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"Simplemente Un Beso" - Joe y tu Terminada
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Re: "Simplemente Un Beso" - Joe y tu Terminada
lamento mucho la terdasa aqi les dejo cap qe lo disfruten :D
Capitulo 18
Joe abrió la puerta y ________ se quedó sin alien¬to. Nunca le había parecido más guapo. Se había afeitado y llevaba el pelo peinado hacia atrás, unos pantalones azul marino, con una de las perneras cor¬tadas para acomodar la escayola, y una camiseta de color azul claro que resaltaba el de sus ojos. Había dejado las muletas y solo se apoyaba en un bastón.
—Justo a tiempo.
Cuando entró, _________ percibió el olor a cera para muebles y limpiacristales. Obviamente, alguien había limpiado la casa de arriba abajo.
—Qué limpia está la casa.
—María vino ayer —explicó Joe.
—¿Tuviste que darle un aumento?
—Esta vez tuve suerte. Había perdido en el bingo y llegó a casa contrita y sin ganas de pelea. Ven a la cocina.
_________ tomó la mano de Nathaniel y los tres fueron a la cocina, donde Joe había estado prepa¬rando una ensalada.
Una vez allí, le dio al niño sus juguetes favoritos y Nathaniel se sentó en el suelo, tan contento.
—¿Quieres que la haga yo? —preguntó ________, señalando la ensalada.
—Vale. Tengo que confesar que cortar tomates con una sola mano no es nada fácil. ¿Quieres una copa de vino?
—Sí, claro.
Entre ellos había una formalidad que no había existido antes y que la ponía un poco nerviosa.
—Toma —dijo él, poniendo una copa de vino a su lado mientras __________ cortaba los tomates—. Las patatas están en el horno y creo que la barbacoa está lista para los filetes.
—Qué bien. Cuando termine con la ensalada, ¿quieres que ponga la mesa?
—Ya lo he hecho yo. He pensado que podríamos cenar en la terraza.
Ella terminó de cortar los tomates y aliñó la ensa¬lada antes de volverse.
—¿Alguna cosa más?
—No. ¿Por qué no vamos a la terraza? La barba¬coa está preparada allí.
—Muy bien.
Tuvieron que hacer tres viajes hasta tenerlo todo preparado en la terraza, pero una vez hecho, __________ se sentó en una silla, con Joe frente a la barbacoa y Nathaniel en el suelo.
—¿Cómo te gusta la carne?
—En su punto —contestó ella, preguntándose qué pasaba, por qué se portaban como dos extraños.
Algo había cambiado entre ellos y ese cambio la llenaba de una tensión que no había sentido antes es¬tando con Joe.
Mientras tomaba un sorbo de vino, lo estudió detenidamente. ¿Era Joe quien provocaba la tensión porque ella conocía los secretos de su pasado? ¿Por¬que conocía su dolor?
Sabía que le había contado la historia de Sherry y Bobby a regañadientes y que probablemente no se la habría contado si ella no hubiera entrado en el dor¬mitorio del niño por error.
Pero no creía que esa fuera la causa de la tensión que había entre ellos.
Los filetes se estaban haciendo y el aire se llena¬ba de un delicioso olor a carne. Joe se apartó de la barbacoa para sentarse un rato y, al hacerlo, la pierna del hombre rozó la suya. ________ supo entonces sin duda qué estaba causando la tensión.
El beso. El recuerdo de aquel beso apareció de nuevo en su mente. Había sido un beso ardiente… ansioso. Ese beso la había turbado hasta el fondo de su ser, más de lo que la había turbado ningún otro.
Lo que había entre ellos era pura tensión sexual. Una tensión que aumentaba por segundos.
Y lo que realmente la molestaba era que, en su interior, deseaba que el beso se repitiera.
__________ no solo tenía pecas en la nariz, sino en el escote. Joe se fijó en ellas cuando se inclinó para acariciar la cabecita de Nathaniel.
El movimiento le permitió ver no solo las pecas, sino la suave curva de sus pechos bajo el vestido. Por un momento, sintió que tenía mucho en común con los filetes que se estaban haciendo en la barba¬coa. Estaba ardiendo, quemándose.
Besarla dos días antes había sido un tremendo error. Por mucho que lo intentara, no podía dejar de recordar el sabor de sus labios, el roce de sus pechos aplastados contra su torso.
Joe se concentró en los filetes, preguntándose por qué demonios la había invitado a cenar. Era una locura. Lo único que había querido era darle la caja con los juguetes de Bobby. Pero se había encontrado a sí mismo invitándola a cenar. Era como si las pala¬bras hubieran salido de sus labios sin querer.
Joe le dio la vuelta a los filetes. Le había resul¬tado más fácil de lo que pensaba guardar las cosas de Bobby en una caja. Mientras lo hacía, los recuer¬dos lo envolvían… recuerdos de sus años con Bobby, de su cariño por él, del cariño del niño.
Al principio, luchó contra esos recuerdos, tesoros de un tiempo que ya no existía. Pero, al final, se rin¬dió y lo sorprendió descubrir que unido a ese dolor había una gran alegría.
En algún momento, sin que se diera cuenta, la herida había empezado a cicatrizar. Aunque su corazón sangraría siempre por su hijo perdido, el dolor empezaba a ser soportable.
—Estás muy callado —dijo ________ entonces—. ¿Te duele la pierna? Quizá no deberías ir todavía sin muletas.
—No me duele. Estoy bien —dijo él, golpeándo¬se la escayola—. Es que estoy concentrado para que no se me quemen los filetes.
__________ sonrió y esa sonrisa lo calentó por den¬tro.
—Seguro que sueles quemar la comida.
