Pesadilla en la calle Elm.

Capítulo 012.

El pequeño Niall, una vez más, no había podido pegar un ojo. Por más que intentara seguir el consejo de sus padres, él no podía ignorar el hecho de que su hermano lloraba desconsolado al otro lado de la pared.
Había escuchado a su mamá mencionar que era culpa de sus nuevas amistades, pero el rubio no estaba tan seguro. Dylan no era la clase de persona que se dejaban llevar por lo que decían los otros.
Corrió las sabanas y se levanto de un salto, a pesar de las advertencias de su madre, y luego de ponerse sus pantuflas de peluche, camino hacia la puerta para salir al pasillo que conectaba todas las habitaciones. No le gustaba ver  así a su hermano.
La puerta del cuarto de su hermano estaba entreabierta, dejando salir un pequeño haz de luz. Dylan solía dormir por alguna extraña razón con la luz prendida, como si eso lo fuese a salvar  de lo que lo atormentaba.

―¿Dylan?―Niall se asomó apenas manteniendo todos los sentido alertas por si sus padres se llegaban a despertar. No quería que lo mandaran de vuelta a su habitación por que en ese caso, no podría ayudar  a su hermano― Dylan, ¿Estas bien?
Nada.
Ignoró por completo el cartel rojo que colgaba sobre el con la leyenda de "No pase. Peligro.", y se metió cerrando la puerta detrás de él. Quizás en la mañana se arrepentiría de no haber hecho caso pero, ¿Qué otra cosa podía hacer?.
Su hermano, cuatro años mayor que él y dos cabezas más alto, se encontraba en una esquina entre su escritorio y la pared que alguna vez fue de color  verde. Lloraba como si hubiese visto al mismísimo diablo.
Dylan le había dicho una ves, cuando él tenia solo cinco años y había intentado escalar el enorme roble que daba sombra al jardín delantero de su casa y había terminado raspándose las rodillas, que los niños no lloraban.

"A la mierda con eso", pensó Niall sacando del bolsillo de su pantalón de pijama un pañuelo para luego entregárselo a su hermano, quien apenas se movió.

―Toma―dijo insistiendo para que lo agarrara. Con miedo, su hermano extendió una mano y lo tomó. Niall le sonrió y se sentó frente a él de tal forma que ambos quedaron a la misma altura. Él aun era un niño de primaria, pero adoraba a su hermano a pesar de que él no le prestaba atención― Mamá y papá dicen que andas en  cosas― continuó al ver que Dylan no estaba interesado en entablar conversación alguna―Yo les dije que era mentira, y que debían escucharte. Sé que tienes miedo y quizás, si  hablas con ellos, puedan solucionar juntos los problemas. Ya sabes, como cuando era pequeño y no me salían los ejercicios de matemáticas y tú me ayudabas a resolverlos.

―Esto es más complicado que las matemáticas― susurró Dylan casi tan bajo que Niall tuvo que esforzarse para poder escucharlo. Parecía que no quería ser escuchado.

―Eso no es lo que solías decir. Tú siempre me repetías: "Las matemáticas son lo peor  en este mundo"...

―Eso era antes, Niall. Mejor vete. Duerme o lo que sea.

―Pero no quiero dormir, Dylan―Niall esperó que su hermano insistiera en que debía irse, pero no obtuvo respuestas. Quizás él solo lo decía, pero en el interior parecía estar más que contento con el hecho de que él estuviese acompañándolo ―¿A que le temes, Dylan?―finalmente se animó a preguntar. Su hermano lo miró a los ojos como si quisiera explicarle todo.

―Hay cosas horribles en este mundo, Niall. No estas a salvo ni en tus propios sueños, recuérdalo siempre.



