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Mensaje por Sunny Mar 31 Ene 2012, 5:43 pm


Capitulo 14 6/10)
●[Adapтada]● ~Deseos al Aиocнecer~(nick y tu)[TERMINADA] - Página 10 Daae
—Supongo que tenía menos hambre de la que creía. —______ apartó el plato que tenía delante después de dejar la comida a medias.
—Es por la transformación —explicó Nicholas. —Las valquirias no comen.
—¿Cómo es eso posible?
—No lo sé. ¿Cómo es posible que los mutantes se conviertan en animales, o que las brujas muevan objetos con la mente?
Tan pronto como ______ tiró las sobras a la basura, se dio cuenta de lo cansada que estaba. Tampoco la ayudó demasiado que Nicholas hubiera bajado la luz y hubiera corrido las cortinas.
Se sentó en el borde de la cama. Su cuerpo estaba agotado, pero su mente seguía despierta, inquieta. ¿Hipersensibilidad? Sin duda alguna. Estaba encerrada en una habitación, a oscuras, con un demonio con el que tenía sueños nada sutiles.
En un principio, había creído que los cuernos le harían decaer la libido, por no mencionar lo de los tacos, pero no era así. La verdad era que ______ se sentía extrañamente atraída por el demonio. Y empezaba a costarle controlar dicha atracción.
Tenía que conseguir sus pastillas, no sólo para ver si así lograba frenar el impulso que sentía de abalanzarse sobre él, sino también para tratar de frenar el proceso de conversión.
¿Proceso? ¿Acaso podía ir a más?
Recordó la conversación que sus padres habían mantenido con aquel psiquiatra tan pomposo, el «mejor» del Estado. El tipo se había pasado horas elucubrando sobre el delicado estado mental de ______...
—Estamos ante un caso claro de trastorno obsesivo-compulsivo. El paciente muestra un miedo persistente a cualquier cambio —les dijo a sus pobres padres. —Su hija siempre tendrá miedo a cambiar, y eso la hará actuar de manera imprevisible. Estos comportamientos compulsivos pueden a su vez crearle mucha ansiedad, entonces es cuando el enfermo contraataca con el orden obsesivo. Cuanto mayor sea el impulso, más fuerte será la reacción para tratar de dominarlo.
Oh, y también les había hablado de ciertos desequilibrios químicos.
—Seguramente heredados de sus padres biológicos —prosiguió el médico con un suspiro de resignación, como si ya hubiera visto aquello antes. —Todo ello, exacerbado por la inseguridad que ______ siente por ser adoptada.
Ella jamás se había sentido insegura por eso. Sus padres habían sido increíblemente pacientes, cariñosos y comprensivos. Sin embargo, en seguida empezaron a sentirse culpables por las rarezas de su hija, y buscaron algún fallo, algo que hubieran podido hacer por ella y no hicieron, o al revés.
Su madre incluso le pidió perdón antes de morir...
Ante ese recuerdo, enterró el rostro entre las manos.
—Alto ahí, princesa. —Nick se sentó a su lado en menos de un segundo. —¿Qué te pasa? —Cuando ella no respondió, añadió: —Mira, no soy de esos a los que se les da bien este tipo de cosas... consolar, me refiero. Pero si... quieres contarme lo que te preocupa...
______ tardó un rato en responder.
—Es que todo esto es demasiado. Quiero decir, anoche me drogaron, me secuestraron, y luego... —Se quedó a medias.
—¿Y luego qué? Cuéntame lo que te pasó.
La voz de ______ se transformó en un susurro.
—Fue horrible. Me desperté y... y estaba... desnuda, atada a un altar para una especie de ritual. Todos aquellos demonios estaban mirándome. Traté de razonar con ellos, les supliqué que me soltaran, pero se limitaron a reírse de mí e ignoraron mis súplicas. Luego, cuando todo iba a empezar, grité.
—El grito de las valquirias.
Ella asintió.
—Fue el grito más agudo que he oído jamás. El cristal de la cúpula que había encima de mí se rompió. Y un rayo me cayó justo en el pecho, y luego otro, y otro. No recuerdo demasiado después de eso. De lo único que me acuerdo es de que estaba furiosa, y tenía una necesidad incontrolable de hacer daño a alguien.
¿Cuándo había empezado Nick a acariciarle la espalda? Tenía la mano grande y áspera, y la movía despacio arriba y abajo.
—Has pasado por muchas cosas. Es normal que reacciones así.
—¿Normal para una humana o para una valquiria? —preguntó ella casi llorando. —No sé cómo reaccionar, pues yo nunca he sido del todo ni la una ni la otra.
En ese preciso instante, ______ comprendió que aquella frase era completamente cierta. Y eso significaba que tenía que replanteárselo todo. ¿Quién era ella en realidad? Ya no se reconocía a sí misma.
Tal como Nix había dicho.
Y ______ sabía que ante la ausencia de una constante que pudiera tomar como ejemplo, introducir una nueva variable sólo conseguiría crear el caos más absoluto.
—No me gusta alterar mi rutina. No me gustan las sorpresas. No suelo reaccionar nada bien, ni siquiera cuando tengo un buen día.
—Tal vez no reaccionas bien porque no tienes práctica.
—No, tengo una enfermedad...
—Te gusta ordenar cosas. ¿Qué hay de malo en eso?
______ frunció el cejo. Había oído a su padre decirle esa misma frase a su madre cuando el doctor Pomposo quiso recetarle unas pastillas.
—Haces que parezca insignificante —contestó, negando con la cabeza. —Pero hubo una época en que no salía de mi casa porque tenía miedo de que me pillara una tormenta, o ver una joya y quedarme embobada mirándola. Y ahora no tengo ni idea de cómo reaccionar. Nicholas, lo que es normal para una valquiria quizá no sea normal para mí. —Sabía que sonaría frívolo, pero no pudo evitar añadir: —Y no quiero tener colmillos y orejas puntiagudas.
—Ya sé que eso no te hará cambiar de opinión, pero a mí me encantan las orejas puntiagudas. Ella lo miró incrédula.
—No, en serio. Para los hombres de la Tradición, cuando una mujer posee esas orejas, señal de que es una furia o una valquiria, y ambas especies son conocidas por su increíble belleza.
—Aun en el caso de que no me hicieran parecer un monstruo, me causarán problemas con los humanos.
—No, qué va. Lo único que tienes que hacer es tapártelas con este pelo tan precioso que tienes. He visto a valquirias ocultárselas con trenzas, y otras se las cubren con diademas. También he visto a algunas llevarlas al descubierto y decir que hacen de extras en una película y que todavía no se han quitado el maquillaje.
A Nix no parecía que le preocupara demasiado enseñarlas.
—¿Y qué me dices de los colmillos?
—Son muy pequeños, ______. —Nicholas sonrió y se le arrugaron las comisuras de los ojos. —Los humanos ni siquiera les prestarán atención.
—Pero yo sí, y seguro que empezaré a hacer cosas raras.
—No, aprenderás a convivir con ellos. Lo de evitar que se fijen en uno es también cuestión de actitud. —¿Su voz sonaba ahora más profunda?
—Si conseguimos llegar al escondite de ese hechicero, entonces... —______ se interrumpió y levantó las cejas. —Nicholas, ¿me estás oliendo el pelo?
Sin importarle lo más mínimo que ella le hubiera pillado con las manos en la masa, él le cogió un mechón y se lo acercó para inhalar.
—Pero ¿se puede saber qué te pasa? —exclamó ______ poniéndose en pie.
—¿Qué? Sólo neces... quería oler tu pelo.
—Dices que estás dispuesto a escucharme, pero no te importa lo más mínimo lo que estoy sintiendo.
—Eso no es verdad, princesa.
______ fue en busca de su móvil y lo arrancó del cargador. —¿A quién vas a llamar?
—¡Al hombre en el que debería haber confiado desde el principio, en vez del demonio mercenario al que le importa más el olor de mi pelo que mis sentimientos!


Última edición por Luciana. el Lun 16 Abr 2012, 12:27 pm, editado 1 vez
Sunny
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●[Adapтada]● ~Deseos al Aиocнecer~(nick y tu)[TERMINADA] - Página 10 Empty Re: ●[Adapтada]● ~Deseos al Aиocнecer~(nick y tu)[TERMINADA]

