos de tacón asimismo negros completaban el conjunto. A él se le aceleró el corazón al fijarse en los zapatos.
—Bonsoir, professeur. Vous allez bien? —ronroneó Julia.
Louis estaba tan absorto en lo que estaba viendo, que tardó unos momentos en darse cuenta de qué la había impulsado a hablarle en francés. Se había puesto su boina. Cuando sus ojos se encontraron al fin, él tragó saliva con dificultad. Haciendo un mohín, Julia se quitó la boina provocativa y se la lanzó, mientras se acercaba a la cama muy lentamente.
—Me encanta mi regalo de Navidad, profesor. -Louis volvió a tragar saliva, incapaz de decir nada. —¿Has visto la parte de atrás? —preguntó ella, volviéndose y mirándolo por encima del hombro. Él alargó un dedo para acariciar las cintas que le ataban el corsé, hasta llegar a las bragas de encaje, que le cubrían las nalgas respingonas.
—Ya basta de provocarme, señorita Mitchell. Venga aquí, vamos. —Dándole media vuelta, tiró de ella y unió sus bocas en un beso apasionado—. Tú eres mi regalo y voy a tomarme mi tiempo en desenvolverte. Menos los zapatos. Espero que sean cómodos.
Tras diez minutos llamando a la puerta, el camarero volvió a la cocina con la cena y esperó instrucciones.
Pero las instrucciones nunca llegaron.
—¿Qué?
—Christa me ha denunciado ante la comisión de acoso sexual, que le ha pasado la demanda a Jeremy. Por eso tengo que reunirme con él esta semana. -Temblando, ella se sentó en la butaca.
—¿Desde cuándo lo sabes? -Louis apretó la mandíbula.
—Desde hace unos días.
—¿Desde hace unos días? —repitió Julia, con los dientes apretados—. ¿Y cuándo pensabas decírmelo?
—No quería echar a perder el viaje a Belice. Pensaba contártelo a la vuelta. Te lo juro. -Ella lo miró muy enfadada.
—Creía que no iba a haber secretos entre nosotros.
—No era un secreto. Sólo quería que pudieras relajarte unos días antes de darte las malas noticias. —Suspirando, se volvió hacia ella.
—¿Por qué demonios te acusa Christa de acoso sexual si es ella la que te ha estado acosando?
—No sé los detalles de la demanda. Debí haber interpuesto yo una hace tiempo, pero no quería llamar la atención sobre el tema.
—¿Qué vamos a hacer ahora? -Louis contempló el fuego.
—Llamaré a mi abogado para que se ocupe de los dos asuntos lo antes posible. -Julia se levantó y, rodeándole la cintura con los brazos, ocultó la cara en su pecho.
—¿Qué pasa ahora, Tomlinson? Estoy en la cama con una joven abogada de la competencia, que, por cierto, está buenísima —le informó John Green entre grititos y
risas.
—Abróchate la bragueta, John. Esto va a llevarnos un rato. -El abogado maldijo antes de cubrir el teléfono con una mano.
—No vayas a ninguna parte, bombón —le dijo a su socia pélvica antes de escabullirse en el lavabo, vestido sólo con unos slips rojos. -Ya me estoy ocupando de la demanda por acoso, Tomlinson. No hace falta que me atosigues. Estaba a punto de echar el polvo de mi vida.
—Tengo que hablarte de otra cosa. —Y Louis le resumió el contenido de la carta del decano a Julia.
—No puedo ayudar a tu novia. -Él empezó a protestar, pero John lo interrumpió.
—Escúchame. Te acaban de denunciar por acoso sexual y a tu novia por una supuesta infracción académica. Me apuesto el Porsche a que las dos denuncias están relacionadas. ¿Le has dicho ya que no te mencione durante la reunión con la comisión?
—No —respondió Louis, apretando los dientes.
—Bueno, pues no tardes. Será mejor que no te mezcles en ese tema. Ya tienes bastante con tu demanda. -Louis inhaló y exhaló tan lentamente que John se temió lo peor.
—No suelo abandonar a mis amigos a su suerte y a Julianne menos que a nadie. ¿Está claro o tengo que buscarme otro abogado?
—Está claro. Pero a ella debería representarla otro. Si, como sospecho, los casos están relacionados, podría encontrarme ante un conflicto de intereses. Aparte de que, de cara a la universidad, podría despertar sospechas que los represente a los dos.
—De acuerdo, John —se rindió Louis—. ¿A quién me recomiendas? -John pensó unos momentos.
—A Soraya Harandi. Trabaja para uno de los bufetes de la calle Bay y ha llevado varios casos contra la universidad. Nos enrollamos hace un par de años y me odia a muerte, pero es buena en lo suyo. Te enviaré sus datos de contacto por correo. Dile a tu novia que la llame al despacho y que le explique lo que pasa a su secretaria. Estoy seguro de que Soraya estará encantada de defenderla.