El timbre retumbo por los pasillos del instituto provocando que Niall  pegara un salto en su silla. Había decidido tomarse una pequeña siesta durante la clase de Química, pero al parecer  se le había ido de las manos.
Christina, su compañera de laboratorio, lo miró preocupada. Sus manos sudaban y se esforzaba para respirar con normalidad.
Hacia demasiado tiempo que no soñaba con su hermano y con esa noche en particular, la última si mal no recordaba. Lo habían encontrado muerto cuando despertaron, un hecho que muchos catalogaron como suicidio pero que claramente había sido algo peor.
Un escalofrío corrió por su columna provocándole pequeños espasmos. El sueño acababa de recordarle que faltaba una semana para que se cumpliera otro año más de su muerte. Eso explicaba el hecho de que sus padre hubiesen planificado unas vacaciones al caribe de forma tan repentina.

―¿Estás bien?―la voz de su amiga hizo que volviera a sobresaltarse―No, no lo estas. ¿Quieres que te acompañe a la enfermería?―Niall pudo ver  que todos sus compañeros ya habían abandonado el aula y estaban solos―Niall... Sería genial que me contestaras, de lo contrario, llamaré a la enfermera. Estas asustándome.

―Relájate Christina. No es para tanto―logró decir. Pudo sentir  como su voz tembló al hablar. Había olvidado por completo lo mucho que le afectaba recordar a su hermano.

―¿Que me relaje? Por Dios, hombre... Si  estás todo sudado―Niall ignoró a su amiga y comenzó a juntar sus cosas. Esa había sido su última clase y lo que menos quería era quedarse tiempo extra en el colegio, escuchando  los retos de su amiga ―¿Estás escuchando?―insistió la castaña. Él metió su cuaderno, donde se suponía que debía tomar notas, dentro de su mochila y la cerró para luego acomodársela en el hombro. Podía sentir la respiración de su amiga en el cuello y estaba seguro que en cualquier momento le saltaría encima. Esa era Christina. A veces se preocupaba más que su propia madre.

―Chris, cariño... Deberías entender de una vez que yo siempre estoy bien―Su amiga puso los ojos en blanco al ver que el Niall que conocía estaba de regreso―Mírame sino―puso una de las típicas sonrisas baja bragas que solía utilizar  cuando una chica se resistía mas de la cuenta, aunque sabia que Chris no caería en sus encantos ni en un millón de años.

―Veo que te recuperas rápido―soltó la castaña cruzándose de brazos.

―¿Que puedo decir? Es la suerte del irlandés―respondió y antes que su amiga pudiera acotar algo más salió del aula.


Los pasillos estaban casi vacíos. Solo unos pocos seguían o bien conversando o decidiendo que libros llevarse a su casa. Niall no hacia ninguna de las dos cosas, él simplemente intentaba caminar lo más rápido posible hacia la salida. Si bien  era conocido en la escuela, gracias a que se había acostado con las mellizas O'Conner  a mismo tiempo, no le gustaba hacer amigos. Y ni hablar de las tareas. Para él  era mas sencillo pedírsela a Christina o a Samantha.

―Odio que me dejes con la palabra en la boca―sonrió al ver que sus cálculos no le había fallado. Le había dado diez segundos, ni más ni menos. Sabia que su amiga no se quedaría callada. Al menos no con él.

―Te extrañe Chris―la castaña le dio un golpe en el brazo antes de detenerse frente a su casillero.

―Espérame. Saco un  par  de cosas y luego nos vamos.

―No pienso llevarte.

―No pienso irme contigo―Niall soltó una carcajada al recordar la última y única vez que había obligado a Chris a subirse a su motocicleta. Casi le da un infarto―No es gracioso. ¿Cuando entenderás que me da miedo?

―El mismo día en que tú te relajes―Su amiga se puso seria mientras cerraba su casillero―¿Qué sucede?

―Lo siento, Niall. Sé que a veces soy paranoica, pero estoy preocupada. Con la muerte a Ahston y luego lo que paso con Daniel... Dios, tengo mucho miedo―el rubio la abrazó antes de que pudiera terminar de hablar. En cierta forma, la entendía. El también había estado preocupado de la misma manera por su amigo hasta la noche anterior, cuando apareció en su habitación oliendo a mugre y muerto de hambre. Según él, había huido de su casa por que no quería estar presente cuando su padre se enterara de que había chocado su auto.
Otra mentira más de Daniel. Pero a Niall no le importo por que al fin había regresado.

