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Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
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Pesadilla en la calle Elm.
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Re: Pesadilla en la calle Elm.
Bien, en ese caso intentaré tener el capitulo para esta noche o como muy tarde para mañana por la mañana (según mi cerzy horario español okno) SuperWintahAlRescate#(????)
Black Widow.
Re: Pesadilla en la calle Elm.
no es necesario que subas tan pronto, aunque seria genial! Jajaja lo espero!
Invitado
Invitado
Re: Pesadilla en la calle Elm.
No quiero que esta novela se quede estancada y además estoy en vacaciones de Navidad y tengo tiempo de sobra asiqye no problemas amores
Black Widow.
Re: Pesadilla en la calle Elm.
Vic, dios mío. Morí con tu capítulo, lo juró! OMG, además de Nancy también ha muerto Jesse! Es como que god, todavía no puedo creerlo! ¿Ves? Al final, el capítulo te quedo maravilloso:3 Lo amé de principio a fin, es muy difícil expresar mis feels en estos momentos! Espero el de Win:) Además de Coco, ¿Fati también se ha ido? Oh es una pena pero bueno, yo ni loca abandonó la novela:D La empezamos, la terminamos:)
jungkook.
Re: Pesadilla en la calle Elm.
Capítulo 021
Todas las palabras resonaban en su cabeza, torturándola lentamente; corriendo disparatadas por su mente y haciéndose preguntar si era todo real o simplemente una grotesca pesadilla. Todavía no podía creer la forma en la que había tratado a Kris, sin siquiera dedicarle una mirada normal. Sabía que se estaba comportando de una manera infantil y reservada, que tanto secretismo seria su perdición pero, ¿que podía hacer? Tenía miedo y pedir ayuda —por lo menos el frágil pensamiento de hacerlo— le resultaba doloroso. Negó con la cabeza y giró su cuerpo, contemplando la ventana.
Hacía ya dos días que no salia de casa y había incumplido la promesa de haber ido a clase, como le había dicho al chico pero sinceramente las ganas de levantarse y tener que combatir contra todo lo que le venía encima era... Costoso y difícil. No deseaba socializar con el resto del mundo, le hacia más feliz seguir enamorada de su pena.
Su hermana, Evangeline, estaba preocupada pero le dejaba últimamente su espacio, permitiéndola salir a sus anchas de casa y saltarse clases a su placer. Seguramente, a la antigua Lzzy, le hubiera parecido un regalo del Destino pero ahora le daba igual. Sus últimas salidas habían sido para visitar la Iglesia. No es que se hubiera convertido de repente en cristiana pero el lugar la tranquilizaba. Tanto silencio era lo que buscaba.
Cerro los ojos involuntariamente pero al instante su cuerpo dio un bote al escuchar el sonido de la vibración del móvil. Se incorporó con desgana, con los típicos movimientos de alguien que no comía ni dormía. La luz azulada de la pantalla iluminó un pequeño trozo de la habitación. La rubia alargó el cuello y pudo vislumbrar que era el número de su amiga, Rita. Meditó por un par de segundos el hecho de coger el móvil y atender aquella llamada. Rita también se había encargado de acosarla en esos dias , esperando que su amiga no hiciera ninguna locura. Entrecerró los ojos y chasqueo la lengua. Algo le decia que era importante.
Involuntariamente cogió el teléfono y descolgó la llamada, poniéndoselo en la oreja. Esperaba no equivocarse.
—¿Lyzz? —preguntó la voz dulce de la chica, al otro lado de la línea.
Tardo unos segundos en contestar, no muy segura de su decisión.
—Dime —su voz sonaba extraña, ronca y desganada. Hace días que no hablaba y ya empezaba a olvidarse de su propia voz—. ¿Qué pasa?
Silencio. Se escuchaban unos... ¿Sollozos? Sirenas de coches. ¿Qué había sucedido?
—¿Rita? —murmuro la joven, sintiendo el corazón agitado sin explicación.
—Es Nancy... —susurró—. Jesse la ha matado...
Un escalofrío recorrió su espalda.
—Dame dos jodidos segundos, ¿de acuerdo? Estaré allí enseguida.
Luego colgó, sin siquiera esperar su respuesta y se puso en pie. La cabeza le daba vueltas y el ligero movimiento de levantarse le produjo un intenso dolor por todo el cuerpo, que se concentró en su mayoría en las todavía abiertas heridas que aquel condenado le había hecho. Tosió, tosió con muchísima fuerza pero no le importó. Rita estaba en problemas.
Se colocó un abrigo —el primero que vio— y salió por la puerta, con solo una bota puesta y la otra en la mano. Evangeline, que estaba colocándose su gorra de policía, miro sobresaltada a su hermana menor. Pálida, con visibles ojeras y el pelo recogido en una mal hecha cola de caballo. Podía preguntarle por su estado, porque le preocupaba seriamente su extremada delgadez y su aspecto pero no serviría. Claro que no. Era como un libro cerrado con candado.
—¿Has recibido una llamada? —cuestiono visiblemente apurada la menor. Su voz estaba crispada y sus ojos abiertos, inundados por el único sentimiento que sentía desde hacia semanas—. Es una llamada para ir a la casa de los tíos de Rita, ¿cierto?
Su hermana mayor asintió, sin saber muy bien como lo sabia.
—En ese caso llevame contigo.
Eva hizo el mismo movimiento de antes con la cabeza y las dos se dirigieron hacia el coche patrulla que esperaba en el garaje. En el fondo, Evangeline Winter agradecía que su hermana pareciera humana en esos momentos.
{…}
Ambas salieron del vehículo, con paso rápido y firme. Se abrieron paso entre la gente del vecindario, que se reunía entorno alrededor de la cinta policial, esperando ver algo interesante de lo que hablar durante meses. Elizabeth se puso de puntillas, buscando entre las cabezas a su amiga.
Eva y Lzzy eran como el agua y el aceite. Eva era alta, como Lzzy, pero donde la segunda tenía una melena rubia clara la primera llevaba el pelo corto y negro, como el azabache. Sus ojos eran verdes, del color de la selva en primavera y los de la otra azules, del azul más helado que existe. Pero las dos tenían cosas parecidas, como los dedos largos de pianista o la nariz o la graciosa forma en la que les salia pequeñas arrugas al sonreír con los ojos.
—Espera aquí, Beth —le ordenó la pelinegra—. Vuelvo enseguida.
