The Punk Muffins Tour.

Se encontraban todos de camino al buffet del desayuno. Los únicos que se veían comiendo sin dudar eran Lucas y Derrie, ya que el resto de los chicos ojeaban sospechosamente la comida, esperando a que pasara algo inesperado que les diera una razón para girarse e irse a comer en otro lugar. Cuando Jason se arriesgó y dio un bocado de pechuga de pollo, sin resultar con la lengua calcinada, entonces fue cuando el resto comenzó a servirse comida gustosamente. La pelirroja y el castaño se limitaron a mirarse y sonreírse con complicidad, para después sentarse en una de las mesas a la izquierda. Momentos después, Jackie, Emma y Nova se unieron en la mesa junto con la pequeña Tessa.

—¿Quién creen que haya sido tan malo para haber hecho aquella broma? —cuestionó Tessa con inocencia.

Su ingenuidad era tanta que a Derrie se vio dividida entre sentirse enternecida o con lastima, pues podrían aprovecharse de alguien así tan rápido como ella chasqueaba sus dedos.

—Me gustaría saber la respuesta a eso, por igual —agrego una voz que no pertenecía a ninguno de los que estaban sentados.

El grupo levantó la mirada para toparse con el ruloso miembro y líder de The Punk Muffins: Marc. El muchacho los estaba mirando con una ceja arqueada y sus verdes ojos pasaron por Lucas y Derrie, los cuales notaron el brillo de reconocimiento en ellos casi al instante.

—¿Qué pasa, Allman? ¿Se te perdió algo? —cuestionó Derrie, ladeando la cabeza y mirándolo sin dudar.
—Nunca cerca de ti, eso te lo aseguro.



—¡Quiero mi venganza! Ese risitos las va a pagar por ser tan grosero.

Derrie abrió la puerta de su suite compartida con las chicas bruscamente y entra dando zancadas hacia la habitación. Se sentó en uno de los sillones, de brazos y piernas cruzadas y le frunció el ceño al suelo alfombrado. Por su mirada de concentración y el hecho de que se había callado, Jackie supo de inmediato que nada de lo que seguía a esto sería bueno.

Después de que Brett y Freddie les dieran las noticias más importantes de toda su corta vida, se sintió tan emocionada que apenas pudo dormir las horas adecuadas hasta la reunión donde conocerían la banda principal: “The punk muffins”. Las tres chicas habían oído escuchar de la banda y se podía decir que les gustaba su música. Sin embargo, al entrar en aquel salón y recibir la mirada desinteresada, arrogante y burlona de Marc, sus opiniones cambiaron.

Al menos, la de Derrie sí lo hizo.

Y todo aumentó con lo ocurrido en el almuerzo de hoy.

—Hermana, no creo que debas…—comenzó a decir Jackie al observar un brillo malicioso encender la mirada de la pelirroja.
—Jackie, querida, esto hará una revolución en tu vlog —la cortó Derrie, llevando sus orbes verdes a su peliazul hermana— así que mejor relájate y coopera.
—Bien, pero nada de inculparme o-
—Tu tranquila, yo nerviosa.

En ese momento, la puerta se abrió y el resto del grupo entro, más Brett y Freddie. El manager pidió a las tres chicas que se sentaran en el sillón más grande, pues tenía que hablar con ellas. Él se quedó de pie, en frente de las chicas, mientras Freddie tomó asiento en uno de los sillones individuales.

—Esta es la primera gran oportunidad que se les da para introducirse de manera oficial y exitosa en el mundo de la música, chicas. —hizo una pausa, posando sus ojos en cada una de ellas por unos cortos segundos. — Espero que entiendan lo mucho que significa esto.
—Claro que entendemos, tontito; ¿Por qué crees que estamos tan emocionadas? Incluso casi me olvido de fumar y-
—Cállate, Nova —Emma rodó los ojos y se cruzó de brazos. — ¿Tu punto es?

Brett suspiró y sacudió la cabeza, lamentándose por otro momento la actitud tan opuesta y retadora de las tres chicas. El ‘Wild’ provenía de eso mismo: las tres tenían caracteres poco sumisos (casi nada, a decir verdad) y podían ser problemáticas la mitad del tiempo. Solo esperaba que no se comportaran así delante de los demás o lo meterían en problemas —además de su instancia en el tour.

—Mi punto es que espero que se lo tomen con seriedad, ¿bien? No quiero discusiones infantiles, no quiero peleas de ningún tipo —recalcó las últimas dos palabras, recordando cuando las había encontrado peleando a puros golpes en el estudio de grabación. — Y sobre todo, Derrie, no quiero nada de bromas.
—¿Bromas? ¿De que estas hablando? —cuestionó la chica, frunciendo el ceño en un genuino acto de extrañeza (extrañeza que convencía a todo el que no la conociera bien).
—No estoy de humor para que te hagas la loca, sabes de que estoy hablando.
—Hm, no. Me temo que no entiendo nada de lo que dices —se encogió de hombros, dejándose caer en el espaldar del sillón.

Freddie, quien hasta ese momento había estado en silencio, suspiró sonoramente y dejó caer su cabeza, golpeando su frente contra el desayunador de madera varias veces. Para él era frustrante tener que lidiar con los cambios de actitud de Derrie —esa muchacha podía pasar de inocente a puro diablo en un segundo— y todo lo hacía con una sonrisa de “diversión” en su rostro. Algún día le iba a dar hipertensión temprana por estar persiguiéndola todo el tiempo, siguiendo órdenes de Brett para mantenerla bajo la raya.

Dándose cuenta de que con ella no iba a llegar a ningún acuerdo, el moreno soltó aire y pasó una mano por su rostro con pesadez. Suficiente falta de sueño y mucho estrés tenia al planear toda la promoción para la banda principal del tour así como para el trio de chicas, así como de las noches en los hoteles cuando se iban a quedar más de un día en lugares; para tener también que estar preocupándose sobre si Derrie terminaría incendiando un camerino o llenándolo de globos. Iba a acabar matándose.

—Solo no te metas en líos, por favor, eso puede costarnos el tour —concluyó afligido.
—¡Señor, si señor! —se mofó, haciendo una imitación del saludo militar.
Brett la miró con ojos entornados y acabo por bufar.
—Por otro lado, recuerden relajarse después del “1 with 1”. Pasado mañana tienen un día espectacular esperándolas, ¿está bien? —sonrió  encantadoramente.
—¿LOS PREMIOS SON EN DOS DÍAS? —gritó Nova de la nada, logrando que todos en la habitación se quejaran y sisearan.
—Juro que estas más demente cada día —se quejó Emma, fulminándola con la mirada.
—No te escucho, necesito ir a relajarme —espetó y salió corriendo hacia quien sabe dónde.



—¡Vamos, apóyenme! Será por un bien común, casi todos se quejaban de lo grosero que fue…
—No me meteré en tus bromas de niña inmadura, Derrie —cortó Emma.
—Desaparécete a Plutón, Emma.
—Vaya, cuando encuentres un insulto mejor me llamas.
—¿Sabes qué? ¡Vete a…!
—Ay, cállense, tengo una migraña que me está partiendo la cabeza. Y tengo hambre.
—Eso es por fumar, tonta —la reprochó Derrie.
—El cigarro no tiene nada que ver con la mi-
—Es por fumar, dije.



—No me vas a decir que tienes en mente, ¿verdad?
—No te desesperes, crayón shin-shan.
La cara de Lucas se desfiguró y pasó a verse súper confundido— ¿Qué rayos…? ¿Me apodas como caricatura?
—¡Ey! No solo una caricatura. ¿No recuerdas lo gracioso que es? —Hizo una pausa, escrutándolo con la mirada— Y sobre lo que haremos, estoy esperando el momento correcto para contarte todo. Con lo de la comida picante tengo a Fredster vigilándome todo el tiempo.
—¿Vigilándote? No lo veo por aquí —comentó el castaño, dándole una repasada rápida a toda la habitación. Lo único que veía eran personas caminando hacia el restaurante, el área de la piscina o los ascensores.

Cuando volvió a mirar a Derrie, casi se cae para atrás, pues la pelirroja ahora se encontraba muy pegada a él. Sus ojos grandes y verdes lo miraban de una forma desconfortante.

—Fíjate bien, shin-shan —murmuró con un tono de voz mucho más ronco que el suyo— Está ahí, mirando a través de un cristal de alta tecnología localizando en la esquina de la habitación. Es de forma circular, unida a-
—¿Hablas de la cámara de seguridad?
—¿Por qué me interrumpes, niño? —rodó los ojos— Pero si, hablo de eso.
—¿Cómo lo sabes? ¿Cómo sabes que están vigilándote?
—La pregunta que deberías hacer seria: ¿Cómo se cuándo no me están vigilando? —suspiró exasperada— A veces tengo esta sensación que Brett va a contratar a un loco para que me siga a todas partes si es necesario. Me vuelven loca.
—Bueno, bueno, pero me dirás, ¿verdad? —cuestionó el muchacho, cruzándose de brazos y tratando de no mirar hacia la cámara de seguridad.
—Claro que sí. Eres como mi niño favorito dentro de todas esas personas que no saben bromear —palmeó su cabeza como si fuera un cachorro, ganándose una mirada reprochante de Lucas.
—No soy un niño.