―Ya hable con él, Chris. No lo volverá hacer... Sino te juro que lo busco y le pateo el trasero. Ya deja de preocuparte―respondió Niall soltando un poco a su amiga―Tengo una idea genial... Este sábado haré una fiesta y quier o que tú estés presente.

―¿Una fiesta?

―Sip. Una fiesta―contestó con una sonrisa de oreja a oreja. Se le había ocurrido esa misma mañana cuando sus padre le anunciaron que se irían de viaje.
Christina lo miro enojada.

―No creo que sea correcto.

―¿Porque no?

―¡Niall! ¡El colegio entero esta de luto! ―él seguia sin comprender. ¿Porque no podría hacer una fiesta? ―Los amigos de Ahston se van a enojar, y no se si recuerdas, pero la mayoria era amigo de Ashton.

―¿Tú eras amiga de Ahston?―preguntó el rubio.

―No, pero...

―Entonces no veo el problema―la interrumpió. Christina puso las manos en su cadera mientras daba pequeños golpecitos al suelo con el pie derecho. Esta más que enojada ahora.

―¿De que hablan?―preguntó Jamie quien acababa de llegar junto a su novia.―Oye Chris... No arrugues tanto la frente o te saldrán arrugas―soltó ganándose una mirada furiosa de la susodicha y de su novio también. Niall rió junto con él.

―Son un par de payasos―contestó Christina.

―Nos amas igual―canturreó Jamie.―¿Que te tiene preocupada princesa?―volvió a preguntar cuando logro calmar su risa.

―Vendrán a mi fiestas, ¿verdad?―dijo Niall antes de que su amiga pudiera abrir la boca.

―¿Estas loco?― Jamie soltó una carcajada deseando que fuera otra broma de mal gusto de su amigo, pero se calmo cuando vio que hablaba en serio―Oye... No creo que sea lo mejor. La mitad de la escuela aun se esta recuperando de la muerte de Ashton y...

―Yo no era amigo de Ashton. No veo porque no puedo hacer una fiesta―lo interrumpió Niall. Sus tres amigos se miraron sin saber que decir. Posiblemente el rubio tenia razón, pero no podía ser tan frío e insensible. Había chicos que aun lloraban su muerte, sus padres seguro lo hacían, y no seria de su agrado enterarse que harían una fiesta a pocas calle de su casa.

―¿Que clase de ser humano eres?―preguntó finalmente Sam, rompiendo el incomodo silencio que se había formado―¿No sientes lastima por sus padres, al menos? Ponte en su situación, Niall.

―No podemos vivir pensando en la muerte, querida Sam―contestó al mismo tiempo que le acomodaba un mechón detrás de su oreja. Jamie le aparto la mano de su novia. No le gustaba nada cuando Niall se mostraba así de cariñoso con ella, porque aunque sabia a la perfección que Samantha era de él, Niall era un mujeriego. ―Tranquilo Jamie, no seria capaz de tocarle un pelo―río ante su broma. Sam se aferro al brazo de su novio con algo de miedo.

―Ya basta, Niall―Chris lo miró con el ceño fruncido advirtiéndole con la mirada lo que podía pasar si no terminaba ahí.

―¿No puedo divertirme ahora?―preguntó. Jamie y Chris negaron con la cabeza.―Cierto. Ashton murió hace un par de días.

―¡Niall!―Christina gritó horrorizada por  lo que acababa de escuchar.

―¿Saben  que?... No me importa. Haré la fiesta con o sin ustedes. Están invitados, de todas formas. Quizás cambian de opinión...
 
Les guiño un ojo antes de salir del instituto directo al estacionamiento donde su Hearley lo esperada para llevarlo a algún lugar donde no hubiese un Ahston ni un Dylan. No lo importaba lo que sus compañeros dijeran, él haría la fiesta igual.
Iba a pararlo genial, sin dudas, y el alcohol seria su bálsamo.
Lo irónico era que se había levantado de muy buen humor ese día, pero al parecer el universo estaba empeñado en llevarle la contra porque aunque se había esforzado, iba terminar igual que siempre: en algún bar con alguna botella en la mano.