Mensaje por Sunny Mar 31 Ene 2012, 5:50 pm


Capitulo 15 (7/10)
●[Adapтada]● ~Deseos al Aиocнecer~(nick y tu)[TERMINADA] - Página 10 Daae
—¿Visitando a unos parientes? —Preguntó Tim incrédulo. —¿En Memphis? Pero si a ti no te gusta viajar. ______ se cambió el móvil de oreja.
—Fue una emergencia. Ahora todo está solucionado, pero creo que tendré que quedarme unos cuantos días. —Para cambiar de tema, dijo: —Dime, ¿cómo van las conferencias? ¿Es bonito California?
Nicholas paseaba nervioso por la habitación.
«Está bien, ya no podía seguir fingiendo que no lo veía. El demonio le había tirado los tejos, y ahora parecía estar celoso... pero, ¿por qué?»
______ era exponencialmente mucho más joven que él, y no era ninguna belleza como Nix. Ella era guapa en sentido intelectual. No en plan femme fatale inmortal.
Ella y Nicholas hacían muy mala pareja. ______ no era de su mundo y le había dejado claro que no tenía intención de pasar a formar parte de él de un modo permanente...
—Nuestro artículo tuvo muy buenas críticas —contestó Tim. —Buenísimas. Ojalá pudieras estar aquí.
A ______ le dio un poco de rabia pensar que él había recibido todos los elogios. Ella era la mejor matemática de los dos, y ambos lo sabían.
Se quedó atónita. ¿De dónde había salido eso? Nunca antes se había sentido tan irascible con Tim. Ya tenía otro ejemplo de cómo la estaba afectando aquel proceso de cambio.
—Te echo de menos —dijo él, haciéndola sentir todavía más culpable por haberse enfadado.
—Y yo a ti —respondió ella.
Al oír esas palabras, Nicholas se sentó para levantarse en seguida y volver a pasear de un lado a otro.
—¿Sigues trabajando en lo del código? —Preguntó Tim. —No he visto que hayas colgado ningún cambio. —La pareja compartía una cuenta de Internet en la que tenían una copia de todos sus trabajos, y que actualizaban religiosamente cada noche.
—Mañana mismo vuelvo a ponerme.
—Cuanto antes lo hagas...
—Lo sé, lo sé. Antes tendré el doctorado... —Su novio siempre la había apoyado en todo, animándola a que luchara por sus sueños.
En voz más baja, Tim dijo:
—Tengo muchas ganas de verte, nena.
«Nena». ¿Por qué no se había dado cuenta antes de que Tim la llamaba de ese modo tan a menudo? —Lo sé, yo también.
Nick entró en el baño y dio un portazo. Salió segundos más tarde, con la cara empapada de agua.
—Cuelga —soltó antes de que ella pudiera tapar el auricular.
—¿Quién era ése? —preguntó Tim.
—Un... primo mío.
—No sabía que tuvieras primos.
—Ni yo, hasta hace un par de días. Al parecer, hay una rama de la familia que aún no conocía. —Cuando vio que Nicholas se le acercaba, se apresuró a añadir: —Tengo que colgar. Te llamaré luego.
—Sí, claro. Ve con cuidado...
Nicholas le arrancó el móvil de la mano antes de que le diese tiempo a colgar, y esquivó los manotazos que ella trató de darle.
—Aquí el primo lejanísimo de ______ —dijo nick. —Lo siento, Todd, pero la nena no volverá a llamarte hasta dentro de una o dos semanas.
—¡Cómo te atreves! —Exclamó ______ tan pronto como el demonio colgó el teléfono. —Se supone que lo único que tienes que hacer es mantenerme a salvo, para eso te pagan. ¡Explícame por qué es peligroso que hable con él!
—No es peligroso —contestó, acercándose a ella hasta quedar pegado a su nariz.
Ambos tenían la respiración acelerada. Nick era tan enorme que parecía hacerse con todo el aire que ______ necesitaba para respirar, haciendo que le fuera imposible concentrarse.
—Entonces, ¿por qué?
—Quizá porque me he pasado el suficiente tiempo observándote como para saber que estás desperdiciando tu pasión con un hombre como él.
—¡Eso no te corresponde a ti decidirlo! Nix me dijo que te había contratado para que me llevaras hasta el hechicero, nada más.
Él le rodeó la cintura con un brazo, y la sujetó con firmeza cuando ella empezó a golpearle el pecho con los puños.
—Tal vez tengas razón, pero eso no implica que no pueda decirte que creo que estás cometiendo un error.
—De acuerdo. Tomo nota —replicó, sin dejar de moverse. —¡Suéltame de una vez!
—Creo que no lo entiendes. Tal vez ha llegado el momento de que te demuestre cómo se supone que tienen que ser las cosas entre un hombre y una mujer.
Antes de que ______ pudiera reaccionar, Nick le cogió el rostro y agachó la cabeza, devorándole la boca con la suya. El calor que emanaba de los labios del demonio hizo que la muchacha se estremeciera. Estaba demasiado atónita para moverse, para respirar. Tras unos instantes... lo hizo.
Nick acarició con su lengua la de ella de un modo tan sensual que ______ cesó de tratar de soltarse. Se dio cuenta de que dejaba de golpearlo y descansaba las dóciles palmas contra aquel poderoso torso.
Jamás hubiese imaginado que el beso de un rudo mercenario pudiera ser tan erótico, tan tierno, tan cálido. Y no pudo evitar devolvérselo. Nick gimió contra los labios de ella, así que ______ volvió a besarlo, y se perdió en la caricia.
Cuando, fascinada, le apretó los músculos del pecho, él la empujó con delicadeza contra la pared, atrapándola con su cuerpo.Profundizando el beso sin ningún esfuerzo, la excitó hasta un punto sin retorno.
El demonio se apartó, pero sólo para poder recorrerle el cuello con los labios.
—Eso es, princesa —le susurró, lamiéndole la piel. —Deja que te bese, lo haré hasta conseguir que te estremezcas entera.
Ya lo estaba. En especial en los pezones. ______ sentía una humedad entre las piernas, y el anhelo de que él la tocara precisamente allí...
Sin previo aviso, Nick le abrió el albornoz hasta la cintura, dejando al descubierto el camisón de seda negra que llevaba. Cuando le pellizcó los pezones por encima de la tela, ______ casi perdió el control, y el grito que salió de su garganta se transformó en un gemido.
—La seda es lo único que debería cubrir unos pechos tan perfectos.
Deslizó las manos por sus costados, acariciándole las puntas de los senos con los pulgares una y otra vez, hasta que ella arqueó la espalda en busca de más. ______ se mordió el labio inferior, esforzándose por controlar los gemidos.
—Eres tan sensible... Podría hacer que llegaras al orgasmo en cuestión de segundos. ¿Quieres que lo haga? —le preguntó, besándola de nuevo.
Mientras él le recorría la lengua con la suya de aquel modo tan perverso, ______ se dio cuenta de que sí quería que lo hiciera. Con desesperación.
«Demasiado rápido... estoy perdiendo el control.»
Pero no podía dejar de besarlo.
«Oh, Dios, lo estoy perdiendo.»
¿Por qué no podía dejar de besarlo?
A esas alturas, apenas podía dominar las ganas que tenía de hundir las uñas en el cuerpo de Nicholas, de apretarlo contra sí para que no pudiera apartarse.
Estaba a punto de decirle que podía hacer con ella lo que quisiera cuando él empezó a moverse despacio, presionando su erección contra su entrepierna.
La parte racional del cerebro de ______ le decía que aquello no podía estar bien, pero otra parte no paraba de imaginarse cosas de lo más perturbadoras. Se veía a sí misma arrancándole los vaqueros para que su pene le acariciara la piel desnuda. Después, lo tumbaría en la cama y lo guiaría despacio hacia el interior de su cuerpo. Con él hundido en su sexo, por fin podría acariciar tranquila los fuertes músculos del torso del demonio...
Cuando se vio deslizar las manos hacia abajo para desabrocharle los pantalones, ______ se asustó. Esos impulsos no eran propios de ella. Abrió los ojos como platos y lo empujó por los hombros.
—¡Para... no!
Nick se apartó, tenía la respiración entrecortada, los cuernos erguidos. Parecía peligroso, excitado... tentador.
—Sabía que ibas a detenerme. —Sonrió de un modo que la dejó sin aliento. —Pero has llegado más lejos de lo que creía.
—¿Qué sucede? —preguntó, dando un paso atrás. Estaba hecha un lío, su cuerpo le exigía llegar hasta el final. —¿Por qué lo has hecho? ¿A qué ha venido esto?
—Deseaba estar contigo.
Ella se cerró el albornoz hasta el cuello.
—¿Deseabas estar conmigo? —repitió. —¿Por qué? ¿Para darme una lección, o porque te sientes atraído por mí?
—Tal vez por ambas cosas.
—¿Por qué ibas a sentirte atraído por mí? No tiene sentido.
—No sólo les gustas a los cuatro ojos, ¿sabes?
—¿Qué quieres decir con eso?
—Quiero decir que me pareces muy sexy. Sobre eso no te voy a mentir.
—¿Sexy? —preguntó con la voz estrangulada. —Pero... pero si a ti te gusta otro tipo de mujeres. Más tetas, menos cerebro, ¡eso fue lo que me dijiste! ¡Y yo no he hecho nada para llamar tu atención! Ni siquiera llevo maquillaje, ni escotes...
—¿Crees que porque no lo intentes no resultas atractiva?
—Pues... sí.
—Asúmelo, ______, eres una belleza.
Aquello no tenía ni pies ni cabeza.
—Basta de besos, Nicholas —le dijo señalándolo con un dedo. —No forman parte del trato. Tengo novio.
—No, tú no tienes novio. Como mucho, tienes un amigo. Vosotros dos no dormís juntos ni hacéis nada de lo que hacen las parejas. Y eso es porque no tienes ni idea. No tienes ni idea de lo que te estás perdiendo.
Ella no pudo rebatir esas palabras.
—Durante el poco tiempo que nos queda juntos, voy a tratar de seducirte —le advirtió él. —¿Por qué no aprovechas para satisfacer tu curiosidad? Puedes tomártelo como unas vacaciones de tu aburrida vida, un modo de exorcizar de tu cuerpo toda esa locura y poder volver así a la normalidad.
______ dudó, ladeando la cabeza... y luego se riñó a sí misma. ¿De verdad se estaba planteando en serio aceptar la sensual proposición de
nick? Una invitación al lado oscuro. Lo mismo que en su sueño.
Abrió los labios para responderle, pero él dijo:
—No hace falta que lo decidas ahora. Piénsatelo. Y una cosa más, te prometo que lo que suceda con el demonio, sólo lo sabrá el demonio.
—Qué considerado.
—Así soy yo. Siempre pensando en los demás.
Lo miró con suspicacia. Parecía emocionado, incluso... feliz de estar con ella.
—Me voy a la cama. —Con el albornoz firmemente cerrado, se metió entre las sábanas.
—Ah, vamos, princesa, no tienes que utilizar ese albornoz como si fuera una armadura.
—Sí tengo que hacerlo, y más cuando hay tiburones a mi alrededor.
—Puedes confiar en mí. No te haré nada. Te doy mi palabra de mercenario.
Ella soltó un bufido.
—¿Dónde vas a dormir? —le preguntó.
Nick se acercó al sofá y se sentó en él, estirando los brazos a su espalda.
—Aquí, a no ser que quieras compartir la cama conmigo.
—Ja! —Apagó la luz. —Sigue soñando, demonio,
—Eso haré, princesa —farfulló Nick a oscuras.


Última edición por Luciana. el Lun 16 Abr 2012, 12:28 pm, editado 1 vez
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●[Adapтada]● ~Deseos al Aиocнecer~(nick y tu)[TERMINADA] - Página 10 Empty Re: ●[Adapтada]● ~Deseos al Aиocнecer~(nick y tu)[TERMINADA]

Mensaje por Sunny Mar 31 Ene 2012, 5:55 pm

Capitulo 16(8/10)
●[Adapтada]● ~Deseos al Aиocнecer~(nick y tu)[TERMINADA] - Página 10 Daae
Cuando ______ se despertó al anochecer, Nick salía ya del baño, con sólo una toalla alrededor de la cintura que dejaba al descubierto demasiados centímetros de aquel musculoso cuerpo. Contuvo el aliento, contemplándolo con admiración.
Su piel bronceada se veía tersa y sedosa, sin rastro de los disparos que había recibido el día anterior. El torso y la espalda del demonio estaban todavía húmedos por la ducha.
Haciéndose la dormida, ______ lo vio moverse por la habitación. Había soñado con él, el mismo sueño del día anterior. Tragó saliva, con los ojos pegados al misterioso bulto que había detrás de la toalla y que se balanceó cuando él se agachó para coger su petate.
Nicholas se volvió hacia ella de repente y la pilló mirando aquella parte de su anatomía masculina antes de que ______ pudiera desviar la vista. Le sonrió, y la incipiente barba rubia que le oscurecía la mandíbula brilló a la tenue luz de la habitación.
Incluso con cuernos, era un espécimen demasiado guapo para su propio bien. Y lo peor era que él lo sabía.
______ se juró a sí misma que jamás se enteraría de lo atractivo que le parecía.
—Genial, estás despierta. Necesito que me ayudes.
—¿Disculpa?
—Necesito que me saques una bala del cuerpo. No he logrado extraerla.
Ella se sentó y se frotó los ojos.
—¿Y cómo quieres que haga tal cosa?
—Con tus afiladas garras.
Con todas sus fobias, la sangre era una de las pocas cosas a las que no le tenía miedo. Pero para ayudarle tendría que tocarlo. «Ni hablar.» Había pasado demasiado poco desde el beso de aquella mañana.
Luego había tardado horas en poderse dormir, y al final llegó a la conclusión de que, mientras compartieran habitación, tendría que mantenerse lo más alejada de Nicholas que le fuera posible.
—Es una de tus tretas para seducirme, ¿no es así?
—Mira, no te lo pediría, pero está en la parte trasera de mi muslo y no llego. —La miró a los ojos antes de añadir-: —Princesa, recibí ese balazo tratando de salvarte la vida.
______ se sintió culpable. Nicholas estaba herido y necesitaba su ayuda.
—Tienes razón. —Se puso las gafas y se colocó bien el albornoz. —Por supuesto que trataré de ayudarte —añadió en seguida, —pero no te quites la toalla.
—De acuerdo —contestó él, y luego farfulló, —aunque no creo que sirva de nada.
Ella frunció el cejo. Por supuesto que serviría. Así estaría tapado.
Nick se tumbó en la cama y ______ se sentó a su lado, tratando de no mirar la amplia espalda del demonio.
Con mano temblorosa, apartó un poco la toalla, rozando con la tela el vello rubio de sus muslos.
—¿Dónde está? —preguntó, sin poder evitar que la voz le saliera más ronca.
—Más arriba.
Tragó saliva y levantó más la toalla. Desvió la vista hacia sus propias manos y vio que las uñas se le estaban afilando.
Una serie de inquietantes pensamientos estaban inundando su mente. Quería lamer cada una de las gotas de agua que había sobre la piel de Nick, quería recorrerle la columna vertebral con la lengua hasta llegar a la base...
Sacudió la cabeza en un intento de alejar esas imágenes.
—Más arriba —repitió él.
—Sí, sí...
Cuando llegó al lugar donde la bala seguía alojada, soltó una exclamación de sorpresa. Pero no por la herida en sí, sino porque vio el pene de Nicholas entre sus piernas. «Date la vuelta. Date la vuelta. ¡Date la vuelta!»
Con la cara sonrojada, por fin lo hizo.
—Ya te he dicho que la toalla no serviría de nada.
______ estaba furiosa, tanto con él como consigo misma. Le bastaba con ver las partes íntimas de Nicholas para empezar a excitarse y perder los papeles.
—¡Te podrías haber puesto de otro modo!
—Lo habrías visto igual. ¿Qué importancia tiene?
—¡Mucha!
Incapaz de evitarlo, su mirada volvió a desviarse hacia allí. ¿Había crecido? Entreabrió los labios. —¡Tú... te estás excitando! El la miró.
—¿Y? —Con lo que pareció un gemido, Nicholas se recolocó la erección hasta quedar tumbado encima de ella. —A los machos no les pasan estas cosas. —Como al parecer en esa postura también estaba incómodo, se tumbó sobre la espalda.
¡Ahora era todavía más grande!
—¿Qué vas... a... hacer con...? No puedes ir por ahí con eso entre las piernas. —______ se preguntó qué habría hecho con sus anteriores erecciones.
—Me aguantaré hasta que pueda volver a ducharme. —¿Hasta que puedas volver a ducharte? Él le sonrió con lascivia.
—¡Oh! —Se sonrojó. Nick no se avergonzaba en absoluto de decirle que se masturbaba, y que lo haría de nuevo al llegar al siguiente hotel.
¿Lo había hecho mientras ella dormía? «No te lo imagines, Nick.»
—¿Y lo reconoces así, sin más?
—¿Tú no lo haces? —preguntó el demonio.
—No, yo no... —Se detuvo, empezaba a marearse.
Mientras ______ seguía mirándolo, a Nick se le aceleró la respiración y su pene creció todavía más bajo la toalla.
—Si sigues mirándome así, la pierna no será lo único que me dolerá. —Sus miradas se encontraron. —Jamás has visto a un macho excitado, ¿no es así? —le preguntó con ternura, como si ella le despertara ese sentimiento.
______ había visto una erección de pasada un par de veces, pero nunca una con detenimiento. No podía, corría el riesgo de perder el control. ¿Por qué le resultaba imposible apartar la vista?
Lo había conseguido durante mucho tiempo...
Con la mano en el extremo de la toalla, Nicholas preguntó:
—¿Quieres que me la quite?
Ella temblaba de las ganas que tenía de que hiciera precisamente eso.
—¿Por qué iba a querer tal cosa? —Sus impulsos amenazaban con desbordarla.
—Para poder verlo. Debes de sentir curiosidad.
Él le cogió la mano. Al principio, ______ creyó que iba a colocársela encima de su miembro, y no supo muy bien cómo reaccionar.