—¿Qué posibilidades hay de que las cosas salgan mal?
—No tengo ni idea. Es posible que la universidad investigue y desestime ambos casos, pero no la dejes ir sola. Que la acompañe un abogado o esto puede acabar estallándote en la cara.
—Gracias, John —replicó él, con ironía.
—Mientras tanto, me gustaría que hicieras una lista de todo, y quiero decir absolutamente todo, lo que pueda ser relevante en el caso de acoso. Cualquier prueba que Christa Peterson pueda presentar: correos electrónicos, mensajes de texto, fotografías... Envíamelo todo y lo examinaré detalladamente. Y envíame también todo lo que tengas sobre tu novia. No me gusta tener que decirte esto, pero te lo advertí. La política de la universidad es de tolerancia cero con la confraternización, por lo que podrían expulsar a tu novia y despedirte a ti. Esperemos que las dos demandas no estén relacionadas y que a ella la hayan denunciado por no devolver los libros a tiempo a la biblioteca o algo así.
—Siempre es un placer hablar contigo —replicó Louis secamente.
—Si no pensaras con la polla, ahora no tendrías que hablar conmigo. Espero que valiera la pena, porque como el ventilador de la mierda se ponga en marcha, esos polvos te van a salir muy caros.
Antes de que John pudiera despedirse, Louis había lanzado el teléfono contra la pared, haciéndolo añicos. Tardó unos minutos en calmarse, respirando hondo, antes de intentar convencer a Julia de que lo mejor que podían hacer era disfrutar igualmente de su escapada.
Esa misma tarde, David Aras estaba en su oficina de la calle Saint George, mirando el teléfono sorprendido. Generalmente, su secretaria era muy buena filtrándole las llamadas. Pero la profesora Katherine Picton era muy persistente, por decirlo de alguna manera, y solía conseguir lo que se proponía. Y en ese caso se había propuesto hablar con el Encargado de Estudios de Posgrado de la Universidad de Toronto. Levantó el auricular y apretó el botón.
—Hola, profesora Picton, ¿a qué debo el placer?
—De placer nada, David. Exijo saber por qué he recibido una citación para presentarme como testigo en uno de tus procesos estalinistas.
David se contuvo para no responderle de mala manera. La profesora Picton era una mujer mayor y famosa. Una auténtica institución. No podía empezar a soltar palabrotas delante de ella. (Excepto tal vez en lituano.)
—Sólo hemos de hacerle unas preguntas. No le robaremos más de diez minutos. Podrá irse en seguida.
—Bobadas. En invierno tardo más de diez minutos en bajar los escalones de mi casa. Me llevará media vida llegar hasta tu despacho. Exijo saber para qué se me convoca o no iré. No todos tenemos secretarias para que nos filtren las llamadas y nos preparen el café, mientras nosotros conspiramos para amargarles la vida a otras personas. -Él carraspeó.
—Hemos recibido una demanda contra la estudiante que está supervisando.
—¿Contra la señorita Mitchell? ¿Qué tipo de demanda? -Del modo más discreto que pudo, le contó la naturaleza de la misma. —Pero ¡eso es ridículo! ¿La conoces?
—No.
—Es una demanda ridícula contra una estudiante inocente y trabajadora. Y casualmente mujer. ¿Debo recordarte, David, que no es la primera vez que una estudiante de éxito ha sido atacada mediante un proceso de este tipo?
—Soy consciente de ello. Pero en este caso hay otros temas relacionados que no puedo mencionar. Me gustaría hacerle unas preguntas sobre la señorita Mitchell. Eso es todo.
—No pienso dar ningún crédito a una caza de brujas dirigida contra una de mis estudiantes. -Aunque ella no podía verlo a través del teléfono, David frunció el cejo.
—Sin su testimonio, es más probable que pueda producirse alguna injusticia. Su
testimonio puede ser decisivo a la hora de limpiar su nombre.
—¡Paparruchas! Es tu responsabilidad asegurarte de que se haga justicia. Me sorprende que hayas admitido esa demanda. Me sorprende mucho. Y deja de fruncir el cejo, David. Puedo verte refunfuñando desde aquí. -Él reprimió una maldición en lituano.
—Entonces, ¿se niega a responder a mis preguntas?
—¿Estás sordo o te has vuelto intelectualmente perezoso en tu búsqueda de poder administrativo? Ya te he dicho que me niego a colaborar. Ya no trabajo para la universidad. Estoy jubilada. Además, pienso sacar el tema esta noche, en la cena en casa del rector. Estoy segura de que le encantará enterarse de a qué se dedican los profesores de su universidad. Y, por si no lo recuerdas, la cena es en honor de Mary Asprey, la famosa novelista. Como antigua alumna que es, sé que siempre le interesan los asuntos de su alma máter, particularmente las maquinaciones de tipo patriarcal. Me preguntó qué opinará del tema.