Se encontraba tranquila anotando un horario para cada cosa en uno de sus cuadernos. Estaba sentada en uno de los sillones del hotel (igual que antes de que Lucas se fuera) cómodamente ubicados cerca del área de la piscina. Sus pies estaban cruzados encima del mueble y apoyaba el cuaderno en uno de los brazos del mismo.

Un carraspeo de garganta que reconocería donde sea la hizo erguirse de inmediato y cerrar el cuaderno más rápido que un parpadeo. Subió la mirada y se encontró con los ojos de cachorro de Freddie, el cual junto a Carter, la miraban con sospecha.

—¡Fredster! ¿Qué hay?
—No me llames así —se quejó el castaño, olvidándosele por un momento lo que tenía planeado decirle.

Sí, eso, ¿Qué era lo que le iba a decir? Sabía que tenía que ver con Brett… Sin embargo, ahora mismo no se acordaba.

—Pero Fredster es un apodo bonito, si me preguntas a mí —intervino Carter, cruzándose de brazos y asintiendo para sí mismo.
—Sí, pero no te pregunté —Freddie rodó los ojos— ¿Qué estas escribiendo, Derrie?
—La historia sobe Margarita Magdalena, la hija perdida de la pareja divorciada de Magnus y Mercedes, que se conocieron cuando el papa de Magnus fue a visitar a la mama de Mercedes. Al principio, se cayeron muy muy mal, por razones que nadie desconoce. Pero más adelante, se van dando cuenta de que no son tan malos y en su interior comienza a crecer este enorme interés por el otro, un interés casi insaciable de conocerse y estar junto al otro por toda la eternidad. —hizo una enorme pausa dramática. Su rostro estaba serio y lleno de emoción por la historia de Margarita Magdalena. Freddie y Cater la estaban mirando con ojos abiertos, sin saber que pensar además de que tan demente estaba la pelirroja— Y ya no les puedo decir más nada porque sería un gran spoiler, así que no-no. ¿Alguna otra pregunta? —sonrió con inocencia y pestañeó repetidamente.

Satisfecha con haber dejado al par de muchachos sin habla, se levantó del sillón y se retiró de allí.

Pasaron varios largos segundos antes de que uno de los muchachos hablara nuevamente. Carter fue el primero.

—¿Estás seguro de que no se droga?




Después de haber planeado el evento de este día por alrededor de tres días, los managers junto con sus asistentes habían llegado a un acuerdo. El ‘1 with 1’, evento que haría todo el equipo con los vloggers que tenían en el tour, sería realizado el nueve de agosto desde las diez de la mañana. A Aleen le habría encantado hacerlo desde las nueve, no le importaba mucho tener que levantarse temprano. Pero claro, no era su decisión; era claro que la mayoría de los chicos prefería dormir lo más posible por los días libres que podían tener.
El lugar era Hi-Vi Aracades. Estaba ubicado un poco lejos del centro de la cuidad, por lo que si la prensa se enteraba del lugar y quienes estaban allí, seria para cuando ellos estuviesen saliendo.  El sitio era una Arcadas, así que era de esperarse que estuviese lleno de juegos: desde pac-man hasta mesas de billar. Contaba con los juegos de baile, las máquinas de videojuegos como Sonic, los de deportes, jockey sobre mesa —todos los juegos de Arcada que pudiera pensarse.

—¿Crees que les gustará? —le preguntó la castaña a Edmond.

Ambos estaban sentados en un café cerca de donde parquearon los enormes autobuses, esperando a que sea la hora de ir a levantar a todos para comenzar con el día. Desde el principio del Tour, no era raro ver que Aleen y Edmond deambulen juntos por ahí. Ambos comparten el mismo trabajo de tener que lidiar con la hiperactividad de los miembros de las bandas y sus personalidades no son tan distintas —quitando el hecho de que el muchacho casi no demuestra que posee una sonrisa.

—Creo que sí. Estoy seguro de que todos crecimos yendo a esos lugares, vendría bien darles una pequeña visita a la niñez —respondió con sinceridad, haciendo sonreír a la chica al instante.
—Eso sería bastante lindo. Puedo imaginarte golpeando el tablero porque perdiste tu ultima vida en Mario Bros —se rió Aleen, con la escena plasmada en su rostro.
—No lo hagas, siempre gano —respondió el, rodando los ojos y pudo notar aquel brillo de diversión en su azulina mirada. Eso era lo más cercano a una expresión alegre que había visto de él.

Antes de que alguno pudiese decir algo más, la puerta del lugar se abrió y el tintineo avisó que otra persona acababa de entrar al local. La ojiverde subió la mirada y se encontró como un Alex sonriente pero luciendo adormilado, se acercaba hacia ellos.

—Buen día —saludó con la voz ronca. Al parecer tenía poco tiempo despierto.

Se sentó junto a Aleen y besó su mejilla a forma de saludo, mientras que a Edmond lo saludó con una inclinación de cabeza.

—¿Cuál es el plan de hoy? Tyler solo me dijo que saldremos a las diez —comentó el pelinegro después de acomodarse.
—Te dijo eso porque es lo único que sabrás, queremos sorprenderlos —contestó Ed.

Alex abrió la boca para protestar, frunció el ceño y volvió a cerrarla, haciendo un pequeño puchero. Esto provocó la risa de Aleen. Lo que ella no notó fue como el muchacho se quedó observándola mientras reía y un leve color rosado adornaba una parte de su cuello.



—¿Puedo saber por qué estabas sola con ellos dos? —cuestionó Ryder con suspicacia y los ojos entornados.

No había hecho falta que ella los levantara, ya que Sydra le había ahorrado el trabajo cuando los levanto utilizando uno de los megáfonos que tenían Nicky y Gerard. La mayoría había ido a desayunar al café, otros decidieron ir a un local de comida rápida; mientras estuvieran antes de las diez en los autobuses, todo estaba perfecto.

Su mellizo había entrado en el café junto con Carter y sus ojos no tardaron en encontrarla, conversando muy animosamente con Alex y Edmond. Muchas veces Carter se preguntaba si la verdadera razón por la que Aleen no tenía novio era por el insufrible de Ryder con sus celos y sobreprotección, en vez de ser porque la chica no tenia deseos de estar en una relación.

—¿Se puede saber cuándo me ibas a decir que te gusta Lucy? —contraatacó su hermana con otra pregunta.
—Touché. Pero aun no me respondes.
—Lo hare cuando tú lo hagas —se cruzó de brazos y lo miró desafiante. Ryder rodó los ojos y pasó una mano por su cabello nerviosamente— No puedo creer que Carter lo sabía y yo no.
—Te lo iba a decir, pero-
—¿Cuándo? —presionó.
—Oigan, ustedes dos; mejor vengan a desayunar y dejan sus peleas tontas para después —los interrumpió Sydra desde su mesa, en donde la acompañaban Svytlana y Carter.
—Nadie está peleando —respondieron los dos al mismo tiempo, desconcertando por un momento a los que los escucharon.

El hecho de que podían terminar las oraciones del otro o decir lo mismo al unísono, solía ser un poco perturbador y a Ryder le encantaba fastidiar con eso, mientras Aleen solo negaba ante el comportamiento infantil.



—Habrán cámaras de nuestro equipo por encimas de las cámaras que posee el local, para filmar todo desde diferentes ángulos y poder subir los videos con mucho mas alcance —estaba explicando Robin, la vlogger mas experimentada de los tres que viajaban en el tour.

La pelirroja pasó a explicar que no todos hablarían con los tres, sino que junto con los asistentes de manager, habían dividido las sesiones con ellos en grupos. Como eran demasiadas personas, los grupos serian de seis y siete personas. Esperaba que todos la escucharan, porque no estaría repitiendo indicaciones como una retardada. No estaba segura si lo habían captado del todo ya que todos se encontraban saltando emocionados por el hecho de tener todo el local para ellos, junto con el local de comida que quedaba dentro.

No se sentía otra cosa más que la ansiedad provocada por la espera por entrar y revivir un poco de la niñez, des-estresándose de los últimos días.

—Los que mencionaré, vengan conmigo —indicó una chica de estatura baja y piel blanca, la pequeña Sheehan. Sin embargo, nadie la escuchó porque se encontraban ocupados admirando todas las atracciones. Resopló y rodó los ojos— Sé que quieren jugar, pero necesito que me escuchen —aumentó el volumen de su voz, pero en vano.

De repente, el grito de alguien a su lado la hizo encogerse automáticamente.

—¡MI HERMANA LES ESTÁ  HABLANDO, PAQUETE DE ACÉFALOS! —gritó Derrie a todo pulmón, algo que parecía salirle tan natural, aunque Delaware le había ordenado muchas veces que dejara de lastimar sus cuerdas vocales de esa manera.

