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American Horror Story {Murder house
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Re: American Horror Story {Murder house
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pixie.
Re: American Horror Story {Murder house
Capítulo 014
First Day
♙La familia Harmon finalmente llegó a casa. Al parecer, no había sido un gran día para los hermanos en su recorrido por el nuevo instituto. Quizá haya sido un error haberse quedado en casa ya que no tendría la ventaja de conocer el instituto y no perderse en su primer día de clases. La noche se acercaba peligrosamente y Ellah se preparaba para alistar las cosas para el próximo día en la mañana.
— Buenas noches, Little flame — dijo Jack ingresando por la puerta de su habitación con unos cuantos papeles en sus manos.
— ¿Qué es eso? — preguntó la rubia doblando la ropa que su madre había lavado en cuanto habían llegado a la nueva casa.
— Basura que te ha traído Dallas — dijo el chico tirándose en la cama de su hermana. Ellah tomó los papeles que su hermano había dejado a su lado para ver de qué se trataba: Era un calendario escolar con los horarios de clase correspondiente a cada bloque junto con un mapa del instituto.
— ¿Es enserio que ha sido Dallas o me estás tomando el pelo? — le preguntó la rubia a su hermano sin obtener respuesta. El chico se estaba acomodando en la cama y cerrando sus ojos — No te acomodes tanto, tienes que salir — le dijo la chica caminando con la ropa doblada hacia el armario para guardarla.
— ¿Por qué? — preguntó el chico abriendo sus ojos pero sin moverse de su posición.
— Por que Violet está en el baño dándose una ducha y siempre suele salir en toalla a la habitación — explicó Ellah.
— Como si fuera novedad, estuve al lado de mamá cuando las mudaba, no sean estúpidas.
— Fuera Jack — Dijo Violet saliendo del baño dirigiendo a su armario.
— Vaya par de gemelas — Dijo el chico levantándose de la cama de Ellah. — Por cierto, Ellah, tienes que seguir coqueteando con el vecino — le dijo el chico apoyándose en el marco de la puerta de la habitación. La interpelada lo fulminó con la mirada — No me mires así, mañana comenzaremos con el “plan vecino”. Me agrada, es un encanto y ya es hora de que tengas novio –agregó el chico.
— Sueña.
— Lo harás, estoy renunciando a conquistar a ese guapetón para dejártelo, así es que mañana comenzarás a hacer que florezcan tus encantos de muj… —
— ¡Largo! — exclamaron las mellizas al mismo tiempo. El chico les levantó el dedo de corazón y salió de la habitación.
Ellah tomó una toalla, ropa interior y su pijamas para meterse en el baño a darse una ducha antes de que llegara Roman y le quitara el baño.
A la chica le encantaba meterse a la ducha y estar todo el tiempo que su melliza le permitiera. Amaba la sensación del agua caliente cayendo por su cuerpo proporcionándole una sensación placentera que la relajaba y le permitía tener un sueño sereno y profundo. Cuando la ducha finalizó, la chica se vistió, se secó el cabello y salió a la habitación. Violet estaba acostada en su cama jugando con su aparato celular. La habitación estaba iluminada solo por las lámparas de las mesitas de noche de las mellizas.
— Gracias al cielo te haz dignado a salir — dijo Roman entrando al cuarto de baño inmediatamente después que la chica abriera la puerta.
Ellah caminó hasta el armario, sacó unas cuantas frazadas y las lanzó al colchón donde dormía Roman. Luego solo restó acostarse en su cama y poner su cabeza en la almohada para caer profundamente dormida.
— Ellah, despierta — habló la voz de Violet metiendo en su sueño oscuro y profundo. La rubia abrió lentamente los ojos y se encontró con su melliza meciéndola delicadamente del hombro para despertarla. Al ver que su hermana había despertado, Violet se enderezó y caminó hasta Roman para despertarlo con un golpe de almohada en la cabeza, lo que provocó la molestia del chico y sus palabrotas al viento. La rubia no se molestó por ser la última de los trillizos en ocupar el baño, así no tendría que dar explicaciones de la no ingesta de alimento matutino. Por lo que se podía observar por la ventana, sería un día agradable con un sol resplandeciente, sin embargo, la chica no se atrevió a ponerse alguna prenda en especial y se quedó con sus blue jeans y una de sus características camisetas. Se calzó las zapatillas "Converse" y salió de la habitación.
En el comedor diario de la cocina estaban casi todos los Harmon reunidos luchando como salvajes por alcanzar el mejor trozo de pan mientras Jude les pedía que lo hicieran con calma. Por suerte Ellah no necesitaba meterse en “el ojo del huracán” ya que por las mañanas solo tomaba café. Tras prepararse el café, la chica salió de la cocina pasando desapercibida y se dirigió a la sala de estar para adueñarse de la televisión.
— ¿Qué ves? — preguntó Dallas entrando en la sala y sentándose en el sillón que estaba al lado derecho del sitial donde estaba Ellah.
— Hago Zapping — respondió la rubia — por cierto, muchas gracias por traerme el folleto y el horario — agregó.
— De nada — suspiró su hermana. Ellah desvió la mirada de la pantalla y miró a la rubia. La chica estaba vestida con ropa horrorosa, como si le hubieran rociado cloro encima.
— ¿Qué le ha pasado a tu ropa? — preguntó la rubia.
— Pues, nuestra amada madre y sus ocurrencias por demostrarme su amor — respondió Dallas mirando sus manos entrelazadas en su piernas para no mirar a su hermana. Por más que buscara, la chica no hallaba una razón coherente al “odio” que sentía su madre hacia su hermana. Era absurdo y despreciable que una mujer adulta se ensañara con su hija fuera por el motivo que fuera.
— Ven, levántate — le dijo Ellah a su hermana tomándola de su mano y tirando de ella. Mientras Dallas avanzaba a tropezones siendo arrastrada por su hermana escaleras arriba, la chica se preguntaba que demonios se le había ocurrido a su hermana. Sus dudas se disiparon en el momento en que entraron a la habitación de los trillizos, Ellah se dirigió a su armario para sacar unos jeans azul oscuros, una camiseta blanca con mangas en tres cuartos y un chaleco de hilo gris. — Ten —dijo la rubia lanzándole la ropa — puedes tomar mi ropa si quieres, no tengo problema — agregó sonriendo. Dallas observó perpleja a su hermana con la ropa en sus manos ¿Desde cuando Ellah había cambiado tan repentinamente pasando de ser una chica antisocial a ser una muchacha amistosa y social? — ¿No te gusta? Puedes ver si es que hay algo que en realidad te guste, no me molesta en absoluto — agregó la rubia jugueteando con sus manos como si estuviera nerviosa.
— No es eso — susurró Dallas — es solo que… ¡Mírate! — exclamó sonriendo mientras señalaba a su hermana — Eres demasiado delgadita, Ellah, tus jeans no me caen ni en una pierna.
— Oh… — comprendió la muchacha — Espera, tengo unos jeans parecidos a esos que son bastante elásticos, no hay manera que no te puedan quedar — Agregó dándose media vuelta para abrir el guardarropas y comenzar hurgar en su interior en busca de los pantalones. Cuando por fin los encontró se los tendió a su hermana, quien los recibió sonriéndole. Ellah le pidió que se probara la ropa en el baño de su habitación y esperó a que su hermana estuviera lista para verificar que la ropa le había quedado.
Dallas salió del baño silenciosamente, haciendo que su hermana diera un bote al darse cuenta que estaba a su lado. Definitivamente la ropa le quedaba mucho mejor a Dallas que a la misma Ellah. Mientras que a tris la ropa le quedaba horriblemente holgada, a Dallas se le marcaban todas las curvas de mujer que la menor no poseía, haciendo que pareciera una verdadera modelo. Ellah sonrió a su hermana dandole a entender que la ropa le quedaba de maravilla.
— Gracias — le susurró la mayor sonriéndole.
— Hey, ustedes dos — les interrumpió una voz desde la puerta. Dallas se giró y Ellah se puso de puntillas para observar. Se trataba de Chloe — Nos vamos — agregó comenzando a caminar por el pasillo hasta las escaleras. Las hermanas la siguieron y salieron de la casa con el resto de los Harmon.