—Te sorprenderían las cosas que me pasan cada vez que intento cocinar.
—¿Tan malo eres? —rió ella.
—Terrible, el peor —sonrió Joe—. Los perros no se comen la basura de mi casa porque tienen mie¬do a envenenarse.
________ tomó la copa de vino, riendo.
—Pues entonces, quizá será mejor que yo super¬vise estos filetes.
—Sí, claro.
Estaba tan cerca que, a pesar del olor de la carne, Joe podía oler su perfume. La proximidad de aque¬lla mujer lo ponía nervioso. Y él nunca se había puesto nervioso al lado de una mujer.
Sí, desde luego besarla había sido un error. Antes del beso, __________ no era nada más que una chica irri-tante, una ayuda necesaria dadas las circunstancias. Pero en aquel momento, solo podía pensar que era una mujer muy atractiva y que besaba con una pa¬sión conmovedora.
—Joe, será mejor que les des la vuelta —la voz femenina interrumpió sus pensamientos, pero Joe la miró sin entender—. Los filetes. Se te van a quemar.
—Ah, es verdad.
—¿Seguro que estás bien? —preguntó _________, con expresión preocupada.
—Estoy perfectamente. Solo un poco distraído.
—¿Pensando en alguno de tus casos? Si necesitas que te lleve a alguna parte o que pase algún otro in¬forme al ordenador, no dudes en pedírmelo.
—No, ya me he aprovechado de ti suficiente —dijo Joe, añadiendo una salchicha a la parilla—. Me he aprovechado de que te sentías culpable cuando la verdad es que solo fue un accidente.
_________ sonrió.
—No podías aprovecharte de eso, porque no me sentía culpable. Aunque sí me sentía responsable —dijo, mirando a su hijo—. Debería haber estado vigilándolo. Normalmente, es un niño muy tranquilo. Lo pones en el suelo y se queda jugando. No sé qué le pasó el otro día.
Joe miró a Nathaniel, que estaba jugando con un montón de bloques de plástico.
—Sí, la verdad es que parece más tranquilo que otros niños de su edad.
—En mi experiencia, hay dos clases de niños: los exploradores y los filosóficos. Nathaniel es filosófi¬co —dijo _________, inclinando la cabeza a un lado. Sus ojos eran entonces del color de las hojas recién cortadas—. ¿Cómo era Bobby?
Por un segundo, las viejas defensas de Joe se le¬vantaron y estuvo a punto de decirle que no era asunto suyo, que ese era un tema que no quería tocar.
Pero tan rápido como apareció, el instinto desa¬pareció. Durante cinco largos años no había hablado de Bobby con nadie. Además de comprar los regalos el día de su cumpleaños y en Navidad, era como si no existiera, como si nunca hubiera existido porque así le resultaba más fácil seguir viviendo.
De repente, por primera vez desde el día que Sherry se llevó a su hijo, Joe quería hablar de lo que había perdido.
—Bobby era un explorador. No podías dejarlo solo ni un minuto —dijo por fin, colocando la salchi¬cha y los filetes en sus respectivos platos.
—Mi hermana tiene un niño así —dijo ___________ cuando estuvieron sentados a la mesa, cortando la salchicha para Nathaniel.
—¿Cuántos hermanos tienes?
—Solo una hermana pequeña.
—¿Y es una eterna optimista, como tú? —pre¬guntó Joe.
—Es peor que yo —rió ella. De nuevo, Joe sin¬tió ese calor que lo recorría entero—. Sandra se casó con su novio del instituto y son muy felices. Se quie¬ren muchísimo y están locos por sus dos hijos.
Tenía una expresión dulce, soñadora, y Joe supo que estaba imaginando a su príncipe azul y la mara¬villosa vida que disfrutaría con él.
Por un momento, sintió envidia al pensar en el hombre que tendría su amor, el hombre que pasaría la vida riendo con ella, amándola.
—Debe de ser genético —murmuró, irritado con¬sigo mismo por aquellos locos pensamientos.
—Yo creo que tú también tienes tus defectos, Joe Jonas.
Él hizo una mueca.
—Será mejor que no hablemos de eso.
—Si tú no hablas de los míos, yo no hablaré de los tuyos.
—Trato hecho —sonrió Joe.
La cena fue muy agradable. Joe le contó algunos de sus casos, exagerando los elementos humorísticos solo para oírla reír.
Y habló de Bobby. Le contó como a su hijo le en¬cantaba el sonido de las olas, cómo le gustaba que le hiciera cosquillas en la barriguita y cuánto le gustaba bailar. Era un placer y un sufrimiento hablar de él, pero Joe intentó olvidar el dolor y se sumergió en la alegría que esos recuerdos llevaban a su corazón.
Nathaniel se comió su salchicha y después señaló el plato de Joe.
—Más.
—Toma, Nathaniel, come un poquito de mi pata¬ta —dijo ________, cortando la patata asada en trocitos.
—No —dijo el niño, señalando el plato de Joe—. Papá más.
Papá. Como siempre, la palabra hacía sangrar el corazón de Joe.
—Nathaniel, ¿qué quieres? ¿Quieres un poco de filete? —preguntó su madre, cortando un trocito de carne.
—¡No! —exclamó el niño—. Mamá, no. Papá. Joe tuvo que hacer un esfuerzo para disimular el nudo que tenía en la garganta.
—Parece que quiere un trozo del mío.
Cuando le cortó un trocito de filete y lo puso en su plato, Nathaniel le regaló una sonrisa beatífica y alargó la manita para tocar su brazo.