El cambio fue instantáneo. Las cabezas voltearon y toda la atención de los que no habían sido llamados estaba en ella. Derrie sonrió e indicó a Jackie.

—Ella los va a llamar para que pasen a la sesión. Ahora atiendan y muchas gracias por su tiempo —recitó con voz de comerciante. Se dio la vuelta y se perdió entre los juegos, sabiendo que por ahora a ella no le tocaba.

Jackie se sonrojó un poco pero soltó los nervios y comenzó a llamar el primer grupo.



Y a medida que fue avanzando el tiempo, todos fueron tomando más confianza y se fueron conociendo mejor. Mezclaron los grupos, separando familiares y bandas en ocasiones, porque estaba claro que hasta ese día había algunos que no conocían la existencia de otros en el tour. Eran un único evento, por lo que les pareció que lo más lógico y divertido sería tratar de enlazar a todos los pertenecientes. Solo había que comenzar la conversación con un ‘hola’ para estar bromeando al rato.

Preguntas de todo tipo se escuchaban por todo el local. Mientras unos jugaban y exclamaban victoria o se quejaban por perder, otros hablaban gustosamente de lo más gracioso o lo peor que les había pasado hasta ahora en el tour. Por igual, se dieron espacios para preguntas enviadas por las fanáticas. El setenta por ciento fueron preguntas que hicieron sonrojar a más de uno.

Alrededor del mediodía, estaban varios chicos reunidos alrededor de uno de los juegos. Era de este donde se probaba la fuerza del jugador que se veían en ferias mecánicas —aunque no se quejaron de verla bajo techo. Dustin, hasta ahora, era el que había hecho la mejor puntuación. Habían participado Blake, Jason y Key. Wesley los observaba desde su puesto asignado mientras estuvieran allí, un brillo de diversión presente en sus ojos cuando pensaba que él podría romper la marca a la primera vez, si se lo proponía.

—Abran paso, niñas, es mi turno ahora —anunció un hombre rubio con aura juvenil. Dustin le entregó el mazo a Ricky.

El hombre lo tomó gustoso y se acercó con determinación a la atracción, posicionándose de lado y apoyando el mazo en su hombro derecho. El objetivo era golpear el gran botón rojo del fondo y la palanca subiría hasta un punto, dependiendo de la fuerza. Un juego clásico al que la mayoría de los hombres no podían resistirse. Ricky tenía planeado romper el record, llegarla hasta el final.

Así que apretó sus dedos en el cuerpo del mazo y tomó aire sonoramente. Tomó impulso y lanzó el mazo, el cual golpeó la palanca y esta comenzó a subir rápidamente. Y tuvo razón con sus predicciones, porque la palanca término chocando violentamente con el límite de la atracción, que era tan alta como el techo.

—¿Vieron lo que les digo? Nadie es mejor que el Ricky —se mofó egocéntricamente el rubio, sonriendo a todos a su alrededor.

Pero su sonrisa fue borrada de su rostro en un instante, porque al chocar la palanca fuertemente con el final del juego y el techo, se activó una especie de alarma. Al instante, el pitido reconocidos por todos se escuchó por todo el local —eran los rociadores activándose. Los guardias comenzaron a pedir la calma y a llamar a la tranquilidad, pues desactivarían la alarma en unos segundos y nadie saldría mojado. Sin embargo, cuando el guardia canoso que los había recibido fue a poner la clave, el caos se desató.

Una sustancia verde azulada comenzó a salir a montones por los rociadores, bañando a todo y a todos. Las gotas caían sin parar y con violencia, como si estuviera lloviendo a cantaros —pero era algo asqueroso y viscoso, que además estaba súper frio.

—¡¿Qué rayos es esto?! —gritó Coraline cuando la sustancia terminó empapando su cabello. Se sentía tan asquerosa que no dudó en salir corriendo hacia el baño.
—¡Es SLIME! ¡QUÍTENME ESTO DE ENCIMA! —gritó furiosa Dakota, mientras no sabía ni siquiera para donde esconderse, pues los rociadores estaban en todas partes.

Los gritos y chillidos aumentaron. El slime seguía cayendo y cayendo a pesar de los intentos de la seguridad de hacer que los rociadores se detuvieran. Anthony terminó resbalándose y cayéndose en el suelo, haciendo que Ethan, el cual pasaba corriendo por allí, se tropezara con él y le cayera encima. Anabelle trataba de sujetarse, pues sus zapatillas estaban resbalando mucho en el suelo y fue a agarrase de algo —solo que no se percató de que ese algo fue la larga cabellera de Tessa y al segundo ambas terminaron saboreando el slime que había en el suelo.

—¡Que alguien apague esa cosa! —rugió Alison, estaba increíblemente segura que había sido otra de las bromitas de los inmaduros que tenía que cuidar.
—Estamos tratando de trabajar en —las palabras del seguridad fueron interrumpidas por su resbalón en el suelo debido al slime en la suela de sus zapatos. El hombre cayó al suelo de trasero.

PJ no pudo evitarlo y comenzó a reírse por eso. A él no le estaba molestando tanto el slime. En cambio, Marc estaba tratando de no caerse y cubría su rostro con una de sus manos. Con cada segundo que pasaba su ira aumentaba más. Dexter solo tenía cabeza para pensar que ahora todo su cabello estaba arruinado, junto con su camisa de los Radiohead.

—¡ENTRÓ EN MIS OJOS! —chilló Blake, su voz sonando anormalmente aguda.

No fue hasta diez minutos más cuando el slime por fin comenzó a disminuir. Las gotas cayeron con menos presión hasta que dejaron de caer por completo, y todos se permitieron respirar con tranquilidad. Nova se había caído de boca al suelo y así se había quedado hasta ahora, pareciendo medio muerta. Carter estaba escupiendo saliva verde y Rainbow había salido corriendo del sitio torpemente, con ambas manos cubriendo su boca.

Los managers de todos llegaron rápidamente a la escena. Al parecer, estaban todos en la habitación de cámaras de seguridad para observar los momentos que lograban captar las mismas. Kelsie había entrado de primera. Ojos abiertos bien grandes, labios en una firme línea y un brillo de fuego puro en su mirada.

—¡¿Quién…—hizo una pausa para pasar su mirada por todos los rostros—…ES EL RESPONSABLE DE ESTE DESASTRE, EH?!
—Ay, diablos —el murmuro de Derrie alertó Damian y a Circe, los únicos que estaban lo suficientemente cerca de ella para escucharla.

Claro, el equipo Wild Lilies (Emma, Nova y Freddie) ya sabían exactamente quien había sido —aunque no tenían idea de cómo rayos había logrado hacer todo aquello. Al parecer, la pelirroja no había esperado una reacción tan exaltada de la representante de los Punk Muffins. Estaba tan tensa que una de sus venas del cuello comenzó a sobresalirse.

Sin embargo, continuó con su máscara de miedo y confusión, representando su cero conocimiento sobre lo que acababa de ocurrir. Suerte que su cabello estaba debajo de una gorra de ‘Cookie monster’. Sus verdes orbes viajaron por la habitación hasta decaer en Marc y Dexter llenos del líquido naranja, el slime que le había costado tanto dinero. Pero las caras de todos valían el esfuerzo. Estaba mordiéndose la lengua. Incluso, una chica parecía que le saldría una bola de estrés por cómo estaba mirando su atuendo. ¡Era tan difícil no reírse!

—Entonces, ¿van a quedarse callados? Los responsables de este desastre, ¿no dirá nada?

La acusación se quedó colgada en el aire.

Derrie estaba extasiada de que pensaran que los responsables eran más de dos personas, cuando solo había sido trabajo de ella y Lucas. Lucas tenía todo su cabello oculto debajo de un gorro de lana. Ambos se habían mojado con el slime; aunque claro, se habían posicionado estratégicamente en los mejores lugares.

—¡ESTA COSA ESTÁ EN MI BOCA! —chilló una chica, Breeze, y salió corriendo del salón a toda prisa.

Y entonces fue cuando explotaron.

Su risa melodiosa e hiperactiva lleno el salón silencioso de inmediato, atrayendo la mirada de todos los presentes, con una mezcla de confusión, luego reconocimiento y por ultimo enojo y frustración. Pero Derrie ignoró todo eso, estaba muy ocupada estallando en carcajadas y limpiando las lágrimas que caían por su rostro. Lucas, del otro lado de la habitación, tampoco pudo contenerse y estalló en risas. Llevó sus brazos a su estómago, le estaba comenzando a doler. ¡Esto era tan genial!

—Esto no es para nada gracioso. —la voz de Arthur era un siseo, su tono era letal.
—Uy, ¿Qué no? ¿Han visto sus caras? ¡Esto vale oro! —dijo Derrie haciendo una pausa entre risas.



Después de que milagrosamente convencieran a más de sesenta personas que no debían matar a la pelirroja y al castaño por la broma bien pesada que habían llevado a cabo, los manager lograron que todos salieran del local y se montaran en los autobuses. Las cámaras de los vloggers no habían sido dañadas porque de antemano, estaban preparadas para aguantar agua y el slime no logro hacer ningún daño. Con la excepción de dos o tres, la frustración era mayoritaria. Y la tensión era palpable en el aire.