A pedido de Violet, Jack sería el encargado de llevarlos al instituto esa mañana. Algunos se decidieron por tomar el autobús y otros por subirse al automóvil, Ellah decidió la última opción ya que no tenía idea de las paradas de autobuses aunque le hubiera gustado saberlo.
En el instituto, Ellah se ayudó de la guía que le había guardado Dallas para orientarse en el espacio completamente desconocido. Comenzaba a sentirse asfixiada y desesperada al ver tantos rostros desconocidos que le sobrepasaban por varios centímetros - sin contar con la baja estatura de la chica - y que le “quitaban” el escaso aire que entraba por sus pulmones. Cuando por fin encontró la sala indicada, se sorprendió a ver a Roman sentado en una de las mesas del fondo en la fila de en medio. Optó por sentarse en el puesto desocupado que estaba al lado izquierdo de su hermano mellizo y que justo estaba pegado a la ventana que daba al campo de fútbol americano. Obviamente que en más de alguna clase se toparía con uno de sus mellizos ya que tenían la misma edad. Ellah observó a Roman y este le sonrió de medio lado. El chico jugueteaba con las manos, dejando en evidencia su nerviosismo. La chica estaba igual o peor que su hermano puesto que estaba consiente de que tendría que presentarse como nueva integrante del instituto y eso es algo que no le gustaba mucho que digamos. Las instancias sociales ponían en jaque a la muchacha ya que no tenía el habito de relacionarse con desconocidos, sobretodo si eso significaba tener la atención de toda una sala de clases. La campana sonó dando inicio a la primera clase de la mañana. Las manos de la chica sudaban exageradamente y una de sus piernas se movía inconscientemente. De pronto una mujer ingresó a la sala con unos cuantos libros en sus manos y se posicionó tras el escritorio de los maestros. Costaba creer que una mujer con talle de modelo fuera a ser maestra en un instituto estatal. Su tez caribeña hacía resaltar su cabello rubio con hermoso brillo de vitalidad que llegaba hasta su espalda baja y sus ojos calipso que parecían hipnotizar escondidos tras unas pequeñas gafas. Perfecta, esa era la palabra que la definía.
— Bonjour — Dijo la mujer mirando por entre sus gafas a la altura del puente de su respingada nariz. “Perfecto, clases de Francés” pensó Ellah animosa ya que francés era su mejor sección después de geometría, biología y química.
— Bonjour, maîtresse—respondieron todos al unísono, incluyendo la pequeña Harmon que dominaba el idioma casi a la perfección.
— Antes de dar comienzo a la clase… — dijo la mujer hurgando en el libro de clases — me he enterado que se han integrado unos cuantos alumnos nuestra comunidad estudiantil y dos de ellos están en nuestra clase — Agregó mirando a la clase para luego bajar la mirada hasta el libro. Se acomodó los lentes antes de volver a alzar la vista. — Roman y Ellah Harmon — hablo. Ellah miró a su hermano, quién se sobaba la frente dando a entender que aquello era algo que quisiera evitar — Debout, s’il vous plaît —agregó pidiéndole a los mellizos que se pudieran de pie. Ellah se levantó de su asiento alisándose el vestido con sus manos mientras que Roman no tenía ni la menor idea de lo que la mujer hablaba. La rubia miró a su hermano quien la miraba esperando que su hermana le ayudara un poco con el tema de la traducción. La chica hizo un gesto con la mano para que se levantara a lo que Roman obedeció. — J’imagine qu’ils sont jumeaux —dijo la mujer cuando ambos estuvieron de pie paseando su mirada intermitente por los hermanos.
— Oui, maîtresse. Nous sommes triplés, deux femmes et un homme — respondió Ellah afirmando a las sospechas de la bella mujer - que obviamente se había dado cuenta de que eran mellizos - agregando que eran trillizos, dos mujeres y un hombre. La mujer miraba maravillada a la muchacha por su fluidez a la hora de responder.
—Félicitations pour un français parfait, Mlle Harmon — Le felicitó.
— Merci — sonrió Ellah orgullosa de sí misma. Era una buena manera de empezar en el nuevo instituto.
— Je pourrais dire la même chose de bous, monsieur Harmon? — Preguntó la maestra dirigiéndose a Roman. El chico miró a su hermana esperando que le ayudara como solía hacerlo en el instituto de Boston cuando tenían clases de Química, la única clase que tenían juntos.
— Maîtresse — habló Ellah mirando a su hermano esperando que este consintiera su interrupción. Este asintió con la cabeza levemente y la chica desvió su mirada hasta la mujer de lo ojos hipnotizantes para proseguir con sus intenciones — Roman ne domine paz le Français — explicó señalando que su hermano no dominaba el francés — Il parle couramment l’espagnol et un peu portugais — agregó señalando que su hermano dominaba el español y el portugués. Obviamente no era del todo verdad, ya que si bien Roman dominaba bastante el español, no era mucho lo que sabía de Portugués. Ellah podía sentir la mirada de su hermano acusadora sobre ella, sin embargo, la chica le había salvado de pasar una vergüenza en su primer día de clases.
—Magnifique, merci Ellah — La maestra dio por terminada la presentación de los mellizos y comenzó con la clase que le permitió a Ellah destacar gracias a su habilidad con el idioma.
— ¿Qué le has dicho a la vieja esa? — preguntó Roman posicionandose al lado de su hermana que caminaba por los pasillos repletos luego de que finalizara la primera hora de clases.
— Le he dicho que no dominas el francés — le dijo Ellah sin mirarlo ni detenerse.
— No lo domino pero sé perfectamente que escuché las palabras “español” y “portugués” — dijo el chico molesto.
— Vale, sí, lo dije — confesó las chica deteniéndose y mirando a su hermano frente a frente. Claramente la chica tuvo que mirar hacia arriba ya que su hermano era más alto que ella. — Dije que dominabas el español y un poco de portugués pero… —
— ¿Por que mierda haz hecho eso, Ellah? — le espetó. — Te pedí que me ayudaras, no que mintieras por mí.
— ¡Pero no mentí! — exclamó la rubia — Tú dominas el español y antes de que nos mudáramos, estuviste en un curso de portugués — le dijo la chica intentando que su hermano no se enfadara con ella por haber querido hacer algo bueno por él.
— ¡Pero no lo domino! Estuve en unas putas clases por mamá pero no aprendí una mierda, Ellah — “Demonios” pensó la chica. Cuando su mellizo la llamaba por su nombre completo, significaba que estaba bastante enojado.
— Roman, en realidad lo siento — se disculpó.
— ¿Qué haré si luego me piden hablar en Portugués? — dijo el chico — Gracias por la ayuda — Finalizó para luego avanzar y perderse en la masa de estudiantes que se dirigían hacia lo que sería la cafetería.
— Roman… — le llamó la chica sin obtener resultado. La chica se golpeó levemente la cabeza en el casillero más cercano y se quedó allí con los ojos cerrados. Ella solo había intentado hacer lo mejor y la había cagado.
— Disculpa, estás en mi casillero — Dijo una chica al lado de Ellah. La rubia despegó su cabeza del casillero y miró en dirección de donde provenía la voz. Se trataba de una chica pelinaranja con pecas salpicando su rostro blanquecino que le sonreía de medio lado.
— Oh, lo lamento — se disculpó la Harmon antes de dirigirse a cualquier lugar del establecimiento que no fuera la cafetería.
El primer día de clases no fue tan malo después de todo. Su clase de Francés había sido una batalla ganada junto con matemáticas, sin embargo, Historia había sido una tortura, sin contar que era la clase que más odiaba. Como era de esperarse, en cuanto llegó a su casa, la familia se dispersó por la casa en sus respectivas habitaciones sin dirigirse la palabra. Ellah, por su parte, decidió tomar un vaso de agua y dirigirse al ante jardín de la casa con un libro en mano. Sin embargo, su lectura no llegó tan lejos debido a que las nauseas y el dolor de cabeza aparecieron dando paso a la fatiga gracias al ayuno que llevaba haciendo desde hace dos días.
Con encendedor en mano, la chica se puso a pensar en como Anna y Elissa habían llegado allí para atormentarla. Era como si ambas chicas no tuvieran vida y solo se alimentaran del sufrimiento que le causaban a la Harmon. Por un momento pensó en que sería buena idea contarle a sus padres del acoso que estaba sufriendo por parte de esas chicas, ya que el hecho de que la siguieran a Los Ángeles, daba cuenta que habían llegado a un límite psicopático. De pronto, sus pensamiento desaparecieron al ver la pequeña llama que salía del encendedor, hipnotizándola, provocando una locas ganas de quemar lo que fuera que pudiera arder en llamas.