Joe se emocionó. Aquel crío necesitaba un padre y, por alguna extraña razón, parecía haberlo elegido a él. El roce de la manita del crío en su brazo lo ha¬bía dejado sin aire.
En otra vida, quizá Joe habría podido convertir¬se en el padre que el niño deseaba. Pero no en aque¬lla. El corazón de Joe estaba demasiado lleno por el recuerdo de otro niño.
Cuando Sherry se había llevado a Bobby, tam¬bién se había llevado su corazón y no dejó atrás nada que mereciera la pena.
En otra vida, podría haber querido a Nathaniel, pero en esta, a Joe no le quedaba amor que dar.
Capitulo 18
Joe abrió la puerta y ________ se quedó sin alien¬to. Nunca le había parecido más guapo. Se había afeitado y llevaba el pelo peinado hacia atrás, unos pantalones azul marino, con una de las perneras cor¬tadas para acomodar la escayola, y una camiseta de color azul claro que resaltaba el de sus ojos. Había dejado las muletas y solo se apoyaba en un bastón.
—Justo a tiempo.
Cuando entró, _________ percibió el olor a cera para muebles y limpiacristales. Obviamente, alguien había limpiado la casa de arriba abajo.
—Qué limpia está la casa.
—María vino ayer —explicó Joe.
—¿Tuviste que darle un aumento?
—Esta vez tuve suerte. Había perdido en el bingo y llegó a casa contrita y sin ganas de pelea. Ven a la cocina.
_________ tomó la mano de Nathaniel y los tres fueron a la cocina, donde Joe había estado prepa¬rando una ensalada.
Una vez allí, le dio al niño sus juguetes favoritos y Nathaniel se sentó en el suelo, tan contento.
—¿Quieres que la haga yo? —preguntó ________, señalando la ensalada.
—Vale. Tengo que confesar que cortar tomates con una sola mano no es nada fácil. ¿Quieres una copa de vino?
—Sí, claro.
Entre ellos había una formalidad que no había existido antes y que la ponía un poco nerviosa.
—Toma —dijo él, poniendo una copa de vino a su lado mientras __________ cortaba los tomates—. Las patatas están en el horno y creo que la barbacoa está lista para los filetes.
—Qué bien. Cuando termine con la ensalada, ¿quieres que ponga la mesa?
—Ya lo he hecho yo. He pensado que podríamos cenar en la terraza.
Ella terminó de cortar los tomates y aliñó la ensa¬lada antes de volverse.
—¿Alguna cosa más?
—No. ¿Por qué no vamos a la terraza? La barba¬coa está preparada allí.
—Muy bien.
Tuvieron que hacer tres viajes hasta tenerlo todo preparado en la terraza, pero una vez hecho, __________ se sentó en una silla, con Joe frente a la barbacoa y Nathaniel en el suelo.
—¿Cómo te gusta la carne?
—En su punto —contestó ella, preguntándose qué pasaba, por qué se portaban como dos extraños.
Algo había cambiado entre ellos y ese cambio la llenaba de una tensión que no había sentido antes es¬tando con Joe.
Mientras tomaba un sorbo de vino, lo estudió detenidamente. ¿Era Joe quien provocaba la tensión porque ella conocía los secretos de su pasado? ¿Por¬que conocía su dolor?
Sabía que le había contado la historia de Sherry y Bobby a regañadientes y que probablemente no se la habría contado si ella no hubiera entrado en el dor¬mitorio del niño por error.
Pero no creía que esa fuera la causa de la tensión que había entre ellos.
Los filetes se estaban haciendo y el aire se llena¬ba de un delicioso olor a carne. Joe se apartó de la barbacoa para sentarse un rato y, al hacerlo, la pierna del hombre rozó la suya. ________ supo entonces sin duda qué estaba causando la tensión.
El beso. El recuerdo de aquel beso apareció de nuevo en su mente. Había sido un beso ardiente… ansioso. Ese beso la había turbado hasta el fondo de su ser, más de lo que la había turbado ningún otro.
Lo que había entre ellos era pura tensión sexual. Una tensión que aumentaba por segundos.
Y lo que realmente la molestaba era que, en su interior, deseaba que el beso se repitiera.
__________ no solo tenía pecas en la nariz, sino en el escote. Joe se fijó en ellas cuando se inclinó para acariciar la cabecita de Nathaniel.
El movimiento le permitió ver no solo las pecas, sino la suave curva de sus pechos bajo el vestido. Por un momento, sintió que tenía mucho en común con los filetes que se estaban haciendo en la barba¬coa. Estaba ardiendo, quemándose.
Besarla dos días antes había sido un tremendo error. Por mucho que lo intentara, no podía dejar de recordar el sabor de sus labios, el roce de sus pechos aplastados contra su torso.
Joe se concentró en los filetes, preguntándose por qué demonios la había invitado a cenar. Era una locura. Lo único que había querido era darle la caja con los juguetes de Bobby. Pero se había encontrado a sí mismo invitándola a cenar. Era como si las pala¬bras hubieran salido de sus labios sin querer.
Joe le dio la vuelta a los filetes. Le había resul¬tado más fácil de lo que pensaba guardar las cosas de Bobby en una caja. Mientras lo hacía, los recuer¬dos lo envolvían… recuerdos de sus años con Bobby, de su cariño por él, del cariño del niño.
Al principio, luchó contra esos recuerdos, tesoros de un tiempo que ya no existía. Pero, al final, se rin¬dió y lo sorprendió descubrir que unido a ese dolor había una gran alegría.
En algún momento, sin que se diera cuenta, la herida había empezado a cicatrizar. Aunque su corazón sangraría siempre por su hijo perdido, el dolor empezaba a ser soportable.