Pero no, se la colocó en la punta de la toalla. —Tira de ella, ______, y echa un vistazo. No tienes que hacer nada más.

Un vistazo. ¿Qué podía pasar? La curiosidad ganó la batalla. Tragó saliva y tiró de la toalla con un movimiento seco.

—Eso es —la animó él con voz ronca, hipnótica.

Al dejarla al descubierto, la erección vibró, como si Nicholas se hubiese excitado más al saber que ella lo estaba mirando. ______ se quedó contemplándolo hechizada.

—Mira tanto como quieras. —Levantó una rodilla para que tuviera mejor perspectiva. —¿Quieres tocarlo?

¡Quería! Tenía muchas ganas. Sentía un cosquilleo en los dedos de las ansias que tenía de descubrir todo el cuerpo de Nick.

¿Cómo sería acariciar aquella piel tan suave? Antes se había imaginado deslizándose sobre aquella erección, pero no sabía cómo era exactamente.

Ahora lo sabía.

«Me pregunto qué sabor tendrá.» Se sonrojó sólo de pensarlo.

Cuando el pene volvió a vibrar, una gota de semen humedeció la punta del mismo. El demonio gimió desde lo más profundo de su garganta, como si nunca hubiera sentido nada igual.

Fascinante...

______ se imaginó atrapando aquella gota y humedeciendo con ella el miembro de Nicholas para ver si eso también le gustaba. «Sólo me separan unos centímetros... pronto podría descubrirlo...»

Por el rabillo del ojo, vio que el demonio acercaba la mano hacia ella.

De repente lo comprendió todo.

Le había tendido una trampa: había utilizado su erección como señuelo para atraer a la virgen confiada.

Apartó los dedos como si se hubiera quemado y dejó de mirar su pene para contemplar sus ojos. Los tenía totalmente negros y brillantes, y los cuernos erguidos, y más oscuros de lo normal. Y también le habían crecido los colmillos.

Oh, sí, todo había sido para satisfacer su «curiosidad». ¿Cómo había podido ser tan ingenua?

Aquel demonio estaba derribando sistemáticamente todas sus barreras. Nick simbolizaba el lado oscuro, la atraía hacia él, quería engullirla. Todo conspiraba contra sus esfuerzos por resistir.

«Quiere apartarme de todo lo que conozco, de todo lo que quiero ser...»

Ahora comprendía lo que le había dicho antes. ______ le había permitido ir más allá de lo que él creía que le permitiría, y lo peor era que estaba convencido de que la próxima vez conseguiría incluso más.

Y seguramente fuera cierto. Por eso ______ estaba asustada. Si no se sintiera tan atraída por él estaría a salvo. Nunca tendría que entrar en las sombras con Nick.

«Razonamiento lógico: si no hay demonio no hay tentación. Si no hay demonio no cruzaré al lado oscuro.»

¿Nick quería seducirla?

—Nicholas, creo que los servicios que solicitas no están incluidos. —Se puso en pie y se dirigió al baño. De espaldas, añadió: —Suerte con la bala.
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Sunny
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Mensaje por Sunny Mar 31 Ene 2012, 5:57 pm