Elizabeth no la presto atención y siguió buscando a su amiga. Comenzó a avanzar, saltándose la cinta policial y la orden que la había dado su hermana. Los agentes hablaban y no parecían haber reparado en la presencia de la adolescente que se acababa de colar. Pronto sus oídos pudieron captar la voz de dos hombres, diciendo:
—Tiene el cuello perforado por un arma afilada, con tres golpes iguales. Según lo que me han contado el asesino a huido. No habrá ido muy lejos...
Lzzy se alejo. Comenzaba a tener calor. Aquella información le resultaba familiar. El pequeño recuerdo fugitivo se abrió paso en su mente.
Las luces blancas, rojas y azules brillaban al son de la sirena del coche de policía que estaba aparcado frente al jardín. Ella caminaba despacio, porque las cortas piernas que tenia no le permitían avanzar más rápido.
Hacía frío. Estaba congelada.
Entonces vislumbró dos camillas, con dos cuerpos cubiertos por esa cosa que le recordaba al mismo material que tenían las bolsas de basura.
—Una vecina llamó —explico un hombre a una mujer—. Dijo que desde la casa provenía un olor extraño, como a gas. La policía no tardó mucho tiempo en llegar. Cuando entraron vieron a los dos cuerpos tumbados en el sofá, con cortes irregulares de cuchillas por todo el cuerpo. Estaban mutilados.
La niña sintió como la bilis subía por su garganta y las rodillas le temblaban. Sus piernas cedieron y acabó a cuatro patas, vomitando y sollozando.
Lzzy abrió los ojos. Sus manos estaban manchadas por el barro al igual que su ropa por el vomito. Temblaba. Elevo la mirada. Todos estaban contemplandola de forma extraña.
—Lzzy —dijo Rita.
Ella se puso en pie, sudorosa. Rita la abrazó con fuerza, sin importale su aspecto. Pronto su hombro se mojo por sus lágrimas.
—Esta muerta. Nancy... Esta muerta —balbuceó.
La mano temblorosa acarició la cabeza de su mejor amiga.
—Todo va a estar bien —susurró, sin saber si se lo decía a ella o a si misma. Lo que necesitaba en ese instante era un lugar donde apoyarse...
{…}
Rita dormía en la cama de Lzzy mientras esta contemplaba la ventana, con aire ausente. Envidiaba el hecho de que su joven amiga podía dormir plácidamente todas las horas que ella quisiera, cuando en cambio ella, apenas podía dormir una hora sin agitarse en pesadillas o despertarse de repente por temor a que algo la matara... Algo como Freddy.
Ahora él era el dueño de sus temores, la razón por la que la luz de la lamparita de noche permanecía encendida mientras ella descasaba un rato. No estaba tan deprimida y asustada desde la muerte de sus padres. Miro con desdén los libros sobre el escritorio. No había perdido el tiempo en los últimos días, claro que no. Había buscado sobre Freddy y había encontrado información ha cerca de él y de su macabro reinado del terror.
Freddy había sido un asesino condenado con la muerte pero estaba vivo. Vivo para vengarse.
Rita llevaba viviendo en su casa desde hacia unos pocos días ya que sus tios habían preferido marcharse un tiempo, sin pensar en la pobre rubia. Jesse había sido encontrado rato después, le había contado su hermana mayor, estaba muerto. Con las mismas marcas en el cuerpo. Todos supusieron que era producto de un suicidio y cerraron el caso pero no… Lzzy sabía que no. Conocía esas marcas...
El sonido de algo estrellándose contra la ventana la asustó. Se movió veloz esta vez y se acerco, corriendo la cortina y encontrándose cara a cara con él.
Kris...
El castaño estaba haciendo equilibrio en la rama que se encontraba, con el puño alzado para golpear nuevamente el cristal. Sus mejillas estaban rosadas, sus ojos oscuros y su pelo alborotado por el viento que soplaba aquella noche. ¿Cuándo comenzarían a encontrarse como personas normales?
—¿Qué haces aquí? —graznó nerviosa Lzzy, mirando por una fracción de segundo hacia atrás.
—Quería verte —susurró con voz ronca.
Un escalofrío recorrió su cuerpo.
—Es tarde.
—Quería verte —repitió.
Ella puso los ojos en blanco y se cruzo de brazos.
—Ya me has visto, ahora lárgate, ¿quieres?
—No, Elizabeth. Esta vez no.
Arrugó el ceño confundida. ¿Qué trataba de decir?
—Si te ve mi hermana...
—Me da igual, Winter —la interrumpió enfadado—. ¿No lo entiendes? No, claro que no lo entiendes. Yo...
Lzzy negó con la cabeza y murmuró:
—No. Espera —salió por la ventana, como en los viejos tiempos, y se sentó en el alfeizar para después sonreír—. Te espero abajo.
Luego saltó, cayendo al suelo en cunclillas y levantándose con movimientos felinos. Kris tardo un rato mas en bajar. Cuando llegó, la sonrisa de ella se había desvanecido, y le miraba neutra. Él solo se la quedo mirando.
—Sigues sin decirme por qué has venido a estas horas, Lerman —dijo ella.
—Necesitaba verte. Estoy harto de que te escondas de mí.
Lzzy negó con la cabeza.
—Puedes...
—No, no puedo esperar a que estés bien. Joder —se paso una mano por la melena—. Es difícil. Yo... No quiero que pases por esto sola, no eres la única que esta siendo afectada por esto.
Ella ladeó la cabeza como un pájaro, con los ojos brillantes por la luz de la luna.
—Sigo sin entenderte.
Kris hizo algo que no esperaba en absoluto. La cogió de las caderas y la apróximo a él. Bajó la mirada y susurró:
—Te necesito, Elizabeth. Esto me ha hecho darme cuenta de que me importas, de que la simple idea de que te alejes de mi me duele.
Lzzy estaba muda. Su mirada —la de Kris— transmitía tanta sinceridad que produjo en ella un silencio sorprendente. Ella estaba deseosa de escuchar lo que él decía.
—Esto me ha hecho darme cuenta de que... Te quiero, Lzzy. Estoy enamorado de ti.
Seguido la besó.
Black Widow.
Re: Pesadilla en la calle Elm.
Vic: ¡¿QUE?! ¡¿QUE?! noooooo :skip: Mi corazón no aguanta tanto. Primero Nancy, ahora Jesse. ¡Te gusta matar a los personajes! Así no se puede vivir. Eres cruel. okno. El capitulo te quedo genial. Me encanto. Y no te preocupes, que a mi siempre me pasa y ustedes me tienen paciencia.
wang.