Es por eso que en la noche de ese día, los diez managers estaban reunidos para hablar sobre que harían al respecto.
Antes de que alguno pudiera argumentar, Brett se levantó de su silla y se enfrentó a las miradas de todos. La verdad es que la vergüenza lo había bañado por completo en un principio. De todos modos, no quería ni necesitaba que lo llamaran incompetente por algo así.

—Quisiera disculparme por el evento causado esta tarde. La verdad es que no sé cómo remendarlo, más que asegurando que mis chicas están en este tour al 150% y que Derrie, sobre todo, no ve nada de esto como un chiste. Es solo que tiene ligeros problemas con la jugadera de bromas. Por igual-
—Pues yo creo que fue divertido —lo interrumpió Kean, dejando atónito a más de uno en la oficina.
—¿Qué?
—Creo que fue divertido. E ingenioso. Siempre he dicho que es muy bueno causar una gran impresión —el pelinegro se encogió de hombros.
—Kean, ¿estas volviéndote loco? —cuestiono su compañera.
—Piénsenlo de esta manera —comenzó a decir y Brett decidió tomar asiento— Los Teen Choice Awards son mañana, podemos utilizar los videos para enviarlos junto con las transmisiones ya que lamentablemente, nuestros artistas no podrán asistir. ¿Saben lo bueno que será eso para la publicidad del tour?

El silencio fue la respuesta a aquella pregunta, pero él sabía lo que todos pensaban. Brett sintió su vergüenza desaparecer y con ella su enojo, pues la idea que estaba implicando Kean sería más que beneficiosa para todos. Sabían que la promoción de una manera juvenil y divertida era una de las principales formas para conseguir más reconocimiento.

—Esta chica, Jackie Sheehan, ha subido videos a su cuenta de youtube con las entrevistas de hoy. También filmó a los muchachos jugando y conversando entre sí, así como varias tomas del desastre slime —continuó explicando el, moviendo sus manos a medida que hablaba— Incluso tiene esta parte donde Blake dice que está en sus ojos y sale corriendo. Los vistos y likes van aumentando por encima del millón —se quedó en silencio mientras contemplaba a sus colegas— Creo que es cuestión de tiempo antes de que el tour se vuelva uno de los mejores de la década…o del siglo.





Freddie decidió no darle más mente al asunto de Derrie. Tratar de pensar como lo hacía aquella impredecible chica era como tomar una pastilla asegurando una jaqueca por todo un día. En cambio, eligió ir con Carter a pasar el resto del tiempo que les quedaba antes de trasladarse a la Arena, comiendo todo lo que se ofrecía en el buffet. Comida gourmet, comida rápida (hamburguesas, papas fritas, pollo frito, pizza), jugos, refrescos —todo lo que su estómago podía aguantar, hasta que sintieron la comida volviendo a subir por sus gargantas.

Cuando faltaban alrededor de quince minutos para que Brett llamara a Fred, con la orden de que las chicas deberían irse al autobús, fue cuando paro de comer.

—Amaría seguir con esto —señaló el plato de postre que aún tenía un poco en el— pero si no busco a las chicas, perderé mi empleo. Nos vemos en la Arena, Carter. Y deberías ir a buscar a tus compañeros, también.

Sin más que agregar, el castaño salió en búsqueda de las chicas. Primero se aseguró de mandarles un mensaje por el grupo de whatsapp, avisándoles que tenían que reunirse en el lobby lo más pronto posible. Se suponía que ya el resto del equipo estaría en la Arena —los maquillistas, modistas, sonido y la mitad del equipo de seguridad, pues el resto estaría escoltando a los grupos.

Justo cuando el ascensor abrió sus puertas y Freddie avanzaba dos pasos dentro de la Recepción, su celular vibró con una llamada de Brett. Lo cogió al instante.

—¿Si?
—Las chicas, ¿Dónde están?
—De camino, ya les dije que nos vamos —hizo una pausa cuando una cabellera negra y rizada capto su mirada— Emma ya está aquí…parece que está arrastrando a Nova, así que solo falta-oh, olvida eso, Derrie viene detrás de ellas con…—su voz se apagó.
—¿Con…?
—¿Eh? Nada, es que tiene un perro en sus brazos, sabrá Dios a quien se lo habrá quitado.
—Freddie, no quiero un perro en los camerinos —sentenció el manager, su voz con ese tono que intimidaba a Freddie más allá que las miradas de Emma cuando se enojaba.
—No lo tendrás, tranquilo.

Colgó la llamada e introdujo el celular en su bolsillo trasero izquierdo. Emma le medio sonrió y pasó de largo hacia la salida, mientras Nova se detuvo y le sonrió significativamente al castaño.

—Hola, Freddie —ronroneó y le guiñó un ojo— Me preguntaba si- ¡OYE!

Emma la había jalado con mucha fuerza, haciendo que la rubia casi terminara besando el suelo de mármol. La pelinegra sonrió esta vez ampliamente.

—Tenemos que irnos, subnormal.
—¡Pero no tenías que…!
—¡FREDDIE! ¡FREDSTER! ¡AMORE MIO! ¡POR FAVOR, POR FAVOR! ¿PUEDO LLEVARMELO? MIRA QUE LINDO ES —Derrie las había interrumpido a ambas, alcanzando el grupo con largas zancadas y comenzando a gritar emocionada al instante.

Las personas alrededor comenzaron a mirarlos con enojo, irritación o estupefactos. Algunos pertenecientes al tour comenzaron a reírse ante la expresión desfigurada del castaño.

—Derrie, ¿de dónde lo sacaste? Tiene un collar, claramente no es-
—Pero estaba TAN SOLO y-
—Tenemos otras cosas que hacer. Debemos irnos.
—¿Vas a dejar a un pobre perro sin hogar aquí, solito, con hambre y sin refugio debajo de la tormenta? —sollozó la pelirroja, abrazando al cachorro labrador a su pecho. Su collar poseía una placa con el nombre ‘Lunney’ escrito en el.
—¿Cuál tormenta?
—Y después dicen que yo soy la que me pongo cucú cuando tomo alcohol —agregó Emma, mirando sus uñas con desinterés.
—¡Ustedes son unos crueles sin alma! ¡No dejaré que me separen de coquis!
—Pero en su placa dice-
—SE – LLAMA – COQUIS.



Finalmente, después de gritarse unos a los otros y de que Fred se viera obligado a llamar a dos de los chicos de seguridad, lograron subir al autobús y partir hacia la Arena. Sasha y PJ tuvieron que dividirse el trabajo de salir corriendo con el cachorro para dejarlo en recepción y que lo devolvieran a su dueño; y de agarrar a Derrie como un saco de papas para meterla en el bus.

Como ya era de esperarse, Brett se enteró de todo. Gracias al cielo que las personas no se quejaron por el alboroto; al contrario, lo consideraron altamente entretenedor y divertido. Aun así, la pelirroja no se salvó del sermón de dos horas del hombre mientras ella era maquillada, vestida y peinada. Freddie también se ganó lo suyo, en parte por no ser tan autoritario con Derrie y permitir que comenzara a gritar como desquiciada. Pero tampoco lo culpó demasiado, pues habían trabajado demasiado con la chica para saber cómo era capaz de ponerse cuando se lo proponía.

El resto del tiempo, el castaño se la pasó repasando el orden de las canciones de las chicas y ayudándolas a des-estresarse. El coach de canto con una sexy grave voz (palabras de Nova) las ayudó a calentar sus cuerdas vocales, ya que en esa noche el trío era el primero en hacer de telonero. Y era su primera vez siendo el primer acto, por lo que los nervios eran casi palpables en el aire.

Si a esto le sumamos el hecho de la transmisión que harían para los Teen Choice en el concierto, podía verse lógico por qué Nova estaba casi delirando y Emma le arrojó su bota a uno de los sonidistas por accidente. Freddie decidió, entonces, encerrarlas en su camerino para que se tranquilizaran y dejaran de poner más nerviosos al resto de las personas.

Nova estaba mordiendo un lafy tafy mientras miraba a todos en la habitación, tratando de no irse corriendo al baño más cercano para darse una fumada. Emma, pensando lo mismo, había recorrido a los ejercicios de respiración recomendados. Derrie, sorprendentemente, estaba sentada en un sillón mirando distraída como Kristyana peinaba a Tessa.

No muy lejos de ellas, estaban Freddie y Brett. El primero tenía una delgada línea de sudor bajando por el lado derecho de su cabeza.

—Brett, sé que ella está tramando algo. Es decir, ¡mírala! Demasiado tranquila —Freddie estaba entrando en pánico. — Derrie nunca está tranquila.

El moreno tardó unos segundos en responder.

—Solo espero que no nos saquen del tour. Suficiente fue con lo que pasó ayer.