—Estás muy callado —dijo ________ entonces—. ¿Te duele la pierna? Quizá no deberías ir todavía sin muletas.
—No me duele. Estoy bien —dijo él, golpeándo¬se la escayola—. Es que estoy concentrado para que no se me quemen los filetes.
__________ sonrió y esa sonrisa lo calentó por den¬tro.
—Seguro que sueles quemar la comida.
—Te sorprenderían las cosas que me pasan cada vez que intento cocinar.
—¿Tan malo eres? —rió ella.
—Terrible, el peor —sonrió Joe—. Los perros no se comen la basura de mi casa porque tienen mie¬do a envenenarse.
________ tomó la copa de vino, riendo.
—Pues entonces, quizá será mejor que yo super¬vise estos filetes.
—Sí, claro.
Estaba tan cerca que, a pesar del olor de la carne, Joe podía oler su perfume. La proximidad de aque¬lla mujer lo ponía nervioso. Y él nunca se había puesto nervioso al lado de una mujer.
Sí, desde luego besarla había sido un error. Antes del beso, __________ no era nada más que una chica irri-tante, una ayuda necesaria dadas las circunstancias. Pero en aquel momento, solo podía pensar que era una mujer muy atractiva y que besaba con una pa¬sión conmovedora.
—Joe, será mejor que les des la vuelta —la voz femenina interrumpió sus pensamientos, pero Joe la miró sin entender—. Los filetes. Se te van a quemar.
—Ah, es verdad.
—¿Seguro que estás bien? —preguntó _________, con expresión preocupada.
—Estoy perfectamente. Solo un poco distraído.
—¿Pensando en alguno de tus casos? Si necesitas que te lleve a alguna parte o que pase algún otro in¬forme al ordenador, no dudes en pedírmelo.
—No, ya me he aprovechado de ti suficiente —dijo Joe, añadiendo una salchicha a la parilla—. Me he aprovechado de que te sentías culpable cuando la verdad es que solo fue un accidente.
_________ sonrió.
—No podías aprovecharte de eso, porque no me sentía culpable. Aunque sí me sentía responsable —dijo, mirando a su hijo—. Debería haber estado vigilándolo. Normalmente, es un niño muy tranquilo. Lo pones en el suelo y se queda jugando. No sé qué le pasó el otro día.
Joe miró a Nathaniel, que estaba jugando con un montón de bloques de plástico.
—Sí, la verdad es que parece más tranquilo que otros niños de su edad.
—En mi experiencia, hay dos clases de niños: los exploradores y los filosóficos. Nathaniel es filosófi¬co —dijo _________, inclinando la cabeza a un lado. Sus ojos eran entonces del color de las hojas recién cortadas—. ¿Cómo era Bobby?
Por un segundo, las viejas defensas de Joe se le¬vantaron y estuvo a punto de decirle que no era asunto suyo, que ese era un tema que no quería tocar.
Pero tan rápido como apareció, el instinto desa¬pareció. Durante cinco largos años no había hablado de Bobby con nadie. Además de comprar los regalos el día de su cumpleaños y en Navidad, era como si no existiera, como si nunca hubiera existido porque así le resultaba más fácil seguir viviendo.
De repente, por primera vez desde el día que Sherry se llevó a su hijo, Joe quería hablar de lo que había perdido.
—Bobby era un explorador. No podías dejarlo solo ni un minuto —dijo por fin, colocando la salchi¬cha y los filetes en sus respectivos platos.
—Mi hermana tiene un niño así —dijo ___________ cuando estuvieron sentados a la mesa, cortando la salchicha para Nathaniel.
—¿Cuántos hermanos tienes?
—Solo una hermana pequeña.
—¿Y es una eterna optimista, como tú? —pre¬guntó Joe.
—Es peor que yo —rió ella. De nuevo, Joe sin¬tió ese calor que lo recorría entero—. Sandra se casó con su novio del instituto y son muy felices. Se quie¬ren muchísimo y están locos por sus dos hijos.
Tenía una expresión dulce, soñadora, y Joe supo que estaba imaginando a su príncipe azul y la mara¬villosa vida que disfrutaría con él.
Por un momento, sintió envidia al pensar en el hombre que tendría su amor, el hombre que pasaría la vida riendo con ella, amándola.
—Debe de ser genético —murmuró, irritado con¬sigo mismo por aquellos locos pensamientos.
—Yo creo que tú también tienes tus defectos, Joe Jonas.
Él hizo una mueca.
—Será mejor que no hablemos de eso.
—Si tú no hablas de los míos, yo no hablaré de los tuyos.
—Trato hecho —sonrió Joe.
La cena fue muy agradable. Joe le contó algunos de sus casos, exagerando los elementos humorísticos solo para oírla reír.
Y habló de Bobby. Le contó como a su hijo le en¬cantaba el sonido de las olas, cómo le gustaba que le hiciera cosquillas en la barriguita y cuánto le gustaba bailar. Era un placer y un sufrimiento hablar de él, pero Joe intentó olvidar el dolor y se sumergió en la alegría que esos recuerdos llevaban a su corazón.
Nathaniel se comió su salchicha y después señaló el plato de Joe.
—Más.
—Toma, Nathaniel, come un poquito de mi pata¬ta —dijo ________, cortando la patata asada en trocitos.
—No —dijo el niño, señalando el plato de Joe—. Papá más.
Papá. Como siempre, la palabra hacía sangrar el corazón de Joe.
—Nathaniel, ¿qué quieres? ¿Quieres un poco de filete? —preguntó su madre, cortando un trocito de carne.