— ¿Como va el plan? — preguntó Jack sacando a la chica del ensimismamiento, haciéndole dar un bote en las escaleras de la puerta principal y que el encendedor cayera de sus manos y se apagara al golpear con el piso.
— Mierda, Jack me has asustado — Le reprochó — ¿De que plan hablas — agregó preguntándose que pasaba en estos momentos por la mente retorcida de su hermano, más conocido como “Lucifer”.
—¿Como que qué plan, Ellah? No me digas que lo has olvidado — Le regañó con expresión de “¿Esto va en serio o me tomas el pelo?” La rubia frunció el ceño indicándole que no tenía “ni puta idea” de lo que estaba hablando — ¡Plan vecino, Ellah, Plan vecino! — Le gritó finalmente.
— ¡Shh! ¡Baja la voz! — le “gritó” susurrando — y no, no me he olvidado de ese plan, es solo que me pillaste distraída — le explicó— Hey, no sé si… —
— ¡Allí está! — Le interrumpió Jack con un grito que por poco la deja sorda, mientras que señalaba la casa de enfrente.
— ¡Jack, por favor…! — Exclamó la chica llevándose las manos a la cara para ocultarla, haciendo evidente la vergüenza que había sentido al darse cuenta que el chico se había percatado del grito de su hermano. “Trágame tierra” pensó la chica. — Me sorprende la capacidad de discreción que tienes, hermano — Agregó con el rostro aún tapado.
— Es tu oportunidad, Little Flame, anda ya y deja fluir tus encantos de mujer — dijo el chico mientras empujaba a su hermana para que se levantara.
— Olvídalo.
— ¡Vamos! No hagas que me arrepienta de haberte cedido a ese bombón — Le pidió con ojos de cachorro, aquella expresión a la que Ellah no se podía negar.
— ¡Vale, vale! — exclamó la muchacha poniéndose de pie, ya que si no lo hacía, Jack la tiraría al piso sin piedad. Lo fulminó con la mirada y comenzó a caminar hacia la calle.
— ¡Ellah! — le llamó el chico justo cuando la rubia se disponía a cruzar la calle. Se giró rápidamente esperando que le dijera que no era necesario hacer “semejante estupidez” y así, no quedar en ridículo. — Por más que te agrade el chico, no le prendas llamas, ¿vale? — Se burló. Generalmente, si se huebra tratado de otra persona quien le lanzaba aquella broma sobre su obsesión por manipular el fuego, seguramente le hubiera lanzado un fósforo encendido sin pensarlo dos veces. Sin embarro, con Jack las cosas eran diferentes debido a la relación que existía entre ellos que les permitía reírse de sus propias “condiciones mentales”. La única reacción de la muchacha a la broma de su hermano, fue levantarle el dedo de en medio, a lo que el chico respondió lanzándole un beso.
Para suerte de la chica, Nathaniel, su vecino de enfrente,volvió a entrar en la casa sin darse cuenta de que su vecina tenía intenciones de cruzar la calle para intentar entablar una conversación. Ellah se giró nuevamente sonriendo victoriosa a su hermano quien la miraba con cara de: "Será para la otra, por esta vez te has salvado".
Otra noche de estadía en la nueva casa de los Harmon se acercaba peligrosamente. Como costumbre - o más bien rutina - cada uno hacía lo que acostumbraba a hacer antes de la hora de dormirse. Por parte de Ellah, aquella costumbre-rutina constaba en darse la ducha y alistar el bolso para el siguiente día en el instituto para luego acostarse y encomendarse en brazos de morfeo.
Esa noche tuvo cabida a algo que Ellah no acostumbraba hacer: Soñar y despertar a media noche. La pesadilla que estaba teniendo, provocó en la muchacha esas ansias locas por despertarse, a lo que su subconsciente respondió favorablemente. Sin embargo, la chica hubiera preferido haber continuado con la pesadilla que haber despertado puesto que al momento de abrir los ojos, la figura de un muchacho estaba plantada a los pies de la cama de su hermana observándola dormir. La luz que ingresaba por la ventana, le iluminaba el rostro permitiendo que Ellah apreciara ciertos rasgos faciales. La chica se sentó de golpe en la cama y no halló mejor solución que ponerse a gritar como loca presa del pánico.
–– ¡Mamá! –– Gritó la chica con todas sus fuerzas, consiente que con ese grito despertaría a toda la casa. Se abalanzó sobre la lamparilla de noche que estaba sobre el velador que separaba su cama con la de su melliza para encenderla. Su sorpresa fue aún mayor y su pánico aumento al darse cuenta que quién sea que haya visto en los pies de la cama de su hermana, había desaparecido con la luz. Violet la miraba con el entrecejo fruncido y Roman se levantaba del colchón para sentarse en la cama de su hermana tomándola de los hombros con intención de tranquilizarla al tiempo que sus padres hacían acto de presencia en el marco de la puerta de la habitación.
Aquella fue la primera noche en que un suceso extraño hizo estremecer a un integrante de la familia Harmon, a quien por más que intentaran explicar que no era más que un estado de "ensueño", no lograba convencerse. Nadie le iba hacer cambiar de opinión sobre lo que había visto. Después de todo, la chica no estaba loca... ¿No es así?
- No ignoren el spoiler u_u:
- Lamento la demora y la mierda de capítulo que les he dejado pero estos días he tenido que salir con mis abuelos a Leiden por tres días donde tenemos familiares y tenía que pedir internet a la nieta de la hermana de mi abuela para poder conectarme a ratos Por suerte ya regresé a Amsterdam y soy felíz <3 No les dejo un capítulo más largo para que no se quejen .|. y porque ahora mismo voy saliendo nuevamente -.-' Estoy odiando que me levante temprano, sobre todo hoy que es sábado En fiin sigue Sykes.
Última edición por Mess. el Lun 22 Sep 2014, 8:11 pm, editado 4 veces
Mess.
Re: American Horror Story {Murder house
mess cada vez que haces un capítulo me intimidas
✦ ausente.✦
pixie.
Re: American Horror Story {Murder house
¡Esto no es justo! ahora tendré que ponerme a escribir como una perra para superar esto. :jum: tengan por claro que mi capítulo será aún más mierda, así que no esperen una lectura grandiosa xdd
Dallas y sus curvas de mujer. JÁ. Seguro que Jack se pone eso y tiene más curvas (?)CORRE, JOKER, CORRE. ANTES DE QUE VENGAN Y TE MATEN POR ESE COMENTARIO En mi capítulo saldrá Adrien, ámenme
Por cierto, ¿operación vecino? ¿QUIÉN SE NIEGA A UNA OPERACIÓN VECINO? Yo no tengo vecinos buenorros maldita vida tt
Bueno, esperen mi capítulo paaaazz.
Dallas y sus curvas de mujer. JÁ. Seguro que Jack se pone eso y tiene más curvas (?)
Por cierto, ¿operación vecino? ¿QUIÉN SE NIEGA A UNA OPERACIÓN VECINO? Yo no tengo vecinos buenorros maldita vida tt
Bueno, esperen mi capítulo paaaazz.
Ledger.
Re: American Horror Story {Murder house
Capítulo 015
jack, why are you scared?
♙La sonrisa de Jack se extendió al ver a Jude colocándose unos horribles patines, junto a un uniforme de un gusto enfermizo para conjuntar colores y unas larga cola de caballo sujetando su delicado cabello. Se internó en la habitación de la muchacha; se acercaban las seis de la mañana, y a pesar de creer que era el único que no coinciliaba el sueño, había descubierto que su hermana mayor era una madrugadora envidiable.
Después de unos segundos inmóviles, Jude se levantó de su cama deshecha y se acercó a su hermano patosamente. Hacía mucho tiempo que no utilizaba unos patines, aproximadamente desde los ocho años, cuando Roman se empeñaba en ver a Jack golpearse en sus clases de patinaje con Jude como profesora.
—¿Qué cojones estás haciendo con tu vida, Jude? —se río el muchacho, descendió su mirada por las femeninas piernas de su hermana mayor, cubiertas por unas medias—. ¿Acaso pretendes prostituirte patinando?