Y, con esas palabras, la profesora colgó el teléfono.
* * * * *
Cuando Louis y Julia llegaron por fin al hotel Turtle Inn, de Belice, ya era tarde y las estrellas habían empezado a hacer su aparición. Mientras Louis pedía que les subieran cena a la habitación, Julia exploró sus dominios, una cabaña privada en una playa aislada.
Las paredes eran blancas, con la excepción de una puerta plegable de paneles de teca, que daba acceso al porche cubierto. Los techos eran una mezcla de bambú y paja, y la gran cama, que ocupaba el centro de la habitación, estaba protegida por una gran mosquitera. Le encantó especialmente la ducha al aire libre y la bañera japonesa situada en un lateral del porche.
Mientras Louis trataba de hacerse entender por teléfono con el personal de la cocina, Julia se desnudó rápidamente y se dio una ducha. Mientras lo hacía, tenía ante sí el océano. Pero como era de noche y la playa era privada, no había peligro de que nadie la viera, aparte de su amante.
—Nos traerán la cena dentro de una hora. Siento que no pueda ser antes. —Se pasó la lengua por los labios al ver que Julia se acababa de poner el albornoz.
Él llevaba una camisa blanca de lino, con varios botones abiertos. Las mangas remangadas dejaban a la vista sus fuertes antebrazos. También se había subido los bajos del pantalón color caqui e iba descalzo. (Entre paréntesis, hay que decir que incluso sus pies eran atractivos.)
—¿Quieres que vayamos a dar un paseo por la playa?
—Me apetece más otra cosa. -Sonriendo, Julia tiró de él hasta llegar a la cama. Una vez allí, le dio un empujón para que se sentara. Él la agarró por el cinturón del albornoz.
—Me conformo con que nos relajemos un poco. Ha sido un viaje largo. —Su expresión solemne le indicó que hablaba en serio, lo que la sorprendió.
—Te he echado mucho de menos —admitió Julia, con un susurro ronco. Louis tiró de ella hasta que quedó entre sus piernas. Rodeándola con los brazos, la sujetó por el trasero.
—Podemos dormir hasta que llegue la cena. No hay prisa.- Julia puso los ojos en blanco.
—Louis, quiero que me hagas el amor. Si no te apetece, me dices que no y listos. -Él sonrió divertido.
—Nunca le diría que no, señorita Mitchell.
—Bien. En ese caso, dame cinco minutos, profesor Tomlinson.
Louis se dejó caer de espaldas sobre la cama, con los pies en el suelo. Le encantaba que Julia se mostrara tan segura de sí misma. Con una sola frase, lo había excitado tanto que incluso le resultaba doloroso.
Aunque se le hizo muy largo, sólo habían pasado unos minutos cuando ella volvió a aparecer, con su regalo de Navidad puesto. El raso negro acentuaba el rosado natural de su piel, mientras que las cintas del corsé le marcaban las curvas del pecho y la cintura. Louis se quedó boquiabierto admirando el reloj de arena en que se había convertido el torso de Julia. Fue bajando la vista por las bragas de encaje y las medias de seda negras sujetas con liguero. Unos gloriosos zapatos de tacón asimismo negros completaban el conjunto. A él se le aceleró el corazón al fijarse en los zapatos.
—Bonsoir, professeur. Vous allez bien? —ronroneó Julia.
Louis estaba tan absorto en lo que estaba viendo, que tardó unos momentos en darse cuenta de qué la había impulsado a hablarle en francés. Se había puesto su boina. Cuando sus ojos se encontraron al fin, él tragó saliva con dificultad. Haciendo un mohín, Julia se quitó la boina provocativa y se la lanzó, mientras se acercaba a la cama muy lentamente.
—Me encanta mi regalo de Navidad, profesor. -Louis volvió a tragar saliva, incapaz de decir nada. —¿Has visto la parte de atrás? —preguntó ella, volviéndose y mirándolo por encima del hombro. Él alargó un dedo para acariciar las cintas que le ataban el corsé, hasta llegar a las bragas de encaje, que le cubrían las nalgas respingonas.
—Ya basta de provocarme, señorita Mitchell. Venga aquí, vamos. —Dándole media vuelta, tiró de ella y unió sus bocas en un beso apasionado—. Tú eres mi regalo y voy a tomarme mi tiempo en desenvolverte. Menos los zapatos. Espero que sean cómodos.
Tras diez minutos llamando a la puerta, el camarero volvió a la cocina con la cena y esperó instrucciones.
Pero las instrucciones nunca llegaron.
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