—¡No! —exclamó el niño—. Mamá, no. Papá. Joe tuvo que hacer un esfuerzo para disimular el nudo que tenía en la garganta.
—Parece que quiere un trozo del mío.
Cuando le cortó un trocito de filete y lo puso en su plato, Nathaniel le regaló una sonrisa beatífica y alargó la manita para tocar su brazo.
Joe se emocionó. Aquel crío necesitaba un padre y, por alguna extraña razón, parecía haberlo elegido a él. El roce de la manita del crío en su brazo lo ha¬bía dejado sin aire.
En otra vida, quizá Joe habría podido convertir¬se en el padre que el niño deseaba. Pero no en aque¬lla. El corazón de Joe estaba demasiado lleno por el recuerdo de otro niño.
Cuando Sherry se había llevado a Bobby, tam¬bién se había llevado su corazón y no dejó atrás nada que mereciera la pena.
En otra vida, podría haber querido a Nathaniel, pero en esta, a Joe no le quedaba amor que dar.
Nani Jonas
Re: "Simplemente Un Beso" - Joe y tu Terminada
ϟRadiateLoveJonas† escribió:Nueva Lectoraa!
Awww amo esta noveee
¡¡SIGUELAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA!!
bienvenida me alegra tenerte aqi :D
Nani Jonas
Re: "Simplemente Un Beso" - Joe y tu Terminada
Ahhh en verdad siento feito
Quiero que JOE encuentra a Bobby
Se case con la rayis ame a Nate
Y sean felices para siempre jejejeje
VAMOS SIGUELA
AMO TU NOVE ME ENCANTA!!
Quiero que JOE encuentra a Bobby
Se case con la rayis ame a Nate
Y sean felices para siempre jejejeje
VAMOS SIGUELA
AMO TU NOVE ME ENCANTA!!
Karli Jonas
Re: "Simplemente Un Beso" - Joe y tu Terminada
Te gusta que llore cierto?
Es que siempre lloro con tus novelas :sad:
Y ahora Bobby, pobre Joe... y maldita Sherry ¬¬
No me creo eso de que no tiene "amor que dar" no, al menos no me lo quiero creer
Joe no puede ser taaan insensibleee!! u.u
Please siguelaaaa....
AMO a Nathaniel.... no creo que exista alguien mas tierno que él...
Cuando sea mamá, quiero un hijo como él ;D xdd
Siguela!! c:
Es que siempre lloro con tus novelas :sad:
Y ahora Bobby, pobre Joe... y maldita Sherry ¬¬
No me creo eso de que no tiene "amor que dar" no, al menos no me lo quiero creer
Joe no puede ser taaan insensibleee!! u.u
Please siguelaaaa....
AMO a Nathaniel.... no creo que exista alguien mas tierno que él...
Cuando sea mamá, quiero un hijo como él ;D xdd
Siguela!! c:
CrazyxJonas
Re: "Simplemente Un Beso" - Joe y tu Terminada
Jejejejejeje
Pliiiiiiiiiiiiiiis quiero un CAP mas Plis!!!
Pliiiiiiiiiiiiiiis quiero un CAP mas Plis!!!
Karli Jonas
Re: "Simplemente Un Beso" - Joe y tu Terminada
Pobre Joe :(
Pero el si tiene mucho amor que dar
Y si tan solo encontrara a Bobby...
Ojala lo haga algun dia
Seguila porfa!
Pero el si tiene mucho amor que dar
Y si tan solo encontrara a Bobby...
Ojala lo haga algun dia
Seguila porfa!
Lulajonatica
Re: "Simplemente Un Beso" - Joe y tu Terminada
Capítulo 19
—He estado pensando en seguir tu consejo y po¬nerme de nuevo en contacto con los Servicios Sociales de Miami.
Joe la sorprendió diciendo aquello mientras lim¬piaban los platos.
—¿De verdad? —preguntó _______, ilusionada—. ¿Cuándo?
—No lo sé. Cuando vaya a Miami. No quiero ha¬cerlo por teléfono. Es muy fácil ignorar una llamada telefónica.
—Yo te llevaré a Miami. Solo se tardan cuatro horas. Podríamos ir mañana.
—No puedo pedirte que hagas eso —dijo Joe, incómodo—. Esto es asunto mío, mi vida. Y ya has tenido que perder mucho tiempo conmigo.
_________ metió los platos en el lavavajillas.
—No me importa, Joe. De verdad. Además, ha¬bía pensado ir a Miami.
El la miró, incrédulo.
—¿Y para qué pensabas ir a Miami?
—Pensaba llevar a Nathaniel al acuario.
Era cierto. Había leído información sobre el acuario de Miami, en el que ofrecían un espectáculo con delfines y pensaba ir, aunque no tenía decidida la fecha.
Joe la miró a los ojos.
—¿Por qué haces esto? ¿Por qué estás perdiendo tus vacaciones conmigo?
__________ hubiera querido responder frívolamente, pero no se le ocurría nada. «Porque aunque parezca una locura, me importas». Aquellas palabras apare¬cieron en su mente, aunque no las dijo en voz alta.
—No lo sé —contestó por fin—. Supongo que porque, a pesar de tus defectos, me caes bien.
Joe tomó el bol de la ensalada.
—Pues eso prueba que estás como una cabra — dijo, guardándolo en la nevera—. A veces me pongo insoportable durante los viajes largos —le advirtió.
—Pues entonces te meteré en el maletero.
Joe sonrió y en aquella sonrisa juvenil, _________ vio algo frágil y precioso que los conectaba.
Y eso la emocionaba y la asustaba a la vez.
