Pesadilla en la calle Elm.

Capítulo 017.

Chris miraba fijamente como ambos el carro y la moto desaparecían a la distancia. Por un segundo consideró subir a su auto y seguirlos, pero  descartó la idea rápidamente. Estaba cansada de ser ella siempre la que se preocupaba por esos dos idiotas. Ni siquiera llegaba a entender por qué se permitía perder el tiempo con ellos. Siempre que les hablaba era como estar conversando con una pared, ésta no te responderá y te verás simplemente demente por intentar hacerlo.

– Chris – despegó la mirada del camino para mirar a Jamie. – Lo hubieras dejado, tal vez se hubiera quedado a tu lado. – alzó las cejas de manera tentativa. Sin poder responder, Sam le pegó en el estómago a su novio.
– No digas estupideces, sería ridículo si Christina se dejara besar por Daniel, sería una pérdida de tiempo, es tan inmaduro como Niall, no va a cambiar. – Sam rodó los ojos.
– ¿Daniel? ¿Acaso no has visto como la mira? De poder, movería las estrellas con tal de verla sonreír, él tiene algo que Niall no, una motivación para comprometerse. –  señaló a Chris, sin embargo, no despegaba la  vista de Sam.
– ¿Qué? Claro que no. – antes de que él pudiera objetar, continuó hablando – No lo soy, así como tampoco haría nada por mí, además, no espero que lo haga. Esperar algo de cualquier de los dos resultaría en un clara desilusión. Daniel no quiere a nadie más que a sí mismo, ya lo ha demostrado.

Sin esperar la respuesta de ninguno de los dos, caminó a su auto. En otras circunstancias se hubiera despedido debidamente de Sam, sin embargo, ésta estaba enojada con Chris. No le creía la excusa de la caída y se mostró indiferente por el resto del día. Le dolía, y mucho, pero ya tenía suficiente problemas con los otros dos, estaba cansada, sólo quería llegar a dormir a su casa, sin embargo, tenía miedo de hacerlo.


La brisa se sentía agradable, al igual que la textura del pasto bajo sus manos. No era un día soleado, de hecho, parecía que llovería en cualquier momento; no le importaba de todas maneras. Sabía que su mamá la regañaría por ensuciar unos pantalones que a ella no le tocaría lavar de todas maneras o que se mostraría desilusionada al ver que su hija no le importaba llegar a la hora de la cena, pero lidiaría con ello luego. Por un momento, quería pensar sólo en ella, como parecían hacer todos a su alrededor, quería experimentar como se sentía disfrutar el momento.
No sabía por qué se había dirigido a aquel campo, no obstante, le parecía que ya había estado allí antes. Todo le parecía raramente familiar, el aroma, las flores, la tranquilidad que se inspiraba, de todas maneras, sabía que era la primera vez que estaba allí. Lo demás era difuso y no lo entendía, como si esa fuera la realidad en lugar de lo que con seguridad sabe. Era lo más parecido al hogar.

Era irónico, como todo a su alrededor, todo lo que conocía, lo que se llama realidad, todo, se estaba derrumbando a su alrededor, y ella estaba ahí, tranquila, sonriendo sinceramente por primera vez desde hace mucho tiempo.

Su celular comenzó a vibrar en su bolsillo, siendo por primera vez consiente de que lo había dejado ahí en lugar de guardarlo en el bolso que se encontraba reposando en el asiento del auto. En ese caso, no lo hubiera escuchado y hubiera sido para mejor.

Resignada, suspiró y tomó el teléfono en sus manos. Miró el número por unos segundos, al ver que no era ninguno de sus padres. Lo puso en silencio y dejó que vibrara a su lado. Se recostó en el pasto y se dejó perder en las nubes y en sus pensamientos.


El olor a humo inundaba sus fosas nasales y llegaba a sus pulmones, provocándole un gran malestar. Ya no sentía la suave hierba, ni la relajante brisa, en su lugar se encontraba el pavimento y el humo que no se detenía. Extrañada, abrió los ojos. Lo primero que vio fue una llamarada roja que la hizo retroceder unos metros, evaluando el resto del lugar, supo que no era sólo una. Evaluaba su entorno por alguna salida, pero no tenía sentido, las paredes la encerraban; no había puertas, al menos no veía ninguna, y las ventanas se encontraban a una altura muy alta como para que ella o cualquier otra persona pudiera alcanzarlas.

La desesperación la consumía poco a poco. Tosía esperando sacar el exceso de humo de sus pulmones, pero éste no hacía más que volver a entrar. Empezó a gritar esperando que cualquier persona la escuchara y se apiadara de ella. Miró a su alrededor de nuevo, las llamas aún la acorralaban y poco a poco se acercaban más a Christina. Se levantó del suelo y se alejó lo más que pudo, acorralándose en una esquina. Por un momento, la escena le pareció más que trillada, pero la ironía en este momento resultaba ser una de sus menores preocupaciones.

Una risa resonó por las paredes del lugar y al momento de identificar de quien era, entendió todo lo que ocurría a su alrededor. No quería llorar frente a él, pero le era imposible debido a que ya conocía las consecuencias. Se acercó a ella, las llamas lo atravesaban pero no le hacían absolutamente ningún daño. Él rió de nuevo al verla encogerse en su lugar.

– Antes corrías emocionada a mis brazos Chrissy. Me mirabas con una sonrisa. Ahora te alejas y cada vez que te veo lloras. Pensé que eras más fuerte que esto. – Su sonrisa provocó escalofríos en Christina, al igual que sus palabras. Frunció un poco el ceño al evaluar lo que dijo. Antes de los sueños, ella jamás lo había visto. La sonrisa desapareció del demacrado rostro de Freddy – Pero no me recuerdas.

En un movimiento brusco, se abalanzó sobre ella y clavó sus navajas en el costado de ella, asegurándose de no dañar gravemente ningún órgano, pero arrebatando un grito de dolor de sus labios.

– Shhh, tranquila. – le acarició el cabello con la otra mano. – Deberías agradecer que todavía no me he cansado de jugar contigo.

Ally: Chris es tan akljdslja me dan ganas de abrazarla bien fuerte. Es muy cute. Lastima que tenga a ese par de amigos, porque sinceramente, son los peores amigos del mundo. omg, Freddy apareció en sus sueños. Me dio miedo cuando le comenzó a hablar. Me recuerda a esos psicópatas violadores seriales de las películas. No, que feo.
¡Que se despierte, por favor!
Ya sabes que amo como escribir princesa. Estoy terminando mi capitulo. yeah!

Lin: omg, Zayn. ¡No Freddy, con Zayn no! Hijo de su mami. Podre, me dio mucha lastima por él. Por suerte tenia a Harry ahí para ayudarlo. Ahora si que va a creer en cualquier cosa que le digan. Pobre va a vivir traumatizado con eso. Me encanto Lin. Escribes hermoso.