Pesadilla en la calle Elm.

Capítulo 011.

Michael se encontraba viendo el techo de su habitación, mientras sus pensamientos divagaban por su cabeza sin ninguna dirección concreta. De pronto, un escalofrío se hizo presente, estremeciendo todo su cuerpo. Eso se le hizo raro, pues tenía la calefacción prendida y estaba medianamente abrigado, pero no le tomó importancia. A los pocos minutos, la canción Basket Case de Green Day comenzó a sonar, era el tono de llamada que tenía para Devonne. Sin dudar, atendió la llamada esperando encontrarse con la voz de su amiga, pero en vez de eso, se encontró con la de su hermanastro, Cameron. 

—¿Hola? ¿Mike? 
—Sí, soy yo, ¿qué pasa, Cam? 
—No puedo decirte por teléfono, ¿puedes venir? 
—Claro... en unos minutos estoy allí — dicho esto, finalizó la llamada con cierta preocupación.

El rubio se levantó de la cama e inmediatamente se colocó sus zapatillas y una chaqueta negra, guardó su celular en el bolsillo de esta y bajó las escaleras dando saltos de dos en dos. Casi nunca Cameron lo llamaba para hablarle sobre Devonne, y menos con tanta seriedad, por eso la preocupación de Michael. 
Sus padres se encontraban dormidos, por lo que sin hacer mucho ruido, tomó las llaves de su motocicleta y salió de su casa. Condució lo más rápido que la ley le permitía, lo menos que necesitaba era que lo detuviera un oficial de la policía. Al cabo de unos diez minutos frenó enfrente de una casa color beige, la conocía de memoria, era la casa de su mejor amiga. Bajó de su vehículo y le envió un mensaje a Cameron diciendo que ya había llegado, en tan solo unos segundos la puerta se abrió, dejando ver al chico anteriormente mencionado. 
Ambos se saludaron con un típico apretón de manos para que luego el castaño le señalaran el piso de arriba, indicando así de que su amiga se encontraba en su habitación. Michael subió rápidamente las escaleras para dirigirse al cuarto de Devonne, cuando llegó, se encontró con la morena mirándose al espejo. Le pareció normal, hasta que se fijó en su brazo. Estaba todo vendado... ¿Cómo había sucedido semejante cosa? 
Ella se giró y corrió a abrazarlo, pudo sentir que estaba temblando y que se aferraba a él fuertemente, cómo si tuviera miedo de que se fuera... Quería preguntarle quién había sido el que le lastimó el brazo, pero considerando en el estado en el que ella estaba, prefirió no hacerlo.
Su amiga continuó abrazándolo y llorando en su hombro por unos cuantos minutos, hasta que lentamente comenzó a calmarse. 

—¿Te quedas a dormir? Por favor, no quiero quedarme sola —preguntó con una mirada que hizo que Mike simplemente no pudiera negarse y asintió. 

{...}

La oscuridad reinaba, a lo lejos se escuchaba el ruido de la lluvia y la respiración del rubio era entrecortada. Una leve luz se hizo visible mediante una ventana que estaba a su lado, y gracias a eso pudo darse cuenta que se encontraba en una habitación, y una muy deteriorada. Las paredes estaban sin pintar y afectadas por la humedad, el suelo se encontraba sucio y había un desagradable olor. Michael se encontraba en una de las esquinas y sentado, pero debido a la curiosidad, se puso de pie para investigar el lugar en el cuál estaba. Salió por la puerta no existente de aquella habitación y se encontró con un largo y oscuro pasillo. Al final de este se escuchaba una voz pidiendo auxilio, no le costó mucho reconocer que se trataba de Devonne. Michael se desesperó al seguir escuchando los gritos e intentó correr hacia ella, pero una mano lo detuvo. 
Se giró para librarse de cualquier cosa que le estuviera impidiendo ir en ayuda de su amiga, pero se chocó con un rostro horriblemente desfigurado por, al parecer, quemaduras. El hombre sonrió de forma macabra y sin piedad le arañó la playera a Michael, causándole así unos cuantos cortes en su abdomen. Éste gritó de dolor pero aún así seguía luchando para zafarse del agarra, hasta que lo logró y salió corriendo en busca de su amiga. Sentía cada vez más su llanto, lo cuál indicaba que estaba cerca, pero entonces cuatro filosas cuchillas se hundieron en su espalda, haciendo que cayera al suelo.