La mayor soltó un par de risotadas sarcásticas, que formaron una pícara sonrisa en el rostro de Jack.
—Me he buscado un empleo... —explicó Jude, deslizándose con dificultad por el pasillo, dirigiéndose hacia las escaleras. Jack le seguía como un perro fiel.
—¿Cómo prostituta? Dime, ¿tienes compañeros chicos? Mi sueño es hacer un trío con unos gemelos con pecas.
—No, como camarera.
—¿Camarera en un club de streapteas?
—¡Jack!
La risa del menor no tardó mucho en resonar por el pasillo. Se acercó a su hermana mayor, y la cogió en brazos, ayudando con el incómodo trabajo de descender todos los pequeños escalones de la casa. Jude estaba sorprendida, ¿cómo era que Jack lograba cargar con su peso corporal si no se entrenaba en un gimnasio? Fácil. Jack siempre había poseído una gran fuerza que su apariencia no mostraba.
A continuación, la dejó cuidadosamente en el sueño y la abrió la puerta principal. Jack estaba vestido desde las tres de la madrugada; era la primera cosa que se le pasó por la cabeza a causa de ser incapaz de coinciliar el sueño. Aquel día, Zac se había quedado leyendo hasta las tantas y había logrado dormir con facilidad, aunque Jack conocía que pronto se despertaría alterado, y tendría que consolarse de alguno de sus hermanos —Roman o Eithan, seguramente—.
Las calles estaban vacías y silenciosas, iluminadas débilmente por el amanecer, que se asomaba en el horizonte.
Jude se dirigió hacia la carretera. Ningún coche se veía, y Jack dudaba mucho que apareciese algún vehículo a estas horas, y menos por esa calle. Normalmente, un autobús turístico pasaba a enseñar a los extranjeros La casa de los crímenes, en resumen, el hogar de los Harmon.
—¿Por qué no patinas conmigo, Jack? —soltó repentinamente Jude al muchacho.
Los ojos de Jack pasearon por el lugar, antes de volver a la mirada atenta de su hermana, parada en el medio de la carretera. Un escalofrío le recorrió todas las vértebras cuando una imagen apareció en su cabeza: su hermana siendo atropellada por un todo terreno blanco. Mucha sangre. Y, curiosamente, un muchacho sentado en el jardín, contemplándolo todo en primera fila. A Jack le resultó familia...y si se había acostado con él, debería haber sido un polvo muy rápido.
El cabello castaño del muchacho, su mirada azulada, la sonrisa de boca, su tez pálida y su altura mediana, que aunque estuviese sentado, podía adivinar, le resultaban demasiado familiar.
—¡Jack, joder!
Instantáneamente volvió a la realidad. Su hermana estaba en frente de él, sujetando con fuerza sus hombros e intentando llamar su atención nombrándole repetidas veces.
—Perdóname, yo solo... —sonrío el muchacho, se frotó su frente con incomodidad.
—Parecía que habías visto un fantasma, Jack. No pestañeabas, y respirabas pocas veces. ¿Qué te pasaba?
—Nada, tranquila.
—Jack —le volvió a nombrar, esta vez con un tono más duro y serio—. ¿Recuerdas cuando de pequeños, te despertaba a media noche porque había visto a sombras o gente siguiéndome? ¿O el día en el que, cuando estaba llorando de terror y estábamos solos en casa, pintaste las paredes del cuarto de papa y mama con nata? ¿Recuerdas como no parábamos de comerla y que, cuando Ben llegó de trabajar, pediste que te castigasen a ti solo?
El muchacho afirmó, sonriendo con nostalgia por aquellos días en los que Jude no conocía todos sus problemas de agresividad y adicción sexual. La rubia le soltó los hombros, y le abrazó.
—Puedes contarme todo lo que quieras, estoy aquí, y me estás matando de curiosidad —susurró en el oído del muchacho Jude, produciendo una risa leve por parte de Jack.
—Solo pensaba en como se vería Dallas con una faldita, ya sabes, ella las odia —Jude río—. ¿Recuerdas cuando la intenté poner una falda a los nueve años?
—¡Oh, claro que me acuerdo! Te escupió a la cara y te clavó en la espalda un lápiz. Casi la matas, menos mal que apareció un profesor.
—Espera, ¿estábamos en el colegio?
—Sí, estabas intentando que se pusiese un disfraz de princesa para una obra de teatro.
Después de dejar a Tris y Violet en el instituto, se acercó al centro de la ciudad con la esperanza de encontrar algún nuevo ligue con el que acostarse. Pero, desgraciadamente, en un cuarto de hora se cansó de esperar en un bar a que alguien atractivo entrase, y se paseo por las calles, observando las tiendas cercanas.
Un local logró centrar su atención en él. Era, ni más ni menos, una pastelería erótica. En su antigua ciudad natal, nunca había visto una, porque no se permitían tiendas así. Los niños son muy curiosos, y esos dulces, muy atrayentes a la inocencia.
Se adentró sin pensarlo dos veces. El dependiente volvió sus ojos hacia él. Jack sonrío con dulzura, produciendo que el muchacho se ruborizada. Su cabello era pelirrojo, anaranjado más bien; sus ojos eran caramelo, y sus labios pedían notoriamente a Jack que les besase. Sí, la perfecta víctima para conseguir una tarde divertida.
—Buenos días, y bienvenido —dijo el chico, acercándose a Jack—. ¿Tienes algo pensado?
La mente de Jack se iluminó, mataría dos pájaros de un tiro. El primero, sería aquel pelirrojo tierno que le derretía lentamente, y el segundo, sería molestar a Dallas con cariño, pero molestarla a fin y al cabo.
Ascendió su mirada hacia el dependiente.
—Bueno, es para mi hermana —el pelirrojo sonrío—. Tiene 17 años, y es un poco golfa. Creo que por su cumpleaños le gustaría algo así.
—¿Cuándo es su cumpleaños?
—El sábado —mintió descaradamente, pero con el fin de conseguir tener a ese dulce pelirrojo es su cama.
—Tendríamos tu pedido para el jueves —le explicó—. ¿Qué quieres: pasteles, tartas...?
—Un bombón, como tú.
Las mejillas del pelirrojo se ruborizaron nuevamente. << Eso significa que le parezco atractivo, y eso es un punto para mí —pensó Jack, aumentando su sonrisa. >>
—Bueno, eh...a-aquí solo tenemos bombones nor-normales —tartamudeo, produciendo que Jack se derritiese lentamente por su inocencia—. Solo hacemos los pa-pasteles y las ta-tartas a tu gusto.
—Es que tengo un problema...
—Dime.
—Que a mi me gustas tú.
El muchacho tragó saliva, y bajó su mirada con nerviosismo. Su rostro tornó a un rojizo rubor que atrajo salvajemente a los instintos sexuales de Jack. Sus ojos se pasearon por su ropa, y logró divisar una chapa en pecho, a la izquierda. Allí estaba escrito su nombre con una letra legible —los ordenadores facilitaban la lectura—.
—Alan —le nombró.
Él respondió a su llamada, mirándole fijamente y con su labio inferior tembloroso. Definitivamente, el nerviosismo había tomado posesión de su cuerpo.
—Mi nombre es Jack —se apoyó en el mostrador, acercando su rostro al de Alan—. ¿A cuánto queda tu casa de aquí?
—Vivo en las afuera, al sur.
—Que casualidad, yo me mudé recientemente allí. Pero es de las más alejadas, así que supongo que tu vivirás en la calle más cercana al instituto ese, ¿no? —Alan afirmó con la cabeza—. Bueno, pues apunta: quiero una tarta con forma de genital masculino, sabor chocolate y nata, y mi número de teléfono es el siguiente.
Se escuchó la puerta abrirse. Ben y Vivien habían abandonado hacía un par de horas atrás la mansión, permitiendo que Jack se divirtiese libremente. Alan se internó primero en la casa. Él conocía las leyendas que circulaban por ahí sobre esa casa, pero nunca había creído nunca de ellas. Sintió como Jack le agarraba de la mano y le obligaba a volverse. Fue sorprendido por un beso que, al principio, inició lento, cariñoso y dulce, pero que prosiguió de manera salvaje y profesional.