Después de fijarse bien en que las chicas no fueran a hacer alguna tontería antes de salir a escena, Freddie se dirigió a otro camerino. Le daba gracias a Dios por la paciencia que tenía y que aún no le había dado un ataque de estrés, porque además de ocuparse del trío tenía que estar vigilando constantemente a su hermano. Sebastián y problemas eran sinónimos, toda su vida Freddie se había visto en situaciones en las que tiene que evitar que su hermano menor se meta en líos por los que probablemente terminaría preso.

Tocó la puerta que tenía las letras en negro ‘groupies’ unas tres veces antes de que uno de los chicos de seguridad, Ronald, le abriera la puerta y lo dejara pasar. Este camerino era un poco más grande que los demás, debido a que eran alrededor de nueves groupies en total.

Rápidamente encontró a su hermano, siendo maquillado por Alexia.

—¿Nervioso?

El peli marrón subió la mirada por medio segundo, para después ser manoteado por la chica en el hombro.

—¡Oye!
—Te dije que dejaras los ojos cerrados.
—Que grosera. En fin: ¿nervioso yo, Fred? Para nada, soy el mejor de esta habitación —sonrió y volvió a mirar a su hermano con esa expresión traviesa que lo caracteriza.
—Te lo digo en serio, Sebastián; si sigues haciendo eso te rayaré toda la cara con brillo labial —amenazó la chica, mientras lo obligaba a cerrar los ojos nuevamente.
—¿Con el maquillaje que tienes en la mano o con el que traes puesto? —canturreó el muchacho, su sonrisa ampliándose más aun con los ojos cerrados.

Alexia se sonrojo al instante, pero aun así lo golpeó en el hombro con más fuerza que antes y Freddie solo atinó a reírse.

—Vas a acabar llenos de moretones si sigues así, Sebas —le advirtió el castaño— Estate tranquilo y prepárate para el concierto, nada más. No quiero que te vuelvas loco antes de salir a escena, ¿está bien?

Sebastián infló sus pulmones y soltó aire de manera dramática. Sin embargo, asintió de todos modos.

—No te preocupes, hemanito.



Después de estar tranquila por unos diez minutos, la chica se paró y se dirigió a un hombre rubio. Estaba apoyado en la pared, cerca de la puerta y con una expresión irrompible en su rostro. Leyó el nombre en su carnet y lo miró.

—Eh, Sasha… ¿Te llamas Sasha?

El hombre asintió.

—Um, sabes que es un nombre como de mujer, ¿verdad?

A Derrie le pareció ver un ‘tic’ en su por siempre fría expresión. Abrió un poco los ojos, su interés aumentando en un milisegundo. Vaya, este mastodonte es más difícil de irritar que la abue.

—Es un nombre unisexual —respondió con su tono de voz distante.

Derrie levantó una ceja y lo ojeó curiosamente.

—¿Ah, lo es? ¿Así como-
—Derrie, deja de estar jodiendo a todo ser que respire, ¡tenemos que irnos! —Nova salió de la nada y tomó a la pelirroja de la muñeca, jalándola hacia la parte por donde se supone que entrarían al escenario.
—¿Cómo que tenemos que irnos? —Preguntó, confundida— Pero pensé que íbamos a cantar y…
—Eso mismo, cabeza de rábano —escupió la rubia, jalándola con más fuerza— ¡¿Sabes lo poco que nos queda para salir?! Yo estaba a punto de desnudarme y tu-
—¿Por qué diablos estabas a punto de desnudarte? —la interrumpió Derrie, frunciendo el ceño.
—Esos son detalles poco relevantes. Me da calor cuando estoy nerviosa —la chica manoteó en el aire, restándole importancia.

Llegaron y un chico le indicó donde debía colocarse, para después entregarle el micrófono. Podía ver a Emma a un costado de ella, sujetando el micrófono con ambas manos. Cuando la pelinegra captó la mirada verde de Derrie, la saludó ensenándole el dedo mayor de su mano izquierda.

—No me digas. ¿Tú estabas a punto de cagarte al aire libre por los nervios, o algo así? —cuestionó la pelirroja de la nada.

Emma frunció el ceño y parpadeó.

—¿De qué diablos…? Nova, ¿la dejaste fumar?

La rubia abrió la boca pero fue interrumpida.

—Yo no fumo, par de muggles. —discutió Derrie— Es que Nova dijo que iba a desnudarse por los nervios y entonces pensé que como tu estas igual de loca, también-
—¡Salen en 3 minutos, chicas! —uno de los chicos del equipo de sonido las interrumpió, mandándolas a cada puesto correspondiente.

Es ahí cuando las tres decidieron dejar su discusión para después y escucharon el sonido del público que enfrentaran en cuestión de segundos. Antes de ir a posicionarse donde les correspondía, se dieron un abrazo silencioso y cada una se deseó la suerte como era acostumbrado.

Derrie avanzó por el lado izquierdo del escenario, salió y avanzó varios pasos hasta quedar estupefacta por la cantidad de luces neón que podía ver desde su posición. Estaba oculta del público pero el público no estaba oculto de ella. Miles y miles de personas estaban de frente a ella en ese momento. Giró la cabeza y observo como Brett y Freddie estaban alentándolas con la mirada. Imagino a Jacky en un sitio en medio del público, pasando desapercibida.

A su derecha observó a la banda de apoyo y sus ojos verdes de encontraron con los del mismo color de Lucas. Sujetaron miradas por unos segundos hasta que el muchacho asintió ligeramente, como indicándole que todo estaba bien. Derrie devolvió el gesto y de inmediato sonaron las baquetas y las luces iluminaron todo el escenario.



Nova comenzó cantando las letras de la pegajosa canción, moviéndose un poco hacia el centro del escenario y guiñó un ojo al público, que hizo una ovación, encantado.


Emma continúo con la segunda estrofa luego del estribillo, caminando con largas zancadas a la parte lateral derecha de la tarima. Alargó su mano libre por las pocas que podían alcanzar el borde del escenario y sonrió en grande.


Luego fue el turno de Derrie para cantar la frase que más le encantaba de la canción.


Las tres voces se unieron en armonía en el coro, cada quien cantando como habían practicado y olvidándose de los nervios que las habían azotado momentos anteriores. Se permitieron pensar, por un momento, que no eran simples teloneras y que aquel concierto era su propio. Y así siguieron dándolo todo de sí mismas en el escenario, demostraban que amaban la música más que otra cosa y que poseían el talento para crearla.

A las seis de la mañana la gran mayoría estaban despiertos. Nunca faltaban aquellos perezosos que a la larga siempre llegaban a todo. No era ese el caso de Sydra, ella, por otro lado, había levantado a los demás, y cuando Carter y Ryder decidieron ignorarla, supo que un poco de agua fría no podría surgir el mismo efecto. Con lo que, mientras ellos se arreglaban, ella bajaba a la planta principal, con un plan en mente.

Sólo necesitaba el catalizador, y ese catalizador tenía forma y nombre, y era Derrie Sheehan.


Vesna parecía un zombie. No importaba lo mucho que se mojara el rostro o lo caliente que colocara el rizador, su rostro lucía como el de un muerto viviente y su cabello se rehusaba a adquirir las ondas. Desconectó el aparató y se mojó nuevamente el cabello, algo molesta.

Salió de la ducha secándose el cabello y encontró a Kristy. Carter no estaba pero supo que sería obvio, debería estar en la habitación asignada a la banda de la que era miembro, Greenless. Kristy le dedicó una sonrisa, Vesna pensó que tal vez estaría metida en uno de sus diálogos mentales así que le devolvió la sonrisa.

—Creo que dañé la máquina de rizos —comentó casualmente, tirando la toalla a la cama, se inclinó y sacó de la mesa de noche una caja de cigarrillos.
—Es la tercera sólo en un mes, Prim —le reprendió Kristy distraídamente, Vesna se encogió de hombros y se colocó un cigarrillo entre los dientes mientras buscaba entre sus cosas, que estaban esparcidas por toda la cama, el encendedor. Lo encontró en los bolsillos de sus pantalones anteriores.
—Soy torpe, ¿Cuándo entenderás?
—Entonces deja que yo te arregle el cabello.
— ¿Y aprovecharme de mi prima? —habían tenido esa discusión tantas veces. Kristy no dijo nada más, metió la mano en el bolso y sacó una cajita que le tiró a Vesna, ella la tomó y sacó un pequeño filtro de plástico, lo colocó en la boca del cigarrillo y lo encendió.
—Primavera —dijo taciturna—, ¿por qué algo me dice que mi madre estaba drogada cuando me coloco el nombre?
—No hablaremos de esto nuevamente, Prim. Hazme un favor y ve abajo y busca a Carter, no contesta su teléfono. Iría yo pero…
—Pero no quieres que sepan que son hermanos, si, lo sé, Kristy —tomó un gorro de lana gris y se lo colocó en la cabeza—. Sabes, Kristy, tenía hermanos antes de todo esto. Éramos una familia jodida pero éramos una familia de cualquier manera, y no sé, daría la vida porque estuvieran bien, por saber algo de ellos —Kristy observó a Vesna por un par de segundos, al parecer entendió el mensaje—. Nunca te deseo algo así, Kristyana.