Capitulo 17 (9/10)
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Cuando ______ salió del cuarto de baño vestida y lista para reanudar el viaje, Nicholas aún seguía peleándose con su erección, que había tenido que meter en los vaqueros.
Probablemente había sido mejor que ella no lo hubiera tocado, porque, llegados a ese punto, el más ligero roce habría bastado para incendiarlo como a un cohete.
Había estado tan cerca del orgasmo que incluso había derramado una gota de semen, cosa que nunca antes le había sucedido. Había podido intuir lo maravilloso que podía ser llegar hasta el final.
Ni siquiera tener que hurgar en la herida él mismo en busca de la bala había conseguido disminuir su excitación. Los de su especie necesitaban liberar la tensión sexual varias veces al día, de lo contrario corrían el riesgo de tener un ataque de ira y ponerse demoníacos. Por el bien de ______, tendría que recuperar el control cuanto antes.
La vio aparecer con las mejillas sonrosadas y vestida con su uniforme de maestra... La recorrió con la mirada y, como siempre, le pareció de lo más sexy.
Los zapatos que llevaba no tenían demasiado tacón, pero la tira que le rodeaba el tobillo le pareció de lo más sensual. Mirarle el collar de perlas le causó incluso dolor, porque cada vez que ella se lo pasaba por los labios, lo asaltaba una de sus fantasías favoritas; esa en la que ______ le hacía el amor sentada a horcajadas encima de él, y el collar se balanceaba contra su cuerpo desnudo.
Y aquella falda... Anteriormente, durante todo el tiempo que la había estado espiando, nunca había podido entender que llevara unos jerséis tan conservadores y luego se pusiera unas faldas tan provocativas. Sí, le llegaban hasta por debajo de la rodilla, pero eran muy estrechas y se le pegaban a las nalgas.
Ahora por fin lo había entendido: ______ no tenía ni idea de cómo aquellas telas tan caras se amoldaban a sus generosas curvas.
Nick sabía que las hembras solían decir «Esta falda me hace el culo gordo». Pero si tomaba a ______ como ejemplo, tenía que llegar a la conclusión de que en realidad no tenían ni idea de cuál era el aspecto de sus traseros.
«Bueno. Supongo que es cuestión de épocas.»
—¿Estás lista? —le preguntó.
Ella asintió como si no hubiera pasado nada de extraordinario entre los dos, como si él no tuviera las pelotas tan apretadas que temía que nunca más volvieran a su tamaño normal.
Si ______ quería comportarse como si nunca se hubiera lamido el labio inferior mientras los ojos se le ponían plateados al mirar su erección, él también podía hacerlo.
«Allá vamos. Los dos fingiremos que no ha pasado nada.»
Después de que Nick llevara las maletas al coche y las metiera en el maletero, se apresuró a abrirle la puerta. «Un punto para el demonio.» Pero cuando se disponía ayudarla a entrar, ella dio un paso hacia atrás.
—Ah, no, no —dijo, mirando el salpicadero de la parte del conductor, lleno de envoltorios de pastelitos y de latas de Red Bull. —No podemos empezar el viaje así.
—No pasa nada, ______. Lo tiraré a la basura de la próxima gasolinera.
Pero ella ya lo estaba haciendo. Dejando el paquete de toallitas antibacterianas a un lado, se agachó delante de Nicholas para limpiar el salpicadero. Y él tuvo que separar las piernas para mantener el equilibrio y no caer desplomado allí mismo.
Aquella falda era tan estrecha que podía ver a la perfección la forma del tanga que llevaba.
«Nota mental: dejar cada día basura en el coche.»
Antes, cuando ella había ido a ducharse, a Nick sólo le dio tiempo de hacer una de las dos cosas que tenía pendientes: o bien practicar el contorsionismo y sacarse la bala él solo, o bien solucionar el problema de la erección. Mirando cómo aquella falda se pegaba al trasero en forma de corazón de ______, supo que había hecho mal al decantarse por la bala.
Se mordió el labio para no gemir y empezó a caminar de un lado a otro.
Un hombre pasó por allí y repasó a ______ con la mirada. El muy bastardo frunció el ceño con cara de deseo.
Nick le enseñó los dientes. «No mates al mortal.» El hombre se dio cuenta de que lo estaba mirando y tuvo el acierto de irse de allí volando.
Después de tirar toda la porquería a la basura del hotel, ______ utilizó una toallita para aniquilar a todos los inocentes microorganismos que encontrara a su paso.
—¿Podemos irnos ya, princesa? —Tenía la voz tan ronca que ella lo miró preocupada.
—¿Qué te pasa en la voz? ¿Te encuentras mal?
El oyó que le estaba diciendo algo, pero toda su atención estaba centrada en otra parte. El aire de la noche era algo frío, y los pezones de ______ se marcaban bajo el jersey beige que llevaba puesto.
—Los inmortales no nos ponemos enfermos —respondió sin atinar demasiado.
La joven vio lo que estaba mirando y apretó los labios.
—¿Es necesario que seas tan descarado?
«Sí.»
—¿Sujetador nuevo?
______ echó mano de la poca paciencia que le quedaba y respondió resignada:
—Sí, Nicholas, sujetador nuevo.
Cuando por fin se pusieron en marcha, ella volvió a hablar:
—Cuéntame algo del punto de encuentro. ¿Quién es esa tal Imara? ¿La conoces?
—Personalmente, no. Al parecer, es la hija de un hechicero y una demonio, y se supone que posee la fuerza de ambos. Dicen que es una belleza —añadió, ansioso por ver la reacción de ______, pero no pudo detectar nada. —Es la propietaria de una taberna en el río Mississippi llamada el Sandbar; sólo la frecuentan miembros de la Tradición.
—Genial. —¿Había sonado demasiado cortante?
Nick no tendría más remedio que llevarse a ______ con él al bar. Lo que pudiera pasarle estando sola en el hotel podía ser mucho peor que lo que pudiera sucederle en el local. Además, aquel sitio solía estar abarrotado de firmes seguidores de Groot.
Seguro que no harían nada que pusiera en peligro lo que el hechicero tanto ansiaba...
—¿Y en el Sandbar nos darán información sobre el siguiente punto de encuentro? —Tras ver que Nick asentía, continuó: —¿Tienes idea de dónde puede estar Groot?
—Algunos dicen que vive en el norte.
—¿A qué se dedica? Tengo la sensación de que dar con él es muy difícil.
—Es herrero además de hechicero. Dicen que puede dominar el metal a voluntad.
—¿Por qué cuesta tanto verlo?
«Cíñete a la verdad.»
—Omort, mi enemigo, quiere verlo muerto. Así que Groot se pasa la vida escondiéndose.
—Porque puede forjar la única espada capaz de matar a Omort.
—Exactamente.
—Entonces, si él y Omort son enemigos, supongo que Groot es de los buenos.
«No concretes nada.»
—Bueno o malo, no olvides nunca que todos los hechiceros son peligrosos.
—¿Qué hará Groot para retroceder el proceso de transformación? ¿Me hechizará?
—No lo sé. Supongo.
—Lo importante es que lleguemos a tiempo. ¿Por qué no tomamos un avión hasta Memphis?
—Nix me hizo jurarle que no cogeríamos ningún avión en todo el trayecto. Supongo que vio algo que no le gustó.
—¿Siempre crees todas sus predicciones?
—Nunca se equivoca... Nunca —reiteró. —Pero uno nunca sabes si está diciendo la verdad.
—Pareces conocerla bastante bien. ¿Ha habido algo... entre vosotros dos?
—¿Liarme yo con la loca de Nix? Jamás. Por si no te has dado cuenta, Nix está pirada. —Se señaló la frente con un dedo y lo hizo girar.
—Pero es muy guapa.
—Nunca he visto a una valquiria que no lo fuera. —Se quedó mirándola a los ojos hasta conseguir que se sonrojara y apartara la vista. —Hablando de Nix, ¿qué has hecho con su carta?
—La memoricé y la destruí cuando te fuiste a por comida.
—¿Sabías que iba a curiosear entre tus cosas?
—Por lo que sé de ti, era bastante probable.
Durante las tres horas siguientes, viajaron en silencio. ______ se puso a trabajar en su portátil, concentrada en sus cosas, y Nicholas trató de no mirarla más de un par de veces por minuto.
Ella llevaba las gafas, se había puesto el lápiz puntero del ordenador detrás de la oreja, y acariciaba el collar de perlas con los dedos.
«No lo hagas... no lo hagas...»
Pero lo hizo. Cogió el collar y se lo pasó por los labios.
¡Malditas fueran ella y sus deliciosas manías! Y la muy boba no tenía ni idea de a todos los que dejaba excitados por el camino.
Allí estaba él, encerrado en un coche con su compañera, sabiendo que ella necesitaba que le diera placer, con una voz interior diciéndole que se dejara de tonterías y que lo hiciera, y, a pesar de todo, incapaz de hacer nada.Estaba a punto de estallar.Justo en ese instante, ______ juntó las cejas y golpeó las teclas a toda velocidad. Se detuvo, se mordió el labio inferior y apretó enter, al ver la pantalla, se le iluminó la cara.
Nick se preguntaba qué pruebas, qué teoremas o ecuaciones descartaba y cuáles elegía. ¿Qué pasaba dentro de aquel cerebro tan increíble?
Pero a lo largo de las últimas horas, las matemáticas no habían sido lo único que había pasado por la mente de ______. El sabía perfectamente que de vez en cuando ella se había acordado de lo que había sucedido antes de subirse al coche. Cuando eso sucedía, se sonrojaba y se pasaba el collar por los labios, pero a más velocidad.
¿Le había gustado lo que le había enseñado? Nick se sentía orgulloso de que ella lo hubiera visto tan excitado, le gustaba que supiera que le bastaba con que lo mirara para sentirse de aquel modo, y quería que eso la tentara a tocarlo. Y había estado a punto de hacerlo.
Sabía que lo que había pasado en el hotel no había sido uno de sus mejores momentos, pero cuando la vio hablando con el cretino de Tim, los celos estuvieron a punto de volverlo loco.
Trató de recordar la última vez que sintió tanta envidia de un macho. Seguramente cuando el licántropo, Bowen MacRieve, encontró a su alma gemela. Eternos rivales, tanto Bowen como Nick se habían pasado siglos sin encontrar a sus respectivas hembras. Pero, de repente, el licántropo se tropezó con una diminuta y alocada bruja, una a la que Cade también le tenía echado el ojo.
Ahora sabía que su compañera era una brillante y preciosa valquiria, tan segura de sí misma que lo dejaba sin habla.
Pero no podía quedársela para siempre.
Volvió a escuchar el rápido teclear y vio que ella volvía a mirar la pantalla.
—¿Te ha dicho alguien alguna vez que estás increíblemente sexy cuando te pones en plan matemática?
______ suspiró, cerró el portátil y se quitó las gafas.
—¿Es que sólo piensas en el sexo?
—Cuando lo echo tanto de menos sí. Los de mi especie necesitamos practicarlo tres o cuatro veces al día. Y después de lo que ha sucedido entre tú y yo hace un rato... Tú también tienes que estar algo inquieta, ¿no?
—En absoluto.
—Reconócelo. Ha estado muy bien. —Aunque ni siquiera se habían tocado, Nick no podía recordar la última vez que había experimentado algo tan excitante.
—Eso ya no importa. Soy perfectamente capaz de controlar mis bajos instintos.
—Antes has dicho que no solías solucionar esos asuntos por ti misma. Y, por cierto, sé que eso es mentira.
—¡No lo es!
—Tiene que serlo —insistió él. —Si no, la lujuria iría acumulándose dentro de ti.
—Vas a seguir con este tema hasta conseguir que te responda, ¿no es así?
—Veo que empiezas a conocerme.
—Me niego —dijo ella, negando con la cabeza. —No pienso hablar de eso.
—Entonces hablemos de otra cosa. Ya va siendo hora de que te tomes un descanso, y yo tengo que distraerme, para ver si así no me duele tanto el muslo. Una valquiria que conozco se ha negado a ayudarme.
—Te lo tienes merecido.
—Probablemente —reconoció Nick.
—Está bien. ¿Qué haces en tu día a día como mercenario?
—Mi especialidad es arrebatar tronos. Me llaman «el Hacedor de Reyes». —¿Desde cuándo era tan fanfarrón?
—Entonces eres un insurreccionista.
—Das por hecho que se los arrebato a sus legítimos poseedores.
Ella asintió dándole la razón.
—Lo que hago principalmente es combatir en guerras. La Tradición es un lugar muy violento, es bueno para el negocio —dijo. De repente chasqueó los dedos. —Oh, espera, me olvidaba. Tú eres una... pacifista.
—No es un ningún insulto.
—Lo es cuando estás metido en la industria de la guerra.
Ella enarcó una ceja y, sintiendo una enorme curiosidad respecto a la profesión del demonio, preguntó: —¿Cómo te convertiste en mercenario?
—Me alisté para luchar contra Omort.
A los diecinueve años, Nick fue sometido a un duro y brutal entrenamiento por los soldados de Rydstrom, que lo odiaban profundamente. Durante meses estuvo recibiendo a base de bien, hasta que por fin decidió que tenía que ser más rápido, más fuerte y mejor soldado que cualquier otro demonio del ejército.
Al final terminó por conseguirlo, y los demás se dieron cuenta de ello.
—Durante los escasos períodos de tranquilidad entre batallas —dijo, —empecé a recibir ofertas de trabajo. —Como Omort era cada vez más poderoso y erradicaba cualquier revuelta antes incluso de que empezara, dichos períodos de tranquilidad fueron en aumento. —Tuve un par de éxitos sonados y la cosa se disparó. Ahora tengo a cuarenta y cinco hombres a mi mando.
—¿Todos son demonios?
—Casi todos —contestó.
—¿Discriminas a los no-demonios? —preguntó ella.
—No, no discriminamos a nadie. Lo único que se requiere del candidato es que sea sanguinario, que haya matado antes y que esté dispuesto a volver a hacerlo.
—¿Y a cuántas mujeres tienes contratadas? —preguntó divertida.
—Vaya, he caído en la trampa —replicó él, pero ______ se limitó a levantar una ceja y a esperar respuesta. —Ninguna mujer ha solicitado entrar en mi equipo. Casi nunca. Unas pocas. Eh, si tú sigues siendo valquiria te contrato. La doctora mercenaria.
—Eso sería como lanzar el título al retrete.
—¿Qué quieres decir con eso? —preguntó, poniéndose serio.
—Tengo la sensación de que para tu profesión se requiere más músculo que cerebro.
—Así que, según tú, cuanto mayores sean tus bíceps mejor estratega serás y mejores serán tus tácticas para la batalla, ¿no? ¿Es eso lo que piensas?
Ella se quedó mirándolo.
—Veo que te pones a la defensiva.
—¿Qué? Yo no me pongo a la defensiva —respondió Nicholas algo incómodo. —Volvamos a lo de Nix. Le dijiste que estabas a punto de terminar tu código y doctorarte. ¿De qué código estabas hablando?
—Es complicado.
¿______ creía que él no podría entenderlo? Eso sí que lo puso a la defensiva.
—Este enorme y estúpido demonio ha conseguido entender un par de cosas a lo largo de sus mil años de vida.
Ella lo miró de nuevo, como si con esa frase hubiera demostrado su teoría.
—¿De verdad quieres saber en qué consiste mi proyecto de final de carrera? —Cuando él asintió, continuó: —Lo llamo el código espino y lo he diseñado para que pueda ser utilizado para proteger información en el sector privado y en los ordenadores personales. El ochenta y cinco por ciento de las compañías reconocen que han perdido información a manos de hackers o de accesos no autorizados.
—¿Estás diciendo que todas esas compañías utilizan códigos de algún tipo?
—Todo el mundo utiliza códigos. O al menos todos los ordenadores. Cuando tú recibes un e-mail, éste está encriptado hasta que el programa del correo electrónico de tu ordenador lo desencripta. Cualquier transacción bancaria que se realiza por Internet, o incluso las multas que se pagan en línea, llevan dentro muchísima información encriptada.
______ se volvió un poco, girando todo el cuerpo hacia Nick para poder mirarlo directamente, demostrando con ello lo mucho que la apasionaba el tema. Cosa que desconcertó muchísimo al demonio.
Si a ella le gustaba tanto todo ese rollo, entonces seguro que querría compartir su vida con un hombre que pudiera entenderlo. Y lo puso furioso pensar que su ______ y aquel imbécil de novio que tenía hablaban un idioma que él apenas podía entender.
«Repítetelo una vez más... ¡nunca has tenido la más mínima posibilidad de quedarte con ella!»
—Nicholas, ¿me estás escuchando?
—¿Qué? Oh, sí, estaba pensando en que... cada vez que tecleo una dirección en Internet el «http» se convierte en «https» cuando se inicia la transacción.
—¡Exacto!
«Salvado.»
—Las «https» ofrecen un nivel adicional de encriptación. —Lo miró con renovado interés. Había dado en el clavo.
—Pero todos los códigos de encriptación son quebrantables —prosiguió ella. —Todos y cada uno de ellos pueden romperse a base de fuerza bruta informática.
—¿Qué es eso?
—Imagínate millones de ordenadores trabajando las veinticuatro horas para descifrar un código. Eso es la fuerza bruta informática. Así que de lo que se trata es de hacer un código tan retorcido y complejo que nadie tenga la suficiente fuerza bruta como para descifrarlo. Pero en teoría dicho código seguiría siendo susceptible a los ataques de los hackers.
—¿Y qué se supone que hace tu código? ¿Por qué lo llamas el código espino?
—Quiero que sea capaz de protegerse a sí mismo cueste lo que cueste.
—¿Y cómo es eso posible? —preguntó Nick. —Cuando detecta que va a ser desencriptado se cierra en banda y lanza un ataque cibernético a su atacante. Él se rió.
—Típico de una valquiria; crear un programa informático sanguinario.
A ______ se le pusieron los ojos plateados. —Esto va en serio.
Él ya sabía que estaba totalmente entregada a su trabajo, pero nunca la había visto tan apasionada acerca de nada.
—La fuerza bruta informática no podrá desencriptar mi código si éste lanza un ataque simultáneo a todos los ordenadores. Imagínate las aplicaciones que puede tener en otros sectores.
—¿Como cuáles?
—En los antivirus, por ejemplo. Ya no se limitarían a proteger tu ordenador de cualquier virus, sino que podrían rastrear el virus hasta su origen y luego mandar una versión mutante al disco duro de su creador y destruirlo. Incluso las aplicaciones de e-mail se verían afectadas. Cuando recibieras spam, tu ordenador reenviaría miles de mensajes de contraataque al correo de la persona que te lo hubiera mandado, aniquilando su sistema.
—Creo que tienes algo muy importante entre manos. Suena como si pudieras eliminar todos los virus y spams en cuestión de segundos.
—¡Así es! La gente que se esconde detrás de esas cosas nos está robando preciosos minutos de nuestras vidas obligándonos a defendernos de sus ataques. Eso no está bien.
—Y entonces, ¿dónde está el fallo?
Ella desvió la vista antes de responder.
—Mi código... lo ataca todo. Incluso los sistemas amigos.
—El guerrero se convierte en sanguinario.
—Sí —suspiró, —así es.
—Y tienes que encontrar la manera de que tu código sea capaz de distinguir los sistemas amigos de los enemigos.
—Imagínate lo que pasaría si le mandaras a un compañero de contabilidad un correo con un virus un millón de veces —continuó resignada. —Los resultados serían catastróficos.
—¿En qué estás trabajando ahora?
—Estoy tratando de comunicarme con mi código igual que lo haría un sistema amigo, para ver si descubro qué es lo que lo hace saltar.
—Hasta que te conocí, estaba convencido de que los códigos eran sólo un montón de símbolos o acertijos.
—La criptología solía estar reservada a los lingüistas, pero ahora es el reino de los internautas —dijo orgullosa, como si se considerara uno de ellos. —Vamos a dominar el mundo, ¿lo sabías?
Lo que ______ no entendía era que cuando decía cosas como aquélla no parecía una internauta... sino una valquiria.