Re: Pesadilla en la calle Elm.
omaigaad! win eso fue... cmo decirlo? god! no hay palabras para describir tu cap! perfecto tal vez sea la correcta.
me encanta todo, que Rita sea amiga de Lzzy es bueno, porque estaba muy sola la pobre asi que te lo agradezco jajaj y bueno, como narraste todo, es simplemente genial!
kris se le declaró! muero del amoor! era hora! qe no lo eche como ha hecho hasta ahora pleasee xqe la golpeo ahrre.. enserio win, todo genial!
Bueno, sigue Ally..
me encanta todo, que Rita sea amiga de Lzzy es bueno, porque estaba muy sola la pobre asi que te lo agradezco jajaj y bueno, como narraste todo, es simplemente genial!
kris se le declaró! muero del amoor! era hora! qe no lo eche como ha hecho hasta ahora pleasee xqe la golpeo ahrre.. enserio win, todo genial!
Bueno, sigue Ally..
Invitado
Invitado
Re: Pesadilla en la calle Elm.
No sé que tienen los capítulos de ustedes que me inspiran tanto win, que puedo decir de tu capítulo, me encantó, al fin algo bonito como el amor juvenil en medio de tanta muerte. me encanta.
Ahora subo mi capi, voy a escribirlo aunque ya sean las once y media de la noche en mi país, quiero escribir ahora antes de que me quede sin inspiración.
Ahora subo mi capi, voy a escribirlo aunque ya sean las once y media de la noche en mi país, quiero escribir ahora antes de que me quede sin inspiración.
I'm just not sure whether my heart is working. And yours is beating double time. Cole & Ro. New Rules
Kida
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Re: Pesadilla en la calle Elm.
Capítulo 022.
La temperatura del agua lo arrancó de su sueño. Se encogió ante al frío que erizaba su piel, mojaba su ropa y eliminaba los vestigios del alcohol de su cuerpo. Al sentir el agua entrar por su nariz y boca y sentir como ésta encontraba su camino hasta sus pulmones, abrió los ojos rápidamente, se sentó y se alejó lo más que pudo del agua, al menos lo poco que la ducha le permitía. Tosió todo lo que pudo para sacar el agua de sus conductos respiratorios y se recostó en la pared del baño sintiendo como el cansancio y el dolor de cabeza lo invadían. Por acto reflejo, miró a una figura que cerraba la llave del agua y se cruzaba de brazos mirándolo expectante, segundos después adivinó que esa figura era Jaime. Se quitó el agua de la cara y miró al rubio.
– Niall y tú necesitan dejar de hacer eso. – espetó. Su voz se encontraba entrecortada por la falta de aire, pero logró decir la idea principal.
– No tendríamos que hacerlo si dejaras de tomar hasta el punto de quedar inconsciente. – Jamie levantó una ceja, ganándose no más que un bufido por parte de Daniel – Es la segunda noche Daniel, dos noches seguidas cuando antes no pasabas de siquiera una copa. ¿Qué sucede contigo?
– No es de tu incumbencia. Espero que hayas tenido una buena razón para arruinar mi atuendo. – Eso era lo que menos le importaba, sin embargo, era la mejor forma que encontraba para preguntarle cuál era la necesidad de despertarlo tan rápidamente. El reproche pareció desaparecer del rostro del rubio, cambiándolo por un gesto de preocupación e incertidumbre que no hizo más que alertar a Daniel. – ¿Qué sucede Jamie?
– Es Chris… – tartamudeó.
El castaño se preocupó inmediatamente al escuchar el tono de voz con el que había pronunciado esas palabras tan simples pero tan llenas de significado. No obstante, la preocupación no duró mucho al recordar el día anterior. Él la había llamado para disculparse, ella ni siquiera se había dignado a contestar el teléfono. Luego de eso, suspiró, eso fue lo que lo había incitado a tomar tanto, intentado sacar a esa oji-miel tanto de su mente como de su corazón, fue en vano.
– ¿Qué con ella? – habló con un poco de indiferencia impregnada en su voz, soltando la tensión de sus hombros para la vista de Jamie, aunque por dentro estuviera muriendo por saber que le había sucedido. Maldito orgullo. Jamie lo miró incrédulo y un poco enojado. Se volvió para salir del cuarto de baño cuando escuchó la voz de Daniel detrás suyo. – ¿Adónde vas?
– No te importa, para qué perder tiempo. No mojes mi casa. – Le tiró una toalla y desapareció por la puerta.
Daniel atajó el pedazo de tela y tensó la mandíbula. Unos segundos después se encogió de hombros, si hubiera sido algo importante se lo hubiera hecho saber. Intentó secarse lo más que pudiera pero fue en vano, ya que su ropa aún goteaba por el exceso de agua. Buscó a su alrededor y sintió una punzada de culpabilidad en su pecho al ver unos pantalones y una camiseta, ambos de Jaime, doblados encima del mueble del lavatorio. Definitivamente tenía que dejar de ser un idiota con Jaime, pensándolo bien, tenía que dejar de ser un idiota con la mayoría de personas. Suspiró frustrado teniendo en cuenta que por más que quisiera cambiar, ya era parte de su naturaleza serlo. Salió de la ducha, apoyándose en una alfombra que estaba cerca y se despojó de su ropa, quedando en ropa interior y la metió en la bolsa que estaba doblada al lado de la ropa. Se secó como pudo con la toalla, secó su bóxer y se puso la ropa del rubio. Visualizó sus zapatos con sus respectivas medias en una esquina del cuarto y agradeció la inteligencia de Jamie de meterlo a la ducha sin sus zapatos y sin su chaqueta, a Niall no le había importado meterlo con todo lo que había llegado, al igual que tampoco le había importado darle ropa seca para el camino. Se colocó sus zapatillas, colocándose los calcetines antes de estas y salió de la habitación, llevando la bolsa de ropa mojada consigo.
Tomó la chaqueta negra que reposaba tendida en el sillón, sacó sus lentes del sol de ella y se los puso para ocultar las seguras ojeras que adornarían sus ojos en este momento. Luego, se la colocó y se dispuso a buscar a Jamie. Lo encontró hablando por teléfono en la cocina.
– Ya llamé al taxi, llegaré ahí apenas pueda amor. Tranquila. Te amo y te veré pronto. – Daniel se removió incómodo al escuchar la conversación de Jamie con, seguramente, Sam. Carraspeó su garganta para hacerse notar.