Y se fue. Vesna adoraba las salidas dramáticas, y sabía que no cambiaría la forma en la que Kristy pensaba ocultarse de su propio hermano, eso no evitaba que ella sintiera un revoltijo en el estómago cada vez que los veía en lugares completamente opuestos en las  habitaciones.

Estando en el quinto piso no podía tomar el ascensor (nunca fumes en un ascensor) así que se resignó a las escaleras, bajó trotando con el cigarrillo entre dientes mientras se arreglaba el gorro que no se dio cuenta cuando tropezó con alguien. El cigarrillo salió disparado de su boca.

—Lo lamento —dijo un chico de cabello negro que ella había visto en algún lugar… en realidad le daba la impresión de que cada persona a la que veía la había visto en algún lugar, pero no podría ser anda grave.
—No pasa nada, venía con la cabeza en otro mundo —comentó regalándole una sonrisa—. Te he visto en algún lado.
—Probablemente en televisión o en Internet —respondió sonriéndole igualmente mientras buscaba algo en el bolsillo de su chaqueta, sacó una caja de cigarrillos que abrió y le tendió a Vesna, ella tomó uno—. Alex DeLarge, a tu servicio.
—Alex De… ¡Oh! —se sonrojó—. Soy una tonta, no te reconocí.
—Rodeada de tanta gente famosa, no te culpo.
—No, no… quiero decir, es que… Lamento tropezar contigo, debes estar ocupado.
—En realidad iba al primer piso.
—Igual yo, sí, tengo que buscar a un primo.
— ¿Tienes familia aquí? —ambos siguieron caminando escaleras abajo.
—Oh, sí en realidad. Pero soy más groupie que cualquier otra cosa —se rio—. Ah, amo Mad Sounds.
—Todos amamos algo.
—Pero no me mal entiendas —dijo jugando con el cigarrillo en sus manos—, eres genial.
—Eres un poco impulsiva.
—Algo así, si —se sonrojó—. Es cosa de familia.
—Familia, huh —Vesna asintió y se llevó el cigarrillo a la boca, Alex le pasó un encendedor. Ella rodeó con una mano la llama para que no se apagara y encendió el cigarrillo—. Aún no se tu nombre.
—No es tan genial como el tuyo, ni siquiera importante.
—Tengo qué llamarte de alguna manera, ¿no? —Vesna caló el cigarrillo, asintió y escupió el humo.
—Me dicen Prim.
—Entonces no te llamas así —Vesna se colocó frente a él en el rellano del primer piso, tomó el cigarrillo con una mano y con la otra le tendió el encendedor.
—Sí alguna vez hablamos nuevamente —él lo tomó—, entonces te diré todo lo que quieras saber.
—Ya veo —sonrió, le quitó el cigarrillo que tenía entre los dedos a Vesna—, entonces si nos vemos otra vez, te devolveré esto —y se alejó metiéndoselo a la boca, casi como una forma de saludo. Vesna se sonrojó y pasó una mano por su rostro, una sonrisa se formó en su rostro. Había conocido a Alex DeLarge.
— ¡Prim! —Carter trotó hacia ella— ¿Qué sucede?
—La-que-no-es-familia-tuya te necesita —Carter asintió, esta vez los dos se subieron al ascensor—. Hey, Carter, una pregunta. ¿No creen que están llevando esto demasiado lejos?
— ¿Qué cosa?
—Olvídalo —Vesna no dijo más en el camino.


— ¿Emocionada por empezar el viaje a muchas partes con tus dos hermanos favoritos y las bandas? —Pregunto Ian cuando, al terminar todo lo suyo, fue a la habitación de su hermana.
— ¿Y escuchar los gritos insistentes de sus groupies veinticuatro siete además de tener qué soportar cámaras por todos lados? —Le dedicó a Ian una mirada irónica mientras terminaba de cerrar su maleta—. No puedo esperar.
—Acordamos que lo haríamos por Dexter...
—Y haré lo mejor que pueda, lo prometo. Es sólo que, no lo sé. Me aterra, quizás un poco. —Ian se acercó a Lucy quien tiró el haz de la maleta, al ver a su hermano tan cerca se quedó como estatua. Ian, con una sonrisa encantadora, tomó el haz de la maleta, sus manos rozándose por largos segundos.
—Estaré contigo, Luce —Tiró de la maleta y se colocó en la puerta, estiró una mano hacía el pasillo—. Después de ti.
Luce se cruzó de brazos y caminó por la puerta, empujándo a su hermano en forma de broma, sin embargo Ian, por un extraño motivo, no podía olvidar el tacto de su piel sobre la de él. Cuando llegaron al rellano del primer piso, Dexter estaba ahí, quien los recibió a los dos con un fuerte abrazo.
—Chicago, allá van los Hepburn —Ian sonrió, entendía su emoción, claramente. Dejó las maletas a un lado ya que luego el personal las subiría a los tráilers, se apoyó en la barra y vio a una chica de cabello rojo que reconoció como la causante de varias bromas que habían irritado un poco al chico, pero esta vez iba acompañada de una chica que sólo había visto en conciertos y televisión.

Era bajita, claro, con la piel un poco tostada y cabello castaño rizado, tenía un par de ojos color oliva y una sonrisa en su rostro que indicaba problemas. Según sabía, y sí que lo sabía, era la líder de la banda Greenless, al igual que la bajista.

Entonces pasó frente a él una chica acompañada del que sería el segundo guitarrista de la misma banda, con cabello castaño aplastado bajo un gorro de lana, era alta, esbelta y tenía ojos azules. No la vio mucho porque se incursionó nuevamente en el ascensor pero él nunca olvidaba un rostro.

Una vez más, una mata de cabello rubio llamó su atención, era más alta que la primera pero no tanto como la segunda, tenía buen cuerpo y tenía una sonrisa deslumbrante que lo hizo sentirse lleno de energía por un momento, iba dando saltitos, como si estuviera emocionada de estar rodeada por tantas bandas, y luego se giró y abrazó a el chico con mucho color en su cabello.

— ¿Qué pasa, Ian? —se encontró a su hermana, su cabello castaño y sus ojos marrón. Sonrió.
—Hay mujeres muy lindas en este Tour —dijo encogiéndose de hombros, ella rodó los ojos, pero lo que no sabía era qué él la incluía a ella, justo en el primer puesto de la lista.


Circe subió al tráiler, vio a Ed, a Blake y a Tristan, pensó en los que faltaban subirían en cualquier momento con lo que se sentó junto a Ed. Estaba molesta con Tristan. Ed le dedicó una pequeña sonrisa, muy pequeña a decir verdad, y siguió mirando su teléfono. Ella, con una sonrisa, sacó el suyo y le envió un mensaje.

Ed le dedicó una extraña mirada que ocultaba una risa y le respondió. Circe se rio suavemente y le escribió, Ed, apretando los labios, le respondió y así se la pasaron, soltando risas y resoplidos mediante mensajes de texto. Tristan estaba a punto de intervenir cuando Circe se colocó de pie sobre el sofá.

— ¡MI CABELLO ES RUBIO NATURAL! —Ed, con una sonrisa, tiró de sus pies haciendo que cayera sobre el sofá y le hizo cosquillas. Las risas de Circe, el forcejeo de Ed, luego ambos estaban en el suelo jugando, Circe luchaba por alejarse de él mientras que él, por el contrario luchaba por sacarle sonrisas.
—La magia de Circe, hermano —le comentó Blake a Tristan, pero él observaba la escena con una mirada fría. No había duda que sólo Circe Westerland podía hacer que Edmond Robenson se riera de tal forma y más aún, luciera adolescente.
—Circe, Ed, deténganse —pidió Kenzo quien subía seguido de Adam.
—Vamos a partir —anunció el segundo, Circe y Ed se levantaron y se volvieron a sentar.
—Cece… —llamó Tristan, ella no lo miró—. Cece —Circe parecía sorda—. ¡Jooks! —Circe le dedicó una mala mirada.
— ¿Se le ofrece algo, señor Tristan?
—Lo siento. Mucho.
—Yo siento ser tu amiga, Tristan. Mucho. —su voz, dura y fría, se sintió como una cachetada. Se levantó y caminó hacía la parte dónde estaban las camas.

Circe no sentía (en lo absoluto) ser amiga de Tristan, él era prácticamente su vida, pero ella había sido clara, NO quería ir al Tour y ahí estaba, en el tráiler, camino a Chicago, casi contra su voluntad. Se sentó en la litera de arriba y comenzó a jugar con su teléfono, llevaba estancada semanas en el nivel cincuenta y dos de Candy crush, quizás con algo de suerte…

—Cece —suspiró, Tristan se había colocado junto a ella en la cama.
—Tristan.
— ¿Lamentas ser mi amiga?
—No me gusta estar en el tour —confesó dejando su teléfono de lado—, pero qué crees, tonto.
—Circe, cuando decidí formar una banda, nadie me apoyó excepto tú, claro. Esto es grande, esto es importante para mí, y quiero que lo vivas conmigo, porque te debo mucho Circe y yo… —ella apoyó la cabeza en el hombro suyo y él se calló.
—Kristy parece buena persona —comentó después de un par de segundos de silencio—. Le gusta tu cabello.
—Es buena estilista.
—Casi parece que le gustaras tú.
—Circe… ¿estás celosa?
— ¿Cómo crees, molusco? —se enderezó— La próxima vez que veas a Isolda, agradécele por lo lindo que te dejo el cabello.
—Le dije gra…
—De mi parte, molusco —dijo rodando los ojos.
—Espera, ¿Isolda?
—Eres demasiado lento, molusco. —dijo empujándolo con el hombro y se levantó.
— ¿Quién es Isolda, Cece?
—No lo sé, ¿Quién es Tristán?