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Mensaje por Sunny Mar 31 Ene 2012, 5:59 pm


Capitulo 18 (10/10)
●[Adapтada]● ~Deseos al Aиocнecer~(nick y tu)[TERMINADA] - Página 10 Daae
—¡Me niego! —le dijo a Nicholas mientras esperaban a que les llenaran el depósito de gasolina. —¡No pienso hacerlo!
—No sabes lo que te estás perdiendo. Sólo un mordisco —dijo él, acercándole el perrito caliente a la boca.
Sentada en el capó del coche, donde él había insistido en colocarla, _____ observó la ofrenda con cara de asco y levantó la mano.
—Olvídalo. La comida de las gasolineras es una bomba. Y los perritos calientes ya ni te cuento. ¿Sabes cuánto tiempo han pasado dando vueltas en esa parrilla?
—El suficiente como para estar buenos. —Le dio un mordisco.
—Bien podrías estar comiendo pezuñas de cerdo.
—¿Sí? —preguntó con los ojos muy abiertos. —Mmm. ¿Y por qué no me lo has dicho antes? —Sonrió al ver el rostro horrorizado de _____. —Está bien, de acuerdo, estaba bromeando. —Dejó el bocadillo al lado de ella y se agachó para coger la bolsa de plástico que tenía junto a los pies. —Aquí tienes —le dijo, sacando un botellín de zumo de naranja, que abrió, con muchísimo cuidado de no tocar el borde, antes de ofrecérselo. También le tendió unas cuantas barritas energéticas.
Nick podía ser inesperadamente detallista. Para tratarse de un demonio. _____ aceptó el zumo.
— ¿Por qué nunca te burlas de... mis manías?
—Todo el mundo tiene sus cosas —respondió él encogiéndose de hombros.
Ella ladeó la cabeza. Nicholas llevaba aquel sombrero viejo de piel. Nix tenía razón, estaba increíblemente guapo con él.
—Dime, ¿cuánto consume el Veyron? —le preguntó, tratando de centrarse.
—A velocidad máxima, puede tragarse todo un depósito en tan sólo doce minutos.
Ella asintió despacio.
—Así que, básicamente, este solo coche bastaría para hacer un agujero en la capa de ozono.
—Sí, pero va muy rápido. A diferencia de esa cafetera a la que tú llamas coche.
— ¡Es un híbrido! Es respetuoso con el medio ambiente.
—Pero no corre.
—Me dijiste que el Veyron es el coche más caro del mundo. ¿Como cuánto?
—Uno doscientos.
— ¿Un millón doscientos mil dólares? —exclamó ella. Trató de saltar del capó, pero Nick la retuvo allí sujetándole las caderas con las manos.
—No tienes que bajar. Recuerda siempre una cosa.
— ¿Cuál?
—Que el coche no es nuestro. —Entonces le sonó el teléfono. —Es Rók. Tengo que cogerlo.
Nick cruzó el aparcamiento en busca de un poco de intimidad. Como si ella pudiera entender aquel extraño lenguaje que hablaba.
_____ sabía que el móvil del demonio tenía cobertura vía satélite, lo que significaba que funcionaba en cualquier lugar del mundo. Lo que significaba que ella podía conectarlo a su portátil y tener acceso a Internet.
— ¿Cómo se llama el idioma ese que hablas? —le preguntó cuando regresó a su lado.
—Demoníaco —respondió. —Te alegrará saber que el resto de la Orden de los Demonaeus ha sido eliminada. Y ahora mismo, Rók y el resto de mis hombres andan detrás de los vampiros. Ya tienes dos facciones menos de las que preocuparte.
—Oh. Gracias. Y dale las gracias a Rók. — ¿Cuál era la etiqueta para agradecer que se hubieran cargado a un montón de demonios y vampiros? Seguro que no encontraría ninguna tarjeta con la frase adecuada. — ¿Cómo le conociste? —preguntó, pensando en el demonio que había visto de pasada. Era tan alto como Nicholas y también tenía cuernos, pero los suyos eran plateados. Llevaba la melena negra recogida en una coleta y tenía los ojos azules. Dejando a un lado los cuernos, seguro que resultaba muy atractivo para todas las mujeres.
—Éramos adversarios, cada uno tenía sus puntos fuertes; a Rók se le da muy bien las tramas de espías y en cambio a mí me va más la espada. Nos contrataban para los mismos trabajos y nuestros equipos terminaban siempre enfrentándose. Al final, decidimos que terminaríamos por matarnos y ambos saldríamos perdiendo un montón de dinero.
— ¿Y todo se reduce al dinero?
—Por eso trabaja un mercenario. —Le sujetó la barbilla con los dedos. —Tienes que ponerte al día, princesa.