– Gracias por esto – señaló su atuendo – te la devolveré pronto. – el rubio asintió y se cruzó de brazos, dando por entendido que sería lo único que haría.
La incomodidad reinó en el lugar, por lo que decidió que era momento de irse. Seguramente Jamie sintió lo mismo ya que lanzó unas llaves en las manos de Dani.
– Tu auto está afuera. – el castaño agradeció, de nuevo, y salió del lugar, extrañado por nunca había agradecido tanto en tan poco tiempo en su vida.
Ya afuera, visualizó su auto unos metros más lejos y caminó decidido hacia él. Lo abrió, entró en él, tiró la bolsa en el asiento de al lado y arrancó el auto saliendo de allí. Manejó en dirección a la casa de Niall, esperando poder molestarlo lo suficiente ya que imaginaba que su amigo estaría peor que él, aunque le parecía raro que en cierta manera Jamie había preferido asistir a Daniel antes que Niall. Apartó el pensamiento, dando por conclusión que era simplemente ridículo seguir dándole vueltas a un asunto que jamás terminaría por comprender.
Unos minutos luego, parqueó en la casa de Niall y cerró el vehículo, se acercó a la puerta y tocó efusivamente. Sin embargo, tuvo que tocar de nuevo y de nuevo, sólo para no recibir más que el silencio que gobernaba el lugar. Frunció el ceño y decidió que sería más sencillo llamarlo. Al momento de sacar el teléfono de su chaqueta y tenerlo en sus manos, algo se sintió mal y dudó unos segundos antes de desbloquear el teléfono.
Contuvo la respiración ante lo que le mostraba su pantalla. Tenía ocho llamadas perdidas de Chris, seguido por un par de mensajes. Antes había asumido que ella estaba más que furiosa con él, lo menos que esperaba era llamadas de ella. Abrió uno de los mensajes y sintió como el mundo se desplomó a sus pies al leer esa única palabra: Ayúdame.
Daniel no duró ni cinco minutos en llegar al hospital luego de llamar a Niall para que este le dijera qué había ocurrido con ella y dónde se encontraban.
Esto explicaba todo. Por qué Niall no estaba en su casa, por qué Jamie lo había despertado, incluso por qué se había mostrado enojado ante la respuesta del castaño y en este preciso momento pensaba que se lo tenía más que merecido, maldita sea, hasta él mismo se mostraba furioso cuando repetía la escena en su mente. Maldito, maldito orgullo. Aunque al encontrarse subiendo por el ascensor del hospital, no le importaba en lo más mínimo dejar ese orgullo de lado.
Salió lo más rápido que pudo al momento en el que la caja metálica se detuvo en el piso que era. Corrió al área de recepción, pero antes de preguntar, visualizó a Jamie y a Sam a unos metros de distancia. Se alejó del escritorio y se acercó a ellos. Sam respiraba entrecortadamente mientras Jamie limpiaba las pocas lágrimas que resbalaban por sus mejillas. Jamie lo vio venir primero.
– ¿Dónde está ella?
– ¿Ahora te importa? – preguntó el rubio levantando la ceja.
– Claro que me importa y si me hubieras dicho antes igual me hubiera importado, maldita sea. – se calmó al ver que estaba gritando y que las enfermeras lo comenzaban a ver como si estuvieran a segundos de llamar a seguridad, eso no era lo que necesitaba ahora. Respiró profundo y habló casi en un susurro – Sólo dime adónde está, por favor.
El dolor que se reflejaba en su mirada provocó que los ojos de Sam se llenaran de lágrimas, de nuevo, más al ver la clara lucha que hacía al evitar llorar enfrente de la pareja. Samantha lo tomó de la mano, para sorpresa de ambos y lo llevó a través de un largo pasillo hasta llegar a la última puerta a la izquierda. Sam abrió la puerta y entró seguida por Daniel y Jaime un poco más atrás. Niall estaba sentado al lado de la camilla tomándole la mano a la castaña que se encontraba inconsciente, él se había negado a separase de la camilla desde que llegaron y sabía que no se iría pronto.
El rubio era el único dentro de la sala, además de ella.
– ¿Dónde están sus padres? – preguntó Dani sin separar los ojos de ella.
– Dijeron que vendrían cuando salieran del trabajo. – respondió Niall, con el mismo resentimiento hacia ellos que sentía Daniel.
Dudó un poco antes de acercarse a ella y tomar su mano libre. Al momento de tomar detalle de sus facciones y de la palidez de su rostro, no pudo evitar que un par de lágrimas escaparan de sus ojos, luego de eso, rompió en llanto y cayó en sus rodillas al lado de ella, negándose a soltar su mano temiendo que se desvaneciera si lo hacía.
– Lo siento Chris, en serio lo siento.
Era simplemente espantoso sentirse como lo hacía en ese momento. Se sentía atrapada y lo más probable era que lo estuviera, ya que todo a su alrededor estaba negro, totalmente, inhabilitándole la vista a la castaña. Sentía los escalofríos recorrerle el cuerpo debido al frío que ambientaba el lugar. Envolvió sus brazos alrededor de ella misma para buscar un poco más de calor, pero una nueva brisa la congelaba de pies a cabeza. Se encogió un poco del dolor que provenía de su costado, pero al tocar el área donde probablemente estuviera la herida, apartó la mano rápidamente ya que el dolor aumentó.
De pronto, unas voces comenzaron a escucharse, lejanas, pero estaba segura de que eran voces de todas maneras. Reconoció la de Niall, también la de Sam. Llamó sus nombres, pero no parecían escucharla. Gritó todo lo que pudo, pero nada sucedía. Una nueva voz se incluyó.
– Lo siento Chris, en serio lo siento. – Daniel.
Gritó su nombre también, esperanzada de que él sí llegara a escucharla.
– Daniel, Daniel. – escuchó una burla cerca suyo. Se estaba mofando de sus pedidos de ayuda. – Oh Chrissy, aún no aprendes.
Contuvo la respiración al reconocer la voz. ¿Acaso nunca la dejaría tranquila? Intentó ver algo a su alrededor, pero todo seguía siendo no más que un manto negro. No saber dónde estaba Freddy era lo que más le asustaba, lo que provocaba que el pánico comenzara a formarse poco a poco dentro de ella. De pronto, sintió una presencia detrás de ella, sintió como una navaja le rozaba levemente le mejilla apartándole un mechón de cabello de su rostro, siendo lo suficientemente débil como para no dejar marca, y le susurró al oído.