Sydra salió corriendo en dirección a los tráilers, el tiempo casi se le acababa, aunque había logrado obtener los implementos que necesitaban, meterlos sin que se dieran cuenta al tráiler de Wild Lilies había tomado varios minutos y el suyo estaba a punto de avanzar.
En el instante en el que llegaba a la puerta del hotel (había dejado su celular y corrió hasta el tercer piso por él) se encontró con alguien en la misma puerta, ambos se detuvieron evitando tropezar pero no supieron qué hacer entonces.

Llevaban un par de minutos mirándose sin saber nada qué decir, Sydra pensaba en qué podría decir ante el chico de cabello extraño pero se alegró de que fuera él quien hablara primero.

—Me presentaría pero soy cool. —Sydra enarcó las cejas y comenzó a reir.
—Iba a decir exactamente lo mismo —dijo entre risas—. Sí te sientes aburrido, ya sabes, podemos ser cool juntos.
— ¿Es una cita?
—Ni en tus sueños más atrevidos, Hepburn.
—Entonces sabes quién soy —Comentó llevándose el cigarrillo a la boca.
—Lo sé —asintió—, sería loco no saberlo. ¿Sabes tú quién soy yo?
—Tu nombre es Sydra Monterleigh, eres la líder de Greenless —dijo escupiendo humo, Sydra lo espantó con una mano—, y además, acabas de invitarme a ser cool contigo, claro indicio de que te mueres por mí.
—Lo objetaría pero, ya sabes, soy cool —dijo guiñándole un ojo—. Si me perdonas, tengo qué reunirme con mi banda.
—Yo también sería el líder de The Punk Muffins, pero...
—Lo sé, lo sé. Eres cool.

Dexter asintió con una sonrisa al ver que entendió la idea y se apartó, Sydra se despidió con un movimiento de la mano y corrió hasta el tráiler que tenía su logo, entonces subió y tomó un respiro profundo.

— ¿Dónde estaba la Srta. Monterleigh? —escuchó a Nicky decir, ella quiso responder pero le faltaba el aire.
— ¿Qué importa, Nicks? Está aquí y significa que podemos irnos —Sydra quería abrazar a Gerard y morir en sus brazos, por el contrario, se sentó junto a August y lo abrazó a él.
— ¿Qué pasa, Syd?
—Ah, nada, Auggie —dijo risueña.
—Trama algo —puntualizó Ryder sin levantar la mirada del teléfono.
—Todos corran por sus vidas, Sydra Monterleigh trama algo —dijo Svy y todos rieron.
—No tienen idea —murmuró suavemente, tanto que ni siquiera August, a su lado, la escuchó.


Para cuando eran las doce del día, la mayoría de las personas dentro de los tráilers estaban profundamente dormidas debido a tener que levantarse tan temprano, los conductores se habían estacionado a un lado de la carretera, todos en fila, rodeados por árboles y sobre todo tierra.

Parecía que los conductores querían que Sydra y Derrie se salieran con la suya. Mientras Derrie sacaba las cosas del tráiler de Wild Lilies con ayuda de Simon Ritchie, el encargado de seguridad, ella telefoneaba a Nikola Harrison, un chico con el que se había conocido por internet quién llevaba un vlog y sería el indicado para un cubrimiento de lo que se venía.

—Sal, necesito que nos ayudes en un par de cosas —dijo simplemente—. Y trae tu cámara. —añadió con una sonrisa y colgó. Cuando volvió con Derrie casi todo estaba fuera: Los baldes llenos con agua, las escopetas y la pólvora, Simon sacaba el último balde y un megáfono, los tres se dirigieron una mirada.
— ¿Están dormidos, todos?
—Segurísima —asintió.
—Manos a la obra.

Sydra y Simon se dedicaron a mojar la tierra haciendo el piso lodoso y resbaloso mientras Derrie colocaba la pólvora en su lugar, Nikola había llegado y comenzado a narrar los sucesos que pasaba, aunque a veces Sydra le ordenaba que la ayudara y él cumplía, luego tomaba su cámara y seguía en lo suyo. Eso sería perfecto para su vlog.

Finalmente todo estaba listo y Derrie terminaba de cargar las escopetas con pintura. Sydra y ella chocaron las manos e intentaron no reírse.

—Simon, ve encendiendo toda la pólvora, cuando termines, corre y escóndete en los árboles. Lo demás nos lo dejas a nosotras —le pasó el encendedor. Simon no se había quejado ni había dicho nada, eso no era lo que ellas querían, pero en su interior sabía que sería mala idea.  

En realidad tenían poco tiempo, los conductores tenían sólo una hora y media de descanso y eso se acababa en quince minutos, Sydra y Derrie adoptaron posición y Nikola acomodó la cámara.

—Es una pena que Jackie no quisiera participar en esto. —comentó Sydra.
—Sí, lo es.

Entonces la pólvora comenzó a explotar. Sydra había comprado petardos por lo que aquella cosa sonaba como si hubiera un tiroteo, escuchó el ruido en los tráilers y tuvo que morderse la lengua para no reír.

Nikola alzó el megáfono y les ordenó a todos que salieran y se juntaran en un gran grupo, lentamente lo hicieron, todos demasiado asustados o confundidos para cuestionarse nada y se juntaron sobre el charcal de lodo que Sydra y Simon habían hecho, quejándose de que sus zapatos se arruinaban. Finalmente una chica, no supo exactamente quién, se quejó.

— ¡Esto no es un tiroteo! —Esa era la señal que Sydra y Derrie esperaban, salieron de los árboles y los apuntaron con las escopetas de pintura.
—Tienes razón no lo es. —dijo Derrie.
—Pero lo será —completó Sydra y comenzaron a disparar balas de pintura al gran grupo. Las personas, tratando de escapar del ataque se resbalaba sobre el lodo tirando a otro y ensuciándose completamente, los gritos y las quejas y pronto todos estaban cubiertos en pintura o en lodo, la mayoría estaba en el suelo y Sydra y Derrie se partían de la risa, arrojando las armas a un lado porque se habían acabado las balas.
—Derrie Sheehan y Sydra Monterleigh —dijo Nikola apuntándolos con la cámara, una gran sonrisa en su rostro porque también le causaba gracia—. No olviden esos nombres.

Las dos chicas saludaron a la cámara y se siguieron riendo mientras chocaban manos. Todo había salido a la perfección.


Gracias al par, habían llegado un par de horas tarde, además de ganarse miradas de odio y que, bueno, los integrantes de cada tráiler estuvieran discutiendo por quién usaría el baño. La parte graciosa era que incluso los manágers habían caído, así que Nicky y Gerard habían terminado llenos de barro y pintura.

Sydra seguía riéndose. Nikola había hecho su parte y el vídeo se había vuelto viral, Sydra no dejaba de reírse al verlo, pero al ver que les molestaba a sus amigos, había cerrado la laptop y se había puesto a leer Gone Girl de Gillian Flynn. Y mientras iba en la parte más interesante, alguien entró a la sala.

— ¿Cómo pudieron? —Lucas lucía consternado, Sydra, quien aún leía, ni siquiera respondió—. Aún no me lo trago, es que no puede ser —en la habitación, Ryder, Carter y Scott estaban casualmente interesados en la conversación, pero Sydra pasó una página del libro descaradamente—. Lo considero como un insulto, yo...
—Una de dos, Robenson: Explica de qué estás hablando o vete —dijo fríamente Sydra, aún sin levantar la mirada del libro. Lucas la miró por un largo rato, y luego se rio fuertemente.
—Sin duda eres la mejor, Sydra. La mejor, sí señor —y siguió riendo, tanto así que Sydra bajó el libro y lo miró despectivamente enarcando una ceja—. Eres maravillosa, más de lo que alguna vez creí.
Sydra miró a Carter y Ryder quienes estaban sin saber cómo reaccionar.
—Lucas, que no entiendo de qué hablas.
—La broma. Me excluyeron completamente de ella. Lo esperaba de ti pero no de Derrie, y estás aquí, dándole la espalda a un compañero bromista y ni siquiera te importa.
—No, tú no me importas —miró rápidamente a Carter y Ryder, ellos no se habían molestado con ella por la broma (no es como si pudieran) pero sí con Derrie—. Ya teníamos a varias personas metidas, no queríamos que fueran demasiadas.
—Actúas fría y distante, como si no te importara. No quieres parecer débil ante mi, y lo comprendo, amiga —Sydra arrugó la nariz—. Pero entiéndelo. Caerás, hasta el fondo, Sydra Victorya Monterleigh. —esa fue la gota que derramó el vaso, Sydra se levantó con el libro en un puño y señalándo la puerta con el otro.
—Largo, Lucas.
— ¿O qué? —preguntó, con una sonrisa deslumbrante.
—Llamo a seguridad. —sentenció. Lucas la miró por un par de minutos, luego, con una mueca, levantó ambas manos a la altura de los hombros y se alejó, primero de espaldas y finalmente se giró al salir por la puerta.