Kilómetro 775 de la carretera de Mississippi.
—Creía que Sandbar era sólo un nombre bonito —comentó _____, cerrándose la cazadora. El aire que provenía del río le estaba calando los huesos.
—No, qué va. Se trata realmente de una barra de arena que forma una isla —contestó Nick sujetándose la espada en la espalda, para después tirar de _____ y alejarla del lugar donde habían aparcado, cerca del agua.
Ella lo siguió por el camino, esquivando las raíces que iba encontrando a su paso, convencida de que terminaría por caerse en algún momento.
—No veo ningún ferry.
—Quítate las gafas. ¿Ves la playa? Pues allí abajo está el ferry.
Ella parpadeó, se tambaleó y, en cuestión de décimas de segundo, se encontró en los brazos de Nick... unos brazos fuertes y cálidos.
Sorprendida al descubrir lo mucho que le gustaba estar ahí, le dijo:
—Puedo caminar sola.
— ¿Con esos zapatos?
—Me compraré un calzado más apropiado lo antes posible.
—A mí me gusta que lleves tacones —contestó él en voz baja y algo ronca.
¿Por qué la afectaba tanto oír su voz? ¿Por qué le temblaba todo el cuerpo sólo de escucharlo? _____ nunca había creído que las voces fueran particularmente sensuales; de hecho, nunca había pensado en ello.
La de Tim era agradable. La de Nicholas era... excitante.
—Y me encantaría notarlos pegados a mi espalda —le susurró el demonio al oído.
Y, claro está, _____ empezó a imaginárselo.
— ¿No puedes evitar pensar en ello, a que no? —La miró satisfecho de haber conseguido lo que quería, y siguió por el camino.
— ¡Suéltame, Nicholas! ¡Ahora mismo!
No lo hizo, y ella no pudo hacer nada por impedírselo, pues el demonio era exponencialmente más fuerte que ella. No podía dominarlo...
En el pasado, _____ siempre había rehuido el sexo porque tenía miedo de perder el control y hacerle daño a su compañero. Era imposible que con Nicholas eso pudiera pasar.
Lo que significaba que, técnicamente, el atractivo demonio era un candidato en potencia a acostarse con ella.
_____ trató de alejar esos pensamientos. Aun en el caso de que fuera adecuado el aspecto físico, ella jamás estaría con alguien como él. Nicholas era mal educado, insoportable y un machista redomado.
Ahora mismo, por ejemplo, se negaba a dejarla en el suelo a pesar de que ya habían llegado a la arena, donde los estaba esperando el piloto del ferry.
El tipo era algo truculento, con unos cuernos redondos y erguidos. Los de Nicholas eran mucho más bonitos. Al menos, si lo besara, no tendría que preocuparse por si le sacaba un ojo.
¡Y no era que tuviera ganas de volver a besarlo! Ni mucho menos.
—Sólo se admite la entrada a miembros de la Tradición. A pesar de las quejas de _____, Nicholas se limitó a apartarle el pelo y decir: —Valquiria.
— ¿Ha venido a buscar pelea? —preguntó el del ferry mientras ella trataba de arreglarse el pelo.
¿A aquel tipo le preocupaba más ella que un demonio mercenario?
—La valquiria está conmigo —contestó Nick, y el otro por fin los dejó subir al barco.
En el ferry, Nicholas la dejó finalmente en el suelo, tras deslizaría por todo su torso. Minutos más tarde, atracaban en un muelle de dudosa estabilidad del que salía una pasarela igual de insegura, que conducía a una ciénaga.
A lo lejos se veía una cabaña, de la que salía una música.
—Mantente cerca de mí —susurró Nick. —Entramos, conseguimos la dirección del siguiente punto de encuentro y nos largamos, ¿de acuerdo?
—De acuerdo. —_____ oyó que algo se movía detrás de ellos. —Eh, ¿qué es eso? —Se puso de puntillas para mirar.
Nick le quitó las gafas y _____ pudo ver a una familia de ciervos. Tenía que reconocerlo, su visión había cambiado.
— ¡Devuélvemelas!
—A la gente le va a extrañar que lleves gafas. Los inmortales no las utilizamos.
Consiguió recuperarlas y se las puso de nuevo.
—Pues que se extrañen. —Se detuvo en la puerta y se colocó bien las perlas, la ropa y el pelo. Siempre hacía lo mismo antes de entrar en un sitio, otro de sus rituales.
—Como quieras. Y ahora atiende. Lo que estás a punto de ver te va a resultar impactante. Trata de no quedarte embobada mirando. ¿Lo entiendes?
—Sé comportarme.
—No estoy tan seguro, princesa. Y no le digas a nadie a qué hemos venido. Desconfía de todo el mundo.
—Ningún problema. Estaré siempre a tu lado.
Él le sonrió con amargura.
—Y, _____, recuerda de lo que eres capaz. Si las cosas se salen de madre, no olvides que puedes romper unos cuantos brazos. No lo dudes ni un segundo.
Si Nicholas seguía diciéndole lo fuerte y poderosa que le parecía, _____ iba a tener que replantearse eso de que era un machista...
El demonio le abrió la puerta, y la realidad se fue de paseo. De la máquina de discos salían las notas de Why don't we get árunk and screw y el bar estaba lleno de seres fantásticos que hasta entonces ni sabía que existían. El local parecía el típico bar, sólo que sus clientes eran criaturas mitológicas.
Había dos hombres echando un pulso y los rostros de ambos tenían rasgos lobunos. Sus ojos pasaban del ámbar al azul más claro.
Licántropos: hombres lobo. Recordó haber leído sobre ellos.
Otros cuatro, de orejas puntiagudas, estaban jugando a los dardos, pero debían de estar a unos doce metros de la diana. También había unos gnomos de caras angelicales bailando alegremente. Sin embargo, por alguna razón, a _____ le pareció que eran peligrosos. Debían de ser kobolds.
Vio que también había muchos demonios, con cuernos de distintas formas y tamaños. Y pensó que los de Nicholas eran los más bonitos.
De repente, todo el mundo dejó de hacer lo que estuviera haciendo y se quedó mirándola. Ella irguió la barbilla, y Nick se la acercó todavía más a él.
—Disimulas bien, princesa —le murmuró al oído, —pero no te olvides de que casi todos estos seres pueden escuchar cómo tu corazón late asustado. Cálmate.
En ese preciso instante, la multitud se abrió para dejar paso a una atractiva mujer.
—Así que éste es el famoso Nick, el Hacedor de Reyes —dijo, con una voz que sonaba como el whisky y mirándolo con interés. —Los rumores no mienten. Eres el Woede más atractivo de los dos.
—Y tú debes de ser Imatra —contestó él con un tono indescifrable.
Tal como le habían dicho a Nick, Imatra era una belleza. Y ella lo sabía. Iba vestida con una blusa de seda que cubría una diminuta falda de piel negra y un corpiño del mismo color que realzaba sus generosos pechos.
_____ llevaba un conjunto de rebeca y jersey, y una falda Burberry.
Imatra rodeó a Nick y le recorrió los hombros con un dedo.
—Eres un hombre muy atractivo. —Le dedicó una mirada a _____ antes de volver a centrarse en Nick. —Sígueme a la parte de atrás. —Al ver que _____ hacía ademán de seguirlos, añadió: —Sólo Nick. Tenemos ciertos asuntos que resolver. —Y guiñó un ojo.
El demonio iba a protestar, _____ quería que lo hiciera, pero Imatra le susurró algo al oído y él dijo:
—Quédate aquí, _____. No hables con nadie. Quédate aquí y grita si me necesitas. Regresaré en quince minutos.
Y se fueron. Ella no sabía cómo se sentía al ver a aquella diablesa flirteando tan descaradamente con Nicholas.
Soltó un suspiro y se encaminó hacia la barra para sentarse en un taburete. Aquel lugar le recordaba a un bar, que aparecía en una escena de La Guerra de las Galaxias. ¿Cómo se llamaba aquel lugar? Ah, sí. La Cantina de Mos Eisley. Cómo no iba a saber eso.
— ¿Qué va a tomar? —le preguntó el camarero, al que le faltaba uno de los tres ojos.
«Le falta uno para llegar a tres, o bien le sobran dos.» Ambas opciones eran malas. Trató de no quedarse mirándolo, pero si se suponía que tenía tres ojos, debería de tenerlos, y punto.
—Agua, gracias —contestó tras carraspear.
Mientras se concentraba en doblar servilletas de papel hasta hacer cuadrados perfectos, sintió que los seres masculinos que tenía alrededor iban acercándose.
«Muy bien pensado, Nicholas. Lo único que tengo que hacer es no hablar con nadie, ¿no?»
— ¿Qué te trae por aquí, valquiria? —preguntó el que parecía ser el líder.
Detectó una leve amenaza. La estaban poniendo a prueba. Recordó la última vez que sintió algo parecido; el primer día de sus clases a los jugadores de fútbol americano de Tu lañe. Esa vez actuó como si estuviera muy segura de sí misma, y no les toleró ni la más leve falta de respeto.
¿Qué eran unos demonios comparados con unos deportistas universitarios?
—Estoy visitando los alrededores —contestó con indiferencia. —Dime, ¿vives cerca de la orilla? Todos se quedaron atónitos.
— ¿Por qué quieres saber dónde vivo? —Preguntó el líder. — ¿Para arrancarme la cabeza mientras duermo?
—Así se habla, Deshazior —dijo otro, —ya sabemos cómo son las valquirias. Te atacan por la espalda y, cuando menos te lo esperas —dio un puñetazo en la barra, —has perdido la cabeza.
«Tranquila. Cálmate.»
—Quizá tengan razón, caballeros, pero la verdad es que estaba pensando que lo de vivir con temor constante a las inundaciones tiene que ser un rollo.
—Habla como los humanos —observó el tal Deshazior. El demonio, que hablaba como para un casting de piratas, se dirigió hacia el camarero y éste plantó un vasito de licor frente a ella. —Bebe, valquiria.
—No consumo alcohol.
—Es de mala educación rechazar la invitación de un demonio.
—Lo siento, pero nunca...
—Y además trae muy mala suerte.
— ¿Mala suerte? —Su mano aferró el diminuto vaso. «Algo con lo que no contabas». — ¿Qué hay de malo en tomar una copa, eh? —Genial, ahora además empezaba a hablar como una idiota.
Con la mano que tenía libre, cogió una servilleta, y trató de sonreír a su público mientras limpiaba el borde del vaso. La canción de Jimmy Buffet sonaba de fondo, y la letra decía:
Dicen que eres una estirada, cariño, pero yo no creo que sea verdad...
_____ se acercó la bebida a los labios y vació el contenido de un solo movimiento seco.
El líquido le quemó como nada que hubiera ingerido antes, tuvo un ataque de tos y los ojos se le llenaron de lágrimas. Dejó el vaso boca abajo en la barra para que no trataran de servirle otro.
— ¿Qué te ha parecido? —preguntó Deshazior.
Todavía no podía hablar, así que hizo el único gesto que se le ocurrió para decirle que estaba bien: levantó ambos pulgares.
Los demonios se echaron a reír y uno de ellos le dio una palmada, demasiado fuerte, en la espalda.
— ¡La valquiria quiere otro trago!
Le ofrecieron un segundo vasito. «Oh, no.» Uno hacia arriba, otro hacia abajo. Ahora tendría que beberse un tercero para conseguir completar la serie...
Al llegar al número seis, _____ estaba sorprendentemente sobria, y no se sentía tan mal como hubiera creído de antemano, allí sentada, tomando chupitos con los demonios en aquel bar. La verdad era que estaba bastante relajada.
Y Deshazior estaba resultando ser un encanto. El demonio de tormenta era en realidad un auténtico pirata, pero acababa de escribir un mensaje en su Blackberry mucho más de prisa de lo que lo hubiera hecho ella misma. Era muy guapo, en plan rústico, y, dado que sabía de cartas de navegación, le gustaban mucho las matemáticas.
Le dijo que los chupitos irían haciéndole más efecto a medida que pasara la noche. _____ estaba extrañamente impaciente de que eso sucediera.
Volvió a mirar el reloj, regalo de la cerveza Budweiser, que había colgado en la pared. Habían pasado cuarenta minutos. Quince, había dicho Nick.
— ¿Por qué tarda tanto? —preguntó ausente.
—Imatra es muy exigente —soltó uno de los demonios mientras los otros sonreían.
¿Exigente? «Hemos venido aquí a preguntar por una dirección.» ¿Qué diablos tenía que ver que Imatra fuera exigente con que Nick tardara tanto en obtener lo que necesitaban?
Se rascó la cabeza, el moño le molestaba y tiró de él.
De pronto, abrió los ojos como platos. «_____, eres una idiota: Dos demonios en el cuarto trasero, ambos de una especie que necesita satisfacer sus necesidades tres veces al día...»
—Y Nick, el Hacedor de Reyes, nunca rechaza un desafío —comentó otro demonio.
Nicholas estaba acostándose con Imatra. Súbitamente, _____ entendió por qué la gente soltaba tacos. A veces, una emoción era demasiado fuerte como para expresarla con palabras normales.
Nicholas había acertado al menos en una cosa. Era una estirada y una hipócrita, porque mientras seguía allí sentada, emborrachándose, lo único que quería hacer era soltar las palabras más malsonantes que hubiera oído jamás.
No podía confiar en Nick. Eso ya lo sabía. ¿En qué estaría pensando cuando se atrevió a soñar que quizá pudiera tener algo más con él?
Justo antes de que los dos se marcharan, Imatra la había mirado con superioridad, como si se vanagloriase de estarle quitando algo, cuando la realidad era que se lo había dado.
Le había dado perspectiva en lo que se refería al demonio.
A _____ le gustaban las cosas ordenadas y que Nicholas se estuviera acostando con aquella diablesa la misma noche en que la había tocado, hacía que él desapareciera de su consideración para siempre. Con sus acciones, había quedado descalificado.
«Sin demonio, se acabó la tentación. Se acabó el lado oscuro.»
Obligándose a sonreír, se dirigió al grupo:
— ¿A quién le toca?



Última edición por Luciana. el Lun 16 Abr 2012, 12:56 pm, editado 1 vez
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Mensaje por Sunny Mar 31 Ene 2012, 6:03 pm

Bueno Chicas ya les deje el maraton!
Lean y comenten ,please!
Los capitulos les subire uno por dia(cualquier problema que tenga les aviso)
Y cada 15 dias hare un maraton.Lo mismo hare con FYE pero subire tres veces por semana
Gracias ,las amo!
For You Entertaiment
Sunny
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Mensaje por .Lu' Anne Lovegood. Mar 31 Ene 2012, 6:05 pm

Ahhhhh me encantaa esta novelaaa!!

SIGUELAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA
.Lu' Anne Lovegood.
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Mensaje por .Lu' Anne Lovegood. Mar 31 Ene 2012, 6:05 pm

Siiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii, habra maratonees!!! *_*

genial!
.Lu' Anne Lovegood.
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Mensaje por chelis Miér 01 Feb 2012, 3:21 pm

oooooooooooooooooooooooooooooohh creo que ya e estan haciendo la bebidaaaa!!!!...
jejej pero tiene razon ... por que nick se tardaaaaaaa tantooooooo??
aaaiii siguela porfaaaaa
chelis
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Mensaje por Sunny Miér 01 Feb 2012, 6:16 pm