Desde las escaleras, sentado y lanzando miradas asesinas al pelirrojo, Rew les observaba celoso. ¡Claro que le gustaba ese tal Jack! Le atraía su físico, su aspecto desordenado, los crucifijos hacia abajo de sus libretas y los tatuajes que recubrían a mayor parte de su piel. ¿Y cómo conocía el zorro de su espalda, o el águila de su vientre? Fue fácil internarse en su cuarto la noche en la que mantuvo relaciones sexuales con ese tal Zac, uno de sus hermanos menores. Y hacía años que nada, ni nadie, le encendía tanto, o le enojaba de esa manera.
—¿Qué haces? —le preguntó una voz masculina.
Movió su mirada hacia Adrien, quién se encontraba sentado a su lado.
—Nada —respondió seco.
Ambos conocían que, los vivos, nunca podrían escucharles si no lo deseaban. Y parecía que Jack no se percataba de los deseos que sufría Rew para que cesaran sus besos por el cuello del pelirrojo, ni mucho menos notaba esos extraños sentimientos que revoloteaban en el corazón podrido de Rew.
—Eso es mentira, tío —soltó Adrien con humor, sonriendo sin cesar ante la actitud infantil de su "amigo"—. ¿Es por el tatuado, verdad?
—Se llama Jack —gruñó el de mirada azulada con los dientes apretados.
—Le vi hablar con Dallas. Es un chico...agradable.
—Es un amor, no jodas.
—Un amor...tu primer amor, ¿verdad? —la voz de Adrien se rompió, porque era real, Rew se estaba enamorando de un vivo, al igual que él. Porque ambos estaban en una situación similar, y se asfixiaban porque sabían que no podían salir de ella.
La cabeza de Rew se volvió, nuevamente, observando en silencio a Adrien. Una lágrima se deslizó por su mejilla. Hacía demasiado que no había sollozado, y mucho menos había derramado sus lágrimas por alguien. Jack sería su primer y último amor, porque esa casa le mataría o le volvería loco. Cualquiera de las dos opciones...haría que se unieran para siempre.
Adrien abrazó a Rew, escuchando como el pelirrojo le pedí a Jack que fuesen a un cuarto. << Que momento más indicado para romper el corazón de Rew —pensó Adrien. >>
Se escuchó como la puerta principal se abría nuevamente después de varias horas. Jack se levantó de la cama y miró por el pasillo. Sus boxers eran lo único que le vestían en esos momentos, y sus familiares ya le habían visto millones de veces en ese estado. Después del sexo, su lado perezoso salía y le susurraba que no se vistiese. Chloe se había quejado más de una vez de eso, pero nadie había hecho nada para parar los hábitos del mayor.
La cabeza del chico se asomó por la puerta, y miró por el pasillo. Faltaba una hora para que la escuela finalizase, ¿quién había salido antes, sin que ningún profesor le pillase? Dallas. Su figura apareció andando hacia Jack en escasos momentos. El muchacho encendió un cigarro, y se lo ofreció a su hermana, la cuál lo acepto sin hablar.
—¿Te has echo la pirula, eh, hermanita? —río Jack, ella le empujó juguetona.
—Joder, no podía soportar a la vieja de química —se quejó Dallas, expulsando el humo por su boca, y pegando otra profunda calada al cigarro—. Me ha puesto dos negativos el primer día de clase. Amargada de mierda.
—Bueno... —murmuró—. Yo he echo cosas más importantes.
Dallas arqueo una ceja, con curiosidad, y posó una sonrisa pícara en su rostro. Se acercó a la puerta un poco más, logrando observar al pelirrojo tumbado en el colchón de su hermano.
—¿Cómo lo haces? —susurró sorprendida—. Quizás te follas a tres por semana. Debería ir contigo una mañana para saber como lo haces. Enséñame, maestro.
Ambos rieron unos momentos.
—Es que estaba por el centro, y su puta inocencia me pudo.
—¿Era virgen o...?
—No se lo he preguntado, pero tal y como ha respondido, parecía no serlo. Además, la mayoría de los vírgenes me lo habrían dicho, como siempre.
Arrebató a Dallas el cigarro. Le pegó una calada, llevando el humo a sus pulmones, y lo expulsó por la nariz segundos después. La muchacha volvió a admirar al muchacho pelirrojo, la curva de su espalda y el tatuaje de su cuello —parecía una sirena, sus escamas de una calidad maravillosa, pero no mejor que la de algunos tatuajes de su hermano—.
Jack se acercó al chico, y le besó el cuello un par de veces. La muchacha no se sintió incómoda, al contrario, estaba acostumbrado al comportamiento de su hermano con sus ligues. Ese era el primero que se había traído a esa casa, y no sería el último. Algunas veces, si eran especiales y le ofrecían el suficiente sexo, repetía unas cuantas veces con el mismo.
El pelirrojo se giró, le cedió sus labios para besarlos un par de veces.
—Te presento a mi hermana Dallas —se giró hacia la muchacha, quién sonrío al muchacho pelirrojo y le saludó con la mano—. Él es Alan.
—Encantado, cielo —le habló Alan.
—Traeré unas cervezas —se ofreció Dallas, dirigiéndose escaleras abajo. Se adentró en la cocina y rebuscó con la mirada; desconocía la nueva posición de las cervezas (era el único tipo de alcohol que su padre separaba de lo demás).
Alan se levantó. Agarró su mochila y sacó un par de papeles con apariencia antigua. Sus bordes estaban malgastados, con grapas aún incrustadas. El pelirrojo le dio los carteles a Jack. Lo primero que se clavó en su mirada fue la imagen de un apuesto chico, con los ojos azulados y el cabello corto.
Un escalofrío recorrió individualmente cada una de las vértebras de Jack, produciendo un temblor leve en sus hombros. Era el muchacho de la imagen de esa mañana cuando Jude estaba patinando en la carretera, cuando ella le explicó su aspecto palidecido. Su sonrisa estaba plasmada en el folio, acompañado de unas letras gruesas que anunciaban su desaparición. Un número de teléfono adornaba el pie de la foto, pedía educadamente que si encontraban al muchacho, llamasen. Jack tuvo la alocada idea de coger su teléfono y llamar al número, pero la compañía telefónica le explico que había sido desactivado hace tiempo.
Admiró unos momentos a Alan antes de hablar.
—¿Conocías a este chico? —preguntó.
—No —negó el pelirrojo, y giró el folio, permitiendo que la foto se centrara en su mirada—. Pero lo único que sé es que su cuerpo nunca fue encontrado.
—¿Y qué me importa a mí esto? ¿Para qué coño quieres que mire a este chico?
—Jack, este chico murió en esta casa. Su cuerpo desapareció dentro. Sus últimos rastros de sangre estaban en el sótano.
La saliva pasó varias veces por la garganta de Jack. El nerviosismo se acumuló en su cuerpo. << Andrew Thompson está desaparecido. Por favor, si le ven o, por casualidad, logran encontrar, llamen a sus padres. >> Debajo de la breve descripción se encontraba el número móvil de uno de ellos y el fijo, pero seguramente, ambos habrían sido desactivados.
Alan abrazó a Jack con empatía.
—Joder, yo no sabía que hay un cadáver en descomposición aquí dentro, y eso sí que me da asco encontrármelo —soltó repentinamente el castaño.
—Murió en 2001, dudo mucho que la carne aún este visible.
—¿Cuánto dura la descomposición?
—Créeme, no supera el año.
—¿Estás seguro?
—Sí —sonrío Alan, calmando a Jack—. Pero si no tengo razón, puedes llamarme para que venga a consolarte.
La mente de Jack se confundió con distintos pensamientos, y comenzó a reproducir la última frase pronunciada por Alan. ¿Consolarle? ¿A él? ¿Al adicto al sexo, al agresivo, al desconocido, al pervertido? De alguna forma, aquel pelirrojo se había portado muy bien con Jack desde el principio. Era extraño que no se hubiese largado ya de la casa, o que no se hubiese negado a entrar en la mansión conocida por sus numerosos crímenes, y las leyendas urbanas sobre los espíritus que vagan tranquilos por los pasillos.
Se escucharon unos pasos por el pasillo central de la casa. Rew giró la cabeza, y Hope apareció de repente, con su hermoso cabello reluciente y sus ojos azulados iluminando el lugar con su amabilidad y generosidad. La muchacha se acercó a Adrien y a él algo apurada, como si de verdad le importara el estado de Rew, porque ambos sabían que en realidad solo era curiosidad.