– ¿Sabes qué es lo mejor de estar inconsciente? Que es como estar dormido, sólo que esta vez no decides cuando despertarte.
– Niall y tú necesitan dejar de hacer eso. – espetó. Su voz se encontraba entrecortada por la falta de aire, pero logró decir la idea principal.
– No tendríamos que hacerlo si dejaras de tomar hasta el punto de quedar inconsciente. – Jamie levantó una ceja, ganándose no más que un bufido por parte de Daniel – Es la segunda noche Daniel, dos noches seguidas cuando antes no pasabas de siquiera una copa. ¿Qué sucede contigo?
– No es de tu incumbencia. Espero que hayas tenido una buena razón para arruinar mi atuendo. – Eso era lo que menos le importaba, sin embargo, era la mejor forma que encontraba para preguntarle cuál era la necesidad de despertarlo tan rápidamente. El reproche pareció desaparecer del rostro del rubio, cambiándolo por un gesto de preocupación e incertidumbre que no hizo más que alertar a Daniel. – ¿Qué sucede Jamie?
– Es Chris… – tartamudeó.
El castaño se preocupó inmediatamente al escuchar el tono de voz con el que había pronunciado esas palabras tan simples pero tan llenas de significado. No obstante, la preocupación no duró mucho al recordar el día anterior. Él la había llamado para disculparse, ella ni siquiera se había dignado a contestar el teléfono. Luego de eso, suspiró, eso fue lo que lo había incitado a tomar tanto, intentado sacar a esa oji-miel tanto de su mente como de su corazón, fue en vano.
– ¿Qué con ella? – habló con un poco de indiferencia impregnada en su voz, soltando la tensión de sus hombros para la vista de Jamie, aunque por dentro estuviera muriendo por saber que le había sucedido. Maldito orgullo. Jamie lo miró incrédulo y un poco enojado. Se volvió para salir del cuarto de baño cuando escuchó la voz de Daniel detrás suyo. – ¿Adónde vas?
– No te importa, para qué perder tiempo. No mojes mi casa. – Le tiró una toalla y desapareció por la puerta.
Daniel atajó el pedazo de tela y tensó la mandíbula. Unos segundos después se encogió de hombros, si hubiera sido algo importante se lo hubiera hecho saber. Intentó secarse lo más que pudiera pero fue en vano, ya que su ropa aún goteaba por el exceso de agua. Buscó a su alrededor y sintió una punzada de culpabilidad en su pecho al ver unos pantalones y una camiseta, ambos de Jaime, doblados encima del mueble del lavatorio. Definitivamente tenía que dejar de ser un idiota con Jaime, pensándolo bien, tenía que dejar de ser un idiota con la mayoría de personas. Suspiró frustrado teniendo en cuenta que por más que quisiera cambiar, ya era parte de su naturaleza serlo. Salió de la ducha, apoyándose en una alfombra que estaba cerca y se despojó de su ropa, quedando en ropa interior y la metió en la bolsa que estaba doblada al lado de la ropa. Se secó como pudo con la toalla, secó su bóxer y se puso la ropa del rubio. Visualizó sus zapatos con sus respectivas medias en una esquina del cuarto y agradeció la inteligencia de Jamie de meterlo a la ducha sin sus zapatos y sin su chaqueta, a Niall no le había importado meterlo con todo lo que había llegado, al igual que tampoco le había importado darle ropa seca para el camino. Se colocó sus zapatillas, colocándose los calcetines antes de estas y salió de la habitación, llevando la bolsa de ropa mojada consigo.
Tomó la chaqueta negra que reposaba tendida en el sillón, sacó sus lentes del sol de ella y se los puso para ocultar las seguras ojeras que adornarían sus ojos en este momento. Luego, se la colocó y se dispuso a buscar a Jamie. Lo encontró hablando por teléfono en la cocina.
– Ya llamé al taxi, llegaré ahí apenas pueda amor. Tranquila. Te amo y te veré pronto. – Daniel se removió incómodo al escuchar la conversación de Jamie con, seguramente, Sam. Carraspeó su garganta para hacerse notar.
– Gracias por esto – señaló su atuendo – te la devolveré pronto. – el rubio asintió y se cruzó de brazos, dando por entendido que sería lo único que haría.
La incomodidad reinó en el lugar, por lo que decidió que era momento de irse. Seguramente Jamie sintió lo mismo ya que lanzó unas llaves en las manos de Dani.
– Tu auto está afuera. – el castaño agradeció, de nuevo, y salió del lugar, extrañado por nunca había agradecido tanto en tan poco tiempo en su vida.
Ya afuera, visualizó su auto unos metros más lejos y caminó decidido hacia él. Lo abrió, entró en él, tiró la bolsa en el asiento de al lado y arrancó el auto saliendo de allí. Manejó en dirección a la casa de Niall, esperando poder molestarlo lo suficiente ya que imaginaba que su amigo estaría peor que él, aunque le parecía raro que en cierta manera Jamie había preferido asistir a Daniel antes que Niall. Apartó el pensamiento, dando por conclusión que era simplemente ridículo seguir dándole vueltas a un asunto que jamás terminaría por comprender.
Unos minutos luego, parqueó en la casa de Niall y cerró el vehículo, se acercó a la puerta y tocó efusivamente. Sin embargo, tuvo que tocar de nuevo y de nuevo, sólo para no recibir más que el silencio que gobernaba el lugar. Frunció el ceño y decidió que sería más sencillo llamarlo. Al momento de sacar el teléfono de su chaqueta y tenerlo en sus manos, algo se sintió mal y dudó unos segundos antes de desbloquear el teléfono.
Contuvo la respiración ante lo que le mostraba su pantalla. Tenía ocho llamadas perdidas de Chris, seguido por un par de mensajes. Antes había asumido que ella estaba más que furiosa con él, lo menos que esperaba era llamadas de ella. Abrió uno de los mensajes y sintió como el mundo se desplomó a sus pies al leer esa única palabra: Ayúdame.
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Daniel no duró ni cinco minutos en llegar al hospital luego de llamar a Niall para que este le dijera qué había ocurrido con ella y dónde se encontraban.
Esto explicaba todo. Por qué Niall no estaba en su casa, por qué Jamie lo había despertado, incluso por qué se había mostrado enojado ante la respuesta del castaño y en este preciso momento pensaba que se lo tenía más que merecido, maldita sea, hasta él mismo se mostraba furioso cuando repetía la escena en su mente. Maldito, maldito orgullo. Aunque al encontrarse subiendo por el ascensor del hospital, no le importaba en lo más mínimo dejar ese orgullo de lado.