Él también pareció sentirlo. Podía verlo en sus ojos.
La sonrisa del hombre desapareció.
—Voy a darte lo que he guardado para ti. Supon¬go que es hora de que Nathaniel se duerma y querrás volver al hotel.
—Sí, se está haciendo tarde —murmuró _________.
—Espera. Vuelvo enseguida.
Joe desapareció por el pasillo y ella se sentó en una silla a esperar. Nunca había conocido a nadie tan extraño como él. Un segundo antes parecía invitarla a acercarse y después la rechazaba.
Le importaba Joe Jonas. Esa era la verdad. ¿Cómo podía haberse convertido en alguien tan im¬portante en tan poco tiempo?
Se daba cuenta de que la decisión de ir a Miami y reanudar la búsqueda de Bobby era un paso muy im-portante. Y si estuviera en sus manos, __________ se encargaría de que no cejara hasta encontrar al hijo que había perdido.
Pero no estaba en sus manos.
En menos de dos semanas, ella estaría de vuelta en Kansas, inmersa en la rutina de una mujer traba¬jadora con un hijo, luchando por darle a Nathaniel la vida que soñaba para él.
Joe entró entonces en la cocina, con dos cajas de cartón en la mano.
—¿Qué es eso?
—Echa un vistazo.
__________ abrió una de las cajas y cuando vio los ju¬guetes, los reconoció inmediatamente. Eran los que había visto en la habitación de Bobby dos días antes.
—¿Seguro que quieres regalarme todo esto? — preguntó, sorprendida.
Joe se encogió de hombros.
—No tiene sentido que guarde estas cosas. Aun¬que Bobby apareciera mañana mismo, sería dema¬siado mayor para estos juguetes.
Nathaniel se levantó y miró hacia arriba, como si supiera que los regalos eran para él. Cuando su ma¬dre sacó un coche de bomberos, sus ojitos azules se iluminaron.
—Tamión —exclamó, dando palmaditas.
Con Nathaniel ocupado, _________ apartó la pri¬mera caja y miró en la segunda. Era ropa de niño. Todas las prendas llevaban la etiqueta puesta y eran de calidad.
—Hay varias tallas, sobre todo la dos y la tres, así que te vendrán bien.
—No sé qué decir —murmuró _________—. Gra¬cias.
De nuevo, Joe se encogió de hombros.
—Si no te lo diera a ti, se lo daría a alguna insti¬tución. Ya era hora de deshacerme de algunas co¬sas.
Aunque lo había dicho con aparente tranquilidad, _________ sabía el enorme dolor que debía haber senti¬do mientras guardaba las cosas de Bobby en cajas.
Y, por un momento, el dolor del hombre se con¬virtió en el suyo propio. __________ tomó un par de di¬minutos vaqueros y acarició la tela, esperando que la emoción dejara de ahogarla.
—Quizá en Miami puedas encontrar alguna res¬puesta. Quizá puedas encontrar a Bobby por fin —dijo cuando pudo hablar.
Los ojos azules del hombre se volvieron fríos.
—No lo creo. Pero sí creo que debo hacer un últi¬mo intento antes de dejar atrás el pasado definitiva¬mente. Al contrario que tú, yo hace tiempo que dejé de creer en los finales felices.
—Sé que a veces no hay finales felices, Joe. Sé que la vida no es justa y que a veces ganan los ma¬los.
Joe la miró, irónico.
—Tú mantuviste una mala relación con un hom¬bre que te defraudó cuando quedaste embarazada. ¿Qué sabes tú del auténtico dolor?
__________ lo miró, perpleja.
—¿En serio crees que tú eres el único ser huma¬no que sufre? Cuando tenía diez años, mi madre mu¬rió. Mis padres estaban divorciados, así que mi her¬mana y yo tuvimos que ir a vivir con mi abuela porque mi padre no quería saber nada de nosotras.
—No me lo habías contado.
—¿Y por qué tenía que hacerlo? Hay muchas co¬sas que no sabes sobre mí —replicó ella, furiosa—. Aprendí muy joven que hay dos opciones en la vida. O eliges ser feliz o eliges no serlo. O luchas o te rin¬des. Tú tienes que decidir qué clase de hombre eres, Joe. Un superviviente o una víctima.
—¿Has terminado? —preguntó él entonces, con una sonrisa en los labios.
—No estoy segura —contestó _________. Unos se¬gundos después, sonrió también—. Bueno, supongo que sí.
—Me alegro. ¿Quieres un café? Podríamos sen¬tarnos en la terraza y tomar un café mientras Nathaniel juega con el coche de bomberos.
_________ vaciló un momento. Le encantaría tomar un café, mirar la luna bailando sobre el agua y pasar un rato más con Joe. Pero la escena era demasiado romántica… demasiado peligrosa.
—Será mejor que me vaya al hotel. Son casi las once y hace horas que Nathaniel debería estar dur¬miendo. Además, si mañana vamos a Miami, habrá que levantarse temprano.
—Sí, tienes razón —asintió Joe, su mirada de nuevo inescrutable.
_________ miró las cajas y después a Nathaniel, que seguía jugando en el suelo con el coche de bombe¬ros.
—¿Te importa vigilarlo mientras yo llevo las ca¬jas al coche?
—Sí. Perdona que no pueda ayudarte.
Ella sonrió.
—No pasa nada. Puedo hacerlo yo sólita.
Mientras guardaba las cajas en el maletero, ________ intentaba no pensar cuánto le gustaría quedarse un rato más.
Sin saber cómo, durante las últimas setenta y dos horas, su relación con Joe se había transformado en algo más serio.