Rew y Hope nunca habían tenido una relación de amistad muy cercana, y mucho menos agradable. Los primeros días, ni Hope ni Rew dialogaron con profundidad, se limitaban a saludos tímidos y a miradas de casualidad.
—¿Qué ocurre? —cuestionó finalmente la chica, observando como Rew se pegaba al costado de Adrien con cariño mientras el otro le rodeaba con su brazo derecho.
—Algo desconocido, sobrenatural, paranormal quizás —dijo Adrien—. Amor.
La reacción de Hope pareció no extrañar a los muchachos. Frunció el ceño y los miró fijamente por unos momentos antes de regresar su atención a Rew, quién tenía la mirada perdida entre los escalones centrales, a la espera de ver a Jack bajar como había echo Dallas anteriormente —se internó en la cocina, y aún no había salido—.
—¿Amor? ¿De qué habláis? —susurró ella, desconcertada—. ¿Os habéis enamorado vosotros dos o...? Que yo sepa, Adrien, eras heterosexual.
—No exactamente —dijo Rew finalmente, con la voz ronca y seca, expresando todo su dolor interno—. Los humanos y los muertos, en una relación sentimental, ¿te dice algo?
—¿Os habéis enamorado de los Harmon? —no parecía sorprendida.
—Dos de los integrantes —habló esta vez Adrien.
Hope sintió preocupación, ¿sería por el tal Zac?
—¡Jack! —gritó Dallas, con una cerveza en la mano—. ¡Tenemos un problema!
—¿¡Qué problema!? —gritó desde arriba el mayor, centrando la atención de Rew en él.
—¡Papa y mama han vuelto!
Después de unos segundos inmóviles, Jude se levantó de su cama deshecha y se acercó a su hermano patosamente. Hacía mucho tiempo que no utilizaba unos patines, aproximadamente desde los ocho años, cuando Roman se empeñaba en ver a Jack golpearse en sus clases de patinaje con Jude como profesora.
—¿Qué cojones estás haciendo con tu vida, Jude? —se río el muchacho, descendió su mirada por las femeninas piernas de su hermana mayor, cubiertas por unas medias—. ¿Acaso pretendes prostituirte patinando?
La mayor soltó un par de risotadas sarcásticas, que formaron una pícara sonrisa en el rostro de Jack.
—Me he buscado un empleo... —explicó Jude, deslizándose con dificultad por el pasillo, dirigiéndose hacia las escaleras. Jack le seguía como un perro fiel.
—¿Cómo prostituta? Dime, ¿tienes compañeros chicos? Mi sueño es hacer un trío con unos gemelos con pecas.
—No, como camarera.
—¿Camarera en un club de streapteas?
—¡Jack!
La risa del menor no tardó mucho en resonar por el pasillo. Se acercó a su hermana mayor, y la cogió en brazos, ayudando con el incómodo trabajo de descender todos los pequeños escalones de la casa. Jude estaba sorprendida, ¿cómo era que Jack lograba cargar con su peso corporal si no se entrenaba en un gimnasio? Fácil. Jack siempre había poseído una gran fuerza que su apariencia no mostraba.
A continuación, la dejó cuidadosamente en el sueño y la abrió la puerta principal. Jack estaba vestido desde las tres de la madrugada; era la primera cosa que se le pasó por la cabeza a causa de ser incapaz de coinciliar el sueño. Aquel día, Zac se había quedado leyendo hasta las tantas y había logrado dormir con facilidad, aunque Jack conocía que pronto se despertaría alterado, y tendría que consolarse de alguno de sus hermanos —Roman o Eithan, seguramente—.
Las calles estaban vacías y silenciosas, iluminadas débilmente por el amanecer, que se asomaba en el horizonte.
Jude se dirigió hacia la carretera. Ningún coche se veía, y Jack dudaba mucho que apareciese algún vehículo a estas horas, y menos por esa calle. Normalmente, un autobús turístico pasaba a enseñar a los extranjeros La casa de los crímenes, en resumen, el hogar de los Harmon.
—¿Por qué no patinas conmigo, Jack? —soltó repentinamente Jude al muchacho.
Los ojos de Jack pasearon por el lugar, antes de volver a la mirada atenta de su hermana, parada en el medio de la carretera. Un escalofrío le recorrió todas las vértebras cuando una imagen apareció en su cabeza: su hermana siendo atropellada por un todo terreno blanco. Mucha sangre. Y, curiosamente, un muchacho sentado en el jardín, contemplándolo todo en primera fila. A Jack le resultó familia...y si se había acostado con él, debería haber sido un polvo muy rápido.
El cabello castaño del muchacho, su mirada azulada, la sonrisa de boca, su tez pálida y su altura mediana, que aunque estuviese sentado, podía adivinar, le resultaban demasiado familiar.
—¡Jack, joder!
Instantáneamente volvió a la realidad. Su hermana estaba en frente de él, sujetando con fuerza sus hombros e intentando llamar su atención nombrándole repetidas veces.
—Perdóname, yo solo... —sonrío el muchacho, se frotó su frente con incomodidad.
—Parecía que habías visto un fantasma, Jack. No pestañeabas, y respirabas pocas veces. ¿Qué te pasaba?
—Nada, tranquila.
—Jack —le volvió a nombrar, esta vez con un tono más duro y serio—. ¿Recuerdas cuando de pequeños, te despertaba a media noche porque había visto a sombras o gente siguiéndome? ¿O el día en el que, cuando estaba llorando de terror y estábamos solos en casa, pintaste las paredes del cuarto de papa y mama con nata? ¿Recuerdas como no parábamos de comerla y que, cuando Ben llegó de trabajar, pediste que te castigasen a ti solo?
El muchacho afirmó, sonriendo con nostalgia por aquellos días en los que Jude no conocía todos sus problemas de agresividad y adicción sexual. La rubia le soltó los hombros, y le abrazó.
—Puedes contarme todo lo que quieras, estoy aquí, y me estás matando de curiosidad —susurró en el oído del muchacho Jude, produciendo una risa leve por parte de Jack.
—Solo pensaba en como se vería Dallas con una faldita, ya sabes, ella las odia —Jude río—. ¿Recuerdas cuando la intenté poner una falda a los nueve años?
—¡Oh, claro que me acuerdo! Te escupió a la cara y te clavó en la espalda un lápiz. Casi la matas, menos mal que apareció un profesor.
—Espera, ¿estábamos en el colegio?
—Sí, estabas intentando que se pusiese un disfraz de princesa para una obra de teatro.
Después de dejar a Tris y Violet en el instituto, se acercó al centro de la ciudad con la esperanza de encontrar algún nuevo ligue con el que acostarse. Pero, desgraciadamente, en un cuarto de hora se cansó de esperar en un bar a que alguien atractivo entrase, y se paseo por las calles, observando las tiendas cercanas.
Un local logró centrar su atención en él. Era, ni más ni menos, una pastelería erótica. En su antigua ciudad natal, nunca había visto una, porque no se permitían tiendas así. Los niños son muy curiosos, y esos dulces, muy atrayentes a la inocencia.
Se adentró sin pensarlo dos veces. El dependiente volvió sus ojos hacia él. Jack sonrío con dulzura, produciendo que el muchacho se ruborizada. Su cabello era pelirrojo, anaranjado más bien; sus ojos eran caramelo, y sus labios pedían notoriamente a Jack que les besase. Sí, la perfecta víctima para conseguir una tarde divertida.
—Buenos días, y bienvenido —dijo el chico, acercándose a Jack—. ¿Tienes algo pensado?
La mente de Jack se iluminó, mataría dos pájaros de un tiro. El primero, sería aquel pelirrojo tierno que le derretía lentamente, y el segundo, sería molestar a Dallas con cariño, pero molestarla a fin y al cabo.
Ascendió su mirada hacia el dependiente.
—Bueno, es para mi hermana —el pelirrojo sonrío—. Tiene 17 años, y es un poco golfa. Creo que por su cumpleaños le gustaría algo así.
—¿Cuándo es su cumpleaños?
—El sábado —mintió descaradamente, pero con el fin de conseguir tener a ese dulce pelirrojo es su cama.
—Tendríamos tu pedido para el jueves —le explicó—. ¿Qué quieres: pasteles, tartas...?
—Un bombón, como tú.