Salió lo más rápido que pudo al momento en el que la caja metálica se detuvo en el piso que era. Corrió al área de recepción, pero antes de preguntar, visualizó a Jamie y a Sam a unos metros de distancia. Se alejó del escritorio y se acercó a ellos. Sam respiraba entrecortadamente mientras Jamie limpiaba las pocas lágrimas que resbalaban por sus mejillas. Jamie lo vio venir primero.
– ¿Dónde está ella?
– ¿Ahora te importa? – preguntó el rubio levantando la ceja.
– Claro que me importa y si me hubieras dicho antes igual me hubiera importado, maldita sea. – se calmó al ver que estaba gritando y que las enfermeras lo comenzaban a ver como si estuvieran a segundos de llamar a seguridad, eso no era lo que necesitaba ahora. Respiró profundo y habló casi en un susurro – Sólo dime adónde está, por favor.
El dolor que se reflejaba en su mirada provocó que los ojos de Sam se llenaran de lágrimas, de nuevo, más al ver la clara lucha que hacía al evitar llorar enfrente de la pareja. Samantha lo tomó de la mano, para sorpresa de ambos y lo llevó a través de un largo pasillo hasta llegar a la última puerta a la izquierda. Sam abrió la puerta y entró seguida por Daniel y Jaime un poco más atrás. Niall estaba sentado al lado de la camilla tomándole la mano a la castaña que se encontraba inconsciente, él se había negado a separase de la camilla desde que llegaron y sabía que no se iría pronto.
El rubio era el único dentro de la sala, además de ella.
– ¿Dónde están sus padres? – preguntó Dani sin separar los ojos de ella.
– Dijeron que vendrían cuando salieran del trabajo. – respondió Niall, con el mismo resentimiento hacia ellos que sentía Daniel.
Dudó un poco antes de acercarse a ella y tomar su mano libre. Al momento de tomar detalle de sus facciones y de la palidez de su rostro, no pudo evitar que un par de lágrimas escaparan de sus ojos, luego de eso, rompió en llanto y cayó en sus rodillas al lado de ella, negándose a soltar su mano temiendo que se desvaneciera si lo hacía.
– Lo siento Chris, en serio lo siento.
{**}
Era simplemente espantoso sentirse como lo hacía en ese momento. Se sentía atrapada y lo más probable era que lo estuviera, ya que todo a su alrededor estaba negro, totalmente, inhabilitándole la vista a la castaña. Sentía los escalofríos recorrerle el cuerpo debido al frío que ambientaba el lugar. Envolvió sus brazos alrededor de ella misma para buscar un poco más de calor, pero una nueva brisa la congelaba de pies a cabeza. Se encogió un poco del dolor que provenía de su costado, pero al tocar el área donde probablemente estuviera la herida, apartó la mano rápidamente ya que el dolor aumentó.
De pronto, unas voces comenzaron a escucharse, lejanas, pero estaba segura de que eran voces de todas maneras. Reconoció la de Niall, también la de Sam. Llamó sus nombres, pero no parecían escucharla. Gritó todo lo que pudo, pero nada sucedía. Una nueva voz se incluyó.
– Lo siento Chris, en serio lo siento. – Daniel.
Gritó su nombre también, esperanzada de que él sí llegara a escucharla.
– Daniel, Daniel. – escuchó una burla cerca suyo. Se estaba mofando de sus pedidos de ayuda. – Oh Chrissy, aún no aprendes.
Contuvo la respiración al reconocer la voz. ¿Acaso nunca la dejaría tranquila? Intentó ver algo a su alrededor, pero todo seguía siendo no más que un manto negro. No saber dónde estaba Freddy era lo que más le asustaba, lo que provocaba que el pánico comenzara a formarse poco a poco dentro de ella. De pronto, sintió una presencia detrás de ella, sintió como una navaja le rozaba levemente le mejilla apartándole un mechón de cabello de su rostro, siendo lo suficientemente débil como para no dejar marca, y le susurró al oído.
– ¿Sabes qué es lo mejor de estar inconsciente? Que es como estar dormido, sólo que esta vez no decides cuando despertarte.
- hi.:
- hello!! bueno, la verdad me gustó mucho como quedó este capítulo. Estaba muy ilusionada por subirlo y muy inspirada entonces no fue tan difícil escribirlo y disfruté mucho haciéndolo. Espero que les guste tanto como me gustó a mí. Besos.
Pd. lo dejé como en suspenso, pero quiero que sepan que Chris NO muere ahí, aún le falta muuuuuuucho camino por recorrer como para matarla ahora.
I'm just not sure whether my heart is working. And yours is beating double time. Cole & Ro. New Rules
Kida
---------
Re: Pesadilla en la calle Elm.
Win, hay amé tu capítulo, lo juró. Me encantó, primero porque en él hablaban sobre Jesse y que mato a Nancy, ya quiero saber cómo será la reacción de todos al saber que esta muerto. Después, me encanto que Kris se le haya declarado a Lzzy, fue muy lindo con la última oración, te juro que la amé:) Es muy cute que entre tanto drama y muerte, haya amor de vez en cuándo. A mí eso me encanta:D Ahora tú capítulo Ally, es cómo que wow! Lo amé. Daniel, no se, amo ese personaje, me encanta! Pobre Chris :c Sospechaba que aún no moriría:) Tú última oración ha sido como mi muerte, lo juró! Ambos capítulos hanido maravillosos, me han encantado Creo que me sigue a mí, ¿verdad? Bueno, entre hoy y mañana subiré sin falta bc quiero seguir pronto la nc, además ya tengo escrito gran parte del capítulo, saludos bellas Xx.
jungkook.
Re: Pesadilla en la calle Elm.
Otro cap!?! Acaso quieren matarme!?! Estoy en el trabajo y no lo puedo leer :'( asi que luego lo hare y comentarw como corresppnde :)
lin, creo ae sigue pris.. Igual es lo mismo sube tu y luego ella si estas inspirada jajaja me encanta esoo<3
lin, creo ae sigue pris.. Igual es lo mismo sube tu y luego ella si estas inspirada jajaja me encanta esoo<3
Invitado
Invitado
Re: Pesadilla en la calle Elm.
no vic, lin sube antes que pris
I'm just not sure whether my heart is working. And yours is beating double time. Cole & Ro. New Rules
Kida
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Re: Pesadilla en la calle Elm.
Capítulo 023.