Escuchó un silbido a sus espaldas, se giró para ver a Gerard sonriendo.

—Y así, caballeros, es como ustedes deberían haber coqueteado con Sydra. —Sydra gruñó agresivamente y se fue dando zancadas a su cuarto.

No sabía qué le molestaba tanto, que Lucas se metiera debajo de su piel con tanta facilidad o que Scott tuviera razón.


— ¡Hermanita!
—No me hables, Niko.
—Oh, vamos, Joanie, ¡Me extrañaste mucho!
—Niko, por culpa de tus amiguitas quedé cubierta en lodo y pintura, fueron dos horas en el baño, Nikola, dos horas —se giró para darle la espalda mientras caminaba pero Nikola la atrapó por la cintura y se la cargó al hombro— ¡NIKOLA SI NO ME BAJAS AHORA MISMO…!
—Vamos a pasar tiempo en familia, Hermanita —la bajó y la abrazó con fuerza—. Te extrañé montones. —Joanie rodó los ojos y besó su mejilla.
—Tú me dejaste.
—No, sabes que no fue así, era parte del acuerdo y lo sabes.
—No hiciste el mínimo esfuerzo por comunicarte.
—He estado ocupado, sabes, la universidad y la beca… ¿Cuándo vas a perdonarme?
— ¿Y pretendes que haré como que todos estos años no han pasado y que vamos a volver a ser niños y vivir en un par de meses todo lo que no hicimos?
—Pretendo que serás la hermana que tengo y me fue arrebatada.
—Nunca escuché que te quejarás por nada, según supe, la tía Adelka te malcrió —Nikola sonrió, mostrando todos los dientes.
— ¿Y a ti no? Vamos, cuéntame un poco del inútil de tu hermanastro.
—También es tu hermanastro.
—Yo no lo creo —dijo una voz a sus espaldas. Alex.
— ¡Hey, mira eso! —dijo sarcásticamente—, congeniamos en algo. ¿No querías eso, Jo?
—Par de idiotas —dijo Joanie negando con la cabeza—. Ustedes dos se llevarán bien así sea lo último que haga.
—Suerte con eso —murmuró Alex. Nikola le dio la razón.




Cuando Derrie y Sydra entraron a la sala todos las miraron, lucían molestos y enojados, y por completo desconfiados. Sydra y Derrie estallaron en risas. El 1 with 1 estaba a punto de empezar y Nikola, el vlogger encargado en esta ocasión, tenía una sonrisa cómplice en el rostro.

—No se preocupen —las miradas volvieron a él—. Esta vez no habrá sorpresa por parte del par. Les doy mi palabra.
— ¿Qué hay de la palabra de ellas?—preguntó Rainbown, él le guiñó un ojo.
—Esta vez haré que entre un integrante de cada banda, empezaremos con los líderes, así que Marc, Rainbown, Tristan, Sydra, si son tan amables —señaló la habitación—. Pueden llevar a alguien si quieren pero no debe ser integrante de la banda- los espero entonces. Para los grupos y dúos, puede venir el integrante que quiera y también cumple la regla del acompañante. No tengo más que decir —Sonrió una vez más, se robó varios suspiros y entró a la habitación. August buscó a Sydra con la mirada y esta asintió, con una sonrisa. Él se levantó y caminó hacia la habitación, siguiéndola a ella.

Junto a la castaña, Marc se había instalado y había tomado su brazo.

— ¿Estás…?
— ¿Tienes idea cuando me costó quitarme el lodo del cabello? Eso es peor que el Slime —dijo en su oído, Sydra se estremeció.
—No me digas que no lo tienes merecido, Allman.
—Te haré pagar por la botella nueva de Shampoo, Sydra, a ti y a Derrie.
—Estoy temblando, Marc —dijo sarcásticamente, el chico se acercó más a su oído.
—Deberías. —Entonces Sydra soltó una carcajada que llamó la atención de todos, se separó y lo miró extraño.
—De ninguna manera me acuesto contigo, Marc, yo sí me respeto. —Y ondeando su cabello entró a la habitación.

Se sentaron en círculo, todos mirándose a todos, las cámaras los apuntaban y había un computador al lado de Nikola, quien lucía más relajado que todos los demás.

—Eso será sencillo, hablaremos de sus experiencias —señaló al techo, sobre cada silla había un gran balde—. Están llenos de agua. A cada uno les diremos algo sobre el otro, tienen qué acertar a quien le paso, y si no lo hacen, la plataforma se irá soltando hasta que al final, boom, un buen baño caerá sobre ustedes.

Las personas miraron a los baldes, la mayoría estaban hartos de ser mojados, bañados, enlodados y manchados, pero no parecía del todo mala idea.

—Haré esto con todos, y la banda/grupo/duo que al final tenga más agua en el balde que los demás, gana. Se preguntarán, ¿qué se gana? La respuesta es, ¿qué se pierde? ¿Quedarán como idiotas frente a una transmisión en vivo? —Señaló las cámaras—. Yo espero que no. ¿Cuál es la función de la gente que trajeron? Pues, si ellos saben, podrán soplarles la respuesta, claro, pero por cada persona que lo haga, descontaremos un milímetro cubico de la cantidad de agua total en el balde. Buena suerte. —Y con una sonrisa más, sacó un par de tarjetas y el juego comenzó.

Después de muchas risas, dudas y mucha gente mojada, finalmente Wild Lillies se declaró ganadora por un pelo, los segundos ganadores fueron The Granade Chapter y los terceros fueron Greenless empatados con Mad Sounds. Después de ello, el humor había mejorado bastante y las miradas hostiles hacía Sydra habían disminuido bastante. Con eso, el día libre comenzó.


Vesna estaba recostada contra la barra de la administración, esperaba a Kristy o Carter, que sabía dios dónde estaban, y se sentía más aburrida que nada, había comenzado a sacar un cigarrillo cuando alguien la llamó.

—Hey, disculpa, ¿trabajas aquí? —encontró a una chica de cabello rubio que irradiaba felicidad, le sonrió.
—No, linda —dijo encogiéndose de hombros—. Estoy tan perdida como tú.
—En ese caso —comentó extendiéndole una mano—. Soy Circe. Un gusto.
—Soy Prim —estrechó la mano y se colocó el cigarrillo entre los dientes, le ofreció uno a Circe.
—Ah… es que no fumo.
—Bueno, Circe, hay una primera vez para todo —le tendió el cigarrillo y guardó la caja, encendió primero el de ella y luego el suyo— consejo: no cales muy fuerte y no te tragues el humo, no importa qué.
Circe lo hizo, y aunque el sabor fue amargo en su boca, no se atragantó como solía hacer la gente, soltó el humo y se rio nerviosa.
—Hey, Prim, ¿tienes algo qué hacer? No encuentro a mi molusco.
— ¿Molusco? —preguntó extrañada exhalando humo.
—Tristan, lo siento, así le digo. ¿Y si vamos a conocer Chicago?
—Suena bien para mí, aunque quizás debería —miró por dónde se habían ido Carter y Kristy, pero no los vio venir ni un poco, así que descartó la idea—. Olvídalo, vamos. —entrelazó el brazo con la chica y salieron del hotel.


Nikola esperó hasta que su hermana saliera de la habitación, se estaba arreglando (pequeña mimada) aunque sólo irían al cine. Hace mucho que Niko no estaba con su hermana y le hacía mucha ilusión volver a estar con ella. La chica salió finalmente del baño.

— ¿Cómo me veo?
—No mejor que yo —ella, con una sonrisa, lo golpeó en el brazo—. Vamos, Jo, hay que aprovechar que miles de cámaras no nos persiguen.
—Lo dices por Alex.
—Lo digo por todos —le tendió el brazo y ella lo entrelazó con el suyo.
— ¿Y qué película veremos?
—La que quieras, solo salgamos de este lugar de locos.
—Sabes, no se te pegó nada el acento Alemán.
—Eso es bueno —comentó presionando el botón del elevador— ¿Me imaginas a mi hablando alemán?
—Quizás…
—¿Qué «quierre decirr» con eso, Miss Harrison? —Joanie se rio mientras entraban al ascensor.
—Y bueno, pregunta, ¿te has encontrado ya alguna chica que te llame la atención?
— ¿Mi hermana está celosa?
—Sólo pregunto —dijo presionando el botón.
—Aún no, pero serás la primera en saberlo.
— ¿Y eso?
—Porque me ayudarás a conquistarla, duh.