Si fuera sensata, saldría corriendo. Si fuera sensa¬ta, se echaría atrás en sus planes de llevarlo a Miami y no volvería a verlo nunca.
Y cuando cerraba la puerta del maletero, se pre¬guntó por qué no tenía intención de ser sensata.
Gracias por sus comentarios chicas la qiero
—He estado pensando en seguir tu consejo y po¬nerme de nuevo en contacto con los Servicios Sociales de Miami.
Joe la sorprendió diciendo aquello mientras lim¬piaban los platos.
—¿De verdad? —preguntó _______, ilusionada—. ¿Cuándo?
—No lo sé. Cuando vaya a Miami. No quiero ha¬cerlo por teléfono. Es muy fácil ignorar una llamada telefónica.
—Yo te llevaré a Miami. Solo se tardan cuatro horas. Podríamos ir mañana.
—No puedo pedirte que hagas eso —dijo Joe, incómodo—. Esto es asunto mío, mi vida. Y ya has tenido que perder mucho tiempo conmigo.
_________ metió los platos en el lavavajillas.
—No me importa, Joe. De verdad. Además, ha¬bía pensado ir a Miami.
El la miró, incrédulo.
—¿Y para qué pensabas ir a Miami?
—Pensaba llevar a Nathaniel al acuario.
Era cierto. Había leído información sobre el acuario de Miami, en el que ofrecían un espectáculo con delfines y pensaba ir, aunque no tenía decidida la fecha.
Joe la miró a los ojos.
—¿Por qué haces esto? ¿Por qué estás perdiendo tus vacaciones conmigo?
__________ hubiera querido responder frívolamente, pero no se le ocurría nada. «Porque aunque parezca una locura, me importas». Aquellas palabras apare¬cieron en su mente, aunque no las dijo en voz alta.
—No lo sé —contestó por fin—. Supongo que porque, a pesar de tus defectos, me caes bien.
Joe tomó el bol de la ensalada.
—Pues eso prueba que estás como una cabra — dijo, guardándolo en la nevera—. A veces me pongo insoportable durante los viajes largos —le advirtió.
—Pues entonces te meteré en el maletero.
Joe sonrió y en aquella sonrisa juvenil, _________ vio algo frágil y precioso que los conectaba.
Y eso la emocionaba y la asustaba a la vez.
Él también pareció sentirlo. Podía verlo en sus ojos.
La sonrisa del hombre desapareció.
—Voy a darte lo que he guardado para ti. Supon¬go que es hora de que Nathaniel se duerma y querrás volver al hotel.
—Sí, se está haciendo tarde —murmuró _________.
—Espera. Vuelvo enseguida.
Joe desapareció por el pasillo y ella se sentó en una silla a esperar. Nunca había conocido a nadie tan extraño como él. Un segundo antes parecía invitarla a acercarse y después la rechazaba.
Le importaba Joe Jonas. Esa era la verdad. ¿Cómo podía haberse convertido en alguien tan im¬portante en tan poco tiempo?
Se daba cuenta de que la decisión de ir a Miami y reanudar la búsqueda de Bobby era un paso muy im-portante. Y si estuviera en sus manos, __________ se encargaría de que no cejara hasta encontrar al hijo que había perdido.
Pero no estaba en sus manos.
En menos de dos semanas, ella estaría de vuelta en Kansas, inmersa en la rutina de una mujer traba¬jadora con un hijo, luchando por darle a Nathaniel la vida que soñaba para él.
Joe entró entonces en la cocina, con dos cajas de cartón en la mano.
—¿Qué es eso?
—Echa un vistazo.
__________ abrió una de las cajas y cuando vio los ju¬guetes, los reconoció inmediatamente. Eran los que había visto en la habitación de Bobby dos días antes.
—¿Seguro que quieres regalarme todo esto? — preguntó, sorprendida.
Joe se encogió de hombros.
—No tiene sentido que guarde estas cosas. Aun¬que Bobby apareciera mañana mismo, sería dema¬siado mayor para estos juguetes.
Nathaniel se levantó y miró hacia arriba, como si supiera que los regalos eran para él. Cuando su ma¬dre sacó un coche de bomberos, sus ojitos azules se iluminaron.
—Tamión —exclamó, dando palmaditas.
Con Nathaniel ocupado, _________ apartó la pri¬mera caja y miró en la segunda. Era ropa de niño. Todas las prendas llevaban la etiqueta puesta y eran de calidad.
—Hay varias tallas, sobre todo la dos y la tres, así que te vendrán bien.
—No sé qué decir —murmuró _________—. Gra¬cias.
De nuevo, Joe se encogió de hombros.
—Si no te lo diera a ti, se lo daría a alguna insti¬tución. Ya era hora de deshacerme de algunas co¬sas.
Aunque lo había dicho con aparente tranquilidad, _________ sabía el enorme dolor que debía haber senti¬do mientras guardaba las cosas de Bobby en cajas.
Y, por un momento, el dolor del hombre se con¬virtió en el suyo propio. __________ tomó un par de di¬minutos vaqueros y acarició la tela, esperando que la emoción dejara de ahogarla.
—Quizá en Miami puedas encontrar alguna res¬puesta. Quizá puedas encontrar a Bobby por fin —dijo cuando pudo hablar.
Los ojos azules del hombre se volvieron fríos.
—No lo creo. Pero sí creo que debo hacer un últi¬mo intento antes de dejar atrás el pasado definitiva¬mente. Al contrario que tú, yo hace tiempo que dejé de creer en los finales felices.
—Sé que a veces no hay finales felices, Joe. Sé que la vida no es justa y que a veces ganan los ma¬los.