Los pasos del rubio resonaban por todo el pasillo mezclándose cada tanto con el desgarradoras lágrimas provenientes de la sala de espera o los murmullos de los médicos que entraban y salían de la habitación de Christina sin comunicar absolutamente nada.
Sam tenía la leve sospecha de que Niall estaba comenzando a desesperarse por dos razones: la primera, llevaban más de día y medio y aun no había noticia alguna; y la segunda, su fobia hacia los hospitales.
La castaña se levantó de pequeño banco en que habían adoptado como suyo en las últimas horas y caminó hacia su amigo. Tomó su mano y de un tirón lo obligó a sentarse junto a ella.
Había estado haciendo eso desde que llegaron. De vez en cuando, bajaba a la cafetería por un café para calmar su nerviosismo. Incluso hasta con Daniel lo había hecho en más de una ocasión.
Si fuera otra la situación, a Sam podría causarle gracia ver a sus dos amigos al borde de la locura.
Ella no estaba menos nerviosa o menos afligida, pero lo demostraba de otra manera. Comiéndose las uñas, por ejemplo.
– ¿Quieres que vayamos por algo de comer?– sugirió Niall por primera vez. Sentía la necesidad de proteger a la chica que estaba junto a él o al menos agradecerle por todo lo que había hecho. Ella podía titularlo de desconsiderado y tendría razón.
– Me parece perfecto. Creo que los tres necesitamos un golpe de aire. De lo contrario, vamos a volvernos locos.
– Daniel, ¿Tu vienes?– le preguntó a su amigo que estaba sentado frente a ellos.
Daniel había llegado al hospital a penas amaneció y el alcohol no estaba en su sistema. Se encontraba aun más desesperado que Niall y aunque su amigo intentó tranquilizarlo, su amigo seguía sientiendose culpable del estado de Christina.
– Alguien debe quedarse– respondió Daniel. Niall abrió la boca para explicarle que eso no era necesario, pero Sam se adelantó.
– Vamos, Dani. Necesitas despejarte. Si no quieres comer no importa pero al menos ven con nosotros...
– Gracias por la oferta Samantha pero si Chris despierta quiero ser el primero en estar allí para ella– interrumpió Daniel. Podía notarse en su voz su dolor.
– No te desquites no ella, Dan. Lo que menos necesitamos en este momento es pelear entre nosotros–. El castaño miró por un segundo a su amigo y sin más, se hundió en su asiento y cerró sus ojos, ignorándolos a ambos.
Niall se levantó decidido a golpear a su amigo pero Sam lo detuvo. Como bien había dicho, lo que menos necesitaban era una pelea entre ellos.
– Mejor vamos.
– Voy a matarlo cuando todo termine. Me lo debe– Comentó el rubio comenzando a caminar hacia el ascensor que los llevaría directo a la primera planta, donde se encontraba la cafetería.
❇❇❇
–Tengo que admitirlo– dijo Niall mientra devoraba lo ultimo que quedaba de su hamburguesa. – La comida de este lugar es lo peor que probé en toda mi vida, pero tengo tanta hambre que te juro que me comería todo.
La chica que estaba frente soltó una carcajada. Desde que le habian traído la comida hasta ese momento había estado mencionando el horrible sabor de la misma. Ella no podía estar más de acuerdo con él, pero aun así la forma en lo que decía le causaba mucha gracia.
– Jamie me contó que todo el mundo en la escuela sabe sobre el accidente de Chris– Como era de esperarse. En ese lugar las noticias corrían rápido, demasiado alguna veces.
– Son unos bastardos. No te preocupes por ellos. – Niall le restó importancia.
–Lo sé. Simplemente no me gusta que Chris se vea expuesta ante esto. Ya puedo imaginarme cuando regrese a clases.
– Seguro que el director nos convoca a todos a una reunión para hablar sobre "Lo peligroso que puede ser andar solos".
Ambos rieron. El ambiente por fin se sentía más relajado, probablemente por el buen humor que mantenían ambos, la esperanza o quizás todo era producto de la "maravillosa" comida que acababan de terminar.
Rieron un poco más hasta que se obligaron a si mismos a volver junto a Daniel -por no decir que los echaron del lugar por provocar disturbios-.
En menos de un segundo, las puertas metálicas del ascensor se abrían dejando ver el pasillo blanco en perfecta armonía donde había estado desde que trajeron a Christina, solo que esta vez, un medico finalmente estaba hablando con los padres de la chica.
Los dos comenzaron a correr hacia el final del pasillo como si la vida se les fuera.
– ¿Cómo esta? ¿Ya despertó? ¿Puedo entrar a verla? – preguntó Niall dirigiéndose hacia el doctor. Daniel estaba a unos pasos de él en la misma situación. Necesitaban saber que estaba fuera de peligro.
– Ella esta estable. No presenta ningún trauma grave. Despertó hace un par de horas, pero los analgésicos son muy fuertes y volvió a dormirse. La policía alcanzó a tomar declaraciones a pesar de que Christina estaba algo perdida solo articulaba una y otra vez el mismo nombre.– Sam y Niall se removieron con nerviosismo.
– ¿Cuál? –prenguntó su madre.
– Freddy Kruger, señora.
– Eso es imposible, doctor. Todo el mundo lo sabe.
– Eso mismo dijo el oficial, pero su hija seguía insistiendo. Quizás haya sido una broma de algún adolescente que le salio mal. Espero que pronto encuentren al culpable. Mientras tanto, hay que esperar.
Todos asintieron y después de un par de preguntas más, el doctor desapareció por una de las tantas puertas dejando a los presentes en completo desconcierto. Ninguno volvió a hablar. La simple idea parecía descabellada para todos y de algún modo, estaba cruzando los dedos para que todo eso fuera solo una idea de Christina y nada más.
¿Freddy Kruger? ¿Desde cuando? y sobretodo, ¿Cómo?
Niall se levantó de su asiento y se dirigió hacia su amiga, nuevamente. Necesitaba hacer algo antes de volverse igual de loco que Christina. Las dudas los estaban matando de poco
– Sam, ¿Puedes acompañarme a mi casa? Necesito mostrarte algo. – susurró. Por mucho que quisiera Daniel, esta vez tendría que hacerlo a un lado. El castaño no estaba del todo bien y una cosa más a la lista de locura de Daniel podría ser algo catastrófico.
– Solo si después me llevas a casa.– Niall asintió para luego comenzar a caminar hacia la salida sintiendo los pasos de la chica detrás de él.