Capitulo 19

●[Adapтada]● ~Deseos al Aиocнecer~(nick y tu)[TERMINADA] - Página 10 Daae
—Sólo he venido aquí por negocios, nena —dijo Nick cuando Imatra sirvió dos copas.
—Ya sabes que trae mala suerte rechazar la invitación de un demonio. Y es de muy mala educación que todavía lleves la espada a la espalda, como si fuéramos enemigos.
El aceptó el trago, y miró el reloj sin ninguna sutileza. Ya habían pasado diez minutos, e Imatra sólo le había preguntado por las otras facciones que andaban detrás de _____.
—Dame la dirección y me iré.
Nick no podía imaginar qué estaría haciendo _____ allí fuera, sin él, pero confiaba en ella, y estaba seguro de que sabría mantenerse alejada de cualquier peligro. Lo había impresionado lo bien que había sabido disimular su sorpresa al ver a tantas especies de la Tradición.
— ¿A qué vienen las prisas, Nick? ¿Tan terrible sería que te tomaras una o dos copas conmigo? —Imatra dejó que la blusa se le deslizara por los hombros.
Nick estaba convencido de que Imatra le parecería hermosa a cualquiera, pero él la encontraba pretenciosa y carente de atractivo comparada con su princesa.
—Mi mercancía está ahí fuera, rodeada de demonios. Hace dos días todavía era humana, y no tenemos tiempo que perder.
—Nadie se atreverá a hacerle daño.
«No, pero tal vez la asusten.»
—Tengo prisa por llegar al próximo punto de encuentro y complacer así a tu amo y señor.
—El quiere saber cuál es el estado de salud de la Vestal.
Nick odiaba hablar de _____ de ese modo tan frío e impersonal. Groot nunca la vería como nada más que un medio para conseguir lo que quería.
—_____ está bien.
—No esperábamos que fueras a viajar tú solo con ella.
—En principio no iba a ser así, pero la hermanita de Groot y Omort, Sabine, la muy bruja, ha capturado a mi hermano.
—No estábamos seguros de que estuvieras al tanto de eso.
La idea de que Rydstrom estuviera preso en una celda le retorcía las entrañas, pero Nick trató de bloquear la imagen al comprender que obtener información sobre su próximo destino no iba a ser tan fácil como había creído. Imatra parecía muy caprichosa y podía meterlo en un lío. No quería echarlo todo a perder por falta de paciencia.
—Supongo que pronto lo sabrá todo el mundo —prosiguió Imatra, —Sabine ha estado fanfarroneando sobre su último juguete.
— ¿Dónde está Rydstrom? —preguntó Nick apretando la mandíbula.
— ¿Esperas que te lo diga cuando tú has sido incapaz de quitarte la espada y tomarte una copa conmigo?
El se quitó la dichosa espada, la apoyó en la silla, y levantó la copa.
Con una sonrisa de satisfacción, Imatra se sentó en el borde del escritorio, asegurándose de que la raja de la falda se le abría hasta la cadera. Estaba tratando de ser sexy, todo su cuerpo estaba empeñado en ello, pero no le salía natural, pensó Nicholas. Tenía que esforzarse.
Y, a pesar de todo, nunca conseguiría hacerle sombra a _____, a la que no le importaba lo más mínimo que los hombres la encontraran atractiva.
— ¿Dónde está mi hermano, Imatra?
—Probablemente en Tornin, pero no lo sabemos con certeza. Estoy segura de que pronto tendremos más información... y podríamos compartirla contigo si esta transacción termina de modo satisfactorio.
— ¿Y por qué no iba a hacerlo?
— ¿Cómo podemos estar seguros de que no te acostarás con la Vestal? —preguntó Imatra. Buena pregunta.
—Del mismo modo que mis clientes saben que nunca me tiro lo que se me ha confiado. Es malo para los negocios. Además, ella no es mi tipo. —«Mi tipo era una mierda comparado con _____.»
La diablesa se quedó observándolo con detenimiento, tratando de discernir si decía la verdad. ¿Sospechaban de él? Y, si así era, ¿por qué? Sólo Rydstrom, Nix y Rók sabían lo que _____ significaba para él.
—Si decides pasarte de listo, tratar de obtener la espada y quedarte con la chica al mismo tiempo, fracasarás —dijo finalmente Imatra. —Uno, Groot puede leer la mente de cualquiera. Tal vez tú puedas levantar algún bloqueo, pero la Vestal no tendrá ni la más mínima oportunidad. Dos, el intercambio se realizará en la fortaleza de Groot, que está protegida con magia, con trampas por todos lados y vigilada por zombis. El bosque que la rodea está habitado por wendigos. Si ella escapa contigo, sólo conseguirás que la maten.
Hasta ese momento, Nick no se había dado cuenta de que la idea de quedarse con _____ y la espada llevaba tiempo enterrada en el fondo de su mente.
Era una idea que le encantaba.
Y ahora sentía cómo ésta iba desmoronándose.
—Hay muchos obstáculos —reconoció él. — ¿Cómo puedo estar seguro de que saldré de allí con vida?
—Groot ha jurado por la Tradición que podrás entrar y salir sano y salvo. Siempre que tú jures también que no revelarás nunca a nadie dónde se encuentra su castillo.
Jurar por la Tradición era la palabra más inquebrantable que podía dar cualquier inmortal. Incluso un hechicero malvado estaba obligado a cumplirla.
—Lo juro.
—Mi amo y señor quiere que la Vestal sea fértil, y poder proceder cuanto antes. Tienes que asegurarte de que siga comiendo —continuó Imatra, poniéndolo a prueba, estudiando su reacción.
El hizo todo lo que pudo por no apretar los dientes.
—No me pagan para hacer de niñera.
—Si la Vestal no está en buenas condiciones, tal vez tu espada no sea tan eficaz como esperas. «Maldición.»
—La Vestal piensa por sí misma, pero haré todo lo que pueda para que coma.
—Una cosa más, si no la recibe antes de la próxima luna llena, echará la espada al fuego y la perderás para siempre.
Nick había oído decir que, oculta en el interior de su fortaleza, Groot poseía una forja en la que ardía un fuego sobrenatural.
— ¿Y en ese caso no se la daría a otro para que matara a su hermano por él?
—La espada se ha forjado para que la utilice uno de los Woede —respondió ella. —No funcionaría con nadie más.
—Comprendo. Y ahora, si no te importa, me gustaría que me dieras la dirección del segundo punto de encuentro.
—Te lo diré... si me besas.
Nick entrecerró los ojos, irradiando rabia por todos los poros. —A Groot no le gustará saber que has tratado de entretenerme.
—Tampoco le gustará saber que tú y la Vestal tenéis una relación. —Se quitó la ropa, que cayó al suelo, arremolinándose junto a sus pies. — ¿De verdad te parece tan horrible la idea de darme un beso, Nicholas?
«La verdad es que sí.» Antes de conocer a _____, ese tipo de mujer tan descarada le habría gustado, y habría hecho mucho más que besarla.
Ahora sólo la besaría si fuera necesario.
¿Necesario? El no tenía ningún futuro con _____, y cuanto antes se lo metiera en la cabeza, mucho mejor para él.
—De acuerdo, nena —farfulló. —Un beso a cambio de la dirección.
—Ven aquí —dijo la diablesa, sentándose en la cama y apartando la sábana con una sensual y estudiada sonrisa.
—Ni hablar, Imatra. —Le cogió la mano y la puso en pie.
—Eres tan agresivo... —ronroneó ella. —Está bien, lo haremos de pie.
Agachó la cabeza, la besó y no sintió nada.
«Más vale que me acostumbre a esto», pensó Nick mientras la besaba de forma mecánica. Indiferencia sería lo único que sentiría estando con otra que no fuera su compañera...
—Disculpadme —dijo _____ desde la puerta.
Nick se apartó al instante de Imatra, pero _____ ya lo había visto todo. El corazón del demonio latió acelerado al ver que la mirada de la joven se desviaba de la cama deshecha a la ropa que había en el suelo, pasando por la espada que estaba apoyada contra la silla.
«Joder. Ahora sí que la he cagado.» Su compañera lo había visto besando a otra. El jamás había oído a ninguno de su especie contar que le hubiera pasado algo así. Ningún demonio era tan estúpido.
«Pero ¡es que yo no puedo estar con ella aunque quiera!»
—Me gustaría regresar al hotel, pero no quisiera interrumpiros —prosiguió _____ tan campante. No parecía sorprendida, ni enfadada. Era evidente que se sentía segura de sí misma. Incluso Imatra parecía perpleja. —No te preocupes, Nicholas, ya le pediré a alguien que me lleve. —Se dio media vuelta hacia la puerta.
— ¿Pedirás que te lleven? —repitió él incrédulo, eliminando la distancia que los separaba para cogerla por la cintura. — ¿Quién diablos lo va a hacer?
En ese instante, unas voces masculinas gritaron que a la valquiria le tocaba beberse otro vaso.
_____ llevaba el pelo suelto, y éste había empezado a ondulársele sobre los hombros. Se había guardado las gafas en el bolsillo y tenía las mejillas sonrosadas por el alcohol.
— ¿Por qué te has soltado el pelo? —farfulló Nick entre dientes.
— ¿Porque estoy en un bar?
—Estás borracha.
—Eres muy listo. En serio, no quería molestaros. Sólo venía a avisarte de que me iba.
Imatra se vistió con gran teatro. La muy zorra estaba tratando de aparentar que se habían acostado, y Nick no podía negarlo sin poner de manifiesto lo que sentía por _____.
—Te irás conmigo —le dijo a ésta, muy enfadado porque a ella no le importara lo que creía haber visto.
El creía que se sentía atraída por él, y al menos un poquito posesiva después de aquel beso.
—Está bien. Te espero fuera. —Con los tacones repicando en el suelo, dio media vuelta y lo dejó allí, confuso, en medio de la habitación.
—Reconozco que vosotros dos me teníais intrigada —dijo Imatra, —pero ahora ya veo que Groot no tiene de qué preocuparse. A esa mujer no podrías importarle menos. —De algún modo, aquella diablesa sabía lo que Nick sentía por _____, y había sospechado que ella pudiera sentir a su vez algo por él.
Pero la indiferencia de la muchacha le había demostrado que se equivocaba.
—La dirección —exigió Nick.
—Michigan.
—Sé más concreta.
—Todo a su tiempo, demonio... tómate otra copa.
Nick oyó los vítores de alegría de los hombres al ver que _____ regresaba al bar. Tuvo que recurrir a toda su fuerza de voluntad para no salir allí y empezar una pelea.


Cuando _____ volvió a entrar en el local, Deshazior tiró del taburete que había junto al suyo para que se sentara a su lado. Con las cejas levantadas a modo de invitación, pasó la mano por el asiento.
—De acuerdo —contestó ella, todavía algo afectada. Tal como había temido, Nicholas había ido a aquella habitación para acostarse con Imatra, a la que le había encantado que los pillara, y había vuelto a mirarla con aires de superioridad.
No, aquel mundo no era para _____.
Pero lo de beber no estaba mal. Convencida de que no volvería a caer en la tentación, decidió aprovechar al máximo aquel mini paréntesis. Iba a volver a su antigua vida, así que no había nada de malo en beber unos cuantos «chupitos» con aquellos demonios y disfrutar de la velada.
— ¿Has visto algo interesante? —preguntó Deshazior con curiosidad.
—No, creo que ya habían terminado.
— ¿Y crees que les bastará con un asalto? He oído decir que Nicholas es todo un seductor.
— ¿En serio? —preguntó ella fingiendo que no le interesaba lo más mínimo.
—Me sorprende que no te haya tirado los tejos a ti —prosiguió. —A los demonios nos encantan las valquirias.
—Ah, pero ¿a las valquirias les gustan los demonios?
—Sí, porque somos los únicos con los que se pueden acostar sin temor a hacernos daño.
Los allí presentes chocaron los cinco, y ella se obligó a sonreír. Tenía gracia que bromeasen sobre algo que _____ acababa de descubrir aquella misma noche. Temerosa de que Deshazior viera algo en su expresión, aunque segura de que allí no había nada de nada, preguntó:
— ¿Tienes algo de dinero para poner música?
El demonio le dio unas monedas que no había visto en su vida y _____ se encaminó hacia el tocadiscos. Al ver en la máquina un álbum de Stevie Ray Vaughan, su humor mejoró notablemente.
Esta vez, cuando regresó a la barra, Deshazior se golpeó los muslos con las manos para indicarle que se sentara allí. El demonio no era nada desagradable a la vista, ni siquiera con cuernos.
Se preguntó qué haría la vieja _____, y, decidida a disfrutar de aquella noche tan surrealista, hizo completamente lo contrario, poniendo muy contento al robusto demonio...
Cuando Nicholas consiguió escapar de la guarida de Imatra, vio a _____ sentada en las rodillas de Deshazior, susurrándole cosas al oído y balanceándose, feliz de la vida.
Las gafas de ella estaban en la nariz de Deshazior, y ella llevaba el cinturón del demonio. Otro del grupo estaba sentado en el suelo, junto a ella, restregando la cara por la mano que la valquiria tenía libre.
A Nicholas se le desencajó la mandíbula y los ojos se le pusieron negros en cuestión de segundos. De fondo, la canción de Stevie decía:
Si te metes con mi mujer, descubrirás lo que es un hombre enfadado de verdad.