Joe la miró, irónico.
—Tú mantuviste una mala relación con un hom¬bre que te defraudó cuando quedaste embarazada. ¿Qué sabes tú del auténtico dolor?
__________ lo miró, perpleja.
—¿En serio crees que tú eres el único ser huma¬no que sufre? Cuando tenía diez años, mi madre mu¬rió. Mis padres estaban divorciados, así que mi her¬mana y yo tuvimos que ir a vivir con mi abuela porque mi padre no quería saber nada de nosotras.
—No me lo habías contado.
—¿Y por qué tenía que hacerlo? Hay muchas co¬sas que no sabes sobre mí —replicó ella, furiosa—. Aprendí muy joven que hay dos opciones en la vida. O eliges ser feliz o eliges no serlo. O luchas o te rin¬des. Tú tienes que decidir qué clase de hombre eres, Joe. Un superviviente o una víctima.
—¿Has terminado? —preguntó él entonces, con una sonrisa en los labios.
—No estoy segura —contestó _________. Unos se¬gundos después, sonrió también—. Bueno, supongo que sí.
—Me alegro. ¿Quieres un café? Podríamos sen¬tarnos en la terraza y tomar un café mientras Nathaniel juega con el coche de bomberos.
_________ vaciló un momento. Le encantaría tomar un café, mirar la luna bailando sobre el agua y pasar un rato más con Joe. Pero la escena era demasiado romántica… demasiado peligrosa.
—Será mejor que me vaya al hotel. Son casi las once y hace horas que Nathaniel debería estar dur¬miendo. Además, si mañana vamos a Miami, habrá que levantarse temprano.
—Sí, tienes razón —asintió Joe, su mirada de nuevo inescrutable.
_________ miró las cajas y después a Nathaniel, que seguía jugando en el suelo con el coche de bombe¬ros.
—¿Te importa vigilarlo mientras yo llevo las ca¬jas al coche?
—Sí. Perdona que no pueda ayudarte.
Ella sonrió.
—No pasa nada. Puedo hacerlo yo sólita.
Mientras guardaba las cajas en el maletero, ________ intentaba no pensar cuánto le gustaría quedarse un rato más.
Sin saber cómo, durante las últimas setenta y dos horas, su relación con Joe se había transformado en algo más serio.
Si fuera sensata, saldría corriendo. Si fuera sensa¬ta, se echaría atrás en sus planes de llevarlo a Miami y no volvería a verlo nunca.
Y cuando cerraba la puerta del maletero, se pre¬guntó por qué no tenía intención de ser sensata.
Gracias por sus comentarios chicas la qiero
Nani Jonas
Re: "Simplemente Un Beso" - Joe y tu Terminada
:) Me alegra que Joe haya decidido seguir buscando a Bobby
Joe parece un poco bipolar XD
Pero asi lo amo
Ya va siendo hora de que complazcan a Nathaniel y Joe se vuelva su papa!
Jaja,siguela ;)
Joe parece un poco bipolar XD
Pero asi lo amo
Ya va siendo hora de que complazcan a Nathaniel y Joe se vuelva su papa!
Jaja,siguela ;)
Lulajonatica
Re: "Simplemente Un Beso" - Joe y tu Terminada
Me encantaaaaaaaaa! :D siguelaaaaaaaaaaaaaa!! ^^
FeelLikeASira
Re: "Simplemente Un Beso" - Joe y tu Terminada
Waaaaaaaaaaaaaaaaa
Ame el CAP estuvo genial
Aww!! En verdad amo a Nate es tan bello
Y pff yo también creo que JOE es bipolar jejejejeje
Vamos Siguela quiero mas caps
PLISSSSSS!!
SIGUELAAA!!
Ame el CAP estuvo genial
Aww!! En verdad amo a Nate es tan bello
Y pff yo también creo que JOE es bipolar jejejejeje
Vamos Siguela quiero mas caps
PLISSSSSS!!
SIGUELAAA!!
Karli Jonas
Re: "Simplemente Un Beso" - Joe y tu Terminada
Waaaaaaaaaa ya lo dije, me encanta Nathaniel *-*
Tienes qe seguirlaaa!!... asi qe se va a Miami? mmm
Ya quiero saber que pasa....
Y que estara pasando ahora con Joe y Nathaniel, es obvio que tienen una conexion especial! xDD
Please siguelaaa... I Need More ♥
Es demaciado genial! c:
Tienes qe seguirlaaa!!... asi qe se va a Miami? mmm
Ya quiero saber que pasa....
Y que estara pasando ahora con Joe y Nathaniel, es obvio que tienen una conexion especial! xDD
Please siguelaaa... I Need More ♥
Es demaciado genial! c:
CrazyxJonas
Re: "Simplemente Un Beso" - Joe y tu Terminada
por mas que lo niegue joe siente algo por la rayis, el ha cambiado desde que la conocio jummm
siguela ya queiro saber que pasa en miami...ojala encuentre a bobby...debe ser horrible perser a un hijo
me encantaaaaaaaaaaaaaaaaa
siguela plissssssssssssss
siguela ya queiro saber que pasa en miami...ojala encuentre a bobby...debe ser horrible perser a un hijo
me encantaaaaaaaaaaaaaaaaa
siguela plissssssssssssss
Julieta♥
Re: "Simplemente Un Beso" - Joe y tu Terminada
yo pienso que joe es bipolar!!
ya ni siquiera se sabe que va a hacer..pff...
ahhh
siguela!!!!
ya ni siquiera se sabe que va a hacer..pff...
ahhh
siguela!!!!
jamileth
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