Cuanto más rápido llegara a su casa, mejor.
❇❇❇
Niall salio corriendo hacia su casa en cuento se aseguro que Sam había bajado de su motocicleta y tenia los dos pies sobre la tierra de nuevo. No hizo falta decirle nada ya que la castaña no dudo en seguirlo como puedo. Ella no entendía porque estaba tan exaltado pero debía ser importante, al menos para él.
Atravesaron la puerta principal y luego de que Niall la cerrara con llave, continuo su camino hacia el segundo piso.
Hacia mucho tiempo que no iba a la habitación de su hermano, para ser exactos, casi un año y medio. La ultima vez había entrado borracho. Realmente no estaba en sus cinco sentidos sin mencionar la horrible escena que había hecho en la fiesta a la que asistió donde había llorado por más de una hora, en el baño.
Pero esa noche no todo salio mal. Como cada sábado salio pensando no volver y para cuando despertó enredado en sabanas de Dylan, una pequeña caja descansaba a sus pies.
– Niall, ¿Puedes decirme ahora porque me tienes corriendo un maratón por toda la casa? – preguntó Sam entrando finalmente a la habitación. Niall la ignoro. Necesitaba encontrar esa pequeña caja. – Bien, espero sentada mejor... – La castaña camino hacia la cama y junto cuando estaba por sentarse, su amigo la agarró del brazo y la obligó a salir del lugar para luego meterla a otra habitación. – ¡Estas loco! ¿Qué bicho te pico ahora?
– Cierra la boca, Sam. Tu voz me da dolor de cabezas –se quejó el rubio.– Lo que te voy a contar es importante para mi. Probablemente me arrepienta luego pero por ahora prométeme que no se lo dirás a nadie, jamas –. La castaña frunció el ceño. Quizás lo que estaba a punto de revelarle era ese gran secreto que todo el mundo parecía conocer, menos ella. Asintió sin saber que otra cosa hacer y espero con atención. No podía negar que estaba ansiosa.
– Sam, por favor. No es un juego para mi –insistió Niall dejando caer el velo de frialdad que lo cubría a diario. Era la primera vez que Samantha lo vería de esa forma y quería asegurarse que podía confiar en ella por completo.
– Lo prometo Niall. Si es importante para ti, lo es para mi también. Somos amigos, ¿no? –Sam sonrió para animarlo.
Niall respiro profundo antes de comenzar. Con los demás había sido muy sencillo puesto que la mayoría tenia una ligera idea de lo que había sucedido años atrás, pero en ese momento, le costaba demasiado abrir nuevamente la herida.
– Esto es de mi hermano –explicó levantando la pequeña caja que tenia en sus manos. – Lo encontré hace un año, y créeme Sam, cuando lo vi en ese momento empece a creer lo que mis padres y su terapeuta decían de él. Pero hoy... Todo lo que paso con Christina. Sinceramente ya no sé a que temerle.
– Niall, creo que no te estoy siguiendo.–lo interrumpió. Solo eran palabras inconclusas para ella y por más que intentara relacionarla, no podía entender absolutamente nada. – ¿Qué tiene que ver tu hermano y esa caja con Christina?
El muchacho cerró los ojos por un momento buscando fuerzas para continuar. Se vio obligado a sentarse sobre su cama cuando sintió que sus piernas comenzaban a temblar. Las manos le sudaban y la respiración se aceleraba con cada segundo.
– ¿Estas bien? –le preguntó su amiga. El color había abandonado su piel por completo y ahora los lunares resaltaban sobre un blanco que daba miedo. Sam se sentó junto a él y lo abrazó.
– Mi hermano murió, Sam –susurró él. Una pequeña lagrima cayó por su mejilla. – Los policías dijeron que fue un suicidio, pero yo nunca creí eso. La habitación era un desastre, había sangre por todos lados, y mi hermano no estaba loco. – Sam lo abrazó aun más fuerte cuando sintió su piel húmeda. – Durante todos estos años busqué un explicación, Dylan no me dejaría de esa manera. Era mi hermano, siempre estábamos juntos, aunque a veces era demasiado malo conmigo, lo amaba tanto.
–Lo siento mucho, Niall – dijo la castaña separándose un poco de su amigo. Limpio sus lagrimas con el puño de su camisa y le dio sus tiempo para que continuara. Dolía verlo así.
– Nunca encontré nada, ¿sabes?– prosiguió.– Era como si nunca hubiese sucedido nada... Hasta hace un año atrás. – Ambos enfocaron la vista en la caja.
Blanca, con un par de lineas rojas y negras. Niall sonrió recordando que él le había regalado esa caja con varias cosas sin sentidos en su interior.
Lentamente la abrió, como aquel día. Sentimiento no había cambiado puesto que aun seguía sintiendo un golpe en el pecho que lo dejaba sin respiración por un par de segundos. Los recortes, las fotografías, incluso dibujos. Todo eso no había tenido sentido la primera vez, pero ahora le daba mucho miedo.
Sam, por otro lado, no pudo evitar tocarla. Aquella hojas no solo hablaban de horribles asesinatos, también hablaban de aquella cosa a quien tanto le temía.
Freddy Kruger.
– No puede ser...
– No se quien demonios sea ese tal Freddy, pero no le voy a permitir que mate a nadie más.–dijo Niall vaciando todos los recortes que había dentro de la caja sobre su cama. – Se metió con quienes me importan y juro que no voy a parar hasta meterlo a la cárcel.
–Solo hay un problema, Niall.
–¿Cual?
–Freddy esta muerto–respondió Sam señalando un informe donde daba a conocer la noticia de su muerte junto con una foto del mismo, eso con quien ella soñaba.
Estaban en problemas.
- Spoiler:
- Acá esta mi capitulo, espero que les guste. No tengo idea quien sigue así que espero el próximo capitulo.
wang.
Re: Pesadilla en la calle Elm.
Ally, me encanto tu capitulo. Pensé que ya había comentado, pero al parecer se me paso. Lo siento. Sabes que soy un tiro al aire.
Amo como escribis.
Pobre de Daniel, definitivamente saca lo peor en Jamie. (Voy a odiar matarlo). Sospeche que Chris no iba a morir aun. Por mi que no muera nadie, pero bueno, así es la nc.
Amo como escribis.
Pobre de Daniel, definitivamente saca lo peor en Jamie. (Voy a odiar matarlo). Sospeche que Chris no iba a morir aun. Por mi que no muera nadie, pero bueno, así es la nc.
wang.
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