Las mejillas del pelirrojo se ruborizaron nuevamente. << Eso significa que le parezco atractivo, y eso es un punto para mí —pensó Jack, aumentando su sonrisa. >>
—Bueno, eh...a-aquí solo tenemos bombones nor-normales —tartamudeo, produciendo que Jack se derritiese lentamente por su inocencia—. Solo hacemos los pa-pasteles y las ta-tartas a tu gusto.
—Es que tengo un problema...
—Dime.
—Que a mi me gustas tú.
El muchacho tragó saliva, y bajó su mirada con nerviosismo. Su rostro tornó a un rojizo rubor que atrajo salvajemente a los instintos sexuales de Jack. Sus ojos se pasearon por su ropa, y logró divisar una chapa en pecho, a la izquierda. Allí estaba escrito su nombre con una letra legible —los ordenadores facilitaban la lectura—.
—Alan —le nombró.
Él respondió a su llamada, mirándole fijamente y con su labio inferior tembloroso. Definitivamente, el nerviosismo había tomado posesión de su cuerpo.
—Mi nombre es Jack —se apoyó en el mostrador, acercando su rostro al de Alan—. ¿A cuánto queda tu casa de aquí?
—Vivo en las afuera, al sur.
—Que casualidad, yo me mudé recientemente allí. Pero es de las más alejadas, así que supongo que tu vivirás en la calle más cercana al instituto ese, ¿no? —Alan afirmó con la cabeza—. Bueno, pues apunta: quiero una tarta con forma de genital masculino, sabor chocolate y nata, y mi número de teléfono es el siguiente.
Se escuchó la puerta abrirse. Ben y Vivien habían abandonado hacía un par de horas atrás la mansión, permitiendo que Jack se divirtiese libremente. Alan se internó primero en la casa. Él conocía las leyendas que circulaban por ahí sobre esa casa, pero nunca había creído nunca de ellas. Sintió como Jack le agarraba de la mano y le obligaba a volverse. Fue sorprendido por un beso que, al principio, inició lento, cariñoso y dulce, pero que prosiguió de manera salvaje y profesional.
Desde las escaleras, sentado y lanzando miradas asesinas al pelirrojo, Rew les observaba celoso. ¡Claro que le gustaba ese tal Jack! Le atraía su físico, su aspecto desordenado, los crucifijos hacia abajo de sus libretas y los tatuajes que recubrían a mayor parte de su piel. ¿Y cómo conocía el zorro de su espalda, o el águila de su vientre? Fue fácil internarse en su cuarto la noche en la que mantuvo relaciones sexuales con ese tal Zac, uno de sus hermanos menores. Y hacía años que nada, ni nadie, le encendía tanto, o le enojaba de esa manera.
—¿Qué haces? —le preguntó una voz masculina.
Movió su mirada hacia Adrien, quién se encontraba sentado a su lado.
—Nada —respondió seco.
Ambos conocían que, los vivos, nunca podrían escucharles si no lo deseaban. Y parecía que Jack no se percataba de los deseos que sufría Rew para que cesaran sus besos por el cuello del pelirrojo, ni mucho menos notaba esos extraños sentimientos que revoloteaban en el corazón podrido de Rew.
—Eso es mentira, tío —soltó Adrien con humor, sonriendo sin cesar ante la actitud infantil de su "amigo"—. ¿Es por el tatuado, verdad?
—Se llama Jack —gruñó el de mirada azulada con los dientes apretados.
—Le vi hablar con Dallas. Es un chico...agradable.
—Es un amor, no jodas.
—Un amor...tu primer amor, ¿verdad? —la voz de Adrien se rompió, porque era real, Rew se estaba enamorando de un vivo, al igual que él. Porque ambos estaban en una situación similar, y se asfixiaban porque sabían que no podían salir de ella.
La cabeza de Rew se volvió, nuevamente, observando en silencio a Adrien. Una lágrima se deslizó por su mejilla. Hacía demasiado que no había sollozado, y mucho menos había derramado sus lágrimas por alguien. Jack sería su primer y último amor, porque esa casa le mataría o le volvería loco. Cualquiera de las dos opciones...haría que se unieran para siempre.
Adrien abrazó a Rew, escuchando como el pelirrojo le pedí a Jack que fuesen a un cuarto. << Que momento más indicado para romper el corazón de Rew —pensó Adrien. >>
Se escuchó como la puerta principal se abría nuevamente después de varias horas. Jack se levantó de la cama y miró por el pasillo. Sus boxers eran lo único que le vestían en esos momentos, y sus familiares ya le habían visto millones de veces en ese estado. Después del sexo, su lado perezoso salía y le susurraba que no se vistiese. Chloe se había quejado más de una vez de eso, pero nadie había hecho nada para parar los hábitos del mayor.
La cabeza del chico se asomó por la puerta, y miró por el pasillo. Faltaba una hora para que la escuela finalizase, ¿quién había salido antes, sin que ningún profesor le pillase? Dallas. Su figura apareció andando hacia Jack en escasos momentos. El muchacho encendió un cigarro, y se lo ofreció a su hermana, la cuál lo acepto sin hablar.
—¿Te has echo la pirula, eh, hermanita? —río Jack, ella le empujó juguetona.
—Joder, no podía soportar a la vieja de química —se quejó Dallas, expulsando el humo por su boca, y pegando otra profunda calada al cigarro—. Me ha puesto dos negativos el primer día de clase. Amargada de mierda.
—Bueno... —murmuró—. Yo he echo cosas más importantes.
Dallas arqueo una ceja, con curiosidad, y posó una sonrisa pícara en su rostro. Se acercó a la puerta un poco más, logrando observar al pelirrojo tumbado en el colchón de su hermano.
—¿Cómo lo haces? —susurró sorprendida—. Quizás te follas a tres por semana. Debería ir contigo una mañana para saber como lo haces. Enséñame, maestro.
Ambos rieron unos momentos.
—Es que estaba por el centro, y su puta inocencia me pudo.
—¿Era virgen o...?
—No se lo he preguntado, pero tal y como ha respondido, parecía no serlo. Además, la mayoría de los vírgenes me lo habrían dicho, como siempre.
Arrebató a Dallas el cigarro. Le pegó una calada, llevando el humo a sus pulmones, y lo expulsó por la nariz segundos después. La muchacha volvió a admirar al muchacho pelirrojo, la curva de su espalda y el tatuaje de su cuello —parecía una sirena, sus escamas de una calidad maravillosa, pero no mejor que la de algunos tatuajes de su hermano—.
Jack se acercó al chico, y le besó el cuello un par de veces. La muchacha no se sintió incómoda, al contrario, estaba acostumbrado al comportamiento de su hermano con sus ligues. Ese era el primero que se había traído a esa casa, y no sería el último. Algunas veces, si eran especiales y le ofrecían el suficiente sexo, repetía unas cuantas veces con el mismo.
El pelirrojo se giró, le cedió sus labios para besarlos un par de veces.
—Te presento a mi hermana Dallas —se giró hacia la muchacha, quién sonrío al muchacho pelirrojo y le saludó con la mano—. Él es Alan.
—Encantado, cielo —le habló Alan.
—Traeré unas cervezas —se ofreció Dallas, dirigiéndose escaleras abajo. Se adentró en la cocina y rebuscó con la mirada; desconocía la nueva posición de las cervezas (era el único tipo de alcohol que su padre separaba de lo demás).
Alan se levantó. Agarró su mochila y sacó un par de papeles con apariencia antigua. Sus bordes estaban malgastados, con grapas aún incrustadas. El pelirrojo le dio los carteles a Jack. Lo primero que se clavó en su mirada fue la imagen de un apuesto chico, con los ojos azulados y el cabello corto.
Un escalofrío recorrió individualmente cada una de las vértebras de Jack, produciendo un temblor leve en sus hombros. Era el muchacho de la imagen de esa mañana cuando Jude estaba patinando en la carretera, cuando ella le explicó su aspecto palidecido. Su sonrisa estaba plasmada en el folio, acompañado de unas letras gruesas que anunciaban su desaparición. Un número de teléfono adornaba el pie de la foto, pedía educadamente que si encontraban al muchacho, llamasen. Jack tuvo la alocada idea de coger su teléfono y llamar al número, pero la compañía telefónica le explico que había sido desactivado hace tiempo.
Admiró unos momentos a Alan antes de hablar.
—¿Conocías a este chico? —preguntó.