—Escúchame bien, niño rudo, Freddy volvió. Y ni tú ni nadie puede impedirlo —el rostro se encontraba enfrente de él y pudo ver cómo una sonrisa se formaba en él.

El sonido de Devonne gritando su nombre se tornaba más y más cercano, hasta que finalmente despertó.

{...}

La mirada café de su amiga fue lo primero que vio apenas despertó, ella estaba nerviosa y con tono preocupado. Michael se sentó en el colchón y la abrazó, pero a los segundos ella se aparta y con una mirada de temor posada en él. 

—¿Qué ocurre? 
—Tu espalda... está sangrando...
—¿Qué? —el rubio se levantó rápidamente y se dirigió al baño de la habitación, una vez que estuvo enfrente del espejo, pudo ver que no sólo su espalda se encontraba herida sino también su abdomen— Imposible... Esto es imposible...
—¿También tuviste las pesadillas, no? —preguntó Devonne apoyándose en el umbral de la puerta mientras sus ojos se ponían cristalinos. Michael solamente pudo asentir— Déjame que te cure eso... 

De una repisa que se encontraba al lado de la puerta tomó el botiquín. Hizo que su amigo se sentara en la tapa del inodoro mientras ella limpiaba los cortes de su espalda. No eran muy profundos pero lo suficiente como para que su remera se haya manchado totalmente de sangre. Cuando terminó con esos, intentó curar los demás pero Mike insistió en que él podía. 
Mientras se limpiaba sus heridas, Devonne cambiaba las sábanas del colchón, pues éstas estaban teñidas de rojo y no sería muy agradable dormir sobre sangre. Bueno, al menos para ella eso no sería cómodo. Cuando las quitó, se dio cuenta de que el líquido rojizo había llegado al colchón, por lo que Mike tendría que dormir con ella. No era algo raro entre ellos, pues eran amigos desde hace bastante tiempo y se tenían bastante confianza como dormir en la misma cama sin hacer nada. 

{...}

Devonne se encontraba en el autobús camino al colegio mientras que por sus auriculares sonaba Nightmare de Avenged Sevenfold, un grupo que le gustaba bastante gracias a su hermanastro. Llevaba un suéter bastante holgado pero se podía ver que tenía la muñeca vendada cuando movía el brazo. 
En cierta parada, sube una de sus amigas, Hunter. Se ve que ella la reconoció ya que se acercó hasta su asiento.

—¿Me puedo sentar aquí?
—Claro, ¿cómo estás Hunter? —preguntó quitándose uno de los auriculares para poder escucharla sin dejar de escuchar su música.
—Bien, ¿qué te pasó en el brazo?
—Nada, bueno en realidad no sé, estaba soñando, supongo que me lastimé un poco —mintió mirando por la ventana. ¿Qué le diría? ¿Qué tuvo pesadillas con un tipo aterrador y que él le hizo esto? La tomaría de loca.
—¿Pesadillas? —comentó Hunter, a lo que ella volteó con los ojos cristalinos recordando que no solo ella lo sufrió, sino su mejor amigo también...
—Yo... 
—No digas nada, ayer soñé con un hombre... 
—¿Con garras? —preguntó tratando de ocultar el miedo que comenzaba a apoderarse de ella.
—¿Y un mugriento suéter a rayas? Sí —Devonne simplemente palideció, Freddy había vuelto y no para atormentarla a ella sola.
—¿Cómo es eso posible?
—No lo sé, debería saber, pero no lo sé.

Devonne miró por la ventana para disimular sus ganas de llorar... Esas pesadillas, esas malditas pesadillas que le habían arruinado su infancia estaban de vuelta, y no para arruinar solamente su vida sino la de muchas personas más. 
¿Por qué aquel extraño había vuelto a sus pesadillas? ¿Por qué si la herían en el sueño, mágicamente, esas heridas se transmitían a la realidad? ¿Por qué ese tipo disfrutaba del sufrimiento de los demás? ¿Por qué tenía una sed de venganza? ¿Qué fue tan malo cómo para que decidiera atormentar a los demás?