Última edición por Luciana. el Lun 16 Abr 2012, 12:59 pm, editado 1 vez
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Mensaje por chelis Miér 01 Feb 2012, 6:47 pm

jajajajajajajajajajajaj lo que causan los chupitooosss
jajajajjaja sigueeelaaaaaa porfaaaaaa
chelis
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Mensaje por Sunny Jue 02 Feb 2012, 4:43 pm

Capitulo 20
●[Adapтada]● ~Deseos al Aиocнecer~(nick y tu)[TERMINADA] - Página 10 Daae
«Mi compañera está sentada en el regazo de otro, sus labios están rozando la oreja de otro...»
Deshazior lo vio y levantó la barbilla para saludarlo.
«Y no puedo matarlo.» El demonio de tormenta no lo había amenazado en ningún modo. Sus estirpes no estaban enfrentadas. Maldición. Nick estaba convencido de que incluso se habían emborrachado juntos en alguna ocasión.
Si Nick hacía algo, todo el mundo sabría que era debido a la valquiria.
—Levántate ahora mismo —masculló en voz baja.
_____ lo había visto besando a otra mujer y había reaccionado como si no le importara. Nick apenas la había visto coquetear con otro y ya tenía ganas de matar a alguien.
— ¿Pasa algo, nicholas? —preguntó Deshazior mirándolo con atención.
—Ella está a mi cargo, y he dicho que nos vamos.
—Ya voy, ya voy. —_____ se puso de pie tambaleándose y se quitó el cinturón de Deshazior. Y, al coger las gafas de la nariz del demonio, le dio unas palmaditas en los cuernos.
Unos cuantos de los presentes gimieron sólo con verlo. _____ ignoraba que, para ellos, ese gesto era como si a un humano le acariciaran la entrepierna.
—Tal vez me tome una última copa para el camino... —dijo ella.
—La fiesta ha terminado, princesa —le espetó Nick cargándosela al hombro.
Los allí presentes lo miraron como si se hubiera vuelto loco por atreverse a manosear así a una valquiria, pero en vez de enfadarse, _____ se despidió de sus admiradores lanzándoles besos a manos llenas.
— ¡Mua! ¡Mándame un mensaje de móvil, Desh!
—Nicholas, ¿adónde vamos? —le preguntó cuando estuvieron de nuevo en la oscura y desierta carretera.
El llevaba muchos kilómetros callado, como si estuviera enfadado con ella. Sin decir nada, le pasó un papel que decía:
Puente de la Dama Sonriente, sobre el río de la Sangre, Upper Península, Michigan. Vuestro contacto os esperará en el puente a medianoche, tres noches seguidas a partir del viernes.
— ¿Qué diablos estabas haciendo allí? —preguntó por fin Nicholas.
—Sólo me lo estaba pasando bien mientras tú te cepillabas a Imatra en la parte de atrás.
—No tengo por qué darte explicaciones.
—Por supuesto que no. —Con la cabeza apoyada contra la ventana, _____ se quedó mirando el cielo. Estrellas. Más brillantes que las que había visto en Nueva Orleáns durante décadas. Clarísimas.
—No es como si hubiese algo entre tú y yo —prosiguió Nick.
—No, tienes razón.
— ¿De qué va todo esto? —Le espetó entonces—. ¿Es una especie de psicología inversa?
—Nicholas —suspiró ella, — ¿tanto te cuesta creer que no estoy enfadada contigo porque, sencillamente, no me interesas de ese modo?
—Y una mierda. Tú sabes que entre nosotros hay una fuerte atracción.
— ¿Atracción? Lo dices en broma, ¿no? Yo soy hipersensible. Tú mismo me lo diagnosticaste. Al parecer, no razono tan bien como de costumbre. Incluso tú puedes parecerme interesante.
— ¿Incluso? ¿Qué diablos quieres decir con eso? Y suelo tener mucho éxito con todo tipo de hembras.
—Y eres muy modesto. —Esas palabras de él hicieron que _____ recordara lo que había dicho aquel otro demonio sobre que Nicholas era un seductor. —Probablemente, a esas hembras les gusten los cuernos y los colmillos, pero a mí no.
Nicholas frunció el cejo y se pasó una mano por uno de los cuernos. Al darse cuenta de lo que estaba haciendo, la bajó en seguida.
— ¿No te gustan los cuernos? Pues estabas acariciando los de «Desh» con mucho ahínco. Para tu información, te diré que eso ha sido como si le estuvieras haciendo una paja.
Ella ni siquiera sabía qué quería decir esa palabra, pero sonaba mal, muy mal.
— ¿Y cómo se supone que debía saberlo? Ese tipo de información no viene en El libro de la Tradición. ¿Y quién eres tú para criticar mi comportamiento, san Nicholas?
—Maldita sea, _____, lo que has visto con Imatra no era lo que parecía.
—No quiero escuchar tus excusas; en realidad no has hecho nada que haya podido ofenderme. No me importa lo que pareciera o no, no es asunto mío.
—Incluso después de cómo nos besamos anoche...
— ¿Te refieres a ese beso que te dije que no quería volver a repetir? —Frunció el ceño al sentir que se mareaba un poco.
— ¿No sientes curiosidad por saber por qué te besé a ti anoche y hoy a ella? —Y eso que a _____ hizo mucho más que besarla.
— ¿Porque eres un macho? —Se encogió de hombros. —Tal vez eres como un león en celo, buscando cualquier hembra disponible.
— ¡Me ha dicho que no me daría la jodida dirección hasta que la besara!
— ¿Y has tardado una hora entera en hacerlo? —preguntó _____ con algo más de sentimiento. Pero entonces Nick se dio cuenta de que se estaba riendo de él.
— ¿Una hora? Tú has bebido... —Se detuvo al ver el reloj del coche. — ¡Maldita zorra! Ha debido de hacer un hechizo para ralentizar el paso del tiempo en su habitación.
_____ tuvo un ataque de risa.
—Ralentizar el tiempo. En su habitación. —Silbó la sintonía del programa La dimensión desconocida. —Déjalo ya. No me importa.
—Esperaba que te sintieras algo posesiva conmigo después del beso de anoche.
—No me siento posesiva, igual que a ti no te importa que haya flirteado con Desh.
—Desh. —Le hirvió la sangre durante un largo momento. —Tu novio está en una conferencia, ayer por la noche me besabas a mí y hace unas horas has estado a punto de tocarme, y ahora vas y te emborrachas y coqueteas con otro hombre. Ya veo que tienes un gran sentido de la lealtad.
—Vaya, me has descubierto. La virgen desleal. Esa soy yo, una fresca.
— ¿De qué te ríes?
—Estoy disfrutando de mi primera borrachera.
—Esa es la razón —dijo él relajándose un poco. —Cuando estés sobria, te pondrás furiosa conmigo. _____ se apretó el puente de la nariz.
—Por fin sé qué quiere decir exactamente ser un aguafiestas. Nunca lo había entendido hasta ahora.
— ¿Me estás llamando a mí...? Oh, ésta sí que es buena. La señorita maestra está llamando aguafiestas al demonio.
— ¿Señorita maestra? ¡Ja! Ahora acabas de dejar clara la edad que tienes.
Nick no podía controlar su urgencia por hacer reaccionar a _____. Podía soportar cualquier cosa excepto su indiferencia.
Detuvo el coche en el arcén y se volvió hacia ella, acariciándole el rostro para atraerla hacia él. Pero _____ lo apartó. Furiosa.
Era obvio que su fuerza valquírica estaba aumentando.
—No te atrevas —le espetó, desprendiendo destellos plateados con los ojos. —Si quisiera saber qué sabor tienen los labios de Imatra la habría besado yo misma.
—Está bien. —Nick se apartó. —Me importa una mierda si me crees o no. —Volvió a poner el coche en marcha y pisó el acelerador a fondo...
Después de una hora de silencio, _____ murmuró:
—Ve más despacio.
—No. Tenemos que recuperar el tiempo perdido.
—Nicholas, aminora. No me encuentro bien.
— ¿Cuántos malditos tragos te has tomado? ¿Dos? ¿Tres?
Ella se rió.
—Unos cuantos más.
— ¿Te dijeron que tardan un rato en hacer efecto?
—Sí, varias veces.
— ¿Cuántos, _____?
—Puedo afirmar... con rotunda seguridad que era un número entero, múltiplo de tres, igual o mayor que nueve. —La cabeza le cayó desplomada hacia adelante.
A Nick le llevó dos horas encontrar un hotel decente donde poder quedarse. _____ se había desmayado, y se había pasado todo ese rato acurrucada en el asiento.
La llevaba en brazos hacia la habitación cuando ella parpadeó y abrió los ojos.
«Es tan guapa.» A Nick ya se le había pasado el enfado y ahora había bastado aquella mirada para que el corazón le golpeara las costillas.
—Cariño —suspiró él, —después de nueve vasitos es imposible que puedas tenerte en pie. Ella gimió.
— ¿Voy a quedarme sin piernas?
—Estás borracha como una cuba —contestó él sin poder evitar sonreír al oír su tono preocupado.
La depositó en la cama, pero _____ gritó:
— ¡Oh, Dios, todo me da vueltas!
El corrió a su lado y le movió una pierna, colocándole un pie en contacto con el suelo.
— ¿Mejor así?
—Mejor —murmuró ella pasados unos segundos.
—Ah, cuántas cosas podría enseñarte. Ahora voy a desnudarte y a meterte en la cama.
—Puedo hacerlo yo sola —farfulló, tratando de encontrar el botón del jersey pero terminando con un dedo en el ojo. —Ay, me he hecho daño.
—Deja que lo haga yo. No miraré.
—Sí —replicó ella con tono solemne. —Sí mirarás.
—Probablemente tengas razón. —Le quitó el jersey. —Pero no veré nada que no haya visto antes...
Qué equivocado estaba. Cuando Nick la dejó únicamente con aquel conjunto de ropa interior de seda negra supo que nunca antes había visto nada igual. Tomó aire y lo soltó despacio.
—Dios, princesa, podría correrme sólo con mirarte —farfulló.
— ¿Eh? ¿Qué has dicho?
Estaba exquisita con todos aquellos encajes. Tantas piscinas se notaban en su cuerpo. Tenía los brazos y las piernas bien torneadas, pero el resto seguía siendo suave. Las caderas nacían pronunciadas en la estrecha cintura y los pechos amenazaban con desbordar las copas del sujetador.
Tenía la figura típica de una pin-up, y seguiría teniéndola durante el resto de su vida inmortal. Nick tenía ganas de gemir del placer que sentía sólo de poder mirarla. Levantó una mano para acariciarla. Los dedos le escocían de la necesidad de tocarla...
— ¿Has dicho algo, Nicholas? —preguntó _____ en voz baja.
Las manos del demonio retrocedieron, y los nudillos se le quedaron blancos de tan fuerte como cerró los puños. De nuevo deseó acariciarla, y volvió a retroceder. Paseó nervioso por la habitación, luchando por controlar la pasión que sentía. La mujer con la que tanto había fantaseado estaba tumbada en la cama, en ropa interior, y él no podía ni acercarse a ella.
Entrecerró los ojos. Si no iba a aprovecharse de la situación, quizá pudiese obtener alguna respuesta.
—Sí, princesa. Me gustaría preguntarte una cosa...


Última edición por Luciana. el Lun 16 Abr 2012, 1:07 pm, editado 1 vez
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Mensaje por chelis Vie 03 Feb 2012, 11:27 am

aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaahhh
jajajajajajajajajajajajajaja
me imagine la escenaaaaaa..
jajajajajajajaja
y luego en el hoteeeelll
aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaiiii
sigueeelaaa porfaaaa
chelis
chelis


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Mensaje por .Lu' Anne Lovegood. Sáb 04 Feb 2012, 1:20 pm

hahahaha el alcohool no es muuy buen amigoo hahahaa XD yo quiero saber que le va a preguntar :twisted: :twisted:

SIGUELA
.Lu' Anne Lovegood.
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Mensaje por chelis Lun 06 Feb 2012, 2:46 pm

poooorfaaaaaaa pon mas caaapiiiiisss
dijes que del diarioooo publicarias unooooo
aaandaaaaaa
porfaaaaaaa
chelis
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http://www.twitter.com/chelis960

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