—No —negó el pelirrojo, y giró el folio, permitiendo que la foto se centrara en su mirada—. Pero lo único que sé es que su cuerpo nunca fue encontrado.
—¿Y qué me importa a mí esto? ¿Para qué coño quieres que mire a este chico?
—Jack, este chico murió en esta casa. Su cuerpo desapareció dentro. Sus últimos rastros de sangre estaban en el sótano.
La saliva pasó varias veces por la garganta de Jack. El nerviosismo se acumuló en su cuerpo. << Andrew Thompson está desaparecido. Por favor, si le ven o, por casualidad, logran encontrar, llamen a sus padres. >> Debajo de la breve descripción se encontraba el número móvil de uno de ellos y el fijo, pero seguramente, ambos habrían sido desactivados.
Alan abrazó a Jack con empatía.
—Joder, yo no sabía que hay un cadáver en descomposición aquí dentro, y eso sí que me da asco encontrármelo —soltó repentinamente el castaño.
—Murió en 2001, dudo mucho que la carne aún este visible.
—¿Cuánto dura la descomposición?
—Créeme, no supera el año.
—¿Estás seguro?
—Sí —sonrío Alan, calmando a Jack—. Pero si no tengo razón, puedes llamarme para que venga a consolarte.
La mente de Jack se confundió con distintos pensamientos, y comenzó a reproducir la última frase pronunciada por Alan. ¿Consolarle? ¿A él? ¿Al adicto al sexo, al agresivo, al desconocido, al pervertido? De alguna forma, aquel pelirrojo se había portado muy bien con Jack desde el principio. Era extraño que no se hubiese largado ya de la casa, o que no se hubiese negado a entrar en la mansión conocida por sus numerosos crímenes, y las leyendas urbanas sobre los espíritus que vagan tranquilos por los pasillos.
Se escucharon unos pasos por el pasillo central de la casa. Rew giró la cabeza, y Hope apareció de repente, con su hermoso cabello reluciente y sus ojos azulados iluminando el lugar con su amabilidad y generosidad. La muchacha se acercó a Adrien y a él algo apurada, como si de verdad le importara el estado de Rew, porque ambos sabían que en realidad solo era curiosidad.
Rew y Hope nunca habían tenido una relación de amistad muy cercana, y mucho menos agradable. Los primeros días, ni Hope ni Rew dialogaron con profundidad, se limitaban a saludos tímidos y a miradas de casualidad.
—¿Qué ocurre? —cuestionó finalmente la chica, observando como Rew se pegaba al costado de Adrien con cariño mientras el otro le rodeaba con su brazo derecho.
—Algo desconocido, sobrenatural, paranormal quizás —dijo Adrien—. Amor.
La reacción de Hope pareció no extrañar a los muchachos. Frunció el ceño y los miró fijamente por unos momentos antes de regresar su atención a Rew, quién tenía la mirada perdida entre los escalones centrales, a la espera de ver a Jack bajar como había echo Dallas anteriormente —se internó en la cocina, y aún no había salido—.
—¿Amor? ¿De qué habláis? —susurró ella, desconcertada—. ¿Os habéis enamorado vosotros dos o...? Que yo sepa, Adrien, eras heterosexual.
—No exactamente —dijo Rew finalmente, con la voz ronca y seca, expresando todo su dolor interno—. Los humanos y los muertos, en una relación sentimental, ¿te dice algo?
—¿Os habéis enamorado de los Harmon? —no parecía sorprendida.
—Dos de los integrantes —habló esta vez Adrien.
Hope sintió preocupación, ¿sería por el tal Zac?
—¡Jack! —gritó Dallas, con una cerveza en la mano—. ¡Tenemos un problema!
—¿¡Qué problema!? —gritó desde arriba el mayor, centrando la atención de Rew en él.
—¡Papa y mama han vuelto!
- EL SPOILER ES IMPORTANTE:
- ¡Hey! Sé que el capítulo no es lo mejor del mundo pero, yo creo que no dejó mucho que decir sobre lo que siente Rew. Siento que Tate y Rew no hayan tenido una conversación de culos este capítulo, pero ya saben, al próximo habrá sexo y mucho más So...sigue bowie, creo.
P.d.: y como siempre, me disculpo por las faltas ortográficas.
Última edición por sykes. el Dom 22 Jun 2014, 4:42 am, editado 1 vez
Ledger.
Re: American Horror Story {Murder house
Yo amo como tú escribes y lo sabes te amo, po'. Rew es muy dulce, idk. Me haces preocupar a la Hope.
Espero a la próxima cccc:
Espero a la próxima cccc:
Bloom.
Re: American Horror Story {Murder house
os odio por escribir largo y bien
mañana empezaré mi cap bc hoy me voy de fiesta a la playa por san juan. tengo en mi mente una escena de sex so esop. ilove youuuuuuuuuuuuuu
mañana empezaré mi cap bc hoy me voy de fiesta a la playa por san juan. tengo en mi mente una escena de sex so esop. ilove youuuuuuuuuuuuuu
✦ ausente.✦
pixie.
Re: American Horror Story {Murder house
Ya van cuatro que no comento XD.
En finnnnn Jesusa amo a Savannah se me hace interesante y misteriosa, bc's no se porque but así es ella, muy profunda. Eithan, no puede ser más diferente que Savannah, bc's el no es tan profundo, pero si reservado, lo que le da el misterio asdfghjkl idk lo amo.
Shersh: Chloe es hermosa, srsly es la más diferente de la familia, bc's la mayoría som rubios y ella no puede tener el pelo más negro, si Violet lo nota, pero no le importa bc's ella misma no se importa(?) quien sabe igual aun lo admira 7uu7.
Mess: Sinceramente Tris es hermosa, bc's ella se preocupa por sus hermanos y Roman puede ser muy asdfghjklñ desesperante en algunas ocasiones y habla francés igual que yo, me imagine a Roman con cara de Poker face cuando le hablaron en la clase XDD.
Joker: Jack adicto al sexo no ¿donde? Oka puedes llevar el pastel a la casa siempre y cuando no se lo enseñes a Violet, bc's ella muy inocente igual que yo(?) Srly siento que me vas a traumar un día,, el pelirrojo dulce e inocente y Rew con el corazón hecho pedazos :C va a haber venganza, yo lo se.
Creo que no me falto ninguno de comentar y espero el de Clara
En finnnnn Jesusa amo a Savannah se me hace interesante y misteriosa, bc's no se porque but así es ella, muy profunda. Eithan, no puede ser más diferente que Savannah, bc's el no es tan profundo, pero si reservado, lo que le da el misterio asdfghjkl idk lo amo.
Shersh: Chloe es hermosa, srsly es la más diferente de la familia, bc's la mayoría som rubios y ella no puede tener el pelo más negro, si Violet lo nota, pero no le importa bc's ella misma no se importa(?) quien sabe igual aun lo admira 7uu7.
Mess: Sinceramente Tris es hermosa, bc's ella se preocupa por sus hermanos y Roman puede ser muy asdfghjklñ desesperante en algunas ocasiones y habla francés igual que yo, me imagine a Roman con cara de Poker face cuando le hablaron en la clase XDD.
Joker: Jack adicto al sexo no ¿donde? Oka puedes llevar el pastel a la casa siempre y cuando no se lo enseñes a Violet, bc's ella muy inocente igual que yo(?) Srly siento que me vas a traumar un día,, el pelirrojo dulce e inocente y Rew con el corazón hecho pedazos :C va a haber venganza, yo lo se.
Creo que no me falto ninguno de comentar y espero el de Clara
wasteland
Re: American Horror Story {Murder house
me aman y lo sé(?) okey no pero no recuerdo el nombre de la tipa que agrede a violet
✦ ausente.✦
pixie.
Re: American Horror Story {Murder house
No le puse nombre bc's no lo recordé, ponle como quieras
wasteland
Re: American Horror Story {Murder house
Ponle Mónica, que había una pava en mi instituto que se metía mucho conmigo y se llamaba así
Ledger.
Re: American Horror Story {Murder house
es que me sabía el nombre. voy a buscarlo en la wikipedia de la actriz, lol me se el nombre de la actriz y no del personaje cuando de normal me pasa al revés looooool
✦ ausente.✦
pixie.
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Lun 04 Nov 2024, 11:42 am por indigo.
» witches of own
Dom 03 Nov 2024, 9:16 pm por hange.